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Educación bilingüe y riqueza multicultural

Pilar Marín Bravo

Al norte de Bagua, en el departamento de Amazonas, a orillas del río Cenepa, las comunidades awajún cuentan con varias escuelitas hasta donde llegan docentes en balsas para impartirles educación bilingüe. Se trata de docentes originarios de la región capacitados para educar a los niños en su lengua materna y en el español, incorporando a sus clases algo más de lo que transmiten los textos oficiales.

La educación intercultural bilingüe plantea retos a la enseñanza y son las propias regiones y comunidades originarias las que se han convertido en un aliado importante de los esfuerzos desarrollados desde el Estado para cubrir la brecha de maestros que requieren las escuelas nativas.

En el Perú existen 47 lenguas nativas que son habladas por cuatro millones de habitantes. El 83% de estos cuatro millones tiene al quechua como lengua nativa, el 11% al aimara y el 6% son lenguas amazónicas.

Frente a estas cifras, solo 16 de las lenguas originarias cuentan con un alfabeto reconocido por una resolución oficial que permita su inclusión en el currículo escolar del Ministerio de Educación. Actualmente, el 60% de las instituciones educativas con educación intercultural bilingüe (EIB) cuentan con al menos un docente que habla la lengua originaria de sus alumnos.

El Ministerio de Educación se encuentra formando a 4,300 docentes para que se sumen a los 35,000 profesores en EIB existentes. Por tanto, aún falta cubrir la demanda de maestros bilingües en las comunidades originarias.

Con la enseñanza de la lengua originaria y el castellano como segundo idioma se apunta a reducir los elevados índices de deserción escolar y bajo rendimiento en las aulas. Está comprobado, asimismo, que cuando los procesos de enseñanza y aprendizaje se realizan en la lengua materna, los estudiantes aprenden mejor.

Más allá de la formación docente para la educación EIB, está también la necesidad de asegurar que los maestros sean formados para reforzar los elementos de la cultura y la identidad de los niños y niñas en las comunidades y pueblos nativos.

En algunas regiones, como el caso de Amazonas, muchos docentes de la zona que son capacitados para enseñar educación bilingüe transmiten conocimientos relacionados con la vivencia cotidiana. Además de los contenidos de los textos de enseñanza, les transmiten experiencias que forman parte de su modo de vida, sus costumbres, tradiciones y valores que los irán formando como ciudadanos.

Este valor agregado en la enseñanza intercultural bilingüe asegura la preservación de la lengua materna y requiere ser repetido por todos los docentes que sean asignados a las escuelas nativas en el país. Trabajar en esta dirección fortalecerá la riqueza multicultural que ostenta nuestro pais

Fuente: http://www.elperuano.com.pe/noticia-educacion-biling%C3%BCe-y-riqueza-multicultural-39317.aspx

Imagen tomada de: https://upload.wikimedia.org/wikipedia/commons/d/d3/Colegio_de_Awajun.jpg

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Un reloj que facilita la vida a personas con trastorno de espectro autista

Por. Carlos Cala

El invento ha sido patentado por un maestro de Madrid, y es útil también para ancianos, discapacitados y alumnos de educación infantil.

Aunque no existe un censo oficial, se estima que una de cada cien personas recién nacidas sufre algún Trastorno de Espectro Autista (TEA). Es cierto que cada vez se diagnostican más casos, debido a que mejoran los procedimientos de detección, así como el conocimiento que se tiene sobre el autismo. Y ello, a pesar de que las personas afectadas pueden presentar manifestaciones clínicas muy diferentes. Pero entre las características comunes que se derivan de este trastorno encontramos la necesidad de anticiparse a lo que va a pasar.

Bajo esta premisa, Andrés Collazos, maestro de Educación Especial y formador sobre autismo en centros escolares, diseñó un aparato que permite solucionar de forma mecánica algo que ahora se hace manualmente. En la actualidad, los educadores planifican el horario de los niños con Trastorno de Espectro Autista mediante dibujos que se les van mostrando cada vez que deben realizar una actividad (desayuno, juego, psicomotricidad, educación física, etc.). El reloj que ha inventado Andrés (bautizado como RESETEA, Reloj de Secuencias Temporales de Apoyo) se puede programar, adjudicando una duración determinada a cada una de las actividades. Mediante pictogramas adosados al reloj, una aguja que se va moviendo horizontalmente y unas señales acústicas y luminosas, se va comunicando a los niños en qué momento deben hacer cada cosa y cuándo tienen que cambiar de tarea.

Las personas sin autismo realizan las actividades cotidianas de manera mecánica, pero «los niños autistas necesitan anticipación, sobre todo por tranquilidad: saber lo que les viene por delante, lo que está pasando y lo que ha pasado ya», señala Andrés Collazos. «Este reloj sigue teniendo una ventanita que indica lo que ya han hecho, para que no se les olvide. La tranquilidad para ellos es muy importante. Cuando doy charlas a los profesores sobre autismo, siempre les transmito una sencilla regla: anticipación + secuenciación = tranquilidad».

Múltiples aplicaciones

El reloj fue diseñado, en principio, para utilizarlo en las aulas donde hubiera niños autistas. Sin embargo, Andrés Collazos se dio cuenta de que su uso podía extenderse también al hogar. E, incluso, no limitarse exclusivamente a los niños, sino ser útil también a toda persona con Trastorno de Espectro Autista. Con el tiempo, Andrés comprendió que podían usar el reloj en las clases de educación infantil, para ir marcando las pautas a los niños, y hasta en residencias de ancianos con ese mismo fin: ir avisando a las personas mayores qué cosas deben hacer en cada momento, recordándoles lo que ya han hecho y lo que les queda por hacer.

El reloj tiene paneles movibles que se pueden adaptar a la rutina necesaria de cada momento

El reloj tiene paneles movibles que se pueden adaptar a la rutina necesaria de cada momento / Carlos Cala

El aparato «tiene unos paneles movibles que se pueden imprimir y adaptarse a la rutina necesaria en cada momento. Si hay que ir al baño, se puede poner una foto del niño lavándose los dientes, o poniéndose la ropa. Si estamos en una residencia, los cuidadores pueden hacer la lámina con fotos reales de la misma persona haciendo su secuencia de cosas necesarias. El mecanismo es importante, pero los paneles lo son tanto o más, porque son los que te marcan o te personalizan la actividad de este reloj», señala Andrés Collazos.

Patente en busca de fabricante

De momento, el reloj es un prototipo. No se vende, porque sólo se ha fabricado uno. Lo ha hecho el propio Andrés con piezas que ha ido encontrando y que se adaptaban a sus necesidades. En la actualidad, con la ayuda de la Universidad de Alcalá de Henares, ha perfeccionado el diseño y lo ha patentado. «Ahora estoy buscando a alguien que ayude», señala. «Que ayude a que esto se haga realidad y llegue a la gente. Porque hay muchas organizaciones que me preguntan y que lo quieren comprar. Hay asociaciones de autismo que están muy interesadas, también organizaciones de discapacitados, residencias… Pero falta ese paso, que es el que más está costando: sacarlo al mercado».

Andrés Collazos ha creado una dirección de correo electrónico para todas aquellas organizaciones o particulares que estén interesados en conocer más sobre su invento: relojdeapoyo@hotmail.com

Fuente: http://cadenaser.com/programa/2016/09/08/hora_14_fin_de_semana/1473337553_773489.html

Imagen: cadenaser00.epimg.net/programa/imagenes/2016/09/08/hora_14_fin_de_semana/1473337553_773489_1473337774_noticia_normal.jpg

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La conciliación es cosa de todos

Sonia Sierra

Cuando se entrevista a una mujer política es habitual que se le pregunte sobre la conciliación laboral y familiar, algo que no suele suceder cuando el entrevistado es un político. De la misma manera, cuando se realiza un debate o algún acto político solo de mujeres, siempre se le dedica mucho tiempo al mismo tema. ¿Por qué sucede esto? ¿Sólo tienen que conciliar las mujeres? ¿Acaso los hombres ya vienen conciliados de casa?

Hay dos razones fundamentales para ello. La primera son los estereotipos de género según los cuales, todo lo que tiene que ver con el hogar y el cuidado de la familia pertenece a la mujer y, con un poco de suerte, su pareja «ayuda en casa». La segunda es que, desgraciadamente, esto es así en la mayoría de los casos.

Es evidente que en los últimos años se ha avanzado mucho con respecto a este tema y la vida de la mayoría de mujeres actuales no tiene mucho que ver con la de nuestras abuelas, pero estamos todavía muy lejos de alcanzar la igualdad real.

Para cambiar los estereotipos y las ideas preconcebidas de lo que es ser hombre o ser mujer es fundamental incidir en la educación ya que pensamos que es ahí donde radica la clave de un cambio a mejor. Las escuelas, además de enseñar conocimientos y competencias son una fuente fundamental de transmisión de valores.

Así, desde la educación inicial es importante que los alumnos sepan que no hay una sola manera de ser mujer o de ser hombre, que no hay unos colores o unos juegos para niños y otros para niñas y, más adelante, que tampoco hay unas carreras femeninas y otras masculinas. Y es que, actualmente, la desproporción de género que nos encontramos en facultades de Educación o de Ingeniería no se corresponde con una sociedad que pretenda ser igualitaria.

Por otra parte, para que las tareas domésticas o el cuidado de los niños dejen de ser tareas que recaigan de forma mayoritaria sobre la mujer, es necesario fomentar la corresponsabilidad y para ello son necesarias medidas como por ejemplo tender a la igualación de las bajas de paternidad y maternidad siguiendo los modelos de los países del norte de Europa. Se trata de un cambio de paradigma imprescindible que debe afrontar el nuevo Gobierno en sus primeros cien días de mandato.

Esta medida ayudaría, además, a disminuir la tremenda brecha salarial entre hombres y mujeres que se agranda, especialmente, en la franja de edad en la que las mujeres deciden ser madres. Tenemos que acabar de una vez por todas con la pregunta de si «¿piensas tener hijos?» en las entrevistas de trabajo.

Para fomentar la conciliación familiar y laboral es necesario también racionalizar nuestros horarios, que son una excepción en todo el mundo. Durante la dictadura franquista, la precariedad de una gran parte de las familias españolas obligaba a los hombres a tener dos empleos. Y digo los hombres porque las mujeres se dedicaban, fundamentalmente, al cuidado de las familias y si tenían trabajo solía ser considerado de menor importancia que el del marido. Esos dos empleos los llevaban a comer a las tres de la tarde por lo que la hora de la cena se retrasaba considerablemente.

Eso, unido a las horas de sol hasta muy tarde por haber adoptado el horario de Alemania da como resultado unos horarios que dificultan la conciliación. Además, en España pasamos más tiempo en nuestros lugares de trabajo que el resto de nuestros países vecinos. Para acabar con esta anomalía proponemos acortar el tiempo dedicado a la comida, acumular horas en un banco de tiempo para poder trabajar menos los días que lo necesitemos y potenciar el teletrabajo.

Estas medidas son positivas para las mujeres y también para los hombres ya que acabar con los estereotipos es liberador tanto para unas como para otros y qué decir tiene de la mejor conciliación y la racionalización de horarios. Además, hay que potenciar el talento allí donde esté y, por desgracia, todavía hay demasiadas mujeres que se ven obligadas a tener que elegir entre la maternidad y su carrera profesional. Y es que, en definitiva, trabajar por una sociedad más igualitaria es trabajar por un mundo mejor.

Fuente del articulo: http://www.economiadigital.es/es/notices/2016/06/la-conciliacion-es-cosa-de-todos-84653.php

Fuente de la imagen: http://www.comunicarseweb.com.ar/sites/default/files/styles/galeria_noticias/public/biblioteca/images//1394048435_conciliacion_laboral_espana.jpg?itok=xPgbBPUa

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La “ambivalente” conducta de EE.UU hacia Cuba

Por Patricio Montesinos

A pesar del inicio del proceso de normalización de relaciones entre Estados Unidos y Cuba, y el incremento de los contactos entre ambos gobiernos y diversos sectores de sus respectivas sociedades, Washington conserva intacto el bloqueo contra su vecina antillana, e insiste además en aplicar programas de subversión destinados a erosionar la Revolución en la nación latinoamericana.

La  “determinación” de la Casa Blanca de “avanzar” en sus nexos con La Habana,  pero al mismo tiempo mantener vigente su propósito  de  desmoronar  el sólido proceso revolucionario en Cuba, demuestran  su  histórica y nada  difusa  conducta hacia la Isla.

Mientras hombres de negocios y alcaldes de diferentes Estados norteamericanos,  como el de Houston, Sylvester Turner, dicen estar  “ansiosos por construir una fuerte relación” con las autoridades cubanas, instituciones de Washington continúan persiguiendo a empresas  y  bancos en el mundo que desean  o tienen vínculos con el decano archipiélago caribeño.

La aplicación de multas millonarias y el acoso a tales entidades indican  que  el régimen  del  poderoso  imperio  del norte no ha variado su política de guerra económica, comercial y financiera contra  la mayor  de las Antillas, que se prolonga por casi ya 60 años, no obstante el rechazo unánime de la comunidad internacional.

Aparentemente, el saliente ocupante de la Casa Blanca Barack Obama  ha  tenido  temor en utilizar  los poderes presidenciales que posee para al menos amainar el bloqueo, pero lo real es que se ha  abstenido de hacerlo  porque el  cerco a Cuba  sigue  siendo  parte del  frustrado plan de destruir su Revolución, nacida el 1 de enero de 1959.

Ese plan incluye, en esta nueva fase no menos escabrosa de las relaciones  entre ambos países,  un programa de “becas de verano” para  jóvenes cubanos, promovido por  la supuesta Organización No Gubernamental (ONG) “World Learning” y dirigido a “formar líderes”, como similar hacen en diferentes naciones latinoamericanas.

Detrás de ese  proyecto ilegal está la Agencia de los Estados Unidos para el Desarrollo Internacional (USAID, por sus siglas en inglés), un engendro de  la Agencia Central de Inteligencia (CIA) con múltiples tentáculos,  que tiene el único fin de perturbar el orden en cualquier parte del mundo, y especialmente en la Patria Grande.

En el caso concreto de la nación caribeña, la CIA a través de la USAID  busca desesperadamente  crear “líderes de  opinión”  dentro de su territorio  que respondan a los intereses  del Pentágono,  y “sustituyan” a los “representantes” de una minúscula “oposición interna”, pero además desvencijada y desprestigiada.

Washington sigue equivocándose con Cuba porque el  proyecto injerencista de la “World Learning” ha recibido como respuesta el rechazo generalizado de los más jóvenes en la mayor de las Antillas.

Parafraseando  a José Martí, su Héroe Nacional,  los cubanos conocen muy bien “al monstruo y sus entrañas”. No por gusto han enfrentado  y  resistido  al  bloqueo,  a  las permanentes  agresiones y acciones terroristas, y a innumerables planes subversivos y campañas mediáticas difamatorias orquestadas desde Estados Unidos.

Erran también aquellos que piensen que Washington verdaderamente tenga intenciones de cambiar su política hacia la isla caribeña, más aun observando a  los  dos candidatos que  se disputarán la presidencia en las próximas elecciones  norteamericanas, y  el ultraconservadurismo  dominante en esa sociedad.  Ver para creer.

Fuente: https://montesinos2010blog.wordpress.com/2016/09/28/la-ambivalente-conducta-de-ee-uu-hacia-cuba/

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La diversidad es el tesoro de la educación

Por: Olga Elvira Acosta Amel

Sin duda alguna en Colombia aún no hemos encontrado el tesoro que encierra la educación. Hemos sido un país que ha tenido que resolver los asuntos de la diversidad con leyes y decretos pero que no se llegan a cumplir por que la norma dista de la sociedad que tenemos, una sociedad con un pensamiento como lo describe García Márquez en la misión de ciencia, educación y desarrollo: “seguimos siendo en esencia la misma sociedad excluyente, formalista y ensimismada de la colonia”.

Es decir, una sociedad de manos derechas, oyentes auditivos, hablantes fonéticos, videntes, caminantes de a pie, una sociedad que promueve una sola religión, una sola lengua, una sola raza, un solo sexo.

Una sociedad cuya educación se ha fundamentado de forma sutil y sostenida a formar para la homogeneidad. Así las cosas, lo diverso nos es extraño a muchos y no porque lo diverso no sea parte de nuestro diario vivir sino porque, entre tantas cosas, seguimos arrastrando un fardo hegemónico en donde lo que ha primado ha sido lo unívoco como el elemento que ha hecho posible la vida escolar y social, entonces, el sistema legal regula una y otra vez para intentar atajar los desastres que genera un pensamiento de tal magnitud.

No es cierto que la escuela sea la única responsable de lo que somos como sociedad, aunque eso no la exime de su compromiso con lo que somos. Cuando recibimos a los muchachos en las escuelas también recibimos lo que traen, en los años de ser rectora de instituciones educativas oficiales, he visto muchos niños, niñas y jóvenes cuya exclusión viene de sus hogares, que son rechazados por sus propios padres por ser de alguna condición de género, los he visto sufrir y también la manera como son conducidos por sus propias madres a psicólogos, a sacerdotes, a brujos, a pastores para que les extirpen su condición, he visto sus sufrimientos por ser rechazados por alguno de sus compañeros y hasta por sus profesores. Esto es el escenario que no se aplica solo a la identidad de género, los chicos en las escuelas también sufre por ser negros, pobres, víctimas, ciegos o “discapacitados”. El matoneo es una realidad producto de una sociedad que aún no supera los estragos de la colonia.

¿Deben entonces reformarse los manuales de convivencia en las instituciones educativas? No sé si esa sea la solución, pues la constitución tiene las claridades, tal vez nos está haciendo falta conocerla más, así las cosas los retos a los que nos enfrentamos son gigantes, más no imposibles. El primero de ellos es ser conscientes y darnos cuenta de que si queremos un país hacia la paz debemos entender la diversidad.

Incluir siempre será más difícil que excluir. La exclusión es facilista, mediocre y nunca deberá atravesar los procesos formativos en nuestras escuelas; incluir en cambio, es todo un bello proceso que requiere voluntad para trabajar por los valores del respeto, el amor, la solidaridad y la diversidad; la inclusión nos acerca a la propia naturaleza humana, nos devela los seres mimetizados que esperan transitar por la sociedad y sus instituciones. Para ello es necesario que empecemos a entender que el gran tesoro de la educación está en la convivencia con lo distinto, lo diverso, en el respeto y el reconocimiento del otro, del que se me aparece como un milagro y al que debo acoger en plenitud. No para hacerlo igual a mí, sino para caminar juntos en esa diferencia que nos enriquece y nos alumbra el camino hacia una sociedad en paz.

*Rectora de la Institución Educativa Olga González Arraut de Cartagena, exdirectora de la Escuela de Gobierno de la misma ciudad, docente de investigación de la Universidad San Buenaventura y Mención de Honor, Alcaldía Mayor de Cartagena de Indias (2007).

FUENTE; http://www.elespectador.com/opinion/diversidad-el-tesoro-de-educacion

Imagen tomada de: http://3.bp.blogspot.com/-KctzT98dpQc/TgoVB9p0FvI/AAAAAAAAAOk/vNbyK-32OZw/s1600/imagesCAVU9GRL.png

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La intimidad aparece cuando te quitas la piel, no solo la ropa

Por Arantxa Alvaro Fariñas

Después de una noche de sexo con otra persona a la que no conoces mucho, te despiertas con una sensación extraña. Has disfrutado, mucho, pero falta algo. No te sientes del todo bien contigo mismo, sientes un vacío. De hecho, pocos vacíos hay tan peculiares como este, pocas veces se echa tanto de menos a la intimidad como en estos momentos.

Esa sensación se debe, en la mayor parte de las ocasiones, a que buscas afecto, necesitas sentirte querido y lo haces a través del sexo, pensando que la intimidad de dos cuerpos desnudos es la única intimidad posible, y no es así. De hecho probablemente has abandonado la esperanza de otro tipo de intimidad, por el esfuerzo y el tiempo que cuesta construirla, por le coste que puedes pagar si es traicionada.

Hablamos mucho de sexo y de amor y los confundimos y mezclamos continuamente. Podemos tener una experiencia sexual muy placentera con alguien sin necesidad de que exista una relación de amor. La psicóloga Silvia Olmedo dice que el deseo sexual se puede dar sin amor y sin ningún otro tipo de afecto o emoción.

Sin embargo, los encuentros sexuales frecuentes, con todo lo que conllevan en cuanto a deseo, emociones, intimidad, sexo, pueden ser la base de una relación de amor romántico. No es extraño que tras la repetición de estos encuentros, poco a poco nazca la conexión y la complicidad entre la pareja.

La intimidad es mucho más que una noche de pasión

“Intimus” en la palabra latina que significa algo como “lo más interior”, “lo más profundo”. Es decir, se refiere a nuestro mundo interior, a aquel que no mostramos a los demás. Guardamos nuestros miedos, nuestros sueños, lo que nos ilusiona y lo que nos avergüenza. Lo guardamos porque de confiarlo a la persona inadecuada, nos exponemos a heridas profundas.

La intimidad con otra persona implica dar a conocer tu mundo interior y que el otro te de a conocer el suyo, complicidad, conocerse con tiempo, tener curiosidad por saber quién es esa persona, seducir. La intimidad se produce dando un paseo, charlando en una cafetería, cocinando una cena juntos, viajando, enviando un mensaje para saber qué tal está esa persona.

El sexo también es una manifestación de intimidad, pero no es la única. La intimidad, en general, tanto en el sexo como fuera de él, supone una situación en la que nos sentimos cómodos y seguros. Un espacio creado en el que somos nosotros mismos y no tenemos miedo.

Si lo piensas detenidamente, cuando conoces a una persona, no sabes nada de ella y al pasar el tiempo te das cuenta de que muchas cosas no son como tú pensabas, sino que son distintas y, a veces, mejores. También sientes que tú eres distinto porque has abierto tu corazón a esa persona.

La intimidad se alcanza cuando no hacen falta palabras. Es suficiente con una mirada para entender lo que el otro piensa, cuando te olvidas del reloj y dejas que pasen los minutos y las horas, cuando el tiempo parece que se ralentiza con cada gesto de cariño y de afecto.

¿Tenemos miedo a la intimidad?

En la sociedad actual todo va demasiado deprisa y en cuanto conoces a una persona puedes plantearte la posibilidad de un encuentro sexual, sin que sobre él exista la condena social de tiempos pretéritos. Puedes temer que la otra persona descubra tus secretos, tienes miedo a que te rechacen de nuevo y en cuanto surge un poco de intimidad emocional, huyes.

La intimidad nace cuando pierdes el miedo a mostrarte, a que otra persona vea tus defectos y te enseñe los suyos y eso requiere tiempo y paciencia. No es suficiente con que desnudes tu cuerpo si no te quitas la piel: hablamos de un proceso de conocimiento mutuo que requiere meses e incluso años.

Cuando la intimidad existe entre dos personas, el sexo mejora porque se convierte en una demostración de deseo, cariño, afecto y amor. La intimidad no solo invade la cama sino todo lo que rodea a la pareja, su día a día, sus miradas y sus caricias.

Sucede lo mismo con los amigos, cuando conoces a una persona con intereses afines sientes cierta conexión, comienzas a compartir, a hablar, a descubrir a esa persona y con el tiempo se forja una amistad profunda y sincera.

Superar el miedo a tener intimidad con una persona supone gestionar ese temor y saber que siempre que mostremos nuestra alma, nuestro corazón corremos un riesgo. Sin embargo, ese riesgo es necesario para vivir, para conocernos y para disfrutar de nuestra existencia.

Fuente: https://lamenteesmaravillosa.com/la-intimidad-parece-cuando-te-quitas-la-piel-no-solo-la-ropa/

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Enseñar en los tiempos que corren

Por: David Rabinovich

A fines del año pasado, Leonardo Haberkorn hizo pública su renuncia a la docencia en una muy difundida carta:

“Después de muchos, muchos años, hoy di clase en la universidad por última vez. No dictaré clases allí el semestre que viene y no sé si volveré algún día a dictar clases en una licenciatura en comunicación. Me cansé de pelear contra los celulares, contra WhatsApp y Facebook. Me ganaron. Me rindo. Tiro la toalla.

[…] Puede ser que sea yo, que me haya desgastado demasiado en el combate. O que esté haciendo algo mal. […]

Conectar a gente tan desinformada con el periodismo es complicado. Es como enseñar botánica a alguien que viene de un planeta donde no existen los vegetales. En un ejercicio en el que debían salir a buscar una noticia a la calle, una estudiante regresó con esta noticia: todavía existen kioscos que venden diarios y revistas”.

Haberkorn cree que “[a] estos muchachos -que siguen teniendo la inteligencia, la simpatía y la calidez de siempre- los estafaron, que la culpa no es sólo de ellos. Que la incultura, el desinterés y la ajenidad no les nacieron solos. Que les fueron matando la curiosidad y que, con cada maestra que dejó de corregirles las faltas de ortografía, les enseñaron que todo da más o menos lo mismo”.

La culpa, ¿es de la maestra?

La carta y la posterior polémica que suscitó son parte de un debate clave en nuestra época. Un debate que trasciende claramente las fronteras.

También di clases, aunque de Matemática, e hice algo de periodismo. Creo que la educación es el resultado de un complejo sistema de interacciones sociales en el que importan la familia, el barrio, los medios de comunicación… Todo importa, no sólo la relación del docente con sus alumnos.

Los resultados educativos están indisolublemente atados a la evolución de la sociedad. Claro que la realidad social es producto de la educación que tengamos. En particular, me preocupa la falta de sentido crítico respecto del papel que ha jugado, por ejemplo, la televisión en el embrutecimiento de la sociedad. Aunque la televisión tiene el potencial de jugar un rol positivo como servicio, como espacio y bien público. Pero las comunicaciones son negocios y siguen la lógica del mercado. Como negocio, su lógica es maximizar la ganancia y no la producción de ciudadanos lúcidos; todo lo contrario.

Lo menciono como ejemplo; las aulas no son el único ámbito donde nos educamos. Maestros y profesores no son todos malos ni todos buenos, hay de todo. Pero olvidarnos de que durante diez años la dictadura hizo un destrozo formidable y quebró la continuidad del proceso educativo es mala base para intentar mejorarlo.

Además, durante bastante más de ese lapso se promovió una suerte de “darwinismo al revés”. No había incentivos para que los mejores dedicaran sus esfuerzos a la docencia; a eso se dedicaron algunos vocacionales y muchos que no podían hacer algo mejor por lo que ganaran más. Son los que trabajan obligados, los que faltan siempre que pueden, los que dan clases por sobre sus capacidades físicas e intelectuales. Sin tener conciencia de ello, generan una “competencia insana” con sus alumnos. En la relación alumno-docente sólo pueden ganar los dos… o perder los dos. Me resulta inconcebible pensar que hay alguna lógica en la que pueda ganarle uno al otro.

Una réplica a la carta

Casi un año después, la discusión sigue. Juan Ramiro Fernández, docente de periodismo en Argentina, comenta la carta:

“El problema es que en su despedida, no sólo se las agarra con los celulares, con Facebook y con Whatsapp (supongo que tuvimos suerte de que no cayeran en la volteada la luz eléctrica, la birome y la imprenta), sino que se las agarra con los alumnos.

En resumen: los chicos se distraen, los chicos se aburren, los chicos usan el celular en clase, los chicos no están informados, los chicos tienen faltas de ortografía y no tienen curiosidad.

Qué malos son los chicos. Un poquito más y son Darth Vader. Si tan sólo hubiera algo que les hiciera levantar la vista del celular en clase. No sé, algo [que]… se llamaba docente.

Lo que Haberkorn olvida es que es nuestra responsabilidad […] mantener la clase con un nivel de interés mínimo. Si los alumnos se duermen, no es culpa de que tengan sueño, sino de que la clase que uno está dando es soporífera; si los alumnos no participan, no es que sientan ‘ajenidad’ (palabra fea pero correcta) sino que, por alguna razón, el tema que se está dando no resuena. Haberkorn: no te enojes, pero la culpa era toda tuya. […] temo que el profesor […] Leonardo Haberkorn es parte del grupo de gente que se resiste a estos cambios.

El concepto de periodismo ciudadano, que los chicos tengan en sus bolsillos herramientas periodísticas más potentes que un estudio de televisión de hace 20 años, hace que dar clase hoy sea una de las oportunidades más maravillosas de la vida de un periodista y docente.

Mis alumnos no se duermen. Hace poco, uno de ellos me dijo algo que me dejó con una sonrisa dibujada por una semana: ‘Tu clase es una de las pocas clases que espero con ansias en toda mi carrera’.

En ese lejano pasado en el que yo daba clases había discusiones; las hubo antes de la dictadura y continuaron, quizá en otros términos, cuando “recuperamos la democracia”.

Durante la dictadura (los de izquierda estábamos casi todos destituidos) no había discusión alguna. La educación funcionaba con el “ordeno y mando”; ustedes obedezcan. Mala receta.

Hace mucho que tengo la convicción de que “enseñar es imposible”: los docentes apenas pueden ayudar a aprender. En el mejor de los casos, lograr que las nuevas generaciones aprendan a aprender. Pero si la sociedad promueve a Marcelo Tinelli como ejemplo, bailaremos por un sueño, nos jugaremos a ser Diego Forlán o algún otro de esos destinos reservados a muy pocos. La mayoría va camino al fracaso. No está motivado por aprender y tendrá docentes que eligieron la carrera por descarte. No tienen alicientes adecuados para tratar de ayudarlos.

Cuando daba clases una colega me increpó en duros términos y peor tono: “Vos defendés a los alumnos… no creés que tienen malicia”. “¡Sí, claro, por supuesto!”, contesté desconcertado.

La lección del profesor

Otro argentino, Alfredo Serra, defiende la visión del uruguayo:

“Lo que acabo de leer es trágico. Y no uso la palabra ‘tragedia’ en vano: así llama a la degradación educativa el eximio médico y profesor Guillermo Jaim Etcheverry, aterrado ante una estadística: más de la mitad de los alumnos de escuelas secundarias y universidades… ‘no comprenden lo que leen’. […]

Mucho comprendo a Haberkorn. Durante más de 20 años (1985 a 2006) dicté materias de la carrera de Periodismo y Comunicación Social. […] era alarmante el desinterés por el pasado.

Tratar de que cumplieran un plan de lectura de grandes textos fue para mí una batalla tan dura como la que acabó derrotando al valioso profesor uruguayo. […]

Muchos alumnos manifiestan desdén por el saber y desinterés por el pasado… Los rodea una negra nube de indiferencia. Es la vida reducida a una pantalla de celular.

No me rendí. Me retiraron al cumplir 65 años: disparate nacional que aleja a los profesores cuando más útiles pueden ser. Por sabiduría, vocación y pasión. Pero confieso que la indiferencia de los alumnos, como una niebla enfermiza de mediocridad, había empezado a desencantarme.

[…] la vida reducida a una pantalla de celular (útil, esencial a veces, pero no mañana, tarde, noche y trasnoche) cuyos dueños son incapaces de discernir ni de jerarquizar qué es importante y qué no lo es.

[…] La cuestión profunda es cómo salir de ese pantano, de esa fábrica de ignorantes y mediocres.

No hay otra salida que un firme pacto padres-maestros y profesores-alumnos. Si esa semilla no se recupera y no germina, habrá muchas más banderas blancas. Y no sólo en América Latina, donde el fenómeno se repite. También en gran parte del mundo”.

Intentaré adelantar algunas ideas que me parecen básicas.

La educación debe ser pública, gratuita y obligatoria en las primeras etapas de la vida. Ese es el ADN (si es que se puede trasladar el concepto biológico al área de la educación).

Los niveles más avanzados deben ser accesibles de forma universal; incluso, la educación permanente a lo largo de la vida es un derecho que debe asegurarse para todos.

La educación privada puede ser libre, pero sin subsidios estatales de tipo alguno.

La carrera docente debe estimularse, en primer lugar, ofreciendo salarios atractivos y condiciones de trabajo adecuadas.

La carrera docente debe ser por méritos y concursos, no por el mero transcurso del tiempo.

Ofrecer a los alumnos pobres una educación que sea sólo salida laboral, renunciar a la formación de personas, de ciudadanos, para fabricar “mano de obra según la demanda del mercado” es una lógica inaceptable.

La filosofía, la historia, la música, la literatura… no son disciplinas ajenas a la mecánica, la construcción o la carpintería.

Un último apunte: la educación es un tema de debate ciudadano al que nadie debería renunciar.

Fuente: http://ladiaria.com.uy/articulo/2016/9/ensenar-en-los-tiempos-que-corren/

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