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Entrevista: “Aprender a ser, aprender a vivir juntos, aprender a conocer y aprender a hacer son los cuatro grandes objetivos de la educación”

Entrevista a: Rafael Díaz-Salazar

Por: Salvador López Arnal

Nuestro entrevistado es profesor de Sociología y Relaciones Internacionales en la Facultad de Ciencias Políticas de la Universidad Complutense. Realizó con Francisco Fernández Buey su tesis doctoral sobre Antonio Gramsci. Ha publicado libros sobre la persistencia de la clase obrera, los trabajadores precarios, el pensamiento político de Gramsci, la izquierda y el cristianismo, los movimientos sociales altermundistas, la laicidad, las desigualdades internacionales. En los últimos años está investigando sobre ciudadanía democrática y educación.

Salvador López Arnal: Mi felicitación más sincera por tu nuevo libro Educación y cambio ecosocial. Está lleno de sugerencias, excelentes argumentaciones y sentimientos admirables. ¿Qué está para ti la educación?

Rafael Díaz-Salazar: La enseñanza y el autoaprendizaje de una vida con sentido, lo que requiere una formación de todas las dimensiones de la personalidad: mente, sentimientos, deseos, comportamientos. La educación socrática que propugno ha de llevar al descubrimiento de nuestra identidad personal y de nuestra misión social en el mundo. Aprender a ser, aprender a vivir juntos, aprender a conocer y aprender a hacer son los cuatro grandes objetivos de la educación.  

SLA: ¿No te gusta el término enseñanza? ¿Por qué hablas de transformar los centros de enseñanza en centros de educación?

RDS: Me opongo a la reducción de la educación a instrucción escolar sobre unos contenidos distribuidos en asignaturas. Educar es mucho más que enseñar Matemáticas, Historia, Lengua etc. No basta con innovar la didáctica, pues lo fundamental es cambiar los contenidos curriculares y relacionarlos con el desarrollo psicológico y con los problemas sociales. La denominada ‘excelencia educativa’ puede estar al servicio de la reproducción de la sociedad capitalista o de la transformación ecosocial.

Hoy existen tres tipos de centros escolares en las escuelas públicas, concertadas y privadas: neoliberales, humanistas liberales y ecosociales. Defiendo una transición a un modelo de centros escolares en los que la ecología crítica configure toda la acción educativa.  

SLA: Cuando hablas de renovación educativa, ¿no exiges demasiado al profesorado? ¿Cómo pueden realizar tareas complementarias con la cantidad de trabajo que ya tienen asignado?

RDS: Estoy en contra de delegar en el profesorado toda la acción educativa que requiere múltiples actores. Ahora bien, esta profesión requiere un alto compromiso moral y social y una vocación especial. Hay dos formas de planteársela: como trabajador de la enseñanza que cumple con el desarrollo del currículo asignado o como educador que conoce los problemas sociales y es activista en los movimientos sociales. La creación de una ciudadanía ecosocial depende en gran medida del tipo de profesorado que tengamos. Las escuelas están hoy organizadas para impedir que las profesoras y profesores puedan ser creativos y críticos, pero los cambios en las instituciones siempre se hacen a contracorriente. En España existe un profesorado alternativo. Recomiendo el blog Escuelas en Red y la lectura de Cuadernos de Pedagogía para conocer sus prácticas y contagiarse con ellas.  

SLA: ¿Por qué crees que es tan importante la familia en la formación de la concepción del mundo de nuestros jóvenes?

RDS: Lo dicen los propios jóvenes en las encuestas. La familia es el principal actor en la socialización de las personas. La mayoría de ellas subcontratan su responsabilidad educativa en los centros escolares y en las actividades extraescolares. Así no hay forma de educar. Uno de los objetivos de mi libro es ayudar a las familias a elaborar un proyecto educativo y estimular la alianza cooperativa con las escuelas y con algo que para mí es muy importante: la incorporación a movimientos educativos infantiles y juveniles.  

SLA: ¿Qué autores en el ámbito de la pedagogía son tus principales referentes?

RDS: Paulo Freire, Lorenzo Milani y Célestin Freinet. Para este libro ha sido Jorge Riechmann el autor en quien más me he inspirado. He intentado incorporar a la educación su pensamiento ético y ecológico.  

SLA: Cuando propugnas un cambio ecosocial, ¿de qué tipo de cambio estás hablando?

RDS: De la superación del modo de producción capitalista que se sustenta en la explotación de la naturaleza, la opresión laboral y el consumismo. Tenemos que transitar a una economía de los bienes comunes y a una regulación ecológica de todas las actividades humanas.

SLA: ¿La educación es condición necesaria para el cambio ecosocial?

RDS: La educación es la actividad que puede hacer posible la creación de una ciudadanía ecologista. Ella tiene que ayudar a abrir los ojos para conocer la destrucción medioambiental y la explotación laboral que hacen posible el modo de vida de amplios sectores de la población de los países del Norte. Por eso es tan urgente la construcción de un currículo escolar todo él imbuido de ecología. También ha de socializar en una cultura de la autocontención, de la frugalidad, de los cuidados. No podemos aspirar a una sociedad verde sin formar personas que practiquen cotidianamente virtudes ecológicas.  

SLA: El subtítulo tampoco tiene desperdicio: “Del yo interior al activismo ciudadano”. Entiendo lo de activismo ciudadano pero no tengo tan claro lo del yo interior. ¿A qué te estás refiriendo?.

RDS: La prioridad en educación es ayudar a la autoconstrucción de la personalidad que tiene múltiples dimensiones. Una de ellas es el mundo de la interioridad que desgraciadamente es poco transitado y en muchas ocasiones es un erial porque nunca se cultiva. El viaje al centro de la tierra personal, retomando el título de la obra de Julio Verne, es fundamental para la formación de personas con buenos fundamentos y con capacidad de desarrollar una vida intensa y creativa. También para prevenir muchos riesgos y desorientaciones que impiden crecer en humanidad. En el fondo de la violencia y de las dificultades para la convivencia en los centros escolares está el inmenso déficit de educación del yo interior.

Considero que este yo está constituido por ocho dimensiones: el conocimiento de sí, la búsqueda del sentido de la vida, la constitución de una moral personal basada en la práctica de virtudes, el amor a la belleza y al arte, la capacidad de contemplar, la meditación laica, la exploración de la experiencia religiosa y el descubrimiento del vínculo personal con el sufrimiento social.

La autoconstrucción del yo interior requiere el aprendizaje del conocimiento psicológico personal, la educación de las emociones y los sentimientos, la instauración de programas de filosofía para niños (3-18), la formación de la conciencia moral, el refuerzo de la educación artística, ejercicios de meditación, silencio y concentración, la educación de la conciencia ecosocial y política a través de la iniciación al activismo desde la infancia.

Este programa educativo es imprescindible para llegar a ser humanos. Requiere cambios sustanciales en las escuelas y en las familias y, especialmente, la extensión de movimientos educativos infantiles y juveniles. Afirmar que lo que planteo es utópico o quimérico es aceptar de antemano que es inevitable la reproducción del tipo de persona que está causando la crisis ecológica y social que atravesamos.  

SLA: ¿Planteas algo así como un viaje del Yo al Nosotros, como diría un antiguo profesor mío, Ramón Valls?

RDS: Propugno un vínculo entre el yo interior y el yo político. Esto es lo que permite tener una vida equilibrada y un activismo enraizado en algo mucho más potente que una ideología. Tenemos que ayudar mediante la educación a que el dolor del mundo y de la naturaleza devastada penetre en la interioridad de los seres humanos, en ese ámbito profundo de las emociones, de los sentimientos, de los deseos, de las pasiones, de los objetivos vitales. Y, además, hemos de aspirar a que el activismo contra el sufrimiento social esté enraizado en un proyecto personal de felicidad.

Sé que en el contexto español lo que te voy a decir suena fatal. Me da lo mismo y en el libro creo que lo fundamento bien acudiendo a personalidades revolucionarias. La mejor forma de actuar contra la indiferencia ante el sufrimiento social y la catástrofe ecológica es la educación del amor social y político. Esta indiferencia y la pérdida de sensibilidad ante el dolor social y ecológico constituyen el cemento del consenso pasivo que hace posible la reproducción del desorden existente.

Para esta acción hay que acudir a las sabidurías y enraizar la educación en ellas. ¡Demasiado para la modernidad líquida en la que nos encontramos!. Pero, amigo, nuestro dilema es contribuir a la transición a otra civilización o volvernos ciegos y cínicos. Abrirnos a las sabidurías ecológicas presentes en tradiciones, culturas morales, religiones y filosofías es un requisito para hacer viable una educación al servicio del cambio ecosocial.

Los neoliberales llevan décadas disputando la hegemonía en la educación y, por ahora, han ganado la batalla por la falta de ambición y de orientación de los que nos oponemos a ellos. Lo repito de nuevo: identificar renovación educativa con innovación didáctica es una gran trampa. Claro que tenemos que innovar radicalmente las formas de enseñar y de aprender, pero lo decisivo se juega en otro campo: qué se enseña, qué se aprende, para qué y al servicio de quiénes.

Considero que la iniciación al activismo ecosocial es un objetivo educativo imprescindible. Este activismo se aprende mediante prácticas ecosociales que se pueden realizar desde la infancia en los centros escolares, en las familias, en los pueblos y ciudades. Se empieza, por ejemplo, con prácticas ecológicas muy concretas que los niños y niñas pueden realizar y que sirven para implicar a las escuelas y a las familias en esa dinámica.

SLA: Las TIC, ¿no quedan un poco orilladas en tus propuestas? Nos gusten o no están aquí y han venido para quedarse.

RDS: Ya hay bastantes personas que afirman que el cambio educativo consiste en aumentar las competencias tecnológicas. Prefiero destacar las dimensiones negativas que tienen sin olvidar sus contribuciones. También alerto de un culto inconsciente a la tecnología y a la ciencia, como si estas fueran neutrales y todas sus contribuciones constituyeran avances para todos los seres humanos. Nuestras TIC se basan en la explotación de recursos naturales que está destruyendo África central y la nueva revolución de la robótica condenará a más personas al desempleo. La investigación científica y tecnológica responde a intereses económicos, empodera a unos y empobrece a otros.

En este mundo del enjambre digital prefiero centrarme en proponer una pedagogía del silencio, de la desconexión y del rescate de las sabidurías. El uso intensivo de las TIC está creando una alienación muy fuerte. Como muestra Jon Illescas en La dictadura del videoclip, existe una industria digital para consumo juvenil que no es otra cosa que suministro de toneladas de opio capitalista. Un sector de padres y madres de mi generación luchamos contra el uso excesivo de televisión. Ahora toca la lucha contra un estilo de vida que está casi permanentemente applicado y entontecido en las redes digitales. Ante tanta obesidad audiovisual, propugno la práctica frecuente del ayuno digital.  

SLA: Se recoge la propuesta. Las cuatro citas iniciales marcan mucho el contenido de tu libro. Vamos a comentarlas. La primera es de Octavio Paz. “Toda educación entraña una imagen del mundo y reclama un programa de vida”. Una educación justa, ¿qué imagen o imágenes del mundo conlleva? ¿Qué programas de vida reclama?

RDS: Una imagen ecológica del mundo y un programa de vida basado en la triple reconciliación: la del hombre consigo mismo, con los demás y con la naturaleza. La educación tiene que ser contracultural. La competitividad para abrirse paso en la selva social y triunfar profesionalmente a toda costa está destruyendo la finalidad de la educación. Sólo si disponemos de una visión del mundo basada en esta triple reconciliación podremos rebelarnos contra lo intolerable y aprender a construirnos como seres humanos y no como actores pasivos en el neoesclavismo que se va imponiendo.

SLA. Te pregunto a continuación por la segunda.

RDS. Cuando quieras.  

Fuente: Papeles de relaciones ecosociales y cambio global nº 134, invierno de 2016.

Fuente: https://www.rebelion.org/noticia.php?id=224299

 

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La reforma pendiente frente a la universidad de mercado

Entrevista a Roxana Pey (R.P) Ex Rectora Universidad de Aysén. Realizada por Alex Ibarra Peña y Hans Schuster (I.y.S).

I.y.S: Agradecemos que nos haya aceptado la entrevista a meses de la polémica que le tocó vivir con la destitución de su cargo como Rectora de la Universidad de Aysén, una de las universidades que se ofreció crear después del movimiento social que iniciaron las movilizaciones estudiantiles de los últimos años. ¿En su motivación al aceptar este cargo consideraba que estaba frente a una situación política y no sólo académica?

R.P: Por supuesto, en Chile, por largas décadas, crear una nueva universidad había consistido en entrar en el mercado. Sólo desde que se reconoce la crisis de la educación superior, y el gobierno gana las elecciones con la promesa de reforma profunda, de gratuidad y de sacar a la educación del mercado, es posible la creación de una nueva Universidad estatal. Y se hace en la Región de Aysén que tiene evidente aislamiento, menores oportunidades para sus jóvenes, es estratégica, donde el mercado de la educación es inoperante. Es en ese entendido que acepté el cargo. Es decir, siempre entendí y entendimos muchos que no tenía sentido crear una nueva Universidad estatal instalándola con los mismos problemas que se buscaba resolver para luego, más adelante, venir a enderezarlos. Fue una oportunidad de iniciar las nuevas características de un sistema de educación superior modificado. Una tarea académica, y también política. Justamente el cambio político del que todos hemos sido testigos y víctimas, y que ha llevado a empantanar la reforma, es lo que operó en el episodio que ustedes recuerdan.

I.y.S: Para la sociedad chilena, el principal foco de la demanda estudiantil, tenía que ver con el tema de la gratuidad, cuestión que se anunció con bombos y platillos incluso generándose una imagen internacional de que en Chile la educación sería gratuita y además de calidad. Usted se enfrentó a la tan cuestionada ministra Delpiano y al Gobierno sosteniendo la imposibilidad de las reformas debido a los intereses comprometidos. ¿Nos puede entregar un balance en torno a esta bullada reforma que otorgaría la gratuidad que el movimiento social chileno demandaba?

R.P: La crisis de la educación superior es muy compleja y profunda. No es sólo de financiamiento, aunque sin duda es el elemento de mayor impacto. Endeudamiento estudiantil, acceso inequitativo, financiamiento institucional precario, lucro encubierto, calidad efectiva que no se cumple, esos son algunos de los grandes problemas que persisten hasta el día de hoy. Se prometió gratuidad universal, sin voucher, desmercantilizando y eso es justamente lo que se está cumpliendo parcialmente. Es indudablemente un avance significativo que se haya iniciado la gratuidad por glosa presupuestaria. De no haber sido así, no habría nada en este minuto. Pero es insuficiente. A mi entender, siendo que el voucher es su motor, los intereses e interesados por mantener el esquema de mercado, lo han defendido ejerciendo un lobby feroz y bastante eficaz a juzgar por los resultados. Porque recursos hay! Con lo que el fisco ya entrega, alcanza para dar gratuidad inmediata a dos tercios de toda la población estudiantil, o dicho de otro modo, para cubrir a la totalidad de los 9 deciles de más bajos ingresos dejando pendiente solo al decil de mayores ingresos que representa un tercio del estudiantado. Insisto, los recursos están, falta la decisión o la fuerza política de pasar a gratuidad real los cuantiosos montos que se están entregando como voucher o becas.

I.y.S: En la polémica que terminó siendo la causa de su destitución, además de reclamar que esta nueva universidad no tenía que ser financiada, en parte, por el pago de aranceles de los alumnos, usted apuntaba a otro reclamo bastante importante. Nos referimos a la demanda de instalar un sistema alternativo de ingreso a la universidad. ¿Considera que el actual sistema de ingreso a las universidades estatales chilenas contribuye a la segregación social? ¿Nos puede resumir parte de su propuesta al ministerio?

R.P: El acceso a la educación es un grave problema nacional ampliamente reconocido. Se lo ha intentado resolver con soluciones parciales que terminan siendo meras limosnas. Accesos por vías especiales, ranking de notas, programa PACE, cupos especiales, etc., como complementos de un sistema de acceso que no responde a las necesidades actuales. Cada año se mantiene a la mitad de los estudiantes bajo el umbral de puntaje y a ellos sólo les queda la opción de ir a una de las enormes instituciones no selectivas, que son las más puras y duras representantes del mercado. El sistema de acceso además de las evidentes brechas socioeconómicas, introduce brechas de género, de ruralidad, de regionalidad. Debe ser revisado para atender bien el sentido verdadero de un sistema de educación superior que esté al servicio del país, de sus jóvenes, de su futuro. Lo que habíamos propuesto es justamente eso, reconocer las características de los muy valiosos jóvenes de la Región de Aysén y no discriminarlos con mediciones que se ajustan más a otras realidades.

I.y.S: En las declaraciones emitidas durante su decisión de no presentar la renuncia frente a la solicitud de la ministra, lo que produjo la firma de la destitución por parte del ministro Fernández, agradecía el apoyo que le prestaban los rectores de universidad. En este caso el apoyo no se fundaba sólo en una regla de cortesía básica de solidaridad, el argumento de fondo estaba en que estaba ocurriendo una violación al principio de la autonomía que deberían tener las universidades. Desde su trayectoria profesional ligada a las universidades, ¿considera real la existencia de la autonomía de la universidad y los gobiernos? ¿Al interior de las universidades es extendido el principio de autonomía, por ejemplo hasta el respeto de la libertad de cátedra?

R.P: La autonomía universitaria es imprescindible para una verdadera universidad, y lo es también para la democracia. Asegura que se pueda realizar con independencia aquello que es la esencia de una universidad: abocarse al estudio, a la generación y transmisión del conocimiento. La autonomía debe ser atesorada y defendida con la mayor fuerza, por las comunidades universitarias y por la sociedad. La pretensión de imponer a las universidades estatales un órgano de gobierno superior con la mitad de sus integrantes nombrados por el gobierno nacional de turno, es una vulneración gravísima en la autonomía. Es una idea muy absurda, que atenta contra la calidad y que permitiría una intromisión política ajena a las comunidades universitarias.

I.y.S: Se ha resaltado el hecho de que fue la primera mujer que ocupó el cargo de Rectora al interior de una universidad de las llamadas estatales, lo cual puede ser leído como un hito dentro de lo que se conoce como paridad de género. ¿Considera que hay avances al interior de las universidades en torno a este tópico de la paridad de género? ¿En el ejercicio de su cargo, aunque sea en lo anecdótico, sintió discriminación de género en alguna ocasión?

R.P: En Chile falta mucho por resolver en esta materia. Recordemos la brecha salarial como signo de la discriminación. La educación superior también exhibe estos problemas, las mujeres no están igualmente representadas en las más altas jerarquías académicas, por ejemplo, no acceden a cargos directivos de igual manera. Son evidencias de enormes inequidades, pero también ésta se expresa más sutilmente en estereotipos esperados. El caso de una mujer que se exprese con “exceso de libertad o independencia”, que tenga “demasiada opinión”, o que abiertamente no esté alineada ni sea sumisa, es a veces resentido y rechazado. El lenguaje que se use puede ser también discriminador, y no es algo meramente anecdótico, ni fácil de frenar. Por ejemplo, soy bastante baja de porte, pero que me digan en público “oye chiquita” es impertinente e inaceptable, y me ha ocurrido que se lo permitan algunos hombres y un par de mujeres en abierta grosería.

I.y.S: Una deuda política y social de los gobiernos chilenos se relaciona al reconocimiento de nuestros pueblos originarios, los cuales han sufrido una fuerte discriminación. ¿Cómo la Universidad viene en parte a dar cumplimiento del Convenio 169 de la OIT, destinado a contribuir a la revitalización y fomentar las expresiones artísticas y culturales de los pueblos indígenas presentes en Chile y de la comunidad afrodescendiente de la Región de Arica y Parinacota?

R.P: Es una deuda efectivamente y esto se suma a las múltiples fuentes de discriminación y desigualdades de nuestra sociedad, indiscutiblemente más agudas con los pueblos originarios y afrodescendientes. Las universidades, especialmente las estatales, tienen la obligación de reconocerse con la misión de revertir las discriminaciones de todo tipo, de trabajar para construir una sociedad más equitativa, igualitaria, inclusiva, justa, solidaria y, más democrática. En esto también, el sistema de educación superior chileno falla, inmerso como se mantiene hasta hoy en la jungla del mercado.

Fuente: http://piensachile.com/2017/03/la-reforma-pendiente-frente-la-universidad-mercado/

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Entrevista a Pablo Culell: «Si subestimamos la educación y la cultura, estamos perdidos como país»

26 Marzo 2017/Fuente: cronista/Autor:ALEJANDRA CANOSA

El director de Contenidos de Underground, la productora de medios de Sebastián Ortega, habla del conflicto docente y afirma que sus víctimas son «los chicos». Dice que ve a la gente preocupada y «precavida a la hora de gastar por miedo a no llegar a fin de mes». Y cuenta la delicada situación que atraviesa la industria audiovisual.

Pablo Culell es productor y director de Contenidos en Underground, la productora liderada por Sebastián Ortega, con quien viene cosechando éxitos de la mano de historias que generan aceptación en el mercado local e internacional. «Hemos logrado con una comedia popular como fue Educando a Nina -que tuvo la misma aceptación que Los Roldán en su momento-, récords de audiencia.

Lo mismo con Graduados, apuntando a un público que todavía mira tele a la hora de la cena, cuidando la calidad del producto, siempre», cuenta, en un mano a mano con 3Días. En simultáneo, la productora apostó a una serie policial como El Marginal (13 años después de la consagrada Tumberos) y ganó. «Una serie oscura que tuvo un impacto impresionante, primero en la TV Pública, y posteriormente en Netflix, implica colocar un producto tan prestigioso a nivel artístico en una plataforma on demand que es la mejor vidriera para vender porque te ven de todos lados», explica.

– El kirchnerismo le dio apoyo a la industria audiovisual. ¿Cuál es el interés que ves en Cambiemos?
– Obviamente, cambió. Hay un camino a recorrer, uno siente que la intención está, pero es muy diferente a lo que sucedió con el gobierno anterior. El año pasado estuvo parado todo lo que compete a la producción audiovisual, en nuestro caso, venimos trabajando hace años y vamos más allá del gobierno que sea. Si bien venimos trabajando con los canales, el apoyo a la industria nos viene bien a todos, principalmente por los costos de las series.

– ¿Esto influye a la hora de conseguir anunciantes?
– Sí. Debido a las reiteradas crisis y también a que se diversificó la pauta publicitaria en diferentes plataformas digitales, es muy difícil recuperar solamente con la emisión de un programa en la televisión abierta. En las tiras hay más posibilidades por la cantidad de capítulos, por cómo se promociona y por cómo trabajan los anunciantes, más los PNT (publicidad no tradicional) dentro de la artística. Distinto es en los unitarios y las series, que si bien te abren la vidriera al mundo, si no tenés el apoyo del Estado, se hace muy difícil conseguir los fondos. Por eso se intenta la co-producción con multinacionales extranjeras que necesitan contenidos para sus plataformas.

– ¿Qué opinás de la invasión de «latas» extranjeras en la tele?
– Al ser tan costoso producir ficción es imposible que puedas cubrir todos los horarios con producciones locales debido a la falta de presupuesto. Quizá si fuera programador, tendría que adoptar las mismas actitudes, y en ese caso, compraría latas para completar la grilla. Quizás pondría dinero en un par de ficciones fuertes que se puedan sostener hasta que la situación mejore. La producción de buenos contenidos depende de cuestiones de inversión y financiación que hoy no son posibles en la Argentina.

– En cuanto a la polémica que se generó con Pablo Echarri, ¿creés que un actor puede dividir la pantalla por su ideología?
-No lo creo. El actor hace su trabajo y, en tal caso, me parece que a muchos medios les sirve generar ese escándalo. Antes era sólo con temas del «corazón» y ahora se puso de moda sumar la política. Lo que se busca es la pelea, el barro… Tanto Sebastián Ortega como yo, jamás tuvimos presión política y nunca elegimos un actor por su ideología.

– ¿Qué opinás del conflicto docente?
– Me pasa lo mismo que cuando me repiten mucho una serie que me sé hasta los chistes y me dan ganas de cambiar de canal. Un país que no apuesta a la educación, no tiene futuro, y va más allá de cuestiones políticas e ideológicas. Con los docentes toda la vida pasó lo mismo, en mayor o menor grado. Las víctimas son los chicos, pero también entiendo el sufrimiento de los docentes que, con lo que ganan, no llegan a fin de mes. Es un tema de Estado muy fuerte y si subestimamos la educación, la cultura, estamos perdidos como país.

– ¿Cómo ves el humor social?
– La gente está enojada, convulsionada, preocupada, y no me gusta. Las zonas de restaurantes que solían estar llenos, no se perciben igual, lo mismo los shoppings. La gente está más precavida a la hora de gastar por miedo a no llegar a fin de mes. En cuanto a la Ciudad, es maravillosa, hay muchas alternativas y sigue siendo una de las capitales con mayor oferta teatral, cines, librerías, museos, actividades al aire libre. Me gusta lo que se ha logrado con el Metrobús, pero los hospitales no están a la altura… Y en lo cultural, me duele ver el Teatro Presidente Alvear cerrado, el Cervantes con los andamios hace años…

-¿Cómo lo viste al Presidente con Mirtha Legrand?
– Trato de ser cauto, soy una persona democrática y respeto el voto de la mayoría, más allá de mis ideales políticos. No dejo de ver lo bueno y lo malo de todos. No veo que el país esté bien, pero creo en el rol de mucha gente que está en el Gobierno y en el argentino que quiere salir adelante. Quiero seguir pensando que hay posibilidades y que el país puede salir del pozo, y espero que suceda. No soy de los que piensan que hay que poner piedras en el camino por pensar diferente, sino todo lo contrario. No acepto ni admito la corrupción de ningún gobierno, y deseo que nos vaya mejor a todos. n 3D

Lo que se viene en la tele y el cine

Luego de un 2016 exitoso, Underground está trabajando intensamente en dos ficciones y una película sobre Carlos Robledo Puch en los años 70. Hace dos semanas comenzaron las grabaciones de la nueva ficción Fanny la Fan , «una comedia de un candor maravilloso, para toda la familia, protagonizada por Agustina Cherri y un elencazo», cuenta Culell.

Y agrega que se viene también Un gallo para Esculapio, una serie que estrenará TNT y después se verá en Telefé. Se suma El Ángel, una coproducción sobre la vida de Robledo Puch con el foco puesto en los crímenes que cometió» el nefasto asesino múltiple condenado a cadena perpetua que aún cumple sentencia.

Fuente de la entrevista: http://www.cronista.com/3dias/Pablo-Culell-Si-subestimamos-la-educacion-y-la-cultura-estamos-perdidos-como-pais-20170324-0017.html

Fuente de la imagen:

http://www.cronista.com/__export/1490317328854/sites/diarioelcronista/img/2017/03/23/culell.jpg_258117318.jpg

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Entrevista a Eva Bach: “La educación emocional se aprende por contagio”

26 Marzo 2017/Fuente y Autor:Tiching

El Blog de Educación y TIC “Tiching” entrevistó a Eva Bach, profesora, formadora y experta en inteligencia emocional y comunicación, para hablar sobre el tema de educación emocional… ¡pero de los propios docentes!

¿Por qué es importante trabajar las emociones también en el aula?

Las emociones son el motor de la persona. Cuando los alumnos están bloqueados o superados emocionalmente, también suelen estarlo para el aprendizaje. Las neurociencias han corroborado que las emociones son tan importantes como la razón para la salud y el equilibrio personal y social. Mentes privilegiadas sin inteligencia emocional pueden arruinar su vida y la de los demás. ¿De qué nos sirve saber mucho si no sabemos hacer un uso inteligente y ético de lo que sabemos? ¿De qué nos sirve el conocimiento si no sabemos ponerlo al servicio de una vida mejor? Conocimiento y emociones no son una disyuntiva. Tan necesario es ser competente intelectualmente como emocionalmente.

Cada vez más trabajamos las emociones con nuestros alumnos, pero ¿descuidamos las de los docentes? ¿Por qué?

Esta pregunta tiene que ver con el para qué de la educación emocional. ¿Para qué queremos educación emocional? Si es para que los alumnos no molesten en clase y no ocasionen conflictos, la educación emocional será solo para ellos. Si es para promover un crecimiento integral sano, crear climas favorables al aprendizaje, mejorar las relaciones, contagiar entusiasmo…, entonces nos implica a todos. Deja de ser un proceso unidireccional y pasa a ser multidireccional. Además, ser adulto no siempre es sinónimo de madurez emocional. Hay muchos adultos manejados por emociones no resueltas de su infancia y adolescencia, sin ser conscientes de ello. Y hay un gran miedo a descubrirlo y a lo que puede acarrear este descubrimiento. El miedo a conectar con la propia realidad emocional genera grandes resistencias.

¿Se puede enseñar educación emocional sin tenerla uno mismo?

Enseñamos educación emocional queramos o no. Todos la hemos recibido y todos la transmitimos, ya que se da por ósmosis o contagio, aunque no haya un propósito intencionado o formal. Si nuestras actitudes y hábitos emocionales son sanos, transmitimos una educación emocional sana. Y si no lo son, transmitimos una educación emocional insana. Pero siempre hay transmisión emocional. Y el primer requisito indispensable para que sea sana es la autoconciencia emocional del educador. Es la que evita que nuestras emociones nos manejen a ciegas y que las proyectemos también a ciegas sobre los alumnos y sobre los otros.

¿Se ha dado herramientas formativas a los profesores en este sentido?

En la formación inicial del profesorado hay voces y propuestas varias en esta línea, pero que yo sepa no hay nada reglamentado al respecto aún. En la formación permanente, ha habido una oferta amplia y específica de formaciones de educación emocional, pero desde hace unos cursos ha disminuido bruscamente o se ha visto paralizada por los recortes. Hay una dificultad añadida, y es que a veces, cuando por fin se implanta alguna iniciativa, se reduce a una herramienta de prevención y resolución de conflictos o de psicopatologías. Y es una pena, porque la educación emocional tiene un sentido mucho más amplio y bello: atender y entender el propio corazón para atender y entender el de los alumnos.

¿En qué situaciones los docentes pueden ver vulneradas sus emociones?

Las situaciones que me plantean más a menudo en formaciones son: indisciplina, comportamientos agresivos, desmotivación y falta de atención de los alumnos; conflictos con las familias, con otros profesores y/o con el equipo directivo, inadaptación al centro, situaciones de pérdida y duelo, problemas con directrices administrativas, situaciones de hiper-responsabilidad o hiper-exigencia, falta de reconocimiento social…

¿Por qué es importante que los educadores sepan gestionar sus emociones?

Una de las tareas de los educadores es nutrir y preservar la autoestima del alumno, así como favorecer su proceso de socialización. Para educar y corregir con determinación y tacto a la vez, sin ridiculizar, menospreciar ni herir, necesitamos competencia emocional. Por otra parte, un educador atormentado o superado emocionalmente difícilmente podrá transmitir alegría, entusiasmo, confianza y otras actitudes vitales y educativas indispensables para un buen crecimiento y aprendizaje.

¿En qué repercute en el entorno del aula?

Un educador sin conciencia ni competencia emocional proyecta hacia afuera sus emociones no resueltas (hacia los alumnos, las familias, los compañeros, el mundo…) y esto suele repercutir negativamente en la autoestima del alumno, en el clima de grupo y en el aprendizaje. Una investigación llevada a cabo por la UNESCO en Chile, en 1998, puso de relieve que el clima emocional de aula es más determinante que todo el resto de los factores de enseñanza-aprendizaje (contenidos, recursos, metodología, ratio, etc.). Y uno de los ingredientes básicos del clima de aula son las actitudes y emociones de los educadores.

¿Hay docentes que tienen miedo a sentir su parte más emocional por sentirse vulnerables al hacerlo? ¿Por miedo a perder “el control de la clase”?

Les ocurre a algunos docentes. Y es un malentendido. Conectar con las emociones no significa exponerse emocionalmente. Atender las dimensiones emocionales no significa dejarse llevar por nuestras emociones ni tener que expresar y compartir todo lo que sentimos con todo el mundo y en todo momento. Necesitamos conciencia emocional propia: ser capaces de reconocer e identificar lo que sentimos. Pero también saber regularlo y comunicarlo adecuadamente. Podemos sentir cualquier cosa, pero no hacer o decir cualquier cosa con lo que sentimos. Además de la escucha y la empatía, para conectar con los alumnos y descifrar sus señales emocionales, nos hace falta asertividad, una competencia socioemocional básica que consiste en preguntarnos qué es conveniente decir y qué no, y cómo, cuándo, dónde y a quién.

¿Qué tres pautas daría a los profesores que se ven sobrepasados en las aulas?

Para empezar, que miren hacia adentro de sí mismos y no solo hacia fuera.  En segundo lugar, que se pregunten qué dice sobre ellos lo que les ocurre, con qué asuntos personales no resueltos los puede estar confrontando, qué nuevos retos o pasos de evolución personal le puede estar exigiendo. Y por último, y muy importante, que se pregunten para qué educan. Qué es lo que les mueve. Como dice Xavier Melgarejo, “Ser maestro en un honor porque trabajamos con el tesoro de la nación. La gente que no quiera a los niños, que no quiera enseñar, que se dedique a otra cosa”.

¿Qué prevención o qué técnicas pueden utilizar para aumentar su bienestar en el entorno de trabajo? ¿Ha de ser un trabajo individual o de equipo docente?

Técnicas hay muchas y de tipologías muy diversas (narrativas, gráficas, simbólicas, artísticas, corporales, teatrales, experimentales o vivenciales, terapéuticas…). De lo que se trata es de que conozcamos y experimentos la mayor variedad posible y que cada uno construyamos nuestra propia caja de herramientas emocionales, con las que mejor se adapten a nuestras necesidades, estilo emocional y a cada momento, situación y emoción concreta. Este sería un trabajo de tipo más individual. Habría otro de equipo docente, orientado a fomentar la cohesión y el buen clima de grupo, con técnicas de expresión de afecto, reconocimiento, escucha, empatía, así como con un entrenamiento más o menos formal en habilidades sociales, de comunicación y de relación.

¿Cómo conseguir dar espacio, tiempo y relevancia a un aspecto que sigue sin tenerse en cuenta en el mundo “más allá del aula”?

La mejor forma es aumentando el número de maestros y de padres y madres que se implican en su propio crecimiento personal, ya que somos quienes educamos a los adultos del futuro. Hay que seguir realizando una tarea rigurosa y persistente de sensibilización para favorecer una nueva conciencia individual y social. Es una tarea apasionante y personalmente soy optimista. Es cierto que queda un gran camino por recorrer aún, pero también es mucho lo que hemos avanzado desde que empezamos en esto, en la década de los 90.

Fuente de la entrevista: http://webdelmaestrocmf.com/portal/un-educador-sin-conciencia-ni-competencia-emocional-proyecta-sus-emociones-no-resueltas/

Fuente de la imagen: http://webdelmaestrocmf.com/inicio/wp-content/uploads/2016/06/1-4.jpg

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Entrevista a Carles Monereo: «Dime como evalúas y te diré cómo aprenden tus alumnos»

26 Marzo 2017/Fuente: webdelmaestrocmf/Autor: blog.tiching.com

El Blog de Educación y TIC ‘Tiching’ entrevistó a Carles Monereo, doctor en Psicología y fundador del grupo de investigación SINTE de expertos en psicología de la educación.

A continuación mostramos la entrevista a Carles Monereo.

¿Tenemos claros los objetivos de las evaluaciones?

Evaluar cubre un amplio espectro de objetivos, desde acreditar unos conocimientos, competencias, capacidades; hasta dar un feedback al alumno y al profesor del proceso de aprendizaje en sí. Cuando evaluamos sabemos si la persona que está aprendiendo va por buen camino o no. También sirve para dar cuentas a la sociedad sobre cómo se educa a los ciudadanos.

¿Cómo evaluamos a nuestros alumnos?

Es complicado definirlo porque nuestro sistema es muy diverso. Hay centros que están muy en línea con la educación por competencias y por lo tanto  evalúan de acuerdo a este sistema, pero hay otros que continúan perpetuando un  método más sumativo, que evalúan conocimiento estático, conceptos declarativos.

¿Cuál de las dos es el  mayoritario?

Aún impera la evaluación sumativa, que yo entiendo que es la que tiene menor interés educativo, aunque en ocasiones y en determinados contextos pueda resultar útil.

¿Pero si no educamos como antes, por qué se evalúa como antes?

En los métodos de evaluación también se detecta una evolución. Pero ahora mismo te puedes encontrar que dentro de un mismo centro, incluso de un mismo departamento, los profesores evalúen de forma distinta. Creo que el problema es que la evaluación siempre se ha considerado al margen del aprendizaje, no como parte de él.

¿Evaluar también es una forma de enseñar, entonces?

Claro, es un proceso conjunto. Si no sabes qué vas a evaluar ni cómo lo vas a hacer, ¿cómo decides qué es lo que vas a enseñar y cómo vas a hacerlo? Desde el punto de vista de la educación por competencias, por ejemplo, la diferencia entre una actividad que sirve para evaluar y una que sirve para enseñar tiene pocas diferencias; únicamente los recursos y ayudas que les des a los alumnos para solventar la situación que les plantees.

¿Una misma actividad puede servir entonces para enseñar y evaluar a la vez?

Sí, un mismo ejercicio puede servir para ambas cosas. Lo que se propone cada vez más es que las actividades de evaluación también sirvan para el  aprendizaje.

¿La evaluación sumativa no contribuye al aprendizaje del alumno?

Contribuye a cierto tipo de aprendizaje de tipo memorístico. Adquieres conocimientos muy útiles para ganar en programas de televisión o en juegos de mesa de culturilla general, pero se trata de un aprendizaje poco funcional.

Denos un ejemplo de evaluación innovadora.

A mí me gustan mucho las evaluaciones auténticas, las que plantean al alumno una situación real, como la que puede encontrarse en su día a día, como ciudadano en primaria o como profesional en la educación superior.

¿Cómo son las evaluaciones que planteas a tus alumnos?

Mis alumnos serán futuros psicólogos escolares y para evaluarles les propongo una situación verídica: deben ayudar a un profesor real a crear una unidad didáctica atractiva sobre un tema determinado para un grupo de alumnos con unos perfiles determinados. Pero no se trata de una simulación, se trata de casos reales. El profesor al que ayudan además participa en algunas clases y pone algunos  puntos de la nota final de mis alumnos. Este tipo de evaluaciones es lo que llamamos una evaluación auténtica.

 ¿Y este tipo de evaluación motiva o asusta a los alumnos?

Generalmente les asusta al principio, principalmente a los que suelen sacar buenas notas porque les rompe los esquemas de estudio que les funcionan bien. Pero tengo la certeza de que al final del curso el 80% de los alumnos están satisfechos con la evaluación, ya que les pido que, de forma anónima, respondan a un cuestionario para valorar las dinámicas de la clase.

¿Y queda satisfecho con las respuestas de sus alumnos?

Más que quedar satisfecho sirve para poner el termómetro a la clase. A veces los profesores no nos damos cuenta de lo que pasa en el aula. Con este cuestionario acabo averiguando por ejemplo, qué temas explicados en clase no han quedado claros, o qué problemas han tenido los grupos de trabajo cooperativos en los que se integran los alumnos para trabajar en clase.

¿Cuáles definirías como pautas claves para desarrollar una evaluación auténtica?

Este tipo de evaluaciones deben poner al alumno frente a situaciones lo más realistas posibles para que desarrollen y activen todos sus conocimientos y aptitudes. Hay que tener en cuenta y permitir el uso de todas las herramientas que los alumnos tendrían en la vida real. Mis alumnos pueden usar los apuntes, Internet, llamar por teléfono, consultar con otros profesionales, etc.

¿Y en primaria y secundaria?

Lo mismo. Se trata de que los alumnos utilicen los recursos que han aprendido en clase enfrentándose a problemas reales que se encuentran en el día a día, como ir a comprar por ejemplo o entender un prospecto de un medicamento. En situaciones reales los niños y niñas tienen la oportunidad de desplegar conocimiento de matemáticas, lengua, ciencias naturales, pero también de activar actitudes, emociones, procedimientos, etc.

¿Los profesores saben transmitir la importancia de las evaluaciones?

Los alumnos aprenden en función de cómo les evalúas y por consiguiente es fundamental trasmitir muy claramente y desde el primer día qué esperas de ellos. Si planteas a tus alumnos evaluaciones reales, resulta más fácil que los alumnos entiendan cuál es el sentido de lo que vas a enseñar.

Pero si propones conceptos abstractos para formular unos cálculos o analizar unas frases que a lo mejor un día les sirven para algo, difícilmente el alumno se motivará.

¿Qué es lo más importante para transformar las evaluaciones?

Debemos tener claro qué es lo que queremos evaluar. Esas listas interminables de competencias abstractas que abundan ahora en las programaciones no ayudan demasiado. Es mejor que cada profesor determine, en primer lugar, qué situaciones auténticas deberán ser capaces de resolver sus alumnos al final de curso y luego diseñe las unidades y planifique las clases de acuerdo a esas situaciones de evaluación.

Fuente de la entrevista: http://webdelmaestrocmf.com/portal/carles-monereo-dime-evaluas-te-dire-aprenden-tus-alumnos/

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Entrevista a Robert Swartz: «Los exámenes prueban la memoria y no la inteligencia»

26 Marzo 2017/Fuente: webdelmaestrocmf./Autor:Noticias Galicia

El profesor emérito de la Universidad de Massachusetts (EEUU) Robert Swartz considera en una entrevista con Efe que el sistema de evaluaciones escolares puede probar puntualmente la memoria del alumnado, pero no muestra su inteligencia y creatividad y tampoco contribuye a su desarrollo.

Swartz, que participa en un seminario en el colegio Peleteiro de Santiago de Compostela sobre “Creatividad, pensamiento crítico e innovación en el currículum”, opina que ese tipo de pruebas “suelen poner a prueba la memoria” de los alumnos, pero no sus capacidades, habilidades y conocimientos.

Advierte además de que a menudo se da la circunstancia de que el profesorado llega, incluso, a “preparar a los alumnos para las pruebas”, mediante un método que consiste en repetir una serie de conocimientos aprendidos, para lo que es necesario que tengan que “repasar”, y eso puede conllevar que olviden luego lo interiorizado para ese fin examinador y que, por ende, “el aprendizaje se vuelva un aburrimiento”.

Filósofo y director del Centro Nacional para la Enseñanza del Pensamiento (NCTT, siglas en inglés), una especie de ‘think-tank’ o laboratorio de ideas para fomentar un aprendizaje más participativo y creativo de los alumnos, Swartz apunta que en Estados Unidos “los exámenes se han convertido en un negocio” para algunas empresas que son vendedoras de ese tipo de productos.

Indica así, con añoranza, que la iniciativa primigenia del programa internacional de evaluación de estudiantes, conocido como “PISA”, estaba inicialmente diseñada por la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) para contrastar los resultados en unos y otros países, y para mostrar “algo más que memoria”.

Confiesa ser consciente de que eso ha suscitado muchas críticas en diversos países de los que ven que esos exámenes obvian, precisamente, muchas de las potencialidades de los alumnos. Sin embargo, estima que PISA es una herramienta indicativa para ver la evolución y los progresos, aunque considera conveniente un debate profundo sobre ese tipo de pruebas para “poder mejorarlas”.

En cuanto al hecho de que los resultados en España figuren en algunos indicadores por debajo de la media de países de la OCDE, que incluye a los estados más desarrollados del planeta, señala que “hay que tomarse seriamente la manera en que se educa” a las generaciones futuras.

Swartz explica que hace medio siglo que visitó España como estudiante y tuvo la oportunidad de viajar a diversos puntos de la Península Ibérica, aunque nunca a Galicia, pero observa que en los últimos años, en los que ha regresado para impartir programas de formación dirigidos a profesores a cargo del NCTT, ha constatado que los educadores aseguran que el modelo actual “no está funcionando”.

“Algunos me dicen incluso que es un fracaso completo”, comenta el profesor estadounidense, que trata de persuadir de que el papel del docente sea más de “guía de aprendizaje” para “abrir la mente” a los alumnos e invitarlos a tener “capacidad crítica” y a descubrir por sí mismos.

Afirma este especialista que las tecnologías han permitido abrir nuevas ventanas al conocimiento y constituyen una “verdadera revolución”, por lo que el papel del profesorado está cambiando y debe adecuarse también a proporcionar “referencias” para que los alumnos puedan distinguir por sí mismos, porque “deben ser conscientes de que en internet cualquiera puede poner lo que quiera”.

“No se trata de censurar” sino de facilitar que esas nuevas tecnologías, que entrañan también “riesgos”, puedan ser “herramientas útiles” que susciten el interés por el conocimiento, enfatiza. Swartz asegura que sus propuestas de aprendizaje, que impartirá en un taller junto a la profesora Carol McGuinness de la norirlandesa Queen’s University, llevan a los alumnos a estar “más felices, más comprometidos y más interesados en sus tareas” y, asimismo, a tener “mejores resultados en los exámenes”.

Fuente de la entrevista: http://webdelmaestrocmf.com/portal/el-profesor-swartz-dice-que-los-examenes-prueban-la-memoria-y-no-la-inteligencia/?utm_source=dlvr.it&utm_medium=facebook

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Entrevista a Noé Jitrik. «Si no hay filosofía ni literatura en la sociedad, la ciencia va a ser endeble»

26 Marzo 2017/Fuente: lanacion/Autor:Natalia Gelós

Para el escritor, ensayista e investigador, que acaba de publicar una novela y una autobiografía, escribir es una «experiencia radical», una búsqueda entre palabras «sustantivas y reales». «La lectura siempre ha sido la palanca del cambio», dice

Más tarde, en este café que resiste desde la década del 30, Noé Jitrik pronunciará con desprecio la palabra «tedio». ¿Qué queda si no hay libros, historias, películas, cultura? Eso, y lo dirá arrugando el entrecejo, con una mueca, como se ahuyenta a un fantasma rengo. También dirá: «No me gusta lo ?poetoso’, lo vehemente. Me gusta una prosa contenida y buscar, en esa contención, efectos posibles». Y sus ochenta y nueve años sólo serán, entonces, apenas un número que explica el tiempo necesario para armar una trayectoria como la suya, que comprende ensayos, ficciones e investigaciones, la dirección del Instituto de Literatura Hispanoamericana y de la colosal colección de doce tomos de Historia crítica de la literatura argentina. Días antes dirá que prefiere la tarde para charlar, porque lo encuentra más lúcido y más espeso. Aquí está, entonces, en una tarde de ciudad agitada, en una mesa de café en el barrio de San Nicolás, para hablar de su última novela, Terminal (Voria Stefanovsky Editores), de su autobiografía Fantasmas del saber (Editorial Ampersand) y de la necesidad de la literatura para la sociedad.

¿Cómo nace la historia de Terminal? ¿Cómo ve usted su propia novela?

Sale de un texto anterior, de la novela Destrucción del edificio de la lógica. En ambos casos no es tanto el tema que se va desencadenando, sino ciertas atmósferas que son las que a mí me motivan. Hoy pensaba en eso: hay cierto halo de misterio que tiene el barrio San Cristóbal de Buenos Aires, los hoteles, los cafés. No es que haya vivido en ese barrio pero cuando paso por ahí siento eso. Siempre me pregunto sobre la vida secreta de sus hoteles. Eso desencadena una acción posible, y una acción posible desencadena personajes posibles que son necesarios para un relato, y luego ese relato está sometido a una serie de variables y afluentes que corresponden a mi memoria, a mis fantasías, a mis obsesiones, pero no de persona sino de escritor. Ese tipo de cosas se va intercalando y tiene algo que me importa mucho: la idea de desplazamiento. El ritmo narrativo tiene un momento disperso, desesperado, y un momento de calma. Los momentos de desplazamiento son los hoteles. Los momentos de reposo son los cafés.

La atmósfera, el paisaje: ambas ideas son abordadas en Fantasmas del saber. ¿Cuándo piensa todo esto que explica? ¿Durante la escritura o después?

Ahora. Sólo ahora lo pienso. San Cristóbal también está ligado al Hospital Francés. En otro texto que tengo guardado hay escenas del hospital, que en San Cristóbal es un núcleo de situaciones, un estallido de cosas. Uno llega ahí y empieza a pensar. Los hotelitos que están al lado del hospital, ¿quiénes se alojan ahí? Son los aspectos misteriosos. No es la manera de un Mujica Lainez que habla de Buenos Aires. Tampoco las figuraciones urbanas de Bioy Casares se hacen cargo de esa zona enigmática.

¿ Cómo comienza una historia?

Lo que la desencadena es una primera frase que me parece convincente y me sugiere la posibilidad de seguir. Es la cualidad del lenguaje: uno dice A y enseguida convoca a las otras vocales. Todo comienzo en materia de lenguaje supone narraciones posibles. No tengo temas por anticipado.

¿Se bloquea a veces? ¿Qué hace en esos momentos?

Confío mucho en el sueño. No lo induzco pero me doy cuenta de que cuando estoy con algo, con un nudo que no he resuelto, por la mañana cuando me despierto generalmente tengo la salida.

Terminal, Fantasmas del saber, en el medio la Universidad de Villa María publicó sus trabajos sobre Sarmiento, salió La Nopalera, el sexto libro de notas sobre su paso por México y también están las contratapas de Página/12. ¿Cómo conviven esos géneros?

Tal vez sea yo un bipolar. También hay momentos en los que no se me ocurre nada.

¿Cómo se lleva con esos momentos?

Mal, porque soy un tipo completamente anormal. No tengo más vida que la escritura. En esos días soy un monstruo. Cuando no tengo para escribir, me desespero. Cuando salgo de eso, y empiezo por una punta, me convocan una cantidad de estímulos de diversa naturaleza. Escribo poesía y al mismo tiempo relatos y artículos periodísticos. Las contratapas me interesan porque es una manera de participar desde mi perspectiva en algo. Todo eso viene junto.

¿Cuándo fue la última vez que apareció el ya trillado fantasma de la hoja en blanco?

Ayer, anteayer. Hoy ya estoy saliendo del pozo. Yo intento que mi escritura sea material. Hay que escribir con palabras que sean verdaderas, sustantivas y reales.

¿Cómo se logra eso?

Se siente.

La percepción aparece como idea en Fantasmas del saber, en Terminal es parte del atractivo de la historia. ¿A qué se refiere con sentir una escritura?

Es funcional. Después de ese sentir, empieza una posibilidad de percibir y preguntarse qué fue lo que motivó, y después que uno más o menos entra en ese campo, el de explicarse por medio de la percepción, ahí ya puede entrar en el nivel del conocimiento y la explicación, que es donde entra eso que podría llamarse la crítica.

¿Cómo se para usted frente a los críticos literarios?

No es una profesión la de la crítica, es una actitud en relación con el lenguaje y con las cosas que a uno le pasan. Es un gremio que tiene el poder. Hacen reseñas, escriben notas y califican. Suerte para ellos. Yo no tengo eso. Lo que podría llamar crítica es un nivel de progresión a partir de un sentimiento que se convierte en percepción, luego un conocimiento y la necesidad de transmitirlo. Ahí está lo que yo llamaría la crítica. Ahora estaba leyendo el Borges de Bioy Casares. Esa actitud crítica era permanente. Dos escritores, dos personas que no tienen otra cosa que la percepción y la explicación de eso que han percibido. Yo trato de explicar, de ser razonable y mostrar un aparato. Y ese aparato tiene historia, está impregnado de ciertos saberes que he leído, de otros teóricos de orden lingüístico, filosófico, que me conducen a hacer algo diferente de lo que hacen ellos.

Ahí estaría explicando la fórmula Jitrik.

Sí, y ahí de alguna forma me condeno porque siempre me llaman «crítico» y como socialmente el crítico es un tipo muy limitado, dicen: «Si es crítico, ¿por qué va a hacer poesía o va a escribir una novela?». En Terminal, hay un policía y un presunto escritor y charlan y evocan un poema de Lugones y viene un mozo y los corrige. ¿De dónde sale ese material? Es mi manera de introducir crítica en el orden narrativo. Eso me parece que a esta novela le da cierto carácter vanguardista. Se separa de las prácticas narrativas más frecuentes en la Argentina que siempre cuentan conflictos, separaciones, amores, drogas, sexualidad. Yo intento una cosa en la que la distorsión de los términos dé lugar a un relato.

¿Disfruta la narrativa actual?

Hay cosas que me han interesado. Las he leído con gusto y demás, pero creo que siguen líneas que son aceptables, que las grandes editoriales toman porque les parece que esa lectura más o menos corriente se requiere, acepta y celebra. Mi aspiración es otra. Mi aspiración es que los lectores se detengan en eso, que se pregunten «¿qué está haciendo este tipo?».

Usted escribe que a partir de la lectura de Dostoievski comprende el carácter indispensable de la literatura para la sociedad. ¿La sociedad le da ese valor a la lectura?

Se la rechaza. Ese señor que está ahí no lee. ¿Por qué? Porque la lectura lo cambiaría. Prefiere permanecer en una zona que yo llamo de garantía: si yo estoy tomando un café y tengo un vaso de agua, lo comprendo, y quiero que sea para siempre, que no me molesten con que el vaso de agua tiene que ir acá. Los lectores son una enorme minoría. A mí me parece que la lectura siempre ha sido la palanca del cambio. En esta indiscriminación del libro, en esta industria parece que eso ya no ocurre, es excepcional que algo tenga esa fuerza para cambiar, pero individualmente, sí. Esa escena casi mitológica del Che Guevara contra un árbol leyendo Jack London es casi lo mejor de la historia del Che. El libro le dijo lo que era lo suyo en la vida.

En su autobiografía habla de los libros no leídos. ¿Cuándo decide no leer?

Las opiniones masivas nunca me convencieron. A García Marquez lo descubrí mucho después, por ejemplo, y ahí sí lo fui siguiendo.

¿Cuál sería el mejor García Márquez?

Para mí es el de El coronel no tiene quien le escriba, donde tiene categorías más profundas que la mera anécdota. Ha sido un gran escritor. El tema y el ingenio tienden a predominar y como tiene un aparato narrativo muy sólido, lo hace muy bien. Domina el arte de la narración.

¿Qué diferencia ve entre la escritura y el arte de la narración?

La escritura es una experiencia radical. El arte de la narración es la capacidad de poseer un instrumento que le permite a uno resolver un determinado tipo de discurso.

¿Cómo surgió el proyecto de Historia crítica de la literatura argentina, que está por completarse luego de tantos años?

Me pregunté cómo narrar la literatura argentina: tenía un nacimiento claro y un final, el de la desdicha, que era el de la dictadura militar, donde hubo muchos best sellers, donde la gente quería distraerse, y que significó el gran negocio de las editoriales, mientras la literatura argentina estaba reprimida. ¿Qué había en el medio? Eso fue lo que nos preguntamos y así salieron capítulos. Doce volúmenes eran doce momentos. Cierta concepción de la historia se hacía presente también, pero prevalecía el carácter narrativo que le quisimos dar al conjunto, a cada volumen y a cada trabajo.

¿Por qué salió el primer volumen tanto tiempo después? (El primer volumen publicado fue el 10, y salió al ruedo en 1999.)

Porque era una empresa editorial, no científica o académica, que trabaja con una perspectiva comercial que había que considerar y pesó quiénes podían emprender antes el trabajo. El número uno salió hace dos años. Éste es un trabajo que hemos hecho casi vocacionalmente. Espero que en algún momento se comprenda, porque no ha habido respuesta. Es un libro que para mucha gente es indispensable, es una fuente de recursos, las bibliotecas extranjeras lo tienen, pero como exégesis de esta obra sólo dos o tres colegas muy buenos se ocuparon del asunto.

¿Y cuándo saldrá el último volumen, el doce?

Estamos terminándolo. Faltan detalles, y que entreguen algunos colaboradores. Esperamos que salga en el curso de este año.

En este contexto donde se pone en discusión el lugar que se le da a la investigación científica, ¿qué puede decir sobre la necesidad de las investigaciones que se dan en el Instituto de Literatura Hispanoamericana?

En este momento, el planteo de ciencia aplicada con limitación de ciencia pura afecta también a las ciencias sociales y a las humanidades, porque en ese planteo empieza a predominar un criterio de aplicabilidad del que se habla en la industria. Esto afecta a las ciencias sociales porque no son prácticas. El ministro Barañao preguntó a quién le importaba lo que había pasado en la Edad Media en España, como diciendo «¿Eso con qué se come?». Es un acto de barbarie, porque la cultura se forma desde lo secreto hasta lo explícito. Para que haya buena ciencia es necesario que haya buena literatura. A lo mejor yo soy un poco platónico en esto, pero si no hay filosofía en una sociedad, si no hay literatura, la ciencia va a ser endeble. La ciencia tiene que ser fuerte y la ciencia aplicada tiene que ser una inteligente adaptación como fruto de todo ese entramado, por eso en el Conicet las ciencias sociales poco a poco se abrieron camino. Se supone que pese a las diferencias, en una sociedad hay miradas responsables sobre lo que es la cultura y la ciencia. Esto crea una fisura social muy grande. ¿A quién le importan los delirios de Juan L. Ortiz? Pensar en los delirios de Juan L. Ortiz abre la cabeza, abre mundos. Ya lo decían los filósofos de la Cábala: la palabra abre universos.

Biografía

Noé Jitrik nació en 1928 en Rivera, provincia de Buenos Aires. Autor de cuentos, novelas y ensayos críticos, dirige el Instituto de Literatura Hispanoamericana y, desde 1999, la colección de doce tomos de Historia crítica de la literatura argentina. Sus últimos libros son la novela Terminal y Fantasmas del saber.

¿Por qué lo entrevistamos?

Porque es una de las mentes más lúcidas para pensar la literatura, y la practica con esa misma vocación

La foto

Noé Jitrik elige una foto tomada por su hija, la artista Magdalena Jitrik, pensada como portada de alguno de los libros. «Es una hermosa foto y en ella se ven las arcas que he juntado en algunos viajes.» Los libros de la foto fueron puestos al azar. Jitrik destaca los colores, la belleza de la imagen.

Fuente de la entrevista: http://www.lanacion.com.ar/1994364-noe-jitrik-si-no-hay-filosofia-ni-literatura-en-la-sociedad-la-ciencia-va-a-ser-endeble

Fuente de la imagen: http://bucket3.glanacion.com/anexos/fotos/92/literatura-2383292w620.jpg

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