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¿Cómo reducir el abandono escolar? Innovando

Por: Caridad Araujo/El País

Solucionar un problema que persiste exige progresar, ya se trate de llegar a una meta o de disminuir el abandono escolar. En México han sabido cómo hacerlo.

Durante los primeros kilómetros de una carrera las piernas vuelan, pero el último tramo de una maratón puede llegar a ser eterno o, simplemente, inalcanzable. Cuanto más lejos se llega en un propósito, más parece costar rematarlo y el reto es mayor. Los programas de lucha contra la pobreza se enfrentan a un desafío parecido: ¿cómo llegar a quienes no logran beneficiarse de las ayudas?, ¿cómo mejorar la salud, nutrición y educación de los niños de los hogares que tienen que hacer frente a las mayores desventajas?

Tomando en consideración esta realidad, en 2009, el Programa de Inclusión Social Prospera decidió modificar la estructura de sus becas educativas para los niños de las ciudades. En aproximadamente un 40% de las localidades urbanas del país eliminó este apoyo para la primaria y aumentó un 25% la cuantía de las que se entregarían a los alumnos que cursaran los seis cursos posteriores a este ciclo, lo que en México se denomina Secundaria y Preparatoria. El ajuste de la cantidad a entregar se hizo de manera que no afectara a los presupuestos totales del programa.

Un reciente estudio publicado por el Banco Interamericano de Desarrollo ha encontrado que, en comparación con los estudiantes que siguieron el esquema de becas tradicionales, los alumnos que se beneficiaron de esta medida innovadora mostraron tasas inferiores de abandono escolar y aumentó un 33,5% la tasa de graduación del bachillerato. En términos económicos, el estudio estima que, por cada dólar invertido en el aumento de estas becas, los alumnos beneficiarios tendrán ingresos adicionales de más de dos dólares gracias a los mayores niveles educativos alcanzados.

Un programa de becas puede conseguir que cada dólar invertido se convierta en dos de ingresos adicionales para sus beneficiarios

Los programas de transferencias monetarias condicionadas del tipo de Prospera se están aplicando desde hace 20 años en América Latina y el Caribe e, inicialmente, se centraban en cumplir protocolos de salud materna e infantil, nutrición y vacunación para niños en edad preescolar y en promover la asistencia escolar. Con el tiempo, algunos programas han modificado su esquema de incentivos, enfocándose en otras áreas como la promoción de la salud para los adolescentes y adultos, así como la asistencia a la educación superior.

Para ello entregan ayudas económicas en efectivo, principalmente, a las madres de familia. A cambio, los beneficiarios tienen que cumplir una serie de requisitos cuidadosamente diseñados para mejorar la salud, la nutrición y la educación de los niños. Se trata de conseguir que los jóvenes estén más sanos y mejor preparados al entrar en el mercado laboral, y en mejores condiciones que sus padres, lo que les permitirá generar mayores ingresos a través de sus propios esfuerzos. Los objetivos son aliviar la pobreza actual a través de mayores ingresos e impedir que se transmita entre generaciones a través de mayores inversiones en el capital humano.

México, como el resto de América Latina y el Caribe, ha experimentado en los últimos 15 años una clara mejoría en las condiciones de vida de sus habitantes, así como una visible reducción de la pobreza. Sin embargo, siguen existiendo sectores de población en situación de pobreza extrema que son difíciles de alcanzar.

En alguna medida, los problemas que persisten no se solucionan con más dosis de lo mismo. Es necesario innovar, buscar otra manera de alcanzar los objetivos marcados. Cuando pensamos en innovación, lo primero que viene a la mente es la palabra tecnología, pero, en muchos países de América Latina y el Caribe, la conectividad a la telefonía móvil y el acceso al internet son todavía muy escasosen las áreas donde viven los que menos tienen. Por esta razón, innovar para erradicar la pobreza extrema requiere una dosis adicional de creatividad tanto en el diseño de los proyectos como en la manera de ponerlos en funcionamiento.

La decisión que tomaron los responsables del programa Prospera fue un intento de responder a necesidades reales para lograr mejores resultados. Una apuesta por la innovación. Innovar implica estar dispuesto a asumir riesgos aunque los resultados no siempre se traduzcan en éxitos. Aunque en la región los avances en política social son indudables, es necesario más que nunca innovar en los programas de lucha contra la pobreza para llegar a todos, especialmente a ese tramo final de las poblaciones más necesitadas.

Fuente: https://elpais.com/elpais/2018/05/02/planeta_futuro/1525268687_623620.html

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El boicot de Trump a científicos chinos compromete la ciencia mundial

Estados Unidos/12 de Mayo de 2018/Europa Press

Académicos británicos advierten de que las medidas propuestas por la administración Trump para restringir que investigadores chinos trabajen en Estados Unidos podrían «sofocar» el progreso global.

La Casa Blanca está discutiendo si limitar el acceso de los ciudadanos chinos a los Estados Unidos, incluyendo la restricción de ciertos tipos de visas disponibles y ampliando en gran medida las normas relativas a los investigadores chinos que trabajan en proyectos con valor militar o de inteligencia en empresas y universidades estadounidenses.

El posible boicot, que podría afectar directamente a 300.000 investigadores, parece estar motivado por temores de que los investigadores chinos puedan estar involucrados en actividades de espionaje y transfiriendo descubrimientos secretos estadounidenses al gobierno chino.

COMO DESPUÉS DE LA PRIMERA GUERRA MUNDIAL Investigadores de las Universidades de Bristol, Warwick y London School of Economics and Political Science (LSE) han establecido paralelismos con la fuerte declinación en la cooperación científica internacional después de la Primera Guerra Mundial, advirtiendo que un impacto similar podría verse si se ponen nuevas barreras lugar por los Estados Unidos.

Al comienzo de la guerra, el mundo se dividió en los campos de los Aliados (Reino Unido, Francia, después los Estados Unidos y varios países más pequeños) y Central (Alemania, Austria-Hungría, Imperio Otomano, Bulgaria).

La participación de científicos en el desarrollo de armas químicas y la postura extremadamente nacionalista adoptada por muchos en apoyo de su patria enfrentaron a los campos científicos opuestos entre sí.

Inmediatamente después del final de la guerra, los científicos aliados impusieron un boicot contra los científicos de Alemania y sus aliados, que separó a los científicos en campos opuestos hasta mediados de la década de 1920.

Un reciente trabajo de investigación publicado en el Quarterly Journal of Economics, examinó el efecto de este boicot y muestra que las barreras a la cooperación científica internacional no solo ralentizan la producción de ciencia básica, sino que también dañan la aplicación de la ciencia en el desarrollo de nuevas tecnologías.

Alessandro Iaria, uno de los autores del informe y profesor de Economía de la Universidad de Bristol, dijo en un comunicado: «Además de las consecuencias inmediatas que podría tener un boicot científico, también podría haber ramificaciones perjudiciales a largo plazo para todo el progreso científico y la innovación tecnológica en todo el mundo.

«Si bien los efectos globales de un boicot de este tipo son difíciles de estimar, hay lecciones de la historia que pueden informar a los responsables políticos sobre los posibles efectos a largo plazo para el progreso científico y la innovación tecnológica.

«Nuestros resultados sugieren que la política científica debe estar orientada a facilitar el acceso y capitalizar los posibles efectos catalíticos de la investigación de vanguardia para mejorar el progreso científico. La comunidad académica mundial tiene preocupaciones reales de que un boicot a los investigadores chinos podría frenar este progreso «.

La investigación, también llevada a cabo por Carlo Schwarz de la Universidad de Warwick y el Dr. Fabian Waldinger de LSE, encontró que las barreras crecientes a la cooperación científica internacional durante el boicot condujeron a una disminución en el número de artículos publicados por científicos de ambos lados.

Los científicos que habían confiado en la investigación de vanguardia del extranjero publicaron menos trabajos que los científicos que históricamente trabajaron con la investigación de su país de origen. Por ejemplo, los bioquímicos estadounidenses que dependían de la investigación de Alemania vieron su productividad disminuir en un 33 por ciento en comparación con los biólogos estadounidenses que utilizaron la investigación de sus contrapartes en Estados Unidos.

Es importante destacar que el boicot no solo afectó a los científicos centrales, sino a toda la comunidad científica internacional en general.

Los científicos afectados también produjeron menos descubrimientos científicos, medidos por la introducción de palabras novedosas en títulos en revistas científicas y por nominaciones para un Premio Nobel, y menos de sus descubrimientos científicos encontraron aplicación en patentes.

Carlo Schwarz, de la Universidad de Warwick, dijo: «El período histórico único nos permite estudiar la importancia de la cooperación científica internacional. Isaac Newton dijo que, en su investigación, estaba ‘sobre los hombros de gigantes’. Nuestro trabajo destaca la importancia del acceso a las mejores ideas científicas existentes para la creación de nuevas investigaciones «.

Fuente: http://www.europapress.es/ciencia/laboratorio/noticia-boicot-trump-cientificos-chinos-compromete-ciencia-mundial-20180511161945.html

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Los maestros están en huelga en la América de Trump

En el corazón de una Oklahoma profundamente roja, los maestros redefinen la imagen de activistas laborales e inspiran a colegas asediados en otros estados rojos.

AméricadelNorte/EEUU/CIUDAD DE OKLAHOM/CAITLIN EMMA

 Alberto Morejón, vestido para el negocio con una camisa blanca abotonada y corbata roja, estaba de pie cerca de los escalones del Capitolio de Oklahoma, examinando lo que había comenzado. A su alrededor, varios miles de profesores, muchos de los cuales lo conocían por su nombre, gritaban: «¡Un día más, un día más fuerte!»

Habían pasado casi dos meses desde que Morejon vio la cobertura de noticias de los maestros en West Virginia, que no habían tenido un aumento desde 2014, cuando se embarcaron en una huelga de casi dos semanas que obligó a la Legislatura republicana estatal a aprobar un 5 por ciento aumento salarial. Los salarios de los docentes en Oklahoma, como Morejon sabía bien, no eran mucho mejores que Virginia Occidental: ambos estados han sido clasificados entre los cinco peores de la nación. Morejon, un profesor de ciencias sociales y entrenador de béisbol de 25 años de Stillwater Junior High en Stillwater, Oklahoma, vio el precio que estaba tomando para sus colegas. Un colega, que se acerca a la edad de jubilación, tenía que cortar decenas de jardines después de la escuela todas las semanas para pagar la matrícula universitaria de su hija.

Entonces, mientras los maestros de West Virginia seguían en los piquetes, Morejón decidió que era hora de que su estado hiciera lo mismo. Creó un grupo de Facebook llamado «Oklahoma Teacher Walkout – The Time Is Now!». En solo tres días, el grupo aumentó a 30,000 miembros. El 8 de marzo, el sindicato presentó una lista de demandas -como un aumento de $ 10,000 para maestros y $ 200 millones para compensar los recortes en el financiamiento de educación- que amenazan con una huelga escolar masiva el 2 de abril si no se cumplen. El 31 de marzo, la Legislatura aprobó un aumento de $ 6,100, pero no fue suficiente y se llamó a la huelga. El tercer día de la huelga, me paré junto a Morejón, cerca de los escalones del Capitolio, donde los maestros agradecidos se tomaron autofotos con él, y le pregunté cuánto tiempo podría durar.

«Si piensan que nos van a esperar, están locos», me dijo Morejón. «Esto va a durar tanto como quieran que dure».

Eso fue hace una semana y los maestros todavía están en eso. Las demandas se han alejado de un aumento mayor y hacia más fondos para aliviar los recortes en la educación profunda a lo largo de los años. Los maestros han decidido que preferirían arriesgarse a una reacción pública que conformarse con libros de texto obsoletos, aulas en ruinas y semanas de cuatro días en casi un quinto de los distritos escolares de Oklahoma. El grupo de Facebook de Morejon ahora tiene más de 76,000 miembros, unas 34,000 personas más que profesores en el estado, un fuerte indicio de que la huelga de Oklahoma está teniendo una gran influencia en los maestros inquietos y mal pagados en otros estados republicanos como Kentucky y Arizona, donde Los legisladores que recortaron impuestos han acelerado los presupuestos de educación en la última década.

Morejon es un jugador clave en un sorprendente movimiento laboral de base que se ha desatado en menos de dos meses. Hasta ahora, los profesores hastiados han encontrado un apoyo inesperadamente sólido entre los votantes que de otra manera tendieron a favorecer los impuestos bajos o inexistentes. A medida que el incendio forestal se extendió hacia el oeste, los funcionarios del gobierno más responsables de esas medidas de austeridad presupuestaria parecen casi sorprendidos por lo difícil que ha sido mantener el poder político. En los primeros días de la huelga, la gobernadora de Oklahoma, Mary Fallin, trató de golpear a los maestros como ingratos malcriados, comparándolos con «un adolescente que quiere un auto mejor». El enfoque ad hominem no ha ido bien. Los docentes, muchos de ellos mujeres, están redefiniendo las actitudes sobre el trabajo organizado, reemplazando los estereotipos negativos de los obreros mal pagados y mal pagados con un rostro más comprensivo: los que trabajan demasiado y que menosprecian que dicen que están peleando por sus estudiantes tanto como ellos «. Re luchar por si mismos.

La escena festiva fuera del Capitolio estatal la semana pasada -partida política parcial, parte del concierto y parte de la fiesta de portería- no parecía un piquete típicamente sombrío. Maestros, estudiantes y padres y con los más pequeños bailaron en la «YMCA» de Village People. Las bandas escolares locales interpretaron «We’re Not Gonna Take It» de Twisted Sister. Familias enteras montaron carpas y sillas de jardín, repartiendo comida y bocadillos gratis . La gente marchaba en círculos alrededor del edificio, empuñando y agitando carteles, muchos de los cuales golpearon al gobernador. Una de ellas, que mostraba la cara de Fallin, decía: «Si la ignorancia es felicidad, entonces esta debe ser la mujer más feliz de la Tierra».

Dentro del Capitolio, la atmósfera se sentía más tensa. La gente se reunió alrededor de la cúpula central en los primeros cuatro pisos del edificio, gritando: «¡Todavía estamos aquí!» Y «¡No nos iremos!». Los maestros se abanicaron en pasillos abarrotados y exigieron reunirse con los legisladores de su estado.

Oklahoma es la batalla de maestros más candente del país en este momento, pero Kentucky y Arizona no se quedan atrás. En Kentucky, el sindicato de maestros del estado está instando a los maestros a marchar sobre el Capitolio en Frankfort el viernes después de que el gobernador republicano Matt Bevin vetó un proyecto de ley esta semana que impulsaría la financiación por alumno en el estado. También firmó un proyecto de ley de reforma de pensiones que fue aprobado rápidamente por la Legislatura estatal el mes pasado. Ese proyecto de ley de reforma de pensiones, tremendamente impopular entre los maestros, haría las pensiones más parecidas a los planes 401 (k). La aprobación de la ley desató una gran «enfermedad» el mes pasado, con los maestros asaltando el Capitolio.

En Arizona, los maestros usan ropa roja esta semana y realizan «visitas sin cita», donde se quedan afuera de la escuela y hablan con los padres y cualquiera que escuche sobre el estado de sus aulas, la necesidad de un aumento del 20 por ciento y más fondos para la educación . Al igual que Oklahoma, Arizona ha visto a muchos de sus maestros huir del estado en busca de trabajos mejor pagados en la vecina Nevada, donde un proyecto masivo de reforma educativa promovido por el gobernador republicano Brian Sandoval inyectó $ 500 millones en el presupuesto educativo. Se espera que los educadores de Arizona anuncien una fecha para su propia huelga masiva en los próximos días.

«Todos ustedes realmente nos están inspirando en este momento. West Virginia nos despertó, pero todos reafirmaron todo «, dijo Joe Thomas, presidente de la Asociación de Educación de Arizona durante una discusión remota el 3 de abril con Alicia Priest, presidenta de la Asociación de Educación de Oklahoma, que se publicó en Facebook .

«Si este es el único idioma que los políticos escucharán», dijo Thomas, «hablaremos este idioma si es necesario».

Lara Brown, directora de la Graduate School of Political Management en la Universidad George Washington y ex funcionaria del Departamento de Educación durante la administración Clinton, ha criticado a los sindicatos de docentes, que cree que en el pasado han sido una barrera para la mejora y la reforma.

Pero dijo que los docentes de Oklahoma, Kentucky, Arizona y Virginia Occidental podrían presionar a otros estados rojos -donde los recortes de fondos educativos plagan a las escuelas y recortan salarios- para tener conversaciones más amplias sobre cómo debería ser la educación pública y cómo debería financiarse.

«Los maestros son un gran electorado», dijo Brown. «Hay miles y miles de maestros en todos los estados y lo que realmente significa en el nivel práctico es que los profesores pueden organizarse y emitir el voto en forma absoluta … pero si pueden dominar la conversación nacional sigue siendo un gran signo de interrogación».

El lunes, en la página de Facebook que comenzó todo, Morejon escribió: «Al hablar con los maestros de West Virginia, me dijeron que el día más importante de la huelga fue el segundo lunes». El lunes fue el «segundo lunes» y muchos observadores estimaron la multitud en el Capitolio era la más grande hasta el momento.

***

Entre los mayores problemas de Oklahoma está el hecho de que no puede mantener a sus maestros. Se entrenan en las mejores universidades de Oklahoma y luego conducen hacia el sur, a Texas, donde las escuelas prometen miles de dólares adicionales para atraer a los mejores talentos. El salario promedio de un maestro en Texas es de $ 52,575, en comparación con $ 45,245 en Oklahoma, según datos federales. El estado de Sooner ha tenido que emitir certificaciones de emergencia a miles de personas en los últimos años para el personal de las aulas, lo que genera inquietud sobre las calificaciones. Incluso el Maestro del Año de Oklahoma dejó el estado para Texas en 2016 después de liderar una iniciativa electoral fallida para otorgar a los maestros del estado un aumento de $ 5,000.

Esa exasperación es sentida por aspirantes a educadores que apenas han comenzado sus carreras. Kristen Holland, Leah Chambers y Hallie Ball, todas estudiantes y maestras de la Oklahoma State University, me dijeron que quieren continuar enseñando en el estado, aunque saben que pueden ganar más dinero en Texas como maestras de primer año. «Las escuelas de Texas saltan a la vista y nos dicen que podemos ganar más dinero, pero quiero quedarme aquí», dijo Chambers, de 22 años .

Afuera, cuatro maestros de primaria de Norman, Oklahoma, esperaban a un amigo cerca de una fila de baños portátiles. «Puedes ir a cualquier otro lado y ganar $ 15,000 más como maestra de primer año», dijo Brenda Frieling. «Los maestros están listos».

«He tenido superintendentes en Texas gracias porque contrataron a nuestros maestros», dijo Deborah Gist, superintendente de Tulsa, quien habló por teléfono el primer día de marcha a Oklahoma City desde Tulsa, a 110 millas de distancia. «Crea una situación extraordinariamente inestable».

Los recortes educativos también pesan sobre los maestros, dijo Gist. Alrededor de una quinta parte de los 513 distritos escolares públicos de Oklahoma operan en un horario de cuatro días, obligados a encontrar una manera de reducir los costos a raíz de los recortes en la financiación de la educación estatal. Desde 2008, alrededor del 28 por ciento del financiamiento estatal por alumno, ajustado por la inflación, se ha reducido, según el Centro de Presupuesto y Prioridades de Políticas, un grupo de expertos. Los maestros que protestan se han quejado de los libros de texto obsoletos unidos por cinta adhesiva y escritorios destartalados. Una niña de 7 años descubrió que había heredado el mismo libro de texto utilizado una vez por el cantante country Blake Shelton, en 1982.

Pero los gráficos y los argumentos estadísticos no siempre ganan la batalla por el apoyo público.

Los maestros saben que están jugando un juego de relaciones públicas, lo que explica por qué Gist y cerca de 150 de sus colegas están durmiendo en los gimnasios escolares a lo largo de su recorrido desde Tulsa a Oklahoma City. Miden la buena voluntad en la voluntad de las personas de llevarles alimentos y bebidas, pero esa no será la medida de la durabilidad de su causa. Eso se decidirá en las cámaras de la Legislatura estatal.

«No podemos alejarnos de este momento y pensar que alcanzamos el éxito», dijo Gist.

***

Definir el éxito pesa en los dirigentes sindicales como Ed Allen. Allen es presidente de Oklahoma City American Federation of Teachers, un sindicato local de afiliados sindicales, y aunque está entusiasmado con la posibilidad de traducir la energía de la huelga a las urnas en noviembre, le preocupa una estrategia de salida y la falta de ella. de uno le servirá a un movimiento obrero de base que cuenta con amplio apoyo público, al menos por ahora.

«Mientras más te alejas de Oklahoma City, menos pasión tienes», me dijo. «Si tus hijos no van a la escuela por un par de semanas, los que te apoyaron en algún momento van a empezar a decir: ‘Sí, lo entiendo, estoy contigo, pero toma la victoria y sigue adelante la carretera.’ Pero cuando caminas entre la multitud [en el Capitolio], la gente se emociona y no está lista para escuchar: «Vámonos a casa». Y aún no estamos listos para decirlo. Entonces no lo sé «.

Parte de esa frustración está surgiendo de legisladores estatales y padres en partes más rurales del estado. Allen dijo que habló con un representante en uno de esos distritos menos poblados. «Y él dijo: ‘¿Sabes que cuando hablo con mis electores me dicen que alguien está descontento con un aumento de $ 6,000? No lo estamos entendiendo del todo «.

En un video que se viralizó esta semana y que luego fue borrado, el representante estatal Kevin McDugle, un republicano de primer año, dijo que no votaría «por otra medida apestosa cuando (los profesores) actúen de la manera en que actúan». Poco después , una maestra de segundo grado de Oklahoma anunció que se postularía para su puesto. (No fue la única maestra que decidió postularse para el cargo cuando se abrió la ventana de registro esta semana).

Una tarde, mientras los maestros en la ciudad de Oklahoma seguían sacudiendo a los legisladores estatales, decidí ver si podía tomar la temperatura fuera de la capital. Conduje hasta la pequeña ciudad de Guthrie, a una media hora de la ciudad de Oklahoma, donde una fina capa de polvo rojo cubre muchos de los automóviles. Las escuelas cerraron durante la semana debido a las huelgas.

«Es difícil encontrar cosas que hacer aquí», dijo Jason Smith, un estudiante de secundaria, mientras almorzaba en McDonald’s con su abuela, Tamara Smith. Dijo que apoya a sus maestros y a su causa, pero que quiere volver a la escuela porque pasa los días sentado mirando YouTube.

Su abuela dijo: «Los apoyo tratando de obtener mejores fondos para la educación, pero quiero decir, ya es suficiente, ¿no?».

Al otro lado de la calle, en Walmart, una madre que da clases a sus hijos en casa y que dijo que no se sentía cómoda al ser identificada por su nombre, dijo que los paros pueden poner a prueba a una comunidad que ya lucha. Más del 60 por ciento de los estudiantes de Guthrie son elegibles para almuerzos gratuitos o de precio reducido, según datos federales. Las iglesias en el área están repartiendo almuerzos a los estudiantes que no están en la escuela y trabajando para mantener a los niños entretenidos, a veces conduciéndolos a la ciudad de Oklahoma para ver una película.

De vuelta en el Capitolio estatal, los maestros corearon: «2, 4, 6, 8, queremos que legislen». En el interior, los legisladores estatales debatieron varios proyectos de ley que podrían aumentar los ingresos por educación para Oklahoma en decenas de millones de dólares, pero no está claro qué facturas o qué cantidad de dinero finalmente terminará las huelgas.

«Realmente tomaría cerca de $ 1.5 mil millones para compensar 10, 11 años de recortes en la educación en Oklahoma», dijo Allen de la Federación de Docentes de Oklahoma City American. «Ahora, si alguien piensa que va a hacer eso todo en un año, en una factura, realmente no se puede hacer».

Si bien los legisladores del estado de Oklahoma han aceptado algunas de las demandas de los maestros, se han negado a ceder ante otros.

El gobernador Fallin firmó un proyecto de ley esta semana, revocando un impuesto de alojamiento propuesto que habría recaudado alrededor de $ 50 millones para la educación. También parece que no hay apetito para terminar con una rebaja de impuestos que beneficia a miles de acaudalados habitantes de Oklahoma, conocida como la deducción de ganancias de capital del estado. La Asociación de Educación de Oklahoma ha señalado que poner fin a esa desgravación fiscal es una prioridad importante, diciendo que podría proporcionar alrededor de $ 120 millones al año en dinero nuevo para la educación pública. Los docentes aún tienen esperanzas, ya que los legisladores estatales consideran los cambios a los créditos fiscales para las empresas de energía eólica, lo que podría canalizar más dinero hacia la educación pública.

Luego de una gran participación en el segundo lunes de la huelga, la multitud de manifestantes disminuyó un poco el miércoles ya que algunos maestros sintieron el retroceso a la escuela. En lo que algunos vieron como una señal del comienzo del fin, la Asociación de Educación de Oklahoma comenzó a enfatizar las ganancias que los maestros han asegurado hasta ahora, como un estimado de $ 22 millones en ingresos educativos adicionales del juego de azar «ball and dice». La huelga no ha terminado todavía. Más de dos docenas de distritos escolares -todos menos dos de los más grandes, que prestan servicios a casi la mitad de los estudiantes de escuelas públicas del estado- anunciaron que cerrarían el jueves, algunos hasta el viernes.

Fuente: https://www.politico.com/magazine/story/2018/04/12/teacher-strikes-oklahoma-city-kentucky-west-virginia-217849

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Los medios de comunicación ignoran el auge de la oligarquía, pero nosotros no debemos hacerlo

Por: Bernie Sanders

Necesitamos escuchar las historias de los estadounidenses en apuros que apenas salen en los periódicos y televisiones. Hasta que salgan, nosotros debemos contar esas historias allá donde podamos

El rápido auge de la oligarquía y de la desigualdad en riqueza e ingresos es la gran cuestión política, económica y moral de nuestro tiempo. Y, aun así, apenas recibe cobertura de los medios de comunicación.

¿Con qué frecuencia abordan los informativos el tema de los 40 millones de estadounidenses que viven bajo el umbral de la pobreza o nuestra tasa de pobreza infantil, superior a la de prácticamente cualquier país desarrollado del planeta? ¿Cómo tratan los medios la desigualdad en nuestra sociedad, superior a cualquier otro momento desde los años 20, en la que el 0,1% más rico acumula tanta riqueza como el 90% inferior? ¿Cuántas veces has escuchado a los medios contar las historias de los millones de personas que hoy trabajan más horas por menos salario tal y como ocurrió hace unos 40 años?

¿Cuántas veces han discutido la ABC, CBS o NBC el papel de los hermanos Koch y otros multimillonarios en la creación de un sistema político que permite a los ricos y a los poderosos controlar elecciones, así como el proceso legislativo en el Congreso?

Desafortunadamente, la respuesta a estas preguntas es: casi nunca. Los medios no han permitido a los estadounidenses entender en su conjunto las fuerzas económicas que condicionan sus vidas y que les obligan a tener dos o tres empleos mientras que los consejeros delegados ganan cien veces más que ellos. En su lugar, día tras día y las 24 horas del día nos inundan con los continuos dramas de la Casa Blanca de Trump, de Stormy Daniels y con el último cotilleo político.

Necesitamos urgentemente discutir la realidad de la economía y del sistema político actual y luchar para crear una economía que sirva a todo el mundo y no solo al 1%.

Tenemos que hacernos las preguntas difíciles que los medios no se hacen: ¿de quién es EEUU y quién tiene el poder político? ¿Por qué en el país más rico de la historia hay tantos pobres? ¿Qué fuerzas han hecho a la clase media estadounidense, en su momento la envidia del mundo, decaer tan bruscamente? ¿Qué podemos aprender de los países que han logrado reducir la desigualdad de riqueza e ingresos, construir una clase media próspera y fuerte y proporcionar servicios básicos a todos?

Tenemos que escuchar a los estadounidenses en apuros cuyas historias apenas se cuentan en los periódicos y la televisión. Si no entendemos la realidad de la vida en Estados Unidos para las familias trabajadoras, nunca la cambiaremos.

Hasta que no entendamos que los derechistas hermanos Koch son más poderosos políticamente que el Comité Nacional Republicano, y que los grandes bancos, las farmacéuticas y las empresas multinacionales se están gastando ingentes cantidades de dinero para amañar el proceso político, no seremos capaces de anular la desastrosa decisión del Tribunal Supremo sobre Citizens United (que prohibió al Gobierno limitar las donaciones de empresas en campañas electorales), pasar a una financiación pública de las elecciones y poner fin a la codicia empresarial.

Hasta que no entendamos que el salario mínimo federal de 7,25 dólares la hora es un salario de hambre y que la gente no puede sobrevivir con nueve o diez dólares la hora, no vamos a ser capaces de aprobar un salario base de al menos 15 dólares.

Hasta que no entendamos que las empresas multinacionales han estado escribiendo nuestras políticas fiscales y comerciales en los últimos 40 años para permitirles dejar en la calle a los trabajadores estadounidenses y acercarse a los países de salarios más bajos, no vamos a ser capaces de promulgar leyes justas que acaben con esta tendencia a la reducción de ingresos y que hagan a los ricos y a los poderosos pagar su parte justa.

Hasta que no entendamos que vivimos en una economía global muy competitiva y que es contraproducente que millones de nuestra gente no se puedan permitir una educación superior o dejar la universidad sin endeudarse, no seremos capaces de hacer universidades públicas gratuitas.

Hasta que no entendamos que somos el único país importante de la Tierra que no garantiza la sanidad a todos sus ciudadanos y que nos gastamos en sanidad per cápita mucho más que cualquier otro país, no vamos a ser capaces de aprobar una sanidad pública financiada con impuestos.

Hasta que no entendamos que Estados Unidos es, de largo, el que más paga en el mundo para la prescripción de medicamentos porque las farmacéuticas pueden cobrar el precio que quieran por medicinas que pueden salvar vidas, no vamos a rebajar el precio infame de estos medicamentos.

Hasta que no entendamos que el cambio climático es real, causado por los seres humanos y que está provocando problemas devastadores en todo el mundo, especialmente a los más pobres, no vamos a ser capaces de transformar nuestro sistema energético de los combustibles fósiles a formas de energía sostenibles.

Tenemos que despertar conciencia política en EEUU y ello nos ayudará a avanzar en un programa progresista que satisfaga las necesidades de nuestras familias trabajadoras. Está en nuestra mano unirnos al debate. Esto es solo el principio.

@BernieSanders

Traducido por Javier Biosca Azcoiti

Fuente: https://www.eldiario.es/theguardian/desigualdad-oligarquia-Sanders_0_751725293.html

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EEUU: Lessons learned from the Arizona teachers strike

Por: peoplesworld.org/08-05-2018

The weeklong strike by Arizona teachers ended in a pretty handsome victory for teachers and supporters.  They won a 19 percent salary increase over three years which is quite something for hard working teachers grown accustomed to tiny raises, if any, that never kept up with the cost of living.

Yet some are criticizing the educators for ending the strike before winning every one of their demands. They are not understanding how important was the victory that the teachers and their allies actually did win.

To understand the magnitude of the victory it’s important to look at what educators are up against.  You may have noticed that when teachers strike, which isn’t often, they usually walk out in the fall when classes begin.  First days of school in the fall get more attention, when teachers, students, and staff are knuckling down for the school year.  Teachers’ unions have had time to prepare for job actions over the summer and everybody is more energetic.

This latest wave of teacher strikes, however, took place late in the school year precisely because it wasn’t a narrowly planned action.  Arizona teachers reacted spontaneously, inspired by teachers’ strikes in West Virginia, Oklahoma, and other states.  The main organizers formed a loose online organization called Arizona Educators United which grew like a prairie fire.  It was joined by the two teachers’ unions, parents, students, school boards, the labor movement, and the public at large.  It was a lesson about the need to be creative and always look for new ways to advance the struggle.

In Tucson on May Day,  thousands celebrated International Workers’ Day with a massive rally and march down to the State Building in solidarity with the striking educators.  With strong support from the Pima Area Labor Federation, teachers, and community supporters and all wearing red in solidarity it looked like a real May Day.  To many it was a lesson about the workers’ holiday, labor history and the importance of international solidarity.

The large concessions won by teachers and the promised infusion of more money into schools is a huge reversal from years of neglect and severe cuts in school funding.  The Arizona Republicans, who control the legislature and all statewide offices, haven’t merely cut and slashed education. They have been out to destroy public education.

Since public schools are such a basic part of American democratic tradition they couldn’t just abolish the schools outright without a public outcry.  Instead they have been weakening public education by supporting private school vouchers, and contracting out education through use of charter schools.  They figured if they damaged schools enough the public might eventually agree to replacing the schools with state subsidized private and charter schools.  Their main weapon has been large tax cuts to the rich, draining funds from education and that was another lesson learned.  When they ended the strike teachers began a petition campaign for a ballot initiative to tax the rich to fund future education.  Hundreds of thousands learned who the enemy of education is and where the funding must be found.

I worked for a decade in Arizona schools and was an active member of the American Federation of Teachers.  Our union local’s president was a Reagan Republican, and many of the school employees were quite conservative with no experience or knowledge of trade unionism.  In my school most were not union members.

The strike movement has changed that.  Now teachers have learned the importance of organization and unity, and the need to fight back if they want to save public education.  It was another lesson learned, one about the importance of allying with parents, students, and their communities for a broader front against the right wing.

Most importantly, Arizonans learned that small struggles by local unions for small concessions, while important, are not enough.  They learned that working people need to get political and take on the corporate class and their right-wing puppets in the streets, in the legislature and governor’s mansion. Yes, it’s important to win concessions, even small ones, but they will take them back unless we organize and strengthen our peoples’ coalitions.  It’s important to defeat the ultra-right in the November elections.  These struggles are where working people learn about class struggle and, hopefully, where they will eventually learn about the need to abolish capitalism once and for all.

So aside from winning some good economic concessions our teachers and the public also gained a class struggle education which, together with the new organizational forms, will strengthen us for the battles ahead. We have nothing to lose but our chains.

*Fuente: https://www.peoplesworld.org/article/lessons-learned-from-the-arizona-teachers-strike/

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Charlottesville, Neo-Nazis and the Challenge to Higher Education

By: Henry Giroux

The march across the University of Virginia campus in the summer of 2017 by a thousand or more white supremacists, neo-Nazis, and other right-wing extremists offered a glimpse of the growing danger of authoritarian movements both in the United States and across the globe, signalling a danger that mimics the increasingly forgotten horrors of the 1930s. The image of hundreds of fascist thugs chanting anti-Semitic, racist, and white nationalist slogans such as “Heil Trump” and later attacking peaceful anti-racist counter-demonstrators makes clear that radical right-wing groups which historically have been on the margins of American society are now more comfortable in public with their nihilistic and dangerous politics. They appear especially emboldened to come out of the shadows because elements of their neo-fascist ideology have found a comfortable if not supportive place at the highest levels of the Trump administration, especially in the initial and telling presence of Steve Bannon, Jeff Sessions, and Stephen Miller, all of whom embrace elements of the nefarious racist ideology that was on full display in Charlottesville.

As is well-known, Trump has not only supported the presence and backing of white nationalists and white supremacists, but he has refused to denounce their Nazi slogans and violence in strong political and ethical terms, suggesting his own complicity with such movements. It should surprise no one that David Duke, a former imperial wizard of the Ku Klux Klan, told reporters in the midst of the events that the Unite the Right followers were “going to fulfill the promises of Donald Trump…to take our country back.” Nor should it surprise anyone that Trump initially refused to condemn the fascist groups behind the horrifying, shocking images and violence that took place in Charlottesville. His silence made elements of the far-right quite happy. For instance, The Daily Stormer, a white supremacist website, issued the following statement: “Refused to answer a question about White Nationalists supporting him. No condemnation at all. When asked to condemn, he just walked out of the room. Really, really good. God bless him.”

It appears that the presence of Nazi and Confederate flags along with the horrendous history of millions lost to the Holocaust and slavery, lynchings, church bombings, and the assassination of Black leaders such as Medgar Evers and Martin Luther King, Jr. did little to move Trump to a serious understanding or repudiation of the poisonous historical forces that surfaced in Charlottesville. The demonstration held in Charlottesville by militarized torch-bearing groups of Nazi sympathizers, Ku Klux Klan members, and white nationalist represents a historical moment that capture some of the elements of a past that led to some of the worse crimes in human history. At the risk of falling prey to historical amnesia, the crucial lesson to be learned is that the ideology, values, and institutions of a liberal democracy are once again under assault by those who no longer believe in equality, justice, and democracy. As the historian Timothy Snyder has observed, it is crucial to remember that the success of authoritarian regimes in Germany and other places succeeded, in part, because they were not stopped in the early stages of their development.

The events in Charlottesville provide a glimpse of authoritarianism on the rise and speak to the dark clouds that appear to be ushering in a new and dangerous historical moment both in the United States and across the globe. While it is problematic to assume that an American-style totalitarianism will soon become the norm in the United States, it is not unrealistic to recognize that the possibility for a return to authoritarianism is no longer the stuff of fantasy or hysterical paranoia, especially since its core elements of hatred, exclusion, racism, and white supremacy have been incorporated into both the highest levels of state power and throughout the mainstream right-wing media. The horrors of the past are real and the fears they produce about the present are the necessary work of both historical memory and the power of civic courage and moral responsibility.

The authoritarian drama unfolding across the United States has many registers and includes the use of state violence against immigrants, right-wing populist violence against mosques and synagogues, and attacks on Muslims, young blacks, and others who do not fit into the vile script of white nationalism. The violence in Charlottesville is but one register of a larger mirror of domestic terrorism and home-grown fascism that is growing in the United States. Trump’s irresponsible response to the violence in Charlottesville should surprise no one given the long history of racism in the Republican Party that extends from Nixon’s Southern strategy and George W. Bush’s treatment of the Black victims of Hurricane Katrina to the current party’s efforts at voter suppression. Like many of his fellow Republican extremist, Trump embraces this long legacy of white supremacy, though he elevates it to a new level of visibility in his refusal to expunge its most naked expressions and his open support for its values and policies.

How else to explain his administration’s announcement that it would no longer “investigate white nationalists, who have been responsible for a large share of violent hate crimes in the Unites States.” How else to explain Trump’s willingness to lift restrictions imposed by the Obama administration to provide local police departments with military surplus equipment such as armed vehicles, bulletproof vests, and grenade launchers. Clearly, such actions accelerate Trump’s law and order agenda, escalate racial tensions in cities that are often treated like combat zones, and reinforce a warrior mentality among polices officers. More telling is Trump’s presidential pardon of Joe Arpaio, the notorious White supremacist and disgraced former sheriff of Maricopa County, Ariz. Not only did Arpaio engage in racial profiling, despite being ordered by the court to decease, he also had a notorious reputation for abusing prisoners in his Tent City, which he once called “a concentration camp.” These inmates were, among other practices, subjected to blistering heat, forced to work on chain gangs, wear pink underwear, and dress in demeaning striped uniforms.

There is more at work here than Trump’s endorsement of white nationalism; there is also the sending of a clear message of support for a culture of violence that gives meaning to acts of domestic terrorism. Moreover, there is a clear contempt for the rule of law, and an endorsement not just for racist ideology but also for institutional racism and the primacy of the racially-based incarceration state. There is also the chilling implication that Trump would be willing to pardon those who might be found guilty in any upcoming investigations involving Trump and his administration. Trump’s law-and-order regime represents a form of domestic terrorism because it is a policy of state violence designed to intimidate, threaten, harm, and instil fear in a particular community. Pardoning Arpaio, Trump signals to his right-wing extremist base and fellow politicians that he justifies state enacted violence against immigrants, especially Latinos. In addition, Trump’s language of fear and violence emboldens right-wing extremists and gives them the green light to support legislation and ideologies that are profoundly reactionary. For instance, this is evident in attempts on the part of 20 states to criminalize dissent, overtly decry the benefits of higher education, and state without apology that Republicans would support postponing the 2020 election if Trump proposed it.

The events in Charlottesville raise serious questions about the role of higher education in a democracy. What role if not responsibility do universities have in the face of wide spread legitimized violence? What role does education have at a time when rigorous knowledge is replaced by opinions, the truth is equated with fake news, self-interest replaces the social good, and language operates in the service of violence? Surely, institutions of higher education cannot limit their role to training in at a time when democracy is under assault all over the globe. What does it mean for institutions of higher education to define themselves as a public good, a protective space for the promotion of democratic ideals, the social imagination, values, and the imperatives of critically engaged citizenship? As Jon Dixon observes, what does mean to view and take responsibility for developing education as “a protected space within which to think against the grain of received opinion: a space to question and challenge, to imagine the world from different standpoints and perspectives, to reflect upon ourselves in relation to others and, in so doing, to understand what it means to assume responsibility”?

Surely, with the ongoing attack on civic literacy, truth, historical memory, and justice it becomes all the more imperative for colleges and universities to educate students to do more than learn work based skills. What might it mean to educate them to become intelligent, compassionate, critically engaged citizens fully aware of the fact that without informed citizens there is no democracy? There is much more at stake here than protecting and opening the boundaries of free speech; there is the more crucial imperative of deepening and expanding the formative cultures and public spheres that make a democracy possible.

We live in an age in which there is emerging a relentless attack on the truth, honesty, and the ethical imagination. Under such circumstances, there is a need for educators to reclaim the discourse of democracy and to expand the parameters of civic literacy and courage by once teaching students to think critically, embrace civic courage, develop a historical consciousness, hold on to shared responsibilities rather than shared fares, think historically and comprehensively, translate private issues into larger social problems, and learn how to think differently in order to act responsibly. Education is central to politics and such pedagogical practices raise the bar regarding what counts as education in a democracy, especially in societies that appear increasingly amnesiac—that is, countries where forms of historical, political, and moral forgetting are not only wilfully practiced but celebrated. All of which becomes all the more threatening at a time when a country such as the United States has tipped over into a social order that is awash in public stupidity and views critical thought as both a liability and a threat. How else to explain the present historical moment with its collapse of civic culture and the future it cancels out? Democracy is always the outcomes of ongoing struggles to preserve its ideals, values, and practices. When democracy is taken for granted, justice dies, social responsibility becomes a burden, and the seeds of authoritarianism flourish.

We may be in the midst of dark times, but history is open and resistance is no longer an option but a necessity. Educators have a particular responsibility to address this growing assault on democracy. Any other option is an act of complicity and a negation of what it means for education to matter in an alleged democratic society.

Source:

Charlottesville, Neo-Nazis and the Challenge to Higher Education

 

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EEUU: Texas Special Education Reform Comes With Mountain Of Mistrust

EEUU/May 08, 2018/

In 2004, the Texas Education Agency arbitrarily decided the state should shrink special education to 8.5 percent of the student population.

After conducting an investigation, the U.S. Department of Education said the effective cap illegally barred tens of thousands of children with disabilities from a free and appropriate education.

The state agency is trying to enact reforms to make up for breaking the law, but parents and advocates say it will take a lot to regain their trust.

“It’s really too little, too late. Especially (for) those children who needed early childhood intervention. You can’t get those years back,” said Jill Goolsby of San Antonio.

Five years ago, school officials told Goolsby her 3-year-old son Walker didn’t qualify for the free public preschool program for children with disabilities.

“I was told he definitely was not autistic because he was able to pretend that blocks were ice cubes. And I was told that a child with autism is not creative and cannot have any imaginative play, which is — that’s not true. But I did not know that at the time,” Goolsby said.

According to the Education Department, school districts across Texas delayed testing tens of thousands of kids like Walker, or shunted them to less intensive forms of support to meet TEA’s 8.5 percent benchmark.

By the time the benchmark was eliminated last year, advocates said a whole generation had aged out of the system.

“As a society, we will pay for them the rest of their lives, if we don’t get them back in the system and educate them,” said Karen Seal, a disability rights attorney in San Antonio. “The ones that are already out, how do we get them back, when there’s no mandate to do that?”

Seal thinks the Education Department should have punished Texas for breaking the law.

“But the problem with punitive is it’s usually monetary, and the last thing the schools need right now when it comes to special education is to lose money,” Seal said.

What the Education Department did, however, is tell TEA to do a better job monitoring school districts, and to make sure the children who were denied services are given the help they’re owed.

The department is currently reviewing TEA’s plan to meet those demands. It has three major parts: compensating families, training teachers and amping up the state’s monitoring team.

Deputy commissioner of academics Penny Schwinn said the first thing TEA will do is use federal dollars to hire 50 people.

“Unlike what Texas has done in the past, we want this monitoring team to be about review and support. So it’s going into districts, working with them as partners, families as partners, students as partners to really look at the compliance components,” Schwinn said.

Next school year, the plan calls for districts to begin finding the kids they missed and provide therapy and other compensatory services if they need it.

Goolsby welcomes the news, but said it won’t make up for her son Walker not getting help when he needed it. While she was able to get him into a private preschool, and had insurance to help cover therapy, she knows other families weren’t, and aren’t, so lucky.

“These kids have had bad years. It’s very hard to send them to an environment where you know they’re struggling and to try to turn around their mental attitude around school and their relationships with their peers,” Goolsby said.

Walker Goolsby, center, plays with Legos after school with his sister Caroline and brother Hayes.
CREDIT CAMILLE PHILLIPS | TEXAS PUBLIC RADIO

Today, Walker is 8 years old and doing well. One of his favorite things to do is build Legos and make up stories about Lego guys.

His mother is grateful, but feels for all the kids who’ve missed out on years on intervention.

I mean you can’t undo that. Those are consequences that are just going to be there,” Goolsby said.

She and her husband moved their four children across town to be close to a charter school that gives Walker and his younger brother Hayes special education services.

With so much to make up for, parents and advocates have mixed reactions to TEA’s special education plan. Their top concern: There won’t be enough money.

Kyle Piccola from the disability rights organization The Arc of Texas said the plan’s a big step in the right direction, but he’s worried TEA doesn’t mention anything about how expensive it will be.

“In my opinion they’d be able to provide an estimated guess, at the least,” Piccola said.

TEA has promised to ask for more money for special education in next year’s state budget, but Piccola said he it will be hard to get lawmakers to agree unless the agency provides an accurate picture of the cost.

“I don’t want you to hear that The Arc of Texas is giving a resounding gold star to TEA. Like I said, we are very cautious about moving forward, and we’re going to be keeping a watchful eye,” Piccola said.

Disability rights attorney Karen Seal is more skeptical, though. She wants a federal monitor.

“TEA, the one that broke the law, they’re saying okay, we know you robbed these kids of this education, now we want you to go in and take care of the problem,” Seal said.

TEA’s Penny Schwinn said the state agency is working to regain the trust of parents and advocates.

“We understand that there are some serious trust issues in the state related tospecial education, and that one of our responsibilities is to begin to right the ship on our end,” Schwinn said.

It’s hard to say how much oversight the Education Department will give TEA as it rolls out special education reform. The department declined multiple requests for an interview.

Camille Phillips can be reached at Camille@tpr.org or on Twitter @cmpcamille

Source:

http://tpr.org/post/texas-special-education-reform-comes-mountain-mistrust

 

Source:

http://tpr.org/post/texas-special-education-reform-comes-mountain-mistrust

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