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Colombia: El sabotaje neoliberal y burocrático a la educación para la paz

Colombia/09 febrero 2017/Fuente: kaosenlared

Como con la justicia especial de paz, en la educacion poderosos grupos uribistas neoliberales quieren impedir que se haga realidad la educacion para la paz.

Como con la justicia restaurativa de la Jep, en el campo de la educación se han concertado los intereses neoliberales y plutocráticos para impedir la implementación de los acuerdos de paz en dicha materia.

Un proyecto de Decreto Ley que propone los espacios para la educación técnica, tecnológica y científica en el sector rural que será objeto de una amplia reforma integral, es estigmatizado con mentiras y sofismas por los grupos que monopolizan y se enriquecen como billonarios con el negocio turbio de planteles y universidades de garaje.

Con lenguajes seudo científicos y con argumentos inconsistentes los asesores del mercado neoliberal (Oscar Sánchez y Cajiao) educativo quieren impedir los ajustes institucionales y legales de paz en el sector educativo nacional.

Sabotean la Catedra de la paz y la ciencia de la paz y ahora, aliados con el uribismo parapolítico, pretenden que todo siga igual.

No se saldrán con la suya.

Ayyy!!! Amilkar Acosta, otro de la  delincuencial elite guajira metiendo las manos en los dineros públicos. Que vergüenza. Que cinismo el de estos politiqueros. 

La implementación de los acuerdos de paz es un sistema complejo y denso que compromete muchas variables de la sociedad y su Estado.

En el texto del Acuerdo de paz firmado en el Teatro Colon de Bogotá, el día 24 de noviembre del 2016, entre el Presidente Santos y Rodrigo Londoño, sobresale por sus implicaciones el tema de los ajustes institucionales y las adecuaciones en la estructura y funciones del Estado para la construcción de la paz.

Son muchos los frentes implicados en tal sentido. Ya se conoce el trámite legislativo para crear la Justicia Especial de Paz/Jep y los mecanismos extrajudiciales respectivos como la Comisión de la Verdad y la Unidad de búsqueda de los 90 desaparecidos en los últimos 120 meses.

La oposición a estos desarrollos del consenso de paz entre el Estado y las Farc no se ha hecho esperar y ya se conoce el rosario de contrarreformas planteadas y agitadas por el viejo sistema de la jurisdicción ordinaria. El más beligerante en tal sentido ha sido el Fiscal Néstor Humberto Martínez, funcionario que ha hecho circular una retahíla de imprecisiones, las cuales corresponden al repertorio uribista de ataques a la justicia de paz, para intentar desnaturalizar el Proyecto de Acto legislativo que establece un artículo transitorio en la Constitución con los pactos en materia de justicia transicional restaurativa. También desde la Corte Suprema y del Consejo de Estado se han hecho sentir voces estentóreas en defensa de las leyes carceleras y punitivas del ojo por ojo y el diente por diente. El más reciente coletazo de estos sabotajes corre por cuenta del nuevo Procurador Fernando Carrillo quien ha pretendido meter sus narices en la Jep para conservar los privilegios que tiene en la justicia ordinaria con la fronda burocrática que hace presencia en los procesos judiciales no obstante el papel de los conocidos jueces de garantías.

Los opositores a las reformas de la paz también se dejan sentir contra los necesarios e inevitables ajustes en el sistema educativo nacional.

En efecto, la Ministra del Trabajo, el Director del Sena y la Ministra de Educación, han hecho conocer un Proyecto de Decreto ley, el cual debe firmar el Presidente de la Republica en ejercicio de las facultades extraordinarias de paz que le otorgo el Acto Legislativo 01 del 2016 declarado exequible por la Corte Constitucional que valido el “Fast Track” o vía rápida para ejecutar los pactos de reconciliación.

Dicho proyecto “Por el cual se trazan los lineamientos para contribuir en la implementación y el desarrollo normativo del Acuerdo Final para la Terminación del Conflicto y la Construcción de una Paz Estable y Duradera, a través de una estrategia de transferencia tecnológica al sector rural y al sector productivo del país, fortaleciendo la formación profesional en el marco del desarrollo del Sistema Nacional de Educación Terciaria, que mejore la productividad del trabajo, la empleabilidad, el desarrollo socioeconómico, y se dictan otras disposiciones” (http://bit.ly/2kCg9vq ), se inscribe, en su motivación y articulado, en los sentidos y propósitos que animan los amplios consensos alcanzados para dar por terminado el conflicto social y armado y pasar a la construcción de la institucionalidad correspondiente a la reconciliación entre los colombianos.

El borrador conocido está organizado en cinco títulos y 29 artículos que se refieren a su objeto, finalidad, componentes de la estrategia, el Sistema Nacional de Educación Terciaria (SNET), Sistema Nacional de Calidad de la Educación Terciaria – SISNACET, la oferta de maestrías técnicas, la educación técnica y formación profesional, el Marco Nacional de Cualificaciones MNC, Sistema Nacional de Acumulación y Transferencia de Créditos (SNATC),  y la Transferencia del contrato de aprendizaje al sector rural y de la construcción.

Y quién dijo miedo, al modo de la obstrucción ultraderechista del uribismo, los poderosos gamonales del sector oficial y privado de la educación, agremiados en diversas corporaciones que defienden aberrantes privilegios mercantiles y burocráticos, organizaron un coro plañidero para estigmatizar la iniciativa de paz.

Bien es sabido que la educación colombiana, pública y privada, sobresale por su pésima calidad. La misma ha sido convertida en un siniestro negocio de mercaderes convertidos en multimillonarios de nuevo tipo. Universidades como la Antonio Nariño, San Martin, Unisinu y una red de instituciones de garaje son verdaderas cloacas y alcantarillas de sórdidos negociantes que explotan a millones de jóvenes excluidos del sistema universitario público, en el que, igualmente, se refugian mediocridades académicas y docentes, interesados exclusivamente en prebendas burocráticas y salariales, ignorando las demandas y desafíos de una educación científica y moderna.

Es el mismo orden educativo burocrático neoliberal, oficial y privado, que impide, con múltiples argucias, la implementación de la catedra y la pedagogía de la paz. La investigación y los estudios para la paz.

Rectores, directivos y docentes anquilosados, en todos los niveles y sectores, le sacan el cuerpo a la paz e ignoran los compromisos éticos en ese sentido.

Obviamente hay excepciones en algunas universidades y colegios, pero la norma es el desconocimiento de los acuerdos de paz y sus compromisos puntuales.

Por supuesto, la paz necesita de la educación. Los campesinos (casi 13 millones) y la reforma rural integral, los indígenas, las mujeres, los afros, las víctimas, la sociedad necesita el concurso de la educación, publica y privada, para sacar adelante la erradicación de la violencia.

Es lo que hace conveniente y necesaria la hipótesis de las Ministras del Trabajo y Educación y del Director del Sena.

De nada sirve atravesarse como una mula muerta para defender los aberrantes y billonarios privilegios de los negociantes de la educación y de la burocracia docente y administrativa que parasita y engorda en las oficinas del gobierno.

El desarrollo agrario, ecomun (red de cooperativas), las vías terciarias, los proyectos productivos para sustituir la coca, la democracia ampliada, la participación politica, los derechos de los movimientos sociales, los guerrilleros en movilización politica, las víctimas, necesitan con urgencia un sistema de educación terciaria técnica, tecnológica, universitaria y profesional para el trabajo, para el desarrollo humano, para la seguridad alimentaria y para el ejercicio pleno de la ciudadanía.

La sociedad civil democrática tiene que actuar para impedir que los mandamases del negocio y los privilegios educativos se le atraviesen a la paz con sofismas y tesis engañosas, como las que sacan a relucir ciertas fichas (también extrañamente enriquecidas como “nuevos ricos”) que presumen de eminencias educativas (Cajiao, Oscar Sánchez et.al), que en realidad son mandaderos de los intereses corporativos plutocráticos acumulados con la educación neoliberal (http://bit.ly/2jX1qcz y http://bit.ly/2kgKTRz ).

 

Nota. La Guajira no es solo un gobierno fallido. Lo es también su sociedad con sus valores éticos y democráticos por el suelo. Esa es una tierra de nadie o de bandidos, para ser más precisos. Kiko Gómez (50 años de cárcel por asesino), Oneida (pendiente de ir al Buen Pastor, a no ser que los de Cambio Radical dispongan lo contrario), Ballesteros, De Luque y ahora Amilkar Acosta (estrenando cortinas de humus y aun vestido de seda wayyu), quien presume de intelectual perfumado, sale de la Federación de Departamentos, ciertamente manejado por él como un anquilosado feudo guajiro, con niños wayuu muriéndose a granel por desnutrición, por adjudicar a dedo un jugoso contrato por casi 20 mil millones de pesos, desconociendo normas mínimas de transparencia y pulcritud (http://bit.ly/2ljTswd ). Podrida esta elite guajira asociada a la politiquería tradicional, como el señor Acosta y su nauseabundo entorno.

Fuente: http://kaosenlared.net/colombia-el-sabotaje-neoliberal-y-burocratico-a-la-educacion-para-la-paz/

 

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El profesor como obstáculo

08 de febrero de 2017 / Fuente: http://compartirpalabramaestra.org/

Por: Miyer Pineda

Hechos coyunturales ocurridos en el 2016 comprobaron la importancia de la Escuela como espacio de construcción de saberes que hicieran posible el ingreso de Colombia a la modernidad. 

Se hace necesario conversar en las aulas sobre al menos dos de los acontecimientos referentes a educación más importantes del año pasado: el primero, las marchas de rechazo a la gestión de la entonces ministra de Educación, Gina Parody, motivadas por su identidad sexual; y el segundo, un hecho insólito, que fue los miles de “profes” que le hicieron campaña al NO en el plebiscito celebrado el dos de octubre del 2016, y más allá del resultado obtenido con una vergonzosa campaña de manipulación, la alta abstención en dicha votación.

En cierto sentido, estos hechos fueron una bofetada para los equipos de burócratas que estaban detrás de las iniciativas, y ese es el problema, precisamente estos personajes desconocen el país en el que viven, y por tanto, no comprenden la visión de mundo de una sociedad que tiene que cargar de manera cotidiana con problemas estructurales que ellos apenas intuyen.

Y en mitad del escenario coyuntural, la Escuela, a ella llegan todos los problemas que nos aquejan como país: hambre, pobreza y el inquietante culto a la ignorancia o a la pereza, a su alrededor, la ausencia de la ética emulando la vergonzosa existencia de un sistema de justicia parasitario que nunca ha podido ser garantía de derecho, y mucho menos en una frontal lucha contra el mal de males, la corrupción. Así nunca entenderemos que la corrupción mata más gente que la guerrilla.

Sin embargo, hay que decir que existen prácticas nocivas y corruptas en la Escuela, más allá del negocio que se tejió alrededor del transporte, de la alimentación escolar o de la construcción de colegios. Puertas para adentro los establecimientos educativos se convirtieron en el reflejo de lo que es nuestro país: ya se naturalizó la verborrea que encubre nuestra realidad, dirigida por directivos mediocres, y amañada por docentes del mismo nivel intelectual. Por supuesto, los afectados son los estudiantes, y a la larga, el país. Es lamentable esta situación para una sociedad que debe cambiar su mentalidad, si es que quiere con el tiempo lograr algo de dignidad para las generaciones futuras. Por ejemplo, Gina Parody  comprobó en carne propia, y como parte de esa élite, la nefasta influencia de las ideologías pre-modernas que se impusieron desde la colonia: religión, chisme y fanatismo.

Es fundamental que en las aulas se reflexione al respecto haciendo un análisis desde parámetros ofrecidos por la modernidad. La imposición de esta mentalidad retrograda dio como resultado que salieran a marchar los líderes del atraso cultural, y tras ellos, miles de incautos que no pudieron superar, en este caso, esa torpe y falsa dicotomía, religión Vs. lesbianismo, dos tópicos que a estas alturas de la civilización no deberían preocupar a nadie.

Pero aquí es dónde se hace palpable el profesor como obstáculo. Ese empleado sin vocación interesado en cobrar un salario sin preocuparse por la lectura y la creación de saber a partir de su labor cotidiana; profesores parásitos que no aportan mucho a la transformación del país. Por esta línea hubo miles de docentes quienes atentos a la orientación sexual de la Ministra, también apoyaron el NO en el plebiscito, sin analizar su posición a la luz de una seria reflexión política e histórica que lograra ir más allá de la nefasta enfermedad que han significado las FARC, para una nación inmersa en una constante crisis económica.

Se negaron a tomar un libro y leer la historia de Colombia a la luz de los verdaderos problemas de nuestro país: la corrupción y la falta de una honesta y necesaria cultura política. No quisieron ver que las guerrillas se volvieron la cortina de humo para que el país no vea que existen otros males aún más atroces: un malsano sistema de salud, desempleo, pésimos salarios, impuestos (serán despilfarrados o se los robarán), la desigualdad, el irrespeto a los más elementales derechos humanos, etc.; no pensaron que estos males son en buena medida consecuencias de los increíbles niveles de corrupción que existen en nuestra nación.

Estos “profes” no comprendieron que era una oportunidad para realizar una crítica de medios y del uso de las redes sociales, tampoco lograron pensar en el gasto anual que tiene la guerra y la corrupción cuando existe un conflicto, no pudieron hacer cuentas y ver que nos salía más barato un proceso de paz que seguir combatiendo con ellos. Esto comprobó, incluso, lo beneficiosa que ha resultado la guerrilla para la mediocridad: si deja de existir tenemos que explicar los problemas del país desde otros ángulos y desde otras causas, y eso implicaría comenzar a estudiar.

Con los días se supo la deshonesta estrategia de campaña de muchos promotores del NO: desde fanáticos religiosos hasta fanáticos de la guerra, desde lacras corruptas hasta señores de la muerte. Las redes sociales se encontraban inundadas de verdaderas mentiras producto de la más ingenua y retorcida forma de la ignorancia: la de repetir discursos sin analizarlos. La negación de Kant y su sapere aude (atrévete a pensar por ti mismo). Algunos de estos “profes” pre-modernos, con sus sonrisas sardónicas, quizás alcanzaron a vislumbrar que se sumaron al discurso corrupto que quiere la guerra para encubrir la corrupción.

Sin embargo, el resultado comprobó que la guerrilla de las FARC al fin se dio cuenta de que solo son un obstáculo para pensar un país distinto, al fin comprendieron que fueron ellos quienes eligieron a Andrés Pastrana, a Álvaro Uribe, a Juan Manuel Santos (Premio Nobel de Paz quien tendrá que pensar para siempre en la expresión “falsos positivos”) y al fin se dieron cuenta de que el pueblo colombiano nunca dejará de elegir a mediocres, neoliberales y verdugos, mientras ellos existan. Eso terminó siendo la guerrilla en Colombia, un pretexto para apoyar a seres peores que ellos mismos.

Ahora solo falta que buena parte de este país también se desmovilice de la ignorancia y del prejuicio, es por esto que se hace necesario que los profes también se desmovilicen y se sumen al pacto de construir un país moderno, porque para esto las aulas son fundamentales.

Creo que esto alcanzaron a intuirlo Santos y Parody. Hablar de un aula digna, inclusiva y dialógica requiere de buenos docentes, y para formar buenos docentes se necesita de procesos de dignificación de esta profesión. Recogieron lo que las políticas educativas han sembrado durante años. Parody lo vivió en carne propia, tuvo que asistir al Congreso a defender la diferencia que ella encarna y logró conmoverme su participación aún a sabiendas de que la educación en Colombia no ha podido quitarse el lastre del Concordato de 1887, mediante el cual la Iglesia impuso fanatismo y forjó una mentalidad totalitaria en múltiples generaciones.

Esto se debe matizar, el Papa Francisco y cientos de sacerdotes en Colombia participaron en la campaña por el SÍ, también muchos miembros de otros grupos religiosos con quienes conversé manifestaron una postura reflexionada en la que el perdón permitía superar el odio y vislumbrar la reconciliación.

Cuando más del 60% de la población se queda al margen de la coyuntura, el país no se humaniza, esto demuestra la falta de cultura política que nos aqueja, por lo tanto, aquí el papel de la Escuela es fundamental; por ello se espera que el profesor deje de ser un obstáculo y logre deshacerse del fetiche temático y comience a pensar un país moderno en el que la ciencia, el asombro y la dignidad tengan la palabra.

Existe el problema del profesor como un obstáculo, pero, ¿cómo hacerle frente? Por ahora el llamado es a los estudiantes, profesores y directivos para que de una u otra manera comprendan que el aula es un espacio de construcción del sentido a través del diálogo respaldado con lectura y análisis que vayan más allá de fanatismos y dogmas; que la Constitución de 1991 es una herramienta para poder respaldar una educación moderna que a lo mejor en algunas décadas logre hacernos entender las razones por las cuáles hasta el momento hemos sido un país experto en elegir a nuestros verdugos.

Fuente artículo: http://compartirpalabramaestra.org/columnas/el-profesor-como-obstaculo

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Lo que dejaron las Pruebas Pisa

08 de febrero de 2017 / Fuente: http://compartirpalabramaestra.org/

Por: Mauricio Mora Rodríguez

Un somero análisis acerca del resultado de las pruebas internacionales.

Diferentes reflexiones se han hecho a los resultados de las pruebas PISA que se entregaron en días anteriores y que evidenciaron un mejoramiento en los puntajes de nuestros estudiantes frente a países de la región como Brasil, Perú y México.

las indicaciones de la OCDE reflejan lo que los docentes nos hemos empeñado en decir desde hace mucho rato: que en un país de desigualdades como éste, la educación es un síntoma y una esperanza.

Más que los números y las estadísticas, a las que no hay que satanizar ni encumbrar,  las indicaciones de la OCDE reflejan lo que los docentes nos hemos empeñado en decir desde hace mucho rato: que en un país de desigualdades como éste, la educación es un síntoma y una esperanza, las diferencias entre los resultados de estudiantes con distintas condiciones socioeconómicas son abismales y esta situación se va a acentuar si sigue el desfinanciamiento de la educación pública sobre todo la universitaria.

Apostarle a los docentes es otra de las interpretaciones que se le pueden dar a estos resultados de PISA: docentes más capacitados, con mejor ambiente de trabajo y más remunerados entregan mejores resultados, también el ministerio debe trabajar más, como lo ha estado haciendo, en el tema de visibilizar las buenas prácticas docentes, es otra manera de reconocer y retroalimentar a los profesores y motivarlos a mejorar su trabajo

Relacionado con el anterior hay un aspecto que parece preocupar a la OCDE y es el del alto número de repitencia escolar, creo que los docentes tenemos pendiente estudiar esa materia: cómo reducir a lo estrictamente necesario la pérdida del año de nuestros estudiantes, el tema siempre será debatible y hay que conciliar las muchas diferencias entre los que creen que exigir y tener un sistema casi punitivo es necesario para mejorar la calidad y quienes opinan que la repitencia es desmotivante y costosa.

La comprensión lectora pasó de 403 en 2012 a 425 en esta oportunidad, sin duda habrá que estudiar el impacto que han tenido los distintos programas en torno a la lectura que se han hecho desde el ministerio de educación y el de cultura (PTA, maratones de lectura, leer es mi cuento, entre otros) pero también hay medidas que desmotivan como la de incluir los libros en la reforma tributaria que se está aprobando en el congreso, una de nuestras comunes contradicciones de nuestro paradójico país.

Si bien es cierto que la calidad de nuestra educación no se puede medir únicamente por las pruebas internacionales, estas son un buen indicador y proporcionan insumos a nuestras autoevaluaciones en este plan que tenemos de ser el país más educado de la región para 2025.

Adendo: Nada nuevo, pero siempre desalentador el estudio de La universidad de la Sabana sobre la pobre comprensión lectora de nuestros estudiantes en los primeros semestres de la universidad. ¿Cómo hacemos para que ellos lean menos memes y más libros y artículos?

Fuente artículo: http://compartirpalabramaestra.org/columnas/lo-que-dejaron-las-pruebas-pisa

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‘Micos’ ministeriales

Por: Francisco Cajiao

Lo que se necesita para el desarrollo rural y la búsqueda de la equidad no es reformar la educación superior, sino hacer bien hecho lo que ya las leyes dicen que hay que hacer.

No fue fácil llegar al final de las negociaciones con las Farc, y quienes hemos creído en la solución política del conflicto nos alegramos de que este gobierno lo haya logrado. Pero en el largo trecho que queda por recorrer, no se deben dar argumentos a una oposición empeñada en demostrar los abusos del Gobierno para conseguir sus propósitos. Por eso se debe cuidar el uso de las facultades otorgadas al Presidente.

No se acababan de aprobar las primeras leyes indispensables para la desmovilización, mediante el procedimiento abreviado, cuando se les ocurrió a las ministras de Educación y del Trabajo la idea peregrina de meter por este mecanismo el Sistema de Educación Terciaria que está en el Plan de Desarrollo, pero no en los acuerdos de La Habana. Y con el ‘mico’, orangután o gorila se ha alborotado la comunidad académica: asociaciones de instituciones universitarias, academias científicas, la Universidad Nacional, el representante de los profesores en el Cesu y las agremiaciones de estudiantes de educación superior.

En las comunicaciones, que incluyen mensajes al Presidente, renuncias y comunicados de prensa, se destacan tres objeciones de forma, que podrían resumirse así:

No debe usarse el fast track para legislar por decreto en materias que no hacen parte de los acuerdos, y pretender que el desarrollo rural y la paz dependen de una reforma de la educación superior parece bastante forzado.

Durante dos años se han tenido reuniones con rectores y representantes de las instituciones de educación superior, pero de allí no se desprende que haya claridad ni consenso sobre el propósito y los mecanismos de implementación de las propuestas del Gobierno.

Organismos creados por ley, como el Cesu (Consejo Nacional de Educación Superior), no han sido consultados, omitiendo un procedimiento que le da legitimidad al desarrollo de las políticas públicas del sector.

De ñapa, no se sabe qué pitos toca la firma de la Ministra del Trabajo en una reforma de la educación superior que está en la órbita exclusiva del Ministerio de Educación.

Pero si los aspectos de forma son impresentables y suficientes para claudicar de la idea, peores aún son los de fondo. Basta leer los primeros seis u ocho párrafos de los considerandos para asombrarse de la rara capacidad de raciocinio de quienes los redactaron… prefiero no usar calificativos.

Lo que se necesita para el desarrollo rural y la búsqueda de la equidad no es reformar la educación superior, sino hacer bien hecho lo que ya las leyes dicen que hay que hacer. Lo que es inaplazable es mejorar de verdad la educación básica y media en el sector rural, para lo cual no se necesita más legislación sino mejor gestión, más recursos y mayor flexibilidad y pertinencia en los diseños curriculares. Eso sí está en los acuerdos firmados.

Durante décadas, el Sena ha desarrollado programas de transferencia de tecnología en el sector rural y ha sido una entidad insustituible en la formación técnica y humana de los campesinos de todo el país, sin necesidad de ser asimilada al sistema de educación superior, lo cual es posible que le haga más mal que bien. ¿Por qué no aprovechar tantos años de experiencia haciendo cada vez mejor lo que ya se ha demostrado que se hace bien?

Tratar de convertir el Sena en una semiuniversidad ha sido un capricho que responde más a necesidades estadísticas –cobertura de educación superior todavía muy precaria– que a criterios de calidad. Es claro que haberle otorgado centenares de registros calificados, por una especie de fast track, sin aplicar los rigurosos criterios que el Ministerio de Educación exige a las demás instituciones no garantiza que la calidad haya mejorado.

Avanzar en la idea de un sistema de educación terciaria es importante y vale la pena, pero hacerlo a la brava no asegura el éxito ni garantiza la consolidación de la paz.

Fuente:http://www.eltiempo.com/opinion/columnistas/micos-ministeriales-francisco-cajiao-columna-el-tiempo/16812196

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Extensión universitaria: clave para la transformación de la educación

Por: Víctor Hugo Malagón Basto, columnista online

 

Cuando se aborda el tema de la educación y, particularmente, el ámbito de la educación superior universitaria, suele coincidirse en definir ésta última a partir de tres funciones sustantivas: Docencia, Investigación y Extensión.

Un ejercicio de definiciones realizado por el Ministerio de Educación Nacional de Colombia a modo de glosario, que incluye referencias de diversas fuentes, nos arroja las siguientes definiciones de estos tres quehaceres de la universidad:

Define la Docencia como esa función de las instituciones de educación superior “que implica la realización directa de los procesos sistemáticos de enseñanza – aprendizaje, lo cual incluye el diagnóstico, la planificación, la ejecución y la evaluación de los procesos formativos y sus resultados, y de otras actividades educativas dentro del marco del proyecto educativo institucional”.

Por su parte la Investigación como aquella función sustantiva que se refiere “al proceso de búsqueda y generación de conocimiento, mediante una actividad intelectual compleja caracterizada por la creatividad del acto, la innovación de ideas, los métodos rigurosos utilizados, y la validación y juicio crítico de pares. La investigación es un proceso social que surge en grupos cercanos, consolidados o en proceso de formación, y se refina en el diálogo y debate con grupos más amplios de la comunidad científica internacional”.  

Y finalmente, pero no menos importante, la extensión universitaria que “tiene como propósito el desarrollo de procesos continuos de interacción e integración con los agentes sociales y comunitarios, en orden a aportar en la solución de sus principales problemas, a participar en la formulación y construcción de políticas públicas y a contribuir en la transformación de la sociedad en una perspectiva de democratización y equidad social, regional, política y cultural. Para ello propende por el fortalecimiento de la comunidad universitaria con el medio social, por la formación y capacitación de la comunidad, por el intercambio de experiencias y saberes, por la construcción de conocimientos específicos y pertinentes en los procesos sociales, por la asesoría y la transferencia de conocimientos y por la promoción, la divulgación, la circulación y la comunicación del conocimiento científico, tecnológico, artístico y humanístico en la sociedad”.

En otras palabras la docencia (transferencia de conocimiento), la investigación (creación de  conocimiento) y la extensión (aplicación del conocimiento en la sociedad), hacen parte de una triada indisoluble que, con distintos énfasis, vocaciones e inspiraciones particulares, terminan por definir la labor de nuestras instituciones de educación superior.

En Colombia, la tradición de la educación superior se ha caracterizado tradicionalmente por contar con instituciones especializadas y concentradas en la docencia; a medida que el mundo ha avanzado hacia una sociedad del conocimiento, la investigación y la innovación, las instituciones de educación superior han tenido también que evolucionar hacia el fortalecimiento de sus capacidades de investigación y sus modelos, políticas y procesos de creación, difusión y apropiación de nuevo conocimiento pertinente, gracias a ello hoy tenemos universidades colombianas que avanzan en liderazgo y posicionamiento de investigación, no solamente en el ámbito nacional sino también en el concierto

Habría que reflexionar si, en ese ánimo bienintencionado de evolucionar hacia universidades de docencia que hacen investigación de calidad y que pretenden ser universidades de investigación hemos, aún sin quererlo, subordinado la docencia a las categorías, parámetros, urgencias y modos de calificación y clasificación de la investigación.

En otras palabras, si en la triada que mencionábamos de docencia, investigación y extensión, cada una de estas dimensiones debe tener la misma importancia estratégica o si nos podemos dar el lujo en nuestras universidades de aceptar superioridad de alguna de las tres dimensiones sobre las demás.

Esta reflexión cobra especial relevancia cuando nos referimos a la importancia, validación y comprensión misma de la función de extensión en nuestras instituciones de educación superior. Y es que si nos preocupa una posible subordinación de la docencia a la investigación, qué decir de una suerte de “subestimación” que suele tener la extensión en la vida universitaria.

Más allá de funciones concretas de educación continuada, consultoría  y gestión social, la extensión universitaria debe entenderse como una dimensión comprehensiva de todo el impacto (pasado, presente y futuro) de la acción educativa en la creación (o destrucción) de valor de la universidad en su relación con complejos y diversos grupos de interés. Desde esa perspectiva, por supuesto, la aplicación del conocimiento para la solución de las grandes y complejas necesidades de nuestra sociedad es el foco principal de la pertinencia en la creación, transmisión y aplicación del conocimiento.

Creo no equivocarme si digo que en las universidades le damos gran relevancia a las discusiones sobre docencia e investigación, pero una prioridad e importancia algo menor cuando la discusión se trata de la extensión universitaria, lo que se refleja incluso en el diseño organizacional de la mayoría de nuestras instituciones de educación superior.

Muchas son las voces que vienen denunciando y reclamando cambios y adaptaciones drásticas en los modelos educativos, mayor creatividad, mayor utilización de las tecnologías de la información y de las comunicaciones, más pertinencia en la búsqueda de conocimiento que dé respuesta eficaz a necesidades concretas de sociedades concretas, más y mejores ambientes de creación y co-creación de conocimiento por parte de los educandos, entre muchas otras cuestiones.

Mucho me temo que las respuestas que estamos buscando ante estos reclamos y denuncias, se encuentran en la mejor comprensión del alcance y la importancia de la extensión como una de las funciones sustantivas de nuestra educación superior. Más allá de la retórica, debemos comprender más y mejor el alcance de esta dimensión que le permite a la universidad fortalecer la pertinencia y la calidad en su permanente relación con colaboradores, alumnos, proveedores, empresas, comunidades, gobiernos y, en definitiva, con la sociedad en general.

Fuente:http://www.dinero.com/opinion/columnistas/articulo/extension-universitaria-transforma-educacion-victor-malagon/241664

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Ministra de Educación de Colombia: “Hay que impulsar la formación de docentes para la paz»

Colombia / mba.americaeconomia.com / 8 de febrero de 2017

La ministra de Educación de Colombia, Yaneth Giha, dice que se ha avanzado en detener la deserción universitaria, pero preocupa la brecha entre zonas urbanas y rurales. Solo el 22 % de los bachilleres del campo acceden a la educación superior. En 15 años la meta es pasar de 28.000 a 135.000 matriculados.

Accesibilidad, deserción y posconflicto son solo algunos de los retos que mantienen despierta a Yaneth Giha, quien apenas hace tres meses se estrenó como ministra de Educación, después de estar dos años al frente de Colciencias. Y ya tiene propuestas para cada uno de estos retos, que concibe como un paso determinante en el objetivo de convertir a Colombia en el país mejor educado de Latinoamérica para 2025.

-¿Cuál es su principal desafío como ministra de Educación en lo que resta del gobierno Santos?

Elevar la calidad de la educación para acercarnos a la meta de hacer de Colombia el país mejor educado de América Latina. Además, tenemos un desafío muy importante: formar mejores seres humanos, que practiquen el respeto, la honestidad, la solidaridad y otros valores fundamentales para construir paz. Ese es el mejor aporte que podemos hacerle al posconflicto.

-¿Realmente ve posible cumplir la meta de ser el país más educado de América Latina en 2025?

Por supuesto. Los resultados de las pruebas PISA, en los que Colombia se destacó como uno de los tres países que mejoraron su desempeño en las áreas evaluadas (22 puntos más en lectura, 17 en ciencias y 14 en matemáticas), demuestran que podemos.

-¿Hasta ahora qué logros se han materializado en la persecución de esta meta?

Le menciono dos: la excelencia docente y los avances en calidad. 4.667 profesores están cursando maestrías en las mejores universidades del país. Esto se traduce en estudiantes que salen del colegio mejor formados y con más oportunidades de acceder a la educación superior. Y ya son 47 las instituciones de educación superior con acreditación de alta calidad, que pueden ofrecerles a sus egresados mayores posibilidades de enganche laboral y mejores salarios.

-Sin embargo, la Encuesta Integrada de Hogares del DANE reveló que el 49,57 % de los jóvenes que se graduaron en 2014 prefirieron trabajar que seguir estudiando. ¿Qué factores han identificado como responsables?

La falta de capacidad económica de las familias para pagar la educación de sus hijos y la necesidad de los jóvenes de aportar al hogar, especialmente en zonas rurales. Por eso la importancia de programas como Ser Pilo Paga, que hoy beneficia a más de 30.000 estudiantes talentosos que por falta de recursos no habrían podido acceder a la universidad.

-¿Qué otras iniciativas se están implementando?

El Gobierno actual ha hecho posible el ingreso de 403.022 colombianos a la educación superior con líneas de crédito por medio del Icetex. Adicionalmente, más de 257 mil jóvenes han podido estudiar gracias a la entrega de créditos condonables y apoyos de sostenimiento.

-¿Qué tanto ha disminuido la deserción universitaria?

En los últimos cinco años evitamos que más de 40.000 jóvenes abandonaran la universidad. Entre 2010 y 2015, la deserción en los programas de formación profesional universitaria pasó del 12,9 % al 9,25 %, gracias al Sistema para la Prevención de la Deserción, al esfuerzo de las instituciones por garantizar la permanencia de sus alumnos y a estrategias de orientación socioocupacional para que los bachilleres tomen mejores decisiones al definir su futuro.

-Entre las causales de deserción priman los factores económicos. ¿Es posible mejorar el sistema de apoyo financiero para la educación superior?

La reforma tributaria, recientemente aprobada por el Congreso permite la creación del sistema de Financiación Contingente al Ingreso (FCI), que desde 2018 reconocerá las características individuales de cada persona, es decir, le permitirá aportar de acuerdo con sus ingresos y solo cuando comience a percibirlos; elimina el concepto de codeudor, intereses de mora y el reporte en centrales de riesgo. La reforma también contempla beneficios tributarios para quienes realicen donaciones a la educación, de tal forma que podamos tener más recursos para financiarla.

-¿Cómo le ha ido a la primera generación de “pilos” tras dos años de inicio del programa?

Estamos muy contentos con los resultados. Evaluaciones de impacto externas han demostrado que ser beneficiario de Ser Pilo Paga disminuye el riesgo de deserción y aumenta la probabilidad de tener más materias aprobadas. Algunos estudiantes ingresaron a la universidad con desventajas en su rendimiento en áreas como matemáticas, pero después de iniciar su pregrado, cerraron la brecha. De las primeras dos versiones de Ser Pilo Paga, menos del 1 % ha desistido del programa.

-¿Cómo se están incentivando desde el Ministerio programas e iniciativas que propendan por la reconciliación y promuevan una educación para la paz y el posconflicto?

El reto es enorme. Tenemos que cerrar las brechas que existen en educación superior entre zonas urbanas y rurales. Solo el 22 % de la población rural graduada del colegio tiene tránsito inmediato a la educación superior. Por eso nos hemos propuesto incrementar la matrícula en educación superior rural para pasar de 28.000 jóvenes a 135.000 en un plazo de 15 años, fortaleciendo la infraestructura física y tecnológica, generando una oferta pertinente, fomentando el acceso y la permanencia e impulsando la formación de docentes para la paz.

Fuente:http://mba.americaeconomia.com/articulos/entrevistas/ministra-de-educacion-de-colombia-hay-que-impulsar-la-formacion-de-docentes

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¿Educación de tercera o terciaria?

Por: Ronald Montoya

Una crítica ciudadana al llamado Sistema Nacional de Educación Terciaria.

El gobierno, pretende la aprobación por “tubería o fast-track” (directamente por el presidente sin necesidad de ir  al congreso) del llamado “Sistema Nacional de Educación Terciaria – SNET”, el cual busca unificar la educación superior con la formación para el trabajo y el desarrollo humano, bajo el argumento altruista de que servirá para atender principalmente a excombatientes, así como acercar a las áreas rurales las instituciones académicas regionales, entre otros fines loables y dignos del estado más utópico posible (según la descripción de motivos, el SENA es “incompetente”).

Primero decir, y en aras de la objetividad, que mejorar y revisar el SNET (me da pereza copiar eso tan largo) es una necesidad imperante, dado que los empresarios colombianos no encuentran mano de obra calificada para diferentes oficios en el mercado laboral colombiano, es decir, que las empresas van por un lado y la academia va por otro (debate para otra ocasión). Para explicar al ciudadano de a pie el asunto, tomaré un solo artículo de la propuesta de ley y pondré un ejemplo de lo que pasa en Colombia.

El artículo 14 de la propuesta de ley dice: “Movilidad educativa entre los pilares del SNET y reconocimiento:  El Ministerio de Educación Nacional y el Ministerio del Trabajo, de acuerdo con las competencias establecidas en la ley y en sus decretos reglamentarios, generarán mecanismos y condiciones para el reconocimiento de los aprendizajes adquiridos a lo largo de la vida, garantizando la movilidad educativa y formativa, promoviendo la movilidad laboral.” En plata franca, lo que esto quiere decir es que cursos que un estudiante haya visto en la formación para el trabajo le servirán para validar cursos de educación superior o profesional. En primera instancia parece lógico, pero en la realidad es nivelar el sistema educativo por lo bajo. En este punto viene el ejemplo.

Una de los programas de formación para el trabajo que más buscan las mujeres colombianas es el de “Técnico Laboral en Cosmetología y Estética Integral”, palabras más, palabras menos, el cual capacita personas para realizar labores de estética y belleza de diversa índole. Estos programas entregan un certificado más no un título (educación no formal). Cualquiera sabe que estos programas son ofrecidos por personas e instituciones de dudosa reputación (no hay quién vigile estas instituciones, literalmente). Por mis pesquisas, estos programas con el fin de obtener rentas, sacrifican los procesos de contratación y selección de personal docente, además de realizar procesos laxos de evaluación, con el fin de aumentar el flujo de estudiantes (clientes = ganancia). Y los procesos de actualización curricular y demás de carácter académico, pues obvio, no existen, hemos dicho que estas instituciones son tierra de nadie (alguien me puede referenciar una institución de estas sancionada por mala calidad?).

Ahora resulta que estos cursos podrán ser validados ante una institución de educación superior que evalúa y revisa sus procesos académicos. Si uno de estos estudiantes egresa de una carrera como Nutrición y Dietética (es perfectamente viable bajo la nueva ley), usted confiaría en el criterio de dicho profesional? Estaríamos ante un caso similar al de los avivatos cirujanos plásticos colombianos que con cursitos de mediano pelo en Brasil se acreditaron en Colombia para desfigurar (y matar) mujeres (espero me haya hecho entender).

Por esto es que diferentes sectores de la academia reclamamos que toda reforma al sistema educativo (sabemos que se requieren), sea primario o terciario, el que sea, sean discutidas de cara al país, además, y por n-sima vez, atender seriamente diversos estudios que han diagnosticado los problemas y propuesto soluciones (hay un montón de propuestas, nacionales e internacionales, así usted no lo crea).

PD: la actual ministra de educación estudió con juicio el posgrado de “Estudios de la Guerra”, más no el de “Resolución de Conflictos”. En Colciencias peleó con todo el mundo, y la tendencia parece ser la misma en el ministerio. Ojalá se acuerde del segundo posgrado, para bien de todos…

Fuente: http://www.las2orillas.co/educacion-tercera-terciaria/

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