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¿Intuitivo o analítico?: descubre qué hemisferio predomina en tu personalidad

Por: Paco Pepe Gil

Al menos una parte de las características más llamativas de nuestra personalidad depende de cuál de los dos hemisferios del cerebro predomina en ella. A continuación, todo lo que debes saber sobre literalidad cerebral y su influencia directa en la manera en que pensamos y nos comportamos.

Es bien sabido que el cerebro consta de dos mitades o hemisferios conectadas entre sí por un extenso haz de fibras nerviosas llamado cuerpo calloso. El hemisferio izquierdo gestiona el pensamiento analítico mientras que el lado derecho se inclina más por la intuición. El predominio de uno sobre otro influye en nuestra personalidad y nuestra forma de actuar.

La lateralidad cerebral se refiere al diferente funcionamiento que tiene cada uno de los hemisferios del cerebro humano. Pero esa lateralidad no es total y ambas partes se reparten muchas funciones y colaboran y se comunican entre ellas para desempeñar bien cada tarea concreta. ¿Qué hace exactamente cada hemisferio? ¿El predominio de uno u otro es una constante en la personalidad o existen circunstancias que pueden hacer que varíe?

 

Qué hemisferio predomina en ti

Por lo general, se relaciona el cerebro con las capacidades y funciones de la persona pero también es el órgano que controla la inteligencia, la memoria y los sentidos, de manera que condiciona en gran medida nuestra personalidad, nuestra forma de ser. El que alguien sea más creativo que lógico, más práctico que idealista, más atrevido que tímido depende hasta cierto punto de su estructura cerebral, un terreno que todavía un buen número de incógnitas.

Lo que sí se sabe es que la personalidad viene muy condicionada por hemisferio cerebral dominante. Así, por ejemplo, en las personas diestras –factor también a tener en cuenta- el sector izquierdo es el que se ocupa del lenguaje y es, por tanto, un cerebro racional y lógico que piensa en serie, reduciendo todo a números, palabras y letras. Por el contrario, si alguien está dominado por el hemisferio derecho se mostrará más intuitivo y no tan verbal, capaz de recurrir a pensamientos en patrones e imágenes y más proclive a centrarse en lo general que en lo particular.

El cerebro es un centro de mando muy curioso, capaz de suplir sus propias carencias. Así, una lesión en el hemisferio izquierdo puede provocar que se `borre´ la letra de una canción y sin embargo la melodía permanezca absolutamente nítida. Por el contrario, si la zona dañada es el lado derecho, que está vinculado al arte, a la música, la contemplación y la meditación, la persona puede olvidarse totalmente de la tonadilla, pero la letra no se borrará.

 

Misiones diferentes, una finalidad compartida

En su vida cotidiana, las personas utilizan continuamente un hemisferio más que otro. Muchas funciones que desempeñamos a diario, como hablar, escribir, escuchar música están lo que se podría denominar como lateralizadas. Por ejemplo, el lenguaje hablado o la capacidad artística, la capacidad de síntesis y muchas tareas de visión espacial dependen del hemisferio derecho, que es igual de capaz que su socio y que además es más integrador y está especializado en las sensaciones y concibe las situaciones, integra varias fuentes de información (olores, sonidos, etc.) y las computa como un todo.

Otras funciones, como el cálculo matemático o el análisis, están asignadas al hemisferio izquierdo, que también está especializado en el manejo de la lógica, el procesamiento de la información, el pensamiento proporcional, la organización de la sintaxis, el control del tiempo, la toma de decisiones y la memoria a largo plazo.

Es curioso como cada parte del cerebro realiza sus funciones y sus capacidades. El hemisferio izquierdo controla mejor su parte del cuerpo que el derecho y funciona mucho mejor en tareas de memoria cuando el contenido es verbal. Sin embargo, el derecho rinde mucho más en misiones de capacidad espacial, es decir en cuestiones de distancia y dirección, y también en el campo emocional, ya que interpreta de forma sobresaliente las expresiones faciales, los estados de ánimo y los cambios de humor.

Por lo general, siempre hay un hemisferio dominador en nuestra conducta y generalmente es el izquierdo entre el 80 y el 87% de las personas. Sin embargo ambos lados siempre están conectados entre sí y funcionan como procesadores de información independientes con funciones complementarias. Es decir, que trabajan de forma coordinada, en equipo, y cuando uno de ellos resulta dañado se altera la función correspondiente aunque esta lesión no tenga lugar en el lado superior en el desempeño de dicha tarea.

Un dato a tener en cuenta es que el lado que prevalece, generalmente el izquierdo, parece estar más estrechamente asociado con la consciencia.

¿Se puede cambiar la dominancia?

No hace demasiado tiempo, se pensaba que la lateralización del cerebro era una característica específica de los seres humanos y que el resto de animales no tenían esta diferencia. Esta es una teoría que se basaba, principalmente, en la prominencia del hombre. Actualmente, está bastante desfasada. Lo que está claro es que en una persona diestra, el hemisferio dominante es el izquierdo y tienen más habilidad y mayor rendimiento con la mano, la pierna, el oído y el ojo derecho. Justo lo contrario de lo que les ocurre a los zurdos.

Un factor a tener en cuenta es que cerca del 40% de los sujetos no tienen establecida plenamente una dominancia por parte de uno de los dos hemisferios. O la tienen mezclada.

El cerebro es un órgano transformable y que se adapta mucho más de lo que se creía y no solo de niño, sino también de adulto. Se ha intentado cambiar la dominancia mediante la meditación y el aislamiento y se ha tratado de adormecer el lado izquierdo con la falta de estímulos y la privación sensorial para motivar el hemisferio derecho.

Todavía hay mucho terreno para explorar y aprender del cerebro aunque se ha progresado muchísimo en las últimas décadas. Actualmente se conocen mejor las zonas asociadas a distintas funciones y las especializaciones que tienen cada hemisferio, su relación entre ellas y como afectan a la personalidad, aunque aún se desconoce cómo actúan concretamente. Se sabe, eso sí, que alteraciones orgánicas en el cerebro provocan cambios de comportamiento, unas veces severos y otras muy sutiles.

Funciones específicas de cada hemisferio

– Derecho: controla el espacio, la intuición, la inteligencia global, el sentido artístico. Es el encargado de analizar toda la información que recibimos. Tiene un carácter desestabilizante y donde se asientan los sentimientos negativos.

– Izquierdo: controla el tiempo, el lenguaje, el pensamiento analítico, el cálculo, sabe lo que hay que hacer y cómo hacerlo, los procedimientos. Ofrece estabilidad y tranquilidad. Es el lugar donde se asientan los sentimientos positivos.

Fuente: https://www.elperiodico.com/es/port/vida/20190715/hemisferio-cerebral-personalidad-lateralidad-piscologia

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Vivimos un calentamiento global sin precedentes en la era común

Por: Tendencias 21

Los anteriores episodios climáticos no fueron globales ni simultáneos en todo el mundo

 

El actual calentamiento climático no tiene precedentes en la historia de la Tierra de los últimos 2.000 años y ha sido originado por la acción humana. Los antecedentes no fueron globales y simultáneos en todo el mundo, ni derivados de la actividad humana.

Tres estudios publicados en las revistas Nature y Nature Geoscience demuestran que el aumento de las temperaturas alcanzado en los últimos 2.000 años es mucho mayor que las fluctuaciones climáticas de los últimos dos milenios.

También demuestran que el calentamiento global que se está produciendo desde hace 150 años se debe a la velocidad y al impacto global de este cambio climático de origen antropogénico.

Para llegar a estas conclusiones, el equipo de científicos, que ha contado con la participación de la Universidad de Murcia, evaluó los patrones globales de variabilidad climática durante los últimos 2.000 años, gracias a los datos de casi 700 registros de cambios de temperatura, entre los que destacan los anillos de los árboles o el crecimiento de coral obtenidos a través del proyecto Past Global Changes(PAGES).

“Lo que certifica el análisis de los datos estadísticos que hemos hecho es que ciertos periodos como la Pequeña Edad de Hielo del siglo XVII sucedieron, pero no a escala global y al mismo tiempo en todo el mundo”, afirma Juan José Gómez Navarro, investigador del área de Física de la Tierra de la Universidad de Murcia y coautor del trabajo, en un comunicado.

Grandes cambios pasados

Durante los últimos dos mil años se ha producido una serie de acontecimientos climáticos que han supuesto grandes cambios en el clima, como el periodo cálido medieval (desde el siglo X hasta el XIV), la Pequeña Edad de Hielo (desde el siglo XIV hasta el XIX), y el calentamiento global actual, que se está produciendo desde hace 150 años.

En el caso de la Pequeña Edad de Hielo, el periodo de descenso de las temperaturas se produjo primero en el noroeste de Europa en el siglo XV, en el sureste de Norteamérica en el siglo XVII y en otros lugares en el siglo XIX. Con los registros de temperaturas no se puede afirmar que fuera un proceso global como el actual, señalan los investigadores.

Lo mismo sucede con el periodo que se conoce como ‘Anomalía climática medieval’, que tuvo lugar en torno al año 1000. En aquel periodo se sabe que hubo un aumento de las temperaturas por encima de lo habitual y este suceso ha servido de argumento para quienes defienden que las altas temperaturas actuales son otra anomalía como las ya vividas a lo largo de la historia y no un cambio climático.

Sin embargo, el análisis de los datos, liderado por Raphael Neukom de la Universidad de Berna (Suiza), demuestra que tampoco este fenómeno fue simultáneo en diferentes puntos del planeta, por lo que tampoco puede considerarse global.

Por otra parte, según estos científicos, ningún periodo preindustrial ha experimentado un calor a largo plazo coherente a escala mundial. En realidad, el periodo más cálido durante la era común (después de Cristo) ha ocurrido en las últimas décadas en más del 98 % del planeta, señalan los investigadores.

Otras evidencias
En los artículos de Nature Geoscience, los autores examinaron las tasas de calentamiento de la superficie y las fuerzas impulsoras promediadas durante décadas. Sus análisis revelan que las tasas de calentamiento en periodos de al menos 20 años fueron más altas durante el siglo XX.

Además, las fluctuaciones climáticas preindustriales fueron impulsadas principalmente por la actividad volcánica.
Para los científicos, las reconstrucciones y las simulaciones actuales sugieren que los pronósticos climáticos para las próximas décadas pueden ser realistas.

La variabilidad climática ha suscitado grandes debates durante los últimos 20 años sobre si el cambio climático actual ya se había producido en momentos previos de la historia. Ciertos sectores atribuyen el aumento de temperaturas actual a una anomalía puntual y no a un cambio climático.

Estos estudios desmontan este argumentario y certifican que estamos en un momento inédito en la historia de la especie, porque los profundos cambios que está viviendo nuestro planeta se originan por la acción humana.

Los investigadores lo destacan: las causas naturales no son suficientes para originar realmente el patrón espacial y la velocidad de calentamiento que observamos actualmente.


Referencias

No evidence for globally coherent warm and cold periods over the preindustrial Common Era. Raphael Neukom et al. Nature, volume 571, pages550–554 (2019). DOI:https://doi.org/10.1038/s41586-019-1401-2

Last phase of the Little Ice Age forced by volcanic eruptions. Stefan Brönnimann et al. Nature Geoscience (2019). DOI:https://doi.org/10.1038/s41561-019-0402-y

Consistent multidecadal variability in global temperature reconstructions and simulations over the Common Era. PAGES 2k Consortium. Nature Geoscience (2019). DOI:https://doi.org/10.1038/s41561-019-0400-0

Fuente: https://www.tendencias21.net/Vivimos-un-calentamiento-global-sin-precedentes-en-la-era-comun_a45385.html

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Michel Foucault, el hombre que hizo filosofía a partir de la locura, la sexualidad y el crimen

Por: Alexander Hawkins

35 años después de su muerte, Michel Foucault sigue pareciéndonos uno de los pensadores esenciales de la modernidad, un ser humano de una brillantez agresiva que convirtió su biografía y sus impulsos vitales en combustible para una filosofía radical y sin concesiones. Así vivía y así pensaba este intelectual legendario.

Este verano se cumple el 35 aniversario de la muerte de uno de los intelectuales clave del siglo XX, el francés Michel Foucault. Un hombre cuyo brillante y controvertido pensamiento tuvo un profundo impacto en los debates contemporáneos. Al recordarle a estas alturas hay que partir del desconcierto que causó Foucault en su día al asomarse tanto a la filosofía como a la historia con una mirada fresca y desmitificadora que, para empezar, no concebía la existencia de barreras conceptuales entre ambas disciplinas.

Hijo de un médico de Poitiers, Foucault (1926-1984) fue un individuo que forjó su propia identidad a partir de un rechazo beligerante al provincialismo de la educación que recibió y al conservadurismo de la Francia en que le tocó vivir. Su instinto subversivo le llevó a grandes transgresiones, pero también a intentos casi pueriles de escadalizar a sus compatriotas, como su reivindicación pública de la cultura pop estaounidense, incluida la comida rápida y la coca Cola, que describió como dos de sus grandes placeres.

Como ocurrió con Nietzsche antes que él, es difícil decir si fue Foucault, el historiador-filósofo, el que eclipsó a Foucault, el inconformista, el ser humano distinto e incómodo, o si ocurrió más bien al revés. En realidad, biografía y pensamiento se confunden, por paradójico que resulte: él, que dedicó gran parte de su producción intelectual a cuestionar con vehemencia la autoría y la identidad personal, dejó una obra con una personalidad indiscutible, reflejo muy elocuente de sus particularidades como ser humano.

Cómo lidiar con la diferencia

Los temas de investigación de Foucault a menudo surgían de problemas que lo preocupaban personalmente. En especial, se intersó por la manera como la sociedad responde a los distintos tipos de ‘desviación’ o disidencia. De eso tratan, en última instancia, sus profundos estudios culturales sobre sexualidad, enfermedades mentales y delincuencia.

El poder fue otro de los objetos preferentes de su estudio. Con su estilo de escritura denso y algo críptico, afirmó que, lejos de ser una fuerza ejercida por unos pocos privilegiados, el poder está presente en todas las instancias de la sociedad, a menudo donde menos lo esperamos. Según Foucault, cada institución ejerce un cierto grado de control coercitivo sobre el individuo, ya se trate de una escuela o un hospital, y todas las relaciones humanas están marcadas por la lógica inexorable de las luchas por el poder.

Su cabeza afeitada, sus gafas con montura de alambre y su personal indmentaria, caracterizada por un predominio casi absoluto del blanco y el negro, hicieron que fuese descrito por el académico estadounidense James Miller como el “cabeza borradora” de la metafísica, en referencia a la película de David Lynch de finales de los 70. No cabe duda sobre otra de las afirmaciones de Miller: Foucault fue tal vez “el intelectual más famoso del mundo”.

Fuente: https://www.elperiodico.com/es/port/ideas/20190723/michel-foucault-35-aniversario-muerte-ideas-vida

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Grandes pensamientos de Simón Bolívar para la posteridad

Redacción: TeleSUR

Las palabras de Bolívar reflejan a un líder visionario a favor de la justicia, la igualdad, la libertad y la convivencia de los pueblos latinoamericanos para el desarrollo de la región frente a los intereses hegemónicos de las naciones poderosas.

A 236 años de su natalicio en Caracas, el pensamiento del Libertador Simón Bolívar, prócer de la Independencia de Venezuela y un héroe en la historia de muchos países suramericanos, revela su carácter integracionistapacífico y comprometido con los valores fundamentales de la democracia

Las palabras de Bolívar reflejan a un líder visionario a favor de la justicia, la igualdad, la libertad y la convivencia de los pueblos latinoamericanos para el desarrollo de la región frente a los intereses hegemónicos de las naciones poderosas.

Recordemos diez frases de Bolívar, que proyecten una luz sobre los ideales políticos y sociales del gran estadista y héroe revolucionario venezolano, nacido en Caracas un 24 de julio de 1783.

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Diez frases del Libertador Simón Bolívar

1.- «La paz será mi puerto, mi gloria, mi recompensa, mi esperanza, mi dicha y cuanto es precioso en el mundo».

2.- «La justicia es la reina de las virtudes republicanas, y con ellas se sostienen la igualdad y la libertad».

3.- «Nuestras discordias tienen su origen en las dos más copiosas fuentes de calamidad pública: la ignorancia y la debilidad».

4.- «Las buenas costumbres, y no la fuerza, son las columnas de las leyes; y el ejercicio de la justicia es el ejercicio de la libertad».

5.- «Hacer bien y aprender la verdad son las únicas ventajas que la providencia nos ha concedido en la tierra».

6.- «El sistema de gobierno más perfecto es aquél que produce mayor suma de felicidad posible, mayor suma de seguridad social y mayor suma de estabilidad política».

7.- «La unidad lo hace todo y, por lo mismo, debemos conservar este precioso principio».

8.- «El amor a la Patria, el amor a las leyes, el amor a los magistrados, son las nobles pasiones que deben absorber exclusivamente el alma de un Republicano».

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9-   “Yo deseo más que otro alguno ver formar en América Latina la más grande Nación del Mundo, menos por su extensión y riquezas que por su libertad y gloria”.

10. “Esta mitad del globo pertenece a quien Dios hizo nacer en su suelo” (ganado además con “la sangre de sus hijos”). No hay diferencias entre los nacidos antes de 1492 y los nacidos en este suelo después de 1492: somos todos americanos y dueños del lugar donde nacimos. “Hagamos que el amor ligue con un lazo universal a los hijos del hemisferio de Colón».
Fuente: https://www.telesurtv.net/news/venezuela-libertador-simon-boliviar-aniversario-natalicio-frases-20190723-0040.html

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Universidad e investigación científica en la Venezuela en tiempo de crisis

Por: Karl Tulin

“El que manda debe oír aunque sean las más duras verdades y aprovecharse de ellas para corregir los males que produzcan los errores”

Simón Bolívar

Inicio este escrito con unas premisas que servirán de filtro a posibles lectores, que alimentados por radicalismos políticos, son propensos a entablar discusiones estériles en las que no pretendo malgastar energía. Mi intención, además de catártica, es recordar con añoranza el impulso iniciado a comienzos de este siglo en búsqueda y el establecimiento sostenible del necesario desarrollo académico de la institución universitaria y la investigación científica como elementos fundamentales para la construcción del “país potencia”, ese que tanto se menciona desde la esfera gubernamental, pero que no se manifiesta de manera real, aunque sí de forma virtual y discursiva. La ocasión es propicia para manifestar lo que la mayoría de personas que laboran en las universidades e instituciones científicas nacionales conoce: las penurias actuales referidas a la infraestructura, al presupuesto institucional y al tema salarial, lo que obviamente atenta contra la existencia y misión de esas instituciones.

De entrada manifiesto mi postura en pro de la democracia socialista, creo en el proyecto del socialismo bolivariano del siglo XXI impulsado por el ímpetu, gallardía y valentía de Hugo Rafael Chávez Frías. Soy un profesor ubicado en el mayor estrato del escalafón universitario (Profesor Titular a Dedicación exclusiva), con el más alto grado académico (Ph.D), soy un científico, digamos que consolidado, con más de cinco decenas de libros, monografías y artículos publicados en revistas científicas de circulación nacional e internacional; con ello se reflejan mis áreas de interés académico-científico y sirven de sostén al desempeño como profesor de pregrado y postgrado, permitiendo la capacidad de haber dirigido, en calidad de tutor, un poco más de tres decenas de trabajos conclusivos de grado en los niveles de licenciatura, maestría y doctorado.

Como premisa final he decidido adoptar el anonimato para evitar posibles discusiones infructuosas, tanto con antichavistas de ignorancia política supina, como con chavistas fanáticos, en especial con las “termitas rojas rojitas”, esos que definiera Roberto Hernández Montoya en su artículo Termitas; esa rapaz especie con encendido verbo revolucionario como único elemento para mantenerse en el entorno gubernamental y así continuar con el devastador daño que le hacen a la patria y a la revolución. Con esta última premisa supongo no perder mi energía vital, ni ser tildado de desleal o traidor.

Las instituciones científicas y universitarias nacionales han pasado por etapas que fluctúan entre una oscura decadencia y un destacado esplendor; la última de ellas es evidenciada durante la primera década del presente siglo. Con el ascenso al poder de Hugo Chávez esas instituciones tuvieron el último de esos períodos de brillo, luego del oscuro lapso que transitó durante la segunda presidencia de Rafael Caldera y sus flamantes ministros de Cordiplan y Educación, ¿recuerdan las frases: “estamos mal pero vamos bien” y “la educación venezolana es un fraude”? ¿Hemos salido de ello? Son varios los hechos que dan muestran de esa luminosidad, traigo a la memoria algunos de ellos:

1. Devolución del Jardín Botánico de Caracas a la casa que vencía la sombras. Ese hermoso paraje capitalino le fue arrebatado a la Universidad Central de Venezuela por uno de sus ilustres catedráticos: Rafael Caldera, el mismo presidente del proceso de pacificación que fue manchado por la continuación de la persecución política de períodos presidenciales anteriores, por un considerable número de asesinatos y desaparecidos del ámbito universitario y por losmacabros allanamientos militares a varias universidades autónomas del país, entre ellas a aquella que sí vencía las sombras.

2. Importante ajuste salarial en todos los sectores laborales del espectro universitario, ello a pesar de las dudosas negociaciones que sobre el tema tejían (aún se hace con actores de la especie de termitas rojas rojitas) las oscuras y nada académica dirigencia de FAPUV, FAPICUV y otros órganos sindicales de los cuerpos administrativos y obreros de las instituciones científicas y universitarias del país.

3. Reconocimiento y cancelación, en muy corto tiempo, de las prestaciones sociales a los jubilados de todo el personal universitario. Por la forma en que fue realizado ese pago, se anuló la tradicional práctica proselitista de las autoridades rectorales para cumplir con ese compromiso. También se llevó a efecto el pago del fideicomiso derivado de los pasivos laborales generados desde mediados de la década de los años 1970, una deuda considerada impagable pero que se materializó gracias a la labor del entonces ministro de Educación Superior, Samuel Moncada; el mismo que actualmente defiende al país de los ataques de la derecha latinoamericana y mundial más troglodita, y que emanan de los devaluados espacios políticos en la OEA y en la ONU.

4. Importante impulso a las actividades de postgrado e investigación científica, vale recordar las misiones Ciencia (2006) y Alma Mater (2009). Hubo un significativo aumento tanto en las subvenciones a las actividades científicas y de innovación tecnológica, como en el auspicio y subvención a la organización de diversos eventos de carácter académico-científico. También se promovió la incorporación de un mayor número de personas a programas como el PEII (Programa de Estímulo a la Investigación e Innovación); igualmente se democratizó y aumentó la acreditación y subvención a proyectos que fueron contemplados en el “Proyecto Nacional Simón Bolívar” en su “Primer Plan Socialista del Desarrollo Económico y Social de la Nación” para el período 2007-2013.

5. Considerable aumento en el número de instituciones universitarias, colocando a Venezuela a la vanguardia en latinoamericana, y quizá en niveles geográficos mayores, en lo referente al número relativo de estudiantes universitarios. Viene a mi memoria un programa en cadena televisiva nacional en el que le fue presentado al presidente Hugo Chávez el proyecto de la Universidad de las Ciencias Exactas, allí le fue mostrado al presidente hasta la maqueta de las instalaciones que albergaría esa novedosa y necesaria universidad; transcurridos más de 10 años de esa cadena televisiva, esa futura universidad continúa como papel de trabajo. A lo largo de su vida como presidente de la República, fueron varias las ocasiones en las que Hugo Chávez manifestó y expuso la necesidad que tenía la patria (¡hoy aún más!) de competentes profesionales en Matemáticas, Física y Química e idóneos investigadores científicos.

Con esta muestra de acciones gubernamentales emprendidas por Hugo Chávez en pro del desarrollo educativo, científico y tecnológico, el país se encaminaría, con el sostenimiento de sus planes, a la consolidación de un cuerpo científico nacional y de instituciones universitarias con un alto nivel académico como ejes básicos y fundamentales para el alcance del país potencia, el real y necesario. Lamentablemente, vista la situación que actualmente atravesamos, es trivial notar el asombroso deterioro no solo de estos elementos estructurales, sino también en casi todos los pilares que deben sostener la construcción de la sociedad provista del ideal bolivariano: “mayor suma de felicidad posible, mayor suma de seguridad social y mayor suma de estabilidad política”. Este daño sufre una gigantesca aceleración con la enfermedad y muerte del presidente Hugo Chávez; tal desgracia arreció la acción devastadora de las termitas rojas rojitas desde sus hábitats en casi cualquiera de los organismos del estado: empresas básicas, gran parte de los ministerios, Asamblea Nacional, Asamblea Nacional Constituyente, gobernaciones y alcaldías; nidos que aún están allí, muy activos y socavando el proyecto político bolivariano; lo peor es que lucen invulnerables a las múltiples denuncias de diversos sectores de la sociedad, incluyendo las de importantes intelectuales y de numerosos actores políticos afectos a la revolución bolivariana. Otra obvia afirmación es que con la desaparición física de Hugo Chávez se potenciaron, de manera inimaginable y criminal, las acciones desestabilizadoras promovidas desde los Estados Unidos para acabar con el gobierno constitucional de Nicolás Maduro y borrar hasta el menor vestigio del ideal político que propició nuestra primera independencia; acciones estas que con diversas y novedosas formas de guerra, subyacen a sus objetivos económicos y al apetito imperial para apoderarse de nuestros inmensos recursos naturales; esas intervenciones belicistas cuentan con el concurso de una oposición política nacional, que a pesar de estar caracterizada por lo más degradado de los idearios políticos y por sus atajos terroristas y golpistas, ha logrado secuestrar la mayor parte del espacio de los macilentos partidos políticos y de otros organismos opositores; también ha conseguido la adhesión de una importante parte de la población, esa cuya formación y criterios políticos son fundamentados y alimentados de forma subterránea a través de las poco fiables redes sociales. Esos atropellos imperiales de desestabilización y polifacéticos escenarios de guerra contra la patria tienen el apoyo de varios gobiernos títeres, en su mayoría carentes de valores sociales democráticos, con históricos nexos con el narcotráfico, promotores y sostén de ejércitos paramilitares encargados de llevar a cabo las maniobras terroristas y de violaciones de los más elementales derechos humanos.

Efectivamente, le ha tocado muy duro el tránsito como Presidente de Venezuela a Nicolás Maduro, lo que no le exime de específicas responsabilidades; por ejemplo librarse de la plaga de termitas rojas rojitas que le rodean y adulan en su anillo político más próximo. ¿Cuántos del Gabinete Ejecutivo han sido removidos luego de su solicitud, en marzo pasado, de poner sus cargos a la orden? Uno se pregunta, ¿cuántos le hicieron caso? Varias observaciones al respecto, y hasta ruegos, han realizado distinguidos políticos e intelectuales, entre las que se destaca el crítico y autocrítico discurso que hiciera en el mes de diciembre pasado el diputado a la Asamblea Nacional Constituyente, Julio Escalona. Hasta estos días de mediados del mes de julio, el país político aún no se entera de cuántos ministros pusieron su cargo a la orden luego del pedido presidencial. Pocas destituciones se han producido en el tren ministerial a pesar que son muy escasos los funcionarios ministeriales que no se destacan por la ineficiencia, ineptitud y desidia. ¿Qué hay del equipo económico? ¿No es este suficientemente responsable del descalabro de la economía y la merma en el ingreso económico de la mayoría de los venezolanos como para ser destituido? El ingreso mínimo mensual nacional apenas ronda los USD 7 al cambio en las mesas oficiales. Bien es cierto que mediante el sistema de bonos asignados a través del portal de la Patria se contrapesa un tanto esa pérdida; sin embargo, esa forma de compensación salarial no es del todo satisfactoria y resulta ciertamente excluyente.

Retorno al objetivo específico de estas líneas. Hace 6 años el salario de los trabajadores universitarios (obreros, administrativos y profesores) inició una desmedida caída, al punto que en abril de este año, el mayor salario universitario (Profesor Titular a Dedicación Exclusiva) no llegó a los 14 USD mensuales al cambio oficial del sistema Dicom; más desgarrador, ese máximo salario universitario no alcanzaba para comprar al mes o 2,5 kilos de proteína animal, o tres cartones de huevos, o el tratamiento antihipertensivo de mi cónyuge y el propio; o más insolentemente, no alcanzaba para comprar una caja de cerveza, de muy mala calidad por cierto. Este cuadro ha incentivado un peligroso aumento en la desbandada de un altísimo porcentaje del personal universitario hacia el exterior, lo hacen en búsqueda de mejores condiciones de vida y de elementos que el estado venezolano ha dejado de aportar para realizar labores de docencia universitaria e investigación científica. Esos profesionales, en su mayoría con muy altas calificaciones académicas y científicas, era parte sustancial para sostener la esencia de la misión universitaria y científica; es este uno de los graves peligros del éxodo académico-científico. Desgraciadamente la fuga de cerebros, o diáspora científica venezolana como a muchos le agrada decir, es negada u ocultada por voceros ministeriales mediante argucias estadísticas. No develar, comprender ni revertir este inusual fenómeno en el cuerpo académico y científico venezolano, es inmoral y conducirá a una profundización en la desgracia nacional de tener un sistema educativo de muy mala calidad y un deficiente cuerpo científico y tecnológico; ambos elementos son indispensables para recorrer el camino correcto en cualquier proyecto de desarrollo social.

Siguiendo en el tema salarial; luego de la desaparición de las funestas organizaciones FAPUV, FAPICUV y análogas, ha emergido otra que parecía la tabla de salvación para optar a mejores condiciones laborales y a un salario digno, como reza la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela; sin embargo, tras tres convenciones colectivas firmadas, y una engavetada bajo el resguardo del más lúgubre ministro de Educación Universitaria que hemos tenido, las condiciones laborales en las instituciones universitarias y científicas del país han empeorado. Esta nueva organización sindical, cuyo rimbombante nombre y siglas es difícil recordar, ha excedido con creces la ineficiencia e incompetencia gremial de aquellas extintas y corruptas organizaciones de la cuarta república. No han sido capaces ni de concretar el programa “CLAP universitario”; de hecho, no pasaron de aplicar una encuesta para saber quienes aceptaban adherirse al programa. Por otra parte, no hay conocimiento exacto de cómo nace ese sustituto órgano, ni de cómo fue constituido su cuerpo directivo: ¿hubo algún proceso electoral nacional que condujera a su conformación? La verdad, lo desconozco. Algo que sí es verdad absoluta: toda su dirigencia es roja rojita, algunos de sus integrantes hasta es diputado a la Asamblea Nacional Constituyente. Hace muy pocas semanas se realizó un casi clandestino y escuálido “Congreso Constituyente de Trabajadora/es Universitaria/os”, ello en el marco de algo denominado “Congreso Constituyente de la Clase Obrera y el Frente Universitario Antiimperialista”. Con tanta escualidez transcurrió el asunto, que apenas en el programa de Venezolana de Televisión: Al aire, se hizo una corta entrevista a uno de esos difusos dirigentes gremiales, la que no pasó de ser un rosario jingles políticos carentes de ideas concretas para lograr la recomposición salarial de los trabajadores universitarios y su ambiente laboral. ¿Algún aporte de la cabeza ministerial sobre el tema?, no se escucha o lee ninguno. Finalizado el evento se esperaban las propuestas que emanarían del congreso ¿Qué se conoce de ellas? Hasta ahora, nada. Lo desgraciadamente cierto es que el salario mensual que percibe cada persona laboralmente adscrita a cualquier instituto de educación universitaria continúa siendo una vergüenza nacional; mientras, esa dirigencia gremial roja rojita permanece haciendo caso omiso a lo exigido constitucionalmente en el tema salarial.

Ahora algunas líneas dedicadas a los programas de pregrado y postgrado, programas de formación de científicos y a los programas de estímulo y apoyo a la investigación científica, desarrollo e innovación tecnológica. Todos ellos tuvieron un importante apoyo e impulso en la gestión presidencial de Hugo Chávez. Es una vergüenza (propia, colectiva y ajena) tener que narrar algunos de sus actuales infortunios, pero es inevitable pues mantenemos la esperanza que esta desgraciada realidad sea conocida por el Presidente de la República.

Así como la deserción profesoral, casi todos los programas de formación de profesionales universitarios están sufriendo una pérdida considerable en el número de estudiantes; en particular, el número de alumnos activos en las carreras de ciencias básicas es aterrador. Genéricamente las razones que conducen a este abandono estudiantil son claras: a) Necesidad de obtener algún rebusque que ayude a compensar el menoscabo en el ingreso familiar provocado por el bloqueo, la guerra, el sabotaje contra el país y la pésima respuesta del equipo económico gubernamental. b) Ausencia de un efectivo y digno programa de becas estudiantiles, los montos de las pocas asignadas son realmente humillantes. c) Desarticulación de los comedores que atendían la alimentación de los estudiantes universitarios más necesitados, y de los sistemas de transporte universitario urbano y suburbano. En ambos aspectos no solo es evidente la responsabilidad ministerial, también está a la vista la ineficiencia, ineptitud y desidia de la gerencia universitaria, sin distinción de ser o no afectos al gobierno.

Con relación a los programas nacionales de postgrado y su natural consorte: la actividad científica, el panorama tampoco es halagador. El éxodo al exterior del significativo porcentaje de académicos y científicos nacionales ha puesto en serio riesgo la continuidad y sostenimiento de los postgrados, aunado a ello está la inexistencia de programas nacionales estables de becas de postgrado; a esto también hay que añadir la incomprensible terquedad en varias instituciones que alojan y ejecutan programas de postgrados al no tener becas para sus propios programas, incluso con características de ayudantías docentes, pero que en paralelo se empeñan en mantener y actualizar unos sistemas arancelarios que se han convertido en piedra de tranca al ingreso de nuevos alumnos a esos postgrados. Es absolutamente paradójica esa testarudez: pensar que con los ingresos arancelarios se sostendrán esos programas, y al mismo tiempo olvidar que sin alumnos esos postgrados no existirían. Tal paisaje agrava aún más la situación e incide de forma negativa en el sostenimiento y creación de nuevos proyectos y líneas de investigación. En el área de las ciencias básicas, casi la totalidad de los estudiantes de postgrados son a su vez parte del personal docente de diversas instituciones universitarias; en consecuencia es obvio que con unos salarios que no alcanzan a cubrir las necesidades alimentarias, no tengan capacidad para pagar esos aranceles, que en algunos casos (incluso en universidades públicas) han sido indexados con el salario mínimo, que si bien es ridículamente bajo en casi cualquier contexto de país subdesarrollado, tal indexación es demasiado alta para un asalariado universitario venezolano. Existen postgrados en ciencias básicas que hace varios años no inician nuevas cohortes, por ende han quedado sin alumnos; hay programas de postgrados que recibiendo la autorización del Consejo Nacional de Universidades para su funcionamiento, no han iniciado actividades pues nadie concurre a los llamados de ingreso, ello por cuenta de las dificultades económicas y la ausencia del necesario apoyo institucional, local o nacional, que han sido narradas.

Sin postgrados sólidos no hay investigación científica, y sin esta no hay postgrados ni estables ni de calidad. Conclusión trivial: los programas de formación de nuevos y necesarios científicos y tecnólogos en el país están técnica y literalmente paralizados o desaparecidos. Igual suerte tuvieron programas tradicionales como el PEII; entre el 2015 y 2016 los investigadores e innovadores acreditados por ese programa dejamos de recibir, sin explicación alguna, el apoyo económico trimestral para llevar a efecto las labores inherentes a la investigación científica e innovación tecnológica, que incluso, ante el devaluado salario, servían de suplemento minúsculo a este. Ante la falta de información oficial podría afirmarse que el PEII se extinguió entre la basta e inoperante burocracia de los órganos directores oficiales de tales actividades. De la misma forma han desaparecido, desarticulados o desmantelados, los programas de apoyo y subvención a la organización de eventos nacionales de carácter científico y tecnológico. Es necesario mencionar que durante un acto televisado en cadena nacional el pasado mes de febrero, el Presidente Nicolás Maduro, en el marco del décimo tercer aniversario de la Misión Ciencia, además de aprobar la creación de centros científicos en cada estado del país, aprobó, “en apoyo alos científicos e investigadores que contribuyen día a día con el desarrollo integral de la Patria”, “recursos para un Bono Científico y la incorporación a un plan de asignación de Viviendas y Vehículos”. Aunque después de cinco meses de sus anuncios no se sabe nada de ellos, hay que decir: ¡enhorabuena Presidente! Ojalá se rectifiquen los errores propios de la Misión Ciencia, no se vuelvan a repetir los de la cuarta república y se tome definitiva y certeramente el rumbo para el logro de los objetivos de esa loable misión. El Presidente Chávez comprometía a la Misión Ciencia como plataforma para formar veinte mil nuevos doctores y darle entrenamiento de postgrado a sesenta mil licenciados. No obstante, según los datos de la Ricyt (Red de Indicadores de Ciencia y Tecnología), en la que participan instituciones y organismos nacionales de ciencia y tecnología de los países de toda América y la Península Ibérica, el anhelo del Presidente Chávez no se ha logrado; es más, el número anual de doctores graduados en postgrados nacionales hasta el año 2009 (no hay datos desde el 2010) vino en descenso. Con esos datos, no hay duda en asegurar que el equipo asesor en materia de ciencia y tecnología le ha mentido al Presidente Nicolás Maduro, tanto, que lo condujeron a decir en ese acto de febrero pasado, según se lee en el portal web de Telesur, que “Venezuela tiene la capacidad científica para el desarrollo de este campo en el país”; algo absolutamente falso vistas las condiciones actuales de nuestro aparato científico y tecnológico. El Presidente Hugo Chávez lo tuvo claro, para lograr esa capacidad era necesario crear una consolidada masa crítica de científicos y tecnólogos, coadyuvando con una red de postgrados nacionales consolidados, estables y de buena costura académica y científica.

Finalmente, mínimas palabras en relación a la infraestructura física de las instituciones universitarias. Producto de las terroríficas guarimbas, las brutales consecuencias del bloqueo, saqueo y guerra económica contra el país, los sabotajes al Sistema Eléctrico Nacional y demás métodos de destrucción del Estado, la desatención ministerial, su desidia y deshonrosa atención a estas instituciones, lo que unido a la negligencia e inoperancia de la mayoría de autoridades universitarias, han conducido a un lamentable y vergonzoso estado de sus instalaciones que causan indignación. No es exagerado afirmar que la infraestructura universitaria venezolana está en destrucción, o aun destruida, basta visitar y observar cada una de sus sedes para percibir esa cruda y desolada realidad; no exponemos ejemplos para evitarle pensar al lector ajeno al ámbito universitario que se le está mintiendo.

Está en las manos del Presidente de la República Bolivariana de Venezuela la capacidad de atajar el acelerado deterioro de la universidad venezolana y de la investigación científica e innovación tecnológica, y al mismo tiempo de recomponerlas a objeto de retomar el perdido camino al desarrollo social. Para tal fin son imprescindibles equipos ministeriales (chavistas o no) competentes y conocedores de las precarias y reales situaciones descritas. Numerosas son las críticas que se han hecho y hacen a la gerencia en el MPPEU (antes MPPEUCT), con ese nivel de ineficiencia, ineptitud y desidia nadie puede ser ministro.

Fuente: https://www.ensartaos.com.ve/universidad-e-investigacion-cientifica-en-la-venezuela-en-tiempo-de-crisis/

 

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Crueldad: Pedagogías y Contra-pedagogías

Por: Rita Segato

La forma

Este libro coloca a disposición del lector tres clases ofrecidas en a Facultad Libre de Rosario en agosto de 2016. Para los fines de esta publicación, las clases fueron reescritas en su totalidad. En su reescritura acompañé el itinerario temático de las exposiciones, pero fui completando las lagunas inevitables que dejamos al hablar. También gramaticalicé la expresión, porque la palabra hablada  es, algunas veces, sorprendentemente a-gramatical y antiestética. Pero mantuve, en la medida de lo posible, el estilo de la oralidad.

En las clases he trazado un panorama de mi recorrido por temas y debates desde la investigación para mi tesis doctoral hasta el presente.  Al hacerlo,  me he detenido en algunas experiencias y reflexiones, bañadas aquí apenas por una luz de bastidores, luz esquiva al intenso foco que delimita con claridad los bordes de las figuras cuando tratadas por la tecnología textual que se ha impuesto hoy en la academia. En ese sentido, estas tres clases representan una insubordinación, se acogen al Derecho a la Desobediencia y emprenden una huida ni siempre exitosa en dirección a la conversación, libertaria porque no sujeta el flujo del discurso a otra cosa que no sea su capacidad de nombrar lo que para el interlocutor será reconocible.  Nos han robado el tiempo, y con el tiempo se fue el arte y el placer de conversar. Podemos recuperar todavía algo de su creativa incerteza.

Ofrecí las tres clases aquí transcriptas y revisadas en la Facultad Libre de Rosario el 25, 26 y 27 de agosto de 2016. Ellas dan testimonio del estímulo creativo que recibí de los asistentes y de los organizadores. Aprovecho esta breve presentación para hurgar el diccionario en busca de palabras capaces de expresar mi agradecimiento y mi admiración a los jóvenes que me recibieron y anfitrionaron en la Facultad Libre, representados en la figura del Adriano Peirone. Aún en tiempos sombríos, mi estado de ánimo se recupera cuando recuerdo la dedicación de esos jóvenes a la tarea de mantener vivo el espacio comunitario de la Facultad, que permite la circulación y el debate de los conocimientos a través de los canales del compañerismo y por medio de un gesto educativo que resiste y rechaza la mercantilización del saber tan en la pauta tecno-académica de nuestros días.

A pesar de que revisé, edité, reescribí y complementé abundantemente las notas transcriptas para garantizar su comprensión, las tres clases que aquí se publican representan bien la deriva de mi manera de exponer a lo largo de muchos años. Uso el término deriva para describir lo que en inglés llaman “stream of consciousness”, traducible como “flujo de consciencia”, y estoy convencida de que permite algo próximo a una conversación en un nivel no plenamente consciente con las presencias en la sala – pido venia a los lectores sin tolerancia para todo lo que parezca esoterismo. Naturalmente, en la versión escrita , como dije, por quedar suspendida hasta cierto punto y solo hasta cierto punto la co-presencia de los interlocutores, el diálogo subterráneo entre la expositora y su público, he revisado cada párrafo, cambiando su redacción  y completando su sentido .

El tema

Llamo pedagogías de la crueldad a todos los actos y prácticas que enseñan, habitúan y programan a los sujetos a transmutar lo vivo y su vitalidad en cosas. En ese sentido, esta pedagogía enseña algo que va mucho más allá del matar, enseña a matar de una muerte desritualizada, de una muerte que deja apenas residuos en el lugar del difunto. La trata y la explotación sexual como practicadas en los días de hoy son los más perfectos ejemplos y, al mismo tiempo, alegorías de lo que quiero decir con pedagogía de la crueldad. Es posible que eso explique el hecho de que toda empresa extractivista que se establece en los campos y pequeños pueblos de América Latina para producir commodities destinadas al mercado global, al instalarse trae consigo o es, inclusive, precedida por burdeles y el cuerpo-cosa de las mujeres que allí se ofrecen.

Cuando hablo de una pedagogía de la crueldad me refiero a algo muy preciso, como es la captura de algo que fluía errante e imprevisible, como es la vida, para instalar allí la inercia y la esterilidad de la cosa, mensurable, vendible, comprable y obsolescente, como conviene al consumo en esta fase apocalíptica del capital. El ataque sexual y la explotación sexual de las mujeres son hoy actos de rapiña y consumición del cuerpo que  constituyen el lenguaje más preciso con que la cosificación de la vida se expresa. Sus deyectos no van a cementerios, van a basurales.

La repetición de la violencia produce un efecto de normalización de un paisaje de crueldad y, con esto, promueve en la gente los bajos umbrales de empatía indispensables para la empresa predadora. La crueldad habitual es directamente proporcional a formas de gozo narcísico y consumista, y al aislamiento de los ciudadanos mediante su desensitización al sufrimiento de los otros. Un proyecto histórico dirigido por la meta del vínculo como realización de la felicidad muta hacia un proyecto histórico dirigido por la meta de las cosas como forma de satisfacción[1].

La sujeción de las personas a la condición de mercancía impuesta a las mayorías por el carácter precario del empleo y del salario, así como el retorno y expansión del trabajo servil, semi-esclavo y esclavo, también son parte de lo mismo. La predación de territorios que hasta hace poco permanecían como espacios de arraigo comunal, y de paisajes como inscripciones de la historia, es decir, como libros de historia, para su conversión en commodities por la explotación extractivista en las minas y el agro-negocio son facetas de esa cosificación de la vitalidad pachamámica. Incluyo aquí también la alienación, robo o cancelación de la fluencia del tiempo vital, encuadrado ahora, encarcelado, por los preceptos del capital -competitividad, productividad, cálculo de costo/beneficio, acumulación, concentración-, que confiscan la fluencia que llamamos “tiempo” en la que toda vitalidad está inmersa. La pedagogía de la crueldad es, entonces, la que nos habitúa a esa disecación de lo vivo y lo vital, y parece ser el camino inescapable de la modernidad, su último destino.

El paradigma de explotación actual supone una variedad enorme de formas de desprotección y precariedad de la vida, y esta modalidad de explotación depende de un principio de crueldad consistente en la disminución de la empatía de los sujetos. Como he afirmado en otras oportunidades[2], el capital hoy depende de que seamos capaces de acostumbrarnos al espectáculo de la crueldad en un sentido muy preciso: que naturalicemos la expropiación de vida, la predación, es decir, que no tengamos receptores para el acto comunicativo de quien es capturado por el proceso de consumición. Expropiar el aliento vital pasa a ser visto como un mero trámite que no comporta dolor, que no puede comunicarse, un acto maquinal, como cualquier consumición. Es por eso que podemos decir que la estructura de personalidad de tipo psicopático, no vincular, defectiva en lo que respecta a emociones y sentimientos, es la personalidad modal de nuestra época por su funcionalidad a la fase actual extrema del proyecto histórico del capital: la relación entre personas vaciada y transformada en una relación entre funciones, utilidades e intereses.

Es muy difícil encontrar las palabras adecuadas para describir lo que no es nada, la nada marmórea restante del proceso de consumición y obsolescencia en que se ha transformado la vida en los centros de la modernidad. ¿Acaso no percibimos que todas las obras de la más nueva tecnología inician su proceso de degradación apenas erigidas? ¿No es éste, entonces, un ambiente mortuorio, de decadencia acelerada?

Naturalmente, las relaciones de género y el patriarcado juegan un papel relevante como escena prototípica de este tiempo. La masculinidad está más disponible para la crueldad porque la socialización y entrenamiento para la vida del sujeto que deberá cargar el fardo de la masculinidad lo obliga a desarrollar una afinidad significativa -en una escala de tiempo de gran profundidad histórica- entre masculinidad y guerra, entre masculinidad y crueldad, entre masculinidad y distanciamiento, entre masculinidad y baja empatía. Las mujeres somos empujadas al papel de objeto, disponible y desechable, ya que la organización corporativa de la masculinidad conduce a los hombres a la obediencia incondicional hacia sus pares –y también opresores-, y encuentra en aquéllas las víctimas a mano para dar paso a la cadena ejemplarizante de mandos y expropiaciones.

En este sentido, es muy importante no guetificar la cuestión de género. Esto quiere decir, no considerarla nunca fuera del contexto más amplio, no verla exclusivamente como una cuestión de la relación entre hombres y mujeres, sino como el modo en que esas relaciones se producen en el contexto de sus circunstancias históricas. No guetificar la violencia de género también quiere decir que su carácter enigmático se esfuma y la violencia deja de ser un misterio cuando ella se ilumina desde la actualidad del mundo en que vivimos.

El hombre campesino-indígena a lo largo de la historia colonial de nuestro continente, así como el de las masas urbanas de trabajadores precarizados, se ven emasculados como efecto de su subordinación a la regla del blanco, el primero, y del patrón, el segundo -patrón blanco o blanqueado de nuestras costas. Ambos se redimen de esta emasculación, de esta vulneración de su condición social, laboral, incompatible con las exigencias de su género mediante la violencia. Ante el avance de la pedagogía de las cosas, como también podríamos llamarle a la pedagogía de la crueldad, el hombre indígena se transforma en el colonizador dentro de casa, y el hombre de la masa urbana se convierte en el patrón dentro de casa. En otras palabras, el hombre del hogar indígena-campesino se convierte en el representante de la presión colonizadora y despojadora puertas adentro, y el hombre de las masas trabajadoras y de los empleos precarios se convierte en el agente de la presión productivista, competitiva y operadora del descarte puertas adentro.

A esto se le agrega la expansión  de los escenarios de las nuevas formas de la guerra en América latina, con la proliferación del control mafioso de la economía, la política y de amplios sectores de la sociedad. La regla violenta de las pandillas, maras, sicariatos y todos los tipos corporaciones armadas que actúan en una esfera de control de la vida que he caracterizado como para-estatal atraviesa e interviene el ámbito de los vínculos domésticos de género, introduce el orden violento circundante dentro de casa. Es imposible hoy abordar el problema de la violencia de género y la letalidad en aumento de las mujeres como si fuera un tema separado de la situación de intemperie de la vida, con la suspensión de las normativas que dan previsibilidad y amparo a las gentes dentro de una gramática compartida.

Al hablar de la pedagogía de la crueldad no podemos olvidarnos de mencionar a los medios masivos de información, con su lección de rapiña, escarnio y ataque a la dignidad ejercitadas sobre el cuerpo de las mujeres. Existe un vínculo estrecho, una identidad común, entre el sujeto que golpea y mata a una mujer y el lente televisivo. También forma parte de ese daño la victimización de las mujeres a manos de los feminicidas como espectáculo televisivo de fin de tarde o de domingos después de misa. Los medios nos deben una explicación sobre por qué no es posible retirar a la mujer de ese lugar de víctima sacrificial, expuesta a la rapiña en su casa, en la calle y en la sala de televisión de cada hogar, donde cada una de estos feminicidios es reproducido hasta el hartazgo en sus detalles mórbidos por una agenda periodística que se ha vuelto ya indefendible e insostenible.

A partir de lo dicho, ¿cómo entonces concebir y diseñar contra-pedagogías capaces de rescatar una sensibilidad y vincularidad que puedan oponerse a las presiones de la época y, sobre todo, que permitan visualizar caminos alternativos?  Son cuatro los temas que vinculo a la posibilidad de instalar en el mundo esas contra-pedagogías. Me referiré a ellos de forma muy sucinta y aforística, más que nada como una convocatoria para juntar esfuerzos y seguir debatiendo. El texto de las clases podrá dar pistas para entender mejor lo que propongo.

  1. La contra-pedagogía de la crueldad tendrá que ser una contra-pedagogía del poder y, por lo tanto, una contra-pedagogía del patriarcado, porque ella se contrapone a los elementos distintivos del orden patriarcal: mandato de masculinidad, corporativismo masculino, baja empatía, crueldad, insensibilidad, burocratismo, distanciamiento, tecnocracia, formalidad, universalidad, desarraigo, desensitización, limitada vincularidad. El patriarcado, como he afirmado anteriormente[3], es la primera pedagogía de poder y expropiación de valor, tanto en una escala filogenética como ontogenética: es la primera lección de jerarquía, aunque la estructura de esa jerarquía haya ido mutando en la historia[4].
  1. La experiencia histórica de las mujeres podrá sentar el ejemplo de otra forma de pensar y actuar colectivamente. Una politicidad en clave femenina es –no por esencia sino por experiencia histórica acumulada[5]-, en primer lugar una política del arraigo espacial y comunitario; no es utópica sino tópica; pragmática y orientada por las contingencias y no principista en su moralidad; próxima y no burocrática; investida en el proceso más que en el producto; y sobre todo solucionadora de problemas y preservadora de la vida en el cotidiano.
  1. Las mujeres hemos identificado nuestro propio sufrimiento y hablamos de él. Los hombres no han podido hacerlo. Una de las claves del cambio será hablar entre todos de la victimización de los hombres por el mandato de masculinidad y por la nefasta estructura corporativa de la fratria masculina. Existe violencia de género intra-género, y la primera víctima del mandato de masculinidad son los hombres: obligados a curvarse al pacto corporativo y a obedecer sus reglas y jerarquías desde que ingresan a la vida en sociedad. Es la familia la que los prepara para esto. La iniciación a la masculinidad es un tránsito violentísimo. Esa violencia va más tarde reverter al mundo. Muchos hombres hoy se están retirando del pacto corporativo, marcando un camino que va a transformar la sociedad. Lo hacen por sí, en primer lugar. No por nosotras. Y así debe ser.
  1. De una forma esquemática es posible decir que existen dos proyectos históricos en curso en el planeta, orientados por concepciones divergentes de bienestar y felicidad: el proyecto histórico de las cosas y el proyecto histórico de los vínculos, dirigidos a metas de satisfacción distintas, en tensión, y en última instancia incompatibles. El proyecto histórico centrado en las cosas como meta de satisfacción es funcional al capital y produce individuos, que a su vez se transformarán en cosas. El proyecto histórico de los vínculos insta a la reciprocidad, que produce comunidad. Aunque vivamos inevitablemente de forma anfibia, con un pie en cada camino, una contra-pedagogía de la crueldad trabaja la consciencia de que solamente un mundo vincular y comunitario pone límites a la cosificación de la vida.

En Brasília, el  martes 13 de  febrero de 2018

[1] Para una extensión sobre el tema, ver “La pedagogía de la crueldad”, entrevista que di a Verónica Gago  publicada en  Las 12, Página 12, Buenos Aires, 29 de mayo de 2015

[2] “Patriarcado: del borde al centro. Disciplinamiento, territorialidad y crueldad en la fase apocalíptica del capital”en La Guerra contra las mujeres. Madrid: Traficantes de Sueños, 2016

[3] Ver Las estructuras elementales de la violencia Buenos Aires: Prometeo, 2003 y 2013.

[4] Ver La Crítica de la Colonialidad en Ocho Ensayos y una Antropología por Demanda,Buenos Aires: Prometeo, 2015

[5] Ver “Manifesto in Four Themes” in  Critical Times 1/1, 2018 (de próxima aparición)

Fuente: http://insurgenciamagisterial.com/crueldad-pedagogias-y-contra-pedagogias/

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La violenta amenaza a la educación pública

Por: Rafael Rosell.

La llamada “educación pública” – aquella que provee el Estado – está en problemas, los que son provocados por los mismos que dicen protegerla y promoverla. En estas semanas hemos visto dos claros ejemplos de quienes señalan que es necesario fortalecer la educación pública, aunque hacen justamente lo contrario.

Por una parte, tenemos el paro del Colegio de Profesores. Si bien sus  reivindicaciones históricas son legítimas, es una movilización que daña principalmente a los niños y jóvenes de menos recursos.

Debido a que los alumnos están de vacaciones, las protestas han bajado de intensidad, pero pronto volveremos a ver las posturas encontradas del gremio y del gobierno.

Mientras los estudiantes de colegios particulares se han mantenido en clases durante todo el paro, los de establecimientos púbicos no pudieron hacerlo. De esta forma, solo por venir de familias más pobres, se les ha sido vulnerado el derecho humano básico y fundamental de contar con  una educación de calidad.

La pérdida de un sólo día de clases es irrecuperable, ya que cuando los alumnos que no han tenido una enseñanza sistemática se enfrenten a una prueba de admisión a la universidad, estarán en clara desventaja.

También hemos sido testigos de cómo un grupo minoritario de estudiantes del Instituto Nacional protagonizan caos y violencia; lo que es especialmente grave ya que históricamente este emblemático liceo ha sido considerado como ejemplo de calidad en la educación pública. Aunque no comparto la idea de cerrarlo, entiendo la profunda frustración del alcalde Felipe Alessandri como sostenedor.

Como educador, hay hechos que son incomprensibles, como que algunos de los apoderados agredieran a diputados de la Comisión de Educación que visitaron el colegio y las amenazas de muerte que ha recibido el propio alcalde Alessandri de parte del presidente del centro de alumnos.

Algunos de los responsables de la crisis del Instituto Nacional tienen una visión saturada de ideología añeja y sesgada: no son más de 40 alumnos y de un grupo de padres que actúan como verdaderos activistas.

¿Cómo se entiende que tenga varios centros de padres y que alguno de ellos estén más preocupados de que no se apruebe el TPP-11 que de la calidad de la educación que reciben sus hijos?

La demanda transversal de los estudiantes y sus padres debe ser la urgente mejora de la infraestructura. ¡Pero eso no se logra destruyéndola!

Según la última encuesta CEP, la educación ocupa el cuarto lugar entre los problemas que los chilenos creen que necesitan una solución mas urgente, siendo, además, la inquietud que más sube en importancia.

El mismo sondeo grafica que la evaluación del Estado de la educación baja significativamente desde la CEP de noviembre del 2018.

A miles de padres, apoderados, educadores y autoridades nos preocupa cómo estamos educando a nuestros niños, niñas y jóvenes. Nos inquieta, no las movilizaciones que son una forma de dar visibilidad a una problemática, sino la violencia que algunas veces se genera en éstas, que paralizan a colegios y universidades.

Desde el estallido de las protestas estudiantiles en el 2006, estas muchas veces estuvieron dominadas por la violencia. Lamentable, esa forma de manifestarse nunca fue abiertamente rechazada por sus dirigentes y las autoridades de la época no supieron cómo manejarla.

Incluso más, a que quienes encabezaron esas tomas, que produjeron pérdidas de cientos de horas de clases, destrucción de infraestructura y un daño irreversible en la formación académica, nunca se les exigió que asumieran la responsabilidad sobre sus actos. Al no condenar frontalmente la violencia y hacerla admisible estableciendo excepciones, estamos dando señales negativas a las futuras generaciones.

¡Como sociedad le estamos diciendo a nuestros jóvenes que la violencia es una efectiva herramienta para lograr lo que se busca! Ello porque pareciera ser que el mundo político y la sociedad en general solo escucha los profundos problemas que aquejan al país real cuando explota violentamente el descontento.

La violencia que reina en el Instituto Nacional está minando un símbolo. Durante décadas, este establecimiento ha representado una posibilidad real de inclusión, excelencia académica y oportunidades para miles de talentosos jóvenes que no tuvieron la suerte de crecer en familias privilegiadas.

La educación del siglo XXI debe ser un motor de integración que otorgue herramientas a jóvenes que nacieron en clases con menos capital económico y social y no continuar como un multiplicador de iniquidades.

Solo así, de una vez por todas, podremos “emparejar la cancha” y subir a todos a los patines de una educación pública y privada de calidad.

Fuente del artículo: https://opinion.cooperativa.cl/opinion/politica/la-violenta-amenaza-a-la-educacion-publica/2019-07-23/092419.html

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