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Brasil: Ataques contra la educación sobre género y sexualidad

Las legislaturas deberían descartar proyectos y leyes discriminatorias y apoyar a los docentes.

Legisladores y otros funcionarios públicos del ámbito federal, estatal y municipal en Brasil han empleado estrategias políticas y jurídicas perniciosas con el fin de socavar, e incluso prohibir, la educación sobre género y sexualidad, señaló Human Rights Watch en un informe publicado hoy.

El informe de 77 páginas, “‘Sentí miedo; eso era lo que buscaban’: Medidas para prohibir la educación sobre género y sexualidad en Brasil”, analiza 217 leyes y proyectos legislativos presentados entre 2014 y 2022 que fueron diseñados para prohibir de manera explícita la enseñanza o la divulgación de contenidos relativos a educación sobre género y sexualidad, o prohibir la supuesta “ideología de género” o “adoctrinamiento” en escuelas municipales o estatales. Human Rights Watch también documentó acciones a nivel político orientadas a desacreditar o limitar la educación en género y sexualidad, impulsadas por el gobierno del presidente Jair Bolsonaro, quien personalmente amplificó este mensaje por intereses políticos, incluso de manera reciente en marzo de 2022.

“Estos intentos hostiles de suprimir enfoques integrales sobre educación en sexualidad responden a prejuicios y afectan los derechos a la educación y la no discriminación en Brasil”, explicó Cristian González Cabrera, investigador sobre derechos de personas LGBT de Human Rights Watch. “Los legisladores deben revocar las leyes y descartar los proyectos de ley que violen los derechos de niños y niñas y, en lugar de ello, asegurar que los estudiantes reciban una educación sexual integral, en consonancia con lo establecido por el derecho brasileño e internacional”.

Human Rights Watch entrevistó a 56 docentes de escuelas públicas, expertos en educación, representantes de departamentos de educación estatales y organizaciones de la sociedad civil. Las entrevistas con 32 profesores de escuelas públicas de 8 estados en Brasil revelaron que sentían incertidumbre y temían abordar las temáticas de género y sexualidad en el aula a causa de los esfuerzos políticos y jurídicos para desacreditar esos contenidos.

Diversos docentes señalaron haber sido hostigados por abordar cuestiones de género y sexualidad, incluyendo hostigamiento por parte de miembros de la comunidad y funcionarios electos. Algunos profesores enfrentaron procesos administrativos por tratar estos contenidos, mientras que a otros se los citó para prestar declaración ante la policía y otras autoridades.

A principios de 2020, Alan Rodrigues, docente de una escuela secundaria pública de Río de Janeiro, recibió un correo electrónico anónimo después de organizar una campaña contra la violencia sexual junto con sus estudiantes: “¡Pare con el adoctrinamiento a los estudiantes! ¡Lo dejamos pasar en 2019! ¡Los maestros como tú deberían morir! ¡Te estamos observando! ¡Solo te lo advertiremos una vez!”. Rodrigues denunció haber recibido amenazas desde 2014 por abordar en el aula temas relativos a género y sexualidad.

Virginia Ferreira, profesora de inglés de una escuela pública en Vinhedo, estado de São Paulo, fue acusada por funcionarios del municipio de “adoctrinamiento” y “menoscabo al aprendizaje de los estudiantes” tras haberle pedido a sus alumnos de octavo grado que investigaran sobre la violencia de género y el feminismo en ocasión del Día Internacional de la Mujer en 2019. Ferreira dijo que debió afrontar dos años de procesos disciplinarios, así como publicaciones y amenazas en las redes sociales con el fin de desacreditarla profesionalmente.

Docentes y expertos en educación afirman que las leyes y los proyectos legislativos, la retórica política y el hostigamiento generan un “efecto inhibitorio” en la predisposición de algunos docentes a conversar sobre temáticas de género y sexualidad en el aula.

Damares Alves, quien dimitió como ministra de la Mujer, la Familia y los Derechos Humanos en marzo de 2022 para postularse a elecciones, ha atacado la educación en género y sexualidad, y denunció el “adoctrinamiento” y la “sexualización” de niños y niñas.

Los ministros de educación del gobierno de Bolsonaro emplearon una retórica discriminatoria con el fin de desacreditar la educación sobre género y sexualidad. Milton Ribeiro, quien renunció en marzo luego de enfrentar acusaciones de corrupción, expresó que la educación sexual y de género es un “incentivo” para que la juventud tenga relaciones sexuales. Ribeiro también afirmó que los niños y niñas homosexuales provienen de “familias disfuncionales”. También hay otros antecedentes de ministros anteriores que formularon comentarios similares.

En 2020, el Supremo Tribunal Federal emitió una serie de fallos emblemáticos mediante los cuales derogó ocho leyes que prohibían la educación en género y sexualidad. El tribunal sostuvo que dichas prohibiciones cercenaban los derechos a la igualdad, a no ser discriminado y a la educación, entre otros. Al menos otros cuatros casos similares se encuentran en trámite.

El Supremo Tribunal Federal actuó como freno ante tales leyes, incluso en un período en que el presidente Jair Bolsonaro ha intensificado sus esfuerzos por intimidar al tribunal y ha amenazado e insultado a magistrados de esa institución, dijo Human Rights Watch. No obstante, algunos consejos municipales siguen aprobando leyes que prohíben la educación en género y sexualidad.

En marzo de 2022, por citar un ejemplo, la ciudad de Sinop, en el estado de Mato Grosso, sancionó una ley que prohibió a los docentes brindar información sobre “ideología de género”, orientación sexual y derechos sexuales y reproductivos en las escuelas municipales.

En Brasil, funcionarios públicos electos y grupos conservadores han recurrido a la retórica de la “ideología de género” para impulsar alegaciones de que se “adoctrina” a niños y niñas en las escuelas con ideas “políticas” y “no neutrales” relacionadas con género y sexualidad. Al infundir el temor de que los niños y las niñas estén en riesgo, estos actores utilizan la educación como arma para lograr una ventaja política entre un segmento conservador de la población.

Las leyes y directrices educativas de Brasil, tanto en el ámbito federal como de los estados, exigen que se brinde instrucción en materia de género y sexualidad. Conforme al derecho internacional, el derecho de niños y niñas a la educación sexual integral es un elemento esencial del derecho a la educación. Básicamente, la educación sexual integral consiste en planes de estudio con rigor científico y apropiados según la edad que puedan contribuir a promover prácticas informadas y seguras para prevenir la violencia de género, la desigualdad de género, las enfermedades de transmisión sexual y los embarazos no deseados.

Los altos niveles de violencia de género en Brasil, incluida la violencia contra mujeres, niñas y personas de la comunidad LGBT, son indicadores de que existe una necesidad crítica de incluir esa formación en las escuelas, observó Human Rights Watch. Diversos estudios y expertos en educación vinculan la educación sexual integral con numerosos resultados positivos en las vidas de los jóvenes, como la postergación del inicio de la actividad sexual y el incremento en el uso de preservativos y métodos anticonceptivos, un mayor conocimiento sobre estrategias para prevenir la violencia sexual y de género, y actitudes positivas hacia la diversidad y la equidad de género.

Los legisladores de todos los niveles del gobierno de Brasil deben retirar de manera inmediata los proyectos de ley y revocar las leyes que cercenen los derechos de los estudiantes a aprender sobre género y sexualidad, apuntó Human Rights Watch. Los funcionarios del ámbito federal, estatal y municipal deben dejar de politizar la educación en género y sexualidad, y de utilizarla como bandera política.

El Ministerio de Educación y los departamentos de educación municipales y de los estados deben respetar las directrices y leyes vigentes, el derecho internacional de los derechos humanos y las decisiones del Supremo Tribunal Federal que protegen el derecho a la educación sexual integral. Como parte de esto, se debe asegurar que la dirección, docentes y el resto del personal de las escuelas comprendan y se sientan apoyados al enseñar y llevar a cabo actividades con el objetivo de ampliar el conocimiento sobre el tema.

“En definitiva, el uso indebido del género y sexualidad como estrategia política perjudica de manera directa a los jóvenes y docentes brasileños, que son quienes más necesitan esa información”, explicó González. “Brasil debe enfocar sus esfuerzos en procurar que todos los jóvenes cuenten con información inclusiva en materia de género y sexualidad, que es esencial para una vida segura y saludable”.

Fuente: https://www.hrw.org/es/news/2022/05/12/brasil-ataques-contra-la-educacion-sobre-genero-y-sexualidad

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Venezuela: Sector universitario protesta para exigir restitución de derechos laborales

América del Sur/Venezuela/20-05-2022/Autor(a) y Fuente: www.elnacional.com

La manifestación, que fue pautada para las 10:00 am, se lleva a cabo en todo el país. Los docentes han reiterado que seguirán en las calles hasta que el gobierno de Nicolás Maduro cumpla sus peticiones.

Trabajadores del sector universitario protestan este miércoles en rechazo a la aplicación del instructivo de la Oficina Nacional de Presupuesto (Onapre) y para exigir la restitución de sus derechos laborales.

La protesta, que fue pautada para las 10:00 am, se lleva a cabo en todo el país.

Los docentes universitarios han señalado en diversas protestas que seguirán en las calles hasta que el gobierno de Nicolás Maduro cumpla sus peticiones.

Sin embargo, estas manifestaciones tomaron lugar desde hace aproximadamente cuatro años, cuando el Ejecutivo asomó su intención de aplicarles a los maestros el tabulador de la Onapre en lugar del que rige para el gremio.

Los docentes explicaron que, según la ley, los maestros no son considerados funcionarios públicos, por lo que no se les puede aplicar el mismo tabulador salarial o el diseñado por la Oficina Nacional de Presupuesto.

José Gregorio Afonso, directivo de la Asociación de Profesores de la UCV (Apucv), señaló para el medio de noticias Contrapunto que hay un conjunto de beneficios contractuales atados al salario, que son de la Cuarta Convención Colectiva del sector universitario firmada en mayo de 2021, y que han sido violados por el instructivo de la Onapre de marzo de 2022. Resaltó que ninguno de los cambios ha sido consultado.

Afonso además dijo que se han reducido primas como las de antigüedad (a la cual le pusieron un tope de 30%).

«El gobierno ha dado muestras de un desorden tremendo. La ejecutoria en la administración del Estado no es satisfactoria. En la primera quincena (marzo) aplicó el instructivo a algunas primas y a otras no (en promedio entre 30% y 40%). Los recortes siguieron en abril, con 50% o 60%. Y ahora podemos llegar a 70% de recorte», añadió.

Los maestros han reiterado sus exigencias en cada protesta: eliminación del tabulador de la Onapre, respeto a las contrataciones colectivas, respuestas por las irregularidades en los aportes a la caja de ahorro y salarios dignos.

El presidente del Sindicato de Trabajadores de la Universidad Central de Venezuela (UCV), Eduardo Sánchez, indicó recientemente que con la aplicación del tabulador de la Onapre cada trabajador pierde 45% y 62% del salario.

 

 

Fuente e Imagen: https://www.elnacional.com/venezuela/sector-universitario-protesta-para-exigir-restitucion-de-derechos-laborales/

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Argentina: Sin colectivos en todo San Juan por el acatamiento total al paro

América del Sur/Argentina/19-05-2022/Autor(a) y Fuente: www.diariodecuyo.com.ar

Tal como lo anunció la UTA desde las 00 no hay unidades de media ni corta distancia. Educación justificará la inasistencia, pero el dictado de clases será normal.

Ante un nuevo fracaso de la reunión paritaria la UTA (unión Tranviarios Automotor) decidió un paro por 72 horas que dejó sin servicio a todo el interior del país. En San Juan el acatamiento es total. 

Debido al Censo del miércoles,  será este martes y se reanudará durante los días jueves 19 y viernes 20.

Desde el Ministerio de Educación de la provincia decidió justificar las faltas para aquellos alumnos, maestros y personal que se movilice en colectivos y que debido a la medida de fuerza no tenga los medios para hacerlo.

¿Qué reclaman los choferes? Los trabajadores están pidiendo que se aplique el mismo porcentaje de aumento que acordaron los choferes del AMBA que, al mes de septiembre, lleve el salario básico a 150 mil pesos con dos bonos fijos de 13 mil pesos cada uno.

Fuente e Imagen: https://www.diariodecuyo.com.ar/sanjuan/Sin-colectivos-en-todo-San-Juan-por-el-acatamiento-total-al-paro-20220517-0002.html

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Ecuador: Docentes ecuatorianos extienden huelga de hambre por sus derechos

América del Sur/Ecuador/19-05-2022/Autor(a) y Fuente: www.telesurtv.net

Como una medida de presión para  la Corte Constitucional (CC), este lunes también tuvo lugar una manifestación en lo que los maestros reclamaron el alza salarial.

La Unión Nacional de Educadores (UNE) y maestros ecuatorianos continuaron este lunes en huelga de hambre, la cual comenzó hace 14 días en reclamo de mejoras salariales y por hacer cumplir las reformas planteadas a la Ley de Educación Intercultural Bilingüe (LOEI).

El gremio docente ecuatoriano ha reclamado que la Corte pueda analizar los argumentos presentados en audiencia pública, pues el Gobierno no ha respondido con argumentos la negativa de proceder a la equiparación salarial.

La huelga de los docentes busca un pronunciamiento favorable a la aplicación de las reformas a la LOEI, aprobadas por la mayoría del pleno de la Asamblea Nacional a finales del mes de marzo de 2022, y que fuera vetada por el presidente Guillermo Lasso.

La UNE había iniciado la huelga junto a 14 profesores, estudiantes, madres y padres de familias en Quito, mientras que en la ciudad de Guayaquil 16 huelguistas se reunieron en la Plaza de San Francisco; cifra que ha aumentado.

Como una medida de presión para la Corte Constitucional (CC) este lunes también tuvo lugar una manifestación en lo que los maestros reclamaron el alza salarial y realizaron una acción consistente en extraerse sangre para hacer notar sus demandas. “Que los jueces sin presión y apegados a la ley ejerzan justicia para este magisterio oprimido. Hacemos esa ofrenda exigiendo justicia”, pronunció Julio Yujato.

Por su parte, Isabel Vargas Torres, quien se unió este lunes a la huelga de hambre, precisó que “se ha demostrado hasta la saciedad que sí hay dinero, existen recursos no solamente para educación” y esto no puede ser una justificación.

De igual manera, la UNE insistió en que la discriminación contra este sector se produce “cuando los sueldos de la cúpula de la Policía y las FF.AA. se elevan en montos superiores a cinco mil dólares, como se realizó mediante la Resolución MDT2022-002; ahí sí existió voluntad política y jamás se argumentó su inconstitucionalidad o que afectaría al gasto fiscal”.

Otro de los argumentos sostenidos por la organización gremial resalta que el derecho a la equiparación salarial se ha postergado durante 12 años. Sobre este argumento, el dirigente Jorge Escala indicó que “esta protesta tiene simpatía de la gente que busca trabajo pero está en la desocupación; simboliza la inconformidad de la gente que va a los hospitales y no tienen medicina o no son atendidos, está respaldada por quienes no tienen agua potable en algunos sectores”.

Otro de los incidentes denunciados por la UNE fue la represión de las fuerzas policiales contra los estudiantes de la Universidad de Guayaquil; por exigir clases presenciales tras una manifestación pacífica, por la falta de presupuesto para la comunidad educativa, el despido de docentes, la falta de cupos y la falta de prácticas.

Fuente e Imagen: https://www.telesurtv.net/news/docentes-ecuatorianos-extienden-huelga-hambre-derechos—20220516-0034.html

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La minería destroza la vida de los indígenas de Venezuela

Por: Ecología social

CARACAS – La voraz búsqueda de oro en el sur de Venezuela, practicada por miles de mineros ilegales amparados por diversos grupos armados, representa la mayor amenaza actual para la vida de sus indígenas, su hábitat y sus culturas, coinciden en señalar sus organizaciones y defensores de los derechos humanos.

En ese territorio que forma parte de la Amazonia “la minería, la violencia, la destrucción del hábitat, la muerte por enfermedades y la migración forzosa conforman un contexto que ya los indígenas califican como genocidio silencioso”, observó a IPS el investigador Aimé Tillet, con largos años de trabajo en el área.

Al otro extremo del país, en el noroeste fronterizo con Colombia, en el drama indígena destaca la delimitación pendiente de sus territorios, que les ha llevado a enfrentamientos y muertes en sus intentos por recuperar tierras ancestrales, mientras mueren de mengua y a menudo se ven reducidos a la indigencia.

Hay rasgos comunes en esa vida en regiones fronterizas que son hábitats indígenas, como el abandono por parte del Estado central, al incumplir sus deberes en salud, educación, seguridad, provisión de alimentos, combustible y transporte, insumos, comunicaciones y consultas debidas a los pueblos originarios.

El gobierno aúpa la actividad minera y decretó en 2016 como “Arco Minero del Orinoco”, en la margen derecha del río, un área de 111 844 kilómetros cuadrados, más grande que Bulgaria, Cuba o Portugal. En paralelo estableció una empresa de la Fuerza Armada, Camimpeg, para liderar la explotación de oro, diamantes, coltán y otros minerales convencionales y raros, de los que el país es especialmente rico.

La opacidad es un lunar en el manejo de las empresas militares por parte de las autoridades, según organizaciones no gubernamentales como Control Ciudadano para la Seguridad y Defensa

La prensa local ha mostrado unidades militares y policiales en la región involucradas en incidentes en torno a la actividad minera que han causado protestas de indígenas y defensores de los derechos humanos, y que van desde muertes de indígenas en altercados hasta masacres en las que “grupos desconocidos” han asesinado a decenas de personas.

La minería más artesanal y también ilegal, en centenares de espacios deforestados y junto a ríos contaminados con mercurio para la reducción del oro, es a menudo controlada por bandas delictivas que se autodenominan “sindicatos” y trafican con el metal, los insumos y también con las personas que van a trabajar en esas minas, muchas veces en forma forzosa.

Desde hace algunos años a los peligros se han sumado las guerrillas colombianas, en particular el Ejército de Liberación Nacional (ELN), que participa de la minería y otras actividades ilegales en el sureño estado de Amazonas, así como disidentes de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia, pacificadas en 2016, según destacan organizaciones de derechos humanos.

En la Sierra de Perijá, hábitat de tres pueblos originarios y que marca parte de la frontera norte entre Colombia y Venezuela, el ELN penetra en las comunidades indígenas, instala campamentos, cobra “vacunas (impuestos)” a ganaderos, supervisa el contrabando de ganado y recluta jóvenes para sus columnas.

Mapa de las áreas que son hábitat de los principales pueblos indígenas de Venezuela, según el estatal Instituto Geográfico Simón Bolívar. Los grupos más numerosos están en el extremo noroeste, sur y oriente del país. Imagen: IGVSB

 

Disparos en la selva

El 20 de marzo cuatro indígenas yanomami murieron abaleados en un sector de la Sierra de Parima, que en el extremo sur marca la frontera con Brasil, por disparos de efectivos de la Aviación venezolana, tras un altercado por la señal de internet y un aparato direccionador que compartían los militares e integrantes de una comunidad ancestral.

Los yanomami, que viven en esas selvas del sur venezolano y norte brasileño desde hace miles de años -son considerados testimonio viviente del hombre primitivo, entraron en contacto con el resto del mundo hace pocas décadas- han encontrado en la telefonía móvil un recurso de comunicación en sus muy dispersas comunidades.

Lo sucedido en Parima “no se puede tomar como una reacción aislada, sino como el resultado de un cúmulo de tensiones y abusos, de no tener un trato diferenciado en función de los derechos a una discriminación positiva”, declaró entonces Wataniba, una organización de apoyo a los pueblos indígenas de la Amazonia venezolana.

“Todas esas tensiones que se viven a diario en las fronteras son consecuencia del extractivismo, aunado a los abusos de poder por parte de efectivos militares, la transculturización y la falta de acciones concretas por parte de Estado para atender las necesidades primordiales de los pueblos indígenas”, agregó la organización.

Minería en la Amazonia venezolana. En centenares de explotaciones informales e ilegales para buscar oro se deforesta el terreno, se dañan los suelos, se contaminan la aguas con mercurio y se explota a los indígenas y otros trabajadores bajo formas de esclavitud moderna. Foto: RAISG

 

Garimpeiros indetenibles

En 1989, un decreto ley del entonces presidente Carlos Andrés Pérez (1922-2010 y quien gobernó el país entre 1974 y 1979 y 1989 y 1993)  prohibió por 50 años toda actividad minera en el estado de Amazonas, visible como el saliente sur en el mapa de Venezuela, selvático y de suelos frágiles, de 178 000 kilómetros cuadrados y 200 000 habitantes, más de la mitad de ellos integrantes de 20 pueblos indígenas.

Durante décadas, sin embargo, miles de garimpeiros (nombre brasileño para los buscadores informales de oro, de donde provenían originalmente), han incursionado en Amazonas, y en los últimos años a mayor escala, con empleo de pistas de aterrizaje, abundantes motobombas, e imponiendo relaciones a veces de intercambio y sobre todo de explotación con comunidades e individuos indígenas.

El 28 de julio de 2021, las organizaciones indígenas Kuyujani y Kuduno, así como el tribunal de justicia Tuduma Saka, de las etnias sanemá (rama yanomami) y sus vecinos ye’kuana (caribes), denunciaron la presencia de garimpeiros en cuatro comunidades en documentos entregados a la gubernamental Defensoría del Pueblo.

Más de 400 garimpeiros armados, según la denuncia, trabajaban con 30 máquinas extrayendo minerales preciosos en la zona del Alto Orinoco, forzando a hombres y niños a trabajar en la minería, y esclavizando y obligando a las mujeres a prostituirse.

La denuncia agregó que la destrucción de bosques alcanzó a los conucos (huertos) de las comunidades indígenas, que así quedaron dependientes de los suministros de los garimpeiros para su alimentación.

Tillet hizo notar que la incursión de guerrillas y mineros ilegales en el sur crea además focos de conflictos interétnicos, porque algunos indígenas y comunidades desesperadas por sobrevivir aceptan a los irregulares, y otras (como los uwottija o piaroas del Orinoco medio) se oponen contundentemente a esas incursiones.

Otra imagen de los daños de la minería sin control en una zona del sur de Venezuela. Foto: SOS Orinoco/RAISG

 

Esclavitud moderna

En las “currutelas”, minas de socavón, se busca emplear a varones jóvenes y niños para extraer arenas ricas en oro, y a mujeres para labores como cocinar, barrer, lavar y poner cierto orden en los campamentos, así como para explotarlas sexualmente.

Esa situación, generalizada en los cientos de minas del Amazonas y del suroriental estado de Bolívar, de unos 238 000 kilómetros cuadrados, se agrava en el caso de los indígenas, dijo a IPS el abogado Eduardo Trujillo, director del Centro de Derechos Humanos de la Universidad Católica Andrés Bello, que conduce varios estudios en la zona.

“Bajo el control de los grupos armados se generan dinámicas de violencia, con enfrentamientos y muertes, y situaciones de esclavitud moderna, con omisión que se traduce en aquiescencia por parte del Estado venezolano”, abundó Trujillo.

En particular, las mujeres indígenas, captadas para trabajar en los campamentos, “quedan sometidas a una dinámica de violencia, su trabajo no es voluntario, a veces no se les paga, y son sometidas con riesgo para su salud y vida”, subrayó.

La minería venezolana abona así cifras de la Organización Internacional del Trabajo (OIT), según las cuales más de 40 millones de personas son víctimas de esclavitud moderna, 152 millones del trabajo infantil y 25 millones realizan labores forzosas.

El cerro Autana, visto de las márgenes del río Cuao, afluente del Orinoco medio. El pueblo uwottija lo considera sagrado y rechaza la presencia en el área de grupos guerrilleros provenientes de Colombia, asociados a la minería ilegal. Foto: Humberto Márquez / IPS

 

Adiós hábitat, cultura y vida

En Venezuela, según el censo de 2011, de sus 28 millones de habitantes al menos 720 000 son indígenas, pertenecientes a unos 40 pueblos originarios, y cerca de medio millón viven en áreas rurales indígenas, sobre todo en las regiones fronterizas.

Aunque la etnia mayoritaria (60 %) es la wayúu, un pueblo de lengua arawak que habita la colombo-venezolana península de la Guajira (norte), la mayoría de los pueblos está en el sur del país, algunos con miles de integrantes y otros con muy pocos centenares y con sus idiomas y saberes en riesgo de extinción.

La organización ambientalista Provita sostiene que al sur del Orinoco se han deforestado en los últimos 20 años 380 000 hectáreas, y las dedicadas a la actividad minera aumentaron en el lapso 2000-2020 de 18 500 a 55 000 hectáreas.

Zonas muy afectadas han sido riberas y cabeceras de ríos, muchas en áreas teóricamente protegidas como parques nacionales, y Tillet subraya que, además del daño ambiental, se trata de zonas de recursos limitados para la subsistencia, por los que ahora compiten las comunidades indígenas y los mineros.

Los indígenas “al depender de la minería para obtener algún ingreso, se ven forzados a abandonar su actividad tradicional de siembra, pesca y caza, se deteriora su alimentación, y avanzan la desnutrición y las enfermedades, como el paludismo, y aparece la vía de decir adiós a sus tierras, desplazarse y migrar”, expuso Tillet.

El investigador sostiene que los servicios de salud responsabilidad del Estado prácticamente han desaparecido, y más con la pandemia de covid-19, y la educación se ha desplomado con la migración de maestros, dándose el caso de que “niños que deberían estar en la escuela ahora laboran explotados en las minas”.

En el documento que presentaron ante la Defensoría del Pueblo, las organizaciones yanomami y ye’kuana dijeron ser víctimas de asesinatos selectivos, contaminación de las aguas con mercurio, contagio de enfermedades y, en resumidas cuentas, de “un genocidio cultural silencioso”.

Niños de una comunidad uwottija (piaroa) en la zona del Orinoco medio, donde organizaciones de ese pueblo originario rechazan la presencia de grupos guerrilleros provenientes de la vecina Colombia, asociados a la minería ilegal. Foto: Humberto Márquez / IPS

 

El territorio, derecho huidizo

La vigente Constitución, de 1999, reconoció el derecho de los pueblos indígenas a conservar sus culturas y poseer sus territorios ancestrales, y previó una demarcación expedita de esas áreas, de lo cual se cumplió solo una pequeña parte en el país.

En el caso del estado Amazonas, cuyo territorio es casi en su totalidad hábitat de pueblos originarios, esa demarcación se ha ignorado, impidiendo a los pueblos indígenas reclamar derechos, exigir consultas y consentimiento para la explotación del territorio y, eventualmente, obtener beneficios derivados de su posesión.

Para Tillet “la demarcación se mantiene como deuda, para la que no hay voluntad política, pero la avalancha minera ha relativizado su importancia, pues si las áreas protegidas como parques nacionales o monumentos naturales son violadas por la minería, puede pensarse que se haría lo mismo con territorios indígenas”.

Ejemplos son el sudoriental Parque Nacional Canaima, de 30 000 kilómetros cuadrados, rico en tepuyes –montañas de paredes verticales y techos planos – y grandes saltos de agua, y el Yapacana, en medio del estado Amazonas, de 3200 kilómetros cuadrados, donde la minería se practica mientras las autoridades miran hacia otro lado.

En cambio, en el noroeste se mantiene, con episodios de violencia, la lucha por la tierra del pueblo yukpa, en el centro de la Sierra de Perijá y que, como sus vecinos barí de origen chibcha y los wayúu, son un pueblo binacional, aunque con más individuos del lado venezolano que del colombiano.

El nudo del conflicto es que a lo largo del siglo XX los indígenas fueron arrinconados en las tierras más inhóspitas de la montaña, mientras que las llanuras, sobre la margen occidental del lago de Maracaibo, fueron ocupadas por fincas ganaderas.

Algunas comunidades han aceptado lotes de tierras –las menos ricas- otorgadas por el gobierno, pero un núcleo yukpa duro, que dirigió hasta su asesinato en 2013 el cacique Sabino Romero, reclama tierras donde hay haciendas ganaderas, mientras resiste incursiones de contrabandistas y guerrilleros en plena montaña.

Sabino Romero, cacique yukpa, de la Sierra de Perijá, fronteriza con Colombia, asesinado en 2013 en el marco de las luchas de su pueblo por recuperar tierras que quedaron en manos de ganaderos a lo largo del siglo XX. Foto: Sociedad Homo et Natura

 

“Otros miembros de la familia y seguidores de Sabino han sido asesinados al paso de los años y soportan agresiones y el asedio de sicarios y empleados de fincas ganaderas, cuando no de la Guarda Nacional (policía militarizada) o el ELN”, dijo a IPS Lusbi Portillo, conductor de la ambientalista Sociedad Homo et Natura.

Ana María Fernández, activista yukpa de la zona, ha dicho que “no solo luchamos contra terratenientes, grandes hacendados, cuerpos policiales y Guardia Nacional, y el Estado que no permite la demarcación de nuestras tierras. Nos atacan por igual la guerrilla colombiana y sicarios contratados por ganaderos”.

En contrapartida, algunos yukpa en ocasiones toman ganado como modo de cobrar los daños que se les infligen, pero otros, menos combatientes y no habituados a vivir en las ciudades “improvisan alcabalas en lo que fueron sus tierras para cobrar derecho de paso y tener algo de dinero para comer y sobrevivir”, dijo Portillo.

El activista sostiene que una alternativa es que el Estado cumpla compromisos de indemnizar a ganaderos cuyas haciendas deban ser devueltas a los indígenas, así como sus deberes de proporcionar vías de transporte para la producción agrícola de las comunidades y atención en salud ante el auge de enfermedades.

Ana María Fernández, activista de comunidades yukpa que reclaman la demarcación de sus territorios ancestrales en la occidental Sierra de Perijá, y de los cuales las mejores tierras fueron ocupadas por haciendas ganaderas a lo largo del siglo XX. Foto: OEPV

 

Hora de migrar

La crisis de la segunda década de este siglo en Venezuela ha forzado a miles de indígenas a migrar, en el torrente de seis millones de venezolanos que han abandonado el país desde 2014, en su inmensa mayoría dirigiéndose a los países vecinos de América Latina y el Caribe, Estados Unidos y España.

El grupo más numeroso es el de los warao, pueblo poblador del nororiental delta del Orinoco, en cuyo frente sur también hay actividad minera y maderera, y que han ido mayoritariamente a Brasil, aunque también a Guyana y Trinidad y Tobago.

Los warao “son menos de 50 000, y la migración de al menos 6000, más de 10 % de ellos, es una merma que dice mucho de la situación de derechos humanos de esta población. En el norte brasileño hay unos 5000, y Brasil ya los considera como otro pueblo indígena, además muy viajero, en su territorio”, comentó Tillet.

Pablo Tapo, del pueblo baré y coordinador del Movimiento Indígena Amazonense de Derechos Humanos, levantó un informe según el cual más de 4500 indígenas de nueve etnias en su región cruzaron la frontera con destino a Colombia en tres años.

Tanto en ciudades como en las zonas rurales “las comunidades se quedan solas porque no hay atención ni servicios, en los hospitales ambulatorios no hay médicos, ni medicinas ni insumos, y no hay seguridad alimentaria”, dijo Tapo.

En el sudoccidental y llanero estado de Apure, la confrontación armada que involucró hace meses a guerrilleros colombianos con militares de Venezuela forzó la huida a Colombia de grupos indígenas que poblaban el lado venezolano del río Meta.

En el extremo sudoriental, junto a Brasil, el pueblo pemón se ha resentido del desplome del turismo por la inseguridad asociada a la minería y la pandemia, incentivo para migrar, y en el noroeste para pueblos como los wayúu aprovechar los cruces de frontera es una vieja práctica sin novedad.

En el centro de los dramas de los indígenas está la explotación minera, en particular el ansia insaciable de oro, del que según un estudio de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) este país puede producir unas 75 toneladas anuales, aunque la extracción real, legal o clandestina, posiblemente sea la mitad.

ED: EG

Fuente: https://ipsnoticias.net/2022/05/la-mineria-destroza-la-vida-de-los-indigenas-de-venezuela/

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Venezuela: Trabajadores del sector educación protestaron para exigir respeto a sus derechos laborales

Por: Beatriz Rojas

Miembros del Bloque Unitario del Sector Educativo de Carabobo, protestaron este martes pacíficamente frente a la zona educativa, para exigir que cesen las violaciones a sus derechos laborales.

Este bloque lo conforman siete sindicatos que agrupan educadores, trabajadores administrativos y obreros, que en forma conjunta piden respeto a su condición.

Los manifestantes denunciaron que desde la zona educativa se les aplica cambios en la modalidad de pagos, los excluyen de la nómina del Ministerio de Educación, y se les suspenden los salarios, sin cumplir con el debido proceso y sin expediente administrativo.

Luego de la protesta, se instaló una mesa técnica donde serán revisados los distintos casos que se están presentando.

Angélica Flores, dirigente del Sindicato Unico de Magisterio, indicó que en la mesa, que se reunirá la próxima semana, se tratará todo lo relativo a tres mil casos de educadores, que están en condición de riesgo laboral.

Igualmente se analizará la situación de unos 1.500 trabajadores con planillas 1408, esperando juntas médicas, por presentar malas condiciones de salud, a los cuales les suspendieron los sueldo

https://www.el-carabobeno.com/trabajadores-del-sector-educacion-protestaron-para-exigir-respeto-a-sus-derechos-laborales/

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Chile: Ministerio de Educación anunció Proyecto de Ley de Educación Sexual Integral para el segundo semestre de este año

Por: Joana Carvalho

Durante la conmemoración el ministro Ávila declaró que la Subsecretaria de Educación ya ha recibido 247 denuncias por discriminación hacia estudiantes por su orientación sexual.

En la conmemoración del Día Internacional contra la Homofobia, Lesbofobia, Transfobia y Bifobia, y en general en contra a la violencia hacia todo el espectro de la comunidad LGBTIQ+, el ministro de Educación, Marco Antonio Ávila, junto a la presidenta de Fundaciones de Presidencia, Irina Karamanos presentaron las principales iniciativas que impulsará el Gobierno para avanzar hacia una educación libre de discriminación.

Las autoridades de La Moneda fueron parte de un acto en conjunto con la Escuela Nanihue de la comuna de San Ramón, en donde también asistió el alcalde Gustavo Toro Quintana, la Seremi de Educación y concejales de la Región Metropolitana, al igual que activistas de la comunidad LGBTIQ+.

El ministro de Educación anunció que durante el segundo semestre de este año, el gobierno se comprometía a presentar el Proyecto de Ley de Educación Sexual Integral. “Un marco normativo que promoverá la formación y el respeto en todos los niveles de la enseñanza como parte fundamental de una educación igualitaria”, afirmó el jefe de la cartera.

El profesor detalló que la ley promoverá el desarrollo emocional de los y las estudiantes, reconocerá la diversidad sexual, cuestionará los estereotipos de género e impulsará la formación sobre derechos sexuales y reproductivos de las personas.

Además, agregó que “generar marcos normativos de quienes han sido históricamente excluidos es clave para nosotros, pero esto no lo hacemos desde lo legislativo, creemos en el trabajo con las comunidades”.

En ese sentido, la autoridad manifestó que unirían fuerzas con los y las trabajadores de la educación para hacerles parte de los programas de formación que tendrán foco en la creación de ambientes seguros y la prevención de la violencia sexista y homofóbica.

Asimismo, Ávila reconoció que esa instancia representaba el compromiso del Estado de establecer sus políticas públicas desde aquella dimensión, para que todas las comunidades se transformen en espacios como la de la Escuela Nanihue, la cual lleva años impulsando un proyecto de educación inclusiva.

“Hacia dónde tenemos que avanzar es que las escuelas sean espacios de acogida, de cariño, de comprensión, contención y sobre todo de formación en donde todas y todos podamos valorar la diversidad”, declaró la autoridad del Mineduc.

En el acto de conmemoración la Primera Dama, Irina Karamanos, se mostró contenta por ser parte de la instancia y expresó que el compromiso del Gobierno es unirse al trabajo de las comunidades educativas para lograr que “sea posible la diferencia”.

Karamanos también destacó que su objetivo de ese día era conversar acerca de los derechos de todas las personas y que ojalá no sea necesario siempre tener “que ponerse una bandera y luchar por existir para ser personas, para tener una cotidianidad”.

Ministerio de Educación anunció Proyecto de Ley de Educación Sexual Integral para el segundo semestre de este año

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