En Brasil, trabajadores sanitarios laboran sin descanso para llevar vacunas a niños y niñas
Cruzan ríos y ciudades para llegar a los que más los necesitan
Cada vez que Dynnhyfer de Souza contribuye a proteger la salud de un niño o niña, se emociona profundamente. “Me parece muy conmovedor ver a la gente haciendo cola para que la vacune”, explica esta técnica en enfermería residente en la ciudad brasileña de Baturité, en el estado de Ceará. “Dicen que vacuno con delicadeza, y eso es muy gratificante».
En estos momentos, los esfuerzos que realizan los trabajadores sanitarios como Dynnhyfer de Souza son especialmente importantes. En Brasil, la cobertura de inmunización de los niños y niñas menores de cinco años lleva descendiendo desde 2015, lo que aumenta enormemente el riesgo de que los niños contraigan enfermedades que se pueden evitar con las vacunas, como la poliomielitis y el sarampión. La situación empeoró durante la pandemia de COVID-19, puesto que a las familias les resultaba aún más difícil acceder a los servicios de salud pública. Además, se produjo un aumento de la reticencia a la vacunación que también ha influido en ese retroceso.
Sin embargo, en el país se observan algunas señales alentadoras. Por ejemplo, en el caso de la vacuna contra el sarampión, la cobertura nacional ha pasado de un 73% en 2021 a un 81% en 2022. Aún falta para alcanzar la tasa de cobertura del 91% lograda en 2019, antes de la pandemia de COVID-19.
Si se considera la media de las diferentes vacunas sistemáticas, Brasil está mejorando y se recupera
La situación de Brasil refleja alguna de las tendencias observadas a escala mundial en materia de protección de la infancia contra enfermedades que pueden ser mortales gracias a las vacunas sistemáticas que los niños necesitan para disfrutar de una vida saludable.
Según los datos recientemente publicados por UNICEF y la OMS, tras el mayor descenso continuo de la vacunación sistemática en una generación (en gran medida por causa de la pandemia de COVID-19), hay señales de recuperación. Sin embargo, esa recuperación es desigual. Las tasas de vacunación están aumentando en unos pocos países, pero en la gran mayoría, sobre todo en los países de ingresos bajos y medios, las tasas de cobertura se han estancado o, lo que es aún peor, siguen cayendo.
Los nuevos datos indican que las regiones de Asia Sudoriental y el Mediterráneo Oriental experimentan una sólida recuperación. No obstante, en algunas zonas de las Américas que llevaban mucho tiempo sufriendo descensos de la cobertura en la vacunación antes de la pandemia, esa tendencia se ha mantenido.
Para seguir impulsando las tasas de vacunación, es absolutamente necesario invertir de forma continua en campañas de inmunización. En el pequeño municipio brasileño de Baturité, UNICEF y sus aliados están desarrollando un programa piloto que está llevando las labores de vacunación más allá de los hospitales.
Dynnhyfer de Souza participa en el desarrollo de una de esas campañas de extensión en el Centro de Educación Infantil. En un solo día, suministró 27 vacunas a 21 niños y niñas. “Cuando quieren vacunarse conmigo, me están demostrando que les gusta cómo trabajo y eso hace que me esfuerce aún más para darles el mejor servicio”.
La labor de Dynnhyfer de Souza y la campaña de mayor alcance en la que está participando han logrado importantes resultados. Al término de la campaña de Baturité, que tuvo lugar de mayo a noviembre de 2022, se había vacunado a más del 95% de los niños y niñas de la ciudad (durante la campaña o antes) contra la poliomielitis y otras enfermedades prevenibles.
Llegar a la infancia de Manaos, la puerta de entrada a la selva amazónica
Los últimos datos mundiales muestran que, en el año 2022, se registraron algunas tendencias positivas. Por ejemplo, en todo el mundo, hay 2,5 millones menos de niños y niñas cero dosis, que son los niños que no han recibido ninguna dosis de vacuna contra la difteria, el tétanos y la tos ferina. Sin embargo, la realidad es que alrededor de uno de cada cinco niños y niñas nunca ha sido vacunado o no ha recibido todas las vacunas que necesita, lo que significa que no se ha beneficiado de la inmunización sistemática total o parcial. Esos niveles no se habían visto desde 2008.
Para llegar a esos niños y niñas, es necesario desarrollar campañas y estrategias de vacunación adaptadas a la situación de cada comunidad. Así ocurre en la ciudad de Manaos, situada a orillas del río Negro, en el noroeste de Brasil. La ciudad es la capital del Amazonas, un vasto estado que abarca parte de la selva amazónica. La propia ciudad cuenta con una población de más de dos millones de habitantes, pero está rodeada de zonas extremadamente remotas, por lo que es necesario aplicar distintos métodos y utilizar medios de transporte ingeniosos para llevar las vacunas que necesitan los niños y niñas.
Es muy habitual ver a Lindalva de Freitas, trabajadora sanitaria comunitaria en Manaos, recorriendo las calles de la ciudad, subiendo y bajando cuestas, haciendo equilibrios en puentes de madera improvisados y, cuando es necesario, cruzando el río en canoa. Todo para llevar servicios de salud a niños y niñas hasta sus propias casas.
Hoy, gracias a los esfuerzos de los trabajadores sanitarios y a los cuidados de su abuela, Gabriel, Kauan y Kennedy pueden recibir las vacunas que necesitan para estar protegidos.
Las vacunas ofrecen a estos niños y niñas protección contra enfermedades peligrosas como el sarampión, la poliomielitis y la difteria, que antes estaban controladas pero que recientemente han vuelto a aparecer en distintas partes del mundo.
Sabemos que las vacunas son la mejor forma de proteger a todos los niños y niñas contra más brotes de enfermedades, epidemias y pandemias. Por eso, es absolutamente esencial que se desarrolle una acción concertada y continua a escala mundial para dar respuesta a los descensos observados en la cobertura de inmunización en todo el mundo.
Las comunidades ribereñas de difícil acceso de Abaetetuba reciben servicios de salud esenciales
El programa pilotollamado Busca Ativa Vacinal o BAV (Búsqueda Activa Vacunal) llevado a cabo en Baturité, también se ha implementado en el municipio de Abaetetuba, en el norte de Brasil, que está formado por 72 islas.