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Gendarmería no educa

Por: Marcelo Musante

Es presentada como la institución encargada de educar a jóvenes de 16 a 20 años. Pero hace sólo dos semanas, fue sentenciada en un fallo histórico como responsable de un crimen de lesa humanidad contra el pueblo Pilagá, por la feroz Masacre de Rincón Bomba. ¿A quiénes les hablan en plena campaña electoral con la implementación del Servicio Cívico Voluntario? ¿Qué es la Gendarmería Nacional Argentina?

Si hay un grupo etario estigmatizado por el Estado Nacional, es el de los jóvenes de los barrios marginados. Un grupo social que es constantemente marcado negativamente, perseguido y encerrado por las fuerzas de seguridad, ente ellas, la propia Gendarmería Nacional. La definición descalificadora es contundente: “Ni estudian, ni trabajan”. Entonces, se vuelven “peligrosos”.

En ese marco, el Ministerio de Seguridad anunció la creación del Servicio Cívico Voluntario a cargo, nada más ni nada menos, que de la Gendarmería Nacional, la misma que hace dos semanas fue sentenciada como responsable de un crimen de lesa humanidad por haber sido ejecutora de la Masacre de Rincón Bomba en Formosa en 1947. ¿Por qué una fuerza de seguridad militar debe hacerse de un proceso educativo para jóvenes de 16 a 20 años?

Masacrar

A principios de mes -el 4 de julio-, el juez federal subrogante de Formosa Fernando Carbajal caratuló como Crimen de Lesa Humanidad a la masacre de Rincón Bomba perpetrada por la Gendarmería Nacional en 1947 durante el gobierno de Juan Domingo Perón.

La represión duró varios días e incluyó fusilamientos, violación de mujeres, asesinatos de niñas y niños, incendio de cuerpos en fosas comunes, entre muchas otras atrocidades. El terror institucional en su dimensión más totalizadora. Y el horror silenciado durante más de setenta años como manto protector de la responsabilidad estatal.

Ahí está el documental “Octubre Pilagá” y libro del mismo nombre de Valeria Mapelman para entender lo sucedido en profundidad a través del relato de muchos ancianos y muchas ancianas. Es material imprescindible para ver el accionar de la muerte que implementó la Gendarmería Nacional Argentina a partir de un 10 de octubre.

Ahí están los sobrevivientes pilagá en Formosa para contar qué sucedió a quien se acerque a escuchar sus historias llenas de dolor y de resistencia. Están en Las Lomitas, Ibarreta, Estanislao del Campo, en Pozo del Tigre y en cada comunidad indígena de la zona.

Ahí están Noole Palomo, Bartolo Fernández y la Federación Pilagá para contar una y mil veces los sucedido. No se cansaron nunca de hacerlo junto con muchos de los ancianos y ancianas sobrevivientes que fueron falleciendo en un proceso judicial que duró 14 años. Que no le importó ni al Estado Nacional ni al Provincial, que fue abandonado durante una gran parte de ese tiempo por los dos abogados que lo iniciaron y que debieron sostenerlo sin recursos económicos.
Pero ahora, ahí está la sentencia con carácter de verdad emitida por el Juzgado Federal N°1 de Formosa. Un reconocimiento único en nuestro país como crimen de Lesa Humanidad contra una población indígena y que será fundamental como precedente a otros similares, como el de Masacre de Napalpí ocurrida en Chaco en 1924.

A doce días del histórico fallo, el gobierno nacional del Presidente Mauricio Macri creó el Servicio Cívico Voluntario para jóvenes de 16 a 20 años como un sistema educativo de formación en valores y disciplina que puso a cargo de la propia Gendamería Nacional. Una paradoja que encierra otras.

Educar

La sentencia plantea la obligatoriedad de una serie de reconocimientos públicos. Dinero para obras, becas estudiantiles para jóvenes, declarar el 10 de octubre como efeméride de “La masacre de la Bomba”, la construcción de un monumento conmemorativo, y la obligatoriedad para el ministerio de Educación, Cultura, Ciencia y Tecnología de la Nación de incluir los hechos sucedidos en la planificación académica.

Es decir, más allá de los resarcimientos económicos hay una fuerte apelación a la construcción de la memoria. A reconocer y resarcir en términos de verdad y justicia una masacre que había sido intencionalmente olvidada en la historia argentina.

Pero mientras el juez federal en Formosa sentencia la inclusión del crimen de Gendarmería Nacional en la currícula escolar, el ministro de Educación de la Nación, Alejandro Finocchiaro, se sienta al lado de la ministra de Seguridad de la Nación, Patricia Bullrich, durante la conferencia de prensa de anuncio del proyecto para defenderlo en beneficio de los “los chicos que hoy no están haciendo nada, que están en la calle”, con el “el objetivo principal es adentrar a los jóvenes en el sistema de responsabilidad de valores y la disciplina”.

Un proyecto educativo que desde sus primeros objetivos estigmatiza a jóvenes que son marginados de un sistema público y que los enmarca bajo una sigla conocida como “Ni Ni”. Un grupo etario y social en los que parece que son ellos los que no quieren trabajar ni estudiar.

Esos jóvenes saben bien lo qué significa esa marcación negativa y lo que habilita represivamente para las fuerzas de seguridad en los barrios. Esos jóvenes son los que llenan las comisarías, cárceles, quedan como mano de obra del narcotráfico o son utilizados por las propias fuerzas para delinquir.

El gobierno nacional pone al frente de un proyecto educativo para jóvenes que no pueden acceder a las escuelas ni al trabajo a una fuerza de seguridad militar.

Y la ministra de Seguridad se jacta de afirmar que los “gendarmes docentes” estarán sin armas durante las clases. Como si el ejercicio de la violencia requiera exclusivamente de armas y no tuviera que ver con posicionamiento ideológicos en términos de contenidos y prácticas pedagógicas.

Historial

Se podría responder que aquellos gendarmes de la Masacre de Rincón Bomba no son estos gendarmes. Que aquella fuerza era distinta que esta.

Pero esta Gendarmería Nacional fue la misma ejecutó el 1 de agosto de 2017 la represión ilegal que terminó con la desaparición de Santiago Maldonado y su violenta muerte en el Río Chubut.
Es esa misma Gendarmería Nacional a la que se la ve en muchas filmaciones bajando de camionetas disparando, tirando piedras y reprimiendo.

Es esa Gendarmería que participó del mega operativo contra la comunidad mapuche en el Lago Mascardi y que terminó con el asesinato por la espalda del joven mapuche Rafael Nahuel en el que está imputado y con prisión domiciliaria el Cabo Javier Pintos del grupo Albatros de la Prefectura Nacional. Es esa Gendarmería Nacional que hizo la pericia balística que intentó ocultar todo y simular la idea de enfrentamiento afirmando que había pólvora en la mano de Rafael.

Es la misma Gendarmería Nacional que el 13 de junio de 2014, dos de sus efectivos pararon a Andrés García Rampoy en un control sobre la Ruta 7 en Luján de Cuyo, Mendoza, y lo asesinaron de un tiro en la nuca en un caso de “gatillo fácil” sin resolver.

Es la misma que el 7 de septiembre de 2013 cuando cayó asesinado Kevin Molina en la Villa Zavaleta, y con apenas 9 años, encubrieron el enfrentamiento entre bandas narcos cuando tenían puestos de vigilancia a cien metros junto con la Prefectura.

Es la que se metió en la Universidad de Río Negro a fines del año pasado y desalojó una asamblea y toma pacífica que rechazaba los recortes presupuestarios.

Es la que actuó en acuerdo con la policía formoseña de Gildo Insfrán durante la represión del 23 de noviembre de 2010 en la Colonia La Primavera en Formosa y terminó con el qom Roberto López asesinado. Es la que en esa misma provincia amenaza a las comunidades pilagá que de Oñedié y Penqolé. En tierras donde ocurrió la masacre de Rincón Bomba y los gendarmes hace rondas nocturnas amenazando con desalojar.

En la misma Gendarmería Nacional que hace continuamente operativos violentos, requisas injustificadas y que son defendidas acríticamente por la ministra de Seguridad Patricia Bullrich sin ningún tipo de costo político ni judicial.

Valores

¿Por qué una fuerza represiva del Estado debe hacerse cargo de un proceso educativo y no el Ministerio de Educación? ¿A quién le habla el gobierno nacional con esta implementación del Servicio Cívico Voluntario en plena campaña electoral? ¿Qué sentido educativo puede tener para los y las jóvenes que participen yendo apenas una hora por día?

¿Será una nueva forma que adquiere el control social sobre estos y estas jóvenes? ¿Es un guiño a un sector del electorado que todavía sigue pidiendo por la reivindicación del accionar de las fuerzas militares en la última dictadura? Muchos medios de comunicación hegemónicos salieron a cuestionar las críticas al proyecto apelando a dejar de atrás los reparos, la memoria, que organizaciones sociales, de Derechos Humanos y partidos políticos tienen sobre las fuerzas militares en nuestro país.

¿Qué podrá tener para decir esta Gendarmería Nacional sobre Rincón Bomba, sobre la represión el Lof Cushamen, sobre el asesinato de Rafael Nahuel o en cada caso de gatillo fácil y encubrimiento que participó y que aquí apenas se mencionaron algunos? ¿Alcanza con que den los talleres sin armas? ¿Qué tipo de conocimiento se pretende construir desde ese lugar?

El 4 de julio la sentencia del juez Carbajal afirmó que la masacre de Rincón Bomba debe recibir un “resarcimiento civil a consecuencia de la violación de derechos humanos por los Crímenes de Lesa Humanidad perpetrados por y a través de material y personal perteneciente a Gendarmería Nacional”.

Esta Gendarmería nunca reconoció la masacre ni pidió disculpas públicas. La ministra de ministra Patricia Bullrich afirmó que es la institución más valorada del país. De eso se trata, de valores. De valores y de jóvenes. Las fuerzas militarizadas en nuestro país no tienen que formar parte de ningún proyecto de educación pública. Nunca más.

Fuente: https://www.marcha.org.ar/gendarmeria-no-educa/

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Algunos delirios de la izquierda sobre la escuela

Por: Dayron Roque

A propósito del artículo “Educación y autoritarismo”, de Miguel Alejandro Hayes.

No parece tener que preocuparse la derecha por hacer labor de convencimiento ideológico, cuando cierto sector de la izquierda se dedica casi con mayor ahínco a embelesar a la gente mientras dice que la combate. Ese parece ser el caso del artículo Educación y autoritarismo, publicado de manera reciente en algunos medios digitales. El asunto se enmarca en la inexistencia de un debate público acerca de la filosofía de la educación en nuestro país —en tanto es enmascarado en «debates» sobre algunas de sus manifestaciones más prácticas y puntuales—.

Lo que parece ser el tema central del texto en cuestión es cómo la educación tiene determinada influencia en la política —¿o la política en la educación?—. El carácter político de la educación es incuestionable: la escuela es una zona política compleja y contradictoria; esto es que, es un espacio donde viven mecanismos de reproducción de la dominación y, a la vez, un campo donde se construyen estrategias y alternativas de oposición, contestación y resistencia. Toda escuela tiene su «contraescuela», y ello es un asunto que interesa a la política.

Como cabe suponer, en el análisis de tal realidad, existe un abanico muy amplio de posiciones desde la extrema derecha hasta la extrema izquierda. Cada una, incluso, ha tenido la oportunidad de «ensayar» su tipo de escuela en determinados momentos y condiciones concretas. Mientras unos ven a la escuela bajo un manto de santidad y neutralidad, otros la observan «vigilantes» como «cómplice del adoctrinamiento» estatal y/o privado.

No creo que la razón esté en el «medio» de ambos posicionamientos: sería una solución salomónica muy fácil, pero errada; sobre todo si se toma en cuenta que en un extremo y otro del panorama político se repiten iniciativas, concepciones y prácticas educativas.

La derecha —que incluye, de paso, a la disfrazada de «centroizquierda»— ha logrado popularizar determinados discursos sobre la escuela que han sido «comprados» con mucho entusiasmo por la izquierda: entre ellos, la escuela como un «aparato ideológico del Estado», o que la autoridad deviene, «naturalmente» en autoritarismo en la escuela. Lo grave no es que haya personas que tengan el criterio —incluso demostrado con hechos de infelices ejemplos, que pretenden hacer pasar por la «regla»— de que la escuela solo sirve para «vigilar y castigar»; lo grave es que esas personas se hagan llamar de izquierda —y «marxista»— y que, además, que presenten su discurso como «progresista».

No es reciente la idea de ciertos sectores de la izquierda ejercer la crítica de la educación escolarizada, en el entendido de que reproduce estructuras de dominación, inherentes a toda sociedad organizada, incluyendo —dicho sea, con humildad— las que se han llamado «socialistas», a lo largo de la historia universal —la tradición anarquista, con tesis de indudable valor, ha estado en el «borde delantero» de tales esfuerzos—. El asunto en sí no es menor, pues se ubica en el centro de una de aquellas famosas tesis marxianas —sobre el tal Feuerbach— de que «el educador necesita ser educado», quizás dejada inconclusa al faltarle —por lo menos— una pregunta: ¿y cómo?

El artículo de referencia da pie para profundizar en varios aspectos de la vida en las escuelas y de la necesidad de profundizar en la misma, como parte de la necesidad de reflexionar sobre toda la vida en nuestro país. Con independencia de que trataré de profundizar en los nudos más conflictivos del mismo, en principio me permito señalar algunas cuestiones puntuales que son, cuando menos, inexactitudes de «forma»:

  • dice el autor que la «educación en Cuba no pudo zafarse de los tipos decimonónicos que llegaban de la metrópoli española». Sobre el particular cabe apuntar que la educación que persiste en Cuba tiene sin dudas, origen hispano; pero agotarlo ahí es, cuando menos, insuficiente. En realidad, le debe, y no poco, a la influencia estadounidense — a partir de finales del siglo xix y durante la primera mitad y poco más del xx; quienes fueron los primeros en convertir cuarteles en escuelas en 1899 y además de traernos tazas sanitarias para las escuelas, nos legaron una organización del sistema escolar más moderna y que, en esencia subsiste hasta el día de hoy — y; con posterioridad, a la influencia proveniente del extinto campo socialista — en especial la antigua URSS y la desaparecida RDA, quienes nos legaron una muy desarrollada psicología y didáctica de la matemática, por poner un ejemplo — . En la base de todo ello hay una versión muy criolla de lo que es la educación y la escuela que se vino fermentando desde inicios del siglo xix, se consolidó en la primera mitad del xx y tuvo su esplendor en la época revolucionaria — lo que permitió hacer una campaña de alfabetización en 1961, con un programa y manual hechos, en su totalidad, por educadores cubanos, que sin sonrojo ninguno ubicaba como las primeras letras a aprender «A», «E» y la «O», para formar una frase bien retumbante como «Con OEA, o sin OEA ganaremos la pelea», experiencia que estaría en el germen de lo que años después sería el movimiento de la educación popular latinoamericana, según Paulo Freire; de los logros de la educación revolucionaria un organismo tan poco sospechoso de simpatizar con la Revolución Cubana, como el Banco Mundial no tuvo más remedio que reconocerlo en los años ¡ochenta! — . El carácter repetitivo y memorístico de la escuela cubana no es responsabilidad exclusiva de ninguna de las raíces educativas de nuestro sistema: esos males se pueden apreciar en cualquiera de ellos, desde el siglo xviii hasta la actualidad, en Cuba se «acriollaron».
  • «la repetición es la madre de la enseñanza», y es cierto; lo que no es «madre absoluta» o «madre despótica». No hay — a riesgo de ser totalizador — ningún aprendizaje que no se produzca sobre la base de determinadas dosis de repetición que varían en dependencia del objeto de estudio y los sujetos cognoscentes. Ahora bien, ni toda enseñanza es, solo, repetición; ni toda repetición, determina, per se, aprendizaje. Lo perverso no es que haya repetición en la enseñanza, lo perverso es que la enseñanza se reduzca a la simple repetición.
  • lo que se entiende por «escuela tradicional» es un complejo cada muy amplio de experiencias y prácticas educativas, que no se reducen — ni con mucho — a las catequesis, ni al aprendizaje de los productos básicos en la educación primaria. Hay, al día de hoy, escuela «contemporánea» donde se memoriza, y escuela tradicional donde la memorización ocupa un papel menor. En cualquier caso, no son las prácticas memorísticas las que determinan el carácter tradicional de la escuela. La falsa dicotomía entre memorizar y aprender, o entre memorizar y aprehender; soslaya el hecho de que la memoria es un nivel del conocimiento, ni mejor ni peor que los otros niveles del conocimiento — la sensopercepción, la imaginación, y el pensamiento mismo — ; sino que solo eso: un nivel por el que se transita en el conocimiento. Sobre la «escuela tradicional» comentaré en detalles más adelante.
  • el autoritarismo no se reproduce porque el profesorado intente «trasmitir» un «paquete de información». Hay «paquetes de información» que son imprescindibles «trasmitir» a otras personas; a lo que hay que poner atención, es cómo se determina el contenido del «paquete» — porque lo que es innegable es que en no pocos casos la enseñanza se ha llenado de respuestas a preguntas que los estudiantes no se han hecho; lo cual no sería grave si fueran respuestas a preguntas que nunca se harán a no ser por una buena educación, por ejemplo, «¿gira el sol alrededor de la Tierra?» o «¿es natural que existan personas ricas y pobres?»; sino que lo es porque le enseñan cosas de la que jamás tendrán conexión o explicación con su vida, o que, en el peor de las casos los entretiene en cuestiones colaterales — y cómo se comparte. Autoridad y autoritarismo no es lo mismo; ni dirección del aprendizaje es autoritarismo.
  • un descubrimiento notable del marxismo — y más que del marxismo, de las prácticas revolucionarias en los últimos doscientos cincuenta años, de lo que lo mejor de la tradición marxista ha bebido — , en materia de liberación, es que nadie libera a nadie, las personas se liberan en comunión: el educador autoritario se libera por la acción mancomunada de los educandos, que al liberarse, lo liberan.
  • el sentido común — en la concepción gramsciana, que lo comprende como la «filosofía de los no filósofos», y que suele ser el peor de los sentidos, por oposición al «buen sentido» — es cierto que se forma en la escuela, pero no solo ahí — lo cual es señalado por el propio Gramsci y luego por Althusser — ; de hecho, en los tiempos que vivimos, ya mucho menos de lo que se formaba hace un siglo o hace incluso cincuenta años — y el asunto de cómo la escuela pública ha sido puesta bajo ataque, ha sido deslegitimada y su influencia disminuida frente a otros «productores de sentido común», excede los propósitos de estas líneas y es un tema a investigar con profundidad — . Y ello ha sucedido, en un entorno en el que, de manera paradójica, ha crecido la población escolarizada en el mundo — el «ejército de reserva» mundial no está formado, en su mayoría, por analfabetos sino por graduados universitarios de carreras que no logran encontrar trabajo — . Sin embargo, ya, cada vez menos, se cumple la idea aquella — de inspiración althusseriana — de que ninguna institución «dispone durante tantos años de la audiencia obligatoria, cinco a seis días a la semana, a razón de ocho horas», y no solo en términos cuantitativos de horas en un aula docente, sino por la influencia real que ejerce.

Como algunos de los puntos anteriores merecen una explicación más detallada que un párrafo, voy a exceder el límite del análisis y desarrollar algunas ideas enunciadas como titulares.

Sobre la «escuela tradicional»

En época de indudables avances tecnológicos que llegan a las escuelas, y, sobre todo, de proliferación de teorías de toda laya sobre la educación puede ser difícil discernir entre lo que es escuela «tradicional», y lo que no lo es.

Aunque existe educación desde que el ser humano se alzó sobre sus pies y tuvo necesidad de trasmitir a las nuevas generaciones determinados saberes ordenados, de forma sistemática — lo que explica la idea de la educación como «categoría eterna» — ; la escuela, en su concepción moderna y occidental — la que nos llega a nosotros en Cuba, pero que, dicho sea con pena, deja por fuera la experiencia educativa de las culturas organizadas orientales, en especial, la china que, sin embargo, legó a la educación occidental un instrumento «imprescindible»: los exámenes — ; es una construcción nacida entre el fin de la Edad Media y el inicio de la Modernidad capitalista — su origen aparece en las órdenes religiosas que se dedicaron al asunto de la educación: jesuitas, claretianos, salesianos — . Cuando muchos hacen referencia a la «educación tradicional» — o, con más exactitud a la «escuela tradicional» — , en realidad señalan a esa institución que nació como parte del movimiento de la Ilustración europea, en sus diversas variantes — hace rato quedó claro que no es lo mismo el modelo educativo inglés, la escuela prusiana, o la escuela francesa, por pensar en una comparación rápida — .

A la escuela tradicional se le endilgan, por igual, muchos aciertos y perversiones; en dependencia de quien lo apunte. También, cabe decir, hay diversas gradaciones en cuanto a la «tradición» de que se trate y el papel asignado al profesorado, el estudiantado, el contenido de la educación, y el papel del Estado y la sociedad, entre otros. No obstante, hay un número de características que, de manera común, la tipifican, entre otras:

  • la escuela es el lugar por excelencia en el que las «viejas» generaciones educan a las «nuevas» generaciones y le trasmiten su corpus de valores morales, habilidades sociales y conocimientos esenciales.
  • la educación es función del Estado, porque la sociedad «educa» a través del Estado; pero es, a la vez, ¡neutral! [Hay que reconocer, que, en rigor, desde la educación tradicional, o, con más exactitud, desde la pedagogía que la sustenta, es donde menos se reconoce el papel del Estado como un instrumento de represión y legitimación ideológica, con probabilidad, como veremos más adelante, porque no se propone «desmontar» — en términos analíticos, no de acción política — tal Estado, ni distingue entre un Estado tiránico, uno monárquico, y uno demorrepublicano.]
  • la confianza y el respeto son la base de la educación, aunque para ello haya que apelar al terror y el autoritarismo. Aquí lo curioso es que, en teoría, no se trata de una escuela autoritaria, el autoritarismo sería una «desviación», un «exceso», en determinadas condiciones. En cualquier caso, se trata de un «delicioso despotismo» que sería agradecido por el estudiantado, como parte de su educación para la vida: una versión del «no muerdas la mano que te da de comer».
  • las diferencias sociales existen de manera «natural», y son «asimiladas» por la escuela, ya sea vía diferenciación entre estudiantes «aventajados» y «desaventajados», vía expulsión escolar directa — llamada, con gentileza, «deserción escolar» — , o vía diferenciación en los tipos de escuelas, en atención a diversos criterios — escuelas técnicas o de oficios, escuelas religiosas, escuelas privadas de pago, escuelas para niños pobres, entre otras — .
  • la escuela es un mecanismo de ascenso social, de movilidad, que, al preparar «para la vida», realiza una «inversión» en ¡capital humano! [Para que no nos llamemos a engaño, en el año 2000, un documento de la ¡Unesco!, conocido como Informe Delors, se llama, en realidad, La educación encierra un tesoro. Y bien que sí, ya lo saben en la OMC y el Banco Mundial que vigilan los índices de escolaridad con la misma atención que el PIB.] En esta versión de la escuela como inversión, o como bien de consumo — que hay para todos los gustos y posibilidades… económicas — ; la educación es una mercancía, susceptible de ser privatizada, sino en todo, por partes. Lo curioso es que ciertos sectores de la izquierda han «comprado» este discurso de la educación como un «tesoro», una «inversión», que produce «capital humano». En rigor, se ha de apuntar, que ha sido vendida — y no ha tenido poca aceptación en el «mercado» — esta idea a países empobrecidos como un «boleto» para salir del subdesarrollo estructural, sobre la base de la presunta posibilidad del mismo para «capacitar la mano de obra» que necesita la economía trasnacional. [En este punto, como otra aparente digresión, he de anotar que esta concepción de escuela y de educación, no es, ni con mucho, «memorística», ni «mecanicista» ni, en apariencia pasa por «autoritaria», ni produce «dolor emocional»; antes bien, impulsa la «creatividad», las «competencias», las «destrezas», las «habilidades» técnicas y «emocionales», busca… ¡la «educación integral»!]

Un análisis detallado de las anteriores características y, sobre todo, de sus reales gradaciones en la práctica; permiten, en principio, apuntar que:

  • no hay «una» escuela tradicional, sino múltiples
  • cualidades de la escuela tradicional pueden ser la memorización y el autoritarismo; pero solo eso, pueden ser. De hecho, en las «versiones» más contemporáneas de la escuela, hay poco de memorística, y el autoritarismo ha sido sustituido por formas más sutiles de dominación — en el mejor de los casos se ha intentado crear una «burbuja» que deja el autoritarismo «fuera» de la escuela; y en el peor, se ha llegado a confundir autoridad con autoritarismo, llamando a «experimentos» de supresión de toda organización — . Cierto sector de la izquierda ha asumido que la autoridad es per se algo perverso, germen de la tiranía. Confundir autoridad con autoritarismo es como confundir el fondue de queso con el queso fundido.

La reacción frente al autoritarismo es lógica, pero no basta para llenar un proyecto educativo distinto, diferente, no solo opuesto al del capitalismo.

Aquí sucede algo parecido con la cuestión de la consideración de la escuela como «aparato ideológico del Estado»: el origen de la confusión está en la concepción que se tenga de la organización de la sociedad y el papel de los dirigentes. Se ha puesto muy de moda la concepción de «movimientos» que pretenden ser más «horizontales» que un ángulo de 180º, y tal idea se ha pretendido llevar a la educación — ¿o fue de ciertas corrientes educativas que salió esa concepción? — . Pero la práctica ya ha demostrado dónde terminan esas ideas.

La crítica a la «escuela tradicional» desde la izquierda: algunos equívocos

La escuela tradicional ha sido criticada desde su propio nacimiento, y a la misma se le han opuesto numerosos movimientos que han tenido mayor o menor éxito, en dependencia de determinadas condiciones. En algunos casos, las «contraescuelas» — por ejemplo, las «Montessori» — han sido «absorbidas» por el movimiento revolucionario del turbocapital y la han hecho parte del sistema dominante. En otros casos, «nuevas escuelas» y «nuevas pedagogías» — por ejemplo, la soviética y las de su inspiración — que ocuparon un espacio hegemónico importante desaparecieron bajo oprobiosas acusaciones — con razón en algunos asuntos, dígase con pena — . En no pocos ejemplos, se han mantenido, de manera «marginal», algunas experiencias «contraescolares» — «escuelas» de inspiración anarquistas, por poner un caso — .

Una de las cuestiones más comunes en la crítica, desde la izquierda, a la escuela — y que ya veremos, ha sido, en los últimos decenios, un discurso muy afín a las pretensiones de la derecha — es el de su conflictiva relación con el Estado. Ello pudiera explicar que, no pocas de las posiciones se han ubicado en un ámbito antinstitucional, como expresión de un posicionamiento antiestatalista.

Con probabilidad, uno de los asuntos más censurables de la crítica que se hace desde cierta zona de la izquierda es aquella que reduce la Ilustración como el movimiento que fundamenta, en términos ideológicos, la educación o los «mitos educativos», a partir de dos argumentos esenciales: la escuela como camino hacia una sociedad de «iguales» — por oposición a la sociedad estamental, típica de las formaciones precapitalistas — y la escuela como espacio de igualdad de oportunidades. Aquí solo cabe decir que ambos argumentos no son incorrectos, a lo sumo, son incompletos — y, de paso, que el proyecto educativo de la Ilustración no se reduce, ni con mucho a lo anterior, pero eso es asunto de otro momento — . Lo que no alcanzó la educación de la Ilustración no ha sido por exceso de aquella, sino, en rigor, por su falta; de la misma manera que lo que tuvo de burguesa la revolución francesa fue su ¡contrarrevolución! [Dicho sea de paso, las recordadas críticas que los «padres fundadores» de la nación cubana hicieron a la educación decimonónica se basaba, en rigor, en los términos y fundamentos de la Ilustración.]

En esta visión, la escuela misma es un límite a la capacidad de crecimiento y mejoramiento humanos, al convertirse en un sistema-monstruo, atado a intereses estatales o privados — otro ¡Leviatán! indomable — . Considerar, a la altura del siglo xxi, que, los indudables logros que la clase trabajadora ha arrancado a la burguesía durante los últimos doscientos cincuenta años en materia de educación masiva, pública y con ciertos mínimos de calidad, es parte de una perversa conspiración para darle más poder y afianzar al Estado, es, cuando menos, un desvarío.

Lo que sucede es que no pocos quieren pedirle «peras al olmo», y que la escuela resuelva lo que no ha podido resolver, por sí misma, la sociedad. [Por eso, entre otras razones, no bastaba con el «tengamos el magisterio y Cuba será nuestra», de don Pepe de la Luz y Caballero; hacía falta una revolución de sacrificio masivo para hacer «Cuba nuestra», y aun así no alcanzaron los primeros treinta años.]

En relación con la concepción presente en las críticas, desde la izquierda, al Estado como un instrumento de dominación, como un medio institucionalizado con el cual se impone, se inculca y se legitima los intereses de la clase dominante comentaremos en el epígrafe siguiente, dada su centralidad en el asunto.

Sobre la escuela como Aparato Ideológico del Estado

Como ya he apuntado al inicio, al parecer los enemigos del marxismo no tienen que dedicarse mucho a combatirlo cuando, en nombre del propio marxismo — y con más ahínco que aquellos — , una parte no despreciable de los marxistas se dedican a defender lo mismo que defienden sus enemigos. Hay múltiples ejemplos, pero, el relacionado con la escuela — como institución pública — es paradigmático.

Y esta confusión parte de una confusión mayor: la concepción del Estado. En relación con el Estado moderno — entendiendo como tal el de la época del capitalismo — , no poco de la tradición marxista ha fallado en delimitar varias cosas: desde qué es, de verdad, el Estado, hasta cuál es la diferencia entre Estado, como sociedad política y la sociedad civil, y cuáles son las diferencias entre el poder del Estado y el aparato del Estado, por hablar de algunos casos; Marx dejó esbozadas algunas ideas, Lenin, en lo que pudo las continuó, pero más allá de Gramsci no ha habido un desarrollo, esencialmente nuevo. Uno de esos fallos ha sido al delimitar dónde comienza la Ilustración y dónde el capitalismo — sí, porque aunque algunas personas les cueste trabajo creerlo, el derecho de las masas populares a participar, incluso donde ha sido apenas a nivel representativo, de la vida política de la nación, no fue un dócil regalo de la burguesía empoderada, ha sido, como otros tantos derechos, arrancado con no pocas luchas; y en algunos lugares, todavía hoy, ni eso — ; en el entendido perverso de que Ilustración y capitalismo son dos caras de la misma moneda. La cuestión no es menor porque las confusiones entre el proyecto de uno y otro y la presunción de que el Estado moderno era consustancial del capitalismo económico — su «superestructura» — regaló a los enemigos del marxismo un caudal teórico — sin contar realizaciones prácticas — del que aun adolecen todos los que se ubican en un «antiestatalismo», que presume de izquierdas — y en rigor histórico hay que reconocer que no mejor les fue a los que intentaron ir «más allá del Estado y del derecho», yendo justo a más Estado y más a la derecha — .

Dentro de los regalos que aceptó cierta zona de la izquierda está el concepto de «aparatos ideológicos del Estado» — en su versión althusseriana — , como una explicación que, aplicada a la escuela, permitiera desmontar una de las más grandes conquistas de las revoluciones de los siglos xviiiy xix: la educación pública. [Y quizás en 1968, en medio del mayo francés, parecía el asunto muy pertinente; pero en 2019 ya no «cuaja» la historia.]

En resumen, el concepto de «aparato ideológico del Estado» entiende que la escuela es, en los sistemas modernos capitalistas, lo que la Iglesia fue al feudalismo: es decir, un lugar donde se enseñan siempre ciertas «habilidades» — «competencias» pudieran decirse, para estar a tono con las circunstancias — , pero mediante formas que aseguran el sometimiento a la ideología dominante. No pocos podrán suscribir con entusiasmo esta afirmación superficial que, sin embargo, deja por fuera la cuestión del carácter público-estatal de la escuela moderna republicana, básico en su origen. En la modernidad — en la capitalista, pero también en la de la transición socialista — , los «aparatos» público-estatales están imaginados, como «aparatos» republicanos, quiere esto decir, antimonárquicos, anticlericales — no, en rigor, «antirreligiosos» — y antidespóticos. Ahora bien, entender que la sustitución, sin más, de los «aparatos ideológicos» feudales por los burgueses fue el resultado «natural» en el proceso de consolidación de la modernidad es pasar por alto que si ello sucedió así no fue a causa del éxito de la Ilustración, sino por su derrota.

En rigor, no es posible hablar, en abstracto, de «aparato ideológico del Estado», sin caracterizar, como mínimo, qué Estado es al que hace referencia. En un Estado republicano, la escuela pública es, justo, la vacuna necesaria, la «cura en salud» frente al «control ideológico» — y aquí se abriría otro debate sobre qué entender por «control ideológico» y por qué no refiere lo mismo que «hegemonía», pero, igual, es una deuda para saldar en otro momento — . Lo público-estatal es, hasta el día de hoy, el único antídoto que se ha encontrado contra el «control ideológico» privado, incluyendo el de los padres y las sectas religiosas, políticas y gremiales. Cualquier solución que no sea enseñanza estatal-pública, será enseñanza privada y privatizada para determinados estratos — sean estos determinados por su poder adquisitivo, su pertenencia ideopolítica, su origen territorial, étnico, racial, y otras de las agrupaciones posibles — ; cualquiera de ellos, incluso, muy disfrazados de métodos educativos «contemporáneos», «integrales», «democráticos», «horizontales» y «libertarios». Los experimentos, en uno y en otro sentido, a lo único que conducen son a formas de «privatizar» la educación — que no significa, en rigor, que sea «no-gratuita»; puede haber educación gratuita «privatizada» — . Si un grupo ultraizquierdista — o izquierdista a secas — decide desertar de la enseñanza estatal para tener su experimento de enseñanza «diferente», «libertaria», no es menos «control ideológico», ni menos nocivo que si los testigos de Jehová, los miembros de la Iglesia Católica Romana, el Talibán, los de la Alianza Evangélica, o los «nuevos ricos» decidieran hacer su propio experimento de enseñanza «distinta» — y no es que estos grupos no hayan hecho ya sus «experimentos» educativos; o que, ahora mismo no reclamen tal oportunidad — . [Como un paréntesis en este punto, se puede añadir que han existido ejemplos notables de experiencias educativas progresistas que procuraron y lograron en lo posible evitar tales defectos y alimentan nuestro caudal de la pedagogía crítica; y que, ante el panorama actual de la educación escolarizada, engrampada por acción u omisión en una crisis tremenda, no es que falten ganas de crear una «nueva escuela», pero eso es «harina de otro costal».]

Cada vez que se lanza un dardo contra la enseñanza estatal se hace en nombre de la «libertad de escoger» el «tipo de educación» y en el entendido — por algunos — de que la escuela estatal es un «germen de dictadura». Como ha apuntado alguien: «Lo malo no es que la escuela sea estatal, lo malo es que el Estado no sea un Estado de derecho». [Y en una pequeña digresión sobre la «libertad de escoger», no es ocioso apuntar que el abuso de la misma, en materias de interés público como la salud ha conducido, entre otros desvaríos, a los «movimientos» antivacunación y de ahí, en conjunto con otros factores, a la reemergencia de enfermedades que se pensaban erradicadas; y no fue en lugares de «atraso cultural».]

Ahora bien, ¿cómo impedir, en las condiciones de una sociedad en transición como la cubana, que las escuelas público-estatales devengan en «aparatos ideológicos»? Es un desafío tremendo, porque los caminos recorridos no han hecho, en no pocos casos, el mejor favor a ese propósito y porque más allá de determinadas certezas de principio, no todo está claro en términos de organización práctica.

Dos ideas básicas pudieran ser:

  • la existencia — real y no formal — de un Estado de derecho socialista: y esto quiere decir cosas que no se agotan en el «Estado de derecho burgués», incluso, quizás, ni siquiera en el «Estado de derecho» y punto. Quiere decir, imperio de ley, y que nadie — ni una persona, ni un grupo de personas — , puedan ocupar el lugar de las leyes. Para ello hace falta concebir una teoría de la dominación en el socialismo — porque está claro que existe dominación en el socialismo, pero sería, en términos teóricos y, sobre todo en términos de política real práctica muy necesario entender cuáles son sus manifestaciones y límites reales, posibles y necesarios — . La escuela es como un pequeño Estado, y como tal funciona: puede ir desde la más abierta dictadura a la más perfectible democracia republicana; en el espectro entre ambos puntos y en ellos mismos, muchas personas se encuentran cómodas por lo que habrá quienes no se inmuten con que la escuela funcione de manera despótica, pero una sociedad que busca una ciudadanía responsable que participa del poder del Estado — mientras exista el Estado, para cuando este no exista, habrá que ver — , la escuela debería ser el «reflejo adelantado» de la sociedad.
  • la consideración del magisterio y el profesorado como una clase de propietarios especiales: de propietarios de sus puestos de trabajo, en asociación libre y organizada en las instituciones público-estatales llamadas escuelas, sujetas a control popular. A esta clase de «propiedad» no se accede por privilegios de estrato, sino por oposición pública que garantice la presencia de los más capaces para ocupar ese cargo. El corolario de esta idea es la llevada y traída «libertad de cátedra», que tiene un «mapa» claro de los «límites» de la libertad y es el que establece la Constitución de la República. [Y habrá siempre una relación conflictiva entre los grados de libertad que impone la Constitución — o la práctica misma de la política en Cuba — y la libertad que se pueda experimentar en una escuela; lo que es poco probable que haya es una relación en forma de función lineal que empareje los límites de la libertad en uno y otro espacio.]

Estaba tentado a terminar con un decálogo — en realidad mucho menos de diez — ideas sobre cómo superar una educación autoritaria en las condiciones de Cuba, como país en transición socialista. Luego recordé que tales pretensiones — las de condensar un listado, unos requerimientos mínimos — pueden ser tan peligrosas y autoritarias como justo dicen no ser. Por eso, se me ocurrió que, con probabilidad, serían más útiles algunas interrogantes, para seguir el debate y, quizás, contribuir al propósito de educar en y para la libertad:

¿cuál debe ser la naturaleza de la relación entre el Estado socialista de derecho y la escuela cubana? ¿dónde se regulará tal relación? ¿quiénes controlarán su cumplimiento exitoso, cómo?

¿cuáles son los contenidos — en el sentido más amplio posible — de una educación en y para la libertad? ¿cuáles sus métodos?

¿cómo se forma el magisterio y profesorado para tales propósitos? ¿qué papel desempeña la «sociedad» — la civil y la política — en ese empeño?

¿qué papel se le reserva al estudiantado en su proceso de formación? ¿cómo lo ejerce?

¿cómo se mide el impacto de la educación en la sociedad?

¿cómo ensayar, desde la escuela, el alcance de una sociedad con la mayor suma de felicidad posible?

Fuente: http://www.rebelion.org/noticia.php?id=259961

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Documental: Los guardianes del Amazonas

Redacción: BBC Mundo

Desde que Jair Bolsonaro asumió la presidencia de Brasil, el ritmo de deforestación de la selva amazónica aumentó más del 50%.

Muchos de los indígenas que viven en el bosque tropical más grande del mundo creen que el discurso del mandatario «respalda» la actividad de los madereros ilegales, con quienes desde hace años mantienen un enfrentamiento por las riquezas naturales del Amazonas.

«Tenemos que luchar por nuestra tierra», dice Laercio Guajajara, un indígena de la zona de Araribóia, en el estado brasileño de Maranhao, «no hay otra opción».

Él es uno de los guardianes de la selva amazónica que desde hace unos 6 años patrullan su territorio en busca de madereros ilegales.

Pero a veces los maderos se niegan a abandonar el lugar y los conflictos se vuelven violentos.

Fuente: https://www.bbc.com/mundo/noticias-america-latina-49375536
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Docentes paraguayos exigen aumento salarial para inicios de 2020

Amèrica del Sur/Paraguay/Telesur

Los docentes de varias organizaciones gremiales exigen el incremento de salario en febrero del 2020 según el acuerdo gestionado durante el Gobierno del expresidente Horacio Cartes.

Trabajadores del sector de la educación en Paraguay iniciaron este jueves una marcha en la capital del país, Asunción, para exigir un aumento salarial del 16 por ciento a partir de inicios del próximo año 2020.

Los docentes de varias organizaciones gremiales exigen el incremento de salario en febrero del 2020 según el acuerdo gestionado durante el Gobierno del expresidente Horacio Cartes para hacer un ajuste gradual hasta el 2021 y que permitiría un salario base de tres millones de guaraníes (más de 470 dólares), sin embargo el actual Ejecutivo paraguayo propone como fecha el mes de julio.

El titular de la Federación de Educadores de Paraguay (FEP), Silvio Piris, explicó que los profesores también demandan la inclusión de mil 500 rubros para suplir a aquellos trabajadores de la educación cuando salgan por cualquier motivo y no existan los inconvenientes que han tenido las escuelas durante este 2019.

Piris dijo a los medios que a nivel país hay 20 puntos de concentración, y un 85 por ciento de movilización. A las marchas se incorporaron docentes de los departamentos Central, Cordillera y Paraguarí, y del Bajo Chaco, una región comprendida en las proximidades de los ríos Paraguay y Pilcomayo del Gran Chaco paraguayo.

En el interior de Paraguay también se movilizaron afiliados a la Organización de Trabajadores de la Educación Sindicato Nacional (OTEP-SN), en los departamentos de Misiones, Caaguazú y Canindeyú.

La representante de la OTEP-SN, Blanca Ávalos argumentó que el Ejecutivo quiere condicionar a los docentes para acceder al aumento con exigencias de cursos de capacitación, aun cuando el ministerio de Educación y Ciencias ni siquiera cumple con la capacitación pedagógica.

Ávalos señaló a la figura del ministro de educación, Eduardo Petta, como catalizador de la crisis en el sector de la educación. Asimismo subrayó que mientras se aumentan las contrataciones de personal en otras instituciones del Estado, el presidente Mario Abdo Benítez continúa sin cumplir su promesa de aumentar el presupuesto nacional para la educación.

Fuente: https://www.telesurtv.net/news/marcha-sector-educacion-paraguay-incremento-salario-20190829-0036.html

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Latinoamérica recibirá más de 7 millones USD para atender primera infancia

América del Sur/Colombia/caracol.com.co

La donación realizada por Kimberly Clark a Unicef beneficiará más de 2 millones de niños en América Latina.

Latinoamérica recibirá más de 7 millones USD para atender primera infancia
Durante tres años, cerca de 2 millones de niños en Latinoamérica y 6 mil niños en Colombia, se beneficiarán con US$ 7.2 millones donados por Kimberly Clark, a través de una alianza con Unicef para apoyar las actuales iniciativas de Desarrollo de la Primera Infancia (ECD), que podrán seguir creciendo para mejorar la vida de los niños, garantizar que los padres reciban apoyo y se comprometan en el cuidado de sus hijos, que incluyen:
  • Asegurar que los bebés reciban servicios de calidad, incluida la atención neonatal.
  • Crear entornos amigables para los bebés en los hospitales y clínicas del área.
  • Capacitar a los trabajadores de la salud para brindar servicios esenciales a los niños pequeños y sus familias.
  • Asegurar que las familias tengan el apoyo necesario para cuidar a sus hijos y proporcionar un entorno enriquecido y seguro para el desarrollo infantil.

Luz Ángela Artunduaga, representante de Unicef, indicó que este pacto beneficia 16 países de América Latina y el Caribe. «En Colombia particularmente vamos a trabajar con las instituciones de salud para fortalecer las prácticas de padres, madres y cuidadores», mencionó.En América Latina, un niño muere cada tres minutos de enfermedades prevenibles y el 52 % muere en los primeros 28 días de vida.

Fuente: https://caracol.com.co/radio/2019/08/28/internacional/1566965761_910059.html

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Colombia: Fecode contemplaría un posible paro indefinido de maestros

América del Sur/Colombia/

El presidente del sindicato del magisterio habló sobre la posibilidad de un paro indefinido de maestros.

Luego de las manifestaciones de más de 1000 docentes en el norte de Bogotá, se puso fin al paro de maestros de 48 horas propuesto por Fecode. El paro programado para el 27 y 28 de agosto terminó con una protesta frente a Fiduprevisora. El presidente de Fecode, Nelson Alarcón, aseguró que el sindicato podría irse a paro indefinido de maestros.

Según Alarcón, el paro indefinido se daría en caso de que no haya cumplimiento de acuerdos con el Gobierno. «Les exigimos una vez más hacer cumplir los contratos. Si no hay solución hoy les notificamos que nos iremos a paro nacional indefinido”, dijo Alarcón a Blu Radio.

La situación surgió luego de las marchas de docentes, que iniciaron a las 9:00 am frente a Fiduprevisora. Los manifestantes salieron de la calle 72 con carrera 10 hacia el Ministerio de Educación. Durante toda la mañana y tarde, los docentes marcharon por la calle 72 y la carrera 15 hacia la calle 100, sede del Ministerio.

Así, los docentes cumplieron con el paro de 48 horas que habían convocado. La protesta buscaba manifestarse contra lo que Fecode ha llamado incumplimientos de promesas respecto a la salud docente y a la jornada única.

Fuente: https://www.publimetro.co/co/noticias/2019/08/29/fecode-contemplaria-posible-paro-indefinido-maestros.html

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Uruguay: Comenzó a funcionar el Observatorio de Educación Virtual

América del Sur/Uruguay/Ladiariaeducacion.uy

Hay una mesa de trabajo interinstitucional y se propone compartir los resultados en jornadas abiertas.

“Buscamos generar un espacio de miradas que reflexionen sobre cuáles son hoy los formatos y los espacios institucionales en los que se desarrolla la educación virtual”. Así resumió el objetivo del Observatorio de Educación Virtual (OEV) su responsable, Rosita Ángelo, directora nacional de Educación del Ministerio de Educación y Cultura (MEC). En diálogo con la diaria, Ángelo explicó que este grupo de especialistas de distintas instituciones educativas está trabajando desde 2013, pero este año definieron la creación del OEV para ampliar los organismos que participan a todos aquellos que utilizan alguna de estas modalidades: “Los espacios de formación virtual no están reservados solamente a los espacios formales, hoy hay una cantidad de espacios vinculados a la formación virtual dentro las instituciones que tienen la necesidad de la formación continua de sus funcionarios”.

El OEV busca generar acuerdos entorno a qué se entiende por educación virtual. Según explicó Ángelo, “uno de los temas que seguían apareciendo en la discusión en la academia era que había características muy diversas. Esta serie de intercambios permiten construir consensos y unificar denominaciones”, y agregó: “Era imprescindible generar un lugar de entrada respecto de cuáles son esas propuestas y qué características tienen, así como trabajar en la reglamentación que tienen las instituciones respecto de los cursos virtuales”.

Actualmente funciona una mesa de trabajo del OEV con referentes técnicos y académicos que fueron designados por las diversas instituciones que participan. El 16 de agosto se hizo la primera reunión del OEV abierta, y están planeadas más instancias como esta en lo que resta del año. El objetivo de la mesa es “proporcionar informaciones confiables sobre el uso educativo de las TIC [tecnologías de la información y la comunicación]” y con ellas desarrollar estudios y sistematizaciones que deriven en nuevo conocimiento y una mirada integral de la educación virtual. Son parte del OEV el MEC, el Ministerio de Salud Pública, la Administración Nacional de Educación Pública, las universidades de la República, Tecnológica, ORT, Católica, de Montevideo, CLAEH, de la Empresa, junto con Plan Ceibal, el Consejo de Educación Técnico Profesional, el Instituto Universitario ACJ, FLACSO Uruguay y Fundación Telefónica.

En cuanto al rol de la educación virtual en Uruguay, la jerarca comentó que “en los últimos años se han formado espacios que han integrado efectivamente un proceso virtual complejo, que va mucho más allá de colgar un PDF en una plataforma. Hay una reflexión que apunta a pensar la educación virtual no como un lugar remedial sino como una propuesta educativa con sus características particulares, que implican ciertos movimientos pedagógicos en las instituciones”. Además resaltó que hay muchos casos de buenas prácticas, y mencionó al Consejo de Formación en Educación, que propone “de manera bastante fuerte una oferta a miles de estudiantes de formación semipresencial, y tanto docentes como estudiantes destacan las fortalezas de este proceso”.

Ventajas y desafíos

Ángelo recalcó que hay acuerdos y lineamientos políticos que vienen del período anterior y que apuntan a generar acciones que le den continuidad a los espacios interinstitucionales que trabajan determinadas áreas, como la educación virtual, desde un enfoque interdisciplinario. “Una de las ventajas que tiene el observatorio es la idea de la interinstitucionalidad apostando a una mirada enriquecida sobre un tema que está en la agenda”, opinó.

Otra de las ventajas que señaló la directora de Educación es que Uruguay tiene una “buena infraestructura” para la educación virtual: “Somos uno de los pocos países en América Latina que tienen esta velocidad de conexión y el acceso; podríamos decir que tenemos ambientes enriquecidos de tecnología. El acceso a un dispositivo y la conexión a internet son elementos que en la población en general tienen un uso bastante alto”. Por otra parte, destacó el nivel de formación de los profesionales uruguayos: “Hay un proceso de más de una década de reflexión sobre cuál es el rol de la educación virtual, tenemos un número bien importante de docentes con prácticas de aula pero también de investigadores y grupos de trabajo sobre el tema. Hay una capacidad de cuerpo crítico para mirar los procesos que no es menor”.

Uno de los desafíos que tendrá por delante el OEV es el relevamiento en el sector no formal. Ángelo aclaró que desde el MEC están trabajando en un mapeo de los espacios de educación no formal en convenio con la Universidad de la República. Más allá de este futuro insumo, el OEV comenzó “un proceso paralelo que intenta mirar cuáles son las ofertas de educación virtual en la educación no formal y qué características tienen, ya que es un ámbito que aparece mucho más vinculado a la articulación entre educación y trabajo”.

Otro de los retos para el observatorio es lograr la sistematización de todas las prácticas que puedan relevar, no sólo por la cantidad sino también por lo diversas que pueden ser. El objetivo está puesto en lograr definiciones para poder luego “brindárselas a todas las instituciones para que puedan tomar decisiones, ya sea desde la gestión particular o desde las políticas educativas”. Finalmente apuntó que crear y estudiar prácticas no es una tarea sencilla: “Hay que ser muy cuidadosos, porque es muy distinto pensar la educación virtual para clases de primaria, los distintos niveles de educación media, el nivel terciario o la educación no formal”.

Fuente: https://educacion.ladiaria.com.uy/articulo/2019/8/comenzo-a-funcionar-el-observatorio-de-educacion-virtual/

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