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El sector sanitario sería el quinto país más contaminante del mundo

Redacción: Tendencias 21

Las anestesias y los inhaladores son los más perjudiciales para el medio ambiente

El sector de la salud contamina tanto que podría ser el quinto país más emisor de gases de efecto invernadero del mundo: el uso de combustibles fósiles, las anestesias y los inhaladores disparan la huella ecológica sanitaria. Urge una sanidad sostenible.

El sector de la salud mundial podría ser el quinto país más emisor de gases de efecto invernadero, según un informe que establece la primera estimación de la huella climática global de la atención médica.

El informe establece que las emisiones que genera el cuidado de la salud en todo el mundo equivalen al 4.4 por ciento de las emisiones netas globales, así como a los gases de efecto invernadero anuales producidos por 514 centrales eléctricas de carbón.

El  estudio estima asimismo que el sector sanitario de la Unión Europea es el tercer emisor más importante: representa el 12% de la huella climática sanitaria mundial. Más de la mitad de las emisiones mundiales de la asistencia sanitaria provienen de los tres principales emisores: UE, Estados Unidos y China.

También señala que, aunque la quema de combustibles fósiles es responsable de más de la mitad de la huella ecológica del sector sanitario, el informe dice que hay otras causas, incluidos los gases utilizados para garantizar que los pacientes sometidos a cirugía no sientan dolor.

Explica al respecto que los anestésicos más corrientes en los hospitales incluyen óxido nitroso, a veces conocido como gas hilarante, y tres  gases fluorados : sevoflurano, isoflurano y desflurano. La mayoría de estos gases  ascienden a la atmósfera después de su uso y se suman a otros que están acelerando el calentamiento global.

Impacto mundial

El informe advierte que el impacto ambiental de muchos hospitales por el uso del óxido nitroso y de gases anestésicos fluorados puede ser mayor de lo calculado, y señala que controlar su uso puede ser la medida más importante que pueda adoptarse para reducir la huella ecológica del sector sanitario.

Otro factor importante en la contaminación del sector sanitario son los inhaladores de dosis medida  (MDI), dispositivos que generalmente se usan para el tratamiento del asma y otras afecciones respiratorias, y que usan hidrofluorocarbonos como propulsores.

Los hidrofluorocarbonos (HFC),  empleados también en aires acondicionados y sistemas refrigerantes, tienen un impacto en el efecto invernadero superior al dióxido de carbono.

Sin embargo, una vez más, el informe dice que las emisiones globales totales de MDI probablemente serán mucho mayores que la cifra actual. Dice que existen formas alternativas de usar los MDI, como los inhaladores a base de polvo seco, que proporcionan los mismos medicamentos sin los propulsores de alto potencial de calentamiento global.

Hacia una sanidad sostenible

El  estudio plantea  una transformación del sector de la atención médica para que se alinee con el objetivo del Acuerdo de París de limitar el calentamiento climático global a 1,5 grados centígrados por encima de la temperatura anterior a la revolución industrial.

“El sector de la salud necesita hacer la transición hacia energías limpias y renovables y desplegar otras estrategias de prevención primaria para lograr emisiones netas de gases de efecto invernadero cero en 2050. La atención médica debe hacer su parte para evitar un cambio climático catastrófico, que sería devastador para los seres humanos en todo el mundo», explica Josh Karliner, coautor del informe, en un comunicado.

“Las instalaciones del sector de la salud son el corazón operativo de la prestación de servicios, protegen la salud, tratan a los pacientes y salvan vidas. Sin embargo, las instalaciones del sector de la salud también son una fuente de emisiones de carbono, que contribuyen al cambio climático. Los lugares de sanación deben liderar el camino, no contribuir a la carga de la enfermedad «, añade Tedros Adhanom Ghebreyesus, director general de la Organización Mundial de la Salud.

Hoja de ruta para sostener la sanidad

El informe plantea una hoja de ruta global para la atención de salud climáticamente inteligente, a fin de reducir las emisiones, al tiempo que se cumplen objetivos como la cobertura universal de salud. El informe también describe acciones inmediatas que las partes interesadas de todo el sector de la salud podrían tomar.

La primera: los hospitales y los sistemas de salud deben seguir el ejemplo de miles de hospitales que ya se están orientando hacia una atención sanitaria climáticamente inteligente.

Por ejemplo, casi 200 instituciones que representan los intereses de más de 18.000 hospitales y centros de salud de 31 países, se han unido al Health Care Climate Challenge y se han comprometido a reducir las emisiones en 30 millones de toneladas métricas. Varios hospitales importantes de todos los continentes están orientándose ya hacia las cero emisiones. No es suficiente, pero es un comienzo prometedor, señala Karliner en su blog.

Segunda,  los gobiernos nacionales y locales deberían aprovechar las iniciativas existentes para establecer planes para descarbonizar sus sistemas de salud, fomentar la resiliencia y mejorar los resultados de la atención sanitaria.

Tercera,  las agencias de ayuda bilateral, los bancos multilaterales de desarrollo, otras agencias de financiación de la salud y el tercer sector deberían integrar los principios y estrategias climáticamente inteligentes en su ayuda sanitaria, préstamos y orientación política para los países en desarrollo.

El informe concluye que la promoción de la salud, la prevención de enfermedades, la cobertura universal de salud y la meta climática global de emisiones netas cero, deben entrelazarse.

Sanidad inteligente

«El sector de la salud debe ser climáticamente inteligente», dice Gary Cohen, fundador de Health Care Without Harm. «Tanto la justicia climática como la equidad en salud dependen de ello», añade.

El informe ha sido elaborado por  Health Care Without Harm  (HCWH), una ONG internacional que busca cambiar la atención médica en todo el mundo para que reduzca su huella ambiental y trabaje por la salud y justicia ambiental a nivel mundial.

Referencia

Fuente: https://www.tendencias21.net/El-sector-sanitario-seria-el-quinto-pais-mas-contaminante-del-mundo_a45450.html

 

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La huella ecológica humana tiene al menos 10.000 años

Por: Tendencias 21

El impacto humano ha crecido exponencialmente desde el final de la última Edad de Hielo

El ser humano ha transformado el planeta desde hace al menos 10.000 años. Alteró los patrones de biodiversidad, el funcionamiento de los ecosistemas y el clima para adaptarlos a sus necesidades, impactando sobre animales y plantas.

Miles de años antes de que los humanos comenzaran a quemar combustibles fósiles, habían alterado intensamente el mundo natural a través de la alimentación, el pastoreo de animales y la agricultura, según un nuevo estudio realizado por un consorcio internacional de arqueólogos.

El estudio, publicado en la revista Science, sintetiza datos de 255 arqueólogos para proporcionar la primera investigación global de la transformación de la Tierra a través del uso de la tierra en los últimos 10.000 años.

Los resultados desafían la opinión común de que el cambio ambiental a gran escala causado por el ser humano es un fenómeno relativamente reciente. También demuestra cómo el impacto general del comportamiento humano ha crecido exponencialmente desde el final de la última Edad de Hielo.

«La revolución industrial y la agricultura a gran escala a menudo vienen a la mente cuando las personas piensan en el impacto humano sobre el medio ambiente, pero estos hallazgos muestran que los humanos han estado transformando el paisaje desde hace al menos 10.000 años», dijo la antropóloga Jessica Thompson, coautora del estudio, en un comunicado.

«La línea que separa el mundo natural ‘prístino’ del mundo transformado por las personas es más borroso y se remonta más atrás de lo que comúnmente se cree», añade Thompson.

Alteración del paisaje

“Las sociedades humanas han transformado y manejado el paisaje a lo largo de miles de años, alterando los patrones de biodiversidad, el funcionamiento de los ecosistemas y el clima”, escriben los autores en su artículo.

El estudio fue realizado por el Proyecto ArcheoGLOBE, un consorcio de arqueólogos de instituciones de todo el mundo. De los 255 arqueólogos que aportaron datos, 120 son coautores del artículo.

Entre ellos figuran los investigadores del CSIC Ferran Borrell y José Antonio López-Sáez, de la Institución Milá y Fontanals (IMF-CSIC) en Barcelona, y del Instituto de Historia del CSIC, en Madrid, según informa el CSIC.

Los investigadores compartieron datos sobre el uso de la tierra en 145 unidades regionales, que cubren todos los continentes, excepto la Antártida, desde un período que comenzó hace 10.000 años hasta 1850.

Los investigadores concluyeron que los recolectores, agricultores y pastores habían transformado el planeta hace 3.000 años, mucho antes del plazo derivado de las reconstrucciones de uso de la tierra más comunes utilizadas por los científicos.

En algunas regiones, la investigación demostró los efectos del uso intensivo de la tierra más de 1.000 años antes de las estimaciones anteriores.

La investigación descubrió que la búsqueda de comida, que incluye la caza, la recolección y la pesca, era común hace 10.000 años en 120 (el 82%) de las 145 regiones.

Sin embargo, los recolectores no eran ocupantes pasivos: también cambiaron drásticamente los paisajes, como a través de la quema extensa, para mejorar las condiciones de caza y recolección, según el estudio.

Impacto significativo

«Ciertamente, los recolectores tuvieron un impacto significativo en las comunidades de plantas y animales donde vivían», dite Thompson.

“Manipularon el paisaje para mejorar sus posibilidades de supervivencia. Quemaron tierras para aumentar su productividad o influir en cómo crece la vegetación para atraer animales a cazar. Necesitamos comenzar a pensar más en serio sobre esa actividad cuando consideramos lo que constituye un entorno o paisaje transformado por las personas. Y eso requiere que los arqueólogos sean parte de la conversación sobre los impactos humanos modernos», añade.

El estudio también destacó lagunas significativas en los datos arqueológicos, con algunas regiones que se han estudiado mucho más intensamente que otras. Las regiones más estudiadas históricamente se concentran en Europa, el suroeste de Asia y partes de América del Norte y del Sur. Las regiones del sudeste asiático y África central y occidental han recibido menos atención de los investigadores, concluyó el estudio.

Thompson señaló que la variabilidad en la calidad de los datos muestra una sorprendente necesidad de centrar la atención en  las regiones menos estudiadas.

«Esencialmente, sabemos mucho más sobre lugares que tienen extensas historias de investigación», explica. “Eso es emocionante porque demuestra lo poco que sabemos acerca de gran parte del mundo en términos de tendencias a largo plazo en el uso de la tierra humana. Muestra que hay mucho trabajo por hacer y muchas oportunidades para producir una investigación impactante”, concluye.

Referencia

Archaeological assessment reveals Earth’s early transformation through land use. Lucas Stephens et al. Science, 30 Aug 2019: Vol. 365, Issue 6456, pp. 897-902. DOI:10.1126/science.aax1192

Fuente: https://www.tendencias21.net/La-huella-ecologica-humana-tiene-al-menos-10-000-anos_a45429.html

 

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Vivimos un calentamiento global sin precedentes en la era común

Por: Tendencias 21

Los anteriores episodios climáticos no fueron globales ni simultáneos en todo el mundo

 

El actual calentamiento climático no tiene precedentes en la historia de la Tierra de los últimos 2.000 años y ha sido originado por la acción humana. Los antecedentes no fueron globales y simultáneos en todo el mundo, ni derivados de la actividad humana.

Tres estudios publicados en las revistas Nature y Nature Geoscience demuestran que el aumento de las temperaturas alcanzado en los últimos 2.000 años es mucho mayor que las fluctuaciones climáticas de los últimos dos milenios.

También demuestran que el calentamiento global que se está produciendo desde hace 150 años se debe a la velocidad y al impacto global de este cambio climático de origen antropogénico.

Para llegar a estas conclusiones, el equipo de científicos, que ha contado con la participación de la Universidad de Murcia, evaluó los patrones globales de variabilidad climática durante los últimos 2.000 años, gracias a los datos de casi 700 registros de cambios de temperatura, entre los que destacan los anillos de los árboles o el crecimiento de coral obtenidos a través del proyecto Past Global Changes(PAGES).

“Lo que certifica el análisis de los datos estadísticos que hemos hecho es que ciertos periodos como la Pequeña Edad de Hielo del siglo XVII sucedieron, pero no a escala global y al mismo tiempo en todo el mundo”, afirma Juan José Gómez Navarro, investigador del área de Física de la Tierra de la Universidad de Murcia y coautor del trabajo, en un comunicado.

Grandes cambios pasados

Durante los últimos dos mil años se ha producido una serie de acontecimientos climáticos que han supuesto grandes cambios en el clima, como el periodo cálido medieval (desde el siglo X hasta el XIV), la Pequeña Edad de Hielo (desde el siglo XIV hasta el XIX), y el calentamiento global actual, que se está produciendo desde hace 150 años.

En el caso de la Pequeña Edad de Hielo, el periodo de descenso de las temperaturas se produjo primero en el noroeste de Europa en el siglo XV, en el sureste de Norteamérica en el siglo XVII y en otros lugares en el siglo XIX. Con los registros de temperaturas no se puede afirmar que fuera un proceso global como el actual, señalan los investigadores.

Lo mismo sucede con el periodo que se conoce como ‘Anomalía climática medieval’, que tuvo lugar en torno al año 1000. En aquel periodo se sabe que hubo un aumento de las temperaturas por encima de lo habitual y este suceso ha servido de argumento para quienes defienden que las altas temperaturas actuales son otra anomalía como las ya vividas a lo largo de la historia y no un cambio climático.

Sin embargo, el análisis de los datos, liderado por Raphael Neukom de la Universidad de Berna (Suiza), demuestra que tampoco este fenómeno fue simultáneo en diferentes puntos del planeta, por lo que tampoco puede considerarse global.

Por otra parte, según estos científicos, ningún periodo preindustrial ha experimentado un calor a largo plazo coherente a escala mundial. En realidad, el periodo más cálido durante la era común (después de Cristo) ha ocurrido en las últimas décadas en más del 98 % del planeta, señalan los investigadores.

Otras evidencias
En los artículos de Nature Geoscience, los autores examinaron las tasas de calentamiento de la superficie y las fuerzas impulsoras promediadas durante décadas. Sus análisis revelan que las tasas de calentamiento en periodos de al menos 20 años fueron más altas durante el siglo XX.

Además, las fluctuaciones climáticas preindustriales fueron impulsadas principalmente por la actividad volcánica.
Para los científicos, las reconstrucciones y las simulaciones actuales sugieren que los pronósticos climáticos para las próximas décadas pueden ser realistas.

La variabilidad climática ha suscitado grandes debates durante los últimos 20 años sobre si el cambio climático actual ya se había producido en momentos previos de la historia. Ciertos sectores atribuyen el aumento de temperaturas actual a una anomalía puntual y no a un cambio climático.

Estos estudios desmontan este argumentario y certifican que estamos en un momento inédito en la historia de la especie, porque los profundos cambios que está viviendo nuestro planeta se originan por la acción humana.

Los investigadores lo destacan: las causas naturales no son suficientes para originar realmente el patrón espacial y la velocidad de calentamiento que observamos actualmente.


Referencias

No evidence for globally coherent warm and cold periods over the preindustrial Common Era. Raphael Neukom et al. Nature, volume 571, pages550–554 (2019). DOI:https://doi.org/10.1038/s41586-019-1401-2

Last phase of the Little Ice Age forced by volcanic eruptions. Stefan Brönnimann et al. Nature Geoscience (2019). DOI:https://doi.org/10.1038/s41561-019-0402-y

Consistent multidecadal variability in global temperature reconstructions and simulations over the Common Era. PAGES 2k Consortium. Nature Geoscience (2019). DOI:https://doi.org/10.1038/s41561-019-0400-0

Fuente: https://www.tendencias21.net/Vivimos-un-calentamiento-global-sin-precedentes-en-la-era-comun_a45385.html

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El cambio climático amenaza la democracia y los derechos humanos

Redacción: Tendencias 21

La ONU denuncia la pasividad política y la indiferencia del sector privado

 

El cambio climático afecta especialmente a los países más pobres, además de poner en peligro la democracia y los derechos humanos. Crea una discriminación social similar al apartheid ante la pasividad política y la indiferencia del sector privado.

a inacción global sobre el cambio climático está creando un catastrófico «apartheid climático» en el que los derechos humanos, tal como los conocemos, especialmente los de las personas más vulnerables del mundo, están amenazados de extinción, advierte un funcionario de las Naciones Unidas (ONU).

Philip Alston, el Relator Especial de la ONU sobre la pobreza extrema y los derechos humanos, es un experto independiente encargado de evaluar la situación de los derechos humanos en todos los lugares más pobres del mundo.

Para Philip Alston, el cambio climático no sólo tendrá el mayor impacto sobre quienes viven en la pobreza, sino que también amenaza hasta la propia democracia y los derechos humanos.

El relator expone muchas de las consecuencias que estamos sufriendo en este momento debido al cambio climático, desde las temperaturas récord hasta el derretimiento de los glaciares, los incendios sin precedentes, las peores inundaciones de los últimos mil años, los millones de personas que están malnutridas debido a las sequías que acaban con  las cosechas, el aumento del nivel del mar, la desaparición de los ecosistemas marinos, sustento de millones de personas, y las amenazas a la economía y al orden social en general.

Más pobreza y desigualdad

A continuación, destaca las previsiones científicas sobre el aumento de la temperatura, que se intenta limitar a 1,5 a través del Acuerdo de París, pero que si no se logra subirá por encima de los dos grados, umbral que señala la diferencia entre la muerte y la vida.

Según el Banco Mundial, con 2°C grados de calentamiento, entre 100 y 400 millones de personas más estarán en riesgo de pasar hambre y entre 1.000 y 2.000 millones ya no tendrán suficiente agua. El cambio climático podría dar lugar a pérdidas en el rendimiento mundial de los cultivos del 30 por ciento para 2080, incluso si se toman medidas para adaptarse a él.

Además, entre 2030 y 2050, se espera que cause aproximadamente 250.000 muertes adicionales por año a causa de la desnutrición, la malaria, la diarrea y el estrés por calor. Dado que las personas en situación de pobreza en gran parte no tienen seguro médico, el cambio climático exacerbará las crisis de salud que ya empuja a 100 millones de personas a la pobreza cada año.

Las personas en situación de pobreza enfrentan además una amenaza muy real de perder sus hogares: para el año 2050, el cambio climático podría desplazar a 140 millones de personas en África subsahariana, el sur de Asia y América Latina solamente.

Las inundaciones y los derrumbes pueden debilitar las infraestructuras y viviendas ya degradadas, especialmente para las personas que viven en asentamientos no planificados o sin servicios. En 2017, 18,8 millones de personas fueron desplazadas debido a desastres en 135 países, casi el doble del número de desplazados por el conflicto.

Desde el año 2000, las personas que viven en los países pobres han muerto a causa de desastres a una tasa siete veces mayor que las personas afectadas en los países ricos. Además, las autoridades tienen una estrategia de priorizar las áreas más ricas para la protección frente al cambio climático, poniendo en peligro a las personas que viven en la pobreza.

Injusticia

Alston destaca un hecho en su informe: Los pobres son los que se llevan a llevar la peor parte del cambio climático, pese a ser los que menos han contribuido a él.

“La mitad más pobre de la población mundial, 3.500 millones de personas, es responsable de solo el 10 por ciento de las emisiones de carbono, mientras que el 10 por ciento más rico es responsable de la mitad de esas emisiones. Una persona situada en el 1 por ciento más rico del mundo, usa 175 veces más carbono que una persona en el 10 por ciento inferior”, resalta.

El relator añade: “perversamente, los más ricos, que tienen la mayor capacidad de adaptación y son responsables de la gran mayoría de las emisiones de gases de efecto invernadero y se han beneficiado de ellos, serán los mejor situados para hacer frente al cambio climático, mientras que los más pobres, que son los que menos han contribuido a las emisiones y tienen la menor capacidad de reacción, serán los más perjudicados.”

Voz en el desierto

“No faltan las voces de alarma sobre el cambio climático, pero parece que hasta ahora no se han escuchado”, asegura el experto.

En este sentido, cita a William Nordhaus quien, al aceptar el Premio Nobel de Economía de 2018, describió el cambio climático como un “coloso que amenaza nuestro mundo” y “el último desafío para la economía”.

También menciona al ganador del mismo premio en 2001, Joseph Stiglitz, quien se refirió al cambio climático como el advenimiento de la Tercera Guerra Mundial.

Y también recuerda que el Papa Francisco ha declarado una «emergencia climática» mundial y ha advertido que si no se toman medidas urgentes habrá «un acto brutal de injusticia hacia los pobres y las generaciones futuras».

Para dar una idea de la escala del desastre que supone el cambio climático, recuerda las palabras del periodista estadounidense especializado en el cambio climático David Wallace-Wells, quien en su libro Uninhabitable Earth (La tierra inhabitable) señala que el carbono se agrega a la atmósfera cien veces más rápido que en cualquier momento de la historia humana preindustrial y que desde 1988, cuando Naciones Unidas estableció el Panel Intergubernamental sobre el Cambio Climático, se ha sumado más carbono a la atmósfera que en toda la historia de la humanidad.

Tampoco el sector privado

El informe también advierte que, ante la pasividad oficial, confiar al sector privado la lucha contra la crisis del clima puede conducir a una nueva segregación entre ricos y pobres que permita a los primeros escapar a los peores efectos del calentamiento global y a los segundos sufrir esos efectos hasta las últimas consecuencias.

“Un exceso de confianza en el sector privado podría llevar a un escenario de apartheid climático en el que los ricos pagan para escapar del sobrecalentamiento, el hambre y los conflictos, mientras que el resto del mundo tiene que sufrir”, declara Alston, quien añade: “en lugar de ayudar al mundo a adaptarse al cambio climático, privatizar los servicios básicos y la protección social puede ser una forma de mala adaptación”.

El cambio climático es, entre otras cosas, un asalto desmedido a los pobres, concluye el informe.

Referencia

Fuente: https://www.tendencias21.net/El-cambio-climatico-amenaza-la-democracia-y-los-derechos-humanos_a45331.html
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Podemos intervenir en la creación de la realidad

Por: Eduardo Martínez La Fe/Tendencias 21

Patrones cuánticos permiten cambiar el mundo antes de que se manifieste

Un nuevo experimento ha demostrado que podemos intervenir en la creación de la realidad porque lo que pensábamos que era un comportamiento aleatorio del universo cuántico, muestra patrones que permiten cambiar el mundo antes de que se manifieste. Hemos salvado al gato de Schrödinger.

Una investigación realizada en la Universidad de Yale ha descubierto que es posible anticipar y revertir un salto cuántico en un átomo superconductor particular, lo que significa que podemos intervenir en los procesos físicos que dan origen a la materia. Los resultados se publican en la revista Nature.

Un salto cuántico es el que se produce cuando una partícula elemental pasa de uno de sus estados a otro, saliendo de la superposición que caracteriza al mundo cuántico.

Antes de manifestarse en el mundo visible, las partículas elementales fluyen en la ambigüedad onda-partícula hasta que un salto cuántico cambia su estado y se concreta en algo medible.

Esa superposición de estados colapsa y se concreta en algo tangible por el mero hecho de la observación (medición). Es lo que relata el experimento imaginario del gato de Schrödinger.

Para explicar la superposición de estados, el físico Erwin Schrödinger imaginó en 1935 un gato encerrado en una caja junto a una botella de gas venenoso y un plato de comida. El gato puede jugar con el dispositivo venenoso y morir o tomar el alimento y vivir, con una probabilidad del 50% para cada opción.

Según el mundo cuántico, el gato está en realidad vivo y muerto a la vez, en una superposición de estados, hasta que un observador (el científico), abre la caja para ver lo que ha pasado y se produce un salto cuántico. La suerte del gato se concreta en el momento de la observación.

Dentro de la caja del gato

La nueva investigación permitió a los científicos observar por primera vez lo que ocurre dentro de la caja antes de que el gato tome la decisión de tomar el alimento o el veneno, algo que hasta ahora se consideraba imposible.

Lo consiguieron usando un átomo superconductor artificial, al que introdujeron en un recinto de aluminio cerrado herméticamente (es como meter al gato dentro de la caja y cerrarla para no poder observar su interior).

En esta ocasión, los científicos se valieron de generadores de microondas para irradiar desde fuera al átomo del experimento y hacerlo visible.

De esta forma pudieron observarlo con una precisión sin precedentes, a pesar de no estar a la vista, en sus dos estados posibles: el gato queda expuesto al observador antes de que pueda elegir la comida o el veneno depositados en la caja.

Lo primero que descubrieron fue que la radiación de microondas provoca en el átomo artificial el salto cuántico, que también queda a la vista del observador (vemos si el gato toma la comida o el veneno).

También pudieron detectar cuándo el salto cuántico es inminente debido al ruido que genera: una señal acústica que se puede amplificar y ser percibida en tiempo real, anticipa el movimiento.

Los científicos observaron que antes del salto cuántico el estado del átomo se altera y deja de emitir los fotones generados por la excitación de las microondas. La señal acústica cambia y es la advertencia de que va a producirse el salto cuántico: el gato se ha levantado y se dirige a los dos recipientes.

 

No salto, sino transición

Otra constatación de esta investigación se refiere a la naturaleza del salto cuántico. Apreciaron que en realidad no es un salto, sino una transición, un deslizamiento. Es un proceso gradual semejante al derretimiento de un muñeco de nieve bajo el sol. Y además, constataron que una vez que el salto cuántico ha comenzado, siempre sigue el mismo patrón.

Este dato es importante porque hasta ahora se pensaba que el salto cuántico era un evento aleatorio e impredecible. Esta investigación ha determinado sin embargo que el salto cuántico no es ni repentino ni completamente aleatorio, ya que sigue una evolución continua, coherente y determinista, según describen los investigadores en su artículo.

Esas observaciones permitieron a los científicos revertir el salto cuántico después de detectar que iba a iniciarse, mediante otro pulso de microondas. Es decir, un pulso de microondas desencadena el salto cuántico y otro puede impedirlo al vuelo.

Eso significa que hemos accedido al momento en que se concreta uno de los estados del átomo artificial y que podemos corregir la decisión que ha tomado la naturaleza en ese momento.

Podemos hacer que el átomo vuelva a su estado fundamental y evitar que el gato se coma el veneno. Incluso traerlo de nuevo a la vida si ya lo ha probado, según los investigadores.

A vueltas con el observador

El nuevo experimento ha demostrado así que podemos intervenir en la creación de la realidad porque lo que pensábamos que era un comportamiento aleatorio del mundo cuántico, muestra patrones que permiten influir y revertir procesos físicos que hasta ahora considerábamos inalcanzables.

Es como rizar el rizo. Tal como explicamos en otro artículo, el papel del observador en la suerte del gato de Schrödinger se diluye a medida que se complejiza la observación: cada vez se cuestiona más que podamos tener alguna influencia en la creación de los procesos físicos.

La nueva investigación otorga, sin embargo, un nuevo protagonismo al observador: ha descubierto cómo trascender la observación para incidir directamente en la creación de la realidad… manipulándola antes de que se manifieste.

Referencia

To catch and reverse a quantum jump mid-flight. Z. K. Minev et al. Nature (2019). DOI:https://doi.org/10.1038/s41586-019-1287-z
Fuente: https://www.tendencias21.net/Podemos-intervenir-en-la-creacion-de-la-realidad_a45296.html
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Un discernimiento necesario: «Manifiesto de un feminismo para el 99%»

Redacción: Tendencias 21

inzia Arruzza, Tithi Bhattacharya y Nancy Fraser, intelectuales y activistas estadounidenses, reflexionan sobre este movimiento de implicaciones políticas decisivas

 

Tres intelectuales y activistas que han contribuido a organizar el movimiento de la huelga de mujeres en EEUU (Cinzia Arruzza, Tithi Bhattacharya y Nancy Fraser) reflexionan en «Manifiesto de un feminismo para el 99%» (Herder, 2019) sobre este movimiento de implicaciones políticas decisivas. Con un amplio alcance teórico y político, las autoras han desarrollado en esta obra una herramienta ineludible para pensar y ampliar las luchas sociales actuales; así como para favorecer su articulación política.

Hacía falta discernir, retornar sobre el horizonte que apoyamos de forma crítica (es decir, no dogmática) e interrogar diferencias ideológicas que, en el campo del feminismo, tienen implicaciones políticas decisivas. Semejante discernimiento necesitaba hacerse, además, por autoras con un recorrido relevante dentro del campo de la militancia feminista, como ocurre con Cinzia Arruzza, Tithi Bhattacharya y Nancy Fraser, todas intelectuales y activistas que han contribuido a organizar el movimiento de la huelga de mujeres en EEUU.

Necesitaba que sea de ese modo para evitar descalificaciones facilistas y, sobre todo, para suscitar suficiente confianza para interrogar los propios presupuestos desde los que pensamos el feminismo en nuestra actualidad. Especialmente para aquellas personas que nos reconocemos en ese movimiento, el Manifiesto de un feminismo para el 99% (Herder, España, 2019) resulta tan clarificador como necesario para abordar debates recurrentes en torno a lo que significa hoy participar en esta lucha en una dirección emancipadora.

Lo decisivo del manifiesto, en este caso, no es que introduzca planteamientos especialmente novedosos sino que permite aproximarse a los núcleos más significativos de un movimiento social que en los últimos años no ha cesado de crecer y adquirir una notable visibilidad; crecimiento y visibilidad que no solo no excluye ambigüedades y riesgos sino que los implica necesariamente, como toda práctica discursiva que adquiere centralidad en la vida social, cultural y política. Al menos desde que autoras como Ángela Davis, Kimberlé Crenshaw o Patrice Hill Collins cuestionaron el presupuesto de un «sujeto universal abstracto» que hablara en nombre de laMujer, hacía falta un manifiesto que reflexionara en torno a un feminismo capaz de dar cuenta de la pluralidad de situaciones que afectan a las mujeres, en específicas condiciones de clase, raza, género y sexualidad.

Lejos de repetir un discurso binario en torno al género, Arruzza, Bhattacharya y Fraser indagan en algunos movimientos feministas (como el argentino o el polaco) para extraer enseñanzas tan valiosas como pertinentes para una militancia reflexiva. El feminismo por el que esos movimientos abogan dista de la versión corporativa de Sandberg que apuesta por el éxito en el mundo de los negocios y la mentada “igualdad de oportunidades” en un mundo radicalmente desigual.

La huelga militante feminista reivindica una sociedad libre de opresiones, explotación y violencia machistas, recordando el lazo entre patriarcado y capitalismo. En contraste con el «feminismo liberal» que se desentiende de cambiar el mundo social, la huelga feminista apuesta por la igualdad y la libertad no como bellas aspiraciones sino como condiciones de vida reales. Incluso a riesgo de perder las propias ambigüedades y disputas del movimiento huelguista (tal como se plantea por ejemplo en España), las autoras apuestan por construir el feminismo desde un “ethos radical y transformador”, trazando el camino para una sociedad justa: un feminismo para el 99%, que necesita unirse con otros movimientos anticapitalistas, ecologistas, antirracistas y defensores de los derechos de los trabajadores y emigrantes.

Once tesis 

Desde esas premisas, el manifiesto desarrolla once tesis centrales que pueden resumirse del siguiente modo:

1. La nueva ola feminista reinventa la huelga, redibujando el mapa político y recuperando las luchas históricas por los derechos de los trabajadores, la justicia social y el trabajo (remunerado o no) de aquellas que sostienen el mundo. El feminismo de la huelga abre la posibilidad “(…) de una nueva fase sin precedentes de la lucha de clases: feminista, internacionalista, ecologista y antirracista”.

2. El feminismo liberal está en bancarrota. Centrado en el Norte Global en torno a la ruptura del techo de cristal y la igualdad de mercado, esta versión es parte del problema: se niega a hacer frente a las restricciones socioeconómicas que hacen que la libertad y el empoderamiento sean inaccesibles para la gran mayoría de las mujeres. Su objetivo real no es la igualdad, sino la meritocracia, esto es, que ciertos grupos de mujeres directivas puedan alcanzar sus metas de clase apoyándose en migrantes explotadas (a cargo del cuidado de sus hijos y del trabajo precario en sus hogares). Además de elitista e individualista, avanza contra la mayoría. Como vehículo de la autopromoción, el feminismo liberal es la coartada perfecta del neoliberalismo. En una palabra, es el feminismo de las poderosas, femócratas del ajuste estructural e islamófobas que predican el lean in. Como sentencian las autoras: “No tenemos ningún interés en romper techos de cristal y dejar que la gran mayoría limpie los vidrios rotos”.

3. Necesitamos un feminismo anticapitalista. El feminismo del 99 % debe responder a una crisis que implica el desplome de los niveles de vida, el desastre ecológico, las guerras y las expropiaciones, las migraciones en masa, el racismo y la xenofobia y el recorte de derechos sociales y políticos. Defiende en suma el bienestar mayoritario, incluyendo las necesidades y los derechos de las muchas, esto es, de las mujeres pobres, trabajadoras, racializadas, migrantes, queertrans, discapacitadas y explotadas. Contra el vaciamiento de derechos propiciado por el neoliberalismo, se trata de apostar por un cambio sistémico, incluyendo la lucha contra el sexismo estructural y el racismo del sistema judicial, así como contra la brutalidad policial, el encarcelamiento masivo, las amenazas de deportación, el acoso y abuso laboral, etc. No solo no es un movimiento separatista: aboga por unirse a todos los movimientos internacionalistas que luchan por las mayorías sociales: “El feminismo para el 99% abraza la lucha de clases y la lucha contra el racismo institucional”.

4. La crisis social actual tiene como causa primordial el capitalismo. El actual sistema globalizador, financiarizado y neoliberal degrada la naturaleza, instrumentaliza los poderes públicos, incauta el trabajo no remunerado de los cuidados y asistencia y desestabiliza de forma periódica las condiciones necesarias para la supervivencia de la mayoría. La crisis que amenaza la vida tal como la conocemos es, sin embargo, una oportunidad de transformación social y rebelión feminista.

5. La opresión de género en las sociedades capitalistas arraiga en la subordinación de la reproducción social a la producción de beneficios. La sociedad actual produce estructuralmente opresión de género, especialmente al separar la producción de seres humanos de la producción de beneficios, asignando la primera tarea a las mujeres y subordinándola a la segunda. El trabajo reproductivo, en muchos casos de carácter no remunerado, sin embargo, es precondición fundamental para la sociedad humana y para la producción capitalista. Cuando se descarga en terceros la reproducción social, esos terceros suelen ser mujeres, atravesadas por la línea de fractura de clases, raza, sexualidad y nación. La división racial del trabajo reproductivo implica que sean mujeres racializadas quienes realizan este trabajo a bajo coste. En este sentido, la lucha de clases incluye las luchas por la reproducción social: por la atención médica universal, la educación gratuita, la justicia medioambiental, el acceso a la energía limpia, la vivienda y el transporte público, así como por la liberación de la mujer, contra el racismo y la xenofobia, la guerra y el colonialismo.

6. La violencia de género adopta múltiples formas ligadas al capitalismo. Las dinámicas contradictorias entre lo familiar-personal y lo laboral en la presente sociedad producen una división sistémica. En tiempos de crisis esa división no cesa de tornarse especialmente virulenta, incluyendo la percepción de una masculinidad amenazada que explota. Aunque las autoras reconocen otras formas de violencia, su énfasis está en aquellas formas que se ejercen desde el poder público institucional, como es el caso de las agresiones sexuales o el acoso, a razón de la vulnerabilidad económica, profesional, política y racial de las mujeres. “Lo que posibilita esta violencia es un sistema de poder jerárquico que fusiona género, raza y clase. El resultado es el refuerzo y la normalización de ese sistema”.  Ninguna respuesta puramente policial podría bastar, porque la violencia de género asienta en la estructura violenta del poder capitalista en su conjunto. De ahí que un feminismo del 99% conecte la lucha contra la violencia de género con otras formas de violencia sistémica.

7. Mientras el capitalismo pretende regular la sexualidad, el feminismo quiere liberarla. Ni el “liberalismo sexual” que lucha por el derecho de las minorías ni el “reaccionarismo sexual” que quiere restaurar arcaísmos regresivos –patriarcado, homofobia, represión sexual- podrían ser respuestas satisfactorias para un feminismo que cuestiona “el binarismo de género y la heteronormatividad sancionados por el Estado”. La primera opción normaliza formas de la sexualidad en una zona ampliada de regulación estatal que fomenta el individualismo consumista, a partir del desarrollo de un nicho de mercado para los disidentes sexuales. Aunque esta diversidad sexual es producto de luchas sociales valiosas, siempre corre la amenaza de ser comercializada en un mercado neoliberal del sexo, sin atajar las agresiones que el colectivo LGTBQ+ sufre regularmente, al persistir la discriminación social y la falta de reconocimiento simbólico del que es objeto. Las “nuevas libertades sexuales” constituyen un privilegio para quienes pueden ponerlas en práctica, mientras que la mayoría es privada por no acceder a las condiciones sociales y materiales para el desarrollo de esas libertades. El reaccionarismo sexual, por su parte, resucita el tradicionalismo como reacción al capitalismo, para exigir nuevas prohibiciones y restablecer roles de género acordes a presuntos mandamientos divinos o inveterados. Para las autoras, se trata de luchar por liberar la sexualidad no solo de la procreación y la familia normativa sino de las restricciones de género, clase y raza que impone el estatismo y el consumismo.

8. El capitalismo nace de la violencia racista y colonial y un feminismo mayoritario debe oponerse a esa violencia. Las autoras abogan por un feminismo que tome partido contra el suprematismo blanco-europeo, asumiendo cierta ambigüedad histórica del movimiento que desemboca en ocasiones en la defensa por parte de prominentes feministas de políticas antimusulmanas.  “Al abstraer el género de la raza (y de la clase) han priorizado la necesidad de «la mujer» de escapar de la domesticidad y «salir a trabajar» -¡como si todas fuéramos amas de casa de clase media urbanas!-“. En vez de negar esa historia, las autoras apuestan por una ruptura política con respecto una sociedad racista, capitalista e imperialista, en tanto condición de liberación de las mujeres. Ninguna liberación es posible si persiste la opresión racial, como ocurre con miles de mujeres racializadas que padecen la precariedad laboral y la privación de derechos. En vez de plantear la “sororidad” como algo dado, se trata de construir solidaridades políticas entre mujeres que padecen de formas diferentes la opresión de género.

9. El feminismo mayoritario debe ser ecosocialista. Ante la actual crisis ecológica, producto de la apropiación sistémica que se hace de la naturaleza, se trata de confrontar con el “capitalismo verde” del neoliberalismo, que se despreocupa del futuro colectivo y condena a millones de personas del Sur global a abandonar sus hogares por razones climáticas. Paradójicamente, el capitalismo destruye la naturaleza que es condición de vida y de su propia reproducción.

10. El capitalismo es incompatible con la democracia y la paz. La crisis actual, de carácter político, paraliza a los estados obstaculizados por las finanzas globales y el mecanismo extractivo de la deuda soberana. Los problemas acuciantes de la mayoría, de interés público, son relegados y los gobiernos, presos del poder corporativo, son vistos por la ciudadanía como “esclavos del capital”. Amplias franjas de la vida social se sitúan así fuera del control democrático, provocando una desprotección política de la mayor parte de la población mundial. “Según parece, las aspiraciones democráticas de miles de millones de personas en el Sur global ni siquiera merecen ser tenidas en cuenta. Pueden sin más ser ignoradas o brutalmente reprimidas”. Si el capitalismo es estructuralmente incompatible con la democracia, la solución no es instalar más mujeres en los reductos de poder (incluyendo el de hacer el trabajo sucio de bombardear otros países, sostener regímenes de apartheid, respaldar intervenciones neocoloniales o ajustes estructurales) sino de cambiar el sistema que imposibilita la igualdad real.

11. El feminismo para el 99% llama a todos los movimientos radicales a unirse en una insurrección común anticapitalista. En vez de aislarse, se tata de trazar puentes con otros movimientos de resistencia. Aquellos que luchan contra el cambio climático, la explotación laboral, el racismo institucional o los desahucios. “Esas luchas son nuestras luchas, parte integrante de la lucha por desmantelar el capitalismo, sin la cual no puede haber final para la opresión de género y sexual”. Unir fuerzas, pues, con ecologistas, antirracistas, antiimperialistas, el colectivo LGTBQ+, sindicatos y, en general, las corrientes anticapitalistas de izquierda que defienden el 99%. En suma, se trata de replantearse quiénes son aliados y enemigos de las luchas feministas mayoritarias, asumiendo la necesidad del reconocimiento recíproco de las diferencias relevantes presentes entre las propias mujeres y ahondando en el objetivo de una “insurrección global de amplia base”.

El capitalismo en la mira

Según las autoras, el capitalismo en tanto “fundamento último de la sociedad moderna”, exige recuperar y ampliar los movimientos emancipadores en nuestro tiempo y no meramente rendirse ante una corriente liberal dominante que se limita a demandar el avance meritocrático de unas cuantas.

En vez de una variante “progresista” del neoliberalismo, la alternativa propuesta es la de un feminismo genuinamente mayoritario que reoriente las luchas en un momento de confusión política. “Prácticamente nadie -con la excepción parcial del 1%- se libra de los impactos de las perturbaciones políticas, la precariedad económica y el agotamiento socio-reproductivo. Y el cambio climático, por supuesto, amenaza con destruir cualquier tipo de vida en el planeta”. Ninguno de estos problemas graves puede ser resuelto al margen de los otros.

Si por una parte el capital requiere del trabajo socio-reproductivo -generalmente no remunerado y sostenido mayoritariamente por mujeres- para mantener la fuerza laboral, por otra parte, esconde (y reniega de) dicho trabajo como condición de su posibilidad. Mientras que el capital se esfuerza en aumentar sus beneficios, las clases trabajadoras se esfuerzan más bien para llevar una vida digna. Esa vida digna no se reduce a mejoras laborales sino que incluye luchas diferentes por la salud, el agua, la vivienda, la salud o la educación. El objetivo de las luchas reproductivas, así, es establecer la primacía del “hacer personas” por encima del “hacer beneficios”.

En síntesis, mientras el neoliberalismo se limita a reclutar mujeres para el trabajo asalariado, bloquea cualquier posibilidad liberadora para las mujeres, incluyendo aquellas racializadas y migrantes que asumen en condiciones precarias el trabajo de los cuidados. “Lo que se presenta como emancipación es en realidad un sistema intensificado de explotación y expropiación”. Semejante trabajo favorece la vulnerabilidad ante el abuso y el acoso, facilitada a su vez por el deterioro de los servicios sociales públicos. En vez de un feminismo “huérfano de aspiraciones utópicas y revolucionarias”, se trata de analizar -tal como ha enseñado el feminismo negro- la intersección entre explotación de clase, racismo y opresión de género, así como las nuevas teorías queer que muestran los lazos entre capitalismo y la reificación de las identidades sexuales.

Ante esta realidad, por lo demás, tampoco caben viejas fórmulas que apelan a un reduccionismo de clase. Antes bien, se trata de pensar la clase como una cuestión entrelazada al género y a la raza, propiciando un universalismo concreto capaz de incluir la multiplicidad de luchas de “los de abajo”. Promover alianzas supone así tomarse en serio nuestras diferencias. Eso conduce a un feminismo abierto a la transformación y al cuestionamiento, afirmándose a través de la solidaridad. “El feminismo para el 99 % es un feminismo impacientemente anticapitalista, un feminismo nunca satisfecho con equivalencias si no tenemos igualdad, nunca satisfecho con derechos legales si no tenemos justicia, y nunca satisfecho con la democracia si la libertad del individuo no se mide de acuerdo con la libertad de todos”.

Un debate abierto

Manifiesto de un feminismo para el 99% ahonda en un debate abierto desde hace décadas; a saber, la posición que el feminismo debe ocupar dentro de los movimientos emancipatorios y, en particular, el tipo de feminismo que cabe reivindicar en una sociedad dividida no solo por antagonismos de género sino también por conflictos de clase, raza o sexualidad (entre otros). Como tal, constituye una iniciativa valiosa para reflexionar con respecto a la direccionalidad política que está asumiendo este movimiento plural.

A pesar de ello, a mi entender, la propia forma-manifiesto no resulta especialmente eficaz en este caso, en parte porque se extiende demasiado y en parte porque, pese a su extensión, no desentraña algunos nudos de reflexión que requerirían desarrollos conceptuales mucho más detenidos, como es la propia relación entre feminismo e izquierda o entre feminismo y antirracismo. Las alusiones al respecto, en este sentido, resultan insuficientes y sería preciso un trabajo más pormenorizado que permita una comprensión amplia de las problemáticas en juego. Una versión menos explicativa y más condensada del Manifiesto… facilitaría su apropiación por parte de diferentes colectivos sociales, permitiendo centrarse en los ejes de lucha más relevantes (sin que ello excluya la posibilidad de profundizar en cada eje a partir de la remisión a otras fuentes bibliográficas).

Asimismo, el amplio alcance teórico y político que Arruzza, Bhattacharya y Fraser hacen de la propia noción de «feminismo» termina desdibujando en parte su significado. Una cosa es abogar por un feminismo anticolonial y anticapitalista y otra suponer, como hacen las autoras en determinados pasajes, que dicha noción permite subsumir estas otras orientaciones portadoras de una historia relativamente independiente. La interseccionalidad del planteamiento, en este punto, corre el riesgo de diluir especificidades ideológicas y políticas de diferentes movimientos que, ciertamente, tienen en común su voluntad transformadora.

Sin embargo, ¿en qué sentido podrían subsumirse dentro de la categoría de feminismo ejes ligados a la clase, la raza/etnia o las propias luchas ecológicas? Inversamente, ¿no invisibilizan las autoras las especificidades de las luchas feministas, centradas prioritariamente en revocar las desigualdades de género y en abolir el hetero-patriarcado? ¿Hasta qué punto resulta plausible nombrar las múltiples formas de desigualdad y opresión del presente bajo un significante totalizador? Si bien las jerarquías de clase, raza y género están interrelacionadas, el alcance omnicomprensivo que las autoras dan, alternativamente, al concepto de «feminismo» y al concepto de «capitalismo» como “fundamento último de la sociedad moderna”, podría hacernos suponer, de forma errónea, que derrotando el capitalismo automáticamente quedarían abolidos los otros ejes de opresión. Una alternativa plausible bien podría ser la referencia al sistema-mundo como una trama compleja que implica el despliegue simultáneo de una estructura capitalista/patriarcal y moderno/colonial. Semejante referencia permitiría la inclusión de nuestras luchas diferenciadas y complementarias en un mismo horizonte altermundista capaz de nuclear las añoranzas por una sociedad emancipada (feminista, anticolonial y ecosocialista).

A pesar de estos diferentes énfasis y matices, el Manifiesto… constituye una herramienta ineludible para pensar y ampliar las luchas sociales en las que participamos, religando dimensiones de nuestra existencia social que otros discursos se empecinan en nombrar de forma separada y descontextualizada, dificultando el mutuo reconocimiento de movimientos con vocación de cambio.

En cualquier caso, libros así favorecen la articulación política de diferentes movimientos sociales, sin renunciar al debate intelectual como condición necesaria para consolidar nuestras luchas. Más que nunca, urgen textos que permitan ahondar en una teoría crítica del presente como prerrequisito de una práctica transformadoraPara quien se reconozca en esa búsqueda, este manifiesto podría ser un excelente recordatorio de los enormes desafíos políticos que tenemos por delante.

Fuente: https://www.tendencias21.net/Un-discernimiento-necesario-Manifiesto-de-un-feminismo-para-el-99_a45256.html

 

 

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La Internet del Pensamiento será posible este siglo

Tendencias 21

Gracias a nanobots neuronales, podremos descargar información de la nube al estilo Matrix

La Internet actual dará lugar este siglo a la Internet del Pensamiento, un espacio virtual universal en el que los cerebros podrán interconectarse en tiempo real gracias a nanobots neuronales. Descargar información al estilo Matrix, mejorar la empatía y crear una cultura global son las ventajas potenciales de esta tecnología.

En unas décadas será posible que el cerebro humano se funda con un espacio virtual universal en el que los pensamientos de los seres humanos podrían interconectarse en tiempo real, según una investigación publicada en la revista Frontiers in Neuroscience.

La perspectiva que esbozara en 2014 Ray Kurzweill: ““Tendremos nanobots que conectarán nuestro neocórtex a un neocórtex sintético en la nube, y que convertirán nuestro pensamiento en un híbrido biológico y no biológico», comienza así a perfilarse en el horizonte humano, según los 12 autores de esta investigación, procedentes de diferentes instituciones académicas de Estados Unidos, Rusia y Australia.

La investigación explora lo que estos autores denominan “la interfaz cerebro/nube” y explica los fundamentos tecnológicos de este escenario. También detalla cómo superar las barreras que todavía nos separan de esa posibilidad.

El equipo, liderado por el investigador en nanotecnología Robert Freitas Jr, del Institute for Molecular Manufacturing de Palo Alto, California, sugiere que una interfaz cerebro/nube (Human Brain/Cloud Interface o B/CI),  será posible muy pronto gracias a los inminentes avances en nanorrobótica.

La nanorrobótica es el campo de las tecnologías emergentes que crea robots cuyos componentes están o son cercanos a escala nanométrica (un nanómetro equivale a una mil millonésima parte de un metro o a la millonésima parte de un milímetro). Esta tecnología ya ha testado algunas máquinas moleculares y nanomotores primitivos.

Nanorrobots neuronales

Según estos investigadores, la próxima generación de nanobots se adentrará en el campo de las neurociencias y navegará por el sistema vascular humano, cruzará la barrera hematoencefálica y se posicionará entre las neuronas e incluso dentro de las células nerviosas.

A continuación podrán transmitir de forma inalámbrica información codificada hacia una red de superordenadores situados en la nube, con la finalidad de permitir un seguimiento en tiempo real del estado del cerebro y de la extracción de datos que realiza en cada momento.

Este grupo afirma que esta corteza en la nube permitiría la descarga de información al estilo «Matrix» al cerebro. «Un sistema B/CI mediado por neuralnanorobóticos podría permitir a las personas tener acceso instantáneo a todo el conocimiento humano acumulativo disponible en la nube, al tiempo que mejora significativamente la capacidad de aprendizaje y la inteligencia humana», explica el autor principal, el Dr. Nuno Martins, en un comunicado.

La tecnología B/CI también podría permitirnos crear un futuro «sistema central global» que conectaría redes de cerebros humanos individuales y la Inteligencia Artificial para permitir el pensamiento colectivo, señalan los investigadores.

BrainNet, precedente

«Aunque todavía no es particularmente sofisticado, ya se ha probado un sistema experimental ‘BrainNet’ humano, que permite el intercambio de información mediante el pensamiento a través de la nube entre cerebros individuales», añade Martins.

Tal como explicamos al respecto en otro artículo, investigadores norteamericanos consiguieron el año pasado conectar tres cerebros y que compartieran  sus pensamientos a través de un juego similar al Tetris.

BrainNet «utilizó señales eléctricas registradas a través del cráneo de los» remitentes «y estimulación magnética a través del cráneo de los» receptores» para la conexión entre cerebros, especifica Martins.

«Con el avance de la neuralnanorrobótica, prevemos la creación futura de supercerebros que pueden aprovechar los pensamientos y el poder de pensamiento de cualquier número de humanos y máquinas en tiempo real. Esta cognición compartida podría revolucionar la democracia, mejorar la empatía y, en última instancia, unirnos a culturas diversas en una sociedad verdaderamente global», concluye Martins.

Partículas magnetoeléctricas

De acuerdo con las estimaciones del grupo, los superordenadores  actuales tienen velocidades de procesamiento capaces de gestionar los volúmenes necesarios de datos neuronales en un escenario B/CI, y además cada vez con mayor rapidez.

La transferencia de datos neuronales hacia y desde los superordenadores en la nube probablemente sea el último cuello de botella en el desarrollo de B/CI. «Este desafío incluye no solo encontrar el ancho de banda para la transmisión de datos global», advierte Martins, «sino también cómo habilitar el intercambio de datos entre neuronas a través de pequeños dispositivos incrustados en el cerebro».

Una solución propuesta por los autores es el uso de ‘nanopartículas magnetoeléctricas’ para amplificar eficazmente la comunicación entre las neuronas y la nube.

«Estas nanopartículas ya se han utilizado en ratones vivos para acoplar campos magnéticos externos a campos eléctricos neuronales, es decir, para detectar y amplificar localmente estas señales magnéticas y así permitirles alterar la actividad eléctrica de las neuronas», explica Martins. «Esto también podría funcionar a la inversa: las señales eléctricas producidas por las neuronas y los nanorobots podrían amplificarse a través de nanopartículas magnetoeléctricas, para permitir su detección fuera del cráneo».

Lograr que estas nanopartículas (y nanorobots) se introduzcan de manera segura en el cerebro a través de la circulación, quizás sea el mayor desafío de todos para que se ponga en marcha el escenario B/CI.

«Se requiere un análisis detallado de la biodistribución y la biocompatibilidad de las nanopartículas antes de que puedan ser consideradas para el desarrollo humano. Sin embargo, con estas y otras tecnologías prometedoras para el desarrollo de B/CI a un ritmo cada vez mayor, un ‘internet de pensamientos’ podría convertirse Una realidad antes del cambio de siglo», concluye Martins.

Referencia

Human Brain/Cloud Interface. Nuno R. B. Martins et al. Front. Neurosci., 29 March 2019. DOI:https://doi.org/10.3389/fnins.2019.00112

Fuente: https://www.tendencias21.net/La-Internet-del-Pensamiento-sera-posible-este-siglo_a45210.html

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