Escenas militantes
Lenguajes, identidades políticas y nuevas agendas del activismo estudiantil universitario
Rafael Blanco. [Autor]
ISBN 978-987-1309-23-8
CLACSO. Grupo Editor Universitario.
Buenos Aires.
Octubre de 2017
Escenas militantes
Lenguajes, identidades políticas y nuevas agendas del activismo estudiantil universitario
Rafael Blanco. [Autor]
Argentina/Enero de 2018/Fuente: Bariloche 2000
El Ministerio de Educación lanzó la licitación pública para la adquisición de 50 equipos de calefacción central, destinados a establecimientos educativos, con un presupuesto oficial que asciende a $ 1.823.500. La apertura de ofertas será el 9 de febrero, a las 9 de la mañana.
Se trata de equipos con un rango de potencia que va de los 34.000 a los 38.000 kcal, que deberán ser entregados en un plazo de 30 días, a partir de la contratación de su proveedor. A ellos se sumaron en la misma licitación 90 repuestos que la cartera educativa tendrá en stock para futuras reparaciones.
El subsecretario de Coordinación, Adrián Carrizo, indicó que “con esta compra estamos planificando y previendo el servicio de calefacción para el próximo invierno. Los equipos complementarán a los provistos por las empresas de mantenimiento escolar y/o municipios que firmaron convenios con Educación”.
Los pliegos de la licitación deben ser retirados en la sede del Ministerio de Educación y Derechos Humanos, en calle Roca 260, Viedma.
Fuente: https://www.bariloche2000.com/noticias/leer/lanzaron-licitacion-para-calefactores-para-las-escuelas/111918
Bolivia/Enero de 2018/Fuente: Los Tiempos
Alfredo Carrasco no recuerda cómo perdió la audición. Según lo que comentó su madre, cayó a un pozo profundo a sus dos años. Desde ese momento, escuchar con claridad le fue imposible.
Al poco tiempo, ingresó a la escuela. “No ha sido fácil ese momento, porque hablaban y yo sólo veía y podía escribir. Para mí era algo normal, pero el profesor dijo que tenía que ir a una escuela especial y yo me preguntaba por qué me rechazaban”, dijo él en lengua de señas, mientras su esposa e intérprete relata su historia.
Vivir con sordera es una lucha diaria, entre barreras y continuos rechazos por falta de información y capacitación de profesionales en el área. En Cochabamba, se estima que existen al menos mil personas sordas. Muy pocas acceden a la atención en instituciones y servicios, a una fuente laboral y a la educación superior.
En un recorrido que realizó este medio se constató que la atención para personas sordas en entidades públicas y privadas es prácticamente nula. Si bien existen esfuerzos de aprendizaje de lengua de señas por parte de personal de empresas y otras instituciones, los niveles de entendimiento son básicos y es imposible de sostener una comunicación real.
En cinco entidades bancarias se pudo verificar que carecen de intérpretes de lengua de señas. Los funcionarios aclararon que pasaron cursos básicos de este tipo de lenguaje, pero que les es difícil sostener una conversación fluida.
La Autoridad de Supervisión del Sistema Financiero (ASFI), si bien exige que el personal pase cursos básicos de lengua de señas, no establece que una persona se dedique a esta atención. Cada vez que una persona sorda llega al banco para ser atendida no encuentra una intérprete a disposición.
“Nosotros cumplimos con todo lo que la ASFI nos pide y nuestro personal sabe los básico pero no hay una intérprete especializada en la atención en lengua de señas”, comentó la subgerente de Recursos Humanos del Banco Nacional de Bolivia (BNB), Diana Eguino.
En el panorama de servicios de salud, la situación es desoladora. “La comunicación es difícil, muchos sordos tenemos problemas de salud y no hay intérprete en los hospitales que pueda atendernos”, dijo la presidente de la Asociación de Sordos de Cochabamba (Asorco), Felicidad Caero, agregó que muchos que asistieron al hospital Viedma no encontraron enfermeras que entiendan en plenitud las dolencias que padecían.
En tanto, la atención en entidades públicas como la Alcaldía tiene ciertos avances pero no llegan a ser suficientes. Por ejemplo, la Alcaldía puso a disposición tres intérpretes en la unidad de desarrollo de personas con discapacidad ubicada en inmediaciones de la plaza Colón. Las personas con sordera son acompañadas a realizar trámites, sin embargo, algunos no llegan a acceder a este servicio por el escaso personal.
Asimismo, la Unidad de Desarrollo habilitó el servicio de enseñanza de lenguas, con 1.250 funcionarios en salud, educación y policía. Este año, el curso no será habilitado.
En tanto, en la Gobernación, si una persona con discapacidad auditiva ingresa, no identifica a ningún intérprete.
Acceso al trabajo
Pasaron más de dos años para que Alfredo pueda encontrar otra fuente laboral, después de renunciar a su último trabajo. “Mandé mi currículo a varias empresas, al programa PAE del Ministerio de Trabajo y nada”, lamentó. Tiempo después, fue contratado en la empresa Coronilla, con todos los beneficios sociales. En este espacio trabajan cinco personas sordas, y Alfredo asegura que existe una “comunicación fluida”. Ésta es una de las pocas empresas que promueve la inclusión social.
En tanto, la Alcaldía logró insertar a 10 personas sordas en el programa de educación vial, según informó la responsable, Ninoska Luján. Apenas 15 personas pudieron ser insertadas laboralmente. Aunque el panorama es adverso, las personas sordas luchan día a día para mejorar la inclusión.
1.000 personas sordas viven aproximadamente en Cochabamba, según datos de la Asociación de Sordos de Cochabamba (Asorco).
OPINIONES
«Nuestro desafío como asociación de sordos es la cuestión de la lengua de señas. No queremos que las personas con discapacidad auditiva estén escondidos, sino que puedan salir, tener acceso a intérpretes en cualquier servicio con independencia. Hace tiempo éramos 2 mil , ahora sólo mil porque muchos se fueron a otros países en busca de oportunidades». Felicidad Caero. Presidenta Asorco
«Estuve casi dos años buscando trabajo y no podía encontrar nada. Para mí no fue nada fácil, presenté mi currículo a diferentes empresas y casi nadie aceptó, hasta en el Ministerio de Trabajo, con su programa de PAE y nada; luego sí pude ser contratado por una empresa. La situación es muy complicada en todo sentido». Alfredo Carrasco. Persona sorda
LOS OBSTÁCULOS EN EL ACCESO A LA EDUCACIÓN
A sus 10 años, Alfredo quien perdió su audición a los dos años en Sucre, llegó a Cochabamba e ingresó a una escuela del sistema regular. Sin embargo, por discordancias con el docente, sufrió un nuevo rechazo y dejó la escuela.
Bajo referencia, acudió al Instituto de Audiología (IDA).
Siguió sus estudios hasta primero medio y no logró continuar con los siguientes cursos. “En ese momento tenía problemas económicos, así que por decisión propia, me puse a trabajar y ayudaba a mi hermano en trabajos de zapatería”, contó. Después de esto y por ciertas barreras, fue difícil retomar sus estudios.
En Cochabamba existen dos opciones para la educación primera y secundaria para sordos: el Instituto de Audiología (IDA) y el Instituto Don Bosco.
La educación superior es prácticamente inexistente para las personas con discapacidad auditiva. “Sin una intérprete no se puede acceder a la educación, algunos padres optan por enseñarles, pero otros que no tienen el interés de aprender, entonces deben pagar un intérprete que no es accesible para todos”, dijo la presidenta de la asociación de sordos Cochabamba.
Fuente: http://www.lostiempos.com/actualidad/cochabamba/20180122/personas-sordas-afrontan-barreras-comunicacion-instituciones
Por: Ignacio Mantilla
En el mundo universitario, este nuevo año nos ofrecerá múltiples escenarios propicios para reflexionar sobre la manera como las universidades realizan sus labores hoy, y muy especialmente sobre la moderna forma de entender sus funciones misionales.
Entre los eventos que tendrán lugar en 2018, hay que resaltar especialmente un encuentro internacional de gran importancia, al que me quiero referir. Se trata de la Tercera Conferencia Regional de Educación Superior, CRES 2018, que se realizará en el mes de junio en la ciudad de Córdoba (Argentina).
La conferencia, considerada el evento más importante del Sistema de Educación Superior de América Latina y el Caribe, se realiza cada 10 años, y permitirá debatir sobre la situación regional de la educación superior y delinear un plan de acción para la próxima década.
Será también la oportunidad para conmemorar el primer centenario de la reforma universitaria que se inició en la Universidad Nacional de Córdoba, más conocida como la Reforma de Córdoba, y que dio origen a la conquista de la autonomía universitaria, extendida en las décadas posteriores a las demás universidades públicas latinoamericanas.
Esa es la razón por la cual se ha decidido que sea la Universidad Nacional de Córdoba la sede de la Conferencia y que, un siglo después de su proclamación, la autonomía universitaria sea uno de los grandes temas a debatir.
Desde la Unión de Universidades de América Latina y el Caribe (Udual) hemos declarado nuestro interés en participar abordando una amplia variedad de temas. Asuntos como el aporte que pueden brindar las universidades para que los gobiernos aprovechen el conocimiento que ellas generan y lo integren a objetivos de desarrollo sostenible, y la misión social que hoy lleva a cabo la universidad latinoamericana y su responsabilidad ética para garantizar una educación pertinente y de calidad, serán objeto de discusión.
Uno de los temas que sin duda serán ampliamente expuestos en el evento es la autonomía universitaria como responsabilidad y desafío. Su reconocimiento en la reforma de Córdoba de 1918 es parte esencial de la naturaleza histórica de las universidades públicas latinoamericanas. Aparecerá, por supuesto, en el programa el debate en torno a la calidad y la necesidad de los sistemas de aseguramiento de la misma y de los incentivos para su estímulo.
Muy importante será el debate en torno a la evaluación y la acreditación frente a los indicadores únicos que vienen imponiéndose en el mundo sin reconocer la diversidad. Me refiero a los polémicos ránquines universitarios, que en su mayoría minimizan la importancia de la cobertura y la equidad social y privilegian los indicadores más relevantes en las universidades anglosajonas, desconociendo el contexto regional de América Latina.
Un encuentro de tal dimensión deberá incluir otros temas que siempre están presentes en los foros universitarios, tales como la función imprescindible de la investigación, tanto básica como aplicada, y sus incentivos para generar conocimiento; los retos y nuevas estrategias pedagógicas frente a los avances tecnológicos; la regionalización de la educación superior; los posgrados y la formación especializada al más alto nivel; la internacionalización, y la movilidad académica de estudiantes, profesores y funcionarios.
El año 2018 también es un año de importantes conmemoraciones y jubileos. En efecto, nos reuniremos para conmemorar el cumpleaños 800 de la Universidad de Salamanca, la más antigua de todas las universidades iberoamericanas. Al igual que la celebración del cumpleaños de una madre o de la mayor de las hermanas, será una oportunidad para compartir nuestros logros y experiencias y renovar objetivos misionales comunes. Y a la lista de celebraciones hay que sumar el bicentenario de la Universidad de Bonn, como institución que representa ese vasto grupo de universidades alemanas nacidas o refundadas hace dos siglos siguiendo el modelo educativo ideado por Wilhelm von Humboldt. Un modelo universitario que, en alguna medida, las universidades latinoamericanas hemos heredado y adoptado.
Las universidades, como representantes de la solidez del mundo académico, demuestran su importancia universal cada vez con mayor fuerza. Sobrevivir a tantas décadas, guerras y vicisitudes es motivo suficiente para el júbilo que transmite la celebración de estas efemérides.
Desde la sesquicentenaria Universidad Nacional, patrimonio de todos los colombianos, nos unimos a estas celebraciones de 2018 y extendemos desde ya un abrazo fraterno de felicitación a las comunidades académicas de esas instituciones hermanas.
Fuente: https://www.elespectador.com/opinion/un-siglo-de-autonomia-columna-734299
Ecuador/Enero de 2018/Fuente: El Tiempo
La inclusión educativa es uno de los retos que tienen por delante las personas con discapacidad intelectual con síndrome de Down.
Hace nueve años, Liliana Ochoa inscribió a su hija, que tiene dicho síndrome, en una escuela regular, pero no tuvo una buena experiencia. “Más que conocimientos, necesitaba que mi hija tenga amigos, se relacione con más personas, pero fue muy difícil para ella adaptarse y más para sus compañeros”, relató.
Aunque su hija estuvo poco tiempo en ese centro educativo, Ochoa buscó otras alternativas hasta que la inclusión educativa fue un hecho, y ahora está contenta con el avance de su pequeña: “tiene amigos y, sobre todo, una como madre también comparte experiencias con las demás familias”.

Ambiente
Para Ochoa es importante que los niños se integren a escuelas regulares, porque ese ambiente les ayuda a mejorar su lenguaje y la motricidad.
Edith Patiño, coordinadora provincial de la Federación Ecuatoriana de Atención a Personas con Discapacidades Intelectuales, manifestó que aún hay mucho qué hacer por las personas con discapacidad, en todos los ámbitos. “Sí se ha hecho mucho, pero aún es necesario apegarse a las políticas públicas de atención a las personas con discapacidad”, considera.
Insiste en que las escuelas regulares requieren profesores capacitados y más sensibilización, en el momento de adaptar su sistema de enseñanza.
Proceso
El Ministerio de Educación trabaja en la capacitación de los docentes y asignó recursos para adecuar la infraestructura de los planteles educativos.
Considera, además, a las personas con discapacidad dentro de los grupos de atención prioritaria, por lo que actualmente se cuenta con dos instancias que atienden a este grupo de personas como son la UDAI, Unidad Distrital de apoyo a la Inclusión, y el DECE, Departamento de Consejería Estudiantil.
Según informa Henry Calle, coordinador zonal del Ministerio de Educación, también dentro del plan ‘Más unidos, más protegidos’, se cuenta con las rutas y protocolos dirigidos a todas las personas del sistema educativo; en caso de delito de violencia, el trato es igualitario y con mayor atención a personas con discapacidad; además, se capacita a docentes y autoridades.
“En forma general, se podría decir que se debe trabajar en sensibilización y capacitación sobre temas de prevención del acoso y abuso sexual a personas con discapacidad”, completó.
Fuente: http://www.eltiempo.com.ec/noticias/cuenca/2/428384/educacion-inclusiva-con-mejoras-y-proyecciones
Colombia/22 de Enero de 2018/La Patria
La Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco) publicó una actualización del manual Orientaciones técnicas internacionales sobre educación en sexualidad. En el documento pide formar a los niños y adolescentes para combatir más eficazmente el VIH/Sida, la violencia de género y el embarazo precoz.
El texto, publicado por primera vez en el 2009, revisa los nuevos desafíos de la educación sexual, como los derivados del acceso a Internet.
Para la directora general del organismo, las francesa Audrey Azoulay, esta nueva versión está basada en pruebas científicas y diseñada para apoyar a los países en la implementación de programas adaptados a sus contextos. Insistió, además, que «una correcta educación sexual complementa la defensa de los Derechos Humanos y la igualdad de género».
Fuente: http://www.lapatria.com/salud/la-unesco-modifica-su-manual-de-educacion-sexual-408418
Por: Observatorio del Derecho a la Educación y la Justicia
El Observatorio del Derecho a la Educación y la Justicia (ODEJ) es una plataforma para el pronunciamiento público, impulsado por el campo estratégico en modelos y políticas educativas del Sistema Universitario Jesuita (SUJ). Su propósito consiste en la construcción de un espacio de análisis informado y de posicionamiento crítico de las políticas y las reformas educativas en México y América Latina, arraigado en la realidad social acerca de las injusticias del sistema educativo, y recupera temas coyunturales y estructurales con relación a la agenda educativa vigente.
Dr. Juan Pablo Queupil
Centro de Investigación para la Educación Inclusiva
Ha comenzado el año 2018 y en Chile asumirá el próximo marzo un nuevo presidente. Como era de esperar, la política educativa estuvo presente en cada uno de los debates que precedió la elección de la centro-derecha, representada por Sebastián Piñera, quien va por su segundo mandato, luego de que su primer gobierno haya desbancado a la centro-izquierda, liderada por Michelle Bachelet. Curiosamente, esto se repite por segunda ocasión.
En los últimos 45 años, estos dos bandos políticos han estado demarcados por el hito histórico del golpe de Estado de 1973, encabezado por el ya fallecido General Pinochet, quien aún pareciera tener una presencia en varios asuntos nacionales, reflejada en la imposición de reformas en educación, salud, sistema de pensiones, e incluso en la constitución chilena, entre otros ámbitos de acción.
Dentro de este ambiente post-elecciones presidenciales y de cambio de gobierno, no es sorpresa que la educación siga siendo una temática en la primera línea de la política pública chilena. Es claro que existe un consenso sobre los beneficios de una sociedad más educada, trayendo consigo efectos positivos en la economía, aspectos culturales, en la movilidad social, entre otros, analizados ampliamente por la literatura. Sin embargo, el retorno a la democracia en Chile, en los inicios de los años ’90, cimentó a los bandos políticos mencionados con dos posturas y visiones de la educación, en una dicotomía que se ha mantenido por casi cinco décadas. Además, como efecto de todo lo anterior, cabe considerar que Chile es uno de los países con mayor inequidad y segregación social y educacional en el mundo (Valenzuela, Bellei & De Los Ríos, 2010), lo cual no se ha logrado sortear y más bien se ha incrementado.
Así, desde que la dictadura impuso un modelo neoliberal para la educación, como lo ha resumido Atria (2014), la dicotomía en Chile radica en entender la educación como un bien de mercado versus un derecho social. Si bien la presidenta Bachelet ha intentado llevar adelante un cambio de paradigma hacia esta última noción de cómo entender y comprender la educación, esto no está declarado de forma explícita en la Constitución chilena heredada por la dictadura, y lo que pareciera ser aún más anecdótico, el electo presidente ha expresado explícitamente su inclinación por lo primero, igualmente matizando su discurso ante su inminente segunda elección.
Por ello, llama la atención que aún no ha sido abordado apropiadamente el debate sobre qué entendemos por el derecho a la educación en Chile. Si bien esta es una frase que aparece en cada proyecto de ley dentro de la reforma educacional impulsada por la presidenta Bachelet, más bien pareciera ser concebida en términos de “un ideal” o una visión de algo deseable (al menos declarativamente), y no como algo garantizado para los ciudadanos chilenos. Tal vez el más optimista podría aseverar que, a través de diversos mecanismos o programas, es un anhelo de recuperar un derecho usurpado por la dictadura. Así, entre estos últimos esfuerzos destacan la Ley de Inclusión Escolar (Ley N°20845, 2015), la reciente ley del nuevo sistema de educación pública (Ley N°21040, 2017) y la gratuidad de la educación superior –hasta ahora sólo para los seis deciles más pobres de la población, y en instituciones acreditadas–. En este sentido, si consideramos sólo esta última iniciativa, estaríamos lejos de afirmar que la educación es un derecho universal, pues además debemos considerar que en Chile hay miles de personas endeudadas por décadas, tras haber obtenido créditos y préstamos para cursar sus estudios superiores. Paradójicamente, la educación superior era gratuita (no involucraba pago de aranceles) antes de la dictadura, igual que la mayor parte de la educación pública escolar.
El propio Atria (2014), abogado constitucionalista de profesión y ferviente militante de la izquierda chilena, ha asegurado que la educación tiene dos dimensiones:
Bajo la primera, educación es lo que se provee al ciudadano en cumplimiento de su derecho; se trata aquí de la educación como derecho social. La segunda dimensión de la educación se desprende del hecho que hay algo importante (público) en las instituciones que proveen educación y en la forma en que lo hacen (p. 125).
Se trata entonces de un debate que debiera incorporar la comprensión de qué se entiende por ciudadanía y de “lo público”. Incluso más, Atria destaca que, al contrario de la educación escolar, el caso de la educación superior en Chile debe ser tratado de forma diferente, considerando la autonomía que (todavía) gozan sus instituciones. Sobre todo si se tiene en cuenta que ésta podría variar a medida que se incremente la cantidad de universidades que reciben aportes públicos directos o indirectos, aspecto que todavía está en discusión en un actual proyecto de ley. En el ámbito internacional, RESULTS, ONG de Estados Unidos, creó un índice del derecho a la educación -Right to Education Index-, el cual es comparativo entre diversas naciones, donde Chile ocupa el último lugar, superado incluso por países como Zimbabwe o Tanzania en aspectos tales como gobernabilidad, disponibilidad, accesibilidad, aceptación y adaptabilidad.
A su vez, si se habla del derecho a la educación, no puede dejarse de lado su innegable valor público. Así, por ejemplo, diversos factores del tipo “no académico”, usualmente asociados con el rendimiento escolar, son aspectos transcendentales de la educación, tales como la formación de la ciudadanía, el clima escolar, la motivación y el compromiso con el aula y la escuela, entre otros. En las últimas décadas, diversos investigadores han afirmado que el valor público de la educación radica en que los factores mencionados desempeñan un rol importante para que los niños y jóvenes se desarrollen plenamente como ciudadanos críticos y sean actores relevantes en la sociedad. En la práctica, ésto implica pasar de una lógica donde prima el individualismo y los intereses de las personas como entes aislados, a una donde se prioricen la cooperación y los intereses comunes. Además, y por sobre todo, cambiar las políticas de focalización de recursos a ciertos grupos de la población a uno de universalismo que beneficie a la sociedad como un todo.
Lo anterior pareciera tener un vínculo con los paradigmas de los bandos políticos predominantes en Chile, pero siempre bajo un modelo neoliberal imperante en los últimos 45 años. Así, por ejemplo, este ha implicado que el Estado cumpla básicamente un rol subsidiario de la demanda por educación de acuerdo al status socio-económico de sus solicitantes. En otras palabras, los colegios reciben recursos económicos en base a la cantidad de estudiantes y de acuerdo al porcentaje de asistencia a clases del alumnado, generando una serie de incentivos perversos, afectando los factores académicos y no académicos del proceso de enseñanza-aprendizaje en el aula. Recientes leyes han tratado de corregir estas “fallas de mercado” con un prisma basado en el concepto de “inclusión”, prohibiendo, entre otras medidas, la discriminación arbitraria de la admisión de las escuelas través de la mencionada Ley N°20845. Así, se ha tenido que recurrir a corregir las reglas del mercado a través de un sinfín de normativas y regulaciones, en un marco donde no se logra conciliar el pleno derecho a la educación.
Se advierte entonces que el Estado chileno sigue cumpliendo un rol subsidiario, ayudando a los segmentos de la población con menores recursos, con regulaciones tales como la “gratuidad” en la educación superior, o hasta hace pocos años, la política de vouchers para que estudiantes asistieran a la educación privada-subvencionada. Lo anterior ha experimentado una eliminación paulatina, aspirando a que las familias de menos recursos matriculen a sus hijos e hijas a escuelas públicas sin pagar ni un solo peso. En el debate, esto ha sido entendido por la centro-derecha como una trasgresión flagrante del derecho a elegir la educación que quieren los padres para sus niños y niñas. Por su parte, la centro-izquierda argumenta que difícilmente una familia de bajos recursos socioeconómicos puede elegir una educación privada, asociada usualmente a altos estándares de calidad, pero que involucra un alto costo económico relacionado con pagos de matrícula y otros gastos asociados. Así, el país aspira a algo mayor que el propio derecho a la educación, expresado en el derecho a una educación de calidad, lo cual, como era de esperar, también se ha vuelto un anhelo que aparece en diversos proyectos de ley, discursos y promesas inocuas. Si a ello se le suma el ideal de lograr una educación equitativa e inclusiva (en su más amplio sentido de la palabra), estamos ante un cambio radical de paradigma, al menos en términos declarativos, y solo el tiempo dirá si efectivamente se lograrán estos y otro nobles objetivos y metas educacionales.
De hecho, en términos de educación primaria, secundaria y terciaria, destaca la amplia cobertura que se ha alcanzado a nivel nacional (Hernández, Arteaga, Hernández & Lagarda,2017). Sin embargo, diversos estudios han mostrado que, en términos de calidad –puntajes en pruebas estandarizadas–, la distribución geográfica de colegios, vale decir, “oportunidades educativas”, está lejos de ser equitativa, y mucho menos cercana a la población vulnerable (Rodríguez, 2016).
Así, el debate sobre el derecho a la educación tiene varias aristas: políticas, sociales, técnicas, administrativas, pero sobre todo interpretativas, pues más allá de qué tipo de institución (pública o privada) es la que provee la educación en cierta localidad, no debe olvidarse que la educación tiene un valor intrínseco que contribuye a la comunidad en una serie de aspectos que son importantes para el colectivo social. De no abordarse primeramente este punto, el riesgo de no lograr una educación de calidad, gratuita, inclusiva y equitativa para todos puede incrementarse en proporciones tales, que puede mermar el futuro de varias generaciones de estudiantes. Es de esperar que en Chile el debate alcance la altura de miras necesaria para que el proyecto país en términos educativos sea realmente un derecho explícito y garantizado para cada uno de sus ciudadanos.
Referencias
Atria, F. (2014). Derechos sociales y educación: un nuevo paradigma de lo público. LOM Ediciones, Santiago, Chile.
Hernández, J. M. O., Arteaga, M. A. M., Hernández, P. M., & Lagarda, A. M. (2017). Análisis comparado de la cobertura de la educación superior en Corea del Sur y Chile: una reflexión para México. Perfiles Educativos, 39(155), 141-159.
Ley N° 20845. Diario Oficial de la República de Chile, Santiago, Chile, 29 de mayo de 2015.
Ley N° 21040. Diario Oficial de la República de Chile, Santiago, Chile, 16 de noviembre de 2017.
Rodríguez, P. (2016). La geografía de las oportunidades educativas: Determinando el acceso real de los estudiantes a establecimientos educacionales efectivos para generar políticas públicas que mejoren la provisión de educación de calidad. Proyecto FONIDE. Recuperado de https://centroestudios.mineduc.cl/
Valenzuela, J. P., Bellei, C., & De Los Ríos, D. (2010). Segregación Escolar en Chile. En ¿Fin de ciclo? Cambios en la gobernanza del sistema educativo. 209-229.
Fuente: http://www.educacionfutura.org/el-derecho-a-la-educacion-en-chile-un-debate-inconcluso/