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El nuevo año escolar empieza sin clases en Afganistán

Asia/Afganistán/24-03-2023/Autor(a) y Fuente: www.jornada.com.mx

Kabul. Las escuelas afganas reabrieron este martes para el nuevo curso escolar, pero debido a la falta de comunicación de las autoridades talibanas, los alumnos no acudieron a los establecimientos, que siguen estando prohibidos a las adolescentes, constataron periodistas de la AFP.

Las autoridades decidieron la reanudación el martes de las clases de primaria y secundaria pero no lo anunciaron públicamente, con lo que los alumnos no acudieron a las escuelas, constataron periodistas de la AFP tras visitar siete centros en Kabul.

«Nuestro director nos mandó una carta del ministerio de Educación, pero como no se hizo ningún anuncio público, ningún alumno vino», dijo a la AFP Mohammad Osman Atayi, profesor de un centro de secundaria en la capital.

El anuncio no supone ningún cambio para las chicas de entre 11 y 18 años, quienes tienen prohibido el acceso a la educación secundaria desde el regreso de los talibanes al poder en agosto de 2021.

Hubo un breve momento de esperanza para las cientos de miles de adolescentes afectadas el 23 de marzo de 2022, cuando las autoridades habían prometido reanudar las clases para mujeres, pero horas después se retractaron.

«Estoy deprimida y rota», explicó a la AFP Sadaf Haidari, de 15 años. «La educación es nuestro derecho fundamental. Tenemos que ir a la escuela (…) pero los talibanes nos quitaron todo».

Las autoridades aseguraron que la prohibición, que no afecta a la educación primaria, era temporal y que las clases se reanudarán una vez se defina un programa basado en los preceptos islámicos.

Sin embargo, algunos responsables talibanes afirman que los religiosos ultraconservadores que aconsejan al líder supremo Hibatullah Akhundzada son profundamente escépticos respecto a educar a las mujeres.

Fuente e Imagen: https://www.jornada.com.mx/notas/2023/03/21/mundo/el-nuevo-ano-escolar-empieza-sin-clases-en-afganistan/

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Soplan vientos nuevos desde China

Soplan vientos nuevos desde China

SERGIO RODRÍGUEZ GELFENSTEIN


El pasado 7 de marzo, durante una conferencia de prensa celebrada en el marco de la primera sesión de la XIV Asamblea Popular Nacional (APN) en Beijing el recientemente designado Canciller de China Qin Gang afirmó que: «Si EEUU no pisa el freno y sigue acelerando por el camino equivocado, no habrá barrera que pueda evitar el descarrilamiento y seguramente habrá conflicto y confrontación». Agregó que la política de la potencia norteamericana en relación a China se había desviado completamente de la “vía racional y sensata”.

Este lenguaje, alejado de la tradición diplomática china sustentada en la mesura y el autocontrol, es expresión de cambios que se manifiestan no solo en la retórica y el discurso, sobre todo en la práctica y la propuesta. En algún momento, Deng Xiaoping expuso que la diplomacia china se debía caracterizar por “esconder la fuerza y aguardar el momento”.

Es evidente que eso ha quedado en el pasado. Los meses transcurridos de este año 2023, han sido testigo no sólo de una transformación de la retórica, también ha sido ostensible una intensa actividad diplomática por parte de China que pareciera querer ocupar el lugar que verdaderamente le corresponde en el sistema internacional como actor destacado y protagonista del proceso de trasformación que a todas luces, está iniciando.

Qin Gang, que el próximo 19 de marzo cumple 57 años, es parte de una nueva generación, tenía 10 años cuando fallecieron Mao Zedong y Chou Enlai y 12 cuando dio inicio la política de Reforma y Apertura en 1978. Es completamente ajeno a esa época. A los 26 años ingresó en el servicio exterior y tenía 46 cuando Xi Jinping fue electo como Secretario General del Partido Comunista de China por primera vez en 2012. En ese momento, ocupaba el cargo de director general adjunto del Departamento de Información del Ministerio de Relaciones Exteriores. En sólo 12 años ascendió a la más alta responsabilidad de la cancillería de su país.

Esta nueva generación que se caracteriza por sostener una intensa actividad en las redes sociales no deja pasar afrenta alguna a su país respondiendo con dureza en cada caso, al mismo tiempo que da a conocer sus propuestas y proyectos en todos los rincones de la Tierra. Con un lenguaje en el que no se escatima el sarcasmo, la ironía y la burla, la novel diplomacia china ha sido bautizada como “Guerreros Lobos” por los medios transnacionales de Occidente. El nombre da cuenta de los miembros de las Fuerzas Especiales de China que enfrentan exitosamente a mercenarios estadounidenses en una serie de televisión que con ese nombre paralizó el país durante dos temporadas en 2015 y 2017.

Con respecto a las relaciones de China con Rusia, un aspecto cardinal de la política exterior de su país en el momento actual, Qin Gang, manifestó que con ambos “trabajando juntos, el mundo tendrá la fuerza motriz para la multipolaridad y la democracia en las relaciones internacionales y el equilibrio estratégico global estará mejor garantizado», haciendo de esa manera una exposición precisa y de carácter estratégico de los vínculos entre los dos países. No se puede pasar por alto que en esta definición, en un solo párrafo, el nuevo canciller chino ha exteriorizado tres categorías que definen el campo de acción a futuro de la diplomacia china: multipolaridad, democracia y equilibrio estratégico global.

Para quien pudiera tener dudas respecto de la nueva orientación de la diplomacia china, fue el propio presidente Xi Jinping quien el día anterior, 6 de marzo, en su discurso durante la primera sesión del XIV Comité Nacional de la Conferencia Consultiva Política del Pueblo Chino se encargó de trazar el curso que adoptará el país para los próximos años después de diagnosticar que: «Las condiciones exteriores para el desarrollo de China han cambiado drásticamente, con un aumento significativo de factores inciertos e impredecibles, sobre todo porque los países occidentales, encabezados por EEUU, han sometido a nuestro país a una contención, asedio y represión totales, lo que supone retos graves y sin precedentes para nuestro desarrollo»

Xi estableció que ante la situación creada, China debía modernizar su ejército y convertirlo en una «Gran Muralla de Acero». Además, insistió en que el país debe alcanzar la autosuficiencia tecnológica. Todo esto enmarcado en una gran reestructuración gubernamental que tendrá una profunda influencia en la economía y la sociedad del país. Para ello, también se avanzará en una intensa reforma y control estatal del sistema financiero.

De la misma manera, Xi anunció que el plan de transformación estructural para afrontar los nuevos tiempos incluye la reforma de varios órganos del Partido Comunista y del gobierno. Esta reforma, que busca fortalecer la dirección del partido, involucrará a sus instituciones locales y centrales, la Asamblea Popular Nacional, el Consejo de Estado y el gabinete, así como a la Conferencia Consultiva Política del Pueblo Chino, el máximo órgano asesor de la nación.

Como expresión de esta tendencia, en el marco de la política exterior, en febrero China dio a conocer una “Iniciativa de Seguridad Global”. La propuesta se sustenta en seis principios: mantener el compromiso con la visión de una seguridad común, global, cooperativa y sostenible; respetar la soberanía y la integridad territorial de todos los países; respetar los objetivos y principios de la carta de la ONU; tomar en serio las preocupaciones de seguridad legítimas de todos los países; resolver las disputas entre las naciones de manera pacífica a través del diálogo y, finalmente, preservar la seguridad en los ámbitos tradicionales y no tradicionales.

No solo cambios en el discurso y la retórica se han comenzado a producir en China este año. El nombramiento del nuevo Canciller el 30 de diciembre pasado y el lanzamiento de la “Iniciativa de Seguridad Global” en febrero, han sido acompañadas por una clara intencionalidad de empezar a jugar un papel mucho más relevante en el escenario internacional.

En este ámbito, en días recientes, se ha anunciado que, con la mediación de China, el reino [dictadura] de Arabia Saudí y la república islámica de Irán han decidido establecer relaciones diplomáticas, incidiendo con ello en una modificación radical del escenario político regional e incluso del global, asestándole un duro golpe al esquema de dominación de EEUU en esa región, que tiene como eje el sostenimiento del régimen sionista como plataforma de lanzamiento de la política imperial en el área, para lo cual Washington se proponía crear fuertes alianzas del sionismo con algunos países árabes y musulmanes, todo lo cual ha retrocedido a partir de la silenciosa y paciente diplomacia china.

Este hecho reducirá de forma significativa la posibilidad de un conflicto armado entre estos rivales regionales, ya sea en enfrentamientos directos o indirectos, lo cual podría incidir en la creación de condiciones que propicien un acuerdo político que detenga y le ponga fin a la prolongada guerra en Yemen, tal como se comenzado a conjeturar en algunas capitales de Asia Occidental.

En otro ámbito, pero también como expresión del gran esfuerzo diplomático de China a favor de la paz mundial, hace unas semanas se dio a conocer una propuesta de 12 puntos elaborada por Beijing para finalizar el conflicto en Ucrania a través de la negociación y el diálogo. Por ello, el presidente Xi realizará una visita a Moscú donde se reunirá con su colega ruso Vladimir Putin después de lo cual, sostendrá una conversación telemática con el ucraniano Zelenski.

De esta forma, mientras desde Washington y Bruselas soplan vientos de tormenta y tempestad, Beijing hace esfuerzos para, sin bajar la guardia, al mismo tiempo que rechaza las acometidas imperiales, trabaja para disminuir tensiones y hacer un aporte real y significativo a la paz y el desarrollo del planeta.

La Haine

Fuente de la Información: https://www.lahaine.org/mm_ss_mundo.php/soplan-vientos-nuevos-desde-china

 

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Irán: 1200 niñas fueron envenenadas sin que el Estado las protegiera

Expertos en derechos humanos afirman que el ataque deliberado de las estudiantes de 91 escuelas es una prueba más de la violencia sistemática contra mujeres y niñas en ese país. Muchos padres han sacado a sus hijas de la escuela por temor a esas agresiones.

Un grupo de expertos de la ONU en derechos humanos* denunció este jueves la incapacidad del Estado iraní para proteger a más de 1200 colegialas que fueron envenenadas en escuelas de las principales ciudades del país.

Tras expresar gran indignación por el atropello, los expertos señalaron que las autoridades iraníes tampoco han tomado medidas para investigar esos ataque o para prevenir nuevas agresiones.

De acuerdo con las informaciones, el primer envenenamiento ocurrió el 30 de noviembre de 2022 en la ciudad de Qom. Desde entonces, se han producido ataques químicos en 91 escuelas de niñas ubicadas en 20 provincias de Irán.

“Estamos profundamente preocupados por el bienestar físico y mental de estas estudiantes y de sus padres”, apuntaron los especialistas en un comunicado conjunto en el que también abogaron por el disfrute del derecho fundamental a la educación de las niñas iraníes.

Negación de los hechos

Las autoridades del país anunciaron recientemente varios arrestos relacionados con los ataques; sin embargo, los relatores especiales mostraron inquietud debido a que durante varios meses negaron esas embestidas en repetidas ocasiones sin investigar lo que había pasado pese a que cientos de niñas debieron ser hospitalizadas debido a los envenenamientos.

Todavía el 1º de marzo el ministro del Interior, la institución encargada de las pesquisas, descartó que los ataques hubieran sido intencionales, afirmando que el 90% de los casos eran atribuibles al estrés de las estudiantes.

Los medios de comunicación estatales reprodujeron ese argumento y más aún, llegaron a decir que las niñas fingían los síntomas para no presentar sus exámenes.

“Muchos padres han sacado a sus hijas de la escuela por temor a estos ataques”, lamentaron los expertos.

Represión de la libertad de expresión y prensa

Por otra parte, un periodista que cubría los acontecimientos fue detenido en la ciudad de Qom y hasta hoy se desconoce su paradero.

Además, en las redes sociales circuló el video de una madre golpeada violentamente frente a la escuela de sus hijas por exigir información.

Los relatores sostuvieron que estos abusos no sólo son muy preocupantes sino que prueban una vez más el patrón de las autoridades iraníes para silenciar a todo aquel que intente informar o exigir responsabilidades por las violaciones de derechos humanos.

En este contexto, recordaron que dos mujeres periodistas que informaron sobre el caso de Mahsa Amini -la joven arrestada en septiembre de 2022 por no usar el velo o hiyab “adecuadamente” y que luego murió bajo custodia policíaca-, están presas.

También precisaron que la familia de Amini ha sufrido toda clase de represalias y amenazas.

¿Agresiones orquestadas?

Los expertos destacaron que la secuencia de ataques a las estudiantes comenzaron apenas unas semanas después de las protestas suscitadas en todo el país por la muerte de Amini.

“Tememos que las agresiones se hayan organizado para castigar a las niñas por su participación en el movimiento “Mujeres, Vida, Libertad”; por manifestar su oposición al hiyab obligatorio; y por pronunciarse demandando igualdad.

Los relatores especiales destacaron el contraste entre el rápido despliegue de la fuerza para arrestar y encarcelar a manifestantes pacíficos y la incapacidad para identificar y arrestar a los perpetradores de ataques coordinados a gran escala contra las niñas en Irán.

Añadieron que según los datos con que cuentan, decenas de defensoras de derechos humanos, mujeres y niñas que participaron en las movilizaciones tras la muerte de Mahsa Amini continúan en la cárcel, y que algunas de ellas ya han sido condenadas a prisión.

Asimismo, mencionaron que varias jóvenes que se filmaron hace porco bailando en la calle sin cubrirse el cabello fueron perseguidas y obligadas a disculparse en la televisión estatal.

“Las mujeres y las niñas en Irán son una vez más el blanco de las peores formas de discriminación y violencia sistemáticas”, puntualizaron.

Los relatores firmantes del comunicado son: Javaid Rehmansobre la situación de los derechos humanos en IránDorothy Estrada Tanck, Ivana Radačić, Elizabeth Broderick, Melissa Upreti, y Meskerem Geset Techane, del Grupo de trabajo sobre la discriminación de las mujeres y las niñas; Farida Shaheedsobre el derecho a la educaciónTlaleng Mofokeng, sobre el derecho a la salud; y el Comité de los Derechos del Niño.

*Los relatores especiales forman parte de lo que se conoce como Procedimientos Especiales del Consejo de Derechos Humanos, el mayor órgano de expertos independientes del sistema de DDHH de la ONU. Se trata de unos mecanismos independientes de investigación y supervisión del Consejo que se ocupan de situaciones específicas de países o de cuestiones temáticas en todas las partes del mundo. Los expertos de los Procedimientos Especiales trabajan de forma voluntaria; no son personal de la ONU y no reciben un salario por su trabajo. Son independientes de cualquier gobierno u organización y prestan sus servicios a título individual.

Fuente: https://news.un.org/es/story/2023/03/1519432

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Vídeo: La lucha de las niñas afganas refugiadas por recibir educación

Desde que los talibanes recuperaron el poder de Afganistán en agosto de 2021, miles de familias han encontrado refugio en el vecino Pakistán. Muchos afganos decidieron huir de su país para que sus hijas tuvieran educación, ya que los talibanes prohibieron el acceso de las niñas a instituciones educativas. Pakistán no ofrece perspectivas reales de integración o empleo a los refugiados, sin embargo, muchas familias afganas se han asentado en el país, como lo informan nuestros corresponsales.

Fuente: https://www.france24.com/es/programas/en-foco/20230317-la-lucha-de-las-ni%C3%B1as-afganas-refugiadas-por-recibir-educaci%C3%B3n

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Una familia palestina relata la horrible noche del pogromo de Huwara. Un camino trillado

Una familia palestina relata la horrible noche del pogromo de Huwara. Un camino trillado

Yuval Abraham

Cuando nació su primer hijo hace seis años, Uday Dumeidi y su esposa, Ahlas, decidieron adoptar un gatito pelirrojo. Construyeron una casita en una calle lateral de la ocupada ciudad cisjordana de Huwara [al sur de Nablús], junto a un olivar. Llamaron a su hijo Taym, que proviene de una de las palabras árabes que significan «amor», y a su gata Bousa, que significa «beso». Así es como Dumeidi me contó la historia, temblando, de pie junto a un charco de sangre negra.

La noche del pogromo llevado a cabo por los colonos de Huwara [del 26 al 27 de febrero de 2023], alguien mutiló al gato y lo dejó en el patio de la familia Dumeidi, justo al lado de la habitación de invitados, que quedó completamente calcinada. La noche después del pogromo, Uday Dumeidi y yo conversamos frente a las paredes ennegrecidas y la sangre que se había coagulado en el suelo. Una lata vacía de comida para gatos, una almohada de colores donde había dormido el gato y fragmentos de cristal ensuciaban el suelo. Uday Dumeidi dijo que amaba a los animales desde niño, que sabía comunicarse con ellos. «Son como un espejo de mis emociones», me dijo.

Tras la violencia, el silencio acaparó la ciudad. Pocas personas se atrevían a salir de sus casas. A primera hora del día, caminé por la calle principal hacia la casa de Uday. Había soldados junto a tiendas que habían cerrado, junto a coches quemados y sólo se permitía la entrada de vehículos israelíes en la ciudad, cuya carretera principal sirve de arteria central para los colonos que se desplazan por Cisjordania de norte a sur.

Un coche aminoró la marcha cuando pasé. «¿Qué estás mirando?» oí gritar a una voz desde el interior. Antes de que pudiera responder, dos colonos israelíes saltaron del coche. Sólo cuando dije una palabra en hebreo volvieron a subir al coche y se marcharon.

Según el ayuntamiento de Huwara, los colonos incendiaron al menos 10 casas. Según informes israelíes, 400 colonos participaron en el pogromo, en venganza por el asesinato de Hillel y Yagel Yaniv, dos hermanos que vivían en el cercano asentamiento de Har Bracha. Esta es la historia de una de las familias que sobrevivieron al pogromo.

Afrontar lo que viene después
Todo empezó a las 6 de la tarde, cuenta Uday Dumeidi. Estaba trabajando cuando le llamó su mujer. «Me dijo que estaban entrando en casa. Oí gritos de fondo. Mis dos hijos gritaban por teléfono: ‘Papá ven, papá ven'».

Ahlas, la esposa de Dumeidi, dijo que encerró a sus dos hijos pequeños en el baño. Vio a los atacantes a través de la ventana. Relató los hechos sin detenerse. «Había decenas de colonos fuera, rodearon la casa. Al principio rompieron todas las ventanas. Luego prendieron fuego a trapos empapados en gasolina e intentaron incendiar la casa desde las ventanas. Consiguieron prender fuego a una habitación. La ventana del baño es muy pequeña, así que escondí allí a los niños. Intentaron entrar por la puerta. En ese momento, no sé qué pasó, me quedé petrificada. No podía moverme». En algún momento del ataque, los colonos también intentaron prender fuego a la bombona de gas del patio, con la esperanza de que explotara. Afortunadamente, esto no ocurrió.

Ahlas abandonó Huwara el lunes por la mañana y regresó a casa de sus padres en la ciudad de Salfit [en el centro de Cisjordania]. Se llevó a sus dos hijos, Taym y Jood, que tiene cuatro años, después de que la noche anterior fueran atendidos por inhalación de humo. Desde entonces, han tenido problemas para dormir.

Varias familias de Huwara dijeron que habían trasladado temporalmente a sus hijos a un lugar más seguro, la mayoría a casa de parientes en ciudades más grandes como Nablus y Salfit. Huwara es una pequeña ciudad de la Zona B de Cisjordania, lo que, según los Acuerdos de Oslo, significa que la policía palestina no tiene autoridad en materia de seguridad y no puede actuar sin coordinación con el Ejército israelí. Por lo tanto, son los soldados israelíes quienes deben proporcionar protección a los palestinos en estos lugares. Ha habido suficientes testimonios y pruebas que demuestran que, en la práctica, los soldados son una garantía para los ataques de los colonos. Así que la población palestina se ven obligada a defenderse, a valerse por sí misma.

Conocí a Uday Dumeidi cuando estaba sentado solo en su casa entre cristales rotos. Los miembros de su familia se unieron a él más tarde, para protegerse colectivamente en caso de ser atacados de nuevo.

Aquella noche, Ahlas le llamó varias veces desde Salfit, preocupado por su salud. Cada vez, Uday Dumeidi se disculpaba, miraba hacia otro lado y hablaba en voz baja por teléfono. Le dijo que por el momento estaba en paz. Que estaban preparados para lo que fuera a ocurrir. Le preguntó si había comido, luego le preguntó qué había comido, y sus ojos se llenaron de lágrimas de repente.

«Estás completamente sola».
La noche del pogromo, Uday Dumeidi tardó una hora en llegar a su casa debido a los controles del Ejército. «Estaba en la carretera principal cerca de mi casa en el momento del ataque, pero los soldados no me dejaron pasar», dijo. «Me volví loco. Sólo sé un poco de hebreo. Mi padre estaba conmigo y les gritó en hebreo: ¡Están quemando nuestra casa, hay niños pequeños y mujeres dentro!, pero no nos dejaron pasar».

Uday Dumeidi describió cómo sacó su teléfono para mostrar a los soldados una foto de Jood, que utiliza como salvapantallas. «Pero no tuvieron tiempo de verla, porque llamó mi mujer. Puse el altavoz para que pudieran oírme. Sólo se oían gritos. Recuerdo que oí a alguien [uno de los colonos] gritar en hebreo: Abre, zorra. Fue entonces cuando uno de los soldados me dejó pasar».

Varios otros testigos que resultaron heridos durante el pogromo contaron historias idénticas. Inmediatamente después del ataque, el Ejército impuso el toque de queda en Huwara. El tráfico hacia y dentro de la ciudad fue acordonado por puestos de control. Hacia las 6 de la tarde, cientos de colonos franquearon los puestos de control. Durante al menos una hora, los atacantes prendieron fuego a casas dentro de la ciudad, mientras los soldados permanecían en sus afueras, impidiendo físicamente la entrada a los residentes.

Uday Dumeidi corrió a su casa. El aire estaba viciado por el fuego. Los atacantes se habían dividido en grupos, según los residentes, y se comportaban de forma relativamente organizada. Alrededor de la casa de Uday Dumeidi había 30 personas, un pequeño número de ellas enmascaradas. Algunos llevaban adoquines, cócteles molotov y barras de metal. Otros iban armados con pistolas. Intentaron prender fuego a la casa. Él se les acercó por la espalda.

«Pensé: ¿Cómo voy a entrar así en mi casa? Así que intenté hacerme pasar por uno de ellos. Cogí unas piedras en las manos, me puse una capucha y me puse a su lado. Funcionó. Grité a mi mujer desde la ventana: Estoy aquí, estoy aquí». Entonces se dieron cuenta de quién era yo, es decir, el dueño de la casa. Empezaron a tirarme piedras. La espalda de Dumeidi todavía tiene las marcas de las piedras. Cuando me reuní con él, también cojeaba a causa de los golpes recibidos.

Cuando Uday Dumeidi se acercó a su casa, vio a su madre inconsciente junto a la puerta de la casa contigua, donde vive con su abuela. Inmediatamente cruzó el patio hasta la casa contigua, para encontrar a su abuela en el salón.

«Tiene 87 años y padece una enfermedad neurológica. Estaba tumbada en el suelo del salón, temblando, y le salía algo de la boca, como espuma. Tenía los ojos abiertos, pero no se le veían las pupilas. No hablaba. No sé cómo describir lo que sentí. ¿Adónde tenemos ir [para ayudar] a mi madre, a mi abuela, a los niños? Mientras cuido a mi madre, veo a los colonos rompiéndo todo desde fuera. Estás completamente solo y tienes que protegerte».

Un mecanismo bien perfeccionado
Dos testigos presenciales palestinos afirmaron que, mientras tanto, varios soldados israelíes permanecían junto a los colonos. «Se limitaban a mirar», confirmó Udy Dumeidi.

En un momento dado, cuando otros familiares y vecinos llegaron a la casa, los palestinos empezaron a arrojar piedras, tazas y otros utensilios de cocina a los colonos. Los soldados empezaron entonces a empujar a los colonos hacia atrás mientras disparaban granadas de gas lacrimógeno a los palestinos, antes de que uno de los soldados abriera fuego contra los residentes. Según testigos y el dispensario local de Huwara, cuatro palestinos resultaron heridos de bala mientras defendían su casa familiar; tres recibieron disparos en la pierna y uno en el brazo.

Se trata de un modelo bien ensayado que se repite en ataques similares en toda Cisjordania. Un grupo de colonos israelíes invade un pueblo y cuando los habitantes les lanzan piedras los soldados disparan contra los palestinos para proteger a los israelíes atacantes. De este modo, el ataque se prolonga y a veces resulta mortal.

Desde 2021, el fuego del Ejército ha matado al menos a cuatro palestinos en pueblos del norte de Cisjordania en ataques probados de colonos enmascarados: Muhammad Hassan, de 21 años, en Qusra; Nidal Safdi, de 25 años, en Urif; Hussam Asaira, de 18 años, de Asira al-Qabilyia; y Oud Harev, de 27 años, en Ashaka. No sería de extrañar que Sameh Aqtesh, muerto durante los actos violentos del domingo por la noche en Huwara, falleciera en circunstancias similares, aunque los detalles exactos de su muerte aún no se han aclarado del todo.

Los vecinos que acudieron en ayuda de Uday Dumeidi consiguieron finalmente repeler a los atacantes. Los colonos quemaron una habitación y robaron relojes, un televisor y un ordenador portátil. «Se lo llevaron todo, y el último que salió quemó la habitación». Cuando la familia salió, encontró a su gato, Bousa, mutilado.

¿No es una pena morir así?
Ya entrada la noche, mientras caminaba hacia mi coche para regresar a Jerusalén, oí silbidos procedentes de uno de los tejados. Un grupo de 10 hombres palestinos estaban en el tejado de una casa en la que habían destrozado todas las ventanas y me hacían señas para que tuviera cuidado. Me dijeron que caminara despacio en su dirección porque habían visto desde el tejado que los colonos acababan de entrar de nuevo en el pueblo. Alguien bajó, abrió una puerta cerrada con candado y me llevó arriba. Me ofrecieron esperar con ellos hasta que pasara el tumulto y me dijeron que esperaban que no quemaran mi coche, que estaba aparcado en la carretera principal.

En el techo vi dos contenedores llenos de piedras y algunas hondas. El grupo explicó que durante el pogromo nadie pudo llegar a tiempo para proteger sus casas, lo que explica por qué los colonos pudieron hacer tanto daño. Unos 15 familiares y vecinos viajaron durante una hora por carreteras sinuosas desde Nablus para sortear los controles del ejército y llegar a Huara. Es importante estar aquí juntos como una familia por si pasa algo, me dijeron.

Estaba oscuro. Alguien me ofreció un abrigo. Los tejados que nos rodeaban también estaban ocupados por familias que observaban. Esperando. Abajo, en la tranquila calle principal, brillaban luces blancas. Arriba había una alta montaña, con una estructura redonda encima y, en su cima, una fina franja de luz. Son las casas del asentamiento de Yitzhak. De repente parpadeó un teléfono. Alguien recibió un mensaje. «Ha habido un atentado en Jericó, hay víctimas». Otra persona me preguntó si era cierto que había manifestaciones en Israel contra el pogromo.

Al enterarse de que yo era judío, el hombre de más edad del grupo se acercó a mí y me dijo en un hebreo fluido: «¿Qué sentido tiene? Toda esta gente muriendo, en nuestro bando y en el vuestro. ¿No es una vergüenza morir así, por una tierra? Nuestro destino es vivir aquí juntos». Dijo que había trabajado toda su vida en Israel, que había participado en grupos de diálogo y que era necesaria una paz real, con igualdad y respeto para su pueblo, que vive como súbdito de segunda clase controlado por el Ejército, con tarjetas de identidad verdes» [expedidas por el poder policial israelí].

Un joven que estaba a su lado sonrió. Luego me dijo en árabe: «Mira, mira», mientras cogía una piedra, la colocaba en la honda y la lanzaba. La piedra se estrelló contra las paredes de un tejado. Me ofreció un cigarrillo. Intenté romper el hielo diciendo que parecía que pronto habría una guerra. «Me gustaría», contestó despreocupado.

Resultó que teníamos exactamente la misma edad. Pero nunca ha salido de Cisjordania. Nunca ha visto el mar ni ha visitado Jerusalén. Su padre fue encarcelado durante la segunda Intifada [de septiembre de 2000 a 2004/2005] y desde entonces toda la familia está en la lista negra del Shin Bet, lo que significa que no pueden obtener permisos y los soldados les paran de vez en cuando en los puestos de control. Apenas sabía hebreo. Como todos los jóvenes que esperaban allí, vigilantes en el tejado, forma parte de una generación nacida en el régimen de los diferentes permisos concedidos por Israel y a la sombra del muro de separación.

Hablamos durante una hora sobre la violencia. Dijo que había aumentado desde la elección del nuevo gobierno, pero que siempre había estado ahí. Habló de su frustración con la Autoridad Palestina, que «hace todo lo que Israel le pide» y no hace más que mantener la ocupación; y de cómo espera que algo cambie ya -aunque sea una guerra- a ver si hay un cambio. Me habló de un amigo suyo al que unos soldados dispararon por tirar piedras. Desde entonces, siente una rabia que no puede quitarse de encima.

Debajo de nosotros, un grupo de colonos con banderas israelíes intentó entrar de nuevo en Huwara. Esta vez los soldados se lo impidieron. En este tejado, al menos, la noche transcurrió tranquila. (Artículo publicado en el sitio web israelí +972, el 2/03/; traducción al francés de A l’Encontre)

Yuval Abraham es periodista y activista y vive en Jerusalén. Una versión de este artículo se publicó por primera vez en Local Call en hebreo.

Traducción: viento sur

 

Fuente de la Información: https://vientosur.info/una-familia-palestina-relata-la-horrible-noche-del-pogromo-de-huwara-un-camino-trillado/

 

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Irán: Espeluznante oleada de ejecuciones y aumento del empleo de la pena de muerte contra minorías étnicas perseguidas

Amnistía Internacional y el Centro Abdorrahman Boroumand han comunicado hoy que, desde que comenzó el año, las autoridades iraníes han ejecutado al menos a una persona árabe ahwazí, 14 kurdas y 13 baluchis tras juicios manifiestamente injustos —y han condenado a muerte como mínimo a 12 más—, en una escalofriante escalada del empleo de la pena de muerte como herramienta de represión contra las minorías étnicas.

Asimismo, las investigaciones de Amnistía Internacional y el Centro Abdorrahman Boroumand revelan que las autoridades iraníes han ejecutado al menos a 94 personas en total sólo entre los meses de enero y febrero —con un espeluznante trasfondo de denuncias de violencia sexual y otras torturas—, lo que supone un considerable aumento en comparación con el mismo periodo del año pasado.

“Las autoridades iraníes están llevando a cabo ejecuciones a un ritmo aterrador. Su actuación constituye un ataque contra el derecho a la vida, y un indisimulado intento no sólo de oprimir aún más a las minorías étnicas, sino también de sembrar el miedo a la fuerza bruta que le espera a la disidencia, ya sea en la calle o en el patíbulo”, ha declarado Roya Boroumand, director ejecutivo de la organización iraní de derechos humanos Centro Abdorrahman Boroumand.

Ejecuciones tras juicios injustos y tortura

A finales de febrero, las autoridades iraníes ejecutaron en secreto a un hombre árabe ahwazí y a otro kurdo, tras juicios manifiestamente injustos. Asimismo, a lo largo de las últimas semanas han condenado a muerte al menos a seis personas árabes ahwazíes y a seis baluchis más, algunas de ellas declaradas culpables en relación con las protestas que prenden por todo el país desde el pasado mes de septiembre.

El 20 de febrero, el árabe ahwazí Hassan Abyat fue ejecutado en la prisión de Sepidar (provincia de Juzestán), mientras que el 22 de febrero, el kurdo Arash (Sarkawt) Ahmadi corrió la misma suerte en la prisión de Dizel Abad (provincia de Kermanshah). Fuentes bien informadas aseguraron a Amnistía Internacional que, tras su detención, los interrogadores sometieron a ambos hombres a tortura y a otros malos tratos para obligarlos a “confesar”. Violando el derecho a la presunción de inocencia, sus “confesiones” forzosas fueron retransmitidas por los medios de comunicación estatales, en una maniobra de las autoridades destinada a denigrarlos y justificar sus ejecuciones. No se les permitió tampoco acceder a representación legal y sus ejecuciones se consumaron en secreto, sin notificación previa a las familias ni permitir a éstas una última visita.

Causa pavor observar cómo las ejecuciones suelen estar precedidas por el empleo sistemático de ‘confesiones’ extraídas mediante tortura a fin de condenar a la persona acusada en juicios manifiestamente injustos.

Diana Eltahawy, Amnistía Internacional

Hassan Abyat fue condenado a muerte dos veces: una, por el Tribunal Revolucionario, por “enemistad con Dios” (moharebeh); y otra, por el Tribunal de lo Penal, por asesinato (ghesas) —en referencia a la muerte de un agente de la fuerza paramilitar Basij en 2011— y por presunta pertenencia a un “grupo de oposición”. Hassan Abyat negó toda participación en la muerte del agente. Tras haberlo sometido a desaparición forzada, los interrogadores ataron a Hassan Abyat a una cama especial de tortura, lo golpearon con cables y le administraron descargas eléctricas en los testículos, según un testigo que, además, describió a Amnistía Internacional cómo podían verse las cicatrices de la tortura en el cuerpo de Hassan Abyat. El tribunal lo declaró culpable sin investigar las denuncias de tortura.

Arash (Sarkawt) Ahmadi, que fue también detenido en enero de 2021, fue condenado a muerte por “enemistad con Dios” (moharebeh) debido a su pertenencia en el pasado a un grupo de oposición kurdo-iraní proscrito y a la muerte de un miembro de las fuerzas de seguridad. Según activistas kurdos de derechos humanos, los interrogadores de la Guardia Revolucionaria lo obligaron a “confesar” bajo tortura y otros malos tratos.

Amnistía Internacional se opone a la pena de muerte en todos los casos, sin excepción. La pena capital es una violación del derecho a la vida y el exponente máximo de pena cruel, inhumana y degradante.

Según el derecho internacional, la imposición de pena de muerte tras un juicio sin garantías constituye una privación arbitraria del derecho a la vida.

Hombres árabes ahwazíes y baluchis condenados a muerte

A lo largo de las últimas semanas, al menos 12 personas de las minorías árabe ahwazí y baluchi han sido condenadas a muerte tras juicios manifiestamente injustos.

El 14 de febrero se comunicó a seis hombres árabes ahwazíes —Ali Mojadam, Moein Khanfari, Mohammad Reza Mojadam, Seyed Salem Mousavi, Seyed Adnan Mousavi y Habib Deris— que habían sido condenados a muerte tras un juicio colectivo ante el Tribunal Revolucionario de Ahvaz, en una causa judicial que se remontaba a 2017, por el cargo de “enemistad con Dios” (moharebeh) debido a su presunta “pertenencia a grupos ilegales”. Según activistas ahwazíes de derechos humanos, para condenarlos se utilizaron sus propias “confesiones” obtenidas mediante tortura.

Entre diciembre de 2022 y enero de 2023, al menos seis jóvenes de la minoría baluchi fueron condenados a muerte en diferentes juicios relacionados con las protestas que tuvieron lugar en la provincia de Sistán y Baluchistán en septiembre de 2022. Shoeib Mirbaluchzehi Rigi, Kambiz Khorout, Ebrahim Narouie, Mansour Hout, Nezamoddin Hout, y Mansour Dahmaredeh, que tiene una discapacidad física, fueron condenados a muerte por los cargos de “propagar la corrupción en la tierra” (efsad-e fel arz) o “enemistad con Dios” (moharebeh), por incendios provocados y lanzamiento de piedras. El derecho internacional prohíbe el empleo de la pena de muerte para castigar delitos que no se ajusten a lo que se entiende por “los más graves delitos”, que entrañan el homicidio intencional.

Según fuentes conocedoras del caso, los interrogadores sometieron a los hombres a torturas y otros malos tratos, incluida violencia sexual, para obligarlos a “confesar”. Según dichas fuentes, a Ebrahim Narouie le clavaron agujas en los genitales, mientras que a Mansour Dahmardeh lo golpearon con tal violencia que le rompieron los dientes y la nariz.

De las 28 personas de minorías ejecutadas en 2023, 19 fueron declaradas culpables de delitos de drogas; 7, de asesinato; y 2, de los muy generales e imprecisos cargos de “propagar la corrupción en la tierra” (efsad-e fel arz) o “enemistad con Dios” (moharebeh), que no se ajustan al principio de legalidad.

“Causa pavor observar cómo las ejecuciones suelen estar precedidas por el empleo sistemático de ‘confesiones’ extraídas mediante tortura a fin de condenar a la persona acusada en juicios manifiestamente injustos. El mundo debe actuar de inmediato para presionar a las autoridades iraníes a fin de que dicten una moratoria oficial de las ejecuciones, anulen las sentencias condenatorias y las condenas a muerte injustas y retiren todos los cargos relacionados con la participación pacífica en actos de protesta”, ha declarado Diana Eltahawy, directora regional adjunta de Amnistía Internacional para Oriente Medio y el Norte de África.

“Asimismo, instamos a todos los Estados a ejercer la jurisdicción universal sobre todos los funcionarios iraníes contra los que existan sospechas razonables de responsabilidad penal en delitos de derecho internacional y en otras violaciones graves de los derechos humanos.”

Fuente: https://www.amnesty.org/es/latest/news/2023/03/iran-chilling-execution-spree-with-escalating-use-of-death-penalty-against-persecuted-ethnic-minorities/

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Afganistán: Universidades afganas vuelven a clases; sigue el veto a mujeres

Asia/Afganistán/10-03-2023/Autor(a) y Fuente: www.jornada.com.mx

Kabul. Los universitarios varones retomaron sus estudios este lunes en Afganistán tras las largas vacaciones de invierno, pero las estudiantes siguen vetadas por el gobierno de los talibanes que margina a las mujeres.

La prohibición de estudios universitarios es una de las tantas restricciones impuestas a las mujeres por los talibanes desde su regreso al poder en agosto de 2021.

La discriminación de las mujeres en Afganistán ha sido condenada en todo el mundo, incluso en países musulmanes.

«Tengo el corazón destrozado de ver como los hombres van a la universidad y nosotras nos quedamos en casa», lamentó Rahela, de 22 años, en la provincia central de Gaur.

«Esto es discriminación contra las mujeres porque el islam nos permite tener educación superior. Nadie debería impedirnos aprender», reclamó.

El gobierno talibán impuso la prohibición tras acusar a las alumnas de ignorar el estricto código de vestimenta para las mujeres y la exigencia de ir acompañadas por un familiar masculino al campus.

Previamente, la mayoría de las universidades tenían entradas y aulas segregadas por género, y solo permitían que las mujeres recibieran clases con profesoras femeninas u hombres viejos.

«Es doloroso ver como miles de chicas se ven privadas de acceder a una educación», afirmó Mohamad Haseeb Habibzadah, un estudiante de informática de la Universidad de Herat.

En Kabul, Ejatullah Nejati, un estudiante de ingeniería, dijo que el derecho a estudiar es algo fundamental.

«Aunque asistan a clases en días alternos, esto no es un problema. Tienen el derecho a la educación», dijo Nejati a su llegada al campus.

El miedo del gobierno

Waheeda Durrani, que hasta el veto estudiaba periodismo en Herat, afirmó que el gobierno talibán quiere que las chicas sigan sin recibir una educación.

«Si las chicas afganas y las mujeres reciben una educación, nunca van a aceptar a un gobierno que explote el islam y el corán», dijo la joven.

«Ellas defenderían sus derechos. Y ese es el miedo que tiene el gobierno», agregó.

Varias autoridades talibanas han dicho que la prohibición a las mujeres es temporal, pero tampoco han reabierto las escuelas secundarias para niñas, que tienen más de un año cerradas.

Han presentado numerosas excusas para el cierre, desde la falta de fondos hasta el tiempo para ajustar el programa educativo acorde con los lineamientos islámicos.

La realidad, según las autoridades talibanas, es que los clérigos ultraconservadores que asesoran al supremo líder del país, Hibatullah Akhundzada, son profundamente escépticos sobre la enseñanza moderna para las mujeres.

Desde su llegada al poder, los talibanes han excluido a las mujeres de la vida pública, sin acceso a muchos puestos en el gobierno, muchas son relegadas al hogar, donde perciben un pequeño salario por permanecer en casa.

También tienen vetado los parques, ferias, gimnasios y baños públicos, y deben estar cubiertas en público.

Grupos de derechos han condenado las restricciones, y la ONU denunció un «apartheid de género».

La comunidad internacional ha insistido en el derecho de las mujeres a la educación forme parte de las negociaciones sobre la ayuda al país y el reconocimiento del régimen talibán.

Hasta ahora ningún país ha reconocido al gobierno talibán.

Fuente e Imagen: https://www.jornada.com.mx/notas/2023/03/06/mundo/universidades-afganas-vuelven-a-clases-sigue-el-veto-a-mujeres/

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