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República Dominicana: El primer empleo es responsabilidad de todos

Por: Fredy Navarro Lopez

¡Qué trabajo nos da conseguir trabajo!

Los seres humanos fuimos creados para vivir en comunidad y en la medida que más interactuemos con nuestros semejantes, más realizados nos sentiremos. Uno de los elementos que más interviene en la vida diaria es el trabajo.

República Dominicana es el segundo país con mayor tasa de desempleo juvenil de Centroamérica y el Caribe. El país enfrenta condiciones laborales difíciles, altas tasas de desempleo debido a la falta de experiencia y formación, acentuado por la reducción del crecimiento económico de la región, consideración suministrada por la Organización Internacional del Trabajo (OIT).

Según el censo del 2010, la población juvenil entre los 18 a 30 años era de 3.116.942, lo cual equivale al 33% de la población en general, que ascendía en ese año a 9.445.281 habitantes. De este grupo de jóvenes, se calcula que un poco más de 700.000 no tienen empleo. Esto es preocupante debido a que la edad juvenil es la más vulnerable para la delincuencia. Además, el nivel de desempleo es una forma de medir el grado de desarrollo de un país: a mayor grado, más vulnerable es su economía, y por ende más pobre.

Las profesiones liberales tradicionales han llegado al tope de saturación en una economía cada día más competitiva. Las universidades siguen graduando a hombres y mujeres en todos los campos del saber llevando muchas veces frustraciones profesionales cuando se trata de obtener un primer empleo. Podemos decir que las universidades hacen programas para procurarles a los graduados una plaza en el mundo laboral, pero resultan insuficientes sus esfuerzos.

Si bien es cierto que la Constitución de la República Dominicana establece que es finalidad esencial del Estado fomentar el empleo digno y remunerado, y de hecho se hacen grandes esfuerzos para crear las bases jurídicas y fiscales que contribuyan a la incorporación de muchos jóvenes al tren laboral, no menos cierto es que, el primer empleo es un compromiso de todos: del sector público, del sector privado y de los trabajadores. Este trinomio debe ser el pilar del plano que sostenga una baja tasa de desempleo en nuestro país. De una manera u otra, todos debemos apoyar la creación del primer empleo, incluyendo el Congreso Nacional, con la promulgación de leyes que motiven a estos fines; en especial aquellas pendientes en la agenda legislativa.

En cuanto al rol de los trabajadores en esta tarea, debemos reconocer que la cultura para una vocación al trabajo nace en el hogar. “Lo básico se aprende en la casa” según externó una mucama interrogada en un hotel de la Región Este de nuestro país.

No importa el nivel social al que pertenezcamos, debemos poner de nuestra parte ya que hasta los príncipes que nacen con el problema económico resuelto, se preparan para realizar el esfuerzo que les corresponde, asumiendo un compromiso verdaderamente complicado y de sacrificios.

Hasta la edad de 18 años, tiempo tomado en cuenta para considerar una persona económicamente activa, es la etapa en que verdaderamente se crea el futuro trabajador. Nosotros mismos debemos empoderarnos de nuestras responsabilidades tomando en cuenta el medio en que nos desenvolvemos.

Desde nuestros primeros pasos nos estamos formando para lo que vendrá. Aprendemos a comer, a caminar, a bañarnos, pero no aprendemos “a trabajar”. Es obligación de nuestros padres enseñarnos a realizar tareas sencillas que poco a poco contribuyan a crearnos hábitos positivos para amar el trabajo.

Pequeñas tareas en el hogar crean en el niño conciencia y educación para el trabajo futuro, tales como: arreglar nuestra cama al levantarnos, fregar los platos, ayudar en la cocina, lavar las ventanas, organizar la despensa, lustrar nuestros zapatos, limpiar el patio u organizar nuestra ropa.

La escuela también juega un rol esencial, siendo un eslabón clave para lograr formar un hombre o una mujer con vocación laboral. En las aulas podemos forjar un verdadero trabajador, responsable con sus tareas, amante al trabajo en equipo y creativo. Todos no nacemos con las mismas facultades, por lo que es la escuela la llamada a descubrir en cuál función podemos obtener nuestro mayor desempeño. Además, nos provee las herramientas para desarrollarlas.

Entendemos que no debe subestimarse el valor de una carrera técnica y la verdad es que no deberíamos graduarnos de bachiller si no tenemos una carrera técnica que respalde ese grado educacional. En primer orden se encuentra nuestra educación tradicional, pero debemos saber que no todos seremos profesionales universitarios o podríamos demorarnos en cumplir esta meta. Por lo tanto, una profesión técnica es una medida alternativa a la que debemos mirar cuando analizamos nuestras posibilidades para la obtención de un primer empleo que nos sirva de sustento e incluso para financiar estudios superiores.

Las carreras técnicas que más han calado en nuestro país son: mecánico, soldador, electricista, plomero, ebanista, tornero, carpintero, albañil, pintor, peluquero, cocinero, repostero, impresor, panadero, carnicero, camarero, corte y costura, sastrería, artesano, talabartero, entre otras. Todas son profesiones técnicas regularmente impartidas por algún instituto de formación técnico-profesional como el Infotep, el Instituto Salesiano, el Instituto Loyola y otros afines. Todos estas ocupaciones constituyen trabajos importantes para el desarrollo del país y ofrecen oportunidades de empleo prácticamente seguro.

En resumen, el trabajo para obtener el primer empleo será más sencillo si desde nuestros años mozos nos dedicamos a crear hábitos de puntualidad, dedicación, responsabilidad y de compromisos, creadores verdaderos de un trabajador eficiente y honesto con la función a su cargo.

Las herramientas básicas para crear las bases que te permitirán la obtención de un primer empleo son: las relaciones familiares, las relaciones en tu escuela, y las relaciones universitarias. Conocer personas y relacionarte te permitirá conocer fuentes posibles para la obtención de una plaza de trabajo.

La importancia del primer empleo es tan relevante en la vida laboral que a la larga redundará en el éxito de las funciones que nos toque realizar o cumplir en nuestra vida productiva.

En la medida que logremos incorporar una mayor cantidad de empleos a la masa laboral, la economía tendrá un repunte capaz de activar el desarrollo y el crecimiento resultando en beneficio de todos los sectores, tanto público como privado. Desde que un trabajador comienza a percibir ingresos se convierte en una fuente de riquezas incalculables, debido a que cada peso que entra al sistema demanda otros servicios, produciendo a su vez bienestar general.

En las ciudades en que sus habitantes tienen más facilidades de obtener un primer empleo (por ejemplo, áreas turísticas o de zona franca), aun cuando los salarios son bajos, se nota el movimiento económico, mejorando básicamente sus viviendas, medio de transporte, y su alimentación, por mencionar algunas.

En fin, sostengo que, la responsabilidad mayor recae en nosotros. Debemos prepararnos desde nuestros hogares y nuestras escuelas para el reto de nuestro primer empleo. Desde nuestra primera juventud debemos cultivar nuestras virtudes para sacarle el máximo rendimiento cuando llegue el tan esperado “primer empleo”.

¡Bendiciones para todos los trabajadores dominicanos!

Fuente:http://www.listindiario.com/economia/2017/05/04/464446/el-primer-empleo-responsabilidad-de-todos

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Educación, principal factor para la disrupción en Centroamérica

Por: Forbes México

lfredo Monje, presidente de Grupo Monge, consideró que para una verdadera disrupción en la región del istmo es necesario que se invierta más en educación, ya que es necesario generar a los nuevos líderes del futuro.

Los integrantes del primer panel del Foro Forbes CA “Los genios de la disrupción” coincidieron que la educación es la clave para acabar con la desigualdad.

Alfredo Monje, presidente de Grupo Monge, consideró que para una verdadera disrupción en la región del istmo es necesario que se invierta más en educación, ya que es necesario generar a los nuevos líderes del futuro.

Dentro de su participación en el panel “Decodificando al empresario del futuro”, Monge expuso que para tener una mejor educación en el país es tener políticos disruptores que apoyen a los empresarios, ya que el aumento a los impuestos afecta a toda la población en general.

Para la integrante de Re/max Platinum, Sarah Alzugaray, señaló que las empresas deben apostar por la educación de los empleados para estar preparados para la nueva revolución industrial.

El empresario debe tomar la responsabilidad sobre el sistema educativo, dijo Alzugaray durante su participación en el Foro Forbes Centroamérica desde Guatemala.

Alzugaray expuso que el 65% de los niños del mundo trabajarán en empleos que aún no existen, por lo que es necesario que el crecimiento de la región centroamericana no sea de desigualdad.

En este mismo sentido, Alzugaray señaló que la desigualdad se debe a que el crecimiento de Centroamérica no se ha duplicado en los últimos 45 años.

Fuente:https://www.forbes.com.mx/educacion-principal-factor-la-disrupcion-centroamerica/

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Serie sobre la clase media chilena (3): educación superior, la obsesión por un espejismo

Por: Emmanuelle Barozet

Las clases medias bajas empujan a sus hijos hacia la educación superior porque creen que es la principal vía de ascenso social. E. Barozet explica por qué esa apuesta es incierta. Primero, a medida que aumentan los titulados, los cartones de aquellos sin redes se devalúan rápido. Segundo, en Chile el acceso a trabajos de más alto nivel está determinado por el apellido y los contactos. Las clases medias más prósperas lo saben y aunque se declaran partidarias de la meritocracia, apuestan también por el valor opuesto: la segregación educativa, que provee a sus hijos de las redes para ascender en una sociedad desigual como la chilena.

Las clases medias depositan en la educación gran parte de su esperanza en un futuro mejor. Esto implica presuponer -consciente o inconscientemente- que la cancha en que se define ese futuro está regida por la igualdad de oportunidades y la meritocracia. Pero, ¿es Chile un país donde los resultados dependen del propio esfuerzo? Las clases medias chilenas, que son en gran parte pragmáticas, a pesar de adherir a la idea de meritocracia, intuyen sus límites: en Chile no hay oportunidades parejas ni en la partida ni en el trayecto; y el lugar en que se cruza la meta está influido fuertemente por la cuna, los contactos, el apellido y la clase.

Teniendo tantos profesionales en el mercado se produce la llamada paradoja de Anderson: los títulos se devalúan, y no aseguran que los jóvenes con mayor nivel educacional que sus padres, tengan una mejor posición social que ellos”.

Tal vez por eso, amplios sectores de estas clases medias no escogen el colegio de sus hijos mirando solo la calidad (que los haría competir mejor en un sistema meritocrático), sino fijándose en la segregación y los pares que tendrán. Lo que es la forma en que se puede acceder a redes útiles. Por ello, la meritocracia es sin lugar a dudas uno de los valores más ambiguos que blandean hoy las clases medias.

En la primera columna de esta serie, definimos qué son las clases medias y mostramos cómo, a pesar de lo que usualmente se cree, Chile no es ni ha sido nunca un país de clase media. En la segunda columna, analizamos los temores y esperanzas de este variado grupo, evidenciando tanto su medio a resbalar como al que está socialmente abajo. Miedos tan claros como la indiferencia ante la elite a la que casi no ve, de tan lejos que está en la escala social.

En esta tercera columna, buscamos esclarecer cómo se relacionan estas clases medias pragmáticas -y en gran parte desideologizadas- con la educación y la meritocracia, abordando también su obsesión por la educación superior que es uno de los elementos más llamativos de la cultura y de la psiquis local.

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No sólo en Chile las clases medias ponen gran parte de sus esperanzas en la educación, por lo menos simbólicamente. Como en general no tienen patrimonio asegurado, concentran en la educación sus esperanzas de movilidad, particularmente para sus hijos, bajo un discurso ampliamente compartido: el de la meritocracia y de la igualdad de oportunidades.
Pero, ¿es esta meritocracia una realidad o una utopía?

Muchos consideran que la meritocracia es posible sólo cuando la sociedad ofrece “igualdad de oportunidades”, es decir, cuando las diferencias en la vida adulta se debe a la diferencia en el esfuerzo que las personas ponen en proyectarse y en el trabajo. Y en Chile efectivamente ha habido movilidad educacional intergeneracional: los hijos adultos, en promedio, tienen un nivel superior al que alcanzaron sus padres. Sin embargo esto no ha producido los réditos esperados en términos de mejores puestos de trabajo ni mayores ingresos para todos los grupos que integran las clases medias (Espinoza y Núñez 2014).

La creencia en la meritocracia permite justificar la posición social de uno echando mano al mérito propio; y diferenciarse del que viene un poco más abajo, asumiendo que si está ahí es porque no se esforzó lo suficiente”.

Otros, en cambio, consideran la igualdad de oportunidades una ficción necesaria (Dubet 2011) que legitima sistemas sociales desiguales, haciendo creer a quienes no son de la elite que invirtiendo en capital cultural superarán barreras sociales. Pero la marcada desigualdad de Chile impide condiciones parejas en la partida, las que no son superadas ni en la infancia ni en la juventud y menos en la vida adulta. La meritocracia, para existir realmente, necesita de potentes medidas que permitan compensar las desigualdades de partida, que en Chile no se han concretado.

EDUCACIÓN Y ASCENSO SOCIAL

En términos de contexto, recordemos que la expansión de los sistemas educacionales, que en teoría proveerían la igualdad de oportunidades, es una historia vieja, de dos siglos al menos, que en muchos países se aceleró al final del siglo XIX y principios del XX. En parte, buscaba responder a la mayor demanda en educación -la educación para las masas-, pero también a la necesidad de darle más especialización a la mano de obra, de modo de responder a las necesidades de un mundo que pasaba desde la producción tradicional a la industrial.

La educación primaria fue el primer eslabón que se completó en la primera mitad del siglo XX, aunque con limitaciones en zonas rurales y poblaciones. En paralelo, creció la cobertura secundaria, en la medida que el aumento del nivel de vida de la población permitió liberar a los jóvenes de la obligación de trabajar desde temprana edad. Se abrió también la educación técnica; pero no el acceso a las universidades, el cual quedó limitado hasta los ’90 a un grupo estrecho de la población, una elite educacional que disfrutó de altos niveles de ingreso en comparación con quienes sólo completaban la secundaria.

La apertura masiva del sistema universitario desde los ‘80 y la fuerte inversión pública en todos los niveles desde los ‘90, es sin lugar a dudas uno de los rasgos más extraordinarios de la evolución de Chile en las últimas décadas.

Formalmente se cumplió la promesa de la igualdad de oportunidades, pero este boom educacional ¿acercó a las clases medias a sus sueños de ascenso social?

La meritocracia, para existir realmente, necesita de potentes medidas que permitan compensar las desigualdades de partida, que en Chile no se han concretado”.

Hoy Chile cuenta con un sistema primario y secundario que segrega fuertemente en tres grupos: un sector privado que acoge al 8% de los escolares y que siempre está fuera de cualquier reforma, al punto de ser un tabú político y social; un sector subsidiado en rápida expansión, que recibe el 52% de la matrícula y que no siempre tiene mejores resultados que el sector público, el cual está encogiéndose y llega hoy a un 38% de la matrícula (Ministerio de Educación 2015).
Esta segmentación se debe en gran parte al eterno debate entre el derecho a la educación y la libertad de elegir la misma (Cox 2007). En las últimas décadas la idea de la libertad para elegir ha sido impuesta por los sectores que pueden elegir porque pueden pagar. Es sabido por todos que, en el sistema chileno, los resultados escolares tienen una fuerte correlación con el nivel socioeconómico de las familias.

En cuanto a la educación superior, la desregulación del sector desde 1980 ha permitido un aumento jamás visto de la matrícula: entre 1985 y 2015 el número total de estudiantes de pregrado pasó de 180.000 a 1.100.000, de los cuales 430.000 son de nivel técnico y 670.000 universitarios (SIES data). Esto significa que el 40% de las nuevas generaciones puede acceder a la educación superior, lo que constituye una revolución social y económica cuyo impacto en la vida social aún no medimos.

En las últimas décadas la idea de la libertad para elegir ha sido impuesta por los sectores que pueden elegir porque pueden pagar”.

Pero la economía lo ha señalado muy bien: lo escaso es caro y lo abundante barato. Teniendo tantos profesionales en el mercado se produce la llamada paradoja de Anderson: los títulos se devalúan, y no aseguran que los jóvenes con un mayor nivel educacional que sus padres tengan una mejor posición social que ellos o mejor sueldo (Anderson 1961). Este fenómeno ya ha sido observado en los países del norte, donde a pesar de tener mercados de trabajo más diversificados y mecanismos de regulación estatal, el fuerte aumento de los sistemas universitarios hizo florecer a los “cesantes ilustrados” en mercados laborales encogidos por la desaceleración económica.

Un problema central es que si bien se han desarrollado nuevos sectores económicos, como el retail y las finanzas o la burocracia privada y pública, que requiere de personas más calificadas, la economía chilena sigue basada en la exportación de materias primas, que requieren mano de obra poco calificada en su gran mayoría, y no contingentes de profesionales.

La masificación de la educación superior en general, aunque sea un bien social tener una población más educada, no conduce a su democratización, sino que a su estratificación en sub-circuitos por donde transitan de manera separada las diferentes clases sociales, en función de la cultura que traen de su casa y de su recorrido escolar anterior (Bourdieu, Passeron 1964).
Posteriormente a su formación, estas personas más formadas y sin espacio en el mercado laboral o sin posibilidad de ascenso social viven su frustración y desesperación como fracasos individuales más que como el resultado de transformaciones sociales más amplias.

Hoy el 40% de las nuevas generaciones pude acceder a la educación superior, lo que constituye una revolución social y económica cuyo impacto en la vida social aún no medimos”.

En Chile, la expansión del sistema universitario desde hace casi 40 años ha permitido el desarrollo de muchos establecimientos privados y públicos de buena calidad, ofreciendo a parte de las clases medias ocupaciones más calificadas, más estables y por lo tanto con mejores herramientas frente a la precariedad. Pero también han prosperado instituciones que no ofrecen garantía alguna de seguir funcionando todo el periodo que los alumnos estudien y que dejan a muchos jóvenes con deuda y sin un grado académico o con una inserción laboral que no se corresponde con lo propuesto.

El caso de la carrera de Criminalística de la UTEM, el colapso de la Universidad del Mar vinculado al lucro de sus sostenedores y la venta de acreditaciones que realizó Eugenio Díaz en la Comisión Nacional de Acreditación (CNA), son algunos ejemplos conocidos. Pero sólo ahora se empieza a levantar el velo sobre lo que ha seguido ocurriendo en regiones, donde carreras en diversos planteles no cuentan ni con los docentes ni con los implementos mínimos (Vásquez 2017), situación que no ha atraído la mínima fiscalización que se podría esperar de un sistema que debería haber aprendido de los escándalos que lo sacudieron recientemente.

Respecto de los que llegan a sacar el título en estos establecimientos, se pueden observar dos situaciones: además de la merma en el ingreso esperado, muchos entran al mercado laboral con créditos acumulados durante su formación, lo que dificulta su paso a la edad productiva y reproductiva. Por ejemplo, un ingeniero comercial que egresa de las mejores universidades, gana a los cuatro años el doble que el promedio de los que egresaron de universidades no selectivas (ver datos en web www.mifuturo.cl). Puede no parecer tanto, pero estas diferencias se acentúan con los años: el primer egresado conocerá de inmediato una posición confortable por su inserción en redes sociales (Zimermann 2013) y luego un alza de sus ingresos a lo largo de su vida laboral, mientas que el segundo quedará estancado durante toda su vida laboral cerca de su punto de partida.

Otro ejemplo candente es la formación de miles de jóvenes chilenos a nivel doctoral tanto en Chile como en el extranjero. Un programa que costó sumas muy altas al Estado mediante becas, y que generó en un lapso de menos de cinco años la saturación de un estrecho mercado debido a la casi precariedad de las políticas de acompañamiento de parte de quien los mandó a formarse. La mayor parte de los universitarios y postgraduados tienen un destino de empleados y no de empresarios (como remarca el economista Ha-Joon Chang en una entrevista con CIPER), y sin universidades, empresarios o laboratorios que los reciban, la promesa de insertarse como investigador no puede cumplirse.

La ausencia de valoración del trabajo poco calificado y la híper valoración de la educación son vividas con fatalidad por amplios sectores de la sociedad que no tienen acceso a ésta”.

¿Cómo explicar entonces la creencia profundamente anclada en Chile del valor de la meritocracia mediante educación, particularmente en las clases medias? Varios estudios en Chile han intentado esclarecer esta paradoja. Primero, porque pese a la evidencia, muchos integrantes de las clases media tienen una convicción: que es justo que quienes se esfuercen más tengan más, como hegemonía discursiva (Zilveti 2016). En segundo lugar, muchos piensan firmemente que su destino familiar no depende más que de sí mismos. Y esta creencia en la meritocracia permite, por una parte, justificar la posición social y económica de uno echando mano al mérito propio y a la idea de que con voluntad todo se puede (Frei 2016); y por otra, diferenciarse del que viene un poco más abajo, asumiendo que si está ahí es porque no se esforzó lo suficiente.

Pero en conversaciones con chilenos y chilenas, bajo esa creencia en la meritocracia, surge muy rápido la sospecha e incluso la certeza de que operan potentes limitaciones para ciertos grupos (morenos, mujeres, discapacitados, sectores segregados, no apitutados). Así, la promesa de meritocracia permanece, por lo menos parcialmente incumplida.

El valor de la educación funciona entonces para las clases medias como un mantra, el cual es repetido por los gobiernos y muchos educadores y establecimientos educacionales, como una clave muy ambigua de la superación. El mensaje es reforzado por millonarias campañas publicitarias que inundan los muros de la ciudad, las páginas de los diarios y los paraderos de micro (Simbürger 2013). La concentración de las protestas sociales en torno a la educación superior, dejando en un segundo plano la urgencia de mejorar la educación preescolar, donde se juega mucho más el destino posterior de los niños, es elocuente al respecto.

Finalmente, buceando en la parte inferior de la pirámide social, nadie parece escuchar el lamento de los sectores más bajos de la clase media y de las clases populares. Ellas ven inalcanzable esta promesa de ascenso mediante educación y encuentran injusto que nadie reconozca el valor del trabajo manual (Mac-Clure 2015), aquejado de sueldos muy bajos en Chile, cercanos a la línea de pobreza. La ausencia de valoración del trabajo poco calificado y la tiranía o híper valoración de la educación son vividas con fatalidad por amplios sectores de la sociedad que no tienen acceso a ésta.

¿Es entonces un fraude la promesa de la educación superior? No para todos por supuesto. Existen sectores medios que han ascendido mediante educación. Diría, sin embargo, que recién estamos empezando a ver las consecuencias de la profunda transformación social que significa que casi la mitad de una generación pueda seguir estudiando después de los 18 años y que esto sea el estándar de la sociedad entera y ya no la excepción.

Referencias bibliográficas

Anderson, A. (1961), A Skeptical Note on the Relation of Vertical Mobility to Education, American Journal of Sociology 66, 560-570.
Bourdieu, et al (1964), Les héritiers, Paris, Editions de minuit.
Dubet, F. (2011), Repensar la justicia social. Contra el mito de la igualdad de oportunidades. Buenos Aires, Siglo XXI.
Cox, C., (2007), Educación en el Bicentenario: dos agendas y calidad de la política, Revista Pensamiento Educativo, vol. 40 n°1, 75-204.
Espinoza V. et al. (2014), Movilidad ocupacional en Chile 2001-2009. ¿Desigualdad de ingresos con igualdad de oportunidades?, Revista Internacional de Sociología, Vol.72, nº 1, 57-82.
Frei, R., (2016), La economía moral de la desigualdad en Chile: Un modelo para armar, Documento de trabajo, PNUD.
Mac-Clure, O. et al, (2015), La clase media clasifica a las personas en la sociedad: Resultados de una investigación empírica basada en juegos, Psicoperspectivas, vol. 14 n° 2, 4-15.
Simbürger, E, (2013), Moving through the city: visual discourses of upward social mobility in higher education advertisements on public transport in Santiago de Chile, Visual Studies, vol. 28 n°1, 67-77.
Vásquez, O. (2017), Educación superior y movilidad social en universidades de baja selectividad: el caso chileno, Doctorado en Ciencias Sociales, Facultad de Ciencias Sociales, Universidad de Chile. Tesis por publicar.
Zimermann, S. (2013), Making Top Managers: The Role of Elite Universities and Elite Peers, Chicago, University of Chicago

Fuente:http://ciperchile.cl/2017/05/04/serie-sobre-la-clase-media-chilena-3-educacion-superior-la-obsesion-por-un-espejismo/

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Nicaragua: Créditos para la educación

Por: Donaldo Vanegas

La industria de la microfinanzas en Nicaragua está apostando por la educación y por la formación del talento humano al más alto nivel, con el fin de contribuir al desarrollo integral de los jóvenes nicaragüenses y al progreso social y económico de nuestro país.

Las instituciones afiliadas a la Asociación Nicaragüenses de Instituciones de Microfinanzas (Asomif) ofrecen una variedad de productos microfinancieros, uno de ellos es el crédito educativo, que no solo ha posibilitado un cambio de vida significativo en los jóvenes que acceden por medio de este financiamiento a programas de posgrados, maestrías, carreras técnicas, cursos de idiomas y complementos de becas, sino también que ha tenido incidencia en sus familias y en el desarrollo del capital humano de nuestro país.

Si ponemos en contexto el tema de la educación en Nicaragua, el panorama no es muy alentador, el país sufre un alto nivel de deserción universitaria. A nivel latinoamericano un reciente estudio publicado por el Banco Mundial reveló que uno de cada cinco jóvenes en América Latina, entre los 15 y los 24 años ni estudian, ni trabajan. Esta generación de jóvenes forma parte del grupo poblacional que incidirá significativamente en la Población Económicamente Activa (PEA) de los próximos años. El Banco Mundial en su informe asegura que los países que ofrecen una educación de alta calidad a una población en crecimiento, podrán crecer e incidir de manera significativa en el combate a la pobreza.

El bono demográfico en Nicaragua es otro de los fenómenos que incidirá directamente en la economía y desarrollo del país. Las personas menores de 35 años representan entre el 69 a 72 por ciento de toda la población nicaragüense, según la Encuesta Municipal del Nivel de Vida Año 2009 publicada por INIDE. En ese sentido, el país tiene hasta el 2035 para sacarle provecho al crecimiento sostenido de la población en edad productiva; los esfuerzos que se hagan dependerán de las acciones que se tomen en materia educativa y laboral.

La educación también es determinante al momento de dirigir un negocio, según la Encuesta de Empresas Sostenibles Nicaragua 2015, elaborada por Cosep, entre el 60 y el 90 por ciento de los dirigentes de empresas, medianas y grandes respectivamente, tienen estudios completos, posgrados o maestrías; esto evidencia que el mercado laboral en Nicaragua demanda, cada día, más profesionales capacitados y con mayores niveles educacionales.

Pensar en desarrollo, es pensar en mejorar los índices de productividad y competitividad. Para mejorar las estadísticas necesitamos una fuerza laboral calificada. El crédito educativo brinda soluciones financieras con enfoque social, y permite a los jóvenes  cumplir sus sueños y metas de estudios, así mismo el adquirir habilidades necesarias para su inserción en el mundo laboral de manera efectiva.

Educrédito, el programa especial líder en créditos educativos del Instituto Nicaragüense de Desarrollo (INDE) y del Fondo del Instituto Nicaragüense de Desarrollo (Finde), es pionero en el país en brindar crédito educativo. El programa ha beneficiado a jóvenes nicaragüenses, para realizar estudios a nivel nacional e internacional, quienes hoy en día se destacan por su trayectoria académica, profesional y de liderazgo. A esta iniciativa se han sumado otras dos organizaciones afiliadas a Asomif lo que nos llena de orgullo y satisfacción, porque es un indicador de que estamos contribuyendo, a través de nuestros financiamientos, no solo a reducir la pobreza, sino también a generar riquezas, a fomentar la educación académica y empresarial, y a mejorar la calidad de vida de nuestros jóvenes y profesionales.

Nicaragua necesita de jóvenes con talento y formación profesional que contribuyan al crecimiento socio económico de nuestro país para salir de la pobreza y ser más competitivo; es ahí donde estamos apuntando las microfinancieras afiliadas a Asomif. Decía Koffi Anan, séptimo secretario general de las Naciones Unidas y premio nobel de la paz 2001, que “una sociedad que aísla a sus jóvenes, corta sus amarras y está condenada a desangrarse”, es por eso que nuestro compromiso es ayudarlos a crecer, apoyándolos a través de programas de financiamiento que les permitan acceder a una formación intelectual y profesional de calidad.

Fuente: http://www.elnuevodiario.com.ni/economia/426643-creditos-educacion/

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LA EDUCACIÓN EN EL CAPITALISMO Y SOCIALISMO

Por: Perspectiva internacional / Alex Chamán Portugal[1]

“El deber de la inteligencia es un deber revolucionario. Los únicos intelectuales insensibles a este deber son los `intelectuales de panteón´ que exhiben su ramplona bisutería ideológica en los escaparates de las librerías de lujo. Los intelectuales decadentes, intoxicados de una literatura morbosa y palúdica y enamoradas de la torre de marfil y de otras quimereas astrales y estúpidas”

José Carlos Mariátegui

¿Educación para el progreso y la emancipación o para el atraso y la opresión?

Cuando conceptualizamos a la educación, en cualquier parte del planeta, coincidimos en precisar que ante todo es un proceso de formación integral de la personalidad humana en lo que hace al desarrollo de capacidades y potencialidades intelectuales, morales, artísticas y físicas en un determinado contexto económico, social y político y en aras de contribuir a la misión de la ciencia: El progreso y bienestar de la humanidad. Cuando contrastamos lo enunciado con el proceso de “formación” en un contexto social, sea cual sea este, concluimos que lo definido no es asi, por cuanto la “educación” suele viabilizarse en forma incompleta, ya que no ensambla la integralidad que hace al ser humano, y, al ser subordinada a la sociedad mercantilizada-consumista pierde su esencia humana. Así entra en conflicto con el progreso y bienestar de la sociedad, pues se pone al servicio de la clase dominante en contra de las otras, es más, deviene en una poderosa y destructiva arma contra las demás clases sociales dominadas. Eso es lo que acontece en casi todo el mundo. La realidad, con creces, se encarga de ponerla de manifiesto. La educación capitalista, quiérase o no admitir, en su esencia lleva al atraso y con ella a la opresión. Expresión irrefutable de esto lo constituye la crítica realidad que agobia a la mayor parte de la humanidad.

La alienación y enajenación aherroja al ser humano llevándolo a pasmosos niveles de insensibilidad social y carencia de solidaridad humana ante crueles hechos. En pleno tercer milenio e impresionante desarrollo científico-tecnológico la humanidad entera enfrenta inauditas atrocidades. Destacamos algunas de ellas:

– Más de la mitad de la población mundial se encuentra entra la pobreza y la indigencia.

– La cuarta parte de los seres humanos -casi 1,700 millones- carece de servicios básicos como salud, educación, vivienda, agua potable, alcantarillado y energía eléctrica.

– La quinta parte es analfabeta y la tercera es analfabeta funcional.

– Las potencias capitalistas más “desarrolladas” junto a sus minúsculos grupos de poder económico diseñan y ejecutan el presente y futuro catastrófico de la humanidad. Los guía el reparto del mundo, las conquistas de nuevos mercados y el saqueo de recursos naturales. Esa avaricia y la decadencia en la que se encuentran los obliga a suministrarse de recursos energéticos gravitantes por lo que desatan “sanciones”, “campañas”, “coaliciones internacionales” que desembocan en guerras injustas como invasiones flagrantes contra naciones oprimidas. He ahí los casos de África, Irak, Afganistán y en perspectiva inmediata Irán, Venezuela, Nicaragua, Bolivia, etc. Lo acontecido en Honduras es una advertencia y ejemplo. La injusticia e irracionalidad es tal que acontecimientos sórdidos como los que periódicamente se ejecutan contra Palestina son considerados “justificables” por la “Comunidad Internacional” y por organizaciones que deberían “precautelar” la paz mundial.

– Muchos gobernantes e individuos de poder económico y político están comprometidos con mafias de tráfico de drogas y armas, con paramilitares, sicarios, con empresas contaminadoras y destructoras del medio ambiente, etc. Además suelen ser impulsores de la violación indiscriminada de los derechos de los pueblos convirtiéndose en coautores de genocidios y otros crímenes de lesa humanidad. Ejemplos los hay en abundancia, baste señalar: Estados Unidos, México, Colombia, Perú, etc.

– Mientras el mexicano Carlos Slim, es el hombre más rico del mundo, paradójicamente ese pueblo arrastra un nivel de pobreza y extrema pobreza que fácilmente supera el 70%. El sistema está tan corroído en ese hermano país que las mafias forman parte de las instituciones del Estado y produce vastas matanzas, secuestros a lo largo y ancho del país. Miles de mexicanos arriesgan su vida diariamente por cruzar el “muro de la vergüenza” de EE.UU. y conseguir mejores condiciones de vida.

Las anteriores referencias nos obligan a preguntar: ¿Qué sucede con la educación que ante la tormentosa realidad descrita poco o nada sirve para transformarla? La educación en tanto expresión dinámica del conocimiento científico, insoslayablemente debería servir para diagnosticar la adversa realidad, para luego interpretarla, identificar sus causas primigenias y solucionar lo inicuo. Eso es una educación creadora, científica, democrática y esencialmente humanista. Lo conocido hoy como “educación”, es en los hechos instrucción; en tanto portadora de ciertos saberes pragmáticos, cultivadora y exacerbadora de individualismo enfermizo y gestora de ciertas habilidades psicomotoras para formar individuos tecnocráticos funcionales al orden existente y sus iniquidades, por ende desprovistos de humanidad. En consecuencia, se tiene una educación en severa crisis que deshumaniza al hombre y con ello lo hace proclive al salvajismo globalizador.

¿Qué implica la educación en una u otra sociedad?

La educación es una herramienta que sirve a determinados intereses de tal o cual sistema, ya que impone y propaga la ideología de la clase que detenta el poder en función de sus objetivos económicos, sociales y políticos. En consecuencia, mientras la educación capitalista prepara los recursos humanos que la sociedad de consumo demanda, de igual forma la educación socialista forma a los recursos humanos que su revolución social necesita. El capitalismo concede honores, grados y títulos a aquellos que se alinean en su dinámica; en tanto el socialismo concientiza, moviliza y organiza a las masas para vencer la explotación, opresión, miseria, injusticias y sufrimientos que heredaron. En suma, el capitalismo oprime y deshumaniza; el capitalismo emancipa y humaniza. El primero crea hombres caducos; el segundo forja hombres de nuevo tipo.

La educación en el discurrir de la historia

El correr de la historia muestra la creciente importancia que reviste la educación en la marcha de la humanidad, sea en su atraso o progreso. Esto corrobora el inapreciable papel de la educación al servicio de las clases dominantes durante los modos de producción cimentados en la propiedad privada y, por ende, en las sociedades escindidas en clases sociales contrapuestas, a saber: El Esclavismo, Feudalismo y el Capitalismo.

En el capitalismo la educación ha devenido, por su eficacia, en un decisivo aparato para la reproducción del sistema y sus relaciones imperantes en la enajenación objetiva-material y alienación subjetiva-mental de buena parte de quienes son sujetos de la misma. Quienes no acceden formalmente a ella no se protegen, pues también son participes a través de los “medios de comunicación social” y el conglomerado de telecomunicaciones electrónicas que resultan más prolíficas gracias a su cobertura, contenidos sugestivos -rigurosamente diseñados- y el lenguaje subliminal del que se valen.

En la construcción del socialismo la educación también devino en un poderoso instrumento de concientización rumbo a los objetivos históricos de la nueva sociedad. Así, fueron ineludibles los procesos de desenajenación y desalienación.

Hasta hoy, por ejemplo, queda al desnudo que en el capitalismo la educación, en tanto una de las formas de la conciencia social, ha sido cuasi perfectamente subordinada a los objetivos de la estructura económica de la sociedad y sus relaciones de desigualdad que se desprenden, y, que se manifiestan como relaciones de explotación que conlleva, a su vez, a relaciones de opresión política y discriminación sociocultural.

El siglo XX es fecundo y aleccionador por sus vastas experiencias económicas, sociales jurídicas y políticas y científico-tecnológicas. Por supuesto que también en lo ideológico, específicamente en lo filosófico, educativo, cultural, artístico, etc. Este siglo deja de manifiesto, por una parte, que el modo de producción capitalista (1) en su esencia se muestra como depredador de la humanidad. En ese contexto se tiene el desarrollo y consolidación del capitalismo. Nos referimos a la época del imperialismo -era de los monopolios, las multinacionales- que implica colusión y pugna entre las potencias capitalistas. Intereses atizados entre las mismas que conducen a injustas y devastadoras guerras mundiales por el reparto del mundo, así como a la apropiación y despojo de los recursos naturales de las naciones oprimidas y pueblos del mundo. A decir de Lenin, para fines del siglo XIX se sientan las bases de la etapa superior del capitalismo: el Imperialismo que se encumbrará en el siglo XX y entrará inevitablemente a su crisis y decadencia en el siglo XXI. Asimismo, por otra parte, las primeras experiencias socialistas se forjaron poco después de la primera y segunda guerras mundiales, la rusa gestora de la Ex Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas (hoy desintegrada y devenida en Rusia capitalista) y la revolución China creadora de la China socialista (desde los 77 en franca restauración del capitalismo) respectivamente. Estamos considerando estas dos experiencias en razón de la trascendencia y dimensión que adquirieron en el escenario nacional, regional e internacional.

Tanto el capitalismo como el socialismo han removido no sólo las estructuras de la sociedad sino también su superestructura. Ambos sistemas comprendieron bien la preponderancia de la educación y la asumieron como vehículos de “deformación” y “formación” de los seres humanos en función de sus objetivos inmediatos y mediatos. Aquí se ajusta el enunciado que “en una sociedad de clases todas las ideas sin excepción llevan un sello de clase”, es decir que al estar las sociedades divididas en clases sociales y al regirse en las mismas, la dominación se presenta en todos los espacios de una sobre las otras; por ende, necesariamente las ideas y opiniones se orientan a lo que esgrime una u otra clase social, es decir no habría neutralidad o apoliticismo. Esto, en buena medida, estaría respaldado en lo sostenido por Aristóteles, a decir de Marx: el “pensador más grande de la antigüedad”, que “el hombre es un animal político” en la medida que su pensar y actuar es social, puesto que está asociado a la política en tanto se involucra con otros y se orienta a la satisfacción de sus múltiples necesidades y resolución de problemas de diversa índole. Esta última parte nos ayuda a comprender mejor el papel de los intelectuales, quienes en su mayoría, en tanto pequeña burguesía, suelen ser oscilantes según el momento político y la correlación de fuerzas. La realidad es que los letrados tienden a aspiraciones acomodaticias y suelen amoldarse al sistema y eso a la postre los hace conservadores y funcionales acérrimos al sistema. Una minoría de ellos, los más conscientes y sensibles a las clamorosas necesidades de la época y provistos de posición de clase, es la que asume posiciones y compromisos más resueltos. La historia de nuestros países y la del planeta respalda irrebatiblemente lo aseverado hasta acá.

La educación socialista

En ambas naciones, Rusia y China, antes de sus procesos revolucionarios la mayor parte de la población lo constituía el campesinado principalmente pobre, mientras que el proletariado se encontraba en ascenso y ocuparía ascendentes espacios ideopolíticos en tanto última clase de la historia. El nivel de explotación, opresión y exclusión era formidable, por consiguiente la miseria y pobreza atormentaba a la mayor parte de la población. La educación al tener carácter de clase, en la medida que servía a quienes ejercían el dominio, fue convertida en un “derecho” para unos pocos y un “privilegio” para las mayorías. Los grados de analfabetismo sobrepasaban fácilmente el 60% en Rusia en tanto en China superaba el 85%. La educación estaba orientada a statu quo, por lo que viabilizaba una escuela tradicional que soslayaba el estudio crítico de la realidad objetiva, cultivaba el teoricismo por encima de la práctica, centraba en el conductismo autoritarista para someter y domesticar al estudiante, legitimaba el atraso y el oscurantismo, etc. Así, procuraba moldear individuos dóciles, acríticos y conformistas. Ante eso se forjó una pedagogía revolucionaria sustentada en el amor de clase y el servicio a los intereses y aspiraciones de las mayorías populares. ¿En qué se respalda esta nueva educación? Esencialmente en la necesidad de revertir las injusticias manifiestas en la problemática humana y social y la necesidad de resolverlas vía un alternativo proyecto. Contextualizando con el momento político actual diríamos: En tanto prosiga la agresión de una naciones contra otras, mientras grupos de poder económico se hagan del poder político de naciones y desaten injusticias por doquier y de múltiples formas (armamentismo, invasiones, paramilitarismo, narcotráfico, trata humana, tráfico de órganos, etc.), mientras aumente la feroz explotación entre una clase social contra otras, mientras la mujer sea oprimida y reducida a artículo de consumo y objeto sexual, mientras se acreciente la mortalidad y morbilidad materno-infantil, mientras la miseria material conlleve a precarias condiciones de vida y lleve a miseria espiritual con problemas de existencia, mientras la corrupción sea parte de la cotidianidad y lo normal en cualquier parte del mundo, mientras se mercantilicen las relaciones humanas y cosifiquen a los seres humanos; los ejemplos ruso y chino se constituyen en baluartes que marcan el horizonte de la nueva sociedad. ¿Por qué? Porque muy a pesar de la barbarie social y humana en la que nos encontramos –hoy más que ayer el hombre es lobo del hombre- es indispensable alentar esperanzas de transformación para reconciliar al hombre con el hombre, con la sociedad, con la naturaleza, en suma con el mundo. Esta nueva educación, además, trataba de forjar una nueva conciencia y compromiso social encaminando nuevos valores. Los renovados escenarios de reeducación y concientización lo compusieron las fábricas, granjas, comunas populares, hospitales, centros recreativos, mercados, etc., que permitieron recabar ideas, criterios, así como percibir actitudes y posiciones de los obreros, campesinos, soldados, maestros, políticos, médicos, comerciantes, incluso de los desclasados. Se requería el desarrollo individual y colectivo, para ello se incentivó a que el individuo participe activamente en el trabajo colectivo, demuela progresivamente la insensibilidad, la indiferencia, el individualismo y cultive una férrea conciencia ideológica y convicción política-social. Esto implicaba que el “hombre de nuevo tipo” tendría que distinguirse ante todo por su inquebrantable moral, desbordante entusiasmo, elevado optimismo, indoblegable voluntad, valentía, laboriosidad, humildad y desinterés personal. En suma, la educación socialista forjó su compromiso de servir al pueblo de todo corazón.

En términos principistas, metodológicos y didácticos se planteo que la nueva educación socialista necesariamente debería hacerse de cardinales aspectos, como:

– Partir de lo superficial a lo profundo, lo próximo a lo lejano.

– Trabajar de lo unilateral a lo multilateral.

– Hacer las clases motivadoras e interesantes.

– Repetir incansablemente lo primordial hasta llegar a la comprensión total.

– Resumir lo trabajado, destacando lo más importante,

– Desarrollar la práctica de discusiones y debates.

– Practicar la crítica y autocrítica.

– Cultivar y practicar nuevos valores humanos y sociales.

Esta nueva educación contribuyó ostensiblemente a la formación ideológica, política, moral y física del hombre que necesitaba el socialismo en construcción; basada en valores de la justicia y expresado en un estilo de vida justo y correcto, acorde a las nuevas relaciones sociales.

El proceso de enseñanza-aprendizaje socialista

Este proceso exigió que tanto el educador como el educando se compenetren con la realidad circundante. La enseñanza adquirió valor a condición de fundirse con el trabajo productivo. Los saberes adquiridos fueron aplicados en la vida y en la práctica social. Al establecerse iguales derechos y deberes a hombres y mujeres, éstas no sólo accedieron a la educación y trabajo sino también participaron en igualdad de condiciones en la actividad política. La educación al ser altamente política tiende a la transformación honda del ser humano y su consagración a los supremos intereses del progreso y bienestar de la humanidad. Asimismo el PEA socialista se complementó con:

– Los medios de comunicación estaban al servicio de la conciencia ideológica y compromiso político sirviendo a la educación del pueblo.

– Los actores de la educación participan en acciones de trascendencia social, batallando contra los valores individualistas, primando la colaboración y ayuda mutua.

– Un ser humano no puede ser objeto de compra-venta ni suponer a las mercancías como elemento vital de su existencia.

– Elevada autoestima expresada en ser superiores a los problemas y adversidades.

– Sé renunció a las clases y se convirtió en colectivos de trabajo, debate y reflexión.

– Supresión de notas y exámenes porque comparaban, frustraban y relegaban a los estudiantes. Se ponderó actitudes como: Espíritu de servicio, sensibilidad y solidaridad, voluntad de trabajo, espíritu de sacrificio, abnegación, etc. las “buenas notas” y los grados académicos no garantizaban idoneidad. Las evaluaciones devinieron en dinámicas de polemizar, experimentar y crear.

– Los educadores fueron facilitadores de trabajos prácticos, gestionaban lecturas analíticas y críticas e incentivaban la plena participación de los estudiantes. Unos a otros trabajaban en equipo. Los más avanzados auxiliaban a los rezagados.

– Se priorizó conocer la realidad contactándose con ella. Los actores de la educación, en su conjunto, se trasladaban a los centros de trabajo. Los laboratorios, bibliotecas, talleres y centros de práctica fueron las fábricas, cooperativas, granjas, comunas populares, los jardines, museos y otros recursos de la comunidad. Los educadores asumieron su labor como asesores y guías de acciones educativas. Maestros y estudiantes analizan, debaten, experimentan, reflexionan y aprenden juntos. Así, los talleres de mecánica, carpintería, electricidad, imprenta y laboratorios se convirtieron en escenarios de aprendizaje industrial. Los niños aprendían siendo pequeños obreros, campesinos y técnicos.

– En sus relaciones afectivas la transformación de valores permitió que los jóvenes preferían impresionar por su espíritu de sacrificio, subordinación de los intereses personales a los del colectivo, desprecio a los bienes materiales, mucho más que por su belleza o apariencia física.

LA EDUCACIÓN EN EL CAPITALISMO

Carlos Marx(2) criticó a la educación capitalista afirmando que si bien en un primer momento se presentó como “civilizatoria y democratizadora” del conocimiento científico, con el correr del tiempo, debido a los mezquinos intereses que perseguía, se convirtió en alienante y deshumanizadora. Asimismo, sostuvo que la educación al ser un instrumento de la lucha de clases, viabiliza saberes impregnados de un hondo carácter de clase. En la marcha de la historia las clases dominantes monopolizaron la educación en función de sus objetivos e intereses, despojando a las otras clases explotadas de su pleno derecho a la educación. El siglo XXI remacha esta situación.

El sistema capitalista y su expresión neoliberal considera que la explotación y opresión, así como sus efectos: La pobreza, miseria y exclusión son cuestiones “atribuibles a cada individuo”(3) eximiendo, por consiguiente, a las imperantes condiciones materiales de existencia y sus injustas relaciones sociales. Sin duda que toda esta parte está enmarcada en el ya supuestamente superado darwinismo social que se sustenta en la «supervivencia del más apto». A decir del capitalismo neoliberal “supervivencia del más competitivo», es decir, del más oportunista, astuto y servil.

En términos generales el capitalismo ha reducido la educación a cuestiones operativas básicas como leer y escribir; sumar, restar, dividir y multiplicar; ciertas habilidades y destrezas domésticas y técnicas; conocimientos generales conocidos como “cultura general”. A nivel superior ha logrado incorporar nuevos conocimientos y prácticas científicas pero en forma sesgada, ya que son direccionadas a la “formación” de los técnicos y profesionales para insertarse al cada vez más competitivo mercado y cumplan tareas funcionales al sistema. Hasta acá esto resulta hasta cierto punto lógico, sin embargo ha soslayado, premeditadamente, una serie de cuestiones vitales que caracterizan a una verdadera educación orientada a la integralidad del ser humano. Esa es la esencia del problema. ¿De qué sirve que se cuente con letrados cuando estos asumen posiciones retrogradas ante la injusta realidad circundante?, ¿Cuán importante puede resultar el desarrollo científico-técnico si es convertida en una mercancía distante de las necesidades del progreso y desarrollo de la humanidad? ¿Qué tipo de formación educativa es esa cuyos “recursos humanos capacitados” resultan indiferentes a la crítica realidad? ¿Será posible hablar de “educación”, “desarrollo intelectual”, “comportamiento científico”, “excelencia académica”, etc., cuando en la práctica casi la totalidad de los “educados” o “instruidos” asumen prácticas complacientes con el orden establecido y las monstruosidades de éste a nivel nacional y mundial? Ojo, estamos cuestionando esa jactanciosa “formación” porque suele estar al margen no sólo de valores humanos sino también de compromisos sociales. ¡El capitalismo no sólo depreda al hombre de su humanidad, sino también pone es ascuas a la sociedad y al mismo planeta! Todo esto se ve facilitado por la contundencia de “Los aparatos ideológicos del estado”(4), puesto que todos quienes formamos parte de una sociedad, de una u otra manera, acabamos sumergidos en lo que se digita para con nosotros, por lo que seremos moldeados sutilmente acorde a lo que requiere el sistema. Acá, todo es motorizado por la línea ideológica y política de la clase dominante, así como se instala toda la maquinaria de instituciones, organizaciones –estatales y no- de individuos para garantizar el logro de esta gigantesca y preciada labor. Por cierto que no sólo concurren los letrados sino también los iletrados. Los denominados poderes del Estado, a la cabeza de su columna vertebral: Las Fuerzas Armadas y Policiales, quienes coercitivamente se encargarán de su puesta en marcha. Eso es lo que ocurre en nuestras sociedades. Todo está muy bien organizado, mejor dicho digitalizado. Así, las injusticias acontecen como algo natural, por tanto, se presentan como inevitables e inherentes a la sociedad humana. Así, todos los efectos producidos por las crecientes desigualdades resultan legítimas y necesarias, pues ¡cada quien forja su presente y futuro! Como si los seres humanos no fueran eminentemente sociales. Se pretende cercenar su esencia de ser social y reducirlo a ser gregario. Eso se hace a diario con los luchadores sociales también conocidos como los mejores hijos de los pueblos.

El quehacer educativo, suele estar acompañado por nociones supersticiosas, esotéricas y fatalistas con lo que se aliena y enajena a los individuos.

¿Cómo se concreta y viabiliza lo anteriormente afirmado? Así como los mal llamados medios de comunicación trabajan con sutileza sus contenidos y mensajes alienantes; la educación formal hace lo propio a través del «Curriculum Oculto», por cuanto su estructura de formación “manipuladora” y “domesticadora”, es ejecutada para encubrir los verdaderos objetivos de la clase expoliadora.

POSICIONES EDUCATIVAS DE MARIÁTEGUI Y FREYRE

Dos grandes personajes latinoamericanos también se encargaron de abordar el problema de la educación. Lo hicieron tanto en el contexto capitalista como en el socialista. Ambos, consecuentes con sus concepciones del mundo y posiciones, esgrimen importantes planteamientos, así como tareas. Precisemos algunas de ellas:

Mariátegui(5) es categórico al manifestar que “El Estado… no puede renunciar a la dirección y al control de la educación pública”. Además de poner en claro que El Estado se constituye en un órgano de opresión al servicio de la clase dominante, ineludiblemente también debe hacerse cargo de la educación en “función de conformar la enseñanza con las necesidades de esta clase social”(6). Así, tanto la educación pública como la privada han dependido de la burguesía.

Mariátegui asigna un decisivo y trascendente papel a los maestros comprometidos con la historia y su progreso ¿Cuál? Sostiene que los educadores deberían reorganizar la nueva enseñanza y para aquello necesariamente tienen que saber, moverse y funcionar como un sindicato. Además deben comprender la solidaridad histórica por lo que deben unir sus fuerzas y acciones con otros sindicatos para transformar todo el orden social. En esa dirección el maestro no debería reducir su existencia y accionar a la mera supervivencia sino que, ante todo, debería servir a la edificación de una nueva sociedad.

Al analizar las condiciones de vida a la que es sometido el maestro, en nuestras sociedades, precisa que éste es condenado a una “condición miserable y humillada”, así lo condicionan para conservar su puesto y renunciar a su dignidad intelectual y espiritual.

Mariátegui, consecuente con su confesión de ser marxista-leninista, plantea: “Sólo el socialismo puede resolver el problema de una educación efectivamente democrática e igualitaria… El régimen educacional socialista es el único que puede aplicar plenamente y sistemáticamente los principios de la escuela única, de la escuela del trabajo, de las comunidades escolares y, en general, de todos los ideales de la pedagogía revolucionaria contemporánea, incompatibles con los privilegios de la escuela capitalista, que condena a las clases pobres a la inferioridad cultural y hace de la instrucción superior el monopolio de la riqueza”(7).

Freyre(8) al igual que Marx y Mariátegui asume expresivamente una posición y elocuentemente deja en claro que «la educación es una práctica de naturaleza política». Sus planteamientos se sintetizan en que la educación tal como está organizada y se desenvuelve es ejercida sobre la conciencia dominada. He ahí su carácter opresivo. ¿Ante eso qué corresponde? Liberarse a través de la concientización, el diálogo y comprometerse con una nueva educación para servir a las masas populares y construir una sociedad más justa.

Para él la educación debería permitir conocer reflexivamente la realidad y asumir compromisos rumbo a su transformación. ¿Qué se requiere? Hacer de la educación un instrumento para concientizar y movilizar individuos que sirvan al cambio.

En consecuencia, la educación debe contribuir a que maestros y estudiantes sean concientes de su realidad y forjadores de su propia historia. La educación debe estar al servicio del fortalecimiento de las organizaciones populares. Las injusticias son a causa del capitalismo y el sistema escolar sirve como reproductor del injusto orden social. Sostiene que el socialismo será superador de las injusticias e inequidades.

Notas:

(1) Si bien en una primera instancia el capitalismo representó lo más avanzado para la sociedad humana, con el correr del tiempo lo progresista, condensado en las bondades e implicancias históricas germinadas por la Revolución Francesa, devino en conservador en tanto en vez de llevarnos al progreso humano hace lo contrario, es decir conducirnos inexorablemente a la barbarie.

(2) En el 2000 la transnacional de las comunicaciones, la BBC de Londrés, realizó una encuesta mundial para nominar al “pensador más grande del milenio”. Carlos Marx fue el ganador. Esto no sólo demuestra un visible reconocimiento a su celebridad intelectual sino también práctica. Marx, quien en su obra monumental “El Capital” realizó un análisis crítico del sistema capitalista, se encargó de poner las bases científicas del Materialismo Dialéctico e Histórico.

(3) Fernández, Enrique. “Reflexiones acerca del Neoliberalismo”.

(4) Althusser, Lois. Los aparatos ideológicos del Estado se manifiestan en instituciones y prácticas religiosas, escolares, familiares, jurídicos, políticos, sindicales, de información, culturales.

(5) Mariátegui, José Carlos. Autor de “Los 7 ensayos de interpretación de la realidad peruana”, “Temas de educación”, entre otras obras. Fue fundador del Partido Comunista del Perú (PCP), la Central General de Trabajadores del Perú (CGTP) y sentó las bases del Sindicato Unitario de Trabajadores de la Educación Peruana (SUTEP).

(6) José Carlos Mariátegui. Temas de Educación. Editorial Minerva. Lima, 1980.

(7) En el Programa del Partido Comunista del Perú.

(7) Freyre, Paulo. Autor de “Educación como práctica de la libertad”, “Pedagogía del oprimido”, entre otras. Participó en el Movimiento de Cultura Popular, creador de un aleccionador método de alfabetización. Debido a su práctica política-educativa fue víctima de persecución por gobiernos y grupos de poder, por lo que fue exiliado en varios países.

Bibliografía utilizada:

Calero, Mavilo. Metodología activa para aprender y enseñar mejor. Editorial San Marcos. Lima, 2000.

Lenin, Vladimir. – El Estado y la Revolución. Edit. Progreso. Moscú, 1952.

– El imperialismo fase superior del capitalismo. Edit. Progreso, 1956.

Marx, Carlos. – El Capital, tomos I, II y III. Edit. Cartago. Buenos Aires, 1973.

Introducción General a la crítica de la Economía Política. Fondo de

– Cultura Popular, Lima, 1983.

Politzer, George. Principios elementales y Fundamentales de Filosofía. Editorial San

Marcos, Lima 1985.

RAMOS, S. Pablo.El Neoliberalismo en acción. Edit. Liberación. La Paz, 1996.

Quintana y Cámac. Corrientes Pedagógicas Contemporáneas. Editorial San Marcos.

Lima, 2003.

Rosental – Iudin. Diccionario Filosófico. Ediciones Pueblos Unidos. La Habana, 1980.

Zeitlin, Irving. Ideología y teoría sociológica. Amorrortu Editores. Buenos Aires, 1998.


[1] Alex Chamán Portugal. Docente universitario y conferencista.

Fuente:https://perspectivainternational.wordpress.com/2010/07/22/la-educacin-en-el-capitalismo-y-socialismo/

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La Educación en el sistema capitalista (Como mercancía e ideología)

Por: Tendencia Estudiantil Revolucionaria

Como sabemos, todo proceso histórico tiene sus transformaciones en lo político, social, cultural, etc. Por supuesto, la Educación no queda exenta de esto, si tomamos en cuenta que el sistema educativo (en este caso la universidad) es un claro reflejo de la sociedad y de sus contradicciones.

La educación en el capitalismo siempre se ha encontrado en manos de la burguesía, con el objetivo de seguir preservando el sistema y reproduciendo la ideología dominante.El periódo manufacturero del capital trajo consigo la destrucción de las formas de estudio que se habían dado en el feudalismo, paralelamente y, como en la sociedad se estaba dando la división del trabajo –separación entre el trabajo manual y el trabajo intelectual-, con la industrialización, la Educación también se volvió parcelada y sectorial.(código)
Así como el desarrollo de la gran industria iba necesitando mano de obra calificada, el estado burgués fue necesitando profesionales que estuvieran al servicio de éstos para desarrollar la tecnología y la industrialización, apoyada en esto, la burguesía fue formando las capas medias y educando a las clases populares, quienes al adquirir un grado más elevado de educación pudieron observar el mundo con otros ojos, transformándose en un peligro para la clase dominante, la educación se transformaba en una contradicción, como lo decía Tomas Vasconi:
“La burguesía no puede sino sustentar una actitud contradictoria respecto a la educación masiva. Por una parte requiere cada vez más que ésta se desarrolle y difunda como condición del desarrollo y explotación más provechosa de la fuerza de trabajo (…) pero por otro lado, necesita evitar los efectos negativos que -desde el punto de vista de sus intereses objetivos de clase- tendría una elevación demasiado grande de los niveles educativos del proletariado”.
En chile con la elección de los gobiernos demócrata cristianos (Eduardo Freí M1964-1970) y principalmente con la elección de la unidad popular (Salvador Allende G. 1970-1973), la educación se visualizo como una de las reformas democráticas mas importantes.

A partir de 1968, desde la universidad católica de Valparaíso, extendiéndose por todo el sistema universitario nacional, se produjo una mayor participación democrática de estas (participación de los estudiantes en la elección de los docentes de la universidad), aumentó el ingreso de estudiantes a la universidad, orientó las investigaciones y las guiaron hacia las necesidades y cambios de la sociedad. Estos procesos se dieron bajo los movimientos universitarios de la década (mayo francés, y principalmente bajo la reforma universitaria de Córdoba en la década de los 30).

Bajo el gobierno de la unidad popular se diseño la propuesta de la escuela nacional unificada, esta propuesta trataba principalmente acabar la inmensa brecha económica que había en la educación, sin embargo esta trajo mucha polémica en los sectores opositores, ya que no defendía los intereses de los poderosos y ricos del país, no tuvo tiempo de ser rebatida ni implementada a causa del golpe militar.

Ya con el gobierno militar, se termina por privatizar completamente la educación, y se vuelve completamente mercantil, ya que esta tenía que estar acorde con el neoliberalismo implantado por la dictadura. Con la constitución de 1980, Augusto Pinochet Ugarte legitima la privatización de la educación, ya que pasa todo a manos de privados y hace que el estado sea solo un mero subsidiario de la educación, municipalizando la educación primaria y secundaria, con una serie de leyes que rigen al alero de su constitución, como la LOCE ( fue implantada un día antes de que asumiera el presidente de la democracia cristiana 10-03-1990), en la cual está estimula un cambio total en las mallas educativas, sus planes, programas, etc.

Actualmente » expresó Kremerman (economicista) que, un 6,8% del Producto Interno Bruto está destinado al gasto en educación, del cual un 2,1% es para la Educación Superior. De este último porcentaje, sólo un 15,8% proviene de fuentes públicas, mientras que un 84,2% lo hace desde fuentes privadas, es decir, «el bolsillo de las familias).

La educación Universitaria, por un lado, reproduce la ideología dominante, creando profesionales al servicio del capitalismo, y por otro lado, se ha convertido en una mercancía, ósea que es susceptible a ser cambiada por otra mercancía (dinero). El sistema educacional genera profesionales no en proporción de cuantos necesita la sociedad, si no según cuantos millones necesitan los bolsillos de los dueños de las universidades (empresarios). La universidad funciona como una industria que sólo genera mercancía en beneficio del bolsillo del empresario.

Al acceder a la educación superior, el estudiante aumenta el valor de su fuerza de trabajo, esto quiere decir que en el mercado su trabajo tiene mayor precio. Pero a causa de la sobreproducción de profesionales, consecuencia de la facilidad que existe para crear universidades, y la flexibilidad con que los bancos dan créditos a los estudiantes, ha provocado para el mercado laboral una enorme oferta de profesionales, mayor de la que el sistema capitalista necesita realmente, generando un aumento en la tasa de desocupación del país, dispuestos a vender su fuerza de trabajo cada vez más barata, disminuyendo su precio real.

Fuente:http://tendenciaestudiantil.blogspot.com/2009/05/la-educacion-en-el-sistema-capitalista.html
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Características de la Educación Capitalista

Por: Idol Gallardo

El sistema capitalista esta sustentado por una superestructura que generan las condiciones para darle continuidad al mismo. Esta superestructura gracias al carácter globalizador del sistema es general en todo el mundo exceptuando las naciones en las cuales existe una experiencia socialista.

En Venezuela como en todo país capitalista, la educación forma parte de la superestructura que le da continuidad al sistema, es decir, que la educación sirve como plataforma para implantar en los estudiantes y la sociedad en general la ideología burguesa la cual esta destinada a la alienación de los individuos (la negación de sí mismos). La estructura del sistema educativo venezolano en general es la de una pirámide, cuya estructura escalonada esta integrada por los tres niveles de la educación correspondiente a nuestro país.

Dadas la característica piramidal de nuestro sistema educativo podemos asemejar a la base con la educación inicial y la educación básica ya que posee un gran tamaño y en ella se concentra la gran mayoría de la población estudiantil; un segundo escaño de menor tamaño es el de la educación media esto se debe a que en la escuela básica se generan mecanismos de exclusión (los mismos pueden ser de índole, social, económico etc.) trayendo como resultado que del número de estudiantes que ingresan a la educación básica obligatoria, sólo la mitad o menos ingresan a la educación media, por ultimo para completar y terminar la estructura piramidal que caracteriza el sistema educativo venezolano y más que venezolano capitalista, conseguimos en el escaño más pequeño a la educación superior. Decimos que es el más pequeño ya que a él sólo acceden las clases pudientes y de cada 10 jóvenes de bajos recursos que logran acceder en lo que a los estratos educativos inferiores se refieren (Educación básica y media) solo dos o tres logran ingresar a la educación superior,(los cuales por las características de la educación terminan en muchos de los casos alienados, ya que se sienten superiores a sus semejantes porque lograron conquistar la cúspide educativa a diferencias de los demás individuos explotados por el sistema trayendo como consecuencia que en vez de avocarse por tratar de transformar el barrio, su objetivo principal es conquistar el estatus quo, estatus de privilegio de la clase burguesa para sentirse uno más de esta clase) esto se debe a los diferentes mecanismos de exclusión que alrededor del aparato universitario se ciernen.

¿Cómo excluye el sistema educativo?

Generando mecanismos pedagógicos unidireccionales, es decir la interacción entre Profesor-Alumno resulta nula, ya que el profesor es presentado como “ser supremo” conocedor de todo, planteando la educación como un proceso de vació de información en los cerebros de niños, niñas y jóvenes sin darle la menor importancia a la capacidad de critica y análisis que puedan generar estos individuos en la sociedad, promoviendo el falso apoliticismo, el individualismo y la competencia innecesaria entre los estudiantes, para demostrar quien puede lograr mejor nota coaccionando así cualquier iniciativa de solidaridad entre los seres sociales que interactúan entre sí dentro de las diversas instituciones educativas.

Presentando la división social del trabajo en la cual el mismo es separado entre el trabajo intelectual y el trabajo manual; asumiendo que los estudiantes que siguen los patrones de conducta implantados por el sistema en la educación desarrollaran el trabajo intelectual y los que se resisten a seguir dichos patrones desarrollaran el trabajo manual; resultando estos últimos excluidos del sistema educativo porque la escuela, el liceo o la universidad no se adapta a sus necesidades sino que por el contrario estos individuos son los que se tienen que adaptar a las necesidades de los claustros educativos y por ende trae como resultado el abandono de la educación y su inserción en la vida socio-productiva de la nación.

En conclusión las instituciones educativas sirven en este y todos los sistemas educativos ligados al capitalismo, como simples entes en los cuales se les muestra a los ciudadanos a seguir patrones de producción es decir que desde el pre-escolar y la escuela básica cuando se nos indica que la hora de recreo llegó con un timbre, tal cual como se les indica a los trabajadores de las empresas que su hora de descanso ha llegado.

Cuando se nos impone competencias dentro del aula de clase y se premia gracias a las mismas a los estudiantes capaces de aprender sin ningún tipo de análisis los textos y contenidos que el profesor y el programa educativo plantean, (así, como se inicia una competencia entre distintas fabricas por la dominación de un mercado planteando la teoría darwiniana de “la supervivencia del más fuerte sobre el más débil”, es decir el más apto) implementando el egoísmo egocéntrico entre los individuos que interactúan en las aulas frustrando todo sentimiento de compañerismo y solidaridad que en el compartir diario puede surgir.

Generando que los profesores se avoquen más hacia los estudiantes que responden a un patrón de conducta, queriendo decir con esto, que los profesores buscan desarrollar más a los alumnos que tienen cierto conocimiento “Textual” en vez de avocarse a los demás para lograr así una nivelación entre todos y potenciar el desarrollo de todos como futuro inmediato de la sociedad.

Es decir que el papel de la escuela en el sistema capitalista es en todo caso reconocer a los individuos que le pueden y le van a dar continuidad al sistema para desarrollarlos y garantizarle su supremacía por encima de otros que se plantean desde el inicio educativo como seres críticos capaces de transformar las contradicciones y desigualdades sociales, porque consideran al ser humano como lo primordial para que exista un desarrollo armónico entre los individuos y la naturaleza.

Esbozando los mecanismos de exclusión del sistema educativo en su fase superior, nos conseguimos con la prueba de actitud académica mecanismo que se pone en práctica para la selección de los individuos que aspiran ingresar a las universidades y se viene implementando en Venezuela desde el año 1987, la misma está desfasada ya que en ella se contemplan temas como el de las probabilidades (en el caso de matemáticas) el cual fue excluido del programa de educación media en el año 1993. Otras de las grandes trabas que se implementan a la hora de ingresar a las universidades autónomas son las pruebas internas en las mismas, ya que estas a la hora de publicar los resultados sólo se informan quienes son las personas admitidas o no admitidas pero los resultados de las diversas pruebas no son publicados para que los aspirantes sepan en cuales de los ejercicios fallaron y lo que los llevó a no ser admitidos. Dadas las características antes mencionadas podemos definir a la educación superior venezolana como una cofradía a la cual acceden los burgueses, hijos de los rectores y otras personalidades como lo son los empresarios y personas pudientes, generando como consecuencia la privatización sistemática de la educación.

Es necesario señalar que estos desniveles sociales en la educación, son gracias a las características del estado burgués que rige a la sociedad venezolana, ya que el mismo esta diseñado para privilegiar a la clase adinerada de nuestro país.

Dada la caracterización anterior sobre el sistema educativo ligado al capitalismo, los estudiantes y el pueblo revolucionario en general estamos llamados a transformar esta superestructura capitalista, como uno de los pasos para lograr transformación de la sociedad y avanzar con un rumbo fijo EL SOCIALISMO.

“Cada generación, dentro de una relativa opacidad tiene que descubrir su misión cumplirla o traicionarla”.

Franz Fanon

Fuente:https://www.aporrea.org/educacion/a40756.html

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