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Hacer tareas en casa: una oportunidad vinculante

16 de agosto de 2017 / Fuente: https://compartirpalabramaestra.org

Por: Istar Jimena Gómez Pereira

Hay mucho provecho que los padres de familia pueden sacarle a esta actividad con sus hijos. 

Es posible que al menos una vez a la semana, padres y madres incluyan como parte de sus labores el acompañamiento a sus hijos en la realización de tareas escolares. De acuerdo con la historia previa de cada vínculo familiar, esta labor podrá ser más o menos intensa, según diferentes factores: la edad de la hija o el hijo, el nivel de autonomía, el deseo de participación de los padres, las prácticas y rutinas de estudio aprendidas, entre otras.

Quizás para algunas familias, fluya fácilmente esta misión, mientras que para otras se convierta en un factor estresante, con aumentos en el tono de voz y síntomas de impaciencia.  Puede que existan experiencias en las que los padres terminen rindiéndose y opten por hacer la tarea de su hijo o hija, puesto que es una opción práctica: rinde más y el estrés es menor.

Los hijos e hijas, independiente de su edad, requieren espacios de encuentro y vínculos amorosos, claros y estructurantes con sus padres: el acompañar a sus hijos a hacer las tareas, es una de ellas. Nótese que he hablado de “acompañar a” y no “de hacer con”, la diferencia es muy importante: en la primera usted y su hijo/hija comprenden que la responsabilidad radica en quien tienen el rol de estudiante, es decir, en su hijo o hija, y desde ese lugar, cuenta con el apoyo del adulto.

En el segundo lugar, se tiende a considerar la tarea escolar como una responsabilidad compartida padres e hijos y se desdibujan los límites de este ejercicio: que su hijo/hija practique el aprendizaje, y que aprende el valor de la responsabilidad y la competencia de la autodisciplina o el ritmo propio.

Es posible que acompañar a hacer la tarea, no sea tan interesante como ver un partido de fútbol, una serie animada, ir a cine, salir a montar bicicleta, hacer un almuerzo en familia, servir unas onces, leer un libro. No obstante, hay mucho provecho que ustedes como padres pueden sacarle a esta interacción. Me permito compartir algunas de ellas:

  1. Conocer cómo piensa su hijo o hija: acercarse tanto a sus opiniones, análisis como a reconocer su proceso cognitivo: en qué áreas tiene más gusto, cuáles son sus talentos, qué procesos o temáticas se le dificultan más, esta es información importante si necesita darle  algún apoyo para aprender mejor.
  2. Identificar su capacidad para gestionar problemas: la tarea escolar es una gran oportunidad para ver cómo su hijo o hija reacciona ante problemas o dificultades ¿se enoja? ¿Se rinde? ¿es recursivo? ¿construye un plan o una estrategia con la cual sacar adelante su propósito? Recuerde que en la vida lo que marca la diferencia es cómo respondemos y gestionamos las situaciones que se nos presentan, la recursividad y la actitud con la que asumimos los problemas. Si usted le hace la tarea a su hijo o hija, o no importa sino la hace, le está dejando de enseñar valores y habilidades claves para el futuro.
  3. Conocer sus rutinas y ritmos de trabajo: reconocer el ritmo propio de trabajo es un factor que favorece poner en marcha cualquier actividad, así mismo, contar con una rutina organizada (espacio adecuado, horario, materiales, propósito) favorecerá la motivación y la realización misma de la tarea. Acompañar a sus hijos a hacer tareas escolares es una buena forma de orientarlos para que las construyan, un buen mensaje es enseñarlos a organizarse para que puedan realizar lo que se proponen y sentirse tranquilos con sus diferentes actividades.
  4. Identificar el nivel de tolerancia a la frustración: generalmente las tareas cuentan con cierto nivel de dificultad, los niños y adolescentes quisieran que fueran tan sencillas para terminarlas pronto y continuar haciendo sus actividades predilectas. La vida en sí misma cuenta con sus momentos de dificultad, usted como adulto lo habrá experimentado. Las tareas permiten identificar cuál es la capacidad de su hijo o hija para afrontar situaciones difíciles, así como reconocer sus reacciones. En esos momentos su apoyo será de gran ayuda, no se trata de un apoyo que suplante las capacidades de su hijo, sino de una mano solidaria que lo soporta para comprender mejor el ejercicio y encontrar una manera de resolverlo, etc.
  5. Conocer su capacidad creativa: en complemento de lo anterior, es una gran oportunidad para reconocer y formar a su hijo en soluciones creativas, elemento clave de la salud emocional. ¿Cuántas alternativas diferentes a quejarse, enojarse, arrojar cosas puede encontrar su hijo para lograr su propósito?, obsérvelo y ayúdelo a no estancarse, a ser recursivo y basarse en soluciones sanas para él y su proceso.

Si estos cinco puntos le llamaron la atención, quiero hacerle una invitación, léalos ahora desde las bondades para usted como madre o padre: “Permitir a mi hijo conocer cómo pienso”, “identificar mi capacidad para gestionar las dificultades que se me presentan con mi hijo o hija”, “Conocer cómo he aportado para que mi hijo o hija adquiera rutinas y ritmos de trabajo” “identificar mi nivel de tolerancia con mi hijo o hija”, “Conocer mi capacidad creativa para orientar o apoyar a mi hijo o hija”.

Seguramente usted y yo compartimos que reconocer lo anterior no garantiza que sea un ejercicio fácil y divertido. Si estamos de acuerdo con eso, vale la pena identificar algunas cosas que favorezcan que así lo sea:

  1. Construyan rutinas: es decir, espacios, metodologías y tiempos dedicados exclusivamente a las tareas escolares. Ayúdele a su hijo/hija a identificar qué le sirve a él/ella para concentrarse mejor y qué se lo impide, motívelo y hágale caer en cuenta de ello. Ayúdele (mientras se apropia de su rutina) a definir de acuerdo con sus compromisos semanales el mejor espacio para estudiar, tengan presente que sea un espacio físico cómodo, y un horario adecuado, no muy cercano a su hora de dormir, ni tampoco tan tarde que lo trasnoche. Que se haya alimentado bien, que se aleje de interrupciones que lo distraigan: el televisor, el chat con amigos (salvo que lo use para consultar información), entre otros que seguramente conocen mejor usted y su hijo/hija.
  2. Ayúdele a construir procedimientos: por ejemplo, revisar cuántas tareas tiene y por cuál le es más conveniente empezar (de la más difícil a la menos, quizás al revés, alternar entre una de su preferencia y otra que no); distribuir las tareas de acuerdo con los tiempos de entrega. Qué materiales y recursos necesita para hacer su tarea: el libro guía de clase, enciclopedias disponibles en la casa, sus apuntes, internet, lapiceros, cuadernos, etc. Enséñele a organizar esos materiales. Anímelo a aprender y ser auto-observador de su proceso productivo: cómo se distrae, cuando se cansa qué hace. En esos casos pararse, estirarse, poner música de su agrado, respirar, son buenas prácticas.
  3. Fortalecer la autonomía y confianza en su hijo/hija: no haga por su hijo/hija lo que usted está seguro(a) que él/ella puede hacer por sí mismo. Recuerde que entre mayor sea su hijo/hija, mayor autonomía deberá tener para asumir sus responsabilidades. Que no le gane a usted el afán de terminar la tarea para hacer otras cosas. Permítale que disfrute de lo que logra. Por ejemplo, después que haya logrado resolver un problema de matemática, déjeselo saber, por ejemplo: “hijo te diste cuenta de que al comenzar la tarea pensaste que no podías y sin embargo, con paciencia y persistencia lo lograste”.
  4. Construya límites: recuerde que la tarea es una responsabilidad de su hijo/hija, usted es un acompañante que lo motiva y le facilita comprender mejor en caso de que lo requiera. Por su bien y el de su hijo/hija, defina momentos limitados para ese acompañamiento de acuerdo con posibilidades reales entre semana y en fin de semana. Sea firme y amable con esos espacios definidos, por ejemplo: si con su hija acordaron dos horas de acompañamiento para tareas, y ella se despista y no quiere avanzar, con amor y claridad, hágale saber que usted está durante el tiempo acordado disponible, después de ello se retirará a atender sus compromisos personales. Diez o quince minutos antes que se cumplan las dos horas acordadas, le indica que pronto terminarán y al terminar ayúdele a ver las cosas constructivas que pasaron durante el tiempo de acompañamiento y las que podrían mejorar para el próximo acompañamiento. Claro, en su criterio estará si es necesario extender o disminuir esas dos horas de acompañamiento dada la complejidad de las tareas.
  5. Respire cuantas veces necesite: sí, respiren cuántas veces necesiten, porque los ritmos de los niños no coinciden con nuestros ritmos como adultos, ni su nivel comprensivo ni sus tiempos de concentración. Así que respiren.

Construyan una comunicación respetuosa: Procure no referirse de manera despectiva a su hijo/hija cuando se equivoca, “torpe, bruto, lento”, entre otras expresiones que deterioran el vínculo y afectan la autoestima de su hijo, así mismo corríjale cuando se refiera a sí mismo usando esas expresiones, muéstrele cómo tener dificultades para comprender algo no es igual a ser “bruto”.

Construyan pactos para manejar las emociones negativas que surjan, por ejemplo, reconozcan cuándo se enojan y conversen sobre eso “hija cuando tú te pones terca con la idea yo me estreso, me gustaría que antes de cerrarte a la idea me oigas”, “cuando tú me gritas me dan ganas de no ayudarte”. Permita que sus hijos le cuenten cómo se sienten también. Anticipen comportamientos y construyan soluciones igualmente anticipadas:

“Hijo, la última vez que te acompañé a hacer tu tarea, te enojaste y tiraste tu cuaderno, me siento irrespetado cuando haces eso. ¿Si se volviera a presentar una situación que te enoje como esa, qué se te ocurre que podrías hacer antes de reaccionar de esa manera?

Recuerde, que su hijo/hija reacciona de esa manera porque no ha experimentado o apropiado otras mejores, por eso, es posible que en principio no se le ocurran muchas ideas, así que está bien darle una mano, por ejemplo: ¿qué tal si te paras y respiras? ¿Qué tal si me hablas de lo que sientes? ¿Qué tal si cierras los ojos y chequeas como te sientes y lo dibujas?

Acuerden en conjunto qué pasa si logra avanzar con sus rutinas. Ojalá no se trate de premios materiales, exploren otros caminos como disfrutar un helado, ver la película favorita en familia, salir al parque, etc.

Recuerde que nada de lo anterior funciona por un día, se requiera constancia y práctica, y como todo, hay días en los que usted como adulto tendrá más paciencia y otros en los que no; habrá días en los que su hijo/hija esté más dispuesto, otros en los que no tanto. No desista, así es la vida, sigan con las rutinas fortaleciendo su vínculo, es el regalo más importante que un niño recibe de sus padres.

Mucho ánimo con esa importante labor como padre/madre y que la aprovechen al máximo!!!

Fuente artículo: https://compartirpalabramaestra.org/columnas/hacer-tareas-en-casa-una-oportunidad-vinculante

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Ser griego

Por: Uri Avnery

Todo el mundo ha expresado a estas alturas su opinión sobre la crisis griega, tenga o no una, de modo que siento la obligación de expresar también la mía.

La crisis es algo inmensamente complicado. Sin embargo, a mí me parece bastante simple.

Los griegos gastaron más de lo que ganaban. Los acreedores, en su increíble desfachatez, quieren recuperar su dinero. Los griegos no tienen dinero y, de todos modos, su orgullo no les permite pagar.

Entonces, ¿qué hacer? Todos los comentaristas, desde los economistas laureados con el Nobel hasta mi taxista de Tel Aviv, tienen una solución. Por desgracia, nadie los escucha.

Angela Merkel y Alexis Tsipras siguen combatiendo la Segunda Guerra Mundial. Pero las relaciones entre las dos naciones jugaron un papel en mi familia mucho antes de eso.

Cuando era niño, mi padre era alumno de una escuela secundaria alemana «humanista». En aquellas escuelas los alumnos aprendían latín y griego clásico en lugar de inglés y francés. Así que escuché refranes latinos y griegos antes de ir a la escuela y de comenzar estudiar yo mismo latín durante medio año, antes de que afortunadamente saliéramos de Alemania para Palestina en 1933.

Los alemanes cultos admiraban a los romanos. Los romanos eran gente de principios rectos que hacían leyes y las obedecían, casi como los propios alemanes.

A los alemanes les encantaban los antiguos griegos, y los despreciaban. Como dijo su poeta más importante, Wolfgang von Goethe: «Das Griechenvolk, es taugte nie recht viel» (el pueblo griego nunca valió gran cosa).

Los griegos inventaron la libertad, algo con lo que los antiguos hebreos ni siquiera soñaron. Los griegos inventaron la democracia. En Atenas, todo el mundo (excepto los esclavos, las mujeres, los bárbaros y otra gente inferior) participaba en los debates públicos y en la toma de decisiones. Eso no les deja mucho tiempo para trabajar.

Así era como los veía mi padre, y así los ven ahora los alemanes decentes. Gente agradable para codearse con ellos en vacaciones, pero no gente seria para hacer negocios. Demasiado perezosos. Demasiado hedonistas.

Sospecho que estas actitudes arraigadas influyen en las opiniones de los líderes y votantes alemanes actuales. Ciertamente, influyen en las actitudes de los líderes y votantes griegos hacia Alemania. ¡Al diablo con ellos y su obsesión por la ley y el orden!

He estado varias veces en Grecia, y siempre me agradó su gente.

A mi esposa Rachel le encantaba la isla de Hydra y me llevó a visitarla. Encontrar un barco para ir hasta allí desde El Pireo fue toda una odisea. Eso era, por supuesto, antes de la llegada de Internet. Cada agencia marítima tenía un horario para sus barcos, pero no existía un horario general. Eso habría sido demasiado ordenado, demasiado alemán. (Si El Pireo hubiera sido Haifa habría habido una lista integral de horarios colgada en el escaparate de cada tienda.)

Fui invitado a participar en varias conferencias internacionales en Atenas. Una de ellas la presidió la maravillosa Melina Mercouri, tan inteligente y hermosa, a la sazón ministra del gabinete. Era una conferencia sobre cultura mediterránea y estuvo aderezada con un montón de buena comida y bailes folclóricos. En cierta ocasión actué como anfitrión de Mikis Theodorakis en Tel Aviv.

Así que no tengo prejuicios contra los griegos. Todo lo contrario. Antes de las últimas elecciones griegas recibí un mensaje de correo electrónico de una persona a la que no conocía y que me pedía que firmara una declaración internacional de apoyo al partido Syriza. Tras leer el material firmé el manifiesto. Me solidarizo con su lucha heroica.

El asunto griego me trae a la memoria la «revuelta de los marineros» que tuvo lugar en Israel a principios de 1950. Fue un levantamiento contra la burocracia gobernante. La apoyé de todo corazón y fui incluso arrestado durante unas horas. Cuando todo terminó en una gloriosa derrota, me encontré con un famoso general de izquierdas de quien esperaba recibir alguna alabanza. Me dijo: «¡Sólo los necios comienzan una lucha que no pueden ganar!»

Todo se reduce a esto: los griegos deben un dineral. Una cantidad desorbitada de dinero. En estos momentos es irrelevante cómo se acumuló esa deuda y quién es el culpable. Europa (el nombre mismo es griego) no tiene ninguna posibilidad de recuperar esos miles de millones. Pero se cortará un brazo antes de seguir arrojando más dinero a ese pozo sin fondo. ¿Cómo puede sobrevivir Grecia sin más dinero?

No lo sé. Tengo la firme sospecha de que nadie más lo sabe, ni siquiera los economistas laureados con el Premio Nobel.

Para mí, el aspecto más importante de esta catástrofe es el futuro de los dos grandes experimentos: la Unión Europea y el euro.

Cuando la idea europea ganó terreno en el continente tras la fratricida Segunda Guerra Mundial, se produjo un gran debate sobre sus contornos futuros. Algunos propusieron algo así como los Estados Unidos de Europa, una unión federal en la línea de los EEUU. Charles de Gaulle, una voz muy influyente en aquel tiempo, se opuso enérgicamente y propuso la Europa de las Naciones, una confederación mucho más laxa.

Idéntico debate tuvo lugar en América antes de la decisión final de crear los Estados Unidos, y de nuevo cuando estalló la guerra civil. Al final, los federalistas ganaron y las banderas confederadas se siguen quemando incluso ahora.

En Europa ganó la idea de De Gaulle. No hubo una voluntad fuerte para crear un Estado europeo unido. Al cabo de algunos años los gobiernos nacionales estaban dispuestos a crear una unión de Estados independientes que transfieren a regañadientes algunos poderes soberanos al súper-gobierno en Bruselas.

(¿Por qué Bruselas? Porque Bélgica es un país pequeño. Ni Alemania ni Francia estaban dispuestas a permitir que la capital de la Unión se encontrara ubicada en territorio del otro país. Eso me recuerda al bíblico rey David, que trasladó su capital a Jerusalén, que no pertenecía a ninguna tribu, a fin de evitar los celos entre las poderosas tribus de Judá y Efraín.)

La burocracia de Bruselas parece ser cordialmente odiada por todos, pero su poder va creciendo inexorablemente. La realidad moderna favorece unidades cada vez más grandes. No hay futuro para los pequeños Estados.

Esto nos lleva a la cuestión del euro. La idea europea condujo a formación de un gran bloque en el que una moneda común podría fluir libremente. Para un profano como yo, parecía una idea brillante. No recuerdo a un solo economista prominente que advirtiera contra ella.

Hoy en día es fácil decir que el bloque del euro estaba viciado desde el principio. Incluso yo entiendo que no se puede tener una moneda única cuando cada Estado miembro formula su presupuesto nacional según sus propios caprichos e intereses políticos.

Ésa es la diferencia fundamental entre una federación y una confederación. ¿Cómo funcionarían los EEUU si cada uno de sus 50 Estados miembros gestionara su propia economía independientemente de los otros 49?

Tal como los economistas nos enseñan ahora, algo como la crisis del euro no puede suceder en los EEUU. Si el Estado de Alabama se encuentra en situación precaria desde el punto de vista financiero, todos los demás Estados intervienen de forma automática. El banco central (la Reserva Federal) inyecta dinero y ya está. No hay problema.

La crisis griega surge del hecho de que el euro no se basa en una federación de ese tipo. Si así fuera, el Banco Central Europeo habría puesto freno al desplome económico griego mucho antes de que se llegara a la situación actual. El dinero habría fluido de Bruselas a Atenas sin que nadie se diera cuenta. Tsipras podría haber abrazado a Merkel en su cancillería y habría anunciado felizmente: «Ich bin ein Berliner!» (Se me hace difícil imaginar a Merkel acudiendo a Atenas y proclamando «Ich bin eine del Griechin!«)

La primera lección de esta crisis es que la creación de una unión monetaria implica una disposición de todos los Estados miembros a renunciar a su independencia económica. Un país que no está dispuesto a hacer eso no puede integrarse en una unión de esa naturaleza. Cada país puede mantener su precioso equipo de fútbol, e incluso su sagrada bandera, pero su presupuesto nacional debe estar sujeto al super-gobierno económico conjunto.

Actualmente eso es muy claro. Por desgracia, no estaba tan claro para los fundadores del bloque del euro.

En este sentido, una nación gigantesca como China tiene una gran ventaja. Ni siquiera es una federación, pero en la práctica es un Estado unitario con una moneda unitaria.

Los Estados pequeños, como Israel, carecen de la seguridad económica que proporciona pertenecer a una gran unión, pero disfrutamos de la ventaja de ser capaces de maniobrar libremente y de fijar nuestra moneda, el shekel, de acuerdo con nuestros intereses. Si los precios de exportación son demasiado altos, se devalúa la moneda. Siempre y cuando tu calificación de crédito sea lo suficientemente alta, puedes hacer lo que quieras.

Afortunadamente, nadie nos invitó a unirnos al bloque del euro. La tentación habría sido demasiado fuerte.

Siendo esto así, estamos en condiciones de observar la crisis griega con alguna ecuanimidad.

Pero para quienes creemos que después de lograr la paz con el pueblo palestino y con todo el mundo árabe Israel debe integrarse en una especie de confederación regional, esta es una lección instructiva.

Escribí sobre esto incluso antes del nacimiento del Estado de Israel, llamando a la creación de una «Unión semita». Probablemente no sucederá en mi tiempo, pero estoy bastante seguro de que llegará antes de finales de este siglo.

No puede suceder mientras que la brecha económica entre Israel y los países árabes sea tan inmensa como lo es ahora -con un ingreso per cápita 25 veces mayor en Israel que en Palestina y en muchos países árabes. Pero una vez que los países árabes superen las turbulencias que los sacuden actualmente, pueden abrigar la esperanza de progresar rápidamente, como está sucediendo en Turquía y en los países musulmanes de Asia oriental.

En algún momento, en un futuro no muy remoto en términos históricos, el mundo estará formado por grandes unidades económicas que se esforzarán por crear un orden económico mundial eficiente basado en una moneda común.

Puede parecer una tontería pensar en ello en la situación actual. Pero nunca es demasiado pronto para pensar.

Sin olvidar jamás lo que Sócrates dijo: «La única verdadera sabiduría es saber que no sabes nada».

Fuente original: http://zope.gush-shalom.org

Fuente: http://www.rebelion.org/noticia.php?id=201627

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Los comisarios del pensamiento único

Por: Carlos Fazio

Hoy, cuando la canalla mediática está desatada en el mundo occidental, no está de más recordar que como otros términos del discurso político, la palabra “democracia” tiene un significado técnico orwelliano cuando se usa en exaltaciones retóricas o en el “periodismo” habitual, para referirse a los esfuerzos de Estados Unidos y de sus aliados para imponer la democracia liberal representativa a Estados considerados “forajidos” como la Venezuela actual.

En ese contexto, se ha convertido en un lugar común que cuando más democracia y libertades se dice reconocer y defender, más se reprime la facultad de pensar; sobre todo, la actividad de pensar a contracorriente. Con la novedad de que en la persecución del pensamiento crítico ya no hay fronteras. Pero sucede, además, que en el nuevo panóptico planetario y en el marco de la guerra de espectro completo en curso, quienes cuestionan el orden hegemónico o no se ajustan al marco del dogma establecido por los amos del universo, pueden convertirse en un objetivo político-militar.

Pensar entraña riesgos y trae consecuencias. Ello ocurre en las ciencias sociales y las humanidades, pero también en el periodismo. En la actual coyuntura, bien lo saben, entre otros, Atilio Borón (Página 12, Rebelión.org,) y Luis Hernández (coordinador de Opinión de La Jornada), quienes por practicar el ejercicio crítico de pensar con cabeza propia, son objeto de mofa, presiones y campañas de estigmatización y criminalización por un puñado de diletantes vigilantes del pensamiento único neoliberal que responden a un mismo y nauseabundo guión de Washington.

“Nicolás Maduro dictador” emite la voz del amo desde las usinas del poder mundial, y el eco es amplificado urbi et orbi por una cohorte de amanuenses subvencionados y tarifados. El esquema es simple: para el periodismo mercenario, el “Maduro dictador” sustituye hoy a “las armas de destrucción masivas” de Sadam Hussein, en 2003. El saldo de la mentira del Pentágono como arma de guerra costó más de un millón de muertos; pero eran iraquíes.

El modelo “comunicacional” está bien engrasado. Permite debates, críticas y discrepancias, en tanto se permanezca fielmente dentro del sistema de presupuestos y principios que constituyen el consenso de la elite. Es un sistema tan poderoso que puede ser interiorizado en su mayor parte, sin tener conciencia de ello. En general, quien tiene ideas equivocadas o intenta romper el molde es apartado o ignorado; pero en ocasiones puede ser satanizado por los llamados intelectuales públicos, los pensadores políticamente correctos, la gente que escribe editoriales y cosas así, y es colocado frente al paredón de la “prensa libre”.

Recuerda Marcos Roitman que los ideólogos del actual sistema de dominación han reinterpretado los saberes y el conocimiento bajo una única racionalidad: la del capital. El capital niega su carácter totalitario. En su dimensión política, el capitalismo socializa la violencia y deslastra la historia que le resulta incómoda. Bajo los criterios de la “colonialidad del saber”, es capaz de eliminar al nazismo y al fascismo −también al franquismo, al somocismo, al duvalierismo y el pinochetismo− como fenómenos inherentes a su racionalidad.

W. Lippmann y la ingeniería del consenso

Hace más de un cuarto de siglo, en Los guardianes de la libertad (Grijalbo Mondadori, 1990), Noam Chomsky y Edward S. Herman develaron el uso operacional de los mecanismos de todo un modelo de propaganda al servicio del “interés nacional” (de EU) y la dominación imperial. Nos enseñaron a examinar la estructura de los medios (la riqueza del propietario) y cómo se relacionan con otros sistemas de poder y de autoridad. Por ejemplo, el gobierno (que les da publicidad, fuente principal de ingresos), las corporaciones empresariales, las universidades.

Asimismo, diseccionaron a los medios de elite (The New York TimesThe Washington Post, CBS y otros) que marcan “la agenda” de los gestores políticos, empresariales y doctrinarios (profesores universitarios), pero también la de otros periodistas, analistas y “expertos” de los medios de difusión masiva que se ocupan de organizar el modo en que la gente debe pensar y ver las cosas.

Demostraron, en síntesis, cómo mediante la violencia psicológica o simbólica e indignantes campañas de intoxicación lingüística (des)informativas y supresiones (“las peores mentiras son las que niegan la existencia de lo que no se quiere que se conozca”, nos alerta a su vez Emir Sader); manipulaciones, normas doble-estándares y duplicidades; sesgos sistemáticos, matizaciones, énfasis y tonos, y de la selección del contexto, las premisas y el orden del día general, se lleva a cabo el control elitista de la sociedad mediante lo que Walter Lippmann denominó “la ingeniería del consenso”.

Ese modelo de propaganda −por lo general dicotómico o maniqueo: verbigracia “Maduro dictador vs. la oposición democrática de la MUD”; las hordas chavistas vs. los luchadores de la libertad de D. Trump− deja entrever que el “propósito social” de los medios es inculcar y defender el orden del día económico, social y político de los grupos privilegiados. Para ello, la fórmula es sencilla: los dueños de la sociedad utilizan a una “clase especializada” −conformada por “hombres responsables” y “expertos” que tienen acceso a la información y a la comprensión, en particular, académicos, intelectuales y periodistas− para que regule las formas de organización del rebaño desconcertado; para manufacturar el consentimiento y mantener a la chusma a raya.

Todo el sistema de ideas políticas del imperialismo tiende a argumentar su derecho a la dominación, a la supeditación del Estado a los monopolios en todas las esferas de la vida; a la manipulación de las masas y la desinformación de la “opinión pública. Según Lippmann, la labor del público es limitada. El público no razona, no investiga, no convence, no negocia o establece. Por ese motivo, “hay que poner al público en su lugar”. La multitud aturdida, que da golpes con los pies y ruge, “tiene su función: ser el espectador interesado de la acción”. No el participante.

Medios domesticados: la mentira del silencio

Para Chomsky, la tarea de los medios privados que responden a los intereses de sus propietarios, consiste en crear un público pasivo y obediente, no un participante en la toma de decisiones. Se trata de crear una comunidad atomizada y aislada, de forma que no pueda organizarse y ejercer sus potencialidades para convertirse en una fuerza poderosa e independiente que pueda hacer saltar por los aires todo el tinglado de la concentración del poder. ¿Ejemplo? Los 8.089.320 votantes que a despecho de las amenazas imperiales y la ofensiva terrorista paramilitar decidieron empoderar a los/as nuevos constituyentes.

Sólo que para que el mecanismo funcione, es necesaria, también, la domesticación de los medios; su adoctrinamiento. Es decir, generar una mentalidad de manada. Hacer que los periodistas y columnistas huyan de todo imperativo ético y caigan en las redes de la propaganda o el doble pensar. Es decir, que se crean su propio cuento y lo justifiquen por autocomplacencia, pragmatismo puro, individualismo exacerbado o regodeo nihilista. Y que, disciplinados, escudados en la “razón de Estado” o el “deber patriótico”, asuman –por intereses de clase o por conservar su estabilidad laboral− la ideología del patrioterismo reaccionario. En definitiva, el miedo a manifestar el desacuerdo termina trastocando la prudencia en asimilación, sumisión y cobardía.

Moraleja: no se vale discrepar con el consenso. Solo se debe pensar en una sola dirección, la presentada por el sistema de dominación capitalista. Y si para garantizar el consentimiento es necesario aplicar las herramientas de la guerra psicológica para el control de las masas (como azuzar el miedo, fomentar la sumisión y generar un pánico y terror paralizantes), los comisarios del gran hermano entran en operación bajo el paraguas de lo políticamente correcto, amparados por todo un sistema de dádivas y premios que brindan un poco de confort y poder acomodaticio.

La no noticia y el Consenso de Lima

Ya encarrerado, el pensamiento reaccionario se refuerza bajo un discurso de desprecio y odio clasista, xenófobo y racista. Siete jóvenes han sido quemados por parecer “chavistas” por los “demócratas” que defienden los 12 presidentes latinoamericanos del “Consenso de Lima”.

En consecuencia, aduladores de los poderes fácticos que actúan en las zonas de penumbra, los social-conformistas de los grandes medios –con el periódico El País de Madrid como buque insignia de la prensa en español− practican a diario el lenguaje operacional del orden sistémico, reproduciendo la lógica de la dominación de manera expansiva.

Así, casi cada día durante los últimos cuatro meses, en Ciudad de México, Madrid, Bogotá o Buenos Aires, el pensamiento reaccionario apuntala la contrarrevolución en Venezuela. Y ello es así porque el poder real ha creado un ejército de hombres y mujeres dedicados a mantener y reproducir la ideología dominante y desarticular el pensamiento crítico; dedicados a frenar el cambio social y democrático de los de abajo mediante “la mentira del silencio” (Sader). Es decir, negando la existencia de lo que no se quiere que se conozca, por ejemplo, en la coyuntura, la formidable victoria del chavismo bravío y los nuevos constituyentes antisistémicos (anticapitalistas y antimperialistas). O, como señala Ángeles Díez, sustituyendo la información principal por la “no noticia”: un atentado de los violentos de la MUD se atribuyó mágicamente a la “represión” de Maduro (aderezado con titulares que reforzaban una matriz de opinión con eje en el autogolpe de Estado, la violencia, el caos y la emergencia humanitaria), para difuminar la verdadera noticia: que el 30/J ocho millones respaldaron la Constituyente.

El poder reclama una única racionalidad, un solo orden, una sola intransigencia verdadera. Es por eso, también, que a la manera de divisiones y/o francotiradores de un ejército vasallo en el frente externo −y dado que toda intervención militar es precedida por una campaña de intoxicación mediática con eje en la guerra psicológica−, los paraperiodistas tienen la misión de vigilar, hostigar y presionar a quienes, como Atilio Borón y Luis Hernández, se apartan del consenso de la elite reaccionaria.

A la biopolítica del cuerpo se suma hoy la psicopolítica de la mente (Roitman). Y así, los saberes políticamente correctos forman parte del modelo de dominación y marcan el ritmo de la pulsión del poder: quienes levanten la voz y se aparten de la manada serán denigrados, hostigados y/o castigados. En sentido contrario, y en el marco de la guerra no convencional y asimétrica que libran el Pentágono y la Agencia Central de Inteligencia (CIA) contra el gobierno constitucional y legítimo de Nicolás Maduro y el pueblo de Venezuela, una agenda con la atención constante hacia las víctimas de la represión de la “dictadura” venezolana, ayuda a convencer al público de la maldad del enemigo y prepara el terreno para justificar la subversión de la MUD y una eventual intervención “humanitaria” del Pentágono.

Auschwitz, el trabajo sucio y los neomaccarthistas

El genocidio de Hitler y la Alemania nazi fue un acto consentido por el pueblo alemán; los hornos crematorios funcionaron a plena luz del día. Con distintas modalidades, el horror de Auschwitz y Treblinka se replica hoy en Afganistán, Irak, Libia, Siria, Colombia y en el México de las fosas comunes. Las víctimas mortales de las guerras coloniales del Pentágono y la OTAN en Afganistán, Pakistán e Irak ascienden a cuatro millones. En general, la “buena prensa” de Occidente ha apoyado o justificado todas esas atrocidades. Es fácil predecir qué ocurriría en caso de estallar una intervención “humanitaria” o una guerra civil auspiciada por Estados Unidos en Venezuela.

El uso de la mentira con fines políticos es de vieja data. En 1950, el informe de la Comisión Tydings sobre el senador Joseph McCarthy y el maccarthismo, señaló: “Hemos visto utilizar aquí por primera vez en nuestra historia la técnica de ‘la gran mentira’. Hemos visto cómo, mediante la insistencia y la mezcla de falsedades (simples habladurías, tergiversaciones, murmuraciones y mentiras deliberadas), es posible engañar a un gran número de gente”.

Los periodistas, editores y directores de la gran prensa estadunidense, que con frecuencia sabían que McCarthy estaba mintiendo, escribían y divulgaron lo que él decía y dejaban que el lector, que no tenía ningún medio de averiguarlo, intentara deducir la verdad. Un día, el senador republicano John Bricker, le dijo a McCarthy: “Joe, usted es realmente un hijo de puta. Pero a veces es conveniente tener hijos de puta a nuestro alrededor para que se encarguen de los trabajos sucios”.

El propósito del maccarthismo fue revertir el pacto social keynesiano (el Estado benefactor) que redistribuía parte de las ganancias del capital hacia abajo. Ronald Reagan profundizó el proyecto conocido hoy como neoliberalismo, con epicentro en la liquidación de los bienes y la esfera pública y la mercantilización y privatización radical de todo. El macartismo hizo escuela y lo practican ahora muchos periodistas en el caso Venezuela (¡estúpidos, es el petróleo!), pero las madres no tienen la culpa…

Fuente:http://www.rebelion.org/noticia.php?id=230219

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11 tesis sobre Venezuela y una conclusión escarmentada

Por: Juan Carlos Monedero

“Y se empeñaba en repetir lo mismo: “Esto no es como en una guerra… En una batalla tienes el enemigo delante… Aquí, el peligro no tiene rostro ni horario”. Se negaba a tomar somníferos o calmantes: “No quiero que me agarren dormido o amodorrado. Si vienen por mí, me defenderé, gritaré, tiraré los muebles por la ventana… Armaré un escándalo…” -Alejo Carpentier, La consagración de la primavera

1. Es indudable que Nicolás Maduro no es Allende. Tampoco es Chávez. Pero los que dieron el golpe contra Allende y contra Chávez son, y eso también es indudable, los mismos que ahora están buscando un golpe en Venezuela.

2. Los enemigos de tus enemigos no son tus amigos. Puede no gustarte Maduro sin que eso implique olvidar que ningún demócrata puede ponerse al lado de los golpistas que inventaron los escuadrones de la muerte, los vuelos de la muerte, el paramilitarismo, el asesinato de la cultura, la operación Cóndor, las masacres de campesinos e indígenas, el robo de los recursos públicos. Es comprensible que haya gente que no quiera ponerse del lado de Maduro, pero conviene pensar que en el lado que apoya a los golpistas están, en Europa, los políticos corruptos, los periodistas mercenarios, los nostálgicos del franquismo, los empresarios sin escrúpulos, los vendedores de armas, los que defienden los ajustes económicos, los que celebran el neoliberalismo. No todos los que critican a Maduro defienden esas posiciones políticas. Conozco gente honesta que no soporta lo que está pasando ahora mismo en Venezuela. Pero es evidente que del lado de los que están buscando un golpe militar en ese país están los que siempre apoyaron los golpes militares en América Latina o los que priman sus negocios por encima del respeto a la democracia. Los medios de comunicación que están preparando la guerra civil en Venezuela son los mismos conglomerados mediáticos que vendieron que en Irak había armas de destrucción masiva, que nos venden que hay que rescatar a los bancos con dinero público o que defienden que la orgía de los millonarios y los corruptos hay que pagarla entre todos con recortes y privatizaciones. Saber que se comparte trinchera con semejante gente debiera llamar a la reflexión. La violencia siempre debe ser la línea roja que no debe traspasarse. No tiene sentido que el odio a Maduro ponga a nadie decente al lado de los enemigos de los pueblos.

3. Maduro heredó un papel muy difícil -gestionar Venezuela en un momento de caída de los precios del petróleo y de regreso de Estados Unidos a Latinoamérica después de la terrible aventura en Oriente Medio- y una misión imposible -sustituir a Chávez-. La muerte de Chávez privó a Venezuela y a América Latina de un líder capaz de poner en marcha políticas que han sacado de la pobreza a 70 millones de personas en el continente. Chávez entendió que la democracia en un solo país era imposible y puso sus recursos, en un momento de bonanza gracias a la recuperación de la OPEP, para que se iniciara la etapa más luminosa de las últimas décadas en el continente: Lula en Brasil, Correa en Ecuador, Morales en Bolivia, Kirchner en Argentina, Lugo en Paraguay, Mujica en Uruguay, Funes en El Salvador, Petro en Bogotá e incluso Bachelet en Chile referenciaban esa nueva etapa. La educación y la salud llegaron a los sectores populares, se completó la alfabetización, se construyeron viviendas públicas, nuevas infraestructuras, transportes públicos (después de la privatización de los mismos o la venta y cierre de los trenes), se frenó la dependencia del FMI, se debilitó el lazo con los Estados Unidos creándose la UNASUR y la CELAC.

También hay sombras, principalmente vinculadas a la debilidad estatal y a la corrupción. Pero haría falta un siglo para que los casos de corrupción en los gobiernos progresistas de América Latina sumen, por citar sólo un asunto, el coste de la corrupción que significa el rescate bancario. La propaganda de los dueños de la propaganda terminan logrando que el oprimido ame al opresor. Nunca desde la demonización de Fidel Castro fue ningún líder latinoamericano tan vilipendiado como Chávez. Para repartir entre los pobres, hubo que decirle a los ricos, de América y también de Europa, que tenían que ganar un poco menos. Nunca lo toleraron, lo que puede entenderse, especialmente en España, donde, en mitad de la crisis, responsables económicos y políticos del Partido Popular robaban a manos llenas al tiempo que decían a la gente que tenía que apretarse el cinturón ¿Iba Chávez ese “gorila” a frenarles sus negocios? Desde que ganó las primeras elecciones en 1998, Chávez tuvo que enfrentarse a numerosos intentos de derribarlo. Por supuesto, con la inestimable ayuda de la derecha española, primero con Aznar, luego con Rajoy, y la ya conocida participación de Felipe González como lobbista de grandes capitales. (Es curioso que el mismo Aznar que hizo negocios con Venezuela y con Libia luego se convirtió en ejecutor cuando se lo ordenaron. Gadafi incluso le regaló a Aznar un caballo. Pablo Casado fue el asistente de Aznar en esa operación. Luego, cosas de la derecha, celebraron su asesinato).

4. Chávez no legó a Maduro los equilibrios nacionales y regionales que construyó, que eran políticos, económicos y territoriales. Eran una construcción personal en un país que salía de tasas de pobreza del 60% de la población cuando llegó Chávez al gobierno. Hay cambios que necesitan una generación. Ahí es donde la oposición pretende estrangular a Maduro, con problemas mal resueltos como las importaciones, los dólares preferenciales o las dificultades para frenar la corrupción que desembocan en desabastecimiento. Sin embargo, Maduro supo reeditar el acuerdo “cívico-militar” que tanto molesta a los amigos del golpismo. Algo evidente, pues Estados Unidos siempre ha dado los golpes buscando apoyos en militares autóctonos mercenarios o desertores.

El ejército en América Latina solo se entiende en relación con Estados Unidos. Les han formado, sea en tácticas de tortura o en “lucha contrainsurgente”, sea en el uso de las armas que les venden o en el respeto debido a los intereses norteamericanos. En Venezuela, los mismos que formaron a los asesinos de la Escuela Mecánica de la Armada argentina o que sostuvieron al asesino Pinochet lo tienen complicado (el asalto por parte de mercenarios vestidos de militares a un cuartel en Carabobo buscaba construir la sensación de fisuras en el ejército, algo que a día de hoy no parece que exista). Igual que ha comprado militares, Estados Unidos siempre ha comprado jueces, periodistas, profesores, diputados, senadores, presidentes, sicarios y a quien hiciera falta para mantener a América como su “patio trasero”. El cártel mediático internacional siempre le ha cubierto las espaldas. Es la existencia de Estados Unidos como imperio lo que ha construido el ejército venezolano. Los nuevos oficiales se han formado en el discurso democrático soberano y antiimperialista. Son mayoría. Hay también una oficialidad -la mayoría ya jubilándose- que se formó en la vieja escuela y sus razones para defender la Constitución venezolana serán más particulares. Las deficiencias del Estado venezolano afectan también al ejército, aún más en zonas problemáticas como las fronteras. Pero los cuarteles en Venezuela están con el Presidente constitucional. Y por eso es aún más patético escuchar al demócrata Felipe González pedir a los militares venezolanos que den un golpe contra el gobierno de Nicolás Maduro.

5. A esas dificultades de heredar los equilibrios estatales y los acuerdos en la región (la amistad de Chávez con los Kirchner, con Lula, con Evo, con Correa, con Lugo), hay que añadir que la pugna de Arabia Saudí con el fracking y con Rusia, hundió los precios del petróleo, principal riqueza de Venezuela. Esta inesperada caída del precio del petróleo colocó al gobierno de Maduro en una situación complicada (es el problema de los “monocultivos”. Basta para entenderlo pensar qué ocurriría en España si se hundiera un 80% el turismo por causas ajenas a ningún gobierno. ¿Sacaría Rajoy siete u ocho millones de votos en una situación así?). Maduro ha tenido que reconstruir los equilibrios de poder en un momento de crisis económica brutal.

6. La oposición en Venezuela lleva intentando dar un golpe de Estado desde el mismo día que ganó Chávez. Venezuela fue el mascarón de proa del cambio continental. Acabar con Venezuela es abrir la espita para que ocurra lo mismo en los sitios donde aún no ha regresado el neoliberalismo. A las oligarquías les molestan los símbolos que debilitan sus puntos de vista.Pasó con la II República en 1936, pasó en Chile con Allende en 1973. Acabar con la Venezuela chavista es regresar a la hegemonía neoliberal e, incluso, a las tentaciones dictatoriales de los años setenta.

7. Venezuela tiene además las reservas de petróleo más grandes del mundo, agua, biodiversidad, el Amazonas, oro, coltán -quizá la reserva más grande del mundo de coltán-. Los mismos que han llevado la destrucción a Siria, a Irak o a Libia para robarles el petróleo, quieren hacer lo mismo en Venezuela. Necesitan ganarse previamente a la opinión pública para que el robo no sea tan evidente. Necesitan reproducir en Venezuela la misma estrategia que construyeron cuando hablaban de armas de destrucción masiva en Irak. ¿O no se creyó mucha gente honesta que había armas de destrucción masiva en Irak? Hoy, aquel país antaño próspero es una ruina. Quien se creyó aquellas mentiras del PP, que mire cómo está hoy Mosul. Enhorabuena a los ingenuos. Las mentiras siguen todos los días. La oposición puso una bomba al paso de policías en Caracas y todos los medios impresos publicaron la foto como si la responsabilidad fuera de Maduro. Un helicóptero robado lanzó granadas contra el Tribunal Supremo y los medios lo silencias. Son actos terroristas. De esos que abren portadas y los telediarios. Salvo cuando suceden en Venezuela. Un referéndum ilegal en Venezuela “presiona al régimen hasta el límite”. Un referéndum ilegal en Catalunya es un acto cercano al delito de sedición.

8. El cártel mediático internacional ha encontrado un filón. Se trata de una reedición del miedo ante la Rusia comunista, la Cuba dictatorial o el terrorismo internacional (nunca dirán que el ISIS es una construcción occidental financiada con capital norteamericano principalmente). Venezuela se ha convertido en el nuevo demonio. Así se les permite acusar de “chavistas” a los adversarios y les evita hablar de la corrupción, del vaciamiento de las pensiones, de la privatización de los hospitales, las escuelas y las universidades o de los rescates bancarios. Mélenchon, Corbyn, Sanders, Podemos o cualquier fuerza de cambio en América Latina son descalificados con la acusación de chavistas, ahora que acusar de comunistas o de etarras tiene poco recorrido. El periodismo mercenario lleva años con esa estrategia. Nadie nunca ha explicado qué política genuinamente bolivariana va en los programas de los partidos de cambio. Pero da lo mismo. Lo importante es difamar.Y gente de buena voluntad termina creyendo que hay armas de destrucción masiva o que Venezuela es una dictadura donde, curiosamente, todos los días la oposición se manifiesta (incluso atacando instalaciones militares), donde los medios critican libremente a Maduro (no como en Arabia Saudí, Marruecos o Estados Unidos) o donde la oposición gobierna en alcaldías y regiones. Es la misma táctica que construyó durante la guerra fría el “peligro comunista”. Por eso en España, con Venezuela, tenemos una nueva Comunidad Autónoma de la que solamente falta que nos digan al final de los telediario el tiempo que va a hacer en Caracas ese día. De cada cien veces que se dice “Venezuela”, noventa y cinco sólo buscan distraer, ocultar o mentir.

9. Venezuela tiene un problema histórico que no ha resuelto. Al carecer de minas durante la colonia, no fue un Virreinato, sino una simple capitanía general. El siglo XIX fue una guerra civil permanente, y en el siglo XX, cuando se empezó a construir el Estado, ya tenían petróleo. El Estado venezolano siempre ha sido rentista, carente de eficacia, agujereado por la corrupción y rehén de las necesidades económicas de los Estados Unidos acordadas con las oligarquías locales. El choque entre la Asamblea y la jefatura del Estado actual debiera haberse zanjado jurídicamente. Señales de la ineficiencia vienen siendo evidentes desde hace tiempo. El rentismo venezolano no se ha superado. Venezuela redistribuyó la renta del petróleo entre los más humildes, pero no ha superado esa cultura política rentista ni ha mejorado el funcionamiento de su estado. Pero no nos engañemos. Brasil tiene una estructura jurídica más consolidada y el Parlamento y algunos jueces han dado un golpe de Estado contra Dilma Roussef. Donald Trump puede cambiar a la Fiscal General y no pasa nada, pero si lo hace Maduro, Jefe del Estado igualmente elegido en unas elecciones, se le acusa de dictador. Una parte de las críticas a Maduro son tramposas porque olvidan que Venezuela es un sistema presidencialista. Es por eso que la Constitución permite al Presidente convocar una Asamblea Constituyente. Gustará más o menos, pero el artículo 348 de la Constitución vigente de Venezuela faculta al Presidente en esa tarea, igual que en España el Presidente del Gobierno puede disolver el Parlamento.

10. Zapatero y otros ex Presidentes, el Papa, Naciones Unidas vienen pidiendo a ambas partes en Venezuela que dialoguen. La oposición reunió en torno a siete millones de votos (si bien es más complicado que puedan llegar a ese acuerdo en torno a un candidato o candidata a la Presidencia del país). Maduro, en un contexto regional muy complicado, con fuertes estrecheces económicas que afectan a la compra de insumos básicos, incluidas medicinas, ha juntado ocho millones de votos (aunque sean siete, según las declaraciones tan sospechosas del Presidente de Smarmatic, que acaba de firmar un contrato millonario en Colombia). Venezuela está claramente dividida. La oposición, como otras veces, ha optado por la violencia y luego no entiende que Maduro sume tantos millones de apoyos. Si en España un grupo quemase centros de salud, quemase escuelas, disparara contra el Tribunal Supremo, asaltara cuarteles, contratara a marginales para sembrar el terror, impidiese con formas de lucha callejera el tránsito e, incluso, quemase vivas a personas por pensar diferente ¿alguien se extrañaría que la ciudadanía votase en la dirección contraria a esos locos?

11. Fracasada la vía violenta, a la oposición venezolana le quedan dos posibilidades: seguir con la vía insurreccional, alentada por el Partido Popular, Donald Trump y la extrema derecha internacional, o intentar ganar en las urnas. Estados Unidos sigue presionando (en declaraciones a un semanario uruguayo, el Presidente Tabaré dijo que votó para expulsar ilegalmente a Venezuela del Mercosur por miedo a las represalias de los países grandes). 57 países de Naciones Unidas han exigido que se respete la soberanía de Venezuela. Como Estados Unidos no logra mayoría para forzar a Venezuela, insiste en inventar espacios (como la Declaración de Lima, sin ninguna fuerza jurídica porque no han conseguido mayoría en la OEA). La derecha mundial quiere acabar con Venezuela, aunque eso le cueste sangre y fuego a la población venezolana. Por eso algunos opositores, como Henry Ramos-Allup, han llamado al fin de la violencia. Venezuela tiene en el horizonte elecciones municipales y regionales. Es el escenario donde la oposición debiera demostrar esa mayoría que reclaman. Venezuela tiene que convocar esas elecciones y es una oportunidad excelente para medir electoralmente las fuerzas. Porque, de lo contrario, el choque que estamos viendo se enquistará y se convertirá en una gangrena terrible.

¿A quién le interesa una guerra civil en Venezuela? No nos engañemos. Ni al PP ni a Trump le interesan los derechos humanos. Si así fuera romperían con Arabia Saudí, que va a decapitar a quince jóvenes por manifestarse durante la Primavera Árabe, o dan latigazos a las mujeres que conducen; o con Colombia, donde van 150 asesinados por los paramilitares en los últimos meses; o en México, donde se asesina cada mes a algún periodista y aparecen fosas comunes con decenas de cadáveres. Penas de 75 años están pidiendo en Estados Unidos contra manifestantes contra las políticas de Trump. Venezuela se ha convertido en España en la 18 Comunidad Autónoma sólo porque el Presidente Rajoy ha tenido que comparecer como testigo por la corrupción en su partido. Es más airoso hablar de Venezuela que de la corrupción de los 800 cargos del PP imputados. Hay ingenuos que les creen.¿Qué dirán ahora que el grueso de la oposición ha aceptado participar en las elecciones regionales? El pacto entre el PSOE y Podemos en Castilla-La Mancha ha sido presentado por la derecha manchega como el comienzo de la venezonalización de España. Cuánta caradura y cuánta estupidez. Hay gente que les cree. Mientras, el PP guarda silencio ante, por ejemplo, las persecuciones que la dictadura monárquica marroquí hace en España de los disidentes políticos, o encarcela por orden del dictador Erdogan a un periodista crítico con la dictadura turca. ¿Nos va a decir alguien que a estos gobiernos les interesan los derechos humanos?

Conclusión: no hace falta comulgar, ni mucho menos, con Maduro y su manera de hacer las cosas, para no aceptar el golpe de Estado que se quiere construir en Venezuela. Estamos hablando de no volver a cometer los mismos errores creyéndonos las mentiras que construyen los medios. Venezuela tiene que solventar sus problemas dialogando. Y es evidente que tiene problemas. Pero dos mitades enfrentadas no van a ningún lado monologando. Aunque a una parte le apoyen los países más poderosos del ámbito neoliberal. Ni el PP ni la derecha quieren diálogo. Quieren que Maduro se entregue. ¿Y cree alguien que los ocho millones de votantes de la Asamblea Constituyente se iban a quedar de brazos cruzados? El nuevo gobierno les reprimiría e, incluso, les asesinaría. Los medios dirían que la democracia venezolana se estaría defendiendo de los enemigos de la democracia. Y volvería a haber gente ingénua que les creería. Desde el resto del mundo, en nombre de la democracia, bastan dos cosas: exigir y alentar el diálogo en Venezuela, y entender que sería bueno no permitir ni al PP ni a las derechas internacionales, empezando por Donald Trump, reeditar una de sus miserias más horribles que consiste en sembrar dolor en otros sitios para ocultar el dolor que construyen en nuestros propios países.

Fuente: http://blogs.publico.es/juan-carlos-monedero/2017/08/11/11-tesis-sobre-venezuela-y-una-conclusion-escarmentada/ 

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La América latina invisible

Por: Alfredo Serrano Mancilla

Temer sigue siendo presidente de Brasil sin un voto en las urnas. Macri, el de los Panamá Papers, tiene a Milagro Salas en una cárcel argentina como presa política. Santos está involucrado en el escándalo de Odebrecht porque habría recibido un millón de dólares para su campaña presidencial en Colombia en 2014. En lo que va de gestión de Peña Nieto, han sido asesinados 36 periodistas en México, por realizar su labor informativa. El año pasado Kuczynski gobernó Perú con 112 decretos evitando así tener que transitar por el poder legislativo.

Sin embargo, nada de esto importa. El único país que llama la atención es Venezuela. Los trapos sucios que empañan las democracias de Brasil, Argentina, Colombia, México y Perú quedan absueltos por eso que llaman comunidad internacional. El eje conservador está exento de tener que dar explicaciones ante la falta de elecciones, la persecución política, los escándalos de corrupción, la falta de libertad de prensa o la violación de la separación de poderes. Pueden hacer lo que quieran porque nada será retransmitido a la luz pública. Todo queda absolutamente sepultado por los grandes medios y por muchos organismos internacionales autoproclamados como guardianes de lo ajeno. Y además sin necesidad de estar sometido a ninguna presión financiera internacional; más bien, todo lo contrario.

En estos países la democracia tiene demasiadas grietas para estar dando lecciones afuera. Una concepción de baja intensidad democrática les permite normalizar todas sus fallas sin necesidad de dar muchas explicaciones. Y en la mayoría de las ocasiones esto viene acompañado por el aval y propaganda de determinados indicadores enigmáticos que no sabemos ni cómo se obtienen. Uno de los mejores ejemplos es el calculado por la “prestigiosa” Unidad de Inteligencia de The Economist que obtiene su “índice de democracia” en base a respuestas correspondientes a las “evaluaciones de expertos” sin que el propio informe brinde detalles ni precisiones acerca de ellos. Así la democracia se circunscribe a una caja negra en la que gana quién tenga más poder mediático.

Pero aún hay más: este bloque conservador tampoco está para presumir de democracia en el ámbito económico. No puede haber democracia real en países que excluyen a tanta gente de la satisfacción de los derechos sociales básicos para gozar de una vida digna. Más de 8 millones de pobres en Colombia; más de 6,5 millones en Perú; más de 55 millones en México; más de 1,5 millones de nuevos pobres en la era Macri; y unos 3,5 millones de nuevos pobres en esta gestión Temer. Lo curioso del caso es que estos ajustes en contra de la ciudadanía tampoco les sirven para presentar modelos económicos eficaces. Todas estas economías están estancadas y sin atisbos de recuperación.

Esta América Latina invisibilizada no nos debe servir como excusa para no ocuparnos de los desafíos al interior de los procesos de cambio. No obstante, en esta época de gran pulso geopolítico, debemos hacer que lo invisible no sea sinónimo de lo inexistente. Esa otra América Latina fallida debe ser descubierta y problematizada.

No dejemos que nos impongan la agenda.

Fuente:http://www.rebelion.org/noticia.php?id=230215

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Argentina: La sustentabilidad del sistema depende del crecimiento

Por: El clarin / Emmanuele Alvarez Agis

La cuestión previsional vuelve a estar en debate y el principal problema sería el déficit del sistema. Afortunadamente el fracaso de la capitalización privada (AFJP) en Argentina y en el mundo permite que hoy exista un amplio consenso sobre la conveniencia de un sistema público y solidario como el actual. Solidaridad significa que todos los argentinos decidimos hacernos cargo, con los recursos del presente, de los jubilados del presente.Tanto los trabajadores como los desocupados (cuando pagan el IVA, por ejemplo) y los empresarios financiamos con impuestos a los jubilados de hoy. Sin embargo, las verdaderas implicancias de la solidaridad no parecen estar claras.

Supongamos que un padre reclamara que, dado que paga impuesto a las Ganancias, su hijo merece mejor educación pública que sus compañeros, cuyos padres son informales y solo pagan impuestos como el IVA. El planteo no tiene sentido. Nuestra educación pública es solidaria: todos recibimos la misma calidad, independientemente de los impuestos que pagamos. Pero lo que es claro para la educación no lo es para las jubilaciones. Algunas propuestas de reforma buscan relacionar el haber jubilatorio con la cantidad de aportes que realizó el trabajador, sin acusar recibo de que, en el sistema actual, el haber de un jubilado no se financia con sus propios aportes. Esos aportes financiaron, digamos, a los abuelos de ese trabajador; cuando se jubila, su jubilación es financiada por los aportes de, por así decirlo, sus hijos y nietos. La solidaridad tiene entonces carácter intergeneracional. Avanzar hacia una reforma del sistema que permita mejorar la igualdad significa universalizar un haber jubilatorio digno, con independencia de la trayectoria activa de cada trabajador. Es decir, establecer un piso mínimo y universal de protección previsional.

Lo segundo que se discute es la sustentabilidad. Se argumenta que el sistema previsional tiene déficit, puesto que no se autofinancia. Ergo, se deben adecuar los haberes y la cobertura previsional a los recursos propios del sistema. Imaginemos nuevamente este mismo planteo para la educación. La educación pública es absolutamente deficitaria, ya que no hay impuestos con esa asignación específica. Sin embargo, la educación sigue siendo un valor para nuestra sociedad, por lo que el Estado recauda impuestos y destina una porción del gasto público a la educación. Para el sistema previsional es lo mismo: lo que importa no es el déficit del sistema, sino el déficit fiscal total del sector público, puesto que el dinero es fungible. Lo que sí puede discutirse es si Argentina gasta mucho o poco en previsión. En 2015 Argentina destinó 9% de su PBI para los jubilados, mientras que el promedio de la OCDE fue de 8%. En este sentido, nuestro gasto previsional parece excesivo, pero no lo es. El problema es nuestro PBI, es decir, el tamaño de nuestra economía y su capacidad de crecer.

Ante esto, la opción obvia sería bajar las jubilaciones. Pero el efecto más probable de tal política sería una baja más que proporcional del PBI. Luego del ajuste, el peso del gasto previsional aumentaría. Para muestra baste decir que durante 1980-2002, el promedio del gasto previsional fue 5,3%, con una cobertura menor al 78%. Sin embargo, entre 2006 y 2015 el gasto previsional promedió 7%, con una cobertura de casi 100%. La diferencia es, básicamente, el crecimiento. El déficit fiscal entre 1980 y2002 promedió 1,7% porque el PBI per cápita creció 0,8% anual. En cambio, en 2003-2015 el superávit fiscal fue de 1,4% porque el PBI per cápita creció 4,6% anual. Si queremos parecernos a la OCDE, en vez de entrar en una dinámica donde los ajustes bajan el PBI y empeoran la relación gasto previsional/producto, lo que se debe hacer es retomar un programa de crecimiento que permita una expansión sostenida del producto y del poder adquisitivo de las jubilaciones, para que el peso de estas últimas sobre PBI sea cada vez menor.

#Ex viceministro de Economía

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Responsabilidad social de los universitarios.

Por: Adriana Amozurrutia Elizalde.

Piensa en alguna organización que esté generando un impacto positivo en la sociedad, ¿alguna de ellas es una institución de educación superior?

Idealmente, así debería de ser; Robert Maynard Hutchinsfilósofo de la educación, postuló que “la Universidad es el espacio recogido para meditar los problemas intelectuales del mundo”. Toda comunidad, toda sociedad tiene la necesidad de acrecentar el conocimiento, de pensar y solucionar la problemática que la aqueja. En miras a que estas soluciones surjan de las universidades, desde inicios de los años 2000 se ha impulsado en Latinoamérica el concepto de Responsabilidad Social Universitaria (RSU), incorporando el esquema de una organización que se hace responsable del impacto que tiene hacia la sociedad que le circunda y el medio ambiente.

Incluso en el ámbito empresarial, han surgido nuevos modelos de negocios, como los basados en la teoría de los stakeholders (grupos de interés), que han considerado que los viejos modelos, alejados de la ética, ciegos al impacto que tienen en el entorno, son obsoletos. Estos nuevos modelos promueven la idea de tener un negocio exitoso y ético, al mismo tiempo, generando un valor. Cualquier organización debe ser miembro integral de una comunidad, con un propósito de desarrollo determinado en pro de sí misma y de la sociedad, también las universidades.

Para las universidades, estos grupos de interés incluyen, hacia el interior de la misma, a los alumnos, a los padres de familiaempleadosdocentesinvestigadoresaccionistas, hasta los directivos. Hacia afuera, los grupos de interés son muchos más, los clientes, los proveedores de servicios, el lugar en el que está la institución, el medio ambiente, las instituciones públicas, los representantes del gobierno, etcétera.

Uno de los objetivos de la Responsabilidad Social Universitaria es fomentar que las instituciones de educación superior se comprometan con estos grupos de interés, con su territorio, con su comunidad, fortalezcan las redes sociales ya existentes, creen nuevas redes en miras a un desarrollo a largo plazo. No podemos limitar las acciones de las universidades al asistencialismo inmediato, a iniciativas solidarias aisladas, que se limitan a solucionar una situación de crisis, sino a un desarrollo social sostenible en el tiempo y que pueda ser medible. No se trata de dar apoyos, sino de crear fuentes de desarrollo.

También, las universidades deben responsabilizarse del impacto negativo que podrían estar teniendo en el entorno social y ambiental, por ejemplo, el tráfico que generan por el flujo de alumnos y miembros de la misma, la basura que están produciendo, el agua que gastan, etc. Minimizar el impacto negativo también es parte de la responsabilidad social.

Dentro de las actividades de la universidad, los proyectos sociales solidarios deben colocarse al centro del proceso educativo, el diseño de experiencias de aprendizaje debe girar en torno a ellos, para que los alumnos aprendan al tiempo que proponen e implementan acciones que benefician a la sociedad.

Para que estos proyectos sociales sean acordes a las necesidades del entorno, es necesaria una comunicación constante con la población donde la universidad se asienta, con la sociedad civil, para diseñar objetivos precisos de vinculación, de responsabilidad y compromiso mutuo, porque es la misma sociedad civil, en vinculación con las instituciones, la que logrará el cambio de la educación universitaria tradicional a la educación universitaria con responsabilidad social.

Las universidades deben ser evaluadas, no por el cúmulo de conocimientos que imparten o desarrollan, sino por la calidad social de la labor y el impacto y la transformación social que generan.

Fuente: http://www.elpopular.mx/2017/08/13/opinion/responsabilidad-social-de-los-universitarios-167626

Imagen: https://i.ytimg.com/vi/DYSGpd6PNzA/maxresdefault.jpg

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