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Aregntina: Las “viejas recetas” para modernizar la educación

América del sur / Argentina / 10 de julio de 2016 / Por: Selva Álvarez

Alberto c. taquini (h),autor del Plan Taquini para descentralizar la Universidad de Buenos Aires, opinó sobre la situación presupuestaria de la educación en la argentina.

El ex decano de la facultad de farmacia y bioquímica de la UBA entre fines de 1960 y comienzos de los 70, opinó que “hay que ser muy cuidadosos” sobre “la idea que circula de aumentar el presupuesto educativo de un 6 al 10 % del PBI del país” ya que cuatro puntos en el presupuesto significarán 21.600 millones de dólares anuales y un esfuerzo enorme para una sociedad con múltiples necesidades.

También expresó, con respecto a la apropiación de fondos, que la cuestión es “si el capital humano es el que determina el aumento de productividad o el aumento de esta lo que arrastra el aumento del capital humano” ya que ninguna prioridad debe anteponerse al bien común.

Sin embargo, no habló sobre los 120.000 millones de pesos que sumarán los empresarios del sector agrario durante todo el primer año de la gestión macrista como resultado de la quita de retenciones para todos los cultivos excepto la soja, para el cual se redujo en 5 puntos (de 35 % a 30 %), y de la devaluación del peso respecto del dólar provocada durante la primer semana de gobierno. Medidas que sumadas a los tarifazos, la inflación y los bajos salarios significan un gran deterioro para los trabajadores.

La “receta” de descentralizar

Su propuesta consiste en transferir a las provincias la totalidad de la gestión y los recursos que correspondan a la educación obligatoria, lo que le otorgaría mayor autonomía y visión regional al modelo educativo.

Sin embargo, el Estado Nacional aporta una suma mínima por provincia, lo que genera que el grueso de la inversión deba ser realizado por ellas, profundizando la desigualdad. Según datos publicados en la edición de febrero-marzo 2015 de Le Monde, los Estados provinciales invierten de conjunto el 31,5 % del gasto público en educación, la Nación el 5,3 % del PIB nacional.

Como parte del mismo proceso, ya durante el Kirchnerismo se centralizó lo pedagógico, sin respetar los múltiples elementos sociales, divergencias y heterogeneidad existentes en las escuelas.

La LSE votada en 1992 descentralizó hacia las provincias la totalidad de las escuelas secundarias, los institutos de nivel terciario nacionales y las escuelas de gestión privada. Si Onganía concretó la primera descentralización educativa y Videla/Martínez de Hoz termina esta primera transferencia, el menemismo completa la tarea que impusieron esas dictaduras.

También se refirió a la necesidad de “formar un pueblo capacitado para los empleos del futuro” para lo cual “conviene convocar a todos los actores sociales (no sólo educativos)”.

En este mismo sentido, se debatió durante el II Congreso de Educación y Desarrollo Económico, donde Gustavo Iaies, consultor experto en educación había dicho que “el sistema educativo no está en condiciones de satisfacer la demanda del mercado, y por otro lado, las empresas no expresan con claridad qué perfil de egresado demandan”.

El financiamiento estatal de la escuela pública en todo el territorio nacional en base al no pago de la deuda externa y el cobro de impuestos a las grandes fortunas, entre otros, permitiría la triplicación del presupuesto educativo, con el “esfuerzo” de los que siempre nos hacen pagar las crisis que generan.
Por una educación al servicio de la clase trabajadora y los sectores populares.

Fuente: http://www.laizquierdadiario.com/Las-viejas-recetas-para-modernizar-la-educacion

Foto: http://d1zlh37f1ep3tj.cloudfront.net/wp/wblob/54592E651337D2/BE9/12EC23/Ymsmkwm3tJjEPrgNioEt3w/Educacion-Financiera.jpg

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Bolivia: Ministro de Educación ratifica que vacación invernal es por dos semanas

América del sur / Bolivia / 10 de julio de 2016 / Por: Correodelsur.com

 

El ministro de Educación, Roberto Aguilar, ratificó que el descanso pedagógico tiene una duración de dos semanas, y que si en alguna región del país existe la necesidad de prolongarlo, esa decisión se la adoptará en función a los informes del Servicio Nacional de Meteorología e Hidrología, sobre el comportamiento climático, y el Ministerio de Salud, respecto al registro de infecciones respiratorias agudas (IRAs).

«En los años pasados, departamentos como Pando, Beni y Santa Cruz no han tenido la necesidad de ampliar el descanso pedagógico. En La Paz, Oruro y Potosí, que son los departamentos donde se presentan las temperaturas más bajas, se tomarán decisiones en función al comportamiento climático en el transcurso de la próxima semana, al igual que en Cochabamba, Chuquisaca y Tarija», afirmó Aguilar.

Con referencia a una supuesta determinación por parte del Ministerio de Educación de prolongar por una semana más el descanso pedagógico, la autoridad educativa desvirtuó dicha información, a la que calificó de totalmente falsa.

«En las redes sociales se difundió información respecto a una supuesta ampliación del descanso pedagógico, pero eso es totalmente falso», enfatizó el titular de Educación.

Ratificó que el próximo miércoles se llevará a cabo la reunión de las instancias correspondientes para adoptar definiciones al respecto.

Fuente: http://correodelsur.com/sociedad/20160709_ministro-de-educacion-ratifica-que-vacacion-invernal-es-por-dos-semanas.html

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Ecologically Sustainable Growth Is Possible: An Interview With Robin Hahnel

Mundo / 10 de julio de 2016 / By Kevin Young

While the world must reduce its resource consumption and output of pollution in the face of climate change, we don’t need to demand that people sacrifice their economic well-being, says radical economist Robin Hahnel. «Green growth is possible.»

Can we have economic growth while confronting climate change? In this interview, radical economist Robin Hahnel argues that ecological sustainability is perfectly compatible with increases in economic well-being. While we must drastically reduce the physical matter used and discharged within the global economy («throughput»), we can simultaneously improve life for most people. Fighting for an ecologically sustainable form of growth must be central to the work of the climate justice movement.

Kevin Young: Many environmentalists argue that we must limit economic growth or even undergo de-growth in order to adequately reduce greenhouse gas (GHG) emissions. Many economists argue that it’s possible to «decouple» growth and emissions. Who’s right?

Robin Hahnel: With few exceptions economists were completely oblivious to the fact that our economic train was barreling toward environmental disaster. So we owe a huge «thank you» to environmentalists for warning us that the kind of economic growth we have been pursuing will not only continue to damage the environment in myriad ways, it is on course to trigger irreversible, cataclysmic climate change within a few decades.

However, those who point out that it is possible for economic well-being per capita to grow indefinitely while protecting the environment are correct. Yes! Green growth is possible. When spokespeople for the steady-state and de-growth movements deny that green growth is possible and say that we must reconcile ourselves to stagnant or declining living standards to avoid environmental disaster, they are wrong, and do the environmental movement great harm.

What cannot continue to grow indefinitely is throughput. Ecological economists define throughput as physical inputs from the natural environment (e.g., iron ore or topsoil) used in production processes, as well as physical outputs of production (usually thought of as waste or pollution) such as airborne particulate matter and greenhouse gases released back into the environment where they are absorbed in natural «sinks.» Throughput must be measured in some appropriate physical units such as tons of iron ore, cubic meters of topsoil, and cubic tons of carbon dioxide.

What economists define as economic growth is not the same as growth of throughput. When economists refer to economic growth they mean growth of GDP, the value of the final goods and services produced during a year. Of course, growth of GDP fails to represent growth of economic well-being for a host of reasons that are well known. Nonetheless, assuming it could be measured properly, economic well-being can grow even as throughput remains constant or decreases. In the literature this is called decoupling, which means separating the growth of the value of what we produce from the quantity of throughput we use to produce it.

Where critics are correct is that business-as-usual economic growth has failed to decouple. In fact, it has us on a suicidal trajectory! But that does not mean that a different kind of growth — growth that increases throughput efficiency at the same rate that it increases labor productivity, and therefore puts no more strain on the environment — is impossible. And that is what decoupling means: increasing throughput efficiency as much as we increase labor productivity. (As long as the rate of growth of productivity rises no faster than the rate of growth of throughput efficiency, throughput will not increase.) Moreover, there is plenty of evidence that decoupling is possible. We are doing it right now for greenhouse gas throughput. Of course we have to reduce GHG throughput much faster still to avoid cataclysmic climate change. The name of the game is to decouple increases in economic well-being from throughput big time. But anyone who argues that decoupling is impossible is wrong on both theoretical and empirical grounds.

From the perspective of the climate justice movement, what are the concrete implications of the debate about growth?

Those who deny the possibility of decoupling are both wrong and detract us from the task at hand. Worse still, they make it impossible to build a political coalition sufficiently numerous and powerful to prevent climate change. Why would lower classes in advanced economies support a movement that says their children cannot aspire to a higher standard of living? Why would any of the four billion people living in less developed economies who have yet to enjoy the benefits of economic development sign onto a movement that tells them they must give up any hope of enjoying those benefits? The answer is they won’t! Because economic growth is necessary to improve the lives of most of the world’s population, a «de-growth» platform is suicidal when trying to build a mass movement to prevent climate change. The tragedy is that our environmental movement does not have to preach this self-defeating sermon. Preventing climate change, and better protecting the environment in general, is perfectly compatible with increases in economic well-being.

Some argue that while ecologically sustainable growth is hypothetically possible, it is impossible within a capitalist system. Richard Harris, for instance, claims that green-growth advocates «assume that capitalism is sufficiently malleable that capitalist fundamentals can be ‘inverted’ such that corporations can, in one way or another, be induced to subordinate profit-making to ‘saving the Earth.'»

Capitalism can become a lot more green than it has been to date — which is damn lucky since replacing capitalism with eco-socialism isn’t going to happen fast enough to prevent climate change. Capitalists pursue profits via the easiest route. Of course they are not going to save the Earth out of the goodness of their hearts. But there is no reason we cannot make the route to profits from extracting and burning fossil fuels more difficult or impossible. And there is no reason we cannot make the route to profits by producing renewable energy and retrofitting buildings much more lucrative. There are many ways to intervene in markets to change results, and we will have to use all of them over the next decades because the kind of green new deal we need is going to have to be launched while economies are still very much capitalist.

What would a «green new deal» look like under capitalism? And are there any precedents for that kind of massive shift in economic priorities?

Replacing fossil fuels with renewables, transforming not only transportation but industry and agriculture as well to be much more energy efficient, and rebuilding our entire built infrastructure to conserve energy, will be an immense, historic undertaking. What is needed if we are to avoid unacceptable climate change is the greatest technological «reboot» in economic history. This is the only way to avoid literally broiling ourselves to death at some point in the century ahead, and, I might add, the only way to re-employ the tens of millions who lost their jobs in the Great Recession and the hundred million young people who will need jobs over the next two decades. The precedent is the massive shift of economic priorities the US economy went through between 1939 and 1942. Just as we responded to the menace of global fascism by shifting over 50 percent of production from consumption goods to war materials, we need a similar response to the equally dangerous menace of cataclysmic climate change.

Robert Pollin and collaborators at the Political Economy Research Institute have fleshed out the details of what a Green New Deal would look like not only for the United States, but also for many other parts of the world economy. A major finding is how little it would cost over the next several decades for the world to become free of fossil fuels. In short, Pollin and his collaborators demonstrate that the barriers to preventing climate change are political, not technological.

To what extent does confronting the climate crisis require changes in the consumption of the average working person in the global North?

What we consume will have to change. Where and how we live and work and transport ourselves will have to change. We will live more compactly. We will share larger, superior open spaces than we have today. We will consume more public and fewer private goods. But there is no reason that economic well-being cannot increase for future generations in the global North while adequately protecting the environment. Decarbonization will require that we live differently, but we can all live far better — and that is the message the environmental movement needs to emphasize.

You’ve also written a lot about international climate policy. Could you comment on the strategy of the Climate Justice Movement (CJM) vis-à-vis the 2015 COP 21 meeting in Paris?

The Climate Justice Movement made a strategic blunder. After every country announced its emission reduction pledge, the CJM had the opportunity to launch a major international campaign explaining which pledges were consistent with a country’s responsibilities (for creating the problem) and capabilities (for making contributions toward solving the problem.) Before the Paris meetings equity researchers had reached a broad consensus for how to judge proposals, and evaluations were readily available (see for example the Climate Equity Calculator). These evaluations showed that the pledges of more developed countries in most cases fell far short of their fair shares, while most pledges from less developed countries were consistent with their fair shares. The CJM should have made support for countries making fair pledges, and criticism of countries whose pledges fell short, its major priority in Paris. Progressives’ suspicions of global climate deals stem partly from the carbon trading mechanisms included in prior accords. Most leftists in the global North seem to reject carbon trading unequivocally, as a scam devised by polluters to thwart real change. But you’ve argued that carbon trading can be an effective short-term way to cut emissions while we work toward the longer-term goal of replacing the capitalist system.

The amount of ill-informed criticism of carbon markets, carbon trading, carbon offsets, etc., from the left over the past two decades would fill an ocean. Two things drive this fury: (1) None of us likes the idea of placing a price on nature and putting nature up for sale. In other words, rejection of carbon markets in any form is part of a justifiable disgust with the commercialization of life. (2) Many on the left — although by no means all — understand that markets are part of the problem. The problem is not just private ownership of the means of production. Coordinating our economic activities through markets is also an integral part of the economics of competition and greed we need to extricate ourselves from. So, people reason, if markets are part of the problem, how can a carbon market be part of the solution?

But besides massive ignorance regarding how carbon markets do and can work, here is what many leftists fail to understand: We live in a market system. And until we do not, the only way to change what happens is to intervene in or regulate markets. Do socialists denounce campaigns to raise the minimum wage on grounds that anything short of eliminating wage slavery altogether is a «false solution?» No. We recognize that until we can eliminate wage slavery, a higher price for wage-slaves is better than a lower one. The same holds for cutting carbon emissions. Until we can replace the market system we need to intervene in the market system to reduce GHG emissions. Right now those who find it in their interests to abuse nature by releasing GHGs into the atmosphere do so without paying a cent. In a market system one way to reduce emissions is to force emitters to pay for the damage they cause by charging them a tax per unit of emissions. Another way is to cap total emissions and require emitters to purchase permits for whatever they emit. In both cases we are selling off rights to abuse nature. Sorry about that, but until we replace the market system there is no alternative except to allow businesses to abuse nature.

Publicación original: http://www.truth-out.org/news/item/36723-ecologically-sustainable-growth-is-possible-an-interview-with-robin-hahnel

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Empleados de Google y Apple tienen a sus hijos en escuelas sin computadora

 Noticia / 10 de julio de 2016 / Por: Revista Vinculando

«La pantalla perturba el aprendizaje. Disminuye las experiencias físicas y emocionales», dice un empleado de Microsoft que, al igual que muchos de Google, Apple y otras empresas de computación, escogió para sus hijos una escuela que no usa computadoras.

La Escuela Waldorf de Península, en California, ha sido elegida por muchos empleados de Google, Apple, Microsoft y otras grandes empresas de computación para que sus hijos se eduquen alejados de las pantallas, de acuerdo con el diario Le Monde. De hecho, ¾ partes de los alumnos inscritos, son hijos de personas que trabajan en el área de las nuevas tecnologías.

¿Por qué enviar a los hijos a una escuela que no usa computadoras, sobre todo este tipo de personas que se dedica a esta área?

Uno de estos padres, Pierre Laurent, que ha trabajado 12 años en Microsoft, recuerda que las computadoras son sólo herramientas «El que sólo tiene un martillo piensa que todos los problemas son clavos», dice. Además, «la pantalla perturba el aprendizaje. Disminuye las experiencias físicas y emocionales».

Laurent cuestiona a la tendencia actual de introducir a los niños al ámbito de las computadoras a una edad cada vez más temprana, Cuando le preguntan si no le preocupa que sus hijos estén en desventaja con el mundo acelerado, responde: «no sabemos cómo será el mundo dentro de 15 años, las herramientas habrán tenido tiempo de cambiar muchas veces.

El placer de la desconexión

Así como muchas otras personas, a Richard Stallman, el gurú del software libre, le gusta vivir desconectado: «la mayor parte del tiempo no tengo Internet. Una o dos veces por día, a veces tres, me conecto para enviar y recibir mis correos».

Hoy en día hay tanto personas que sufren de nomofobia, (miedo a no estar conectado teléfono, Internet, etcétera), como otros que buscan formas que los mantengan desconectados.

Por un lado hay niños y adolescentes que envían SMS y están conectados a las redes sociales a la hora de la comida, y adultos que pasan hasta 90% de su tiempo de trabajo entre correos electrónicos. Por otro lado hay programas que bloquean el acceso a internet por un tiempo determinado o que restringen el acceso a Facebook y Twitter, para así trabajar sin distracciones.

Esta actitud de quienes trabajan para las grandes compañías de la computación da mucho para reflexionar. ¿Qué tanto tiempo vamos a permitir a nuestros hijos que naveguen en una realidad virtual en lugar de disfrutar una vida real?. Artículo publicado en La Jornada.

N. del E. Artículo originalmente publicado el 8 de noviembre de 2012.

Para citar este artículo (APA):

Revista Vinculando, (2016). Empleados de Google y Apple tienen a sus hijos en escuelas sin computadora. Recuperado de Revista Vinculando: http://vinculando.org/noticias/hijos-de-empleados-de-google-y-apple-asisten-a-escuelas-sin-computadora.html

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Bolivia: Ministro de Educación convoca a la COB a dialogar el lunes para zanjar el conflicto de Enatex

América del Sur/Bolivia/10 Julio 2016/Fuente y Autor:eldia

El Gobierno convocó el sábado a la Central Obrera Boliviana (COB) para reinstalar la mesa de diálogo el lunes a las 15h00 en el Ministerio de Educación y zanjar el conflicto generado por el cierre de la estatal Empresa Nacional Textil (Enatex).

«Esperamos darle conclusión definitiva (al conflicto) de manera positiva», dijo el ministro de Educación, Roberto Aguilar, en una conferencia de prensa en el Palacio de Gobierno.

«El lunes queremos proponer que se trabajen los temas de la comisión social, los temas pendientes del pliego de peticiones de la Central Obrera, como la Ley General del Trabajo, y algunos otros temas que pensamos que van a permitir avanzar, de manera rápida, con los aspectos de la demanda planteada por los compañeros de la COB», agregó.

Fuente de la noticia: https://www.eldia.com.bo/index.php?cat=1&pla=3&id_articulo=203002

Fuente de la imagen: http://www.eldia.com.bo//images/Noticias/16-7-9/minedu.jpg

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Venezuela : África allende la oscuridad heredada del imaginario occidental Una toma de conciencia

América del Sur/ Venezuela /Julio 2016/María Gabriela Mata Carnevali/Artículo/Revista Humania del Sur. Año 5, Nº 8.

África allende la oscuridad heredada del imaginario occidental Una toma de conciencia

Autora:

María Gabriela Mata Carnevali

Cómo hacemos historia, refleja nuestra forma de pensar sobre la política, y cómo participamos en política afecta nuestra forma de ver lahistoria (Frederick Cooper, 2005). En consecuencia, como afirma Shotwell (1982), “la historia de la historia es el relato de aquel ahondar en la memoriay la curiosidad científica que da la medida de nuestra conciencia social y de nuestra vida intelectual”. “La historia de África, como la de la humanidad, es en efecto, una toma de conciencia” (Ki- Zerbo, 1981).
Más allá del “panafricanismo” y su vertiente académico cultural,el “afrocentrismo”, hace ya más de veinte años que se viene consolidando una brillante corriente historiográfica dedicada a los estudios de la “subal-ternidad”, que propone una conjunción interesante de las posturas antico-colonialistas con las teorías post modernas. Dentro de este marco la cultura se entiende como un “elemento esencial en la producción y reproducción cotidiana de la vida social”, incluyendo las relaciones de poder.
En otras pa-labras, es el proceso de resolución de la dominación y subordinación dentro de las relaciones sociales lo que define la cultura de los grupos dominantes y subordinados, colocando a la primera en posición hegemónica sobre la segunda, lo cual no siempre es aceptado pasivamente por parte de la población sometida.
Esto implica un dinamismo que niega la visión tradicional de la cultura como un inventario estático de costumbres y pensamientos particulares, y sitúa esta categoría como un elemento constitutivo integraldel proceso histórico; lo cual, a su vez, resalta la condición de agente de los seres humanos, es decir, su poder para cambiar el entorno en el que se desenvuelven (Dube, 1999). Para efectos de este trabajo, nos acogemos a este novedoso enfoqueque nos permite abordar las imaginaciones imperiales y las construcciones coloniales que perduran en la historia contemporánea de África, interrogar la añeja dialéctica de Imperio e Ilustración, y cuestionar la dinámica de raza y razón que sigue moldeando nuestras formas de conocimiento, pero, sobre todo, nos invita a profundizar en la comprensión de la dinámica de un continente que busca dejar atrás el rol “subalterno” que le ha sido asignado y que lo caracteriza como la parte “oscura” de nuestro mundo, reconociendo Humania del Sur 29 la “agencialidad”, o capacidad de acción, de los hombres y mujeres que luchan por hacer de su continente un lugar mejor para vivir.
Las ideas desarrolladas parten de dos observaciones planteadas en primera instancia por Achille Mbembe (2001: 6):
           1) Lo que se entiende por realidad social en África hoy es el producto de las prácticas sociales objetivadas, las cuales van mucho más allá del discurso y del lenguaje, aunque por supuesto, la experiencia existencial del mundo está, allí como en todas partes, estructurada simbólicamente a través del lenguaje.
           2) El sujeto africano no existe separado de los actos que determinan su realidad, o separados del proceso a través del cual esas prácticas son imbuidas de significado.
Adaptándolas a nuestro propósito tendríamos entonces que:
          A) Las prácticas de la dominación post colonial que configuran la realidad africana, y por tanto su ubicación en el orden internacional, obedecen , o son reflejo de, el imaginario occidental
     B) Los africanos, como sujetos de su propia historia, crean nuevos significados que pueden ser interpretadosde distintas maneras, y que nosotros escogemos leer como señales de un cambio en gestación.
 África en el orden internacional: Un producto del imaginario occidental
La discusión acerca de cómo es producido el conocimiento sobre África, por quién y con qué objetivos, resulta por demás relevante en relación a la posición que ocupa el continente en nuestra mente y en el orden internacional.
Para la gran mayoría de la gente, sobre todo en América Latina, a pesar de los innegables avances en el diálogo multilateral promovido por las cumbres ASA.
        1 .-África se encuentra al margen del acontecer internacional. Por lo tanto, no es de extrañar que a dicha región con excepción de Sudáfrica y los países de la OPEP– se la considere sumida en la pobreza, víctima de una cadena de guerras “tribales” o interétnicas, y fuera de la nueva dinámica mundial, o, en el mejor de los casos, integrada a ella sólo de manera superficial, lo que es atribuido a la incapacidad de los africanos para competir en el mercado libre ignorando, los que así piensan, los antecedentes históricos y los criterios políticos que explican las desigualdades en la economía mundial.
          2.- ¿Lecturas post coloniales?
Como el camino se hace al andar, otros nombres se han ido sumando
a la lista de africanistas críticos (algunos ya citados), cumpliendo un importante papel en la concienciación de las nuevas generaciones. Víctima de la trata de esclavos (siglo XVI al XIX), la Conferencia de Berlín y posterior repartición del continente (1884-1885), la tardía colonización (1900-1950),y ahora de la globalización, África necesita como nunca que sus pobladores se asuman como “sujetos” de su propia historia, para dejar de ser un “objeto” de la de los demás. Lamentablemente, pareciera que la historia del continente africano la escriben los medios de comunicación y ellos son responsables de que la imagen negativa heredada del imaginario europeo persista permeando incluso la producción académica reciente de la cual se retroalimenta en un
círculo vicioso. La información que nos llega de África rinde culto a la muerte, transmitiendo en vivo y en directo la agonía en los rostros de hombres, mujeres y niños africanos atrapados en guerras interétnicas, muriendo de hambre o víctimas de las inclemencias de la geografía y de enfermedades como el sida, la malaria y otras que hace tiempo dejaron de atormentar al resto del mundo. Parece que las cámaras y las plumas de los periodistas están para contar la historia de la muerte, no la intensidad de la vida y la fuerza de la esperanza. Cuando son generosos cambian la imagen de miseria por la de “exotismo»
Coda
Conviene, pues, mantener el esfuerzo por comprender una realidad tan compleja como la africana, para una mejor aproximación a la historia y los procesos contemporáneos que impactan a las regiones del mundo, con una conciencia clara de los conceptos y enfoques que vamos a utilizar. En lo que concierne a los estudios africanos, no podemos ubicarnos complacientemente en la época post colonial sin desmontar las formas y procesos asociados a la dominación colonial.

Pero, si podemos y debemos, siguiendo la línea de los estudios “subalternos”, intentar despojar al continente de sustatus de víctima reconociendo en sus hombres y mujeres, agentes capaces de cambiar las cosas; considerar en toda su valía el aporte de las sociedades africanas que luchan, rebosantes de vida y esperanza,  por abrirse camino ante las adversidades. África “emergente” merece al menos igual atención que la África “pobre”, “a punto de morir”, heredera del imaginario occidental. Concederle su espacio

contribuye a “desproblematizar” el continente, lo cual resulta deseable, nopara negar la oscuridad, sino para atraer la luz. Al fin y al cabo, “el búho de Minerva vuela de noche”, la sabiduría se despliega al anochecer luego de que los eventos ya han tenido lugar.

 

Referencias
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Fuente:http://www.saber.ula.ve/bitstream/123456789/31357/3/articulo2.pdf
Fuente imagen :http://api.ning.com/files/UNsexXQ7LVlZtVTqi*f-4UIJrgagv78Sl5xUl1oxLBuqyRTB-aTaHTuArpXUJOFqDFXEnyNr4CuGVCjau20ZmcWujl80HURY/PORLADIVERSIDAD.jpg
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FMI aprobó crédito por $ 364 millones para Ecuador

América del Sur/Ecuador/Julio de 2016/Noticias/http://www.eluniverso.com

Resumen:

El jefe de la misión del Fondo Monetario Internacional (FMI) para Ecuador, Luca Ricci, anunció este viernes que el Directorio del FMI aprobó un crédito sin condicionamientos a favor de Ecuador por 364 millones de dólares.

Se lo ha concedido considerando que Ecuador enfrenta una necesidad urgente de su balanza de pagos, tras el terremoto ocurrido el 16 de abril y que ha provocado daños a la infraestructura, a la vivienda y al sector agrícola, especialmente en las provincias de Manabí y Esmeraldas.

El desembolso, que se lo hará de manera inmediata, equivale al 37,5 % de la cuota que mantiene Ecuador en el FMI y que había sido duplicada hace pocos días. El crédito se da en el marco del Instrumento de Financiamiento Rápido (IFR) que según el jefe de misión no tiene condicionamientos para el país ni exámenes a la economía.

En todo caso, las autoridades ecuatorianas sí se han comprometido a reprogramar la prioridad de gastos de capital y suspender proyectos de baja prioridad no relacionadas con la reconstrucción.

La tasa de interés es 1,1 % anual con un plazo de cinco años pero con tres años y tres meses de gracia. (I)

Fuente:http://www.eluniverso.com/noticias/2016/07/08/nota/5678706/fmi-aprobo-credito-364-millones-ecuador

Fuente:http://www.finanzasdigital.com/wp-content/uploads/2016/04/Logo-FMI-680x365_c.jpg

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