Page 2 of 11
1 2 3 4 11

Cinco novelas coreanas que deberías leer

Corea del Sur se está volviendo una pieza fundamental en el ajedrez literario mundial. Esto comenzó el año pasado en la London Book Fair, donde la literatura coreana fue el centro de todas las miradas. Más específicamente, la literatura coreana se está creando un nombre gracias a las escritoras de novela negra y ficción transgresiva. Algunas de ellas pueden no ser conocidas o tal vez no les gusten a los lectores estadounidenses, pero realmente merece la pena probar. En la post-era de la etapa Gone Girl, el «negro» desaparece muchas veces cuando se describen libros que suelen terminar con cualquier otra cosa que no sea un final feliz. Sin embargo, estos libros te llevarán a un lugar oscuro de verdad, como «una adolescente que se acuesta con su padre para que se sienta mejor después de que su madre se vaya a la cárcel por hackear a un adolescente», así de oscuro. Ya os lo hemos advertido.

«El público occidental adora los personajes fuertes, activos y fáciles de recordar, mientras que la literatura coreana suele buscar un valor más estético, una veracidad social; en la tranquilidad, normalidad [y] pasividad», dice Deborah Smith, una traductora de literatura coreana que trabaja en Londres y la fundadora de Tilted Axis Press. (Deborah tradujo The Vegetarian, obra de la que se hablará a continuación). «Estas novelas no siguen la tradición del héroe romántico, y la cultura contemporánea no podría ser más individual que la nuestra». Siguiendo estas palabras, aquí os traemos unos cuantos libros que deberíais conocer. Eso sí, no los confundáis con lecturas ligeras.

Han Kang, The Vegetarian

Kang, hija de un reconocido escritor, es una estrella en Corea. The Vegeratian, tres novelas conectadas y publicadas en un único volumen, será su primera obra traducida al inglés. Comienza con una escena que muchos estadounidenses encontrarán familiar, en la que una mujer joven le dice a su familia que se ha vuelto vegetariana. Mientras que muchas de esas escenas suelen utilizarse de manera cómica en la cultura pop estadounidense (como en el caso de Lisa Simpson), la decisión de la heroína de Kang hace que se desencadene una serie de desconcertantes eventos: su matrimonio termina, sus padres reniegan de ella y la misma corre el riesgo de comprometerse. Es una forma compleja y terrorífica de darse cuenta de cómo las decisiones más simples pueden afectar a tantas vidas. También nos muestra la mentalidad tanto de la protagonista vegetariana como de su sufrida hermana, que se vuelve su cuidadora. En un mundo en el que los cuerpos de las mujeres están bajo un escrutinio constante, el deseo de desaparecer de la protagonista resulta terroríficamente familiar.

Suki Kim, The Interpreter

La reciente autobiografía de Kim, Without You, There Is No Us, cuenta detalladamente la experiencia de la misma (nacida en Corea y criada en Estados Unidos) como profesora de inglés de los hijos del 1 % de los norcoreanos. Sin embargo, su novela del 2003 se centra en la experiencia de los inmigrantes coreanos en Estados Unidos a través de la historia de una joven cuyos padres son asesinados en una bodega que ellos mismos gestionan. La protagonista pronto comprende que sus muertes no fueron al azar, sino que poco a poco la llevan a lo más profundo de una comunidad oscura y en la que no se puede confiar. Kim nos muestra la voz de una mujer a caballo entre dos culturas, sin saber si ella misma pertenece a una o a la otra. Muchas de las historias sobre los estadounidenses de la primera generación suelen ser nostálgicas o estar llenas de pena, pero The Interpreter no sigue un camino tan sencillo. 

Krys Lee, Drifting House

Los increíbles relatos cortos de Krys Lee hablan de los coreanos que se sienten fuera de lugar, desde una divorciada que accede a ser una esposa por correo en Los Ángeles para poder comenzar una nueva vida, hasta un niño que intenta huir de Corea del Norte a China cruzando un río congelado. Estas historias pueden ser difíciles de leer, ya que hablan de temas como el abuso, el incesto o el asesinato; pero hay una honestidad subyacente que hace que seamos empáticos con los personajes sin importar cuáles sean sus decisiones durante la historia. El relato corto es una estrategia de escritura muy prestigiosa en Corea, y Lee le da un toque de modernidad a este formato tan antiguo.

Kyung-sook Shin, Please Look After Mom

En el 2012, Kyung-sook Shin se volvió la primera mujer ganadora del premio literario Man Asian, gracias a su libro Please Look After Mom. El argumento básico de la novela es que una anciana desaparece en una estación de metro en Seúl, y que su familia comienza a buscarla. Durante el libro, sus parientes tienen que hacerse a sí mismos varias preguntas sobre si realmente conocían a su madre y qué tipo de vida tenía además de cuidarlos a todos. Shin le dijo a la CNN que llevaba queriendo escribir este libro durante 30 años: «Me llevó mucho tiempo escribirlo porque mi concepto de “madre” cambió mucho durante los años. Tuve que pensar mucho sobre mi propia madre durante ese tiempo, y descubrí que pensar en tu madre realmente es como estar pensando en ti». Shin también dijo que el libro, que vendió 10 millones de copias solamente en Corea, habla del concepto coreano de han, que a veces se traduce como «un sentimiento de tristeza y opresión» o «una tristeza profunda y prolongada».

Nora Okja Keller, Fox Girl

Las dos novelas de Okja Keller, Comfort Women Fox Girl, hablan de la cultura de las «mujeres de compañía» que fueron forzadas a prostituirse durante la Segunda Guerra Mundial. Las mujeres de Fox Girl sufren frecuentemente de degradación y humillación; una de ellas adquiere la reputación de «hacer cosas que nadie más haría». A veces, leer esta novela te hace sentir como si te diesen un puñetazo en el estómago, pero es ese sentimiento de incomodidad lo que hace que merezca la pena leer el libro. Considerando que no fue hasta el 1990 que los gobiernos tanto coreano como japonés admitieron lo que les pasó a las mujeres de compañía durante la guerra, la novela de Keller fue muy revolucionaria. Smith añade que la literatura coreana centrada en mujeres es un tema particularmente interesante estos días: «la sociedad coreana cambia todo el tiempo con la globalización. El papel de la mujer es muy interesante, creo que cuando un lector occidental lea un libro coreano pensará que tiene suerte, pero que también se planteará si realmente somos tan libres como creemos, o si estamos utilizando esa libertad tanto como deberíamos».

Fuente:http://han-association.com/2018/02/15/cinco-novelas-coreanas-deberias-leer/

Fuente de la imagen : http://han-association.com/2018/02/15/cinco-novelas-coreanas-deberias-leer/

Comparte este contenido:

Suth Korea ‘Yogurt Ladies’ of South Korea Deliver More Than Dairy

‘Yogurt Ladies’ of South Korea Deliver More Than Dairy

SEOUL, South Korea — An hour before dawn, Kang Hye-jeong was already ​out cruising on her battery-run mobile refrigerator, briskly moving through alleys in Cheongdam-dong, a district of southern Seoul.

She parked her refrigerator and darted among apartments and office buildings, door to door and desk to desk, punching in building entry codes with ease as if she were another family member or colleague.

But to her loyal customers, Ms. Kang is simply known as a “yakult ajumma.”

Dressed in beige uniforms and quick with smiles and greetings, yakult ajummas have been fixtures in South Korea for decades. They sell yakult — a sweet, drinkable yogurt invented in Japan in the 1930s — from refrigerated carts. In many Korean communities, they have evolved from door-to-door saleswomen to surrogate mothers, daughters and aunts.

Ajumma is a Korean word often used affectionately to describe middle-aged women with children.

“I deliver yogurt but also cheerfulness and energy,” said Ms. Kang, 47, a yakult ajumma since 2012, who knows her customers’ orders by heart. “People, especially the elderly, feel good to see a cheerful and hardworking woman, and some of them eventually start buying from me.”

Kang Hye-Jeong preparing her CoCo, a battery-run mobile refrigerator used to sell yakult, a drinkable yogurt, in South Korea.

Ms. Jeon starts the workday by filling her CoCo.

Ms. Kang was flagged down by a ​neighbor who bought yogurt​ but also gave her some of his rice cake​. An old janitor ​greeted ​her warmly and gave her a cup of coffee in the chilly morning.

“​She is always on time, with her smile and greeting,” said Lee Hae-sook, a wine-shop owner. “​I buy ​yogurt ​from her and she helps me start my morning feeling good​. It’s a win-win deal​ for both of us​.”

Yakult ajummas have a long history in Korea.

In the early 1970s, the government provided farm subsidies to promote the country’s livestock industry. The growing cow business created a milk surplus because Koreans at the time had little appetite for dairy products. So Korea Yakult, in a joint venture with Yakult Honsha of Japan, introduced a sweet probiotic drink made from fermented milk, advertising the health benefits of “yusangyun,” or lactic acid bacteria, long before probiotic drinks became a part of the health food vernacular.

Yakult Honsha had already been using a network of women for home delivery in Japan, and the company’s Korean counterpart took to the idea. In 1971, a few dozen women looking for jobs to supplement their household income became the nation’s first yakult ajummas.

The work was hard. Lacking cold storage for fresh drinks, the women had to pull carts filled with ice to sell the yakult.

And buyers didn’t come readily. At first, the women were accused of selling “germs.”

The company launched an aggressive “good-for-​gut ​health” ad campaign. Now there are customers in hillside shantytowns and gleaming apartment buildings, ​factories and Parliament.

There are roughly 11,000 yakult ajummas in South Korea, the nation’s largest female-only, home-delivery sales network. Half of them can be seen cruising around Seoul, riding their sleek mobile refrigerators called CoCos, short for “cold and cool.”

Yakult ajummas have been credited with helping to establish South Korea’s taste for dairy, and are so ubiquitous they have become minor pop culture celebrities. Their image has given rise to a song, and K-pop stars have even ​tried to do ​the job for a day.

Jeon Deuk-soon, 49, started working in Bongcheon-dong, a district in southwestern Seoul, as a yakult ajumma 17 years ago. The hilly neighborhood dotted with car-repair shops​ and sewing factories has been her beat ever since.

Ms. Jeon first carried her yakult in a push-and-pull ​trolley packed with blocks of ice to keep her drinks cool. When an alley got too narrow or steep, or when she faced steps, she switched to an insulated cooler bag slung over her shoulder.

“Imagine how I felt when I ​​faced a three-block stretch of uphill climb,” Ms. Jeon said. “But I have always been constant, walking my streets whether it sweltered, snowed or rained.”

Ms. Jeon making a sale while on her delivery rounds. She has been a yakult ajumma for 17 years, and started the job after her husband’s bottled-water business failed.

In 2015, as the proliferation of refrigerated trucks and convenience stores brought stiff competition to the market, Korea Yakult introduced the CoCo. The vehicle, which looks like a cross between a Segway and a golf cart, ​has helped rejuvenate sales by allowing the women to zoom up to five miles an hour​ on busy streets. Its 220-liter fridge carries cheese, cold-brew, fresh eggs and meat and even meal kits.

The yakult ajummas are part of the wave of women who joined the work force in large numbers in the 1970s. Often these women were driven by a fierce desire to finance their children’s education to elevate their family’s status.

They found work as street vendors, restaurant workers or whatever job was available outside their homes. In doing so, they were sometimes stereotyped as aggressive — willing, for example, to shove their way through crowds to find seats on the bus or subway after an exhausting day of work.

Ajummas were flouting traditional gender roles that expected women to be shy and focusing mainly on household work. And so they came to be nicknamed “a third sex.”

Today’s yakult ajummas are mostly in their 40s. They tend to work in the same neighborhood for their entire career, staying in the job for an average of 12.5 years. The job remains popular among women raising children who are attracted to the flexible hours and commission-based pay.

“When I started ​my gig, I had my grade-school daughter tag along on my​ round on Saturdays when she didn’t go to school,” Ms. Kang said.

Ms. Jeon, in Bongcheon-dong, said that she started the job after her husband’s bottled-water business failed​, and that she has never taken more than a week off at a time. She said her income made selling yakult helped her raise two sons.

Ms. Kang making a delivery in an office building in Seoul.

Over time, most yakult ajummas become cherished for more than their tiny grocery store on wheels.

Neighborhood women running late have called on them for help with child care and school bus pickups. ​They have been known to run errands and watch pets. And they are especially appreciated by their older customers.

“Old clients stop me to share all kinds of personal stories when I visit them,” Ms. Kang said. “I get impatient because I still have my route​ to cover. But I remember my own mom and listen to them​, sometimes crying with them​. ​In this modern world, they lack someone to talk to​.”

Adult children living in distant cities will sometimes arrange for yakult​ ajummas to check on their aging parents and report back after making their delivery. In ​community ​programs coordinated with local governments, yakult​ ajummas bring free milk and yogurt and check on 30,000 seniors who live alone, often in semi-underground urban homes.

Such intimacy is part of what has kept the profession thriving in South Korea for half a century.

“I have raised six stepchildren​ and I don’t even know where they live now,” said Yang Hae-in, 91, who is one of Ms. Jeon’s customers. Ms. Jeon comes to see her every day, Ms. Yang said. The two held hands during a recent visit.

“She is like a daughter to me.»

Ms. Kang taking a call from a client who needed to schedule a new delivery time.

Fuente de la Información: https://www.nytimes.com/2020/11/14/world/asia/south-korea-yogurt-yakult-ajumma.html

Comparte este contenido:

Corea del Sur autoriza aumento de alumnos en clases presenciales tras covid-19

Corea del Sur autoriza aumento de alumnos en clases presenciales tras covid-19

Las escuelas decidirán los protocolos del regreso a clases presenciales de los alumnos en todos los niveles de acuerdo a cómo se comporte la pandemia en su ciudad o región.

Ministerio de Educación de Corea del Sur decidió elevar los límites de asistencia de los alumnos a las aulas de los colegios, ésto en el marco de la relajación de las medidas para prevenir contagios de covid-19.

La relajación de los límites de asistencia para los centros educativos llega junto con la decisión de las autoridades sanitarias de rebajar al nivel mínimo las medidas de distanciamiento social, tras el descenso del número de infecciones del covid-19 durante las últimas semanas tras un repunte en agosto debido a una manifestación de grupos conservadores contra el presidente Moon Jae-in.

¿Cómo será el regreso paulatino a clases presenciales en Corea del Sur? La decisión permitirá que hasta dos tercios de los estudiantes de cada aula de educación primaria y secundaria puedan asistir a las clases plenamente presenciales en los colegios a partir del próximo día 19 de octubre, aunque se aplicará en función del número de contagios en las localidades donde se ubican los centros escolares.

Cada colegio podrá establecer los horarios en función de su situación, de forma que habrá centros a los que los alumnos podrán asistir diariamente, según indicó el Ministerio, que también permitirá la vuelta de las clases presenciales a las escuelas privadas.

Los centros escolares imparten clases actualmente con un sistema rotatorio de clases presenciales y a distancia para los alumnos, que permite la asistencia de un tercio como máximo de la capacidad de cada aula en el caso de las clases de enseñanza primaria y secundaria, y de hasta dos tercios en las de bachillerato. El último grado de bachillerato es el mantiene la mayor prioridad dentro del Ministerio de Educación debido a que a inicios de noviembre se tiene programado el examen de ingreso a la universidad, conocido popularmente como Suneung.

Suneung, el examen que lo decide todo ElTest de Aptitud Escolar Universitaria es el examen con el que todos los alumnos del último grado de bachillerato deben presentar para ingresar a las universidades del país; sin embargo, la competencia es extremadamente dura cuando se busca ingresar a la Universidad Nacional de Seúl, la Universidad de Corea, y la Universidad Yonsei debido a que garantizan un buen puesto dentro dentro de los Chaebols, el oligopolio coreano.

El examen tiene una duración de 9 horas, consta de 210 preguntas divididas en los siguientes rubros: Lengua materna, inglés, segunda lengua extranjera, matemáticas, y la área en la que el alumno busca especificarse. La presión social para aprobar el examen representa una carga emocional y laboral en el currículum del alumno, así como de la familia.

¿Cómo sigue el coronavirus en Corea del Sur? Desde este mismo lunes, se permitirá de nuevo el acceso de más de 50 personas a espacios cubiertos como los gimnasios o las salas de karaoke, según la decisión de las autoridades surcoreanas, que no obstante mantendrán las medidas de distanciamiento entre clientes en establecimientos como restaurantes y cafés.

El número de nuevos contagios de covid-19 en Corea del Sur ascendió este domingo a 58, y desde comienzos de septiembre se ha mantenido generalmente por debajo del centenar, tras el endurecimiento de las medidas de distanciamiento social en agosto.

 

Fuente de la Información: https://www.milenio.com/internacional/asia-y-oceania/corea-sur-autoriza-regreso-clases-presenciales-escuelas

Comparte este contenido:

Sur Corea – Coronavirus en niños: por qué es difícil detectarlo

Coronavirus en niños: por qué es difícil detectarlo

La mayoría desarrollan síntomas muy leves de infecciones por covid que pueden escapar a la detección a menos que se realicen pruebas exhaustivas para encontrar casos.

La mayoría de los niños desarrollan síntomas muy leves de infecciones por SARS-CoV-2 que pueden escapar a la detección a menos que se realicen pruebas exhaustivas para encontrar casos, dijeron investigadores surcoreanos. El país asiático utilizó pruebas masivas de casos sospechosos de covid-19, aislamiento de pacientes y rastreo de contactos para controlar el virus pandémico. Aun así, cerca de 70% de los niños en riesgo de infección tenían síntomas que no se detectaban, dijeron investigadores el viernes en la revista JAMA Pediatrics. De hecho, 93% de los casos pediátricos se habrían pasado por alto si los médicos se hubieran centrado solo en evaluar a los pacientes sintomáticos, dijeron. Los hallazgos indican que “no hay otra buena alternativa” a las pruebas extensivas para la detección temprana de casos de covid-19, informaron Jong-Hyun Kim, de la Universidad Católica de Corea, Eun Hwa Choi, de la Facultad de Medicina de la Universidad Nacional de Seúl, y colegas. Eso podría ser difícil en Estados Unidos, donde escuelas y colegios están reabriendo, después de que los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades cambiaran su orientación esta semana para dejar de lado las pruebas a individuos asintomáticos. “Una estrategia que evalúe solo a niños sintomáticos no identificará a los niños que están diseminando el virus silenciosamente mientras se mueven por su comunidad y escuelas”, escribieron en un editorial adjunto Roberta DeBiasi y Meghan Delaney del Hospital nacional infantil de Washington. En regiones donde los tapabocas no son ampliamente aceptados o utilizados por el público en general, los portadores asintomáticos podrían actuar como un “reservorio importante” que permite la propagación del virus, dijeron. Asintomáticos ‘alarmantes’ No obstante, las nuevas pruebas de 15 minutos de Abbott Laboratories, que cuestan US$5 cada una, podrían fomentar un seguimiento más generalizado de los estudiantes y otras poblaciones. EE.UU. está gastando cerca de US$750 millones para la compra de 150 millones de diagnósticos, casi todo lo que la compañía producirá este año. Los investigadores evaluaron y rastrearon a 91 niños menores de 19 años que dieron positivo en la prueba de infección por SARS-CoV-2 y fueron hospitalizados o aislados en 22 centros en Corea del Sur en febrero y marzo. Entre aquellos con infecciones del tracto respiratorio superior, el coronavirus se detectó durante un promedio de 18,7 días. Aquellos con una infección del tracto respiratorio inferior dieron positivo durante un promedio de 19,9 días. Incluso entre los niños asintomáticos, el virus fue detectable durante una media de 14,1 días, lo que los investigadores calificaron de “alarmante”. Los científicos no lograron afirmar si una prueba positiva indicaba la presencia de virus infecciosos o “restos” virales no contagiosos. Lo primero indicaría que “el potencial de transmisión del SARS-CoV-2 en los niños y su efecto en la comunidad podría ser mayor de lo esperado”, dijeron. Entre los 91 niños: 22% era asintomático 41% tenía tos 30% tenía fiebre superior a 38 °C 29% tenía dolor de garganta 27% tenía secreción nasal 12% tenía diarrea 12% perdió el sentido del gusto 51% tenía síntomas “leve” 22% tenía síntomas “moderados” 2% tenía una síntomas “graves” Ninguno requirió cuidados intensivos Un estudio separado del Reino Unido a 651 jóvenes menores de 19 años confirmó que el covid-19 en los niños es menos grave que en los adultos, y la muerte es excepcionalmente rara y ocurre solo en niños con afecciones subyacentes graves. Los niños de raza negra se vieron afectados de manera desproporcionada y grave, dijeron investigadores de la Universidad de Liverpool en el estudio publicado el viernes en la revista médica BMJ. (Fuente www.perfil.com). El periodismo profesional es costoso y por eso debemos defender nuestra propiedad intelectual. Robar nuestro contenido es un delito, para compartir nuestras notas por favor utilizar los botones de «share» o directamente comparta la URL. Por cualquier duda por favor escribir a perfilcom@perfil.com

Fuente de la Información: https://www.perfil.com/noticias/bloomberg/coronavirus-ninos-por-que-es-dificil-detectarlo.phtml

Comparte este contenido:

Corea: The children of Korean War prisoners who never came home

The children of Korean War prisoners who never came home

When the Korean War ended in 1953, about 50,000 South Korean prisoners of war were kept in the North. Many were forced into labouring jobs against their will. Some were killed. Now their children are fighting for recognition, writes BBC Korea’s Subin Kim.

No matter how hard she tries, Lee cannot recall what happened after three shots were fired by the executioners who killed her father and brother. It was three decades ago, when Lee was in her thirties.

She does remember what happened just before. Security officers had dragged her to a stadium in a remote village in North Korea called Aoji. She was forced to sit under a wooden bridge, waiting for something – she knew not what – to happen.

A crowd swelled and a truck pulled up, and two people were escorted off the truck. It was her father and brother.

«They tied them to stakes, calling them traitors of the nation, spies and reactionaries,» Lee told the BBC in an interview recently. That’s the moment her memory falters. «I think I was screaming,» she said. «My jaw was dislocated. A neighbour took me home to fix my jaw.»

Korean refugees are aboard a train at a station in South Korea"s southeastern city of Daegu amid the Korean War, on 29 December 1950

The forgotten prisoners

Lee’s father was one of about 50,000 former prisoners of war who were kept in the North at the end of the Korean war. The former prisoners were regrouped against their will into North Korean army units, and forced to work on reconstruction projects or in mining for the rest of their lives.

When the armistice was signed, on 27 July 1953, the South Korean soldiers had assumed there would soon be a prisoner exchange and they would be sent home. But a month before the armistice, South Korean President Syngman Rhee unilaterally freed more than 25,000 North Korean prisoners, in order to sabotage the ceasefire. He wanted UN forces to help him reunite the country under South Korea. Many believe the move made the repatriation of South Korean prisoners more difficult.

The North only sent back a small fraction of the prisoners it had taken.

Soon South Korea largely forgot the men. In years since, three South Korean presidents have met North Korean leaders, but the prisoners of war were never on the agenda.

South Korean President Syngman Rhee

In the North, the Lee family were viewed as bad stock. Lee’s father was born in the South and had fought alongside United Nations forces in the Korean War, against the North – a black mark against him. The family’s low social status relegated them to backbreaking jobs and dim prospects. Both Lee’s father and brother worked at coal mines, where fatal accidents were a regular occurrence.

Lee’s father harboured a dream of going home one day, when the country was reunited again. After work, he would tell his children stories of his youth. At times, he would prod his children to escape to the South. «There will be a medal for me, and you will be treated as children of a hero,» he would say.

But Lee’s brother, while drinking with friends one day, let slip the things their father would say. One of the friends reported it to the authorities. In a matter of months, Lee’s father and brother were dead.

In 2004, Lee managed to defect to South Korea. It was then that she realised her father’s error – his country did not see him as a hero. Little had been done to help the old prisoners of war get home.

Choi scolded her father after being rejected to study at a university

The soldiers kept back in North Korea suffered. They were viewed as enemies of the state, men who had fought in the «puppet army», and assigned to the lowest rank of North Korean social caste of «songbun».

Such status was hereditary, so their children were not allowed to receive higher education or the freedom to choose their occupation.

Choi was a star student, but her dream of going to a university was impossible because of her father’s status. She once yelled at her father, «You reactionary scum! Why don’t you go back to your country?»

Her father didn’t yell back, but said to her dejectedly that their country was too weak to repatriate them. Eight years ago, Choi abandoned her family and fled to the South.

«My father wanted to come here,» she said. «I wanted to come to the place the person I loved the most in my whole life wanted to come but never could. That’s why I abandoned my son, my daughter and my husband.»

Choi’s father is now dead. And in South Korea, on paper, she has no father, because official documents say he died in action during the war.

The soldiers kept back in North Korea suffered. They were viewed as enemies of the state, men who had fought in the «puppet army», and assigned to the lowest rank of North Korean social caste of «songbun».

Such status was hereditary, so their children were not allowed to receive higher education or the freedom to choose their occupation.

Choi was a star student, but her dream of going to a university was impossible because of her father’s status. She once yelled at her father, «You reactionary scum! Why don’t you go back to your country?»

Her father didn’t yell back, but said to her dejectedly that their country was too weak to repatriate them. Eight years ago, Choi abandoned her family and fled to the South.

«My father wanted to come here,» she said. «I wanted to come to the place the person I loved the most in my whole life wanted to come but never could. That’s why I abandoned my son, my daughter and my husband.»

Choi’s father is now dead. And in South Korea, on paper, she has no father, because official documents say he died in action during the war.

Son retrieved her father's remains from North Korea

Bringing my father’s bones home

Son Myeong-hwa still clearly remembers her father’s last words on his deathbed nearly 40 years ago. «If you get to go to the South, you’ve got to carry my bones with you and bury me where I was born.»

Son’s father was a South Korean soldier who was from Gimhae, some 18km (11 miles) away from Busan. In the North he was forced to work in coal mines and a logging factory for decades and only allowed to go home 10 days before he died of cancer.

He told Son: «It is so bitter to die here without ever seeing my parents again. Wouldn’t it be good to be buried there?»

Son defected in 2005. But it took her eight years to get her father’s remains out of North Korea. She asked her siblings to dig up her father’s remains and bring them to a broker in China. Three suitcases were needed. Two of Son’s friends came along, but it was Son who carried her father’s skull.

Son Myeong-hwa protested for more than a year to fight for the recogition of her father's status as an unrepatriated soldier

Son protested for more than a year for the recognition of her father’s status as an unrepatriated soldier, and eventually she was able to bury his remains at the national cemetery in 2015.

«I thought that I finally fulfilled my duty as a daughter,» she said. «But it breaks my heart when I think of him having had his last breath there.»

Son discovered later that the family paid a terrible price for the burial. Her siblings in the North were sent to political prisons.

Son now heads the Korean War POW Family Association, a group that fights for better treatment of roughly 110 families of South Korean soldiers who never came home.

Through a DNA test, Son was able to prove that she was her father’s daughter – which was essential for her to file for his unpaid wages from South Korea. Even if they manage to escape to the South, the children of prisoners of war are not officially recognised, and many of the unrepatriated prisoners were considered dead, or discharged during the war, or simply missing.

South Korean President Moon Jae-in salutes to caskets containing remains of South Korean soldiers killed during the Korean War during a ceremony commemorating the 70th anniversary of the Korean War at Seoul Air Base in Seongnam, South Korea, June 25, 2020

Only a handful of prisoners of war who managed to escape to the South ever received unpaid wages, and those who died in captivity in the North were not eligible for any compensation.

In January, Son and her lawyers filed a constitutional court case, arguing that the families of the prisoners who died in the North had been treated unfairly and that the government had done nothing to repatriate the prisoners, making it responsible for the prisoners who never came back.

«We were so sad to be born the children of the prisoners, and it was even more painful to be ignored even after coming to South Korea,» Son said.

«If we can’t recover our fathers’ honour, the horrendous lives of the prisoners of the war and their children will be all forgotten.»

Some names were changed to protect contributors’ safety. Illustrations by Davies Surya.

Fuente de la Información: https://www.bbc.com/news/world-asia-53511646

Comparte este contenido:

Corea del Sur cierra cientos de escuelas recién abiertas tras brotes de covid-19

Asia/Corea del sur/04 Junio 2020/semana.com

Pocos días después de que el gobierno permitiera el regreso de los estudiantes a las aulas, más de 200 planteles en la zona de Seoul se han visto forzados a volver a la enseñanza online.

Más de 200 escuelas en Corea del Sur se han visto forzadas a volver a la enseñanza online pocos días después de que el gobierno permitiera el regreso de los estudiantes a las aulas.

La mayoría de las instituciones que cerraron sus puertas otra vez se encuentran en las afueras de la capital, Seúl, que se ha visto afectada por nuevos brotes de coronavirus.

En las que se mantienen abiertas, la situación está lejos de ser normal, dice la corresponsal de la BBC en Seúl, Laura Bicker.

Los estudiantes ingresan de manera ordenada y por turnos al edificio y deben pasar por un detector térmico que, si registra alguna anomalía, obliga a que la temperatura se les tome otra vez individualmente. El control de la temperatura corporal continúa durante el día, así como el lavado constante de las manos antes de las clases, en el comedor y durante la gimnasia.

Los escritorios están separados por unas láminas, los alumnos deben usar mascarillas permanentemente y mantener una distancia de un metro entre ellos. Una alumna le comentó a la BBC que lo más difícil es no poder abrazar a sus compañeras.

Nuevas infecciones

El jueves, Corea del Sur reportó 79 nuevos casos de infección en las últimas 24 horas, la cifra más alta en dos meses. La corresponsal de la BBC en Seúl dice que el foco de nuevas infecciones preocupa a las autoridades porque se están manifestando en zonas densamente pobladas de la capital.

Funcionarios de la salud las han descrito como una «situación de crisis». La mayoría de las infecciones están vinculadas a un centro de distribución en Bucheon, al occidente de Seúl. Rastros de covid-19 fueron encontrados en los zapatos y ropas de los trabajadores del centro.

Las autoridades dicen que este fin de semana será un momento crítico para evitar mayor propagación y han exhortado a que se apliquen más estrictas medidas de distanciamiento social a lo largo de las próximas dos semanas.

Un centro de asistencia para el control de covid-19 en Bucheon, Corea del NorteLa mayoría de las infecciones están vinculadas a un centro de distribución en Bucheon. Foto: AFP

Los parques públicos y museos se cerrarán tanto en Seúl como en las ciudades aledañas. También se les está indicando a las empresas a que flexibilicen sus agendas de trabajo y al público en general se le ha vuelto a pedir evitar congregaciones multitudinarias.

Según la corresponsal, el pedido oficial tuvo un tono emotivo: «Obedezcan, por el bien de la educación de nuestros niños».

Fuente e imagen tomadas de: https://www.semana.com/educacion/articulo/corea-del-sur-cierra-cientos-de-escuelas-recien-abiertas-tras-brotes-de-covid-19/674579

Comparte este contenido:

Entrevista a Byung-Chul Han: Viviremos como en un estado de guerra permanente

Redacción: La Vanguardia

Carmen Sigüenza y Esther Rebollo

Redacción Internacional, 12 may (EFE).- Supervivencia, sacrificio del placer y pérdida del sentido de la buena vida. Así es el mundo que vaticina el filósofo coreano Byung-Chul Han después de la pandemia: “Sobrevivir se convertirá en algo absoluto, como si estuviéramos en un estado de guerra permanente”.

Nacido en Seúl en 1959, Han estudió Filosofía, Literatura y Teología en Alemania, donde reside, y ahora es una de las mentes más innovadoras en la crítica de la sociedad actual. Según describe en una entrevista a EFE, nuestra vida está impregnada de hipertransparencia e hiperconsumismo, de un exceso de información y de una positividad que conduce de forma inevitable a la sociedad del cansancio.

El pensador coreano, global y viral en su fondo y forma, expresa su preocupación porque el coronavirus imponga regímenes de vigilancia y cuarentenas biopolíticas, pérdida de libertad, fin del buen vivir o una falta de humanidad generada por la histeria y el miedo colectivo.

«La muerte no es democrática», advierte este pensador. La Covid-19 ha dejado latentes las diferencias sociales, así como que “el principio de la globalización es maximizar las ganancias” y que “el capital es enemigo del ser humano”. A su juicio, “eso ha costado muchas vidas en Europa y en Estados Unidos” en plena pandemia.

Byung-Chul Han, que publicará en las próximas semanas en español su último libro, «La desaparición de los rituales» (Herder), está convencido de que la pandemia “hará que el poder mundial se desplace hacia Asia” frente a lo que se ha llamado históricamente el Occidente. Comienza una nueva era.

PREGUNTA: ¿La Covid-19 ha democratizado la vulnerabilidad humana?¿Ahora somos más frágiles?

RESPUESTA: Está mostrando que la vulnerabilidad o mortalidad humanas no son democráticas, sino que dependen del estatus social. La muerte no es democrática. La Covid-19 no ha cambiado nada al respecto. La muerte nunca ha sido democrática. La pandemia, en particular, pone de relieve los problemas sociales, los fallos y las diferencias de cada sociedad. Piense por ejemplo en Estados Unidos. Por la Covid-19 están muriendo sobre todo afroamericanos. La situación es similar en Francia. Como consecuencia del confinamiento, los trenes suburbanos que conectan París con los suburbios están abarrotados. Con la Covid-19 enferman y mueren los trabajadores pobres de origen inmigrante en las zonas periféricas de las grandes ciudades. Tienen que trabajar. El teletrabajo no se lo pueden permitir los cuidadores, los trabajadores de las fábricas, los que limpian, las vendedoras o los que recogen la basura. Los ricos, por su parte, se mudan a sus casas en el campo.

La pandemia no es solo un problema médico, sino social. Una razón por la que no han muerto tantas personas en Alemania es porque no hay problemas sociales tan graves como en otros países europeos y Estados Unidos. Además el sistema sanitario es mucho mejor en Alemania que en los Estados Unidos, Francia, Inglaterra o Italia.

Aún así, en Alemania, la Covid-19 resalta las diferencias sociales. También mueren antes aquellos socialmente débiles. En los autobuses y metros abarrotados viajan las personas con menos recursos que no se pueden permitir un vehículo propio. La Covid-19 muestra que vivimos en una sociedad de dos clases.

P: ¿Vamos a caer más fácilmente en manos de autoritarismos y populismos, somos más manipulables?

R: El segundo problema es que la Covid-19 no sustenta a la democracia. Como es bien sabido, del miedo se alimentan los autócratas. En la crisis, las personas vuelven a buscar líderes. El húngaro Viktor Orban se beneficia enormemente de ello, declara el estado de emergencia y lo convierte en una situación normal. Ese es el final de la democracia.

P: Libertad versus Seguridad. ¿Cuál va a ser el precio que vamos a pagar por el control de la pandemia?

R: Con la pandemia nos dirigimos hacia un régimen de vigilancia biopolítica. No solo nuestras comunicaciones, sino incluso nuestro cuerpo, nuestro estado de salud se convierten en objetos de vigilancia digital. Según Naomi Klein, el shock es un momento favorable para la instalación de un nuevo sistema de reglas. El choque pandémico hará que la biopolítica digital se consolide a nivel mundial, que con su control y su sistema de vigilancia se apodere de nuestro cuerpo, dará lugar a una sociedad disciplinaria biopolítica en la que también se monitorizará constantemente nuestro estado de salud. Occidente se verá obligado a abandonar sus principios liberales; y luego está la amenaza de una sociedad en cuarentena biopolítica en Occidente en la que quedaría limitada permanentemente nuestra libertad.

P:¿Qué consecuencias van a tener el miedo y la incertidumbre en la vida de las personas?

R: El virus es un espejo, muestra en qué sociedad vivimos. Y vivimos en una sociedad de supervivencia que se basa en última instancia en el miedo a la muerte. Ahora sobrevivir se convertirá en algo absoluto, como si estuviéramos en un estado de guerra permanente. Todas las fuerzas vitales se emplearán para prolongar la vida. En una sociedad de la supervivencia se pierde todo sentido de la buena vida. El placer también se sacrificará al propósito más elevado de la propia salud.

El rigor de la prohibición de fumar es un ejemplo de la histeria de la supervivencia. Cuanto la vida sea más una supervivencia, más miedo se tendrá a la muerte. La pandemia vuelve a hacer visible la muerte, que habíamos suprimido y subcontratado cuidadosamente. La presencia de la muerte en los medios de comunicación está poniendo nerviosa a la gente. La histeria de la supervivencia hace que la sociedad sea tan inhumana.

A quien tenemos al lado es un potencial portador del virus y hay que mantenerse a distancia. Los mayores mueren solos en los asilos porque nadie puede visitarles por el riesgo de infección. ¿Esa vida prolongada unos meses es mejor que morir solo? En nuestra histeria por la supervivencia olvidamos por completo lo que es la buena vida.

Por sobrevivir, sacrificamos voluntariamente todo lo que hace que valga la pena vivir, la sociabilidad, el sentimiento de comunidad y la cercanía. Con la pandemia además se acepta sin cuestionamiento la limitación de los derechos fundamentales, incluso se prohíben los servicios religiosos.

Los sacerdotes también practican el distanciamiento social y usan máscaras protectoras. Sacrifican la creencia a la supervivencia. La caridad se manifiesta mediante el distanciamiento. La virología desempodera a la teología. Todos escuchan a los virólogos, que tienen soberanía absoluta de interpretación.

La narrativa de la resurrección da paso a la ideología de la salud y de supervivencia. Ante el virus, la creencia se convierte en una farsa. ¿Y nuestro papa? San Francisco abrazó a los leprosos…

El pánico ante el virus es exagerado. La edad promedio de quienes mueren en Alemania por Covid-19 es 80 u 81 años y la esperanza media de vida es de 80,5 años. Lo que muestra nuestra reacción de pánico ante el virus es que algo anda mal en nuestra sociedad.

P:¿En la era postcoronavirus, nuestra sociedad será más respetuosa con la naturaleza, más justa; o nos hará más egoístas e individualistas?

R: Hay un cuento,“Simbad el Marino”. En un viaje, Simbad y su compañero llegan a una pequeña isla que parece un jardín paradisíaco, se dan un festín y disfrutan caminando. Encienden un fuego y celebran. Y de repente la isla se tambalea, los árboles se caen. La isla era en realidad el lomo de un pez gigante que había estado inmóvil durante tanto tiempo que se había acumulado arena encima y habían crecido árboles sobre él. El calor del fuego en su lomo es lo que saca al pez gigante de su sueño. Se zambulle en las profundidades y Simbad es arrojado al mar.

Este cuento es una parábola, enseña que el hombre tiene una ceguera fundamental, ni siquiera es capaz de reconocer sobre qué está de pie, así contribuye a su propia caída.

A la vista de su impulso destructivo, el escritor alemán Arthur Schnitzler compara la Humanidad con una enfermedad. Nos comportamos con la Tierra como bacterias o virus que se multiplican sin piedad y finalmente destruyen al propio huésped. Crecimiento y destrucción se unen.

Schnitzler cree que los humanos son solo capaces de reconocer rangos inferiores. Frente a rangos superiores es tan ciego como las bacterias.

La historia de la Humanidad es una lucha eterna contra lo divino, que resulta destruido necesariamente por lo humano. La pandemia es el resultado de la crueldad humana. Intervenimos sin piedad en el ecosistema sensible.

El paleontólogo Andrew Knoll nos enseña que el hombre es solo la guinda del pastel de la evolución. El pastel real está formado por bacterias y virus, que siempre están amenazando con romper esa superficie frágil y amenazan así con reconquistarlo.

Simbad el Marino es la metáfora de la ignorancia humana. El hombre cree que está a salvo, mientras que en cuestión de tiempo sucumbe al abismo por acción de las fuerzas elementales. La violencia que practica contra la naturaleza se la devuelve ésta con mayor fuerza. Esta es la dialéctica del Antropoceno. En esta era, el hombre está más amenazado que nunca.

P: ¿La Covid-19 es una herida a la globalización?

R: El principio de la globalización es maximizar las ganancias. Por eso la producción de dispositivos médicos como máscaras protectoras o medicamentos se ha trasladado a Asia, y eso ha costado muchas vidas en Europa y en Estados Unidos.

El capital es enemigo del ser humano, no podemos dejar todo al capital. Ya no producimos para las personas, sino para el capital. Ya dijo Marx que el capital reduce al hombre a su órgano sexual, por medio del cual pare a críos vivos.

También la libertad individual, que hoy adquiere una importancia excesiva, no es más en último término que un exceso del mismo capital.

Nos explotamos a nosotros mismos en la creencia de que así nos realizamos, pero en realidad somos unos siervos. Kafka ya apuntó la lógica de la autoexplotación: el animal arranca el látigo al Señor y se azota a sí mismo para convertirse en el amo. En esta situación tan absurda están las personas en el régimen neoliberal. El ser humano tiene que recuperar su libertad.

P: ¿El coronavirus va a cambiar el orden mundial? ¿Quién va a ganar la batalla por el control y la hegemonía del poder global?

R: La Covid-19 probablemente no sea un buen presagio para Europa y Estados Unidos. El virus es una prueba para el sistema.

Los países asiáticos, que creen poco en el liberalismo, han asumido con bastante rapidez el control de la pandemia, especialmente en el aspecto de la vigilancia digital y biopolítica, inimaginables para Occidente.

Europa y Estados Unidos están tropezando. Ante la pandemia están perdiendo su brillo. Zizek ha afirmado que el virus derribará al régimen de China. Zizek está equivocado. Eso no va a pasar. El virus no detiene el avance de China. China venderá su estado de vigilancia autocrática como modelo de éxito contra la epidemia. Exhibirá por todo el mundo aún con más orgullo la superioridad de su sistema. La Covid-19 hará que el poder mundial se desplace un poco más hacia Asia. Visto así, el virus marca un cambio de era.

Fuente: https://www.lavanguardia.com/cultura/20200512/481122883308/byung-chul-han-viviremos-como-en-un-estado-de-guerra-permanente.html

Comparte este contenido:
Page 2 of 11
1 2 3 4 11