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Brasil: Ato defende autonomia e democracia nas instituições federais de ensino

América do Sul/Brasil/11-12-2020/Autor e Fonte: sinasefe.org.br

Fortalecendo a luta em defesa da autonomia e democracia na Educação, o SINASEFE realizou nesta terça-feira (08/12), juntamente com entidades coirmãs, um ato nacional online. Com transmissão ao vivo, a atividade aconteceu em Brasília-DF, na sede da AdUnB, e contou com a participação de estudantes, parlamentares, lideranças políticas nacionais, sindicalistas e de 16 reitores/diretores gerais eleitos e não empossados em Universidades, Institutos Federais e Cefets. O grupo lançou recentemente uma Carta Aberta, afirmando que “a democracia deve prevalecer” e questionando as nomeações nas IFEs que desrespeitaram os vencedores das eleições.

Vídeos do Ato
A transmissão do ato se deu em duas etapas, por motivos técnicos. Acompanhe abaixo o material na íntegra:

 

 

 

 

Participação do SINASEFE
O SINASEFE esteve representado no espaço físico da transmissão da atividade pelo coordenador geral David Lobão, pelo diretor Diego Simões e pela diretora Fernanda Rosá. David Lobão se posicionou durante a atividade, assista aqui a intervenção do dirigente.

 

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La nueva ola del aprendiz de genocida

Desde Río de Janeiro.En un almacén del ministerio de Salud en San Pablo están casi siete millones de testeos de coronavirus sin distribuir a provincias y municipios. A fines de enero tendrán su validad agotada. O sea, serán pura basura.

Brasil es, de las naciones acosadas por la pandemia, una de las que menos aplicó testeos a la población.

Varios países latinoamericanos, como Argentina, Ecuador, Costa Rica y Chile, han anunciado que recibirán la vacuna fabricada por la Pfizer. Brasil no se ha pronunciado. O mejor, de forma paralela, descartó la vacuna – que ya empezó a ser aplicada en Gran Bretaña – porque exige ser conservada a menos 70 grados.

Una multitud de infectólogos y científicos aseguran que sí, hay condiciones de preservar la vacuna en frigoríficos especiales.

El ministerio de Salud, encabezado por un general activo del Ejército, Eduardo Pazuello, silencia.

A propósito: Pazuello, supuestamente especialista en logística, no tiene idea de lo que sea el servicio público brasileño de salud, que hasta hace un par de años era considerado referencia mundial. No sabe, por ejemplo, cómo lograr al menos 400 millones de jeringas para aplicar la vacuna que sea.

Lo único que hizo fue esparcir militares por todos los puestos de decisión del ministerio y negar lo obvio: la gravedad del cuadro vivido en el país, y que ahora entró en una segunda y especialmente violenta ola.

El mismo ministerio de Salud destinó dos mil millones de reales – casi 500 mil millones de dólares – inicialmente dirigidos a “recursos de emergencia” al combate al Covid a instituciones que tratan de todo, excepto de la pandemia: maternidades, clínicas oftalmológicas, hospitales psiquiátricos. La explicación: ninguna.

Ayer, sábado, las unidades de terapia intensiva en las clínicas privadas de Rio de Janeiro estaban copadas en un 98 por ciento. Las de salud pública, 94. En San Pablo, el cuadro era igualmente dramático: 92 por ciento en las privadas, 89 en las públicas.

En Belo Horizonte, capital de Minas Gerais, el cuadro era igualmente asombroso. Y en muchísimas otras capitales brasileñas.

Al apostar todas sus fichas a unos pocos inmunizantes, el gobierno del ultraderechista Jair Bolsonaro (foto) empujó Brasil para el final de la cola de los pretendientes a la vacunación.

Entre una y otra disputa, siempre con el ojo puesto en las elecciones presidenciales de 2022, con el gobernador derechista de la provincia de San Pablo, João Doria, Bolsonaro puso barreras a una serie de vacunas, para concentrarse en las que fueron directamente contactadas por su gobierno.

La vacuna china, por ejemplo, fue descartada por  comunista.

Hasta ayer, sábado, en todo el país, eran más de seis millones y medio de infectados – más que dos Uruguay sumados – y 177 mil muertos.

En Cuba, por ejemplo, que tiene poco menos de once millones de habitantes, las víctimas fatales del coronavirus no llegan a 200.

Pero Bolsonaro y su gobierno insisten en rechazar las vacunas y las medidas de aislamiento social, se niegan a aceptar da gravedad y las dimensiones de la tragedia.

Hasta en eso Brasil se aísla no solo del resto de las comarcas de nuestra América Latina, pero del mundo.

Siquiera en los Estados Unidos de su ídolo y guía, Donald Trump, se llegó a semejante negación.

La verdad es que, a esta altura, es difícil encontrar, en cualquier país con peso específico en el escenario global, alguno que se compare a Brasil en cuestión de absurdo.

Bolsonaro encabeza un gobierno que no gobierna, destroza todo. Su ministro de Salud no hace más que denegrir lo poquito que resta de la imagen de las Fuerzas Armadas junto a la opinión pública.

La economía se fue al diablo, bien como la salud pública, la educación, el medioambiente, las ciencias, las artes y la cultura, todo, todo.

No se trata de alarmismo: es mera constatación.

Y ahora viene la gota final: Bolsonaro, el aprendiz de genocida, al matizar los efecto de la peor pandemia de la historia, más mortal inclusive que la “fiebre española” de principios del siglo pasado, se hace responsable, o al menos cómplice, de 28 muertes a cada 24 horas.

Más de una a cada 60 minutos.

 

Y todo indica que él quiere más y más y más.

Fuente e imagen: https://www.pagina12.com.ar/

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Revocan en Brasil orden de retorno a clases en universidades

El Ministerio de Educación de Brasil revocó la orden que determinaba el retorno a clases presenciales en las universidades desde enero, pese al aumento que registran hoy las cifras de muertes y contagios por la Covid-19 en estados.

El ministro del sector, Milton Ribeiro, reveló a la televisora CNN Brasil que ‘abrirá una consulta pública para escuchar al mundo académico’ antes de tomar una nueva decisión.

Admitió que los establecimientos de estudios superiores ‘no estaban preparados (para ese regreso), al carecer de planificación’.

Tal medida se adoptó tras la renuencia de decanos de universidades federales, quienes anunciaron que incumplirían con la determinación de la cartera.

El rector de la Universidad Federal de Bahía, Joao Carlos Salles, calificó de absurda la vuelta a aulas y confirmó que no acogería la disposición.

‘Nuestra resolución define que el próximo trimestre será fuera del centro docente con la posibilidad de actividades en el recinto siempre y cuando no se ponga en riesgo la vida de nuestra comunidad’, aclaró.

Según el periódico O Estado de Sao Paulo, el texto del ministerio, rubricado por Ribeiro, generó una reacción negativa y fue considerado inconstitucional por los especialistas.

Al respecto, el Sindicato Nacional de Profesores de Instituciones de Educación Superior criticó la decisión.

Publicó una nota para advertir que la medida pondría ‘en riesgo la salud de profesores, estudiantes y personal técnico-administrativo’.

En un momento en que los casos de Covid-19 volvieron a crecer, las tasas de transmisión se aceleran y el sistema de salud pública y privada nuevamente está saturado, ‘la reapertura de instituciones educativas que reúnen a miles de personas cada día no solo es peligro para la salud, sino un acto criminal’, denunció Andes.

Brasil registra hasta la fecha 174 mil 515 decesos y seis millones 436 mil 650 contagios por el patógeno, dígitos que lo confirman entre los países más afectados por la pandemia junto a Estados Unidos y la India.

Fuente: https://www.prensa-latina.cu/index.php?o=rn&id=415348&SEO=revocan-en-brasil-orden-de-retorno-a-clases-en-universidades
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Revocan en Brasil orden de retorno a clases en universidades

América del sur/Brasil/Diciembre 2020/prensa-latina.cu

El Ministerio de Educación de Brasil revocó la orden que determinaba el retorno a clases presenciales en las universidades desde enero, pese al aumento que registran hoy las cifras de muertes y contagios por la Covid-19 en estados.

El ministro del sector, Milton Ribeiro, reveló a la televisora CNN Brasil que ‘abrirá una consulta pública para escuchar al mundo académico’ antes de tomar una nueva decisión.

Admitió que los establecimientos de estudios superiores ‘no estaban preparados (para ese regreso), al carecer de planificación’.

Tal medida se adoptó tras la renuencia de decanos de universidades federales, quienes anunciaron que incumplirían con la determinación de la cartera.

El rector de la Universidad Federal de Bahía, Joao Carlos Salles, calificó de absurda la vuelta a aulas y confirmó que no acogería la disposición.

‘Nuestra resolución define que el próximo trimestre será fuera del centro docente con la posibilidad de actividades en el recinto siempre y cuando no se ponga en riesgo la vida de nuestra comunidad’, aclaró.

Según el periódico O Estado de Sao Paulo, el texto del ministerio, rubricado por Ribeiro, generó una reacción negativa y fue considerado inconstitucional por los especialistas.

Al respecto, el Sindicato Nacional de Profesores de Instituciones de Educación Superior criticó la decisión.

Publicó una nota para advertir que la medida pondría ‘en riesgo la salud de profesores, estudiantes y personal técnico-administrativo’.

En un momento en que los casos de Covid-19 volvieron a crecer, las tasas de transmisión se aceleran y el sistema de salud pública y privada nuevamente está saturado, ‘la reapertura de instituciones educativas que reúnen a miles de personas cada día no solo es peligro para la salud, sino un acto criminal’, denunció Andes.

Brasil registra hasta la fecha 174 mil 515 decesos y seis millones 436 mil 650 contagios por el patógeno, dígitos que lo confirman entre los países más afectados por la pandemia junto a Estados Unidos y la India.

Fuente: https://www.prensa-latina.cu/index.php?o=rn&id=415348&SEO=revocan-en-brasil-orden-de-retorno-a-clases-en-universidades
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Anuncian reanudación de clases presenciales en Brasil

América del sur/Brasil/Diciembre 2020/Telesur tv

A partir del 4 de enero del año 2021 miles de estudiantes universitarios deben regresar a los centros educativos.

El Ministerio de Educación de Brasil (MEC) anunció este miércoles la reanudación de clases presenciales en las diferentes instituciones de educación superior, en medio de la crisis sanitaria por la que atraviesa el país a causa de la pandemia del coronavirus.

A partir del 4 de enero del año 2021 miles de estudiantes universitarios, así como de instituciones técnicas y tecnológicas deberán regresar a los centros educativos, exceptuando a los grados de educación básica y secundaria.

En ese sentido, los Decretos número 1030 y 572 del MEC establecen que los centros educativos deben adoptar medidas de bioseguridad para evitar posibles contagios con la Covid-19.

Igualmente, el Ministerio de Educación indicó que los docentes deben hacer uso de las diferentes herramientas tecnológicas en aras de recuperar las horas de clases perdidas durante el confinamiento debido a la complejidad sanitaria de la Covid-19.

“Los recursos educativos digitales, tecnologías de la información y la comunicación u otros medios convencionales se utilizarán de manera complementaria, de manera excepcional, para el pago de las horas de carga docente, en cumplimiento de las medidas para enfrentar la pandemia Covid-19 establecidas en el Protocolo de Bioseguridad establecido en la Ordenanza MEC No. 572, 2020”, expresa el Decreto 1030.

Por su parte, el Ministerio de Salud de Brasil precisó que hasta la fecha el país suramericano acumula 6.386.787 contagios con la Covid-19 y 173.817 decesos.

Fuente: https://www.telesurtv.net/news/anuncian-reanudacion-clases-presenciales-brasil–20201202-0025.html

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Brasil: Lamento de cautiverio y de liberación: día de la Conciencia Negra

Lamento de cautiverio y de liberación: día de la Conciencia Negra

Leonardo Boff

El 20 de noviembre de 2020, día en que hemos celebrado el día de la Conciencia Negra, jornada de reflexión contra el racismo y de reconocimiento de la dignidad de la población negra en Brasil (más de la mitad), fue cobardemente asesinado, a golpes, y sofocado hasta la muerte, el negro João Alberto Freitas, de 40 años, por dos vigilantes de seguridad y un policía, en un Carrefour de Porto Alegre. Las escenas muestran una increíble brutalidad y cobardía y revelan todo el racismo presente en sectores de la sociedad y cuán inhumanos y crueles podemos ser.

En homenaje a João Alberto Freitas, vuelvo a publicar un texto que escribí tiempo atrás, pero que guarda permanente actualidad. 

La Pasión de Cristo continúa siglo tras siglo en el cuerpo de los crucificados. Jesús agonizará hasta el fin del mundo, mientras uno solo de su hermanas y hermanos esté pendiendo todavía de alguna cruz, a semejanza de los bodhisatwas budistas (los iluminados) que se detienen en el umbral del Nirvana para retornar al mundo del dolor –samsara– en solidaridad con quienes sufren, personas, animales y plantas. Con esta convicción, la Iglesia Católica, en la liturgia de Viernes Santo, pone en la boca de Cristo estas palabras conmovedoras:

“Pueblo mío, mi pueblo elegido ¿en qué te entristecí? Dime. ¿Qué más podría haber hecho por ti? ¿en qué te falté? Yo te hice salir de Egipto y te alimenté con maná. Te preparé una tierra hermosa; tú, la cruz para tu rey”.

Al celebrar la abolición de la esclavitud el 13 de mayo de 1888, nos damos cuenta de que aún no se ha completado. La pasión de Cristo continúa en la pasión del pueblo negro. Falta la segunda abolición, la de la miseria y el hambre. Se oyen todavía los lamentos de cautiverio y de liberación venidos de las senzalas, hoy de las favelas alrededor de nuestras ciudades. La población negra todavía nos habla en forma de lamento:

“Hermano mío blanco, hermana mía blanca, pueblo mío: ¿qué te hice yo, en que te entristecí? ¡Respóndeme!

Yo te inspiré la música cargada de banzo y el ritmo contagioso. Te enseñe cómo usar el bumbo, la cuica y el atabaque. Fui yo quien te dio el rock y la ginga de la samba. Y tú tomaste lo que era mío, te hiciste nombre y renombre, acumulaste dinero con tus composiciones y nada me devolviste.

Yo bajé de los cerros y te mostré un mundo de sueños, de una fraternidad sin barreras. Creé mil fantasías multicolores y te preparé la mayor fiesta del mundo: dancé el carnaval para ti. Y tú te alegraste y me aplaudiste de pie. Pero pronto, muy pronto, me olvidaste, reenviándome a los cerros de la periferia de la ciudad, a las favelas, a la realidad desnuda y cruda del desempleo, del hambre y de la opresión.

Hermano mío blanco, hermana mía blanca, pueblo mío: ¿qué te he hecho, en que te entristecí? ¡Respóndeme!

Yo te di en herencia el plato de cada día, los frijoles y el arroz. De los restos de comida que me daban, inventé la feijoada, el vatapá, el efó y el acarajé: la cocina típica de Brasil. Y tú me dejas pasar hambre. Permites que mis niños mueran de hambre, o que sus cerebros queden irremediablemente afectados, infantilizados para siempre.

Yo fui arrancado violentamente de mi patria africana. Conocí el navío-fantasma de los negreros. Fui hecho cosa, pieza, esclavo. Fui la madre-negra para tus hijos. Cultivé los campos, recogí el tabaco y planté la caña. Hice todos los trabajos. Fui yo quien construyó las bellas iglesias que todos admiran y los palacios que habitaban los dueños de esclavos. Y tú me llamas perezoso y me detienes por vagabundeo. A causa del color de mi piel me discriminas y todavía me tratas como si fuera esclavo.

Hermano mío blanco, hermana mía blanca, pueblo mío: ¿qué te hice, en que te entristecí? ¡Respóndeme!

Yo supe resistir, conseguí huir y fundar quilombos o palenques: sociedades fraternales, sin esclavos, de gente pobre pero libre, negros, mestizos y blancos. A pesar de los azotes en mi espalda, trasmití la cordialidad y la dulzura al alma brasilera. Y tú me enviaste al capitán-do-mato para cazarme como a un bicho, arrasaste mis quilombos y aún hoy impides que la abolición de la miseria que esclaviza sea para siempre verdad cotidiana y efectiva.

Yo te mostré lo que significa ser templo vivo de Dios. Y, por eso, cómo sentir a Dios en el cuerpo lleno de axé y celebrarlo en el ritmo, en la danza y en las comidas. Y tú reprimiste mis religiones llamándolas ritos afro-brasileros o considerándolas simple folclore. Invadiste mis terreiros echándoles sal y destruyendo nuestros altares. No raras veces, hiciste de la macumba un caso policial. La mayor parte de los jóvenes asesinados en las periferias con edades entre 18 y 24 años son negros, y por el hecho de ser negros son sospechosos de estar al servicio de las mafias de la droga. La mayoría de ellos son simples trabajadores.

Hermano blanco, hermana mía blanca, pueblo mío: ¿qué te hice, en que te entristecí? ¡Respóndeme!

Cuando con mucho esfuerzo y sacrificio conseguí ascender un poco en la vida, ganando un salario trabajado, comprando mi casita, educando a mis hijos, cantando mi samba, apoyando a mi equipo preferido y pudiendo tomar el fin de semana una cervecita con los amigos, tú dices que soy un negro de alma blanca, disminuyendo así el valor de nuestra alma de negros dignos y trabajadores. Y en los concursos, en igualdad de condiciones, casi siempre decides a favor de un blanco.

Y cuando se pensaron políticas que reparasen la perversidad histórica, permitiéndome lo que siempre me negaste, estudiar y formarme en las universidades y en las escuelas técnicas y así mejorar mi vida y la de mi familia, la mayoría de los tuyos grita: va contra la constitución, es una discriminación, es una injusticia social.

Hermano blanco, hermana mía blanca, pueblo mío: ¿qué te hice, en que te entristecí? ¿Qué hiciste con mi hermano João Alberto Freitas cobardemente asesinado por dos vigilantes de seguridad y un policía en un Carrefour de Porto Alegre. ¡Respóndeme!

Mis hermanos y hermanas negros, en este día 20 de noviembre, día de Zumbi y de la conciencia negra, quiero homenajearles a todos ustedes que consiguieron sobrevivir durante todo este largo tiempo, porque la alegría, la música, la danza y lo sagrado están dentro de ustedes, a pesar de todo el viacrucis de sufrimientos que injustamente les son impuestos.

Con mucho axé y cariño.

Fuente de la Información: https://www.servicioskoinonia.org/boff/articulo.php?num=1008
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La Covid-19 cuestiona el sentido de la vida

La Covid-19 cuestiona el sentido de la vida

Leonardo Boff

La irrupción de la Covid-19 alcanzando a todo el planeta y causando la muerte a más de un millón de vidas sin poder ser veladas ni recibir el cariño último de sus familiares, además de infectar a otros muchos millones de personas, plantea la inquietante pregunta: ¿Cuál es el sentido de la vida? ¿Por qué todo este sufrimiento? ¿Qué nos quiere decir la naturaleza con este virus invisible que ha puesto de rodillas a todas las potencias militares, haciendo ineficaces sus armas de destrucción masiva? La Covid-19 cayó como un meteoro sobre el sistema del capital y el neoliberalismo. Sus mantras fueron destrozados. ¿Sirvió para algo el lema de Wall Street “la codicia es buena”? Nadie come computadoras, ni se alimenta de los algoritmos de la inteligencia artificial.

¿Cuáles eran los dogmas de la fe capitalista y neoliberal?: Lo esencial es el mayor lucro en el menor tiempo posible, la competencia feroz, la acumulación individual o corporativa, el saqueo cruel de los recursos de la naturaleza, dejando las externalidades por cuenta del Estado, la indiferencia ante la tasa de iniquidad social y ambiental, la postulación de un Estado mínimo para escapar de sus leyes limitantes y poder acumular más libremente.

Si hubiésemos seguido estos mantras, el exterminio de vidas humanas habría sido incalculable. Sin políticas públicas, las personas serían tragadas por un destino atroz.

¿Qué nos ha salvado? Aquellos valores y actitudes ausentes en el sistema del capital y el neoliberalismo: darnos cuenta de que no somos “dioses” sino totalmente vulnerables y mortales, expuestos a lo imprevisible. Lo que cuenta no es el lucro sino la vida; no es la competencia sino la solidaridad; no es el individualismo sino la cooperación entre todos; no el asalto a los bienes y servicios de la naturaleza sino su cuidado y protección; no un estado mínimo, sino el estado suficientemente pertrechado para atender las demandas urgentes de la población. Dicho directamente: ¿qué vale más la vida o el lucro? ¿La naturaleza o su expoliación desenfrenada?

Responder a estas preguntas inaplazables es interrogarse sobre el sentido o el absurdo de nuestra vida, personal y colectiva. El aislamiento social es una especie de retiro existencial que la situación nos ha impuesto. Se crea la oportunidad de hacer estas preguntas ineludibles. Nada es fortuito en este mundo. Todo guarda una lección o un sentido secreto que debe ser revelado, por más desconcertante que sea la realidad. Lo que no podemos permitir es que este sufrimiento colectivo sea en vano. Funciona como un crisol que purifica el oro, que acrisola nuestra mente, y pone en jaque ciertos hábitos para ser revisados y otros nuevos para ser incorporados, especialmente en lo que se refiere a nuestra relación con la naturaleza y el tipo de sociedad que queremos, menos perversa y más solidaria.

Todo el mundo habla de la medicina, de la técnica, de los insumos y especialmente de la búsqueda ansiosa de una vacuna contra la Covid-19. Pocos hablan de la naturaleza. Pero es necesario considerar el contexto del brote del coronavirus. No está aislado. Vino de la naturaleza que durante siglos fue saqueada irresponsablemente por el proceso industrial del capitalismo y también del socialismo, en la falsa suposición de que la Tierra tendría recursos ilimitados. Hemos deforestado despiadadamente y destruido así los hábitats de miles de virus que viven en los animales e incluso en las plantas. Al perder su “morada natural”, buscan en nosotros un sitio para sobrevivir. Así hemos conocido una amplia gama de virus como el zica, el chikungunya, el ébola, las series derivadas del SARS, como el de la Covid-19, entre otros.

Se trata de un contraataque de la naturaleza o de la Madre Tierra contra la humanidad, con el que quiere darnos una severa advertencia: “detengan la agresión despiadada, que destruye las bases físico-químicas-ecológicas que sostienen vuestra vida; de lo contrario podríamos enviarles virus mucho más letales que podrían diezmar a miles de millones de ustedes, de la especie humana, y afectar gravemente a la biosfera, ese fino manto un poco mayor que el filo de una navaja que garantiza la continuidad de la vida”.

¿Prevalecerán estas advertencias vitales o el afán de acumular y asegurar intereses materiales? ¿Tendremos suficiente sabiduría para responder a la alternativa que el Ser que hace ser a todos los seres nos presenta?: “Te propongo la vida y la muerte, la bendición y la maldición; elige la vida para que puedas vivir con tu descendencia” (Dt 30,19).

Portadores de una fe en un Dios “apasionado amante de la vida” (Sab 11,26) apostamos todavía por un sentido de la historia y de la vida. Ellas escribirán la última página de la saga humana, construida con tanto esfuerzo en este planeta.

Esto, sin embargo, no debe desviar nuestra mirada de lo que está ocurriendo en el escenario mundial y específicamente en el brasilero, donde un jefe de estado negacionista no tiene como proyecto cuidar de su pueblo y de nuestra exuberante naturaleza. Con desprecio e ironía se comporta como Nerón que presenciaba como Roma ardía tocando la cítara.

A pesar de todo esto, nuestra esperanza no muere. Como afirma la Fratelli tutti del Papa Francisco: “La esperanza nos habla de una realidad enraizada en lo profundo del ser humano, independientemente de las circunstancias concretas y los condicionamientos históricos en los que vive” (nº 55). Aquí resuena el principio esperanza, que es más que una virtud, es un principio, un motor interior que proyecta nuevos sueños y visiones, tan bien formulados por el filósofo alemán Ernst Bloch en El principio esperanza. Esta esperanza nos recuperará el sentido de vivir en este pequeño y amado planeta Tierra.

Aunque somos seres contradictorios, hechos simultáneamente de luz y de sombras, creemos que la luz triunfará. Muchos bioantropólogos y neurocientíficos nos confirman que somos por esencia seres de bondad y de cooperación. Prevalece una bondad fundamental en la vida.

El hombre común, que conforma la gran mayoría, se levanta, gasta un tiempo precioso en los autobuses, va al trabajo, a menudo duro y mal pagado, lucha por su familia, se preocupa por la educación de sus hijos, sueña con un país mejor. Sorprendentemente, es capaz de hacer gestos generosos, ayudar a un vecino más pobre que él y, en casos extremos, arriesgar su vida para salvar a una niña inocente amenazada de violación. En él está actuando el principio esperanza.

En este contexto, no me resisto a citar los sentimientos de uno de nuestros más grandes escritores modernos, Erico Veríssimo. En su famoso “Contempla los lirios del campo”.

Si en ese momento un habitante de Marte cayera a la tierra, se asombraría al ver que en un día tan hermoso y suave, con un sol tan dorado, la mayoría de los hombres estaban en oficinas, talleres, fábricas… Y si le preguntase a alguno de ellos: ‘Hombre, ¿por qué trabajas tan furiosamente durante todas las horas de sol?’ – escucharía esta singular respuesta: ‘Para ganarme la vida’. Y sin embargo, la vida allí se ofrecía a sí misma, en una milagrosa gratuidad. Los hombres vivían tan ofuscados por los deseos ambiciosos que ni siquiera se daban cuenta. Ni con todas las conquistas de la inteligencia habían descubierto una manera de trabajar menos y vivir más. Se agitaban en la tierra y no se conocían, no se amaban como debían. La competencia los convirtió en enemigos. Y hacía muchos siglos, habían crucificado a un profeta que se había esforzado por mostrarles que eran hermanos, sólo y siempre hermanos. (Ver Lírios do Campo, Civilização Brasileira, Rio de Janeiro 1973. p. 292).

La irrupción de la Covid-19 reveló estas virtudes, presentes en los humanos pero especialmente en los pobres y las periferias, porque se refugiaron allí, ya que la cultura del capital reina en las ciudades, con su individualismo y falta de sensibilidad ante el dolor y el sufrimiento de las grandes mayorías de la población.

¿Qué se esconde detrás de estos gestos diarios de solidaridad? Se esconde el principio esperanza y la confianza de que, a pesar de todo, vale la pena vivir porque la vida, en su profundidad, es buena y fue hecha para ser llevada con coraje que produce autoestima y sentido de valor.

Hay aquí una sacralidad que no viene bajo el signo de lo religioso sino bajo la perspectiva de lo ético, del vivir correctamente y del hacer lo que debe ser hecho.

El reconocido sociólogo austríaco-norteamericano Peter Berger, ya fallecido, escribió un libro brillante, relativizando la tesis de Max Weber sobre la total secularización de la vida moderna con el título: Un rumor de ángeles: la sociedad moderna y el redescubrimiento de lo sobrenatural (Voces 1973/2013). Allí describe numerosos signos (los llama “rumor de ángeles”) que muestran lo sagrado de la vida y el significado secreto que siempre tiene, a pesar de todo el caos y las contradicciones históricas.

Siguiendo a Peter Berger voy a dar sólo un ejemplo banal, conocido por todas las madres que cuidan a sus hijos por la noche. Uno de ellos se despierta asustado. Tiene una pesadilla, se da cuenta de la oscuridad, se siente solo y se deja llevar por el miedo. Grita llamando a su madre. Esta se levanta, toma al niño en su regazo y en un gesto primordial de magna madre le acaricia y le da besos, le dice cosas dulces y le susurra: “Hijito, no tengas miedo; mamá está aquí. Todo está bien, no pasa nada, querido”. El niño deja de sollozar. Recupera su confianza y poco después se duerme, tranquilo y reconciliado con la oscuridad.

Esta escena común esconde algo radical que se manifiesta en la pregunta: ¿no está la madre engañando al niño? El mundo no está en orden, no todo está bien. Y sin embargo estamos seguros de la madre no engaña a su hijo. Sus gestos y sus palabras revelan que, a pesar del desorden imperante, reina un orden profundo y secreto.

Así que creemos que los tiempos de la Covid-19, tan dramáticos, pasarán. Esperamos, y cómo esperamos, que por debajo y dentro de ellos se va fortaleciendo un orden escondido que irrumpirá cuando todo pase.

De esta manera, la sociedad y toda la humanidad podrán caminar hacia un sentido mayor, cuyo diseño final se nos escapa. Pero siempre hemos intuido que existe y que será bueno. Él será quien escriba la última página con un final feliz. Como escribió el filósofo del Principio Esperanza, Ernst Bloch, verificaremos que el verdadero génesis no fue al principio de las cosas, sino al final. Sólo entonces será verdad: “Dios vio todo lo que había hecho y le pareció muy bueno” (Gen 1,31).

Fuente de la Información: https://www.servicioskoinonia.org/boff/articulo.php?num=1007
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