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Etiopía reconoce el derecho de los refugiados a trabajar y a vivir fuera de los campamentos

Redacción: El Diario Solidario/30-01-2019

En la actualidad Etiopía acoge a más de 900.000 refugiados – más de la mitad son niños menores de 18 años -, procedentes de países limítrofes: Sudán del Sur, Sudán, Somalia y Eritrea. Ciudadanos que debieron abandonar sus casas y formas de vida debido a la guerra y la sequíay que en la actualdiad se encuentran ubicados en los más de 25 campos de acogida existentes.

Una nueva ley que les otorgará el derecho a trabajar y a vivir fuera de los campamentos ha sido aprobada recientemente, con una amplia mayoría, por el Parlamento de Etiopía. La decisión está alineada con el Pacto Mundial para la Migración Segura, Ordenada y Regular de la ONU, y responde a una reivindicación mundial de miles de desplazados,

Asimismo, el órgano político ha dado el visto bueno a un programa económico para potenciar la economía del país y aumentar la calidad de vida de la población residente en la nación africana, gracias a la creación de oportunidades.

A finales del 2017, una nueva política en Etiopía permitió a los refugiados documentar legalmente acontecimientos de su vida. A los desplazados se les otorgó la posibilidad de recibir certificados de nacimiento, defunción y matrimonio, una primicia histórica que les ofrecía un mejor acceso a los servicios.

Pacto Mundial sobre Migración

El Pacto Mundial sobre Migración es el primer acuerdo global para ayudar a aprovechar los beneficios de la migración y proteger a los inmigrantes indocumentados. Un acuerdo firmado por más de 160 países a finales del presente año en Marrakech, pero que no tiene carácter vinculante.

El acuerdo se estructura en torno a 23 grandes objetivos.  Recoge compromisos como medidas contra la trata y el tráfico de personas, evitar la separación de las familias, usar la detención de migrantes sólo como última opción o reconocer el derecho de los migrantes irregulares a recibir salud y educación en sus países de destino.

Los estados firmantes, se comprometían también a mejorar su cooperación a la hora de salvar vidas de migrantes, con misiones de búsqueda y rescate, y garantizar que no se perseguirá legalmente a quien les dé apoyo de carácter “exclusivamente humanitario”.

Además, los Gobiernos prometían garantizar un regreso “seguro y digno” a los inmigrantes deportados, y no expulsar a quienes se enfrentan a un “riesgo real y previsible” de muerte, tortura u otros tratos inhumanos.

Estados Unidos se negó a firmar el acuerdo en la Asamblea General de Naciones Unidas en julio de 2018.

Fuente: http://eldiariosolidario.com/etiopia-derechos-refugiados

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Estos países concentran la mitad de todos los pobres del mundo

Redacción: Excelsior

Los datos del Banco Mundial apuntan que esos cinco están en el mismo continente: África

De los 736 millones de personas que vivían en pobreza extrema en 2015, 368 millones —casi la mitad— están concentrados en cinco países. Todos en África y todos con una larga historia de conflictos civiles.

De acuerdo con datos del Banco Mundial, la media decena está integrada, en orden descendente, por India, Nigeria, la República Democrática del Congo, Etiopía y Bangladesh. Además de estar en el mismo continente, estas naciones comparten la característica de ser las naciones más pobladas en las regiones del sur de Asia y la África subsahariana.

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Ambas regiones, a su vez, concentran el 85%, unos 629 millones, de las personas en situación de pobreza.

El Banco Mundial aseguró que trabajar intensamente en esos cinco países será«crucial» para continuar con la meta de reducir la pobreza entrema en, al menos, 3% para el 2030.

Sin embargo, no debemos perder de vista a otros numerosos países con altas tasas de pobreza», recomendó el Banco Mundial, que pronostica que la extrema pobreza en India y Bangladesh se reducirá drásticamente en 2030, pero crecerá en países como Nigeria, la República Democrática del Congo y Etiopía.

Fuente: https://www.excelsior.com.mx/global/estos-paises-concentran-la-mitad-de-todos-los-pobres-del-mundo/1290741

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Etiopía da ejemplo con los refugiados

Redacción:La Vanguardia

Una nueva ley les permitirá trabajar, moverse por el país y abrir una cuenta bancaria

El Parlamento de Etiopía ha aprobado una ley que concede a casi un millón de refugiados el derecho a trabajar y a vivir fuera de los campos de acogida, con lo que se les reconocerá una mayor dignidad, al tiempo que se reducirá su dependencia de la ayuda exterior. Etiopía es el segundo país africano en número de refugiados después de Uganda, más de 900000, la mayoría procedentes de países vecinos en conflicto o con regímenes represivos: Sudán, Sudán del Sur, Somalia y Eritrea. Muchos de ellos huyeron a Etiopía hace años y tienen hijos nacidos en este país. Repartidos en una veintena de campos, en su calidad de refugiados no les estaba permitido trabajar hasta ahora.

La Administración para los Refugiados y Retornados anunció en su página de Facebook que “la nueva ley mejorará las vidas de los refugiados y de las comunidades de acogida”. Es de destacar que la nueva legislación está en línea con el compromiso de Etiopía con el Pacto Global sobre Refugiados de Naciones Unidas, que fue adoptado en diciembre y que busca ampliar los derechos de los refugiados y aliviar la carga del país de acogida. Hay que recordar que este acuerdo es distinto del Pacto Global sobre Migración, que fue rechazado por varios países europeos, entre ellos Italia, Austria, Hungría y República Checa.

Este tipo de legislación no solo es lo que hay que hacer, sino que es lo más inteligente

Los refugiados podrán salir de sus campos, acudir a escuelas normales, viajar por el país, trabajar y abrir una cuenta bancaria. El presidente de la Comisión de Inversiones de Etiopía, Fitsum Arega, ha declarado que la nueva legislación forma parte de un programa que, al coste de 500 millones de dólares, planea crear 100.000 puestos de trabajo, el 30% de los cuales irían destinados a los refugiados. “Esto ayudará a los refugiados e impulsará la industrialización de Etiopía”, escribió Arega en su cuenta de Twitter.

“Mientras algunos países occidentales han adoptado políticas xenófobas, expulsando refugiados, nos congratula que Etiopía haya aprobado esta revisión de la ley”, dijo Stine Paus, directora del Consejo Noruego para los Refugiados. La ley permitirá a estas personas vivir en zonas urbanas, asegurarse de tener permisos de trabajo y cierto acceso a tierras de cultivo. La educación de los niños también mejorará, dijo Paus. “Los refugiados sentirán que pueden contribuir a la sociedad –opina Dana Hughes, portavoz de Acnur en África Oriental–. Hemos de recordar que el acceso a la educación y al empleo no solo beneficia a los refugiados, también contribuye a la economía y beneficia a las comunidades locales; este tipo de legislación no solo es lo que hay que hacer, sino que es lo más inteligente”.

El primer ministro de Etiopía, Abiy Ahmed, en la sede de la Unión Africana, en Addis Abeba, el 17 de enero
El primer ministro de Etiopía, Abiy Ahmed, en la sede de la Unión Africana, en Addis Abeba, el 17 de enero (Eduardo Soteras / AFP)

Hay que tener en cuenta que la propia población etíope está muy lejos de tener sus necesidades mínimamente cubiertas. Hay tres millones de desplazados en el país, producto del largo conflicto entre el Estado y los grupos rebeldes de la mayoría oromo. Además, un informe conjunto de Unicef y la agencia estatal de estadística divulgado el jueves señalaba que, de un total de 41 millones de etíopes menores de 18 años, 36 millones –es decir, un 88%– están afectados de “pobreza multidimensional”, es decir, carencias en nutrición, acceso al agua potable, atención sanitaria, vivienda…

 

 

Fuente: https://www.lavanguardia.com/internacional/20190118/454191360418/etiopia-ejemplo-refugiados-derecho-trabajar.html

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Documenting the expansion of tertiary education in Ethiopia (Part II)

By: Kumlachew Fantahun.

As an educationalist with an intimate knowledge of the inner workings of the system, none could be more aware of the aptness or otherwise of the many criticisms levelled at the curriculum’s lack of relevance to the concrete reality of Ethiopian life. Dr. Aklilu readily admits the education inevitably suffered from the inbuilt problems of a curriculum that was imported wholesale and not sufficiently tailored to local needs and concerns, something those who took it upon themselves to closely observe the educational system, Ethiopians and foreigners alike, have never failed to mention. A case in point is an article written by expatriate staff member in an issue of a publication of the university with the title, ‘Know thyself’ in which the author castigates  the alien nature of the lessons by pointing out the irony of Ethiopian youth having to study the eating habits of Europeans!

With the defensiveness expected of one among those running the system, Dr. Aklilu points out that tailoring university education, with its metropolitan provenance, to the specificities of developing country with its own needs and context was bound to take considerable time. Stressing the efforts the university administration made to ethiopianise the curriculum, he says, somewhat apologetically, “Establishing a complex system such as a university in an Ethiopian setting, which after all had no prior experience of tertiary education, is a challenging task. In a situation where most of the staff members are expatriates and all the textbooks are imported, I think it would be uncharitable to expect the institution to assume Ethiopian identity overnight.” (p. 323) He then goes on to discuss at length measures taken, often against odds, to ethiopiainize the curriculum, focusing on  the training of qualified Ethiopian staff, the launch of the university service program, and the establishment of research institutes.

He devotes an entire chapter (chapter 7) to the university service program, a scheme launched by university administration to familiarise students to the problems and realities of their society.  The program required every student to spend one academic year serving local communities before graduation. According to another Ethiopian educationalist, Dr. Mulugeta  Wodajo, what forced  the university to design the program was the marked tendency of the curriculum to be ’’theoretical and remote from the harsh realities of a poor nation.’’  He adds, “The excessive dependence on foreign teaching materials and foreign textbooks as the medium of instruction further alienates the youth from their social and cultural milieu.”

Tracing the inception of the program to a letter written by a faculty member, Mesfin Woldemariam (later professor), to the president Lij Kassa Woldemariam, Dr. Aklulu discusses the challenges the proposal met before it was accepted. As for himself, he says it was a cause he found close to his heart and one that he enthusiastically embraced and helped promote. The proposal, however, was not greeted by every faculty members. There were other challenges as well; lack of cooperation on the part of receiving organizations, shortage of funds, and student militancy, which he singles out as a major problem that threatened to disrupt the program. As student activism picked momentum, students assigned to teaching in various parts of the country, found it an excellent opportunity to win high school students over to their cause, so much so that the ministry of education found itself increasingly  inimical  to the idea of having university students teach in the provinces for fear of having younger minds infected with their dangerous ideas. With regard to the goal of opening the eyes of the students to the’’ harsh realities of Ethiopian society’’, it appears the program was quite successful, in fact very much so, contributing as it did, as Professor Bahru Zewde reminds us in his book, The Quest for Socialist Utopia: The Ethiopian Student Movement, C. 1960-1974 (Eastern Africa) “to the radicalization of the students in ways that the university or government authorities had scarcely foreseen.’’(p. 95)

Dr. Aklilu, quite naturally, chooses to limit himself to enumerating the positive outcomes of the program from the perspectives of the authorities and the way it managed to achieve, to a large measure, the goals intended for it. He quotes a study in which 87 percent of the 324 students who completed the program expressed satisfaction at the enlightenment they received as a result of participating in the program. He quotes many statements by the students, to the effect that they returned to the campus armed with better insights into problems of their country and thankful for a richly rewarding experience.

Concerning the training of Ethiopian staff members, Dr. Aklilu mentions, with pride, measures taken to upgrade promising Ethiopian members of staff by sending them abroad for further study. As the scheme was pursued in earnest, considerable gains were made in due course, so that   within ten years of its establishment, the university college could boast 62 Ethiopians serving on the staff, out of the total of 182, quite an achievement considering all the instructors   were exclusively expatriates initially. After ten years, i.e, 1972-3, their number rose to 308 (56.5 percent of the total).

Another noteworthy development in the Ethiopianization of the curriculum was the establishment of various research institutes, such as the Institute of Ethiopian Studies; Development studies, Science Technology; and Education. In this connection, Prof. Bahru writes, corroborating the idea, of a “conscious attempt to inject Ethiopian material into the curriculum with the number of courses dealing with Ethiopia growing over the years.” Citing as case point “the establishment of what came to be known as the Ethiopian collection in the College Library..   ..  [which] eventually became the library of Institute of Ethiopian Studies when it was established in 1963.

The final chapter deals with the thorny issue of the student movement, which the author believes, given its earth-shaking consequences it left in the history of the nation, merits to be studied from every angle, encouraging those who passed through the tumultuous years to give their respective perspectives, citing Hiwot Tefera’s Tower in the Sky as undertaking worthy of emulation.

Naturally Dr. Aklilu is quite unequivocal in his  denunciation of the stridency of student militancy for wreaking havoc on the university  and for the disruption it caused in the teaching learning process, mincing no words in excoriating what he regards as the excesses and un-called for misadventures  of the radicals, particularly the group known as the crocodiles. Interestingly, Professor Paulos tells us in his book cited above that Dr. Aklilu was trusted by the students, including the radicals. Coming from one of the radicals, this testimony seems to testify to the integrity of the person, who it appears, while in no way brooked student subordination, was nevertheless able to earn their trust.

Yet as a loyalist to the monarch whom he almost unqualifiedly reveres, some of his perspectives on the events of the day are bound to be at variance with authors who wrote on the movement, such as Balsvik, Bahru and Paulos.

This comes out clearly in his discussion of the poetry recitals during the College Day which led to the abolishing of the boarding system.

According to Prof. Bahru, the College Day was an event which “generally took place towards the end of the academic year, started in the mid-1950s principally as a day of sport activities. Gradually, however, the poetry contest became its definite feature.”

The poetry recital component which began in 1959, and which the Emperor deigned to grace with his presence and attended by thousands of Addis Ababa residents, increasingly came to be used by the students as opportunity to air their thinly veiled criticism of the regime.

The 1961 poetry recital, with the winning poem Tamiru Feyissa’s, The Poor Man Speaks, proved a turning point in irrevocably turning the already tense relation between the students and the regime for the worse. The reading of the incendiary poem with its depiction of the misery of the poor was not to settle well with the monarch.

Prof. Bahru elaborates, “The emperor was far from amused at what he heard. The unpleasant evocation of poverty by winning poet came to be regarded as a breach of imperial protocol, with fateful consequences for the next College Day and beyond.”

The government retaliated by abolishing the boarding system, giving economic reasons as pretext but in actuality in an attempt to weaken the force of students whose living together in the campus could prove potential  threat  to the system. They were thus scattered and made to live in the neighborhoods, their protests and grumblings achieving little.

However, after the elapse of some years, the government found itself having to rethink its decision, and eventually restored the boarding system gradually in 1968. The reason, according to Professor Paulos, was because “the decision turned out to be, in the eyes of the regime, counterproductive, since the students who were scattered all over the city started transmitting progressive ideas to the masses among whom they lived. This was much more dangerous.’’

Dr. Aklilu, looking back, admits the decision of the board of the university to be have been ill-thought of, short-sighted, and lacking in a sense of proportion. However, the reasons he gives for the restoration of the boarding system do not, unsurprisingly, tally with those of other writers mentioned above. According to him, what made the university reverse its move was, “the less than wholesome effects living off campus created for the students to, particularly the health and moral harms it exposed them to”, citing unhygienic conditions ,risk of contagious diseases and frequent conflicts with tenants.

As staunch defender of the ancient regime and an ardent admirer of the deposed Emperor, it should not come as a surprise that he should bitterly criticize the student movement for “hurling the nation into turmoil of untold magnitude.” Not all readers are expected to sympathize with the apologetic tone of the book. Yet for those who feel the country would have been better off without militancy of the “ingrate students who bit the hand that fed them,” the book is definitely a welcome treat.

Divergence of views aside, the author should be lauded for chronicling the history of an institution that nurtured him and, whose development, in turn, he took part in shaping, and importantly for writing it in Amharic.

Source of the review: https://www.ethiopiaobserver.com/2018/10/22/documenting-the-expansion-of-tertiary-education-in-ethiopia-part-ii/

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Etiopía avanza en estrategias para mejorar atención a la juventud

África/Etiopía/25 Octubre 2018/Fuente: Prensa Latina

El Gobierno de Etiopía aseguró hoy que trabaja, de conjunto con un equipo multisectorial, en la elaboración de un plan quinquenal para la juventud, con miras a estrategias ante la cambiante realidad nacional.
En ello están implicados, además del Ministerio de Juventud y Deportes, instituciones religiosas y legales; las universidades, medios de comunicación y otros organismos interesados.

El programa, que se lanzará en 2019, tiene como objetivo mejorar la calidad de vida de las nuevas generaciones en varios aspectos, y de esa forma disminuir la exposición a malos hábitos y conductas impropias, entre ellas el consumo de drogas.

La directora de Desarrollo de la Personalidad Juvenil de la entidad, Eleni Tadele, indicó que todos, incluidos las autoridades de los estados, están presentando su plan estratégico de cinco años para aplicarlos plenamente en sus respectivos territorios.

Tadele recordó que se realizaron varios estudios antes de formular la hoja de ruta final mediante la identificación de problemas importantes.

Además, se estableció un grupo de trabajo permanente que reúne a 26 sectores e incluye representantes de los ministerios de Comercio, Salud, Educación, Cultura y Turismo, la Policía Federal y siete instituciones religiosas.

El desempleo, la falta de centros recreativos, la influencia de los medios y el impacto negativo de la globalización son los factores centrales que inciden sobre los jóvenes y los exponen a desarrollar comportamientos indeseables, indicó la funcionaria.

‘El plan estratégico de cinco años, que comprende 12 áreas prioritarias, nos ayudaría a lograr un cambio considerable en la personalidad del joven y sería muy útil para llenar los inconvenientes de los marcos legales anteriores’, señaló.

Las actividades de sensibilización, la renovación y formulación de nuevos marcos legales, la reducción de la vulnerabilidad a las drogas y la expansión de los centros de rehabilitación se encuentran entre los tópicos descritos en el plan, agregó.

En su opinión, los padres primero deben estar sensibilizados con el problema y, en consecuencia, los medios también deberían jugar un papel importante en la educación de la sociedad.

Fuente: https://www.prensa-latina.cu/index.php?o=rn&id=222216&SEO=etiopia-avanza-en-estrategias-para-mejorar-atencion-a-la-juventud
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Igualdad en Etiopía: Mujeres compondrán la mitad del nuevo Gobierno

Redacción: El Espectador

Con el deseo de promover la paridad de género en África, el primer ministro del país, Abiy Ahmed, eligió a mujeres para ocupar la mitad de los cargos del nuevo gabinete. Los nombramientos que más destacan son las carteras de Defensa, Educación y el recién creado Ministerio para la Paz.

El primer ministro de Etiopía, Abiy Ahmed, continúa impulsando reformas en el país africano. Esta vez, el mandatario ha elegido a mujeres para ocupar diez de los veinte cargos del nuevo gobierno. Una de las mayores sorpresas estuvo en la cartera de Defensa, donde por primera vez una mujer estará al mando. Los nombramientos fueron aprobados por los legisladores de manera unánime y pretenden impulsar la paridad de género en el país.

“Nuestras mujeres ministras refutarán el viejo adagio de que las mujeres no son capaces de liderar”, dijo Abiy hoy en el juramento de los ministros celebrada en la Cámara de Representantes del Pueblo (Cámara Baja) en Adís Abeba, Etiopía. “Los

nombramientos se realizan teniendo en cuenta la competencia y los antecedentes educativos”, aclaró el primer ministro que llegó al poder el pasado abril.

La ingeniera y exministra de Construcción Aisha Mohammed será la nueva titular de Defensa y hace historia como la primera mujer que logra esa cartera ministerial en el país del Cuerno de África. Asimismo, la expresidenta de la Cámara de Representantes Muferiat Kamil liderará el recién creado Ministerio de Paz, cuando el país se enfrenta a una espiral de violencia étnica en un contexto de mayores libertades impulsadas por Abiy. Vea también: Fin del Estado de Guerra entre Etiopía y Eritrea

La semana pasada, Abiy aprobó la reducción del número de ministros de 28 a 20 y ahora acalla con sus nuevos nombramientos a quienes criticaban que su Gobierno carecía de mujeres. La investidura, el pasado 2 de abril, de Abiy Ahmed como primer ministro generó un gran optimismo, al proceder de una mezcla de religiones -de madre cristiana y padre musulmán- y hablar las tres principales lenguas del país: amara, oromo y trigriya.

Ahmed Shide deja su cargo como ministro de Comunicación y se sitúa al frente de la cartera de Finanzas, reemplazando a Abraham Tekeste en el cargo, mientras que Workneh Gebeyehu se mantiene a cargo de Asuntos Exteriores.

Aunque varias naciones africanas han contado con ministras de Defensa en diversos momentos de su historia, entre ellas Sudáfrica, la República Centroafricana, Kenia y Guinea Bisau, esta es la primera vez que Etiopía nombra un Ejecutivo compuesto por un 50 % de mujeres, una rareza en el continente africano en el que sólo destaca Ruanda por su mayoría femenina en el Parlamento desde hace años.

En poco más de seis meses, el mandatario, de 42 años y primer miembro de los oromos (etnia mayoritaria) en liderar el país, ha revolucionado Etiopía. Entre los logros del mandatario, hasta el momento, destacan numerosas amnistías a presos políticos, el retorno de grupos de oposición en el exilio y la firma de un acuerdo de paz con Eritrea que puso fin a dos décadas de conflicto. Le puede interesar: Un nuevo Cuerno de África

Fuente: https://www.elespectador.com/noticias/el-mundo/igualdad-en-etiopia-mujeres-compondran-la-mitad-del-nuevo-gobierno-articulo-818252

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Etiopía: Detenciones masivas y arbitrarias de jóvenes ponen en peligro una nueva era de logros en derechos humanos

Redacción: Amnistía Internacional

En respuesta a una declaración del general Degefe Bede, director general de policía de Addis Abeba, según la cual cerca de 3.000 jóvenes fueron detenidos en la capital etíope durante el fin de semana, de los que 174 serán acusados y 1.200 recluidos en el campamento militar de Tolay para someterse a “rehabilitación educativa”, Joan Nyanyuki, directora de Amnistía Internacional para África Oriental, el Cuerno de África y los Grandes Lagos, ha manifestado:

“Las autoridades etíopes han hecho un esfuerzo loable en los últimos meses para vaciar las cárceles del país de personas detenidas arbitrariamente; no deben volver a llenarlas sometiendo a más personas a detención arbitraria y reclusión sin cargos. El gobierno debe renovar su compromiso con una nueva era de respeto y defensa de los derechos humanos.

La mayoría de las detenciones se basaban en supuestos delitos no reconocidos por el derecho internacional, como fumar en arguila o consumir cat. Deben quedar en libertad si no son acusados de algún delito reconocible. Las personas detenidas por participar en las protestas relacionadas con los recientes enfrentamientos étnicos deben quedar todas en libertad de inmediato y sin condiciones.

Además, las autoridades deben garantizar que las personas detenidas tienen acceso a sus familias y a representantes letrados de su elección, y que ni una sola sufre tortura u otros malos tratos bajo custodia.”

Información complementaria

En una conferencia de prensa ofrecida en Addis Abeba, el director general de policía Degefe Bede aseguró que las redadas llevadas a cabo por las fuerzas de seguridad durante el fin de semana respondían al aumento de la delincuencia en la ciudad y estaban dirigidas contra atracadores y ladrones, con el resultado de casi 3.000 personas detenidas.

Según el director general, más de la mitad —1.459 personas— fueron detenidas en bares y fumaderos Se detuvo a 94 personas por consumir cat, hoja de suave efecto narcótico, y a 31 más en casas de juego. Algunas de las que fueron detenidas por mascar cat o fumar en arguila han quedado en libertad.

Otros 1.200 jóvenes fueron detenidos por participar en las manifestaciones contra la violencia étnica celebradas el 15 de septiembre en Burayu y trasladados al campamento militar de Tolay, en el suroeste de Etiopía, donde se encuentran en detención arbitraria para su “rehabilitación educativa”.

Fuente: https://www.es.amnesty.org/en-que-estamos/noticias/noticia/articulo/etiopia-detenciones-masivas-y-arbitrarias-de-jovenes-ponen-en-peligro-una-nueva-era-de-logros-en/

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