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La palabra empeñada…

Por.  Manuel Navarro

A pesar del escenario nacional en el que se veía venir la afectación de la reforma laboral denominada educativa por el Secretario de Educación Pública Aurelio Nuño Mayer en los derechos adquiridos por los Trabajadores de la Educación a lo largo del tiempo asentados en convenios debidamente validados con la Organización Sindical, en Chihuahua aún hay personas que, ingenuamente ven en Nuño Mayer a una persona que puede ser capaz de hacer un bien a la educación del país.

Hace apenas unos meses, el propio Secretario de Educación Estatal Ricardo Yáñez Herrera expresaba que no habría afectación a las prestaciones laborales que los Trabajadores de la Educación han conquistado a lo largo del tiempo con la ya conocida frase de “No es exactamente igual pero no se perderán los derechos laborales de los Maestros”, sin embargo y luego de meses de diálogo, en este tiempo la respuesta es que los derechos laborales adquiridos a través del tiempo “ya no son compatibles” con la mal llamada reforma educativa.

Nunca como ahora habían estado en tan en riesgo prestaciones que hasta este momento siempre habían sido cubiertas en tiempo y forma por el gobierno del estado en una relación que se había manifestado siempre de respeto y como el propio gobernador César Horacio Duarte Jáquez expresó en múltiples ocasiones con motivo de cercanía con el magisterio “No tengan duda, en mi gobierno ni un paso atrás en las conquistas sindicales”. Aquí vale la pena dejar en claro la pregunta que se hace el magisterio en estos momentos ¿Sigue valiendo la palabra del Señor Gobernador?

Ejemplos hay muchos, pero baste con mencionar sólo algunos de los problemas a los que se tiene pendientes de emitir alguna solución: Basificación de las y los compañeros noveles que a través del Concurso Nacional se hicieron acreedores a una plaza en el subsistema estatal con la aplicación de los ¾ de tiempo como lo establece la regulación en nuestro subsistema; La aplicación y pago de la Categoría de Tiempo Completo Mixto; El pago de la prestación denominada Escalafón Horizontal; La aplicación y pago de las horas de Investigación y Regularización Pedagógica (IRP) y Cocurriculares para el personal que labora bajo el régimen de hora/semana/mes; El pago de la prestación denominada estímulo al desempeño; y El pago oportuno a compañeros interinos como corresponde en términos de ley, solo por mencionar algunas.

La afectación laboral de las prestaciones de un trabajador no sólo afecta la credibilidad de la palabra empeñada por la actual administración gubernamental, significa una falta de respeto para los trabajadores y sus familias, puesto que se pone en entredicho el cumplimiento irrestricto que se ha hecho del trabajo educativo en las aulas sin el perjuicio de terceros, situación que por lo visto no basta para generar con su actuación un clima de inestabilidad laboral para con el magisterio estatal.

Reconocer en la figura del tristemente célebre Secretario de Educación Aurelio Nuño Meyer como la figura mediática que ha llegado para desestabilizar la credibilidad de un partido, de una secretaría, y de la viabilidad educativa de un país es reconocer que nos encontramos en el tiempo más complejo que ha vivido la educación en sus casi cien años de existencia de la Secretaría de Educación Pública. Así quedará escrito en los libros de historia de la educación en México.nuño-visita-secundaria

Hoy más que nunca se requiere de tener plena conciencia de grupo, de entender que no es posible dejar pasar la ocasión para elevar la voz como gremio, generar la exigencia necesaria y oportuna para dejar muy en claro que con el magisterio no se juega, de dejar en claro ante la sociedad que ante el llamado de la Organización Sindical, más allá de grupos e intereses, se responde como uno solo puesto que son nuestros hijos, nuestras familias y lo más importante, el futuro de la educación pública y de las generaciones venideras lo que se encuentra en juego en estos momentos.

Fuente: http://www.educacionfutura.org/la-palabra-empenada/

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«La crisis no es un accidente del camino. Es la esencia del camino»

Por. Frei Betto

«La espiritualidad es la fuerza interior, cultivada en la oración o en la meditación, que nos mantiene vivos»

Ante la crisis la espiritualidad nos da sustento y aliento, sobre todo cuando la encaramos desde la óptica histórica, como enseñó Jesús a los discípulos de Emaús

(Frei Betto).- «No hay nada nuevo bajo el sol», destaca el Cohelet, autor del Eclesiastés. De hecho, todo cuanto nos causa preocupación e indignación -corrupción, violencia, irrespeto a los derechos humanos, etc.- ha sucedido siempre. La diferencia está en que antes vivíamos aislados en nuestra aldea y no existían, como hoy, medios de comunicación que globalizaran la información.

Desde que fui alumno de periodismo aprendí que el perro atropellado en la calle de mi barrio me interesa más que los dos mil chinos muertos en el terremoto de Shangai. Por eso nos afecta tanto la crisis brasileña. Y por consiguiente a nuestra vida espiritual. Nos vuelve más irritables, agresivos, pesimistas. Dejamos que la emoción se sobreponga a la razón.

Todos tenemos espiritualidad, incluso los desprovistos de fe religiosa. No se debe confundir espiritualidad y religión. Ésta es una institución; aquélla una vivencia. Y hay prácticas religiosas que ya no son fuentes de espiritualidad, así como hay espiritualidades que no son religiones, como el budismo.

La espiritualidad es la fuerza interior, cultivada en la oración o en la meditación, que nos mantiene vivos. Es alimentada también por el amor que nos une a la familia, la autoestima profesional, los valores que rigen nuestras actitudes y esperanzas (sueños, proyectos, etc.) y mueven nuestros pasos en dirección al futuro.

En tiempos de crisis todos nuestros paradigmas parecen desmoronarse. Amenaza el desempleo, decepciona la política, se oscurece el horizonte utópico, los valores pierden credibilidad. Es como la turbulencia de un avión: no tenemos el control para saber cuándo cesará, y en cualquier dirección que se mire hay un inmenso vacío…

El pueblo de la Biblia conoció situaciones semejantes a la nuestra. Y escribió dos libros que expresan muy bien la espiritualidad en tiempos de crisis: Eclesiastés y Job. En el primero el autor nos invita a no dar importancia a ninguna cosa. «Vanidad de vanidades, todo es vanidad». Todo es pasajero. «Travesía», que dijo Guimarães Rosa como última palabra de Grande Sertão. Veredas. Así, quien más despegado está, menos sufre. Lección enseñada por Buda cinco siglos antes de Cristo.

Job fue víctima de una crisis profunda, que le arrebató hijos, amigos, bienes y salud. Menos la esperanza. No le quedó más que la confianza en Dios. Miraba el revés del bordado y creía que las líneas asimétricas formaban un hermoso dibujo oculto a sus ojos. Hasta que comenzó a encarar los hechos bajo otro prisma. Dios, al que conocía solamente de «oír hablar» de él, se volvió una presencia amorosa en su vida.

La crisis no es un accidente del camino. Es la esencia del camino. Son los «dolores de parto» de la Creación, en opinión del apóstol Pablo. Ante la crisis la espiritualidad nos da sustento y aliento, sobre todo cuando la encaramos desde la óptica histórica, como enseñó Jesús a los discípulos de Emaús.

Tanta desgracia alrededor -miseria, terrorismo, asesinatos- indujo a un hombre indignado a querer romper el silencio de Dios: «Y tú, Señor, ¿no haces nada?» y él respondió: «¡Ya lo hice. Tú!»

– Traducción de J. L. Burguet

Fuente: http://www.periodistadigital.com/religion/opinion/2016/07/21/religion-opinion-frei-betto-espiritualidad-tiempos-de-crisis-fuerza-interior.shtml

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Enfoques cooperativos; Hoy: ¿Cómo abordar la enseñanza de la economía a los campesinos?

Por José Yorg, el cooperario.
“Cuatrero el jefe político, ladrones los comisarios, carneadores los milicos, nosotros… los gauchos malos. Hacen rodeos de vacas, las pasan al otro lado; se arreglan certificados ahí nomás al lao del río, y todo lo suyo es mío en un Jesús alabado”. Orlando Vera Cruz “Cayendo”, Pilchas gauchas
 
 
 
 
No pretendemos ser originales en la temática, puesto que existen innumerables bibliografías sobre la cuestión campesina y su dilema económico y educativo, simplemente recogemos algunos recuerdos de nuestra trayectoria como maestros rurales interpelados por nuestros ulteriores estudios universitarios en aras de reflexionar, aspirando aportar saberes útiles.
 
Este artículo, pues, puede considerarse una continuidad o segunda parte del anterior denominado “Doblando el lomo para recolectar algodón en Formosa”.
 
Retornemos a un punto señalado en el anterior artículo para adentrarnos en el tema económico y nuestra visión sobre él, cuando narramos que “Las conversaciones con los padres-pequeños productores-de los alumnos develaron otra atrocidad económica, cual es la expoliación sufrida con la venta de sus productos a los acopiadores. La ausencia de la enseñanza básica de la ciencia económica en esos hombres y mujeres, laboriosos y fecundos, se expresaba en la resolución de la transacción de sus bienes ante el comprador en una ecuación matemática con toda desigualdad”.
 
Sin dudas que el intercambio mercantil desigual procede de una diferencia substancial entre la magnitud del valor y el precio de ventas de las mercancías.
 
¿Cómo juegan los factores de la producción entonces en estas relaciones económicas?
 
Miremos: el campesino posee los factores tierra, trabajo, fundamentalmente, y herramientas agrícolas y la cultura productiva que serían su capital. El cuarto factor en juego, cual es la organización empresarial, está ausente en demasía.
 
Sin dudas su posición en el mercado capitalista es con toda evidencia desventajosa.
 
Su relación ante el comprador es débil y sucumbe. Su horizonte de progreso está limitado y su ruina acecha. Los hijos emigran y la venta de la tierra se considera próxima.
 
Ante esta realidad surge inmediatamente el interrogante: ¿Cómo abordar la enseñanza de la economía a los campesinos? La respuesta positiva debe provenir de los decisores políticos del área educativa.
 
Aquí hemos planteado el problema con toda crudeza: la economía campesina no es un tipo de producción capitalista porque es una economía de subsistencia que ocupa fuerza de trabajo familiar, pertenece a un tipo de economía de intercambio previo al capitalismo; pero que sin embargo enfrenta un dilema al estar inserto en mercados capitalistas, es, entonces, una economía acoplada al modo de producción capitalista.
 
Reflexionamos que la educación y capacitación a los pequeños labriegos deberían poner su foco en esos contenidos conceptuales de la economía y también en saberes de la ciencia administrativa, de lo empresarial, más que en aspectos productivos dado que poseen una cultura intensa de ello.
 
El recelo característico de la personalidad del campesino, su individualismo- resultado de siglos de expoliación y subyugación- puede ceder ante un programa educativo participativo y cooperativo que lo ayude a ampliar su cosmovisión sobre la sociedad, el hombre y la empresa, positivamente.
 
Para nosotros, miembros de TECNICOOP, con casi 25 años de vida institución y práctica educativa, sigue y tal vez más que nunca efectiva la propuesta cooperativa en el ámbito rural.
 
Aceptar “la aventura de la cooperación” implica en los hechos unir los factores de la producción que funcionan dispersos en las chacras. Claro que la tarea no es ni sencilla ni  fácil, pero, planeando actividades educativas y de capacitación, avanzando de manera gradual, podrían alcanzarse éxitos que permitan su afincamiento.
 
 Las cooperativas pueden dar fin a una forma de explotación en el proceso de comercialización que afecta al campesino aislado a través de empresas que están ligadas a intereses extranjeros, y que aplican maniobras non santas destinadas a la rebaja de los precios en el período en que los campesinos venden sus cosechas.
 
Nuestros compañeros Roque Arguello y Luli Aquino nos conferenciaron en el programa radial “Hablemos de cooperativas” de que “Estas empresas han construido verdaderos entramados de cacerías ya que  actúan a través de acopiadores, que a su vez se vinculan con los dueños de almacenes Ramos Generales, devenidos a su vez como caudillos políticos en las zonas agrícolas que someten a los campesinos dado sus necesidades elementales. Este entramado o círculo vicioso tiene por fin tramposo el objetivo de que los labriegos vendan sus productos cuando el mercado está lleno y los precios deprimidos internacionalmente”.
 
Por eso la respuesta cooperativa sigue siendo válida.
 
En la fraternidad, un abrazo cooperativo!
 
 
 
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El Saber Pedagógico

Una Reconstrucción Social de la Praxis Educativa. I parte

Autora: Arlene Vergaras

arlenevergarasm@gmail.com

Barinas – Venezuela

En este contexto se define el ámbito teórico que fundamenta el abordaje de la investigación en el área temática de la reconstrucción del saber pedagógico, desde la praxis educativa actual. El despliegue del mismo permite articular al confrontar la teoría y la práctica; al contextualizar el saber pedagógico desde la experiencia socio educativa de las docentes, en este caso, en el escenario del Centro de Educación Inicial Bolivariano “Bolívar Niño”, del municipio Bolívar del estado Barinas.

En la historicidad de la profesión docente, se ha demostrado que ésta se genera en el registro de los modos en que se concretiza la labor de enseñar. Foucault  referido por Tezanos (2007), opina que el umbral de positividad determina y delimita el proceso de producción de saber, es decir la historia de la profesión se articula en el desarrollo y en la constitución del saber pedagógico, que a su vez, emerge y se articula en las prácticas discursivas de los docentes  que dan identidad al oficio de enseñar. Estas prácticas discursivas  generar sentido y significación a la profesión docente, recuperan los modos como los maestros han expresado y expresan sus representaciones del acto de enseñar, en diferentes escenarios y épocas de la historia de la profesión docente.

En el marco de estas consideraciones, es desde la profesión del docente donde se puede analizar el saber pedagógico como ese entramado que se articula y se operacionaliza en la práctica,  es decir, en el hacer docente desde la cotidianidad de la labor que se acciona por la intención pedagógica que se va definiendo, el saber hacer cada día más especializado, y en esa actividad desde la complejidad del proceso educativo el docente se relaciona con la disciplina pedagógica a través de su praxis, donde la brecha entre teoría y práctica se hace más evidente en el intento de ir venir dando lugar al principio de la recursividad adecuando la teoría a los diferentes escenarios educativos, en correspondencia con el propósito, según las características del contexto donde subyace el acto pedagógico.

Al respecto, Ugas (2003), define el acto pedagógico como la práctica diferenciada en el proceso social que contiene especificidades que lo diferencia y lo delimita, según el propósito, objetivos y fines de la educación que se desarrolla en correspondencia con las particularidades del contexto socio-histórico, en el cual tiene lugar. Es un elemento múltiple que en la cotidianidad se expresa como una síntesis integrativa de un modo de pensar y de actuar, una actividad concreta que involucra acciones intelectivas conducentes a la sistematicidad de un proceso particular concreto como es la escolaridad. Según el autor precitado, esta práctica diferenciada amerita de un esfuerzo del pensamiento para captar sus determinaciones, componentes y relaciones interdependientes tales como el nudo teoría – práctica y práctica – teoría, así como el acto de enseñar y el acto de aprender que se concreta en una unidad educativa compleja.

Esta relación implica, que más allá de los conocimientos teóricos, que el profesional de la docencia ha adquirido, está la habilidad de reflexionar sobre la capacidad de accionar su praxis a partir de la realidad educativa donde la acción pedagógica se sintetiza; por ello, la adecuación de los contenidos comienza a tener forma, lo que es una consecuencia de las interpretaciones de la teoría y la implementación de estrategias pedagógicas válidas, en premisas educativas a que tiene lugar y se imponen en la praxis de cada docente.

Las teorías pedagógicas son referentes que orientan y dan direccionalidad a la práctica pedagógica, no pretenden ser una receta que norme, prescriba o regule el acto de enseñar. Por el contrario la importancia y el reconocimiento del saber pedagógico cada protagonista educativo, asume su praxis como el arte de educar que se va reconstruyendo y genera nuevas teorías pedagógicas contextualizada, propias de cada esencia y realidad donde se desarrolla el acto pedagógico.

En efecto, el saber pedagógico se conjuga en un saber práctico reflexivo; donde el análisis, la comprensión y la interpretación del hecho educativo permiten al docente reconstruir el saber pedagógico a través de la apropiación de un saber más definido, el cual se va reelaborando a partir de los saberes previos contextualizados, desde una mirada reflexiva y en retrospección al saber pedagógico, a partir del proceso de enseñanza, del cómo se desarrolla el arte de educar.

Al hacer referencia sobre el repensar la praxis, en la reconstrucción del saber, permite delimitar las acciones pedagógicas, por lo que es pertinente incluir en sus concepciones lo presente, en el momento histórico socio cultural de la postmodernidad, como la inclusión de las TIC como una herramienta básica en la construcción de saberes. El Ministerio del Poder Popular para la Educación (MPPE, 2007),  inserta el eje integrador las TIC en los espacios y procesos educativos, se pretende contribuir al desarrollo de potencialidades para su uso con la intención de formar al aprendiz como ser social, solidario y productivo de la ciencia y la tecnología en función del bienestar de su comunidad.

Considerando la referencia anterior,  el sistema educativo va emergiendo en un proceso constante en la redefinición de las concepciones pedagógicas y en el proceso de reconstrucción del saber pedagógico, el docente se va apropiando de un nuevo saber en el intento de adecuar su praxis en la incorporación de nuevas herramientas didácticas como son las TIC, lo que le irá permitiendo al docente asumir nuevos retos y vislumbrar otras formas de acción para administrar el acto de enseñar y aprender en correspondencia con la demanda de los avances de la ciencia y la tecnología al servicio de la educación.

Este pensar conduce, según Ugas (Ob. cit.), a que una sociedad denominada virtual, clónica y fractal de redes, en la que se navega con los conceptos como ciudad de trabajo, vida y escuela; estará completamente re-significada con otros tipos de pensamientos, modos de ser, sensibilidad y otros requerimientos intelectuales para su comprensión.  Al preguntarnos en lo particular ¿hay que re-pensar la enseñanza?, si uno se imagina cómo será la forma de  actuar, en el medio donde nos encontramos,  los ciudadanos que acceden, usan y manejan equipos de comunicación como soportes de circulación y consumo de saberes. Es por ello, que la sociedad educadora hay que mirarla desde estos ámbitos y más aún desde los espacios educativos donde se construyen dichos saberes.

Dada la complejidad del acto pedagógico, el saber, por su naturaleza, no debe estandarizarse, puesto que es único y por su esencia toma particularidades en esencia con la realidad educativa, así se va delineando el saber docente y por consiguiente se impone o materializa en la praxis cotidiana. Es así, que la relevancia de este proceso conlleva a cuestionar, con sentido reflexivo y crítico, el acto pedagógico a fin de maximizar el proceso de enseñanza con particularidades que distan mucho de las teorías institucionalizadas, Hoy más que nunca necesitamos cambiar, porque el proceso nos lleva a internalizar que la educación es dinámica y basta reconocerla y asumirla como el acto de educar en contextos complejos.

El autor antes referido señala que la práctica diferenciada es la que se despliega desde la diversidad de escenarios educativos, estén estos enmarcados en la: familia, escuela, barrio, comunidad, ciudad, región y país. Es propicio destacar que esa diferenciación de la praxis educativa se entiende como el intento de manejar situaciones de enseñanza y aprendizaje desde la heterogeneidad, al concebir el acto de educar como un proceso particular y único lo cual se corresponde con el momento histórico y social en el cual subyace un contenido educativo particular. En diferentes épocas de la historia, la educación, en su praxis ha ido tomando un carácter conceptual en correspondencia con la fundamentación filosófica, política  y pedagógica; el cual se corresponde con la evolución del sistema educativo.

Por lo anterior, se infiere que el saber pedagógico debe ser concebido como una reconstrucción del proceso social. Es necesario hacer una crítica radical sobre la importancia que tiene la educación en la reconstrucción del acto pedagógico, para que ésta deje de ser un metarrelato. Según Bonta (2008),  el saber lleva implícito una síntesis de estudio y experiencia que siempre se manifiesta en la acción. El saber no es potencialidad o disponibilidad, se actualiza y se reconstruye en situaciones concretas. En la práctica, se valida el saber hacer que conlleva a saber el cómo y el por qué del acto pedagógico. El docente va reconstruyendo a través de su experiencia su saber pedagógico articulando la teoría, al  ir reflexionando sobre el hacer diario-docente, es decir internaliza lo realizado y se plantea retos y desafíos que le permitan acceder a otras formas de acción que aborden el acto pedagógico con una nueva visión, ensayando un nuevo saber, reconstruido en el intento de dar lo mejor de sí, cuando asume con compromiso la práctica docente desde la diversidad educativa.

Fuente: Segmento teórico del libro El Saber Pedagógico. Una reconstrucción social de la praxis educativa. Autora Arlene Vergaras.  Caracas – Venezuela 2015

Referencias

Bonta, M. (2008). La Construcción del Saber Pedagógico. Sus Principales Dimensiones. La Formación Docente en Debate. Academia Nacional de Educación. Disponible en www.educ.ar.

Ministerio del Poder Popular para la Educación (2007). Diseño Curricular del Sistema Educativo Bolivariano. Venezuela. Fundación Imprenta del Ministerio del Poder Popular para la Cultura.

Tezanos, A. (2007). Formación de Profesores: Una Reflexión y una Propuesta. Revista: Pensamiento Educativo. Volumen 41 Nº 2. Argentina.

Ugas, F. (2003). Del Acto Pedagógico al Acontecimiento Educativo. Ediciones Taller Permanente de Estudios Epistémicos. Venezuela

 

 

 

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Educación y trabajo social liberador

América del Sur/Venezuela /Agosto 2016/Mirna Sojo/www.aporrea.org

El trabajo ha sido desde hace mucho tiempo parte esencial del hombre que vive en el planeta, esta necesidad de ocupar las manos hace del hombre un ser especial en tanto transforma el entorno donde vive y obtiene del él los beneficios para su subsistencia, de igual manera, el trabajo se prolonga en las celebraciones producto de sus esfuerzos a través de los rituales, el baile, la música y la alegría.

Aunque en un principio el trabajo no fue sino entendido en su forma natural (lo comunal), no así se sucedió en la historia hasta el momento en que se separa de la vida y comienza la esclavitud. No es sino hasta finales del siglo XVIII y comienzo del XIX cuando se comienza a conceptualizar al trabajo y su relación con la riqueza. Adams Smith fue el primero en dar significado al trabajo, a partir de los vertiginosos descubrimientos científicos de su época y el desarrollo de la revolución industrial. En contraposición a los mercantilistas de su época, Smith logra definir que lo que genera la riqueza es el hombre a través de sus manos y no precisamente los metales preciosos como se creía.

Sanz 2002 expresa, “Posteriormente la sociedad industrial generó en si misma masas de obreros lanzados a las mas cruel explotación o a formar parte de esa población sobrante o inútil, que no encontraba salida en el mercado laboral quedando así, privada de su valor…las tremendas paradojas de la industria moderna, que al derribar todas las barreras morales y naturales que habían fundamentado el trabajo, acortando la jornada productiva, convirtió la vida del obrero y la de su familia en un tiempo disponible para la explotación del capital”

El resultado siempre ha sido desigual, unas grandes mayorías que venden su fuerza de trabajo, y unas minorías que se benefician del mismo. Esa ha sido la ley del capital, y este es el pensamiento que ha regido nuestra escuela.

Hace ya más de tres siglos que el hombre nutre la sociedad moderna con la explotación de su trabajo, y las luchas se han dado por doquier desde que los dueños de los medios de producción se apropiaron del trabajo. Las confrontaciones de clase se han sucedido a lo largo de la historia para por un lado lograr los beneficios que merece todo ser humano de vivir dignamente en el planeta, pero sabemos que la sociedad moderna, su economía se mueve despojando cada vez más al trabajador del derecho social como lo es el trabajo.

Los sistemas económicos neoliberales han hecho del ser humano menos que un objeto lo han convertido en mercancía incluso, ser menos que hombre al enfilar millones de seres humanos que son  tercerizados quedando en la indefensión y el abandono. Cuestión que despoja al ser humano de un bien común y colectivo como lo es el trabajo y subsumiéndolo en campos donde no vale absolutamente nada.

Hoy en día se habla de ultraliberalismo, es decir,  poderes supranacionales que establecen los códigos, los mecanismos para dirigir las economías mundiales, gobiernos, grupos económicos que aluden a las tecnologías de la informáticas, las comunicaciones para establecer vínculos en la aldea global y generan capitales especulativos, ya se desmantelan las grandes industrias y entre otras perversidades, se generan empleos desde las propias casas rompiendo así las asociaciones sindicales desmembrando a las fuerzas laborales a favor de los grandes capitales.

Ante tal avalancha, y pensándonos desde la posibilidades que nos brinda un Estado Social de derecho y de justicia rumbo al socialismo Bolivariano, toca discutir en el marco de la “consulta por la calidad educativa” cómo concebiremos a la escuela venezolana dentro del campo de lo que nuestra LOE denomina “Trabajo social liberador”.

 Articulo:15-2: “Formar en, por y para el trabajo social liberador, dentro de una perspectiva integral mediante políticas de desarrollo humanístico, científico, tecnológico, vinculadas al desarrollo endógeno productivo sustentable.”.

El trabajo social liberador tiene un carácter pedagógico, educativo y  se busca que los estudiantes sean capaces de replicar las estructuras productivas dentro de las escuelas para no solamente conocerlas sino también para desarrollar el concepto (nuevo imaginario social)  y las habilidades a futuro, tomando de ellas aquellos aspectos que no tienen que ver con el lucro ni con la generación del capital.

Sin duda, se tendrá que debatir seriamente sobre dicho artículo y concepto, lo cual nos posiciona nuevamente en aquellas experiencias innovadoras que a 15 años del proceso se han dado y que por suertes de inconsistencias del proceso se han quedado en la periferia, volviendo nuevamente a nuestra educación en un sin fin de retrocesos, prohibiciones, centrandose cada vez mas en el conocimiento (áreas de conocimientos) que en los métodos para resolver tamaño dilema como lo es la dicotomía teoría practica o práctica teoría.

Trabajo liberador y los Espacios Permanentes para el Desarrollo Cultural Endógeno. (Epdcue)

Una aproximación desde las pedagogías emancipatorias y Nuestramericanas.

Los Epdcue son un método sencillo de vincular el conocimiento universal a las actividades prácticas que los maestros aspiran a desarrollar, implica que: los estudiantes una vez por semana escojan el espacio que mas les guste sin importar el nivel, la modalidad, la sección o grado, porque de lo que se trata es de que aprenda algo útil y bueno, es decir nos centramos en la actividad.

Para ello el maestro elabora un perfil cultural propio de lo que ha aprendido a lo largo de su vida en los siguientes ejes: gastronomía, lo étnico, la vocación agrícola y pecuaria, la tradición oral y escrita, las tradiciones usos y costumbres, el deporte la actitud, aptitud física y recreación, las expresiones artísticas, la tecnología popular apropiada y apropiable, economía social.Estos ejes permiten al maestro organizar su plan semanal o anual que ofrecerá a los estudiantes para que se inscriban en sus espacios que deberán estar ubicados en una parte visible dentro de la escuela de modo que pueda decidir donde quiere trabajar.

Tienen una implicaciones que desde lo construido por las redes socioculturales  de Aragua (2009-2013) permiten ir acercándolos hacia actividades útiles, pertinentes y lo menos enajenadas, es decir que aporten en verdad al aprendizaje manual e intelectual integral. Nuestra experiencia nos permitió avanzar en el año 2103 hacia una cualificación del proceso el cual denominamos: EPDCUE PRODUCTIVO, misma que se vio impedida por ordenes del ministerio de educación en su avance hacia el 2014.

De ¿Cuáles EPDCUE productivos estamos hablando?

De aquellos que sean capaces de organizarse para acometer tareas en talleres de producción  sin que el dinero sea el centro sino mas bien, el desarrollo de un acto pedagógico que sea capaz de desarrollar los conocimientos en valores y acciones que sirvan para ubicar al estudiante en un espacio de trabajo social liberador que no es otra cosa que el trabajo voluntario y productivo comprometido con su espacio vital, que es su comunidad.

En la historia tenemos experiencias relacionadas con las formas cooperativas, las cuales desde la visión organizativa ofrece un sin fin de posibilidades al estudiantes porque tienen  en si misma, espacios asamblearios, comisiones de trabajo donde los y las estudiantes pueden aprender el ejercicio de la democracia, de la organización y los principios de solidaridad colectiva plena, ademas de la producción para la vida.

Esto lo sintetizábamos de la siguiente manera:

Si el capital se organiza para producir más a costa del trabajo de los pobres, e inventa sus métodos para hacerlo realidad, sus lógicas dentro de la educación (a decir de Mészáros) en la transición socialista los métodos pedagógicos han de ser novedosos también, así tenía la convicción el maestro Simón Rodríguez… inventar para no errar, por tanto, la escuela debe incorporar dentro de su estructura curricular la posibilidad de que los estudiantes de todos los niveles y modalidades se vayan organizando para asumir el modelo que permita vivir en sociedad, comunidad, bien común, fuera de estos valores sería alimentar al monstruo del capital con sus nuevos esclavos.

Es necesario entender que la escuela en nuestra revolución deberá ser un espacio para aprender el Trabajo Social Liberador.  Liberarse en el sentido revolucionario y no explotador, significa hacer del trabajo un acto colectivo que beneficie a todos por igual, que los medios con que se produce sean propio y dignos, merecedores por igual de los beneficios con que se genera la subsistencia. Implica una ética y conciencia de para quién producimos y por qué producimos. Hablamos entonces de un concepto de sociedad, un tipo de sociedad, reflejado por demás en la CRBV. Implica conocer lo que se produce, de dónde vienen los insumos y como lo que se produce es parte de la totalidad de lo que somos. Pregunta: ¿Eso se aprende cómo? Hasta ahora no se ha pensado en ello. Solo pizarrón tiza y una mas que otras actividades practicas descolgadas.

De igual manera implica tener en cuenta dentro de la escuela que muchas veces producimos bienestar sin necesidad de generar dinero, cuando por ejemplo mantenemos el espacio vital donde nos desenvolvemos o donde vivimos limpios, funcionales  y adecuados a las necesidades, también esta visión tiene que ver con  la comunalidad que hemos heredado de nuestros ancestros al acometer labores que redundan en beneficios sociales y que se traducen en un bien común de vivir en un habitad, que requiere de nuestros esfuerzos conjuntos para que se mantenga y heredarlos a los que nos siguen. (limpiezas de quebradas, desmalezamientos, mantenimientos de nuestros patrimonios, bienes públicos, conservación de nuestras aguas, conservación de las infraestructuras escolares, no derroche entre otras)

Hacer de la escuela un espacio para aprender estas cosas útiles, necesarias para vivir, es parte del trabajo docente, movimientos sociales y del Estado Docente. Si se plantea superar el rentísmo, la no producción, la inercia consumista y la comodidad de que todo venga de los puertos, entonces tocará a la escuela el deber social de emprender las bases para enseñar lo que es producir de diversas  formas y maneras. He allí el esfuerzo y el mayor reto de la educación que libera.

No se trata de consultar para agregar dos, tres o veinte áreas de conocimientos mas al currículo (ese no es el problema, podemos tener 80 áreas), se trata de como hacer efectiva la escuela a partir de indicaciones, reflexiones  que genere en el docente una manera de innovar, crear, tener ideas desde la experiencia, el hacer, la actividad práctica que vincule el conocimiento universal a cualquier área de conocimiento de cualquier nivel y modalidad. No veo por qué a un niño en edad preescolar en una actividad manual de lijado de un mueble que se está reparando, se le niegue el conocimiento de la física de manera sencilla y accesible…lo cuentos son de utilidad enormes por ejemplo, pero lamentablemente tendrá que esperar nueve años para conocerla, porque el maestro pierde la oportunidad (por ignorancia, por estar fragmentado, por flojera, por no saber enseñar bien etc).

Tampoco se trata de volver sobre el área de educación para el trabajo. Se trata de que todo el subsistema de primaria debe tener las actividades prácticas de lo que significa el trabajo social liberador en concreto. Para ello debemos pensar en otras infraestructuras para las escuelas.

Se planteó entonces avanzar en:

Los perfiles culturales de los maestros para centrar los EPDCUE PRODUCTIVOS en el eje  Economía Social, o desde otro eje vincularse con la economía, da igual, una actividad gastronómica puede llevarnos indistintamente a una cooperativa o a una feria gastronómica, o a un trueque.

Organizar empresas de propiedad social o cooperativas escolares de modo orgánico, entendiéndose por orgánico sin registros mercantiles o jurídicos que desvíen el propósito pedagógico de la escuela (aunque se pueden conocer y elaborar a modo de aprendizaje). Los Epdcue productivos tendrán como visión actividades que no tengan que ver con el lucro, su eje es pedagógico, y una forma de ir introduciendo al grupo de estudiante con el trabajo colectivo, socialmente útil a partir de la organización de cualquier forma de asociación, circulo, brigadas, cooperativa en la acometida de actividades donde se beneficie la comunidad o la comunidad escolar. Este trabajo amerita de maestros bien centrados en el propósito de lo que se plantea generar en los estudiantes. En el pensamiento rodrigueano que dice: “Maestro es el que enseña aprender y ayuda a comprender  El título de maestro no debe darse sino al que SABE enseñar. Esto es, al que enseña a aprender, no…Al que manda a aprender, o indica lo que se ha de aprender, ni…al que aconseja que se aprenda. La empresa de la enseñanza debe ser general y constante, su importancia exige que haya en ella Maestros Sabios, Hábiles, Irreprensibles, y con vocación para enseñar. No se tome Vocación por inspiración ni el hambre por llamamiento al Magisterio”.

Avanzamos en dar algunas ideas relacionadas con la economía social  relacionadas con lo organizativo-pedagógico:

  • Cooperativas editoriales escolares, Cooperativas de consumo, Cooperativas de ahorro, Cooperativas de servicios, ambientación y habitad para el bienestar social.
  • Proyectos socio-productivos, empresas de propiedad social escolares que se organicen para: conservar el ambiente escolar y comunal, alimentos, vestido, reparaciones de vivienda, construcción, herrería, albañilería, pequeñas industrias escolares para la producción de velas, calzados, recreativas, agrícolas entre muchas mas.
  • Unidades productivas familiares
  • Grupos de intercambio solidarios.
  • Ferias de consumo familiar.

Experiencias de desarrollo productivo dentro de las escuelas las tenemos en países como Argentina, México que han hecho de las cooperativas escolares espacios para introducir al estudiante en el esfuerzo cotidiano de producir, conocer y esforzarse para entender que el trabajo, sus manos son importantes para construir y sostener una visión distinta a la explotación. Nosotros nos tocará desde la Educación liberadora darle la huella de la sociedad que aspiramos construir en lo sucesivo. Por ello no le corresponde solamente a las escuelas técnicas el trabajo social liberador (los estudiantes de las técnicas les corresponde para tener y ejercer un oficio productivo, en el campo de trabajo comunal -así lo suponemos- y no para las empresas privadas como ha sido la tradición) sino a todo el subsistema de la educación primaria desarrollarlo en toda su extensión.

Simón Rodríguez y el trabajo social liberador.

Todas nuestras leyes apuntan hacia el trabajo social liberador. Por tanto cobra fuerza la idea de la ESCUELA SOCIAL planteada por el maestro Simón Rodríguez.

Veamos entonces las implicancia de esta  Escuela Social : “aprender oficios útiles para la vida, para no estar mendigando y muchos menos prostituyéndose por necesidad”.

Hablaba el maestro de los talleres que debían tener las escuelas sociales, pues “con tierra madera y hierro se cubren las necesidades que requieren para vivir el hombre y la mujer” (nuestras escuelas de  broma que tienen cancha…). Los conocimientos teóricos están implícitos en las actividades manuales, es decir las artes del calculo, de la mecánica, la física entre otras, inmersas en el plano de la producción de los bienes materiales sociales, y en medio de todo el cultivo ético de formar republicanos y el bien común. “Los medios de adquirir a partir del valor al trabajo, para que sepan apreciar el valor de las cosas.”

La escuela la pensó Rodríguez dentro de la toparquía o gobierno del lugar, desde la confederación de gobiernos en los territorios de modo que, asumiéndose en el territorio respondiera a los requerimientos de sus semejantes “para entreayudarse” o para generar sus recursos propios y ser apoyo para los mas necesitados. La endogeneidad tan explícita en el proyecto de Chuquisaca nos reta a tomar los legados rodrigueanos y profundizar en cada aspecto de su proyecto inconcluso. Desde la educación liberadora es pertinente su pensamiento pedagógico y político para impulsar la educación social sin miedo.

Todo esto bajo la visión y el enfoque pedagógico del aprender haciendo para el bien común que no es otra cosa que bienestar a partir de las cosas que somos capaces de hacer para ayudarnos, y resolver problemas sin ninguna forma de lucro, enmarcados en los fundamentos de la pedagogía crítica, plan patria entro otros.

Ahí quedó esa idea…esperemos que la “calidad educativa “ no nos lleve por otros senderos, que sean mas de lo mismo, sino que pensemos en realidad que se nos plantea en esta nueva etapa cuando el Plan Patria requiere de una estructura como el sistema educativo para florecer y ser infinito. Sin educación para la liberación, no habrá socialismo.

Socialismo es vida.

Aprender los medios de producción desde las escuelas.

Superar la lógica del capital desde el currículo.

Escuela Social

Nada tiene de imposible esta tarea: se trata simplemente, de crear nuevos hábitos mentales y en eso consiste la educación…nos corresponde también señalar como alcanzarlos… Augusto Mijares

Fuente:http://www.aporrea.org/educacion/a185859.html

Fuente imagen:https://image.jimcdn.com/app/cms/image/transf/dimension=1070×10000:format=jpg/path/s62fdff084f13aaf5/image/i60f01e137951a6bf/version/1435516844/image.jpg

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Educación Popular Ecológica

Europa/ España/Agosto 2016/Ecologistas en acción/www.ecologistasenaccion.org

Romper el cerco del latifundio es un acto pedagógico por excelencia” Marçia Mora Ramos, del MST

La escuela puede anclarse al territorio, a la responsabilidad comunitaria y a la revuelta. Puede ser foco de resistencia a la devastación ecológica y plantar cara a ese rodillo neoliberal que intenta convertir la diversidad cultural en un monocultivo. De forma casi general tanto el maltratado sistema público como la elitista educación privada ofrecen una educación ajena a la realidad y a la idiosincrasia de los pueblos. Una educación desterritorializada, productivista, desligada del propio pasado y que desprecia la identidad cultural.

La educación popular muestra otro modo de hacer comunidad educativa. Es una práctica colectiva de autoeducación inspirada en las ideas de Paulo Freire que reflexiona críticamente a partir de las propias experiencias y formas de vida, con el fin de desvelar las injusticias sociales (y ambientales) y transformar la propia realidad. Hay ejemplos radicales de este modelo educativo: cientos de escuelas populares en toda Latinoamérica, las escuelas zapatistas en Méjico, el Movimiento de los Sin Tierra en Brasil, los bachilleratos populares en asociaciones barriales y empresas recuperadas (Argentina), las escuelas milanianas…

Podríamos decir que estas escuelas se enfrentan al monocultivo de la educación neoliberal y rompen el cerco del latifundio. Decir esto es una forma de expresar su enfrentamiento a un poder expansivo y homogeneizador, que niega lo local, el territorio y los conocimientos populares, para imponer modos de vida, de producción, de pensamiento, incluso deseos y expectativas, que sirvan para agrandar el beneficio de las clases poderosas. La educación popular participa de muchos principios que constituyen la educación para la sostenibilidad.

Estas podrían ser algunas de sus intersecciones: La primera de ellas es la consideración de la escuela en su funcionamiento como un movimiento social. La escuela “okupa”, denuncia, trabaja, se organiza, produce. No simula que toma decisiones, toma auténticas decisiones en su gestión, en su currículo y en la vida comunitaria. En segundo lugar rompen radicalmente con la separación escuela-mundo adulto, o dicho de otro modo, con la separación entre espacio de aprendizaje y espacio de activismo. Son escuelas sin valla física ni intelectual. Son uno de los muchos lugares donde se aprende, pero también se aprende en la casa, la comunidad, el campo o el taller. Colocan el territorio en el centro de su aprendizaje y de su lucha, se aferran a la tierra, auque sea una tierra desnaturalizada. Proponen a la comunidad apropiarse de la realidad física, ya sea urbana o rural, de las haciendas, de las tierras ancestrales, de las fábricas.

La educación popular crece en el centro de esa recuperación, participa de la reconstrucción de ese vínculo con la tierra. Recuperan conocimientos expulsados de la escuela. Saberes vernáculos o saberes construidos por la comunidad. Saberes despreciados por ser populares, por ser de mujeres, por no encajar en la ciencia mecanicista. Como concreciones de educación popular proponen reapropiarse y dignificar los saberes robados por los poderosos. Porque otro mundo necesita de otras cosmovisiones y nuevos sistemas de valores. Y para ello crean sus propios materiales (libros, periódicos, textos colectivos) que cuenten otras historias. Mística, imaginario social y colectivo, creación de simbología y de identidad, son una constante de estos movimientos y de sus prácticas educativas. La construcción de un sentimiento de legitimidad, de valor, de orgullo y de dignidad recuperada, se afianza mediante la los símbolos, las ceremonias o los relatos. Son identificaciones asociadas a procesos de liberación que nada tienen que ver con la “imagen de marca” que inocula el mercado.

El trabajo es medio de vida y de aprendizaje. El mundo adulto del trabajo no puede apartar a los y las menores pues constituirá su medio de vida futuro. Por tanto huertas, emprendimientos laborales, granjas, son espacios irrenunciables de conocimiento, eso sí, en el marco de unas relaciones laborales horizontales, que también se aprenden a ejercer en ese espacio productivo. La comunidad es más que el nicho donde se educa: es materia educativa. La comunidad se hace responsable (elige a sus promotores, dedica su tiempo a tareas educativas), acoge y reconoce a sus aprendices como participantes de pleno derecho, enseña su tejido comunitario y enseña a la escuela a ser comunidad solidaria. Por eso la autogestión, la dirección colegiada, la transparencia en la toma de decisiones.

La comunidad desarrolla una intencionalidad pedagógica colectiva, se convierte en auténtica comunidad educadora y al tiempo en proceso de auto formación. Se enmarcan en un proyecto histórico y se hacen responsables de su mundo, más allá de la propia realidad local. Son propuestas transgresoras pero pacíficas, que levantan el arma de su reivindicación justa, se defienden fortaleciendo su cohesión grupal. Todas se ligan a un proceso de conflicto transformador, y por tanto son escuelas de denuncia y de construcción de realidades soñadas comunitariamente.

Frente a la imposición del latifundio económico y cultural, las experiencias más radicales de educación popular hablan de tierra viva, de interdependencia, de comunidad solidaria. Podrían constituir el principio de un programa de educación para la sostenibilidad.

A pequeña escala encontramos experiencias próximas que participan de algunos de estos rasgos. Lo hacen de forma más parcial y humilde, pero son también necesarias. Pequeños semilleros educativos para intentar repoblar la tierra quemada que deja la cultura neoliberal. En ocasiones surgen directamente desde el barrio, desde la comunidad, en otras ocasiones desde la escuela o desde diversas asociaciones. En otros casos, son todos estos actores los que de una manera sinérgica interactúan, llevando a cabo proyectos que son pequeñas semillas que construyen comunidad. A continuación mostramos algunas de estas experiencias que constituyen los brotes tiernos y a la vez fuertes de la comunidad que entre todas las personas podemos construir.

Ecologistas en acción entiende la educación como una herramienta de transformación social y por ello promueve, participa y sueña con experiencias compartidas que nos vinculen a la Tierra y hagan de este planeta un lugar más habitable. Estas son algunas de las experiencias:

– El Huerto de la Villa, Vallecas.

En 2013 un grupo de familias del colegio Juan Gris de Madrid tenían, por un lado, la idea de ampliar el huerto del colegio (demasiado pequeño y al que sólo podía acceder Infantil) y, por otro, la ilusión de recuperar una zona degradada colindante con el colegio. Por ello, a mediados de 2013, trasladaron sus inquietudes al colegio y a la asociación de vecinos del barrio. Tras unos meses de gestiones administrativas y asambleas con vecinas y vecinos del barrio interesados en el proyecto, finalmente empezaron a gestionar el espacio elegido aquel mismo otoño. Sus objetivos se resumen en promover las relaciones sociales, una alimentación sana y un consumo responsable, el contacto con la naturaleza, la gestión colectiva; mejorar la calidad de vida en el barrio y fomentar un uso responsable del agua. Y siempre teniendo presente que el espacio es de tod@s y para tod@s: niñas y niños, jóvenes y personas adultas, con intereses diversos. Casi dos años después de comenzar su andadura se sienten muy orgullos@s de haber dado vida a “El Huerto de la Villa”, un huerto escolar, comunitario, urbano y ecológico en el que puede participar quien quiera que lo desee. El huerto está ubicado en el barrio de Villa de Vallecas, Madrid.

– Grupo Ecofrescas. Córdoba

Ecofrescas es un proyecto, un proceso y un grupo de Ecologistas en Acción de Córdoba formado por personas jóvenes, de 19 a 22 años, que tiene ya 3 años de vida. Estas personas, que anteriormente habían participado en las Plataformas de Solidaridad de sus respectivos Institutos de Secundaria, habían alimentado su inquietud por seguir aprendiendo cómo hacer de éste otro mundo posible a través de la acción en el ámbito de la ecología social. Acompañadas por una persona de Ecologistas en Acción, durante este tiempo han tenido reuniones y sesiones autoformativas; han participado en acciones y han llevado a cabo sesiones formativas en la Universidad, donde ellas y ellos eran quienes se habían informado para poder compartir con otros compañeros y compañeras información y reflexiones críticas en torno al tema que habían elegido. Concretamente, se llevó a cabo una sesión formativa sobre el transporte motorizado y cómo éste no sólo daña a la Naturaleza, sino también a la relaciones sociales dentro de la ciudad. Son personas inquietas y críticas que, con un poco de apoyo, deciden tomar las riendas y ser protagonistas activas del cambio necesario hacia una sociedad menos consumista, más solidaria, más consciente y más crítica.

– Animación Sociocultural crítica. La Espiral Educativa en Córdoba.

La Espiral Educativa, con la Escuela de tiempo libre y animación sociocultural Momo, es una experiencia que se ubica en Córdoba. Está formada por un grupo de personas del ámbito de la educación conscientes de que una propuesta educativa alternativa favorece una cultura y una sociedad más humana. La opción por la animación del tiempo libre se debe a que nos compromete con procesos educativos que nos liberen de ser objetos de consumo y nos devuelvan la esencia de ser con otros, pensar en colectivo y actuar en pro de una sociedad más justa y más solidaria. Se dirigen a educadoras y educadores, a personas con ganas de formarse para la transformación social y cultural y, muy especialmente, a jóvenes para que vivan a través de esta formación una experiencia personal transformadora que además les motive para hacer de su propio tiempo libre un espacio de participación para el cambio social. Todas las personas que acuden a esta escuela se convierten además en multiplicadoras de todo esto en los grupos y colectivos en los que trabajan.

– Talleres de Ecofeminismo en los IES.

Ecologistas en Acción, en nuestra apuesta por trabajar la educación desde la ecología social, estamos desarrollando talleres de Ecofeminismo en los centros de educación secundaria. En estos talleres hablamos de la importancia de los cuidados para la sostenibilidad de la vida, tanto la humana como todas las demás. Empezando por definir diversos conceptos, como “educación”, “sanidad”, “vivienda”, “violencia de género”, “machismo y sexismo”, “agua y tierra” y “deuda ecológica”, entre otros muchos, pasamos a comprender que vivimos no una crisis financiera aislada, sino una serie de crisis entrelazadas entre sí, como la crisis ecológica, la crisis de cuidados y la crisis económica y democrática. Son los y las propias alumnas quienes acaban deduciendo que es por tener el dinero en el centro de nuestro pensamiento y nuestras vidas por lo que saqueamos la Naturaleza, oprimimos a otras personas y se privatizan servicios a los que todos y todas tenemos derecho. Son también ellos y ellas quienes, con ejemplos, definen cómo es una vida que merece la pena vivirse, a través de los cuidados, que ellos y ellas ejemplifican con “cuidar es”: escuchar, apoyar, alimentar, cuidar en una enfermedad, acompañar, cuidar la Naturaleza, permitir el acceso libre y gratuito a la educación y la sanidad, y un largo etcétera.

– “La Solidaridad Tareas de Todas y Todos”

Es un programa municipal gestionado por 12 colectivos de la ciudad de Córdoba, entre los que de encuentra Ecologistas en Acción, Amnistía Internacional o ASPA (Asociación Andaluza por la Solidaridad y la Paz). Favorece la articulación socioeducativa entre las entidades sociales y los centros de enseñanza secundaria, poniendo al servicio las 12 unidades didácticas que desarrollan lxs monitores de cada colectivo en las aulas escolares a lo largo de 8 sesiones. Por otro lado es una herramienta de formación del profesorado en metodologías y técnicas que apoyan su tarea educativa. La finalidad del programa es promover una Cultura de Paz fomentando actitudes y comportamientos responsable, críticos y solidarios, ayudando a comprender que la realidad es modificable y que todas y todos somos agentes de esa transformación.

– Campamentos de verano “Menos para vivir mejor” y Colònies d’estiu “Gaudint la terra”

Ecologistas en acción realiza campamentos (desde 2010) y colonias de verano (desde 2012), porque entendemos que la educación y el desarrollo personal requieren de experiencias vitales al aire libre, en el medio natural, descubriendo entornos y personas nuevas, vinculándonos y compartiendo experiencias con quienes han elegido vivir una vida diferente, abriendo horizontes, creando comunidades alternativas. Así nos lo han permitido las experiencias en Sieso de Jaca (Huesca), pueblo abandonado que está siendo recuperado, en Monleras (Salamanca), un pueblo-escuela con intensa vida comunitaria, con quesería, huertos, panadería… y en el Mas de Noguera (Castelló), una granja pionera en educación ambiental, que desde hace más de 30 años es lugar donde compartir experiencias educativas, experiencias de desarrollo rural…

– Encuentro de ecologismo y educación. MRPs y Ecologistas en Acción.

Desde 2011 se celebra anualmente el Encuentro Ecología y Educación, con la finalidad de desarrollar una forma de entender la escuela que ponga en el centro de su trabajo la sostenibilidad y la justicia. En los encuentros se intenta reunir en diálogo al ecologismo social y al mundo educativo, entendido éste en sentido amplio, para desarrollar una nueva manera de entender y actuar ante las enormes dimensiones del empobrecimiento ecológico que se avecina. Se suman intervenciones desde el ecologismo social, desde la educación transformadora y trabajos de construcción colectiva. La creación de un currículum basado en preguntas “removedoras” es el último de estos. Para buena parte del profesorado alternativo que participa en estos encuentros la comprensión profunda de la crisis socioambiental es una herramienta movilizadora que complejiza y enriquece su práctica y que permite a la escuela involucrarse de una manera activa en nuestra sociedad y en los problemas que ésta presenta.

Fuente: http://www.ecologistasenaccion.org/rubrique21.html

http://laeducacionquenosune.org/educacion-popular-ecologica/

Fuente imagen: https://lh3.googleusercontent.com/4R4lu3lhK33loF_T-Y7sSndGxHWPUPAAVtdSZSqxMWnWNXSzx9L2oxwYlQzys99LSgFP=s113

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De mujeres y sacrificios

Europa/ Francia /Agosto del 2016 Mercedes Oria Segura/dialnet.unirioja

Resumen Presentamos un estudio sobre las formas de representación de las sacerdotisas romanas, a fin de comprobar si se limitan a confirmar con un retrato puramente matronal su papel social como damas de élite nombradas para ciertos cargos, o si aparecen en el ejercicio de su función sacerdotal y en cuáles de sus facetas. Para ello hemos recopilado en una base de datos 91 imágenes de todo el Imperio Romano, lo que nos ha permitido alcanzar resultados interesantes. Abundan los retratos estáticos y sin atributos especiales, pero son muchas más las que prefieren mostrarse realizando una libación, una ofrenda de incienso o incluso un sacrificio animal, práctica que supuestamente les está vetada. Son mujeres orgullosas de su condición, que les proporciona una relevancia pública inalcanzable por otros medios. El arco cronológico abarca a grandes rasgos desde el s. II a.C. hasta el III d.C., diluyéndose su importancia con la cristianización del Imperio.

Las actividades públicas de las mujeres romanas han sido durante mucho tiempo consideradas irrelevantes, cuando no inexistentes. Su destino casi inevitable desde edades muy tempranas es el de esposas y madres confinadas al cuidado de la casa y la familia, ya que las normas legales les imponen un estricto control bajo la autoridad de padres o maridos, su capacidad para disponer de un patrimonio propio es teóricamente muy reducida, su actividad profesional es limitada y no tienen opciones a participar en la vida pública.

Tales rasgos descritos en las fuentes documentales antiguas2 son por lo general acentuados por los investigadores. La actividad religiosa no es una excepción, ya Livio (XXXIV, 7.8) ponía en boca de Valerio que “Las mujeres no pueden reclamar magistraturas o sacerdocios o triunfos…”.

De modo que cuando se han realizado estudios de diverso alcance respecto al tema se ha subrayado, o bien el carácter exclusivo de ciertos cultos destinados a las matronas que exaltan especialmente la fertilidad como ámbito femenino por excelencia3 , o bien lo excepcional de algunos sacerdocios que hacen asumir a la mujer papeles masculinos, o se restringen al ámbito extraurbano, o son de origen extranjero4 .

Incluso se detecta cierta “resistencia” (por llamarla de alguna forma) a reconocer las iconografías sacerdotales femeninas5 . Antiguas prohibiciones ancestrales que impedían a las primeras matronas romanas cocinar para sus maridos se han relacionado directamente con la preparación de carnes y supuestamente confirmarían la incapacidad legal de la mujer para celebrar sacrificios6 , aunque investigadores actuales rechazan que esta antigua tradición doméstica pueda aplicarse a las prácticas religiosas de épocas históricas7 .

Ciertamente que las vestales, el más conocido y socialmente relevante de los sacerdocios femeninos de Roma8 , no son precisamente un modelo de feminidad entendida al modo romano, por su celibato y por los privilegios sociales de los que disponen. Hay también noticias de la existencia en Roma de un colegio de Vírgenes Salias, complementario del de los Salios y por tanto relacionadas con el culto de Marte, aunque apenas sabemos nada de su carácter y función: Festo, el único autor que las menciona (439 L, remitiendo a fuentes anteriores hoy perdidas), afirma que eran jóvenes que colaboraban con los Salios como auxiliares en los sacrificios que éstos llevaban a cabo en la Regia y que portaban el mismo manto (paludamentum) y gorro puntiagudo (apex) de aire militar que ellos. Eran por tanto mujeres masculinizadas, en lo que se ha considerado un rito de iniciación que implica dar la vuelta a la realidad9 .

Tendríamos así dos ejemplos de sacerdocios cuyo ejercicio viene a minimizar la feminidad de sus ejercientes. Cierto también que los cultos matronales de Roma (Matronalia, Matralia, Bona Dea, celebraciones en honor de Fortuna Virilis y Venus Verticordia) no conllevan la realización de sacrificios propiamente dichos por sus participantes, que por tanto los autores en la línea citada no consideran sacerdotisas.

Sin embargo, también en las fuentes textuales romanas hay noticias respecto a su intervención como tales, sacrificio incluido, en los cultos de Fortuna Muliebris, Pudicitia, Rumina y Carmenta e incluso en la fiesta privada de la Bona Dea.

La flaminica Dialis y la regina sacrorum, esposas de los sacerdotes que llevan los mismos títulos, actú- an junto con ellos en algunas ceremonias y realizan de forma independiente otras, constando su derecho a llevar un cuchillo sacrificial igual que las vestales.

No todas las ceremonias en las que actúan las mujeres atañen a los ámbitos matronales por excelencia, el matrimonio y la procreación, y por el contrario, cultos como los de Fortuna Muliebris o Juno Sospita, así como el de la propia Vesta, se relacionan con el mantenimiento del orden social que el culto público a los dioses romanos procura garantizar10 .

Fuera de Roma apenas hay constancia de estos sacerdocios, pero en cambio proliferan desde época de Augusto en adelante las sacerdotisas encargadas de honrar a las emperatrices vivas y difuntas. Llamadas flaminicae, a imitación de la esposa del flamen Dial romano, también pueden titularse sacerdotes, títulos al parecer intercambiables en funciones cultuales y nivel social 11 . Sus privilegios, como disponer de asiento en los espectáculos, se asemejan a los de las vestales. Son elegidas para un año (el nombramiento perpetuo parece más bien honorífico) por el Senado local o por la asamblea provincial, según su ámbito de actuación, entre damas de origen decurional o ecuestre, pero también las hay de origen servil aunque teóricamente no está permitido12 .

Las sacerdotes también pueden presidir los cultos de otras divinidades, la epigrafía honorífica y funeraria está cuajada de ejemplos hispanos y de otras provincias. No conocemos con precisión las funciones ceremoniales exactas de esas sacerdotisas ciudadanas, aunque se hable de modo genérico de “presidir el culto” y “ofrecer sacrificios”.

La situación es distinta en el caso de los cultos orientales, en particular los de las diosas Isis y Cibeles. En origen sus sacerdocios están abiertos con plena capacidad a personas de cualquier procedencia y nivel, contribuyendo a la integración de los menos favorecidos por su condición o estatuto jurídico como mujeres, libertos, etc. La iniciación y el desempeño de un papel activo en esos cultos supone un medio de promoción socioeconómica y participación en la vida pública. Las flamínicas y sacerdotisas locales acaban incorporándolos también a su ejercicio, cuando en plena época imperial estos cultos han perdido ya los rasgos más “exóticos” con los que se introdujeron en Roma13.

La investigación parte por tanto de una situación contradictoria: el alcance del ejercicio sacerdotal por parte de mujeres tiende a minimizarse, cuando numerosos testimonios apuntan en la dirección contraria.

La mayor parte de los estudios sobre el tema realizados hasta ahora se han apoyado de forma preferente en las fuentes escritas: los textos, que sin embargo se refieren casi en exclusiva a Roma capital y que transmiten más bien el esquema social preestablecido y la crítica o el menosprecio de las mujeres que se salen de esos estrechos límites; y las inscripciones, muy frecuentes para todo el Imperio pero que aportan poco más que los nombres de ciertos cargos sacerdotales asociados a las personas que los ejercieron. Sin embargo, se ha hecho poco uso de la iconografía y eso ocurre incluso en trabajos muy recientes y clarificadores14, pese a que las mujeres romanas han dejado numerosas imágenes de sí mismas, muchas encargadas por cuenta propia.

En ellas se muestran en todas sus facetas: simplemente identificadas por su retrato, ejerciendo como esposas y madres de familia, en actividades laborales más variadas de lo esperable a priori, yendo de compras y participando en actos públicos. En este repertorio se enmarcan las imágenes de sacerdotisas objeto del estudio, aisladas y en escenas cultuales, procedentes de todo el Imperio y con especial abundancia en Italia: estatuas honoríficas y funerarias, figurillas de bronce, relieves votivos, conmemorativos, pinturas e incluso monedas.

Hemos recopilado estas imágenes en una base de datos, que cuenta por ahora con 91 registros de todo el Imperio Romano y sigue abierta a nuevas incorporaciones15. Su objetivo es comprobar cómo se muestran las sacerdotisas ante la sociedad: si se limitan a confirmar el papel social de unas damas de élite nombradas para ciertos cargos mediante un tópico retrato matronal, o si aparecen activas y en ejercicio, haciendo visible una u otra faceta de su actuación sacerdotal.

Podemos añadir a este catálogo la información indirecta que proporcionan las inscripciones donde se dedican estatuas hoy desaparecidas a diversas sacerdotisas. Estas no se han recopilado aún de forma sistemática y los ejemplos que se comenten aquí serán sobre todo hispanos, mejor conocidos por más cercanos.

Un buen número de las sacerdotisas conocidas reciben como homenaje de sus conciudadanos una estatua colocada en público, otras encargan una imagen esculpida o en relieve para sus tumbas.

En buena parte de estos casos, la identificación sacerdotal es posible solamente gracias a la inscripción que acompaña a la imagen, ya que el retrato no presenta ninguna característica diferente al de una ciudadana privada o con funciones diferentes, ni en su vestido ni en su tocado.

Un ejemplo especialmente conocido sería el de la pompeyana Eumachia (nº 21), patrona del gremio de tintoreros y sacerdotisa pública sin especificar de qué culto, pero también hay otros como el de la anciana ateniense Melitene, sacerdotisa de la Magna Mater (nº 62); la flamínica africana Minia Procula (nº 66), cuyo cargo es puesto en duda por algunos autores16, y también el de bastantes de las vestales, tanto las halladas en el Atrium Vestae (nº 46, 47, 71-73, 77, 79) como las de otras procedencias, caso de la del Museo Nacional de Atenas (nº 19) compañera de otras dos en la Acrópolis de la misma ciudad17, que adoptan iconografías de inspiración helenística ajenas a la típicamente sacerdotal romana.

Posiblemente sea este también el caso de una gran parte de las flamínicas y sacerdotes documentadas por la epigrafía y cuya estatua ha desaparecido, como las 72 hispanas de escalas provincial, conventual y local18. De hecho, es probable que muchas de las estatuas femeninas anónimas que pueblan nuestros museos y se reseñan en los catálogos al uso pertenezcan a sacerdotisas, ya que precisamente ése es uno de los honores cívicos que justifican la erección de una estatua pública a una mujer.

Es evidente que en estos casos lo que interesa resaltar visualmente no es la función sacerdotal de la dama en cuestión, aunque ésta sea el motivo del homenaje y como tal quede recogido en el epígrafe, sino su persona en sí, suficientemente identificada por su retrato y por la descripción escrita de su cargo y sus vínculos familiares. Desde este punto de vista, añadir una imagen más explícita al epígrafe podría considerarse redundante. De las recogidas hasta ahora en la base de datos, suponen el 17,5 % (16 ejemplos).

Sin embargo, hay un 30,8 % (28 ejemplos más) que aun careciendo de inscripción o no realizando ningún gesto cultual reconocible, sí incluyen rasgos específicos de su función, en particular peinados y tocados que permiten además distinguir ciertos sacerdocios. Así ocurre con las gruesas bandas superpuestas en paralelo a la frente, de las que asoman los mechones frontales ondulados y a las que se superpone el velo, que caracterizan a las vestales y se reconocen en el retrato de una Vestal Máxima en el Museo Nazionale Romano (nº 43), las cabezas en relieve del Antiquarium del Palatino (nº 53-54) (Lám. I.1), la de una joven en el British Museum (nº 49), así como parte de las conservadas en la propia Casa de las Vestales (nº 44, 75, 78, 85) y otros museos (nº 9, 60, 70, 74).

Ese tocado se ha identificado con el que describen los autores más antiguos, las seni crines, aunque éste consistía al parecer en tres tirabuzones que colgaban de cada sien con la parte trasera rasurada, cubierta por el manto19. El cabello muy corto sólo lo encontramos en dos imágenes de vestales que además están ejerciendo su cargo: una muy joven en el lado izquierdo de los llamados Relieves de la Cancillería (nº 36), que muestra la cabeza descubierta ceñida por una banda de la que cuelgan sobre el hombro las infulae (Lám. I.3); y otra que se la cubre con el velo mientras quema incienso, escultura conservada en los Uffizi20 (nº 37).

Ciudadanas, el ornamento más característico es una corona o diadema cubierta con el manto, o bien simplemente las infulae, muy características de los retratos de emperatrices, a quienes sus sacerdotisas se asimilan21. Así las lleva por ejemplo la difunta Licinia Flavilla de Nemausus (nº 30), muerta hacia 50 d.C., cuyo peinado es descrito como una derivación del tutulus de la matrona, sujeto con las vittae o bandas de lana22. La cabeza cubierta y los dudosos restos de una corona han llevado a calificar también como sacerdotisa, incluso flamínica, a una figura de bronce de Mérida (nº 24) (Lám. I.4), compañera en un larario privado de un togado que en consecuencia debería considerarse un flamen23.

Las de la Magna Mater presentan con más frecuencia el aspecto común de una sacerdotisa ciudadana, es decir, el de una matrona diademada y velada. Algunas de las ya descritas ostentan precisamente ese cargo, como Plancia Magna. Por ello es muy interesante la imagen de Cibeles de procedencia romana en la Villa Getty, fechada hacia el 50 d.C. (nº 32), cuyo rostro es inequívocamente el retrato de una mujer de edad madura a la que se ha considerado sacerdotisa, aunque quizás se trate simplemente de una consecratio in formam deorum por parte de una devota. La cabeza en relieve del Foro Trajano (nº 48) debe ser un caso similar31. El retrato debe ser póstumo en cualquier caso.

Es una pieza ya tardía, hacia fines del s. IV d.C., que sin embargo muestra con un estilo muy clásico a dos jóvenes de cabeza descubierta, una vestida con chitón muy fino y manto a las caderas y la otra severamente envuelta en un manto que cubre la larga túnica, realizando ofrendas en altares al aire libre.

La primera se acerca a él con una antorcha encendida e invertida y se relaciona con el culto a Cibeles, la segunda vierte con la mano el habitual incienso en una escena vinculada a los cultos de Júpiter o Baco39.

Un gesto cultual como el descrito aclara poco acerca de la capacidad o incapacidad de las romanas para ofrecer sacrificios cruentos. Sin embargo el ritual establecido para las emperatrices y otras diosas sí que incluye sacrificios animales, que por tanto deben ser puestos en práctica por sus sacerdotisas. La mejor representación de su participación directa en esta clase de ceremonias es un grupo muy significativo de ocho relieves, entre los que destaca uno procedente del santuario de Diana en Nemi, hoy en la Ny Carlsberg Glyptothek, fechado hacia el 200 d.C.40 (Lám. III.1) (nº 80).

Puede aducirse que en estas escenas la mujer no está dando efectivamente muerte al animal, lo que daría la razón a quienes les niegan esta posibilidad. Sin embargo, es necesario puntualizar que en ningún sacrificio animal romano es el propio oficiante quien ejecuta a la víctima. El sacerdote, y por tanto probablemente también la sacerdotisa, se limita a pasar simbó- licamente el cuchillo sobre el lomo del animal, que después queda en manos de los victimarii 43.

Es en el sacrificio animal no venga de la propia tradición cultural romana, sino de otros pueblos de Italia. Varias de las sacerdotisas antes citadas viven en ciudades del territorio de los Paeligni.

En Etruria contamos con un precedente iconográfico que confirmaría que algunas mujeres ejecutaban incluso a víctimas humanas. Se trata de un relieve sobre una urna cineraria de Volterra en el Museo Guarnacci, conocida a través de un dibujo del s. XIX (por tanto debe aceptarse con ciertas precauciones), y muestra la siguiente escena desarrollada al aire libre: una mujer y un hombre sujetan una espada; un hombre desnudo está caído al pie del altar; al otro lado del mismo, tres personas se lamentan y una divinidad alada, Vanth o Artumes, asiste sentada en la rama de un árbol47.

No olvidemos tampoco los ilustres precedentes en el Clasicismo griego de la figura femenina que sacrifica un toro, con el ejemplo sobradamente conocido de los relieves en el templo de la Niké Áptera de Atenas. La iconografía romana muestra en raras ocasiones a la diosa Victoria sujetando un toro y dispuesta a asestarle el golpe mortal48 . Las mujeres que en algunos relieves orientales dedicados a Cibeles se acercan al altar de la diosa con un cordero, conducido por un familiar o auxiliar, parecen en cambio disponerse a participar en un criobolio, donde con toda probabilidad no son ellaslas oficiantes, aunque en algún caso (nº 35) se identifique como sacerdotisa49.

Lo cierto es que, aunque la tradición ritual pudiera ser no exactamente romana, sino de otras regiones de Italia, acaba por incorporarse sin ninguna restricción al ceremonial oficial de la capital y alcanza incluso a las emperatrices cuando ofician como sacerdotisas máximas. Las representaciones pueden ser menos frecuentes, pero inequívocas en cualquier caso. Incluso, existe una inscripción funeraria de Roma (CIL VI 9824) en la que una mujer se califica como popa, justamente el término que designa al ejecutor físico de las víctimas de sacrificios, aunque la interpretación del texto es complicada y su protagonista no podría considerarse una sacerdotisa50.

 Establecer la función a la que se destinan las imá- genes no es siempre fácil por falta de contexto. De hecho, un grupo de 10 piezas de la base las hemos catalogado simplemente como “indeterminadas” y en otras la función propuesta se acompaña de interrogaciones. En principio, el destino de los retratos individuales es público – honorífico (23 ejemplos más 8 dudosos) o bien funerario (14 ejemplos, 2 dudosos), con lo cual aunque su origen sea privado también quedan expuestos a la contemplación general en las necrópolis ciudadanas.

En el primer caso, la comunidad reconoce el sacerdocio como un puesto de gran relevancia socia acompañado o no por otros beneficios que la homenajeada ha proporcionado a sus conciudadanos. En el segundo, es la propia interesada (o sus parientes) la que se encarga de hacer constar la que considera su imagen más digna de pasar a la posteridad.

Como en ambos casos la escultura o relieve suele acompañarse de un epígrafe, no es indispensable mostrar vestimenta o gestos cultuales para atestiguar el cargo sacerdotal de la retratada. Aun así no son pocas las que lo hacen, destacando así precisamente esa faceta de su actividad.

La  iconografia confirma lo que estudios basados en otras fuentes de documentación van ya estableciendo: que la participación femenina en las ceremonias cultuales, en calidad de oficiante, es variada y activa, extendiéndose a diversos cultos aunque con preferencia evidente por las diosas tanto olímpicas como imperiales; y que aunque en ocasiones se limite a corroborar con su presencia el rito celebrado por un sacerdote masculino, en muchas más desempeña las mismas actividades que éstos, al menos tal y como la iconografía oficial las recoge. Aunque muchas de las estatuas honoríficas dedicadas a sacerdotisas no muestren rasgos especiales (y sin duda gran parte de las conocidas sólo por sus epígrafes sean así, igual que pueden tener esa función numerosas estatuas “anónimas”), sin embargo, existe un importante número de sacerdotisas de diosas clásicas, orientales e imperiales que eligen hacer visible su condición de tales, por el procedimiento de retratarse con su atuendo característico o realizar un gesto cultual explícito.

Así aparecen en retratos individuales que unas veces han sido dedicados por su comunidad y cuentan por tanto con un respaldo oficial, mientras que otras son de carácter funerario y responden a la voluntad más personal de las mujeres en cuestión o sus familiares directos; también en las pequeñas representaciones simbólicas que dejan como recuerdo de sí mismas en templos y lararios, que suelen repetir un modelo casi único, pero no por simple poco expresivo. Se trata de mujeres orgullosas de su condición, que les proporciona una relevancia pública inalcanzable por otros medios. Siguen con ello la estela de las emperatrices, primeras damas también en el sentido de modelos sociales, quienes se presentan en monumentos oficiales ejerciendo como sacerdotisas.

La “imaginería oficial” muestra también a otras sacerdotisas con relevancia social, en particular las vestales interviniendo en diversos actos oficiales, aunque tiende a hacerlo de manera más genérica que personalizada.

La ordenación cronológica de las piezas catalogadas nos permite comprobar que las imágenes se inician en fecha relativamente avanzada, a partir del s. II a.C., cuando podríamos situar algunas de las figurillas itálicas de bronce con sacerdotisas en el acto de ofrecer la libación. Esta fecha es coherente con la progresiva introducción de imágenes en los ámbitos religiosos romanos, por ejemplo con el auge de las estatuas cultuales, aunque no tanto con el ejercicio sacerdotal femenino constatado desde épocas muy anteriores, desde los mismos inicios de la República Romana.

En el s. I a.C., sobre todo en su segunda mitad y en el cambio de Era, se amplía el abanico de representaciones y con él la complejidad de las escenas: relieves, escultura exenta, pintura mural, monedas, donde podemos apreciar procesiones, banquetes y libaciones, aunque no sacrificios animales.

Sin embargo, el grueso de las imágenes se concentra en época altoimperial, con 17 piezas del s. I y otras 25 del s. II d.C., más otras 4 de fecha más imprecisa dentro de ese margen. Obviamente el desarrollo del culto imperial es un factor de explicación de primera magnitud, junto con la expansión de las estatuas honoríficas dedicadas a mujeres a partir de Livia63.

Numerosas damas de las élites locales provinciales encuentran en el sacerdocio de las emperatrices la mejor vía para consolidar su posición social y de paso beneficiar la carrera política de sus parientes varones, y viceversa: el puesto sacerdotal y la estatua correspondiente se deben a la posición de sus maridos, padres o incluso hijos64. De ello se procura dejar constancia pública, sea en forma de epígrafe, de escultura honorífica o de relieve conmemorativo.

Las propias emperatrices, como cúspide de esa escala social femenina paralela a la masculina, se dejan retratar en los monumentos oficiales ejerciendo como sacerdotisas. Por otra parte, también desde el ascenso de Augusto al poder vemos una reforma de la religión estatal que tiende a la “recuperación” de antiguos sacerdocios y rituales y refuerza el papel de otros, en el caso que ahora nos interesa el de las vestales. Este colegio sacerdotal tendrá otro momento de auge a fines del siglo II – inicios del siglo III, con la dinastía severiana, que dedica al templo de Vesta y a las vestales varias emisiones monetales.

Buena parte de las vestales documentadas y de las que se conservan los pedestales vivieron precisamente en ese siglo, aunque no todas sus estatuas se conservan y otras tendrían un margen cronológico amplio entre los siglos II-III. Pero no son ellas las únicas sacerdotisas representadas en el s. III: la de Nemi que celebra el sacrificio de una res y la flamínica Minia Procula del Museo del Bardo corresponden también al inicio de este siglo, como la imagen de Iulia Domna en el arco de Leptis Magna y las de las monedas emitidas por la dinastía severiana.

En conjunto, 21 imágenes de las recopiladas pueden situarse con mayor o menor precisión en el s. III. Tras la época severiana prácticamente desaparecen las representaciones, excepto alguna vestal de la segunda mitad –fines del s. III. Las piezas más tardías registradas en la base son las tablas de marfil del díptico de los Symmachi– Nicomachi, hacia el 400 d.C., y aunque las escenas cultuales que recogen pueden encuadrarse en la más ortodoxa práctica ritual al modo clásico, su ambiente e iconografía las sitúan ya en el plano de lo puramente ideal.

Los sacerdocios femeninos romanos han sido oficialmente desterrados del ceremonial público cristianizado y la religión clásica ya no es más que una referencia cultural que sólo algunos intentan mantener viva.

Fuente :file:///C:/Users/Administrador/Downloads/Dialnet-DeMujeresYSacrificios-3896989.pdf

Fuente imagen: http://www.conversandoenpositivo.cl/portal/images/stories/chamanasacerdotisa.jpg

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