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Profesores al sol

Por: Jose Maria Romera.

De todas las críticas que están condenados a recibir los casi siempre incomprendidos docentes, ninguna tan insistente -y tan difícil de desmontar, por otra parte- que sus prolongadas vacaciones. El recuento de los meses de verano en los que el profesor queda dispensado de dar clase es esgrimido como argumento definitivo para situarlo en la categoría de los privilegiados laborales. No es solo una opinión extendida entre la gente. Se conoce que también la sostienen los políticos. Ahí están los revuelos organizados en Francia por el cálculo de Nicolas Sarkozy, quien cifró en seis meses el tiempo de ocio anual de los profesores, o, sin ir más lejos, las veinte horas semanales que según Esperanza Aguirre dedicaban a sus labores los trabajadores de la enseñanza. Si la caricatura presentaba en otro tiempo al maestro de escuela como un pobre hambriento, ahora lo hace con los rasgos del gandul.

Todo parte de una deliberada confusión entre las vacaciones de los estudiantes y las de los profesores. Aquellos concluyen su labor en la escuela con la recogida de notas y no vuelven a emprenderla hasta el comienzo de las clases del curso siguiente. La mayoría de sus profesores, sin embargo, no practican esta desconexión que sustenta la idea popular de las vacaciones transcurridas sin dar ni golpe. Este próximo curso, en varias comunidades españolas las clases empezarán la primera semana de septiembre. Para entonces los profesores habrán tenido que programar sus asignaturas al detalle, desde la distribución de las materias por sesiones y periodos de evaluación hasta los ejercicios, lecturas y actividades varias.

Todo eso no se habrá hecho por arte de magia. Quienes entienden que dos meses de alejamiento de las aulas constituyen una forma de corrupción descarada y una ofensa a otros trabajadores menos afortunados difícilmente serán capaces de apreciar que un profesor consagre esas semanas o parte de ellas a leer, a investigar y a ponerse al día en los avances en su campo de conocimiento. ¿Luchar contra la incomprensión? Para qué. Que el ciudadano menos formado no entienda la razón de tan prolongadas vacaciones es menos preocupante que su resistencia a admitir el valor de la cultura, la importancia de la escuela, el papel fundamental de la figura docente o la necesidad de fomentar los valores intelectuales. En su muy recomendable libro ‘Qué pasó con la enseñanza. Elogio del profesor’ (Pasos perdidos, 2015), la profesora Luisa Juanatey se preguntaba: «Leer no es trabajar, de acuerdo. ¿Pero tampoco para el profesor de literatura? ¿Que un profesor de física pase tiempo mirando a las estrellas, uno de arte examinando la Alhambra o uno de ciencias naturales conociendo a fondo las setas -y que todos ellos disfruten mientras lo hacen- es necesario y benéfico para que ejerzan bien su oficio, o es una censurable pérdida de tiempo?».

Pero no solo ocurre fuera del gremio. También entre los propios profesores -especialmente en los niveles educativos medios- está cada vez más extendida esa idea del mérito docente que se asocia solo con el trabajo fatigoso, la mortificación, la pelea a brazo partido contra adolescentes difíciles. Quien entra en clase contento ya es sospechoso. Y quien sale de ella con la misma alegría es que no ha cumplido bien con su labor. Hoy en día, para ser admitido en las salas de profesores hay que mostrarse cariacontecido, cargando con el peso del sufrimiento y del castigo. Se diría que al viejo «la letra con sangre entra» le ha sustituido «la letra con sangre sale», lema del docente de la nutrida rama victimista. Entre los argumentos corporativos a favor de las largas ‘vacaciones’ -que, insistamos, no son tales- parece predominar más el derecho a una compensación de daños, casi un periodo de convalecencia, que la necesidad de un tiempo creativo y dedicado a la propia formación.

LA CITA Mark Twain «El secreto del éxito es hacer de tu vocación tus vacaciones»

Flaco favor se hace a sí mismo el profesorado que, para encarecer su oficio, carga las tintas sobre el inagotable catálogo de miserias, contratiempos, obstáculos y torturas que lo acompañan en vez de reconocer abierta y jubilosamente que enseñar es un privilegio. Y los meses de vacaciones forman parte de él, si bien no en la dimensión meramente ociosa e improductiva que se les atribuye: son un privilegio porque permiten enriquecerse y adquirir una mejor preparación, no porque liberen al trabajador de sus supuestas cargas ni le proporcionen más tiempo de descanso que al resto de trabajadores. Cuando se menciona, no sin razón, la falta de control de esa actividad formativa debido a que se ejerce fuera de los centros, sin horarios ni obligaciones tasadas, se omite que la mayoría de los centros educativos (exceptuando los universitarios, y no todos) no reúnen las condiciones idóneas para facilitar el trabajo retirado e invisible de los profesores. Por regla general, el docente tiene su biblioteca en el hogar y es en el hogar donde puede aislarse para leer o corregir exámenes sin que nadie le importune.

Pero ninguna de estas razones impedirá que las vacaciones del docente se sigan viendo como una bicoca. A fin de cuentas, toda comparación entre trabajos distintos encierra alguna trampa. ¿Acaso existe alguna actividad laboral que no sea susceptible de que el ajeno la considere ventajosa sobre la propia, sobre todo si es observada con resentimiento, envidia o ignorancia?

Fuente: http://www.diariosur.es/opinion/profesores-20170813003845-ntvo.html

Imagen: http://static3.diariosur.es/www/multimedia/201708/13/media/cortadas/115186679-kK1E–624×368@Diario%20Sur.jpg

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Hacia el gozo de la madurez.

Por: Los tiempos.

Este fin de semana se realizó en Cochabamba la Feria Educativa y Olimpiadas del Saber del Adulto Mayor, una excelente iniciativa para incentivar actividades dirigidas a dar ocupación a una población creciente en el país que encuentra pocas alternativas que acompañen su tiempo libre.

Salvo algunas entidades como la Universidad del Adulto Mayor Uni-3, la Universidad Católica Boliviana y el Club de Gente Grande de la Cooperativa Comteco, las personas de la tercera edad afirman sentirse desamparadas, pese a contar con  leyes que norman su protección y estímulo. Lo que las autoridades y la ciudadanía no toman en cuenta es que, según las proyecciones poblacionales, Bolivia tendrá un millón de habitantes adulto-mayores que superan los 60 años de edad en 2017. Mientras la vejez, según la Organización de las Naciones Unidas inicia a partir de los 65 años, ésa es la media de expectativa de vida con que cuentan los bolivianos varones en el país y 70 las mujeres.

Curiosamente somos una de las naciones con esperanza de vida más baja frente al promedio mundial de las 29 naciones con mayor expectativa, superando en promedio una longevidad de 80 años. ¿Cuál es la diferencia? Muchas; entre ellas la adecuada alimentación, la frecuencia en la actividad física, los avances en los sistemas de salud y prevención de enfermedades, la estabilidad emocional, además del control de afecciones que antes eran consideradas mortales.

En Bolivia, la población de más de 60 años aumenta vertiginosamente en un ritmo de 3,7 por ciento y se cuenta con pocos especialistas geriatras, además de espacios de esparcimiento dedicados a esta población que no siempre es saludable por poseer problemas óseo-musculares (problemas de espalda o cuello especialmente), depresión, ansiedad, enfermedades neurológicas, pérdida de oído y de visión, problemas cardiovasculares y diabetes.

Es hora de crear políticas sociales incluyentes que tomen parte a estos habitantes para que tengan una digna calidad de vida.

Fuente: http://www.lostiempos.com/actualidad/opinion/20170813/sub-editorial/gozo-madurez

Imagen: http://mirador.org.bo/wp-content/uploads/2015/08/08-26-15-2Min.jpg

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Educación y reconciliación nacional.

La educación no tendría sentido si su objetivo no fuera la vida, la convivencia, la libertad, la mejora del conocimiento, el progreso y la necesidad de luchar por preservar los derechos que hoy disfrutamos, gracias a las luchas de nuestros antepasados.

Por: Ángel Perez Martinez.

Para el próximo 30 de agosto, un grupo de instituciones y personas del sector educativo están promoviendo la celebración de una jornada nacional por la reconciliación y el perdón en los establecimientos educativos.

Celebro y acompaño esta iniciativa porque el sector educativo por su tamaño y su misión tiene responsabilidades morales, éticas y sociales que van más allá de la educación. Por ello es loable que pedagogos como Julián de Zubiria; las secretarías de educación de Bogotá, Cali y Barranquilla, entre otras; organizaciones como Todos por la Educación y la Asociacion de Establecimientos Educativos Privados, ADESPRIP; cerca de 5.000 colegios oficiales y privados;  universidades como la del Rosario, la Pedagógica; y las agremiaciones estudiantiles estén vinculadas con la jornada nacional por la reconciliación y el perdón.

La reconciliación nacional y el perdón alrededor de la paz debería estar en la agenda de los dirigentes empresariales, políticos, gubernamentales, académicos y sindicales. Los hechos demuestran lo contrario, los acuerdos de la Habana ampliaron divisiones y heridas con respecto al proceso de paz, aún entre sectores de la población que nunca estuvieron en la guerra. las diferencias con respecto al proceso de paz pueden ser de franca enemistad, entre amigos, compañeros de trabajo y familiares. Lo anterior es un reflejo de lo que ocurrió en el plebiscito donde la votación fue mitad a favor y mitad en contra.

Las últimas encuestas políticas muestran que el país está cansado de la polarización en torno a la paz, que sus dirigentes de uno y otro lado sufren el desgaste, la opinión desfavorable del presidente Santos es del 73% y la Uribe del 58%, con un incremento sustancial de este último, de no cambiar esta tendencia, en 2 o 3 meses estarán iguales. En el marco de las pasiones y odios que generó el proceso de paz, la evidencia indica que las FARC se desarmaron, cumplen con lo firmado y ahora no son un obstáculo para eliminar cultivos ilícitos en aquellos territorios donde ejercían influencia.

Por ejemplo, sobre evidencia de beneficios del proceso de paz, Zubiría sostiene en revista Semana que el Hospital Militar atendió en 2011 a 424 militares y a 388 en 2012. Para el año 2016 recibió 36 heridos y en lo corrido del año, apenas van tres. También, el Centro de Recursos para el Análisis de Conflictos, CERAC señala que en el año 2007 hubo en Colombia 1795 muertos (civiles, fuerzas armadas y guerrilleros) por acciones en eventos de conflicto con participación de las FARC, para el año 2016 se registraron 6 muertos y ninguno en lo corrido en el año 2017. Recordemos que la vida es el primer derecho humano, sin ella no existen los otros. En palabras de Antanas Mockus: “Cuando una sociedad aprende a respetar la vida, aprende a respetar los otros derechos”.   

La paz, la reconciliación y el perdón van de la mano

La reconciliación según Karen Brounéus implica reconocer que entre las partes hay un sentimiento mutuo de sufrimiento generado en el pasado que aleja y produce enemistad. Las acciones de reconciliación tienen como objetivo cambiar aquello que nos separa por actitudes, conductas y emociones constructivas, propias de la razón humana y de la necesidad de fortalecer la convivencia social y política.

La reconciliación en sí misma es un acto de paz y de posibilidad de unidad humana en favor de la vida, la amistad y la convivencia. La reconciliación debe llegar a permitir compartir con el otro, así el otro piense diferente, no es mi enemigo y puedo llegar a participar en acciones que nos convienen. La reconciliación no requiere perdón total, pero hay algo de perdón. La reconciliación en torno a la paz debería ser ejemplo para frenar otras formas de reproducción de la violencia y para favorecer un tejido social más proclive a la búsqueda de acuerdos.

La paz es un bien humano, nadie puede ser dueño o apropiarse de la paz. la experiencia de Colombia muestra que la paz es compleja y difícil de alcanzar, hay que luchar por la paz. La reconciliación en pequeños actos con la familia, con los compañeros de trabajo y los amigos, así como los eventos y movilizaciones públicas en favor de la reconciliación nacional son formas de lucha por la paz civilizadas, propias de la inteligencia y del amor humano.

La educación no tendría sentido si su objetivo no fuera la vida, la convivencia, la libertad, la mejora del conocimiento, el progreso y la necesidad de luchar por preservar los derechos que hoy disfrutamos, gracias a las luchas de nuestros antepasados. A la vez, tenemos la responsabilidad de dejar a las nuevas generaciones mejores derechos, por ejemplo, garantizar, a corto plazo, el derecho a la vida a los niños y a quienes nazcan en Colombia, en los próximos años.  

Por último, este 30 de agosto de 2017, como sostiene Zubiría: “démosle la bienvenida al papa con la celebración de una Jornada Nacional por la Reconciliación y el Perdón en todos los colegios y universidades del país. Una jornada que le enseñe a Colombia a contagiarse de paz, confianza, fe, esperanza y alegría: la posibilidad de despedirnos definitivamente de la guerra”. Invito a las secretarias de educación a las instituciones escolares, a las universidades y a los más de 500.000 docentes, para que junto con los estudiantes se preparé y se celebré en un ambiente académico y festivo la Jornada Nacional por la Reconciliación y el Perdón.

Fuente: http://www.dinero.com/opinion/columnistas/articulo/educacion-y-reconciliacion-nacional-angel-perez-martinez/248535

Imagen: https://static.iris.net.co/semana/upload/images/2016/7/29/483730_1.jpg

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Los riesgos del mérito.

Por: Manuel Gil Antón.

“En memoria de Víctor Manuel Cárdenas, poeta. ¡Estamos!”

Supongamos, sin conceder, que el modelo de asignación de plazas docentes, vía el resultado en la evaluación para el ingreso que establece el Servicio Profesional Docente, es perfecto: implica, sobre todo, que los exámenes, en efecto, miden con precisión milimétrica quién es mejor para el ejercicio de la docencia y se puede hacer una lista de prelación exacta.

Suspendiendo cualquier duda, admitamos que se ordenan los aspirantes de acuerdo al dominio del conocimiento, así como la destreza para poner en práctica estrategias pedagógicas adecuadas. Además, aceptemos, sin chistar, que esto es resultado, exclusivo, de su esfuerzo y dedicación: las variaciones se deben a distinto empeño en prepararse.

Asumamos que los supuestos de una estrategia de distribución de los puestos, basada en el mérito individual se cumplen de manera incuestionable. Y que de ello se sigue, con total certidumbre, que quien sea “más meritorio” favorecerá, per se de forma directamente proporcional e inmediata, el aprendizaje de sus alumnos. Imaginemos, por un momento, que podemos asegurar de manera indiscutible todas estas condiciones al máximo nivel: el cielo de la meritocracia.

Si de acuerdo al lugar ocupado, cada persona elegirá la ubicación y tipo de la escuela, turno incluido, donde trabajará, es muy probable que quien sea “mejor” opte por una “plaza de mayor calidad”. Esta última frase no es de mi autoría, sino del Presidente de la República: hace cuatro días afirmó que estos exámenes “permiten acreditar mejores conocimientos, el poder tener un mejor ingreso y, además, una plaza de mayor calidad”.

¿Qué significa que haya plazas mejores? ¿Qué implica que los muy diestros vayan a ellas y ganen más, y los menos aventajados, en orden descendente, ocupen las regulares o peores sin ingresos adicionales? Una consecuencia es que la reforma, por su estrategia basada en la medición de méritos diferenciados, incremente la desigualdad de condiciones para el aprendizaje en el sistema educativo.

Dar clases en una escuela urbana, de organización completa (un profesor para cada salón y que ofrezca todos los grados) ubicada en una zona con baja o nula marginalidad, en el turno matutino, seguramente estará en los primeros lugares del ordenamiento de mayor a menor calidad de las vacantes disponibles. Si ocurre que está cerca de su casa, o de una vivienda confortable accesible al sueldo, será preferida por quien haya resultado ser más idóneo que otros.

En el polo de la distribución de la idoneidad perfectamente medida en este experimento mental, no en la cima sino en la sima, habrá un maestro y, sin titular, un sitio laboral en una escuela multigrado, situada en un lugar donde predomine la pobreza y abunde la escasez hasta de vías de acceso rápidas, lejos de su vivienda, en la que los pobladores han construido, con sus medios, la escuela, la casa del maestro y los pupitres. A ella será asignado quien, supuestamente, es poco idóneo en comparación con los primeros.

Si la meritocracia es perfecta, a quien requiere “más calidad docente” se le dará menos, y los ya privilegiados por condiciones sociales, serán atendidos por los mejores. Señalar este riesgo no implica defender la obtención de la plaza por medios inaceptables, que fueron pactados, siempre, entre las burocracias sindicales y las del gobierno para beneficio de ambas camarillas. De ninguna manera. La vía del mérito tiene este riesgo. A su vez, no es trivial, ni fácil, resolver de manera progresiva la asignación de tareas docentes, hay que reconocerlo.

Por eso, entronizar al mérito es incorrecto, y no está bien, señor Presidente, que usted diga sin rubor que hay “plazas de mayor calidad”: es reconocer inmutable la relación entre la desigualdad social y la educativa. Eso es una vergüenza, no un mérito de su reforma.

Fuente: https://www.debate.com.mx/opinion/Los-riesgos-del-merito-20170812-0351.html

Imagen: http://eldiariodechihuahua.mx/imagesnotas/2016/05/EST1224553c76ca703_0.jpg

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Ecuador:“En el hogar está la escuela de valores.

América del Sur/Ecuador/15.08.2017/Autor: Mariana de Jesús Badillo Silva  Fuente:http://www.laprensa.com.ec
La desintegración en los hogares es uno de los factores para la falta de valores, dijo Mariana de Jesús Badillo Silva, maestra jubilada, laboró muchos años en lo que fue la escuela Simón Bolívar, recuerda que en las reuniones con los padres de familia les decía: “no cambien a sus hijos por el dinero”, esto, porque muchos padres de familia salían fuera del país en busca de mejores ingresos para la familia, pero abandonaron a sus hijos.
¿Por qué la sociedad está “enferma” y sin los valores fundamentales?
El hogar es la primera escuela para educar a la niñez, pero lamentablemente, en la actualidad la desintegración de los hogares, ha hecho que los padres y madres abandonen a sus hijos para irse al extranjero. Muchas veces a los padres de familia de la escuela donde laboraba les decía: “por favor no cambien el dinero por los hijos. El papá y mamá son los pilares fundamentales para formar ese gran edificio de la familia, si falló el hogar, falla todo. Los padres son los primeros invitados a educar a sus hijos, porque la escuela y el colegio instruye, el hogar educa. Si fallaron el padre y la madre, los hijos han quedado en manos de los abuelos, tíos, hermanos, eso no sirve, la educación tiene que ser con el padre y la madre, ellos tienen que formales en base a los valores, enseñar con el ejemplo, la buena educación y las costumbres. En la actualidad las costumbres antiguas se han perdido totalmente, “ahora los hijos quieren hacer lo que a ellos les da la “santa regalada gana”, salen y entran el rato que quieren, no hay valores ni piden la bendición, no dicen a dónde van, la madre, no sabe a donde se fue su hijo y está desesperada cuando salen por la noche.
¿Por qué la sociedad se encuentra en crisis?
En la actualidad la sociedad está descompuesta, ahora vemos crímenes, femicidios, los asaltos y los robos, esto sucede porque falló el hogar, para mí el hogar es lo fundamental.
¿Qué hacer para corregir los errores que afectan al desarrollo de la sociedad?
La corrupción es un mal arraigado en toda sociedad y no solamente en el Ecuador sino en todo el mundo, pero en nuestro país, se pasó los límites.
Creo que esto se debe a la falta de educación y cultura. La política es para servir y no adueñarse de aquella política de bienes y de dinero.
¿Qué mensaje le daría a nuestra juventud?
Tienen que dedicarse a estudiar, realmente, los pobres nos hemos salido adelante únicamente a base de la educación, pues la educación es la base fundamental de la sociedad, diríamos que la educación es el vestido de gala que usará toda la vida, en todo sentido y en todo campo. El líder educado está consciente que va a servir a los demás y no a servirse de ellos, hay que hacer obras en favor de los que menos tienen, por la niñez, por los desvalidos, por minusválidos, por ellos tienen que trabajar los políticos.
¿Hay personas o sectores que conocen de actos de corrupción, pero no denuncia estos hechos, argumentando que van a perder la imagen de una institución? ¿por qué la gente se queda en silencio y no reclama nada?
Pienso que las personas, las instituciones y los medios son los llamados a reclamar, porque saben y conocen deben denunciar, precisando lo que están haciendo, pero deben hacer con anterioridad, a veces dicen, pero cuando ya huyen los culpables, por lo tanto, las denuncias deben hacer pronto.
Ahora veo muy difícil, la corrupción está arraigada en todo campo, desde las empresas pequeñas hasta las más grandes, éste es un mal de la sociedad, que está muy difícil sacar, pero nosotros debemos empezar desde ya denunciando para que no se dé en ninguna de las organizaciones, sean pequeñas o grandes. La corrupción está en todo lado, incluso en los hogares, donde hay problemas.
¿Antes no habían problemas de corrupción?
Hace unos 20 años ni siquiera se conocía el término corrupción, ahora este problema es a nivel nacional e internacional, es un cáncer que daña a la sociedad en general.
¿Qué mensaje daría a la ciudadanía de Riobamba?
Que sea consciente, tiene que depositar su voto en forma razonada para elegir a las personas que se pongan al servicio de las demás, la política es para servir, no para enriquecerse. Antes, el presidente José María Velasco Ibarra, murió en la última pobreza; Mujica, en Uruguay, hizo una política de manos limpias, de esa forma se tiene que aplicar, trabajar para dar un servicio social a las personas y a los más necesitados.
Fuente: http://www.laprensa.com.ec/temsemana.asp?id=1291#.WZGOK1HyjIU
Imagen: http://3.bp.blogspot.com/-JPVQxhNZHsM/TakJKqsKmiI/AAAAAAAAAAU/z9hxk4YLsQM/s1600/PRINCIPIOS+Y+VALORES+2.jpg
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Ocultando la realidad.

Por: Fabián Cueva Jiménez.

Los anuncios educativos positivos son bienvenidos, al menos, si llegan con entusiasmo y apuesta incluida. El Bachillerato Técnico Productivo anunciado por el Presidente se inició como plan piloto hace dos años. Ahora dicen que será un alivio a la falta de empleo, que dará buenos resultados y ayudará a generar emprendimientos. El tiempo dirá si es conveniente o no.

Antes salíamos directo a trabajar en las empresas, éramos muy cotizados, pero la Educación Técnica ha sido abandonada. La realidad hay que señalarla sin aumentar, libre y éticamente, para construir, dice el sicólogo austríaco Paul Watzlawick. Eso pedimos.

Hay una emblemática institución técnica en Quito escogida para el Bachillerato Técnico Productivo, que en los últimos 10 años ha atravesado por una etapa nefasta. Fue y sigue politizada, alrededor de sus aulas se levantaron mallas para silenciar a los estudiantes, se nombraron autoridades con la consigna de dividir a los maestros y se implementó otro tipo de bachillerato.

Con una demagógica repotenciación inconclusa camuflaron la falta de nuevas ofertas formativas, la actualización del diseño curricular, la capacitación específica en las figuras profesionales, la carencia de espacios didácticos, incluida una biblioteca especializada, el nulo equipamiento con tecnología actual, la ausencia de material didáctico y la Unidad Educativa de Producción, que no cumple con los objetivos para la que fue creada.

Aumentar un año de estudio no es la solución, se debe levantar un diagnóstico, evaluar la demanda de las ocupaciones técnicas, incorporar a otros actores como el sector privado aprovechando la alianza planteada, crear adecuadas condiciones pedagógicas, comprometer un presupuesto suficiente, recuperar la etapa previa de orientación y motivación.

Fuente: https://www.lahora.com.ec/noticia/1102092043/ocultando-la-realidad-

Imagen: https://2.bp.blogspot.com/-rkD4QMUQLx4/WUytYPTzJKI/AAAAAAAAOjI/xN-BJiFK40ENVah_2sz4ItJ6h6DQq7qkQCEwYBhgL/s1600/foto%2BEl%2BCiudadano.jpg

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Sobre fraudes educativos y anatemas bienpensantes.

Por: Meliton Córdoba.

Mi artículo del domingo pasado denunciaba el engaño que consiste en rebajar los niveles de exigencia académica para facilitar el acceso a la enseñanza universitaria a personas que, en otros sistemas menos complacientes de gran implantación en Europa, serían derivadas a otro tipo de estudios más a su alcance; denunciaba también la carga de frustración que conlleva la posesión de títulos devaluados que no son apreciados en el mercado laboral.

Pues bien, un lector, un tal Joanet, siguiendo sin duda los dictados de esa cultura (?) socialdemócrata «mezcla de sinvergonzonería y subnormalidad que inhalamos como el gas de los pantanos», en frase feliz del maestro Ruiz Quintano, tergiversó mi argumentación acusándome de clasismo (!). Y es que se necesita muy poca vergüenza y bastante subnormalidad para concluir que la excelencia académica perjudica a las «familias socialistas y de clase media baja», cuando es precisamente la que les permitiría un ascenso social efectivo y no el que, pretendiendo halagarlas, únicamente consigue frustrarlas. Como es obvio, nada tiene que ver la clase social con la capacidad intelectual y en ningún momento se me ha ocurrido postular el dislate que el citado lector me atribuye gratuitamente.

También un tal Lluís comentó el artículo citado acusándome de ser «homófobo, islamófobo y anticatalanista». El mecanismo es novedoso pero sobradamente conocido: se descalifica al crítico imputándole desórdenes de comportamiento, en este caso fobias; pero vayamos por partes: como se maliciaba Lola Flores, una cosa es ser «hemosexual» y otra mariquita; la primera es una opción legítima, la segunda es su degradación a través de astracanadas como el llamado «orgullo gay» y los imperativos de la LGTBI. Leamos la opinión de un homosexual: «los maricas turbios de lágrimas, carne para fusta, bota o mordisco de los domadores. Contra vosotros siempre, que dais a los muchachos gotas de sucia muerte con amargo veneno. Contra vosotros siempre, Faeries de Norteamérica, Pájaros de la Habana, Jotos de Méjico, Sarasas de Cádiz, Apios de Sevilla, Cancos de Madrid, Floras de Alicante, Adelaidas de Portugal. ¡Maricas de todo el mundo, asesinos de palomas!». (El lector culto habrá detectado la «Oda a Walt Whitman» de Federico García Lorca que, al paso que vamos, va a resultar igual de homófobo que yo).

En cuanto a la islamofobia de la que se me acusa, diré que si no practico mi credo, que es el único verdadero, menos voy a simpatizar con una pseudoreligión que, en realidad, es un proyecto político teocrático, bárbaro, cruel y fosilizado en el Medioevo. Si por islamofobia se entiende el rechazo al pensamiento totalitario, a las lapidaciones, a las amputaciones de manos.

Fuente: https://periodicodeibiza.es/opinion/opinion/2017/08/13/285267/sobre-fraudes-educativos-anatemas-bienpensantes.html

Imagen: http://agendapublica.elperiodico.com/wp-content/uploads/2017/06/graduada-1439399930432-1140×419.jpg

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