La reciente decisión oficial de reactivar las clases presenciales ha generado una gran polémica en nuestro país, algo lógico si consideramos sus potenciales implicaciones a nivel de salud pública, actividad económica, continuidad educativa y relación entre Estado-magisterio.
Para el gobierno federal resulta de particular interés el costo político que una medida de tal magnitud podría conllevar. Así, ha buscado construir un consenso político-discursivo con distintos actores respecto a la pertinencia de las actividades educativas presenciales. En esta dimensión pueden interpretarse el compromiso abierto –de corte corporativo– con la dirigencia nacional del SNTE; el acercamiento entre Delfina Gómez, titular de la SEP y el Episcopado Mexicano, que se había mostrado cuando menos escéptico respecto a la revisión de los libros de texto impulsada por la 4T y la recuperación de la exigencia principal del mediático movimiento Abre mi Escuela –conformado por padres de familia y apoyado por instituciones educativas privadas– sobre considerar a la educación como una actividad esencial; es decir, una que puede llevarse a cabo independientemente de las condiciones del semáforo epidemiológico. De esta forma, el gobierno puede plantear que el magisterio mexicano está dispuesto a regresar a clases con buen ánimo y que la reapertura escolar, exigida por las propias familias, es una decisión sensata aún considerando el tsunami de contagios de Covid reportados recientemente, en el cual la variante Delta ha resultado protagonista.
Para el propio gobierno federal, ha quedado claro que las condiciones estructurales de nuestra sociedad han llevado a que el programa Aprende en Casa sea insuficiente para garantizar la continuidad educativa. Además, tal como lo plantea la Unesco a escala global, el cierre prolongado de escuelas ha impactado negativamente en distintos ámbitos como el aprendizaje y la nutrición de los estudiantes, el trabajo docente y las funciones de cuidado en los hogares. También ha profundizado la deserción escolar, que en México ha alcanzado a más de 5 millones de personas, según el Inegi y a casi un millón, de acuerdo con datos de la SEP.
Es importante considerar que el debate que llevamos a cabo ahora ha sido realizado ya en otras partes del mundo. Para contribuir a una discusión informada, distintas agencias de salud han publicado información relativa a las actividades escolares y el riesgo de transmisión del nuevo coronavirus.
El Centro Europeo para la Prevención y Control de Enfermedades (ECDPC, por sus siglas en inglés) ha indicado que la transmisión del virus en entornos escolares no es un determinante principal de transmisión comunitaria, particularmente cuando se implementan medidas de mitigación adecuadas, aunque resulta difícil evaluar esto cuando la transmisión comunitaria está en curso. Entre las medidas de mitigación se encuentran: distanciamiento físico, mejora de la ventilación, lavado regular de manos, reducción del tamaño de clases, escalar tiempos de llegada y tiempos de comida y descanso, así como cambios en la composición de clases y grupos, y la realización de clases al aire libre. Resulta importante, además, administrar vacunación completa al personal educativo. Medidas que requieren infraestructura, insumos, organización, coordinación entre el sector educativo y distintos niveles de gobierno, y una condición de transmisión comunitaria controlada.
Por su parte, los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC) afirman que, según la evidencia disponible, las escuelas que han implementado estrictamente estrategias de prevención han sido capaces de mantenerse abiertas. Además de las propuestas hechas por el ECDPC se contempla el uso universal y correcto de cubrebocas, etiqueta respiratoria, limpieza y mantenimiento de las instalaciones, seguimiento de contactos con aislamiento y cuarentena. Adicionalmente, se considera la realización de pruebas para identificar individuos positivos al nuevo coronavirus, así como la inoculación del personal educativo.
Ambas entidades coinciden en que la reapertura escolar puede resultar segura mediante determinadas condiciones, las cuales, en gran medida, están ausentes en nuestro sistema educativo. Para muestra, unos cuantos botones:
Durante el ciclo escolar 2019-2020 alrededor de 41 mil 423 escuelas no tuvieron agua potable y 47 mil 566 carecieron de servicio para el lavado de manos, según el Mejoredu; la ratio alumnos/profesor en México ha sido de las más altas de la OCDE, lo cual dificulta la sana distancia; persisten dudas respecto a la suficiencia de una sola dosis de la vacuna Cansino, recibida por los docentes, y al menos siete estados de la República se encuentran en semáforo rojo y muchos otros en naranja.
Se han publicado y difundido interesantes artículos sobre algunas medidas a considerar para un regreso seguro a las aulas. Sin embargo, su realización requiere un compromiso profundo entre los distintos órdenes de gobierno y las comunidades educativas para avanzar en cuestión de presupuesto, logística y cobertura, algo que rebasa, por mucho, los 10 lineamientos de reapertura y la carta de corresponsabilidad de las familias emitidos por la SEP.
El gobierno ha optado por operar un retorno a las escuelas desde arriba, aunque hay otras opciones. Docentes de la CNTE, por ejemplo, han propuesto consultar a las familias respecto a la reapertura, partiendo del supuesto de que cada comunidad escolar puede decidir de forma autónoma –considerando las condiciones de las escuelas y el estado de la transmisión comunitaria– el momento idóneo para el regreso a actividades presenciales.
Esto no significa desvincular a las comunidades educativas de los distintos niveles de gobierno, sino es un intento por crear una sinergia que permita conocer necesidades, asignar recursos y crear corresponsabilidad real ante lo que sucede en las aulas.
Esa es la política que necesitamos.
* Politólogo. Autor del libro La pedagogía del capital
Desde hace varios meses, encabezada por el propio presidente, el gobierno de la 4T puso en marcha la Operación Regreso a Clases Presenciales. Si bien en diversas ocasiones tuvo que dar marcha atrás ante la magnitud de los contagios, esta vez parece que va derecho y no se quita.
Aunque ha declarado que el regreso no es obligatorio, “sí necesitamos regresar a clases porque tenemos que reponer lo perdido, llevamos ya mucho tiempo con las escuelas cerradas y se está causando daño a la educación y daños también a todas las madres y padres de familia”. Los argumentos giran en torno a unas pérdidas y daños mencionados reiteradamente pero que no son demostrados, mucho menos analizados a la luz de lo ocurrido durante casi año y medio.
No obstante, el mensaje es claro y fuerte, y no hay plazo que no se cumpla. A escasas semanas del inicio del nuevo ciclo escolar previsto para el lunes 30 de agosto, las presiones gubernamentales han arreciado, pero en esa misma proporción surgen las dudas, críticas y cuestionamientos al llamado regreso seguro.
El cierre de la segunda semana de agosto ha sido particularmente intenso en lo que a batallas declarativas se refiere, el tema ha sido tendencia en redes sociales, posicionando el #Nohayregresoseguro en twitter. En la mañanera del jueves 12 de agosto, este fue uno de los temas centrales. El presidente defendió una vez más la decisión de su gobierno de volver a clases presenciales llueva truene o relampaguee; aseguró, sin demostrarlo, que era mucho el daño por no regresar a las aulas, se limitó a prometer que en su momento daría a conocer los resultados de “los estudios que tenemos sobre las afectaciones ocasionadas por no abrir las escuelas”.
En la mañanera, la secretaria inició diciendo que el retorno a las escuelas era un reto muy importante para la SEP, reconoció que las clases y los aprendizajes no se interrumpieron en ningún momento, gracias a Aprende en Casa y a las maestras y maestros -en ese orden- que idearon estrategias diversas. Aseguró que el regreso a las aulas era inminente, pues “como lo han comprobado cientos de miles de millones (sic) de familias mexicanas son más que un espacio formativo” (Conferencia mañanera, 12 de agosto de 2021, min. 57:27) Una vez más escuchamos la reiterada cantaleta, a manera de motivos por demás engañosos: los niños necesitan tener un espacio amigable, cobijo para aminorar el estrés, convivivir, jugar, recibir atención socioemocional, como supuestamente era antes de la pandemia.
En plena tercera ola de contagios, esto parece más bien una invitación, o tal vez sea mejor decir, una orden para asumir riesgos cuyas consecuencias pueden ser funestas; no serán las autoridades quienes las asuman, pues para eso está el Pin Sanitario, como le hemos llamado por su parecido con el Pin Parental, a la carta responsiva que se hará firmar a los padres, aunque ya circulan también cartas similares para los docentes (Piden a maestros firmar una carta responsiva para regresar a las aulas). Pese al aumento de contagios, tenemos que correr riesgos, dijo este viernes 13 de agosto el presidente.
¿Cómo regresar según la 4T?
Se propone un regreso con las mismas medidas dadas a conocer desde mayo del 2020, aunque antes eran nueve y ahora son diez.Pareciera quedurante todos estos 16 meses el conocimiento de la pandemia no hubiese avanzado, como si no supiéramos a estas alturas que el virus es capaz de provocar procesos inflamatorios multisistémicos que a su vez producen secuelas de distinto alcance y gravedad; algunos las superan, pero otros no. En el mundo paralelo de la 4T, el mismo en el que vive Delfina Gómez, todo eso no existe o no importa, se minimiza o banaliza. Por eso para el regreso a clases, se repiten las mismas medidas propuestas hace más de un año, aunque con ligeras variantes políticamente convenientes; ahora no se habló de nueve sino de diez medidas.
Medidas para el regreso a clases presenciales
31 de mayo 2020
31 de mayo de 2021
12 de agosto de 2021
1. Activación de los Comités Participativos de Salud Escolar comprometidos con fomentar la relación casa-escuela y de ésta con el Centro de Salud de la localidad, para reaccionar de inmediato.
2. Acceso a jabón y agua en las escuelas para prevenir los contagios. A través del programa La Escuela es Nuestra, muchas de las escuelas que no tengan agua, podrán destinar los recursos para contar con ese servicio. 3. Cuidar al magisterio. Los docentes que estén en grupos de riesgo regresarán a las aulas cuando sea seguro completamente.
4. Uso obligatorio de cubrebocas o pañuelos.
5. Se mantiene la Sana Distancia. Se elabora un protocolo específico para entradas y salidas; habrá recreos escalonados; lugares específicos para alumnos; asistencia alternada a la escuela por apellidos durante el Curso Remedial.
6. Maximizar el uso de espacios abiertos. Por ejemplo, una clase puede darse en el patio del plantel. 7. Suspensión de cualquier tipo de ceremonias y reuniones.
8. Detección temprana: con un alumno enfermo se cierra la escuela. El plantel estará en cuarentena 15 días; los estudiantes seguirán su proceso de aprendizaje en casa a través de los Libros de Texto Gratuitos, y con ayuda de sus docentes.
9. Apoyo socioemocional para alumnos y docentes.
1. Comités Participativos de Salud Escolar: Relación Escuela-Centro de Salud Local. Sanitización y Limpieza.
Tres filtros de corresponsabilidad: Casa, escuela, salón de clases. Medidas de higiene permanentes. Entrenamiento formal. Circulación en un sentido. Señalizaciones.
2. Garantizar acceso a jabón y agua o gel (a través del programa La Escuela es Nuestra). 3. Cuidado de maestras y maestros en grupos de riesgo.
4. Uso de cubrebocas o pañuelo obligatorio.
5. Sana distancia: Entradas y salidas. Recreos escalonados. Lugares fijos asignados. Asistencia alternada a la escuela por apellido, durante el Curso Remedial.
6. Maximizar el uso de espacios abiertos.
7. Suspensión de cualquier tipo de ceremonias o reuniones.
8. Detección temprana: Con un enfermo se cierra la escuela.
9. Apoyo socio emocional para docentes y estudiantes.
1. Integración de comités participativos de salud en los planteles educativos.
2. Establecimiento de tres filtros sanitarios: en casa, en escuela y en los salones de clases.
3. Lavado constante de manos con agua y jabón, además de usar gel antibacterial.
4. Uso de cubrebocas que cubra nariz y boca en todo momento.
5. Mantener la sana distancia de 1.5 metros.
6. Dar mayor uso a los espacios abiertos de las escuelas.
7. No se realizarán ceremonias ni reuniones generales en los planteles educativos.
8. Avisar de manera inmediata sobre la presencia de o sospecha de algún caso de COVID-19 en las escuelas.
9. Inscribirse a cursos de apoyo socioemocional en línea de SEP-SALUD. Se propone el curso ‘Retorno Seguro’ del IMSS.
10. Al salir de casa llevar firmada la ‘Carta Compromiso de Corresponsabilidad’.
Lo dicho, estas medidas, acciones o intervenciones, como se les ha llamado en diferentes momentos, son básicamente las mismas, aunque con algunos pequeños grandes cambios interesantes; en la versión presentada hace unos días, se elimina el punto 3 referido a los docentes que estén en grupos de riesgo y su regreso a las aulas cuando sea seguro completamente. Esto guarda correspondencia con la Nueva Metodología del semáforo epidemiológico publicada en el DOF el 27 de julio, la cual deja sin efecto la establecida en el Acuerdo publicado el 14 de mayo de 2020.
La nueva metodología dice en su artículo segundo: Las personas a quienes se haya administrado un esquema de vacunación contra el virus SARS-CoV-2 y habiendo transcurrido dos semanas posteriores a la aplicación de la última dosis, no serán consideradas dentro de la población en situación de vulnerabilidad para contraer dicha enfermedad grave de atención prioritaria(ACUERDO por el que se da a conocer el medio de difusión de la nueva metodología del semáforo por regiones para).
Además, recientemente se añadió otro elemento a la estrategia gubernamental que ratifica la eliminación del punto 3 referido a los maestros. El 5 de agosto el subsecretario de salud López Gatell, aseguró que el regreso a clases presenciales no suponía un riesgo de contagio de COVID-19, de modo que aún con semáforo rojo, se reabrirían las escuelas. En adelante, las clases presenciales serán actividad esencial aunque haya semáforo rojo, dijo el funcionario, sin importarle contradecirse a sí mismo y a la dependencia que representa.
¿A qué nos referimos? A que claramente el sistema vigente de monitoreo establecido por la Secretaría de Salud, indica que en semáforo rojo “se permitirán únicamente las actividades económicas esenciales, asimismo se permitirá también que las personas puedan salir a caminar alrededor de sus domicilios durante el día”. En la página oficial de monitoreo del Covid, aparece en letras grandes este mensaje dirigido a la población: NO SALGAS SI NO ES ESTRICTAMENTE NECESARIO (https://coronavirus.gob.mx/semaforo/).
Esta indicación, aplicada aquí y en China desde el inicio de la pandemia, responde a la comprobación de un hecho sobre el que no cabe la menor duda, y en eso coinciden los científicos de todo el mundo: la movilidad es el factor principal de contagio, es el medio a través del cual el virus se propaga. Pero para la 4T esta es pecata minuta, la Operación Regreso a clases que comenzó antes de la tercera ola, va derecho y no se quita.
Las medidas fallan (pero los contagios no existen)
No debemos olvidarlo: el regreso a clases ya fue puesto a prueba semanas antes de concluir el ciclo escolar anterior, justo al día siguiente de las elecciones intermedias. En un boletín oficial fechado el 7 de junio, la SEP dijo que habían acudido a clases presenciales más de millón y medio de estudiantes de los diferentes niveles. Hubo dudas y temores, la opinión generalizada fue: ¿qué sentido tenía regresar cuando el ciclo estaba a punto de terminar? En unos cuantos días, el experimento derivó en contagios que obligaron al cierre de escuelas. Ocurrió cuando no había tercera ola, cuando no se tenían noticias de la necesidad de una segunda dosis de la vacuna Cansino, cuando no habían aumentado los contagios en niños y jóvenes debido a la variante Delta del virus. En tan solo dos meses, una vez más, la situación cambió mucho.
Sin embargo en su reciente comparecencia, la secretaria de educación aseguró a propósito de la quinta medida Mantener la sana distancia, que “nos dio muy buen resultado, no hubo ningún alumno contagiado en esa etapa, donde comenzamos con un millón de alumnos y terminamos con más de tres, eso nos dio un buen resultado..” (Maestra Delfina Gómez en la mañanera del jueves 12 de agosto).
La maestra Delfina padece amnesia o miente; varias de las escuelas donde regresaron a clases en junio, más tardaron en abrir que en cerrar debido a los contagios que según ella no existieron:
AMLO cuestionó a las entidades que decidieron cerrar nuevamente las escuelas, dijo que el aumento de Covid no debe ser pretexto para regresar a clases y reiteró que en un mes sería el regreso general a clases. Esta semana se ha encargado de reafirmarlo, especialmente los últimos días, utilizando una narrativa de la gravedad del daño a los niños y niñas, del retraso, de lo perdido.
Los recientes anuncios y declaraciones gubernamentales han causado irritación y malestar en el sector educativo y en padres de familia también. La postura gubernamental se percibe como falta de seriedad, ineptitud e incluso como irresponsabilidad.
Motivos hay muchos, resumimos aquí los más reiterados:
Tiempo tuvieron las autoridades, y mucho, para preparar una estrategia seria; en lugar de eso presentan las mismas medidas de hace un año.
Las necesidades materiales de las escuelas, los recurso humanos, las condiciones de limpieza y salud, infraestructura en mal estado y carencia de recursos tecnológicos no han sido atendidas “tienen más de un año en reuniones SIN HACER NADA”
Las órdenes no garantizan la seguridad. A pesar de que algunos medios reportan un Aumento de 400% de contagios en niños y adolescentes en este mes.
La responsabilidad por los contagios se adjudica a los maestros y padres de familia. ¿Dónde está la carta responsiva de la SEP?, se lee reiteradamente en redes sociales.
Construir demandas y decisiones desde abajo
¿Qué hacer frente a esta andanada gubernamental?, ¿por qué decir no?, ¿cómo ordenar los reclamos y preocupaciones?, ¿cómo darle vuelta a una narrativa que banaliza las afectaciones, las secuelas y los temores de la población, anteponiendo unos daños que no demuestra ni explica?, ¿qué pueden hacer la magisteria y las familias?
Como acostumbramos a decir y hacer, es necesario proceder con método para ordenar la discusión, aclarar las ideas y entender en dónde estamos a fin de proceder en consecuencia.
A partir de la exposición anterior, vislumbramos los siguientes ejes detonantes de la confrontación social y el desacuerdo magisterial.
Eje epidemiológico. Comprende las causas que llevaron a un cierre de las clases presenciales que no se han eliminado, todo lo contrario.
La tercera ola ratifica la importancia de reducir la movilidad
Los niveles de vacunación se encuentran por debajo del promedio mundial. Es verdad que el número de fallecimientos se ha reducido considerablemente gracias a la vacunación, pero también lo es que los contagios no han desaparecido
Las personas que se han recuperado demandan atención por aprte del sector salud
Eje bioseguridad, se divide a su vez en varios aspectos:
El magisterio fue vacunado con la Cansino; recientemente se anunció la necesidad de una segunda dosis, cuestión que AMLO minimizó al argumentar que las farmacéuticas solo querían hacer negocio. Demanda: regreso sí, pero con segunda dosis aplicada.
Población vacunada. El porcentaje es aún insuficiente. Demanda: regreso sí, pero con el 80% de la población vacunada, incluyendo a menores de 12 años en adelante, como ya se está haciendo en otros países.
Infraestructura y recursos. En la narrativa oficial se dice que únicamente México y Bangladesh (lo que no es cierto) no han abierto las escuelas, pero lo que no se dice es que la mayor parte de los gobiernos han destinado recursos extraordinarios para habilitar las escuelas. En lugar de eso, y a nombre de una corresponsabilidad por demás dispareja, se pide a padres y maestros hacer faenas y aportar recursos de sus ya menguados ingresos. Demanda: regresar sí, siempre y cuando se reparen los desperfectos y se dote de servicios básicos a las escuelas que no se ha atendido en años y ahora en la pandemia se han agravado
Eje 3 pedagógico, comprende:
Regresar sí, ¿pero a qué?, ¿a lo mismo de antes?, ¿a los planes y programas de EPN?, ¿a los aprendizajes clave y el logro educativo?, ¿a lo mismo que en buena medida nos tiene a donde estamos. La 4T desperdició una oportunidad histórica para transformar la educación, ¿nosotros también seguiremos esa ruta?
Modalidad híbrida es una de las ocurrencias que hemos escuchado aquí y allá, pero en realidad, salvo entidades como Puebla, es una nebulosa.
Problemáticas añejas que con la pandemia se profundizaron, hoy son utilizadas como argumento para el regreso. Pero no existe un proyecto educativo que las recoja y se las tome en serio. Así las cosas, el regreso es más bien una invitación-orden al riesgo, so pretexto de la violencia familiar, la socialización, la convivencia, la protección emocional.
Eje organizativo: profundización de la autonomía de gestión entendida, desde la reforma 2013 a la fecha, como la responsabilidad de maestros y padres para resolver problemas básicos de operación y proveer lo necesario a las escuelas, así como vigilar el uso de unos siempre escasos recursos. Esto es lo que significa la carta responsiva, es un Pin Sanitario que deposita en las familias y los docentes, los riesgos de llevar a cabo una orden.
Eje laboral. Los reclamos magisteriales giran también en torno al incumplimiento de pagos, despidos, incumplimiento en la asignación de plazas, la falta de respuesta a los teachers PRONI que ya trabajaron y no les pagan, y un largo etcétera.
5.1 Sobre explotación: preexistía a la pandemia, pero con ella se agudizó. El regreso a clases genera dudas y rechazo. Si en su horario habitual atenderán a los que decidan asistir, no queda claro cómo y cuándo lo harán con quienes decidan no ir a la escuela.
5.2 Precariedad. El raquítico aumento salarial y el bono de 750 pesos otorgado al magisterio, no resuelve las carencias ni mejora las condiciones de trabajo de los docentes, quienes cada vez trabajan más y ganan menos, se llevan cada vez más trabajo a casa, durante la pandemia han realizado más tareas, los horarios y espacios de trabajo se trastocaron por completo.
Por tanto, nosotros decimos que la Operación Regreso a clases presenciales:
Pone en riesgo la vida y la salud de niños, niñas, jóvenes, trabajadores de la educación, familias y la comunidad;
No hay condiciones de bioseguridad para el regreso a clases, cuando al deterioro, robo e incluso destrucción de las infraestructuras educativas de los meses de la pandemia, se agregan décadas de abandono y precarizaicón de las escuelas en el país, sin agua, sin baños, con aulas sin ventilación, todo lo que no se puede resolver con jornadas de limpieza ni con autonomía de gestión, que e slo mismo que decir Hágale como pueda pero regrese a clases;
Se ordena un regreso a clases, sin generar condiciones de seguridad, olvidando el papel central que juega la circulación de personas y su concentración en espacios reducidos, dejando a profesores, nuiños, jóvenes y padres de familia la responsabilidad de todo; en el colmo, haciéndoles responsable de lo que les pueda ocurrir a sus hijos en las escuelas;
Se engaña diciendo que el regreso es para atender los problemas de socialización, el estrés y los efectos socio-emocionales de tantos meses de clases remotas; lo que no se dice es que eso mismo está en entredicho en el regreso presencial, que no será a lo de antes, donde los juegos, los contactos y la socialización misma estará limitada;
El atraso en los aprendizajes esperados es otra de las narrativas del regreso; lo que tampoco se dice es que estos aprendizajes han quedado superados por la misma pandemia, que ha puesto en entredicho los procesos de cognición social, los valores, los modos de entender el mundo, la vida y los procesos biosociales y biopolíticos.
El regreso a clases presenciales sin analizar a qué se regresa, a qué educación, a qué escuelas, a qué relaciones magisteriales y comunitarias, solo muestra el interés del gobierno de la IV T por continuar con lo mismo, de regresar a lo mismo, es decir, a las escuelas jodidas, a los maestros precarizados y sobre-explotados y a la familia que se haga responsable de una educación que en el texto constitucional todavía dice que debe ser gratuita.
Nosotrxs decimos:
No al regreso a clases presenciales, por ahora y en las condiciones actuales; pero un No distinto al reactivo, que solo se detiene en mostrar las inconsecuencias e incoherencias de la narrativa y las acciones gubernamentales; se trata de un No que se convierta en un Movimiento por el Sí a la Vida, a la Educación y a la Dignidad de las escuelas, los docentes, los alumnos y las familias.
Por: Sulem Estrada, maestra de secundaria/Agrupación Magisterial Nuestra Clase y Pan y Rosas
Las autoridades educativas pretenden que las y los docentes “planteen acciones que les permitan propiciar un reencuentro positivo con todas y todos”, como si las maestras y maestros pudiéramos pensar que poner en riesgo nuestras vidas y las de nuestras niñas y niños tuviera algo positivo. Y es que las escuelas no serán seguras solo por tener una actitud optimista, como intentan hacernos creer, sino con todos los recursos necesarios para ello.
La intención de estas sesiones es cargar nuevamente sobre nuestras espaldas -y las de las madres y padres- a partir del discurso de la vocación y el compromiso, la responsabilidad de reabrir las escuelas, dotarlas de recursos y de las condiciones necesarias para sostenerlas. Por ello nos exigen establecer compromisos para regresar a las aulas.
A más de un año del cierre de las escuelas, no se invirtió ni un peso en mejorar las precarias condiciones en las que se encuentran y que hoy, se convierten en riesgos mortales. Muchas no cuentan con agua, con una ventilación adecuada, o con insumos suficientes para afrontar la situación. Asimismo, la mayoría de la población continua sin estar vacunada -hemos llegado apenas al 30% de la población con el cuadro completo-.
Sin mayor discusión al respecto, pretenden normalizar la presencialidad sin siquiera problematizar la grave situación a la que nos enfrentaremos. Las sesiones del taller, lejos de fomentar un diálogo provechoso y profundo, buscan imponer a los maestros una resignación a que debemos seguir las indicaciones de las autoridades con la mejor actitud.
Para los maestros y maestras, el problema de fondo no tiene que ver con negarse a la presencialidad, pues todas y todos reconocemos la necesidad de la misma en el desarrollo de nuestros alumnos y alumnas, sino con las condiciones que existen en las escuelas para poder hacerlo.
Las maestras y maestros frente al regreso
En la primera sesión, los docentes expusieron sus emociones frente al regreso a clases. Priman el miedo, la angustia, la preocupación y la incertidumbre. No es para menos, pues todas y todos conocemos las condiciones de las escuelas y también de las familias de nuestros niños y niñas y sabemos a lo que nos vamos a enfrentar.
Nuestra vocación y compromiso y el reto que tenemos por delante no es seguir indicaciones superiores sin cuestionarlas, sino exigir todas las condiciones para no arriesgar las vidas de nuestros alumnos y alumnas ni las nuestras.
Convirtamos el miedo en organización
Para frenar la imposición del gobierno de abrir las escuelas “llueve, truene o relampaguee” es necesaria la unidad entre maestras, maestros, madres y padres de familia y alumnos, que somos los primeros interesados en el bienestar de nuestros niños y niñas y de la población en general.
Sabemos que el SNTE no nos representa. Siempre ha estado subordinado a los gobiernos en turno y el gobierno de la 4T no es la excepción. Nunca nos consultó y ahora dice que debemos regresar para “desquitar nuestro sueldo”, como si en toda la pandemia no hubiéramos trabajado, incluso con nuestros propios recursos. Por ello es indispensable recuperar el sindicato de manos de los charros para ponerlo al servicio de las y los docentes y utilizarlo como herramienta de lucha.
Es urgente exigir a los delegados sindicales convocar asambleas en cada escuela. En donde haya menos condiciones, hagamos reuniones con quienes quieran hacer algo para garantizar las condiciones necesarias para la presencialidad, pero no podemos permitirles que hablen por nosotros.
La CNTE y los sindicatos educativos que se reivindican democráticos deben llamar ya a todos los trabajadores de la educación para definir un plan de lucha unificado y dejar de confiar en que la solución a nuestras demandas puede venir de las mesas de negociación con el gobierno, que ha demostrado privilegiar los intereses de los empresarios por encima de nuestras vidas.
Necesitamos poner en pie un movimiento en las calles para frenar la imposición del regreso inseguro y exigir que se garanticen condiciones para poder volver. Organizar reuniones con maestros, padres y madres de familia, vecinos, y todo aquel que quiera sumarse para defender la vida de nuestros niños y niñas.
Para nosotros, en México, la experiencia internacional es importante pues aún no reiniciamos clases presenciales en la escuela pública desde marzo de 2020…
Durante la última semana, pregunté lo siguiente a algun@s colegas educador@s y estudiosos de la educación de diferentes países (la conversación se dio a través de redes sociales digitales):
¿Podrían compartirnos desde cuándo se reiniciaron actividades presenciales, en sus países, en escuelas de educación elemental o básica (pública)?
¿Cuál es la situación actual de la educación pública ante la 3a. ola de pandemia de Covid?
Aunque los contextos y condiciones de salud pública, sociales, de infraestructura y económicas son diferentes en cada nación, las breves respuestas que las y los colegas nos compartieron, son interesantes.
Es claro que en todos los países se han presentado problemas como sucede en los procesos sociales, pero la idea es exponer brevemente lo que sucede en diferentes latitudes, es decir, las experiencias internacionales para analizarlas e idear las diferentes opciones y posibilidades de planificación, acción y evaluación en el inminente, tarde o temprano, regreso a clases presenciales.
Colombia
“Aquí en Colombia inició la presencialidad con alternancia, es decir, unos días van unos niños y otros días otros. No todas las escuelas públicas tienen la infraestructura para condiciones normales, ahora menos para el presente.
FECODE que es el sindicato de maestros, logró un acuerdo con el gobierno en este aspecto. En cuanto a los padres de familia prevalece el temor, esto acompañado que en las clases bajas, es más importante lo que diga el pastor sobre las vacunas que lo que dice la ciencia.”, aseveró el profesor Jorge Iván Galindo (1).
Columbia Británica
“Creo que lo más aterrador para los profesores de Columbia Británica, Canadá, es simplemente que todavía no sabemos nada. Este fue el mismo enfoque que utilizó el gobierno el año pasado: esperaron hasta unos días antes de que la escuela comenzara a anunciar el plan.
“A partir del 12 de julio, nos informaron que regresaremos a la escuela a tiempo completo en condiciones “casi normales”. Eso significa que los estudiantes ya no estarán en cohortes de aprendizaje y no se les pedirá que se distancien. Se les pedirá que completen los controles de salud diarios y que se queden en casa cuando estén enfermos.
“Dada la situación cambiante con la variante Delta, esperamos que vuelvan a los mismos protocolos que usamos el otoño pasado, incluidas las máscaras obligatorias para los grados 4-12 y pequeñas cohortes de aprendizaje de no más de 2 clases.”, indicó la profesora Laura Jackman.
Alberta
“Al igual que en Saskatchewan, Alberta no tiene un plan de reingreso específico para profesores y estudiantes.
Los maestros tienen miedo de regresar ya que no hay un plan de seguridad y los números de COVID continúan aumentando. Los casos nuevos de COVID son los más altos en BC, Alberta y luego Saskatchewan (en ese orden). Manitoba tiene la menor cantidad de casos nuevos. Son la única provincia occidental que requiere prueba de vacunación.
Los maestros del sistema k-6 están muy preocupados porque los niños de ese grupo de edad aún no han sido vacunados. Estos grados muestran una tasa de transmisión más baja ya que estos estudiantes permanecen con una cohorte (la suya) todo el día. Tampoco salen del aula o de sus escritorios para almorzar.
Parece que cada distrito escolar tendrá su propio conjunto de expectativas (y acciones). Los estudiantes tendrán la opción de aprender desde casa o en clase. Una vez que un estudiante y sus padres / tutores han tomado la decisión de aprender en clase o en casa, no pueden cambiar de opinión a mediados del semestre.
No tengo fuentes que compartan información, pero creo que las máscaras serán opcionales para los estudiantes. También creo que habrá una desconexión entre la administración y los maestros, y que los maestros tendrán su propio conjunto de reglas y expectativas para sus aulas.
Al igual que el año pasado, se les pedirá a los estudiantes que entren y salgan por las puertas más cercanas a sus aulas. Esta estrategia se usa para limitar la cantidad de tiempo que los estudiantes pasan en los pasillos.
Espero que los maestros usen máscaras. Se fomentará un mayor lavado de manos. Dicho esto, sabemos que la transmisión del virus se da por el aire.”, informó el profesor Conor Pilz.
Saskatchewan
“En Saskatchewan han dicho que ha vuelto a la “normalidad” anterior a Covid. Específicamente han señalado que no habrá mandato de máscara, ni cohortes, ni distanciamiento social. Lo único que han indicado es un enfoque continuo en lavarse las manos, limpiar y quedarse en casa cuando están enfermos, pero no sabemos si tenemos el mandato de enviar a los niños a casa si muestran algún signo de enfermedad.
Muchos de los distritos escolares han enviado mensajes apoyando el plan provincial diciendo que lo seguirán y se concentrarán en volver a la normalidad. Los padres y maestros definitivamente están preocupados. Particularmente en las escuelas primarias y K-12 donde una gran cantidad de niños aún no pueden vacunarse y sin ningún mandato de vacunas para aquellos que sí pueden hacerlo. Por ejemplo, en mi escuela tenemos 2/3 de nuestros estudiantes que son menores de edad para las vacunas y al menos un maestro se niega a vacunar.
Mientras tanto, tendré a 100 niños por día viniendo a mi salón de clases sin expectativas de vacunas, mascarillas o distanciamiento. Muchos de nosotros esperamos ver rupturas y tener que retroceder. En este momento, mi distrito se está retrasando en declarar su intención definitiva sobre las máscaras, pero mis fuentes internas dicen que no irán en esa dirección. Como la provincia ha dicho que no es necesario, básicamente han puesto la responsabilidad en los distritos de ser los pesados (o rudos) y nadie quiere tomar el guante y ser esa persona mala.”, señaló la profesora Peggy Welter. (2)
Para nosotros, en México, la experiencia internacional es importante pues aún no reiniciamos clases presenciales en la escuela pública desde marzo de 2020.
Por otra parte, es conveniente decir, tal como lo ha expresado la profesora María Antonia Casanova, de España, que “las infraestructuras y equipamientos, al igual que horarios y número de profesores, no son comparables en las escuelas públicas. Desgraciadamente las soluciones no son trasplantables. Hay que establecerlas en cada país.”
Tere Bracho, investigadora educativa mexicana (en evaluación de políticas sociales y educativas), al respecto señaló que: “…valdría la pena analizar todas las opciones que se han puesto a prueba, incluso en México. Podría empezarse por ahí.”
De acuerdo. Por eso es importante conocer las experiencias internacionales, para tomar ideas, alternativas de solución y hacer las adaptaciones que correspondan, en función de nuestros propios contextos sociales y educativos.
Nota:
(1) Jorge Iván Galindo es profesor de la Universidad del Norte, Colombia (Barranquilla).
(2) Agradezco al profesor Paul Orlowski por la información proporcionada y los contactos con docentes de las provincias occidentales de Canadá.
El estudio de la educación indígena en México requiere la articulación de diversos niveles de análisis que ofrezcan una correcta comprensión histórica del proceso educativo y su visualización futura a partir de una concepción cientíca integral que valore en su justa dimensión el derecho a la educación como una de las demandas pendientes de los pueblos indígenas de México, demanda que implica la toma de decisiones necesarias para resolver las deficiencias estructurales que han limitado la existencia de un desarrollo equitativo entre los grupos culturales de nuestro país.
Desde que inició el confinamiento debido a la pandemia que sacude al mundo, los sistemas educativos se vieron afectados, así como la gran cantidad de maestras, maestros, niñas, niños y jóvenes inscritos en ellos. En el caso de México, en el mes de marzo de 2020, el entonces secretario de educación Esteban Moctezuma, anunció que se “adelantarían” las vacaciones de semana santa. No obstante, desde aquel entonces la reapertura de escuelas ha sido compleja. En algunas entidades se han tenido esfuerzos por volver a los cursos presenciales, pero ha ganado la propagación del virus y un cierre inevitable. En este sentido, en febrero de 2021, se anunció que Delfina Gómez Álvarez sería la nueva titular de la Secretaría de Educación Pública, quien pocas veces ha salido a anunciar estrategias concretas para combatir las desigualdades educativas que el Covid-19 a mostrado con mayor fuerza. Siendo así que, de manera reciente se anunció que el 30 de agosto de 2021 habrá un regreso a clases inminente para la educación básica obligatoria a nivel nacional. Esto, en medio de una tercera ola de contagios en diversos estados del país.
Por lo antes mencionado, es crucial indicar que el artículo tercero constitucional refiere que el Estado mexicano tiene la obligación de garantizar a la población en general la educación obligatoria ―la cual va desde preescolar hasta media superior―, misma que ha quedado sumamente vulnerada en este año y medio de confinamiento. Las clases virtuales dejaron fuera a quienes no tienen acceso a los medios digitales; los problemas de desempleo han golpeado en diversos hogares dando prioridad a lo laboral y no a la formación educativa, lo cual, ha llevado a la deserción escolar; asimismo, las condiciones de los centros escolares ―en algunas regiones― presentan falta de servicios básicos como los son agua, luz, drenaje, letrina y los espacios dentro de las aulas son reducidos.
De igual manera, los problemas de salud mental están latentes tanto en docentes como en las y los estudiantes. Quienes tienen un rol dentro del Sistema Educativo Nacional (SEN), pero se entreteje con otros roles que repercuten en su práctica, ya sea frente a grupo o como alumno. Se percibe un agotamiento ante las nuevas dinámicas de trabajo, por tal motivo surge la pregunta ¿qué estrategias tangibles se están impulsado para la salud mental de quienes sostienen el SEN?
En este sentido, saltan varios elementos a considerar antes de volver a lo presencial, primero, ¿quién o quiénes planearon el regreso a clases y bajo qué elementos y criterios? Ya se ha dicho que sin duda es necesario volver y garantizar el derecho a la educación, pero ¿quiénes planean esas estrategias de vuelta a centros escolares? ¿Acaso conocen las múltiples realidades que aquejan en las diversas regiones del país? ¿Se sabe qué escuelas requieren con urgencia la atención de infraestructura educativa básica? La educación es un derecho que se debe garantizar tanto como el derecho a la salud. El regreso no debe ser planeado al vapor, pues hay vidas de por medio. Se requieren estrategias pensadas y diseñadas tanto por sector docente con los respectivos tomadores de decisiones, no sólo estos últimos desde sus curules.
“Hay que aprender a vivir en la incertidumbre; es decir,
tener el coraje de afrontar, estar preparados para
resistir las fuerzas negativas que puedan llegar…”
Edgar Morín
Inicia para la mayor parte de los docentes en México un nuevo periodo de aprendizaje, lo llamo así porque sin duda, esta etapa así lo requiere. Para buena parte de los docentes el tiempo pasado fue de descubrimiento permanente ante la presencialidad negada, donde se fue apostando por nuevas maneras de enseñar, enmarcadas en procesos de reflexión continuos sobre aquellas fortalezas y debilidades construidas en el caminar sinuoso por la enseñanza a distancia, no siempre apreciado por la sociedad, sus autoridades y los padres de familia.
Ahora, en todo el país se habla de un modelo híbrido, que representa nuevos retos porque la metodología de abordaje y el sustento teórico específico son diferentes, en donde además la planeación y la evaluación no pueden ser las mismas, especialmente cuando el contexto de incertidumbre que rodea el próximo regreso a clases, está permeado de riesgos importantes relacionados con la salud de toda la comunidad educativa.
Las preguntas necesarias fluyen en muchas mentes ¿Cuán preparados estamos, estudiantes y docentes, para sumergirnos en una educación con un modelo híbrido? ¿Será que las experiencias ante la no presencialidad pueden ser la base para este nuevo escenario? ¿Qué estrategias ya utilizadas o que nuevas estrategias permitirán que esta modalidad logre mejores resultados de los obtenidos hasta ahora?
Para quienes no tienen relación con algún docente en su círculo social, tal vez piense que los maestros no han hecho hasta ahora lo necesario, pero para quienes estamos rodeados tanto profesional como familiarmente con ellos, sabemos que el esfuerzo ha sido enorme y no siempre bien reconocido.
¿Saben acaso de la continua búsqueda de formación continua que han tenido los docentes de todos los niveles, modalidades educativas públicas y privadas? Esa formación no siempre ha sido proporcionada en sus entornos laborales, muchos asistieron a una diversidad de webinars, seminarios, cursos, talleres o bien, en procesos de auto aprendizaje buscando en redes sociales o en plataformas virtuales tutoriales con el fin de contar con las competencias docentes necesarias en tiempo récord, que les permitieran aplicarlas de manera inmediata y cumplir con lo que se les exige: 1) que posea el dominio o conocimiento suficiente sobre la materia; 2) que actúe de forma didáctica, ya que no se trata sólo de conocer el contenido, sino de seleccionarlo, secuenciarlo y proponer las actividades pertinentes, y 3) que posea la formación y disposición para mejorar profesionalmente mediante la autoformación, la reflexión crítica sobre su práctica y la realización de proyectos de innovación ( de la Torre y Violant, 2002).
Datos de estudios realizados durante esta pandemia, como la Encuesta Nacional a Docentes ante el COVID-19 (2020) plantea una agenda necesaria, tomando en cuenta aspectos nodales que no deberían de pasar desapercibidos en el inicio del ciclo escolar. Por ejemplo, la necesidad de asegurar equidad en el acceso a las herramientas digitales y a la conectividad para todas las escuelas, tarea que hasta donde podemos apreciar, aún tiene pendiente el estado mexicano.
Lo mismo podemos decir sobre la infraestructura física de las escuelas, problema mayúsculo cuando lo asociamos con la resistencia de los padres de familia de contribuir al mantenimiento de las escuelas, bajo la consigna de que cómo no se han utilizado las instalaciones no deben de pagar esas cuotas. ¿Acaso saben que el agua, la electricidad, el teléfono, la impermeabilización, el corte de las áreas verdes etc. se deben de pagar? porque, aunque se difunde que no deben de obligarlos a dar esas cuotas, lo cierto es que cada escuela tiene que afrontar esos costos. En este momento tienen que ver la forma de solventar los gastos derivados de los materiales necesarios para llevar a cabo las acciones relacionadas con el regreso a las escuelas.
En la encuesta referida, si bien se plantea la necesidad de un modelo pedagógico a distancia, se fundamenta que debe de existir la necesaria preparación para ello, donde se toma en cuenta lo tecnológico, pero con mayor importancia, el modelo pedagógico a implementar, que debe de contar con una visión clara sobre el tipo de docente y el perfil del alumno que permitan lograr los aprendizajes.
El modelo híbrido, es un modelo de instrucción que contempla la integración de las actividades a distancia y las presenciales, que deberán estar plenamente vinculadas en el curso del aprendizaje para que funcione. Tiene que adecuarse a las condiciones de acceso a conectividad y dispositivos en particular para que los estudiantes más vulnerables, puedan tener la posibilidad de una educación personalizada a sus necesidades e intereses.
Entra en juego también, el concepto de aula o clase invertida (en inglés, flipped classroom), un modelo de enseñanza que se emplea ya desde hace años y que siempre fue pensada como una combinación online y presencial de estrategias de enseñanza, donde es crucial que el alumno tenga el control sobre su propio proceso de aprendizaje, es decir, que pueda autorregularse (Cheng et al, 2014).
Los resultados de la encuesta muestran también, la necesidad de un modelo en donde la casa y la escuela sean espacios para el aprendizaje, pero también destaca que nuestro sistema educativo no está preparado para este tipo de educación porque los alumnos no tienen la suficiente autonomía y responsabilidad en su propio aprendizaje, además de que los docentes se mueven en un margen acotado por la elección de los contenidos.
Muchos docentes han hecho lo que pueden hasta ahora, pero la implementación del modelo híbrido necesariamente tiene que generar cambios en la forma de enseñar y aprender en todas las figuras educativas, donde los padres de familias tienen un rol protagónico, que aún no acaban de asumir como corresponsables de la educación de sus hijos. En este modelo a implementar, ellos deben de dar continuidad a las actividades promovidas por los profesores, dado que en este modelo de semipresencialidad, acerca aún más los procesos educativos a los hogares.
Retomo las palabras de Edgar Morin que motiva a que todos tenemos que seguir aprendiendo a vivir en la incertidumbre; pero en especial los docentes deberán de tener el coraje de afrontar y estar preparados para resistir, pero no solos como han estado hasta ahora, porque requieren de un acompañamiento docente continuo y sistemático, paralelo al proceso educativo que desarrollarán, desde la facilitación de recursos digitales y no digitales, la construcción de planeaciones curriculares pertinentes a los diversos contextos socioeducativos , con capacitación continua para guiar el aprendizaje dentro y fuera de la escuela, donde de aprendiz competente se convierta en un líder pedagógico, capaz de recrear actividades centradas en los estudiantes así como promover habilidades de pensamiento y ambientes de colaboración.
Nada está escrito, serán necesario cortes y momentos de adecuación a la realidad que se vaya presentando, resignificando los modelos educativos, adaptándolos, flexibilizándolos, en donde la construcción del conocimiento se realice dentro de un proceso situado y continuo en un contexto donde el relajamiento social es una constante y en donde los maestros requieren de nuevos entornos de acompañamiento.
Referencias
Baptista Lucio, P., Almazán Zimerman, A., y Loeza Altamirano, C. A. (2020). Encuesta Nacional a Docentes ante el COVID-19. Retos para la educación a distancia. Revista Latinoamericana De Estudios Educativos, 50 (ESPECIAL), 41-88. https://doi.org/10.48102/rlee.2020.50.ESPECIAL.96
Cheng, L., Ritzhaupt, A.D., & Antonenko, P. (2014). Effects of the flipped classroom instructional strategy on students’ learning outcomes: a metaanalysis. Education Tech Research Dev 67, 793-824. https://doi.org/10.1007/s11423-018-9633-7
Fuente de la Información: https://www.educacionfutura.org/acompanamiento-docente-y-el-modelo-hibrido/
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