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Un especialista aboga por la entrada en el aula de los juegos de mesa clásicos

Por: ABC

«Pueden servir para desarrollar la psicomotricidad, el cálculo, el autocontrol, la memoria o la tolerancia a la frustración», sostiene el profesor de Tecnología Educativa y Competencias Digitales de la Universidad Internacional de La Rioja, Norberto Cuartero.

En la era en la que la tecnología está cada vez más presente en la educación de los niños y adolescentes, los juegos de mesa clásicos, como el parchís o la época, tienen mucho que aportar en las aulas, sobre todo porque en muchas ocasiones son grandes desconocidos para los más jóvenes.

Así lo sostiene el profesor de Tecnología Educativa y Competencias Digitales de la Universidad Internacional de La Rioja (UNIR), Norberto Cuartero, que trata de que los docentes a los que forman tengan herramientas en el aula más allá de los recursos educativos que aportan los ordenadores e internet.

No pretende oponerse al avance de la tecnología y, de hecho, es un defensor de su uso «pero no del abuso», ha subrayado.

Los docentes utilizan desde hace tiempo el concepto de «gamificación« para tratar de introducir conceptos y destrezas en los niños mediante juegos.

Pero la combinación de juegos y tecnología ha «aparcado» un poco a juegos de mesa tradicionales que, sin embargo, han adquirido de nuevo un papel relevante en tiempos de pandemia «porque han vuelto a protagonizar muchos momentos de ocio en familia», asegura Cuartero.

El dedicar mayor tiempo a este tipo de juegos, desde el parchís al monopoly, «ha llegado a sorprender a muchos niños» que se encuentran «hiperestimulados» por los juegos en consolas «y han descubierto algo diferente», asegura.

Tras ese descubrimiento en familia, los juegos de mesa «tienen muchas aplicaciones en el aula» ya que «pueden servir para desarrollar la psicomotricidad, el cálculo, el autocontrol, la memoria o la tolerancia a la frustración».

«En un juego de mesa no siempre vas a ganar y ese es un concepto que en la sociedad actual hay que saber introducir en los niños y los jóvenes», afirma el docente, que además de formar a profesores es miembro de la comunidad de embajadores de las plataformas educativas ClassDojo y Genially.

Recomienda a los docentes «escoger bien» el juego que pueden utilizar en función del objetivo que buscan, ya que «no es lo mismo emplear Dixit» que estimula la colaboración entre un grupo «o la oca» que «parece lo más sencillo, pero puede servir para trabajar la motricidad de un niño pequeño, por ejemplo».

Además, detalla, todos los juegos clásicos «ofrecen la oportunidad de poder adaptarlos al aula» ya que «por ejemplo, un profesor de inglés puede construir una oca con verbos en inglés en cada casilla».

«Sin grandes complicaciones se pueden hacer cosas que sorprenden a los niños», recalca este especialista.

Se trata de cosas que contrastan en cierta medida con la tendencia de la educación en los últimos años en los que, en su opinión, «se ha pecado de fomentar el uso del ordenador en el aula pero sin un objetivo concreto».

Así, considera, «se han tocado mil pitos» y «no se ha tenido en cuenta que ese modo de trabajar al final no deja huella» en los alumnos.

Por ello, concluye Cuartero, es necesaria «una estrategia» para que los alumnos «adquieran competencias digitales» y «hay que tener claro que no se trata solo de darles una tableta o un ordenador».

Fuente e Imagen: https://www.abc.es/familia/educacion/abci-especialista-aboga-entrada-aula-juegos-mesa-clasicos-202012010115_noticia.html

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Reflexiones educativas bajo un contexto de pandemia

Por: Miguel Ángel Pérez

El mes de marzo del año 2020, se ha tornado en una fecha emblemática, es la fecha en que se genera un impresionante parteaguas a nivel mundial. Hay un antes y un después de esta fecha. Un virus llamado COVID-19 o Coronavirus, pone en riesgo y en jaque a más de la mitad de los países del mundo. La OMS reconoce el riesgo como un riesgo mayor y declara que entramos a un estado de Pandemia y recomienda medidas de prevención y de cuidados extremos. El virus es altamente contagioso y de riesgo mortal, las recomendaciones son el aislamiento, la sana distancia, usar cubre bocas, lavar las manos con frecuencia y tomar alimentos que mejoren las defensas del organismo sobre todo en lo correspondiente a alimentos ricos en vitamina C y otros nutrientes.

En educación también hay una serie de cambios radicales, las escuelas (como espacios públicos creados para la atención educativa) tienen que cerrar sus puertas, tanto alumnos como maestros y maestras, deberán ir a casa y desde ahí enlazarse por cualquier medio para continuar con la tarea. En los primeros meses de contingencia se genera un caos, un desorden, el nuevo anuncio nos ha tomado por sorpresa. No existe al respecto un precedente o una experiencia previa, a la cual se pueda recurrir como referencia, como un aprendizaje anterior que nos ayude a decidir en este incierto presente. Todo es nuevo, todo implica inventar o improvisar sobre la marcha.

Entramos a lo que le llamaron algunos especialistas una nueva normalidad, pero parece que la vieja normalidad ha quedado enterrada en los anales del recuerdo. Esta nueva, es la normalidad sobre la cual deberemos acostumbrarnos a vivir desde esta fecha y por largo tiempo. Los políticos fallan en sus apreciaciones, los laboratorios a nivel mundial inician una loca carrera por ganar y ser los primeros en crear y patentar la nueva vacuna que habrá de salvar a una parte del mundo y obviamente generar nuevas riquezas para sus creadores.

En el origen un virus que no estaba en la naturaleza o que ha sido –según reconocen muchos- creado en laboratorio con fines maniqueos, ha servido por poner en jaque a 2/3 partes de la humanidad. Ante ello hemos sido vulnerables, frágiles, incrédulos y en muchas ocasiones y poco sensibles ante el nuevo escenario.

Hay sectores que se aferran a vivir con las costumbres de la vieja normalidad, la fiesta, la pachanga y el desorden en las relaciones humanas, se ha tornado en un nuevo riesgo. ¿Ante qué estamos realmente? ¿Cuál es el verdadero riesgo que nos amenaza? ¿Ya hemos tocado fondo o aún seguimos a pique llegando a un lugar que nadie conocía?

Desde este marzo atípico del año 2020 se comenzó a generar una nueva literatura, las miradas de los especialistas se dirigen ya no a la escuela sino a las diversas iniciativas y respuestas educativas bajo un contexto de pandemia.

Los niños y niñas se vieron obligados a meterse al debate y manejar un nuevo discurso. Las preguntas están ahí, siguen latentes, ¿Qué nos está pasando? ¿Cuándo será posible salir de todo esto? ¿Cuándo regresaremos a los lugares que antes visitábamos con frecuencia?

El avance de las tecnologías y sobre todo la implementación de diversos dispositivos electrónicos y plataformas digitales se han convertido en los nuevos manuales de pedagogía: Zoom, Meet, Classroom, y muchas más, son los nuevos educadores que compiten o complementan la tarea de los viejos docentes. Desde preescolar hasta la educación superior, desde el campo hasta la ciudad; los y las docentes han tenido que vivir en muy corto tiempo un proceso obligado para habilitarse y adaptarse ante las nuevas circunstancias. Nunca como ahora la tarea educativa ha sufrido cambios tan drásticos, cuyo escenario final aún se desconoce.

Los investigadores trazan nuevas líneas de indagación y generación de conocimientos, hay publicación de libros, revistas monotemáticas en torno a la pandemia, el debate aun nuevo se tornó circular, son muy pocos los investigadores que penetran el corazón del problema o el conjunto de problemas que giran en torno a la educación bajo un contexto de pandemia. Las voces de los docentes, el contexto de alumnos y alumnas es pobremente recuperado. Los políticos se encargan de dar cifras halagüeñas de un escenario que solo es favorable en sus palabras, pero que en la otra realidad, en la realidad verdadera, podemos dar cuenta de una realidad cruda, sufriente, que va hartando a los sujetos y sus familias.

Algunas escuelas o colegios sobre todo del sector privado (porque atrás de esto está el asunto del dinero). Comienzan a presionar a las autoridades gubernamentales, se quiere regresar a las escuelas, no importa que entremos ante un riesgo mayor. Miles de niños y niñas al igual que muchos docentes no han sabido, ni podido adaptarse ante esta nueva realidad. Su esquema está colocado en un estilo de práctica que ya es del pasado. No sabemos tampoco si hemos dado un salto y estamos ante un escenario de innovación en donde las cosas van a cambiar positivamente. Aun no se pueden emitir juicios, pudiera sonar aventurado y oportunista; seguimos (aunque muchos no lo quieran reconocer) en medio de la tormenta, respondemos por inercia, pero la mirada y las decisiones con un sesgo estratégico aun no existen.

Este contexto también ha servido pata el surgimiento de nuevos oportunismos y el surgimiento de nuevos profetas; están los que dicen y presumen entenderlo todo, aquellos que sólo se han dedicado a descalificar todo tipo de iniciativas y los escépticos los que no creen en nada, ni en nadie, incluso ni siquiera reconocen que el año 2020 se ha vivido diferente.

Es necesario lograr y garantizar un espacio de mesura estamos, obligados a pensarnos bajo nuevos esquemas, pensar en las salidas, en las soluciones pautadas sobre el tiempo. Los rasgos o las marcas de este contexto de pandemia en las nuevas generaciones estarán impregnados por estas fechas que de lo atípico pasamos muy pronto a una nueva normalidad. Esperemos que las nuevas respuestas que podamos construir de manera colectiva, nos sirvan para encontrar un camino más seguro y gratificante, en estos días difíciles, que serán recordaos como los días de la pandemia por coronavirus en el año 2020.

Fuente e Imagen: http://www.educacionfutura.org/reflexiones-educativas-bajo-un-contexto-de-pandemia/

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Cómo mejorar los problemas de comunicación por la mascarilla en el aula

Por. Educación 3.0

Cristina Jiménez López, maestra especialista de audición y lenguaje en el CEIP Alcázar y Serrano (Albacete), propone algunas soluciones para reducir los problemas que surgen en el proceso de enseñanza-aprendizaje con el uso de la mascarilla.

Las expresiones faciales son parte de nuestra propia comunicación. Mostramos más información sobre lo que estamos diciendo a través del lenguaje no verbal que a través del oral. De hecho, muchos estudios señalan que más de un 90% del mensaje se transmite a través del lenguaje no verbal. Los movimientos, nuestra posición corporal, el tono y el volumen de nuestra voz, las muecas que realizamos con la cara y con la boca nos dan mucha más información que la propiamente dicha.

Problemas de comunicación con mascarilla…

La necesidad de usar mascarillas como medida de prevención de la transmisión del coronavirus está dificultando el trabajo en los centros educativos. Aunque el trabajo de los maestros especialistas en audición y lenguaje se ve más afectado que el del resto de compañeros, no quiere ello decir que el resto de docentes no tenga dificultades en su trabajo diario. Compartiendo experiencias, hemos comprobado que la iniciación de la lectoescritura que se realiza en los últimos cursos de Educación Infantil y en los primeros de Educación Primaria se ve obstaculizada, ya que los alumnos no pueden visualizar la posición correcta de la boca para emitir los distintos fonemas. Felicitar con la mirada, sonreír con los ojos, dar nuestra aprobación con un vistazo, mostrar nuestra desaprobación con la mirada… son nuevas estrategias que estamos aprendiendo a utilizar.

Otro problema se presenta en los alumnos de nueva incorporación con desconocimiento del idioma, ya que la audición del vocabulario se ve afectada. Y también me gustaría hacer especial hincapié en aquellos alumnos que presentan algún tipo de déficit auditivo. ¿Cómo pueden leer los labios? ¿Cuánta información están perdiendo? ¿Cómo sabemos qué conocimientos están llegando a adquirir?

¿Cómo solucionarlo?

Problemas de comunicación con la mascarilla - mascarilla semitransparente

Ante estos problemas de comunicación que surgen con el uso de la mascarilla, toca reinventarse y nos toca sacar de la chistera todo el ingenio, imaginación e ilusión que teníamos guardado. Pero, ¿por dónde empezamos? La educación emocional, la enseñanza en el manejo y uso de las TIC y conocimientos académicos. Esos son los tres pilares básicos por los que comenzar a trabajar y, efectivamente, el primero de ellos es la educación emocional.

Cuando comenzaron las clases nos encontramos muchas reacciones distintas ante la misma situación: el rechazo, el miedo, la histeria… Como principal objetivo en los primeros días de clase nos propusimos enseñar a manejar las emociones, a expresar los sentimientos, a controlarlos, escucharlos y atender su necesidad de apoyo emocional.

Afortunadamente, llegaron las mascarillas semitransparentes a los centros. Fue increíble la experiencia cuando llegué a la clase de Educación Infantil con aquella mascarilla: “¡mira, una boca!”, gritó uno de los alumnos de cinco años.

La nueva situación social en la que nos encontramos ha hecho que la creatividad sea nuestra mayor aliada en las aulas. Como especialista de audición y lenguaje, he readaptado muchas de las actividades que hacía para poder ajustarlas a la nueva normalidad. Así, por ejemplo, para trabajar las praxias hemos hecho fotos frente al espejo y las hemos convertido en tarjetas. De esta forma, aunque llevemos la mascarilla puesta, los alumnos pueden ver la posición correcta del aparato fonador. Otra de las actividades que hemos adaptado ha sido la lectura de cuentos, decidimos grabarlos desde casa para después poder proyectarlos en clase.

Otro punto fuerte que estamos sacando de esta situación es que estamos incorporando mucho vocabulario de la lengua de signos. Para los alumnos está siendo muy divertido y sin duda, les ayuda a memorizar el vocabulario, a mejorar su atención y a la vez a aprender conceptos básicos de una lengua que mucha gente desconoce. Al mismo tiempo, estamos creando una sensibilidad especial ante la comunidad sorda que, a su vez, se traslada indirectamente a las familias y a toda la comunidad educativa.

Y, ¿Qué hacemos con el aprendizaje cooperativo? Pues, seguimos trabajándolo pero adaptándolo a la nueva realidad: hemos hecho un barrido de todas las dinámicas propias de esta metodología seleccionando aquellas que podíamos adaptar a la nueva disposición de las aulas y cumpliendo siempre las normas de seguridad frente a la pandemia.

La formación permanente

La crisis sanitaria provocada por la Covid-19 no nos va a parar. Ahora más que nunca debemos estar al tanto de todos los recursos, plataformas y herramientas educativas para hacer llegar a nuestros alumnos toda la información del centro de forma digital.

La respuesta educativa adaptada a las necesidades de cada uno es otro de los aspectos clave para realizar un buen trabajo. Actualizarnos en nuevas metodologías es primordial. Actualmente la disparidad de distintos niveles de competencia curricular se ha acentuado aún más, ya que durante los meses de confinamiento muchos han sido los que se han visto limitados en su aprendizaje por la brecha digital. Nuevas corrientes educativas como el Diseño Universal para el Aprendizaje (DUA) hace que el foco se centre más en la propia elaboración de materiales que en la dificultad del alumno para aprender. Todas estas corrientes educativas emergentes nos plantean siempre una respuesta educativa centrada y adaptada a las distintas capacidades de los alumnos.

Por último, otro aspecto importante es el intercambio de información entre el profesorado. Mantener contacto y comunicación con otros centros educativos, nos abre un campo de posibilidades para compartir y mejorar. Intercambiar opiniones, experiencias, hasta materiales hace más enriquecedor nuestro trabajo.

Fuente e  Imagen: https://www.educaciontrespuntocero.com/opinion/problemas-de-comunicacion-mascarilla/

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Estas son las claves para involucrar a las familias en el aula

Por: Educación 3.0

Encontrar un horario adecuado para las familias, cooperar y entenderse con ellas, hacer que asuman distintos roles y ofrecerles un apoyo extra en Secundaria es fundamental para que las familias participen de la educación de sus hijos dentro del aula. Nos lo cuenta Francesc Vicent Nogales, docente en el colegio San Enrique de Quart de Poblet, en Valencia.

Durante los últimos años hemos vivido una auténtica vorágine metodológica en las aulas: aprendizaje basado en proyectosgamificación, aprendizaje-servicio, o los proyectos cooperativos, entre otros. Tras mucho tiempo aplicando estas estrategias metodológicas, hay una constante que siempre nos ha dado garantías de éxito: la implicación de las familias en la realidad del aula. Las familias llevan décadas reconocidas como miembros de la comunidad educativa, pero también llevan años relegadas al apoyo en el hogar, con estudio y deberes, y con una importante desconexión del aula.

Involucrar a las familias enseñándoles cómo aprenden sus hijos

Pero, ¿cómo pueden apoyar la educación de sus hijos si aplicamos unos métodos que ellos mismos desconocen? Es incoherente esperar que comprendan cómo reforzar contenidos con el método ABN (Algoritmo Basado en Números) si aprendieron con una metodología diferente cuando eran estudiantes. Un ejemplo: un cirujano de hace 80 años se sentiría completamente inútil en un quirófano actual, y a las familias les sucede algo similar si entran ahora en un aula en la que se encuentran a los estudiantes trabajando en cooperativo o desarrollando una sesión de ABP. La mayoría de las familias desconocen las rutinas de pensamiento que hoy son habituales en nuestro día a día, y nos miran con extrañeza cuando sus hijos les dicen: “Hemos estado jugando en clase”.

Familia y escuela

Por ello, es fundamental permitirles ser miembros activos dentro del aula haciendo que comprendan el aprendizaje basado en juegos, la gamificación o las matemáticas manipulativas, entre otras metodologías. A estos beneficios debemos añadir la importante carga motivadora que supone para los estudiantes y, por supuesto, la tarea y responsabilidad compartida con los padres y madres.

¿cómo pueden las familias apoyar la educación de sus hijos si aplicamos unos métodos que ellos mismos desconocen?

En el momento en el que abrimos las aulas y las familias entran, ven y observan su punto de vista cambia completamente. Las familias comprenden que no jugamos, sino que es aprendizaje basado en el juego o que ‘Lápices al centro’ o ‘Folio giratorio’ son herramientas muy potentes para gestionar el trabajo cooperativo dentro de clase.

Claves para que las familias participen en clase

Por otra parte, muchos docentes siguen sintiéndose más cómodos sin la presencia de otros adultos en la clase. En los centros es fácil encontrar mitos que giran en torno a la participación de las familias como: “No pueden venir al aula”, “están trabajando”, “no nos apoyan”, “no podemos permitir que nos cuestionen, nosotros somos los expertos en educación” o “en Infantil las familias siempre están disponibles, vente a Secundaria y verás la realidad”. Pero, la realidad es totalmente distinta. Muchas familias pueden acudir al aula, pero hay que ir probando distintas alternativas y claves, como las siguientes:

  • Encontrar un horario adecuado para las familias: Hace siete años, en mi centro empezamos invitando a las familias a las nueve de la mañana, una hora ideal porque los niños están más tranquilos, pero la asistencia no solía ser mayor de cuatro o cinco personas por sesión. Otro año probamos a hacerlo de cuatro a cinco de la tarde, y desde entonces la asistencia siempre supera las diez personas por sesión.
Familias y aulas
  • Cooperación. Las familias son expertos respecto a sus hijos y nosotros a veces les cuestionamos afirmando, por ejemplo, que no ponen límites, pese a que no estamos presentes en sus casas. Familias y docentes estamos llamados a entendernos y cooperar, sin prejuicios ni juicios, sin cuestionar. Si ellos nos cuestionan no debemos entenderlo como una amenaza sino como oportunidad de mejora. Si una familia no entiende una actividad, nos están ofreciendo una oportunidad para explicarla de forma más clara, para darles a conocer lo que vivimos en clase, para crecer juntos.
  • Asignar distintos roles. Invitando a las familias a la clase, les enseñamos cómo hacerlo. Les invitamos a ser partícipes asumiendo en unos momentos el rol de observador de la sesión, el de explicar o exponer desde su experiencia personal o un papel dentro de un equipo cooperativo, por ejemplo.
  • Secundaria: una ayuda extra. En este nivel educativo, las familias necesitan toda la ayuda para comprender a sus hijos, y ahí es aún más importante nuestra labor. El problema puede ser que desde hace años han recibido un mensaje que no respondía a sus necesidades. ¿Nos sentimos cómodos si siempre recibimos mensajes negativos? ¿Acudiríamos a una reunión si me van a contar algo muy similar a lo que escuché los últimos tres años? En Secundaria los padres siguen necesitando ayuda, necesitan comprender cómo gestionar los cambios de sus hijos, cómo acompañarles y a la vez dejar el espacio que reclaman, o cómo generar corresponsabilidad, ahí el papel del profesorado es vital.

Implicar educativamente a las familias es una necesidad y no siempre sabemos cómo hacerlo. Para ello el libro ‘Escuela y familia: misión posible’ ofrece 27 proyectos educativos con actividades, pautas, programaciones y todo lo necesario para lograr que las familias quieran venir a clase con sus hijos y nosotros, como docentes, sepamos convertirlos en los agentes educativos que son.

En definitiva, si creamos un modelo de escuela en el que todos estamos implicados, y en el que todos tenemos ‘voz y voto’, lograremos implantar ese modelo de educación de 360 grados, en el que la escuela y su entorno cooperan generando espacios abiertos de aprendizaje.

Fuente e Imagen: https://www.educaciontrespuntocero.com/opinion/estas-son-las-claves-para-involucrar-a-las-familias-en-el-aula/

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¿Regreso a clases presenciales a las escuelas?, ¡ni pensarlo!

 Abelardo Carro Nava

¿Cuántas escuelas de educación básica han recibido recursos económicos en los últimos meses para la habilitación o rehabilitación de sus espacios físicos con la intención de que se ofrezca un regreso seguro a todos los actores que en ellas concurren? Con excepción de las instituciones educativas que participan en el programa “La Escuela es Nuestra”, ninguna.

Esta pregunta, y la afirmación subsecuente, viene a colación porque en las últimas semanas, a través de diversas cápsulas “informativas” que trasmite Tv Azteca, ha insistido en el regreso a clases de manera presencial en nuestro país puesto que, según se argumenta, la estrategia “Aprende en Casa” que implementó la Secretaría de Educación Pública (SEP), como parte de las acciones educativas que echó andar para que los estudiantes no interrumpieran sus estudios, no está dando resultado y, por tal motivo, prácticamente mediante estos “episodios televisivos”, le exige a la SEP y el Gobierno Federal, den la indicación para que se retorne a clases de esta manera.

Lo anterior podría no ser nuevo; al fin de cuentas, Tv Azteca y Televisa, a través sus noticieros, han buscado la forma de incidir en la percepción que sus televidentes tienen con relación a tal o cual hecho. ¿Acaso durante el sexenio peñanietista se cansaron de enviar mensajes a su audiencia en los que se denostaba al magisterio? Nunca se cansaron porque, indiscutiblemente, nunca dejaron de recibir dinero del gobierno, pero bueno, volviendo al tema que me ocupa, y que realmente me preocupa, me llama la atención que en lo que va de la contingencia sanitaria decretada por el gobierno mexicano en marzo de este año a la fecha, pocas escuelas públicas hayan recibido algún recurso con la intención de habilitar y/o rehabilitar sus espacios físicos. Tal es el caso de aquellas que están incorporadas al programa “La Escuela es Nuestra”. De hecho, sobre este asunto, el pasado 28 de octubre, Eunice Arias, Directora de Evaluación y Monitoreo de los Programas Sociales de la Secretaría del Bienestar, en conferencia de prensa sostuvo, que de los 57 mil 799 centros escolares que forman parte de este programa – que entrega recursos económicos a las comunidades para la mejora de infraestructura –, 97 por ciento ya dispusieron del dinero, por lo que muchas de las instituciones seleccionadas – conforme a una base de datos – se vieron favorecidas puesto que, como tales, se encontraban en zonas indígenas y, con la pandemia, no tenían baños y agua (Xantomila, 2020).

Interesante dado fue éste y, desde luego, presentarlo, así como así, podría haber generado cierto entusiasmo en propios y extraños; sin embargo es preciso mencionar que, según las cifras expuestas en el documento “Principales cifras del Sistema Educativo Nacional 2018-2019” que elaboró la Dirección General de Planeación, Programación y Presupuesto de la SEP en 2019 (SEP, 2019), se advierte que el total de escuelas públicas, en su modalidad escolarizada, por tipo, nivel y sostenimiento, asciende a 216 mil 564. De éstas, 198 mil 731 corresponden a educación básica. Ahora bien, si a este total le restamos los 57 mil 799 centros escolares que participan en “La Escuela es Nuestra”, tendríamos 140 mil 932 instituciones que no están inscritas en dicho programa y que, como bien lo explicaría y fundamentaría Rogelio Alonso, en su texto titulado “Tv Azteca: la desafiante exigencia de regresar a la escuela” (Alonso, 2020), presentan ciertas problemáticas en cuanto a su infraestructura se refiere. ¿Nos entusiasmamos entonces?

Ahora bien, un dato que no es menor es que en esas 198 mil 731 escuelas, acuden a prestar sus servicios profesionales un millón 40 mil 588 docentes de quienes, desde luego, no se conoce su estado de salud porque, si bien es cierto que el Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación (SNTE), en meses anteriores venía “levantando” una encuesta que tenía por objetivo conocer el estado de salud y laboral del personal agremiado a éste, así como las condiciones básicas en las que se encuentra cada escuela (Jiménez, 2020), la verdad de las cosas es que, hasta el momento en que cierro estas líneas, nada se sabe sobre ello. ¿Casualidad? No lo creo.

Y bueno, por lo que respecta a lo que cada escuela necesitaría para que pudiera hablarse de un regreso “seguro” a las aulas, habría que revisar el texto de Reyna Campuzano titulado “Regreso a Clases”, donde se especifica que, entre otros insumos con los que deberían contar las instituciones educativas como lo es el agua potable de manera constante, se tendría que dotar de cubrebocas y caretas (personales), termómetros infrarrojos, tapetes sanitizantes, gel antibacterial suficiente, material para señalizar la escuela (y cumplir de esta forma la sana distancia) (Campuzano, 2020), además de todo el material necesario para la limpieza e higiene, tanto de salones como de sanitarios. Hecho que, desde luego, implica destinar un recurso económico que, desafortunadamente, no se vio reflejado en el Presupuesto de Egresos de la Federación para el 2021 aprobado en este año.

¿Cómo se exige que se retorne a las aulas escolares cuando se sabe que está en puerta la temporada invernal y, con ello, se agudice o incremente el número de contagios por el SARS CoV-2 en los mexicanos? Al menos, eso es lo que han advertido las autoridades de salud, especialistas en esta materia. Luego entonces, caer en simplezas, como en las que viene sosteniendo esta televisora es por demás ruin y mezquino.

Es cierto, la estrategia “Aprende en Casa” ha enfrentado diversas problemáticas desde que inició, y de las cuales, varios investigadores, académicos, maestros y colegas, hemos dado cuenta de ello en diversos espacios, pero también es cierto, que los docentes han venido trabajando de manera favorable para que sus estudiantes no vean interrumpido su proceso formativo. De hecho, sobre este último asunto, es muy importante el dato que se ofrece en el documento que hace unos días la Comisión Nacional para la Mejora de la Educación (MEJOREDU) publicó sobre las “Experiencias de las comunidades educativas durante la contingencia sanitaria por Covid-19” (Profelandia.com, 2020), y en el que se especifica, que el 75.4% de las y los docentes, diseñaron actividades y materiales por su propia cuenta con el propósito ya señalado.

En suma, considero que hablar de un posible regreso a clases a las escuelas no es incorrecto; de hecho, hace unos meses formulé algunas propuestas relacionadas con este asunto, con la intención de aportar un granito de arena a esta idea, lo incorrecto en todo caso es, trasmitir la idea errónea de que es posible regresar a las aulas en estos momentos sin que se hayan otorgado las condiciones de infraestructura mínimas para ello, así como también, de cerciorarse el estado de salud de todos los actores, insisto, que en ellas concurren. ¿Acaso en esta televisora no están enterados de lo que viene sucediendo en el mundo con relación a los contagios por coronavirus? Habría que recomendarles el estudio realizado en Corea del Sur y que, hace unos días, el portal Aristegui Noticias difundió con relación a que los niños pueden trasmitir el coronavirus al mismo ritmo que los adultos (Aristegui Noticias, 2020).

Quienes nos encontramos dentro del Sistema Educativo Nacional (SEN), sabemos que éste adolece de varias cuestiones; una de ellas ya la he referido: los recursos económicos para mejorar su infraestructura; pero también sabemos, porque lo hemos padecido, que cuando un alumno llega con síntomas de gripe al salón de clases que atendemos, el grupo de alumnos que lo conforman se contagia de inmediato. Regresar a clases a las escuelas en estos momentos, insisto, ni pensarlo, aunque es necesario seguir formulando propuestas y exigir se destinen recursos para ello o… ¿acaso se piensa que los padres de familia y maestros absorberán los costos de dichas habilitaciones o rehabilitaciones a los espacios físicos educativos?

Referencias:

Alonso, R. (2020). Tv Azteca: la desafiante exigencia de regresar a la escuela. Educación Futura. Recuperado de: http://www.educacionfutura.org/tv-azteca-la-desafiante-exigencia-de-regresar-a-la-escuela/

Campuzano, R. (2020). Regreso a Clases. El Mercurio. Recuperado de: https://elmercurio.com.mx/editoriales/regreso-a-clases

Jiménez, A. (2020). Realiza SNTE encuesta nacional para conocer estado de salud de maestros. MVS Noticias. Recuperado de: https://mvsnoticias.com/noticias/nacionales/realiza-snte-encuesta-nacional-para-conocer-estado-de-salud-de-maestros/

-Redacción Aristegui Noticias (2020). Los niños pueden trasmitir el coronavirus al mismo ritmo que los adultos: Estudio. Recuperado de: https://aristeguinoticias.com/2311/mundo/los-ninos-pueden-transmitir-el-coronavirus-al-mismo-ritmo-que-los-adultos/

Redacción Profelandia.com (2020). MEJOREDU presenta estudio sobre experiencias durante la contingencia por… Profelandia.com. Recuperado de: https://profelandia.com/mejoredu-presenta-estudio-sobre-experiencias-educativas-durante-la-contingencia-por-covid-19/

SEP (2019). Principales cifras del Sistema Educativo Nacional 2018-2019. Dirección General de Planeación, Programación y Presupuesto. Recuperado de: https://www.planeacion.sep.gob.mx/Doc/estadistica_e_indicadores/principales_cifras/principales_cifras_2018_2019_bolsillo.pdf

Xantomila, J. (2020). El 97% de centros escolares disponen recursos de “La Escuela es Nuestra. La Jornada. Recuperado de: https://www.jornada.com.mx/ultimas/politica/2020/10/28/dispersa-la-escuela-es-nuestra-10-mil-mdp-para-centros-escolares-3165.html

Fuente e Imagen: https://profelandia.com/regreso-a-clases-presenciales-a-las-escuelas-ni-pensarlo/

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Así puedes usar en casa las nuevas tecnologías para que tu hijo aprenda a leer

Por: Carlota Fominaya

Cada vez hay más colegios que acercan la lectura a los niños en Educación Infantil, pero obligatoriamente, y según la legislación vigente, es a partir de Primero de Primaria cuando se debe enseñar, puesto que es la base del aprendizaje y la destreza que permite a los alumnos llegar al resto de materias en la escuela.

Es precisamente en esos años, explica Concepción María Jiménez, directora académica del máster universitario en didáctica de la Lengua en Educación infantil y Primaria de la UNIR«cuando se hace necesario trabajar el gusto por la lectura, no solo como una necesidad, sino como un aprendizaje agradable y hasta lúdico».

Por ello, «no podemos descuidarla bajo ningún concepto», indica esta experta quien, con una pedagogía pareja a los tiempos, comparte con ABC una serie de Bibliotecas Digitales dirigidas al público infantil y diferentes aplicaciones de enseñanza de lectura de acceso gratuito y útiles para muchas familias y docentes. «Ni los padres ni la escuela debemos olvidar que se puede enseñar de forma lúdica funcional y significativa», añade.

Para eso, y como recursos posibles, prosigue Concepción María Jiménez, «tenemos acceso a aplicaciones que cuentan con menús interactivos y que facilitan una lectura guiada pudiendo aprender las sílabas, las palabras, las frases. de manera divertida».

Así, entre los recursos que animan a leer y a crear hábitos lectores duraderos se encuentran aplicaciones como estas:

Aplicaciones

APRENDER A LEER Y A ESCRIBIR EN ESPAÑOL (ANDROID)

https://androidgames-9309c.firebaseapp.com/apalye.html

Aprender a leer y a escribir en español se dirige a niños a partir de 3 años, y es muy útil sobre todo para practicar la grafomotricidad y desarrollar la psicomotricidad fina. Con esta aplicación también se aprende a reconocer las letras mayúsculas, las minúsculas y las sílabas del abecedario. Gratuita (Android).

MARIO ABECEDARIO (IOs)

http://appalphabet.com/aplicaciones-para-aprender-a-leer.php

Mario Abecedario está basado en el método Montessori. Trabaja las rutas fonológicas y está inspirada en el juego sin restricciones. Con esta aplicación se aprenden los sonidos y las letras a través de voces divertidas. Es un juego de obstáculos super motivador, en el que deben ir superando pruebas. Está dirigido a niños a partir de 4, 5 y 6 añitos.

APRENDE A LEER (ANDROID-IOs)

http://www.aprendealeer.es/

La aplicación Aprende a leer está dirigida a Android y IOS. Con esta app se aprenden las letras y se mejora la lectura, independientemente del estado de aprendizaje que se encuentre el niño, aunque sobre todo está dirigido a niños que ya conocen las letras. De forma autónoma y autodidacta se aprende la lectura correcta.

APRENDE A DELETREAR Y A ESCRIBIR (ANDROID)

https://play.google.com/store/apps/details?id=com.orange.kids.learn.spell.write.words

Aprende a deletrear y a escribir es un juego educativo para aprender a escribir, a leer y a mejorar la ortografía. Está dirigido a niños de cualquier edad, mejoran el vocabulario, tan necesario para la comprensión de textos, también para ampliarlo. se trabaja la pronunciación, hay distintos niveles de dificultad, según el niño que acceda a esta aplicación hay diferentes niveles.

Estas serían las aplicaciones pero, ¿qué pasa?, se pregunta esta profesora. «Que también tenemos que tener en cuenta que para fomentar la lectura la novedad es importante. Porque esta situación tan excepcional que estamos viviendo de pandemia, que nos hace pasar mucho tiempo en casa, puede hacer que los niños tengan muy vistas las obras que tienen a mano. Por tanto, resulta necesario enseñarles otras fuentes para encontrar títulos que les llamen la atención, como las bibliotecas digitales infantiles y juveniles».

Bibliotecas digitales infantiles y juveniles

BIBLIOTECA DIGITAL INTERNACIONAL PARA NIÑOS

http://es.childrenslibrary.org/

En esta hay libros dirigidos a niños de 3 a 5 años, de 6 a 9 y de 10 a 13.

CUENTOS PARA DORMIR

https://cuentosparadormir.com/

Aquí podemos encontrar cuentos cortitos que presentan diferentes valores y mensajes, según lo que se busque.

Fuente e Imagen: https://www.abc.es/familia/educacion/abci-puedes-usar-casa-nuevas-tecnologias-para-hijo-aprenda-leer-202011230156_noticia.html

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Niños proveedores

Por: Elisabeth De Puig

La realidad de nuestros días es que cada vez más niños andan buscando comida en los sectores aledaños a los mercados, vendiendo en puestos de comida y de ropa en las calles, descargando camiones, dejándose tocar  por adultos mal intencionados.

Mientras se está instalando el gabinete de Niñez y Adolescencia y el Consejo Nacional para la Niñez y la Adolescencia (Conani) realiza un programa de festividades y actividades artísticas y teatrales para los hogares de paso en ocasión de la celebración de los 42 años de existencia de la institución otros niños, librados a sí mismos, recorren las calles en búsqueda del sustento familiar.

Como bien lo señala el periódico Listín Diario del lunes 23 de noviembre, una nueva oleada de niños “limpiavidrios” irrumpe en las calles sin mascarillas ni distanciamiento social. Posicionados en las principales esquinas de la ciudad capital, ellos son solamente la punta de un iceberg que va creciendo en los sectores más desfavorecidos de las grandes ciudades y de todo el país. Librados a todos los peligros de la calle pronto estos niños y niñas vendrán engrosar la fila de los niños y niñas de los hogares de paso.

La pandemia ha venido reforzando de manera acelerada una realidad con la cual lidian a diario las organizaciones sociales que trabajan en los barrios y campos de nuestro país.

Se observa en la actualidad el auge de nuevas formas de solidaridad que saltan a la vista. Hay casos que, de repente, se vuelven virales y conmocionan la ciudadanía e instancias del gobierno trayendo consigo soluciones micro e individuales a problemas macro.

Gracias a la solidaridad de la ciudadanía y de Altice y Jonpéame el niño Alexander de León, que pescaba cangrejos de noche para su sustento, fue beneficiado de una casa, de provisiones alimenticias y de herramientas para seguir el año escolar de manera remota.

De la misma manera, Joel Lebrón brincó al estrellato y tendrá una casa de blocks gracias a la solidaridad externada por la sociedad civil y el Estado, opacando de cierta manera las miles de situaciones similares que padecen en la actualidad niños y niñas que necesitan también respuestas urgentes de los adultos, de instituciones como Conani y demás organismos del Estado para recuperarlos desde un lugar seguro y de protección.

Por más notoriedad que alcancen estos casos particulares, en el que unos cuantos niños pasan “de la nada al todo”, debemos convenir que esta no es la vía adecuada para saldar la enorme deuda social que agobia a nuestra sociedad. En vez de soluciones, lo que está frente a nosotros es más bien la fabricación de sueños e ilusiones.   

La realidad de nuestros días es que cada vez más niños andan buscando comida en los sectores aledaños a los mercados, vendiendo en puestos de comida y de ropa en las calles, descargando camiones, dejándose tocar por adultos mal intencionados.

Ese es el pan nuestro de cada día de hijos e hijas de familias que practican el chiripeo como modo de vida y que no tienen acceso a fuentes de trabajo fijas ni a los programas Quédate en casa, Fase 1 y Fase 2. Dominicanos sin cédula de identidad o que, sencillamente, no han entendido los mecanismos que permiten acceder a los programas de compensación social, o bien; puede tratarse también de niños de familias de inmigrantes.

En el caso de la Fundación Abriendo Camino hemos reiniciado un programa de protección presencial específico para estos niños desescolarizados, sin celular, sin televisor, incapacitados de estudiar virtualmente, asediados por el hambre, que vagan por los puestos de comida de los vertederos del Mercado Moderno y de la avenida de los Mártires.

De igual manera la Fundación La Merced, en el Batey Bienvenido, ha reiniciado actividades de nivelación escolar con su público bajo estricto protocolo de bioseguridad, tal como lo ha hecho el padre salesiano Carlos Patiño, en Cristo Rey.

Si nuestros niños, niñas y adolescentes corren peligro no podemos caer en omisión si tenemos a nuestro alcance los medios para ayudarlos.

Fuente: https://acento.com.do/opinion/ninos-proveedores-8886449.html
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