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Recuperando Japón, ¿un libro de texto de historia a la vez?

Nevin Thompson

Para muchos de mis amigos—residentes “foráneos” de muchos años con vinculos y conocimientos profundos de Japón—el esfuerzo desmesurado del gobierno de Abe para “hacer a Japón grande nuevamente” era como una pesadilla vuelta realidad. El país que todos habíamos llegado a amar parecía estar desapareciendo, lo que nos llevaba a preguntarnos si nuestros hijos podrían llegar a tener un futuro aquí.

El paso forzado de esta nueva legislación de seguridad ha sido simplemente el ejemplo más notable del esfuerzo constante del primer ministro Shinzo Abe, durante estos últimos tres años, para cambiargradualmente la tendencia política de Japón hacia la derecha. Abe ha sido quizás el primer primer ministro en criticar directa y abiertamente a los medios, también ha sido acusado de intentar convertir a la NHK, la nominalmente imparcial transmisora de televisión nacional de Japón, en un portavoz del gobierno que promueve la postura actual de Japón al respecto de disputas territoriales con Corea del Sur, Rusia, China y Taiwan.

Abe campaign poster
“Tomemos de vuelta a Japón.” LDP. Imagen compartida ampliamente en redes sociales”

En los 20 años que le siguieron al fin de la burbuja financiera de Japón en 1991 el principal foco nacional había sido rearrancar la economía, esto sin prestarle atención al nacionalismo ni a un cambio de la constitución del país.

Para mí y mi familia, esta “década perdida” de 20 años no era un mal momento para vivir en Japón. La deflación económica significaban abarrotes mas baratos y gangas en artículos de ropa—de hecho, era más barato criar una familia en Japón que en Canadá. Programas de incentivos gubernamentales invirtieron en nuevos proyectos de infraestructura en todo el país, lo cual condujo a un mejor transporte publico, más museos y además, en la región rural donde nosotros vivimos, nuevos y resplandecientes almacenes de compra.

A pesar que nos mudamos de regreso a Canadá en el 2004 en la búsqueda de un mejor empleo y también por lo que pensaba que serían mejores oportunidades y educación para nuestros hijos, en menos de un par de años nos encontrábamos de vuelta en Japón por varios meses cada año. Como escritor, me es posible trabajar en cualquier lugar, y he visto como nuestros hijos cruzan fronteras culturales y asisten a la escuela sin problemas en ambos países. De hecho, nos preguntábamos si valía la pena mudarnos de vuelta a Japón.

Sin embargo, en marzo del 2011, el “triple desastre” en Tohoku lo cambió todo: el terremoto masivo desencadenó un tsunami que a su vez causó un serio accidente nuclear en Fukushima. El caos y pánico del desastre de Fukushima causaría aún otro cambio trascendental en la política japonesa. El Partido Democrático de Japón (DPJ por sus siglas en inglés) estaba en el poder durante esta crisis, y muchos japoneses se decepcionaron y enfurecieron por la reacción del DPJ a la crisis nuclear y a la devastación masiva causada por un tsunami que destruyó más de 1,000 kilómetros de costas.

Prometiendo “tomar de vuelta a Japón”, Shinzo Abe y el LDP arrasaron en las elecciones en su vuelta al poder en el 2012. Sin embargo, a nadie se le ocurrió que Abe duraría más de un año. Típicamente, debido a una política de facciones, los primeros ministros son solo figuras decorativas, y rara vez fungen como tal por más de un año. Pero para el verano del 2015 Abe se había vuelto uno de los primeros ministros de más larga duración en casi una década. Agregado a esto, había estado ejecutando continuamente su agenda oculta.

Desde hace ya largo tiempo, Abe ha formado parte de un poderoso grupo nacional de electorados, que incluye partidarios tales como la organización Nippon Kaigi, de la cual varios miembros del parlamento del LDP forman parte. El lema mas reciente de Abe, “Una sociedad en donde todas y cada una de las 100 millones de personas tienen participación activa” parece tener un gran parecido con el lema fascista de tiempos de guerra, “100 millones de corazones latiendo como uno solo” (一億一心). También, de cierta manera decepcionante, ha estado desarrollándose en la cultura japonesa una innegable nostalgia por la Segunda Guerra Mundial. En años recientes, quizás en respuesta a lo que es percibido en gran parte como un comportamiento agresivo de China, se han vuelto más comunes en Japón los libros y filmes que echan una mirada nostálgica al heroísmo y auto-sacrificio de la Segunda Guerra Mundial.

También es evidente que el gobierno de Abe esta intentando, de cierta manera, implementar en el país un plan de estudios con un tono mas nacionalista. Partiendo de una directiva del ministro de la educación, las casas editoriales japonesas proponen eliminar el término ‘mujeres de consuelo’ en los libros de texto. Además de planes para formalizar la “educación moral” (道徳, doutoku), el ministro de educación decretó a comienzos del 2015 que la historia de Japón, así como es enseñada en las escuelas, debería de reflejar la postura gubernamental en cuestiones históricas y territoriales.

”Let's make sure our children have a textbook that tells them the truth about history." Image from Wikimedia user Japanexperterna.

“Vamos a asegurarnos que nuestros hijos tengan un libro de texto que les diga la verdad sobre la historia”. Imagen del usuario de Wikimedia Japanexperterna.

Esta no es la primera vez que el gobierno japonés ha intentado usar los libros de texto escolares para imponer su propio revisionismo histórico, y me llego a preguntar sobre la posible efectividad a futuro de esta jugada. Es importante recordar, por ejemplo, que en las escuelas de Japón no existe algún libro de texto de historia que deba ser utilizado obligatoriamente. Cada escuela puede escoger de una lista de libros aprobados por el ministerio, e históricamente, muchas escuelas han rechazado libros que parecen encubrir descaradamente la historia. En las escuelas que mis hijos atienden por varios meses cada año, poco parece haber cambiado desde los tiempos en los que yo mismo enseñaba como maestro en el sistema escolar japonés hace 15 años. No hay lemas patrióticos ni imágenes del emperador en todos los salones de clases como solía ser en los tiempos de antes y después de la guerra

También es verdad, vista la manera en la cual la historia es enseñada en Japón, que parecen haber pocas oportunidades para explorar otros puntos de vista dentro del salón de clases. Los libros de texto japoneses estan diseñados para preparar a los estudiantes a aprobar exámenes, no a comunicar propaganda. La memorización juega un gran rol en el sistema de educación japonés: si hay un examen estudias para el mismo, y en los exámenes hay respuestas correctas e incorrectas.

Esto no quiere decir que la manera japonesa de abordar la educación es poco sofisticada. En la escuela primaria hay un énfasis en el aprendizaje encabezado por los mismos estudiantes, a partir de proyectos y a través del liderazgo. Y, desde un punto de vista práctico, es más efectivo usar la memorización para aprender los aproximadamente 2,000 kanji (caracteres chinos) que los estudiantes deben saber antes de graduarse del bachillerato (educación previa a la universidad).

Mientras que estos textos repletos de información tienen a ofrecer una narrativa nacional convencional de los últimos dos mil años de historia japonesa—una que es generalmente reafirmada en la cultura japonesa, particularmente en los cómics históricos llamados “rekishi manga” los cuales se encuentran en bibliotecas y tiendas de libros a lo largo del país, aún es debatible la posibilidad que, en el siglo 21, el gobierno pueda de alguna manera programar lo que piensan los niños al cambiar unas cuantas palabras en algún libro de texto. En primer lugar, las clases de historia son enseñadas por maestros quienes, como seres humanos, llevan consigo sus propios valores al salón de clase y los mejores maestros instruyen a sus alumnos la habilidad de investigar y explorar la historia por ellos mismos.

Es por esto que no me preocupa mucho que las reformas de libros de texto de Shinzo Abe le enseñen a los estudiantes japoneses una versión alterada de la historia. El propósito de los libros de texto japoneses es, después de todo, ayudar a los estudiantes aprobar sus exámenes de bachillerato y de entrada a la universidad, los cuales los revisionistas no pueden controlar directamente. Encima de todo esto, la historia es un tema difícil de enseñar, y los estudiantes estan apenas dándose cuenta de lo ocurrido en el pasado.

A pesar de lo anterior, también tengo mis reservas sobre cómo le es enseñada la historia a mi hijo cuando asiste a la escuela en Canadá. Mientras que ese país es a menudo visto como un lugar pacifico, tolerante y progresista, la realidad es que hay un sistema de facto de segregación racial el cual no aprendemos en la escuela: indígenas canadienses y “colonizadores” post coloniales rara vez interactúan entre sí. La injusticia, por ejemplo, del sistema escolar residencial de Canadá esta apenas comenzando a ser enseñada formalmente en las escuelas.

La historia a final de cuentas es sobre las personas, cuyas historias individuales nunca podrán ser todas contadas en un libro de texto aprobado por el gobierno.

En vez de eso, es importante incitar a que nuestros hijos conserven su sentido de la curiosidad, que hagan preguntas y que exploren la historia por su propia cuenta. En sociedades libres, democráticas y fuertes como las de Canadá y Japón donde hay pocos limites en lo que concierne la libertad de expresión, el problema no es el adoctrinamiento por el estado. El desafío al que nos enfrentamos es la apatía. Después de escribir sobre un reciente acuerdo logrado entre los gobiernos de Japón y Corea del Sur para resolver el “tema de las mujeres de consuelo”, me sorprendió ver el poco interés demostrado por el ciudadano común japonés.

Esto es por lo que, sin importar en que parte del mundo termine mi familia, mi objetivo como padre es inculcarles a mis hijos que intenten explorar el pasado, reconocer la injusticia y dar su opinión, para que así ayuden a mejorar las cosas.

Fuente: https://es.globalvoices.org/2016/05/22/recuperando-japon-un-libro-de-texto-de-historia-a-la-vez/

Traducido por Constantino Saldaña

Fecha de publicación en OVE : 22 Mayo 2016

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Japón: La OCDE quiere analizar en PISA 2018 el respeto de los alumnos de 15 años hacia otras culturas

Japón/ 17 de mayo de 2016/ Fuente: diariodenavarra /Publicada 19 /05/2016

También estudiará la preparación de los profesores ante distintas comunidades de estudiantes y sus estrategias de enseñanza

La Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) quiere incluir en su Programa para la Evaluación Internacional de Alumnos (PISA, por sus siglas en inglés) un nuevo cuestionario en 2018 para analizar la actitud de los alumnos de 15 años de los países participantes hacia otras culturas, el valor que le dan a la dignidad humana, el respeto hacia los demás y su responsabilidad.

Se trata de una iniciativa presentada en la última reunión de ministros de Educación del G7 –Reino Unido, Canadá, Francia, Alemania, Italia, Estados Unidos y Japón, que ocupa la presidencia de turno–, celebrada en la ciudad nipona de Kurashiki este fin de semana y en la que estos dirigentes coincidieron en la necesidad de medir esta competencia, además de la lectora, matemática o científica, que son las clásicas del informe PISA.

Según la directora de Gabinete de la OCDE Gabriela Ramos, que presentó esta propuesta ante los titulares de Educación en Japón, «la búsqueda de soluciones innovadoras para la escalada de problemas, desde el agotamiento de los recursos naturales a una distribución más justa de la riqueza y las oportunidades, depende de la capacidad de las personas para actuar de forma creativa y ética y en colaboración con otros».

‘Competencia global’, que es lo que la OCDE quiere evaluar en los alumnos de 15 años, es para Ramos la «pieza central» de una visión más amplia que debe abarcar la educación del siglo XXI. Según indica, ésta debe estar configurada por los principios de equidad, cohesión y sostenibilidad.

Por su parte, el director de Educación y Capacitación de la OCDE, Andreas Schleicher, señala en el documento ‘Global Competency in a Inclusive World’ (Competencia global en un mundo inclusivo),  que las escuelas «tienen que preparar a los estudiantes para un mundo en el que las personas necesitan trabajar con otras de diversos orígenes culturales y apreciar ideas, perspectivas y valores diferentes a los suyos».

A juicio de Scheicher, los jóvenes de todo el mundo tienen que desarrollar una mayor confianza en las personas de otras culturas porque van a tener que colaborar: «Su vida se verá afectada por cuestiones que van más allá de las fronteras nacionales».

Desde la OCDE señalan en este informe que si se introduce este nuevo cuestionario, PISA podría ayudar a responder si los alumnos de 15 años están preparados para la vida y el empleo en un mundo globalizado; qué capacidad tienen para entender y analizar noticias y cuestiones culturalmente distintas que superan su ámbito más próximo; si las escuelas educan a sus estudiantes en esta multiculturalidad y qué métodos utilizan; o cómo se afronta en los centros educativos los estereotipos y los prejuicios culturales y de género.

La propuesta establece la evaluación de varios componentes cognitivos del alumno como el análisis crítico de pensamiento, la capacidad de interactuar con respeto, la empatía, el conocimiento y comprensión de los problemas mundiales o el conocimiento intercultural, entre otros.

LOS PROFESORES TAMBIÉN

El objetivo de conocer el grado de capacidad de los alumnos para enfrentarse en el futuro a un mundo globalizado, pasa también para la OCDE por conocer la preparación de los profesores para responder a las distintas comunidades de estudiantes y sus estrategias de enseñanza en este ámbito.

Por ello, este organismo internacional contempla también medir esta ‘competencia global’ en el Estudio Internacional de Enseñanza y Aprendizaje (TALIS, por sus siglas en inglés) que realiza al profesorado.
Fuente: http://www.diariodenavarra.es/noticias/vivir/educacion/2016/05/17/la_ocde_quiere_analizar_pisa_2018_respeto_los_alumnos_hacia_otras_culturas_455546_3198.html
 Imagen: http://static01.diariodenavarra.es/uploads/imagenes/8col/2016/05/17/_2010101447_c2d80b17.jpg?3e109972fa68e999b04a67c4f64fb913
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Así se elaboran los rankings mundiales de universidades

Por: Shirabe Masashi

El Gobierno de Abe Shinzō se ha fijado, como una de las metas cuantificables que guiarán su política universitaria, situar al menos 10 universidades japonesas entre las 100 que comandan los rankings mundiales. Pero, ¿es esa una meta correcta? Un investigador que conoce a fondo los criterios utilizados en los rankings nos previene contra una excesiva fe en estas mediciones.

Los rankings penetran en las políticas de ciencia y tecnología

El periódico Nihon Keizai Shimbun publicó en su edición matinal del 2 de noviembre de 2015 un artículo impactante, que informaba de que el Gobierno de Japón había decidido introducir en la quinta etapa del Plan Básico de Ciencia y Tecnología, plan rector de la política del país en esos campos durante los próximos cinco años, metas cuantificables para medir los resultados, y que una de las mediciones concretas que se realizarían sería la posición que ocupan las universidades japonesas en los rankings mundiales.

En la propuesta presentada el 10 de diciembre, juntamente con el informe sobre el Plan Básico, por el Comité de Estudios Especializados para el Plan Básico (órgano del Consejo de Política Científica, Tecnológica e Innovación), la expresión que aparece no es “rankings mundiales de universidades” sino “comparaciones internacionales entre universidades”, pero si con esto se pretende significar lo primero, nos vemos obligados a decir que esta decisión no va a atajar el problema.

La idea de introducir en las políticas oficiales de nuestro país esos rankings como metas cuantificables cuajó por primera vez en la Estrategia de Revitalización de Japón, y ahí es donde encontramos el origen del error que se está cometiendo ahora.

A la citada estrategia vino a sumarse el objetivo ideado y hecho público en junio de 2013 por el Consejo de Competitividad Industrial de colocar, a lo largo de los próximos 10 años, 10 universidades japonesas entre las 100 que encabezan los rankings mundiales. Este es el curso que ha seguido la idea de introducir dichos rankings entre las metas de planes, programas, políticas y medidas oficiales.

Rankings que favorecen a las universidades más grandes

Actualmente, los tres rankings más ampliamente difundidos son el Ranking Académico Mundial (ARWU) que comenzó a publicar la Universidad de Shanghai Jiao Tong en 2003, los World University Rankings (Rankings THE) de la revista Times Higher Education, desde 2004, y los QS World University Rankings la compañía QS, desde 2010(*1).

Sin embargo, personalmente, creo que el primero de ellos el ARWU no debe ser tenido en cuenta. Tengo varias razones, pero creo que lo que más estropea este ranking es el hecho de que el 90 % de los factores que conforman la puntuación están definidos de forma que, supuesta la igualdad en el resto de los factores, resultan proporcionales al tamaño de la universidad.

El ranking está hecho de una forma tan extraña que si, por ejemplo, fundiéramos las siete instituciones japonesas que antiguamente formaban la Universidad Imperial (Teikoku Daigaku), obtendríamos quizás la universidad número 1 del mundo. Los otros rankings citados, el THE y el QS, si bien en menor medida que el ARWU, cojean del mismo pie, pues el principal elemento que se tiene en cuenta en las puntuaciones, la reputación, depende(*2) igualmente del tamaño de la universidad.

Los rankings THE y QS se elaboran siguiendo un método similar y sus resultados tienden a parecerse mutuamente, aunque tampoco son totalmente iguales, como se ha visto este año en el hecho de que, mientras que el THE incluía solo dos universidades japonesas entre las 100 mejores del mundo, el QS daba el pase a cinco. También se dan en estos rankings algunos fenómenos difíciles de explicar, como que la institución en la que trabajo, el Instituto Tecnológico de Tokio, haya logrado encaramarse este año hasta el puesto 56 en el QS, mientras que en el THE ha sufrido una fuerte caída hasta quedar relegada al bloque 201-250.

Por muy similares que puedan ser los métodos de cálculo, se trata de rankings elaborados desde perspectivas diferentes y, por tanto, es lógico que los resultados no sean los mismos. Es, precisamente, esa variación que puede ocurrir en función del punto de vista adoptado lo que caracteriza a estos rankings y a cualquier otra forma de valoración. Pero, aun conviniendo lo anterior, sigue habiendo en ellos algo que no convence del todo.

La errónea idea de que el desconocimiento perjudica a los centros japoneses en los rankings

La Tabla 1 muestra los indicadores que son objeto de valoración y el peso relativo o porcentaje que se concede a cada indicador en el cómputo general en los rankings THE y QS. Como se ve, en un ranking hay más indicadores que en el otro, pero ambos coinciden en otorgar el mayor peso relativo a la encuesta en la que se pregunta por la reputación de las universidades. Los siguientes indicadores que más influyen sobre la valoración final son los que incluyen la frecuencia de cita(*3), es decir, el número de veces que son citados los trabajos académicos (tesis, etcétera) producidos por esas universidades. A partir de lo anterior se suele señalar que podría ocurrir que el bajo nivel de conocimiento de las universidades japonesas estuviera condicionando muy negativamente su valoración.

Tabla 1 Criterios utilizados en los rankings y sus pesos relativos

THE
Categoría Indicador Peso relativo
Docencia Encuesta sobre reputación 15 %
Razón docentes/alumnos 4,5 %
Razón doctorados/graduados 2,25 %
Razón doctorados/personal docente 6 %
Ingresos institucionales 2,25 %
Investigación Encuesta de reputación 18 %
Ingresos por investigaciones 6 %
Razón trabajos presentados/investigador 6 %
Número de citas Citas por trabajo 30 %
Internacionalidad Razón alumnos extranjeros/nacionales 2,5 %
Razón docentes extranjeros/nacionales 2,5 %
Proporción de trabajos en colaboración internacional 2,5 %
Ingresos recibidos de las empresas Razón ingresos industriales/personal docente 2,5 %
QS
Indicador Peso relativo
Reputación académica 40 %
Reputación entre las empresas 10 %
Razón alumnos/docentes 20 %
Razón citas/docente 20 %
Proporción de alumnos extranjeros 5 %
Proporción de docentes extranjeros 5 %

THE, paralelamente, hace público cada primavera una serie de rankings que tienen en cuenta solo la reputación. Sus resultados nos revelan que, al menos en lo que se refiere a la Universidad de Tokio y a la de Kioto, es falsa la idea de que se están viendo perjudicadas. El siguiente gráfico muestra, en el eje de abscisas (horizontal) los resultados obtenidos en la encuesta de reputación y en el de ordenadas (vertical) la puntuación total obtenida por las 50 universidades que ocupan las primeras posiciones en el ranking THE de 2014. La curva muestra la regresión logarítmica. Las universidades que aparecen situadas en la parte interior de la curva son aquellas cuya reputación fue valorada, proporcionalmente, por encima de la puntuación total que obtuvieron. Las que están en el caso contrario (peor reputación en proporción a la puntuación total) quedan en la parte exterior de la curva. Se ve claramente que las dos universidades citadas, marcadas en color amarillo, lejos de resultar perjudicadas por la encuesta de reputación, se han beneficiado de ella.

Cambio de criterios produce fuerte bajada de las universidades japonesas

Los resultados de los rankings elaborados por THE y QS para 2015 trajeron grandes variaciones para las universidades japonesas, especialmente el primero de ellos. En el THE, la Universidad de Tokio bajó del puesto 23 al 43, la de Kioto del 59 al 88 y el Instituto Tecnológico de Tokio cayó del puesto 141 a la banda comprendida entre el puesto 201 y el 250. La Universidad de Osaka, que estaba en el 157, cayó a la banda 251-300 y la Universidad de Tohoku (165) a la 201-250. La debacle afectó, pues, a todas las universidad japonesas. En el ranking QS, si exceptuamos el Instituto Tecnológico de Tokio y la Universidad de Waseda, que ascendieron, el resto perdió muchas posiciones. Esta variación refleja un cambio en el método de calcular el número de veces que fueron citados los trabajos académicos producidos por cada universidad, que es el segundo indicador más valorado, después de la reputación.

Hasta ahora, en el ranking QS no se tenían en cuenta las grandes diferencias en el número de citas recibidas existentes entre un campo de investigación y otro. 2015 fue el primer año en que se tuvo en cuenta este hecho, procediéndose a hacer una rectificación (compensación numérica). A consecuencia del cambio, descendió el influjo relativo de campos como las ciencias de la vida o la medicina, ascendiendo el de otros campos como la ingeniería. Todo ello quedó reflejado en los resultados finales.

Por su parte, el ranking THE, en el apartado del número de citas, venía haciendo una rectificación numérica por país(*4) que tenía en cuenta el influjo de su lengua, cultura, etcétera. En esa misma edición de 2015 se moderó, hasta reducirla a la mitad, la magnitud de la rectificación que se venía haciendo. Fruto de este cambio, las puntuaciones en el apartado de “citas recibidas” de las universidades japonesas, que se sitúan por debajo de la media mundial, experimentaron, sin excepción, un fuerte bajón. En el ranking THE se introdujeron otros muchos cambios además del que afecta al número de citas recibidas y resulta difícil hacerse una idea precisa de cómo afectan al resultado cada uno de esos cambios.

Se comprenderá, en vista de todos estos hechos que vengo exponiendo, que estos rankingsmundiales que varían de tal forma en virtud de los planteamientos de quienes los elaboran no deberían causarnos una impresión demasiado honda ni para bien ni para mal, no deberían influir nuestras actuaciones, y menos aún deberían llevarnos a convertir la posición que nuestras universidades ocupan en ellos en objetivos cuantificables de nuestras políticas. Dicho lo cual, quisiera llamar la atención sobre la penosa situación en la que se encuentra la universidad japonesa, una realidad subyacente en todos estos rankings.

Las universidades asiáticas van a dar alcance a las japonesas

Impulsado por la lectura de cierto artículo periodístico, quien suscribe estas líneas recogió, el pasado otoño, una serie de datos de la base de datos bibliográficos Scopus. Los resultados los muestro en la Tabla 2 , que expone(5) el número de trabajos académicos que fueron citados más de 1.000 veces por universidades(6).

Tabla 2 Número de trabajos citados más de 1.000 veces

Publicados entre 2000 y 2014 Publicados entre 2008 y 2014
Universidad de Tokio 74 19
Universidad de Kioto 47 9
Universidad de Pekín (China) 14 8
Universidad Nacional de Singapur 31 16

Vemos que durante el largo periodo que va desde el año 2000 hasta prácticamente el momento presente (2014) la posición ocupada en el contexto de Asia por las dos universidades japonesa es muy destacada. Sin embargo, la medición para el periodo 2008-2014 nos indica que las principales universidades asiáticas, que últimamente están recibiendo un fuerte apoyo estatal, podrían estar próximas a dar alcance a las japonesas. Otros muchos datos apuntan a esa misma posibilidad. Sería deseable que las universidades japonesas obtuviesen un apoyo oficial similar.

Los rankings mundiales de universidad presentan numerosos problemas en sí mismos, pero muchos indicativos y otros datos relacionados que se ocultan tras ellos podrían estar señalándonos hechos que merece la pena analizar seriamente.

Fotografía del titular
El Auditorio Yasuda de la Universidad de Tokio (izquierda) y el Pabellón Memorial de la Torre del Reloj, de la Universidad de Kioto (derecha).

(*1) ^ Hasta 2009, la compañía QS colaboraba en la elaboración del Ranking THE, pero la colaboración terminó ese año y desde 2010 elabora sus propios rankings.

(*2) ^ De hecho, si el Instituto de Tecnología de California, número 1 en el ranking THE en 2015 y 2016 no obtuvo un buen puesto en el ranking específico de reputación fue, probablemente, por su pequeño tamaño.

(*3) ^ La forma de entender la estandarización del número de citas difiere entre THE y QS y esta es la causa de las grandes diferencias en los puestos que ocupan las universidades japonesas en uno y otro ranking.

(*4) ^ No se ha explicado suficientemente en qué consiste esta rectificación por país, lo cual supone un problema.

(*5) ^ El método que se sigue habitualmente no considera las citas en número absolutos sino en porcentajes, pero los trabajos citadas más de 1.000 veces merecen una consideración especial. Además, en tanto sea alto ese número, cabe pensar que la investigación realizada en ese trabajo es líder en su campo. No obstante, debido a la gran cantidad de factores que intervienen, la medición no deja de ser un indicativo aproximado.

(*6) ^ Debe tenerse en cuenta que, al haberse hecho las búsquedas por observación ocular de los nombres de las universidades, cualquier error o deficiencia en la anotación ha podido afectar al cómputo.

*Articulo tomado de: http://www.nippon.com/es/in-depth/a05102/#auth_profile_0

 

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Los retos de las universidades japonesas

Por: Suzuki Kan (Hiroshi)

El desconcierto sigue reinando en la educación superior japonesa, acuciada por problemas como la falta de salidas laborales para los nuevos doctores (el llamado problema posdoctoral) o el fracaso de las escuelas de posgrado de derecho. La universidad se encuentra ante la necesidad de reformar sus estrategias con medidas como adaptar los exámenes de acceso al panorama global. En este artículo el experto en políticas educativas Suzuki Kan analiza el trasfondo y la dirección de las reformas universitarias en Japón.

Reformas que provocan confusión

Antes de empezar permítanme realizar un apunte sobre la idiosincrasia de las políticas educativas en Japón: aunque las nuevas políticas suelen aplicarse con éxito cuando pueden ejecutarse exclusivamente en el seno del Ministerio de Educación, los comités educativos o la comunidad escolar, la confusión reina cuando se trata de introducir nuevos sistemas abiertos que implican a terceras partes. Los nuevos sistemas educativos conllevan desconcierto porque se introducen sin un buen plan de acción concreto que defina variables cuantitativas como a cuántos estudiantes se aplicarán o qué resultados se esperan.

Un buen ejemplo de política que se ha llevado a cabo con éxito dentro de la comunidad educativa es la mejora del nivel académico de los estudiantes de 15 años. En 2012 Japón obtuvo la puntuación global más alta de los 34 países que participaron en el informe PISA —un estudio sobre el nivel académico que realiza la OCDE cada tres años—, superando a Finlandia en todas las materias evaluadas. Las actividades de lectura matutina que se llevan a cabo con diligencia en las escuelas primarias de todo el archipiélago han rebajado la tasa de estudiantes de primaria que no leen (es decir, niños que no leen ni un libro al mes) hasta el 3,8 %. La media de lectura de los niños de primaria japoneses es de 11 libros al mes, dato que ilustra la exhaustividad de las medidas de fomento de la lectura.

Los problemas de las escuelas de posgrado de derecho y los posdoctorados

Las dificultades que actualmente experimentan las escuelas de posgrado de derecho y los posdoctorados son ejemplos de políticas educativas de tipo abierto fracasadas. Primero el intento de ampliar la escasa plantilla de abogados del país mediante una serie de medidas aprobadas por el Gabinete falló por la oposición de la Federación de Colegios de Abogados de Japón. Y luego se rebajaron los requisitos para la constitución de nuevas escuelas de posgrado de derecho confiando en que la competitividad regularía la situación, pero se acabó generando un exceso de centros poco cualificados.

Algo parecido sucedió con la ampliación de los programas de posgrado. La iniciativa iba bien encaminada, ya que en el mundo hay cada vez más trabajos que requieren una formación doctoral. Sin embargo, las estrecheces financieras del Gobierno frenaron la creación de plazas en las universidades y los centros de investigación para los nuevos doctores, que tampoco encontraron su lugar en la empresa privada ni lograron abrirse camino como emprendedores. Así surgió lo que en Japón se conoce como el problema posdoctoral, que es la falta de salidas laborales con las que los nuevos doctores puedan explotar sus competencias.

Así pues, aunque al principio el lanzamiento de los nuevos sistemas educativos atrajo a un buen número de estudiantes con potencial, la falta de oportunidades laborales de los nuevos graduados acabó sembrando un clima de decepción que ahuyentó a los estudiantes cualificados de las siguientes generaciones. También el sector empresarial acabó decepcionado ante la escasez de graduados bien preparados para los puestos que habían creado.

En el trasfondo de este problema yace la costumbre de elaborar los presupuestos de educación de año en año y el protagonismo excesivo que otorgan las autoridades y los medios de comunicación a las políticas más “vistosas”. En su primer año de lanzamiento las políticas estrella suelen recibir los fondos necesarios, pero a partir del año siguiente el presupuesto se empieza a limar para fundar la siguiente remesa de políticas abanderadas. Eso obliga a lanzar políticas sin contar con la preparación suficiente. Sería mejor asignar los presupuestos de educación por quinquenios, pero el Ministerio de Finanzas se niega a adoptar ese sistema.

La priorización de las ciencias

Como desde el fin de la Segunda Guerra Mundial Japón ha venido dando prioridad a la financiación de la educación científico-técnica, los departamentos de ciencias e ingeniería de las universidades nacionales han conseguido mantener una proporción entre estudiantes y profesores a la par con la de los países líderes del mundo. Además el sistema de seminarios de investigación, en que los investigadores veteranos tutorizan a los novatos, ha permitido formar investigadores muy bien preparados.

Desde el año 2000 Japón ha cosechado una buena remesa de premios Nobel, algunos de los cuales procedían de universidades públicas regionales; son ni más ni menos que los frutos de décadas de generosa inversión en la educación y la investigación científico-técnica.

Las universidades públicas japonesas se mantienen entre las primeras del mundo en el número de citaciones de artículos científicos: la Universidad de Tokio es la tercera en el campo de la física, la Universidad de Kioto es la cuarta en química, la Universidad de Osaka es la cuarta en inmunología y la Universidad de Tōhoku es la quinta en ciencia de materiales. Pero existen fuertes dudas sobre si Japón podrá mantener estos niveles en el futuro. Hoy en día los estudiantes más prometedores se marchan a trabajar a la industria tras terminar la maestría, y solo un 9,9 % continúa estudiando el doctorado. Mientras que otros países impulsan su inversión en educación superior e investigación, el presupuesto japonés lleva 15 años congelado, por lo que las universidades y los centros de investigación no han podido crear nuevas plazas para las nuevas horneadas de doctores.

Para que los posdoctorados japoneses puedan participar en la empresa privada, ser emprendedores y competir en el mercado internacional (en las universidades, instituciones de investigación y empresas de los países emergentes), Japón debe mejorar la calidad de su formación doctoral, no solo en términos de capacidad investigadora sino también en la capacidad de comunicación en un entorno global, el diseño y la gestión de proyectos, y la aplicación a la resolución de los problemas de la sociedad. Con ese fin se lanzó el Programa para Escuelas de Posgrado Líderes, que ofrece apoyo a 62 programas de 33 universidades japonesas. La primera promoción de los 3.300 estudiantes matriculados hasta la fecha se graduará en 2017.

Humanidades y ciencias sociales: las grandes olvidadas

Los estudios universitarios de humanidades y ciencias sociales arrastran aún más problemas que los de ciencias. Para empezar, Japón dedica un presupuesto raquítico a la educación superior comparado con los países occidentales; mientras que EE. UU. invierte un 2,6 % del PIB, Japón solo un 1,5 %. Como además Japón ha venido priorizando la inversión en los estudios científico-técnicos, los de humanidades y ciencias sociales llevan varias décadas pasando penurias.

La paupérrima situación de los estudios de humanidades y ciencias sociales se pasó por alto hasta mediados de los años noventa porque las grandes empresas se encargaban de suplir la falta de preparación de los jóvenes que reclutaban formándolos en su propio seno. Sin embargo, tras el estallido de la burbuja económica y la llegada del temporal de los despidos en masa, las empresas se quedaron sin margen para formar a los nuevos empleados. Al mismo tiempo la relajación de las regulaciones de subcontratación de personal impulsó la contratación de personal no regular, en el que las empresas no invierten ningún recurso formativo.

Los recortes de inversión en la formación del personal nuevo por parte de las empresas hicieron que la preparación de los jóvenes trabajadores cayese en picado, y con ello empezaron a crecer las expectativas y las exigencias de la educación superior en las ramas de humanidades y ciencias sociales. Aunque correspondía al Gobierno suplir el vacío formativo dejado por la empresa, las dificultades financieras, la carencia de liderazgo político y la falta de apoyo por parte de los contribuyentes impidieron asignar la inversión necesaria a la formación de las nuevas generaciones de mano de obra.

Una reforma a tientas para las letras

El sector industrial no comparte una opinión unánime sobre qué formación hay que exigir a las universidades ni de qué parte deben encargarse las propias empresas. Existe una postura que aboga por clasificar las universidades en dos tipos, globales y locales, y designar a las locales para impartir la formación vocacional práctica. En una publicación de septiembre de 2015 tituladaEnfoque sobre la reforma de las universidades nacionales, la Federación Empresarial de Japón (Keidanren) señala lo siguiente: “Lo que buscan las empresas no son recursos humanos que estén listos para trabajar de inmediato, sino personas que tengan cierta resistencia física y sentido moral, y que en la escuela primaria y secundaria hayan adquirido una educación amplia y capacidad para identificar y resolver problemas, comunicarse en idiomas extranjeros y expresar sus ideas y opiniones de forma lógica. Una vez en la universidad, esas personas deberán adquirir conocimientos especializados y conocimientos sobre la diversidad cultural y social mediante experiencias como las estancias en el extranjero”.

El Ministerio de Educación debate con tesón reformas educativas relacionadas con la conexión entre el bachillerato y la universidad. En agosto de 2015 el Ministerio señaló la necesidad del aprendizaje activo dirigido a la identificación y la resolución de problemas, así como la urgencia de medidas para mejorar la calidad y la cantidad de personal docente de bachillerato. También lanzó una política para cambiar el enfoque de los exámenes de acceso a la universidad y pasar de los actuales exámenes tipo test, que evalúan conocimientos y técnicas, a exámenes de redacción que evalúen la capacidad de reflexión, juicio y expresión. Paralelamente, en septiembre de 2015 la Asociación de Universidades Nacionales de Japón acordó ampliar al 30 % el cupo de estudiantes admitidos por recomendación del centro de bachillerato, con el objetivo de no limitar la admisión al examen de acceso y otorgar mayor valor a los méritos cosechados durante la secundaria.

El Ministerio de Educación también trabaja en una reforma del currículum universitario para introducir el concepto del aprendizaje basado en proyectos (PLB, por sus siglas en inglés), que nutre las capacidades de resolución de los problemas del mundo real.

Se buscan profesores preparados

La clave para materializar las reformas de las que hablábamos es captar un personal docente cualificado en humanidades y ciencias sociales y mejorar la proporción entre estudiantes y profesores en esas ramas que se han descuidado durante décadas. Para ello es imprescindible aumentar el presupuesto público, la inversión privada y las tasas de matrícula. Sin embargo, en Japón sigue existiendo un estereotipo muy arraigado de la educación universitaria como un período de vacaciones de cuatro años que impide reunir consenso sobre la necesidad de aumentar los fondos para los estudios de humanidades y ciencias sociales.

Por otro lado las empresas no reconocen las universidades de letras (humanidades y ciencias sociales) japonesas como el destino de su contribución. También un sector de los estudiantes de bachillerato más brillantes y los docentes e investigadores más reputados ha despreciado estas instituciones, y cada vez son más los que eligen desarrollar su carrera en universidades estadounidenses.

Ahora bien, las tasas de matrícula de las universidades privadas más prestigiosas de Estados Unidos cuestan diez veces más que las de las universidades nacionales japonesas de humanidades y ciencias sociales. Y además de que en países como Reino Unido, EE. UU. o Australia las tasas universitarias de las universidades públicas son más altas para los estudiantes japoneses que para los autóctonos, las becas también se otorgan prioritariamente a los estudiantes del país. Así que solo los japoneses de mejor nivel económico o académico pueden acceder a estudios de humanidades y ciencias sociales reconocidos internacionalmente. Por eso es crucial garantizar en Japón una educación universitaria a la que puedan acceder cuantos más estudiantes mejor. Y los medios de comunicación deben encargarse de difundir este problema.

La universidad requiere una gestión estratégica

La única forma para las universidades y el Ministerio de Educación de recabar la comprensión y el apoyo necesarios para mejorar el sistema de la educación superior es llevar a cabo iniciativas que engendren éxitos visibles. La gestión estratégica de la universidad levanta grandes expectativas en ese sentido. El Ministerio de Educación ha emprendido acciones como el proyecto Mejores Universidades Globales, el proyecto de apoyo a las universidades investigadoras y el refuerzo de la autoridad de los rectores universitarios (enmienda de la Ley de Educación), con las que se espera imprimir un carácter propio que haga destacar a las universidades japonesas.

A pesar de todo, ¿es posible o conveniente aplicar a la universidad una estrategia de “selección y concentración” como la del sector empresarial? ¿Quién debe hacerse cargo del coste de la reforma y cómo debe hacerlo? Se impone someter estas cuestiones a un debate serio y minucioso entre los distintos actores sociales implicados. Las universidades no deben esperar a que sea el Gobierno quien prepare la mesa para debatir, sino que deben tomar las riendas para emitir su propio discurso, educar la opinión pública y liderar un debate fructífero.

Suponiendo que se lograse decidir la estrategia a seguir, actualmente las universidades carecen de las herramientas necesarias para buscar, formar, explotar, evaluar y gestionar al personal necesario para llevar la empresa a buen puerto. Además, antes que nada urge analizar la gestión universitaria e identificar en qué se parece y en qué difiere de la gestión empresarial y la gubernamental.

En la década de los ochenta el sistema universitario estadounidense se enfrentó a problemas parecidos a los que ahora afronta Japón. El presupuesto nacional de defensa y energía sufrió grandes recortes, y hubo que cambiar radicalmente el modelo de gestión de las universidades. En aquellos tiempos la gestión universitaria empezaba a establecerse como profesión con estudios reglados. Ahora que Japón se ve ante la necesidad de diseñar y poner en marcha un nuevo modelo de gestión universitaria, puede tomar el caso estadounidense como referencia e identificar los puntos que tienen en común y aquellos en los que divergen a causa de los factores contextuales. En cualquier caso, parece que la dolorosa transición del sistema de la educación superior japonesa todavía va a alargarse una buena temporada.

*Fotografía del encabezado: Ceremonia de graduación celebrada en marzo de 2015, en el campus de Hongō de la Universidad de Tokio, con 3.160 participantes. (Cortesía de Jiji Press.)

*Articulo tomado de: http://www.nippon.com/es/in-depth/a05101/?pnum=2

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Japanese language learning taking root in Vietnam

Asia/Japón/Mayo 2016/Autor: Editor/ Fuente: japantoday.com

Resumen: El proyecto sigue el desarrollo de un programa de idioma japonés que introdujo el gobierno vietnamita para los estudiantes de secundaria y preparatoria en 2003. En la actualidad, Inglés y francés son los únicos idiomas extranjeros que estudiantes vietnamitas pueden aprender en las escuelas primarias.

When Pham Quang Hung started studying Japanese at Foreign Trade University in Hanoi in 1994, he never imagined that Vietnamese children would one day be able to learn the language at elementary school.

Now, Hung, a first secretary for educational affairs at the Vietnamese Embassy in Tokyo, can hardly wait to see the launch in September of a pilot project to offer Japanese lessons at three elementary schools in Hanoi.

It will be the first time that Japanese language education has been offered at the publicly run primary school level in Southeast Asia, according to Japanese officials.

The project follows the development of a Japanese language program the Vietnamese government introduced for middle and high school students in 2003. At present, English and French are the only foreign languages Vietnamese students can learn at elementary schools.

“I’m so excited about the project,” Hung, 39, said in a recent interview. “I understand Vietnam’s Ministry of Education and Training will consider expanding it at the request of other students and parents.”

The ministry will run the project in partnership with the Japanese Embassy in Hanoi and the Japan Foundation, a government-backed institution dedicated to promoting international cultural exchange.

Bilateral educational exchanges will further deepen when Vietnam-Japan University, an institution backed by the government, business and academic sectors of the two countries, opens in September in Hanoi.

With an eye toward training people for the development of Vietnam and firmer relations with Japan, the organizers aim to develop the institution, which initially will operate graduate programs in English and Japanese, into a leading university in Asia.

Japan is the biggest aid donor for Vietnam and the fourth-largest trading partner after China, the United States and South Korea. About 1,400 Japanese companies were operating in Vietnam as of last year, according to Japanese government data.

The issues of educational exchanges and human resources development may be referred to when Vietnamese Prime Minister Nguyen Xuan Phuc meets Prime Minister Shinzo Abe during his visit to Japan in late May for an outreach meeting Abe will host on the sidelines of a Group of Seven summit in Mie Prefecture, central Japan.

Along with a desire to get jobs linked to Japan, admiration for Japanese people’s diligence that made the country a major industrialized nation after its defeat in World War II and respect for their mental toughness in the recovery from the 2011 earthquake, tsunami and nuclear crisis have prompted an increasing number of Vietnamese to study Japanese, according to Hung.

“The Japanese people’s diligence has become a role model for us,” he said, speaking in fluent Japanese. “And needless to say, Japanese animation and cartoons are very popular among Vietnamese schoolchildren.”

Hung brushed up his Japanese and earned a doctorate in economics during his 2003-2009 study at Kagoshima University in southwestern Japan before teaching the language and Asian economics at his alma mater until last year.

A 2014 opinion poll on Japan in Vietnam and six other Southeast Asian countries showed that 67 percent of 293 Vietnamese people interested in learning Japanese cited a desire to visit Japan as a reason for studying the language.

The poll, conducted by research company Ipsos Hong Kong at the request of the Japanese Foreign Ministry, found in multiple answers that 62 percent said they like Japanese culture, 40 percent want to understand Japanese comics, animation and dramas, and 32 percent believe the language is useful for their jobs.

Recalling the 2003 launch of the Japanese language program for Vietnamese middle and high school students, Hung said, “We started from scratch.”

The initiative, however, has developed to the scale at which as many as about 50 middle and high schools in major cities such as Hanoi, Ho Chi Minh City and Da Nang are running Japanese classes.

“Such an expansion would not have been possible without the Japanese Embassy’s help in training Vietnamese instructors of the Japanese language, as well as supply of teaching materials by the Japan Foundation,” Hung said.

The elementary school project will similarly involve Vietnamese instructors who have experience and know-how in teaching at middle and high schools, with teaching materials to be provided by the Japan Foundation.

Including middle and high school students, there were about 46,000 people learning Japanese in Vietnam as of 2013 and more than 40,000 Vietnamese students are currently studying in Japan, according to Hung.

“The combined figure is the third highest among Japanese language learners in the 10 member states of the Association of Southeast Asian Nations after Indonesia and Thailand,” he said. “And the number of Vietnamese students studying in Japan is larger than those studying in the United States and China.”

This may reflect the fact that 46 percent of a total of 304 Vietnamese respondents to the 2014 poll cited Japan as “the most reliable country” out of 11 non-ASEAN countries in Asia, Europe and the United States. The rate, logged in a single answer, compared to 8 percent for the United States and 2 percent for China.

Fuente de la noticia: http://www.japantoday.com/category/lifestyle/view/japanese-language-learning-taking-root-in-vietnam

Fuente de la imagen: https://www.google.com/search?q=vietnam+student&client=ubuntu&hs=xVH&channel=fs&source=lnms&tbm=isch&sa=X&ved=0ahUKEwiDoIO5wsnMAhVJJh4KHYFQB4cQ_AUIBygB&biw=1301&bih=673#channel=fs&tbm=isch&q=vietnam+student+in+japan&imgrc=8kPLPwbEe5NFKM%3A

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Japón: Nobel de Física anuncia novedoso proyecto en suelo boliviano

Japón/ 02 de mayo 2016/ Fuente: La Gente

Nobel japonés de Física anuncia novedoso proyecto en suelo boliviano

El premio Nobel de Física 2015, el japonés Takaaki Kajita, anunciará en esta capital un proyecto para construir un observatorio destinado al estudio de las propiedades de los rayos cósmicos. (PLRadio)

La instalación, precisó la Universidad Mayor de San Andrés (Umsa), también tendrá entre sus objetivos investigar posibles cúmulos de materia oscura de nuestra galaxia.

Kajita, director del Instituto para la Investigación de Rayos Cósmicos de Japón, trabajará con los especialistas del Instituto de Investigaciones Físicas de la Carrera de Física de la Umsa.

El eminente científico asiático descubrió en 1988 un déficit de neutrinos muon en los neutrinos atmosféricos, fenómeno al cual llamaron Anomalía de neutrinos atmosféricos y ya para 1998 describió las oscilaciones de los neutrinos.

La iniciativa en Bolivia prevé la construcción de un observatorio en las inmediaciones del monte Chacaltaya, una montaña aledaña a La Paz que perdió su manto de nieve debido al cambio climático, y su cima está a unos cinco mil 600 metros sobre el nivel del mar.

Dicha posición geográfica hace del sitio un lugar ideal para observar el centro de la Vía Láctea.

Los científicos bolivianos que acompañan la iniciativa señalaron que el observatorio no es de tipo convencional, pues desde ahí se detectarán rayos cósmicos provenientes del espacio en lugar de luz visible.

Un artículo difundido en la web de la carrera de Física subraya que entre los objetivos principales de este proyecto están la astronomía gamma y el estudio de posibles cúmulos de materia oscura en nuestra galaxia.

En Chacaltaya ya existe un establecimiento de la UMSA que investiga asuntos relacionados con la física atmosférica.

Según la UMSA, la fundación del instituto se debe sobre todo a que en 1947 científicos británicos, brasileños e italianos confirmaran en el monte de Chacaltaya la existencia de partículas de pión, que fue predicha por el japonés Hideki Yukawa en 1935.

Por el descubrimiento de los piones, Yukawa y Cecil Powell recibieron el nobel de Física en 1949 y 1959, respectivamente.

Fuente: http://www.radiolaprimerisima.com/noticias/alba/202496/nobel-japones-de-fisica-anuncia-novedoso-proyecto-en-suelo-boliviano

Imagen: http://e01-elmundo.uecdn.es/assets/multimedia/imagenes/2015/10/06/14441339497562.jpg

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Japón:Difícil situación de los arqueólogos tumbas antiguas se deterioran.

Asia/Japon/27.04.2016/Autores: Kazuto Tsukamoto and Kunihiko Imai/Fuente:http://www.asahi.com/

Los arqueólogos y conservacionistas están luchando para preservar las antiguas tumbas construidas en Japón entre los siglos quinto y octavo después de la intervención humana y el cambio climático provocó un deterioro de sus condiciones.

Los expertos están luchando para encontrar un equilibrio entre los intereses académicos, públicos y de conservación en su difícil situación para proteger los sitios arqueológicos preciosos que se han conservado durante cientos de años inalteradas.

Los sitios, denominados genéricamente como «tumbas decoradas,» han interiores adornados con dibujos, colorantes o relieves. Más de 600 tales tumbas se han encontrado por todo Japón.

Cuando la Agencia de Cultura realizó una encuesta en 2012 en 73 tumbas decoradas en 15 prefecturas, que son designados como sitios históricos nacionales, encontraron signos de deterioro en 35 de ellos.

Su disminución se debe a factores como los cambios en el medio ambiente dentro de la tumba y el crecimiento de moho.

Entre otros lugares de Japón, los municipios afectados por el 2011 Gran terremoto de Japón y el tsunami en el noreste de Japón se enfrentan a una multitud de retos y tomar decisiones difíciles. Sólo unos tres kilómetros de la central nuclear de Fukushima N º 1 lisiado, la tumba túnel Kiyotosaku es un ejemplo importante de este tipo de tumbas construidas en el siglo VII en Futaba, Prefectura de Fukushima, y está considerado como un sitio histórico nacional. Sus paredes excavadas estaban decoradas con diversos motivos e imágenes de un ser humano y los animales pintados con pigmento rojo.

Alrededor de 2007, la superficie de la pared interior de la tumba se encontró salpicado de una sustancia blanca. Sal de la tierra había cristalizado debido al aumento de la temperatura exterior.

junta de preparación de Futaba comenzó a trabajar para detener un mayor deterioro en 2010, pero se detuvo cuando el terremoto y el tsunami 2011 golpe, seguido por el accidente de la planta nuclear de Fukushima. La tumba se encuentra en la «zona de difícil retorno», el más alto nivel de la política del gobierno de evacuación alrededor de la planta.

Cuatro meses después del accidente, Takamitsu Yoshino, investigador principal de la junta de educación, entró en la tumba que lleva un traje de protección. La pintura estaba intacto, pero un dispositivo para medir la temperatura y la humedad, que utiliza para transmitir lecturas, había dejado de funcionar debido al corte de energía después del accidente.

También se teme que las raíces de los árboles están creciendo en la cueva, pero no se han aplicado las medidas de conservación fundamentales desde el desastre.

«Para los evacuados de Futaba, estas propiedades culturales son recordatorios de su ciudad natal. Realmente quiero guardar y transmitir la pieza de la historia de la ciudad «, dijo Yoshino. Él visita la tumba cada pocos meses para mantener un ojo en su estado.

Mientras que los funcionarios de Futaba están luchando para evitar un mayor deterioro, otro gobierno local también en la zona afectada por el sismo se ve obligado a tomar medidas más drásticas.

En mayo de 2015, un descubrimiento arqueológico sorpresa se hizo en la ciudad costera de Yamamoto, prefectura de Miyagi, al norte de la prefectura de Fukushima, donde alrededor del 40 por ciento de la ciudad estaba inundada por el tsunami de 2011, y 636 residentes murieron.

Yamamoto funcionarios del gobierno de la ciudad encontraron 54 tumbas del túnel de la antigua Asuka era por mera casualidad en el curso de la búsqueda de una parcela de terreno elevado para construir un nuevo asentamiento para la ciudad.

Una de las tumbas tenían una variedad de dibujos de líneas cinceladas en la pared interior de su túnel. Varias figuras humanas y las aves fueron representados, junto con otros elementos, entre ellos una especie de contenedor para las flechas y un ventilador utilizado por la nobleza.

La gran variedad dentro de la tumba hizo un descubrimiento sin precedentes en la región de Tohoku.

Sin embargo, tras el descubrimiento de la cámara de sellado a largo, el cambio en la humedad significa que la pared de arena suave enfrentó deterioro inminente.

El gobierno Yamamoto decidió no continuar con la conservación de la pared en el lugar, ya que la tecnología adecuada no existe para detener ese tipo de deterioro, y en su lugar optó por dar prioridad a la reconstrucción de la ciudad.

Con la ayuda de la agencia de la cultura y los expertos del Instituto Nacional de Nara de bienes culturales, el gobierno de la ciudad ha comenzado a explorar maneras de desarrollar un nuevo método para eliminar la superficie de la pared y permitir que se conserva fuera de las instalaciones.

«Fue una decisión difícil de tomar. Esperamos que para salvar la pared mediante el uso de nuestra sabiduría colectiva, y mantenerlo como el orgullo de nuestros ciudadanos «, dijo Saburo Saito, un miembro de la junta de educación del gobierno de la ciudad de Yamamoto.

La eliminación de obra antigua de sus sitios originales en aras de la conservación es siempre controvertido, ya que es prácticamente irreversible con la tecnología actual.

Las autoridades de todo Japón están cuidando y conservando tumbas decoradas en el lugar, pero se necesita un gran avance en la tecnología para superar la amenaza de las siempre cambiantes condiciones climáticas, dijo Masaaki Sawada, profesor de tecnología de conservación en la Universidad de Tohoku de Arte y Diseño.

«Hay un enorme reto a superar (para proteger los sitios arqueológicos) en el desarrollo de la tecnología contra el calentamiento global y otros cambios climáticos», dijo Sawada.

Para muchas tumbas decoradas alrededor de Japón, réplicas de tamaño natural son a menudo exhiben con fines turísticos y de educación. La construcción de los archivos digitales de las tumbas que utilizan tecnología de exploración en 3-D es una de las formas de compartir los sitios arqueológicos preciosos con el público.

Educar al público y animarles a valorar los bienes culturales como activos colectivos de las personas es una tarea importante que los arqueólogos y conservacionistas deben tener en cuenta. Equilibrar las necesidades de conservación y los beneficios de la exposición pública es cada vez más importante.

Fuente: http://www.asahi.com/ajw/articles/AJ201604270001.html

Imagen: http://www.ancient-origins.net/sites/default/files/field/image/Kitora-Tomb-Star-Chart.jpg

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