Por Ricardo Pereirano.
Fuente: https://www.elobservador.com.uy/en-educacion-hay-que-mirar-asia-n1177610.
Por Ricardo Pereirano.
Fuente: https://www.elobservador.com.uy/en-educacion-hay-que-mirar-asia-n1177610.
Por Ricardo Peirano.
Estancamiento es quizá la palabra más adecuada para describir la situación en la que está Uruguay en la educación.
Seguirán por algunos días las repercusiones de las pruebas PISA 2015, de las idas y venidas, de las mejoras y de los retrocesos, y sobre todo del estancamiento, quizá la palabra más adecuada para describir la situación en que se encuentra Uruguay respecto de sí mismo y de los demás países que participan del examen.
Algunos dirán que nos conviene retirarnos de las pruebas PISA y evitarnos así el bochorno trianual. Otros minimizan su importancia. Lo cierto es que, tomado a lo largo del tiempo, es un buen instrumento para comparar la evolución de nuestra educación con otros países y con nosotros mismos, y para determinar caminos futuros de acción.
Según un estudio del BID, para Uruguay es «inalcanzable» llegar al promedio de los países de OCDE en las pruebas PISA (lo mismo dice para Chile, Brasil, Costa Rica y México).
El dato tiene una nota de pesimismo, pues en 2012 el BID había dicho que a Uruguay le llevarían «20 años alcanzar el promedio PISA». Ahora ya no tenemos ni chance. Y ello debido a que casi la mitad de los jóvenes escolarizados no cuentan con las capacidades para vivir en el siglo XXI o, por decirlo de otra manera, en la sociedad moderna.
Sin embargo, el estancamiento no puede ser considerado como una condena a la desesperanza. El ranking de los líderes en las pruebas PISA suele variar muy poco y siempre están países asiáticos (Singapur, Hong Kong) o nórdicos como la llevada y traída Finlandia. Pero en el medio de la tabla sí hay movimiento y hay dos países que merecen que se les preste atención: Estonia y Portugal.
Estonia ya comienza a jugar en las grandes ligas y compite con Japón, Canadá y supera a Finlandia en ciencias, área tradicionalmente dominada por los finlandeses. ¿Será que a los países nórdicos se les da bien el estudio porque hace frío y los chicos se quedan en casa o será porque tienen políticas públicas de largo plazo que incentivan la mejora? Los países bálticos hace 30 años no eran ejemplares y se debatían por conseguir su independencia. Ahora se centran en mantener la excelencia educativa.
Quizá más llamativo sea el caso de Portugal. En 2015, supera claramente la media de la OCDE cuando 10 años atrás estaba claramente por debajo. Ejemplo claro de que «sí, se puede». Y en ciencias, supera a potencias como Francia, Austria, Italia o España, y se compara con países avanzados como Dinamarca y Bélgica. Y más llamativo aún es que ese progreso se hizo en una época de enormes dificultades económicas por la crisis financiera del 2008 y sus secuelas de ajuste del gasto público.
De hecho, en Portugal la mejoría se consiguió pese a que se redujo el gasto público por estudiante como consecuencia de las políticas de ajuste que tuvo que llevar a cabo la nación lusitana para no hundirse financieramente y continuar dentro de la UE.
Estonia no ha reducido su gasto educativo pero tiene los mismos resultados que Dinamarca, cuyo gasto por estudiante es el triple.
De ahí la insistencia del informe PISA: el aumento del gasto en educación es importante para alcanzar un nivel mínimo de exigencia, pero por encima de ese nivel no hay relación clara entre aumento de gasto y desempeño educativo.
Estos ejemplos son buenos para que no tiremos la toalla y sepamos que llegar al promedio PISA no es una utopía ni algo inalcanzable, como sostiene el BID extrapolando los resultados en los últimos tres o seis años.
Es algo que está a nuestro alcance. Depende sobre todo de la voluntad política de mejorar la educación pública, algo que en los últimos tres gobiernos ha estado presente en las palabras pero no en los hechos.
Y que está a nuestro alcance es algo que han demostrado los liceos privados que trabajan en la cuenca de Casavalle y en otros lugares de contexto social crítico.
Ahora, esa meta sí es imposible de lograr si seguimos jugando a las escondidas, a que no se puede mejorar por algún factor genético desconocido, o si seguimos haciendo trampas al solitario como ocurrió con el Codicen a la hora de comparar los resultados y echar campanas al vuelo para marcar una mejora que no existió.
Lo que existió y seguirá existiendo, hasta que alguien se anime a poner a la educación como prioridad nacional, es la mediocridad. Estamos mal, vamos empeorando, pero igual somos con Chile los mejores de América Latina.
Razonamiento nefasto que solo conduce al retroceso. Algo que ya no se puede tolerar más, como la violencia en el fútbol. Pero si no tomamos el tren de las reformas con rapidez, seguro que la proyección del BID será una triste realidad que afectará a quienes vienen detrás de nosotros. Y ello no tendría perdón.
Fuente:http://www.elobservador.com.uy/estonia-portugal-y-uruguay-n1010306
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América del Sur/Uruguay/Fuente:http://www.elobservador.com.uy
Por Ricardo Peirano.
Fuente: http://www.elobservador.com.uy/hay-tanto-reformar-n935840
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Desalojado por el tema ANCAP, por la creciente inflación, por el constante enlentecimiento de la economía a medida que los vientos globales se vuelven en contra, el tema de la reforma o mejora de la educación parece hacer desaparecido del radar de la opinión pública y de las prioridades la agenda política. Después de las agitaciones del año pasado, de la renuncia de importantes jerarcas del Ministerio de Educación y Cultura al verse imposibilitados de llevar a cabo sus planes, de la resistencia de los gremios docentes y de públicas divergencias en la administración, el gobierno y la población en general dan la impresión de haber bajado los brazos. El gobierno se contenta con algunas medidas de corto aliento como los cambios en la asignación de horas y la ministra María Julia Muñoz trata de mostrar “todo lo bueno que se ha hecho”, aunque lo bueno sea muy poco.
Del ámbito político, pues, es bien poco lo que se puede esperar. Pero, parafraseando a Artigas, se podría decir que en Uruguay “la causa de la educación no admite la menor demora”. Solo 4 de 10 jóvenes que ingresan al mercado de trabajo tienen liceo completo y en contextos vulnerables apenas un 13% termina secundaria. De ahí que es de gran importancia prestar atención a propuestas y acciones que provienen del sector privado. Tres liceos privados gratuitos en la Cuenca de Casavalle –Jubilar, Impulso y Providencia- son como un recordatorio, para algunos molesto por su carácter de privado o de religioso, de que una mejor educación, aún en contextos críticos, es posible. Es posible si uno tiene ganas, si se lo propone y si lo ejecuta en forma eficaz. Esas tres cosas han hecho estos liceos y los resultados están a la vista.
Luego vienen otras críticas: que esto no se puede extender, que son casos excepcionales, que logran muy buenos resultados porque “eligen alumnos buenos” (los mismos buenos que fracasan en los liceos públicos de la zona), que tienen buenos docentes, etc. Que tienen buenos docentes y sobretodo directores con margen de discrecionalidad para manejar el centro educativo y la cantidad de horas, y el currículo, y el nivel de exigencia, no cabe duda. Pero eso no es algo milagroso sino fruto del sentido común, que alienta la libertad en los centros educativos, que no los somete al mismo patrón, que les permite adaptarse a las circunstancias del lugar y de los alumnos. Lo antinatural es el esquema centralizado y dirigista que rige la enseñanza secundaria de este país donde todo se controla y donde se aplica el mismo rasero a todo el mundo, pese al esfuerzo de muchos y muy bien intencionados directores.
No se puede extender, pues, lo que no se quiere extender! No se puede mejorar cuando se descarta la excelencia y decimos que nuestra educación secundaria “está bien”. Quien sigue haciendo las mismas cosas va a obtener los mismos resultados y a veces peores si el contexto social se debilita o se marginaliza.
Pero desde el sector privado siguen surgiendo iniciativas. No ya para establecer liceos gratuitos de gestión privada sino para establecer liceos públicos de gestión pública con un modelo de gestión especializado para contextos vulnerables. Eso es lo que acaba de proponer Ernesto Talvi, Director Académico de CERES (Centro de Estudios para la Realidad Económica y Social) en una presentación realizada el pasado jueves 10 en la Cámara Comercial Industrial Agraria Pando, ante un numeroso público y que despertó enorme interés. Talvi señaló que “solo a través de una educación de calidad para los más vulnerables podemos volver a soñar con un país digno y justo” y propuso la creación de 135 liceos (61 en el interior) con un costo anual de US$ 200 millones. Y para ubicarnos en la dimensión de la cifra, la relacionó con las pérdidas anuales ANCAP en cada uno de los últimos 4 años. No liceos privados, ni liceos públicos con administración privada, sino liceos 100% públicos pero gestionados con otros criterios, similares a los de los liceos exitosos de Casavalle, con altas cargas horarias, con exigencia académica alta, con un currículo amplio, y con autonomía.
El costo no resulta demasiado alto (y hasta bien podría incluirse en el aumento presupuestal que el gobierno ha prometido dar a la educación para llegar al mágico 6% del PBI) y podría financiarse con una mejor administración de las empresas públicas y con reasignación de recursos que seguramente se desperdician en numerosas dependencias del estado. El tema no es sencillo pero sí asequible si hay voluntad para hacerlo. ¿La tenemos o nuestra preocupación por los más débiles es un slogan para la prensa? Ahora hay una propuesta concreta: estudiémosla seriamente y veamos como llevarla a la práctica. Eso sí seria una verdadera reforma.
Publicado primeramente en: http://blogs.elobservador.com.uy/reflexionesliberales/post/2373/una-mejor-educacion-es-posible/