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La victoria de lo sublime

La victoria de lo sublime

250 años del nacimiento de Beethoven

04/07/2020 | Guilherme de Alencar Pinto

Ludwig van Beethoven (1770-1827) es quizá el compositor más influyente de la historia de la música. A partir del siglo XX, la música popular tuvo una masividad que no era alcanzable en sus tiempos, pero en ella el portador de influencias es la interpretación, no la composición, y, además, la gran segmentación de ese sector impide que se destaque una figura, cosa que sí es posible en la cultura eurocéntrica del siglo XIX. Sólo Wagner (1813-1883) puede hacerle mella, pero hay que señalar que la idolatría suscitada por este estuvo siempre potenciada por una controversia encendida, mientras que el caso de Beethoven se parece más a la de su casi casi coetáneo Artigas, es decir, se convirtió en una figura casi intocable y reivindicada por todos (en la famosa controversia entre Wagner y Brahms, ambos fundamentaban sus posiciones evocando a Beethoven).

Con Beethoven se da un fenómeno único: hay una etapa extensa de su trayectoria –el momento en que él operó de forma más concentrada su revolución musical– en que parece que no había otro compositor en el mundo. En 1803, Joseph Haydn (1732-1809) dejó de componer. De ahí hasta 1813, cuando Rossini (1792-1868) embocó sus primeros éxitos operísticos, no hay obra alguna, que no sea de Beethoven, que integre el repertorio habitual de los conciertos, grabaciones, que esté en la memoria común o haya ejercido una influencia significativa. Recién a partir de ese momento empezaron a surgir las primeras composiciones relevantes de Schubert, Paganini, Weber y Meyerbeer, que prepararon la llegada de la llamada generación romántica (Berlioz, Mendelssohn, Chopin, Schumann, Liszt, Wagner).

Por supuesto, durante esos diez largos años de soledad histórica de Beethoven, la vida musical siguió tan activa como siempre. Cada corte, cada iglesia y cada municipalidad tenía su maestro de capilla. Los nombres más destacados, como Spohr, Reicha, Cherubini, Hummel, Boieldieu, Méhul, Gossec, Kozeluch, Dussek, Ries, Spontini, Paer, Paisiello y Mayr rellenan los libros de historia, porque quedaría poco serio no poner a nadie. Pero ¿cuántas personas que no tengan el oficio de musicólogos tuvieron un contacto real con alguna de sus producciones? Quienes estudiaron piano a la antigua habrán sufrido las piezas didácticas, increíblemente aburridas, de Czerny, Cramer o Clementi. Del que todos sí escucharon hablar fue de Salieri, cuya exagerada fama de compositor mediocre se debe a las versiones ficcionales de la leyenda urbana de que, envidioso, envenenó a Mozart (cuyo hijo Franz Xaver Mozart también integra esa legión generacional de compositores olvidados).

Esos diez años en que la historia hace un primer plano (en sentido cinematográfico) sobre Beethoven, y que deja a los demás como extras fuera de foco al fondo, se puede explicar de dos maneras. Lo más racional sería asumir que la versión hegemónica de la historia, Beethoven-céntrica, borró esos nombres en forma injusta o determinó criterios de valor moldeados por Beethoven en los cuales ellos no encajan. La otra explicación sería mágica, aunque la sensibilidad romántica, con su propensión teleológica, podría aceptarla: el resto del mundo se replegó expresamente para que el destino histórico se pudiera cumplir, sin impedimentos, a través del avatar elegido por las musas: Beethoven.

El relato canónico hizo mucho por romantizar a Beethoven con el estereotipo del genio artístico: el hombre de personalidad impulsiva, consciente de su propia grandeza y en eterno conflicto con las circunstancias; desgreñado y descortés, porque su concentración en la inspiración no le dejaba tiempo para pequeñeces prosaicas. Encima de sufrir de una gran infelicidad en el amor, fue acometido por el golpe cruel de quedar privado de la audición. En vez de doblegarse frente a esas dificultades, respondió componiendo unos monumentos de magnitud sin precedentes, como sacándole la lengua al destino en un estilo que, a veces, podía ser avasallantemente furibundo. Era fácil sentir esa música como un reflejo espontáneo de su personalidad excepcional y de los eventos de su vida, y ese componente de sinceridad podía excusar extrañezas que, en otras circunstancias, hubieran sido tomadas como errores. Aun en vida, se generó con él (y él cultivó) esa idea historicista de que estaba adelante de su tiempo, y quedó como un crack, porque efectivamente el futuro le dio la razón.

Beethoven se convirtió en la personificación ideal de la afirmación de un humanismo individualista y de la sustitución de una estética de lo bello por una estética de lo sublime. Su música ya no funciona como un ornamento convencionalmente agradable para la vida, sino que es un objeto extraño cuya apreciación exige esfuerzo, y la recompensa no es el simple placer inmediato, sino la elevación trascendente, la iluminación del espíritu. Entran en juego criterios como los de la originalidad, la innovación e incluso el de un cierto grado de desacomodo, de provocación al público. Forcejeó con los límites (de lo técnicamente tocable, de lo estéticamente soportable) y contribuyó a establecer nuestro modelo de consumo musical, es decir, el que jerarquiza radicalmente a los creadores e intérpretes profesionales y los opone a un amplio público pasivo que paga por el acceso (relegando los otros formatos, el de la música doméstica y el de las músicas funcionales de las cortes e iglesias).

Es muy fácil poner en duda la seriedad de un vanguardista que hace cosas incomprensibles, pero Beethoven bloqueó esas críticas demostrando un indiscutible virtuosismo de escritura también en terrenos conocidos, y, además, logró movilizar el entusiasmo popular de su tiempo y del nuestro: aparte de “Para Elisa”, todo el mundo conoce su “Oda a la alegría”, la “Sonata del claro de luna”, el cha cha cha chaaaan que empieza la Quinta sinfonía, o incluso la música del programa de televisión Chespirito (que proviene de Las ruinas de Atenas, 1811). Junto a esas piezas integradas al folclore global hay como cuarenta más que son archiconocidas de los frecuentadores de conciertos, y no hay nada que lleve su firma que no suscite curiosidad, que no esté disponible en ediciones impresas de partituras o no se consiga en grabaciones.

Beethoven produjo un gran impacto por haber hecho lo que hizo y por haber sido como era, pero también hubo, entre sus contemporáneos más jóvenes y en las generaciones siguientes, muchas ganas de que existiera una figura como él. La sensación es que vino a ocupar un lugar que estaba ahí, a la espera de ser ocupado. Para satisfacer ese deseo colectivo, los relatos de su vida y obra suelen ser parcializados. Se puso mucho énfasis en su apoyo a la revolución francesa y en su admiración por Napoleón; el alma liberal demócrata vibra con la anécdota de que, cuando Napoleón se autoproclamó emperador (1804), Beethoven, que había recién completado una Sinfonía Bonaparte, se indignó y quitó su nombre del título (la obra se publicaría como Sinfonía heroica). El título original fue tachado en forma tan intempestiva que agujereó el papel. Este precioso registro de la furia beethoveniana (la copia agujereada) persiste en la biblioteca de la Gesellschaft der Musikfreunde, en Viena, y apoya la idea del compositor como un decidido revolucionario, republicano y antiautoritario. El resto de la historia, aunque no es ningún secreto, no hizo tanta leyenda: con el paso de los años, Beethoven tendió a hacerse más conservador, y su cercanía personal y profesional con miembros de la aristocracia, además de un cambio global de sensibilidad, lo hizo menos propicio a la idea de cambios sociopolíticos revolucionarios.

La vida

Por haber nacido en la ciudad de Bonn (el 16 de diciembre de 1770), Beethoven suele ser vindicado por Alemania como un compositor alemán. Bonn era la sede del Arzobispado de Colonia, un electorado teocrático católico.

Su padre era músico y soñó con que fuera un niño prodigio, como había sido Mozart. Alcohólico, golpeaba constantemente al hijo para que diera todo de sí en los estudios. Ludwig nunca llegó al nivel descollante que Mozart había tenido de niño, pero cuando tenía 7, dio su primer concierto como pianista, y a los 11 escribieron el primer artículo periodístico sobre su talento. Cuando tenía 12, aparecieron las primeras publicaciones de composiciones suyas, y a los 13 fue nombrado organista de la corte de Bonn (el único empleo regular que tuvo en su vida).

En 1792 se mudó a Viena, becado por el gobierno de Bonn para estudiar con Haydn. Mozart se había muerto el año anterior, y todos veían a Beethoven como el nuevo Mozart. Vaya mochila pesada para cargar, sumada a la presión sufrida desde niño. Es realmente admirable que Beethoven haya podido contemplar con humildad y lucidez sus diferencias con su ídolo y modelo: componer le resultaba mucho más difícil y el momento histórico-estético estaba cambiando. Incluso tras haberse convertido, de inmediato, en una de las más importantes personalidades musicales de Viena, en vez de dejarse inflar, siguió buscando ayuda (luego de las clases con Haydn, estudió con Johann Georg Albrechtsberger y con Salieri). Aunque ya tenía composiciones publicadas, recién a los 24 años se dignó a considerar que empezaba su obra canónica, estampando su colección de tríos como “opus 1”. Se atrevió con su Primera sinfonía a los 29, una edad en la que Mozart ya había escrito una cincuentena de sinfonías.

Así fue estableciendo su modalidad, la de escribir relativamente pocas obras pero de alto impacto, mientras causaba furor como pianista, incluso más virtuoso que Mozart, aunque con un sonido más duro. Todo parecía ir viento en popa cuando, en 1801, se percató de una notoria pérdida de audición. Al año siguiente, los médicos concluyeron, correctamente, que el proceso era irreversible y que, con el paso de los años, quedaría totalmente sordo. Es entonces que Beethoven redacta su testamento de Heiligenstadt, dirigido a sus hermanos, pero que luego le habla a Dios y a la humanidad. Allí manifiesta el propósito de suicidarse, pero luego recapacita frente a la necesidad de seguir creando. El lenguaje tiene mucho de la cursilería que caracterizó a Beethoven, tanto en la expresión verbal como en la musical, cuando pretendía volcar sentimientos y pensamientos elevados. El documento nunca fue enviado y, al igual que su otro escrito famoso, la carta a la anónima amada inmortal (1812), fue encontrado entre sus pertenencias luego de su muerte, como si él tuviera la pretensión de que esas proclamas contribuyeran a direccionar, románticamente, la imagen que la posteridad tendría de él.

Beethoven sublimó sus frustraciones en obras monumentales, que empiezan en forma dramática y afligida, pero que, luego de un sufrido proceso de lucha y esfuerzo, arriban a la victoria. En su tiempo, no todos entendían esa música compleja, intensa, extraña y desmesurada, pero para muchos, sobre todo jóvenes, fue la encarnación misma de una sensibilidad nueva. En su histórica crítica (1810) de la Quinta sinfonía, E.T.A. Hoffmann considera que “la música de Beethoven […] enciende ese anhelo infinito que es la esencia del Romanticismo”.

En Viena, Beethoven prescindió de tener empleo fijo, lo que no era usual, salvo en el mundo de la ópera. Prefirió preservar su independencia y lanzarse al mercado cumpliendo encargos puntuales y vendiendo piezas a editores de partituras. No era un camino fácil (Mozart había tratado de emprenderlo y murió pobre, dejando desvalida a su familia), pero, en la práctica, pudo subsistir. Hubo un momento especialmente desalentador, en 1808, en el que consideró capitular y aceptó el ofrecimiento de Jerónimo Bonaparte para asumir como el compositor oficial del reino de Westfalia. Ello inquietó sobremanera a la aristocracia vienesa, y un grupo de nobles de altísima jerarquía acordaron otorgarle una pensión vitalicia con la única condición de que siguiera viviendo en Viena. Ese ejemplo pionero de mecenazgo por subvención es muy significativo. Hasta unas décadas antes, un músico, por mejor que fuera, era visto por el aristócrata como un servidor encargado de agregar entretenimiento, placer y belleza a su vida, y un elemento más en su ostentación de magnificencia. Ahora, sin embargo, había cambiado la balanza de poder, ya que auspiciar las artes no era meramente un lujo, sino una necesidad. Había conciencia de que los esquemas mercadológicos del capitalismo industrial todavía no eran capaces de sostener la actividad artística altamente especializada que la civilización europea había desarrollado, de modo que el auspicio de la aristocracia era fundamental, y ejercer esa función contribuía a legitimar la nobleza. En los hechos, pasados más de dos siglos, los nombres de los príncipes Kinsky, Lobkowitz y Lichnowsky o del archiduque Rodolfo sobreviven por su asociación con Beethoven mucho más que por sus realizaciones políticas.

El valor de compra de la pensión vitalicia mermó pronto, debido a la fuerte inflación que siguió a las guerras napoleónicas. El aprieto económico fue uno de los motivos para la amargura que pautó sus últimos años. Otras razones fueron la sordera (ya entonces total), la soledad afectiva y la sensación de que, a partir de aproximadamente 1815, muchos del público y de la intelectualidad empezaron a preferir compositores más jóvenes y fáciles, como Rossini y Weber.

Aportes musicales

Desde muy joven, Beethoven se destacó por la originalidad de su material temático y de su escritura instrumental. Se destacaba por la energía rítmica, un aspecto en que su único precedente, Vivaldi (1678-1741), en ese momento estaba totalmente olvidado. A ello Beethoven agregaba una impetuosa agresividad que es, quizá, su rasgo más reconocible.

Es muy común que historiadores y críticos dividan su obra en tres períodos, pero luego se ven en problemas para caracterizar esos períodos de una manera que condiga con la realidad. Podemos incrementar la precisión y reducir la incoherencia dividiendo cada uno de esos períodos en dos y sustituyendo las descripciones generales por el mero señalamiento de la presencia destacada de determinados rasgos. La primera parte del primer período (llamémoslo 1A) serían las obras de la infancia y adolescencia. El 1B vendría a partir de sus Tríos, opus 1 (1795); comprende su etapa como el nuevo Mozart o el nuevo Haydn y se extiende a obras de una notoria originalidad que ya no son el nuevo nadie. De ese tiempo, su obra más recordada debe ser la Sonata casi una fantasía, opus 27, nº 2, conocida como “Claro de luna”, prototipo de una concepción romántica de pieza para piano destinada a funcionar no tanto como discurso, sino como una instalación sonora que genera un clima sugerente: el flujo de los tresillos en la mano derecha, las notas profundas y esparcidas del bajo bien grave, la melodía parca, los claroscuros dados por la alternancia súbita entre mayor y menor, y la intervención eventual de esa figura zigzagueante que sube y baja, todo bañado en resonancia (el pedal constantemente apretado).

La etapa 2A sería la llamada fase heroica de su producción, posterior al diagnóstico de sordera y al testamento de Heiligenstadt. Es su momento más influyente, el de la soledad histórica aludida al inicio de esta nota. Para hacer la Sinfonía heroica (1804), entre otras cosas, Beethoven tuvo que resolver problemas estructurales para sostener una pieza tan larga (unos 50 minutos). La dimensión de la obra no era una mera cuestión de megalomanía: era una condición imprescindible para acentuar el aspecto antropomórfico que la música clásica venía desarrollando, es decir, músicas que emulan procesos psicológicos o narrativos. Aquí los picos de emoción son construidos con recursos que imitan el esfuerzo: un intento sale mal, entonces buscamos otro camino, recobramos el aliento, redoblamos y finalmente accedemos al clímax. Sin esa sensación de tiempo transcurrido, de sustancia acumulada, no se podría justificar el clímax de una crispación sin precedentes: la orquesta a pleno martillando por cinco veces consecutivas un acorde disonante (séptima mayor) que suena como un bocinazo y que desemboca, antes de aflojar, en un acorde aun más disonante. La duración del movimiento permite algo más: generar una historia para el tema principal. Ese tema tiene todos los atributos de un toque militar, pero es presentado de una forma que contradice esa vocación: con una dinámica suave en los violonchelos y con un final descendente y disonante. En el correr de la pieza ese tema irá, poco a poco, cumpliendo su destino: la sonoridad brillante de cornos y trompetas, la dinámica fuerte y un final consonante y ascendente, erecto. En términos de guion cinematográfico, se puede decir que ese tema tiene un arco de desarrollo, sufre un proceso irreversible, termina distinto de como empezó luego de haber pasado por una serie de aventuras, algunas dolorosas y otras placenteras. Esa profundización de la narrativa dramática de la música contribuyó a incrementar el estatus y el atractivo de la música instrumental, que ahora competía con la novela, el teatro y, más adelante, con el cine, compartiendo la potencialidad transformadora o filosófica de esas formas artísticas y trascendiendo la mera función de modular el ánimo momentáneo del oyente.

La duración del primer movimiento de la Heroica estaba obtenida con el procedimiento mozartiano de emplear una profusión de ideas temáticas. Pero el ideal de Beethoven, siguiendo a Goethe, tenía más que ver con la conquista de una organicidad, que fue lo que buscó con la Quinta sinfonía (1808). El motivo inicial de cuatro notas aparece por doquier, no sólo en el primer movimiento. El scherzo engancha con el finale luego de una extensa preparación, en que la música crece desde la esquelética sonoridad de pizzicati hasta la explosión solar del tutti con toda la orquesta haciendo un tema rimbombante. Es un efecto tan fuerte que, para la reexposición, Beethoven lo tuvo que repetir, reiterando una parte del movimiento previo, que surge implantado en el Finale como si fuera un flashback. De esa manera, los movimientos de la obra se volvieron inseparables, ya que están entrañados unos en los otros, y la pieza entera suena como un periplo unificado que va del inconformismo rabioso del inicio a la gloria victoriosa del final.

La relativa tranquilidad propiciada por la pensión vitalicia (1808) dio inicio a la etapa 2B, la fase romántica. Las obras se vuelven más breves y también más líricas, nostálgicas, menos incisivas. Es el momento en que Beethoven más se va a parecer a la generación siguiente, la generación romántica. En ese momento, hay dos invenciones especialmente importantes. Una es la del ciclo de canciones; la canción, o Lied, era un género cercano a lo popular, intimista, breve. Agrandarlo, como Beethoven había hecho con los movimientos sinfónicos, lo hubiera descaracterizado. En A la amada distante (1816), el compositor enganchó seis canciones distintas con una temática común de anhelo amoroso, separación y nostalgia. La canción final rememoraba la primera. Con el ciclo, era posible preservar la sencillez de cada piecita constituyente, generando, en lo global, una obra de mayor alcance. Variantes de ese recurso serían usadas por varios compositores, y, en definitiva, el LP conceptual, que ganaría prominencia en la era del rock, derivó de la idea del ciclo de canciones. El otro invento, que se manifiesta en A la amada distante o en la sonata opus 101 (también de 1816), es el acto de memoria: el regreso de determinada idea musical como si fuera una reminiscencia traída a colación por alguna asociación de ideas, que aparece a veces de manera fugaz y sugiere un nuevo camino a seguir. Esa emulación de la memoria profundizó el carácter antropomórfico (o psicomórfico) de la música.

Su período 3A se caracteriza por la falta de característica o, mejor dicho, por la copresencia de rasgos extremos y muy distintos entre ellos. Aquí surgen sus obras más monumentales (la Missa solemnis, la Novena, las Variaciones Diabelli, la Sonata Hammerklavier) junto con las brevísimas bagatelas: lo más masivo se abre paso junto a lo más exclusivo y casi impenetrable.

La Novena (1824), con cerca de una hora de largo, parecía romper los límites no sólo de duración, sino también del propio género, ya que en el movimiento final intervenían un coro y cuatro cantantes solistas. Esa transgresión sería, de ahí en más, un importante punto de discusión. Para la tendencia más vanguardista de mediados del siglo XIX (Berlioz, Liszt, Wagner), Beethoven estaría demostrando que la noción de género musical había perdido sentido, y de acá en más uno debería componer tan sólo en función de las necesidades intrínsecas a cada idea, sin encuadrarse en modelos ya establecidos.

En la Novena, Beethoven buscó compatibilizar la duración enorme (aun más que la de la Heroica) con la demanda de integración orgánica. El inicio era lentísimo, como una situación estática que paulatinamente iba ganando mayor movimiento. Eso, por un lado, imponía una disposición a un discurso extenso. Por otro lado, un inicio así parecía presuponer un público expectante, silencioso, reverencial, que la obra de Beethoven había contribuido a formar. Sin esa actitud casi religiosa de parte del público, ese inicio carecería de sentido y perdería efecto. El clímax ya no estaba en el desarrollo, sino en la reexposición: el tema principal, cuando regresaba luego del desarrollo, irrumpía como un cataclismo. Es como si se hubiera roto una represa: toda la orquesta tocando en fortísimo, los timbales sosteniendo un rulo atronador y el tema dejándose oír, pero medio ahogado en una masa sonora descontrolada, que sólo poco a poco se iría asentando para devolvernos una atmósfera respirable y límpida. El segundo movimiento fue el prototipo del scherzo malvado. Es juguetón, sí, como lo es por definición un scherzo, pero juega con su propia cara seria, con cierto aire diabólico, medio burlón, medio inquietante. Y el final coral, que contiene la famosa Oda a la alegría; para sostenerse en sus 25 minutos de largo recurría a la táctica, también sumamente influyente, de contener, en un mismo movimiento continuo, todas las distintas etapas que solían constituir una sinfonía entera y algunas más: un inicio calamitoso, un recitativo, la presentación de la idea básica (dos veces, una instrumental y otra cantada), un momento juguetón (como un scherzo), otro bien lento y sentimental (como un movimiento lento), y el vivo y catártico jolgorio final.

Si la Novena crecía hacia afuera, había otras obras, como las Variaciones Diabelli (1823), que parecían crecer hacia adentro. Desde un tema casi ofensivamente bobote, Beethoven da inicio, variación tras variación, a un recorrido lleno de ocurrencias inesperadas hasta que, de pronto, nos percatamos de que estamos en contacto con los sentimientos más sutiles, más delicados, más profundos, más complejos. Pero claro, llegar ahí requiere tiempo, paciencia, confianza, complicidad, concentración.

La etapa final, que sería la 3B, es la de la relativa abstracción. Aquí Beethoven compuso, en forma casi exclusiva, cuartetos de cuerdas (1825-1826). Es un momento desconcertante en su obra, ya que se aparta de la empatía psicológica y parece regresar al concepto preclásico de generar un objeto sonoro interesante. Eso sí, ese interés ya no está determinado por la belleza y las formas convencionales, sino por un algo metafísico, no muy fácil de ubicar. Son obras misteriosas, caprichosas construcciones de sentido esquivo, fascinantes objetos de contemplación y análisis, pero que nunca se volvieron populares porque no es cómodo escuchar algo en lo que cueste tanto entender de dónde agarrarse. Es lindo asociar el carácter algo abstracto de esas obras finales con el desapego de quien adivina estar cerca de la muerte, pero eso parece presuponer un cierto poder premonitorio en el compositor, ya que la enfermedad del hígado que lo mató a los 56 años se manifestó sólo unos meses antes del fin y, a partir de entonces, justamente, ya no pudo componer.

Con su demanda de concentración, paciencia, esfuerzo y apertura a una carga dramática movilizadora, la música de Beethoven puede lucir medio desubicada en la era del trap y del reguetón, pero, por suerte, sigue disponible en miles de grabaciones y, cuando vuelva a existir tal cosa, conciertos. Sin ella es imposible entender aspectos cruciales de la historia de la música. Escucharla es, además, una manera muy vívida y gratificante de entrar en contacto con la sensibilidad que imperaba hace dos siglos. Quienes logren conectarse con ella accederán al privilegio de enfrentarse a algunas de las máximas proezas creativas, intelectuales y sensibles del mundo de la música.

Fuente de la Información: https://vientosur.info/spip.php?article16123

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Educación y Cuidado de la Primera Infancia en Tiempos de COVID-19

Educación y Cuidado de la Primera Infancia en Tiempos de COVID-19

OMEP

Los primeros años son de vital importancia y los Estados Parte deben tomar medidas especiales para proteger a los niños y niñas, y promover buenas
condiciones de vida basadas en el interés superior del niño, de acuerdo con lo dispuesto por la Convención sobre los Derechos del niño (CDN). En este
tiempo dominado por la pandemia mundial hay riesgos adicionales para los niños y niñas pequeños.
La pandemia no es sólo un virus, es una enorme crisis humanitaria y se verifica que los niños y niñas queviven en condiciones de pobreza, pobreza extrema y desigualdad han empeorado su situación.

También hay consecuencias indirectas que afectan profundamente la vida y el desarrollo de los niños y niñas como las muertes familiares, el miedo, el confinamiento, el hambre, el distanciamiento físico, el aumento de la violencia y el abuso, la falta de momentos para el juego y el movimiento, y la exposición
excesiva a las pantallas. Aunque el contexto y la vida cotidiana de los niños y niñas pequeños son muy diferentes, OMEP quiere destacar ciertos puntos
cruciales en nombre del interés superior de todos los niños y niñas, y su bienestar en todo el mundo.
Los Estados Parte son garantes del cumplimiento de los Derechos del Niño y tienen el deber de aplicar las políticas necesarias para proteger y apoyar a los niños, las niñas y las familias, en colaboración con las autoridades y organizaciones locales.

La Atención y Educación de la Primera Infancia (AEPI) desempeña un papel fundamentalen este apoyo.
• Las niñas y niños pequeños son ciudadanos y los Estados Parte deben considerar también sus necesidades específicas en el contexto de la
educación, el cuidado, la salud, la economía y el apoyo social.
• Las niñas y niños pequeños requieren la adopción de medidas específicas en el marco de la CDN. Cada niño y niña tiene derecho a expresar sus puntos de vista libremente en todos los asuntos que les afecten, y a ser tenidos en cuenta. Sus ideas, emociones, perspectivas, intereses y necesidades
deben ser consideradas en el marco de las políticas y medidas públicas desarrolladas durante la pandemia, superando los puntos de
vista tradicionales centrados en los adultos.

La pandemia ha afectado y cambiado las vidas y rutinas de las niñas y niños pequeños, a menudo con enormes limitaciones en la necesidad vital de jugar, moverse y relacionarse con sus pares, y con contactos sociales reducidos más allá de la familia.
• Los niños y niñas tienen derecho a una AEPI de calidad, lo que implica mantener relaciones estables con adultos significativos, cuidadores, maestros
y con sus pares.
• El derecho a la educación durante la primera infancia comienza al nacer y está estrechamente relacionado con el derecho de las niñas y niños pequeños a recibir el máximo apoyo para alcanzar todo su potencial. Para ello, los  Estados Parte y otros actores tienen que fortalecer la AEPI garantizando oportunidades ricas, incluso en esta crisis.
• Las niñas y niños pequeños aprenden experimentando, jugando y xplorando, junto con otros niños y niñas y «otros significativos”, utilizando múltiples  lenguajes y su contacto corporal y movimiento para comunicarse con los
demás.
• Las políticas educativas deben considerar la importancia de la continuidad de la AEPI, a través de propuestas, estrategias y materiales creativos y amplios; teniendo en cuenta la necesidad del juego y del movimiento de las niñas y niños pequeños, y que ellos no deben estar expuestos durante largas horas a las pantallas, por eso se deben difundir entre los cuidadores ecomendaciones para el uso de herramientas virtuales.
• En respuesta a las características de la etapa, la AEPI desarrolla metodologías centradas en el juego, la participación del cuerpo como una  forma de experimentar, descubrir e investigar el medio ambiente, la manipulación de objetos naturales y culturales, y el contacto humano cercano.
• La organización de los entornos y escenarios de la AEPI se caracteriza por actividades multifuncionales provistas de diferentes materiales, juguetes, muebles que permiten la libre circulación, el juego, las expresiones artísticas, la recreación y el juego al aire libre, así como las prácticas higiénicas, la crianza y el descanso.
Debido a las características de los primeros años y los modos en que construyen sus relaciones emocionales y afectivas con sus educadores y
con su grupo de pares, son necesarios los gestos,los abrazos, el contacto físico, el lenguaje corporal y la expresión facial.

El principio de autonomía progresiva implica que el lavado de manos y otros hábitos higiénicos requieren tiempo y paciencia para un desarrollo respetuoso.
Sobre la base de las consideraciones anteriores, los Estados Parte deberían,
• Incluir la consideración de las perspectivas de los niños y niñas en todos los asuntos que les afecten.
Sus ideas, emociones, intereses y necesidades deben ser tomadas en cuenta en el marco de las políticas públicas y las medidas desarrolladas durante la pandemia y la post pandemia, superando los puntos de vista tradicionales centrados en los adultos.
• Asumir que la apertura y funcionamiento de loscentros de AEPI para niñas y niños no puede depender únicamente de una visión centrada en aspectos sanitarios o en respuesta a intereses económicos.

Las decisiones deben considerar la experiencia y saberes de los educadores y las familias, así como otros sectores relacionados.
• Construir soluciones integrales con articulaciones intersectoriales para acompañar y apoyar a las familias, protegiendo el derecho de los niños y la niñas a la salud, la seguridad alimentaria, la recreación y el juego, vitales para su crecimiento y desarrollo, previniendo e interviniendo en situaciones de violencia doméstica y abuso.
• Proporcionar una protección integral de los derechos, abordando medidas especiales para los grupos más vulnerables: niños y niñas en situación de pobreza, desigualdad, hambrunas y conflictos armados; niños y niñas en migración, desplazados, que viven en campamentos o encarcelados; niños y niñas afectados por el cambio climático, la contaminación, la degradación
del medio ambiente y los desastres naturales; niños y niñas afectados por el racismo, la xenofobia y la discriminación de género; niños y niñas que sufren de explotación sexual o laboral.
• Orientar y capacitar a los educadores sobre estrategias de educación a distancia y comunicación con las familias y los niños y niñas, tanto
durante el cierre de los centros, como en la implementación de los protocolos y nuevos enfoques en los proyectos institucionales para la reapertura de las instituciones, asegurando la provisión de los materiales y medios necesarios.
• Garantizar a las niñas y niños pequeños su derecho a la salud, dando continuidad a los controles periódicos, las vacunas y la atención oportuna,
especialmente atendiendo enfermedades eruptivas y respiratorias recurrentes durante las estacionesde frío, como así también, implementando
estrategias de prevención y promoción de la salud basadas en la educación.
• Considerar la importancia de un buen uso de las tecnologías disponibles, a través de propuestas, estrategias y materiales creativos y amplios, teniendo en cuenta, por un lado que los niños y niñas pequeños no deben exponerse durante largas horas a las pantallas, y por otro que existen profundas desigualdades en el acceso de dispositivos tecnológicos y conexiones a internet.
Una NUEVA REALIDAD para la primera infancia

Por último, la crisis del COVID-19 ha demostrado lo conectados que estamos en todo el mundo. Está claro que no podemos continuar sosteniendo este
modelo civilizatorio que nos ha llevado a una inédita crisis humana, social, educativa, económica y ambiental global. Debemos centrar la mirada en
nuestra responsabilidad sobre las vidas presentes y futuras de nuestros niños y niñas, y para ello se requiere un urgente replanteamiento sobre la sociedad
que queremos.
Existe la posibilidad de crear un mundo mejor,pero requerirá un esfuerzo colectivo y solidario que capitalice las lecciones de esta crisis.
Los niños y niñas necesitan de un Estado, de una familia, de una sociedad civil decidida a promover una educación holística y humanista, y la protección
de su dignidad y sus derechos.
La OMEP quiere subrayar la importancia de crear un mundo sostenible, para la humanidad, para el planeta, y especialmente para las infancias. Continuaremos trabajando en solidaridad para defender y mantener el progreso hecho en el logro de los Objetivos de Desarrollo Sostenible y el ODS  convencidos y convencidas de que la educación es la principal herramienta para construir un mundo mejor para todos y todas, sin dejar a nadie atrás.

Firmado por el Comité Ejecutivo Mundial de OMEP

Fuente de la Información: https://docs.google.com/viewer?a=v&pid=sites&srcid=ZGVmYXVsdGRvbWFpbnxtaWxlY3R1cmEyMDE2fGd4OjY3ZmMxNWQ1NmMyZTBlZjY

 

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Coronavirus: la viruela, la única enfermedad humana que ha sido erradicada y qué lecciones dejó para enfrentar la pandemia de covid-19

Coronavirus: la viruela, la única enfermedad humana que ha sido erradicada y qué lecciones dejó para enfrentar la pandemia de covid-19

La enfermedad producía una característica erupción en la piel cuyas manchas se convertían en pústulas.

Fue una de las enfermedades más temidas del mundo y se calcula que, solo en el siglo XX, provocó unas 500 millones de muertes.

Era la viruela, una infección altamente contagiosa causada por un virus que se transmitía principalmente por la inhalación de las gotas que exhalaba por la nariz o boca una persona contagiada.

Sus síntomas incluían fiebre y fatiga y, después, la enfermedad producía una característica erupción en la piel cuyas manchas se convertían en pústulas que formaban cicatrices y dejaban, a los que lograban sobrevivir, con terribles desfiguraciones.

Otros quedaban ciegos debido a las lesiones que la infección dejaba en las córneas.

La viruela era mortal en hasta 30% de los casos.

Pero después de al menos 3.000 años en los que esta infección estuvo presente en el mundo, la viruela fue oficialmente declarada erradicada por la Organización Mundial de la Salud en 1980.

Se convirtió así en la única enfermedad en humanos que ha logrado ser erradicada y, para los expertos, ha sido uno de los mayores triunfos de la salud pública global.

«Fue un éxito formidable», le dice a BBC Mundo el profesor Paul Fine, experto en epidemiología de enfermedades transmisibles de la Escuela de Higiene y Medicina Tropical de Londres.

«Ha habido éxitos enormes en salud pública, como la provisión de agua limpia, los antibióticos, y muchos otros. Pero este, sin duda, fue un tremendo triunfo«, agrega.

La viruela era causada por el virus variola.

La viruela era causada por el virus variola.

¿Cómo se logró esta erradicación? Y ¿por qué este hito de la salud pública global no ha logrado repetirse?

«Hay que aclarar primero que en el control de las enfermedades hay cuatro niveles», le dice a BBC Mundo José Esparza, profesor del Instituto de Virología Humana de la Escuela de Medicina de la Universidad de Maryland, Estados Unidos.

«El primer nivel es el control: cuando la enfermedad continúa en la población pero las medidas que se implementan mantienen a la enfermedad en un bajo nivel, o sea que es controlable».

«Después está la eliminación: cuando la enfermedad desaparece de una parte del mundo, pero continúa en otra región».

«Posteriormente viene la erradicación: cuando la enfermedad ha sido borrada del mapa en todo el mundo. Y hay un nivel más alto que se llama extinción, cuando el agente, o virus, ya no existe ni en la naturaleza ni en el laboratorio», explica el experto.

«De manera que así, la única enfermedad humana que ha sido erradicada es la viruela», agrega.

Hay una segunda enfermedad que también ha logrado erradicarse, pero esta es una enfermedad animal: la peste bovina.

El camino a la erradicación

El último caso reportado de viruela ocurrió en Somalia en 1977.

La vacuna de Edward Jenner fue la primera vacuna humana.

Desde entonces, aparte de un caso en Reino Unido en 1978 por un contagio en un laboratorio, no se han detectado nuevas infecciones de la enfermedad.

Pero el camino hacia la erradicación de la viruela había comenzado 200 años antes, con el famoso descubrimiento del científico británico Edward Jenner que condujo al desarrollo de la vacuna contra la viruela en 1796.

  • Vacunas: cómo una ordeñadora de vacas le dio a Edward Jenner la clave para descubrir la vacuna contra la viruela (y lo convirtió en el médico más famoso del mundo)

Esta, se puede decir, fue la primera vacuna humana.

La vacunación contra la viruela se hizo rutina en muchos países durante el siglo XIX y para mediados del siglo XX ya se llevaba a cabo en todos los países del mundo.

«La viruela estaba asociada con una mortalidad muy alta, y era una enfermedad muy temida«, explica Paul Fine, quien formó parte de la campaña de erradicación de viruela de la OMS.

«Para los años 50 todos los países ricos del mundo habían logrado eliminar la enfermedad. Así que cuando la OMS fue creada, después de la Segunda Guerra Mundial, se propuso la erradicación de la viruela como uno de sus grandes objetivos».

vacuna

La erradicación de la viruela fue posible gracias a una vacuna muy efectiva contra la viruela

En 1967, la OMS trazó la meta de erradicar la enfermedad en una década y ese año comenzó la campaña para lograrlo.

Ese año, cuando comenzó la campaña de erradicación, se registraron 2,7 millones de muertes por viruela en el mundo.

«La meta de erradicación finalmente fue alcanzada en 1978 y para entonces el mundo vio como la viruela desaparecía rápidamente como consecuencia del uso global y efectivo de las vacunas», le dice Fine a BBC Mundo.

En efecto, los expertos coinciden en que la viruela logró erradicarse gracias a que el mundo contaba con una vacuna muy eficiente contra la enfermedad.

Pero también hubo otros factores que facilitaron esta erradicación.

El profesor David Heymann, experto en enfermedades infecciosas de la Escuela de Higiene y Medicina Tropical de Londres, participó en el programa de erradicación de viruela en India.

Tal como le dijo a BBC Mundo, la viruela fue un «blanco fácil« para erradicar.

«En primer lugar, cada infección de viruela era visible. Los pacientes tenían signos físicos claros de la enfermedad y esta se presentaba de la misma forma. Además, no había infecciones asintomáticas», señala el profesor Heymann.

«Así que fue fácil erradicarla porque se podía localizar a los pacientes y aislarlos. Después se buscaba a quienes habían tenido contacto con este y se les vacunaba. Y así terminábamos sin ningún caso en esa determinada zona».

Los enfermos de viruela eran aislados y vacunados junto con todas las personas que habían tenido contacto con él.

Los enfermos de viruela eran aislados y vacunados junto con todas las persona que habían tenido contacto con él

Esa fue la estrategia llamada búsqueda y contención, explica.

Condiciones

El virus de la viruela, entonces, cumplía con las condiciones ideales para poder ser erradicado, como explica el virólogo José Esparza.

«Son varias condiciones: una es que no haya casos asintomáticos, que no haya personas que no saben que están infectadas y transmitiendo el virus. Otra condición es que no sean casos crónicos, que no sea una infección que se extienda por toda la vida del paciente», dice.

«Otra condición muy importante es que no hayan reservorios animales, porque uno puede controlar la infección en los humanos pero la infección se mantiene en animales. Y la otra condición es que el virus no tenga variantes antigénicas, que sea un solo tipo de virus».

«Pero lo principal es que exista una vacuna efectiva contra ese virus. En el caso de la viruela se cumplían de manera casi perfecta todas estas condiciones«, le dice Esparza a BBC Mundo.

Pero estas condiciones «casi perfectas» no se han visto en otras enfermedades, a pesar de los esfuerzos enormes que se han hecho para su erradicación.

VAcuna polio.

A pesar de los enormes esfuerzos para erradicar la polio todavía no se ha logrado ese objetivo.

Actualmente la OMS tiene objetivos de eliminación de enfermedades como polio, malaria, sarampión y rubiola. Pero ninguna cumple las condiciones necesarias para erradicación.

«La viruela fue un blanco más fácil que muchas de las otras enfermedades que ahora estamos tratando de controlar o eliminar», le dice a BBC Mundo Paul Fine.

«Y es que todos podían reconocer a un paciente con viruela, pero con algo como la polio, donde la mayoría de las infecciones no se manifiestan clínicamente, se pierden la mayoría de los contagios que están circulando. Este es un enorme problema con la polio».

«Pero además, las vacunas de polio no son tan efectivas como lo fue la vacuna de viruela», agrega el experto.

Covid-19

Hoy, 40 años después de la erradicación de la viruela, el mundo está azotado por otra terrible enfermedad: covid-19.

Y si se revisan las condiciones que dieron lugar a la eliminación y posterior erradicación de la viruela, la covid-19, y el virus que la causa, el SARS CoV-2, no parecen cumplir ninguna.

¿Qué podemos esperar con este virus? ¿Podrá algún día ser eliminado o erradicado?

«Creo que esta enfermedad va a darle la vuelta al mundo, quizás más de una vez, y eso va tomar varias oleadas de infección», le dice a BBC Mundo José Esparza.

«Creo que vamos a ver a esta enfermedad siguiendo su curso natural. Y estoy casi convencido de que se va a desarrollar una vacuna».

«Esa combinación del curso natural de la enfermedad más el uso estratégico de una vacuna no nos va a llevar a la erradicación de covid-19, y ni siquiera a su eliminaciónpero sí nos va a llevar a su control«, señala.

Por su parte, el experto de la Escuela de Higiene y Medicina Tropical de Londres, Paul Fine, también cree que el SARS CoV-2 será un virus con el que viviremos mucho tiempo.

«Con la covid-19 tenemos un virus especialmente virulento», le dice a BBC Mundo.

«Sospecho que no desaparecerá por sí solo, dada la extensión de su propagación alrededor del mundo y la rapidez con que esto ha ocurrido».

«Sospecho que tendremos que vivir con este virus«, señala.

Ilustración efectos de la viruela.

Muchos de los pacientes quedaban con terribles cicatrices en la cara y cuerpo.

Lecciones

Algo que demostró la erradicación de la viruela es que no se requiere solamente de las iniciativas científicas para combatir una enfermedad.

También son necesarios enormes esfuerzos políticos, económicos y sociales para que las campañas de salud sean exitosas.

Pero los expertos coinciden en que quizás la mayor lección que dejó la erradicación de la viruela es la importancia de la cooperación internacional.

«La erradicación de la viruela ocurrió en lo más álgido de la Guerra Fría, y sin embargo, los que estuvimos en el programa trabajamos al lado de gente de todo el mundo, incluida la Unión Soviética», señala David Heymann.

«Si el mundo trabaja junto se puede hacer mucho para combatir las infecciones, ya sea para un programa de erradicación o un programa para combatir una pandemia».

«Así creo que la mayor lección es que la unidad global, a pesar de las tensiones geopolíticas, es la única forma de avanzar y espero que continuemos avanzando con la covid-19″, le dice el experto a BBC Mundo.

Y Paul Fine, por su parte, está de acuerdo.

«Cuando se llevó a cabo el programa de erradicación había una fricción tremenda entre el Este y el Oeste, como se les llamaba entonces. Pero el mundo se unió y hubo un apoyo de 100% para el programa de erradicació, asegura.

«Hoy tenemos problemas políticos enormes en el mundo. Pero en lo que se refiere a la salud o a programas como éste, sí es posible tener un apoyo universal. Así que yo soy uno de los que alienta a las naciones para que trabajen juntas».

Fuente de la Información: https://www.bbc.com/mundo/noticias-53024294

 

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La COVID-19 fuerza a cuatro millones de niñas a dejar la escuela

La COVID-19 fuerza a cuatro millones de niñas a dejar la escuela

La pandemia se une a la violencia como causas de abandono escolar, que suma 262 millones de menores en el mundo

Rosa Carvajal

Anzoo tiene 17 años y es la más alta de su clase. Ella acude a asignaturas de recuperación con compañeros de doce años porque perdió tres cursos debido a que su familia se vio obligada a huir de la violencia de Sudán del Sur. «Esta es mi única oportunidad de ponerme al día con todo lo que perdí», comenta. Cuando atacaron su escuela por primera vez, ella se escondió, pero muchos niños fueron capturados por los militares y el centro cerró durante meses. El segundo ataque fue en el pueblo, por lo que el colegio tuvo que habilitarse como refugio y se suspendieron las clases. En un último ataque varios hombres armados invadieron las aulas; afortunadamente ella pudo escapar hacia la noche y caminó durante meses, hasta que llegó al campamento actual. Desde que comenzó el conflicto en el país, se han destruido, dañado u ocupado una de cada tres escuelas. Muchas de ellas se utilizan como cuarteles o centros de reclutamiento de niños soldado.

Para Anzoo, la escuela más cercana está a 25 km, por lo que camina durante tres horas para llegar, lo que aumenta sus riesgos de sufrir violencia en el camino, por lo que comenzó su educación en el centro de Plan International, a solo diez minutos de su casa. Aprende matemáticas, escritura y conocimientos básicos sobre sus derechos y principios elementales de higiene, hasta que se ponga al día y pueda seguir con su educación formal: «Por ahora, esta es mi escuela», dice.

Kholud también se vio obligada a dejar sus estudios por culpa de la violencia en su país. Tiene diez años y es la más pequeña de su familia. En 2011 se vio forzada a dejar el colegio, estaba en cuarto de primaria y tenía sólo tres años cuando tuvo que huir de Siria con su familia debido a la guerra civil. Se refugiaron en Trípoli, una ciudad al norte del Líbano afectada por un pasado conflictivo entre sus habitantes: una amplia mayoría suní y una minoritaria comunidad alauí. El conflicto fue neutralizado por el Ejército libanés en 2014, pero dejó en la zona una escasez notoria de recursos básicos para la formación de niños y niñas.

A pesar de los obstáculos, Kholud está decidida a seguir sus sueños, formarse y convertirse en abogada. Por eso se ha unido al Programa de Habilidades para la Vida de Plan International en coordinación con la René Moawad Foundation. «Quiero ser abogada para poder defender los derechos de todas las personas y convertirme en una persona útil para mi comunidad», explica Kholud.

En 2017 había un total de 262 millones de niños sin escolarizar, lo que representa una quinta parte del número total de niños y niñas en edad escolar en todo el mundo. El número de niños sin escolarizar en edad de asistir a la escuela primaria disminuyó de 101 millones en 2000 a 62 millones en 2008, pero los progresos se han estancado desde entonces. Del total de la población escolar de todo el mundo, se estima que actualmente el 89% no están yendo actualmente a clase por motivo de los cierres escolares. Esto supone 1.570 millones de niños y niñas en educación primaria, secundaria o universitaria, incluyendo 743 millones de niñas. Más de 111 millones de niñas viven en los países menos desarrollados, donde acceder a la educación antes de la pandemia ya suponía un desafío. En Malí, Níger y Sudán del Sur, tres de los países con menores tasas de matriculación, los cierres por la COVID-19 han forzado la salida de las escuelas de cuatro millones de niñas.

Más financiación

El acceso a la educación es un derecho de todos los niños y niñas del mundo y desafortunadamente no se garantiza, explican desde la ONG Plan Internacional. Garantizar una educación de calidad gratuita y equitativa, es uno de los objetivos marcados por la ONU en su Agenda 2030 (ODS 4). «Es fundamental financiar la educación, con recursos económicos y humanos, además de infraestructuras seguras y adecuadas, especialmente allí donde es más necesario y existen mayores barreras de acceso, y para los colectivos más vulnerables, como los niños y niñas en situación de pobreza, con discapacidad, de minorías étnicas, migrantes, de zonas rurales y aisladas, y de países afectados por crisis, conflictos y emergencias», explica Benjamin Thiberge, director de programas internacionales de Plan Internacional.

Más de la mitad de los niños que no están matriculados en la escuela vive en África Subsahariana, lo que la convierte en la región con mayor número de niños sin escolarizar de todo el mundo. Y esta región tiene una población muy joven, por lo que en 2030 tendrá que proporcionar educación básica a 444 millones de niños de tres a 15 años, que es 2,6 veces el número de alumnos matriculados a día de hoy.

Fuente de la Información: https://www.larazon.es/economia/20200614/cikon4z7n5aadkaaxeoi5gc4n4.html

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España: La ONU aprueba celebrar el Día Internacional para la Protección de la Educación de Ataques cada 9 de septiembre

La ONU aprueba celebrar el Día Internacional para la Protección de la Educación de Ataques cada 9 de septiembre

ONU.- La ONU aprueba celebrar el Día Internacional para la Protección de la Educación de Ataques cada 9 de septiembre.

MADRID, 31 May. (EUROPA PRESS) –

La Asamblea General de la ONU ha aprobado por unanimidad celebrar cada 9 de septiembre el Día Internacional para la Protección de la Educación de Ataques y repetir la fecha cada año para concienciar sobre la situación crítica de millones de niños que viven en países afectados por conflictos.

El Secretario General de la ONU, António Guterres, ha manifestado su satisfacción por la iniciativa y ha señalado que si bien la pandemia de la Covid-19 nos afecta a todos, los niños y jóvenes que viven en zonas de conflicto son los más vulnerables a los efectos devastadores de esta calamidad. «Debemos asegurarnos de que nuestros niños tengan un entorno seguro en el que puedan adquirir los conocimientos y competencias que necesitarán en el futuro», ha apuntado Guterres.

En una resolución promovida por Qatar y patrocinada por 62 países, la Asamblea General pone de relieve la situación extrema en que se encuentran los más de 75 millones de niños de 3 a 18 años que viven en 35 países afectados por la crisis y que necesitan ayuda educativa urgente. Además, expresa la preocupación por los efectos de la violencia continua que sufren esos niños y por las escasas posibilidades que tienen de acceder a una educación.

Las necesidades de estos alumnos exigen una atención especial que va más allá de las consecuencias generadas por los cierres temporales de las escuelas debido a la pandemia. La directora general de la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO), Audrey Azoulay, ha recordado que el futuro colectivo y el alcance de los Objetivos de Desarrollo Sostenible dependen de que las escuelas sean lugares libres de conflictos y violencia.

«En un momento en el que aumentan los ataques de todo tipo contra la educación durante los conflictos armados, la proclamación del Día Internacional para la Protección de la Educación de Ataques es un importante paso adelante», ha indicado Azoulay, que ha destacado además que la medida es especialmente oportuna porque la pandemia de la Covid-19 ha demostrado el valor de las escuelas como espacios de protección y bienestar. Por ello la UNESCO está decidida a actuar en defensa del derecho a la educación y a «lograr que las escuelas seguras sean una realidad, para todos, en todo lugar y en todo momento».

ESPACIOS SEGUROS

En la misma línea, la directora ejecutiva del Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF), Henrietta Fore, ha indicado que ahora que el mundo comienza a planificar la reapertura de las escuelas una vez que se mitigue la pandemia, es necesario garantizar que éstas sean espacios de aprendizaje seguros, incluso en los países en conflicto. «Atacar una escuela es una violación contra la humanidad y contra la decencia básica. No podemos permitir que estos ataques insensatos destruyan las esperanzas y sueños de toda una generación de niños y niñas», ha señalado Fore.

La resolución de la Asamblea General afirma que los gobiernos tienen la responsabilidad fundamental de proporcionar protección y asegurar una educación de calidad, inclusiva y equitativa a todos los estudiantes, especialmente a los que se encuentran en situaciones vulnerables. Asimismo, destaca la necesidad de incrementar los esfuerzos y el financiamiento para promover entornos escolares seguros que sirvan de protección en las emergencias humanitarias

Aboga también por adoptar todas las medidas posibles para proteger las escuelas, a los alumnos y al personal docente de ataques, por evitar las acciones que impidan el acceso de los niños a una educación y por facilitar el acceso a la educación en situaciones de conflicto armado.

Fuente de la Información: https://www.notimerica.com/politica/noticia-onu-onu-aprueba-celebrar-dia-internacional-proteccion-educacion-ataques-cada-septiembre-20200531173152.html

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Libro: La cruel Pedagogía del virus

Libro: La cruel Pedagogía del virus

Boaventura de Sousa Santos

CLACSO

 

«La vida humana, señala este intelectual, representa solo el 0.01% de la vida existente en la Tierra. La defensa de la vida en nuestro planeta en su conjunto es la condición para la continuación de la vida de la humanidad.

Según Boaventura de Sousa Santos, la idea conservadora de que no hay alternativa a la forma de vida impuesta por el hipercapitalismo en el que vivimos se desmorona. Y concluye afirmando que ‘las alternativas entrarán, cada vez con más frecuencia, en la vida de los ciudadanos a través de la puerta trasera de crisis pandémicas, desastres ambientales y colapsos financieros’.

Para Boaventura de Sousa Santos salvar nuestro planeta requiere ir más allá del marco de referencia eurocéntrico, reconociendo la pluralidad de modos de adquisición de conocimiento (que incluye el conocimiento científico), lo que Boaventura de Sousa Santos llamó las Epistemologías del Sur.»

Tomado de la Presentación

Autor del Libro: Boaventura de Sousa Santos

Descargue el libro completo en: http://biblioteca.clacso.edu.ar/clacso/se/20200430083046/La-cruel-pedagogia-del-virus.pdf

Fuente de la Información: CLACSO

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Madre Tierra en tiempos de pandemia

Madre Tierra en tiempos de pandemia

Fuentes: Rebelión

Desde 1970, la comunidad internacional celebra el Día Mundial de la Tierra. Y, a partir del 2009, la ONU, a propuesta del gobierno indígena de Bolivia, estableció el 22 de abril como el Día Mundial de la Madre Tierra.

El concepto de Madre Tierra supera la concepción cartesiana (moderna) de la Tierra como un recurso o natura inerte para satisfacer necesidades humanas. El concepto de Madre Tierra, no sólo reconoce la cualidad de sujeto y portadora de derechos a la Tierra. Sino, también nos evoca nuestra condición de hij@s de la Tierra en comunidad con los otros seres.

Nos recuerda nuestra dependencia existencial de la Tierra como fuente (de Ella venimos) y como destino (hacia Ella vamos). Incluso nuestra identidad como Tierra que somos. No únicamente porque corporalmente estamos compuesto de elementos químicos que preexisten en la Tierra, sino porque en la medida que hacemos auto conciencia inmersos en la Tierra, somos tierra que siente, tierra que llora, tierra que piensa, que sufre y se regenera.

Esto no es ninguna elucubración metafísica. Es únicamente una básica constatación real, muy a pesar de las doctrinas antropocéntricas (modernas) y teológicas celestiales. A mis padres, cuando fallecieron, los reincorporamos al vientre fecundo de la Madre Tierra, y Ella los re acogió para que continúen conviviendo con nosotr@s, conspirando contra la muerte y construyendo el Buen Vivir. Es lo que vemos y sentimos.

¿Qué mensaje nos está dejando la Madre Tierra con esta pandemia del COVID19?

Aunque no se sabe con certeza el origen del virus COVID19, por su carácter desconocido, se asume que proviene de otro ecosistema que no es el cuerpo humano. En este sentido el mensaje parece ser: “Respete los ecosistemas. No los destruyas, ni manipules más de la cuenta. Cultiva con mesura”.

Después de cinco siglos continuos de la modernidad prepotente (varón blanco, montado en su razón y su maquinaria), un imperceptible e impredecible virus exógeno humilla en el planeta al arrogante antropocentrismo moderno. El mensaje parece ser: “Los humanos, por muy modernos que sean, no son dueños, ni tienen el control total de lo que les rodea. La ciencia no es exacta, ni es capaz de predecir la conducta de agentes externos”.

Viendo a millones de ciudadanos libres desesperados, encarcelados en sus domicilios urbanos, y a muchos campesinos intentando volver hacia sus comunidades rurales empujados por el instinto de la sobrevivencia, otro mensaje para el ser humano parece ser: “Vuelve a la Tierra. Sin comida, ni agua, no puedes sobrevivir a ninguna pandemia. Tu sustento cotidiano viene de la Tierra no del supermercado”.

Nos duele que COVID19 se lleve, sobre todo, a los adultos mayores, dejando a la juventud huérfana de referentes socioculturales, pero con la posibilidad de reinventar un mundo diferente al mundo moderno pre COVID19. ¿Será que la Madre Tierra busca despejar a las siguientes generaciones de los promotores, depositarios o transmisores de las tradiciones de desarrollo no amigables con la comunidad cósmica y humana?

Otra de las lecciones que nos deja parece ser: “El destino de la humanidad es la comunidad, colectividad. Mas no el individualismo acumulador”. En tiempos de pandemia, la filosofía neoliberal está de rodillas en sociedades capitalistas. Está demostrado que el interés privado no había sido el mejor proveedor de servicios y ni de bienes que prometía.

Es más, los países capitalistas (EEUU., Unión Europea) que acusaban de “malos” a los países de tendencia socialista están estupefactos viendo cómo aquellos “malos” como Cuba, China, Rusia, Venezuela, son los que mejor cooperan y ayudan al mundo a enfrentar la pandemia. “COVID19 está desnudando la perversidad de los supuestos buenos. Y mostrando la benignidad/solidaridad de los supuestos malos”.

Autor:  Ollantay Itzamná

Fuente de la Información: https://rebelion.org/madre-tierra-en-tiempos-de-pandemia/

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