Un convoy de ayuda humanitaria liderado por UNICEF entró este domingo, por primera vez en más de dos años, en la ciudad iraquí de Mosul con suministros de emergencia para unos 15.000 niños y sus familias.
«UNICEF ha entrado en la ciudad de Mosul por primera vez en más de dos años. Nuestros equipos se están desplazando rápidamente para proporcionar ayuda inmediata a las comunidades afectadas por los combates», ha manifestado el representante adjunto de UNICEF en Iraq, Hamida Ramadhani.
Otras agencias humanitarias, como el Programa Mundial de Alimentos (PMA) y el Fondo de Población de Naciones Unidas (UNFPA, en sus siglas en inglés), han participado también en este convoy, formado por 14 vehículos –entre ellos 8 camiones de carga-, que llegó al barrio de Gogachly, en el este de Mosul, hacia las 09:30 horas.
Los camiones transportaban suministros de emergencia suficientes para que un total de 30.000 personas (15.000 niños y sus familias) puedan subsistir durante un mes.
Los suministros incluyen 5.000 kits de tabletas de potabilización de agua, barritas energéticas, bidones, cubos y artículos de higiene como jabón, pasta de dientes y pañales.
La distribución se completó en seis horas a pesar del fuego cercano de la artillería y de las explosiones que sonaron casi constantemente durante el día.
Desde el pasado 17 de octubre, más de 27.000 niños y sus familias –en torno a 56.000 personas en total- se han visto desplazadas de Mosul, y hasta 1,5 millones de personas permanecen atrapadas dentro de la ciudad, entre ellas 600.000 niños.
UNICEF ha proporcionado ayuda a más de 30.000 niños en las comunidades que han sido recuperadas hasta el momento, incluyendo el este de la ciudad de Mosul, desde el 17 de octubre.
Acerca de UNICEF
En UNICEF promovemos los derechos y el bienestar de todos los niños, niñas y adolescentes en todo lo que hacemos. Junto a nuestros aliados, trabajamos en 190 países y territorios para transformar este compromiso en acciones prácticas que beneficien a todos los niños, centrando especialmente nuestros esfuerzos en llegar a los más vulnerables y excluidos, en todo el mundo.
Hombres y mujeres que escaparon del control de las milicias en la segunda ciudad más grande de Irak, comparten su alivio de haber encontrado la seguridad.
– Mahmoud Ahmad, de 35 años y padre de seis, tenía una enorme sonrisa en su rostro mientras salía del bullicioso camión lleno de otras familias, con su hija de dos meses, Farah, en sus manos.
Después de más de dos años de vida bajo control de las milicias, él y su familia finalmente habían escapado de su casa en el distrito oriental de Intisar, en Mosul, y llegaron al campamento Khazer M1 para iraquíes desplazados, cerca del pueblo de Hasansham, a unos 30 kilómetros.
“Es muy bueno; estamos seguros ahora, estoy muy feliz”, dijo. “Ahora, una de las primeras cosas que voy a hacer es afeitarme”, agregó riendo, refiriéndose a algunas de las estrictas restricciones que las milicias habían impuesto a los civiles en las zonas bajo su control.
A los hombres se les dijo que dejaran crecer sus barbas, dejaran de fumar y usaran pantalones más cortos y a las mujeres se les ordenó que se cubrieran completamente, y temían salir en público.
Las familias habían vivido con miedo y terror durante más de dos años. Ahora, estaban felices de ser libres para decidir cómo querían vivir sus vidas e incluso cómo querían vestirse.
Mahmoud, hablando todavía con una sonrisa que iluminaba toda su cara, solía ganarse la vida como electricista y vendía antenas parabólicas en el mercado local. Pero cuando las antenas parabólicas fueron prohibidas por las milicias hace siete meses, se encontró sin trabajo, dependiendo de sus ahorros y vendiendo las joyas de su esposa para mantener a su familia.
“Mi sonrisa me ayudó a superar muchas dificultades en Mosul”, confesó cuando le preguntaron si siempre estaba tan feliz. “Me ayudó a olvidar que la vida era dura”.
Él estaba entre las 2.040 personas que llegaron al campamento de Khazer ese día, todos hablando sobre su alivio de estar libres del mando de las milicias. En la semana pasada, el número de personas desplazadas desde dentro y alrededor de la ciudad de Mosul se había multiplicado por más de dos veces, con lo que el número total de iraquíes desplazados llegó a 47.000, desde el comienzo de las operaciones militares el 17 de octubre.
Es probable que los números continúen aumentando drásticamente a medida que la lucha se desplaza hacia las zonas urbanas más densamente pobladas de Mosul. En respuesta, el ACNUR, la Agencia de la ONU para los Refugiados, está intensificando su asistencia.
El ACNUR está construyendo 11 campamentos para recibir a iraquíes desplazados, cinco de los cuales actualmente están acogiendo recién llegados. El recién construido campamento Hasansham U de la agencia completo su capacidad en sólo cuatro días.
El campamento ahora alberga 1.855 familias – más de 10.000 personas. Una última sección del campamento, con 240 tiendas de campaña, se terminará esta semana. 135 familias que llegaron el lunes pasaron su primera noche en el centro de recepción del campamento mientras esperaban tiendas, donde se les proporcionaron colchones y mantas.
Algunas de las nuevas familias se mudaron temporalmente con otros, uniéndose a vecinos, amigos o familiares. Sadika Abdullah Aziz, una madre de dos del barrio de Samah en Mosul, aloja a seis familias en su tienda, que ahora está repleta con unas 20 personas, en su mayoría niños pequeños.
“Llegamos ayer por la mañana. Nos sentimos seguros y cómodos aquí y dormimos bien anoche”, dijo. Ya no tenemos explosiones y bombardeos a nuestro alrededor. Nuestra casa estaba totalmente destruida y nos quedamos con los vecinos hasta que pudimos salir.
“Cuando estuvimos aquí, vi que muchas otras familias no tenían tiendas, así que les dimos la bienvenida a quedarse. Está lleno de gente, pero pronto tendrán tiendas de campaña y más ayuda”, agregó.
“Nos sentimos seguros. Somos libres. Nos sentimos liberados y esperamos un futuro mejor”.
Khairo Murat Mirza, un padre de nueve, durmió fuera en esta primera noche, mientras que las mujeres de su familia dormían en un edificio de contenedores en el centro de recepción. Aun así, no se quejaba.
“Antes, las cosas eran confusas y aterradoras. No nos sentíamos en absoluto seguro. Ahora, aunque necesitamos ayuda, estamos muy cansados y hambrientos y no tenemos tienda, nos sentimos seguros. Somos libres. Nos sentimos liberados y esperamos un futuro mejor”.
Los camiones y los autobuses llenos de recién llegados del este de Mosul están siendo dirigidos a un sitio de extensión donde miles de familias más pueden ser alojadas en el campamento Khazer M1, administrado por el Gobierno, a unos minutos, donde el ACNUR proporciona artículos de atención primaria como colchones y mantas .
En el campamento, Mahmoud Ahmad y su familia se instalaban en su nueva tienda. Mahmoud seguía sonriendo ampliamente. “No había dormido durante cinco días. Anoche fue la primera noche en que conseguí un buen sueño”, dijo. “Los niños están riendo y jugando de nuevo afuera. Son tan felices. No podían jugar afuera en Intisar … estábamos demasiado asustados por ellos”.
“Estar aquí ahora es como una liberación de una prisión oscura, y pasar a la luz”, dijo con una sonrisa radiante.
Al menos 20.700 personas se han tenido que desplazar de sus hogares desde que comenzó la operación para retomar Mosul el pasado 17 de octubre. UNICEF calcula que 9.700 de estas personas son niños que necesitan ayuda urgente. A medida que las familias y niños van llegando a los puestos de control, UNICEF está ahí para atenderlos.
“He conocido a madres e hijos que estaban tan aliviados de haber salido vivos; era evidente que habían sufrido tanto”, dijo Pernille Ironside, Jefe de Operaciones de UNICEF en Iraq, recién llegada de visitar el puesto de control en Nargizlia.
Muchos de ellos llegaban cubiertos de polvo, agotados, y se sentían inseguros sobre lo que iba a pasar después. Algunos iban descalzos. UNICEF se ha acercado a las familias para ver las condiciones en las que llegaban los niños y para saber si faltaba alguno de ellos.
A la llegada, las familias recibieron agua limpia para beber y alimentos con suplementos nutricionales para niños.
Un equipo de cuatro personas del gobierno local, apoyado por UNICEF, se ocupa de vacunar inmediatamente a los niños de entre 6 meses y 15 años de edad, contra la polio y el sarampión. Para muchos esta era la primera vez que eran vacunados desde hace dos años.
Las familias pueden quedarse hasta medio día en el punto de control antes de ser trasladados a un campamento de emergencia donde se les asigna a un albergue. Alli, UNICEF se asegura de que haya agua potable, duchas y letrinas limpias disponibles. UNICEF examina a los niños para conocer su estado de nutrición y que reciban el tratamiento adecuado. Un equipo móvil de UNICEF ofrece, además, atención psicosocial a los niños.
UNICEF además está preparando espacios temporales para la enseñanza y para que los niños puedan jugar en los campos. Muchas personas han huido y están en campos de desplazados, otras han decidido quedarse en sus pueblos que han sido retomados. UNICEF está adaptando su respuesta de emergencia para llegar a todas las poblaciones que necesitan ayuda.
En octubre, UNICEF entregó agua embotellada y suministros de higiene a más de 1.500 familias, y vacunó contra la polio a los niños en dos comunidades recién retomadas. Las condiciones de vida de las familias y los niños, tanto los desplazados como los que se han quedado en estas comunidades, son muy precarias. Las familias necesitan urgentemente agua potable y otros suministros esenciales.
“Mientras la situación continua extendiéndose, es importante que sigamos siendo muy ágiles y que adaptemos nuestra respuesta de forma que podamos ofrecer el mejor apoyo posible a las familias y niños que ya han sufrido tanto en estos últimos años”, concluyó Ironside.
Bagdag / www.lainformacion.com / 2 de Noviembre de 2016
El rico patrimonio iraquí, ya severamente dañado por la campaña de vandalismo y destrucción del grupo Estado Islámico (EI), corre el riesgo de sufrir nuevas destrucciones en la batalla por reconquistar la ciudad de Mosul, en manos de los yihadistas.
En 2014, después de apoderarse de Mosul, la segunda ciudad de Irak, el EI destrozó el museo, donde se encontraban inestimables objetos de las épocas asiria y helenística.
El grupo extremista también atacó las ciudades antiguas de Hatra y Nimrod, no lejos de Mosul, y mostró su destrucción en videos.
Las fuerzas iraquiés están estrechando el cerco sobre Mosul, último gran bastión del EI en el país, pero los yihadistas permanecen dentro o alrededor de sitios históricos.
«Según nuestras informaciones, (el EI) está presente en los sitios arqueológicos», declaró Ahmed al Asadi, portavoz de las Hashd al Shaabi, una coalición de milicias chiitas apoyadas por Irán.
Las Hashd lanzaron una operación el sábado que podría conllevar combates contra el EI en regiones donde se hallan varios de los sitios arqueológicos iraquíes más conocidos, como Hatra y Nimrod.
Hatra, una antigua ciudad fortificada de más de 2.000 años, se encontraba bastante bien conservada. En ella había impresionantes templos, donde la arquitectura griega y romana se mezclaba con elementos de origen oriental.
En Nimrod, seguían habiendo bajorrelieves y colosales «lamassu» (toros alados con rostro humano), aunque la mayoría de los objetos procedentes de esta ciudad asiria ya están expuestos desde hace tiempo en museos de Mosul, Bagdad, París o Londres.
«Creemos que (el EI) intenta atraer a las fuerzas (iraquíes) hacia estos sitios, para destrozarlos todavía más», dijo Asadi.
El EI ya había instalado un campamento de entrenamiento en la ciudad antigua de Hatra, inscrita en el patrimonio mundial de la Humanidad por la Unesco. Y sigue albergando a combatientes, afirma Ali Saleh Madhi, un responsable iraquí de la zona.
En Nimrod, el EI había colocado explosivos en los monumentos e hizo estallar el sitio. Los extremistas siguen sin embargo en los alrededores, según Ahmed al Jubori, el administrador de la zona.
Cuando se lanzó la operación para reconquistar Mosul el 17 de octubre, la Unesco había pedido a «todos los actores implicados en esta acción militar proteger el patrimonio cultural, no utilizarlo con fines militares y evitar tomar los sitios y monumentos culturales como objetivos».
La Unesco y el ministerio de Cultura iraquí distribuyeron a las fuerzas antiyihadistas listas con los sitios culturales, así como sus coordenadas GPS. En la lista de la Unesco, 15 de los 80 nombres aparecían con la apelación «sitio del patrimonio de la Humanidad con una significación cultural extrema».
Según el viceministro de Cultura, Qais Rashid, el repertorio del ministerio contiene las coordenadas de los sitios donde los combatientes del EI están presentes. Los yihadistas colocan «armas y a veces entrenan a sus combatientes en los sitios arqueológicos», precisó.
Desde su ocupación de varios territorios iraquíes en 2014, los yihadistas lanzaron una campaña de destrucción, que ellos justifican por razones religiosas, para eliminar a los «ídolos».
En realidad, los ataques contra el patrimonio cultural tienen objetivos propagandísticos, y la venta de objetos en el mercado negro sirve también para financiar al grupo.
En febrero, el EI publicó un video donde se veían a combatientes armados con mazos y taladros arrasando el museo de Mosul. Estas imágenes provocaron una ola de indignación.
La Unesco calificó «la demolición del museo de Mosul y la destrucción de los vestigios arqueológicos de Nínive (…) como uno de los ataques más bárbaros contra el patrimonio de la Humanidad».
«Estos crímenes no pueden quedar impunes», advirtió la institución.
América del Sur/Uruguay/Octubre 2016/http://www.mec.gub.uy/
La Comisión Especial de Reconocimiento y Reparación a las víctimas de la actuación ilegítima del Estado realiza la ceremonia de instalación de dos placas donde funcionaron centros de detención y tortura en los que se violaron derechos humanos en la última dictadura cívico militar.
La primera tiene lugar el domingo 23 de octubre, a la hora 11, en Avenida de las Américas esquina Santa Bernardita (Ciudad de la Costa, Canelones). Este lugar conocido como “Chalet Susy” ofició, el 26 de octubre de 1976, como puesta en escena de un operativo del Plan Cóndor para legalizar ante la opinión pública detenciones de uruguayos secuestrados en Argentina por motivos políticos e ideológicos y trasladados clandestinamente al país.
En tanto, el viernes 28 de octubre, a la hora 18, se instala en el Hospital Militar (Avda. 8 de octubre 3060) una placa en el lugar donde funcionó la sala 8 como centro de detención, tortura y omisión de asistencia de militantes políticos y sociales entre 1968 y 1985.
Estas acciones se realizan en el marco de lo dispuesto por los artículos 7 y 8 de la Ley Nº 18.596 de reconocimiento y reparación a las víctimas de la actuación ilegítima del Estado.
Hasta el momento se han instalado placas conmemorativas en lugares representativos de Sauce, Durazno, Tacuarembó, Fray Bentos, Mercedes y Montevideo.
Asia/Irak/Mosul/18 de octubre de 2016/Fuente: analitica
Más de medio millón de niños está en “riesgo extremo” en Mosul, tras el comienzo de la ofensiva para arrebatar esta ciudad iraquí al grupo terrorista Estado Islámico, advirtió este lunes la agencia de la ONU para la Infancia (UNICEF).
“Los niños de Mosul ya han sufrido mucho en los pasados dos años. Muchos pueden ser víctimas de desapariciones forzosas, quedar atrapados en los frentes de batalla y en el fuego cruzado”, dijo el representante de UNICEF en Irak, Peter Hawkins.
En un comunicado, la organización humanitaria informó que tiene preparada agua suficiente, así como duchas, letrinas y paquetes de higiene para más de 150.000 personas, con vistas a alcanzar los 350.000 individuos en las próximas semanas.
Asimismo, equipos móviles de UNICEF están listos para atender a los casos más críticos que requieran asistencia psicológica o tratamiento médico de entre los niños que huyan de sus hogares en Mosul, donde se calcula que permanece un millón y medio de civiles.
Al mismo tiempo, UNICEF está en coordinación con el Ministerio iraquí de Sanidad para dar llevar a cabo una campaña de vacunación contra enfermedades como la polio y el sarampión.
“Estamos trabajando a contrarreloj para asegurar que donde quiera que los niños estén, UNICEF estará allí con ellos”, aseguró Hawkins.
Por último, UNICEF pidió en la nota a todas las partes beligerantes que protejan a los niños y respeten la ley humanitaria internacional para que los menores puedan “atravesar con seguridad este periodo de violencia extrema”.
La operación militar sobre Mosul fue lanzada en la madrugada de este lunes en el norte de Irak, para liberar el último y principal bastión del EI en el país, que ha estado en manos de los yihadistas desde junio de 2014.
Asia/Irak/15 de septiembre de 2016/Fuente el mundo
Casi 3,5 millones de niños en Irak no tienen acceso a la educación. En los campos de acogida de Erbil faltan aulas, libros y profesores
La falta de centros de enseñanza secundaria segregada empuja a las niñas refugiadas a matrimonios tempranos acordados por sus familias.
No hay nada que le guste más a Mirna que ir al colegio. Porque tiene un sueño que quiere hacer realidad. Ser abogada y poder ayudar a otros niños como ella. Por eso, cada día, pone todo su esfuerzo en aprender. «Me llamo Mirna, tengo 10 años y mis aficiones son la natación y la música». Mirna se presenta como cualquier niña de su edad: contando qué le gusta hacer y qué quiere ser en el futuro. «Me gustan la lectura y las ciencias. Cuando sea mayor, quiero ser abogada», explica antes de añadir que le gustaría tocar el violín ante la mirada ilusionada de su madre, Nagham Yousef Abdalmasih.
A Mirna le gusta mucho estudiar y leer. Habla como si fuera mayor de lo que es.«Quiero ser abogada para defender a los niños y luchar por sus derechos, para defender a la gente inocente y que todos podamos vivir en paz en mi país», dice la niña sentada en la habitación, decorada con imágenes de la Virgen María y muñecos Teletubbies. No hay estantes con libros. Ni violines. Tampoco ninguna piscina cerca.
«Leo mucho, estudio duro y voy a seguir todos los pasos para ser abogada: primero, la escuela; luego, el instituto y después haré realidad mi sueño», continúa la pequeña. Junto a ella, su madre acota en voz baja: «No estamos seguros de que consiga su sueño por la situación que estamos viviendo».
Y es que los niños desplazados y refugiados como Mirna afrontan estos días una difícil vuelta al cole. Más de millón y medio de niños iraquíes han sido forzados a huir de sus hogares a causa de la violencia yihadista. Una de cada cinco escuelas del país está inutilizada y casi 3,5 millones de niños en edad escolar no tienen acceso a la educación, según Unicef. En los campos de acogida diseminados por Erbil y la provincia hay escasez de aulas, de libros y de profesores. Además está la barrera del idioma, ya que los niños árabes no hablan kurdo y los currículos en esta región son diferentes del resto del país. «Nuestros hijos se están perdiendo. Pensamos en irnos del país, por el futuro de nuestros pequeños. Me gustaría que Mirna se convirtiera en violinista. Pero sé que no tiene esperanzas ni oportunidades», reflexiona Abdalmasih, de 29 años.
A 35 kilómetros de Erbil, en el campo de refugiados sirios de Kawargosk, el 95% de los niños acuden a la escuela primaria, construida en 2013. Los profesores son también refugiados, pero debido a que sus salarios son escasos y a veces impagados por el Gobierno autónomo kurdo -sumido en la crisis económica-, el pasado curso la escuela se quedó prácticamente sin maestros. «Muchos emigraron a Europa o cambiaron de trabajo, porque no les llegaba el dinero para subsistir», explica Rawand Nagaat, director de la escuela. «Unicef tuvo que suplir esta ausencia, trayendo y pagando a profesores nuevos», añade.
La enseñanza primaria en Irak es mixta, pero al llegar la secundaria, niños y niñas se separan. El problema es que en los campos de desplazados y refugiados, donde los recursos son escasos y faltan infraestructuras, material escolar y profesores, segregar las aulas genera problemas adicionales. En ocasiones, la secundaria mezcla a los alumnos y los padres se niegan a enviar a sus hijas. Otras veces, directamente sólo se enseña a los niños. De este modo, muchas menores se ven privadas de educación secundaria a partir de los 13 años. Mirna todavía tiene 10 y puede seguir su aprendizaje, pero una sombra de duda la acecha. «Si mezclan a nuestros niños, no podemos controlar su comportamiento ni su adecuada educación», piensa la madre de Mirna, cuya familia es cristiana.
Es a partir del momento de acabar la escuela primaria cuando las niñas refugiadas y desplazadas se enfrentan a otro cruel destino. «Cuando las niñas crecen, entre los 14 y los 16 años, las familias las casan. Se fijan en su cuerpo, pero no en su mente», apunta Hevidar Ahmad, la única mujer del equipo de Protección Infantil del campo de Harsham, en Erbil. Ella se encarga de apoyar psicosocialmente a las niñas que son forzadas a casarse a una corta edad cuando no puede evitar este desenlace.
En alguna ocasión ha logrado que las niñas den esquinazo a estos matrimonios, pero Ahmad lamenta que no suele ser así. «Recuerdo a una adolescente de 14 años a la que su familia quería casar con un vecino y logró convencerla incluso de que era decisión suya. La traté y convencí a la familia de que era tiempo de estudiar y no de casarse y finalmente la niña pudo sortear ese destino».
Pero muchas otras chicas no pueden y quedan atrapadas en un callejón sin salida de malos tratos, matrimonios fracasados o problemas en el parto por no estar sus cuerpos suficientemente desarrollados. «En muchos casos, acaban divorciándose en poco tiempo, porque no están preparadas, suelen tener problemas con un marido al que no conocen o sufren violencia de género», prosigue Ahmad. «Las hay que, pese a todo esto, permanecen casadas porque tienen bebés y temen el qué dirán, pero no tienen relación con su esposo. Las que se divorcian, viven bajo el estigma: los padres no las dejan salir por vergüenza».
En Harsham, con mayoría de desplazados de Mosul y provincia (tras caer bajo control del Estado Islámico en 2014) no hay escuela secundaria para chicas y las familias se niegan a enviar a sus hijas a estudiar en clases mixtas. Este es el momento de mayor riesgo de matrimonio para las menores. El 20% de los casamientos entre refugiados y desplazados de Irak corresponden a niñas que no han cumplido los 18 años, según cifras de Unicef.
«Los matrimonios tempranos han visto un incremento masivo entre las poblaciones desplazadas y refugiadas en Irak, debido a que las familias lo perciben como una forma de proteger a sus hijas de abusos sexuales o secuestros en los campos o bien por cuestiones financieras», señala Sidéad Murray, experta en violencia de género de Unicef. «La respuesta a este fenómeno está centrada en los campamentos, pero no es suficiente porque la mayoría de la población refugiada y desplazada vive fuera de los campos y allí no es posible detectar casos», lamenta.
Lejos de la ayuda de las agencias internacionales viven 16 familias yazidíes que ocupan unas casas a medio construir cerca de un hotel de lujo de Erbil. Delvin, una pequeña de 11 años de pelo rojo, alegre y vivaz, vive con sus padres y sus seis hermanos en uno de los esqueletos de hormigón. Para ella y sus vecinos no hay escuela oficial, sino que acuden a clases informales en una tienda. «Me gustaría ir al colegio. Quiero ser doctora», cuenta. Su padre, Qassem Qawa’l, que en Sinjar era jardinero, se revuelve al escucharla: «Me siento terriblemente mal sólo al pensarqué puede hacer una niña si no va a la escuela. La vida de Delvin y del resto de mis hijos no tiene sentido ahora mismo».
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