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Este refugiado sirio hará lo que sea para recibir una educación

Siria/17 de mayo de 2016/ Fuente: huffingtonpost

¿Y si eres un niño y tienes que tomar una decisión: seguir trabajando para que tu familia llegue a fin de mes o arriesgarte a emprender un peligroso viaje en un bote de refugiados que vaya de Turquía a Grecia? Ese es el dilema al que Shrivan, un chico de 16 años que huyó de Alepo (Siria), tuvo que enfrentarse hace tres años para ir a Turquía.

Shrivan es el pequeño de su familia y le encantan los ordenadores. En las conversaciones que mantuvimos con él, dejó claro lo orgulloso que estaba de ser uno de los mejores de su clase cuando iba al colegio en Siria.

«Éramos los mejores estudiantes y sacábamos las mejores notas», recuerda con lágrimas en los ojos. «Y ahora me dedico a cortar telas en una fábrica».

En 2013, Shrivan y su familia se vieron obligados a huir de su casa, ubicada en el barrio sirio de Sheikh Maqsood. Trataron de refugiarse una noche en casa de sus abuelos, a unas manzanas de la suya, con la esperanza de que se calmaran las cosas y pudieran volver. Pero nunca volvieron.

«Salimos con lo puesto», recuerda Shrivan. «No nos llevamos nada más».

«Salimos con lo puesto. No nos llevamos nada más».

Entonces, una bomba alcanzó la casa de sus abuelos. Bloquearon todas las carreteras y Alepo fue asediada oficialmente.

Shrivan explica que había un francotirador en una azotea cercana, por lo que la opción más segura era que toda la familia huyera a al-Ra’i, un pueblo de la zona próximo a la frontera con Turquía, para alejarse lo máximo posible de la guerra.

Sin esperanzas de volver a casa, la familia de Shrivan cruzó la frontera con rumbo hacia Gaziantep en busca de refugio. Shrivan, que por aquel entonces tenía 13 años, empezó a trabajar una semana después de llegar a Turquía. Hoy en día sigue trabajando seis días a la semana, 12 horas al día y, aun así, no reúne el dinero suficiente para mantener a su madre. Shrivan lleva desde hace tres años siendo víctima de la explotación infantil.

«Voy a trabajar todos los días. Me levanto por la mañana y voy al trabajo», nos describe su día. «Vuelvo a casa por la noche, duermo y me levanto para ir a trabajar otra vez».

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En esta foto se puede ver la destrucción en el distrito de Salaheddine, al norte de Alepo (Siria). 12 de abril de 2013. (DIMITAR DILKOFF/AFP/Getty Images)

No sólo han destruido el barrio en el que vivía Shrivan a base de bombardeos, sino que también nos comenta que se ha enterado de que han bombardeado su antiguo colegio varias veces. Hace unos días, según han informado varias fuentes, el régimen de al-Ásad ordenó llevar a cabo más de 260 ataques aéreos y casi 70 bombardeos en Alepo, que acabaron con la vida de cientos de civiles, entre ellos más de 50 niños. Esta campaña indiscriminada de bombardeos continúa destruyendo los hospitales y loscolegios de la ciudad, a pesar de los intentos de declarar un alto el fuego. Los últimosinformes indican que quedan unos 300.000 niños en Alepo y la mayoría no puede ir al colegio por el alto riesgo.

Shrivan no sabe si quiere ser médico para ayudar a acabar con el sufrimiento o si ser profesor de inglés para poder enseñar y viajar. Pero sí sabe que tiene que encontrar la manera de recibir una educación para cumplir uno de esos sueños. Su empeño en continuar con su educación le ha hecho arriesgar su vida por volver a Alepo para hacer varios exámenes que le ayudaron a aprobar el equivalente a 2º y 3º de la ESO. A pesar de los peligros que supone la guerra siria, Shrivan lo hizo.

Shrivan nos contó el mes pasado que se le había ocurrido algo mejor: iba a cruzar el Mediterráneo en una barca hinchable para ir al colegio en Alemania, siguiendo los pasos de miles de refugiados sirios y arriesgando su vida una vez más.

Shrivan sabe que muchos refugiados sirios han muerto ahogados en esos viajes en busca de refugio y seguridad. Pocos pueden olvidar la imagen del cadáver de Alan Kurdi, el niño sirio que murió en las costas de Turquía. Pero Shrivan cree que merece la pena arriesgarse si así va a tener una oportunidad de continuar con su educación.

Shrivan no sabe si quiere ser médico para ayudar a acabar con el sufrimiento o si ser profesor de inglés para poder enseñar y viajar.

«Estoy echando a perder mi vida aquí, trabajando», se queja. «No importa si es en una fábrica cortando tela 12 horas cada día o si es en una emisora de radio, no me va a llevar a ningún lado. Ni a mi familia tampoco. Apenas podemos pagar el alquiler, ¿cómo voy a ir al colegio si tengo que trabajar? Necesito irme, tengo que estudiar. He oído que la educación alemana es buena».

Todos los niños tienen derecho a la educación y ninguno debería arriesgar su vida por ir al colegio. 5300 euros bastarían para cubrir el coste de un año de escolarización en Turquía y, además, el dinero que perdería Shrivan por dejar de trabajar.

Cuando empezó la crisis de refugiados sirios, sentimos la responsabilidad de ayudar. Somos sirios y también nos vimos obligados a dejar nuestro país por motivos políticos en 2005, así que sabemos de primera mano lo que significa dejar todo sin saber si será posible volver.

En 2011, fundamos The Syrian-American Network for Aid and Development(SANAD), una organización independiente con sede en Washington que se dedica a apoyar a los refugiados sirios, a familias enteras y a niños que huyen del conflicto. La palabra SANAD ( ْسَنَد ) viene del árabe y significa «apoyo». Gracias a nuestro trabajo, en 2013 y en 2014 pudimos conocer a refugiados sirios que estaban en Turquía y saber más sobre lo que habían tenido que pasar. Así conocimos a Shrivan. Sus sueños y sus esperanzas siguen vivos y van a más, por lo que hemos podido comprobar al haber seguido en contacto con él pasados los años. Ahora estamos recaudando dinero para conseguir que Shrivan vaya al colegio el curso que viene sin tener que arriesgar su vida en el mar.

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Un refugiado sirio se para al llegar a la isla griega de Cos, después de haber cruzado en bote parte del mar Egeo desde Turquía. (REUTERS/Yannis Behrakis)

Ayudar a que Shrivan vaya al colegio es sólo uno de los proyectos de una iniciativa promovida por SANAD que busca empoderar a las familias de desplazados sirios. Es parte de nuestro proyecto actual, que empezó en 2013-2014: un documental llamadoTomorrow’s Children: Syria’s Not Lost Generation [Los niños del mañana: la generación no perdida de Siria]. Nos reunimos con ellos en sus lugares de refugio, escuchamos sus voces, antes silenciadas por las bombas y los tanques. Queríamos saber cómo podíamos ayudar. Los niños sirios se ven atados a la explotación infantil, viven en las sombras, pasan desapercibidos y son marginados. En Turquía, nos dimos cuenta de la necesidad de darles visibilidad. Sus historias tienen que salir a la luz y no podemos ignorar su lucha. Entrevistamos a seis niños que trabajan una media de 10 horas al día durante seis días a la semana. Son amigos que se enfrentan juntos a las peores adversidades, trabajan para mantener a sus familias y se les ha negado su derecho a una educación.

El objetivo de este documental, que esperamos presentar pronto, es concienciar y recaudar dinero para construir un colegio financiado por SANAD en la frontera de Siria y Turquía, un colegio en el que los niños sirios refugiados puedan aprender inglés y matemáticas. Creemos que mejorará sus condiciones de vida, les ayudará a protegerse de la explotación infantil y les preparará para un futuro mejor.

Para saber más sobre SANAD y el documental ‘Tomorrow’s Children: Syria’s Not Lost Generation’, entra en nuestra página web.

Fuente: http://www.huffingtonpost.es/oula-a-alrifai-/refugiado-sirio-educacion_b_9858220.html

Imagen: http://i.huffpost.com/gen/4286710/images/n-SYRIA1-large570.jpg

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Argentina: Sueñan con ser científicos y estudiar en el exterior

Argentina/15 de Mayo de 2016/Río Negro

“Es un mito eso de que aquel que estudia es un nerd que no tiene vida social. Se puede tener una vida normal”, asegura Juan Martín. Javier confirma con la cabeza que es así, se puede vivir y hacer ciencia al mismo tiempo. Sueñan con ser científicos, estudiar en el exterior, viajar por todo el mundo, y luego volver a vivir a Villa La Angostura.

Están lejos del típico estereotipo del adolescente medio. Juan Martín Fernández y Javier Collinao son dos de los cuatro jóvenes que representarán a la Argentina en la 27° Olimpíada Internacional de Biología que se realizará en julio en la ciudad de Hanoi, en Vietnam. Los otros dos chicos son de Mar del Plata y Córdoba.

Son el orgullo de sus padres, de la comunidad educativa del CPEM 68 y días atrás el Concejo Deliberante los declaró personalidades destacadas de Villa La Angostura.

Pero para llegar a donde llegaron, Javier y Juan pasaron infinidad de horas estudiando y haciendo prácticas en el laboratorio del CPEM 68, donde cursan actualmente 5to año. También debieron pasar distintas instancias y exámenes a nivel regional y nacional.

Todo comenzó cuando cursaban 2do año y la profesora de Biología, Guadalupe Posadas, los incentivó para que participaran en la Olimpíada de Biología. “Mi gusto por la Biología nació con la primera Olimpíada. Me anoté más por participar, no me gustaba particularmente la biología, no teníamos mucha idea. Nos fue bien y al siguiente año seguimos”, cuenta Javier. Además, participó en olimpiadas de química y ciencia junior.

Juan Martín vive con su mamá y su hermana menor. Su madre trabaja como mucama en hosterías. “Me apoyan en todo, están orgullosas y muy emocionadas”, cuenta.

Javier pertenece a la comunidad mapuche Paicil Antriao y vive con sus padres en el Cerro Belvedere. Su papá es oficial albañil y fue elegido autoridad de la comunidad hace poco. No tienen luz ni gas natural. Javier pasa bastante tiempo en la escuela después de clases para estudiar porque en la casa suele hacer frío. “Llego a mi casa y tengo que hacer fuego, no hay gas natural. Tampoco electricidad y en las noches prendemos un grupo electrógeno que es muy caro, cuando no, hay que usar velas “, cuenta.

Ir a estudiar a alguna gran ciudad sin duda es un desafío para las familias en lo económico. Llamativamente, no les han otorgado becas y lograron llegar adonde llegaron por el apoyo del CPEM 68, sus padres, la comunidad educativa y una profesora con mucha dedicación.

“Lo bueno de la ciencia es difundirla, que no quede sólo en el ámbito científico, está bueno difundir temas necesarios para la comunidad”,
reflexiona Juan Martín, que afirma que le gusta estudiar y divertirse.
Los chicos estudian casi todos los días y antes de los exámenes se preparan aún más. Pero aseguran que se puede ser buen estudiante, participar de una olimpíada y tener vida social.
Fuente: http://www.rionegro.com.ar/sociedad/suenan-con-ser-cientificos-y-estudiar-en-el-exterior-EX330879
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Envenenan a 52 niñas en una escuela en Afganistán

Afganistán/14 de Mayo de  2016/El Litoral.com

Al menos 52 alumnas fueron hospitalizadas hoy después de ser envenenadas supuestamente con gas mientras se encontraban en sus aulas en una escuela en el norte de Afganistán, informó la Policía local.

El suceso ocurrió a primera hora de la mañana mientras las estudiantes, que se encuentran fuera de peligro, se encontraban en un colegio femenino en el área de Ahandara, en el distrito de Taluqan, en la norteña provincia de Takha, afirmó el portavoz de la Policía provincial, Abdul Khalil Aseer.

Según el vocero, citado por la agencia de noticias EFE, el estado de salud de las estudiantes hospitalizadas es ‘bueno‘ y ya han sido dadas de alta.

Un equipo de investigación formado por miembros de la Policía y de los departamentos de Salud y Educación del gobierno regional se han desplazado hasta el lugar del incidente para aclarar lo sucedido. ‘Podría tratarse de un tipo de gas cuyos efectos desaparecen a las pocas horas‘, explicó el portavoz policial, después de que tras las primeras pesquisas fueran descartados el envenenamiento por ingesta de algún líquido o alimento.

Los casos de intoxicaciones en escuelas femeninas son bastante frecuentes en Afganistán y suelen estar rodeados de cierto misterio. En septiembre del año pasado al menos 600 alumnas y varias profesoras fueron envenenadas en cuatro incidentes distintos en la provincia de Herat, limítrofe con Farah, lo que obligó a las autoridades locales a convocar una reunión de emergencia.

Muchos analistas responsabilizan de las intoxicaciones a los talibanes, pues se han opuesto tradicionalmente a la educación de las niñas y adolescentes y la prohibieron, de hecho, durante su régimen fundamentalista islámico en el país (1996-2001). Sin embargo, portavoces de los rebeldes han negado su implicación en esos sucesos y han asegurado incluso que un nuevo gobierno en Afganistán liderado por ellos permitiría la educación femenina.

Desde la caída de los talibanes a raíz de la invasión estadounidense en 2001, la comunidad internacional ha puesto mucho énfasis en impulsar la educación femenina en Afganistán.

Entretanto, un nuevo atentado sacudió el sur del país asiático, donde, al menos, seis personas murieron y 10 resultaron heridas, entre ellas tres niños, en un ataque suicida con coche bomba en las inmediaciones de una academia de Policía y un colegio.

El ataque se produjo a primera hora de la mañana en el distrito de Nad Ali, en la conflictiva provincia de Helmand, cuando un insurgente detonó los explosivos mientras era inspeccionado en uno de los controles de seguridad de acceso a la academia de Policía.

El jefe del Parlamento provincial, Haji Karim Atal, detalló que el atacante suicida logró pasar uno de los controles sin problemas en la camioneta que viajaba porque ‘parecía uno de los profesores‘ del centro. ‘Cuando el suicida llegó al segundo control, la Policía lo paró para registrarlo y fue entonces cuando el atacante detonó los explosivos‘, añadió Atal, que aclaró que la onda expansiva afectó también a un colegio que hay cercano al complejo.

Los talibanes reivindicaron el atentado a través de una de sus cuentas de Twitter, donde aseguraron que tras la explosión del ‘coche bomba‘ en la academia murieron o resultaron heridas ‘docenas‘ de personas, pero los insurgentes suelen exagerar el alcance de sus acciones.

Entre los muertos hay cuatro policías, un civil y el atacante suicida.Las tropas afganas mantienen una lucha encarnizada con los talibanes en Helmand, donde los insurgentes llegaron a controlar temporalmente una zona de su capital, Lashkargah, lo que llevó a las autoridades locales a advertir en diciembre que la provincia estaba a punto de caer.

Desde fines de 2015 los insurgentes controlan casi un tercio del territorio afgano, incluso el pasado septiembre lograron tomar temporalmente la ciudad nororiental de Kunduz, el mayor logro militar de la formación desde la caída de su régimen hace 14 años.

Fuente: http://www.ellitoral.com/index.php/id_um/130179-envenenan-a-52-ninas-en-una-escuela-en-afganistan

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Miles de chinos protestan por cambios en sistema de acceso a universidades

Asia/15 de Mayo de 2016/ Diario.es
Miles de personas protestaron este fin de semana en las calles de varias ciudades chinas, incluidas las capitales de las provincias de Jiangsu, Nankín (este), y Hubei, Wuhan (centro), contra los cambios en el sistema de acceso a las universidades.

Según informa hoy el diario   South China Morning Post, los manifestantes, la mayoría de ellos padres, se quejaron de la reforma del sistema de cuotas de entrada a la educación superior, que obligará a los centros a admitir a más estudiantes de fuera de las provincias, lo que dejará menos plazas para los aspirantes locales.

En vídeos difundidos a través de las redes sociales, amplios grupos de manifestantes concentrados frente a las dependencias del gobierno provincial de Jiangsu en Nankín, donde ya llevan varios días de protestas, reclamaban a gritos: «Que salga el gobernador».

Otras imágenes, también publicadas en redes sociales y en algunos medios chinos, muestran a miles de personas marchando por las calles rodeados por un fuerte dispositivo policial, mientras que en otras se ve a agentes llevándose a algunos manifestantes.

El origen de estas protestas es la reforma educativa que modificará los criterios para el competitivo acceso a las universidades chinas.

Este plan, lanzado por el Ministerio de Educación y el órgano de planificación económica (la Comisión Nacional de Reforma y Desarrollo), busca dar más oportunidades a los futuros universitarios de las provincias más pobres del país en las más prósperas, que albergan también los centros de más prestigio.

A pesar de que la oferta universitaria de China se está incrementando, los alrededor de siete millones de plazas que contempla son insuficientes para dar cabida a los más de nueve millones de estudiantes que cada año se presentan a los exámenes de acceso (conocidos como «gaokao»).

Fuente:  http://www.eldiario.es/sociedad/Miles-protestan-cambios-sistema-universidades_0_516198401.html

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Mueren 15 estudiantes en un deslizamiento en Indonesia

Indonesia/16 de Mayo de 2016/El Comercio

Quince estudiantes que se hallaban de vacaciones en Sibolangit, centro de turismo ‘verde’ en el norte de la isla de Sumatra (oeste de Indonesia) murieron el domingo en un deslizamiento de terreno causado por intensas lluvias, anunciaron el lunes 16 de abril del 2016 las autoridades. Torrenciales lluvias e inundaciones causaron un gran deslizamiento de terreno en la célebre cascada de Sibolangit, dijo el portavoz de la agencia estatal que gestiona las catástrofes, Sutopo Purwo Nugroho. Hasta ahora, han sido descubiertos 15 cuerpos, y los de otras dos personas, consideradas también como fallecidas, aún deben ser encontrados, precisó Sutopo. Otras cuatro personas están desaparecidas. Unas 57 personas sobrevivieron a la catástrofe y solamente una resultó herida, según el portavoz. La cascada “de los Dos Colores” se alcanza tras una marcha de varias horas desde un terreno de camping ubicado en Sibolangit. Este itinerario, en un entorno forestal, es muy frecuentado los fines de semana. Las víctimas procedían de diferentes universidades.

Fuente: http://www.elcomercio.com/actualidad/mueren-estudiantes-deslizamiento-indonesia-vacaciones.html

 

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Siete cortometrajes sobre personas refugiadas recomendados por educadores en derechos humanos.

De Camille Roch

Los vídeos y cortometrajes pueden ser muy útiles para ayudar a “romper el hielo” a profesionales de la enseñanza, educadores, facilitadores y a cualquier persona que desee saber más sobre los derechos humanos. A continuación les ofrecemos una lista de siete vídeos, de entre 1 y 16 minutos de duración, sobre la realidad de la vida de las personas refugiadas. Todos ellos están disponibles gratuitamente y cuentan con la recomendación de la Red de Educación en Derechos Humanos de Amnistía Internacional.

1. People of nowhere (Gente de ninguna parte)

Lior Sperandeo, director de la serie formada por People of Mumbai, People of Nepal y People of Senegal, examina en People of nowhere las consecuencias humanas del conflicto sirio y de los consiguientes desplazamientos de población. Este vídeo reúne imágenes de las personas a las que conoció en Lesbos y varias escenas filmadas en la isla griega.

Director: Lior Sperandeo

2015 / 1:58

2. A journey from Afghanistan (Viaje desde Afganistán)

La galardonada serie Seeking Refuge (En busca de refugio) consta de breves documentales animados que se centran en las penalidades que sufren los niños y niñas refugiadas y en su adaptación a un nuevo país. Esta historia, narrada desde la perspectiva de un niño de 10 años, cuenta el caso de Alí, un pequeño que se ve separado de su familia al huir de la guerra.

Aquí podrán ver la serie completa de Seeking Refuge, que trata casos reales de jóvenes huidos de sus países de origen.

Directores: Andy Glynne y Salvador Maldonado (BBC)

2012 / 3:25

3. Then I came by boat (Y entonces vine en barco)

En el galardonado cortometraje documental Then I came by boat, Tri Nguyen cuenta cómo, siendo un niño, huyó de Vietnam para escapar de los estragos de la guerra y cruzó el océano en una barca de madera para llegar a Australia, donde fue acogido como refugiado.

Directora: Marleena Forward

2014 / 10:18

4. Malak and the boat (Malak y el barco)

Malak and the boat es la primera animación de la serie Unfairy Tales, publicada con ocasión del lanzamiento de la campaña global de UNICEF sobre la crisis de personas refugiadas de Siria. Centra su atención en las víctimas más jóvenes del conflicto sirio y en el relato de cómo escaparon de la guerra. En este vídeo, Malak, de siete años, narra su travesía del Mediterráneo a bordo de una embarcación ligera.

Director: Andre Holzmeister (UNICEF)

2016 / 1:16

5. Life on hold (Una vida en suspenso)

El cortometraje Life on hold muestra la vida cotidiana de Omar, un joven somalí de 17 años que vive en un campo de refugiados situado en la frontera de Túnez. Cuando estalló la guerra en 2011, miles de personas refugiadas procedentes de Somalia, Sudán y Eritrea que vivían en Libia o atravesaban el país rumbo a otro destino se vieron obligadas a buscar refugio en los países vecinos. Hoy, ante la falta de alternativas, aguardan en campos de refugiados en las fronteras de Túnez y Egipto.

Directores: Nick Francis y Marc Silver (Amnistía Internacional)

2012 / 6:53

6. Rain is beautiful (La lluvia es hermosa)

Rain is beautiful retoma la historia de Omar donde la dejó Life on hold. Narra cómo Omar deja el campo de refugiados de Choucha, en la frontera con Túnez, y vuela a Suecia para comenzar una nueva vida. Este breve documental muestra la llegada del joven al aeropuerto y sus primeros pasos para reasentarse en el país.

Directores: Nick Francis y Marc Silver (Amnistía Internacional)

2012 / 7:53

7. When you don’t exist (Cuando no existes)

When you don’t exist es un cortometraje que imagina una situación hipotética en la que los flujos migratorios se invierten con respecto a la percepción más extendida en Europa: una serie de violentos disturbios hace que muchas personas abandonen Europa de forma masiva y se dirijan a África, donde las autoridades las retienen contra su voluntad y las encierran en campos de refugiados.

When you don’t exist forma parte de la campaña de Amnistía Internacional en favor de los derechos humanos de las personas migrantes, refugiadas y solicitantes de asilo en Europa y en sus fronteras.

Director: Jon Drever (Amnistía Internacional)

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Aprender a leer subido a un árbol en la jungla de Sumatra

www.elpais.com/16-05-2016/Por: Angel L. Martinez Cantera

Gracias a la alfabetización, los indígenas pueden enfrentarse a las compañías que explotan los recursos naturales.

Varios niños greñudos y en paños menores garabatean sumas encaramados a la copa de un árbol. Otros repasan la tabla de multiplicar en el suelo frondoso mientras los adolescentes vuelven con el botín con el que acompañar el arroz de la cena: un par de ratas salvajes y babosas de río. Oscurece y los alumnos continúan sus clases a la luz de velas y frontales mientras los adultos se acuestan a la intemperie, bajo la bóveda de estrellas que envuelve la jungla. En la noche, sólo se escuchan los sonidos inquietantes de la selva y los susurros de los estudiantes de la comunidad indígena de Sumatra: los Orang Rimba, gente del bosque en lengua bahasa.

“La educación permite conocer los efectos positivos y negativos de la modernidad. El objetivo es ellos que escojan con conocimiento de causa”, explica la profesora de 27 años, Tri Astuti, señalando a los niños mientras recoge lápices y papeles desperdigados por el exuberante verde de la jungla; el aula sin pupitres ni pizarras donde imparte clases. Astuti y otros tres educadores del proyecto Sokola Rimba hacen incursiones semanales en las profundidades de la selva para enseñar a los miembros de la comunidad indígena con un método adaptado a sus costumbres. El currículum especial de La escuela de los Rimba fue diseñado por la antropóloga Butet Manurung hace 15 años y ha permitido educar a más de 300 miembros de los 1.500 Orang Rimba sin dejar de lado sus quehaceres diarios en el entorno de la jungla de Jambi, en la isla de Sumatra.

La alfabetización es un puente que salva desigualdad indonesia en materia de educación, que expone a las tribus aborígenes ante la explotación de los recursos de su hábitat natural. “La situación de los Orang Rimba es de las peores, debido a su forma de vida y a que el gobierno ha vendido sus tierras a compañías privadas”, explica Rukka Sombolinggi, secretaria general de la Alianza de las Pueblos Indígenas de Indonesia (AMAN), organización nacional para la defensa de los derechos de las 800 tribus indígenas del país; que suman alrededor de 17 millones de habitantes. Rukka subraya que el resto de comunidades aborígenes también sufren las consecuencias del analfabetismo y la escasez: “La mayor parte de los pueblos indígenas de Indonesia no tienen acceso a servicios públicos. Especialmente aquellos que viven en regiones remotas; a los que no sólo les falta sanidad y educación, sino también infraestructuras”.

Los Orang Rimba huían al ver mis bolígrafos. Los asociaban a los instrumentos usados para firmar contratos con los que las compañías les quitaban sus tierras

La educación en Indonesia es tan vasta como desigual. El archipiélago del sudeste asiático tiene el cuarto sistema de enseñanza más grande del mundo (tras China, India y EEUU). Una red de servicios de más de 250.000 escuelas y casi tres millones de profesores saturada con 50 millones de estudiantes. El gobierno ha hecho esfuerzos para mejorar tan inmenso entramado. Según los datos del Banco Mundial, Indonesia dobló su gasto en educación entre 2000 y 2007; llegando a invertir el 16% del presupuesto nacional (más que en ningún otro sector). Pero las cifras son engañosas, y la enseñanza no llega a las comunidades más desfavorecidas. El informe de la Unesco sobre Educación en la región de 2014 señala que el 60% de las mujeres indígenas del país son analfabetas, mientras que las adineradas de Bali tienen acceso casi universal a la educación.

El analfabetismo de las comunidades tribales las condena a la marginación y las hace presas fáciles de los intereses privados en sociedades inmersas en implacables procesos de desarrollo. Hace poco más de un lustro, los Orang Rimba vivían plácidamente en la jungla sin necesidad de entrar contacto con los lugareños de Jambi. No sólo les bastaba con el agua de los ríos y los animales de las más de 60.000 hectáreas del Parque Nacional de Bukit Dua Belas, sino que sus tradiciones ambientalistas habían sido las mejores guardianes del bosque. Hasta que la explotación de los recursos de la selva virgen atrajo a compañías privadas.

Para los jóvenes Orang Rimba, el acceso a la enseñanza fue la única forma de comprender la realidad que los invadía. “La educación nos ayuda a entender el mundo. Mucha gente de nuestra tribu no quiere aceptar el desarrollo, y les entiendo. Pero tenemos que estar preparados para los efectos de la modernización”, explica Pengendum Tampung, de 27 años y quien fue unos de los primeros de su tribu en leer y escribir gracias a Sokola Rimba. Sin embargo, Pengendum también recuerda que la idea de asistir a una de las clases de Butet Manurung, la intrusa empeñada en ayudarles a aprender, le daba tanto miedo como el ruido de los los aviones sobrevolando la selva.

Los lápices los carga el diablo

No fue fácil salvar los prejuicios de la comunidad indígena. En su libro, Butet Manurung detalla cómo pasó un año dentro de la jungla de Sumatra, infestada de sanguijuelas o atacada por serpientes y osos, hasta que consiguió tener acceso a la tribu. “Los Orang Rimba huían al ver mis bolígrafos, a los que llamaban demonios con ojos puntiagudos. Los asociaban a los instrumentos usados para firmar contratos con los que las compañías les quitaban sus tierras”, dice Butet entre risas: “En cierta forma estaban en lo cierto. Saben que un lápiz puede cambiar vidas”.

Después de cuatro años de convivencia, Butet convenció a algunos líderes tribales. “Nos dimos cuenta de la importancia de la educación porque los mercaderes nos timaban. No sabíamos ni convertir las escalas a precios, y vendíamos tres y cuatro kilos de chile como si fuese uno…”, recuerda Celitai, líder de un rombong (clan Orang Rimba). Como el resto de jefes de los 11 grupos tribales, Celitai se oponía fervientemente a que la educación modificase sus tradiciones. Hasta que en mitad de un acuerdo de compraventa, uno de sus hijos leyó en voz alta el contrato de arrendamiento con el que una compañía quería arrebatarle sus tierras. El poder de la alfabetización se hizo tan patente entonces como la fuerza de la naturaleza a la que veneran.

El primer programa de estudios de La Escuela de los Rimba sólo tenía 12 alumnos. Los intrépidos estudiantes, a hurtadillas para evitar represalias familiares, veían cómo la profesora Butet Manurung pintaba sobre madera y lodo para memorizar nombres y números. En la actualidad, casi todos los niños de la comunidad Orang Rimba asisten a clase. No sólo eso. El proyecto también se ha extendido a otras cinco áreas tribales de Indonesia dando cobertura educativa a más de 10.000 indígenas de Makassar, Aceh, Flores, Moluccas y Papua. Recientemente, Sokola Rimba también ha salvado otro tabú indígena incluyendo a la mujer en la enseñanza con un pequeño grupo de 25 niñas.

“Nosotros no somos ni idiotas ni pobres. Otros pueden parecer necios en medio de la selva sin tener nuestro conocimiento sobre la naturaleza”

Educar en la jungla surte efecto, a pesar de los prejuicios y de la dificultad que supone enseñar en un entorno salvaje, con tantos elementos de distracción para los alumnos. Algunos de los Orang Rimba que empezaron su alfabetización hace una década cursan ya estudios superiores. Butet Manurung asegura que el nivel de precisión en lectura y escritura de algunos alumnos Orang Rimba es superior al de estudiantes de escuelas gubernamentales. “Nosotros educamos para solucionar problemas diarios en profundidad. Mientras que las escuelas tradicionales enseñan un poco de todo y sus estudiantes encuentran difícil resolver problemas relacionados con dinero, por lo que tienen que anotar las cifras. Nuestro método es más práctico”.

El éxito del modelo educativo es que está orientado a satisfacer las necesidades de la comunidad. “Sokola [Rimba] no pretende educar como una escuela convencional. Aquí hay tiempo disponible para la caza o la recolecta y enseñamos lo que puede ser útil para la tribu, como las leyes que les amparan o el álgebra para el comercio”, explica Aditya Dipta Anindita, coordinadora de Sokola Rimba. “Entendieron que necesitaban saber acerca de leyes para parar el latrocinio de tierras. Para luchar contra gente letrada, necesitas alfabetización”.

Líneas no escritas entre la conservación y el desarrollo

El parque natural de Jambi, hábitat de los Orang Rimba, se ha reducido en un 30% por la venta de terreno selvático para su explotación comercial. “Los Parques Nacionales son como una concesión. Se designan sin previo aviso y sin el consenso de los pueblos indígenas. Muchos de ellos han sido expulsados de sus tierras”, explica Rukki Sombolinggi. Su organización, AMAN, consiguió que la ley vinculase el uso forestal a las comunidades que lo habitan y no a los intereses del estado.

El gobierno intenta paliar los efectos de la explotación de la selva y de su mala políticaofreciendo casas a los Orang Rimba. Pero las organizaciones conservacionistas como AMAN, defienden a ultranza la preservación de las tradiciones de los pueblos indígenas y se niegan a estas medidas. “La mayoría de Orang Rimba no quieren unacasa estándar. Ellos quieren un hogar, y el suyo es el bosque. El gobierno debe recuperar esa tierra para que las tribus sobrevivan”, sentencia Rukki.

Butet Manurung no es tan tajante: “Las organizaciones [conservacionistas] están preocupadas porque las tradiciones se puedan perder. Pero la identidad es una cuestión compleja. Hoy en día, mis estudiantes son muy diferentes unos de otros; a unos les gusta la jungla y otros quieren viajar. Nuestro objetivo es que se hagan responsables de de sus elecciones y que consigan sus aspiraciones; cualesquiera que esas sean”. La antropóloga prefiere que cada individuo tome sus propias decisiones, a sabiendas de sus consecuencias. Por ejemplo, algunos de sus estudiantes Orang Rimba ahora viven fuera del parque nacional mientras otros han creado una organización juvenil para cartografiar el terreno y evitar la expansión de cultivos dentro de la jungla.

Este grupo encargado de custodiar los bosques se está convirtiendo además en portavoz de las demandas de su tribu. Los estudiantes patrullan la jungla en moto; lápices, libretas y smartphones en mano. De tanto en cuanto, descansan en mitad de la tupida selva para almorzar y demuestran al ignorante forastero por qué ellos son más sabios y los mejores guardianes de la naturaleza. Bien escalan los sagrados y colosales árboles sialang para recolectar su jugosa miel. Bien recogen cortezas de árbol (venenosas para peces y no para humanos) que esparcen en el río para hacerse con suculentas raciones de pescado. “Nosotros no somos ni idiotas ni pobres. Otros pueden parecer necios en medio de la selva sin tener nuestro conocimiento sobre la naturaleza”, dice Pengendum, uno de los creadores de la organización. El estudiante Orang Rimba repite una lección bien aprendida: “Además, ahora sabemos que los lápices también pueden cambiar vidas y protegernos”.

*Información de la imagen: Los Orang Rimba no tienen acceso a educación ni servicios sanitarios públicos, como les ocurre a la mayor parte de las tribus indígenas de Indonesia. Á. L. M. C.

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