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Libres de varios colores.

Por: Oscar Sánchez.

En la provincia de Tumaco-Barbacoas, que tiene cerca de 400.000 habitantes y diez municipios (La Tola, El Charco, Magüí Payán, Mosquera, Barbacoas, Olaya Herrera-Bocas de Satinga, Francisco Pizarro-Salahonda, Roberto Payán, Santa Bárbara-Iscuandé y Tumaco), solamente uno de cada diez niños logra convertirse en bachiller, y si se va más allá de la ciudad de Tumaco, esas cifras se disparan.

Ver a un chico o una chica de más de 12 años yendo al colegio se vuelve una rareza; obviamente, las oportunidades de acceso a la educación técnica o universitaria son casi inexistentes, y la oferta educativa dista mucho de comprender por qué esta población se mueve todo el tiempo, prefiere la oralidad a la escritura o les da más valor a sus tradiciones culturales y artísticas que a los conocimientos que propone el mundo que por siglos los ignoró. Y cuando los maestros, después de mucho esfuerzo, logran arraigarse, comprender el contexto y ganar la confianza de las comunidades, las autoridades educativas los cambian: (http://www.eltiempo.com/opinion/columnistas/oscar-sanchez/no-somos-una-nalga-oscar-sanchez-columna-el-tiempo-54550).

Gracias a programas como Vive la Educación, que adelantan allí Save the Children y el Consejo Noruego para los Refugiados con recursos de la cooperación canadiense (https://www.elespectador.com/noticias/educacion/falla-educacion-del-pacifico-colombiano-articulo-501105), las comunidades, los docentes y los propios jóvenes comienzan a sentir que el derecho a la educación hay que valorarlo, exigirlo y adaptarlo a la realidad. Pero conversar con los chicos y chicas que han persistido en la escolaridad rompe el corazón, pues en esas zonas rurales extremadamente aisladas, donde las economías ilegales campean, sus sueños de éxito tienen pocas posibilidades de cumplirse por el camino tradicional. ¿Y nos preguntamos por qué esos chicos son la excepción y muchos se dedican a cultivar coca?

Hace 250 años, al finalizar el período colonial, en el litoral Pacífico la explotación de oro en minas cuyos propietarios vivían en el mundo andino llevaba dos siglos de historia. Varios de estos municipios fueron fundados en el siglo XVI. En el siglo XVIII se definía como libre en los censos a quien no pertenecía a ninguna de las otras cuatro categorías con las que se ordenaba esa sociedad de castas (eclesiásticos, blancos, indios, esclavos y… libres). En las provincias del Pacífico, la población indígena había sido menguada, la población esclava estaba dejando de ser importante porque el auge de la minería del oro estaba decayendo, y comenzaba a volverse mayoritaria una población negra que había comprado su libertad o nacido de padres cimarrones, dedicada a la agricultura de subsistencia, la pesca, la caza y el lavado de oro, muy dispersa a lo largo de los innumerables ríos y quebradas y que, unida a algunos mestizos y mulatos aventureros, el censo de 1787 denominó “libres de varios colores”.

Las comunidades, los docentes y los propios jóvenes comienzan a sentir que el derecho a la educación hay que valorarlo, exigirlo y adaptarlo a la realidad

Pasaron otros dos siglos; Colombia se independizó, la urbanización se disparó en el mundo andino, se construyeron, para bien y para mal, las instituciones y dinámicas socioeconómicas que hoy nos definen, y el mundo negro del Pacífico siguió viviendo una realidad aparte. Las tasas de mortalidad infantil, analfabetismo e ingreso comenzaron a ser noticia hace 40 años, cundo vivieron un terremoto y tsunami sin precedentes en el país, y aún hoy tienen niveles de desarrollo humano semejantes a los de Congo y Haití. Tuvo que llegar el siglo XXI para que se terminara de construir y pavimentar la única carretera para comunicarse con el centro del país.

Y entre tanto, la cultura oral y musical, de la solidaridad, de la movilidad humana; el sentido del tiempo, una gran capacidad de producción orgánica de productos como el cacao y hasta la relación comercial intensa con otros países en esas sociedades y su territorio megadiverso e hiperdotado habrían podido mostrarnos a todos los colombianos una nueva idea sostenible del progreso. Pero en los últimos años, del centro de Colombia (Estado, comercio, guerrillas y paramilitares), y de sus propias élites políticas regionales, esos pueblos han recibido unos cuantos programas asistenciales, una pizca de modernidad excluyente y depredadora y lo peor de la guerra y la corrupción.

Comunidades como la que vivió la masacre de la semana pasada tienen cada vez mayor conciencia de su realidad y cada vez mayor interés en una educación pertinente y sólida para que sus jóvenes tengan alternativas. Es lo que hemos visto quienes visitamos escuelas allí en estos tiempos recientes de tregua (que por lo visto se acabaron).

Pero si no hay respuesta para sus nuevas generaciones, mucho me temo que mientras más estudien y su proyecto colectivo de bienestar tenga mayor claridad, ante la crudeza de las circunstancias, cada vez van a protestar más. Esperemos que el país consiga ofrecerles algo más que coca y plomo, para que sean al fin libres. O, mejor dicho, para que algún día en Colombia podamos ser genuinamente “libres de todos los colores”.

Fuente: http://www.eltiempo.com/opinion/columnistas/oscar-sanchez/libres-de-varios-colores-educacion-en-tumaco-140194

Imagen: https://encolombia.com/wp-content/uploads/2012/12/sistema-educacion-colombiano.jpg

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La educación ¿un problema?

Por: Jorge Grünberg.

La opinión sobre nuestro sistema educativo depende de nuestra visión del país. Si aspiramos a transformarnos en un país próspero y generador de oportunidades para sus ciudadanos en la sociedad del conocimiento, debemos transformarnos en un país productor de bienes y servicios con alto contenido de conocimiento y tecnología. Nuestras empresas y universidades deberán competir en base a emprendimiento e innovación y nuestros ciudadanos estar preparados para aprender y reaprender constantemente. Nuestro sistema educativo actual no tiene la capacidad de formar a nuestros ciudadanos para alcanzar estas metas.

Esta disfuncionalidad existe desde hace décadas, pero sus consecuencias se han agravado a causa de los cambios tecnológicos de los últimos años y se agravarán mucho más y más rápido en el futuro. A diferencia de otros países, Uruguay no ha buscado ocultar sus carencias. Nuestro país se somete voluntariamente a evaluaciones externas internacionales como las pruebas PISA o las acreditaciones universitarias del Mercosur, y en los últimos años fue creado el Instituto Nacional de Evaluación Educativa con la misión específica de evaluar en forma independiente el funcionamiento de nuestro sistema educativo preuniversitario.

Pero la crítica y la autocrítica no alcanzan. Para lograr cambios sostenibles se deben hacer reformas. Desde el retorno a la democracia los sucesivos gobiernos han realizado esfuerzos para lograr mejoras educativas. Uno de los esfuerzos más importantes fue el aumento sustancial de fondos públicos destinados a la educación pública. También se introdujeron cambios legales ampliando la educación obligatoria desde el nivel preescolar hasta la secundaria superior. Uno de los cambios políticamente más discutidos fue la reforma del gobierno de la educación pública que introdujo un régimen electoral interno para elegir algunas de las autoridades. El cambio más ambicioso fue la incorporación de tecnología, conectando todas las escuelas y liceos del país y entregando computadoras a los docentes y alumnos de instituciones públicas.

Estas iniciativas y proyectos muestran la voluntad de los sucesivos gobiernos de realizar inversiones y cambios en gran escala para mejorar la educación. Sin embargo, estos costosos esfuerzos han conseguido resultados limitados o efímeros. Logramos aumentar la cantidad de alumnos, pero la cantidad de graduados continúa estancada y la calidad del aprendizaje en descenso. Más de 30 años después del retorno de la democracia la gran mayoría de los jóvenes de escasos recursos no terminan bachillerato ni acceden a la universidad, y el rendimiento de nuestros alumnos en las pruebas internacionales es cada vez peor en relación a países con los que debemos compararnos.

Nuestros déficits educativos no se resolvieron ni se resolverán aumentando el presupuesto, cambiando el método de elección de los directivos o agregando computadoras. Estos son cambios necesarios pero no suficientes para modernizar nuestro sistema educativo. Estos enormes esfuerzos económicos y políticos no han traído aparejadas mejoras educativas porque la mejora de la educación uruguaya no es un problema. La mejora de la educación uruguaya es un dilema. Un dilema que debe ser enfrentado desde una perspectiva ética y moral y no económica ni tecnológica.

La reforma educativa es un dilema porque refleja un conflicto entre dos derechos. Por un lado el derecho de las instituciones y corporaciones a mantener sus hábitos, beneficios y privilegios históricos. Por otro lado el derecho de las nuevas generaciones a acceder a un sistema educativo que se adapte a sus necesidades y les brinde la oportunidad de acceder a un aprendizaje de calidad que les permita desarrollarse como personas en la sociedad del conocimiento. Es posible y deseable conciliar ambos derechos, pero debe reconocerse que ambos existen y que en determinadas circunstancias un derecho puede primar sobre otro por razones éticas, morales o de interés social. En el pasado reciente la opción ha sido no optar. Pero cuando no se opta entre dos derechos prevalecen la inercia y el poder.

Resolver nuestro dilema educativo requiere el esfuerzo de enfrentar costos en el presente para obtener mejoras en el futuro. Requiere escuchar el reclamo de los que no tienen voz, que son los más jóvenes. Requiere otorgarle un valor inviolable al derecho de aprender. Las escuelas deben ser santuarios para sus alumnos, especialmente para aquellos que tienen menos estabilidad en sus propias casas y menos contención de sus propias familias. Requiere la autoconfianza necesaria para creer que podemos efectivamente ser un país exportador de tecnología e innovación como lo han hecho otros países que eran más pequeños y pobres que el nuestro. Superar nuestro dilema educativo requiere la convicción de que el derecho a una educación de calidad es uno de los más esenciales derechos en la democracia. Requiere la capacidad de valorar nuestro pasado educativo sin transformarlo en una jaula que nos impida imaginar un futuro distinto y mejor adaptado a una sociedad muy distinta de un nuevo siglo.

Siempre es difícil arbitrar un conflicto entre derechos. Pero ese es el dilema de nuestra sociedad y el desafío que debe finalmente enfrentar nuestro liderazgo.

Fuente: https://www.elpais.com.uy/opinion/columnistas/jorge-grunberg/educacion-problema.html

Imagen: http://gastv.mx/wp-content/uploads/2014/01/Telesecundaria-monta%C3%B1a-baja-de-Guerrero-2.jpg

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La Reforma Educativa en la globalización (II).

El miércoles de la semana pasada ofrecí la perspectiva general de las presunciones conceptuales que disputan la interpretación de las reformas educativas. No que sean enfoques antagónicos y excluyentes entre sí; la diferencia está en la óptica que adoptan con respecto al papel que juegan los actores locales: la teoría de la cultura mundial, la perspectiva del neoimperialismo cultural y el paradigma del prestamista y el prestatario. Hoy considero la primera en conexión con la Reforma Educativa del gobierno de Peña Nieto.

Por: Carlos Ornelas.

Los teóricos de la cultura mundial tienden a ver la evolución de la sociedad siempre propensa al equilibrio. Suponen que los actores políticos alrededor del mundo comparten principios con respecto a los fines de la educación y las aspiraciones de reforma educativa para impulsar usanzas escolares acordes con los fundamentos de la modernidad. Al hacer el análisis de la Reforma Educativa mexicana, apuntarían que sus propuestas embonan con las inclinaciones de cambio institucional en boga en el ambiente global; cuya influencia en el entorno nacional es legítima.

Los partidarios de esta corriente basan la mayor parte de sus análisis en el neoinstitucionalismo sociológico. Las particularidades de las naciones indican cómo las tendencias globales se adaptan en las culturas locales. Lo denominan isomorfismo, por la tendencia a seleccionar herramientas similares y arrojar resultados parecidos. El acoplamiento flexible es otro de los conceptos que estos académicos diseñaron para tomar en cuenta la acción de individuos y organizaciones en las escalas nacional y mundial. Por ejemplo, esta idea engarza bien para dilucidar la adaptación de las ocho sugerencias de la OCDE para el desarrollo del servicio profesional docente y cómo, con las modificaciones que dicta la cultura local, contribuyeron a la elaboración de dos nuevas leyes. Empero, según la misma visión neoinstitucionalista, no hay un isomorfismo general, pues las circunstancias e intereses de grupos, instituciones e individuos, tanto en el contexto nacional como en los diferentes entornos locales, modifican los patrones y transcriben de diferente manera los modelos globales.

El acoplamiento flexible acaso permitiera explicar cómo el gobierno de Peña Nieto —al principio de su mandato— pudo articular los intereses de los grandes partidos en una agenda de reformas. Los proponentes del Pacto por México recurrieron al símbolo de PISA para empujar por mejoras en la calidad de la educación, pero el ensamble de las propuestas se asentaba en la exigencia política de recuperar la rectoría de la educación. La cultura institucional que el régimen de la Revolución Mexicana instauró favorecía los intereses de asociaciones corporativas.

La reforma acopló el empeño de grupos que, bajo el influjo de la cultura mundial, querían introducir normas uniformes, metas comunes, evaluación de resultados y rendición de cuentas, así como estipular sanciones para quienes infringieran las reglas formales. Pero, al mismo tiempo, el gobierno actuó con flexibilidad para incorporar a varios círculos al carril de la reforma, pero con diferencias de grado. Por ejemplo, disciplinó al Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación al encarcelar a Elba Esther Gordillo, pero negoció con la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación y le ofreció canonjías, hasta que ésta rebasó los intereses institucionales del Estado.

Por otra parte, el gobierno central no podía poner en una misma sintonía a los gobernantes y a los administradores de la educación básica en los estados. Por ello, el secretario de Educación Pública, Aurelio Nuño, negocia con los gobernadores agrupados en regiones, en lugar de nada más actos de valor simbólico en la Conferencia Nacional de Gobernadores, pero ineficaces para alcanzar acuerdos.

El proceso de implementación —como denominan a la ejecución de políticas, autores que usan la teoría de la cultura mundial— se flexibilizó según las realidades circundantes. Pero, de cualquier manera, manifestarían, el modelo internacional de reforma educativa produce efectos que hacen que la reforma mexicana se acerque más a la tendencia global. Marcha hacia el isomorfismo, no a la homogeneidad.

Aunque los teóricos de la cultura mundial aportan ideas, aseguran sus críticos, ignoran patrones de dominación y reducen la oposición a las reformas a visiones premodernas. No explica con suficiencia la Reforma Educativa.

Fuente: http://www.excelsior.com.mx/opinion/carlos-ornelas/2017/10/11/1193939

Imagen:  http://geps-uab.cat/sites/default/files/board.jpg

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El largo camino para la participación de los niños, niñas y adolescentes en la inclusión educativa.

Por: Mexicanos Primero.

Durante el pasado mes de julio el secretario de Educación Pública Aurelio Nuño presentó los planes y programas de estudio del Nuevo Modelo Educativo, así como las estrategias para cada uno de sus componentes. En el documento correspondiente a la Estrategia de Equidad e Inclusión, se plantea que para enfrentar la exclusión y la discriminación, es necesario contar con una perspectiva que avance hacia:

• Un sistema educativo que atienda de manera adecuada las necesidades específicas de los distintos grupos de población.

• Una educación inclusiva, que implica que el sistema escolar debe adaptarse a las necesidades de todos los alumnos y simultáneamente reconocer sus distintas capacidades, ritmos y estilos de aprendizaje, sin distinción de ningún tipo (SEP, 2017).

Bajo este esquema, las escuelas deben fortalecerse para que sean ambientes capaces de responder a las necesidades individuales de todos los estudiantes, sin importar su condición socioeconómica, su origen étnico o cultural, el género, sus capacidades o sus preferencias religiosas o de otro tipo.

Los resultados de la Encuesta OpiNNA, realizada en los meses de abril y mayo del presente año por la Secretaría Ejecutiva del Sistema Nacional de Protección Integral de Niñas, Niños y Adolescentes (SIPINNA), muestran que aún hay mucho trabajo por hacer para lograr la inclusión, no sólo en la escuela, sino también en nuestra sociedad.

En esta encuesta participaron 27,640 niños, niñas y adolescentes, entre 6 y 17 años. De los encuestados, 8% se encuentra cursando la primaria baja, 78% se ubica en los últimos tres años de primaria y los tres de secundaria, mientras que 13% está estudiando en el nivel medio superior. Todos estos estudiantes, en cada nivel, muestran el largo camino que se debe recorrer para que la participación en inclusión sea una realidad.

El 56% de los encuestados señala que todos los días se discrimina en la escuela, principalmente a aquellos que tienen un color de piel diferente (40%) y a quienes viven con alguna discapacidad (24%) o son indígenas (16%). ¿Cómo es posible la existencia de una escuela inclusiva, cuando la discriminación está presente en su cotidianidad? En la estrategia presentada por la SEP se proponen acciones para lograr la inclusión de personas con discapacidad, alumnos con aptitudes sobresalientes o de atención a la diversidad étnica, lingüística y cultural, pero no se explicitan las actitudes, prácticas y políticas que requieren las escuelas para lograr la inclusión integral. Si no se arranca toda la estrategia comenzando por abordar la exclusión generalizada desde las prácticas y las políticas, los ajustes a “grupos de población” tiene el riesgo de etiquetar, y por ello de reiterar y cristalizar la lesión constante a sus derechos.

Otro de los aspectos que también dejan ver los resultados de OpiNNA es que ni en la sociedad en general ni al interior de las escuelas se está trabajando en una verdadera cultura de inclusión para las personas en condición de discapacidad. El 45% de los encuestados considera que a los niños con discapacidad se les trata mal porque no se les ha enseñado a los demás a convivir con ellos, mientras que el 24% dice que no hay interés en estas personas. De nuevo, aquí el punto no es sólo qué intervención se puede pensar para el grupo afectado, sino en la formación general sobre las actitudes, las prácticas y las políticas; las barreras más graves no son la falta de rampas o de materiales en Braille, sino los prejuicios y la indiferencia de la comunidad que los circunda.

Inclusive en la misma estrategia sólo se menciona que es necesario fomentar la actitud de respeto a los derechos de las personas con discapacidad tanto dentro del sistema educativo como fuera de él, pero no se explicitan metas ni acciones concretas para alcanzarlas; tampoco se explica cómo obtener evidencia para medir dicho avance ni se plantea una estrategia de evaluación. Una pregunta que surge de estos planteamientos es ¿cómo eliminar la discriminación por tener un color de piel diferente o por tu origen étnico? ¿cómo creas conciencia en los niños, niñas y adolescentes (NNA) de la diversidad que existe en el país y que es constitutiva de su historia y su realidad presente?

La solución no la tiene sólo el sistema educativo, sino que es necesario establecer una estrategia social y cultural en la que todos estemos involucrados. Debe quedar claro que no basta con adecuar los espacios físicos para las personas con capacidades diferentes, es decir, que no se resuelve con mejorar la infraestructura o construyendo rampas, simplemente porque hay distintos tipos de discapacidad. Se necesita un cambio cultural, que sólo ocurre con acciones deliberadas y mensajes específicos.

En esta Estrategia de Inclusión y Equidad presentada por la SEP se prioriza la atención y mejora de las escuelas indígenas, pero no hay un plan de trabajo para la inclusión de los alumnos indígenas que están en las escuelas “regulares”. Tampoco se propone una estrategia para incorporar elementos relevantes para el respeto y promoción de la identidad de estos niños en este tipo de escuelas ni a su derecho de aprender en su lengua materna, como ocurre por ejemplo con los niños mazahuas que asisten a escuelas en la zona urbana de Toluca o Lerma, o los niños nahua, ñahñú o zapotecas en la Ciudad de México.

Una acción que sí puede hacerse al interior de las escuelas es crear conciencia en los NNA de la diversidad que existe en nuestro país, no sólo mostrando los grupos étnicos que existen, sino integrando al currículum la enseñanza de lenguas indígenas, así como los rudimentos del sistema Braille o el lenguaje de señas para todos los NNA. Para que esto se lleve a cabo es necesario empezar con la formación inicial –y continua- de los maestros en estas formas de aprendizaje y apoyarlos para que puedan crear ambientes de aprendizaje incluyente, eliminando las barreras que enfrentan los NNA con capacidades diferentes.

La encuesta OpiNNA busca garantizar el derecho de los NNA a participar y ser escuchados y a colocar la voz de la niñez y adolescencia como parte de la opinión pública. Sin embargo, no hay que asumir que la participación se reduce a esto; es sólo un primer paso. Es claro que la encuesta es poco conocida en la opinión pública, y no desató la discusión abierta que el asunto amerita. Hay que recordar que la participación auténtica implica escuchar a los NNA para conocer su realidad, pero también involucrarlos en la toma de decisiones sobre los ámbitos que competen su vida cotidiana y en los procesos de construcción de acciones y estrategias que les afectan.

Necesitan ser protagonistas de la inclusión la propia y la ajena  pues es un ambiente empobrecedor para todos una escuela en la que no se superan los prejuicios, no se respetan las identidades y no se activa la colaboración en la diversidad. Todos perdemos así. Todos ganamos tus hijos, los míos, los de todos- con la inclusión verdadera.

Fuente: http://www.elfinanciero.com.mx/opinion/el-largo-camino-para-la-participacion-de-los-ninos-ninas-y-adolescentes-en-la-inclusion-educativa.html

Imagen: http://www.elfinanciero.com.mx/files/article_main/uploads/2017/10/11/59deea93c4b7c.jpg

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La parábola de la bala de plata

                 A la memoria de mi tío Ricardo,
                por las décadas de convivencia.
                Acompaño en su dolor a Carmela, Ricardo chico y Jorge.

Patrick J. Kearneyescribió un artículo en el Huffpost el 17 de abril cuya traducción libre al español sería: “No hay una bala de plata para la reforma educativa”. La parábola de la bala de plata llamó mi atención.

No me cuento entre quienes piensan que los conceptos se pueden importar y aplicar de la misma manera que los autores que uno cita. Al traducirlos y amoldarlos a nuestros intereses, los ponemos en la perspectiva nacional. Se aplica la máxima de traduttore, traditore, aunque no se trate de falsear el pensamiento original.

Como se sabe, en la literatura de ficción, los hombres-lobo sólo pueden neutralizarse con balas de plata. El Llanero Solitario era famoso por su antifaz y porque usaba ese tipo de balas para disciplinar a los descarriados. Kearneyrazona que los reformistas de la educación en Estados Unidos se equivocan al disparar balas de plata para lograr que todas las escuelas fuesen iguales y que obtuvieran resultados semejantes. Él es un defensor de los maestros y la escuela pública de ese país, hoy bajo sitio por los afanes privatizadores, la charterizaciónde la educación, dice Diane Ravitch (Cf. The Reign of Error).

Las condiciones que tasan la reforma del gobierno de Peña Nieto no se asemejan a las circunstancias en que navega la reforma estadunidense, aunque haya cierto paralelismo. Allá las consignas por privatizar las escuelas, bajo el manto de la ideología de la “libertad de elegir”, son agua de uso. Aquí son inexistentes. Pero ambas reformas persiguen que los estudiantes obtengan mejores calificaciones en pruebas estandarizadas y uno y otro gobierno desconfían de los maestros.

La defensa apasionada que hace Kearney de los docentes de escuelas públicas estadunidenses tiene fundamentos en una historia de profesionalismo. Refuta con argumentos sólidos los ataques que les lanzan desde el gobierno (más hoy con Donald Trump a la cabeza). Habla de la dedicación de los maestros y de cómo crean “grandes” escuelas, pero sólo donde el empuje de las comunidades se empareja con los ánimos de los docentes.

Esta es una diferencia fundamental. En México las comunidades no se involucran con el desarrollo de sus escuelas ni apoyan a sus docentes (tal vez sea lo contrario, les reclaman por las fallas de sus hijos). Pero los maestros tampoco cultivaron la tradición de relacionarse con las familias. Desde la fundación del SNTE, las escuelas comenzaron a aislarse, a dejar de tener diálogos con su entorno.

La alegoría de la bala de plata se podría aplicar al SNTE. Sus líderes y camarillas fueron quienes las dispararon: colonizaron el gobierno de la educación básica —claro, en un lapso de décadas—, excluyeron a la Iglesia católica —cierto, había razones históricas para ello—, a padres, a autoridades y a líderes de otras organizaciones (por eso se acabaron las escuelas artículo 123, donde los sindicatos, de mineros o ferrocarrilero, por ejemplo) querían tener influencia. Fueron los grupos dirigentes del SNTE quienes no sólo se hicieron cargo de la trayectoria profesional de los maestros, sino que degradaron sus saberes, los estandarizaron y les impusieron rutinas; además, en medio de una corrupción cada vez más patente.

No digo que la Reforma Educativa de este gobierno quiera destruir al SNTE y liberar a los docentes de las ataduras corporativas. A lo mejor esa no es su tarea. La emancipación de los maestros es una faena que deben acometer ellos mismos. Su acción colectiva hacia la profesionalización —pienso— es lo que puede blindarlos contra otras balas de plata y disciplinar a sus líderes. La reforma sólo les brinda unas cuantas oportunidades para ello.

Fuente del Artículo:

La parábola de la bala de plata

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Educación de calidad y pedagogía de la esperanza

Por: Luis Garcia

Todos los actores que inciden en las toma de decisiones en la sociedad dominicana, reconocen que el país tiene grandes desafíos institucionales que se han constituido en barreras para su avance hacia la construcción de una sociedad más incluyente y que genere bienestar colectivo.

El logro de una educación de calidades, sin lugar a duda, el más importante de los desafíos a superar, a mediano y largo plazo. Una vez sea alcanzado, estarían dadas las condiciones para que el país pueda afrontar exitosamente la desigualdad social y la pobreza, que, combinadas, traban el desarrollo nacional.

En la dirección anterior, a finales de marzo del año 2014 fue firmado el Pacto Educativo, previsto en la Ley de Estrategia Nacional de Desarrollo.

El proceso de diálogo involucró a más de 9,000 personas que participaron en una consulta nacional y mesas de trabajo coordinadas por el Consejo Económico y Social (CES).

La sociedad dominicana aportó más de 50 mil propuestas dirigidas a mejorar la educación preuniversitaria, universitaria y técnica.

Hubo un entusiasta abordaje de las propuestas hasta arribar a consensos en torno a grandes temas como la igualdad de oportunidades, calidad y pertinencia de los aprendizajes, dignificación y desarrollo de la carrera docente, cultura de evaluación, modernización de la gestión del sistema educativo y adecuado financiamiento.

En la medida en que ha avanzado el tiempo, los progresos esperados han sido lentos, y peor, podrían avecinarse conflictos entre el sindicato que agrupa a los profesores y el Ministerio de Educación debido a la implementación de las reformas ya consensuadas y aprobadas.

Mientras que otros actores relevantes dentro del sistema educativo nacional guardan un inexplicable silencio.

Sin embargo, hay que apostar al optimismo, si verdaderamente se quiere una educación de calidad. La desesperanza nos inmoviliza, en tanto que la educación requiere de optimismo y sólo se avanza a partir de la pedagogía de la esperanza.

La enseñanza de calidad desempeña un rol de primer orden porque impacta en las dimensiones filosófica, política, humana, psicológica y económica de las personas en cualquier parte del mundo.

Los intereses particulares no pueden primar sobre los de carácter colectivo; una educación inclusiva contribuye a la tranquilidad y la paz social en todas las sociedades, dado el hecho de que proporciona la esperanza y la realidad de escapar de los estratos sociales y económicos menos favorecidos.

En un mundo globalizado e interdependiente, como el actual, se requiere, cada día, de sociedades que sean capaces de aprender y generar conocimiento, visto éste como un componente económico indispensable para avanzar hacia el desarrollo humano sostenible.

Y la educación de calidad va a requerir de que entre los actores del sistema educativo se desarrolle una cultura de investigación, que de acuerdo a Carlos Alberto Torres y Jaime Morrow, en su trabajo “Estado, globalización y política educacional”, señala que “es clave en la generación de conocimientos para una economía global y se requiere de la capacidad de aprender rápidamente, pero principalmente de aprender de manera permanente, y de trabajar en equipo de manera confiable y creativa”.

Las autoridades educativas, los dirigentes del sindicato de profesores y los demás actos del sistema educativo deben entender que para avanzar hacia la calidad educativa deseada, hay que trabajar juntos, a partir de la pedagogía de la esperanza.

Fuente: http://eldia.com.do/educacion-de-calidad-y-pedagogia-de-la-esperanza/

Imagen tomada de archivo de OVE

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Las reformas educativas

Por: Yolanda Quiroga

El cambio, la innovación en las escuelas y las prácticas educativas, tienen un extenso tratamiento tanto de investigación como su aplicación. Una reforma a fondo es independiente de la tecnología (su aporte es indiscutible, pero no imprescindible) El punto está en que el rol que cumple el docente en el aula, y sus prácticas que allí se desarrollan, puedan enfocarse de otra manera. El universo de la educación está en expansión, va más allá de lo local, del propio espacio y tiempo. Las reformas educativas, están a nivel mundial. Es preciso recordar algunos sistemas educativos que ocuparon los primeros puestos en las pruebas PISA como Singapur. Ellos ven la educación como el pilar esencial en el desarrollo del país. Los alumnos aprenden, no memorizan. Las escuelas tienen mucha independencia y optan por diferentes asignaturas por libre elección. El éxito radica en sus maestros, quienes son respetados y capaces de construir una mejor nación. El segundo lugar lo ocupó Japón, los alumnos allí tienen alto grado de competitividad y estudian muchas horas. Lo particular, además de asistir a clases, reciben tutorías personalizadas. Así también realizan tareas de servicio dentro de la escuela y la ciudad. Esto, les inculca gran valoración al trabajo desde pequeños. Focalizan la habilidad para resolver problemas con juicio crítico. Estonia en tercer lugar, superó a Finlandia. El modelo está basado en la equidad. Los profesores tienen alta cualificación en todos los niveles. País pionero a la hora de proporcionar a sus alumnos un ordenador con la conexión a internet. Taiwan ocupa el cuarto lugar. El gobierno de la República de China (Taiwan), califica a sus alumnos por el conocimiento de la Ciencias y Matemáticas. Ayuda a adaptarse al mundo globalizado y en constante cambio. Finlandia bajó al quinto lugar.

En América Latina, Chile ocupa el primer lugar en la zona (44) segundo, Uruguay (47) Costa Rica (55). La Ciudad Autónoma de Buenos Aires (38). El peor rendimiento lo tuvo México y Brasil.

En la Argentina toda reforma se pone a consideración del Consejo Federal de Educación (órgano al que asisten todos los Ministros de Educación del país, aunque cada provincia guarda su independencia para tomar otras decisiones). Conocemos que en la ciudad de Buenos Aires aplicará la reforma que tanto alumnos y docentes se oponen. De allí la toma de colegios.

Recientemente se reunió el Consejo Federal de Educación, y le consultamos al ministro de Educación Lic Felipe de los Ríos, quien expresó que no se aprobó ninguna reforma del nivel secundario en ese ámbito. El requisito de todos los ministros fue solicitar mayor tiempo de trabajo que garantice la transformación para una verdadera mejora, no un requerimiento político o administrativo. También se trató la Evaluación a realizarse en el mes de noviembre en las 24 jurisdicciones del país, incorporando Ciencias Sociales y Naturales a Matemática y Lengua. Así también abarcará a los futuros docentes de los Institutos de Formación Docente.

Debemos considerar que ninguna reforma se puede realizar sin la incorporación de las tecnologías y las reformas innovadoras deben asegurar una educación de verdadera calidad.

Cabe destacar en San Juan que se aplica el plan provincial de actualización y capacitación docente en capacidades y competencias. No habiendo otra reforma como las anunciada en Buenos Aires.

Fuente: https://www.diariodecuyo.com.ar/columnasdeopinion/Las-reformas-educativas-20171013-0058.html

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