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Chile: Alberto Robles; “Será difícil generar consenso para un proyecto único de educación superior”

Chile / www.radio.uchile.cl / 1 de Marzo de 2017

El Presidente de la Comisión de Educación de la Cámara de Diputados se refirió a la posibilidad que expresó la ministra Adriana Delpiano respecto de presentar un proyecto único de Reforma a la Educación Superior. «Soy partidario de avanzar en lo que estamos de acuerdo y fortalecer la educación pública».

El legislador radical, Alberto Robles, será el encargado de presidir la comisión de Educación en la Cámara Baja este año, y desde ese punto de vista, conversó con Radio Universidad de Chile respecto de la tramitación de la Reforma a la Educación Superior en el último año de gobierno de Michelle Bachelet.

Al respecto, el diputado se refirió a las declaraciones que entregó hace unos días la ministra del ramo Adriana Delpiano sobre la posibilidad de presentar la Reforma a la Educación Superior en un solo proyecto, en esa línea, el parlamentario aseguró que le confidenció a la ministra que “será extremadamente difícil generar un consenso al respecto” y agregó que es partidario de avanzar en los acuerdos y fortalecer la educación pública.

¿Qué expectativas tiene del trabajo que se realizará en el parlamento este 2017?

Creo que la reforma más importante que está hoy en día en el Parlamento, en términos de la visión personal, es la reforma de la Nueva Educación Pública que está en el Senado y que espero se apruebe lo antes posible. Espero que el Senado la despache antes de abril para que ya en mayo sea ley de la República y la Presidenta lo pueda anunciar el próximo 21 de mayo. La otra reforma importante, y que está en la Cámara de Diputados, es la reforma a la educación superior. Esperamos que el Ejecutivo envíe luego las indicaciones para poder avanzar porque todavía estamos entrampados. No hemos tenido una respuesta, no solo del Ejecutivo, sino que del punto de vista legislativo para poder resolver un tema que para la sociedad chilena es muy importante.

Respecto de la ley de Nueva Educación Pública, se anunció que se presentará un nuevo proyecto de ley por la ley de Subvención de Educación Preferencial. ¿Qué le parece esa medida?

Es una cosa muy importante y requiere de una urgencia inmediata y por una razón muy simple: es un proyecto que tiene que ver con varias comunas de nuestro país, en donde hay alcaldes que lo hicieron mal, donde se hizo una muy mala gestión y donde los nuevos alcaldes no puedes hacerse cargo de la mala gestión del alcalde anterior. Hay que buscar una forma de arreglar esa situación.

Respecto de la reforma a la educación superior, la ministra Delpiano señaló que la Presidenta es partidaria presentar un solo proyecto. ¿Usted concuerda con eso?

Desde que partió la discusión le planteé a la ministra que a mi me parecía que tratar de lograr consensos, en todos los ámbitos de la educación superior en un solo proyecto, iba a ser extremadamente difícil, sobre todo, pensando en los intereses que están en juego de muchos planteles que ven un riesgo en términos de una reforma, sobre todo en lo financiero.

Planteé a la ministra que lo que no podemos hacer hoy en día es no avanzar. Siempre he sido partidario de avanzar en aquello que tenemos acuerdo. Uno de los acuerdos que tomamos antes de fin de año es que, a lo menos, tenemos que sacar una reforma que fortalezca la educación pública y eso significa que fortalezca a los planteles del Estado, con un sistema nuevo de gobernanza, con un apoyo fuerte a las universidades del Estado, pero también sin dejar de pensar que en Chile la contribución pública de las universidades del CRUCH es muy importante, algo que no podemos desconocer.

Ese es el foco desde donde debemos partir este año, ya sea a través de una indicación sustitutiva del mismo proyecto o a través de otro proyecto.

¿Que le parece que se incluya un capítulo especial para el Consejo de Rectores?

Primero que nada debe haber, si es que la idea es mantener el mismo proyecto, un esfuerzo de potenciar primero las universidades del Estado y, una vez hecho ese esfuerzo, el paso siguiente es fortalecer al CRUCH, ambas cosas son muy necesarias y particularmente las universidades públicas que requieren de un fortalecimiento importante para su desarrollo y seguir contribuyendo al país.

¿Cómo será la relación con los actores sociales durante el debate? Los estudiantes y, en su momento los rectores, denunciaron que se sintieron desplazados de la discusión.

Yo diría que, por lo menos en la Cámara, hemos escuchado absolutamente a todos, hemos invitado a todos los rectores de todos los sistemas. Ahora, si hay una indicación sustitutiva muy distinta a lo que hemos estado discutiendo, tendremos que invitarlos de nuevo a plantear sus puntos de vista, pero mientras no tengamos claridad respecto de las indicaciones, difícilmente podremos avanzar en la discusión legislativa.

Respecto del desarrollo del debate, ¿qué tanto pueden influir las presiones que provienen del sector privado?

Yo creo que en este tema tenemos que tener una mirada de Estado y, en ese sentido, más que las presiones por intereses particulares, hay que mirar aquellos elementos que sirven para el desarrollo del país en su conjunto. El sector privado es un sector importante que ha desarrollado una gestión importante en la educación, particularmente las instituciones privadas del CRUCH, pero no menos importante son las universidades privadas, no CRUCH, que hoy día tienen una cantidad de alumnos relevante desde el punto de vista nacional.

Esos antecedentes me llevan a hablar de la necesidad de una mirada de Estado. No mirarse al ombligo, tampoco privilegiar los intereses personales de cada institución, sino que tener una mirada más amplia. Esa es una posición mayoritaria en el Parlamento.

¿Qué tanto más se podrá profundizar en algunos aspectos como, por ejemplo, la gratuidad?

Con la gratuidad tenemos un conflicto serio porque hemos estado legislando a través de glosa y no se han podido legislar todos los aspectos necesarios del proyecto, por lo tanto, me parece que la gratuidad, dado que influye enormemente en los aspectos financieros de las instituciones, tiene que ser un debate que se dé en forma completa.

El legislar por glosa es inadecuado y, así como van las cosas, en una de esas terminamos este año legislando por glosa nuevamente, algo que a mi no me gustaría.

La ministra Delpiano señaló que los dineros de la Reforma Tributaria destinados a educación ya se gastaron, recursos que supuestamente financiarían la gratuidad.

Lo cierto es que la Reforma Tributaria, que en un minuto se pensó que iba a resolver los temas de la educación de forma completa, nos tiene con un presupuesto muy acotado en otras cosas. Eso no significa que no podamos avanzar en los criterios por los cuales se debe regir la gratuidad, eso puede quedar en la ley, independiente del ritmo de crecimiento que la gratuidad pueda tener.

¿Existe algún tipo de presión respecto de que lo que pueda salir del trabajo parlamentario influya en el debate electoral?

Yo creo que una de las presiones que queremos dar es que salga la Nueva Educación Pública, creemos que es tan importante que, aunque no aparezcan cambios significativos en la reforma a la Educación Superior, es una ley que debe salir, por lo tanto vamos a enfocar nuestra presión allá.

Yo he presionado también, y lamentablemente no he tenido mucho éxito, en términos de dar un debate respecto de la educación inicial. Soy un convencido de que estamos llegando tarde y tenemos que partir fortaleciendo el desarrollo educativo y emocional de los niños entre 0 y 6 años. Es ahí donde se puede hacer el cambio en términos societarios y, si bien hemos avanzado al respecto, creo que falta todavía un esfuerzo mayor, para asegurar a todos los niños una posibilidad real de igualar las oportunidades que tengan esos chicos cuando sean adolescentes y adultos. Creo que en ese sentido, el próximo gobierno debe asumir este problema como un foco importante.

Fuente:http://radio.uchile.cl/2017/02/28/alberto-robles-sera-dificil-generar-consenso-para-un-proyecto-unico-de-educacion-superior/

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Entrevista: Lengua y Ciencias están en internet, los jóvenes tienen que hacer cosas prácticas

Este experto en Educación no cree en modelos educativos. «Finlandia tiene cosas buenas que solo funcionan allí.

Marc Prensky es un escritor estadounidense y un experto en innovación educativa. El término «nativo digital» que suena ahora tan familiar (e incluso antiguo) fue creado por él. Pese a su defensa del uso de la tecnología en la educación sabe que no es suficiente. «Un buen profesor lo será con o sin tecnología, lo que tiene que ser es un entrenador, como si el aula fuera un equipo deportivo, sacar lo mejor de cada alumno y poner sus pensamientos en acción». Prensky estudió en algunas de las mejores universidades del mundo, como Yale y Harvard. Sin embargo, dice que la educación tradicional no sirve para los jóvenes de hoy. «El conocimiento en Lengua, Matemáticas, Ciencias y Humanidades está en Internet, los jóvenes tienen que hacer cosas prácticas en el colegio para cambiar sus barrios, ciudades y el mundo». Este neoyorquino inauguró ayer la Cumbre Mundial para la Innovación en Educación (WISE, por sus siglas en inglés) y antes tuvo un encuentro con los maestros de los Colegios Internacionales SEK y de la Facultad de Educación de la Universidad Camilo José Cela.

¿Qué es para usted la educación?

Son todas las experiencias que tenemos desde que somos niños hasta que nos convertimos en adultos. Algunas de esas de experiencias son formales, donde se incluye el sistema educativo y otras informales.

¿Es más importante lo formal que lo informal?

Las dos. Lo mejor de la formal es que tratamos de darle a los niños una buena preparación para que tengan éxito en sus vidas. La parte informal siempre se experimentará de forma diferente y no podemos hacer mucho al respecto.

Usted defiende que la educación del siglo XX ya no vale para los alumnos de hoy. Sin embargo, muchos sostienen que el método de enseñanza tradicional sigue funcionando, y que nuestros padres estaban mejor preparados…

El problema es que si le damos esa misma educación que recibieron nuestros padres, o incluso nosotros los adultos, los niños no estarán preparados para el futuro. Estarán preparados para el pasado. El objetivo es formar a la gente teniendo en cuenta que ahora, con la tecnología, los niños pueden cambiar el mundo.

¿Cómo hay que preparalos?

Hay que combinar el estilo académico, el tradicional, de profesor a niño, de padre a hijo sin olvidar que tienen que cumplir objetivos y hacer cosas. Hay que darles proyectos a los niños, que cumplan tareas y ejecuten ideas. Lo que se está haciendo ahora no es suficiente ni para los niños, ni para los empleadores que buscan gente que innove.

¿Es la tecnología la lleva del cambio en las aulas?

-Un buen profesor lo será con o sin tecnología, lo que tiene que ser es un entrenador, como si el aula fuera un equipo deportivo, sacar lo mejor de cada alumno y poner sus pensamientos en acción.

¿Puede poner ejemplos prácticos de cómo deben ponerse en acción?

Hay que hacer las cosas de otra forma, darle a los niños proyectos que puedan aplicarse a la vida real, y que puedan contribuir, por ejemplo, a arreglar los problemas de sus colegios, barrios o ciudades. Por ejemplo, crear una «app» para que se pueda llamar a la policía si se produce un caso de violencia de género. Una chica de 16 años, por ejemplo, creó una «app» para hacer reservas en las mesas del comedor escolar donde la gente era «agradable» y evitar así el acoso de los compañeros acosadores. «Sits with us» es el nombre del proyecto (del inglés, siéntate con nosotros). El problema del «bullying» no lo vamos a resolver los adultos, es un problema que ellos mismos pueden arreglar.

¿Está el profesorado lo suficientemente formado para eso?

El problema es que a los profesores les han dicho que la educación consiste en «entregarles» conocimiento a los alumnos. Lengua, Matemáticas, Ciencias y Humanidades están en Internet, los jóvenes tienen que hacer cosas prácticas en el colegio para cambiar sus barrios, ciudades y el mundo.

¿Se está produciendo ya ese cambio en algún colegio?

No, el cambio se está dando a nivel individual, en alumnos, en algunos profesores, quizá alguna escuela puntual, pero no es general aún. Por mencionar algún colegio, en España podrían ser los colegios SEK, o en Estados Unidos la High Tech High en San Diego pero hay cosas que hacen genial y otras no. Depende de cada objetivo.

Dicen que uno de los mejores modelos educativos es el finlandés, ¿está de acuerdo?

No hay ejemplos de países que lo hagan mejor que otros porque cada uno tiene que hacerlo a su manera. Hacer un mundo mejor a través de la educación no depende de un país, España lo hará diferente a Finlandia. No se trata de buscar el mejor ejemplo y decir: «¡Vamos a copiarlo!». Finlandia tienen cosas buenas que quizá solo funcionan allí. No hay que buscar chicos inteligentes en términos académicos, sino chicos que hagan cosas para el mundo y lo mejoren.

¿Qué opina del sistema educativo español y de las evaluaciones externas (reválidas)?

Es un sistema terrible. Tenemos a muchos chicos, todos diferentes, y tomamos este conjunto de conocimientos tan estrecho centrado en Lengua y Matemáticas y pretendemos que todos estudien lo mismo. Cada niño tiene sus propias habilidades y pasiones. Si fuéramos inteligentes les preguntaríamos: «¿Cómo puedes mejorar haciendo aquello que te gusta?». El sistema español es muy similar a otros. Nunca les preguntamos qué aman sino cuál es su asignatura favorita

¿Es posible hablar con cada alumno en aulas y colegios colapsados?

¿Sabes cuánto tiempo lleva? 15 minutos. Entrevistando niños les pregunté: ¿Cuál es tu pasión? y a continuación: ¿Cuántos de tus profesores lo saben? Y todos responden: «Ninguno». No lleva tiempo, es que no pensamos en hacerlo.

Fuente:http://www.abc.es/sociedad/abci-educacion-lengua-y-ciencias-estan-internet-jovenes-tienen-hacer-cosas-practicas-201702282159_noticia.html

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Entrevista a la Dra. Ethley London: «Es necesario aumentar la conciencia pública sobre el valor del aseguramiento de la calidad en la Educación Superior» .

Centro América/Jamaica/28.02.2017/Autor y Fuente: http://iesalc.unesco.org.ve/

La Conferencia Caribeña de Educación Superior fue una oportunidad para que los diferentes actores involucrados en los temas de enseñanza superior en el Caribe pudieran interactuar entre ellos y debatir sobre los principales desafíos que enfrentan como región. Aprovechando esta ocasión, UNESCO-IESALC conversó con la Dra. Ethley London para conocer cómo se encuentra el estado de la acreditación universitaria en el Caribe.

La Dra. Ethley London, quien se desempeña como Directora Ejecutiva del Consejo Universitario de Jamaica, sugiere alternativas para asegurar la calidad de la Educación Superior y habla particularmente, de los avances que en este sentido ha adelantado Jamaica.

P.  ¿En qué etapa de desarrollo están la evaluación y las políticas de acreditación de la Educación Superior en Jamaica?

Las políticas de acreditación de la Educación Superior en Jamaica comenzaron en 1987 con la creación del Consejo de la Universidad de Jamaica,  que a su vez, dio paso a la creación del  Consejo Universitario de Jamaica (UCJ),  órgano que controla a nivel nacional la calidad en la educación  terciaria. Con los años, el Consejo ha cumplido su mandato mediante el registro de instituciones de enseñanza superior y los programas de acreditación en estas instituciones. El registro de las instituciones es un  primer paso necesario hacia la acreditación de los programas.
La misión de la UCJ es aumentar la disponibilidad de la Educación Superior y la formación en Jamaica, a través de un sistema de aseguramiento de la calidad  que garantiza la excelencia, transparencia, integridad y el apego a los niveles de calidad aceptados en la región. La UCJ establece y aplica criterios para el registro y la acreditación, así como estimula y facilita el mejoramiento de la calidad de las instituciones. Además de asegurar la calidad de los programas locales, la UCJ también tiene la responsabilidad de asegurar la calidad de los programas extranjeros que se ofrecen en Jamaica.

Hasta la fecha, el Consejo Universitario de mi país ha registrado 50 instituciones de Educación Superior, públicas y privadas, que han cumplido los criterios de calidad establecidos en el país.  Se han acreditado  unos 176 programas, en varias disciplinas en 41 instituciones. Esto incluye 23 programas ofrecidos por 10 instituciones extranjeras en Jamaica.

La UCJ trabaja actualmente en la acreditación institucional. Se cree que, para estas entidades, la acreditación institucional servirá para lograr una  mayor eficiencia en la planificación y el funcionamiento de estas instituciones, y evitar así la duplicación de esfuerzos en el proceso de acreditación.

Gracias a sus actividades de acreditación, la UCJ ha influido en el desarrollo de las instituciones de Educación Superior en Jamaica de varias maneras:

• Facilitando la creación de instituciones.

• Enfrentando el reto, de llevar a cabo el ejercicio de auto evaluación, un requisito previo necesario para la continuidad del desarrollo de las instituciones

• Creando de un entorno educativo profesional que busque la excelencia.

• Proveyendo criterios aceptables de las normas no sólo en Jamaica, pero también a nivel regional e internacional.

• Creando una cultura de calidad en el sistema de Educación Superior.

La UCJ mantiene estrechas relaciones de trabajo con otras agencias de aseguramiento de la  calidad en todo el mundo, a través de la Red Internacional de Agencias de Aseguramiento de Calidad en la Educación Superior (INQAAHE).  Eso ha permitido la formación de la Red Caribeña para el Aseguramiento de la Calidad en la Educación Superior (CANQATE, por sus siglas en Ingles) una subred de (INQAAHE) en la cual la UCJ ha tenido un rol muy activo apoyando a otros países el Caribe en el establecimiento de sus propios órganos nacionales de acreditación.

 P. ¿Cuáles son los obstáculos más comunes que actualmente enfrenta el  proceso de acreditación en instituciones de Educación Superior del Caribe?

Hay varios factores que influyen en la Educación Superior en la región del Caribe, que tienen implicaciones en el aseguramiento de la calidad. Estos factores incluyen:

• Búsqueda de recursos (financiamiento, sustentabilidad).

• Aparición y diversificación de nuevos proveedores privados.

• Falta de conocimiento y comprensión del ethos de la Educación Superior entre algunos proveedores.

• Aumento de la internacionalización de la educación.

• Desarrollo de profesionales en el área de control de calidad.

• Inadecuada búsqueda en el aseguramiento de calidad

• Falta de profesores cualificados en determinados medios especializados.

P. ¿Cuáles son las estrategias que se deben implementar a fin de minimizar la disparidad en los niveles de calidad de las instituciones de Educación Superior?

 • Todas las instituciones deben ser sometidas al proceso de aseguramiento de la calidad. Por lo tanto la regulación es necesaria.

• Llevar a cabo la capacitación para los administradores y los oficiales de aseguramiento de la  calidad en las instituciones.

• Proporcionar formación en liderazgo para los administradores y alentarlos para invertir en actividades relacionadas con el aseguramiento de la calidad tales como;  el currículo y los procesos de enseñanza y aprendizaje, y así aumentar la capacidad de los profesores locales para diseñar los currículos de los programas de estudio.

• Alentar a las instituciones locales a participar en asociaciones de colaboración.

• Proporcionar oportunidades para compartir las mejores iniciativas, y facilitar la realización de investigaciones en el aseguramiento  de la calidad y la difusión de los resultados de la investigación para informar los diseñadores de políticas públicas.

• Aumentar la conciencia pública sobre el valor del aseguramiento de la calidad en la Educación Superior.

Dr. Ethley London es la Directora Ejecutiva fundadora del Consejo Universitario de Jamaica (UCJ, por sus siglas en inglés), el órgano de control de calidad de la educación terciaria en Jamaica, establecida en 1987. También asesora al Ministro de Educación en materia de acreditación de las Instituciones de Educación Superior. Bajo su dirección, la UCJ ha acreditado a más de cien programas en treinta centros de Educación Superior – entre universidades, colegios e institutos.

La Dra. London ha participado activamente en importantes avances en la Educación Superior a nivel nacional y regional, incluida la creación de dos nuevas universidades. Ella es también responsable del establecimiento en 1991 del Comité Conjunto para la Educación Superior, una asociación de más de 40 Instituciones de Educación Superior públicas y privadas.

Actualmente, se desempeña como Directora de una serie de organizaciones nacionales, incluyendo el Consejo Nacional de Enseñanza Técnica y Profesional y Formación, el Consejo de Colegios Comunitarios de Jamaica y de la Comisión de Profesores Servicios.

Fuente: http://iesalc.unesco.org.ve/index.php?option=com_content&view=article&id=1945:entrevista-a-la-dra-ethley-london-es-necesario-aumentar-la-conciencia-publica-sobre-el-valor-del-aseguramiento-de-la-calidad-en-la-educacion-superior&catid=32&Itemid=600&lang=pt

Imagen: http://iesalc.unesco.org.ve/images/stories/boletin/206/interview_new.jpg

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Entrevista al Dr. Daniel Mato: “Las universidades monoculturales brindan pocas posibilidades para la integración de la docencia y la investigación a la vinculación con la comunidad”

América del Sur/Venezuela/28.02.2017/Autor y Fuente: http://iesalc.unesco.org.ve/

El Doctor Daniel Mato es el coordinador del proyecto de investigación “Diversidad Cultural, Interculturalidad y Educación Superior” del Instituto Internacional de la UNESCO para Educación Superior en América Latina y el Caribe (IESALC). Éste trabajo, iniciado en el 2007, está orientado a producir información y análisis sobre las experiencias de Instituciones de Educación Superior (IES) de América Latina, dedicadas a atender necesidades y demandas de formación terciaria de comunidades de pueblos indígenas y afrodescendientes. Asimismo, el proyecto promueve el asentamiento de bases para constituir una red de colaboración entre las instituciones estudiadas.

Como resultado de la labor de esta iniciativa, se publicó en 2008 el libro “Diversidad Cultural e Interculturalidad en Educación Superior. Experiencias en América Latina”, libro que describe el proceso de creación y desarrollo de 30 instituciones interculturales distribuidas en 11 países, su contexto histórico, propósitos, logros y desafíos.

En esta oportunidad, el Doctor Mato explica de qué se trata la segunda publicación de este proyecto titulado: “Instituciones Interculturales de Educación Superior en América Latina. Procesos de Construcción, logros, innovaciones y desafíos”.

– A grandes rasgos, ¿qué caracteriza a esta segunda entrega del Proyecto de Interculturalidad y Desarrollo?

– Seleccionamos para esta segunda etapa un pequeño conjunto de experiencias, 8 en total, cuyos rasgos distintivos más importantes son dos: el primero, que todas ellas son experiencias interculturales de Educación Superior cuyo currículum se caracteriza por integrar y articular saberes de más de una tradición de conocimiento. En segundo lugar, se distinguen porque todos los casos estudiados en este segundo libro son de instituciones, es decir, no son de programas, unidades, departamentos, centros, o núcleos al interior de instituciones más amplias, si no que son instituciones completamente dedicadas a trabajar con esta orientación.

– ¿De dónde son las 8 experiencias que se recogen en este segundo libro?

 – El libro lo hemos ordenado por el orden alfabético de los países de origen de las experiencias. Hay una primera experiencia que es del Centro de Investigación y Formación para la Modalidad Aborigen de la Provincia del Chaco en Argentina. Luego hay una experiencia en el Centro Amazónico de Formación Indígena, por la Coordinación de Organizaciones Indígenas de la Amazonía Brasilera, en Brasil. Tenemos una experiencia localizada en Bolivia, la de la Universidad Indígena Intercultural Kawsay. Hay una impulsada por el Consejo Regional Indígena del Cauca, en Colombia, que es la de la Universidad Autónoma Indígena e Intercultural. En Ecuador tenemos a la Universidad Intercultural de las Nacionalidades y Pueblos Indígenas, que es una iniciativa de un sector de la CONAI (Confederación de Nacionalidades Indígenas del Ecuador).

Hemos incluido dos experiencias de México, donde hay muchas. Una de estas es la de la Universidad Autónoma Indígena de México, una universidad fundada por iniciativa de uno de los estados mexicanos y que recientemente ha sido asimilada dentro del “Sistema de universidades interculturales” que ha propiciado la Secretaría de Educación Pública en México a través de la Coordinación General de Educación Intercultural y Bilingüe. En cierto modo, para poder comparar dos experiencias, ambas mexicanas pero distintas, hemos incluido también un estudio sobre la Universidad Intercultural de Chiapas, que a diferencia de la anterior fue creada por la misma Secretaría de Educación Pública de México. El octavo caso es el de la Universidad de las Regiones Autónomas de la Costa Caribe nicaragüense, conocida habitualmente como URACCAN.

– Aquí se está trabajando con universidades que son interculturales desde su génesis, ¿Qué hay de particular en los procesos de construcción de estas instituciones?

– Hasta ahora, las visiones de mundo que han inspirado los proyectos de Educación Superior de los países latinoamericanos, son políticas públicas orientadas por normativas que no son de carácter intercultural, por tanto y por la que ha sido la historia de todos nuestros países, desafortunadamente, son proyectos de instituciones monoculturales.

Lo particular de los procesos de construcción de estas instituciones interculturales es, en primer lugar, que en ellas participan actores sociales que tienen distintas visiones de mundo de los factores que impulsan la acción y el desarrollo de la universidad, pero ellos llegan a un punto de acuerdo tal que se pueden armar proyectos. Un tema de debate en las universidades monoculturales de toda América Latina hoy en día, es que hay muy pocas posibilidades para poder integrar satisfactoriamente no tanto la docencia e investigación, que se han venido trabajando con ciertos niveles de éxito en las universidades convencionales, sino la docencia y la investigación con la extensión. Las universidades convencionales no suelen manejar en su vocabulario, salvo excepciones, la vinculación con la comunidad. Todas estas instituciones que hemos estudiado se han construido con participación de actores extraacadémicos, estableciendo el diálogo con ellos, tomando sus propuestas y trabajándolas de muy diversa manera. Esto en general no está previsto en la normativa, y lograr legitimar y darle una forma institucional que sea aceptable para los organismos de control de la Educación Superior en América Latina, supone un trabajo extra para estas instituciones. Es en cierto modo una carga pero también un espacio de creación, ya que todas ellas han sabido responder creativa y positivamente a esas dificultades y por ello son todas experiencias que hoy ya existen, algunas con dos o tres años de desarrollo y que vienen avanzando de manera exitosa.

– ¿Qué aporte pueden brindar estas instituciones interculturales de Educación Superior a las universidades tradicionales o, como las ha definido, instituciones monoculturales?

– Lo primero que tienen que aprender las universidades convencionales, que también son válidas por sí mismas y por el cumplimiento de sus propios fines, es la capacidad de articular saberes, en el sentido de conocimientos acumulados, modos de producción de conocimientos, y modos de comunicación. Algo muy importante de estas instituciones que estamos estudiando, es su fuerte vinculación con los entornos sociales de los que forman parte. Las tradicionales, pueden aprender precisamente las maneras en las cuales las interculturales logran articular investigación con docencia, con extensión y con vinculación con la comunidad.

Otro aspecto, relacionado con los anteriores, en el cual las universidades convencionales pueden aprender de estas instituciones, es aquel que tiene que ver con la capacidad de dedicar esfuerzos de investigación y de formación de talentos humanos para responder a necesidades específicas de los contextos inmediatos de acción de las instituciones de Educación Superior. Las instituciones que hemos venido estudiando se han planteado, explícitamente, formar talentos humanos con orientaciones tales que puedan insertarse en los mercados laborales de sus propias localidades y regiones y que no requieran necesariamente salir hacia Estados Unidos o Europa a buscar oportunidades.

– El Proyecto de Diversidad Cultural e Interculturalidad tiene 3 fases o 3 publicaciones. ¿De qué se trata la tercera fase del proyecto?

– El tercer libro se titula “Educación Superior. Colaboración Intercultural y Desarrollo sostenible. Experiencias en América Latina”. Contiene estudios sobre 8 experiencias específicas. En este caso no se trata, excepto una o dos de ellas, de instituciones interculturales de Educación Superior, que ya las hemos estudiado en el segundo libro y de una manera menos profunda en el primero, si no que se trata precisamente de proyectos y experiencias específicas de universidades convencionales que se autoreconocen como partes de la comunidad, según sea el caso. Y esto muestra la otra cara de la moneda: que no nos quedemos tan pesimistas respecto a la manera insatisfactoria en que las universidades convencionales vienen respondiendo a las necesidades, demandas y propuestas de las comunidades.

Justamente en este caso las 8 experiencias estudiadas muestran algunas maneras prácticas en las cuales, universidades convencionales o sectores de dentro de ellas (departamentos, institutos o cátedras), se han dedicado a dar respuestas interculturales específicas, creativas y sumamente provechosas a las necesidades de comunidades indígenas y afrodescendientes.

– En Brasil, a principios de agosto, se llevó a cabo el Taller Regional sobre Diversidad Cultural e Interculturalidad en Educación Superior en América Latina. De allí surgieron muchas iniciativas que se van a incorporar a este proyecto. ¿Enriquecerán el trabajo de estas experiencias y estas instituciones?

 – Efectivamente, los días 6 y 7 de agosto de este año, con participación de unos 50 representantes e instituciones de Educación Superior y dirigida a responder a las necesidades de los países de la región, se hizo esta reunión y se emitió una declaración acompañada de un conjunto de 24 recomendaciones dirigidas en general al mundo de la Educación Superior. Algo interesante de la creación de estas recomendaciones es que se propone la realización de un foro o una Red Latinoamericana y Caribeña para la Promoción de la Diversidad Cultural y la Interculturalidad con Equidad en la Educación Superior.

Fuente: http://iesalc.unesco.org.ve/index.php?option=com_content&view=article&id=1474:entrevista-al-dr-daniel-mato-las-universidades-monoculturales-brindan-pocas-posibilidades-para-la-integracion-de-la-docencia-y-la-investigacion-a-la-vinculacion-con-la-comunidad&catid=32:entrevista&Itemid=601&lang=pt

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Silvia Federici: El paro como momento de comprensión y transformación

28 de febrero de 2017/Fuente: la haine
Escasos días nos separan del paro del 8 de marzo. Conversamos con Federici sobre el paro internacional de mujeres y la actualidad de la lucha feminista

Desde que la conocemos, las conversaciones con Silvia han sido siempre muy fértiles. No solo por su lucidez y agudeza teórico-política, sino también por su generosidad infinita en el relato de su experiencia, en esa búsqueda de coherencia entre lo que se hace y se piensa. En la previa del 8 de marzo, conversamos con ella sobre el paro internacional de mujeres y la actualidad de la lucha feminista.

Elegimos volver a escucharla hoy, en este contexto tan intenso donde la lucha de las mujeres se despliega con una fuerza por momentos inesperada. Donde cada una desde su comunidad de mujeres pone empeño en organizar, difundir y participar del 8 de marzo y del paro histórico que sucederá en más de treinta países alrededor del mundo.

En lo vertiginoso de estos acontecimientos nos venimos diciendo unas a otras: no aceptemos más la violencia, potenciemos nuestra fuerza para multiplicar nuestro ya basta, organicemos encuentros, espacios y marchas que hagan temblar la tierra. Pero también nos repetimos una y otra vez: hagamos más denso el tejido del entre mujeres; potenciemos nuestra ayuda mutua, nuestro autocuidado y reciprocidad; estemos cada vez más movilizadas pero también robemos tiempo para sentir y pensar cómo seguimos, cómo nos auto organizamos cada vez más y qué desafíos está alumbrando la lucha.

Dicho de otro modo, al desplegar la lucha ésta ilumina nuevos problemas políticos. De nada sirve hacer sin pensar. Pensemos a partir de lo que estamos experimentando y abramos los espacios para construir los cómo seguir. Nuestras compañeras y hermanas nacidas en las luchas que nos antecedieron portan experiencias que es preciso recuperar para no empezar de cero, para nutrirnos y cambiar. Por eso esta conversación busca ser un espacio-momento para que Silvia nos comparta palabras que nos ayuden a pensar lo que está sucediendo.

¿Qué está sucediendo con la lucha de las mujeres? ¿Qué has reflexionado sobre las últimas manifestaciones en EEUU?

Aquí es un momento en el que se está dando una movilización muy fuerte de todos los movimiento sociales, y sobre todo del movimiento de las mujeres. Hemos visto estas marchas en Washington, en Nueva York, en varias ciudades. Mujeres de todo tipo, de todas las edades se están movilizando, sintieron la necesidad de salir a la calle. Y pienso que no es solamente una necesidad de responder a Trump, es la expresión de un gran descontento que se ha acumulado en estos años, porque las situación de las mujeres en todos los niveles, con excepción de una minoría, se ha deteriorado desde hace mucho tiempo, enfrentando una crisis en su vida cotidiana.

Esta es una crisis de trabajo, una crisis de falta de tiempo para sí mismas, una crisis de la relación con los otros, es el no tener recursos, no tener tiempo ni acceso a los servicios más fundamentales. Además de enfrentarse continuamente a la violencia, que es violencia individual pero también del estado, de la policía, en las cárceles, es la militarización de la vida que aquí es cada vez más fuerte. Creo que ahora estos son los elementos que unifican y pueden unificar al movimiento feminista. Es un movimiento contra la violencia y los abusos institucionales, pero también es una manifestación de deseo, de voluntad de construir una sociedad diferente. En estas marchas, en Nueva York por ejemplo, se podía ver una gran creatividad, mucha fuerza y energía, por eso se puede comparar con lo que sucedió en los años setenta.

Es un movimiento que ha crecido mucho en los últimos años, sobre todo a partir de la desilusión que tantas mujeres han experimentado. Se pensó que trabajar fuera de la casa posibilitaba conseguir autonomía. Y no nos dio autonomía porque el trabajo es precario, no da seguridad. Lo que vemos es un gran número de mujeres, y hombres también, cargadas de deudas. Han luchado por entrar a las universidades, como se luchaba en los años setenta, y ahora con la privatización de la educación deben un montón de dinero para poder estudiar. Muchas jóvenes con veinte años no pueden ver cuál va a ser su futuro.

¿De qué luchas previas se nutren estas manifestaciones? Porque al mirar las imágenes -no podíamos dejar de mirar lo que pasaba, la cantidad de personas- desde el sur nos preguntamos ¿de dónde se están nutriendo? ¿de dónde nació ese desborde? ¿qué había previamente organizado?

Creo que la decisión de una parte del establishment americano de apoyar a Trump ha sido una respuesta a las luchas que ya se estaban dando. Por ejemplo, la lucha por el aumento del salario mínimo ha involucrado a muchas mujeres muy fuertemente, y siempre se cruzaba con la lucha de los migrantes. Porque son sobre todo las mujeres y las personas migrantes las que tienen salarios muy bajos. También ha crecido un movimiento estudiantil contra la deuda generada por la falta de gratuidad. Por otro lado, muchos han apoyado a Trump pensando que sería el presidente que cortaría las deudas e implementaría una educación gratuita. Es también creciente la movilización contra el control del cuerpo. Por ejemplo, en muchos estados se redujo drásticamente el acceso al aborto. Hoy las mujeres se enfrentan con dificultades en todos los lugares donde están, con cortes en servicios como la educación y la precariedad de la vida, ninguna sabe si tendrá o no trabajo. Sobre todo entre jóvenes y mujeres no se ve qué tipo de futuro se tendrá. También la rabia y la indignación contra estos abusos, la violencia institucional continua, la matanza de la policía sobre los y las jóvenes de color, migrantes, latinos. La conciencia de que vivimos en un régimen muy brutal, que no es una novedad, pero que ahora ya no se puede no ver. En los últimos años casi todos los días un joven negro fue asesinado con una impunidad absoluta. Entonces, hay un descontento muy fuerte, económico y no económico, porque los dos están conectados. Porque está claro que esta violencia se justifica y se sostiene en la represión y en la precariedad económica.

¿Cómo estás viviendo estos mismos movimientos en el plano internacional, por ejemplo lo que está siendo en este momento la organización del paro internacional de mujeres? 

Es una idea muy excitante, sobre todo esta dimensión internacional de las luchas es muy importante. En las últimas semanas ha sido muy importante ver tantas movilizaciones en todas las ciudades al mismo tiempo, el sentimiento de ser parte de algo que se está moviendo en muchas partes del país y del mundo. Así como la respuesta al llamamiento de paro de las compañeras en Argentina en octubre pasado que fue muy fuerte. También aquí muchas compañeras salieron a la calle. Todavía es difícil saber, pero es claro que solamente algunas podrán hacer el paro porque hay tantas dificultades prácticas para organizar un paro de las mujeres, sobre todo en un país como EEUU, donde existen realidades tan diferentes y hay grupos de mujeres tan diversas, en una situación donde faltan los servicios sociales, donde muchas mujeres son solteras y no tienen un marido que pueda sustituirla. Pero se envía una señal importante, es una posibilidad de compromiso con las nuevas formas de lucha y de organización. Ojalá sea un compromiso para crear redes de comunicación entre mujeres de diverso tipo. Crear un tejido social más fuerte, capaz de resistir a lo que está sucediendo y también empezar a construir nuevas relaciones. Empezar a implementar lo que se viene hablando sobre formas de auto gobernarnos, reclamar el control de nuestra vida, empezar el proceso de no solamente ponernos en contra sino ir definiendo qué tipo de sociedad queremos, cómo vamos a construirla, qué precisamos de inmediato y cuáles son los objetivos del futuro.

Yo creo que es importante hoy abrir una visión estratégica, no solamente salir a la calle, sino salir a la calle con una visión de lo que deseamos e intentamos construir. Sería una pena si vamos a la calle todas contentas y después regresamos a casa y no se une este momento con la construcción de algo distinto. Por eso es importante no solo demandar a un estado que no responde, sino comprender contra qué luchamos, que no son personajes. Estos personajes son la expresión de un mal que es el sistema. Comprender lo que está sucediendo a nivel económico, político, ecológico y empezar a hacer las conexiones. Es verdaderamente la misma lucha: luchar contra la contaminación, contra el capitalismo, la precarización de la vida y el despojo y luchar contra el patriarcado son momentos diferentes de una misma lucha. Pienso que esta movilización puede ayudar a crear conciencia sobre la interconexión de estas luchas. Ojalá tengamos la capacidad crear un terreno de unificación entre mujeres distintas.

Nosotras sentimos que nos entusiasma el paro y la movilización porque es un mensaje, es una disputa en varios planos, también simbólica. Acá en el sur, sobre todo la idea de la doble jornada, el trabajo doméstico, ha tomado mucha fuerza porque al discutir el paro hubo que intercambiar sobre qué precisábamos para parar. Eso dio lugar a un montón de discusión entre mujeres. Muchas han planteado que no pueden parar porque están solas con sus hijos e hijas, entonces vemos formas diversas de parar y participar. No nos proponemos hacer un paro en el que si no podés parar las veinticuatro horas no formás parte de la jornada y de la lucha, sino hacer un paro que diversifique las opciones y todas podamos participar.

Justamente, yo pienso que a partir de las dificultades de hacer este paro, de las dificultades de las mujeres que no pueden dejar a sus hijos, es importante comprender cuál es el paso próximo. Porque, ¿qué pasa con estas mujeres que están encarceladas por el trabajo doméstico todos los días y que no tienen a nadie que las pueda ayudar? El paro es un momento de comprensión y de transformación, porque mirando estas dificultades organizativas se puede ver qué necesitamos, qué se puede hacer como cosa urgente. Ver que existen tantas mujeres que no pueden ir a una reunión, al cine, porque son prisioneras de ese trabajo. Cuando estuve en Bruselas unos meses vi que allá las compañeras han impulsado la iniciativa de describir su jornada de trabajo y luego han recogido esos testimonios. Han dicho también al estado “todo esto es lo que las mujeres hacen”, están intentado decir “esta es la cuenta por todo lo que hemos realizado”. Este tipo de acciones pueden incrementar la conciencia y permiten pensar nuevas prácticas. Porque si estamos encarceladas en el hogar entonces ¿qué estructura necesitamos en lo urbano, en el barrio, para dar respuesta?, ¿cuáles son las necesidades inmediatas y urgentes?

En esa clave, al pensar el paro lo estábamos concibiendo como un momento pedagógico para nosotras y para todas las mujeres, por tanto para señalar los desafíos en todos los sentidos que vos nombras, para pensar qué movimiento tenemos que construir, bien atado a la vida y la cotidianidad. Pero también señalar los límites de la izquierda, los límites de ciertas formas de hacer política, lo que sucede con el sindicalismo. El paro iluminó muchas cosas, no solo para el propio movimiento de mujeres sino para muchas más personas.

Así es. Antes existieron sindicatos que se ocupaban de la vida, del barrio, que luchaban tomando en cuenta toda la vida de las trabajadoras y trabajadores, no solo sobre las ocho o nueve horas.
Ahora es una forma burocrática que ya no funciona más, que no puede dar respuestas. He estado hablando con una compañera que organizó en Islandia el paro de 1975, desde allí las mujeres se han organizado en espacios urbanos donde se conversa, se circula información, en todas las ciudades están estos espacios que son experiencias colectivas para las mujeres. Estos lugares han facilitado mucho la organización, porque cada uno ha sido un punto de expansión de la información, de la táctica. Me gusta mucho pensar que se pueden crear estos lugares, espacios de las mujeres. Crear, desde donde una vive, espacios donde cuidarnos y dar discusiones entre mujeres. Insistir en la capacidad de crear, reclamar el espacio, el derecho a la ciudad. Es importante pensar este momento como un momento histórico, lo que está pasando con el Encuentro de Mujeres en Argentina, que se organice algo internacionalmente de forma autónoma sin los recursos y la intervención de la ONU. Se han hecho acciones todos los 8 de marzo, pero este año está la dimensión internacional. Esta jornada está reviviendo el sentido del 8 de marzo y dando lugar a un nuevo internacionalismo.

Pero es importante pensar estratégicamente qué es lo que queremos. Claro que no podemos saber muchas cosas, pero sí qué precisamos saber. Necesitamos una visión estratégica más allá de la manifestación. También la memoria histórica es importante para crear resistencia, la memoria sobre lo que ha significado este día para la lucha de la mujeres, sobre el internacionalismo feminista y el  significado de eso en la actualidad. Creo que hoy las mujeres debemos estar más presentes en las luchas contra la guerra. En estas manifestaciones en EEUU no se le ha dado suficiente atención a la problemática de la guerra.

Este punto es importante desde la perspectiva latinoamericana y también nos preguntamos por esto que nombras. La gente se moviliza cuando puede, cuando hay conciencia y voluntad, pero ¿qué piensa sobre las invasiones y la guerra el pueblo estadounidense?

Ahora se ven límites que no se veían y se empieza a insistir en la necesidad de la lucha contra la guerra. Han estado y están bombardeando con drones Yemen, han destruido Medio Oriente. Existe una relación fuerte entre la guerra permanente y la militarización de la vida aquí, por eso es importante esta temática. ¿De qué internacionalismo hablamos si no? Es importante que todos digamos que no se puede excluir a las personas de ningún país, pero también que no se debe bombardear ni destruir la vida en ningún país. Pienso que en los materiales que se van a preparar y escribir es importante tener esta visión histórica del internacionalismo feminista.

Con respecto a la memoria histórica, al crecer bastante la auto organización de las mujeres en varias ciudades de Uruguay, las compañeras plantean una sensación de ser huérfanas, de empezar una lucha sin saber que otras mujeres lucharon antes, desconociendo qué problemas tuvieron y cómo se organizaron. ¿Tuvieron esta sensación en los años setenta cuando el movimiento desbordaba las calles?

Para nosotras fue muy importante el trabajo de comenzar a reconstruir la historia de otras mujeres, de comprender de dónde venimos, cuales fueron nuestras madres, reconstruir y pensar en el feminismo liberal, en el feminismo socialista -del que nace el 8 de marzo-, saber lo que planteaban sobre la liberación de la mujer. De la historia del feminismo en América Latina he descubierto dos años atrás la lucha de las mujeres en Argentina, a Virginia Bolten y su consigna “ni patrón ni marido” y su periódico La Voz de la Mujer.

Las historias locales, en el Río de la Plata, también son muy potentes. Por ejemplo, la consigna de las mujeres en Uruguay en los años ochenta era “nosotras queremos cambiar la vida”. Es hermoso reconectar con esas luchas.

Es imprescindible conversar con estas mujeres que son libros vivientes, libros de la historia de las luchas. Esta concepción que planteas es importante para construir una memoria larga. Tú te sientes parte de algo, no puedes mirar el futuro sin mirar el pasado. Solamente cuando ves toda la historia de lucha, los límites, los problemas de las experiencias organizativas pasadas, intentas no repetir las mismas cosas. No puedes identificar lo que estás haciendo si no miras que se ha hecho antes y cuáles son las diferencias, aprender de esa experiencia, no pensar que has inventado todo.

Escasos días nos separan del paro del 8 de marzo. Las palabras de Silvia, que son las de una luchadora que reflexiona y teoriza a partir preocupaciones que también son las nuestras, seguramente serán fértiles para seguir construyendo este camino, que es el suyo y el de miles de mujeres que por todo el mundo van diciendo ¡ya basta!

Texto completo en: http://www.lahaine.org/silvia-federici-el-paro-como

Imagen: www.zur.org.uy/sites/default/files/silvia-federici-feminismo-la-tinta.jpg

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Entrevista a Paul B. Preciado: «El colegio y el ámbito doméstico están idealizados pero son dos de los espacios más violentos»

27 febrero 2017/Fuente: El Diario

  • Entrevista al filósofo Paul B. Preciado, que considera la escuela como un espacio de reproducción de violencias y propone una «red de escuelas transfeministas y queer» que permita superar este modelo
  • «No me creo que los docentes no experimentan cotidianamente los efectos de la violencia sexual y de género en la escuela»
  • «El problema no es la silla de ruedas sino la arquitectura no accesible».

Paul B. Preciado (antes conocido como Beatriz Preciado) es un filósofo feminista dedicado a los estudios de género y a la teoría queer, que entiende que la identidad sexual y de género de las personas es una construcción social. El suicidio del joven trans Alan ha vuelto a poner sobre la mesa la preocupación sobre el acoso escolar y la transfobia, y la semana pasada los  colectivos LGTBI se manifestaban en Barcelona para reclamar la implicación de la comunidad educativa en la respuesta al acoso vinculado a cuestiones de identidad sexual y de género. Preciado habla con El Diari de l’Educació sobre una escuela que considera un espacio de reproducción de violencias y propone un modelo educativo que permita superarla.

¿La escuela reproduce conductas homófobas o transfóbicas?

Tenemos una visión todavía idealizada del colegio, como un espacio para el aprendizaje de los niños, como si fuera realmente un espacio de libertad. No se trata simplemente de que el colegio reproduzca conductas homófobas, transfóbicas o estereotipos machistas, sino que es una de las instituciones claves donde se lleva a cabo el proceso de normalización de género o de sexualidad. Y éste es un proceso violento. Curiosamente dos de los espacios más violentos, el doméstico y el colegio, son aquellos que están más idealizados en nuestro imaginario como espacios de protección de la infancia. Hay que desmitificar estos espacios. En los años 60 se inicia una crítica, desde los movimientos feministas, homosexuales y más tarde movimientos transsexual y transgénero, de la violencia inherente a estos espacios pedagógicos, pero hay todavía mucho trabajo por hacer.

Hoy la institución colegio está en una crisis profunda. Por una parte, la transformación neoliberal ha supuesto un derrumbe de una institución que era fundamentalmente pública y vinculada a la regulación estatal. Nos encontramos por tanto en una situación inédita. Por una parte, tenemos que defender la institución colegio, como un derecho universal, pero al mismo tiempo, necesitamos criticar las violentas normas de género y sexuales en las que históricamente se apoya.

¿Y se está abordando este problema?

Hay ya mucha gente que está llevando a cabo esta crítica, pero necesitamos hacer visibles estas luchas y establecer alianzas. En el contexto actual del Estado español hay en cierta forma un retorno a los valores normativos, que son invocados en algunas ocasiones por la iglesia católica. El colegio es también espacio de fabricación de la identidad nacional, de normalización racial y religiosa… Necesitamos un colegio más abierto a la crítica, porque ¿qué significa una pedagogía que no acepta la crítica?

Tendríamos que hacer una marea de colegios para pensar colectivamente cómo queremos ser educados y educar a nuestras generaciones futuras. Nos falta creatividad, imaginación política cuando pensamos en el colegio. Me gustaría que hubiera un colegio que fuera suficientemente plástico, capaz de trabajar con la riqueza de todas las subjetividades posibles.

¿Cuál ha sido su experiencia en la escuela?

Yo crecí en un colegio católico de Burgos sólo para niñas, en el que yo era un caso de fracaso escolar. Gracias a una profesora que tenía un hijo autista y montó un grupo de ocho personas con una educación experimental, con una atención personalizada, de mucho respeto, yo pude salir adelante. Esa experiencia me cambió radicalmente la vida, no sólo porque en el colegio tradicional hubiera fracasado a nivel académico, sino también porque quizás no hubiera sobrevivido.

¿Lo que hacen falta son experiencias como esa?

Ese ideario de género, sexual, nacional, no se acaba en el instituto, se sigue reproduciendo. En el Programa de Estudios Independientes del MACBA que dirigí hasta el año pasado me sorprendía ver a mis alumnos, que estaban en nivel de doctorado, y que eran sociólogos o psicólogos pero nunca habían estudiado nada de feminismo ni de luchas anticoloniales. Reivindico la posibilidad de crear una red de colegios, institutos, pero también de centros de formación universitaria, donde se estudien el conjunto de tradiciones de resistencia minoritaria que han hecho posible construir una sociedad más democrática. Necesitamos una pedagogía radical para tiempos de crisis que nos ayude a construir un ciudadano crítico. Esta debería ser la tarea del colegio y no tanto la de reproducción.

Es crítico con el modelo de escuela inclusiva por el que se viene luchando desde hace unos años.

Hay iniciativas tanto pedagógicas como políticas muy respetable de aquellos que trabajan con una voluntad de crear una escuela inclusiva, pero somos muchos los que venimos de movimientos minoritarios y criticamos la idea de inclusión, porque supone tolerar al otro e integrarlo con la condición de que sea marcado como otro. Esto es lo que Foucault llamaba la “exclusión incluyente.” Uno de los grandes problemas de la escuela inclusiva es que el otro queda como una nota a pie de página en una escuela que no cambia. Se sigue practicando la misma pedagogía: se añade simplemente una silla para el “diferente”, el “discapacitado”, pero no se pone en cuestión la epistemología normativa de la escuela.

Lo radical sería hacer una crítica a la norma como eje de la pedagogía, hacer una pedagogía anti-normativa, en vez de incluir al que es diferente. En el caso de las normas de género y sexuales, no se trata de “incluir” al niño homosexual o transexual, sino de cuestionar la norma heterocentrada y machista del colegio que hace que toda disidencia de género y sexual sea percibida como patológica.

El modelo de escuela inclusiva no evita un caso como el de Alan.

El caso de Alan no es puntual ni es único, es uno entre tantos. Ahora se está hablando más de los casos de jóvenes trans, pero en el caso de niños y niñas queer, niños afeminados, niñas masculinas, niños y niñas son objeto de acoso y vejaciones. ¿Qué significa hacer una escuela inclusiva con una norma heterocentrada? Hace falta una pedagogía radical que incluya la increíble heterogeneidad de todos los alumnos. No se trata de incluir al que es diferente, sino de crecer en un ámbito pedagógico en el que la heterosexualidad no es la norma.

Lo que me asusta con el planteamiento inclusivo son los tratamientos excesivamente patologizantes o médicos de la diferencia: reducir la inclusión a la silla de ruedas o la transexualidad a disforia de género. El problema no es ese, el problema es la arquitectura no accesible y la normativa de género. Ahí está la diferencia entre una pedagogía inclusiva y la pedagogía crítica. Y no hablo de acabar con toda disciplina, sino de pensar colectivamente como construir un conjunto de contra-disciplinas críticas.

¿Hay escuelas que apuesten por un modelo así?

Como profesor en la New York University he tenido la suerte de conocer y he tenido alumnos que han estudiado en el instituto Harvey Milk. Me contaban su experiencia, la sensación de libertad, de por fin llegar a un lugar donde no tenías que sentirte diferente, fuera de un ámbito heteronormativo en el que tenías que explicar quién eras.

Pero son muy pocos los que tienen acceso a un colegio de este tipo.

Es un caso experimental, colegios singulares que pueden servir en un caso de emergencia para alguien que está sufriendo una situación de violencia. Yo defiendo más bien la creación de una red de colegios transfeministas y queer. No hablo de colegios que salgan de la nada, sino de colegios que ya existen, que salgan, por así decirlo, políticamente del armario, que digan que el alumno tiene derecho a experimentar con su propia subjetividad, colegios que se declaren abiertamiente no-heteronormativos y feministas, colegios donde los alumnos tengan derecho a procesos de cambio sin ser objeto de violencia por utilizar códigos masculinos o femeninos, que no se castigue al niño que con 7, 12 o 16 años se pone una falda. Lo pedagógico debería ser trabajar con esta plasticidad que es la base de la creatividad y la transformación social.

¿Entonces su propuesta es que los colegios den un paso adelante en defensa de un nuevo modelo?

Me parecería maravilloso que hubiera un conjunto de colegios que apostaran por una pedagogía queer y dijeran que apuestan en su currículum por una educación feminista. ¿Qué significa esto? Invocar las tradiciones feminista, anticolonialista, … Ahí radica el único cambio político en el que creo realmente. ¿Dónde están los cuerpos pedagógicos, las escuelas, los institutos, que decidan dar un paso al frente y decir que quieren constituir una red de colegios transfeministas y queer? A veces pasa por incluir en el currículum pequeños elementos que puedan hacer que se hablen de las cosas que no se hablan. Y si hay esta red podemos organizar, por ejemplo, toda una serie de talleres de formación.

Por ejemplo, en mi docencia de historia y teoría feminista en la universidad París VIII-Saint Denis en Francia yo incluí una serie de talleres de género en los que los alumnos y alumnas hablaban de su experiencia de normalización y experimentaban encarnando roles masculinos o femeninos. Era mucho más difícil hablar con los alumnos chicos, que creían que las cuestiones de feminismo y sexismo no les afectaban, hasta que se daban cuenta de que también se les estaba imponiendo un determinado modelo de masculinidad. Pero en el caso de las alumnas chicas, resultaba sorprendente ver que la mayoría de ellas hablaban de ser objeto de violencia.

La realidad es que la mayoría de docentes no ha oído hablar de teoría queer. ¿No les queda muy lejos esta propuesta de una red de escuelas transfeministas y queer?

Lo que no me creo es que los docentes no experimentan cotidianamente los efectos de la violencia sexual y de género en el colegio, porque son absolutamente transversales. Un docente que esté atento es consciente que hay alumnos que son objeto de vejación constante, la niña gorda, el tonto de la clase, el niño afeminado, la marimacho… Cualquier docente es consciente de que es urgente, que hay que actuar, que lo que ha pasado con Alan está pasando constantemente en todos los ámbitos de la educación. No puede ser como hasta ahora un acto heroico de un profesor aislado que decide incluir un tema en su trabajo pedagógico, tiene que ser una tarea colectiva.

La cuestión es que para llevar a cabo esta crítica el docente también tiene que criticar su propio modelo de género. En Francia, donde he trabajado más, hasta los años 80 una persona abiertamente homosexual no podía ser docente. Esto revela el alto grado de normalización heterocentrada de la escuela. También requiere un examen de autocrítica de los docentes y un examen de sus propias ideas heterosexistas o machistas.

Todo esto choca con un modelo escolar muy concreto. Lucas Platero nos recordaba  en una entrevista que desde la educación infantil el currículum evalúa si los niños y niñas pueden identificar su género y el de otros.

En lugar de un espacio de reproducción de la norma hay que pensar la escuela como un espacio de crítica. Puedes explicar que la sociedad funciona según estas normas, pero que dentro de este espacio nos vamos a permitir cuestionar esta norma para imaginar otras formas menos violentas de vivir. En mi caso la escuela permitió crear un mundo que era disidente con respecto a mi propia educación familiar, mis padre pudieron acceder a muy poca educación, y en cambio yo me convertí en un ávido lector, algo que no me aportaba mi entorno familiar. El colegio debería ser un espacio de disidencia crítica, un espacio experimental. Luego sería ideal que el parlamento funcionara de la misma manera, que todas las instituciones pudieran funcionar de este modo, en lugar de como dispositivos de reproducción de la violencia. ¿Cómo se hace? Que el conjunto de profesores que no quieren seguir reproduciendo este tipo de normas sociales y de género se unan para pensar cómo hacerlo de otra manera. Que den un paso adelante para elaborar una pedagogía queer. Es utópico, pero no imposible. Si no queremos que el caso de Alan se repita, no hay tiempo que perder, lo imposible es hoy lo necesario.

Fuente:http://www.eldiario.es/catalunya/educacion/espacio-domestico-idealizados-espacios-violentos_0_479802838.html

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Entrevistas a dos sobrevivientes del secuestro de estudiantes secundarios durante la dictadura argentina conocido como “la Noche de los Lápices”

América del Sur/Argentina/26.02.2017/Autor: Ailín Bullentini/Fuente:http://www.nodal.am/

Reflexiones del pasado y el presente

Dos sobrevivientes del secuestro de estudiantes secundarios en La Plata durante la dictadura hablaron con Página/12. Compararon su militancia en aquellos días con la de los jóvenes en la actualidad y advirtieron sobre la regresión en materia de derechos humanos a partir de la llegada de Macri al gobierno.

EMILCE MOLER: “El terrorismo de Estado de ayer es el hambre de hoy”

A los 20 años, a Emilce Moler le abrieron la puerta de la cárcel de Devoto y le dijeron que se fuera. Había estado poco más de un año a disposición del Poder Ejecutivo Nacional. Antes, secuestrada en Arana, el Pozo de Quilmes y la comisaría tercera de Valentín Alsina, en el conurbano. Bajo “libertad vigilada”, ya no volvió a La Plata, donde había nacido, crecido y conocido la militancia en la escuela secundaria de Bellas Artes. Corría 1979 y era una de las cuatro sobrevivientes de la cacería que la Bonaerense desplegó en La Plata contra militantes adolescentes de la Unión de Estudiantes Secundarios y que con los años acabó conociéndose como La noche de los lápices. Con su testimonio en el juicio a la cúpula de la Bonaerense en 1986 y en el trabajo con el Equipo Argentino de Antropología Forense aprendió “el valor irremplazable de los sobrevivientes. Somos los que podemos dar luz al ‘adentro’”. La impunidad de las leyes derrumbó esperanzas. Estudió Matemáticas y, desde su perfil docente, volvió a la militancia política con el kirchnerismo. “Fue el único proyecto político que se cargó sobre sus hombros la memoria, la verdad y la justicia y yo abrace su causa contenta”, evalúa.

–Se cumplen 40 años de su secuestro. ¿Qué tiene de especial este aniversario?

–Las efemérides siempre ayudan para hacer una reflexión del pasado y los números redondos, como en este caso, pareciera que exigiesen una reflexión mayor. Las reflexiones yo siempre las hago en dos planos, uno individual y uno colectivo. El balance colectivo nos lleva a pensar qué pasó en los últimos 40 años. Muchas cosas, pero en el plano específico de los derechos humanos creo que avanzamos mucho como sociedad. Todo lo que nos hubiera gustado indudablemente no, pero avanzamos sobre todo en el repudio a la dictadura, a las torturas, a la apropiación de hijos y nietos, a las desapariciones. hemos aprendido muchos conceptos, se han establecido leyes. El año 2003 fue definitivamente un quiebre positivo en este sentido. Como sociedad llegar a ese piso no es malo. Falta, falta mucho y ahora lo estamos viendo con un gobierno que lejos de bregar por estas políticas, saca financiamiento y deja caer programas y así refleja que no es su interés mantenerlas. Las frases que emiten sus integrantes tampoco son inocentes. Es un retroceso que no encuentra una reacción tan masiva como pensábamos que iba a tener. Ese es el termómetro que nos permite medir hasta dónde habíamos calado fuerte en estos temas y qué capas nos faltan perforar.

–¿Cómo explica que ese retroceso no encuentre una reacción masiva?

–Uno se tiene que replantear cómo explicamos el tema de los derechos humanos durante estos años, durante los que no pudimos hacer ese nexo entre las violaciones de derechos humanos y las cuestiones económicas. Eso nos faltó. La cuestión cultural nos quedó más atrás, incluso. Durante el kirchnerismo trabajé en la aplicación de la Asignación Universal por Hijo, y veía que maestras que se emocionaban con las Madres y las Abuelas en un acto después cuestionaban la asignación, trataban mal a los chiquitos o protestaban por los limpiavidrios. Ahí tenemos que hacer un análisis de cuál fue nuestro legado en memoria, porque creo que quedó disociado del presente. Nos quedamos en las violaciones a nuestros derechos humanos, nos faltó darle la envergadura necesaria para que se pueda extender a los derechos de todos, para que se pueda reactivar. El terrorismo de Estado de ayer es el hambre de hoy. Antes, torturas y desapariciones. Hoy, pobreza y desocupación. Hoy son negros de mierda, los pibitos con capuchas, los inservibles, los bolivianos, los paraguayos. Ayer, éramos subversivos. Recuerdo que un militar una vez le dijo a mi padre “su hija es irrecuperable para esta sociedad”. Cuando escucho que eso se dice de los pibes pobres, bueno… Como sociedad, creo que ahora no se aceptaría un golpe militar como tal, pero las formas de sometimiento, de control político hegemónico económico se manifiestan de otra manera.

–¿Y la reflexión individual?

–No la puedo disociar de lo colectivo. Me hubiera gustado llegar a los 40 años de La noche de los lápices con otro escenario político. Tuve una tristeza, y por momentos la tengo, de no poder seguir avanzando como hubiéramos avanzado si seguía el kirchnerismo. No estarían los juicios (de lesa humanidad) en peligro. Yo que siempre luché por la verdad, la memoria y la justicia como tantos otros sobrevivientes, el de Néstor y Cristina fue el único proyecto que se cargó al hombro estas cuestiones no desde lo declamativo, sino en su concreción en políticas de Estado, y por lo tanto había que ayudarlos, apoyarlos con toda la fuerza. Yo abracé la causa contenta. Avanzamos muchísimo, pero creo que hay una necesidad de repensar algunas prácticas.

–¿Se puede hacer un paralelismo entre la militancia de ustedes entonces y lo que sucedió con la juventud en los últimos 12 años?

–En los últimos años me fue muy fácil explicarles a los chicos qué era militar. En los 90 había un cortocircuito desde la palabra misma. Me decían “¿qué es militar? ¿un militar?” No tenía cómo explicarles el fervor de una bandera, de una marcha. Y estaba bien, porque la política se abraza cuando se ve que a través de ella se puede hacer algo, se puede cambiar algo. Quién se iba a dedicar a la política en los 90 cuando los políticos eran los que hacían que cerraran las fábricas y recortaran los sueldos. No te quedaba otra que ser enemigo de eso. Cuando empezó todo este reverdecer de la política, las preguntas que me hacían apuntaban casi todas a los centros de estudiantes de entonces, cómo era hacer política, y no tanto qué pasaba en un centro clandestino. Y yo siempre les fui sincera: siempre organizar es difícil, las militancias son incómodas, cuestan trabajo y nunca fuimos la mayoría para que no se haga una idealización. Porque si no les dejás a los jóvenes de hoy un legado demasiado duro. La diferencia grande entre ellos y nosotros era el contexto: nosotros militamos en un contexto violento, no conocíamos el valor de la democracia. Tampoco teníamos la posibilidad de pensar en una carrera política. Para no- sotros siempre fue jugarnos a todo o nada, algo que no es lógico: no te tenés que jugar la vida para intentar cambios. El problema fue de nuestra sociedad que hizo que nos la tuviéramos que jugar. Ojalá que nadie más tenga que jugarse la vida por querer cambiar las cosas.

–¿A la distancia analiza ese “jugarse la vida” como un error?

–No, para nada. Y algo que nos permitieron los años kirchneristas es que nos permitió contar los 70 desde otro lugar que no fueran solo muerte y desapariciones, nos permitió contarlos desde la política y muchas de las cosas por las que nosotros bregábamos, pudimos verlo. sobre todo en cuanto al rol del Estado. Ahí tuvimos un logro, 30 años después.

–¿Cómo piensa que se puede resignificar hoy la memoria de lo ocurrido durante la dictadura?

–Nos faltó poder relacionarlo más con la vida cotidiana de todos. Llegamos a lo sensible, logramos sensibilizar a la sociedad, pero nos cuesta que lo replanteen en sus propios días. No pueden entender que la razón por la que entonces militábamos y por la que nos hicieron lo que nos hicieron es la misma por la que hoy defendemos a los pibes pobres de los abusos de la policía, por ejemplo. Los abusos institucionales que sufrimos no logramos que la sociedad las conecte con la maldita policía, por ejemplo. Hoy no es tan difícil como lo fue en los 90. Cuesta porque hoy a los chicos no les podés hablar desde el miedo de que pueda volver una dictadura como la de entonces, pero tenemos que lograr que entiendan que si vuelve, lo hará de manera diferente, más sutil, sofisticada y es más difícil que les hagan frente.

PABLO DIAZ. “Los tiempos actuales son de retrocesos”

Pablo Díaz habla de “escenas” para referirse a los flashes más fuertes sobre La noche de los lápices que ocupan su memoria. La “escena del grito de Claudia (Falcone, una de las estudiantes secundarias desaparecidas)”; la de “el juramento”; las de “las vidas de cada uno” de los chicos y chicas que fueron secuestrados la madrugada del 16 de septiembre de 1976 en La Plata durante una cacería de la Bonaerense, compañeros suyos de militancia secundaria, y con los que compartió cautiverio en diversos centros clandestinos de detención. Pasaron 40 años de aquellos días que se convirtieron en la ausencia definitiva de sus compañeros y aún recurre a la película que inmortalizó el hecho en base a su testimonio y al libro escrito por María Seoane y Héctor Ruiz Núñez, en 1986. “Mi obsesión única, egoísta y personal fue cumplir con el juramento que les hice a los chicos en la última escena de la película”, mezcla el film con la promesa que le hizo al puñado de estudiantes secundarios platenses cuando lo “blanquearon” y salió del Pozo de Banfield: “Siempre estoy parado sobre el juramento de que ellos también iban a salir de ahí. Por eso testimonié, por eso el libro, por eso la película, por eso cada charla.”

–¿Qué tiene de especial el aniversario número cuarenta de La noche de los lápices?

–No hubo un año único y creo que siempre va a ser así. La vida cotidiana me va incorporando a la sociedad en la que vivimos, entonces a veces pensás y a veces no; a veces te emocionás y otras no. Pero pasan los años y el hecho sigue ahí, La noche de los lápices es todas las noches para mí, porque todo el tiempo voy descubriendo cosas. Siempre pasa algo que lo resignifica y lo reactualiza desde algún lado. La comunicación con los familiares de los chicos que ya no están está siempre, pero además pasan cosas que me invitan a resignificar. En noviembre del año pasado, por ejemplo, 39 años después, fue la primera vez que me llamaron fiscales para consultarme por abusos sucedidos y sufridos en los centros clandestinos. Si yo había sufrido abusos, que les cuente de lo que me había dicho Claudia la última vez que la vi, que ella nunca más podría ser una mujer porque la habían violado. Para mí, hasta entonces, siempre había sido anecdótico ese comentario. Para mí, para la Justicia, para la sociedad, para el periodismo. Y quizá lo anecdótico había sido todo lo demás y eso era el origen de todas las tristezas de Claudia. Y, sin embargo, los avances en la comprensión judicial de estos hechos, el #NiUnaMenos, lo resignifican. Y las charlas con los chicos en las escuelas, que siempre me ayudan a mantener la memoria.

–¿En qué sentido ayudan a ese ejercicio?

–Con las charlas puedo volver sobre mis recuerdos, recordar a los ausentes, pero también hablar del hoy, de cosas que a los adolescentes de hoy les pasan. Entre lo de ayer y ciertos valores que nosotros teníamos y lo que hoy ellos viven como sus propios conflictos hacemos un puente.

–¿Cómo les habla de su generación?

–Les cuento que éramos chicos con sensibilidad social y amor. Nosotros éramos sensibles a lo que ocurría en nuestro entorno y más allá de él. Salvo Panchito López Muntaner (otra de las víctimas de La noche de los lápices), éramos chicos de clase media, sostenida, consolidada, que nos acercábamos a un barrio y alfabetizábamos, trabajábamos en comedores escolares. Ir a los barrios fue un descubrimiento y después, un marco solidario para tratar de buscar derechos, concretar nuestro deseo de una sociedad más justa. Esa sensibilidad social la encuentro ahora en los chicos. Y si no, los estimulo a buscarla.

–¿Qué otros puntos en común encuentra con la generación adolescente actual?

–Ellos no tienen una militancia clandestina, porque ya no hay dictadura, pero también porque somos nosotros sus padres, o gente más joven que nosotros. Ellos pueden en la sobremesa familiar plasmar su propia identidad religiosa, sexual, política. En nuestras casas el autoritarismo estaba a flor de piel. Mis viejos no se tuteaban. Imaginate la historia con la militancia. No me dejaban militar. Mi papá me echó un día de casa porque me encontró con mi mamá hablando del Che Guevara. ¿Cómo no iba a ser clandestina la militancia? No estábamos clandestinos solo de la dictadura. De nuestras familias también debido a la ingenuidad o a la falta de entendimiento político de nuestros padres. Nuestras madres se iban enterando en qué andábamos, entre comillas, a medida que nos iban secuestrando.

–¿Ve similitudes en las condiciones socioeconómicas de entonces y las de hoy?

–Sí. En normalidad de condiciones, son iguales a lo que éramos nosotros. La diferencia está en la logística que implementamos en aquellos años. Porque yo no me voy a meter en cómo los familiares recuerden a sus hermanos o sus hijos para poder sobrellevar esta historia. Si quieren pensarlos como revolucionarios, lo serán. Si quieren que sean inocentes, lo serán. Lo que sea. Nunca los voy a juzgar. Pero lo que viví, lo que escuché, lo que éramos no me lo voy a olvidar nunca. En ese sentido, somos muy parecidos los adolescentes de ayer y hoy. Porque ellos tienen interés, tienen sensibilidad y amor. El estímulo, por eso, es para que ellos se involucren, sean actores de su propio tiempo, pongan en algún lugar la sensibilidad social, la solidaridad y la lucha por un derecho. Yo no creo en la política partidaria, pero los estimulo a que estén ahí o en un gremio, barrio, centro de estudiantes.

–No eran revolucionarios, dice. ¿Qué eran?

–Adolescentes.

–Habla de inocencia. ¿Se cree culpable?

–Cuando hablo con los chicos me gusta que ellos entiendan nuestra culpabilidad. Nos agarraron por algo, entre comillas, yo les digo por qué, necesito que entiendan quién era el bueno y quién el malo, quién estaba haciendo el bien y quién el mal. ¿De qué se nos culpaba? Del apoyo escolar, de querer con eso que el barrio pobre que tenía nueve cuadras de largo tuviera cada vez menos. Hoy hay 70 cuadras de ese barrio pobre. Nuestra intencionalidad, la de nuestra militancia política, social, gremial, en un centro de estudiantes era por que queríamos vivir en un lugar más justo. Éramos animales que necesitábamos alimentarnos de hacer cosas en función del cambio que buscábamos. ¿Dónde se hace uno apasionado de la política? En la vergüenza de la pobreza, cuando siente la pobreza. A Víctor Treviño, un compañero que está desaparecido hoy, yo lo vi lagrimear un sábado mientras entraba en un barrio periférico de La Plata y cuando le pregunté qué le pasaba me respondió “¿Cuándo vamos a poder cambiar todo esto?”. Ésa es la pasión de hacer todo y más de lo que esté al alcance de uno para mejorar la cosa. Por supuesto que no fuimos culpables de nada, fuimos dignos en todo.

–Planteó que se va “adaptando” a la sociedad en la vida cotidiana. ¿En qué momento, en estos últimos 40 años, se sintió más cómodo durante esa adaptación?

–Pude descansar en el kirchnerismo. Porque hubo justicia, porque había otros que tomaban la posta, por que los organismos se fortalecieron. Además, fue un tiempo en el que me fui argumentando cosas. Los tiempos actuales son de retrocesos. Pero yo nunca tuve vergüenza de decir que vivo para que Claudia y los chicos vivan. Siempre estoy atento a que ellos estén vivos.

Fuente: http://www.nodal.am/2016/09/emilce-moler-sobreviviente-argentina-de-la-noche-de-los-lapices-el-terrorismo-de-estado-de-ayer-es-el-hambre-de-hoy/

Imagen: http://www.nodal.am/wp-content/uploads/2016/09/na16fo01-600×350.jpg

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