Expertos en derechos humanos afirman que el ataque deliberado de las estudiantes de 91 escuelas es una prueba más de la violencia sistemática contra mujeres y niñas en ese país. Muchos padres han sacado a sus hijas de la escuela por temor a esas agresiones.
Un grupo de expertos de la ONU en derechos humanos* denunció este jueves la incapacidad del Estado iraní para proteger a más de 1200 colegialas que fueron envenenadas en escuelas de las principales ciudades del país.
Tras expresar gran indignación por el atropello, los expertos señalaron que las autoridades iraníes tampoco han tomado medidas para investigar esos ataque o para prevenir nuevas agresiones.
De acuerdo con las informaciones, el primer envenenamiento ocurrió el 30 de noviembre de 2022 en la ciudad de Qom. Desde entonces, se han producido ataques químicos en 91 escuelas de niñas ubicadas en 20 provincias de Irán.
“Estamos profundamente preocupados por el bienestar físico y mental de estas estudiantes y de sus padres”, apuntaron los especialistas en un comunicado conjunto en el que también abogaron por el disfrute del derecho fundamental a la educación de las niñas iraníes.
Negación de los hechos
Las autoridades del país anunciaron recientemente varios arrestos relacionados con los ataques; sin embargo, los relatores especiales mostraron inquietud debido a que durante varios meses negaron esas embestidas en repetidas ocasiones sin investigar lo que había pasado pese a que cientos de niñas debieron ser hospitalizadas debido a los envenenamientos.
Todavía el 1º de marzo el ministro del Interior, la institución encargada de las pesquisas, descartó que los ataques hubieran sido intencionales, afirmando que el 90% de los casos eran atribuibles al estrés de las estudiantes.
Los medios de comunicación estatales reprodujeron ese argumento y más aún, llegaron a decir que las niñas fingían los síntomas para no presentar sus exámenes.
“Muchos padres han sacado a sus hijas de la escuela por temor a estos ataques”, lamentaron los expertos.
Represión de la libertad de expresión y prensa
Por otra parte, un periodista que cubría los acontecimientos fue detenido en la ciudad de Qom y hasta hoy se desconoce su paradero.
Además, en las redes sociales circuló el video de una madre golpeada violentamente frente a la escuela de sus hijas por exigir información.
Los relatores sostuvieron que estos abusos no sólo son muy preocupantes sino que prueban una vez más el patrón de las autoridades iraníes para silenciar a todo aquel que intente informar o exigir responsabilidades por las violaciones de derechos humanos.
En este contexto, recordaron que dos mujeres periodistas que informaron sobre el caso de Mahsa Amini -la joven arrestada en septiembre de 2022 por no usar el velo o hiyab “adecuadamente” y que luego murió bajo custodia policíaca-, están presas.
También precisaron que la familia de Amini ha sufrido toda clase de represalias y amenazas.
¿Agresiones orquestadas?
Los expertos destacaron que la secuencia de ataques a las estudiantes comenzaron apenas unas semanas después de las protestas suscitadas en todo el país por la muerte de Amini.
“Tememos que las agresiones se hayan organizado para castigar a las niñas por su participación en el movimiento “Mujeres, Vida, Libertad”; por manifestar su oposición al hiyab obligatorio; y por pronunciarse demandando igualdad.
Los relatores especiales destacaron el contraste entre el rápido despliegue de la fuerza para arrestar y encarcelar a manifestantes pacíficos y la incapacidad para identificar y arrestar a los perpetradores de ataques coordinados a gran escala contra las niñas en Irán.
Añadieron que según los datos con que cuentan, decenas de defensoras de derechos humanos, mujeres y niñas que participaron en las movilizaciones tras la muerte de Mahsa Amini continúan en la cárcel, y que algunas de ellas ya han sido condenadas a prisión.
Asimismo, mencionaron que varias jóvenes que se filmaron hace porco bailando en la calle sin cubrirse el cabello fueron perseguidas y obligadas a disculparse en la televisión estatal.
“Las mujeres y las niñas en Irán son una vez más el blanco de las peores formas de discriminación y violencia sistemáticas”, puntualizaron.
*Los relatores especiales forman parte de lo que se conoce como Procedimientos Especiales del Consejo de Derechos Humanos, el mayor órgano de expertos independientes del sistema de DDHH de la ONU. Se trata de unos mecanismos independientes de investigación y supervisión del Consejo que se ocupan de situaciones específicas de países o de cuestiones temáticas en todas las partes del mundo. Los expertos de los Procedimientos Especiales trabajan de forma voluntaria; no son personal de la ONU y no reciben un salario por su trabajo. Son independientes de cualquier gobierno u organización y prestan sus servicios a título individual.
Amnistía Internacional y el Centro Abdorrahman Boroumand han comunicado hoy que, desde que comenzó el año, las autoridades iraníes han ejecutado al menos a una persona árabe ahwazí, 14 kurdas y 13 baluchis tras juicios manifiestamente injustos —y han condenado a muerte como mínimo a 12 más—, en una escalofriante escalada del empleo de la pena de muerte como herramienta de represión contra las minorías étnicas.
Asimismo, las investigaciones de Amnistía Internacional y el Centro Abdorrahman Boroumand revelan que las autoridades iraníes han ejecutado al menos a 94 personas en total sólo entre los meses de enero y febrero —con un espeluznante trasfondo de denuncias de violencia sexual y otras torturas—, lo que supone un considerable aumento en comparación con el mismo periodo del año pasado.
“Las autoridades iraníes están llevando a cabo ejecuciones a un ritmo aterrador. Su actuación constituye un ataque contra el derecho a la vida, y un indisimulado intento no sólo de oprimir aún más a las minorías étnicas, sino también de sembrar el miedo a la fuerza bruta que le espera a la disidencia, ya sea en la calle o en el patíbulo”, ha declarado Roya Boroumand, director ejecutivo de la organización iraní de derechos humanos Centro Abdorrahman Boroumand.
Ejecuciones tras juicios injustos y tortura
A finales de febrero, las autoridades iraníes ejecutaron en secreto a un hombre árabe ahwazí y a otro kurdo, tras juicios manifiestamente injustos. Asimismo, a lo largo de las últimas semanas han condenado a muerte al menos a seis personas árabes ahwazíes y a seis baluchis más, algunas de ellas declaradas culpables en relación con las protestas que prenden por todo el país desde el pasado mes de septiembre.
El 20 de febrero, el árabe ahwazí Hassan Abyat fue ejecutado en la prisión de Sepidar (provincia de Juzestán), mientras que el 22 de febrero, el kurdo Arash (Sarkawt) Ahmadi corrió la misma suerte en la prisión de Dizel Abad (provincia de Kermanshah). Fuentes bien informadas aseguraron a Amnistía Internacional que, tras su detención, los interrogadores sometieron a ambos hombres a tortura y a otros malos tratos para obligarlos a “confesar”. Violando el derecho a la presunción de inocencia, sus “confesiones” forzosas fueron retransmitidas por los medios de comunicación estatales, en una maniobra de las autoridades destinada a denigrarlos y justificar sus ejecuciones. No se les permitió tampoco acceder a representación legal y sus ejecuciones se consumaron en secreto, sin notificación previa a las familias ni permitir a éstas una última visita.
Causa pavor observar cómo las ejecuciones suelen estar precedidas por el empleo sistemático de ‘confesiones’ extraídas mediante tortura a fin de condenar a la persona acusada en juicios manifiestamente injustos.
Diana Eltahawy, Amnistía Internacional
Hassan Abyat fue condenado a muerte dos veces: una, por el Tribunal Revolucionario, por “enemistad con Dios” (moharebeh); y otra, por el Tribunal de lo Penal, por asesinato (ghesas) —en referencia a la muerte de un agente de la fuerza paramilitar Basij en 2011— y por presunta pertenencia a un “grupo de oposición”. Hassan Abyat negó toda participación en la muerte del agente. Tras haberlo sometido a desaparición forzada, los interrogadores ataron a Hassan Abyat a una cama especial de tortura, lo golpearon con cables y le administraron descargas eléctricas en los testículos, según un testigo que, además, describió a Amnistía Internacional cómo podían verse las cicatrices de la tortura en el cuerpo de Hassan Abyat. El tribunal lo declaró culpable sin investigar las denuncias de tortura.
Arash (Sarkawt) Ahmadi, que fue también detenido en enero de 2021, fue condenado a muerte por “enemistad con Dios” (moharebeh) debido a su pertenencia en el pasado a un grupo de oposición kurdo-iraní proscrito y a la muerte de un miembro de las fuerzas de seguridad. Según activistas kurdos de derechos humanos, los interrogadores de la Guardia Revolucionaria lo obligaron a “confesar” bajo tortura y otros malos tratos.
Amnistía Internacional se opone a la pena de muerte en todos los casos, sin excepción. La pena capital es una violación del derecho a la vida y el exponente máximo de pena cruel, inhumana y degradante.
Según el derecho internacional, la imposición de pena de muerte tras un juicio sin garantías constituye una privación arbitraria del derecho a la vida.
Hombres árabes ahwazíes y baluchis condenados a muerte
A lo largo de las últimas semanas, al menos 12 personas de las minorías árabe ahwazí y baluchi han sido condenadas a muerte tras juicios manifiestamente injustos.
El 14 de febrero se comunicó a seis hombres árabes ahwazíes —Ali Mojadam, Moein Khanfari, Mohammad Reza Mojadam, Seyed Salem Mousavi, Seyed Adnan Mousavi y Habib Deris— que habían sido condenados a muerte tras un juicio colectivo ante el Tribunal Revolucionario de Ahvaz, en una causa judicial que se remontaba a 2017, por el cargo de “enemistad con Dios” (moharebeh) debido a su presunta “pertenencia a grupos ilegales”. Según activistas ahwazíes de derechos humanos, para condenarlos se utilizaron sus propias “confesiones” obtenidas mediante tortura.
Entre diciembre de 2022 y enero de 2023, al menos seis jóvenes de la minoría baluchi fueron condenados a muerte en diferentes juicios relacionados con las protestas que tuvieron lugar en la provincia de Sistán y Baluchistán en septiembre de 2022. Shoeib Mirbaluchzehi Rigi, Kambiz Khorout, Ebrahim Narouie, Mansour Hout, Nezamoddin Hout, y Mansour Dahmaredeh, que tiene una discapacidad física, fueron condenados a muerte por los cargos de “propagar la corrupción en la tierra” (efsad-e fel arz) o “enemistad con Dios” (moharebeh), por incendios provocados y lanzamiento de piedras. El derecho internacional prohíbe el empleo de la pena de muerte para castigar delitos que no se ajusten a lo que se entiende por “los más graves delitos”, que entrañan el homicidio intencional.
Según fuentes conocedoras del caso, los interrogadores sometieron a los hombres a torturas y otros malos tratos, incluida violencia sexual, para obligarlos a “confesar”. Según dichas fuentes, a Ebrahim Narouie le clavaron agujas en los genitales, mientras que a Mansour Dahmardeh lo golpearon con tal violencia que le rompieron los dientes y la nariz.
De las 28 personas de minorías ejecutadas en 2023, 19 fueron declaradas culpables de delitos de drogas; 7, de asesinato; y 2, de los muy generales e imprecisos cargos de “propagar la corrupción en la tierra” (efsad-e fel arz) o “enemistad con Dios” (moharebeh), que no se ajustan al principio de legalidad.
“Causa pavor observar cómo las ejecuciones suelen estar precedidas por el empleo sistemático de ‘confesiones’ extraídas mediante tortura a fin de condenar a la persona acusada en juicios manifiestamente injustos. El mundo debe actuar de inmediato para presionar a las autoridades iraníes a fin de que dicten una moratoria oficial de las ejecuciones, anulen las sentencias condenatorias y las condenas a muerte injustas y retiren todos los cargos relacionados con la participación pacífica en actos de protesta”, ha declarado Diana Eltahawy, directora regional adjunta de Amnistía Internacional para Oriente Medio y el Norte de África.
“Asimismo, instamos a todos los Estados a ejercer la jurisdicción universal sobre todos los funcionarios iraníes contra los que existan sospechas razonables de responsabilidad penal en delitos de derecho internacional y en otras violaciones graves de los derechos humanos.”
En el 44 aniversario de la Revolución de 1979, los cimientos económicos, políticos y sociales del país se encuentran ahora en una vorágine de crisis y desintegración tal que no hay perspectivas de ponerle fin dentro del sistema político existente.
Por eso, desde hace cinco meses, el pueblo oprimido de Irán -especialmente las mujeres y los jóvenes que anhelan libertad e igualdad- ha hecho de las calles de todo el país el centro de una lucha histórica y decisiva para poner fin a estas condiciones inhumanas. Y, a pesar de la sangrienta represión del régimen, desde hace cinco meses (16 de septiembre de 2022) no han parado ni un momento.
Actualmente, estas manifestaciones masivas -cuya bandera han levantado mujeres, estudiantes, profesores, trabajadores, quienes luchan por la justicia, artistas, homosexuales, escritores y todos los oprimidos de Irán, en todas las partes del país, desde el Kurdistán hasta Sistán y Baluchistán- han recibido un apoyo internacional sin precedentes. Son muestra de las protestas contra la misoginia, la discriminación de género, la inseguridad económica permanente, los trabajos forzados, la pobreza, la indigencia, la opresión de clase y la opresión nacional y religiosa. Estos son los males de nuestra sociedad que la tiranía religiosa y no religiosa nos ha impuesto durante más de un siglo. Estas manifestaciones masivas se producen en el contexto de amplios movimientos sociales modernos y del surgimiento de una generación imparable que está decidida a poner fin a un siglo reaccionario y a asumir el reto de construir una sociedad moderna, próspera y libre en Irán.
Tras dos grandes revoluciones en la historia contemporánea de Irán, los principales movimientos sociales pioneros -incluidos los movimientos de trabajadores, profesores y pensionistas, así como los movimientos por la igualdad de las mujeres, los estudiantes y los jóvenes, y el movimiento contra la pena de muerte- han adquirido una dimensión histórica y decisiva en la configuración de las estructuras políticas, económicas y sociales del país desde la base y en gran número.
Por lo tanto, este movimiento pretende poner fin definitivamente a la constitución de cualquier poder desde arriba e iniciar una revolución social, moderna y humana para la emancipación de todas las formas de opresión, discriminación, explotación, tiranía y dictadura.
Nosotros, los sindicatos y las organizaciones e instituciones de la sociedad civil firmantes de esta declaración -al tiempo que subrayamos la unidad y los vínculos entre los movimientos sociales y la lucha contra la actual situación inhumana y destructiva- consideramos que las siguientes reivindicaciones son los objetivos primordiales resultantes de las grandes protestas del pueblo iraní. Establecen los elementos básicos para la construcción de una sociedad nueva, moderna y humana en el país. Hacemos un llamamiento a todos aquellos que valoran la libertad, la igualdad y la emancipación para que lleven estas reivindicaciones mínimas a las fábricas, universidades, escuelas, barrios, calles y a la arena internacional. Juntos podemos alcanzar el noble y ambicioso objetivo de la libertad.
Liberación inmediata e incondicional de todos los presos políticos; fin de la criminalización de las actividades políticas, sindicales y civiles; juicio público de los responsables y agentes de la represión de las movilizaciones populares.
Libertad sin restricciones de opinión, expresión, pensamiento, prensa, partidos políticos, sindicatos locales y nacionales y organizaciones de masas, así como concentraciones, huelgas, manifestaciones, redes sociales y medios audiovisuales.
Abolición inmediata de la pena de muerte, ejecuciones, castigos; prohibición de todo tipo de tortura psicológica y física.
Establecimiento inmediato de la igualdad de derechos entre mujeres y hombres a todos los niveles: político, económico, social, cultural y familiar. Abolición incondicional de todas las leyes y formas de discriminación y violencia contra la identidad sexual y de género; reconocimiento de la comunidad arco iris LGBTQ+. Despenalización de todas las opciones de género y respeto incondicional de los derechos de las mujeres sobre sus cuerpos y su destino, así como el levantamiento del control patriarcal.
La religión debe ser reconocida como un asunto privado y no estar involucrada en las leyes y decretos políticos, económicos, sociales y culturales del país.
La garantía de condiciones de trabajo seguras, la protección del empleo y el aumento inmediato de los salarios de los obreros, profesores, empleados y de todas las personas activas y jubiladas, que deben establecerse con la presencia, la participación y el acuerdo de los representantes electos de las organizaciones independientes y nacionales.
Deben abolirse las leyes y disposiciones basadas en la discriminación y la opresión nacional y religiosa. El gobierno debe crear mecanismos de financiación adecuados y garantizar una distribución justa y equitativa de las infraestructuras y los recursos para promover la cultura y las actividades artísticas en todas las partes del país. Además, debe proporcionar las instalaciones necesarias y equitativas para el aprendizaje y la enseñanza de todas las lenguas habladas habitualmente en la sociedad.
El desmantelamiento de los órganos de represión; la limitación de los poderes del gobierno; la participación directa y permanente del pueblo en la administración de los asuntos del país a través de consejos locales y nacionales. La destitución de cualquier funcionario gubernamental o no gubernamental por los votantes en cualquier momento debe ser un derecho fundamental de los votantes.
Confiscación de los bienes de todas las personas, entidades jurídicas, instituciones gubernamentales, semigubernamentales y privadas que hayan acaparado los bienes y la riqueza social del pueblo iraní a través del saqueo directo o de contratos gubernamentales. La riqueza obtenida de estas confiscaciones debe utilizarse inmediatamente para modernizar y reconstruir la educación, financiar las pensiones, salvaguardar el medio ambiente y satisfacer las necesidades de las regiones, así como de los sectores del pueblo iraní que se han visto privados de igualdad de oportunidades y facilidades durante los dos regímenes de la República Islámica y la monarquía.
Detener la destrucción del medio ambiente; aplicar políticas básicas para restaurar la infraestructura medioambiental destruida en los últimos 100 años; impedir la privatización de la propiedad pública (como pastos, playas, bosques y montañas) que priva al pueblo de sus derechos de acceso y uso.
Prohibir el trabajo infantil y garantizar que todos los niños tengan acceso a la educación y a una vida sin privaciones económicas o sociales, independientemente de su situación familiar. Creación de programas públicos de bienestar social que proporcionen un seguro de desempleo y una seguridad social sólida a todas las personas en edad de trabajar, así como educación y asistencia sanitaria gratuitas para todos.
Normalización de las relaciones exteriores al más alto nivel con todos los países del mundo sobre la base de relaciones justas y respeto mutuo, prohibiendo la posesión de armas nucleares y trabajando por la paz mundial.
En nuestra opinión, las reivindicaciones anteriores pueden realizarse sin demora, dadas las reservas y la disponibilidad de riquezas naturales potenciales y reales del país y la existencia de un pueblo competente, educado y experimentado y de una generación de jóvenes muy motivados para disfrutar de una vida feliz, libre y productiva.
Las reivindicaciones recogidas en este manifiesto representan la orientación general de las demandas de los firmantes. Es obvio que las profundizaremos en nuestra lucha y solidaridad ulteriores. (Declaración publicada en persa el 15 de febrero de 2023; traducción y edición a partir del inglés por los editores de A l’Encontre)
Firmantes:
Consejo de Coordinación de las Asociaciones Sindicales de Profesores de Irán
Sindicato Libre de Trabajadores de Irán
Unión de Asociaciones Estudiantiles Unitarias
Asociación de Defensores de los Derechos Humanos
Sindicato de Trabajadores de la Caña de Azúcar de Haft-Tapeh
Consejo Organizador de las Protestas de los Trabajadores Petroleros No Temporales
Casa de los Profesores de Irán
Despertar de la Mujer
Voz de las Mujeres de Irán
Voz Independiente de los Trabajadores del Metal de Ahwaz Grupo Nacional de Acerías
Asociación de Defensores de los Derechos de los Trabajadores
Asociación Sindical de Trabajadores de la Electricidad y el Metal de Kermanshah
Comité Coordinador de Ayuda a la Formación de Sindicatos de Trabajadores
Unión de Pensionistas
Consejo de Pensionistas de Irán
Asociación de Estudiantes Progresistas
Consejo de Estudiantes Librepensadores de Irán
Unión de Pintores de Edificios de la Provincia de Elbourz
Comité de Apoyo a la Fundación de Sindicatos de Trabajadores en Irán
Consejo de Pensionistas de la Seguridad Social
Fuente de la Información: https://vientosur.info/mujeres-vida-libertad/
Se suceden las especulaciones sobre los métodos utilizados contras las escolares. Se barajan hipótesis sobre si los elementos químicos estarían en el aire o en los alimentos.
as manifestaciones de estos últimos meses en Irán, las han protagonizado en su mayoría mujeres jóvenes. Este colectivo, cansado de la represión y la falta de libertades ha perdido el miedo y ha salido a las calles para reclamar más derechos.
La muerte de la joven Mahsa Amini, arrestada por la Policía de la Moral por llevar mal puesto el velo y que falleció días después por la brutal paliza que los agentes le propinaron, fue la gota que rebasó el vaso y despertó la furia entre las mujeres.
Al ser el colectivo que más crítico ha sido con el régimen de los ayatolás también se ha convertido en el principal objetivo a batir. La última afrenta ha sido contra los colegios de mujeres. Cientos de alumnas ha sido envenenadas de manera intencional en varias ciudades iraníes, con el objetivo de obligar al centro a echar el cierre.
El viceministro de Salud de Irán, Younes Panahi, confirmó la terrible noticia y señaló que «habían descubierto que algunas personas querían que se cerraran todas las escuelas, especialmente las de niñas». Panahi quiso aclarar que las estudiantes envenenadas «no necesitan un tratamiento agresivo, y un gran porcentaje de los agentes químicos utilizados son tratables».
Unas declaraciones que matizan las palabras del ministro de Educación iraní, Youssef Nouri, que había calificado de «rumores» los informes sobre el envenenamiento de las escolares, afirmando que las estudiantes llevadas al hospital padecían «enfermedades ocultas».
La activista y periodista iraní Masih Alinejad reveló que no se trata de un incidente aislado y que desde hace meses «alumnas de distintas ciudades de Irán, especialmente de la ciudad de Qom, presentan síntomas de intoxicación tras inhalar un olor similar al de la fruta».
El envenenamiento en serie de estudiantes en Irán habría comenzado en diciembre en la ciudad santa de Qom y se ha extendido a otras ciudades. El gobierno no se ha pronunciado sobre la causa de los envenenamientos, pero algunos medios de comunicación locales afirman que podría ser obra de fanáticos religiosos que quieren impedir que las niñas vayan a la escuela.
Desde noviembre, cientos de niñas han sido envenenadas y algunas han sido hospitalizadas, en unos incidentes que parecen destinados a tratar de paralizar la educación de las estudiantes.
Cientos de niñas han sufrido misteriosos envenenamientos con gas en las últimas semanas en los colegios de Irán, en unos incidentes que parecen destinados a tratar de paralizar la educación de las estudiantes.
El primer caso de envenenamiento se registró a finales de noviembre en la ciudad santa de Qom y desde entonces se han repetido en numerosas escuelas en al menos 15 ciudades del país persa, la última vez este mismo miércoles. Igual que en casos anteriores, las estudiantes se quejaron de dolores de cabeza, palpitaciones del corazón, náuseas y mareos, y afirmaron haber percibido un olor entre una mezcla de naranja podrida y productos de limpieza.
En concreto, este miércoles cientos de alumnas fueron hospitalizadas después de ser envenenadas en 11 colegios del país. Las estudiantes fueron hospitalizadas tras sufrir irritación en los ojos, mareos y dolores de cabeza en ocho colegios e institutos de la ciudad de Ardebil y tres escuelas de Teherán, informó el diario reformista Shargh. Las autoridades han anunciado que la mayoría de las niñas hospitalizadas han sido dadas de alta.
En algunas ocasiones los envenenamientos han sido masivos: en el primer caso de Qom resultaron afectadas 50 jóvenes y en otro incidente hace unos días en la misma ciudad 80 estudiantes fueron hospitalizadas en un instituto. Hasta ahora no ha transcendido la muerte de ninguna estudiante. Las autoridades iraníes en un primer momento ignoraron estos incidentes, que han ocurrido mayoritariamente en colegios femeninos, pero ahora los describen como «ataques intencionados».
«Tras varios casos de envenenamientos en las escuelas de Qom, se ha descubierto que algunas personas quieren que se cierren los colegios, en concreto los de las niñas», ha dicho el viceministro de Educación, Younes Panahi, a los medios locales. El ayatolá Alavi Boroujerdi, un importante clérigo reformista, ha afirmado que los perpetradores de estos ataques están logrando su objetivo: «Hay familias que tienen miedo y no quieren mandar a sus hijas al colegio».
El presidente de Irán ordena investigar los envenenamientos
El presidente de Irán, Ebrahim Raisí, ha ordenado este miércoles una investigación para aclarar la oleada de envenenamientos con gas en colegios femeninos del país. En la reunión semanal del Gabinete, Raisí dio instrucciones al ministro de Interior, Ahmad Vahidí, y al Ministerio de Salud para que investiguen “con rapidez” las causas de los envenenamientos que se están produciendo en las escuelas femeninas en las últimas semanas.
El malestar entre los padres no para de aumentar ante la ineficacia de las autoridades, que no logran parar unos ataques que parecen destinados a paralizar la educación de las estudiantes.
Así, varias docenas de padres gritaron este miércoles «muerte al Gobierno asesino de niños» frente al colegio Yarjani de Teherán, que vivió un incidente de envenenamiento, de acuerdo con vídeos compartidos en redes sociales por el colectivo 1500tasvir. En las puertas de otros colegios de Teherán, preocupados padres discutían con el personal de los centros.
Mientras tanto, las fuerzas de seguridad siguen sin encontrar pistas y dudan de si se trata de ataques deliberados o meros accidentes. «Se están haciendo grandes esfuerzos para identificar el origen de los envenenamientos de estudiantes», dijo el jefe de Policía del país persa, Ahmad Reza Radan, a medios iraníes. «Nadie ha sido arrestado hasta ahora y preferimos no juzgar si se trata de una cuestión deliberada», añadió.
El primer caso de envenenamiento se registró a finales de noviembre en la ciudad santa de Qom, localidad que ha sufrido el mayor número de casos, y en las últimas semanas se han multiplicado en varias urbes del país.
La oleada de envenenamientos en escuelas de niñas se produce en un momento de gran tensión en Irán, que se ha visto sacudido en los últimos meses por las protestas por la muerte de la joven Mahsa Amini, tras ser detenida por no llevar bien puesto el velo islámico.
Estas protestas han tenido un fuerte componente feminista, con muchas iraníes quitándose los velos, e incluso quemándolos. Las protestas, sin embargo, han perdido fuerza de forma notable tras las ejecuciones de cuatro manifestantes y en las últimas semanas apenas hay movilizaciones en las calles de Irán.
Ante el caso de Amir Nasr-Azadani, la máxima autoridad del futbol internacional y las selecciones nacionales afiliadas a ese organismo han optado por el silencio.
El homicidio de Mahsa Amini por no usar “correctamente” el velo islámico desató una ola de protestas en Irán y en el mundo. La indignación alcanzó incluso al balompié, cuando jugadores iraníes en partidos internacionales se manifestaron en favor de los derechos de las mujeres. Sin embargo, la osadía les ha costado la represión del régimen encabezado por Ali Jamenei, que incluye desde amenazar a sus familias para que dejen el activismo, borrarlos del equipo nacional y condenarlos a la horca, como en el caso de Amir Nasr-Azadani. Ante el escándalo, la máxima autoridad del futbol internacional, FIFA, y las selecciones nacionales afiliadas a ese organismo han optado por el silencio.
A medio mundo le pasó de largo que el entrenador de la selección de futbol de Irán, Carlos Queiroz, desafió a la federación de ese país con tal de contar con el delantero Sardar Azmoun entre los 26 convocados que participaron en el Mundial de Qatar 2022. El portugués soportó las presiones de los directivos contra el futbolista que se granjeó su desprecio por osar protestar por el fallecimiento de Mahsa Amini, kurda de 22 años que murió tras ser salvajemente golpeada y torturada por la Policía de la Moral.
Eran mediados de septiembre cuando Amini fue detenida por no llevar puesto el velo de manera correcta. Su “pecado” fue dejar sin cubrir un pequeño mechón de su cabello. Fue arrestada el 14 de septiembre pasado, y entró en coma por los golpes que recibió en la cabeza. Murió dos días después. Su asesinato ha desencadenado una serie de protestas en Saquez, ciudad natal de Amini, que, a su vez, generaron manifestaciones a escala nacional, principalmente en la capital, Teherán, contra el régimen islámico de Alí Jamenei, líder supremo, y de Ebrahim Raisi, presidente de la república.
El nivel de indignación fue tal que alcanzó al futbol. El 27 de septiembre último la selección de Irán se enfrentó con la de Senegal en un partido amistoso realizado en Viena. Mientras sonaba el himno nacional, los jugadores estaban cabizbajos, llevaban puestas unas chamarras negras sin escudo ni símbolos patrios. El encuentro se realizó a puerta cerrada. Afuera del estadio había una multitud protestando. Azmoun marcó el gol del empate a uno, pero no lo celebró.
Más tarde, el futbolista de 27 años publicó el siguiente mensaje en sus redes sociales: “No puedo quedarme callado. Si el castigo es ser expulsado de la selección, es un pequeño precio a pagar. Deberían avergonzarse por la facilidad con la que pueden asesinar a una persona. Larga vida a las mujeres iraníes”.
El contundente mensaje del jugador del Bayer Leverkusen de la Bundesliga fue borrado unas horas después. Su manifestación contra el gobierno lo hizo ver como un enemigo que desafía a un gobierno con 40 años en el poder que no está acostumbrado a la crítica.
Algunos otros integrantes de la selección, como Omid Noorafkan, Milad Sarlak, Mohammadrez Akhbari y Saman Fallah, quienes secundaron públicamente a su compañero, fueron borrados de un plumazo del equipo. El Mundial se les esfumó. Si Sardar Azmoun estuvo en Qatar 2022, fue por la necedad de Queiroz, que aguantó fuertes presiones para llevar al máximo goleador iraní en activo.
Azmoun llegó con 37 goles a la Copa del Mundo y un pasado de ocho años en el futbol de Rusia, con el Rubin Kazan y el Zenit de San Petersburgo. Tras el inicio de la invasión a Ucrania, el ariete partió a la Bundesliga.
Azmoun se convirtió así en la raíz de un movimiento de protesta de la selección nacional contra el gobierno iraní y en defensa de las mujeres de su país, que se visibilizó durante Qatar 2022. El 21 de noviembre Irán se enfrentó a Inglaterra en el primer partido de la fase de grupos. Los seleccionados dejaron atónitos a quienes en el estadio Al Kalifa de Doha o por la televisión observaron cómo los jugadores se quedaron callados durante la ceremonia del himno nacional.
Como un claro signo de apoyo a las protestas contra el gobierno, que para ese momento, según organismos internacionales, ya había dejado cerca de 400 personas muertas, los futbolistas se negaron a entonar el himno de Irán, que es un canto a la Revolución Islámica de 1979. Se calcula que ahora la cifra se ha elevado a más de 500 fallecidos.
Las protestas en el Mundial de Qatar. Foto: AP / Alessandra Tarantino
Agentes infiltrados
Para el segundo partido en Qatar, frente a la selección de Gales, los iraníes ahora sí entornaron el himno nacional. No lo hicieron a todo pulmón, los más, si acaso, movían la boca. El 28 de noviembre, un día antes de jugar el último partido, nada menos que ante Estados Unidos, la cadena estadunidense CNN informó que, tras las protestas, los seleccionados fueron convocados a una reunión con miembros del Cuerpo de la Guardia Revolucionaria de Irán (IRGC), para advertirles lo que podría sucederles a sus familias si persistían en su actitud: se enfrentarían a situaciones de “violencia y tortura” si no cantaban el himno o si se unían a alguna protesta política contra el gobierno.
Según lo publicado por CNN, decenas de agentes del IRGC fueron reclutados para espiar a los jugadores iraníes, a quienes no se les permitió mezclarse fuera del equipo ni reunirse con extranjeros. “Hay gran cantidad de agentes de seguridad de Irán en Qatar recopilando información y vigilando a los jugadores”, citó a una fuente.
A los jugadores, dijo la fuente, les prometieron “regalos y autos” antes del partido contra Inglaterra. Sin embargo, el gobierno iraní pasó a amenazarlos y también a sus familias después de la humillación por la negativa del equipo a cantar el himno nacional.
“En el último partido contra Gales, el gobierno envió a cientos de actores que se hicieron pasar por aficionados para crear una falsa sensación de apoyo y fervor entre los seguidores. Para el próximo juego contra Estados Unidos, el régimen planea aumentar significativamente el número de actores en miles”, publicó CNN.
“Lo que haría falta es que fuese más dura la protesta internacional de los países contra Irán. Siempre, y ahora es más complicado por lo que aportan al mundo en términos de energéticos, entonces menos se atreven a tener acciones fuertes contra un país autoritario. Ya lo vimos en Qatar, cuando hubo posibilidad de que la FIFA, de que otros jugadores con presencia y fuerza internacional expresaran su protesta ante el régimen, cuando además hay jóvenes futbolistas amenazados. Uno se pregunta por qué no hay un apoyo más decidido.
“Luego, en lugar de coincidir con las protestas de los jugadores, había iraníes que estaban furiosos contra ellos, de tal manera que fueron agredidos en diferentes sitios en donde estuvieron. En el tercer partido, que además fue contra Estados Unidos, los mismos iraníes les hicieron la vida imposible a los jugadores gritando consignas en su contra durante todo el partido”, reflexiona Carlos Martínez Assad, investigador, catedrático y académico del Instituto de Investigaciones Sociales de la UNAM.
Un jugador de la liga profesional de Irán, Amir Nasr-Azadani, robó las portadas de los diarios internacionales y su nombre le dio la vuelta al mundo después de que se dio a conocer que fue acusado por el régimen iraní de un delito llamado moharebeh, que significa “enemistad con Dios”. El castigo que se le impuso fue morir en la horca, una pena que ya sufrieron otros jóvenes: Mohsen Shekari y Majid Reza Rahnavard, este último un practicante de lucha libre arrestado por participar en las manifestaciones dentro de Irán.
“Fifpro está conmocionada y asqueada por los informes de que el futbolista profesional Amir Nasr-Azadani se enfrentará a la ejecución en Irán después de hacer campaña por los derechos de las mujeres y las libertades básicas en su país. Nos solidarizamos con Amir y pedimos la eliminación inmediata de su castigo”, tuiteó el lunes 12 la Asociación Mundial de Jugadores Profesionales (Fifpro).
La agencia de noticias Tasnim, afiliada al IRGC, informó el 17 de noviembre que el coronel Esmaeil Cheraghi y otros dos militares fueron asesinados durante las protestas y, tres días después, publicó un video de las confesiones forzadas de tres personas acusadas de estos crímenes: Amir Nasr-Azadani, Saleh Mirhashmi y Saeed Yaghoubi.
IranWire, un sitio web colaborativo de noticias dirigido por periodistas iraníes de la diáspora y ciudadanos en Irán, informó que Nasr-Azadani había participado en algunas protestas, pero que nunca estuvo presente en la zona donde murieron los militares iraníes.
Según el presidente del Tribunal Supremo de la provincia de Isfahán, Asadolá Yafarí, “el acusado (Azadani) ha confesado abiertamente sus acciones criminales. También hay un video de cámaras locales y hay suficiente documentación de que esta persona es miembro de un grupo armado, y la acusación se ha emitido con base en estos documentos”.
EU. Activismo por los derechos en Irán. Foto: AP / Nathan Howard
La desafiliación, “un error”
Amir Nasr-Azadani está a la espera de sufrir el mismo destino que Majid Reza Rahnavard, quien fue ahorcado en público, ejecución que fue mostrada en los medios y que generó gran rechazo en todo el mundo.
“Aparecen estas protestas y uno ve que es un régimen cerrado que no está dispuesto al cambio y sí mucho a la persecución. Varios de quienes están siendo condenados son kurdos, o sea que son iraníes porque pertenecen a ese país, pero su afiliación nacional es más para el pueblo de Kurdistán, por eso también tienen muchas dificultades con el régimen (que es chiita).
“Es una persecución contra todo lo que no sea como ellos quieren, y como está claramente visto en el caso de las mujeres, que si no llevan la vestimenta como ellos autoritariamente lo han decidido, porque en El Corán no está marcada esa rigidez en el vestuario de las mujeres.
“Por eso, esa guardia moral que tienen fue la que se encargó de evitar que Masha encontrara apoyo en los medios, fueron dos o tres días de incomunicación y de torturas que la llevaron a la muerte. Así que mi nota es pesimista sobre lo que está pasando”, refiere el doctor en sociología por la Escuela de Altos Estudios en Ciencias Sociales de la Universidad de París.
–Un senador español del Partido Popular pidió a la FIFA que no se quedara muda y que detuviera el Mundial para impedir la ejecución de Amir Nasr-Azadani, ¿le corresponde hacer eso a la FIFA?
–Pues la respuesta sería que no. La FIFA podría haber actuado en el momento del Mundial, es decir, cuando los ojos del mundo estaban puestos en Qatar y en lo que ahí estaba sucediendo, y lo dejó pasar, mostró un gran desinterés por el asunto. El discurso inicial del presidente de la FIFA (Gianni Infantino) me pareció interesante cuando habló de que había que acabar desde Occidente con la visión tan negativa que se tiene de los árabes y, sin embargo, se quedó ahí. Así se ve el costo de oportunidad que tuvo la FIFA en el momento inicial y no mantener esto sobre lo que se estuvo gestando en Irán mientras ocurría el torneo.
Infantino. Silencio ante el abuso. Foto: AP / Markus Schreiber
–En un escenario hipotético, que se hubiera detenido el Mundial para reclamarle a Irán que no ejecute al futbolista o a quienes protestan, ¿un régimen como el de Irán de verdad puede escuchar esas voces?
–Estamos frente a un régimen muy cerrado que dispone e incide en otros países. No creo que vaya a haber una reacción diferente de parte del régimen iraní, a menos de que haya algunas medidas económicas más fuertes de las que ya tiene, porque lamentablemente ya tiene y aun así no logran detenerlo.
“Hay demasiados intereses como para que el régimen pueda centrarse en la propuesta que viniera de ese mundo del futbol. Al terminarse el Mundial se les pasó el tiempo a la FIFA y a los equipos que pudieron haber apoyado a un compañero del futbol. Se terminaron los partidos y ya damos la vuelta a la página.”
–En todo caso, lo que la FIFA podría hacer es desafiliar a la federación de futbol de Irán, pero ahí los afectados serían los futbolistas…
–Ese tipo de medidas son contraproducentes. Tendría que ser al contrario, que no quitaran a Irán de todas partes, sino que lo involucraran, para poder actuar en condiciones como ésta. La actriz Taraneh Alidoosti, que también ha sido aprehendida, ha trabajado con el director Asghar Farhadi, ganador dos veces del Oscar como Mejor Película Extranjera. ¿Qué ha hecho Estados Unidos? Irle a recoger el Oscar, porque tiene prohibido el ingreso a ese país por ser iraní; entonces, lo aíslan en lugar de hacer que su presencia fuera más conocida y que los vínculos no se rompieran.
“Creo que sería más fácil estar actuando en un mismo campo y luego exigirle a Irán que cumpla con los derechos humanos. Tendríamos que acercarnos más, pero los organismos internacionales también expulsan de sus reuniones a los iraníes. Parecería ilógico después de todo lo que he dicho, pero sí, creo que el cambio sería, en lugar de estarlos aislando, separando y haciéndolos como el incomprensible, el que de tan malo no puede formar parte del concierto internacional, no alejarlos, porque eso impide que el mundo occidental pueda influir más en la toma de decisiones de ese régimen”, agrega Martínez Assad, colaborador de Proceso.
–¿Tendremos que resignarnos a ver cómo ahorcan públicamente a este jugador y a los demás manifestantes?
–No podemos resignarnos, creo que podemos protestar, y ojalá que de verdad se levantaran más voces. La FIFA es demasiado timorata y convenenciera, por eso es más difícil que haya una reacción, pero tenemos a los países, a otros regímenes. A un país como México ni siquiera parece interesarle lo que sucede en otras partes del mundo, pero sí hay otros que van a protestar por esos pobres muchachos que van a la muerte segura.
“Es lamentable pero creo que hay que seguir alzando la voz. No nos vamos a callar, vamos a seguir insistiendo en que todos los organismos internacionales puedan intervenir. Creo que habría que insistir con la ONU, lo han estado haciendo Antonio Guterres (el secretario general de las Naciones Unidas); el papa Francisco. Hay instancias que seguirán protestando y buscando evitar que estos jóvenes sean llevados a la horca por delitos que parecen inventados y que ni siquiera parecen tener sustento.”
El domingo 4 el régimen iraní anunció el desmantelamiento de la Policía de la Moral. Sin embargo, el fiscal general del país, Mohamad Yafar Montazerí, aclaró que el poder judicial continuará con la supervisión del comportamiento a escala comunitaria, pues “la vestimenta de las mujeres sigue siendo muy importante”.
Irán: La comunidad universitaria y militante internacional no debe estar callada
Varios autores
Fuentes: Viento Sur [Foto: Protesta por la muerte en Irán de Mahsa Amini tras ser detenida por llevar mal puesto el velo (PAUL ZINKEN / DPA / EUROPA PRESS)]
El 16 de septiembre, Mahsa (Zhina [su nombre en kurdo]) Amini, una joven mujer kurda iraní de 22 años, fue salvajemente asesinada por la policía de la moral de la República Islámica de Irán. Había sufrido varios golpes en la cabeza después de haber sido detenida por llevar de forma inapropiada el hiyab. Se trata de un asesinato de Estado como muchos otros que han sido sistemática y deliberadamente cometidos por el régimen de apartheid sexual que prevalece en Irán. Desde que se produjo este crimen de Estado, han tenido lugar manifestaciones en muchas ciudades de Irán.
Esta revuelta en el conjunto del país no se dirige únicamente contra el asesinato brutal de Mahsa, sino contra la esencia misma del régimen islámico. Y la reivindicación es clara y neta: el fin de un régimen burocrático cuyas violencias múltiples ejercidas contra los cuerpos marginalizados se han hecho visibles con la muerte de Mahsa.
A pesar del terror de la represión, hoy en Irán estamos asistiendo a una revolución feminista inflamada por la rabia provocada por el asesinato de Mahsa (Zhina) Amini. Inspiradas por el movimiento kurdo, las manifestantes gritan “¡Mujeres, vida, libertad!”. Las protestas, los cuerpos bailando sin hiyab y quemando sus símbolos, han sido violentamente reprimidas por ejércitos de trolls financiados por el Estado, cortes de internet, gases lacrimógenos, detenciones masivas y asesinatos indiscriminados.
Sin embargo, la comunidad universitaria y militante a escala internacional se mantiene muy callada sobre lo que está ocurriendo en Irán ahora. La crisis iraní parece estar encerrada entre dos marcos reduccionistas y sin embargo hegemónicos en los medios de comunicación y en el ámbito académico.
Por un lado, la larga historia de opresión colonial y los avances recientes de los discursos xenófobos, racistas y sexistas en Occidente han llevado a reducir problemas complejos, como el del hiyab, a cuestiones culturales. Esto ha impedido a las voces progresistas del Norte expresar su plena solidaridad con las luchas que se desarrollan en Oriente Medio y en otros países de mayoría musulmana por miedo a alimentar las ideologías sexistas en Occidente.
Por otro lado, un punto de vista supuestamente progresista pero, en realidad, neo-orientalista ha hecho abstracción de las vidas y de las subjetividades fuera de Occidente, en particular de quienes viven en Oriente Medio o en el norte de África.
Ambos marcos han llevado a dejar de lado epistemológica y políticamente las resistencias feministas y queer en Irán. La opresión multidimensional sufrida y las luchas que se desarrollan en esas regiones siguen siendo ignoradas, salvo cuando están relacionadas con problemáticas occidentales o los actores se perciben a sí mismos a través de esa mirada neo-orientalista.
Contra, y más allá, de esas tendencias reduccionistas, nosotras y nosotros, un grupo de universitarias militantes feministas, pedimos a las comunidades feministas que nos unamos para construir juntas una solidaridad transnacional con las mujeres y los cuerpos marginalizados en Irán. Las luchas de nuestras hermanas en Irán tienen que ver, a la vez, con el desarrollo histórico de las relaciones de poder en el seno de las sociedades llamadas islámicas y con la crisis contemporánea de las relaciones de reproducción social en el capitalismo mundial.
Insistimos en impulsar un programa feminista y queer, anticapitalista y antifascista que no reduzca las luchas de nuestras aliadas en Irán a verlas de la misma forma en que se dan en los países del Norte. Por el contrario, tenemos que considerar esas luchas dentro de un contínuum y asumir la batalla reconociendo nuestros combates comunes.
Crear y mantener ese contínuum exige reconocer la interseccionalidad de las luchas que las mujeres y otros cuerpos marginalizados emprenden en países como Irán y que viven actualmente bajo una teocracia islámica. Ahora más que nunca, es crucial demostrar una amplia solidaridad transnacional con las mujeres y los cuerpos marginalizados en Irán.
Primeras firmas: Gilbert Achcar, Nadje Al-Alí, Shannon Bell, Seyla Benhabib, Judith Butler, Angela Y. Davis, Naika Foroutan, Catherine Malabou, David McNally, Sharzad Mojab, Jacques Rancière.
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