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El juego es algo serio

Por Fausto Segovia Baus

¿Qué es el juego? Una cuestión de niños o alude también al mundo de los adultos? La alianza existente entre el juego y el trabajo es el resultado de una perversión del juego, o de una adulteración del trabajo? Para intentar responder a estas interrogantes trataremos de esclarecer la naturaleza del juego. Un tratado sobre el juego es el ‘Homo ludens’, de Johan Huizinga (1872-1945), quien plantea que el juego es más ‘viejo’ que la cultura.

Este historiador holandés demostró –siguiendo las ideas orteguianas- que los seres humanos somos mucho más que ‘homo sapiens’ u ‘homo faber’: somos esencialmente juego, tan esencial como la reflexión y el trabajo. Huizinga descubrió que la génesis y el desarrollo de la cultura tienen carácter lúdico. La política, la religión, el arte, la ciencia, la tecnología y todos los lenguajes, según Huizinga, están impregnados de juego.

• El juego como expresión de la libertad

En esa línea de pensamiento no es posible ignorarlo. ‘Casi todo lo abstracto –dice Huizinga- se puede negar: el derecho, la belleza, la verdad, el espíritu, los dioses. Lo serio se puede negar; el juego, no. El juego por mandato no es juego. El verdadero juego es una expresión de la libertad. Y es desinteresado. Por eso el juego está reconocido como un tesoro espiritual, que puede ser transmitido por tradición y repetido en cualquier momento’.

• El jugador adulto

La característica fundamental del juego del adulto reside en el ‘permiso’. Se dice que hay pocos adultos, por libres que sean para disponer de su tiempo o de su persona, que no hayan sido sorprendidos alguna vez con un gesto furtivo para disimular que jugaban. Existen, sin duda, aquellos en quienes el juego provoca remordimiento. Pero en la mayoría el sentimiento de permiso acabó por prevalecer sobre la prohibición y acrecentó la alegría de jugar. El origen de los deportes, según algunos estudios, está en la ‘tregua’. Michel Bouet concede al deporte una función agonística; es decir, como sustituto de la guerra.

Hay varios ejemplos que ilustran esta hipótesis. Se dice que la ‘pelota bretona’, antepasado del fútbol, que consistía en elevar una pelota al terreno adversario, oponía a rivales de pueblos vecinos y desencadenaba grandes esfuerzos, y a veces cobraba víctimas en tiempos de paz. Observamos que nuestros niños imitan a los adultos al jugar a la guerra, y que varios deportes que hoy se practican son claramente violentos. Desde el punto de visto sociológico, ¿es el deporte una violencia permitida? ¿La función del deporte es evitar una guerra verdadera? El jugador adulto goza del juego al ser protagonista de su propio mundo. En realidad no se puede calificar como ‘felicidad’ el resultado del juego. Pero sí es cierto que en cada jugada el adulto descubre una nueva dimensión de sí mismo: la mano del destino o la satisfacción más profunda de su auto realización. No se trata, pues, de ganar o perder; merced a la magia del juego el hombre se humaniza.

El juego del adolescente

El adolescente ante todo busca su identidad personal porque trata de afianzar su vida interior. Los ‘juegos de niños’ no le interesan. Propiamente los juegos de su edad son pocos. Podríamos decir, sin exageración, que toda la etapa adolescente es un gran juego, en el que las principales conductas lúdicas se orientan hacia la mofa y el desafío. Al burlarse el adolescente de sí mismo con juegos ridículos, confieren al mundo la responsabilidad de su condición. Y en cuanto al desafío, rivaliza con el adulto. El adolescente desafía la cordura del adulto y a sí mismo, a quien todavía no ha encontrado. Las apuestas estúpidas, los riesgos innecesarios, el gusto por el peligro sirven de descarga emotiva, en la que la ley del juego es una especie de externalización de la tempestad interior.

• El juego del niño

‘La infancia sirve para jugar’ dijo Jean Chateau. Esta concepción adulta de la infancia se parece a cierto tipo de antropología que convierte en ‘primitivos’ a los testigos sobrevivientes de una etapa superada por esos ‘civilizados’ que son los etnólogos. El juego lo encontramos en todas las instancias evolutivas de la vida humana. Pero una educación ‘adulto–centrista’ ha convertido al juego en una característica infantil, cuando la verdad es otra. El ludismo del adulto se ha definido como auto permiso; el del adolescente, como la mofa y el desafío. El ludismo infantil está representado por el juego simbólico. Las conductas lúdicas del niño se relacionan con el adulto en tres dimensiones básicas: tutela y libertad, discusión y disponibilidad, estímulo y seguridad.

• ¿Qué es el juego?

El juego es algo serio. Sutilmente, el juego no resiste a las desfiguraciones que se dan entre la regla y lo arbitrario; entre lo secreto y lo compartido; entre lo prohibido y lo permitido; entre lo incierto y lo codificado; entre lo real y lo ficticio. Desde el juego de palabras en el adulto hasta la significación afectiva en el niño, la actividad lúdica es un vector hacia el porvenir, profetiza las relaciones sociales y conduce al lenguaje. El juego es una parodia de la conducta mágica.

El niño y el adulto mediante el juego simulan creerse poderosos para aceptar en última instancia su pequeñez. De esta forma, el juego exorciza el espectro de la engañosa magia, salvaguardando las fuerzas necesarias para el trabajo. El juego es para el ser humano la mejor higiene que existe. Mediante el juego el hombre deja de tomar la vida en serio, precisamente porque el juego es una ‘cosa seria’. El juego es parte esencial de la cultura. Con el juego aprende, aprende a aprender.

• Esencia de la vida

Del juego brota la fuerza necesaria para lograr la comunicación, la fraternidad y el reino de la libertad. El ser humano no es libre sino cuando juega, cuando encuentra la comprensión gratuita de sobrevivir, abandonando por un momento la realidad para sumergirse en su propio mundo. Bien decía Johann Friedrich Shiller: ‘el hombre no es perfectamente humano sino cuando juega’.

El juego, por fin, es sin duda alguna una infracción a las disciplinas y tareas que a todo ser humano le imponen las necesidades prácticas de la vida, el cuidado de su situación, de su personaje; pero lejos de ser su negación, las supone.

El juego no se opone al trabajo; al contrario, lo dignifica. El juego no se opone al descanso porque la persona que juega, en cierto modo, también descansa. El juego está presente en todos los estadios de la vida humana, porque responde en cada etapa a necesidades psicológicas, y resume en cada sonrisa la enorme capacidad de ternura que todavía nos queda.

Fuente Diario EL COMERCIO en la siguiente dirección:http://www.elcomercio.com/blogs/la-silla-vacia/juego-serio-tipos-vida-faustosegovia.html. 

Imagen Tomada de: https://pixabay.com/static/uploads/photo/2013/07/12/12/15/child-145411_960_720.png

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Haciendo política educativa en Perú desde el Ministerio de Economía y Finanzas

Por Hugo Ñopo

Existe amplio consenso frente a algunas generalidades de nuestro sistema educativo: es de baja calidad, es inequitativo y necesita mejoras sustanciales. De hecho, todos los planes de gobierno de los candidatos presidenciales coinciden en ello. Lamentablemente, otra característica común de esos mismos planes es quedarse en la generalidad declarativa.

Al parecer, ninguna propuesta electoral ha hecho un análisis completo de las necesidades y sus implicaciones financieras. Varios planes se adhieren al famoso objetivo de invertir 6% del PBI en educación, pero no explican cómo se utilizarían los recursos. La verdad es que ese monto parece ser insuficiente para llevar a nuestra educación al nivel que necesitamos o que nuestros niños y jóvenes merecen.

Basta con sumar dos grandes rubros de gasto para caer en la cuenta de la magnitud del problema financiero: docentes e infraestructura.

Los salarios de nuestros docentes son tan bajos que un profesional talentoso prefiere desempeñarse en otras ocupaciones. Durante estos años de crecimiento económico los salarios de casi todos los trabajadores han aumentado, pero los de los docentes se elevaron menos. Datos de la Encuesta Nacional de Hogares (Enaho) revelan que hacia el 2004 los salarios de los docentes ya eran relativamente bajos: 70% de los profesionales y técnicos en el país ganaba salarios mayores que el promedio de los docentes.

Una década más tarde la situación empeoró: 80% de los profesionales y técnicos percibió salarios superiores al promedio del salario docente. Los salarios se han recuperado del 2014 al presente, pero el camino por delante todavía es muy largo. Necesitamos mejores salarios para atraer a los mejores profesionales. Recuperar los salarios de los docentes requiere invertir entre 3% y 6% del PBI, cada año, en el mediano plazo.

Hoy menos de la mitad de las escuelas del país cuentan con servicios básicos completos (electricidad, agua, desagüe y baños suficientes para el alumnado). Más dramático aun, solo uno de cada tres colegios se encuentra preparado para enfrentar algún fenómeno natural (sismo, inundación o huaico). Recuperar y poner operativa la infraestructura educativa necesita un shock de inversión equivalente al 11% del PBI.

¿Sabe usted cuánto invertimos en educación? La cantidad de recursos que destinamos ha aumentado notablemente durante este gobierno, pero aún invertimos muy poco: entre 3% y 4% del PBI cada año. Las necesidades superan largamente la capacidad de gasto público.

¿Qué hacer? No habrá Ministerio de Educación (Minedu) capaz de mejorar la calidad del sistema educativo si no cuenta con los recursos que se requieren para la tarea. Las varitas mágicas no existen. La mejora real de nuestra educación tiene como punto de partida un Ministerio de Economía y Finanzas (MEF) a la altura del reto. Este debe respaldar presupuestalmente al Minedu en las decisiones sobre el modelo educativo de calidad para todos. Es necesario exigir un mejor manejo fiscal que asigne los recursos para las inversiones educativas necesarias no solo para el crecimiento sino también para el desarrollo.

Algunos plantearán que la solución pasa por una mayor participación privada en la provisión del servicio educativo. Como ya analizamos en este Diario en un artículo anterior, los mercados que se forman alrededor del servicio educativo son delicadamente particulares, propensos a muchas fallas que son difíciles de regular. Siguiendo este camino, el remedio puede ser peor que la enfermedad. Algunos otros plantearán que hay que hacer más eficiente el sistema educativo para que consiga mejores resultados con los recursos que ya tiene. Creo que es probable que existan espacios para ganancias de eficiencia, pero la magnitud del problema es abrumadoramente mayor que eso.

El reto es enorme, pero con la priorización apropiada y la planificación adecuada es posible superarlo. Para probar que esto puede estar a nuestro alcance probablemente sea útil mostrar las cifras en una escala distinta. ¿Cuánto gasta nuestro país por cada uno de sus estudiantes en el sistema educativo? Hoy invertimos US$1.110 por estudiante cada año. Ese monto es muy cercano al que varios de ustedes, queridos lectores, pagaron por dos horas de un fabuloso concierto de los Rolling Stones hace unos días. O es el monto que varios pagamos cada temporada por ver los partidos de la selección de fútbol. Aunque esto último, de fabuloso no tiene nada… ¿Y me van a decir que no podemos invertir más en nuestros estudiantes?

Fuente: http://www.edugestores.pe/haciendo-politica-educativa-desde-el-mef-por-hugo-nopo/

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Horizontes del cambio educativo

ntrguadalajara/Por CONTIGO A LA DISTANCIA | María Elena Chan*,  3 de Junio de 2016
Diariamente recibimos noticias sobre la reforma educativa en México. Más allá del debate sobre la naturaleza transformadora o no de la reforma impulsada oficialmente, algunas de las preguntas que surgen son: ¿Hay algún tipo de orientación hacia el cambio educativo? ¿Existen modelos o pautas a seguir? ¿Qué papel están jugando las tecnologías de información y comunicación en la transformación de los procesos educativos? ¿Se evidencia algún tipo de tendencia hacia la innovación en el sistema educativo nacional? ¿Y la educación superior se está reformando?

El New Media Consortium, organización fundada en 1993 por Larry Johnson en los Estados Unidos, se gestó reconociendo la necesidad de identificar los motores del cambio educativo en el mundo, poniendo en el centro las tecnologías de información y comunicación, apenas emergentes en ese momento. Este informe, denominado Informe Horizon, se difunde a gran escala y se desarrolla particularmente para la educación superior.

En el modo de plantear los retos se utiliza una denominación interesante: retos en los que se entiende el problema y se sabe cómo solucionarlo. Entre estos retos el informe 2016 señala la combinación entre el aprendizaje formal e informal, considerando el desafío que representa para los educadores el que los estudiantes pueden aprender en cualquier parte o momento, lo cual pone en crisis los modelos de enseñanza basados en la exposición informativa. Un segundo reto que entra entre los resolubles es la necesidad de mejorar la alfabetización digital, pero el informe señala que aún no se define con certeza qué se entiende por alfabetización digital: ¿El manejo de los aparatos? ¿El logro de la información o la comunicación que se requiere cuando se les usa?

El segundo tipo de retos es aquel en el que el problema se entiende, pero la solución se nos resiste: como la competencia de nuevos modelos educativos, por ejemplo los MOOC, cursos masivos abiertos ofrecidos por universidades al público en general,  y la creciente demanda por una educación más personalizada, que se adapte a necesidades e intereses individuales; al respecto se señala que tal vez la tecnología no es suficiente para garantizar ni la máxima apertura de la educación, ni la personalización.

Por último, el informe identifica los retos que son difíciles de definir y más aún de afrontar: el equilibrio entre la conexión y la desconexión. ¿Qué proporción de las actividades escolares deberían realizarse con uso de tecnologías? ¿Cómo afecta el cambio cultural que supone el uso constante de artefactos que nos mantienen conectados? Y como segundo reto difícil: ¿Cómo mantener la relevancia de la educación que ofrecen las instituciones de educación superior ante la ampliación de las oportunidades de aprender casi lo que sea en entornos digitales?

¿Qué tanto se identifican los educadores mexicanos con estos retos? ¿Qué tipo de retos están definiendo nuestras reformas?

*Jefa del Instituto de Gestión del Conocimiento y el Aprendizaje en Ambientes Virtuales de UDGVirtual

comunicacion@udgvirtual.udg.mx

Twitter: @UDGVirtual_SUV

Tomado de: http://www.ntrguadalajara.com/post.php?id_nota=41002

Imagen tomada de: https://www.google.com/search?q=reforma+educativa+en+mexico&espv=2&biw=1366&bih=667&source=lnms&tbm=isch&sa=X&ved=0ahUKEwjZ8pL264vNAhXCGR4KHZhGB0sQ_AUIBigB#imgrc=QqL0EYJ9IsgXBM%3A

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Investigación en una sociedad inteligente y disruptiva.

Juan Domingo Farnos

No hay ninguna duda que las actuales tecnologías informáticas y comunicativas (TIC) han modificado la manera en que el saber científico se registra, publica y utiliza (revistas electrónicas, bases de datos, repositorios, etc.). En general, los procesos de difusión y transmisión del conocimiento se han vuelto más ágiles. Pero la comunicación científica, además de la difusión (contemporánea) y la transmisión (histórica) de la información, viene cumpliendo otras funciones: evaluación o justificación del conocimiento, construcción de consenso entre los expertos y acreditación y reconocimiento de los investigadores.

Estas últimas funciones apenas han cambiado hasta ahora con los nuevos formatos de publicación; se han ampliado las fronteras y la accesibilidad, pero subsiste el marco institucional de interacción de las comunidades científicas.

Sin embargo, cabe preguntarse si la aceleración del cambio tecnológico y las innovaciones más recientes, como las ciberinfraestructuras y plataformas grid, o la Web social, alteran y dinamizan la producción del conocimiento científico y afectan a la investigación hasta provocar cambios revolucionarios.

Las ciberinfraestructuras y plataformas de computación científica distribuida se despliegan en los terrenos clásicos de la big science y, en general, donde se emplean muchos datos y potencia de cálculo. Abarcan desde la captación de información observacional hasta el uso compartido de resultados factuales y textuales, pasando por el tratamiento, análisis y modelización computacional de los datos.

Son, pues, medios tecnológicos para la producción masiva y organizada de conocimiento. La aplicación de la Web 2.0 a la ciencia entraña a su vez que la información es generada y compartida de modo cooperativo mediante las TIC, y amplios grupos participan aportando contenidos, de manera ágil y poco controlada por normas, llevando el Acceso abierto hacia una construcción abierta de la ciencia, al estilo wiki.

¿Es coherente y compatible la ciencia académica con la investigación o con una interacción 2.0 a gran escala? ¿Cómo pueden repercutir estas innovaciones en la conformación del saber científico?

En principio, una mayor intercomunicación aumenta la productividad pero, ¿los cambios comunicativos alterarán las instituciones sociales de la ciencia clásica, o éstas tendrán mayor capacidad de supervivencia?

La inspiración de las innovaciones comunicativas en la investigación procede tanto de la ética hacker del emprendedor solidario y altruista (Torres, 2009) como de la tecnociencia del complejo científico-industrial. No está claro qué implantación o éxito puedan alcanzar la e-ciencia o la ciencia 2.0, pero las novedades apuntan hacia una especie de “ciencia colectiva”, constituida a través de la contribución de muchos individuos. Si tales prácticas se consolidan, comportarán nuevas formas de sociabilidad científica, y por tanto la investigación tomará un carácter diferente. Sabemos que la ciencia se viene basando cada vez más en la cooperación, pero el surgimiento de una “ciencia colectiva” sería novedoso.

El movimiento hacia una ciencia colectiva supone que los protagonistas no son tanto los sujetos individuales, expertos investigadores asociados libremente, como un complejo sistema sociotécnico integrado por agentes humanos y plataformas tecnológicas. La ciencia siempre ha sido comunicativa, pero también individualista. La lucha por las prioridades y los reconocimientos ha formado parte de la historia e instituciones de la ciencia tanto como el espíritu de colaboración y la generosidad. Incluso, uno de los acicates del Acceso abierto es el deseo de alcanzar mayor visibilidad y repercusión.

Es frecuente la queja de que la ciencia está llegando tarde a la Web 2.0 porque en la Academia hay resistencias o inercias frente a los cambios auspiciados por las TIC (Butler, 2005; Cabezas, Torres y Delgado, 2009; Waldrop, 2008b).

Por más que acrecentar la intercomunicación haya sido una constante, las nuevas iniciativas (la ciencia colectiva) contravienen algunas reglas sociales e instituciones clásicas de la ciencia:

La crítica y justificación del conocimiento, hasta ahora centrada en la revisión por pares, individuos concretos y responsables, se vería sustituida por sistemas de evaluación colectiva, caracterizados por la intervención de la comunidad de formas más difusas y tecnificadas.

La autoridad de unos textos científicos estables y validados mediante cauces regulares y consenso de comunidades de expertos es cuestionada por el dinamismo y la espontaneidad de las aportaciones en la Red, que se teme podrían menoscabar la demarcación entre ciencia y no ciencia.

Los marcos asociativos tradicionales (universidades, centros de investigación, sociedades científicas, revistas, etc.) se contraponen a nuevas instituciones de relación y diferentes reglas de interacción, más abiertas y globales, menos jerárquicas y endogámicas (redes sociales, comunidades virtuales, etc.).

Los derechos morales de propiedad intelectual y autoría, impronta distintiva de la ciencia y del mundo moderno, tendrían que relajarse o diluirse en los nuevos escenarios donde el protagonismo individual cede terreno, hasta llegar al anonimato, ante el conocimiento compartido.

La propiedad privada industrial de los resultados tecnocientíficos, aunque escapa al investigador individual para ser corporativa, constituye una resistencia peculiar a la colectivización, en tanto la explotación comercial exclusiva ofrezca ventajas egoístas frente al altruismo cooperativo (procomún).

Los sistemas de acreditación, prioridad, reconocimiento y meritocracia académicos quedan en cuestión o son un foco de oposición a las innovaciones en la construcción social de la ciencia, que a pesar de su tradicional carácter comunicativo, siempre se basó en el protagonismo personal de los científicos.

Incluso el análisis métrico de la relevancia o impacto de la investigación, tan popular y conveniente para la gestión y explotación de la investigación, es difícil de trasladar a un escenario de wikiciencia sin importantes cambios o nuevas técnicas y concepciones.

El juego de tendencias de signo contrario, cambio y resistencia, y la efervescencia de múltiples sistemas tecnológicos, provocan un acentuado polimorfismo en la comunicación científica y en la elaboración de la ciencia, donde reina la diversidad y, en buena medida, los conflictos.

La mediación en contenidos propia de los profesionales de la información se torna incierta ante la preponderancia de la mediación computacional y la multiplicidad, fragmentación y especialización de los contenedores, aunque tiene su oportunidad en el cuidado (curation) de datos y textos.

El mundo de la Academia y de la ciencia clásica ha estado asociado al “ideal del sujeto”, propio de la Modernidad, que favorece las nociones de autoría, excelencia y creatividad personales, propiedad privada intelectual, etc., valores vinculados también a la ética protestante del éxito en la vida. Las normas e instituciones científicas han sido consonantes con esta cultura: la ciencia se ha construido en una comunidad de individuos libres y autónomos que buscan el reconocimiento de los demás y no sólo el bien común.

En la era de la información industrializada, sin embargo, con el ocaso del sujeto moderno, el logro intelectual personal cede el paso a una inteligencia colectiva edificada sobre la estructura de potentes TIC.

Aunque en contra de valores y reglas clásicas del individualismo moderno, sobre el sustrato y fermento tecnológico crece a pesar de todo el crowdsourcing, la ciencia colectiva, de estirpe hacker o tecnocientífica. La información se sigue depurando para ser cualificadamente científica, pero como parte de una inteligencia general de la especie cada vez más global, externalizada, distribuida, reticular, neurodigital, “ciborg”.

La ciencia aparece no como el patrimonio de una república de sabios, sino como la parte más evolucionada de una inteligencia de enjambre.

Es la evolución del conocimiento inmersivo en una sociedad inteligente y disruptiva.

Juandon

Fuente: https://juandomingofarnos.wordpress.com/2016/02/15/investigacion-en-una-sociedad-inteligente-y-disruptiva/

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La ciencia no tiene género: Metas Educativas y la Declaración d’Incheon proponen reparar injusticia histórica

03 Junio 2016/Fuente: OEI /Autor: Dagoberto Ramírez Alarcón


Desde que el hombre comenzó su vida gregaria el varón fue el proveedor de alimentos y defensor del clan, mientras los roles maternos eran el cuidado de los hijos. No obstante las evoluciones sociales, se predicó y se relegó a la mujer a un lugar secundario a su gran valía, que ha durado siglos, llegando en el 2016 a existir pocas damas como protagonistas de los campos científicos, entre otros saberes, injusticia histórica que las Metas Educativas, la Declaración d’Incheon y los consensos sociales se proponen reparar.

Recientes hallazgos arqueológicos en Europa -zona del Danubio y en los Balcanes-, inducen a pensar que en los albores de la Humanidad, siglos A. de C., se desarrolló una cultura matrística(*). En esta sociedad las mujeres no dominaran a los hombres, sino, ambos eran copartícipes de su existencia en común: no eran oponentes, había complementariedad. Las relaciones entre los sexos no eran de dominación ni de subordinación. Se vivía de la agricultura, pero sin apropiación de la tierra, que pertenecía a la comunidad. Los arqueólogos han encontrado poblados que no muestran signos de guerra, no tienen fortificaciones, ni armas como adornos o decorados. Encontraron, en cambio, signos estéticos de la vida, de lo natural. En las imágenes de culto se destaca lo bello: representaciones femeninas o híbridos de mujeres y animales, no hay sugerencias de manipulación del mundo, sino de armonía de la existencia. La simbología indica que se vivía la vida como parte de una dinámica cíclica de nacimiento y de muerte, y ésta última no era una tragedia, sino una pérdida natural. Era una cultura que no estaba centrada en las jerarquías, ni en el control de la sexualidad de la mujer.

El papel del varón fue de proveedor de alimentos y defensor del clan, mientras las tareas complementarias de la mujer eran el cuidado de la prole y la enseñanza de los hijos, roles fundamentales que de una u otra forma se corrompieron con los siglos hasta legarnos la cultura machista. Un somero análisis nos permite deducir que existiendo comida y paz, el hombre dispuso de tiempo para analizar su entorno y crear instrumentos (¿homo faber?) que le suplieran sus carencias, y para descubrir (¿homo sapiens?) y dar origen a la ciencia y la tecnología, al contrario de la mujer, que sus labores domésticas comenzaban antes de despertar y concluían cuando lograba dormir. Consecuentemente desde los albores más remotos, la ciencia/tecnología no tiene género aunque en principio haya sido efectuada por varones.

Hoy vivimos una cultura patriarcal centrada en la dominación del hombre sobre la mujer, en el control de la sexualidad femenina, en las jerarquías, en la guerra. El hombre es el pater, (patriarca del cual habla la Biblia). Posiblemente la cultura patriarcal se origina fuera de Europa, en Asia Central, al surgir el pastoreo y al competir contra lobo por el alimento natural que eran los mismos animales migratorios de los cuales se alimentaban. Así aparece la primera dinámica que dio origen a la enemistad. Después, el enemigo ya no es el lobo, sino cualquier otro que intente apropiarse de algo. En la cultura matrística, la emoción fundamental era el amor. Con la defensa del ganado cambian las emociones. Se pierde la confianza en la dinámica de lo natural y se comienza a vivir el miedo y el control hasta llegar a ser homo homini lupus (el hombre es el lobo del hombre).

Al producirse el encuentro entre ambas culturas, la patriarcal somete a la matrística. Pero ésta no desaparece del todo. Permanece en la relación materno-infantil. Ésa es la razón de que hoy vivamos una cultura matrística en la infancia y una cultura patriarcal en la vida adulta, lo que significa vivir lo masculino y lo femenino en conflicto permanente.

Los problemas de nuestra cultura son de contradicción entre los valores de la infancia y aquellos de la vida adulta. Es vivir lo masculino y lo femenino como si fueran intrínsecamente opuestos, dinámica que heredamos y perpetuamos, por ello nuestra cultura surge de contradicciones y se mantiene en contradicciones.

Galopando siglos a través de Crônos y con leves variantes, en latinoamérica se predicó que a las mujeres sólo se les enseñaran labores domésticas y a concebir sin disfrutar el sexo. Leer y escribir era un privilegio muy escaso para ellas, salvo la élite de la aristocracia, puesto que masificar la lectoescritura era “poner en sus manos mayores posibilidades de pecar”. La educación formal era monopolio de la Iglesia e impartida a las clases pudientes: se excluía a los pobres y totalmente a las mujeres. Indiscutiblemente existen casos aislados de damas que han sobresalido del común, pero sólo recién a comienzos del siglo 20, quizá a consecuencia de la primera Gran Guerra y sus influencias en este continente, el rol de la dueña de casa cambió paulatina y masivamente, comenzando las damas a conquistar los derechos que les corresponden en toda sociedad, hasta ocupar puestos de trabajo eminentemente “masculinos”, desde obrero en la fábrica, a las labores de investigación docente, aunque disolviendo el ambiente familiar de “hogar”. Fue una lucha la conquista de sus derechos, porque los estereotipos creados en el hogar desde la primera infancia y reforzados en las prédicas actuaron como freno, situación que aún se mantienen en diversos países latinoamericanos. Si bien es cierto el machismo es una forma de sexismo en la que se subvalora a la mujer considerándola inferior al hombre, esta forma de “pensamiento” está fundado en ideas preconcebidas y estereotipos fuertemente influenciados por el entorno sociorreligioso. La mentalidad que la mujer debe tener una actitud de sumisión hacia el hombre se manifiesta de diferentes maneras, incluso con actitudes y comportamientos de menosprecio, como la exclusión para asumir determinados cargos, prohibición que se mantiene en la iglesia católica, cuya innegable influencia afianzó el continuismo del machismo desde las sociedades patriarcales, organizadas de tal manera que el hombre ejerce su poder sobre la mujer en distintos ámbitos (v. gr. en su representación legal), hasta las sociedades que no se consideran patriarcalespero donde existe machismo encubierto. ¿Qué este contexto aún afecta las estadísticas mujer-ciencia…? ¡Obvio!

Al producirse el encuentro entre ambas culturas, la patriarcal somete a la matrística. Pero ésta no desaparece del todo. Permanece en la relación materno-infantil. Ésa es la razón de que hoy vivamos una cultura matrística en la infancia y una cultura patriarcal en la vida adulta, que significa vivir lo masculino y lo femenino en conflicto permanente. Es vivir lo masculino y lo femenino como si fueran intrínsecamente opuestos: nuestra cultura surge de contradicciones y se mantiene en contradicciones.

Un simple ejemplo: nadie conoce el gran aporte a la ciencia de Maria Salomea Skłodowska (nombre de soltera), y sí se reconoce la gran valía de Maria Curie (nombre de casada)…? En la mayoría de las sociedades el apellido paterno es el exigido para las personas, no así el materno que actúa “de complemento”. Demás está decir que en muchos países “desarrollados” la mujer al casarse “adopta” (¿o se le impone?) de inmediato el apellido de su esposo…

Si en casos focalizados existe la diferencia damas/varón en carreras como ingenierías, complejo de rol-género demostradas por estadísticas, es porque las damas prefieren especialidades de mayor interés en temas de relevancia social, como la docencia. Indiscutiblemente la confianza puesta en la investigación para el desarrollo implica que el rol del sistema educativo escolar sea la incentivación de vocaciones, tarea vital para la contribución en la formación científica de las futuras generaciones, siendo importante estudiar las actitudes e intereses de todos(as) los(as) estudiantes, incentivando desde las aulas la actitud positiva hacia la ciencia/tecnología para desarrollar las vocaciones científicas hasta potenciar la ciencia como herramienta estratégica para mejorar la calidad de vida de las personas y la Humanidad.

El dilema de muchas mujeres es el “abandono” del hogar (cuidado de los hijos) por preocuparse de tal o cual trabajo. Muchas damas anteponen sus sentimientos maternos, los cuales les resultan muy difíciles de relegar a un segundo plano. Ver “machismo” en quienes desarrollan las ciencias es un atavismo similar a propiciar que los productos de la ciencia/tecnología y sus incidencias en los diferentes ámbitos socioeconómicos, ambientales y culturales de las sociedades (modelo CTS) sólo fueran aplicados a un colectivo humano local (ultranacionalismo). No obstante, recién desde la segunda mitad del pasado siglo y a nivel mundial las damas se incorporan en las áreas de las ciencias y de todas las construcciones sociales, variando su número según sea el nivel socioevolutivo del lugar en el cual se encuentran. Indiscutiblemente no les ha sido fácil la conquista y ejercicio de sus derechos (a voto; a la ocupación de cargos público; a la formación profesional incluida la científica;al trabajo y a la no discriminación por el mero hecho de ser mujer): en U.S.A. 129 mujeres jóvenes murieron calcinadas en la fábrica textil donde trabajaban, encerradas en condiciones inhumanas

En un símil al porqué existen menos damas científicas que varones está la abrumante presencia de científicos en los países desarrollados en relación a los más pobres, aunque en pleno siglo 21 aún existan lugares (acotados) en los cuales se vive en la Edad de la Piedra y en los cuales las mujeres son discriminadas/excluidas en sus derechos más elementales por el simple rol de género.

En Chile, las inmensurables contribuciones de las mujeres a lo largo del tiempo evolucionó desde el rol de madres, hermanas y esposas (hasta el siglo 19) a pioneras que se animaron a desafiar “enseñanzas” y dogmas religiosos, estereotipos sociales, convenciones y prohibiciones, llegando a ser profesionales y científicas que han desarrollado innovaciones, inventos y descubrimientos según los avances del conocimiento científico y la época en las que les tocó vivir hasta conquistar un lugar destacado, que en justicia les corresponde, en los sectores académicos, en las artes, la cultura y la vida comunitaria en general.

Por esto, la democracia como cultura neo-matrística debe estar centrada en la armonía de la existencia, no en la lucha. Aunque implica romper la tradición patriarcal de negación y subordinación de la mujer, liberando al hombre de ser su dominador y explotador. Pero, esta afirmación es una trampa en la que todos estamos atrapados: el consumismo global implica que una minoría económica domine a todos los hombres y luche contra ellas.

Hombres y mujeres detentamos la misma dignidad en el ser, que es lo valioso de aprender a respetar, no obstante, nuestra “cultura” –en términos genéricos-, y quizá los mismos arraigados sentimientos maternos han impedido que la mujer ocupe el lugar que le corresponde en la ciencia, situación de injusticia histórica que es imperativo solucionar para lograr una verdadera educación inclusiva y equitativa de calidad, y un aprendizaje a lo largo de la vida para todos, y para este efecto las Metas Generales Segunda, Cuarta, Quinta, Sexta, Séptima, Novena y Décimo Primera(**) son categóricas: “(…) promover oportunidades de aprendizaje de calidad a lo largo de la vida para todos, en todos los contextos y en todos los niveles educativos. Ello incluye un mayor acceso en condiciones de igualdad a la enseñanza y formación técnica y profesional de calidad, a la educación superior y a la investigación, prestando la debida atención a la garantía de la calidad. Además, es importante que se ofrezcan vías de aprendizaje flexibles, así como también el reconocimiento, la validación y la acreditación de los conocimientos, habilidades y competencias adquiridos mediante la educación informal y no formal. Nos comprometemos además a velar por que todos los jóvenes y adultos, especialmente las niñas y las mujeres, alcancen niveles de excelencia en alfabetización funcional y aritmética que sean pertinentes y reconocidos y adquieran competencias para la vida, así como a que se les proporcionen oportunidades de formación, educación y capacitación de adultos. Nos comprometemos también a fortalecer la ciencia, la tecnología y la innovación. Es preciso aprovechar las tecnologías de la información y la comunicación (TIC) para reforzar los sistemas educativos, la difusión de conocimientos, el acceso a la información, el aprendizaje efectivo y de calidad, y una prestación más eficaz de servicios” (Declaración d’Incheon)

Notas:

(*) de matriz, no confundir con “matriarcal”

(**) Metas Educativas 2021: La Educación que queremos para la generación de los Bicentenarios

(***)  Profesor de Estado, Licenciado en Educación, Magíster en Administración y Gestión. Molina. Chile. IBERCIENCIA. Comunidad de Educadores para la Cultura Científica.

 

Fuente de la noticia: http://oei.es/divulgacioncientifica/?La-ciencia-no-tiene-genero-Metas-Educativas-y-la-Declaracion-d-Incheon-proponen

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La mujer que educa al hombre

Por: CLAUDIA URIBE

23 de Abril de 2016

Pensando en la Colombia de hoy y la del futuro, me acordé de un amigo que habiendo sido gobernador encontró un territorio azotado por el caos de los negocios de la droga, que llegaron como un analgésico contra la pobreza, pero lo que hicieron fue incrementar la violencia y el deterioro social. Remover en esta región la inseguridad y falta de esperanzas, decía mi amigo, no es solo gobernanza, políticas públicas y presupuestos robustos. Este viejo zorro decía que nuestra sociedad está enferma no solo por la pobreza, sino por la codicia.

Colombia no requiere más diagnósticos, pasemos a la acción. He madurado una idea, para llegar a las justas proporciones de una Colombia que contradiga a Pablo Milanés al decir: “Nuestra Sociedad es un buen proyecto para el mal…”

Mi plan son las mujeres, madres actuales y potenciales, para que junto con los padres, transmitan el valor del respeto y el trabajo. “La Mujer que educa al hombre” es mi propuesta.

Me dirán, de qué habla, si a las mujeres y a la igualdad de género las ampara la Constitución y están incluidas en las políticas públicas. Sí, pero las políticas no han llegado a apoyar a la mujer como madre en su rol de reconstruir el tejido social.

El ciclo de la pobreza y la violencia se vive en “la familia”, las madres la transmiten otra vez. Las madres y el núcleo familiar son el detonante social que hay que articular.

Muchas madres están solas, casi 40% de los hogares en Colombia tienen madres cabeza de familia obligadas a dar el sustento económico y el moral. Es una realidad cruda porque lo ideal es que padre y madre sean la raíz que empuja el árbol de la vida y los valores. Pero cuando la madre está sola, es la raíz.

La madre transmite lo aprendido: si vivió violencia, la repetirá con sus hijos y sus hijos con los suyos. Si la madre sola educa sus hijos, aprenderán que a los hogares los comanda la mujer, y por ello, los hombres pueden abandonar sus hijos. El ciclo se repetirá ¡y hay que revertirlo!

Conozco madres que viven muy mal, y no ven problema en que sus hijos hombres se emborrachen, roben o violen y se resignan a que sus hijas sean las “hembras” de hombres que las embarazan y abandonan. No califico a los hombres de machistas irresponsables y reconozco que en Colombia hay un fenómeno social mucho más profundo.

Los objetivos para el Desarrollo Sostenible lanzados en 2015 son una oportunidad para que los programas de género, reducción de la inequidad y la búsqueda de la paz incluyan a las madres, que necesitan proyectos y campañas que promuevan los valores, comenzando por el respeto y el trabajo digno. Colombia lo necesita pero seguramente otros países también.

Fuente: http://www.eluniversal.com.co/opinion/columna/la-mujer-que-educa-al-hombre-10460

Imagen tomada de: https://upload.wikimedia.org/wikipedia/commons/2/24/Nicolas_de_Largilli%C3%A8re_-_Madre_e_Hija,_c._1712.jpg

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En Brasil se disputa el futuro de América Latina

Con el gobierno de Mauricio Macri se ha roto el eje de los procesos de integración en América Latina, constituido por la alianza entre Brasil y Argentina, que distanciaba el continente de la influencia de EEUU. Con el riesgo de que Brasil también se sume a la tendencia asumida por el gobierno argentino, haciendo que el continente pase a sumarse al predominio mundial del neoliberalismo, que afecta particularmente a Europa, de forma devastadora, entre otras regiones del mundo.
El gobierno de Macri camina para volverse la referencia central del neoliberalismo en América Latina. El gobierno mexicano de Peña Nieto, candidato anterior a servir como modelo de esas políticas en el continente, ha fracaso tempranamente. El estilo empresarial de Sebastián Piñera también ha fracasado en Chile. Álvaro Uribe también se ha desgastado como referencia de la política norteamericana en el continente.

La inesperada victoria de Macri fue rápidamente saludada por Washington como una superación del estilo de confrontación de Cristina Kirchner y recibió rápidamente una visita de Obama, que no se ha cansado de elogiar la política económica de Macri.

La eventual destitución de Dilma Rousseff y el final de la experiencia de gobierno del PT en Brasil, aparece, para la derecha latinoamericana, como lo que sería un viraje histórico. La similitud de las políticas del presidente interino de Brasil con las de Argentina representaría un retorno a lo que esos dos países y prácticamente la totalidad del continente ha vivido en los años 1990, con resultados económicos y sociales desastrosos para todos los países que las han aplicado.

La disputa todavía vigente en Brasil hace que su desenlace sea decisivo para el futuro de toda la región. Si Brasil se suma efectivamente a la corriente hoy representada por Argentina –en la cual están México y Perú, entre otros países -, el continente pasaría a asumir al neoliberalismo como su corriente predominante. Independientemente de lo que ocurra en Venezuela, Ecuador y Bolivia tendrán dificultades para sobrevivir, mientras que el Mercosur, así como Unasur y Celac bajarán su perfil, con la OEA volviendo a recuperar protagonismo en el continente.

Si, al contrario, el interinato de Michel Temer no tiene continuidad y Dilma vuelve a la presidencia o, por alguna otra vía, se convocan nuevas elecciones y la continuidad de los gobiernos progresistas es garantizada, Argentina tendrá en Brasil un contrapunto fuerte en la región, el mismo Macri ya ha demostrado que buscaría una convivencia amistosa con un gobierno con esas características y los otros gobiernos de la región podrían contar con Brasil como aliado.

Son dos destinos muy diferenciados, hasta contrapuestos. El continente podría seguir exhibiendo gobiernos en contravía del neoliberalismo que devasta gran parte del mundo, en un caso. O se sumaría dócilmente y sin protagonismo internacional alguno, como ocurría en la década de 1990.

Por todo ello, los ojos del continente –así como los de EEUU– se vuelven hacia Brasil, escenario de una dura disputa entre el retorno a políticas centradas en el mercado o de una recuperación, continuidad y profundización de las políticas de afirmación de los derechos de todos, con desarrollo económico y distribución de renta. Latinoamérica concluirá así este año crucial con una fisionomía distinta de aquella con que entró en este año: la cara del retroceso neoliberal o la de la disputa de dos modelos contradictorios, con Argentina y Brasil representando esas alternativas.

Fuente: http://www.alainet.org/es/articulo/177832#sthash.FMRaCpjJ.dpuf

Imagen tomada de: http://i1.wp.com/www.celag.org/wp-content/uploads/2016/03/clima-destituyente.jpg?resize=800%2C533

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