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Fernando Buen Abad: «No se educa, sino se educa en clave de lucha»

16-05-2014/La Otra Mirada

Continuando con las entrevistas realizadas por Luis Bonilla (LB) en su programa «La otra Mirada» a propósito de la consulta internacional sobre la Calidad de la Educación realizada en Venezuela, durante el 2014, a continuación la reseña del encuentro con Fernando Buen Abad (FB), filósofo, intelectual mexicano  y Coordinador y Académico de la Universidad de la Filosofía.

LB: Bienvenidas y Bienvenidos todas y todos a este nuevo contacto internacional en el marco de la consulta por la calidad educativa. En esta oportunidad conversaremos desde Buenos Aires, Argentina con Fernando Buen Abad Domínguez. Fernando es filósofo, intelectual y escritor de izquierda, militante marxista en numerosos movimientos, instituciones culturales y literarias. Nació en México, en el DF, en el diciembre de1956. Entre otras responsabilidades es coordinador de la universidad de la filosofía y ahora comparte sus actividades entre México, Buenos Aires y Ecuador también. Bienvenido, Fernando a este contacto internacional en el marco de la consulta pr la calidad educativa.

FB: Hola, Buenos días, Luis. Te agradezco la invitación por la oportunidad de conversar siempre con los hermanos venezolanos y por este proyecto que es siempre un preocupación y una  tarea que siempre parece inconclusa, afortunadamente la de transformar la educación, transformarla, así que es una alegría y un honor para mí participar.
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LB: Fernando, te has dedicado los últimos años a trabajar el tema de la comunicación. Si te correspondería hacer un diagnóstico del comportamiento de los medios de comunicación en la región, ¿Cuál sería ese diagnóstico?
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FB: En primer lugar, tendría que decir, para hacerlo muy breve, que han dejado de ser eso: «medios para la comunicación», que se han convertido es armas de guerra ideológica, en herramientas para mentir, herramientas para desfalcar la voluntad de los pueblos, e incluso, herramientas para fabricar golpes de estados como hemos visto en lo que va en el siglo 21. Los ejemplos son suficientes como para enderezar la idea de que ya no podemos seguir discutiendo el papel de esos medios de comunicación como solo un problema de distribución de herramientas, de tecnologías para la educación, ni solo como un problema de libertad de expresión como suele decirse, ni tampoco como un problema, como suele decirse, de multiplicaciones de voces. Hoy el problema también, además de todo eso, es un problema de seguridad nacional y regional, y creo que ese es el estatus que hay que estudiar hoy las máquinas de guerra ideológicas que el capitalismo financia.

Por otro lado ha habido y ha nacido, en América Latina particularmente, una gran corriente de comunicación emancipadora. Hay un fantasma como decía el viejo Mark, un fantasma que recorre los medios de comunicación, y ese fantasma es el fantasma de la emancipación y creo que hemos ido descubriendo capítulos extraordinarios de movimientos alternativos y comunitarios que demuestran nuevos usos de las herramientas de la comunicación, principalmente en la educación y que me parece un objeto de estudios fascinante, si queremos incorporar esas herramientas como herramientas de independencia, de pensamiento, como herramientas de emancipación intelectual y sobre todo como herramientas para crear la nueva comunicación que hace falta en América Latina.

LB: Fernando, si tuviéramos que caracterizar al imperialismo hoy, tendríamos que estudiar la dimensión de como concentra el capital, es decir como acumula hoy en día, el dinero, por decirlo en términos sencillos. Por otra parte todo el complejo industrial militar y por otro el complejo cultural, por el cual crea una hegemonía y, una forma de ver el mundo. Las grandes corporaciones televisivas, World Disney, la industria del entretenimiento forman parte de esa otra dominación de cual no se suele hablar mucho. Suele hablarse mucho de la económica y de la militar pero la cultural siempre pasa muy por debajo. Sin embargo un niño hoy pasa tres o cuatro horas frente al televisor, joven. Un muchacho además pasa el promedio de comunicación con un teléfono celular entre 50 minutos, 1 hora con 10 minutos del día. O sea, el tema cultura es un tema de amplio estudio. ¿Cuál es tu valoración de hacia dónde apuntan en este momento esa industria cultural en la perspectiva de dominación global?
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FB: Efectivamente, creo que la ideología de la clase dominante es un objeto de estudio que por cierto se nos ha quedado, me parece en general, un poco al costado. No hemos sabido cómo ponerlo como un objeto de estudio y del combate con frente de lucha, como deberíamos. No hemos seguido el consejo del comandante Fidel Castro, a propósito de las batallas de las ideas y saber desarrollar esa batalla en todos sus ámbitos, especialmente el ámbito más difícil, que es el ámbito de la vida cotidiana. La ideología de la clase dominante se nos ha metido a todos en la vida diaria y la tenemos inoculada en nuestras conductas diarias, en nuestro anti valores con los que convivimos a cada minuto.

La ideología de la clase dominante nos ha enseñado a repetirle el discurso del patrón, creyendo que es el nuestro. La ideología de la clase dominante es un objeto de estudio muy complejo y es, repito, un frente de batalla que creo que no ha sido suficientemente calificado, y tampoco hemos desarrollado todas la herramientas que deberíamos para poseer, por ejemplo, una gran semiótica emancipadora hoy, que nos permitiera desmontar todos los discursos minuciosamente, ser capaces de desactivar todos los misiles ideológicos que nos disparan a todas las horas, por todos los medios que uno pueda imaginarse, no exclusivamente por la televisión, ni exclusivamente por la radio.

Uno ve en las conductas de algunas personas, en los ejemplos de la publicidad, en los parámetros y patrones de estilos, de gustos, de modas, de placeres, del rol de la mujer como se presenta bajo el capitalismo, del rol de los niños como han sido estereotipado y esquematizados como objetos de nuestra falacias e incluso de manera acrítica de todos los malos ejemplos, e incluso de todas nuestras irresponsabilidades. Y esta parte me preocupa mucho porque la estructura mediática del capitalismo, alguna vez lo dijo Salvador Dali, “el capitalismo tiene la cualidad de odiar a los niños”, y si eso lo tomamos en serio y lo analizamos, tendríamos pruebas más que contundentes para ver semejante monstruosidad en la vida diaria. Y no solamente porque estamos mirando hoy crímenes como el que se comente contra el pueblo palestino, no solamente porque estemos viendo la desgracia que se ha producido en Ucrania por la terquedad imperial, no solamente porque ya hemos visto esta cadena infernal de ataques contra nuestros pueblos,en todo el planeta, sino porque la vida diaria disfrazado de entretenimiento, disfrazado de placer domestico incluso, a veces también disfrazado de premio al buen comportamiento, el discurso y el mensaje mediático que se entrega a los niños y al que se los expone, sin hacer ninguna alto en alguna reflexión crítica. Entonces, tratando de atender a tu pregunta, yo creo que efectivamente tenemos una ofensiva permanente, si tenemos una problemática con la carga ideológica que estamos todos los días dirigiendo de manera generalmente acrítica y, que además, específicamente con los niños tenemos episodios de altísima irresponsabilidad por lo que cometemos de manera acrítica, por lo que pasa a nuestras narices y no nos damos cuenta. Pero también, tenemos por el otro lado la responsabilidad histórica de comenzar a hacer algo pronto.
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LB: Precisamente desde la perspectiva de la comunicación, ¿Qué tendrían que cambiar los sistemas educativos de la región? Sobre todo los países progresistas para alcanzar eso que llamamos de manera genérica una calidad de la educación para el buen vivir.
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FB: Yo creo que una de las cosas que si es urgente hacer, y que si podemos hacer, entre lo que queremos y lo que podemos, es recuperar el lugar que ocupó históricamente en la educación el desarrollo de los talentos críticos, el desarrollo de las capacidades críticas. Eso por lo menos en México desapareció de los objetivos generales de la educación. Eso desapareció en algunos países, incluso como en Perú. Acabo de estar en un congreso de estudiantes allá, y casi con el rostro atónito los estudiantes escuchaban que este fue uno de los grandes objetivos que en algún momento tuvo la educación pública en América Latina. Esa fue una de sus mejores tradiciones históricas. Creo que se ha perdido de vista la transcendencia del desarrollo de pensamiento crítico que incluyen muchas cosas: incluye la capacidad de ordenar la realidad, de saber que va primero que va después, que es urgente que es importante, que no lo es. Pero también, incluye la capacidad de defendernos, es decir, de defendernos frente al ataque ideológico, de los intereses hegemónicos que pretenden esclavizarnos. Hoy tenemos paradigmas fuertes en materia de desarrollo social como el concepto de independencia, que es un concepto que debe transversalizar a absolutamente todo el campo de la educación, y sin embargo parece que no. Parece que son proclives,en algunos espacio académicos, más bien a cancelar la independencia y cancelar la capacidad crítica a cambio de actitudes religiosas u oscurantista frente el conocimiento, de modo que creo que en esa ruta una de las tareas centrales desarrollar estrategias táctiles, estrategias para devolvernos a todo el privilegio y el derecho al desarrollo del pensamiento crítico, frente a los medios de comunicación con más urgencia que antes.

Yo creo que ya vivimos la etapa del debate que se suponía que prohibiendo que vieran los mensajes íbamos a lograr grandes cosas y no logramos más que afianzar el discurso que justamente algún día quisimos prohibir, y más de una tesis por allí, circuló como progresista incluso. Hoy creo que lo inteligente es aprender a mirar críticamente cada uno de los dispositivos con que el discurso de la clase dominante se desliza a través de sus programas de televisión, en particular, los programas para niños. En este sentido habría que hacer un buen inventario de cuáles son los dispositivos con que ellos cuentan para esa ofensiva televisiva, pero también cómo se deslizan en los libros de textos, pero también como se deslizan a través de la radio y también cómo se comportan a través de los llamado “juegos digitales”, que tienen una variedad de nombres en ingles todos estos, y que son un objeto de adicción muy graves, en jóvenes, en niños y en personas mayores. Entonces, este discurso que se disfraza en juego, es un discurso que tiene por entretenimiento el oficio de asesinar personas en el juego, e incluso con un grado de violencia que más bien sería un trabajo psicológico profundo para saber cómo es que se gana vida, por ejemplo, a partir de matar a otros en juegos digitales, en juego como “el player station”.

Necesitamos hacer un inventario muy concreto, un inventario preciso, como objetos específicos de análisis para desarrollar estos medios instructivos dinámicos, instructivos adaptables, cómodos, entendibles e inteligibles para poder trabajar críticamente sobre esos mensajes. Hoy en América Latina tenemos a la intemperie nuestro profesores de las escuela primarias que no saben qué hacer para  armar a sus estudiantes con algunas líneas criticas de eso que consumen todos los días. Y tenemos paradigmas, digamos durísimo.

Yo he trabajado a nivel de semiótica, por ejemplo del chavo del ocho, porque el chavo del ocho para México, es un personaje muy doloroso, es un personaje que tiene una carga de significados que no se ve en otros países pero que los tiene, Por ejemplo, ha sido un programa que a pesar de todas las contradicciones que contienen, ha transitado de manera exitosa, de manera impune y muy premiadora en todo el continente. De modo que, creo que al contrapelo de la misma idea de prohibir lo que tenemos que hacer es al contrario, desarrollar talleres de información a nivel de semiótica para docentes, escuelas primarias.

Que tendríamos que estar haciendo talleres de trabajo con padres de familias, viendo en conjunto, socializando la mirada. Es fundamental que es espacio de análisis crítico se vuelva colectivo y creo que algunas experiencias que hemos podido tener alguna vez interpretada, mirando allí la plaza del bombillo por ejemplo, entre todos un programa de televisión y hablando sobre eso y discutiendo, así se puede amasar un entrenamiento en talleres metodológico para la crítica del mensaje, pero lo mismo pudiera decirte, leyendo en conjunto la prensa.
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LB: Si se pide a la educación que sea crítica pero en la parte formación de docentes hay una gran carencia de esa formación en profundidad para poder analizar televisión, literatura, comic, video juegos. Entonces, por supuesto, quizá el énfasis tendría que ser en la formación de los docentes. Tu que has trabajo en todo el continente el tema de la educación. ¿Contamos con centros de investigación, líneas de investigación potentes que puedan acompañar a ese cambio en la formación docente?

FB: Si hay, pero son insuficientes. El desafío es tan enorme  que con los tres o cuatro espacios que hay, no es suficiente. Bueno por ejemplo, están ustedes en el Centro Internacional Miranda, un músculo de pensamiento de desarrollo teórico, pero estoy seguro que ustedes deben sentir también la impotencia que muchos otros tendrán respecto al tamaño del problema con las pocas fuerzas que se quieren. Entonces, a mi entender, los gobiernos progresistas, los gobiernos democráticos, los gobiernos que tienen preocupación verdadera por la educación inteligente de sus pueblos, no pueden retrasar más la formación de formadores y la necesidad de crear grandes e importantes núcleos de cuadros dispuestos a desarrollar el pensamiento crítico. No nos alcanza con Enrique Dussel y sus grandes aportes a esta escuela, no nos alcanza Badellard y los grandes aportes que alguna generaciones hizo por allá en los años 70 y que siguen haciendo, no nos ha alcanzado pues la buena voluntad ni las buenas intenciones. Creo que es necesario sistematizar, por lo menos los grandes importantes cuadernos teóricos y cuadernos teóricos-prácticos que nos están haciendo tanta falta.

Ojala pudiéramos tener, incluso para la perspectiva general del problema comunicacional, un método de acción critica en el campo de la educación por supuesto, que también tienen que ser método de acción crítica produciendo porque hay una doble bisagra que es fundamental de entender: no alcanza solo con el desmontaje del discurso o con desarticular los misiles ideológicos que nos imponen. También es importante apropiarnos de las herramientas para producir los ejercicios de nueva comunicación que estamos necesitando. Entonces, un profesor que sea capaz de desarrollar pensamiento crítico con los alumnos haciendo ejercicios, también podría empezar a desarrollar ejercicios de comunicación propios en los que se pusiese en orden crítico las necesidades, las propuestas, las luchas que se están llevando a cabo aula por aula, profesor por profesor, escuela por escuela, que son realmente los sujetos de lo nuevo que estamos buscando como la emergencia de esa nueva comunicación.

Lamentablemente, en eso al respecto y en esa dimensión pensada continentalmente pues no, nos vemos a la intemperie más de una vez tratando de pelear contra unos monstruos indomables. No obstante, eso no quiere decir que no seamos capaces de diseñar al menos el marco de trabajo que si se necesita y al respecto los que permitirían hacer real semejante ejercicio de formación de pensamiento crítico ante los medios de comunicación, ya de inmediato nos proponen o se exigen un caudal teórico que seamos capaces de proponer sobre la base de nuestra propia experiencia. También alguna vez no hemos equivocado pensando que si nos traemos algunos autores que ya han trabajo en esto como en Dinamarca o por ejemplo en China, con esto nos va ir bien. Que bueno que podemos ver otros modelos, pero las características del territorio nuestro, de América Latina en particular, posee tal conjunto de peculiaridades que me parece que los análisis ienen que fundarse en esas particularidades y en las casuísticas nuestras para poder enfocarlas. Entonces a ese respecto, pues seguimos extrañando la biblioteca del pensamiento latinoamericano en materia de comunicación revolucionaria, de comunicación emancipadora. No hemos logrado consolidar semejante herramienta teórica que sería obligatoria si pensásemos en multiplicaciones de talleres de formación para docentes en esta especifica materia.

Ahora no hay que esperar a que esto ocurra, podríamos de a poco empezar a trabajar en eso, pero también a ese respecto se requiere orientar financiamientos, se requieres una buena e importante convocatoria para que tengamos puesta la mirada de estudiantes, de postgrados, de doctorados que se ocupen de estos temas porque, por cierto hay que decirlo y por tristeza, que a nivel de los grados y los postgrados tampoco este es un tema eje que hoy esté llamando la atención de mucha gente y creo que con una buena convocatoria, e incluso con becas e investigación, e incluso premiando el pensamiento crítico como ha venido haciendo Venezuela, como el gran premio libertador del pensamiento crítico, pero no solo a las obras cumbres a los grandes e importantes autores, sino también a los proyectos de investigación en marcha en campo especifico de estos temas que son tan cruciales para América Latina.

LB: Fernando, uno de los grandes debates de educación es sobre si tiene una dimensión política o no. Por supuesto los marxistas, lo revolucionarios tenemos claro que la educación es política, sin embargo, contradictoriamente a nivel mundial quienes promueven que la educación no es política se organizan en gremios sindicales. La internacional de la educación tiene, por ejemplo, más de 400 federaciones en el mundo. La propia democracia cristiana está organizada internacionalmente y los marxistas o la izquierda radical tiene temor de definirse que es una izquierda con temor de definirse que es una izquierda pedagógica. No habla de una izquierda pedagógica, no construye una instancia de organización internacional. Tú eres militante también de una corriente internacional, de la corriente marxista internacional. ¿Qué crees que está pasando en las últimas décadas para que los educadores, los pedagogos de la izquierda no nos planteamos el desafío de construir una herramienta organizativa internacional que pueda enfrentar teórica y biológicamente los aparatos de la derecha?
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LB: Bueno, una larga cadena de descuidos y de debilidades. No hemos hecho ni siquiera la autocrítica suficiente al respecto como para señalarnos con toda claridad. No solamente todo eso que correctamente dices en lo que no hemos atinado en llegar con puntualidad a nuestro tiempo, ni hemos cumplido con el gran proyecto de la unidad que es el proyecto. Marx escribía, la última palabra del manifiesto con que se dirigió a los trabajadores del mundo, la última palabra es una palabra chiquitica que dice “unidos”, y eso todavía no hemos logrado satisfacerlo como deberíamos. Ahora, es a la vez un trabajo de autocrítica científica, porque no basta la autocrítica puramente confesional o puramente de confesionario donde uno se da golpes de pecho; tampoco hemos logrado tener el programa científico que nos permita avanzar en esta línea. Entre otras razones creo que es por nuestras debilidades: por un lado políticas y por otro lado económicas también, y por otro lado metodológicas. Todo el mundo en el discurso es capaz de decir e introducir las ideas más perfectamente rimadas, los cuatro lógicos más perfectamente ensamblados, si pero no nos alcanza con eso, en la lucha cotidiana, están ahí los barrios, están allí las exigencias y nuestra incapacidad de estar a tiempo con los tiempos, que nos viene exigiendo cosas.

Discutíamos hace unos cuatro días en las universidades de Argentina, en la UBA que hay de nuevo en materia de comunicación ahora y yo les decía que hay de nuevo si tuviéramos que sintetizar lo nuevo en los meses recientes y esto que estoy planteándote lo nuevo entre otras cosas es que, por ejemplo, se ha convertido en un narco-espectáculo la inmensa mayoría de los bienes culturales de la televisión burguesa. Hay que estar muy alerta y muy a tiempo con lo que está pasando en Estados Unidos, a propósito del espectáculo con el narco convertido en entretenimiento para jóvenes, para niños y para adultos. La serie de televisión más premiada en este momento, la que más dinero ha reunido, la que más éxito capitalista ha tenido en fechas recientes, es la historia de un profesor de química que se vuelve narcotraficante. Ahora circula por las pantallas de televisión de toda América Latina historias como la de narcotraficantes colombianos o mexicanos. Una de esas novelas tuvo 6 temporadas, que es escandaloso solamente de imaginar la repercusión y la formación de valores, como dice el presidente Maduro, de lo antivalores que va sembrando este modelo de comunicación en todos los rincones de nuestra vida diaria.

Entonces, ya escuchamos a los niños jugar a narcos en algunos patios de escuelas, ya escuchamos en algunos barrios que los niños empiezan a ver que el narco es como una salida de futuro. Ya en México tenemos ese problema: ya hay narco canciones, hay narco iglesias, narco misas, narco fiestas. Es decir, es un problemas severísimo que transita todo el continente y ahora mismo el secretario general de UNASUR tuvo una reunión en la que se discutía sobre cómo nos estamos preparando antes esta ofensiva del narcotráfico en todo el continente. No es solamente una ofensiva a balazos y de sangre, como tu muy bien decías, es una ofensiva ideológica que también parece que se nos pasa desapercibido, porque pasa a través de esa zona invisible que es la zona del entretenimiento, de la diversión cotidiana, domestica, etc. De modo que, a ese respecto Luis lo que nuestra auto-critica tendría que ser: 1)Qué herramientas somos capaces de desarrollar desde el marco teórico, por ejemplo marxista que tiene mucho por trabajar por fuera de esos viejo dogmas acartonados y por toda esa concepción mecanicista y torpe que se hizo de Marx. Hay en realidad en la propuesta de Marx un método por desarrollar. Acabo de leer una frase del presidente Chávez que alguna vez con un libro en la mano de Marx, que decía que este era el método que nos permitía pensar en el futuro, pero había que convertir eso en herramientas concretas de trabajo, para demostrar el potencial científico de semejante método. En eso venimos muy atrasados y hace falta actualizarse.

Por otro lado, creo también que hemos subestimado algunos frentes de trabajos. El campo del arte porque yo por ejemplo he sido muy subestimado por la izquierda, en muchos momentos en América Latina y creo que es un espacio que no podemos nosotros abandonar de ninguna forma. Aquí hay que comprometerse con ese problema crucial de la expresión y de la liberación de los graduales expresivos de los seres humanos. Y también nos ha pasado con las herramientas de la comunicación, que me pareces han sido vistas como un tema bastante de soslayo, como de segundo plano, y me parece que también nos hemos equivocado en eso, en tanto que los resultados, cuanto queremos como incide esas herramientas de llamadas de comunicación, incide  brutalmente sobre las poblaciones indefensas, por cierto.

El caso de Venezuela, es un caso digamos único, paradigmático, en el que se está produciendo una gran movida de medios alternativos y comunitarios. No es el caso en América Latina,ni del todo el continente.  Hay una ley que tiene que actualizarse hoy por hoy en Venezuela, pero también es un ley pionera en materia de la comunicación que atiende cosas tan delicadas como el manejo del volumen entre los programas de televisión y los comerciales, que es una trampa psicológica que hace mucho tiempo se amasa por los laboratorios de guerras psicológicos que han sabido jugar hasta con esos detalles que parecen menores, con los que han sabido producir modelos de ofensiva. Hay venimos lentos. Y también por cierto no hemos logrados hacer la vanguardia que indique hacia donde hay que salir. Esa es otra de las grandes tareas que tendríamos que tendríamos que cumplir, pero necesitamos los laboratorios de investigación científica bien armados, bien fundados, bien dirigidos obligados a crear productos concretos de herramientas de combate en esta enorme batalla de las ideas.
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LB: Fernando, desde tu perspectiva si tuvieras que definir que es la calidad de la educación, ¿Qué sería para ti calidad de la educación?
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FB: Yo creo que una parte de la calidad, en principios es ética, para mí es un problema desde el principio de convencernos de que el profesor trabaja para que el alumno lo supere. Que el profesor tiene como objetivo primordial que el alumno sea mejor que él y a su vez convencer a ese alumno que cuando el forme a otro, lo haga convencido de que aquellos otros tienen que superarlo. Esa dialéctica de la superación humana para mí es un valor de máxima y creo que tiene que determinar el concepto de la calidad.  Tiene también otra arista que para mi entender es la del método correcto, que permite trabajar en condiciones correctas y eso tiene que ver con que calidad no es repetir modelos desarrollados por otros países aunque tengan mucho éxito.Calidad tiene que ver con resolver problemas concretos presentes en nuestras realidades completas y que nos permitan avanzar los problemas para poderlos resolver también. En general en la educación nos han enseñado a repetir aquello que también Marx criticó en la filosofía, que la educación sirva para contemplar el mundo, para conocerlo, pero nunca para transformarlo y yo creo que calidad es justamente eso: es educarnos para transformar el mundo. Además de conocerlo, además de contemplarlo,  y estudiarlo y escudriñarlo, además de todo eso: transformarlo. Ahora transformarlo hacia dónde, y esto también tendría que ser a otro gran problema de la calidad, hacia seres humanos que no aceptan de ninguna manera dividirse en clases sociales. A mí me parece que esa es una de las grandes premisas de la calidad educativa, donde para la química, para la matemática y para cualquier disciplina, el proyecto central sea que los seres humanos jamás acepten vivir en sociedades divididas, separadas y mucho menos sometida. A mi entender esas son condiciones, digamos de máximas, condiciones filosóficas específicas para esto.

Después el rigor del conocimiento amplio y plural. A mi entender un profesor en cualquiera de los niveles que estemos hablando está obligado a tener un pensamiento amplio, plural, abierto y está obligado a conocer cuántas cosas se les presente pero a conocer críticamente. Y ahí pongo todo el énfasis de la calidad, en el sentido que si tendrían que descansar todos estos conceptos sobre un eje concreto.diría justamente sobre el pensamiento crítico. Si no hay manera de hacer una educación de calidad si no se tiene un pensamiento crítico muy dinámico que por supuesto incluya la autocrítica.

LB: Fernando, para ir cerrando este contacto internacional, nos gustaría que les dirigieras un mensaje a los maestros, a las maestras, a los profesores y a las profesoras, venezolanas y venezolanos que en sus aulas, en sus centros educativos, con las comunidades, con sus estudiantes están discutiendo el tema de la calidad educativa como una oportunidad para seguir avanzando en la transformación de los sistemas educativos.
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FB: Bueno, el mensaje que yo puedo enviar, es un mensaje a mis pares, a mis colegas porfesores. Yo soy uno también, uno entre tantísimos que en este continente todavía abrazamos y acariciamos la certeza que un campo de lucha muy importante es el campo de educación y que ese tejido de relaciones humanas que se teje permanentemente entre profesores y estudiantes, es un campo promisorio para que este mundo mejore. Yo soy de los que de verdad cree que el trabajo de la docencia, es un trabajo de méritos absolutamente humanísticos y que debemos evitar a toda costa que la educación sea secuestrada para convertirla en mercancía.

Si yo pudiera hacer llegar un saludos y un abrazo fraternal a todos estos colegas, compañeros y profesores, diría que hay que hay que reafirmarse en los principales e importantes enseñanza de la educación que es un conocimiento de todos, que es un aprendizaje permanente de todos y que no se educa, sino se educa en clave de lucha. Yo creo que lo que tenemos como paradigma hoy importante todos que desarrollar es la comprensión de que educarnos es una lucha, de que aprender es una lucha, de que estamos librando una batalla social contra la ignorancia, contra el sometimiento de la conciencia ,de que estamos haciendo todo lo posible por formarnos para conformar una gran fuerza cada vez mejor organizada, una gran fuerza mundial continental, Latinoamericana, de la patria grande, una gran fuerza que tenga entre otras importantes cualidades el desarrollo de la conciencia y la defensa del derecho legítimo, absoluto, histórico y además revolucionario de ser cada día más cultos para ser más libres.
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LB: Conversamos hoy con Fernando Buen Adab Domínguez, rector y fundador de la Universidad de la Filosofía sobre el tema de la calidad, en el marco de la consulta nacional e internacional que estamos realizando. Gracias Fernando por tu opinión, por tus comentarios en esta entrevista.
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FB: No Luis, te agradezco a ti y te mando un abrazo siempre. Sé que el trabajo de ustedes del Centro Internacional Miranda es un trabajo crucial de todos los días. Sé que lo que se está haciendo en Venezuela en materia de educación ha merecido muchos esfuerzos. Hay muchos tropiezos, hay muchas cosas todavía por avanzar, pero cuenten siempre con que mi abrazo solidario y mi amor, yo estoy muy enamorado de Venezuela y tú lo sabes bien. Así que toda vez que sea posible cuente conmigo.

Para ver y oir la entrevista:

Producción de la Otra Mirada: Luis Bonilla Molina

Equipo de producción y post producción digital: Dilanci May Sierra

Transcripción de la entrevista: Liliana de Luzon

Edición: Marianicer Figueroa

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Canal infantil del Public Broadcasting Service (PBS) en EE.UU.

Noticia reseñada por: article.wn.com. Fecha: 02/23/2016

En un país como Estados Unidos, no conocido precisamente por la
financiación estatal de la televisión pública, es interesante leer noticias
como esta en la cual el Servicio Público de Radiodifusión (PBS, Public
Broadcasting Services, por sus siglas en inglés), lanzará un canal infantil
de 24 horas.

La PBS es la única cadena estadounidense de televisión pública que ha
podido mantenerse gracias a la financiación pública y, desde lo privado,
con algunas asignaciones de patrocinio de programas y compañías
colaboradoras de canales locales afiliados a PBS. Este canal compite con
los grandes emporios estadounidenses, tales como:

– CBS Corporation: dueño de CBS, The CW, TV Guide Network y
Showtime

– NBC Universal-Comcast: dueño de NBC, Syfy, USA, Bravo, E!,
Oxygen, Telemundo, A&E Networks y Hulu.

– Disney/ABC Television Group: dueño de ABC, ABC Family, ESPN, A&E
Netwoks, Disney Channel y Hulu

– News Corporation: dueño de FOX, FX, National Geografhic y Hulu

– Viacom: dueño de MTV, Comedy Central, Nickelodeon, BET, TV Land

– Time Warner: dueño de HBO, TBS, Cartoon Network, TNT, Comedy
Central, Adult Swim, CNN

– AMC Networks: dueño de AMC, Sundace Channel, IFC

Por su parte, Directora Ejecutiva de PBS, expresa: “estamos orgullosos de
todo lo que hemos hecho en educación de primera infancia, sentimos que hay
más por hacer”, al tiempo de referir que la programación infantil que se
abraca en esta nueva etapa de la PBS tiene que ver con la propuesta en
conjunto entre la Internet y la televisión, reforzando la gama de oferta a
la demanda de audiencia que tiene hoy en día esta organización.

Esta televisión pública apuesta por una televisión educativa que no sólo
entretenga, que su vez compita con la atractiva gama de contenidos
infantiles, muy arraigados en los valores e imaginario estadounidense, de
la industria enfocada al mundo de las princesas, ratones plácidos de haber
logrado el sueño americano y superhéroes que responden a otros códigos de
ética, sin duda, patrones duros de deslastrar de un contexto que vende
ilusiones dentro la devastadora realidad que golpea a las familias inmersas
en este sistema capitalista.

Palabra clave: educación

Fuente de la noticia:

article.wn.com/view/2016/02/23/PBS_lanzara_un_canal_infantil_24_horas_en_TV_e_internet/

Fuente de la Imagen: https://www.google.com/search?q=pbs&biw=1366&bih=623&source=lnms&tbm=isch&sa=X&ved=0ahUKEwjgrZrfrpvLAhVJHh4KHfSfAgIQ_AUIBygC#tbm=isch&q=television+PBS&imgrc=leh9kfcp9QzrXM%3A

 

 

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The Mad Violence of Casino Capitalism

HENRY GIROUX

henry giroux

Para Henry Giroux “la sociedad americana está en bancarrota moral y política. En la medida que Estados Unidos se hunde en el abismo oscuro de una forma actualizada del totalitarismo, lo inimaginable se ha convertido en un hecho posible, no sólo para avanzar en la muerte de los principios esenciales de la democracia constitucional, sino también para facilitar lo que Hannah Arendt, llamó el horror de tiempos oscuros. La política del terror, una cultura del miedo, y el espectáculo de la violencia dominan los aparatos culturales para legitimar la militarización de la vida pública y en la sociedad americana

_______________________________________________________________
American society is morally bankrupt and politically broken, and its vision of the future appears utterly dystopian. As the United States descends into the dark abyss of an updated form of totalitarianism, the unimaginable has become imaginable in that it has become possible not only to foresee the death of the essential principles of constitutional democracy, but also the birth of what Hannah Arendt once called the horror of dark times. The politics of terror, a culture of fear, and the spectacle of violence dominate America’s cultural apparatuses and legitimate the ongoing militarization of public life and American society.

Unchecked corporate power and a massive commodification, infantilization, and depoliticization of the polity have become the totalitarian benchmarks defining American society. In part, this is due to the emergence of a brutal modern-day capitalism, or what some might call neoliberalism. This form of neoliberal capitalism is a particularly savage, cruel, and exploitative regime of oppression in which not only are the social contract, civil liberties and the commons under siege, but also the very notion of the political, if not the planet itself. The dystopian moment facing the United States, if not most of the globe, can be summed up in Fred Jameson’s contention “that it is easier to imagine the end of the world than to imagine the end of capitalism.” He goes on to say that “We can now revise that and witness the attempt to imagine capitalism by way of imagining the end of the world.”1

One way of understanding Jameson’s comment is through the ideological and affective spaces in which the neoliberal subject is produced and market-driven ideologies are normalized. Capitalism has made a virtue out of self-interest and the pursuit of material wealth and in doing so has created a culture of shattered dreams and a landscape filled with “Broken highways, bankrupt cities, collapsing bridges, failed schools, the unemployed, the underpaid and the uninsured: all suggest a collective failure of will. These shortcomings are so endemic that we no longer know how to talk about what is wrong, much less set about repairing it.”[i]

Yet, there is a growing recognition that casino capitalism is driven by a kind of mad violence and form of self-sabotage and that if it does not come to an end what we will experience in all probability is the destruction of human life and the planet itself. Certainly, more recent scientific reports on the threat of ecological disaster from researchers at the University of Washington, NASA, and the Intergovernmental Panel on Climate Change reinforce this dystopian possibility.2 The undermining of public trust and public values has now given way to a market-driven discourse that produces a society that has lost any sense of democratic vision and social purpose and in doing so resorts to state terrorism, the criminalization of social problems, and culture of cruelty. Institutions that were once defined to protect and enhance human life now function largely to punish and maim.

As Michael Yates points out throughout this book, capitalism is devoid of any sense of social responsibility and is driven by an unchecked desire to accumulate capital at all costs. As power becomes global and politics remains local, ruling elites no longer make political concessions to workers or any other group that they either exploit or consider disposable.

Security and crisis have become the new passwords for imposing a culture of fear and for imposing what Giorgio Agamben has called a permanent state of yatesexception and a technology of government repression.[ii] A constant appeal to a state of crisis becomes the new normal for arming the police, curtailing civil liberties, expanding the punishing state, criminalizing everyday behavior, and supressing dissent. Fear now drives the major narratives that define the United States and give rise to dominant forms of power free from any sense of moral and political conviction, if not accountability.

In the midst of this dystopian nightmare, there is the deepening abyss of inequality, one that not only separates the rich from the poor, but also increasingly relegates the middle and working classes to the ranks of the precariat. Concentrations of wealth and income generate power for the financial elite and unchecked misery for most people, a fear/insecurity industry, and a growing number of social pathologies.

Michael Yates in The Great Inequality provides a road map for both understanding the registers that produce inequality as well as the magnitude of the problems it poses across a range of commanding spheres extending from health care and the political realm to the environment and education. At the same time, he exposes the myths that buttress the ideology of inequality. These include an unchecked belief in boundless economic growth, the notion that inequality is chosen freely by individuals in the market place, and the assumption that consumption is the road to happiness. Unlike a range of recent books on inequality, Yates goes beyond exposing the mechanisms that drive inequality and the panoply of commanding institutions that support it. He also provides a number of strategies that challenge the deep concentrations of wealth and power while delivering a number of formative proposals that are crucial for nurturing a radical imagination and the social movements necessary to struggle for a society that no longer equates capitalism with democracy.

As Yates makes clear throughout this book, money now engulfs everything in this new age of disposability. Moreover, when coupled with a weakening of movements to counter the generated power of capitalists, the result has been a startling increase in the influence of predatory capitalism, along with inequities in wealth, income, power, and opportunity. Such power breeds more than anti-democratic tendencies, it also imposes constraints, rules, and prohibitions on the 99 percent whose choices are increasingly limited to merely trying to survive. Capitalists are no longer willing to compromise and have expanded their use of power to dominate economic, political, and social life. For Yates, it is all the more crucial to understand how power works under the reign of global capitalism in order to grasp the magnitude of inequality, the myriad of factors that produce it, and what might be done to change it.

Accompanying the rise of a savage form of capitalism and the ever-expanding security state is the emergence of new technologies and spaces of control. One consequence is that labor power is increasingly produced by machines and robotic technologies which serve to create “a large pool of more or less unemployed people.” Moreover, as new technologies produce massive pools of unused labor, it also is being used as a repressive tool for collecting “unlimited biometric and genetic information of all of its citizens.”[iii]

The ongoing attack on the working class is matched by new measures of repression and surveillance. This new weaponized face of capitalism is particularly ominous given the rise of the punishing state and the transformation of the United States from a democracy in progress to a fully developed authoritarian society.   Every act of protest is now tainted, labeled by the government and mainstream media as either treasonous or viewed as a potential act of terrorism. For example, animal rights activists are put on the terrorist list. Whistleblowers such as Edward Snowden are painted as traitors. Members of the Black Lives Matter movement are put under surveillance,[iv] all electronic communication is now subject to government spying, and academics who criticize government policy are denied tenure or worse.

Under neoliberalism, public space is increasingly converted into private space undermining those sphere necessary for developing a viable sense of social responsibility, while also serving to transform citizenship into mostly an act of consumption. Under such circumstances, the notion of crisis is used both to legitimate a system of economic terrorism as well as to accentuate an increasing process of depoliticization. Within this fog of market induced paralysis, language is subject to the laws of capitalism, reduced to a commodity, and subject to the “tyranny of the moment….emaciated, impoverished, vulgarized and squeezed out of the meanings it was resumed to carry.”[v]

As the latest stage of predatory capitalism, neoliberalism is part of a broader economic and political project of restoring class power and consolidating the rapid concentration of capital, particularly financial capital.[vi] As a political project it includes “the deregulation of finance, privatization of public services, elimination and curtailment of social welfare programs, open attacks on unions, and routine violations of labor laws.”[vii] As an ideology, it casts all dimensions of life in terms of market rationality, construes profit making as the arbiter and essence of democracy, consuming as the only operable form of citizenship, and upholds the irrational belief that the market can both solve all problems and serve as a model for structuring all social relations. As a mode of governance, it produces identities, subjects, and ways of life driven by a survival-of-the fittest-ethic, grounded in the idea of the free, possessive individual, and committed to the right of ruling groups and institutions to exercise power removed from matters of ethics and social costs. As a policy and political project, it is wedded to the privatization of public services, the dismantling of the connection of private issues and public problems, the selling off of state functions, liberalization of trade in goods and capital investment, the eradication of government regulation of financial institutions and corporations, the destruction of the welfare state and unions, and the endless marketization and commodification of society.

Nothing engenders the wrath of conservatives more than the existence of the government providing a universal safety net, especially one that works, such as either Medicare or Social Security. As Yates points out, government is viewed by capitalists as an institution that gets in the way of capital. One result is a weakening of social programs and provisions. As Paul Krugman observes regarding the ongoing conservative attacks on Medicare, “The real reason conservatives want to do away with Medicare has always been political: It’s the very idea of the government providing a universal safety net that they hate, and they hate it even more when such programs are successful.”[viii] In opposition to Krugman and other liberal economists, Michael Yates argues rightly in this book that the issue is not simply preserving Medicare but eliminating the predatory system that disavows equality of wealth, power, opportunity, and health care for everyone.

Neoliberalism has put an enormous effort into creating a commanding cultural apparatus and public pedagogy in which individuals can only view themselves as consumers, embrace freedom as the right to participate in the market, and supplant issues of social responsibility for an unchecked embrace of individualism and the belief that all social relation be judged according to how they further one’s individual needs and self-interests. Matters of mutual caring, respect, and compassion for the other have given way to the limiting orbits of privatization and unrestrained self-interest, just as it is has become increasingly difficult to translate private troubles into larger social, economic, and political considerations. One consequence is that it has become more difficult for people to debate and question neoliberal hegemony and the widespread misery it produces for young people, the poor, middle class, workers, and other segments of society– now considered disposable under neoliberal regimes which are governed by a survival-of-the fittest ethos, largely imposed by the ruling economic and political elite. Unable to make their voices heard and lacking any viable representation in the process makes clear the degree to which the American public, in particular, are suffering under a democratic deficit producing a profound dissatisfaction that does not always translate into an understanding of how neoliberal capitalism has destroyed democracy or what it might mean to understand and challenge its diverse apparatuses of persuasion and power. Clearly, the surge of popularity behind the presidential candidacy of a buffoon such as Donald Trump testifies to both a deep seated desire for change and the forms it can take when emotion replaces reason and any viable analysis of capitalism and its effects seem to be absent from a popular sensibility.

What Michael Yates makes clear in this incisive book on inequality is that democratic values, commitments, integrity, and struggles are under assault from a wide range of sites in an age of intensified violence and disposability. Throughout the book he weaves a set of narratives and critiques in which he lays bare the anti-democratic tendencies that are on display in a growing age of lawlessness and disposability. He not only makes clear that inequality is not good for the economy, social bonds, the environment, politics, and democracy, Yates also argues that capitalism in the current historical moment is marked by an age that thrives on racism, xenophobia, the purported existence of an alleged culture of criminality, and a massive system of inequality that affects all aspects of society. Worth repeating is that at the center of this book, unlike so many others tackling inequality, is an attempt to map a number of modalities that give shape and purpose to widespread disparities in wealth and income, including the underlying forces behind inequality, how it works to secure class power, how it undermines almost every viable foundation needed for a sustainable democracy, and what it might mean to develop a plan of action to produce the radical imagination and corresponding modes of agency and practice that can think and act outside of the reformist politics of capitalism.

Unlike so many other economists such as Paul Krugman and Joseph Stiglitz who address the issue of inequality, Yates refuses the argument that the system is simply out of whack and can be fixed. Nor does he believe that capitalism can be described only in terms of economic structures. Capitalism is both a symbolic pathological economy that produces particular dispositions, values, and identities as well as oppressive institutional apparatuses and economic structures. Yates goes even further arguing that capitalism is not only about authoritarian ideologies and structures, it is also about the crisis of ideas, agency, and the failure of people to react to the suffering of others and to the conditions of their own oppression. Neoliberal capitalism has no language for human suffering, moral evaluation, and social responsibility. Instead, it creates a survival-of-the fittest ethos buttressed by a discourse that is morally insensitive, sadistic, cannibalistic, and displays a hatred of those whose labor cannot be exploited, do not buy into the consumerist ethic, or are considered other by virtue of their race, class, and ethnicity. Neoliberalism is the discourse of shadow games, committed to highlighting corporate power and making invisible the suffering of others, all the while leaving those considered disposable in the dark to fend for themselves.

Yates makes visible not only the economic constraints that bear down on the poor and disposable in the neoliberal age of precarity, he also narrates the voices, conditions, hardships and suffering workers have to endure in a variety of occupations ranging from automobile workers and cruise ship workers to those who work in restaurants and as harvester on farms. He provides a number of invaluable statistics that chart the injuries of class and race under capitalism but rather than tell a story with only statistics and mind boggling data, he also provides stories that give flesh to the statistics that mark a new historical conjuncture and a wide range of hardships that render work for most people hell and produce what has been called the hidden injuries of class. Much of what he writes is informed by a decade long research trip across the United States in which he attempted to see first-hand what the effects of capitalism have been on peoples’ lives, the environment, work, unions, and other crucial spheres that inform everyday life. His keen eye is particularly riveting as he describes his teaming up with Cesar Chavez and the United Farm Workers in the 1970s and his growing disappointment with a union that increasingly betrayed its own principles.

For Yates, the capitalist system is corrupt, malicious, and needs to be replaced. Capitalism leaves no room for the language of justice, the social, or, for that matter, democracy itself. In fact, one of its major attributes is to hide its effects of power, racial injustice, militarized state violence, domestic terrorism, and new forms of disposability, especially regarding those marginalized by class and race. The grotesque inequalities produced by capitalism are too powerful, deeply rooted in the social and economic fabric, and unamenable to liberal reforms.  Class disparities constitute a machinery of social death, a kind of zombie-like machine that drains life out of most of the population poisoning both existing and future generations.

The politics of disposability has gone mainstream as more and more individuals and groups are now considered surplus and vulnerable, consigned to zones of abandonment, surveillance, and incarceration. At one level, the expansive politics of disposability can be seen in the rising numbers of homeless, the growing army of debt-ridden students, the increasingly harsh treatment of immigrants, the racism that fuels the school-to-prison pipeline, and the growing attack on public servants. On another level, the politics of disposability has produced a culture of lawlessness and cruelty evident by the increasing rollback of voting rights, the war waged against women’s reproductive rights, laws that discriminate against gays, the rise of the surveillance state, and the growing militarization of local police forces. Yates argues convincingly that there is a desperate need for a new language for politics, solidarity, shared responsibilities, and democracy itself. Yates sees in the now largely departed Occupy Movement an example of a movement that used a new discourse and set of slogans to highlight inequality, make class inequities visible, and to showcase the workings of power in the hands of the financial elite. For Yates, Occupy provided a strategy that can be and is being emulated by a number of groups, especially those emerging in the black community in opposition to police violence. Such a strategy begins by asking what a real democracy looks like and how does it compare to the current society in which we live. One precondition for individual and social agency is that the horizons for change must transcend the parameters of the existing society, and the future must be configured in such a way as to not mimic the present.

What is remarkable about The Great Inequality is that Yates does not simply provide a critique of capitalism in its old and new forms, he also provides a discourse of possibility developed around a number of suggested policies and practices designed to not reform capitalism but to abolish it. This is a book that follows in the manner of Dr. Martin Luther King’s call to break the silence. In it Yates functions as a moral witness in reporting on the hardships and suffering produced by grotesque forms of inequality. As such, he reveals the dark threats that capitalism in its ruthlessly updated versions poses to the planet. Yet, his narrative is never far from either hope or a sense that there is a larger public for whom his testimony matters and that such a public is capable of collective resistance. The Great Inequality also serves to enliven the ethical imagination, and speak out for those populations now considered outcast and voiceless. Yates provides a furious reading of inequality and the larger structure of capitalism. In doing so he exhibits a keen and incisive intellect along with a welcomed sense of righteous fury.

 

Notes.

[i] Tony Judt, Ill Fares the Land, (New York, N.Y.: The Penguin Press, 2010), p. 12.

[ii] Giorgio Agamben, “The Security State and a theory of destituent power,” Philosophers for Change, (February 25, 2014). Online:

The security state and a theory of destituent power

[iii] Ibid., Agamben, “The Security State and a theory of destituent power,”

[iv] George Joseph, “Exclusive: feds regularly monitored black lives matter since ferguson,” Intercept (July 24, 2015). Online: https://firstlook.org/theintercept/2015/07/24/documents-show-department-homeland-security-monitoring-black-lives-matter-since-ferguson/; Deirdre Fulton, “Exposed: Big Brother Targets Black Lives:Government spying can be an ‘effective way to chill protest movements,’ warns Center for Constitutional Rights,” CommonDreams (July 24, 2015). Online: http://www.commondreams.org/news/2015/07/24/exposed-big-brother-targets-black-lives

[v] Zygmunt Bauman and Leonidas Donskis, Moral Blindness: The loss of Sensitivity in Liquid Modernity, (Cambridge, UK: Polity Press, 2013), p. 46.

[vi] I have taken up the issue of neoliberalism extensively in Henry A. Giroux, Against the Terror of Neoliberalism (Boulder: Paradigm, 2008) . See also, David Harvey, A Brief History of Neoliberalism (New York: Oxford University Press, 2007); Manfred B. Steger and Ravi K. Roy, Neoliberalism: A Very Short Introduction (New York: Oxford University Press, 2010); Gerad Dumenil and Dominique Levy, The Crisis of Neoliberalism (Cambridge: Harvard University Press, 2011). Henry A. Giroux, Twilight of the Social (Boulder: Paradigm, 2013); Henry A. Giroux, and in Against the Violence of Organized Forgetting: Beyond America’s Disimagination Machine (San Francisco: City Lights, 2014);

Wendy Brown, Undoing the Demos: Neoliberalism’s Stealth Revolution (Cambridge: Zone Books 2015).

[vii] Michael D. Yates, “Occupy Wall Street and the Significance of Political Slogans,” Counterpunch, (February 27, 2013). Online:http://www.counterpunch.org/2013/02/27/occupy-wall-street-and-the-significance-of-political-slogans/

[viii] Paul Krugman, “Zombies Against Medicare,” New York Times (July 27, 2015). Online: http://www.nytimes.com/2015/07/27/opinion/zombies-against-medicare.html?_r=0

This essay is excerpted from the introduction to The Great Inequality by Michael D. Yates.

 

Henry A. Giroux currently holds the McMaster University Chair for Scholarship in the Public Interest in the English and Cultural Studies Department and a Distinguished Visiting Professorship at Ryerson University. His most recent books are America’s Education Deficit and the War on Youth (Monthly Review Press, 2013) and Neoliberalism’s War on Higher Education (Haymarket Press, 2014).

 

 

 

 

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Canadá llegó a la UASLP, su intención: Generar estudiantes globales

Por: La Jornada San Luis, febrero, 11 de 2016

En la Universidad Autónoma de San Luis Potosí (UASLP) se llevó a cabo la
“Feria Imagine Education au/in Canadá”, donde participó un gran número de
estudiantes mexicanos que se nutrieron de informaciones relacionadas a
opciones y becas de estudio en Canadá, a través de la Embajada Canadiense y
40 instituciones educativas de dicho país.

El evento tuvo la finalidad de apoyar a la
UASLP en las relaciones académicas para formar a ciudadanos con
oportunidades de formación y trabajo global, especialmente en las áreas de
medio ambiente, agricultura, energía, medios de comunicación o animación,
entre otras, bien sea a nivel de licenciaturas y postgrados.

Siendo Canadá una opción de formación académica para algunos Mexicanos, por
el gran número de universidades e institutos tecnológicos presentes en ese
país y con una amplia gama de oferta académica en programas internacionales,
sirve también a la conformación de perfiles de egreso dirigidos a apuntalar
el libre mercado, a potenciar el poder de corporaciones que dominan el
mundo.

Palabras claves: educación universitaria

Fuente:
lajornadasanluis.com.mx/politica-y-sociedad/canada-llego-a-la-uaslp-su-intencion-generar-estudiantes-globales/

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Proyecto RENEW: Clases gratuitas de inglés para hispanos en EEUU

Por: Aurelio Moreno. 16 de febrero de 2016. Diario SunSentinel

La ciudad del sol como se denomina a Miami es el territorio de los Estados
Unidos que aglutina a la mayor cantidad de hispanos, muchos de ellos
graduados universitarios pero con un bajo dominio del idioma inglés.
Existen muchas zonas en Miami donde la densidad de latinos es tan alta que
el español solapa al idioma nativo de esta tierra, no obstante, este
elemento es un mecanismo que selecciona a unos y a otros no, en el terreno de la competitividad laboral, en
donde, el número de lenguas que maneje un individuo tendrá que ver con
mejores posiciones laborales.

En este sentido, el Proyecto Refugees Entering Enterprises and Workforce
(RENEW, por sus siglas en inglés) tiene la iniciativa de formar en el idioma a cientos
de miles de inmigrantes que aspiran abrirse paso en los Estados Unidos. En un país no conocido precisamente por facilitar cursos presenciales de forma gratuita, el Broward College y sus diferentes
sedes en el Condado de Broward son una opción tanto en el aprendizaje de la
lengua como en la capacitación laboral. Cabe destacar que, dada la preocupación por la creciente llegada de inmigrantes latinos, el programa es financiado con fondos
de la Oficina de Servicios al Refugiado del Departamento de Salud y
Servicios Humanos de Estados Unidos y administrado por el Departamento de
Niños y Familia de Florida, dirigido a rusos, venezolanos, asiáticos, cubanos,
haitianos, entre otros.

El programa cuenta también con clases para refugiados en el adiestramiento de las tecnologías, uso de computador y otras herramientas necesarias en el mercado laboral, asimismo, brinda asesoramiento en la
búsqueda de empleo, asistencia de transporte y orientación en asuntos
jurídicos, entre otros.

Palabras claves: educación, educación de adultos

Fuente:

www.sun-sentinel.com/elsentinel/diversion/fl-es-renew-browardcollege2016-story.html

Imagen:

https://www.google.com/search?q=college+broward&biw=1366&bih=667&source=lnms&tbm=isch&sa=X&sqi=2&ved=0ahUKEwjCio-v3ZPLAhWJrB4KHdQtBaoQ_AUIBygC#tbm=isch&q=college+broward+de+coral+spring&imgrc=6C_2LSo1Bj4zCM%3A

 

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Padres de Miami se preocupan más por educación superior de sus hijos

Por EFE el 08/02/2016

Según la asesora educativa Yasiara Ortiz las familias en Miami tiene más
preocupación por la educación universitaria de sus hijos, debido a las
demandas competitivas en el mundo laboral, donde el elemento multicultural
juego un papel importante, existe un margen más amplio para aquellos que
dominen más de un idioma y además posean estudios universitarios.

El interés de las familias en este estado por el estudio es desde la
escuela primaria hasta la universidad, porque otorgan importancia de
desenvolverse en un entorno educativo y labora multicultural. Comenta la
asesora que existen familias latinos cuyos hijos no logran adaptarse al
sistema educativo estadounidense y por ello buscan otras opciones para
matricular a sus hijos en universidades, por ejemplo, de Europa, siendo
España uno de los más atractivos para los estudiantes.

La noticia destaca que algunas universidades no se ajustan a los rankings,
sin embargo, su formación es de calidad ajustados a otros parámetros como:
las acreditaciones.

Palabras claves: educación universitaria

Fuente de la noticia e imagen:

www.miamidiario.com/educacion/educacion-superior/educacion-universitaria/padres-de-familia/familias-de-florida/padres-de-miami/hijos-estudiantes/yasiara-ortiz/353934

 

 

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Maestros de Chiapas – México realizan Paro de 48 horas

Chiapas- México/22 Febrero 2016/Autor: Tuxtla Gutiérrez/Fuente: El Informador.mx

Aseguran que no permitirán el despido de ningún trabajador, como advirtieron autoridades

Los docentes exigen la apertura de una mesa de negociación sobre la reforma con la SEP

Docentes chiapanecos adheridos a la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación (CNTE) iniciaron un paro de labores de 48 horas y marcharon en Tuxtla Gutiérrez, como parte de la jornada magisterial nacional en contra de la reforma educativa.
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La Secretaría Estatal de Educación advirtió que aplicará los descuentos a maestros que dejaron los salones de clases; aseguró que no permitirá que se “vulnere el derecho a la educación” de los niños chiapanecos.Los maestros de la Sección 7 del Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación (SNTE) exigieron la apertura de una mesa de negociación sobre la reforma con la Secretaría de Educación Pública (SEP).Miles de maestros se concentraron en la fuente de la Diana Cazadora, en el oriente de la ciudad, hacia el zócalo donde realizaron un mitin y se instalaron en “plantón” por diferentes causas entre ellas: la reforma educativa y la evaluación docente, además, exigieron “justicia” para el maestro David Ruíz, fallecido el 8 de diciembre pasado, durante una protesta en el municipio de Ocozocautla de Espinosa.Los docentes también exigieron la presentación con vida de los 43 estudiantes de la escuela normal de Ayotzinapa.

Adelfo Alejandro Gómez, dirigente de la Sección 7 del SNTE aseguró que no permitirán el despido de ningún maestro, como lo advirtió la SEP.

“No se permitirá el despido de ningún trabajador de la educación; la reforma en la práctica cayó, no pasó, y eso se debe a la gran firmeza de los trabajadores, pero si acaso se llegara a dar, se adelantará el paro nacional indefinido”, afirmó.

Sostuvo que el movimiento de la CNTE está más posicionado y robustecido que nunca; “nuestro movimiento en Chiapas es vanguardia a nivel nacional”, subrayó.

José Luis Escobar, integrante del Comité Ejecutivo de la Sección 7 denunció que a 110 maestros comisionados del llamado Bloque Democrático se les adeudan tres quincenas de sueldos, esto
“derivado” de la reforma educativa.

“No vamos a lloriquear nuestro salario, porque la fuerza del movimiento hará que nos paguen, considerando que existe la bilateralidad por la minuta suscrita en 2013, entre el magisterio y los gobiernos federal y estatal, en la cual se comprometieron a respetar nuestros derechos y conquistas laborales”, afirmó.

La Secretaría de Educación del estado aseguró que prevalece la normalidad educativa y que este lunes no acudieron a las aulas tres mil 688 trabajadores de la educación, entre docentes, administrativos y empleados manuales, de los sistemas federal y estatal.

“El número de faltistas representa alrededor del cuatro por ciento de más de 80 mil docentes de todo el sistema educativo en Chiapas”, indicó.

Esto causó el cierre de 782 centros de educativos, algunos de manera parcial y otros totalmente, puntualizó.

Fuente de la Noticia:
http://www.informador.com.mx/mexico/2016/646315/6/maestros-de-chiapas-realizan-paro-de-48-horas.htm
Fuente de las fotografías:
Primera: http://archivo.eluniversal.com.mx/estados/2015/chiapas-marcha-maestros-1106675.html
Segunda: http://www.informador.com.mx/mexico/2016/646315/6/maestros-de-chiapas-realizan-paro-de-48-horas.htm

Socializado por:

María Magdalena Sarraute Requesens. Doctorado en Ciencias de la Educación, Magister en Desarrollo Curricular, Licenciada en Relaciones Industriales. Docente – Investigadora Educativa del CIM y reconocida por el PEII en la Categoría B, Coordinadora General del Centro Nacional de Investigaciones Educativas, Integrante de la SVEC e Integrante Fundadora de la Red Global/Glocal por la Calidad Educativa.

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