Por: Tendencias 21
Alinea los tiempos de las aulas con el ritmo circadiano de los adolescentes
Retrasar una hora el inicio de las clases por la mañana aumenta el rendimiento escolar y la puntualidad, así como reduce las faltas a clase. La medida alinea los tiempos de las aulas con el ritmo circadiano de los adolescentes, que es diferente al de los niños y los adultos.
Estos resultados ponen en evidencia que retrasar la hora del inicio de las clases por la mañana es bueno para los estudiantes, a pesar de los trastornos que esta medida implica para la organización de la vida familiar, el transporte escolar y la redistribución de tiempos en el ámbito académico.
Además, dados los efectos positivos de este esfuerzo incluso en estudiantes con antecedentes socioeconómicos más bajos, la implementación de este cambio en la política escolar, dicen los autores, podría contribuir a una disminución en la brecha de aprendizaje entre los grupos socioeconómicos con diferentes niveles de ingresos.
El estudio se basó en la experiencia iniciada en Seattle, la ciudad más grande del Estado de Washington, implantada en 2017. Las escuelas primarias empezaron antes, mientras que la mayoría de las escuelas intermedias y todas las 18 escuelas secundarias del distrito retrasaron la apertura de las clases casi una hora: de 7:50 am a 8:45 am.
En un artículo publicado en la revista Science Advances, investigadores de la Universidad de Washington y del Instituto Salk de Estudios Biológicos revelaron que los adolescentes dormían más después de que las clases empezaron más tarde, un aumento promedio de 34 minutos de sueño cada noche. El tiempo de sueño en las noches escolares pasó de una media de seis horas y 50 minutos, hasta las siete horas y 24 minutos.
«Este estudio muestra una mejora significativa en la duración del sueño de los estudiantes, al retrasar los horarios de inicio de clases para que estén alineados con los tiempos naturales de despertarse de los adolescentes», explica Horacio de la Iglesia, autor principal, en un comunicado.
El estudio también reveló que, después del cambio en la hora de inicio de la escuela, los estudiantes no se levantaban mucho más tarde: simplemente dormían más tiempo, un comportamiento que los científicos dicen que es consistente con los ritmos biológicos naturales de los adolescentes.
Ritmo circadiano adolescente
En los seres humanos, los ritmos circadianos ayudan a las mentes y cuerpos a mantener un «reloj» interno que nos dice cuándo es hora de comer, dormir, descansar y trabajar en un mundo que gira una vez sobre su eje aproximadamente cada 24 horas.
Nuestros genes y señales externas del entorno, como la luz solar, se combinan para crear y mantener este ritmo constante de actividad. Pero el inicio de la pubertad alarga el ciclo circadiano en adolescentes y también disminuye la sensibilidad del ritmo a la luz de la mañana. Estos cambios hacen que los adolescentes se duerman más tarde cada noche y se despierten más tarde cada mañana, en relación con la mayoría de los niños y adultos.
«Pedirle a un adolescente que se levante y se ponga activo a las 7:30 am es como pedirle a un adulto que esté activo y alerta a las 5:30 am», añade De la Iglesia.
Los científicos generalmente recomiendan que los adolescentes duerman entre ocho y 10 horas cada noche. Pero las obligaciones sociales de la madrugada, como las horas de inicio en la escuela, obligan a los adolescentes a cambiar su horario de sueño completo en las noches escolares.
«Todos los estudios sobre los patrones de sueño de los adolescentes en los Estados Unidos muestran que el momento en que los adolescentes generalmente se quedan dormidos está determinado biológicamente, pero el momento en que se despiertan está determinado socialmente», añade Gideon Dunster, otro de los investigadores.
“Esto tiene graves consecuencias para la salud y el bienestar, porque los ritmos circadianos alterados pueden afectar negativamente a la digestión, la frecuencia cardíaca, la temperatura corporal, la función del sistema inmunológico, la capacidad de atención y la salud mental», añade.
Después del cambio, los horarios de despertar de los estudiantes durante los días de semana y los fines de semana se acercaron. Y su rendimiento académico mejoró: las calificaciones finales fueron 4.5 por ciento más altas, en comparación con los estudiantes que empezaron sus clases con el horario de siempre. Además, el número de retrasos y faltas a clase también se redujo.
El estudio utilizó datos de la actividad de 92 alumnos registrada en dispositivos colocados en las muñecas, en lugar de confiar únicamente en los patrones de sueño informados por ellos mismos, para demostrar que una hora de inicio más tarde en la escuela beneficia a los adolescentes, al permitirles dormir más tiempo cada noche.
Referencia