Javier Luque
El New York Times publicó un artículo titulado “Un mar de cambio en el tratamiento de los infartos” sobre la disminución de un 38% en la tasa de mortalidad por infartos en la población estadounidense. Sorpresivamente, este logro fue alcanzado tanto en los hospitales privados como en los centros hospitalarios más pobres y sin nuevos descubrimientos médicos, nuevas tecnologías o incentivos de pago y tuvo poca difusión pública. La clave fue una serie de cambios en procedimientos que redujeron el tiempo que tomaba destapar la arteria bloqueada y hacer que la sangre circulara nuevamente.
Mientras leía el artículo, me pregunté: ¿qué podríamos aprender nosotros, como profesionales de la educación de esta historia? ¿Qué pasaría si tratáramos a los estudiantes con la misma urgencia con la que este sistema de salud trató a pacientes con corazones en riesgo? A continuación, describo cinco lecciones para mejorar el sistema educativo sacadas de un lugar tan inesperado como una sala de emergencias.
Lección 1: Aprender de aquellos con mejor desempeño
Desde el principio, los cardiólogos coincidían en que el tiempo de demora entre el infarto y las intervenciones médicas tenían un efecto considerable en la tasa de supervivencia de los pacientes. Sin embargo, las verdaderas razones de esta demora fueron realmente entendidas cuando se creó una base de datos nacional con información relevante, la cual permitió identificar a los hospitales con mejor rendimiento.
Varios sistemas educativos en América Latina han hecho esfuerzos para recolectar información que evalúe el desempeño escolar. Sin embargo, se hace énfasis en los resultados promedio y no en identificar aquellos con mejor rendimiento. En algunos países los sistemas educativos sí pueden reconocer cuáles son las mejores escuelas, pero se hace un esfuerzo limitado para identificar sus buenas prácticas, desperdiciando así una oportunidad para crear conocimiento que mejoraría la calidad de nuestros sistemas.
Lección 2: Maximizar el uso de la información disponible
Los hospitales del artículo obtenían información valiosa acerca de los pacientes, pero no aprovechaban adecuadamente. Si bien estaba disponible, los datos no eran compartidos con quienes la podían utilizar efectivamente. Los mejores hospitales revolucionaron el flujo de información entre los usuarios, las salas de emergencia y los doctores.
En el sector educativo alrededor del mundo se producen grandes volúmenes de información, (resultados educativos por estudiante, datos de matriculación por zona geográfica y edad, etc). Sin embargo, existen brechas significativas entre la data recolectada y su uso efectivo. Por ejemplo, en Honduras, la evaluación nacional se lleva a cabo en noviembre pero los resultados llegan a las escuelas en abril, cuando ya es muy tarde para desarrollar estrategias remediales para los alumnos que lo requieren, o para hacer ajustes en la distribución docente.
Lección 3: Crear procesos de toma de decisiones más eficientes
Un cambio decisivo que permitió a los hospitales reducir sus tiempos de respuesta fue la reorganización de los procesos de tomas de decisiones en la sala de emergencias. Los protocolos anteriores requerían que los especialistas aprobaran cada procedimiento, incluso si esto significaba que debían ser contactados en la madrugada. La mayoría de los procedimientos eran aprobados, pero aun así se perdía mucho tiempo.
Los cambios en estos procesos de decisión son, de cierta manera, similares a la tendencia de descentralización que se observa en varios sistemas educativos. Actualmente, muchas decisiones requieren múltiples niveles de aprobación, lo que añade tiempo pero poco valor agregado. Por ejemplo, el proceso administrativo que una escuela debe dedicar para adquirir una simple escoba sobrepasa exponencialmente el costo directo de la escoba. Además, la mayoría de las escuelas tiende a resolver los problemas que enfrentan de forma de independiente antes de que el papeleo sea procesado.
Lección 4: Discutir abiertamente los resultados a fin de asegurar la calidad
Los cambios en el tratamiento de los infartos estaban basados, en su mayoría, en sentido común e involucraban costos muy bajos, pero aun así su implementación fue polémica. Algunos estudios concluían, después de examinar la misma evidencia, que las tasas de mortalidad no se habían reducido debido a las mejoras en los tiempos de espera. Esto llevó a que la evidencia fuese revisada nuevamente y el consenso inicial prevaleció al final.
De manera similar, las políticas educativas no están exentas de debate. En muchos casos, evaluaciones muestran resultados diferentes para intervenciones similares, lo que dificulta llegar a una sola conclusión. Sin embargo, al revisar la evidencia, se logra alcanzar consensos. Por ejemplo, las evaluaciones de programas de implementación de tecnologías de la información y la comunicación (TICs) en el salón de clases han producido resultados variados. Ahora, el consenso es que las intervenciones relacionadas con TICs requieren un importante componente decapacitación docente.
Lección 5: Entender el carácter de urgencia
Las enfermedades del corazón son la primera causa de muerte en los Estados Unidos, por lo que la urgencia de incrementar las tasas de supervivencia es evidente. La necesidad de reformas inmediatas en la educación es tal vez menos obvia.
Actualmente, hay evidencia sólida que indica que existen ventanas de oportunidades en ciertas edades en las que el aprendizaje debe ser maximizado para no perder el potencial de los niños. Adicionalmente, cada vez que un estudiante no está vinculado a las actividades de aprendizaje en su salón, se pierde una oportunidad y se hacen más profundas las brechas de aprendizaje en relación a otros estudiantes. Esto podría poner al niño o niña en una situación que lo conlleve a la deserción escolar.
¿Podemos entonces cambiar la conversación para hacer de la educación un asunto de urgencia, incluso cuando su impacto directo no sea tan inmediato como el de salvar la vida de un paciente? Creo que sí podemos. Así como ahora se salva un 38% más de vidas, pongámonos nuestra propia meta: mejorar los resultados estudiantiles en un 38% y mucho más.