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Violencia de género y nuevas masculinidades

Lastimosamente las políticas institucionales solo están enfocadas en subsanar el problema una vez que acontece la tragedia, lo cual es absurdo. En la práctica, nada de preventivas tienen.

Por El Nuevo Diario/Ricardo Guzmán Sánchez

Existen diferentes vacíos en el abordaje de la violencia contra las mujeres, lo cual dificulta la unificación de esfuerzos que permitan mermar (idealmente erradicar) esta fatal enfermedad. 

Medios, instituciones y organizaciones han difundido la idea de que en la actualidad se cometen más abusos contra féminas que en el pasado. Esto evidencia la pobreza de investigaciones y análisis sobre el tema. Se limitan más bien a presentarlo de forma alarmante, pronosticando su proliferación y alcanzando los mismos niveles de rencor que señalan en los atacantes, quienes, lejos de verse amenazados, se sienten acuerpados por los agresores que los precedieron, por encima de las penas impuestas judicialmente.

Bastan los testimonios de nuestras abuelas para convencernos de lo contrario. Sus voces evidencian que esa práctica inhumana no solo era mayor, sino también “permitida”. Las víctimas de entonces sufrían lo indecible, con resignación.

Las estadísticas que medios, instituciones y organizaciones presentan en bruto contradicen el prejuicio de que la violencia contra las mujeres predomina en el campo. Los femicidios de la última década han ocurrido mayormente en la ciudad, donde abundan los focos de conflicto, la desesperación por adaptarse y sobrevivir.

Es un hecho que, en la medida en que las necesidades están insatisfechas, las personas viven bajo tensión constante, lo que multiplica las posibilidades de frustración y violencia. Esto prueba, de algún modo, que las agresiones de género (y otras) se manifiestan más en la gente pobre, constituye la mayoría.

En nuestro país, sin embargo, la explicación a esta enfermedad es unívoca: “cultura machista”. Por un lado, los defensores de las víctimas denuncian más violencia atroz perpetrada por hombres que ven a la mujer como su propiedad; por otro, las autoridades informan constantemente que los casos registrados esta semana, este mes, este año, son menos con relación al año pasado. Estas respuestas constituyen una manera “decente” (no convincente) de desligar responsabilidades.

Lastimosamente las políticas institucionales solo están enfocadas en subsanar el problema una vez que acontece la tragedia, lo cual es absurdo. En la práctica, nada de preventivas tienen.

Afirmar que las víctimas de violencia se sentían solas e indefensas no necesita pruebas. Con toda certeza, alguien sabía sobre las agresiones que sufrían las mujeres que yacen enterradas o viven traumas insuperables. Instituciones y personas consideraron mejor no involucrarse en estos casos, los cuales, “a su buen juicio”, siempre terminan en reconciliación.

Nadie se pronunció antes de la tragedia, pero se exige todo el peso de la justicia y el género masculino debe cargar con cualquier clase de vituperios.

Sin embargo, como la sicología conductista ha probado, el castigo (que es muy necesario al igual que el premio) es un refuerzo negativo que genera la repetición de la conducta indeseada cuando no está equilibrado con el reforzamiento positivo. Es decir, que mientras los medios, el Estado y las organizaciones enfoquen sus campañas exclusivamente en condenar o trivializar como simples estadísticas los casos de violencia de género, esta se reproducirá, pues nada más reafirman dicho comportamiento y lo anquilosan en su pasado ideológico.

Nuestra educación, en todas las instituciones sociales, está basada en sancionar lo negativo, no en premiar lo positivo. El ámbito laboral constituye un ejemplo cabal de esto.

Las agresiones contra mujeres (que nada justifica) no se igualan a los casos actuales de hombres jóvenes que cargan a sus hijos, los llevan a la escuela, se involucran en actividades hogareñas, son amables y respetuosos con las damas, pero nadie parece notarlo. No hay investigaciones serias ni campañas que promuevan esas buenas prácticas, esas nuevas masculinidades.

* El autor es filólogo y catedrático universitario.
rguzmanche@gmail.com

Fuente: https://www.elnuevodiario.com.ni/opinion/453888-violencia-genero-nuevas-masculinidades/

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Disculpe, pero en la época de Internet, usted, ¿para qué sirve?”

Umberto Eco

“Disculpe, pero en la época de Internet, usted, ¿para qué sirve?”, esa fue la pregunta hecha por un estudiante que llamó la atención de Eco. A raíz de esto, el crítico literario, semiólogo y comunicólogo decidió responder y fundamentar la respuesta a esta pregunta. Con palabras contundentes y un análisis pertinente, Umberto Eco resalta la importancia del educador incluso en una época que ha convertido a Internet, en la Gran Madre de las enciclopedias, omitiendo algo fundamental: Internet lo dice casi todo, pero no enseña a buscar, filtrar, seleccionar, aceptar o rechazar la información.

“¿En el alud de artículos sobre el matonismo en la escuela he leído un episodio que, dentro de la esfera de la violencia, no definiría precisamente al máximo de la impertinencia… pero que se trata, sin embargo, de una impertinencia significativa. Relataba que un estudiante, para provocar a un profesor, le había dicho: “Disculpe, pero en la época de Internet, usted, ¿para qué sirve?”

El estudiante decía una verdad a medias, que, entre otros, los mismos profesores dicen desde hace por lo menos veinte años, y es que antes la escuela debía transmitir por cierto formación pero sobre todo nociones, desde las tablas en la primaria, cuál era la capital de Madagascar en la escuela media hasta los hechos de la guerra de los treinta años en la secundaria. Con la aparición, no digo de Internet, sino de la televisión e incluso de la radio, y hasta con la del cine, gran parte de estas nociones empezaron a ser absorbidas por los niños en la esfera de la vida extraescolar.

De pequeño, mi padre no sabía que Hiroshima quedaba en Japón, que existía Guadalcanal, tenía una idea imprecisa de Dresde y sólo sabía de la India lo que había leído en Salgari. Yo, que soy de la época de la guerra, aprendí esas cosas de la radio y las noticias cotidianas, mientras que mis hijos han visto en la televisión los fiordos noruegos, el desierto de Gobi, cómo las abejas polinizan las flores, cómo era un Tyrannosaurus rex y finalmente un niño de hoy lo sabe todo sobre el ozono, sobre los koalas, sobre Irak y sobre Afganistán. Tal vez, un niño de hoy no sepa qué son exactamente las células madre, pero las ha escuchado nombrar, mientras que en mi época de eso no hablaba siquiera la profesora de ciencias naturales. Entonces, ¿de qué sirven hoy los profesores?

He dicho que el estudiante dijo una verdad a medias, porque ante todo un docente, además de informar, debe formar. Lo que hace que una clase sea una buena clase no es que se transmitan datos y datos, sino que se establezca un diálogo constante, una confrontación de opiniones, una discusión sobre lo que se aprende en la escuela y lo que viene de afuera. Es cierto que lo que ocurre en Irak lo dice la televisión, pero por qué algo ocurre siempre ahí, desde la época de la civilización mesopotámica, y no en Groenlandia, es algo que sólo lo puede decir la escuela.

Y si alguien objetase que a veces también hay personas autorizadas en Porta a Porta (programa televisivo italiano de análisis de temas de actualidad), es la escuela quien debe discutir Porta a Porta. Los medios de difusión masivos informan sobre muchas cosas y también transmiten valores, pero la escuela debe saber discutir la manera en la que los transmiten, y evaluar el tono y la fuerza de argumentación de lo que aparecen en diarios, revistas y televisión. Y además, hace falta verificar la información que transmiten los medios: por ejemplo, ¿quién sino un docente puede corregir la pronunciación errónea del inglés que cada uno cree haber aprendido de la televisión?

Pero el estudiante no le estaba diciendo al profesor que ya no lo necesitaba porque ahora existían la radio y la televisión para decirle dónde está Tombuctú o lo que se discute sobre la fusión fría, es decir, no le estaba diciendo que su rol era cuestionado por discursos aislados, que circulan de manera casual y desordenado cada día en diversos medios −que sepamos mucho sobre Irak y poco sobre Siria depende de la buena o mala voluntad de Bush−. El estudiante estaba diciéndole que hoy existe Internet, la Gran Madre de todas las enciclopedias, donde se puede encontrar Siria, la fusión fría, la guerra de los treinta años y la discusión infinita sobre el más alto de los números impares. Le estaba diciendo que la información que Internet pone a su disposición es inmensamente más amplia e incluso más profunda que aquella de la que dispone el profesor. Y omitía un punto importante: que Internet le dice “casi todo”, salvo cómo buscar, filtrar, seleccionar, aceptar o rechazar toda esa información.

Almacenar nueva información, cuando se tiene buena memoria, es algo de lo que todo el mundo es capaz. Pero decidir qué es lo que vale la pena recordar y qué no es un arte sutil. Esa es la diferencia entre los que han cursado estudios regularmente (aunque sea mal) y los autodidactas (aunque sean geniales).

El problema dramático es que por cierto a veces ni siquiera el profesor sabe enseñar el arte de la selección, al menos no en cada capítulo del saber. Pero por lo menos sabe que debería saberlo, y si no sabe dar instrucciones precisas sobre cómo seleccionar, por lo menos puede ofrecerse como ejemplo, mostrando a alguien que se esfuerza por comparar y juzgar cada vez todo aquello que Internet pone a su disposición. Y también puede poner cotidianamente en escena el intento de reorganizar sistemáticamente lo que Internet le transmite en orden alfabético, diciendo que existen Tamerlán y monocotiledóneas pero no la relación sistemática entre estas dos nociones.

El sentido de esa relación sólo puede ofrecerlo la escuela, y si no sabe cómo tendrá que equiparse para hacerlo. Si no es así, las tres I de Internet, Inglés e Instrucción seguirán siendo solamente la primera parte de un rebuzno de asno que no asciende al cielo”.

Fuente: http://www.eligeeducar.cl/estudiante-pregunto-sirven-los-profesores-umberto-eco-respondio-una-carta-amor-los-profesores

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¿Para qué educamos?, esta es la pregunta

España / 25 de enero de 2018 / Autor: José María de Moya / Fuente: Magisnet

No he leído ninguno de los libros de Eva Bach (Adolescentes, qué maravilla, La belleza de sentir y ahora Educar para amar la vida, en Ed. Plataforma Actual) pero sí una suculenta entrevista que publica en el último número de la revista Actualidad Docente.

Sintonizo con el enfoque. Es de las pocas pedagogas que se atreven a bucear en el sentido profundo de la Educación, por debajo de la espuma de consideraciones metodológicas, aspectos académicos, cuestiones organizativas, etc. ¿Qué es educar? Esa es la cuestión que, a menudo, no nos atrevemos a abordar porque señala con el dedo acusador a cuestiones incómodas como el sentido de la vida, para qué estamos aquí, cómo ser feliz…

“A los niños debemos darles luz para la vida. Es difícil si la nuestra está medio apagada”. Estas palabras de Bach me recuerdan la explicación del viejo profesor que un buen día decidió colgar las botas. –Pero, ¿por qué dejas la enseñanza? –Porque estoy harto de entrar en el colegio cada mañana y asistir al espectáculo de docenas de adolescentes intentando desesperadamente educar cientos de adolescentes. Duras palabras pero aún hay más. “Hay una desconexión con la esencia de la Educación –continúa Bach–, con transmitir una alegría interna que sea compartida y contagiable. ¿Para qué educamos? Para dar lo mejor de nosotros al mundo. Y cuando lo estamos dando, esa propia alegría se incrementa y multiplica. No educamos para tener títulos en las paredes”. ¿Cómo vamos a ser guía de nuestros alumnos o de nuestros hijos si nosotros no sabemos dónde vamos?

Se educa por contagio, por contacto, y nadie da lo que no tiene. Siempre me ha sobrecogido la figura del adolescente perplejo. Hay buen cine independiente que lo retrata con crudeza. Ese joven que observa con asombro el comportamiento desnortado de quienes deberían ser sus referentes y termina siendo su paño de lágrimas. “Los hijos no pueden ser la única alegría de nuestra vida, aunque por supuesto nos hagan felices. Si lo son, sienten una exigencia tremenda porque entonces van a tener que contentarnos a nosotros, calmar nuestras frustraciones, curar nuestras heridas… Tendrán que llenar nuestra vida. Hemos de tener otras alegrías más allá de los hijos”. Para que ellos sean, primero hemos de ser nosotros.

Fuente del Artículo:

http://www.magisnet.com/noticia/26967/blog-de-jose-m-de-moya/para-que-educamos-esta-es-la-pregunta.html

Fuente de la Imagen:

http://docplayer.es/13768589-Educacion-e-inclusion-social-leonardo-garnier.html

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¿Cancelación o continuidad de la reforma educativa?

México / 25 de enero de 2018 / Autor: Gustavo Santín Nieto / Fuente: E-Consulta

Dependería de que quien ganara la presidencia de la república contara con mayoría calificada.

En los últimos días, funcionarios y ex funcionarios de la Secretaría de Educación Pública y otros corifeos, alertan sobre una supuesta “cancelación de la reforma educativa” y de los daños que su anulación causaría en niñas, niños y adolescentes quienes refieren, tendrían “derecho a recibir una educación de calidad”. Las advertencias partirían lo mismo de Otto Granados, tercer encargado del despacho educativo de la administración en funciones, de Aurelio Nuño, Coordinador de la precampaña presidencial del candidato del Partido Revolucionario Institucional, como de asociaciones privadas (ANUIES y Mexicanos Primero).

Pero, las alarmas que pretenden incidir en la opinión pública con el afán de conseguir votos a favor de su precandidato, se disparan a través de articulistas que lo mismo denuestan a quienes mantienen una opinión diferenciada a la que comparten con la burocracia educativa escondiendo fines comerciales al defenderla. Tan es así que ni siquiera la burla perdonan, cuando reconocen su vinculación a la reforma, bajo la modalidad de contratos de prestación de servicios profesionales, que les son otorgados para colaborar en procesos de capacitación del personal docente de educación obligatoria, justificándose en la máxima de que “lo que no se evalúa no se puede mejorar”.

Empero, otro tanto de interesados, maestras y maestros en servicio –primordialmente-, pero también investigadores del que-hacer educativo y actores políticos, cuestionan alianzas cupulares, fundamentos de los que partiera la reforma educativa peñista y los procedimientos adoptados para su instrumentación. Exigen su derogación y encuentran eco en un precandidato, quien en los discursos se pronuncia por cancelar a la “mal llamada reforma educativa que nada tiene que ver con la calidad de la enseñanza” y en terminar con la “humillación” a la que sometieron al magisterio y sustituirla por otra; que parta de acuerdos con madres y padres de familia “para hacer una verdadera reforma educativa y mejorar la educación en nuestro país”.

Así planteado, el dilema parecería presentarse en torno a la continuidad o la sustitución de una reforma educativa que quedó en el intento y cuyos únicos triunfos, parecerían concretarse en las reformas a los artículos 3 y 73 de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos y en la adición de algunos parágrafos al Artículo 3, mediante los que diputados y diputadas, senadores y senadoras miembros de las bancadas de los partidos políticos suscriptores del Pacto por México, “aprobarían” la creación de la Ley General del Servicio Profesional Docente y del Instituto de Evaluación Educativa -ente que sustituye al Instituto Nacional de Evaluación-. Todas ellas emanadas de la oficina de la presidencia a cargo Nuño y de ahí partirían a la encarcelación de Elba Esther y a la “recuperación de la rectoría del estado en materia educativa”. El resto de rubros, parecería destinado -si bien le va-, a la concreción de una propuesta política que en el menor de los casos, tendría que realizar ajustes, redefinir el modelo y los objetivos a alcanzar, lo mismo que las metas, las estrategias, los plazos y las alianzas requeridas para lograrlo, contenidas las indispensables con quienes tendrían la obligación de instrumentarla.

A 5 años de su promulgación (23 de febrero de 2013) y de que la reforma educativa iniciara sin un acuerdo popular de nación que la República requiere y sin definir en consecuencia, el modelo educativo que para ello fuese pertinente lo mismo que la características a las que debiese responder el personal docente y en consecuencia, transformar planes y programas de estudio de las escuelas normales y los que rigen a la educación obligatoria, contar con la infraestructura escolar adecuada así como con los materiales educativos indispensables, incluidos los tan prometidos nuevos libros de texto gratuito.

Empero, adoptar una posición ante el enfrentamiento por lograr la cancelación o definir la continuidad de la reforma educativa, pasaría por revisar lo hecho y lo logrado por la administración de Peña Nieto.

En primer lugar, la recuperación de la rectoría en materia educativa que tanto ponderan, le costaría al erario casi 2 mil millones de pesos (1, 960 mdp) erogados por la SEP durante la administración de Nuño, cuya finalidad sería la de realizar el trabajo sucio para difundir las “bondades” de la reforma educativa, evidenciada por la revista nº 2 150 del semanario Proceso; plazas de administración (subdirecciones en las escuelas) y de supervisión escolar, entregadas al aparato sindical en diversas partes de la república, al margen de los establecido por la LGSPD; lo mismo que posiciones electorales, consecuencia de la alianza nacional PRI-PANAL, a costa de la oposición y radicalización de maestras y maestros de  la CNTE y de la misma forma, en la entidades gobernadas por la oposición, encabezadas por líderes del SNTE.

En segundo término, sería necesario resaltar que la evaluación del desempeño, punta de lanza de la reforma educativa para garantizar “la idoneidad de los docentes”, se habría aplicado al término del 2017 a tan sólo 1 de cada seis de las maestras y maestros de educación obligatoria, cifra que permitiría calificarla como un fracaso. En tercer término, la garantía que, de acuerdo al Artículo 3, el Estado ejercería en favor de la calidad de la educación de “manera que los materiales y métodos educativos […] garanticen el máximo logro de los aprendizajes de los educandos”, continúa siendo una promesa que se cumpliría a partir de iniciado el ciclo escolar 2018-2019 y eso, está por verse. La infraestructura educativa habría mejorado, de acuerdo a cifras oficiales y a reserva de verificarlo, a tan sólo una de cada tres escuelas, generando una deuda pública que las entidades pagarán en los próximos 20 años, mediante una quita pactada al Fondo de Aportaciones Múltiples que le corresponde a cada Estado.

Sin embargo,  y a pesar del corte de caja desfavorable, la cancelación de la reforma educativa institucional dependería de una nueva correlación de fuerzas que requeriría que quien ganara la Presidencia de la República, contase con una nueva mayoría calificada para hacerlo. Precisaría si, de cambios profundos que respondieran a un nuevo pacto social en el que participen maestras, maestros, madres, padres de familia, alumnos, alumnas y todos grupos de la sociedad civil interesados.

Fuente del Artículo:

http://www.e-consulta.com/opinion/2018-01-21/cancelacion-o-continuidad-de-la-reforma-educativa

Fuente de la Imagen:

Cinco de cada 10 mexicanos piensa que la reforma educativa no ha funcionado

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El fin de la libertad de enseñanza

Panamá / 25 de enero de 2018 / Autor: Eustiquio Chanis / Fuente: La Prensa

El artículo 94 de nuestra Constitución Nacional garantiza la libertad de enseñanza en nuestro país, en donde, por un lado, el sector privado tiene derecho de crear centros de enseñanza particulares con sujeción a la ley, y por otro lado, los padres de familia tienen el derecho de escoger una educación con un formato distinto al de la educación oficial. No obstante, las políticas populistas de los dos últimos gobiernos han conculcado este derecho al promulgar decretos ejecutivos que, cual bombas de tiempo, han explotado señalando erróneamente como culpables a los colegios particulares que, ante el silencio culposo del Ejecutivo, han servido como chivos expiatorios para mitigar la frustración de los padres de familia.

En Panamá, contrario a lo que ocurre en otros países de América, la educación particular aún está al alcance de las clases populares y de la clase media, pues no es difícil encontrar escuelas con mensualidades desde $40 en adelante; sin embargo, estos colegios accesibles irán desapareciendo paulatinamente, no solo porque se hace insostenible su mantenimiento con los costos actuales, sino por la intransferibilidad de estos costos a los segmentos de mercado de menor ingreso. En otras palabras, los colegios particulares con colegiaturas más baratas son los más vulnerables y los primeros que irán desapareciendo, afectando primero a las clases populares.

De 2009 a 2018, el salario base de los docentes se ha incrementado 150%. Siendo los centros educativos organizaciones que utilizan mano de obra intensiva, resulta devastador para el sector educativo particular, pues la planilla docente representa más del 80% de la planilla total y hasta el 70% de los gastos totales. Durante ese mismo período, el salario mínimo se ha incrementado 120% para los colegios del interior y hasta 83% para los colegios de la capital, lo que se suma al efecto inflacionario sobre el sector. Las consecuencias ya comienzan a sentirse con la desaparición confirmada de algunos colegios particulares del país.

Los exagerados aumentos no tienen relación alguna con el mejoramiento de la calidad, pues no es un secreto el grave deterioro que sufre la educación en nuestro país, especialmente en el sector oficial. Las malas decisiones tomadas con criterios populistas para el sector educativo oficial y la equiparación que establece el Código de Trabajo en su artículo 236, han terminado arrastrando al sector particular hacia un elitismo forzado e inconsulto que coarta el derecho del padre de familia de tener la opción de elegir el modelo educativo que considere más apropiado.

Al percatarse de su error, el Ministerio de Educación (Meduca) tímidamente aplaude como soluciones el aumento de la beca universal y la tardía diferenciación legal de los profesores de cátedra completa y maestros de horario regular en el sector particular, sin percatarse de que los nuevos aumentos en las colegiaturas anulan la inclusión de nuevos estudiantes en el beneficio de la beca universal y que las nuevas leyes no tienen efecto retroactivo, por lo que, aunque corrigen hacia el futuro, no anulan el daño ya causado. Nos preocupa que en este año preelectoral se dé un nuevo aumento docente, que no tenga efecto alguno en la calidad de la enseñanza, que no se consulte con el sector particular ni con los padres de familia que se verían afectados. Esto ya ha ocurrido en el pasado, aunque ahora sellaría un legado de mediocridad para la educación de Panamá y le daría el tiro de gracia final a un sector particular ya moribundo.

Estamos entre los 15 países con peor distribución del ingreso según el índice GINE. Dejarles a las grandes mayorías una única opción, no solo agrava la inequidad, sino que abre las puertas para que cualquier oportunista que llegase al poder pueda utilizar el sistema educativo con intenciones doctrinarias y dogmáticas.

Antes de que el daño a nuestro sistema educativo sea irreversible, resulta imperativo que el próximo aumento a los docentes esté condicionado al mejoramiento en la calidad de la educación de nuestro país, con medidas que sean cuantificables; urge reconocer la importancia del sector educativo particular, que con su sola existencia le quita un peso significativo al Estado; necesitamos eliminar incertidumbres que crean inseguridad jurídica y promover, mediante incentivos, su desarrollo, según lo manda nuestra carta magna en su artículo 101, eliminando, por ejemplo, las inequidades otorgando exoneración de impuesto sobre la renta a los colegios laicos, tal como lo reciben hoy las universidades privadas y los colegios de corte religioso.

Por el bien de nuestra democracia es hora de que el populismo ceda el paso al estadismo.

Fuente del Artículo:

https://www.prensa.com/opinion/fin-libertad-ensenanza_0_4945755478.html

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La educación: Máxima prioridad

Paraguay / 25 de enero de 2018 / Autor: César Barreto Otazú / Fuente: Última Hora

Esta semana el Ministerio de Educación presentó los resultados de la evaluación nacional de aprendizajes del sistema educativo. Si bien las informaciones son muy generales, podemos extraer algunas conclusiones de la situación de la educación en nuestro país.

Los resultados de este censo –combinados con otras pruebas realizadas anteriormente a nivel regional como las del Laboratorio Latinoamericano de Evaluación de la Calidad de la Educación, bajo la coordinación de la Oficina Regional de la Unesco, que publicaron en el año 2015 los resultados del Tercer Estudio Regional Comparativo y Explicativo (TERCE)– nos permiten entender mejor la situación de la calidad de la educación en nuestro país para definir las políticas y las prioridades de reforma en un ámbito crítico para el desarrollo de nuestro país.

Existen aspectos que emergen de estos resultados y llaman la atención.

Apenas entre el 7% y el 9% de los alumnos de todos los niveles fueron capaces de resolver problemas complejos y tuvieron elevados niveles de comprensión en lectura. Otros 20% solo pudieron resolver problemas matemáticos menos complejos con operaciones básicas combinadas o pudieron tener una comprensión crítica de una lectura realizada. Esto significa que el 70% restante, difícilmente pueden realizar una operación matemática básica y no pueden comprender lo que leen.

Por otro lado, los niveles de retención escolar siguen siendo muy bajos. Apenas el 40% de los jóvenes en edad están permaneciendo en el último año de la enseñanza media. Es más, solo el 60% de ellos permanecen en el último año de la enseñanza básica (noveno grado).

Esto es crítico, teniendo en cuenta que una persona que no haya terminado la enseñanza media, con los requerimientos del mundo actual, no es capaz de generar ingresos para tener una vida digna por encima de los niveles de pobreza.

Otro hecho resaltante es la significativa diferencia observada en los rendimientos que obtienen los alumnos que asisten a instituciones privadas o subvencionadas comparativamente con aquellos que asisten a instituciones de enseñanza pública.

Esto es claramente percibido por los padres, quienes hacen un enorme esfuerzo para enviar a sus hijos a escuelas o colegios privados, siendo este un factor que vuelve muy persistente la brecha de desigualdad.

Para contextualizar, los resultados del TERCE realizado por el Laboratorio Latinoamericano de Evaluación de la Calidad de la Educación en el 2013 con pruebas a estudiantes de tercer y sexto grados en 15 países de América Latina y cuyos resultados fueron publicados a partir del 2015, ubica a Paraguay en un nivel sustancialmente inferior al promedio de estos 15 países conjuntamente a otros como Nicaragua, Honduras, República Dominicana y Panamá.

Por sobre el promedio aparecen Chile como el mejor ubicado, pero también están Costa Rica, Uruguay, Perú y México. Es importante destacar que América Latina en su conjunto presenta niveles de calidad de la educación muy inferiores a los observados en Europa o Asia. Por lo tanto, la calidad de la educación en nuestro país es de las más bajas de América Latina, región que a su vez tiene una calidad educativa muy por debajo a la observada en otras regiones más desarrolladas de mundo.

Una de las pocas cosas en las cuales podemos estar de acuerdo todos los paraguayos, sin importar partidos políticos o sectores, es la importancia que tiene una buena educación para el desarrollo de nuestra nación. Es necesario que le otorguemos la prioridad que necesita en la discusión pública, ponernos de acuerdo en las reformas básicas que son necesarias para mejorar sustancialmente la calidad de la enseñanza y del aprendizaje, implementarlas y asignar los recursos que sean necesarios con urgencia para que nuestros niños y jóvenes de hoy puedan tener mejores oportunidades. Este es el mayor desafío que enfrentamos en este momento como sociedad.

Fuente del Artículo:

http://www.ultimahora.com/la-educacion-maxima-prioridad-n1129819.html

Fuente de la Imagen:

http://www.abc.com.py/nacionales/como-mejorar-la-educacion-en-paraguay-1477255.html

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“Escolaridad sin aprendizaje es una oportunidad desperdiciada”

Bolivia / 25 de enero de 2018 / Autor: Alejandro Zegada / Fuente: El País en Expansión Nacional

“En todo el mundo, cientos de millones de niños alcanzan la adultez joven sin desarrollar las destrezas y habilidades más básicas”, advierte un reciente informe publicado por el Banco Mundial (BM, aunque producido por contribuidores externos), titulado “Reporte de Desarrollo Mundial 2018: Aprendiendo a Realizar la Promesa de la Educación”.

En este sentido, el reporte explica que incluso si los niños van a la escuela, “muchos salen sin las habilidades para calcular el cambio correcto de una transacción, leer las instrucciones del doctor, o interpretar las promesas de una campaña política; mucho menos construir una carrera satisfactoria o educar a sus hijos”.
Esta crisis de aprendizaje es, por tanto, una “crisis moral”. Según los expertos que elaboraron el estudio, cuando se cumple bien, la educación cura una multitud de enfermedades sociales. “Para los individuos, promueve el empleo, las ganancias, la salud y la reducción de la pobreza. Para las sociedades, estimula la innovación, fortalece las instituciones y fomenta la cohesión social”.
Sin embargo, estos beneficios dependen en gran medida del aprendizaje. Y es que escolaridad sin aprendizaje es una oportunidad desperdiciada. “Más que eso, es una gran injusticia: los niños a los que la sociedad les falla son quienes más necesitan una buena educación para triunfar en la vida”.

Aprendizaje como prioridad
Algunos casos sirven de ejemplo de que, cuando el aprendizaje se vuelve una prioridad, se puede lograr muchos avances.
Es el caso de Corea del Sur, que a principios de la década de 1950, era una sociedad desgarrada por la guerra y anclada al subdesarrollo por sus bajísimos niveles de educación. Pero para 1995, ese país alcanzó escolaridad universal en educación de alta calidad a través de la escuela secundaria.
“Hoy en día, sus jóvenes rinden a los niveles más altos en las evaluaciones internacionales de aprendizaje”, destaca el informe del BM.
Otro ejemplo emblemático es el caso de Vietnam, país que “sorprendió al mundo” el año 2012, con sus resultados del Programa para Evaluación de Estudiantes Internacionales (PISA, por su sigla en inglés), que mostraron que los estudiantes de 15 años de edad estaban rindiendo al mismo nivel que los de Alemania, pese a que Vietnam es un país de ingresos medios-bajos.
El caso de Perú también es destacado por los expertos del BM. Entre 2009 y 2015, el vecino país “logró uno de los crecimientos más altos en cuanto a resultados de aprendizaje en general, una mejora atribuible a políticas concertadas”.
Tonga, Liberia y Papua Nueva Guinea lograron que la lectura de comprensión en los primeros cursos mejorara de manera “sustancial en un periodo muy corto” gracias a “esfuerzos enfocados basados en evidencia”. Y recientemente, Malasia y Tanzania lanzaron enfoques colaborativos a nivel de toda la sociedad para mejorar sistemáticamente el aprendizaje.
“Lograr progresos como estos requiere un diagnóstico muy claro, seguido de acciones concertadas y bien enfocadas”, sintetiza el reporte.

Aprender para crecer
Los expertos coinciden en que la educación debería “equipar” a los estudiantes con las habilidades necesarias para tener vidas saludables, productivas y significativas. Aunque estas habilidades pueden variar de un contexto sociocultural a otro, hay algunas que son consideradas universales.
Por ejemplo, todos necesitan aprender a interpretar muchos tipos de pasajes escritos, “desde etiquetas de medicamentos a ofertas laborales, desde declaraciones bancarias a grandes obras literarias”.
Todas las personas necesitan también saber entender “cómo funcionan los números, para así poder comprar y vender en los mercados, prepara presupuestos familiares, interpretar contratos de préstamos o escribir software de ingeniería”.
En pocas palabras, necesitan el “razonamiento de orden superior y la creatividad que se basa en estas habilidades fundacionales”, además de las habilidades socioemocionales –como la perseverancia y la habilidad de trabajar en equipo- que les ayudan a adquirir y aplicar las demás habilidades.
Sin embargo, muchos países no están logrando estos objetivos. Los expertos del BM han identificados algunas dimensiones de la crisis del aprendizaje que ayudan a apuntar sus causas.

La crisis del aprendizaje
Aunque los niveles de escolaridad (cantidad de personas que van a la escuela, y los años que éstos permanecen en sus estudios) han aumentado mucho en las últimas décadas –Bolivia es un ejemplo importante de estas mejorías-, esto no necesariamente se traduce en una mejora del aprendizaje.
Y es que, como apunta el reporte del BM, escolaridad no es lo mismo que aprendizaje. “Los niños aprenden muy poco en muchos sistemas educativos alrededor del mundo: incluso después de varios años en la escuela, millones de estudiantes carecen de las habilidades numéricas y literarias básicas”.
Para cambiar este problema de forma efectiva, es necesario primero entender cómo las escuelas les están fallando a los estudiantes, y cómo los sistemas educativos están fallando a las escuelas.
El reporte del BM devela cuarto ingredientes clave para el aprendizaje en las escuelas: 1) estudiantes preparados, 2) enseñanza efectiva, 3) insumos educativos enfocados en el aprendizaje, y 4) la gestión y gobernanza cualificada que los reúne a todos.
Como se ve a continuación, los cuatro factores identificados están fallando en los países en desarrollo en general, y en Bolivia en particular.

Ingredientes para el aprendizaje
Sobre el primer punto, los expertos afirman que “los niños suelen llegar a las escuelas sin estar preparados para aprender –si es que llegan. La desnutrición, enfermedades, baja inversión de los padres y el duro ambiente relacionado con la pobreza, socavan el aprendizaje en los primeros años de la niñez”.
Así, incluso en buenas escuelas, los niños que sufren privaciones aprenden menos, y con el tiempo, romper con estas trayectorias de bajo aprendizaje se vuelve más difícil a medida que con la edad el cerebro se vuelve menos maleable. “Por tanto, los sistemas educativos tienden a amplificar las diferencias iniciales”.
Respecto al segundo punto, el reporte encontró que generalmente los profesores de escuela “carecen de las capacidades o la motivación para ser efectivos”. Esto es grave porque los maestros son “el factor más importante entre los que afectan el aprendizaje en las escuelas”.
Esto es así especialmente en los países en desarrollo más que en los países ricos, “pero la mayoría de los sistemas educativos no atraen aspirantes con buena formación. Estos problemas son aún más severos en comunidades remotas, ampliando las desventajas” que ya sufren los estudiantes rurales.
“Estos diagnósticos no buscan culpar a los profesores”, aclara el informe del BM, “sino llevar la atención sobre cómo los sistemas educativos socavan el aprendizaje por no apoyarlos adecuadamente”.
El tercer ingrediente, los insumos (equipamiento, infraestructura, etc.), pese a ser fuertemente priorizados por los gobiernos, “explican solamente una pequeña parte de la crisis de aprendizaje”.
Según el reporte del BM, tras analizar diferentes sistemas y escuelas, se encontró que “similares niveles de recursos están frecuentemente asociados con vastas diferencias en resultados de aprendizaje”, y que “incrementar los insumos en un lugar dado generalmente tiene pocos efectos en los resultados de aprendizaje”.
Parte de la razón de esto es que estos insumos en muchos casos no llegan a los profesores y estudiantes, o no los saben aprovechar. El reporte cita ejemplos de casos como Sierra Leona y Brasil. Pero Bolivia tiene sus propios ejemplos, sumamente ilustrativos.
Tal es el caso de las computadoras Kuua (ensambladas por la empresa estatal Quipus). El Gobierno entregó desde 2014 miles de computadoras a las unidades educativas del país, pero no se logró los resultados esperados, porque lejos de influir en la mejora de la calidad educativa, el buen uso de las máquinas dotadas enfrentó una cadena de dificultades, que derivó, en algunos casos, en la decisión de guardarlas en cajones y no usarlas.
Fueron los propios profesores de las escuelas beneficiarias quienes identificaron tres principales razones para el fracaso de esta iniciativa, que coinciden plenamente con lo que expone el informe del BM: la falta de infraestructura adecuada, ausencia de preparación o capacitación de los docentes y el deficiente o inexistente servicio de internet en las unidades educativas.
En este sentido, la falta de un enfoque realmente centrado en el aprendizaje, ha impedido que una medida que en principio fue buena, no sólo no tenga ningún impacto en la calidad educativa, sino que resulte en un esfuerzo desperdiciado, un gasto desaprovechado.
Finalmente, el cuarto ingrediente, se refiere a que la mala gestión y mala gobernanza frecuentemente socavan la calidad educativa. “Aunque un liderazgo escolar efectivo no mejora el aprendizaje de forma directa, sí lo hace indirectamente al mejorar la calidad de los educadores y asegurando un uso efectivo de los recursos”.
Tras analizar ocho países, el BM encontró una correlación entre la capacidad de gestión de las escuelas y el sistema educativo y los resultados en el aprendizaje de los estudiantes: por cada punto de mejora en la capacidad de gestión, había una mejora de entre 0,23 y 0,43 puntos en el aprendizaje.
Lo que está pasando es que “los directores de escuelas no estén activamente involucrados en ayudar a los profesores a resolver problemas, no proveen asesoría institucional, y no establecen metas que prioricen el aprendizaje”.

Se mejora empezando
por el diagnóstico
El reporte del BM argumenta que para que los países puedan mejorar, se debe avanzar urgentemente en tres frentes: evaluar el aprendizaje, actuar en base a la evidencia concreta, y alinear a los actores bajo un mismo objetivo.
Sin embargo, el gobierno boliviano se niega a implementar evaluaciones de la calidad educativa, tal como el PISA (la más conocida y estandarizada), argumentando que esta es una medición “imperialista”, algo curioso considerando que países como China, Vietnam o Singapur encabezan los resultados en estas pruebas.
El año pasado se informó que Bolivia firmó un acuerdo con la Oficina Regional de Educación para América Latina (OREALC), con lo cual se adhirió al Laboratorio Latinoamericano de Evaluación de la Calidad de la Educación (LLECE).
“Actuar efectivamente requiere primero entender cómo las escuelas están fallando a los estudiantes, y cómo el sistema le está fallando a las escuelas”, sentencia el reporte.

Fuente del Artículo:

http://www.elpaisonline.com/index.php/2013-01-15-14-16-26/local/item/279833-escolaridad-sin-aprendizaje-es-una-oportunidad-desperdiciada

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