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Propósito 2017 con nuestros hijos: Educar y criar sin culpa

Por: Carolina Palma Fuentealba

Es una corriente que toma cada vez más forma y que, probablemente, muchas no hemos aplicado hace tiempo. ¿A qué nos referimos? Al feliz regreso del «No, porque yo lo digo. Punto».

Pensamos que retarlos y obligarlos a hacer «deberes» podría llegar a traumarlos, si es que no les damos una explicación contundente de por qué: por qué tienes que acostarte, levantarte, ir al colegio, comer, dormir, no ir a la fiesta, etcétera. Dado esto hay quienes aseguran que estamos criando un ejército de tiranos y, en paralelo, una de las generaciones más débiles que hayamos conocido.

El sicólogo uruguayo Alejandro de Barbieri, autor del libro «Educar sin culpa», explica que los niños no respetan la autoridad como antes. «Hoy se confunde autoridad con autoritarismo. Si un chico tiene un capricho, que le digan ‘no’ te convierte en Hitler, quizás porque venimos de un pasado dictatorial. En el colegio está la directora y la profesora para dar órdenes, y la realidad es que yo debo enseñarle a mi hijo que aprenda a vivir con la jerarquía, porque el mundo es así. La familia no es democracia, los padres no deben preguntarle qué novia le gusta para ellos o qué auto deben comprar. ¿Cuál es el riesgo de esa transgresión? Que hacen lo que quieren. Los padres sin querer le estamos mintiendo al niño, porque cuando entre al mundo y la novia le diga algo negativo o el jefe le ordene que debe entregar algo el viernes, se frustrará porque antes no tuvo esa experiencia», detalla.

Pero Barbieri va más allá. Asegura que educar es frustrar, y no le parece bien que a los padres les dé un ataque de pánico cuando el niño sufre por sentirse frustrado. Como no están dejando que se frustren, no aprenden del sufrimiento. «Todo en buena medida. Me refiero a frustrar el lado impulsivo del niño. Cuando el chico sólo dice ‘dame, dame’, el padre debe decir ‘te dije que no. Ya comiste’. En Uruguay hay padres que le mandan tres colaciones para que el nene elija qué comer en la escuela. No se bancan que los niños sufran. Venimos de un determinismo muy grande que dice ´no quiero que sufran lo que yo sufrí’. Hay que agradecer a nuestros padres que hicieron lo mejor que pudieron con las herramientas que tenían, y claro que se equivocaron, igual como uno con sus hijos. Si no me hizo crecer lo que ‘sufrí’, debo cuestionarlo, tratarlo con un sicólogo. Uno debe explicarle a los padres que se aprende del sufrimiento. Como los padres impiden que sufran, el umbral del dolor bajó mucho, y cuando la novia termina con él, se corta o intenta suicidarse. Si no lo dejas sufrir, no dejas que crezca. Los padres no quieren educar para no traumarlos, yo les digo que los traumen ellos antes que lo haga la televisión u otra persona». Por otra parte, asegura que los profesores tienen miedo de hablar con los padres, se rompió esa alianza implícita que existía antes. Otro tema interesante es que ahora muchos niños tienen problemas de aprendizaje o hiperactividad, y los maestros los envían a especialistas porque no pueden con tanto, están solos en esto. Hacen de padres, aunque los padres no quieran.

También clasifica esta sociedad como la de hijos huérfanos. Es decir, los padres claudicaron de educar, no quieren cansarse educando porque están cansados de sus trabajos. Eso se delegó en el colegio, y se enojan con los profesores cuando son ellos los que no hacen de padres.

«Para que mis hijas de 16 y 13 años hoy se autogestionen, solucionen cosas solas, usen el autobús y vayan de campamento, antes con la madre debimos cansarnos de decirles que debían lavar la ropa o que debían ayudar en tal y tal cosa. En el momento el nene te odia. Y como los padres de ahora no se quieren cansar, se siguen cansando después. Porque tienes niños de 15 años que le siguen pidiendo a la madre que les haga la colación o que los traiga».

Si estás en alguno de estos casos, tranquila. Aún hay tiempo. Se puede educar y «criar» hasta adulto, considerando que una persona de 28 años piensa como una de 21. El sicólogo afirma que en su consulta es normal recibir a padres que piden hora de consulta para su hijo de 25 años. «A esa edad aún estamos a tiempo si hemos pecado de sobreprotección. Nuestros abuelos pecaron de fríos, en cambio ahora todo necesita una explicación. En el libro digo ‘menos explicación y más implicación’. Explicar todo es patético. La madre explica por la culpa, porque tenemos miedo de que no nos quieran. Los niños no tienen capacidad de espera, por eso muchos están con psiquiatras víctimas de la ansiedad. Ustedes pueden evitar que le dé ansiedad después, ¡enseñándoles hoy a esperar! Si quiere un postre, que espere, que se coma la comida y luego el postre. ¡Hay padres que se lo dan antes de la comida!».

Más allá de que estemos de acuerdo o no con la visión de Barbieri, lo concreto es que diversos estudios aseguran que las actuales generaciones han experimentado un debilitamiento que los hace incapaces de actuar de manera independiente, de frustrarse y, finalmente, de vivir en el mundo real. Cabe preguntarse: ¿qué legado les queremos dejar?

Madres frustradas

«‘Tenemos que amar más de lo que nos duele el dolor del otro’ es una frase de Carlos Díaz Hernández. A los padres les duele el posible dolor del niño antes de que le duela. Como le duele al padre, este hace mil cosas para que no le duela, así no deja que se caiga. Pero gracias a que se cae, aprende a levantarse, a andar en skate, en bicicleta. La autoestima de la madre se nutre del niño, y eso es lo grave. Eso es malo, porque el día de mañana mi hija se irá a estudiar a Londres y la vida pierde sentido. Así como para los hijos es difícil separarse de los padres, el amor de madre es soltar«.

Fuente: http://www.nuevamujer.com/mujeres/actualidad/chile/proposito-2017-con-nuestros-hijos-educar-y-criar-sin-culpa/2017-03-02/131533.html

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Estereotipos de género en la ciencia

Por: CONACYT

Los estereotipos de género, presentes en muchos ámbitos de la sociedad, consiguen hacer brecha en la igualdad de oportunidades y en la falta de desarrollo social. La educación y las ciencias no se escapan a esto y como ejemplo basta observar las cifras de la propia Academia Mexicana de Ciencias (AMC), la cual solo tiene 24 por ciento de participación femenina, ya que de los dos mil 570 integrantes, solo 615 son mujeres.

Estos datos fueron dados a conocer en la conferencia Ciencia y educación: hacia una enseñanza sin estereotipos de género, de la doctora Rosaura Ruiz Gutiérrez, bióloga, catedrática, investigadora y académica de la Facultad de Ciencias de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), en el marco del Foro Consultivo Internacional «Diseño de una Metodología para la Enseñanza de las Ciencias con Perspectiva de Género en Preescolar».

«Lágrimas en el laboratorio»

La investigadora destacó que los estereotipos sustentados en ideas preconcebidas aún se manejan en altas esferas de la academia, como ejemplo mencionó las declaraciones del Premio Nobel de Fisiología 2001, Tim Hunt, quien aseguró que la presencia de las mujeres en los laboratorios implicaba un enamoramiento y una reacción de lágrimas por parte de ellas si es que se sentían criticadas.

El estereotipo de la debilidad y la falta de validación como científicas se hizo presente en este desatinado pronunciamiento, aseguró la doctora Rosaura Ruiz, al destacar que la participación de la mujer en el ámbito científico no puede trivializarse sino que al contrario, tiene que ir acompañada de la destrucción de modelos tradicionales que también afectan la ciencia en sí misma.

“Tenemos estereotipos y hay que cambiarlos no solo en la escuela sino también en la casa. Podemos verlo en los propios juegos que se comercializan para niños y niñas. La problemática se agrava sí, con las niñas y más si son indígenas, pero en general también hay que combatir los estereotipos que sufre la ciencia en general, es decir, impulsarla y favorecer que los profesores y profesoras se eduquen mejor y no solo en ciencias, también en disciplinas como literatura o arte”.

La doctora Rosaura Ruiz se pronunció por un trabajo conjunto entre el núcleo familiar, la escuela, sociedad y, por supuesto, las políticas de gobierno para que se impulse el acercamiento de las niñas y las mujeres a las ciencias.

“En México, el primer acercamiento con la ciencia que muchos niños tienen es en la escuela, no en su casa. En este sentido, es de reconocer el arcaico esquema de la mujer en nuestra sociedad, reforzado por la educación, pues esto representa la domesticación de los papeles genéricos, los cuales han sido trascendentales en el desarrollo de las mujeres, particularmente, en cuanto a su papel en el ámbito científico. El sesgo que los docentes transmiten sobre las ciencias básicas como áreas propias del sexo masculino es parte también de los estereotipos que hay que erradicar”, mencionó.

Fortalecer la educación y las políticas públicas

La académica, quien también ha desempeñado cargos dentro de la política pública, reconoció que el problema de la discriminación sustentada en los estereotipos y la falta de participación femenina en ciertas áreas de las ciencias también se relaciona con estrategias inadecuadas.

“No hace falta una política de mayor desarrollo científico en general, empezando por tomar a las mujeres en cuenta para los puestos importantes, de lo contrario se tratará de una simulación. Este foro, dijo, también ha puesto en evidencia la cantidad de talento que se pierde en México por los niños y niñas que no son impulsados o por los profesionistas que luego de prepararse no encuentran plazas”.

Insistió en la necesidad de involucrar a los gobernantes en la importancia del desarrollo científico y tecnológico, pues aseguró que aunque el tema suele estar presente en los discursos, en la práctica ya no aterriza y muchas de las políticas de desarrollo científico se sustentan en acuerdos internacionales ya establecidos que poco abonan a la innovación.

“No hemos convencido a los gobernantes de la importancia de la ciencia y de la participación femenina. Creo que una de las razones tiene que ver con la formación de nuestros diputados, senadores, de quienes toman las decisiones, no han entendido la importancia de la ciencia. Por otra parte, están las políticas que dejan fueran a muchos mexicanos; políticas internacionales que capitalizan la ciencia y la generación de tecnología. Recordemos cómo al inicio del Tratado de Libre Comercio se criticó mucho el papel que tendría México en el ensamble de partes, su participación solo como maquilador, y esa política permaneció, ahora hay una oportunidad para cambiar eso y pensar en crear e innovar, por eso hay que fomentar la participación de los niños y niñas en la ciencia, evitar los estereotipos e introducir las perspectivas de género”, concluyó.

Fuente: http://www.conacytprensa.mx/index.php/sociedad/politica-cientifica/13937-estereotipos-genero-en-ciencia

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Un desafío para proteger a las escuelas en tiempos de guerra

Por: Zama Coursen-Neff

Xarid estaba tan decidido a ir a la escuela que, durante todo el tiempo que pudo, se atrevió a enfrentar los peligros que se viven a diario en las calles de Mogadiscio, la capital de Somalia. Pero todo cambió el día en que el grupo insurgente islamista Al-Shabaab trajo la guerra a su aula.

«Al-Shabaab entró al predio de la escuela y nos dijo que nos quedáramos en la clase», me contó en un campamento de refugiados al otro lado de la frontera, en Kenia. Los combatientes montaron un lanzacohetes en el patio y comenzaron a disparar proyectiles en dirección al territorio controlado por el Gobierno. Durante más de dos horas, alumnos y docentes permanecieron encerrados en el aula, totalmente aterrorizados. Finalmente los combatientes de Al-Shabaab les permitieron irse, pero mientras los alumnos intentaban huir, el edificio fue alcanzado por un proyectil que, al detonarse, mató a ocho personas.

Es común que Al-Shabaab use escuelas en las zonas que controla. Algunos estudiantes me dijeron que el grupo había izado su bandera en el techo de las escuelas y guardaba granadas de mano y armas dentro de los edificios, mientras aún se estaban dictando clases. Varios jóvenes somalíes me contaron que Al-Shabaab se había llevado por la fuerza a niños del patio de su escuela para que combatieran con ellos, y también a niñas de las aulas para obligarlas a contraer matrimonio.

Lamentablemente, lo ocurrido en Mogadiscio no es un ejemplo aislado. Desde 2009, en al menos treinta países numerosas escuelas han sido atacadas u ocupadas y usadas para fines militares. Pero no debería ser así.

El 28 y 29 de marzo, Argentina será sede de una conferencia internacional sobre la protección de estudiantes, docentes, escuelas y universidades durante conflictos armados. El eje de esa conferencia será la Declaración sobre Escuelas Seguras, un compromiso internacional que se redactó como resultado de una iniciativa encabezada por Argentina y Noruega en 2015.

Los países que suscriben la Declaración sobre Escuelas Seguras no sólo se comprometen a restablecer más rápidamente el acceso a la educación cuando las escuelas sean atacadas, sino que además aceptan trabajar para que sea menos probable que se ataque a estudiantes, docentes y escuelas. Procuran disuadir estos ataques asumiendo el compromiso de investigar y juzgar crímenes de guerra en los cuales estén afectadas escuelas. Y aceptan reducir al mínimo el uso de escuelas para fines militares, como cuarteles o bases, para evitar convertirlas en blanco de ataques.

Tal vez lo más importante es que la declaración contribuye a formar una comunidad internacional dispuesta a respetar el carácter civil de las escuelas y formular e intercambiar ejemplos de mejores prácticas para proteger a escuelas de ataques y del uso militar.

Hasta la fecha, 59 países han adherido a la Declaración sobre Escuelas Seguras, incluidos nueve países latinoamericanos. Si bien este es un comienzo prometedor, aún hay mucho trabajo por delante.

América Latina ha tradicionalmente liderado acciones internacionales para proteger a los niños. Fue la primera región donde todos los países firmaron la Convención sobre los Derechos del Niño, el principal tratado internacional que consagra los derechos humanos universales de los niños. Fue también la primera región que suscribió con alcance universal el tratado que prohíbe el uso de niños soldados.

A menos de un mes de la conferencia sobre escuelas seguras, proponemos un desafío: hagamos que América Latina sea la primera región que adopte la Declaración sobre Escuelas Seguras. El Gobierno argentino, como anfitrión del evento, debe jugar un papel importante, empleando acciones diplomáticas y de asesoramiento para convencer a los Gobiernos de Bolivia, Colombia, Cuba, República Dominicana, El Salvador, Guatemala, México, Nicaragua, Perú y Venezuela, que aún deben suscribir la declaración. Los demás países que ya han adherido a la declaración —Brasil, Chile, Costa Rica, Ecuador, Honduras, Panamá, Paraguay y Uruguay— deberían apoyar a Argentina y alentar a los demás a sumarse.

Sin duda, todos los actores que trabajan para mejorar la protección de niños, incluidos los organismos de las Naciones Unidas, organizaciones internacionales y organizaciones no gubernamentales, acompañarán los esfuerzos para conseguir que más países firmen la declaración. Aunque no sucederá de un momento a otro, la meta de un mundo seguro en el que los niños puedan ir a la escuela, dondequiera que vivan, sin duda hace que el esfuerzo valga la pena.

Fuente: https://www.hrw.org/es/news/2017/03/08/un-desafio-para-proteger-las-escuelas-en-tiempos-de-guerra

 

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Crisis de valores ¡dejen que la educación parvularia haga lo suyo!

Por: Maria Victoria Peralta

En esta grave crisis de valores que como país estamos viviendo con cuestionamientos a personas e instituciones, han aparecido múltiples llamados a “reponer la educación cívica” y a preocuparse de  la formación ética y valórica de los chilenos. Avanzar a mejores formas de vida democrática donde el respeto a las personas y sus diversidades en sana convivencia en la búsqueda del bien común, centrándose  en el “ser” más que el tener, son temas que se discuten y añoran en diversos foros y círculos familiares.

En este contexto, las miradas de quienes deben abocarse a ello, una vez más se vuelcan a la educación. Aseguran que son el colegio y la universidad los que fallan, ya que las familias parecen estar muy “ocupadas” en proveer recursos o en realizar otras actividades al parecer más importantes.

Demás está decir que la formación valórica es una de las grandes labores que la familia debe hacer y que se realiza en el diario vivir, mediante los modelos de vida que se asumen al compartir experiencias y al tratar temas surgidos de la cotidianeidad y de los ámbitos de relaciones, donde se presentan problemas éticos y sociales a resolver.

La familia debe ser la primera y permanente formadora de valores, por lo que cabe preguntarnos si damos los tiempos necesarios y si generamos las instancias para ello. Es válido que las instituciones educativas deban colaborar, pero no pueden “reemplazar”esta función.

Señalamos esto último, porque es  habitual escuchar a los profesores que reclaman que muchas familias les dicen directamente: “hágase ud. cargo de este niño o joven, yo no puedo”. Después de eso casi no se les ve más en la institución escolar donde los “dejan” cual guardería infantil o juvenil.

En toda esta difícil situación que como país enfrentamos, hay un nivel educativo donde la formación valórica y de la personalidad de los niños, en una línea de colaboración a la familia, debe volver a ser el eje de su actuar: el de educación parvularia.

El buen jardín infantil, como la buena escuela primaria, recibía niños de diversos sectores sociales en una etapa donde empezaba la socialización extra-familiar. Esos niños en ambientes acogedores y amables, traían su sana colación: fruta, pan con algo, galletas, etc, la cual se ponía en una bandeja común para compartir. Esos y otros momentos eran las instancias de encuentro donde se conversaba lo que le pasaba a cada uno y se terminaba apoyándolos, si fuese necesario, con un abrazo, un beso, una conversación.

Las situaciones de aprendizaje vinculadas a la convivencia, al “hacer juntos”, al “saber del otro”, a gozar la presencia de “iguales”, al jugar colectivamente, eran el centro de las actividades, junto con las referidas al movimiento, la expresión, la creatividad, el descubrimiento y la transformación. Todo esto y mucho más, son parte de las orientaciones que entregan las Bases Curriculares de la Educación Parvularia, currículo nacional oficial, con que cuenta aún este nivel.

No obstante, cada día llega más información de las lamentables prácticas que se están haciendo en establecimientos del nivel, en especial, en escuelas y colegios donde se aplican “proyectos” que no podemos llamar educativos. Ello porque los párvulos son sometidos a exigencias de “sobreescolarización” que entre otros, los alejan de este foco de formación social y valórica que ha sido  el eje tradicional del trabajo en esta etapa.

Los niños de hoy trabajan en ambientes rígidos, con escritorios individuales de los cuales no pueden moverse, donde hacen interminables actividades de “lápiz y papel” supuestamente preparatorias para la educación básica.

Memorizan sin entender, se les aplican pruebas y se les ponen notas, prácticas que no se corresponden con las metodologías del juego, del descubrimiento, del asombro y del encuentro con los demás, que son las estrategias básicas de trabajo en esta etapa. Lo peor de todo es que, estas actividades tremendamente individualistas, competitivas, aisladoras, enajenantes, muchas veces no sólo son aprobadas, sino solicitadas por las familias. Cabe preguntarse, ¿sabrán además que los niños y niñas lo pasan muy mal haciéndolas?

Por ello, no nos asombremos del resultado de estas  prácticas educativas, tanto en el  hogar como de ciertas instituciones educativas, ya que lamentablemente cuando una sociedad no tiene tiempo para ocuparse de estos temas llegamos a lo que estamos viviendo hoy: jóvenes y adultos egocéntricos, que no les interesan  los demás y  el medio en que viven tanto local como global.

De esta manera el desarrollo de todos está ausente de sus preocupaciones, ya que sólo se satisfacen los interminables egoísmos personales, el  aparentar y  el “tener y tener.”

Con motivo de la Reforma Educacional el ministerio de Educación ha vuelto a reinstalar la importancia del juego y del descubrimiento en educación parvularia. ¿Se podrá revertir el daño que por años se ha hecho a los párvulos en una etapa tan sensible y formadora?, ¿cómo seguirá la formación integral y valórica en el hogar y la escuela? En nosotros y en nuestro actuar está la respuesta.

Fuente: http://blogs.cooperativa.cl/opinion/educacion/20150510071610/crisis-de-valores-dejen-que-la-educacion-parvularia-haga-lo-suyo/

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Cómo animamos a escribir

Por: Lenín Wladimir Paladines Paredes

En un modelo educativo en donde se favorezcan los espacios para crear antes que aquellos que buscan solamente repetir y memorizar.

Escribir juega un papel importante, porque involucra procesos que apliquen los conocimientos teóricos en productos reales. Para esto, el profesor debe tener claro por qué y cómo animar a escribir a los estudiantes. Y como decía Víctor Moreno (1994), si bien es imposible enseñar a escribir, el profesor puede propiciar los espacios y el ambiente dentro del aula, así como impartir los conocimientos y entregar las herramientas para que los estudiantes se desenvuelvan en la tarea planificada.

Pero, uno de los consejos más importantes de Moreno, es que el profesor debe practicar lo que predica, involucrarse en el proceso de animación a la lectura y a la escritura, y para ello, debe leer mucho. Y si no es posible determinar qué debe leer, o qué novelas le descubrirán el camino por el que andar para motivar a sus alumnos, se pueden sugerir obras que hablen de la literatura misma, y que permitan entender al profesor la necesidad de practicarla y de estudiarla.

Está, por ejemplo, Punto y aparte, de Ítalo Calvino (1980), que agrupa ensayos escritos por el italiano entre 1955 y 1980, haciendo una reflexión sobre la literatura y la sociedad.

También está A la hora de escribir, de Bioy Casares (1988), que recoge conversaciones entre el autor y otros escritores, respondiendo a las cuestiones de por qué y cómo se escribe, así como reflexiones del papel de la escritura y su técnica.

Opiniones contundentes, de Vladimir Nabokov (1977) recopila entrevistas hechas al autor, en las que explica, con cierto sentido del humor, cuestiones relacionadas a la literatura, la lectura, su forma de escribir y su pensamiento respecto a la literatura y la sociedad.

Finalmente, está la recomendación de Ejercicios de estilo, de Raymond Queneau (1949), en donde se desarrollan una serie de estrategias para escribir una misma línea argumental de maneras completamente distintas, dando ideas al lector de cómo encontrar una forma de escribir y transmitir un mensaje específico.

Esto serviría para contagiar al profesor de la necesidad de involucrar a sus alumnos en el proceso de creación literaria dentro del aula, de manera que no sea una imposición o una tarea obligatoria, sino una forma de compartir el conocimiento de manera agradable y con un sentido realista y beneficioso.(O).

Fuente: http://www.cronica.com.ec/opinion/columna/columnista/item/17963-como-animamos-a-escribir

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¿Es la educación tecnológica motor de movilidad social?

Por: Pedro Flores Crespo

Debido a un imponderable (la lluvia), la Biblioteca de México tuvo que alojar el Primer Encuentro que el secretario de Educación Pública, Aurelio Nuño, sostuvo con estudiantes de los institutos tecnológicos, universidades politécnicas y universidades tecnológicas. Se trataba, en palabras de Nuño, de sostener un “diálogo abierto” con ese “ejército de innovadores” y presentarles la visión que tiene el titular
de la SEP de ese subsistema de educación superior.

Es mejor que existan conversaciones y diálogos entre servidores públicos y estudiantes a que por temor no se convoquen. De hecho, al tomar la palabra, Salvador Jara, subsecretario de Educación Superior, dijo que era importante que los jóvenes “ejercitaran su pensamiento” en encuentros como estos que, entre otras cosas, sirven para despejar dudas sobre la política educativa del país. Porque luego, afirmó Jara, hay mucha “charlatanería”.

Lamentablemente, la dirección Comunicación Social de la SEP sólo tiene publicada la larga participación de Aurelio Nuño y lo más interesante de ésta es, a mi juicio, la intervención que hicieron los jóvenes y las respuestas que ofreció el secretario Nuño. El encuentro, en extenso, aparece afortunadamente en YouTube.

¿Qué se observó en este encuentro? Al menos dos cosas llamaron mi atención. Primero, que mientras los estudiantes se concentraron en problemas muy particulares y específicos de sus instituciones, Nuño aprovechó cada pregunta para hablar de la Reforma Educativa que, hasta donde se sabe, está enfocada al nivel de educación básica y media superior.

Cuando una chica de Nayarit quiso conocer que propondría el titular de la SEP para detener la fuga de cerebros, el secretario primero dijo que era necesario crear mejores condiciones de vida y luego se alargó ensalzando las 13 reformas que el presidente Enrique Peña Nieto ha promovido y todas, dijo, están “integradas”. Así también, cuando Marco Antonio lo cuestionó sobre un problema muy bien documentado de las universidades tecnológicas y que es la falta de expresiones culturales en sus planes de estudio, el “responsable de la política educativa” del país les habló de las políticas de Jaime Torres Bodet, citó fechas de manera exacta (cosa que apantalla) y luego dijo que al proponer el Nuevo Modelo Educativo, se va a incluir un componente de educación cultural y artística para la educación superior. ¿A poco? ¿Y los intentos previos (y fallidos) no los conoce el secretario Nuño? ¿Y ya les preguntaron a las universidades autónomas sus experiencias con respecto a la difusión y extensión cultural?

Segundo punto que me llamó la atención del encuentro con estudiantes fue, por un lado, la queja de los estudiantes de las universidades tecnológicas sobre la falta de equipamiento e infraestructura. Paola de la UT de Tecamachalco afirmó que cuando ella estudió no había laboratorios y que pese a ello, se han logrado avances notables. De hecho, ella participó en programas de intercambio estudiantil, imagínese “¿qué se lograría con apoyo?”, remató. Por otro lado, fue interesante que Nuño recurrentemente hablaba de que esos jóvenes formaban parte de la primera generación de su familia en ir a la universidad. Es decir, la educación superior tecnológica, en particular las UT, están contribuyendo, ciertamente, a la movilidad social intergeneracional y esto, como afirmó Julio Rubio (2006), es mayor en las UT que en las universidades públicas autónomas.

Sin duda alguna, la movilidad intergeneracional es un rasgo de avance social que no puede soslayarse y si una opción educativa de corta duración y vocacional contribuye a que los jóvenes alcancen mayores oportunidades educativas que su padres, es digno de reconocerse. Ahora, un punto complementario a la movilidad intergeneracional es la de tipo intrageneracional, es decir, el movimiento que logran los individuos dentro de su mismo grupo y no en relación a la generación pasada. ¿Se mueve ascendentemente el grupo de los técnicos en la estructura social de México?  ¿Por estudiar una opción tecnológica, tenemos la posibilidad real de cambiar de clase social? Hacen falta mayores estudios al respecto, pero el estudio de Cortés, Escobar y Solís (2007) encontró que una variedad amplia de empleos técnicos y profesionales ya no brindada el estatus, los ingresos y la seguridad que otorgaba hace treinta años.

Ojalá este tipo de temas y preocupaciones se aborden en el segundo encuentro con jóvenes universitarios. Sin equipamiento, cobrándoles cuotas muy altas, alejados de las grandes urbes y dejando de lado la formación integral y el pensamiento crítico será muy difícil que la educación tecnológica sea un motor de movilidad social intrageneracional. Por más importantes que sean, los programas de becas anunciados por el secretario Nuño en el encuentro, no van a la raíz del problema.

Fuente: http://campusmilenio.mx/index.php?option=com_k2&view=item&id=3912:es-la-educacion-tecnologica-motor-de-movilidad-social&Itemid=152

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La academia indigenista, ¿es ingenua de su función sociopolítica?

Por: Ollantay Itzamná

El indigenismo como corriente sociopolítica consiste en la defensa que se hace del indígena vencido frente a sus vencedores. Esta corriente posiblemente nació, a inicios del siglo XVI, con los frailes dominicos Antonio Montesinos y Bartolomé de las Casas, defensores de indígenas.

Los indigenistas, sean blancos o con fenotipos y ropaje indígena, no necesariamente buscaban, ni buscan, la liberación u autodeterminación de los pueblos indígenas. En muchos casos, por sus dispositivos paternalistas, miran en el indígena a un “vencido para siempre”, incapaz de ser sujetos de su historia, de tener voz y decisiones propias. Para el indigenista el indígena es un sujeto de caridad que inexplicablemente porta una idílica herencia comunal que se debe salvaguardar.

En la segunda mitad del pasado siglo, ante la evidente complicidad de los indigenistas con el sistema de dominación, emergió la corriente indianista basada en los idearios teórico políticos del legendarios binomio Túpac Katari-Bartolina Sisa.

El indianismo plantea la liberación y autodeterminación de los pueblos indígenas como sujetos y actores de sus propias historias.

El o la indianista no opta por el indígena, sino es un indígena que ha resistido a la domesticación cultural y política del sistema hegemónico. Que ha despertado y despierta (aguijonea) a sus hermanos y hermanas desde las comunidades con perspectivas plurinacionales, pluriregionales y globales, hacia su liberación como pueblos.

Mientras los indigenistas (académicos o no) se enorgullecen de ser apolíticos (sin organización política), los indianistas promueven caminos sociopolíticos como herramientas de lucha y disputa colectiva por el poder. Conviven en sus comunidades impulsando procesos de decolonización.

La academia de ropaje indígena como recurso para la despolitización de los movimientos indígena campesinos

Ante los simultáneos e imparables procesos de resistencias territoriales que el sistema capitalista neoliberal está activando en los pueblos indígenas, los agentes del sistema-mundo-occidental ensayan todos los métodos posibles para desmovilizar y evitar “se repitan fenómenos sociopolíticos de Bolivia y Ecuador” en otros país latinoamericanos.

Promueve becas de estudios en el extranjero para indígenas “victimizadas”. Los reúnen en programas doctorales “especializados” en estudios indígenas. Luego de titularlos y promoverlos como “nuevos intelectuales indígenas cualificados”, los contrata como consultores y/o conferencistas.

Con dichas insignias de poder (títulos y consultorías), los indigenistas reingresan a las comunidades y pueblos indígenas en resistencia para anunciar el mensaje salvífico del nuevo adoctrinamiento: “Nosotros como auténticas comunidades indígenas, no debemos meternos en política. No necesitamos participar/disputar el poder político nacional… Somos apolíticos. No somos de ni de la derecha, ni de la izquierda. Somos seres superiores. Estamos por encima de la política”.

Con este mensaje, el agente indigenista termina desmovilizando y despolitizando a las comunidades indígenas en resistencia. En especial cuando algunos dirigentes/lideres comunitarios conoce/gusta de los viajes, desayunos o almuerzos pagados en los hoteles…

Ataque indigenista contra cualquier intento de la consolidación de incómodos gobiernos “progresistas”

Los indigenistas, sean como becarios o como consultores, organizan y participan en congresos, foros y diálogos sobre pueblos indígenas, incluso llevándose consigo a algunos “dirigentes” indígenas, como “evidencia creíble” de su espiche, y propagan la elucubrada idea académica de: “Los pueblos y comunidades indígenas no necesitamos del Estado”. “Las comunidades indígenas somos de origen milenario, y superiores al Estado”, por tanto “no estamos de acuerdo con ninguna propuesta de construcción o refundación del Estado, mucho menos de Estados Plurinacionales, porque no es nuestra idea”. “Esas ideas de refundación o fundación del Estado Plurinacional son intromisiones de ideas de gobiernos corruptos de Bolivia y de Ecuador”, suelen repetir.

Y, para afinar el ataque a los incómodos gobiernos progresistas propagan falacias como: “Evo Morales es un gobierno corrupto y dictador”. “Los gobiernos progresistas mataron a los movimientos sociales y son enemigos de las comunidades organizadas” “En los gobiernos progresistas no hay, ni libertad de organización, ni libertad de opinión” “Los gobiernos progresistas son malos ejemplos que debemos evitar”…

Así azuzan a sus lectores y auditorios desde testeras académicas internacionales integradas por indigenistas también becados o consultores provenientes incluso de los países de gobiernos progresistas.

Caso patético es lo que ocurre con muchos estudiantes y ex estudiantes del doctorado que dirige la Sra. Raquel Gutiérrez (ex pareja sentimental del actual Vicepresidente de Bolivia, Álvaro García Linera) que hipnotizó a muchos indigenistas con su investigación sobre “entramados comunitarios autogestionarios en Bolivia”. Así resurgieron las y los comunalistas que ahora ven idílicas e intangibles “tramas comunales” por todas partes de Latinoamérica indígena.

“Teorización” idílica de la comunalidad indígena como recurso para desactivar cualquier intento de construcción genuina de estados soberanos.

A las anteriores consignas, se suma el slogan de: “Las comunidades indígenas fuimos y seremos esencialmente comunidades armoniosas autogestionarias. No necesitamos de ninguna estructura estatal o supra estatal”.

Estas son, aunque el lector no lo crea, algunas conclusiones de tesis doctorales que hacen feeling con las nuevas prioridades financieras de la cooperación y con algunas tácticas de las corporaciones transnacionales toreadas por gobiernos progresistas y/o resistencias locales.

Al capital del sistema-mundo-occidental le conviene la comunalización atomizada de los incómodos indígenas que viven en áreas de su interés geográfico. Mucho más si éstas son “apolíticas”.

A muchos dirigentes indígenas les motiva que los presenten y paseen en eventos internacionales como representes de “de la idílica reserva social, moral y ecológica” de la humanidad. Aunque en los hechos, ellos y nosotros, sabemos que los indígenas no somos ni dioses, ni demonios, sino sólo humanos. Humanos con huellas ecológicas, y también configurados por el capitalismo colonial que nos habita aún. Eso sí, con sueños por mundos mejores, en muchos casos.

Pero, esos sueños de mundos nuevos (Sumaj Kawsay, decimos en quechua) se construyen peldaño a peldaño con procesos de organización, concientización, movilización y construcción de nuevas relaciones de poder. De abajo hacia arriba.

Los folclorismos “apolíticos” o “antiestatales” de las comunalidades o de las nostálgicas identidades del “buen salvaje”, son idealizaciones socioantropológicos con fines de perpetuar la permanente colonización de los pueblos y sus territorios.

No podemos decir que defendemos el agua o la vida en la comunidad, y al mismo tiempo promover la despolitización o antiestatalidad en las comunidades. Esto no es lo que exactamente plantean John Holloway, Boaventura de Sousa o José Carlos Mariátegui. Hará bien releer las persuasiones que, en el pasado siglo, hiciera Guillermo Bonfil Batalla a los indigenistas.

La Vida y el sistema tierra están en riesgo. No hay tiempo para utilizar como escalera “novedosas” modas literarias para el seelfie o sólo para “subir”, luego patear la escalera, y así evitar que el resto de indígenas también “suban”, porque no hay “huesos”, ni espacio, para todos en el banquete neoliberal.

Fuente: http://www.rebelion.org/noticia.php?id=223182

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