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Unicef: cómo explicar el coronavirus a los más pequeños

Noticia/12 Marzo 2020/http://revistaxq.com/

El Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia, Unicef, propone una serie de recomendaciones a la hora de explicar la epidemia del coronavirus a los niños y niñas menores de 6 años. Pueden resultar útiles a los ‘hermanos mayores’, a los que va dirigida la RevistaXQ. Y a los profesores

Desde hace unas semanas parece que no se habla de otra cosa que no sea el COVID-19 (“el coronavirus”): en los medios, en las calles, en las familias, en los centros educativos y hasta en las aulas de educación infantil. No parece el tema más adecuado para hablar en la asamblea de infantil, pero a veces los niños y niñas son quienes lo proponen porque están nerviosos por la expectación que notan a su alrededor y necesitan expresarse. ¿Cómo podemos afrontar esta situación desde un punto de vista educativo? Enfocando el tema de manera que protejamos los derechos de los niños y niñas de los que somos responsables. En este caso, especialmente sus derechos a la protección y a la salud.

Proteger sus emociones

Los niños y niñas muy pequeños aún no han adquirido la madurez suficiente para poder entender algunos aspectos biológicos, sociales y económicos de las enfermedades. Habitualmente, cuando hablamos con ellos sobre los problemas de salud empleamos eufemismos como llamar a virus y bacterias “bichitos invisibles”, referirnos a la enfermedad como “pupa” o decir que la gente enferma “está malita”. Estas imprecisiones no contribuyen a su formación científica (para la que aún habrá tiempo) pero contribuyen a otro aspecto muy importante de la educación en esta etapa: proteger su bienestar emocional.

La prioridad en esta etapa debe ser, precisamente, proteger a niños y niñas de toda aquella información que aún no pueden procesar y que les puede llevar a desarrollar ansiedad y miedos debido a la incertidumbre. En este sentido conviene:

  • Evitar que vean o escuchen noticias y reportajes con un enfoque sensacionalista o morboso de la situación.
  • Evitar que se expongan mucho tiempo a noticias sobre el problema, aunque el tratamiento sea adecuado: el tiempo que dedicamos a un tema también puede transmitir inquietud, aunque el tono no sea alarmista.
  • Evitar involucrarlos en conversaciones de adultos sobre la situación, especialmente si son acaloradas o incluyen bromas y dobles sentidos: aunque no estemos hablando con ellos, saben de lo que hablamos y sacan sus propias conclusiones.
  • Dedicar tiempo a resolver sus dudas e inquietudes, en un lenguaje adaptado a su capacidad de comprensión, pero no engañoso. Si sientes que te faltan recursos para transmitir información, puedes recurrir a algunos de los cuentos que se editan cada año sobre salud y enfermedades, ya que permiten a los niños y niñas procesar el impacto emocional a través de la imaginación. En tu biblioteca o librería más cercana podrán recomendarte algunos títulos interesantes.

Proteger su salud

En este momento del desarrollo es también muy importante sentar las bases de las competencias de autoprotección que les permitirán ser responsables sobre su salud y la de otras personas a lo largo de su vida. No es necesario un tratamiento exhaustivo de las causas y efectos de las enfermedades para empezar a incidir educativamente en conductas de protección que sí están al alcance de niños y niñas desde edades muy tempranas y que además les permiten desarrollar su sentido de autoeficacia y su seguridad en sí mismos:

  • El lavado de manos con agua y jabón: no sólo aprender a lavarse bien las manos, sino adquirir el hábito y ser capaces de demandar y promover esta necesidad en diferentes contextos (por ejemplo: recordárselo a otros niños, acordarse en un restaurante…)
  • Reconocer las circunstancias cotidianas en las que estamos en contacto con suciedad y ser capaces de tomar precauciones. Por ejemplo: manejo de tierra, contacto con animales domésticos, precauciones frente a basura y heces…
  • Aprender e interiorizar aquellas medidas higiénicas que protegen a los demás, por ejemplo: el uso de pañuelos y servilletas, aprender a sonarse y a limpiarse, evitar compartir cubiertos y vasos…
  • Adquirir respeto por el entorno: pequeñas contribuciones a la higiene doméstica y escolar, adquirir el hábito de tirar los desechos a la basura, conocer la importancia de la limpieza del entorno, de la ropa, de la vajilla…

Prevenir las exclusiones

A esta edad aún no tenemos la capacidad de reflexión necesaria para hacer un análisis crítico de las informaciones erróneas, malintencionadas o prejuiciosas. No podemos evitar que los niños y niñas entren en contacto con determinadas opiniones, pero tenemos que prestar especial atención porque incluso lo que un niño o niña un poco más mayor podría entender como un chiste puede ser tomado literalmente por los más pequeños.

En este sentido es muy importante dedicar un tiempo extra a detectar los malentendidos que pueden estar afectando a su percepción de salud y la enfermedad porque pueden sentar las bases de estereotipos y prejuicios duraderos. Por ejemplo:

– “Mi vecino chino es un coronavirus”.
– “Si tu abuela tose se va a morir”.
– “Hay que alejarse de los viejos”.
– “Los pobres contagian enfermedades”.

A veces, por más que nos esforcemos en tratar adecuadamente y con sensibilidad estos temas en el aula o en familia, no podemos evitar que las conversaciones entre niños y niñas se conviertan en un “teléfono escacharrado”. A pesar de que es comprensible y que, en edades muy tempranas no hay realmente malicia en los comentarios, es muy necesario reconducir las percepciones erróneas que puedan estarse formando sobre determinadas personas o colectivos, para evitar que, con el tiempo, se conviertan en algo más grave.

Recuerda: el ejemplo vale más que las palabras

A cualquier edad, pero muy especialmente con los más pequeños, de poco vale enseñar a lavarse las manos si no nos ven a nosotros hacerlo a menudo. Tampoco tendrá mucho efecto lo que les digamos sobre estar tranquilos si perciben nuestro nerviosismo o que les regañemos por llamar «coronavirus» a alguien si luego nos oyen a nosotros hacer chistes que no saben interpretar. En una etapa del desarrollo en la que las habilidades lingüísticas aún no están plenamente desarrolladas gran parte del aprendizaje se realiza por imitación y tiene un alto componente emocional. La educación de los más pequeños es un esfuerzo que nos puede obligar a emplear todos los sentidos.

Fuente: http://revistaxq.com/es/2020/03/09/unicef-como-explicar-el-coronavirus-a-los-mas-pequenos/

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Con uno de cada cinco alumnos privados de escuela, la UNESCO moviliza a los ministros de educación para hacer frente a la crisis por el COVID-19

UNESCO/12 Marzo 2020/https://es.unesco.org/

En respuesta al aumento de los cierres de escuelas y universidades para contener la propagación de COVID-19, la UNESCO convocó hoy, por videoconferencia, una reunión mundial de altos funcionarios de la educación para intensificar la respuesta de emergencia y compartir estrategias para reducir al mínimo la interrupción del aprendizaje en todo el mundo. Estuvieron representados 73 países, entre ellos 24 ministros de educación y 15 viceministros. 

Según los datos publicados hoy por la UNESCO, la crisis afecta actualmente a cerca de 363 millones de alumnos en todo el mundo, desde el nivel preescolar hasta el terciario, incluidos 57,8 millones de estudiantes de enseñanza superior. Así, a nivel mundial uno de cada cinco estudiantes de primaria y secundaria no asiste a la escuela como consecuencia de la crisis de COVID-19 y otro de cada cuatro no asiste a la enseñanza superior.

Quince países han ordenado el cierre de escuelas a nivel nacional y catorce han ordenado cierres localizados que abarcan Asia, Europa, Oriente Medio y América del Norte.

Estamos entrando en un territorio inexplorado y trabajando con los países para encontrar soluciones de alta tecnología, baja tecnología y sin tecnología para asegurar la continuidad del aprendizaje”, dijo la Directora General de la UNESCO, Audrey Azoulay. “Al tiempo que los países preparan su respuesta, es vital la cooperación internacional para compartir los enfoques más eficaces y apoyar a los estudiantes, los profesores y las familias. La UNESCO está intensificando su apoyo para garantizar que esta crisis promueva la innovación y la inclusión en lugar de exacerbar las desigualdades en el aprendizaje”, añadió.

Para liderar la respuesta mundial, la UNESCO anunció la creación de un Equipo de Tareas de Emergencia UNESCO-COVID19 que apoyará las respuestas nacionales y pondrá en común respuestas de política eficaces centrándose en los países más vulnerables. Además, se establecerá una comunidad de práctica más amplia para mejorar el intercambio de conocimientos, el aprendizaje entre iguales y la creación de capacidad en materia de aprendizaje abierto y a distancia. La UNESCO se propone movilizar a todas las partes interesadas, incluso del sector privado. Empresas como Microsoft ya han prestado su apoyo técnico al Grupo de Tareas.

Los representantes gubernamentales intercambiaron enfoques y prácticas idóneas para asegurar la continuidad del aprendizaje durante el cierre de escuelas, cuya duración es imprevisible. En la teleconferencia participaron ministros y representantes de China, Croacia, Egipto, Francia, Italia, Líbano, México, Nigeria, República de Corea y República Islámica del Irán, entre otros.

Además de supervisar el impacto de COVID-19 en la educación, la UNESCO ha publicado una lista de aplicaciones y plataformas de aprendizaje de libre acceso para su uso por parte de padres, maestros y alumnos, así como por parte de los sistemas escolares más grandes. Está instando a los países a que utilicen la inclusión y la equidad como principios rectores al planificar las respuestas, en reconocimiento de que el cierre de escuelas tiende a afectar más a los alumnos vulnerables.

Los conocimientos especializados de la UNESCO en materia de aprendizaje abierto y a distancia abarcan las plataformas de formación de docentes, el diseño de modelos escolares de aprendizaje electrónico, las comunidades de práctica en línea y el desarrollo de políticas nacionales de TIC en la educación, centrándose prioritariamente en África.

“Nos enfrentamos a una situación inusual con un gran número de países afectados por el mismo problema al mismo tiempo. Necesitamos unirnos no sólo para abordar las consecuencias educativas inmediatas de esta crisis sin precedentes, sino también para aumentar la capacidad de recuperación a largo plazo de los sistemas educativos”, dijo Stefania Giannini, Subdirectora General de Educación de la UNESCO. Por su parte, el ministro de Educación de Egipto, Tarek Galal Shawki, agradeció a la UNESCO el haber tomado esta iniciativa y brindado ejemplos de cómo otros países están haciendo frente a una situación en rápida evolución.

Fuente: https://es.unesco.org/news/cada-cinco-alumnos-privados-escuela-unesco-moviliza-ministros-educacion-hacer-frente-crisis

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«Para las mujeres palestinas la educación es poder»

Asia/Palestina/12 Marzo 2020/https://arainfo.org/

Luna Abuswaireh es un ejemplo de lucha y resiliencia en el contexto palestino. Abuswaireh se ha convertido en la primera mujer que dirige el centro de estudios panarabistas por excelencia y subraya la necesidad de abogar por la educación para dar poder a las mujeres palestinas que se enfrentan a no pocos frentes.

Son muchas, muchísimas, las mujeres palestinas que merecerían ser entrevistadas por su resiliencia. Amas de casa con el arduo trabajo de sacar adelante a su familia con escasos ingresos, mujeres separadas que quieren rehacer su vida, jóvenes que rompen tabúes en la sociedad palestina o campesinas que desafían los ataques israelíes labrando la tierra. Merece ser dicho que son tantas las mujeres palestinas que algunas periodistas estamos algo hartas de buscar las “mujeres ejemplares”.

Estas mujeres han estado ahí siempre, pero es cierto que entrevistándolas individualmente estamos rompiendo con los estereotipos a través de los cuales son juzgadas como mujeres árabes. Por eso aquí va otra mujer fuerte, palestina, refugiada y presidenta del centro panarabista por excelencia. Su nombre: Luna Abuswaireh.

Posee una carrera profesional impecable y desde 2017 es la primera mujer directora del Centro de Estudios Panarabistas con sede en Beirut (Líbano), el centro panarabista por excelencia. De carácter alegre, con una sonrisa que reconforta o fulmina, según sea necesario, Abuswaireh crea allá donde vaya una atmósfera de confianza y respeto. Y lo hace en sociedades dominadas por hombres, esté en Europa, en Asia o en África. Forma parte de la primera generación que nació en el exilio palestino después de ser expulsada de sus hogares en 1948 con la creación de Israel.

“Mi padre nació en Sukrir, Asdod, y mi madre en Jerusalén. Mi padre tenía 7 años cuando los sionistas terroristas declararon un Estado y huyó de su tierra con su familia convirtiéndose así en refugiado del campo de Nuseirat, en la franja de Gaza. En 1975 mi padre estaba haciendo una especialización en Pediatría en Beirut, nací yo y a los 40 días volvimos a Gaza. Mi padre fue detenido en la frontera como activista político y fue  mi madre sola la que me llevó a casa”, comienza contando Abuswaireh.

Su apellido delata su procedencia beduina, gente que históricamente ha basado su vida en el nomadismo y posee tradiciones diferenciadas del resto de personas sedentarias. Las personas beduinas en Palestina fomentan la independencia económica en la mujer, por ejemplo, pero también existen barreras que las mujeres deben romper.

“En las sociedades patriarcales el padre puede formar o puede romper una hija.- Explica Abuswaireh.- Mi padre me hizo como soy, una persona con seguridad y confianza en sí misma, fuerte y compasiva. Nunca me forzó a cumplir con las expectativas estandarizadas para una niña. Me daba libros, me llevaba a sus reuniones con gente extranjera que venía a Gaza y me exponía a nuevas experiencias. Nunca escondía a su hija”.

No fue él quien supuso la primera traba para completar su educación sino las restricciones de vivir bajo ocupación y con estatus de refugiada. Cuando Abuswaireh quiso estudiar Medicina en El Cairo la respuesta fue un no rotundo, no estaba permitida la entrada en dicha facultad a personas palestinas.

“Irónicamente, mi padre había estudiado Medicina en El Cairo y mi tío Ingeniería, pero lo hicieron durante la época de Nasser, cuando todos árabes eran tratados con igualdad por este líder egipcio panarabista”, clama Abuswaireh que solo pudo optar a estudiar Literatura Inglesa y Lingüística.

Ella siguió desafiando el destino marcado para mujeres y refugiadas. Su primer trabajo en Gaza fue en el Programa de la ONU para el Desarrollo, el PNUD, organizando talleres para la juventud de los campos de refugiados. Allí se topó con algo típico en ese mundillo, la visión orientalista de la ayuda humanitaria.

“Había estallado la Segunda Intifada y un donante nos dijo que nos daría dinero si hacíamos clases para mujeres refugiadas para que conozcan sus derechos. Yo me opuse. Las mujeres palestinas conocían sus derechos. Ellas estaban administrando el hogar, cuidando de sus maridos tullidos, de sus hijos e hijas, de familiares de mártires… la mayoría tenían a sus maridos encarcelados por Israel. La prioridad era ayudarlas a encontrar trabajo, un sustento”, relata.

Fue así como negoció con los donantes para que se llevasen a cabo talleres con los que las mujeres pudiesen desarrollar una labor y abrir sus propios negocios.

Los frentes de las mujeres palestinas

En 1999 dejó Gaza para poder continuar con la formación superior, se casó en Egipto y siguió trabajando para la ONU. Tuvieron que pasar quince años hasta que pudo volver a visitar Gaza de la mano de una misión de las Naciones Unidas que solo duró tres días.

“Con el comienzo del bloqueo en la franja de Gaza fue aún más complicado volver a la franja, primero, porque no queríamos pasar por los controles de la ocupación israelí y, segundo, porque si entras es casi imposible salir”, señala Abuswaireh.

La franja de Gaza se ha convertido en la prisión al aire libre más grande del mundo. En el reciente informe de la UNRWA, la Oficina de la ONU para Ayuda al Refugiado de Palestina, “Gaza, ¿cómo resisten? Mujeres al límite en la franja de Gaza” se habla de que el 78% de las mujeres en Gaza está en situación de desempleo frente al 46% de los hombres. La brecha salarial, dice el informe, es evidente. El 58% de las mujeres han experimentado violencia doméstica y una cuarta parte ha sufrido acoso sexual.

Con un férreo bloqueo impuesto por Israel, Gaza está en caída libre en todos los aspectos de la vida.

“Las mujeres palestinas viven en una sociedad patriarcal; sin embargo, vivir bajo ocupación significa luchar codo con codo junto a los hombres. Para la ocupación israelí las mujeres suponen un mayor peligro porque son la fuente de las nuevas generaciones. Las mujeres palestinas somos una amenaza demográfica para Israel”, apunta Abuswaireh.

Abuswaireh critica la pasividad de la Autoridad Palestina para mejorar la representación de la mujer en la política. Según ella ha habido una involución en este sentido.

“Es cierto que las mujeres palestinas luchamos en varios frentes a la vez y que algunas veces el frente de la igualdad haya sido apartado por el frente de la liberación. Antes de los Acuerdos de Oslo los hombres nos trataban como iguales”, dice Abuswaireh.

Tal y como señala el mencionado informe de UNRWA, las mujeres en la franja de Gaza logran salir adelante gracias al emprendimiento o a roles que generan ingresos. Muchas veces esos roles transgreden las “normas sociales” y ponen en peligro tanto la integridad de las mujeres como las de sus familiares. Sobre todo logran salir adelante a través de la educación.

La educación en el contexto palestino siempre ha sido una prioridad. Ha sido la reacción a la colonización de sus tierras, según cuenta Abuswaireh.

“La educación nos da la satisfacción personal de que poseemos algo después de haber perdido nuestras casas, nuestra tierra, nuestro país. Para las mujeres palestinas la educación es poder, nos da independencia, un salario, un trabajo”.

Empoderar a mujeres sin olvidar a los hombres

Abuswaireh conoce bien Alemania y Europa, en general. Reconoce que existe un peligro latente y creciente de intolerancia y subraya cómo la islamofobia es, para ella, una cuestión política más que meramente racista. Allá donde las mujeres palestinas podrían pensar que está el bienestar, se topan con la no aceptación de su idioma o de su vestimenta, del hijab o velo islámico.

“El hijab es un derecho y es libertad de elección,- afirma Abuswaireh.- Debería ser respetado por sociedades europeas que se llaman libres, democráticas y tolerantes. Deberían aceptar todos colores y códigos de vestimenta”.

Asegura que en Alemania nunca ha sido atacada por ser mujer o musulmana sino por ser palestina. Su percepción es que en Europa hay personas a las que les gusta percibirlas como mujeres débiles en una sociedad dominada por hombres o como si, simplemente, no existiesen, no hubiese gente palestina.

Es bastante común llegar a una conversación en la que tener que matizar que Tierra Santa en Palestina bajo ocupación. Lo dicen las leyes internacionales. Muchas personas, incluidas trabajadoras de la administración pública, no tienen información sobre la existencia de Palestina.

Desde su experiencia en países no árabes donde los movimientos feministas van ganando peso frente a un pasado más negacionista, Abuswaireh opina que el feminismo es “empoderar y educar a mujeres y también a hombres”.

“La aproximación feminista que aboga solo por apoyar y educar a mujeres se deja atrás al otro 50% que se quedará con un escaso entendimiento de la necesidad de igualdad. Hay que trabajar con ambos, mujer y hombre. – Razona Abuswaireh.- Es la única forma de construir una sociedad justa y en igualdad”.

Fuente e imagen tomadas de: https://arainfo.org/para-las-mujeres-palestinas-la-educacion-es-poder/

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Grecia e India, los últimos países que implementan el cierre de aulas por coronavirus

Europa/Grecia/12 Marzo 2020/antena3.com

Grecia e India han sido los últimos países que han implementado el cierre de las aulas. En total, 22 países han cerrado las aulas. De todos ellos, 13 han decidido cerrar escuelas en todo el país, mientras que en nueve países han cerrado escuelas en localidades concretas.

Unesco informa sobre las consecuencias del cierre de escuelas y estima que 290 millones de niños han dejado de ir a clase por el virus. Además, advierte de los severos riesgos para la educación de decretar cierres de escuelas.

China fue el primer país en tomar esta decisión, aunque ahora se encuentran 22 países en la misma situación. Grecia e India han decretado la misma medida en zonas muy concretas que se ven afectadas por la enfermedad.

Los 13 países que habrían cerrado escuelas en todo el país son Armenia, Azerbaiyán, Bahrein, China, Corea del Norte, Irán, Irak, Italia, Japón, Kuwait, Líbano, Mongolia y Emiratos Árabes Unidos.

Fuente: https://www.antena3.com/noticias/mundo/grecia-e-india-los-ultimos-paises-que-implementan-el-cierre-de-aulas-por-coronavirus_202003075e63c6467795c700018ead63.html

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China, lecciones ‘online’ para 280 millones de alumnos

Asia/China/12 Marzo 2020/elpais.com

El sistema ha puesto de relieve las diferencias entre los estudiantes acomodados y los menos pudientes

Un niño sale a la azotea de la casa de sus padres en la provincia de Hubei y levanta el móvil en busca del mejor punto de conexión a Internet. Otro, en Xichuan (centro de China), se coloca en una esquina estratégica de su terraza, donde logrará enganchar el wifi de su vecino. Parecen escenas sacadas de Parásitos, la multioscarizada película de Bong Joon-ho, pero no. Son estudiantes con pocos recursos económicos mencionados en la prensa estatal y que intentan seguir, como pueden, las clases online para cerca de 280 millones de alumnos en China, donde la epidemia de Covid-19 mantiene cerrados los centros educativos desde hace siete semanas.

Desde el 17 de febrero, el Ministerio de Educación ha puesto en marcha una nube nacional de educación a distancia con una serie de clases básicas para los niños en edad escolar, a completar por los profesores de cada centro. Esas lecciones enlatadas cubren 12 asignaturas, entre ellas la educación cívica o nociones básicas para protegerse de la epidemia. Comienzan, como la jornada escolar presencial, con un saludo a la bandera, aunque en este caso, virtual. El niño, también como en un aula normal, tiene que registrarse en línea como presente.

Dada la cantidad de conexiones al mismo tiempo, los primeros días no fueron fáciles. Los servidores se saturaban y las imágenes se congelaban, o se caían. El Ministerio de Industria y Tecnología tuvo que pedir a las empresas chinas de telecomunicaciones, y los principales proveedores de Internet que aportaran 7.000 servidores, con una banda de 90 terabytes, que permiten que hasta 50 millones de personas puedan estar conectadas al mismo tiempo.

El sistema es especialmente importante para los alumnos de grado 12, el último, que en junio deberían presentarse al temido “gaokao”, la selectividad china. El examen más numeroso -este año congrega a unos 10 millones de estudiantes- y uno de los más exigentes del mundo. El Ministerio de Educación se plantea la posibilidad de aplazarlo si la epidemia no amaina con tiempo suficiente para prepararlo, según ha admitido uno de sus funcionarios, Wang Hui, en una rueda de prensa.

Las universidades, por su parte, también ofrecen su propia enseñanza virtual a los alumnos, utilizando diversas plataformas que ya existían en el mercado. En general, cada profesor, tras recibir unas nociones prácticas de cómo utilizar ese medio, decide cómo dar su clase. Algunos, en asignaturas más formales, simplemente se graban recitando una lección magistral.

“El problema es cuando se trata de enseñanza de idiomas, en la que es necesaria una interacción profesor-estudiante e incluso entre estudiantes” explica el profesor de español Sergio Villa, de la universidad de Tecnología del Sur de China en Cantón. En su caso, aunque la plataforma ofrece una pizarra virtual y un chat para hacer preguntas, “falta feedback, ya sea verbal o no verbal, cuando se dan las explicaciones o se corrigen deberes, etcétera, realmente estás hablando con una máquina sin saber cómo están respondiendo las personas al otro lado. Si están atendiendo, si se han dormido…”

La también profesora de español Nerina Piedra, de la Universidad de Pekín -la más prestigiosa de China-, igualmente se lamenta de perder el contacto directo de los alumnos. En su caso, le pidieron no regresar al país hasta que no se reanudaran las clases presenciales, por lo que envía desde España las lecciones grabadas. “Aunque ellos [los estudiantes] tienen mucha autodisciplina, no es lo mismo que ir a clase. Algunos se lo toman de manera más relajada, entregan los trabajos más tarde o los hacen de peor calidad”.

En el caso de los alumnos en edad escolar, el proceso ha requerido aún más adaptación. En viviendas donde, en muchos casos, al menos uno de los dos padres trabaja desde casa hasta nueva orden por la epidemia, es difícil encontrar el espacio para seguir las clases en la pantalla sin molestarse mutuamente, o el tiempo para comprobar que los pequeños no se distraen, hacen las tareas correctamente y ayudarles a enviárselas al profesor.

“Es un trabajo que en clase le toca al profesor, y que ahora tengo que hacer además del mío”, se lamenta en Pekín, en conversación a través de las redes sociales, Jeanette, madre de un niño de 12 años.

Este tipo de enseñanza ha acentuado, además, la diferencia entre los estudiantes urbanos más acomodados, que cuentan con móviles y ordenadores con una buena conexión a Internet, y aquellos menos pudientes, que no cuentan con terminales o no pueden pagar un plan de datos lo suficientemente generoso como para seguir las clases en línea. Varios medios estatales se han hecho eco de las dificultades de estos alumnos en zonas rurales con peor cobertura o que, simplemente, no pueden pagar unos planes que pueden llegar a costar hasta ocho o nueve euros diarios.

Como respuesta, el lunes pasado el Ministerio de Industria emitió una orden para mejorar la cobertura en las áreas rurales y que las telefónicas ofrezcan descuentos en sus planes de datos los estudiantes con menos ingresos. Otros centros también han anunciado ayudas: la Universidad de Pekín ofrecerá subsidios, según informa la agencia Xinhua, a sus más de 2.000 estudiantes de bajos recursos para “cubrir sus costes de telecomunicaciones”.

Fuente e imagen tomadas de: https://elpais.com/sociedad/2020-03-05/china-lecciones-online-para-280-millones-de-alumnos.html

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El fracaso de los reformistas iraníes y el giro conservador

Por: Alberto Rodríguez García

El fracaso del Plan de Acción Integral Conjunto (conocido también como el acuerdo nuclear), la inflación, la crisis económica, las sanciones unilaterales de Donald Trump, la incapacidad de aplicar junto a la Unión Europea (UE) el plan de comercio alternativo INTEX y un principio de 2020 en el que EE.UU. asesinó a Qassem Soleimani y la respuesta iraní terminó derribando un avión civil en Teherán, han marcado el final de los reformistas iraníes en beneficio de los principalistas; los conservadores de línea más dura (la extrema derecha, para que nos entendamos).

Las elecciones al Parlamento iraní (Majles), celebradas el pasado 21 de febrero, se desarrollaron en un contexto nacional e internacional muy complicado para Irán. La suma de múltiples factores como el coronavirus —que ha llegado muy fuerte a Irán, infectando e incluso matando a personalidades importantes del gobierno, como el asesor del Líder Supremo Mohammad Mirmohammadi—, el boicot al voto por parte de algunos sectores y que el Consejo de Guardianes hubiese impedido presentarse a un enorme número de candidatos reformistas (aunque se presentaron 16.000 candidatos para las elecciones parlamentarias, terminaron participando algo más de 7.000), han hecho que estas elecciones al poder legislativo sean las menos concurridas de la historia de la República Islámica, con tan solo un 42 % de participación.

«La política exterior iraní será aún más dura, más intransigente y más agresiva, en un momento en el que el gobierno sufre un asedio por parte del gabinete Trump y sus aliados más fieles».

Si los reformistas del presidente Hassan Rohaní se habían impuesto en las anteriores elecciones parlamentarias y presidenciales, en esta ocasión se han hundido completamente con solo un 10 % de los votos. 220 de los 290 asientos del Parlamento los han ganado los conservadores liderados por el exalcalde de Teherán y tres veces candidato a la Presidencia, Mohammad Bagher Ghalibaf. Con este resultado, la mayoría del poder en Irán vuelve a estar en manos de la línea más dura de la revolución islámica, que se ve con cada vez más posibilidades de recuperar una Presidencia que ha estado en manos de los reformistas desde la derrota de Ahmadineyad, en 2013. Esto se traduce en que la política exterior iraní será aún más dura, más intransigente y más agresiva, en un momento en el que el gobierno sufre un asedio por parte del gabinete Trump y sus aliados más fieles. Los aliados en el exterior de Irán también están preparados para un aumento de las hostilidades; véanse los hutíes en Yemen o Kataeb Hezbollah en Irak, que ha dado un ultimátum a EEUU.

Reformistas contra conservadores

El Gobierno iraní enfrenta principalmente a los reformistas y los conservadores, entre los que destacan los principalistas, conocidos también como ‘los fundamentalistas’. Mientras que los principalistas son los más leales al Líder Supremo, los más religiosos y los que buscan mantener los principios originarios de la Revolución Islámica, siendo devotos al gobierno islámico del Wilayat -e- Faqih, los reformistas están dispuestos a modernizar Irán, no siendo tan recelosos a las democracias liberales y estando dispuestos a aceptar las ‘normas del juego occidental’; algo que se vio en el intento de implementar el Plan de Acción Integral Conjunto o en que el gobierno de Rohaní intentase contentar al Grupo de Acción Financiera Internacional (organismo asentado en París creado con el objetivo de combatir el blanqueo de capitales y la financiación del terrorismo), aunque inútilmente, tras el veto de los conservadores.

Con los principalistas en el poder judicial y en el poder legislativo, solo les queda esperar a 2021 para intentar hacerse con la Presidencia y hacerse con todo Irán. Este giro reaccionario, sin embargo, puede ser una oportunidad para los reformistas, que hasta ahora se han visto maniatados cada vez que intentaban implementar cambios importantes por una extrema-derecha que los culpa de todo sin aportar una sola solución más allá de discursos populistas y teológicos. El cómo gestionen los principalistas a partir de ahora la crisis económica, la inestabilidad interna y el asedio internacional determinará en gran medida la legitimidad del gobierno y de los reformistas, que han sido incapaces de introducir cambios reales en el sistema.

Los conservadores radicales se han visto reforzados —irónicamente— por la política antiiraní de Donald Trump, que reafirmó su discurso de que no se puede negociar con EE.UU. y con la nueva ola de sanciones que ha sumido al país en una dura crisis económica que amenaza con hundir el país como lo hizo la guerra con Irak. En diciembre 2019, el gabinete de Hassan Rohaní esperaba sacar 62.140 millones de dólares del petróleo, mientras que el Parlamento estima que apenas lograrán 10.830 millones. Con el racionamiento de la gasolina para la población, el consumo diario del combustible ha caído de 80 a 70 millones de litros.

Además de la crisis provocada por las sanciones, la economía iraní ya está sufriendo las consecuencias del coronavirus. La República Islámica se ha visto obligada a cancelar vuelos, reducir el número de visas y cerrar las fronteras con sus vecinos. El impacto económico también amenaza con consecuencias políticas para un sistema que ha vivido protestas recientemente por el empeoramiento de las condiciones de vida y en el que parte de su gobierno está infectado estando en edad de riesgo. Es importante destacar que Irán es el país con más mortalidad por el coronavirus fuera de China; algo que agravan las sanciones norteamericanas, que dificultan conseguir antivirales y equipamiento sanitario básico, que no se han ‘suavizado’ hasta finales de febrero cuando el coronavirus ya era un problema para la república. Ante la amenaza de un agravamiento de la situación, la Cámara de Comercio Industria y Minería y la Cámara de Cooperativas de Irán ya ha pedido al gobierno medidas excepcionales y reducción de impuestos para evitar una catástrofe financiera.

«Es innegable que Irán debe deshacerse de la élite teocrática y reforzar la posición de los reformistas si quiere que el país avance. Pero es innegable que para deshacerse de los enemigos internos, los iraníes primero deben librarse de los enemigos del exterior que amenazan su sistema»

Es innegable que en los últimos 40 años Irán ha establecido una élite teocrática, apuntalada por el reciente giro reaccionario provocado en gran medida por los ataques que ha sufrido el país desde el exterior. Es innegable que Irán debe deshacerse de esa élite teocrática y reforzar la posición de los reformistas si quiere que el país avance. Pero es innegable que para deshacerse de los enemigos internos, los iraníes primero deben librarse de los enemigos del exterior que amenazan su sistema.

Y en otro contexto internacional, el progreso en Irán sería algo posible. Objetivamente hablando, Irán es un país mucho menos autoritario que Egipto o Turquía. Del mismo modo que, objetivamente hablando, sin sanciones la economía del país iría mucho mejor sin necesidad de recurrir a mano de obra esclava, como sí lo hacen Qatar, Emiratos Árabes Unidos y Arabia Saudí. Pero, sin embargo, sufre una campaña de asedio y sanciones tal que el régimen de los mullah solo puede sobrevivir cerrando filas. El enemigo del progreso en Irán está dentro, pero gana fuerza desde fuera.

Fuente: https://actualidad.rt.com/opinion/alberto-rodriguez-garcia/345173-fracaso-reformistas-iranies-giro-conservador

Imagen:

 

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China: Millions of children across the world aren’t going to school. It’s not just their education that could suffer

Asia/ China/ 10.03.2020/ Source: edition.cnn.com.

 

For 18-year-old Huang Yiyang, school starts when she opens up her laptop.

Over the past two weeks, there have been no school bells, bustling corridors, busy canteens or uniforms. Instead of physically traveling to her public school in Shanghai, Huang sits at her laptop from 8 a.m. until 5 p.m. often in her pajamas, watching livestreamed class after livestreamed class.
For physical education class, her teacher performs exercises for students to follow. For English, she sits silently through lectures to virtual classrooms of 20 to 30 students.
She puts stickers or tissues over her webcam, so her classmates can’t see her if a teacher calls on her to answer a question. «We’re at home, so we don’t look so good,» she says.
Huang barely leaves the house, and she hasn’t seen her friends for a month. But while she is isolated, she’s also part of what may be the world’s largest remote learning experiment.
An English teacher gives online tuition to students at Lushan International Experimental Primary School in Changsha, central China's Hunan Province, Feb. 10, 2020.

China is battling a deadly coronavirus outbreak that has killed more than 2,700 in the country alone. In a bid to stop the spread of the disease, schools across the country are closed, leaving about 180 million school-aged children in China stuck at home.
And mainland China is just the start. Millions of students in Hong Kong, Macao, Vietnam, Mongolia, Japan, Iran, Pakistan, Iraq and Italy have been affected by school closures. For some, that means missing class altogether, while others are trialing online learning. Authorities in the United States, Australia and the United Kingdom have indicated that, if the outbreak gets worse, they could shut schools, too.
But while online learning is allowing children to keep up their education in the time of the coronavirus, it’s also come with a raft of other problems. For some students, the issues are minor — shaky internet connections or trouble staying motivated. For others, the remote learning experiment could come at a cost of their mental health — or even their academic future.

What it’s like doing school from home

The components are the same: a laptop, an internet connection, and a bit of focus. But thetype of online study differs from school to school, and country to country.
For Huang, learning at home means spending hours in front of a computer with little social interaction. There’s no discussion in class, and she often can’t hear her teacher because of the poor internet connection. She feels her classmates — and their teachers — are struggling to stay motivated.
«We cannot give (the teachers) a response even though they want it. So they feel bad and we feel awkward as well,» she said.
Teacher Zhang Weibao shoots a video course at a middle school in Urumqi, northwest China's Xinjiang Uygur Autonomous Region, on February 3, 2020.

Even after class, her work isn’t over. She usually stays up until about 10 p.m. each night, completing homework which she submits online. Although she doesn’t see her friends face-to-face, Huang says she actually feels closer to them — they talk more than they would usually on Chinese online messenger apps such as WeChat and QQ because they’re all hungry for contact.
«Because we can’t meet anyone our age in reality, so we have to go online.»
Across China, primary and middle school students are required to provide online learning, according to state media agency Xinhua. China has started broadcasting primary school classes on public television, and launched a cloud learning platform based on its national curriculum that 50 million students can use simultaneously.
In Hong Kong, where schools have been closed for a month, some teachers are doing things differently.
At the International Montessori School, students work together in small groups on Google Hangouts so they can all see and talk to each other.
The school started off just posting videos and activities for students on their website, but quickly realized that it was crucial for children to see each other and speak with their teachers. Now they study together in small online groups.
«They were all getting cabin fever — they were all locked inside in apartments,» said principal Adam Broomfield. «I’ve never experienced a school closure like this.»
The different learning style has actually led to innovation, he said — a student made a video explaining how they solved a math problem, and a teacher made a video from a beach to help with a geology lesson.

Schooling in Italy

Students in Hong Kong and mainland China have been isolated for weeks already, but in Italy, where the number of people infected with coronavirus soared past 800 this week, remote learning has just started.
What to know about the coronavirus

The novel coronavirus is spreading globally and has killed at least 2,800 people, the vast majority in mainland China. There have been more than 83,000 global cases, with infections on every continent, except Antarctica.

Here’s what’s happening:

Schools closed this week in the northern regions of Lombardy and Veneto, which include the cities of Milan and Venice, and together have a combined population of about 15 million.
In Milan, Gini Dupasquier’s two daughters have been learning through a combination of live PowerPoint presentations, group work with other students over Google Hangout, and a live chat with teachers.
«Emotionally, they’re fine,» Dupasquier said. «They’re having fun with this new method. So far I see no problem at all.»
A bigger problem for her — like other working parents — is having to balance being at home with her child with the demands of her job as a consultant. «I need to adapt my working hours,» she said. «The balance is a bit tough.»
In Casalpusterlengo, a northern Italian town in the so-called «red zone» where tens of thousands of residents have effectively been cut off from the rest of the country, Monica Moretti’s 15-year-old daughter doesn’t have access to livestreaming — instead, she’s doing homework using an electronic notebook. Unlike many children in mainland China, every afternoon she goes for a walk.

Future-defining exams

Students in senior grades are potentially facing bigger problems than falling behind on their schoolwork.
Jonathan Ye, an 18-year-old high school student in his final year at international school Shanghai Pinghe, has conditional entry to university in the United Kingdom. He still needs to do well on his final International Baccalaureate exam in May if he wants to start university overseas — something he’s been working toward for years.
«If I do not do well on that exam, then I’m screwed,» he said. «I think I’ll be OK because I like to self-study, but I’m not sure. I still get nervous because we are not going to school right now, so we might be missing information from the teacher.»
But Ye’s situation is better than most.
High school students take part in a rally for relieving stress two days ahead of the upcoming annual gaokao or college entrance examinations in China, in Haikou in China's southern Hainan province.

In June, the vast majority of final year students in mainland China are due to sit the gaokao — the notoriously intense and ultra competitive university entrance exams. Even at the best of times, those exams can change lives — they can be the difference between a prestigious university and no university at all.
Students become consumed by studying for the test, and teachers sometimes tell them to focus on nothing else. While it’s possible to resit the gaokao, that would require studying your whole final year again.
The Ministry of Education said it will assess and decide whether to delay the gaokao. Beijing authorities have already said there will be an online mock exam ahead of the gaokao — although that isn’t the actual gaokao exam.
Although Hong Kong schools are shut until April 20, the city will still hold its university entrance exam on March 27 as planned. The only difference: students will be required to wear face masks and desks will be moved further apart than normal.
A teacher gives a lecture with her smart phone during an online class at a middle school in Donghai in China's eastern Jiangsu province on February 17, 2020.

That’s also an issue for students sitting other exams. Hong Kong-based Ruth Benny found home study just wasn’t working for her 14-year-old daughter, who is sitting GCSEs this year. «There was no learning happening. It was just like a big long holiday,» she said. Her daughter has now transferred to boarding school in the United Kingdom.
Some parents have raised concerns over paying expensive international school fees when their child isn’t doing regular schooling.
Benny, who runs education consultancy Top Schools, said that if schools are doing the best they can, there’s no need for reimbursement.Her 12-year-old son normally boards during the week at Harrow International School in Hong Kong, but they’ve reimbursed the cost of boarding while her child is out of school. «It’s really as good as it can be, but I know that it’s not like that for all schools.»
Broomfield, the principal of International Montessori School, said that if schoolsreimbursed parents, the schools might not survive.
«We still have to run, we still have to pay our staff. We still want a school here when all this is over,» he said. «I just don’t see how those refunds can be provided.»
And he pointed out that it had been a difficult time for teachers too, with much longer hours than usual, and a steep learning curve, particularly for the «tech dinosaurs» on their staff.
In a way, the situation was like trying to plumb a bathroom with the water still running, he said. «We had very little preparation for this,» he said. «If you’re going to renovate your bathroom, you turn your water off first. This was a whole replumbing of education, but we had to do it on the run.»

Psychological effects

There’s also a risk that studying from home could impact children psychologically.
Hong Kong-based mental health expert Odile Thiang said the loss of routine and the loss of social activity could have a big impact on children, who were also stuck inside with their parents during an already stressful time. «There’s also that general fear of contamination that people are feeling, so everything is adding up.»
«(The psychological lessons) is yet to be learned, to really see what is going to come out of this major public health experiment that we’re doing here,» she said, adding that children tend to be very resilient.
Chris Dede, a professor at Harvard University’s Graduate School of Education, said there were plenty of studies showing the negative psychological effects on students who had been isolated from their peers after suffering serious illnesses.
Children studying from home could experience the same effects. But he pointed out that, in this situation, whole schools were studying remotely — not just one single student who might feel lonely and left out.
«The shared problem becomes a way of having shared support,» he said.

Is studying remotely a good thing?

It’s not the first time that schools have had to shut down or experiment with remote learning. In countries with particularly harsh winters, children sometimes find their school canceled for «snow days.» In Hong Kong, some schools canceled classes last year over the ongoing pro-democracy protests.
And it’s not like education experts have never thought of studying without a face-to-face teacher before. Children in remote parts of Australia have long taken lessons via education programs over the radio. And, in China artificial intelligence has been touted as a way to ensure students in rural communities get a better education.
A teacher gives a lecture in front of a camera during an online class at a middle school in Donghai in China's eastern Jiangsu province on February 17, 2020.

According to Dede, a mix of online and face-to-face teaching is better than learning entirely offline, or entirely online. But the crucial thing isn’t the medium, he said — it is the quality and the method of teaching.
«The worst thing for children would be just to be isolated, at home, without emotional support from their friends, without the opportunity to have a skilled educator to help them learn,» he said.
He sees this as a chance for educators to experiment with new teaching approaches, and then take what works back into the physical classroom.
Regardless of the teaching style, students were still lucky in a sense that this was happening now.
«We have social media, and the internet, and we have smart phones. So the degree of isolation and the degree of lost opportunity to learn would have been much greater if this happened two decades ago,» he said.
Source of the notice: https://edition.cnn.com/2020/02/28/asia/remote-school-education-intl-hnk/index.html
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