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La Covid-19 cuestiona el sentido de la vida

La Covid-19 cuestiona el sentido de la vida

Leonardo Boff

La irrupción de la Covid-19 alcanzando a todo el planeta y causando la muerte a más de un millón de vidas sin poder ser veladas ni recibir el cariño último de sus familiares, además de infectar a otros muchos millones de personas, plantea la inquietante pregunta: ¿Cuál es el sentido de la vida? ¿Por qué todo este sufrimiento? ¿Qué nos quiere decir la naturaleza con este virus invisible que ha puesto de rodillas a todas las potencias militares, haciendo ineficaces sus armas de destrucción masiva? La Covid-19 cayó como un meteoro sobre el sistema del capital y el neoliberalismo. Sus mantras fueron destrozados. ¿Sirvió para algo el lema de Wall Street “la codicia es buena”? Nadie come computadoras, ni se alimenta de los algoritmos de la inteligencia artificial.

¿Cuáles eran los dogmas de la fe capitalista y neoliberal?: Lo esencial es el mayor lucro en el menor tiempo posible, la competencia feroz, la acumulación individual o corporativa, el saqueo cruel de los recursos de la naturaleza, dejando las externalidades por cuenta del Estado, la indiferencia ante la tasa de iniquidad social y ambiental, la postulación de un Estado mínimo para escapar de sus leyes limitantes y poder acumular más libremente.

Si hubiésemos seguido estos mantras, el exterminio de vidas humanas habría sido incalculable. Sin políticas públicas, las personas serían tragadas por un destino atroz.

¿Qué nos ha salvado? Aquellos valores y actitudes ausentes en el sistema del capital y el neoliberalismo: darnos cuenta de que no somos “dioses” sino totalmente vulnerables y mortales, expuestos a lo imprevisible. Lo que cuenta no es el lucro sino la vida; no es la competencia sino la solidaridad; no es el individualismo sino la cooperación entre todos; no el asalto a los bienes y servicios de la naturaleza sino su cuidado y protección; no un estado mínimo, sino el estado suficientemente pertrechado para atender las demandas urgentes de la población. Dicho directamente: ¿qué vale más la vida o el lucro? ¿La naturaleza o su expoliación desenfrenada?

Responder a estas preguntas inaplazables es interrogarse sobre el sentido o el absurdo de nuestra vida, personal y colectiva. El aislamiento social es una especie de retiro existencial que la situación nos ha impuesto. Se crea la oportunidad de hacer estas preguntas ineludibles. Nada es fortuito en este mundo. Todo guarda una lección o un sentido secreto que debe ser revelado, por más desconcertante que sea la realidad. Lo que no podemos permitir es que este sufrimiento colectivo sea en vano. Funciona como un crisol que purifica el oro, que acrisola nuestra mente, y pone en jaque ciertos hábitos para ser revisados y otros nuevos para ser incorporados, especialmente en lo que se refiere a nuestra relación con la naturaleza y el tipo de sociedad que queremos, menos perversa y más solidaria.

Todo el mundo habla de la medicina, de la técnica, de los insumos y especialmente de la búsqueda ansiosa de una vacuna contra la Covid-19. Pocos hablan de la naturaleza. Pero es necesario considerar el contexto del brote del coronavirus. No está aislado. Vino de la naturaleza que durante siglos fue saqueada irresponsablemente por el proceso industrial del capitalismo y también del socialismo, en la falsa suposición de que la Tierra tendría recursos ilimitados. Hemos deforestado despiadadamente y destruido así los hábitats de miles de virus que viven en los animales e incluso en las plantas. Al perder su “morada natural”, buscan en nosotros un sitio para sobrevivir. Así hemos conocido una amplia gama de virus como el zica, el chikungunya, el ébola, las series derivadas del SARS, como el de la Covid-19, entre otros.

Se trata de un contraataque de la naturaleza o de la Madre Tierra contra la humanidad, con el que quiere darnos una severa advertencia: “detengan la agresión despiadada, que destruye las bases físico-químicas-ecológicas que sostienen vuestra vida; de lo contrario podríamos enviarles virus mucho más letales que podrían diezmar a miles de millones de ustedes, de la especie humana, y afectar gravemente a la biosfera, ese fino manto un poco mayor que el filo de una navaja que garantiza la continuidad de la vida”.

¿Prevalecerán estas advertencias vitales o el afán de acumular y asegurar intereses materiales? ¿Tendremos suficiente sabiduría para responder a la alternativa que el Ser que hace ser a todos los seres nos presenta?: “Te propongo la vida y la muerte, la bendición y la maldición; elige la vida para que puedas vivir con tu descendencia” (Dt 30,19).

Portadores de una fe en un Dios “apasionado amante de la vida” (Sab 11,26) apostamos todavía por un sentido de la historia y de la vida. Ellas escribirán la última página de la saga humana, construida con tanto esfuerzo en este planeta.

Esto, sin embargo, no debe desviar nuestra mirada de lo que está ocurriendo en el escenario mundial y específicamente en el brasilero, donde un jefe de estado negacionista no tiene como proyecto cuidar de su pueblo y de nuestra exuberante naturaleza. Con desprecio e ironía se comporta como Nerón que presenciaba como Roma ardía tocando la cítara.

A pesar de todo esto, nuestra esperanza no muere. Como afirma la Fratelli tutti del Papa Francisco: “La esperanza nos habla de una realidad enraizada en lo profundo del ser humano, independientemente de las circunstancias concretas y los condicionamientos históricos en los que vive” (nº 55). Aquí resuena el principio esperanza, que es más que una virtud, es un principio, un motor interior que proyecta nuevos sueños y visiones, tan bien formulados por el filósofo alemán Ernst Bloch en El principio esperanza. Esta esperanza nos recuperará el sentido de vivir en este pequeño y amado planeta Tierra.

Aunque somos seres contradictorios, hechos simultáneamente de luz y de sombras, creemos que la luz triunfará. Muchos bioantropólogos y neurocientíficos nos confirman que somos por esencia seres de bondad y de cooperación. Prevalece una bondad fundamental en la vida.

El hombre común, que conforma la gran mayoría, se levanta, gasta un tiempo precioso en los autobuses, va al trabajo, a menudo duro y mal pagado, lucha por su familia, se preocupa por la educación de sus hijos, sueña con un país mejor. Sorprendentemente, es capaz de hacer gestos generosos, ayudar a un vecino más pobre que él y, en casos extremos, arriesgar su vida para salvar a una niña inocente amenazada de violación. En él está actuando el principio esperanza.

En este contexto, no me resisto a citar los sentimientos de uno de nuestros más grandes escritores modernos, Erico Veríssimo. En su famoso “Contempla los lirios del campo”.

Si en ese momento un habitante de Marte cayera a la tierra, se asombraría al ver que en un día tan hermoso y suave, con un sol tan dorado, la mayoría de los hombres estaban en oficinas, talleres, fábricas… Y si le preguntase a alguno de ellos: ‘Hombre, ¿por qué trabajas tan furiosamente durante todas las horas de sol?’ – escucharía esta singular respuesta: ‘Para ganarme la vida’. Y sin embargo, la vida allí se ofrecía a sí misma, en una milagrosa gratuidad. Los hombres vivían tan ofuscados por los deseos ambiciosos que ni siquiera se daban cuenta. Ni con todas las conquistas de la inteligencia habían descubierto una manera de trabajar menos y vivir más. Se agitaban en la tierra y no se conocían, no se amaban como debían. La competencia los convirtió en enemigos. Y hacía muchos siglos, habían crucificado a un profeta que se había esforzado por mostrarles que eran hermanos, sólo y siempre hermanos. (Ver Lírios do Campo, Civilização Brasileira, Rio de Janeiro 1973. p. 292).

La irrupción de la Covid-19 reveló estas virtudes, presentes en los humanos pero especialmente en los pobres y las periferias, porque se refugiaron allí, ya que la cultura del capital reina en las ciudades, con su individualismo y falta de sensibilidad ante el dolor y el sufrimiento de las grandes mayorías de la población.

¿Qué se esconde detrás de estos gestos diarios de solidaridad? Se esconde el principio esperanza y la confianza de que, a pesar de todo, vale la pena vivir porque la vida, en su profundidad, es buena y fue hecha para ser llevada con coraje que produce autoestima y sentido de valor.

Hay aquí una sacralidad que no viene bajo el signo de lo religioso sino bajo la perspectiva de lo ético, del vivir correctamente y del hacer lo que debe ser hecho.

El reconocido sociólogo austríaco-norteamericano Peter Berger, ya fallecido, escribió un libro brillante, relativizando la tesis de Max Weber sobre la total secularización de la vida moderna con el título: Un rumor de ángeles: la sociedad moderna y el redescubrimiento de lo sobrenatural (Voces 1973/2013). Allí describe numerosos signos (los llama “rumor de ángeles”) que muestran lo sagrado de la vida y el significado secreto que siempre tiene, a pesar de todo el caos y las contradicciones históricas.

Siguiendo a Peter Berger voy a dar sólo un ejemplo banal, conocido por todas las madres que cuidan a sus hijos por la noche. Uno de ellos se despierta asustado. Tiene una pesadilla, se da cuenta de la oscuridad, se siente solo y se deja llevar por el miedo. Grita llamando a su madre. Esta se levanta, toma al niño en su regazo y en un gesto primordial de magna madre le acaricia y le da besos, le dice cosas dulces y le susurra: “Hijito, no tengas miedo; mamá está aquí. Todo está bien, no pasa nada, querido”. El niño deja de sollozar. Recupera su confianza y poco después se duerme, tranquilo y reconciliado con la oscuridad.

Esta escena común esconde algo radical que se manifiesta en la pregunta: ¿no está la madre engañando al niño? El mundo no está en orden, no todo está bien. Y sin embargo estamos seguros de la madre no engaña a su hijo. Sus gestos y sus palabras revelan que, a pesar del desorden imperante, reina un orden profundo y secreto.

Así que creemos que los tiempos de la Covid-19, tan dramáticos, pasarán. Esperamos, y cómo esperamos, que por debajo y dentro de ellos se va fortaleciendo un orden escondido que irrumpirá cuando todo pase.

De esta manera, la sociedad y toda la humanidad podrán caminar hacia un sentido mayor, cuyo diseño final se nos escapa. Pero siempre hemos intuido que existe y que será bueno. Él será quien escriba la última página con un final feliz. Como escribió el filósofo del Principio Esperanza, Ernst Bloch, verificaremos que el verdadero génesis no fue al principio de las cosas, sino al final. Sólo entonces será verdad: “Dios vio todo lo que había hecho y le pareció muy bueno” (Gen 1,31).

Fuente de la Información: https://www.servicioskoinonia.org/boff/articulo.php?num=1007
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La pérdida de ancianos por la COVID-19 pone en peligro a las lenguas indígenas de Brasil

«Nos preocupa mucho», señala un líder indígena. «Tienen mucho más por contar».

Nota del editor: Este trabajo fue apoyado por el Fondo de Emergencia para Periodistas de National Geographic Society

Eliézer Puruborá, una de las últimas personas que creció hablando puruborá, murió de COVID-19 en Brasil a principios de este año. Su muerte, a los 92 años, debilitó el frágil dominio de la lengua que tiene su pueblo.

Las lenguas indígenas en Brasil han estado amenazadas desde la llegada al continente de los europeos. Solo 181 de las aproximadas 1500 lenguas que existieron alguna vez se siguen hablando hoy —en su mayoría, cada una con menos de unos mil hablantes. Algunos grupos indígenas —en especial aquellos con poblaciones más grandes, como los guaraní mbya— han logrado mantener su lengua madre. Pero las lenguas de los grupos más pequeños, como el puruborá, que hoy tiene solo 220 miembros, están al borde de la desaparición.

La pandemia está empeorando la endeble situación. Se calcula que hay más de 39.000 casos de coronavirus entre los indígenas brasileños, entre ellos seis en la comunidad puruborá, y hasta 877 muertes. El COVID-19 se está cobrando las vidas de los ancianos como Eliézer, que suelen ser los guardianes de las lenguas. El coronavirus también fuerza el aislamiento de los miembros de la comunidad, impide los eventos culturales que mantienen la lengua viva y debilita el lento progreso por preservarla.

El coronavirus amenaza las vidas de los ancianos como Hotencio Karai, de 107 años, que suelen ...

El coronavirus amenaza las vidas de los ancianos como Hotencio Karai, de 107 años, que suelen ser los cuidadores de la lengua. Pero los adolescentes — como Richard Wera Mirim, de 17 años, y sus amigos— se aferran a la cultura rápidamente, señala Sonia Ara Mirim, líder de la comunidad. «El Nhandereko —el estilo de vida guaraní— está dentro nuestro», agrega. «Un niño puede pasar todo el día en el celular, la computadora o mirando televisión, pero no hay forma de sacar eso de adentro nuestro».

FOTOGRAFÍA DE RAFAEL VILELA

Para los puruborá, preservar su lengua y cultura ha sido una larga batalla. Hace más de un siglo, las recolectoras de caucho llegaron a sus tierras en el estado amazónico de Rondônia con el auspicio de los Servicios de protección indígena, una agencia federal que administra los asuntos indígenas. Pusieron a los hombres y niños indígenas a trabajar, entre ellos a Eliézer, para recolectar látex de los árboles de caucho y a las mujeres y niñas les repartieron cauchos no indígenas como premios. Solo se les permitía hablar en portugués.

«Todo lo relacionado con nuestra cultura estaba prohibido», cuenta Hozana Puruborá, quien se convirtió en líder de los puruborá luego de que su madre Emília muriera.

Emília era la prima de Eliézer; de niños, los primos, ambos huérfanos, se susurraban en puruborá cuando nadie los escuchaba. «Mantuvieron su lengua viva escondiéndola».

La comunidad celebra un cumpleaños en Guyra Pepó, una aldea en el interior donde 36 familias ...

La comunidad celebra un cumpleaños en Guyra Pepó, una aldea en el interior donde 36 familias guaraníes se mudaron cuando se construyó una autopista en sus tierras en San Pablo.

FOTOGRAFÍA DE RAFAEL VILELA
En junio, los jóvenes guaraníes se unieron para luchar contra un incendio. "Este es nuestro trabajo", ...

En junio, los jóvenes guaraníes se unieron para luchar contra un incendio. «Este es nuestro trabajo», señala el maestro Anthony Karai. «Somos guardianes del bosque».

FOTOGRAFÍA DE RAFAEL VILELA

En 1949, los Servicios de protección indígena declararon que no había más indígenas en la región porque se habían «mezclado» y habían sido «civilizados». La lengua puruborá había desaparecido oficialmente.

Construyendo un archivo

No obstante, la lengua puruborá se negó a desaparecer. Fundaron Aperoi, la última aldea puruborá, una parcela de 25 hectáreas de tierra ancestral que les compraron a agricultores de soja y a ganaderos. No es lo suficientemente grande para toda su comunidad, así que Eliézer vivía cerca con su hija en el pueblo de Guajará Mirim.

El pueblo puruborá también comenzó a trabajar con la lingüista Ana Vilacy Galucio del museo paraense Emílio Goeldi, que alberga archivos permanentes de 80 lenguas indígenas de la Amazonía brasileña. Con la ayuda del pueblo, la lingüista quiso crear un archivo para la lengua puruborá también.

Cuando Galucio comenzó a visitarlos en 2001, había nueve ancianos puruborá, entre ellos Eliézer y Emília, y se los motivó para que hablaran su lengua nuevamente.

Muchos vivían lejos de Aperoi y no habían hablado puruborá en décadas. «No era solo que no podían hablarla», menciona. «No podían escucharla, no tenían contacto con su lengua».

Galucio los unió para hablar. Se pusieron auriculares y les hablaron a los micrófonos. Todo lo que decían se grababa para crear un archivo de audio de su lengua. Al principio, podían recordar solo unas palabras. Los nombres de los animales venían a la mente rápido; la gramática y las estructuras oracionales eran una lucha. Pero cuanto más hablaban entre ellos, más recordaban.

Los jóvenes residentes de la aldea Tekoa Pyau juegan un campeonato de fútbol que dura horas. ...

Los jóvenes residentes de la aldea Tekoa Pyau juegan un campeonato de fútbol que dura horas. Las tierras guaraníes se encuentran en el medio de San Pablo, y la ciudad, la más grande de Brasil, siempre va comiendo terreno.

FOTOGRAFÍA DE RAFAEL VILELA

Ahora, solo quedan dos ancianos que hablan semifluido, Paulo Aporete Filho y Nilo Puruborá. A sus noventa y pico, y con una salud deteriorada, ambos son altamente vulnerables al coronavirus. Ninguno vive en Aperoi y nadie puede visitarlos por la pandemia. A Hozana le preocupa que el COVID-19 se los lleve antes de que puedan compartir todo lo que saben.

«Todavía falta mucho del archivo», señala. «Nos preocupa mucho. Tienen mucho más por contar».

Un impulso inesperado

Más al sur, la pandemia también está golpeando a los guaraní mbya. Cientos de personas en las seis aldeas que componen su comunidad en San Pablo se han enfermado de COVID-19, entre ellos ancianos mayores de 100 años. Hasta ahora, nadie ha muerto.

Anthony Karai, de 21 años, enseña guaraní en línea desde su hogar en la aldea Tekoa ...

Anthony Karai, de 21 años, enseña guaraní en línea desde su hogar en la aldea Tekoa Pyau. Las clases apuntan a estudiantes que no son indígenas y, con ellas, Karai recauda dinero para su comunidad.

FOTOGRAFÍA DE RAFAEL VILELA
Thiago Karaí Kekupe, un joven cacique guaraní mbya, lucha contra un incendio que la comunidad sospecha ...

Thiago Karaí Kekupe, un joven cacique guaraní mbya, lucha contra un incendio que la comunidad sospecha fue intencional.

FOTOGRAFÍA DE RAFAEL VILELA

Las escuelas primarias públicas de la comunidad, que enseñan la lengua y cultura guaraní, están cerradas; esto deja a los niños sin un importante medio de aprendizaje e intercambio. Muchas personas han perdido su trabajo.

Pero la lengua guaraní también ha recibido un impulso inesperado. Al llegar la pandemia, Anthony Karai, un joven líder indígena, comenzó a dar clases de lengua en línea con el fin de recaudar dinero para los miembros de la comunidad desempleados. Se dio cuenta de que podía dar clases a 100 estudiantes y, en dos horas, se inscribieron más de 300 personas.

Karai no quería rechazar a nadie, así que llamó a dos maestros de diferentes aldeas para que se ocuparan de los 200 estudiantes extra. Según él, enseñar guaraní no solo le da la oportunidad de mantener la lengua viva, sino también ayuda a que las personas no indígenas vean a su comunidad de una manera diferente.

A principios de 2020, cientos de árboles cercanos fueron talados para construir edificios de departamentos. Los ...

A principios de 2020, cientos de árboles cercanos fueron talados para construir edificios de departamentos. Los miembros de la comunidad guaraní, con vestimenta tradicional, protestaron y lograron evitar una mayor destrucción.

FOTOGRAFÍA DE RAFAEL VILELA

«Cuando aprendes una lengua, no solo aprendes la lengua», señala Karai. «Tienes que aprender la cultura».

Lo contrario también es cierto: perder una lengua también implica perder una cultura; y eso es lo que le preocupa al maestro Mario Puruborá.

En Aperoi, como en las aldeas guaraní mbya, a los niños se les enseña puruborá en las escuelas públicas. No obstante, aún antes de la pandemia, las autoridades locales querían cerrar la escuela porque solo tenía unos pocos estudiantes.

Mario, que ha estado luchando para que las clases continúen, no habla puruborá fluido. Aprendió lo que sabe de las grabaciones de audio que hizo Galucio para el archivo del museo.

Sin tierras, es difícil continuar con la lengua y la cultura. En 2017, las familias guaraníes ...

Sin tierras, es difícil continuar con la lengua y la cultura. En 2017, las familias guaraníes fundaron una nueva aldea en el interior del estado de San Pablo.

FOTOGRAFÍA DE RAFAEL VILELA

Antes de la pandemia, contaba con las visitas regulares a los ancianos que vivían fuera de la aldea, como Paulo y Nilo, para que le respondieran las preguntas que tenía sobre la lengua. El coronavirus hizo que esos viajes sean demasiado peligrosos y Mario teme que muchos detalles lingüísticos mueran con ellos.

Los puruborá están haciendo lo posible para salvaguardar a los miembros de su comunidad. Han pospuesto su asamblea anual y su festival cultural, donde comparten historias, cantan y organizan iniciativas para la conservación de la lengua. También han restringido los viajes no esenciales. Y dicen que, cuando la pandemia se atenúe finalmente, trabajarán para asegurar que la responsabilidad de conservar su cultura y lengua no recaiga solamente en sus frágiles ancianos.

«Muchas personas dicen que resurgimos, pero no me gusta ese término», dice Mario. «Siempre conocimos nuestra identidad; siempre hemos esta00do aquí. Y siempre lo estaremos».

Fuente: https://www.nationalgeographicla.com/historia/2020/11/la-perdida-de-ancianos-por-la-covid-19-pone-en-peligro-a-las-lenguas-indigenas

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Estudiantes y profesores en Brasil con Covid-19

América del sur/Brasil/Noviembre 2020/prensa-latina.cu

 Al menos dos escuelas privadas en el estado brasileño de Sao Paulo registran hoy a estudiantes y profesores con Covid-19 que obligó a suspender las clases de secundaria liberadas el 3 de noviembre por el alcalde Bruno Covas.
Pese a que los colegios particulares Gracinha y Graded realizan pocas actividades, con un máximo de 20 por ciento de alumnos por clase y protocolos de seguridad supuestamente mejores que los de la red pública, ese sistema no pudo contener el avance del coronavirus SARS-CoV-2, causante de la Covid-19, reveló el diario Folha de Sao Paulo.

Sin importar tal realidad, el Sindicato de Establecimientos Educativos del Estado interpuso una acción civil pública el 10 de noviembre para que las autoridades obliguen a liberar las clases regulares en todas las etapas de la enseñanza, con al menos el 50 por ciento de los estudiantes.

En septiembre, el fiscal Daniel Augusto Gaiotto, del Ministerio Público de Trabajo de Sao Paulo, alertó que los protocolos de seguridad preparados por academias privadas para evitar que la Covid-19 volviera eran ‘débiles, muy superficiales’.

Gaiotto también sugirió que ‘el documento de acuerdos debería ser algo mucho más elaborado. Parece más preocupado por los estudiantes, nada habla del profesor’.

Además, investigadores del grupo interdisciplinario Acción Covid-19 y de la Red de Escuelas Públicas crearon un simulador que indicaba que, incluso con todos los protocolos de seguridad, el regreso a clases en Sao Paulo causaría la contaminación de hasta un 46,35 por ciento de estudiantes y profesores después de tres meses.

El estudio reveló que sería necesario un límite de presencia del 6,86 por ciento de los alumnos para garantizar la seguridad de la comunidad escolar, lo cual haría inviable el retorno a aulas.

Al respecto, el secretario estadual de Educación Rossieli Soares aclaró necesario evaluar los casos con el cuidado de ‘no traer una falta que no sea la de la escuela’.

‘Los casos de algunas escuelas privadas, por lo que sabemos, la transmisión no tuvo lugar dentro del colegio. Las personas olvidan que estamos en un momento de pandemia’, argumentó.

Fuente: https://www.prensa-latina.cu/index.php?o=rn&id=412327&SEO=estudiantes-y-profesores-en-brasil-con-covid-19
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Brasil: Associativismo e sindicalismo de trabalhadores(as) da Educação e os efeitos e possibilidades do trabalho remoto diante de pandemia

América do Sul/Brasil/15-11-2020/Autor e Fonte: sinasefe.org.br

A Faculdade de Educação da Unicamp realizará, no dia 15/12, às 14h30, um debate virtual via YouTube. Com a participação de convidados dos EUA, México e Portugal, o debate terá o seguinte tema: “Associativismo e Sindicalismo dos Trabalhadores e Trabalhadoras da Educação e os Efeitos e as Possibilidades do Trabalho Remoto diante de Pandemia”. Os professores Evaldo Piolli (FE/Unicamp) e Dr. Carlos Bauer (Uninove) são os responsáveis pelo evento. Clique aqui e inscreva-se na atividade virtual.

Convidados

  • Drª Rebecca Tarlau (PennState College of Education, EUA);
  • Dr. José David Alarid Dieguez (Universidad Pedagógica Nacional, México);
  • Prof. Dr. Mário Nogueira (Federação Nacional dos Professores, Portugal);
  • Mediação: Prof. Dr. Evaldo Piolli (FE/Unicamp)

Objetivos do evento

A análise do contexto político e econômico em Portugal, EUA e México e as políticas educacionais, os efeitos e as alternativas pleiteadas pelos trabalhadores e trabalhadoras da educação serão objeto deste evento. Serão realizadas considerações sobre o trabalho remoto no contexto da pandemia, o conjunto dos interesses aliados ao emprego sistemático de tecnologias voltadas para o ensino a distância, bem como, os limites e as possibilidades de construção da resistência sindical dos trabalhadores e trabalhadoras da educação.

Realização

Grupo de Estudos Trabalho, Saúde e Subjetividade ( NETSS-FE/Unicamp), Grupo de Pesquisa em História e Teoria da Profissão Docente e do Educador Social (GRUPHIS/Uninove). Com o apoio: Faculdade de Educação/Unicamp, Rede de Pesquisadores e Pesquisadoras sobre Associativismo e Sindicalismo dos Trabalhadores e das Trabalhadoras em Educação (ASTE).

*Com informações da Faculdade de Educação da Unicamp.

Fonte e imagem: https://sinasefe.org.br/site/associativismo-e-sindicalismo-de-trabalhadoresas-da-educacao-e-os-efeitos-e-possibilidades-do-trabalho-remoto-diante-de-pandemia/

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Lula culpa a Bolsonaro por aumento de hambruna en Brasil

América del Sur/Brasil/13-11-2020/Autor(a) y Fuente: www.telesurtv.net

Luiz Inácio Lula da Silva señaló que no es un fenómeno de la naturaleza, sino provocado por la irresponsabilidad.

El expresidente brasileño Luiz Inácio Lula da Silva responsabilizó al Gobierno de Jair Bolsonaro del empeoramiento de las condiciones de vida de los sectores más humildes de la sociedad.

En un mensaje difundido a través de la red social Twitter, Lula manifestó que «habíamos acabado con el hambre y ahora ha vuelto», y señaló que se trata de un problema social que mucha gente ignora pese a que resulta «una enfermedad que no es invisible», dijo.

El líder del Partido de los Trabajadores (PT) lamentó ver «un aumento en el número de niños en las calles pidiendo limosna, hambrientos» y señaló que tras ello yace la ineficacia del Ejecutivo, pues «el hambre no es un fenómeno de la naturaleza; es provocado por la irresponsabilidad del Gobierno», escribió.

Según datos divulgados por el Instituto Brasileño de Geografía y Estadística (IBGE), el hambre alcanzaba a 10.3 millones de personas en 2018, cuando el país era gobernado por Michel Temer, quien ocupó la Presidencia tras el golpe parlamentario que sufrió Dilma Rousseff (PT) en 2016.

El reporte del IBGE precisa que en ese año al menos el 37 por ciento de las familias de Brasil padecía ese problema. La inseguridad alimentaria se situaba en 35 por ciento en 2004, y gracias a la gestión del PT descendió al 30 por ciento en 2009 y cuatro años después hasta el 23 por ciento, reveló la agencia.

Con anterioridad, Lula ha criticado la vuelta del hambre en Brasil y denunciado el desmantelamiento de las políticas de seguridad alimentaria por parte del Gobierno de Jair Bolsonaro.

El mensaje del líder político en Twitter se produce en el contexto de las elecciones municipales, que inician el 15 de noviembre próximo. Al respecto, el recomendó que «cuando vayas a votar el domingo, recuerda que cualquiera puede hacer un puente, un viaducto, asfaltar la calle, pero pocos saben cuidar a la gente. Cuida a la gente».

Fuente e Imagen: https://www.telesurtv.net/news/brasil-lula-culpa-bolsonaro-aumento-hambruna-20201111-0046.html

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Estupro é crime doloso: a culpa é do estuprador. Brasil

América do Sul/Brasil/11-08-2020/Autor e Fonte: sinasefe.org.br

Em primeiro lugar, A CULPA DO ESTUPRO É DO ESTUPRADOR.

Fotos, roupas ou comportamentos NÃO são convites. Sexo sem o consentimento de todos os envolvidos é estupro. Menores de quatorze anos, pessoas que não tem o necessário discernimento para a prática do ato, devido à enfermidade ou deficiência mental (ou que por algum motivo não possam se defender), inconscientes e/ou sob influencia de álcool ou outras drogas: não estão em condições de consentir. Portanto, uma relação sexual com pessoas nessas condições é ESTUPRO, é CRIME. Estupro sem intenção não existe.

Nesta sociedade brasileira, machista, racista (e que elegeu Bolsonaro mesmo após todas as barbaridades por ele proferidas) infelizmente não é surpresa que um homem branco, hétero, rico e influente tenha sido absolvido do estupro que cometeu. É triste, injusto e uma derrota para todas as mulheres, mas não é surpresa. Se o estuprador fosse preto e pobre, provavelmente teria sido preso antes mesmo do julgamento.

Com raras exceções, mulheres sempre são as julgadas, questionadas, taxadas de loucas e desacreditadas, mesmo quando vítimas. Quando têm coragem de denunciar alguma violência, as perguntas feitas na maioria das vezes na delegacia são sobre a mulher, onde estava, o que estava vestindo, o que estava fazendo e muitas vezes desencorajadas a seguir com a denúncia e processo.

Neste país em que mulheres são tratadas como pedaços de carne, propriedade dos homens, em que é comum vermos notícias de mulheres mortas ou espancadas todos os dias, seja por companheiros ou ex, que não aceitam a separação, que não aceitam que a mulher tenha uma vida própria e seja independente.

Neste país em que, segundo divulgado pela Agência Brasil, em 2018 foram em média 180 mulheres estupradas por dia (casos reportados, estima-se que sejam apenas 10% do real), a maioria meninas de até 13 anos, e na maioria das vezes o estuprador é algum conhecido ou familiar da vítima (pai, padrasto, tio, avô, primo, vizinho), as mulheres é que são questionadas:

O que a mãe estava fazendo que não estava cuidando da criança? Porque a mãe colocou um homem desse dentro de casa?” Menina com 10, 12 anos “já sabe o que está fazendo”, enquanto homens adultos são tratados como meninos que não sabem o que fazem. E sempre tem um “cidadão de bem, defensor da moral e bons costumes” que diz que se a mulher estava bêbada ou na rua a noite a culpa é dela, será que o referido “cidadão de bem” pensaria o mesmo se ele fosse estuprado por outro homem quando estivesse bêbado? E nem pensar em abortar caso acabe grávida, a vida do bebê é sagrada. A da mulher? F***-se

Talvez seja novidade pra alguns, mas um dos direitos fundamentais é o direito de ir e vir, estar se deslocando de um ponto a outro não é motivo pra uma pessoa sofrer violência. E homem nenhum vem com rótulo ou se diz violento/abusador no início de um relacionamento.

Isso sem falar em trabalho e entrevistas de emprego, que via de regra as mulheres são preteridas em favor dos homens. Exemplos não faltam de entrevistas de emprego em que mulheres são questionadas sobre quem fica com os filhos quando ela vai trabalhar, quem leva os filhos pro hospital/consultas médicas e quando finalmente conseguem o emprego, normalmente ganham menos que homens que exercem o mesmo cargo/função, e muitas vezes ainda são demitidas por não aceitarem assédio de superiores.

Agora um recado aos homens, principalmente aos que se dizem feministas, não basta não ser violento e/ou manipulador, respeitar as mulheres e dividir as tarefas de casa, isso é o mínimo. Se você entra em alguma discussão com o argumento, “mas nem todo homem” volte duas casas e reveja seus atos; você cobra, denuncia ou chama a atenção de seus amigos, colegas, vizinhos ou familiares quando algum deles deixa de pagar ou atrasa a pensão dos filhos? Quando passa a mão em uma mulher? Quando faz algum “elogio” a qualquer mulher que passe por perto? Quando repassa pornografia? Quando faz uma piada machista?

Antes de querer discutir ou ensinar uma mulher sobre feminismo, faça sua parte por um mundo menos machista, cobrando dos homens com quem convive.

Coordenação de Políticas para Mulheres do SINASEFE

SER MULHER
Se for jovem é imatura
Se for idosa, ultrapassada
Se for feia é repelida
Se for bonita, assediada
Se for magra é anoréxica
Se for gorda é relaxada
Se for tímida é careta
Se for extrovertida é escrachada
Se for independente é feminista
Se for do lar, acomodada
Se beber, quer ser homem
Se não, é morgada
Se casar é iludida
Se solteira é encalhada
Se for negra é agredida
Se for branquela é zoada
Se tiver filhos, perdeu a vida
Se não tiver é perturbada
Se for ignorante é ofendida
Se for inteligente é invejada
Se gostar de viver é denegrida
Se for deprimida é desprezada
Ser mulher é estar na luta para manter-se EQUILIBRADA…

Alethea Neves Cavalcanti (Professora municipal em Recife-PE)

Fonte e imagem: https://sinasefe.org.br/site/estupro-e-crime-doloso-a-culpa-e-do-estuprador/

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En tiempos de covid: El cuidado necesario y la hermandad afectuosa

En tiempos de covid: el cuidado necesario y la hermandad afectuosa

2020-11-01

Leonardo Boff

En los días actuales, especialmente durante el aislamiento social, debido a la presencia peligrosa del coronavirus, la humanidad despertó de su sueño profundo: empezó a oír los gritos de la Tierra y los gritos de los pobres, y la necesidad de cuidarnos unos a otros y también a la naturaleza y a la Madre Tierra. De pronto nos dimos cuenta de que el virus no vino del aire y no puede ser pensado en forma aislada, sino dentro de su contexto: vino de la naturaleza. Es la respuesta de la Madre Tierra al antropoceno y el necroceno, es decir, a la destrucción sistemática de vidas, debida a la agresión del proceso industrialista, en una palabra, al capitalismo globalizado. Este avanzó sobre la naturaleza, deforestando miles de hectáreas en el Amazonas, en el Congo y en otros lugares donde se encuentran las selvas y bosques húmedos. Esto destruyó el hábitat de cientos y cientos de virus que se encontraban en los animales e incluso en los árboles. Saltaron a otros animales y de éstos a nosotros.

Como consecuencia de nuestra voracidad incontrolada, cada año desaparecen cerca de cien mil especies de seres vivos, después de millones de años de vida en la Tierra, y todavía, según datos recientes, un millón de especies vivas corren el riesgo de desaparecer.

La idea-fuerza de la cultura moderna era y sigue siendo el poder como dominación de la naturaleza, de otros pueblos, de todas las riquezas naturales, de la vida e incluso de los confines de la materia. Esta dominación ha causado las amenazas que pesan actualmente sobre nuestro destino. Esta idea-fuerza tiene que ser superada. Bien dijo Albert Einstein: “la idea que creó la crisis no puede ser la misma que nos saque de la crisis; tenemos que cambiar”.

La alternativa será ésta: en lugar del poder como dominación tenemos que poner la fraternidad y el cuidado necesario. Estas son las nuevas ideas-fuerza. Como hermanos y hermanas, todos somos interdependientes y debemos amarnos y cuidarnos unos a otros. El cuidado implica una relación afectuosa con las personas y con la naturaleza; es amigo de la vida, protege y da paz a todos los que están alrededor.

Si el poder como dominación significaba el puño cerrado para someter, ahora ofrecemos la mano extendida para entrelazarla con otras manos, para cuidar y abrazar afectuosamente. Esta mano cuidadosa traduce un gesto no agresivo hacia todo lo que existe y vive.

Por lo tanto, es urgente crear la cultura de la fraternidad sin fronteras y el cuidado necesario que une todo. Cuidar todas las cosas, desde nuestro cuerpo, nuestra psique, nuestro espíritu, a los demás y más cotidianamente la basura de nuestras casas, el agua, los bosques, los suelos, los animales, a unos y otros, empezando por los más vulnerables.

Sabemos que todo lo que amamos, lo cuidamos, y todo lo que cuidamos también lo amamos. El cuidado cura las heridas del pasado e impide las futuras.

En este contexto urgente cobra sentido uno de los más bellos mitos de la cultura latina: el mito del cuidado.

Cierto día, caminando a la orilla de un rio, Cuidado vio un trozo de barro. Fue el primero en tener la idea de tomar algo de ese barro y darle la forma de un ser humano. Mientras contemplaba, contento consigo mismo, lo que había hecho, apareció Júpiter, el dios supremo de los griegos y romanos. Cuidado le pidió que soplara espíritu en la figura que acababa de modelar. A lo que Júpiter accedió de buen grado. Pero cuando Cuidado quiso dar un nombre a la criatura que había diseñado, Júpiter se lo prohibió. Dijo que esta prerrogativa de imponer un nombre era misión suya. Cuidado insistía en que tenía este derecho al haber pensado primero y moldeado la criatura en forma de un ser humano.

Mientras Júpiter y Cuidado discutían acaloradamente, apareció de repente la diosa Tierra. También ella quería darle un nombre a la criatura, ya que, según ella, estaba hecha de arcilla, material del cuerpo de la Tierra. Se produjo una discusión general sin llegar a un consenso.

De común acuerdo, pidieron al antiguo Saturno, llamado también Cronos, fundador de la edad de oro y de la agricultura, que actuara como árbitro. Apareció en escena y tomó la siguiente decisión que a todos les pareció justa:

“Tú, Júpiter, le has dado el espíritu; por lo tanto, recibirás este espíritu de vuelta cuando esta criatura muera”.

«Tú, Tierra, le has dado el cuerpo; por lo tanto, recibirás también el cuerpo de vuelta cuando esa criatura muera”.

“Como, tú, Cuidado, fuiste quien dio forma a esa criatura, ella permanecerá bajo tu cuidado mientras viva”.

«Y como no hay consenso entre ustedes sobre el nombre, decido yo: esta criatura se llamará Ser Humano, es decir, hecho de humus, que significa tierra fértil”.

Veamos la singularidad de este mito. El cuidado es anterior a cualquier otra cosa. Es anterior al espíritu y anterior a la Tierra. En otras palabras, la concepción del ser humano como compuesto de espíritu y cuerpo no es originaria. El mito es claro al afirmar que “fue Cuidado el que primero moldeó la arcilla en forma de un ser humano”.

El cuidado aparece como el conjunto de factores sin los cuales el ser humano no existiría. El cuidado constituye esa fuerza original de la que brota y se alimenta el ser humano. Sin cuidado, el ser humano seguiría siendo sólo un muñeco de arcilla o un espíritu desencarnado y sin raíz en nuestra realidad terrestre.

Cuidado, al moldear al ser humano, empeñó amor, dedicación, devoción, sentimiento y corazón. Tales cualidades pasaron a la figura que él proyectó, es decir, a nosotros, los seres humanos. Estas dimensiones entraron en nuestra constitución como un ser amoroso, sensible, afectuoso, dedicado, cordial, fraternal y lleno de sentimiento. Esto hace que el ser humano emerja realmente como humano.

Cuidado recibió de Saturno la misión de cuidar al ser humano durante toda su vida. De lo contrario, sin cuidado, no subsistiría ni viviría. Efectivamente, todos somos hijos e hijas del infinito cuidado de nuestras madres. Si no nos hubieran acogido con cariño y cuidado, no hubiéramos sabido cómo salir de la cuna a buscar nuestra comida. En poco tiempo habríamos muerto, porque no tenemos ningún órgano especializado que garantice nuestra supervivencia.

El cuidado, por lo tanto, pertenece a la esencia del ser humano. Pero no sólo eso. Es la esencia de todos los seres, especialmente de los seres vivos. Si no los cuidamos, se marchitan, poco a poco van enfermando y finalmente mueren.

Lo mismo ocurre con la Madre Tierra y todo lo que existe en ella. Como bien dijo el Papa Francisco en su encíclica que tiene como subtítulo “Cuidando de la Casa Común”: “debemos alimentar la pasión por el cuidado del mundo”.

El cuidado es también una constante cosmológica. Bien dicen los cosmólogos y los astrofísicos: si las cuatro fuerzas que sostienen todo (la gravitatoria, la electromagnética, la nuclear débil y la nuclear fuerte) no se hubieran articulado con extremo cuidado, la expansión sería demasiado enrarecida y no habría densidad para originar el universo, nuestra Tierra y a nosotros mismos. O bien sería demasiado densa y todo explotaría en cadena y no existiría nada de lo que existe. Y ese cuidado preside el curso de las galaxias, las estrellas y todos los cuerpos celestes, la Luna, la Tierra y nosotros mismos.

Si vivimos la cultura y la ética del cuidado, asociado al espíritu de hermandad entre todos, también con los seres de la naturaleza, habremos colocado los fundamentos sobre los cuales se construirá un nuevo modo de relacionarnos y de vivir en la Casa Común, la Tierra. El cuidado es la gran medicina que nos puede salvar y la hermandad general nos permitirá la siempre deseada comensalidad y el amor y el afecto entre todos. Entonces continuaremos brillando y desarrollándonos en este bello planeta.

Esta consideración sobre el cuidado concierne a todos los que cuidan de la vida en su diversidad y del planeta, especialmente ahora, bajo la pandemia de la Covid-19: el cuerpo médico, los enfermeros y enfermeras y todo el personal que trabaja en los hospitales, pues el cuidado esencial cura las heridas pasadas, impide las futuras y garantiza nuestro futuro de nuestra civilización de hermanos y hermanas, juntos en la misma Casa Común.

Autor: Leonardo Boff

Fuente de la Información: http://www.servicioskoinonia.org/boff/articulo.php?num=1006

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