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Filipinas: Viaje a las entrañas del abuso infantil

Redacción: El País

El 19% de las niñas y niños filipinos ha sufrido violencia sexual, la mayoría en casa y lo peor es que muchos afirman que no pidieron ayuda porque no sabían que estaba mal. Las secuelas son salvajes, las condenas, escasas. Estas son las historias de algunos de los que escaparon de la brutalidad.

A Christian le han pegado con un palo, tirado por la ventana, introducido en una olla caliente, vendido como mano de obra y atropellado. Todo esto se lo hizo su padre. Acaba de cumplir 18 años. Intenta suicidarse regularmente. A Sarah (18 años) su padre la violaba cada vez que bebía o se drogaba, lo asimiló tanto que años después admite que no ve tan mal lo que le hacía por las noches en una casa sin paredes, y asegura que incluso querría tener un hijo con él. Su hermana pequeña Airen (15 años) no lo soportó y lo denunció. Él ahora está en la cárcel. Su madre las acusó durante el juicio de haber roto la familia.

Uno de los barrios más pobres de Bacólod, en Barangay 1.ver fotogalería
Uno de los barrios más pobres de Bacólod, en Barangay 1. LEAFHOPPER PROJECT

Ante este panorama, 2.753 entidades trabajan en todo el país para prestar asistencia a los menores maltratados o abandonados. Kalipay es una de ellas, opera en Bacólod, una ciudad ubicada en la isla de Negros Occidental, al sur de Manila, y está fundada por una descendiente de españoles, Anna Balcells. Es la entidad que acogió a Christian, Sarah y Airen y a casi 400 niños desde 2007. En esta isla fue donde hace 60 años su padre, Alberto, descubrió su “paraíso” a miles de kilómetros de la España de postguerra. La organización recibe apoyo de numerosos donantes españoles, entre ellos la Fundación Mapfre, dentro de sus programas internacionales, que ha invitado a EL PAÍS a conocerla. «Nosotros les acogemos en nuestras dos casas, les proporcionamos educación y seguridad. El resultado ideal es la reunificación con las familias, pero en muchas ocasiones eso no es posible», explica esta enérgica mujer en el español que aprendió de su padre y fortaleció durante más de una década trabajando en el sector turístico en Barcelona y Madrid. En 2017 había en Filipinas alrededor de 4.000 niños con posibilidad de ser adoptados, según los últimos datos del Gobierno.

Balcells describe escenas horribles: «Lo primero que hacemos es llevarles al hospital, y a partir de ahí empezamos a completar su expediente personal con toda la información. A veces hay que reconstruir sus vaginas. A muchos tenemos que enseñarles a vivir en una casa. Llegan a nuestos hogares y van directos a comer tierra, porque para ellos es lo mejor que pueden tener. Luego por la noche ves los gusanos saliendo de la boca. Muchos de ellos quieren volver con la madre que les ha torturado, que normalmente es alcohólica o drogadicta, porque eso para ellos es amor».

Christian consiguió escapar de un padre que le daba tales palizas por la noche que le ha dejado insomnio crónico. Se llevó a sus hermanos, pero vio morir a dos de ellos en la huída por deshidratación y por comer una rana venenosa

A veces recogen a estos pequeños en la calle, o bien les avisa la propia policía o las familias cuando ya no pueden más. Las mafias usan a muchos de ellos para pedir limosna o para traficar con ellos. Otro de sus destinos es vivir en la calle, donde terminan siendo un objetivo fácil de los abusos. La población en Filipinas se organiza en barangays (barrios). Muchos de ellos surgieron de modo informal pero han acabado teniendo jerarquía organizativa y sus presidentes, los captains, también se votan en elecciones. Para entrar y pasear por un barangay es necesaria la guía del captain. El del número uno, de los mas pobres de Bacólod, se llama César Rellos. Él mismo reconoce que solo puede garantizar la seguridad en las calles que él gobierna y que todo aquel que quiera adentrarse en el que está justo al lado, lo hace a su suerte.

Su barangay tiene salida a una playa impracticable por toneladas de plásticos en la que dos niños tratan de volar una cometa que vivió tiempos mejores. Una sorprendente interpretación musical emana desde una construcción precaria a escasos metros. Es el karaoke del barrio, que cuenta con unos potentes altavoces que contrastan con el entorno. El intérprete se dispone a cantar Wake me up when September ends. Rellos se mueve por un entramado de callejuelas sin asfaltar, por donde pululan cientos de niños y abundan los pescados que se secan al sol, hasta el chamizo de Erlinda Barbasa. Unos pocos metros cuadrados encajonados en otras infraviviendas, con dos estancias entre las que no existe división y dos tablones que actúan como camas. Aquí vive con sus dos hijos mayores, a las pequeñas las dejó en Kalipay.

El centro Heaven, en el que viven decenas de niños rescatados del abuso y el abandono.ver fotogalería
El centro Heaven, en el que viven decenas de niños rescatados del abuso y el abandono. LEAFHOPPER PROJECT

Lo hizo cuando estaban al borde de la desnutrición. Ella sola era incapaz de alimentar a la familia tras la muerte de su marido y sus padres, que la ayudaban económicamente tras el fallecimiento del esposo. Su hijo mayor no trabaja y el pequeño apenas puede porque sufre mareos y desmayos constantes. Un bulto de grandes dimensiones asoma en un lateral de su cuello, pero no saben qué es porque no han podido acudir al médico. «Mi mayor sueño es que mis hijas no acaben como yo, que estudien, trabajen y un día yo pueda ir a vivir con ellas», explica apoyando sus pies en un barreño con agua y un plato, una de sus escasas posesiones. Las pequeñas tienen la posibilidad de visitar a su familia pero rara vez quieren permanecer más de un día.

¿QUÉ PASA DESPUÉS?

Aquí tratan también de prepararles para el después. «No podemos evitar que un niño se sienta aislado cuando vuelven al mundo real, el miedo siempre esta ahí. Les preparamos de forma gradual, lo importante es la motivación, les decimos que no pueden estar aquí siempre, pero les aseguramos que siempre estaremos cuando nos necesiten», explica Lemay, la asistente social. Johanna Daroy dirige Recovered Treasures: «La salida es lo que más me preocupa. Soy consciente de que todo el cariño y educación que les hemos dado aquí puede desaparecer y pueden irse por el mal camino. Necesitamos tiempo para prepararles, la mayoría son muy inmaduros cuando llegan a las 18 años». Daroy pone enfásis en enseñarles valores pero también nociones básicas sobre cómo manejar su dinero o relacionarse con la gente. La psicóloga reconocer que no puede «curarles» que su trabajo consiste en «darles herramientas para lidiar con su trauma y tener cierto nivel de paz».

El barangay del que proceden Sarah y Airen, las pequeñas que se enfrentaron a su padre violador en un juicio, es todavía más pobre y más peligroso, se llama Banago. Es una muestra de las grandes desigualdades de un país como Filipinas que ocupa el puesto 116 de 188 en el Índice de Desarrollo humano. También tiene salida al mar, que en este lugar cumple la función de retrete, aunque también sirve a los lugareños para sofocar el intenso calor y la humedad filipina. Las casas se mezclan con pequeñas tiendas e incluso con una sala de ordenadores en la que una decena de pequeños apura frente a máquinas anticuadas los escasos minutos de videojuegos que les proporcionan los diez pesos (17 céntimos) que pagan por cabeza. Es prácticamente la única forma de ocio en este lugar. Es época electoral y el barrio está liletarlemente empapelado con carteles con las caras de decenas de candidatos. Henry García, uno de sus vecinos de 54 años los mira incrédulo: «Hacen muchas promesas pero luego se olvidan, si has nacido pobre, siempre serás pobre».

¿Cómo es posible que se den niveles tan altos de violencia en la familia? Muchas de las voces consultadas en este viaje a las raíces del abuso infantil apuntan a un maltrecho sistema de valores y a la influencia del alcohol y las drogas. «Toman drogas, beben licor cada día, llegan a una casa en la que las estancias no están separadas y pierden la cabeza, no saben lo que hacen», justifica Rellos, el captain del barangay 1. Los captains son muchas veces fundamentales para la investigación del caso que realizan los asistentes sociales y que luego presentan ante la policía para denunciar al abusador. «Nosotros no podemos tolerar estas situaciones así que somos muchas veces los que llamamos por teléfono para avisar de lo que sucede», apunta. Otro de los elementos preocupantes, señala Unicef, es que Filipinas tiene una de las edades de consentimiento sexual más bajas del mundo: 12 años.

La asistente social jefe de Kalipay, Adelle Lemay, sabe bien cómo funcionan los procesos judiciales. «Es un proceso duro. Reunimos pruebas forenses, es importante tener evidencias concretas, también hablamos y preparamos al fiscal porque tiene que saber cómo hablar con niños traumatizados y que ellos tengan confianza con él. Contamos con abogados que nos asesoran», detalla. Casi todo el peso probatorio de este tipo de procesos sigue recayendo en el testimonio de un menor aterrorizado que debe encontrarse en una sala con su maltratador y con una madre que normalmente apoya al marido. La impunidad sigue siendo la norma general.

Los que trabajan con estos niños y conocen a estas familias también apuntan a una creencia instaurada en esta sociedad por la que un hijo es propiedad de sus progenitores y pueden hacer lo que quiera con él. Lemay, lo explica así: «Creo que perseguir a los abusadores puede ayudarles a entender que no esta bien lo que hacen, pero sigue habiendo muchos casos y no tenemos el control. No importa si son ricos o pobres, porque pasa siempre. Creo que hay que fijarse en el sistema de valores». En una encuesta realizada por el Gobierno, el 34% de los niños que no denunciaron, no lo hicieron porque no vieron nada anormal en sufrir violencia por parte de su familia.

Una clase en Recovered treasures, donde se consigue que los menores completen su educación.ver fotogalería
Una clase en Recovered treasures, donde se consigue que los menores completen su educación. LEAFHOPPER PROJECT

Las heridas que dejan años de abusos son difíciles de curar, a veces es imposible. Chabeli Coscolluela es psicóloga y trata a estos niños: «Los efectos que encontramos son baja autoestima, se culpan a si mismos por haber sido abusados, algunos quedan afectados cognitivamente, los casos mas extremos desarrollan desórdenes como estrés postraumático, depresión, ansiedad… Algunos sufren retraso mental como consecuencia de los golpes y siempre tiene problemas de confianza con la gente». Algunos hablan, otros se niegan, con otros la terapia consiste en jugar o pintar.

En centros como Kalipay encuentran su pequeña burbuja de protección. El complejo principal se llama Recovered Treasures. Un enorme terreno en el que caben los dormitorios, un colegio con todos los niveles hasta la universidad, la casa de las cuidadoras y un comedor. Se ubica en medio de enormes campos de arrozales, algunos de ellos propiedad también de la organización. En la aldea cercana un grupo de chavales juega al baloncesto, «la obsesión nacional», describe Anna Balcells. Una construcción semiderruida actúa como iglesia y al lado un vecino narra el partido con un micrófono y unos potentes altavoces. En general el pueblo se compone de chozas poco resistentes y caminos de tierra. Es importante que este tipo de entidades tengan una estrecha relación con los lugareños para tener su apoyo en su labor. Los chavales que viven en Recovered Treasures tienen incluso un equipo de baloncesto que compite con el de los vecinos.

La organización ha creado su propio sistema de enseñanza adaptado a las circunstancias de estos alumnos y ha firmado un convenio de enseñanza con la Universidad de Santo Tomás, la más antigua de Asia. El 96% de los niños filipinos empiezan primaria pero solo el 37% acaba secundaria. El gobierno da una paga a las familias que llevan a sus hijos a la escuela.

Gino y Bubbles, que provienen de familias desestructuradas y acabaron licenciándose y casándose.ver fotogalería
Gino y Bubbles, que provienen de familias desestructuradas y acabaron licenciándose y casándose. LEAFHOPPER PROJECT

Micaela, de 20 años, también se crió en esta organización y ahora va a estudiar trabajo social en la universidad. Su madre está en prisión y los servicios sociales se hicieron cargo de ella y sus hermanas cuando era muy pequeña. «Quiero tener un trabajo y ayudar a otros niños que han pasado por lo mismo que yo», afirma entre lágrimas. El mayor logro del sistema, uno que no siempre es posible, lo encarnan a la perfección Gino y Bubbles, de 23 y 24 años. Ambos proceden de familias desestructuradas y crecieron bajo la tutela de esta organización. Los dos se licenciaron: ella trabaja como profesora de niños con necesidades especiales en Kalipay.

Tuvo la oportunidad de marcharse a trabajar a un colegio en otra ciudad, pero quiso ayudar a otros niños en los que se vio reflejada. Él es delineante, su jefe está encantado con su tarea. «Desde el momento en el que la vi, me llamó la atención, y luego me enamoré de ella», cuenta Gino con timidez. Hace un año se casaron y esperan su primer hijo. «Le contaré a nuestro hijo o hija de dónde vienen sus padres, le daremos todo el cariño, y sé que va a sentir orgullo de nosotros».

Fuente: https://elpais.com/elpais/2019/05/24/planeta_futuro/1558722462_445360.html

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Filipinas: Ellas luchan bajo el imperio de Duterte, el presidente que bromea con violaciones

Asia/Filipinas/15 Agosto 2019/El país

Cinco activistas relatan cómo es ser feminista en Filipinas y cómo es su trabajo desde que llegó al poder un hombre que se ha caracterizado por frivolizar con la violencia sobre las mujeres

“Si hay muchas mujeres bonitas, habrá muchas violaciones», “Hay que disparar a las guerrilleras a la vagina, sin ella son inútiles”, «Era un poco gay pero las mujeres hermosas me curaron». Todo esto son intervenciones del presidente filipino Rodrigo Duterte. Y sigue. En un acto en favor de la igualdad de género expresó: “Limitáis mi libertad de expresión y criticáis todo lo que digo”, “Putas”, “Mujeres locas”. Lo que es peor es que su audiencia normalmente ha acogido estas palabras con risas e incluso con sonoras carcajadas. El mandatario también ha contado cómo abusó de una empleada del hogar como una anécdota de juventud y son habituales sus shows de invitar a asistentes a sus discursos a que suban al escenario para besarlas.

En la sede de la Coalición contra el Tráfico de Mujeres en Asia Pacífico, en Manila, se reúnen cinco mujeres a la cabeza de entidades que luchan por la igualdad de género en Filipinas. Un país en el que «ser feminista quiere decir muchas cosas y no todas buenas», explica una de ellas. La anfitriona es Jean Enríquez, una de las impulsoras de las marchas del 8 de marzo en el país asiático. Las otras son Nice Coronación (Sentro, organización socialista), Judy Pasimio (Lilak, en defensa de las mujeres indígenas), Alenah Romero (CMA, entidad que protege a las migrantes) y Amparo Miciano (Coalición de Mujeres Rurales). El trabajo de estas activistas cuenta con más baches si cabe desde que Duterte llegó al poder. “Incluso antes ya recibimos amenazas de muerte por protestar contra él. Desde que es presidente ha puesto trabas en la inspección de nuestras organizaciones que hacen peligrar nuestros fondos internacionales”, relata Enríquez.

Filipinas se posicionó durante mucho tiempo como un referente en cuanto a la igualdad en Asia. Se convirtió en uno de los primeros países de la región en promulgar leyes contra el tráfico de mujeres y endureció las penas contra el acoso. Por otro lado, se trata de una nación ultraconservadora. El 85% se define como católico y no están permitidos ni el divorcio ni el aborto, históricas reivindicaciones feministas. Aun con todo, según el último informe anual sobre brecha de género realizado por el Foro Económico Mundial, Filipinas es el octavo país del mundo con mayor igualdad entre sexos.

“El problema es que muchos ven a Duterte como alguien que no pretende aparentar nada y muestra su cara real. Aunque sea la cara de un misógino. Pero lo cierto es que sus declaraciones se están convirtiendo en órdenes y en última instancia en leyes”, señala Pasimio. Lo cierto es que los niveles de popularidad del presidente se sitúan más altos que nunca (70% según las últimas encuestas están satisfechos con su gestión). El amor y el odio que despierta se basan principalmente en la guerra contra los narcotraficantes que libra desde su llegada al poder y que deja cada día en las calles miles de asesinatos sin juicio previo ni investigación posterior. La autoridad filipina reconoce 6.600 muertes en operaciones policiales hasta finales de 2018, pero clasifica una 23.000 más como “casos bajo investigación” y organizaciones como Amnistía internacional denuncia que son muchas más. Esta política ha propiciado que la organización de Enríquez haya ampliado su campo de acción y desde 2016 atiende a los centenares de viudas que deja esta política de asesinatos a discreción.

El país asiático es uno de los únicos cinco en todo el mundo que goza de paridad en los puestos de poder del Estado. “Tiene trampa, la mayor parte de ellas descienden de dinastías históricas de poder”, recalca Pasimio. La exprimera dama Imelda Marcos ha ocupado cargos públicos hasta principios de julio, al borde de los 90 años, y Duterte ya está intentando colocar a su hija en la carrera por la sucesión. Un estudio de la Escuela de Estudios Orientales y Africanos de la Universidad de Londres concluyó en un análisis de las elecciones de 2013 que el 74% de los miembros de la Cámara de Representantes provenían de dinastías.

Donde sí hablan estas mujeres es en la calle. “Desde 2016 las marchas del 8 de marzo están siendo las más articuladas contra lo que consideramos un régimen fascista”, detalla Enriquez. La estudiante Shibby Lapeña se convirtió en una especie de heroína nacional hace tres años tras hacerse viral y convertirse en la cara visible del movimiento #YouthResist, contra Duterte. “Mucha gente joven critica los comentarios sexistas de Duterte, por esa parte estamos contentas porque vemos un clamor, pero por otro lado todavía hace falta mucha educación porque los niveles de violencia son muy altos”, puntualiza Coronacion. Según datos recogidos por la ONU, el 17% de las filipinas mayores de 15 años ha sufrido violencia de género. “El problema es que normaliza los abusos y la violencia contra las mujeres. Es muy difícil luchar por nuestros derechos cuando hay alguien ahí arriba hablando de cómo abusar de nosotras”, indica Romero. Los hombres se suman tímidamente a esta batalla. “Duterte está despertando la conciencia de muchos hombres que se levantan y dicen: ‘A mí no me representas’. Él se jacta de que habla como la gente de la calle, pero muchos no se sienten identificados”, añade Pasimio.

El #MeToo llegó a esta parte del mundo y resonó en las manifestaciones del día de la mujer. “Fue un movimiento inspirador y sentimos la solidaridad internacional”, subraya Enríquez. “Reconocemos la fuerza del hashtag, pero tratamos de mostrar que hay diferentes formas de violencia en diferentes contextos. Este Gobierno por ejemplo está invadiendo las tierras de los indígenas y eso está enfadando a muchas mujeres de estas comunidades que se están levantando contra el sexismo”, remarca Pasimio.

A mediados de julio, Duterte aprobó una ley que penaliza precisamente casi todo lo que hace él habitualmente. La norma castiga con multas, servicios comunitarios y hasta penas de prisión diversos actos de acoso, que van desde los piropos callejeros, hasta «gestos corporales ofensivos». ¿Una manera de entonar el mea culpa o una nueva medida populista?

Fuente e imagen: https://elpais.com/elpais/2019/07/04/planeta_futuro/1562254562_357787.html

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Scaling education programs in the Philippines: A policymaker’s perspective

By: Rosalina Villaneza.

In 2016, 586,284 childrenof primary school age in the Philippines were out of school, underscoring demand for large-scale programs to address unmet learning needs. As a chief education program specialist in the Department of Education (DepEd) in the Philippines, I have firsthand experience planning, implementing, and monitoring and evaluating a variety of education programs. One of our main challenges is ensuring that effective initiatives, such as with our teacher professional development program, take root and grow into sustainable, system-wide approaches for improving teacher quality and encouraging responsive instructional practices to improve learning outcomes.

With the implementation of the K-12 Basic Education Program, DepEd has taken significant strides toward fulfilling its mandate of establishing a comprehensive and integrated education system relevant to the needs of people and society. The program aims to develop productive, responsible, and engaged global citizens with the essential competencies and skills for lifelong learning and employment. We believe this begins by ensuring every child of primary school age acquires basic literacy and numeracy skills.

How was DepEd able to improve literacy and numeracy skills in recent years? We began by articulating a clear vision that focused on teachers, as they play a fundamental role in developing these skills among their students. I worked closely with my team of education experts to retool teachers’ mastery of content knowledge and pedagogical skills so they could effectively lead in the classroom. In 2015, we introduced the Early Language, Literacy, and Numeracy Program (ELLN) to improve reading and numeracy skills of K-3 learners. ELLN strengthened teacher capacity to teach and assess reading and numeracy skills, improved school administration and management, established competency standards, and introduced a school-based professional development system for teachers, the “School Learning Action Cell” (SLAC). ELLN trained teachers through a ten-day, face-to-face training module. While this approach had some impact, it was not to the extent we hoped—we wanted to reach the entire country. We understood that scaling an in-person training would be costly and time-consuming to reach primary grade teachers in all schools throughout the country. Because of this, my DepEd colleagues and I began thinking about ways we could harness technology to deliver improved teacher professional development at a national scale.

Before we selected an approach for delivering technology-enabled teacher professional development, we decided to test some things to see what worked. Over a five-month period from November 2016 to March 2017, we piloted ELLN-Digital (ELLN-D) with 4,030 K-3 teachers in 240 public elementary schools that had not participated in the ELLN program. During this piloting phase, we collaborated with the local Filipino NGO, The Foundation for Information Technology, Education, and Development (FIT-ED). ELLN-D is a blended teacher professional development program on early literacy for K-3 teachers with two components: an interactive, multimedia courseware for self-study, and collaborative learning through SLACs. Due to the success of the pilot, DepEd is scaling up the program nationally (with support from FIT-ED) to more than 38,000 public elementary schools throughout the country during this coming school year. We accomplished this by planning for scale from the start: We prioritized a focus on teachers, then pursued digital solutions that could reach teachers across our island nation—experimenting at a small scale first to determine what works—and finally implemented the program through existing SLAC structures instead of creating new ones.

WHAT HAVE WE LEARNED ABOUT SCALING AND SUSTAINING IMPACT?

Analyzing education programs that sustainably scale offers rich insights for people like me who work in government and are trying to serve a massive population with limited resources. What common factors enable programs to scale? Who should programs serve? How can program implementers facilitate the success of programs?

First, programs that sustainably scale are relevant and responsive to the needs of the people they serve. Second, these programs should demonstrate some meaningful change that is visible to citizens. And third, to effectively scale a program, implementers should truly understand and commit to the program, believe in its success, and go above and beyond what is expected to achieve sustainable outcomes.

In the Philippines, the following approaches helped us to create, adapt, and scale programs with the aim of sustainable impact:

  • Identify learning champions at all levels: There is a need to identify and empower a pool of champions at multiple levels of the system—in the regions, divisions, communities, and schools. By doing so, these champions become agents of change. In the case of ELLN, regional directors play a critical role in implementing the program by liaising with school division superintendents and public school leaders.
  • Adapt programs to local context: Those implementing programs at larger scale or in new locations should be equipped to make the programs work in their areas by contextualizing approaches to suit local needs. This includes identifying and articulating the “non-negotiables” of the original design to ensure adherence to a set standard, but those implementing in new contexts should feel agency to adjust to fit local needs. Setting specific standards on program implementation through policy guidelines or memoranda can help maintain the appropriate level of consistency in implementation between different areas. On ELLN-D, we encourage slight variations in the structure and format of SLACs in ways that make sense for a given context.
  • Recognize that every idea is valuable: It is important to allow champions to implement the program with standardized guidance but recognize that adjustments and changes are not only inevitable but also beneficial. Have faith that even when the originating organization or institution is no longer around, others implementing can successfully deliver the programs and have sustained positive impact on the people they serve.

Thirty-four years working in government has provided me ample opportunity to stress-test these principles, which I believe are critically important to sustainably scaling programs. Through the implementation of ELLN, ELLN-D, and similar initiatives as part of the K-12 Basic Education Program, DepEd has fully committed to providing quality, accessible, and relevant basic education to all Filipino learners. The road ahead will not be an easy one, but through adherence to these key principles, scaling effective interventions that reach all Filipino learners will help our country continue down the path toward quality educational opportunities for all citizens.

Source of the article: https://www.brookings.edu/blog/education-plus-development/2019/08/01/scaling-education-programs-in-the-philippines-a-policymakers-perspective/

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Poe wants social media awareness included in primary, secondary education in PH

Asia/ Phillipine/ 30.07.2019/ Source: news.mb.com.ph.

Poe on Tuesday, July 2, filed Senate Bill No. 129, which seeks the inclusion of social media and its importance in the curriculum of primary and secondary levels of education in the country.

This was one of the first 10 measures she filed to begin her second term in Senate.

“Social media is upon us and should be put to good use by teaching the youth the value of responsible, fair and truthful usage,” Poe said in a statement.

“Magandang lugar ang mga paaralan para maimulat ang mga kabataan sa responsable, mapanuri at produktibong paggamit ng social media. Kailangang mabigyan din sila ng sapat na impormasyon kung ano ang maaaring i-post, ano ang mga dapat iwasang paniwalaan agad, at kung paano mag-beripika ng mga datos. Para na rin ito sa kanilang kaligtasan,” she added.

(Schools are an ideal place to teach the youth on the responsible, critical and productive use of social media. They should also be given enough information about what they can or cannot post, what should not be believed easily, and how to verify data. This is also for their safety.)

In her bill, the Department of Education (DepEd), in consultation with the Department of Information and Communications Technology (DICT), will formulate the necessary steps and measures to achieve these objectives.

Aside from elementary and high school, Poe also sought to include social media education in the National Service Training Program (NSTP), particularly in the service components pertaining to the Literacy Training Service and the Civic Welfare Training Service.

The bill tasks the Commission on Higher Education (CHED) and the Technical Education and Skills Development Authority (TESDA), in consultation with DICT, to lead its implementation.

The “Digital 2019, a report from Hootsuite and We are Social showing people’s online behavior around the world, found that Filipinos spend an average of 10 hours a day on the internet.

Digital 2019 also revealed that social media use in the Philippines was at 71 percent, above the worldwide average of 45 percent. It said Filipinos spent the most time on social media at four hours and 12 minutes on average per day.
It also showed that 79 million Filipinos aged 13 and older were on social media.

In her bill, Poe noted the role of social media in information dissemination and shaping of public discourse and opinion.

She said she hoped that the youth will learn the virtues of discernment and critical thinking amid the prevalence of so-called “fake news”.

“This bill seeks to insulate the citizenry from attempts to unscrupulously utilize Social Media for various kinds of black propaganda and misinformation which are detrimental to transparency, accountability and truthfulness which could frustrate a meaningful, fruitful and intelligent discourse towards nation-building,” Poe added.

Source of the notice: https://news.mb.com.ph/2019/07/03/poe-wants-social-media-awareness-included-in-primary-secondary-education-in-ph/

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Philippines: Recasting higher education

Asia/ Philippines/ 30.07.2019/ Source: www.philstar.com.

In 1994, the Philippine government signed into law Republic Act (RA) 7722, a law that resolved to “protect, foster and promote the right of all citizens to affordable quality education at all levels and shall take appropriate steps to ensure that education shall be accessible to all.”

Back then, only 22 percent of all Filipino youth had a shot at getting a college degree.

Twenty-five years after, this aspiration remains true for many Filipinos. In AmBisyon 2040, the government’s midterm development blueprint, about 73 percent of Filipino families answered that they want their children to be college-educated. Indeed, a college degree remains centerpiece in any family’s aspiration, seen as the key to a better life.

Today, college participation is at 28 percent and with many cards stacked in our favor for the years ahead: there are now more Filipinos completing high school than ever before, and the recently passed RA 10931 or the Universal Access to Quality Tertiary Education Act provides unprecedented support to Filipino youth intending to pursue higher education.

Not everyone, however, has an equal shot at making it to college.

In our project, YouthWorks PH — co-implemented by the United States Agency for International Development (USAID) and the Philippine Business for Education (PBEd) — we engage youth who are not in education, employment or training (NEET) and have learned much from them. In the past year, we have seen firsthand how many of our youth are not in college because of three factors: family obligations, either to take care of a parent or a sibling; the need to work; or their lack of interest in what is being taught in school.

This means rethinking how classes are organized and taught, from the rigid 8 a.m. to 5 p.m. class schedules, to more inclusive modes such as online learning and work-based training. This is the promise of the Philippine Qualifications Framework, passed into law in January 2018.

Today, the Philippines finds itself in a demographic window: a phase when the country’s working-age population will be proportionately larger than its dependents or those who are either too young or too old to work.

However, reaping this demographic dividend requires that we enable our youth to reach their highest potential through education, and that in parallel, we create quality jobs and provide routes for entrepreneurship. This comes hand in hand.

Looking ahead, the future holds much promise, but to get there, we must abandon traditional notions of how “college” looks like, and innovate on how and where learning can happen. This way, we can make higher education more inclusive for our youth.

Source of the notice: https://www.philstar.com/other-sections/education-and-home/2019/07/28/1938563/recasting-higher-education

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En Filipina: Departamento de Educación ‘conecta escuelas desconectadas’ en su nueva iniciativa de e-learning

Asia/Filipina/Addie Pobre

Los recursos educativos abiertos son materiales de aprendizaje digital a los que los estudiantes y los maestros pueden acceder, incluso sin conexión, sin importar dónde se encuentren. ¿Funcionará en las Filipinas?

MANILA, Filipinas – En las escuelas remotas de Filipinas, el acceso a Internet no es fácil para los estudiantes. Teniendo en cuenta las características geográficas del país, existen varias islas remotas cuyas escuelas tienen dificultades para acceder a la educación asistida por la conexión a Internet.

Los REA o los Recursos Educativos Abiertos del Departamento de Educación (DepEd) tienen como objetivo abordar esta brecha. Con el objetivo principal de hacer que el aprendizaje electrónico sea más accesible para las escuelas con dificultades geográficas o de «última milla», el DepEd a través de la Oficina del Subsecretario de Administración ha lanzado REA en todo el país, dando prioridad a las escuelas remotas en el país.

Los REA son plataformas digitales que albergan materiales de enseñanza, aprendizaje e investigación. Están diseñados principalmente para su uso sin conexión, pero también se puede acceder a ellos en línea para actualizar los materiales. Los materiales en estas plataformas incluyen diversos contenidos educativos que van desde un plan de lección, un video, una canción hasta un curso completo en línea o un plan de estudios.

DepEd ha estado utilizando plataformas de REA desarrolladas en el extranjero, como Kiwix y CourseLab , de Suiza y Rusia, respectivamente, desde que comenzó su iniciativa de REA con la capacitación de un grupo de 12 maestros de DepEd en abril de 2019.

Aparte de sus características fuera de línea, los REA fomenta que los maestros participen, creen, reutilicen, revisen, remezclen y redistribuyan materiales de aprendizaje.

Han existido desde 2001, siendo el Instituto de Tecnología de Massachusetts en los Estados Unidos el primero en utilizarlos en su OpenCourseWare de MIT.

En aulas filipinas

Los REA ahora se han utilizado en las escuelas de diferentes regiones de Filipinas. De acuerdo con la base de datos de DepEd publicada en Rappler, hay 1,364 maestros públicos que han recibido capacitación para facilitar los REA, mientras que hay 13 maestros de escuelas privadas, al momento de escribir. La mayoría de estos maestros provienen de la Región 1.

Sin embargo, las escuelas cubiertas por estos maestros solo representan el 10% de todas las escuelas en el país, dijo a Rappler Mark Anthony Sy, Líder del Equipo REA de DepEd y Asistente Ejecutivo de la Oficina del Subsecretario de Administración, en una entrevista.

LLEGANDO A LAS ESCUELAS DE FAR-FLUNG.  Lananpin National High School, en Urdaneta, Pangasinan, comienza a integrar REA en su plan de estudios.  Foto de Mark Anthony Sy de la Oficina del Subsecretario de Administración de DepEd.

LLEGANDO A LAS ESCUELAS DE FAR-FLUNG. Lananpin National High School, en Urdaneta, Pangasinan, comienza a integrar REA en su plan de estudios. Foto de Mark Anthony Sy de la Oficina del Subsecretario de Administración de DepEd.

«Todavía está en el período de prueba y error . Sin embargo, napakalaki en napakabilis ng impacta niya…. Nos ayuda el PNUD, el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo. Así pues, pida 10 días, más el personal de ICTS [ Servicio de tecnología de la información y las comunicaciones] , 13 po kaming nagsimula. Entrenamientos de grupos de Nag karoon po kami ng , grupos 1, 2, 3 y 4, en todo el país. Así que cada grupo po, mayroon po kaming mga 100 profesores na tina-train … «

(Todavía está en el período de prueba y error. Sin embargo, el impacto fue enorme y rápido … Nos ayudó el PNUD, el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo. Así que cuando moldeo este 10, más el personal 2 aquí en ICTS , comenzamos con 13. Hemos realizado capacitaciones en grupo [de maestros], grupos 1, 2, 3 y 4 en todo el país. Por lo tanto, cada grupo está capacitando a 100 maestros …)

Fuente: https://www.rappler.com/technology/features/234342-department-education-e-learning-initiative

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Filipinas obligará a los estudiantes a plantar diez árboles para graduarse

Asia/ Filipinas/ 01.07.2019/ Fuente: viruji.andaluciainformacion.es.

La medida busca combatir el cambio climático y la deforestación que asola Filipinas debido a la tala ilegal de los últimos años

Aprobarlo todo ya no será suficiente para graduarse en Filipinas, ni siquiera si se consigue matrículas de honor en todas las asignaturas.

El gobierno del país ha aprobado una ley mediante la que obligará a plantar al menos diez árboles a todos los estudiantes que finalicen la educación primaria, la secundaria y la universitaria.

La medida busca combatir el cambio climático y la cambio climáticoque asola Filipinas debido a la tala ilegal de los últimos años. Siendo de carácter urgente, la ley entrará en vigor de forma inmediata y se quiere llegar a 175 millones de árboles plantados al año.

«Cada año se gradúan en Filipinas más de doce millones de estudiantes en primaria, casi cinco millones en secundaria y medio millón más en la universidad», explican las autoridades, que ya han preparado un mapa con las zonas más necesitadas de recibir las plantaciones.

Fuente de la noticia: https://viruji.andaluciainformacion.es/filipinas-estudiantes-plantar-arboles/
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