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Entrevista a Diego Sztulwark: Para hacer frente a estas derechas, no alcanza con la defensa de la democracia y los gobiernos llamados progresistas

Por: Néstor Alejandro Tenaglia

El filósofo y escritor argentino Diego Sztulwark, reflexiona sobre los límites del llamado «progresismo» en el mundo, y las nuevas formas de la «derecha» en la actual coyuntura política y social.

Pandemia e interrupción

¿Qué desafíos habitan este tiempo de pandemia a nivel social, esta interrupción omnipresente?

No creo que haya habido realmente una “interrupción”, aún si la pandemia ha afectado nuestra vivencia del tiempo histórico. En lo inmediato, los automatismos financieros, comunicacionales e informacionales siguen dominando el cotidiano de muchas personas. Y no han aparecido mecanismos de reproducción social alternativos al neoliberal. Si la noción de “interrupción” me sigue pareciendo importante es en el nivel de una indagación. Porque es evidente que algo ha sucedido, algo ha cambiado. Quizás sea un cambio en el nivel de las creencias. Lo vemos en lo relativo a la tan esperada “vuelta a la normalidad”, o bien a las tentativas de una “nueva normalidad”. En las enormes dificultades de instalación de esa anhelada normalidad. Se ha vuelto esquiva, intangible. Hay un elemento de no certeza, una mayor conciencia de la fragilidad de nuestra existencia.

La “interrupción” no da cuenta de un final, pero sí nos recuerda del carácter finito y no asegurado de la vida individual y colectiva. Por lo que, si vamos a usar la noción de interrupción para describir la experiencia de la pandemia, me parece que habría que considerarla menos una noción descriptiva del estado de cosas, menos como llave de un discurso crítico, y más como una afección de la percepción de la realidad. Lo que sí es posible es que esa afectación de la percepción traiga consigo un potencial reflexivo, ético y político, en la medida en que favorezca ciertos interrogantes sobre la naturaleza de los mecanismos de reproducción, sus límites, sus efectos indeseables. Mi impresión es que el nivel de reflexión y ético de esta experiencia -la falta de reposo en el carácter automático de la realidad- se expande en una infinidad de conversaciones sobre el cotidiano. En esas conversaciones anida quizás la capacidad de una nueva narrativa sobre los cuidados, sobre lo público, sobre la relación con el dinero y con el tiempo. Pero por el momento no veo que esas conversaciones encuentren traducciones interesantes -ni tampoco da lugar a nuevas síntesis colectivas- en el plano de la política convencional.

Derechas y desafíos

Pareciera haber un devenir hacia posiciones más radicalizadas de extrema derecha a nivel global, en algunos casos, fomentadas también desde los grandes emporios mediáticos, con ingredientes xenofóbicos, racistas, nacionalistas y ultra conservadores que promueven abiertamente la dimisión de los gobiernos «constitucionales». En este sentido: ¿Es suficiente manifestar el compromiso de defender el «sistema democrático» por parte de las fuerzas progresistas?, ¿Es esperable una recreación de los gobiernos populistas de la década pasada con otros rostros?, ¿O se impone, a través de diversas fuerzas sociales, una nueva forma de vida, que no tiene nombre aún, y a su vez, no cuenta con el poder suficiente para hacerse escuchar y ver?

Cada vez más se habla de estos nuevos rostros de las derechas, que a veces ganan elecciones (Trump, Bolsonaro), otras organizan golpes (Bolivia) y muchas otras, intervienen como discursividad intolerante (Argentina). Pienso que este tipo de fascismo tan particular podría ser estudiado desde la lógica del miedo, de un delirio de los propietarios, un tipo de racionalización de la crisis en términos de asegurar el orden, la propiedad y las jerarquías. Este delirio de los propietarios se extiende a todo aquel que acepta vivir la fragilidad de los enlaces y las estructuras en términos de amenaza de sus derechos y/o posesiones. La experiencia de la posesión, en ese sentido, atraviesa a todas las clases sociales. Se trata de un delirio transversal, aunque particularmente encendido entre las clases dominantes. Me pregunto si ese miedo no dio lugar ya a un nuevo tipo de comportamiento dominado por el anhelo del aseguramiento: aseguramiento de la tasa de ganancia decreciente; de los consumos a las mercancías, del control del aparato represivo, de la subordinación de la fuerza de trabajo cada vez más precarizada. Estas dinámicas de la seguridad parecen estar actualizando las formas más brutales de la violencia sobre la tierra y sus derivados, sobre las comunidades y los cuerpos. Las formas más groseras de sexismo, clasismo y racismo son reavivadas en estas tentativas de aseguramiento.

¿Y de qué formas se enfrenta a este nuevo formato ideológico de las derechas?

Me parece que para hacer frente a estas derechas, no alcanza en lo más mínimo con la defensa de la democracia y los gobiernos llamados progresistas, por la sencilla razón de que estas fuerzas aseguradoras no hacen sino desinhibir los pactos preexistentes a nuestras democracias. No hacen sino sacar a la luz las desigualdades que las democracias no quieren, no saben o no pueden cuestionar. El repliegue sobre lo políticamente correcto y la defensa de la democracia son signos de impotencia, que no permiten encarar aquello que en las nuevas derechas es agresivo y desafiante. Me resulta absurdo responder a la movilización desfachatada del odio, que se presenta a sí misma como transgresión al orden, con una apelación abstracta a la igualdad, o al respeto de las leyes y las instituciones. Como si no fuera esta misma idea puramente retórica de la igualdad y el carácter completamente retrógrado del aparato jurídico lo que efectivamente hay que cuestionar.

¿Cómo debería jugar «lo político» frente a esto»?

Sucede que lo político se encuentra en retraso respecto de estas tareas. Y ese retraso se torna muy peligroso. De hecho, la falta de reacción política en un sentido de transformación estructural, no hace mas que regalarle a la derecha el lugar de la disidencia y el procesamiento del malestar, lo que no deja de ser completamente absurdo dado que la derecha no es transgresora sino exhibicionista, no cuestiona nada, solo reivindica y exhibe aquellas jerarquías que la llamada democracia no se atreve a revisar. Si miramos de cerca el panorama de las últimas semanas en la Argentina, por ejemplo, se ve con claridad la dificultad en la que quedan colocados los gobiernos llamados progresistas.

Veamos lo que ocurrió por ejemplo con el tratamiento que dio el Gobierno de la Provincia de Buenos Aires a la toma de tierras ocurrida en la localidad de Guernica…

Desalojo en Guernica, Buenos Aires

¿Cuál es tu mirada al respecto en cuanto al proceder del gobierno bonaerense?

Vemos que ha sido incapaz de entrar en diálogos con las organizaciones de la toma, el gobierno eligió el camino de hacer cumplir la orden de desalojo promovida por el poder judicial. El desalojo quedó a cargo del ministro de seguridad, Sergio Berni, quién utilizó el hecho para lanzar su campaña política con el discurso del aseguramiento militar de la propiedad privada (https://www.clarin.com/politica/video-spot-sergio-berni-desalojo-guernica_3_P_yyCDdZX.html). Lo de Guernica es sólo un ejemplo, aunque un ejemplo especial, puesto que permite plantear interrogantes fundamentales sobre el futuro. La dinámica del proceso cambia de naturaleza cuando los gobiernos acompañan en la formación de organización y extraen de ahí una narrativa histórico política, o cuando conceden a las fuerzas conservadoras, que tanto peso tienen sobre la realidad, políticas represivas de la conflictividad social, asumiendo una narrativa fundada en la pulsión aseguradora que recorre por dentro a todas las fuerzas en el gobierno. Cuando hablo de cambio de naturaleza me refiero a la idea misma de la democracia: no es igual una democracia que se abre como una posibilidad para expandir las luchas, y encuentra ahí ocasión para su propia innovación institucional, que una vivida como puro formalismo jurídico y aplicación de las leyes vigentes.

Reflexionar sobre el Todo

Me interesó un concepto tuyo, vertido en una entrevista reciente y es el de «lo dado» como forma de control y aceptación social. ¿Podrías sintetizarlo?

Es un poco el mismo razonamiento que hacíamos sobre la democracia. La gestión de lo dado se justifica en la complejidad de la situación, y en la dificultad de producir transformaciones desde la gestión del estado. De ahí la idea de una democracia a defender, o unas instituciones a respetar. Y no a crear.

Si la política se torna pura gestión, pura defensa, pura adecuación, puro respeto a reglas, deja de inventar, de traducir lo que se produce en el campo de la innovación colectiva. ¿Cómo se ve esto? Cada vez que se desoyen las luchas populares como si fueran pre políticas, inmaduras, incapaces de tener en cuenta la realidad. La política agobiada por la crisis se torna impotente y tiende a blanquear -y no a transformar- las relaciones de fuerzas provenientes de la dinámica de la acumulación del capital.

El filósofo Henry Bergson, que escribió su obra a comienzos del siglo XX, hacía esta distinción entre un Todo dado y un Todo Abierto. Para él, los movimientos de la realidad expresaban siempre un cambio en el Todo. La naturaleza Abierta del Todo exigía un acto de creación. Mientras que el Todo dado, cerrado, sería mas bien una ficción, una representación reaccionaria de la realidad. Tal vez esta reflexión sobre el Todo permita organizar el esquema que venimos planteando: la percepción afectada por una cierta fragilidad, una cierta sensación de “interrupción”, podría animar una nueva comprensión de la naturaleza Abierta, mientras que las dinámicas del “aseguramiento” actúan en el sentido de reforzar la experiencia del Todo-ya-dado. Y se plantean actuar de modo tal que ese Todo no sea nuevamente abierto.

Medios masivos de manipulación

Hay una tendencia no nueva a pensar que lo que «nos muestran» los medios es lo que pasa y es de lo que importa hablar. Esto se ve mucho actualmente en las redes y lo vivo como un profundo síntoma de reducción de la palabra y el pensamiento de muchas personas que, incluso, tienen buenos valores y están comprometidas socialmente. ¿Qué elementos se te ocurren interesantes para romper esa inercia y cómo los aplicarías?

No me parece muy interesante la teoría de la manipulación, según la cual los medios de comunicación mienten y crean una realidad que las personas consumimos pasivamente. No me parece que se corrobore en el espacio político. Por supuesto que hay mucha mentira y mucha manipulación, pero evidentemente el fenómeno es bastante más complejo. De hecho, la mediatización abarca todos los niveles de la experiencia, y no solo el consumo de información política. Si volvemos a lo que reflexionábamos sobre el Todo-dado o el Todo Abierto, seguimos siempre tomados por el mismo tipo de desafío: ¿Cómo romper el efecto del Todo-dado, reforzado por cierto uso masivo de medios y redes?

Me parece que las experiencias de politización, del pasado y del presente, tienden a problematizar y a inventar una relación abierta entre capas de realidad. Una relación abierta en el sentido de hacerlas interactuar, dando lugar a zonas híbridas o mixtas de elaboración de sentido y de experiencia.

Diversidad y resistencia

Siempre rescatás esa especie de hilo conductor histórico que existe en la Argentina entre grupos revolucionarios de los 70, movimientos de derechos humanos contra la dictadura, ruptura en 2001 y aparición de movimientos sociales, feminismos, etcétera como tensiones y oportunidades. ¿Cómo pensás que actuó el kirchnerismo con esa herencia emocional y por qué?, ¿tienen margen de maniobra los movimientos que se hicieron oficialistas entre 2003 y 2015?

El rescate de una línea de tiempo fundada en desobediencias y rebeliones nace de una cierta manera de atravesar la llamada “transición democrática” argentina a partir de la dinámica viva de la lucha de las Madres de Plaza de Mayo y los organismos de derechos humanos y atraviesa la experiencia de la llamada crisis del 2001. Lo que hay de vivo y oxigenado en la Argentina de las últimas décadas proviene de esa línea de tiempo. En torno a lo que llamás “kirchnerismo” se articularon algunas personas, grupos y movimientos que aspiran a traducir en la política convencional esa línea de tiempo. Desde mi punto de vista, el hecho que esa traducción haya sido débil y no haya producido transformaciones de fondo, implica dos tipos de consecuencias.

¿Cuáles serían las principales consecuencias sobre este punto?

Por un lado, que la política convencional implica lidiar con relaciones de fuerzas imposibles de modificar desde la gestión de lo existente. Y en segundo lugar, que es preciso contactar con un reverso de lo político donde personas y grupos crean sensibilidades y estrategias diferentes. El problema de los movimientos que se vuelven oficialistas es que maltratan este reverso. Lo consideran pre-político. Y se dedican a infantilizarlo. Pienso que la agresividad capitalista en aumento tiende a escindir a las fuerzas políticas transformadoras en dos movimientos disociados: por un lado, a nivel de lo político convencional, la participación en frentes políticos defensivos, por otro, a nivel de un reverso de lo político, una resistencia a los modos de mando y de vida propiamente neoliberales que no encuentra expresión, traducción ni representación propiamente política.

Paulo Freire ya hablaba en los años 60 de la necesidad del ascenso social de los trabajadores, pero teniendo en cuenta que había una construcción pedagógica que hacía que, al ascender, se volvieran conservadores para cuidar sus bienes y eso se verificaba en sus elecciones políticas futuras. ¿Aprendimos la lección?

Lo que aprendimos, me parece, es que el problema de la educación y de la toma de conciencia se ha vuelto más complejo, y que las formas pedagógicas de la emancipación son ineficaces cuando están separadas de experiencias más generales de cuestionamiento al orden. Lo hemos visto en torno al consumo.

En 2015, cuando Macri ganó las elecciones, muchas personas razonaron que el problema fue la falta de explicaciones ligadas a los beneficios materiales de la década previa. Estas personas pensaban que la experiencia política consistía en el lazo entre dos procesos complementarios: por un lado, el acceso al consumo, y por otro, las explicaciones pedagógicas que apuntan a la conciencia. Y bien ¿Dónde estuvo el error, según este modo de pensar?

¿En dónde ves estos «errores» que comentás?

Algunos concluyeron que falló la explicación (¡la gente no supo “entender”, por fallas del maestro!). Otros directamente echaron la culpa a los supuestos beneficiados (el pueblo se mostró desagradecido con quien lo benefició). Hubo finalmente, quienes concluyeron que los beneficios, quizás no fueron tantos, ni tan sostenidos. En todos los casos, aquella derrota política quizás nos permita plantear el problema de otro modo: las modalidades de consumo son ya, ellas mismas, explicaciones sobre el mundo, la sociedad y el deseo. Y no hay modo de sustituir estas explicaciones por otras, sin afectar los modos mismos en que se produce y se organiza la experiencia neoliberal del consumo.

Fuente: Tercera información 

Imagen:  Bernardino Ávila

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Ecuador: Jorge Dávila Vásquez: «Por más que tratan de manchar, Correa era un tipo limpio»

Jorge Dávila Vásquez: «Por más que tratan de manchar, Correa era un tipo limpio»

El escritor cuencano es uno de los gigantes referentes de la literatura ecuatoriana contemporánea cuando hay que ponerse los trajes de narrador, poeta, dramaturgo, catedrático universitario, crítico literario y de arte.

El escritor cuencano Jorge Dávila Vázquez es uno de los gigantes referentes de la literatura ecuatoriana contemporánea cuando hay que ponerse los trajes de narrador, poeta, dramaturgo, catedrático universitario, crítico literario y de arte.

Dávila, quien nació un 14 de febrero en 1947, ha acariciado muchos galardones entre los que destacan: el Premio Nacional de la Casa de la Cultura de Quito en 1977 por Los tiempos del olvido y en 1990 por su obra teatral Espejo roto; el Premio Nacional “Eugenio Espejo” (2016) en reconocimiento por su contribución cultural y literaria al país; y una condecoración en grado de Caballero de la Orden de las Palmas Académicas, conferida por el Gobierno de Francia (1995).

Miembro de la Academia Ecuatoriana de la Lengua (2012) y jurado en numerosos certámenes literarios, ha sido parte de Ferias Internacionales del Libro en Caracas, Santo Domingo, La Habana, Buenos Aires, Cali y Bogotá́, y en el Salón International du Livre de París.

¿Cómo se construye una atmósfera creativa?
Con paciencia, teniendo una idea, una percepción, evocando unos espacios en los cuales uno ha estado, uno ha vivido. Deseando, anhelando un ámbito en el que uno no ha estado, puede ser el ámbito del sueño justamente. O de manera realista simplemente trasponiendo (…) el realismo actual ya no es el realismo de antes, minucioso, detallista, pero pasando de la realidad algunos datos, un mundo, una atmósfera, un ambiente.

¿Escribe a partir del recuerdo?
Muy rara vez voy a un espacio y digo este espacio va a pasar al libro, al cuento, a la novela, muy raramente. Cuando yo escribí el teatro neoclásico de María Joaquina en la vida en la muerte, es otro teatro, no es el (teatro) Sucre necesariamente. Los telones bordados y todas esas cosas no tienen que ver precisamente con la realidad, porque la realidad es un punto de referencia. Yo diría que, a ratos, es más el teatro Colón de Buenos Aires -que yo no conocía en esa época más que por fotos-, que el teatro Sucre.
También vas mezclando atmósferas que tienen afinidades para construir tu atmósfera literaria.

Si la escritura no depende de la inspiración, sino de la motivación como usted lo ha afirmado en algunas oportunidades, ¿dónde se hallan esos estímulos?
En todas partes. En nuestra conversación, en este sitio (Parque Seminario -Iguanas-), en las evocaciones que estamos haciendo de una composición musical, en el recuerdo que estamos teniendo de los sitios en los que yo he estado, o que yo he descrito, en fin. Todo eso siempre se mira como un punto de partida, La ambientación es un punto de partida, el resto es trabajo.

¿Usted cree que el escritor se hace ante todo?
No, yo creo que nace; yo creo que todos tenemos el don, pero no todos lo desarrollamos. Todos nacemos escritores, pero es en potencia; en acto, digamos, eso ya es cuestión individual, personal.

Jorge Luis Borges planteaba que una hipotética inmortalidad puede ser una condena humana. ¿Qué interpretación tiene acerca de la muerte?
Yo creo que es un proceso natural. Es doloroso. Muy doloroso cuando afecta a seres que amamos. Y eso duele mucho y yo perdí una hija hace 48 años y nunca me he curado. Tenía meses nada más de nacida. Y realmente es una llaga, una llaga palpitante. Mi madre murió hace 27 años, y el dolor por la muerte de ella persiste. Yo tuve amigos, grandes amigos que eran como mis hermanos. Ellos han muerto y pues, también ese dolor me queda. A veces digo, no tengo este dato, no sé esto o no lo otro; voy a llamar a Fulano o a Zutano, pero están muertos. Es dificilísimo llamarles…
Entonces, aunque la muerte sea parte del proceso vital, porque muerte y vida van de la mano, sin embargo causa un profundo dolor en el ser humano. Un profundo dolor que a mi modo de ver la religión puede atenuar, pero no eliminar. Es mi punto de vista, no es muy creyente ni muy religioso, pero yo pienso así. O sea que las creencias atenúan el dolor que provoca la muerte de los seres queridos.
(Las religiones) le consuelan a uno porque le hablan de la otra vida. Yo soy creyente de otra vida, evidentemente.

¿Qué sospecha que hay al otro lado de la vida?
Yo pienso que hay una vida espiritual, una vida que purifica al ser humano de preocupaciones, que une a una gran Providencia, llámese Dios, llámese Padre, llámese como quiera, pero esa no unión, esa otra vida, es una unión con una divinidad.

¿Existe, al modo y manera, como en su obra Espejo Roto?
Sí, yo creo que hay otra vida, pero esa otra vida, para mi modo de ver tiene una característica esencial y es que está libre de preocupaciones. Es una purificación. Es un estado puro del ser y eso le permite, digamos, mirar las cosas, incluso las más duras, las más dolorosas, con una cierta calma.

¿Cómo concebir, por ejemplo, las edades allí? O sea, uno muere, supongamos a los 80 años, otros a los 15, ¿permanece en ese estado?
Es incorpóreo. Es un relacionamiento de ánimas fundamentalmente con su Creador, de acuerdo con la noción cristiana.
Pero yo no creo que haya cambios de edad. Permanecen de alguna manera en un estatus de edad que les permite gozar de esa incorporación, pero que también suprime sus vínculos con lo terrenal. O sea, cuando más se preocupan por los seres de acá, y simplemente suplica por ellos, pero nada más. Si no estaríamos llenos de manifestaciones supranaturales.
Son ideas mías sobre lo supranatural, a lo mejor eso va a molestar a algunos estudiantes y yo no quiero ofender a nadie. O no creyentes también.

¿Existe Dios?
Sí, siempre he sido muy religioso. Una parte importante de mi poesía es de carácter religioso. Para mí es una fuerza suprema la fuerza de Dios. Está en nosotros. Nosotros solo somos manifestaciones de esa divinidad.

Eloy Alfaro decía que él era amigo de Dios, pero no del Papa…
Ahí entra la cuestión religiosa. Ahí no entra la cuestión de convicciones, no entra la cuestión de principios, ni de nada, sino ya entra la cuestión religiosa. En las religiones hay categorías, en el catolicismo puede ser el Papa, pero en otras religiones hay jerarquías peores, heredadas de profetas falsos, de gente que de pronto encontró una especie de forma de inmortalizarse y son sus sucesores los que siguen allí en esa especie de sóleo; siempre hay un jerarca, todas las religiones tienen jerarcas y no son precisamente sus mejores representantes.

Usted cree que si la religión no tuviese la promesa de una vida después de la muerte, ¿se derrumbaría como creencia?
Yo pienso que no se sustentaría, porque parte de la fe del creyente es en esa posibilidad de proyectarse hacia la eternidad.

La literatura tiene grandes temas: la muerte, Dios, el amor, ¿cómo usted construye el ideal del amor?
Yo, generalmente, no hablo del amor ideal. Hablo del amor como esta fuerza que mueve al mundo, como esta energía que está en todo ser y que de alguna manera se manifiesta en sus actos, que se manifiesta en sus formas de comportamiento. Y entonces, a partir de allí yo he desarrollado a lo largo de mi vida tanto en la poesía como en las narraciones e incluso en el teatro he desarrollado esta idea del amor como una fuerza motriz y creo firmemente que es eso. Que no hay formas perfectas del amor, no las hay; salvo las que unen al hijo con la madre o con el padre, no hay formas perfectas del amor, porque somos falibles. En ese sentido, ningún amor es perfecto.

Hasta ahora usted sigue estando con su esposa…
Sí, cumplimos 50 años (de matrimonio) en febrero.

¿Y cómo logra mantener el amor?
Primeramente, está una vieja relación que a veces la desgastan los años, pero que se mantiene, que persiste, están los gustos compartidos. Se parte de afinidades, pero en ninguna pareja se da un amor que sea de tal manera incondicional, porque eso ya sería servilismo, sería anulación de la personalidad del otro, y el amor no es anulación de la personalidad, sino enriquecimiento de la personalidad. Lo que ocurre es que a veces ya con los años hay un cierto desgaste, no en la cuestión afectiva, sino en la cuestión de convivencia, cambian los gustos, los caracteres se vuelven un poco más duros tal vez, pero pues yo creo que es el grado más alto de amor que se puede encontrar en una pareja, pero de ninguna manera es perfecto. Somos imperfectos.

¿Existe la fidelidad?
Sí, de hecho, por supuesto. Y para mí consiste fundamentalmente en estar ligado a la otra persona de una manera auténtica, genuina, sin que yo quiera decir que tú dejes de ser humano por eso.

¿Cómo los jóvenes escritores pueden gestionar su carrera literaria en el Ecuador?
Yo creo que es una cuestión de paciencia, de mucha, mucha paciencia.

A diferencia de otros escritores, usted vende muchos ejemplares; otros escritores tienen que gestionar y no lo terminan consiguiendo.
Ahora, en cuanto, digamos, a la supervivencia base de los libros eso no existe. Vivir de los libros no existe. El vender libros, yo soy bastante bueno en esto de la venta de los libros, pero no gracias a mí, sino gracias a las editoriales con las que trabajo. Son en realidad las editoriales las que venden, no yo. Yo hace muchos, muchos años que no vendo libros. Al principio, en estas ediciones domésticas yo vendía los libros. Una edición doméstica es una edición que tú la haces por tu cuenta en la imprenta de la esquina.

Usted llevaba sus textos a la imprenta, ¿cuántas copias sacaba?
Mil, normalmente. No recuerdo de ninguna edición que se me haya quedado, porque no tengo libros de otras épocas, entonces eso demuestra que lo vendí o lo regalé.
Yo soy muy dado a regalar los libros. O sea, los libros que me dan a mí como muestras de las editoriales. Generalmente, yo les doy a mis nietos, a mis amigos cercanos, a mi familia. Yo no guardo los libros. Primeramente, nunca fui buen vendedor, me ayudaron a veces mis parientes, mis amigos lo colocaron en una parte, otra parte.

¿Cómo se dio a conocer?, ¿usted primero llevó los textos a la imprenta?, ¿cómo se empezó a formar la visibilidad de sus obras? Sabemos que es por la forma de escribir, naturalmente, pero más allá de eso, ¿cómo se fue dando notoriedad o eso fue un trabajo que lo hizo netamente la editorial de turno?
Yo hasta el año 1975 no había publicado prácticamente ningún libro. El alcalde de Cuenca -de la época, doctor en Filosofía e Ingeniero, Alejandro Serrano Aguilar- cuyo nombre lleva el estadio (de fútbol) de la ciudad, y que era un hombre absolutamente eminente, en una noche me dijo en una reunión familiar: “Sé que estás escribiendo mucho”, le dije “sí”, “¿por qué no me das algo?”, me respondió. Le di La nueva canción de Eurídice y Orfeo. Le dije: “Alejo, tengo listo un pequeño libro, está el poema, están las ilustraciones, está el prólogo que es como dos veces más grande que el poema; me dijo “dame”, entonces un lunes y quince días después estaba afuera el pequeño libro. Un tiraje de unos, posiblemente unos 300 ejemplares y no queda rastro de él.
Después, en 1976 yo gané el premio Espinosa Pólit con María Joaquina en la vida y en la muerte y se publicó junto con dos libros de cuentos. Y, de hecho, empezó a venderse muy lentamente, yo no puedo decir que soy un best seller ni mucho menos, empezó a venderse muy lentamente, pero a partir de allí siempre se ha vendido. Al principio, cuando yo hacía las pequeñas ediciones me ocupaba yo de la venta, pero después ya nunca más. Ya son muchos, muchos años y ya son las mismas editoriales las que se ocupan de la comercialización de los libros.

¿Es a partir del premio que recibe que usted deja de vender -individualmente- los libros?
No, todavía hay algunos que yo hago, como por ejemplo, algo acerca de los árboles que es mi libro más hermoso. Hago el libro de los sueños que ganó el premio Gallegos Lara. Hago algunas ediciones, no muchas. De esas sí tuve que encargarme de colocar los textos.

¿Cómo hace carrera un escritor con paciencia en Ecuador?
Mira, no queda más remedio que acudir a las instituciones. Las instituciones a veces demoran, a veces te dan largas. Un joven escritor me decía: “No puede ser que esté esperando un año y no me den todavía respuesta por mi libro”. Le dije: “Mira, yo estoy esperando 30 años porque hay una institución que me pidió un libro y no me publicó nunca”. Pasan esas cosas.

¿Qué obras son sus engreídas?
Bueno, yo pienso que aunque yo no hago mucho esfuerzo, pero María Joaquina sigue siendo muy engreída. Voy a cualquier lugar y me habla gente que normalmente no hubiera hablado de ella en otra época -digamos, muy religiosa-, porque María Joaquina es bastante suelta, bastante libre y desde el punto de vista moral puede tener reparos.

Oscar Wilde decía que no existen libros morales o inmorales, los libros están bien o mal escritos…
Así es, así es, pero el tema de lo moral o de lo no moralmente aceptado y universal se da, existe.

¿Qué piensa en relación a los premios de Literatura? Cortázar no recibió premios en vida, ni el Cervantes… ni el Nobel…
Un tipo como él que tiene la misma altura de Borges, exactamente, es tan grande como él.
Lo que pasa con los premios es que son estímulos, ayudan, pero un escritor nunca puede descifrar todo en el premio. A más que hay cosas así, hay premios que le maltratan a uno.

¿En qué sentido?
En el sentido en que a veces, por ejemplo, estás participando en un premio y lo declaran desierto con un argumento de lo más banal, de lo más tonto, de lo más infundado, pasa, pasa, me refiero en general a la posibilidad de que un autor, un texto, estén postulando para algún premio y de alguna manera sean rechazados. A eso me refiero. Y yo creo que para un escritor es muy doloroso que le rechacen su obra de esa manera. Yo soy, como jurado que he sido de innumerables concursos, enemigo de declarar desierto un premio; me parece ofensivo a quienes han participado.
Pero pienso que a veces, también, es medio intencionalmente ofensivo. Yo creo que el jurado declara desierto ese premio intencionalmente.

¿Por qué motivo?
Complejo de superioridad de los jurados, un poco de envidia muchas veces, la envidia es un feo sentimiento, repugnante, pero es un sentimiento que se da entre los escritores, ocurre.

Y eso que está en el ambiente, eso ¿no permite crecer a la literatura nacional?
No, no es para tanto. Todos hemos sufrido problemas de esa naturaleza y los hemos superado.

¿Usted está de acuerdo en que se deben de dar premios económicos o más bien simbólicos, como libros o algo similar?
Yo creo que para un joven autor que postula un premio es muy importante que se le dé un estímulo económico, aunque sea pequeñito. Es muy importante.

¿Por qué no siguió actuando?
Yo creo que no era un mal actor, recibí muy buena crítica y todo pero yo abandoné la actuación para dedicarme completamente a la escritura. Para mí era más factible escribir que actuar, en el sentido de que la cuestión del sostenimiento de la familia me exigía un cierto tiempo también, desde el punto de vista afectivo, exigía también un trabajo más sostenido, entonces me dediqué completamente a la escritura. Precisamente, dejando de lado mi gran pasión, porque el teatro fue mi gran pasión en una época, mucho. No solamente actué, dirigí, escribí, y ahora… escribo.

¿No regresaría a la actuación?
No, estoy muy viejo para ello.

El tema político…
Yo siempre me he mantenido un poco al margen de la política. Y creo que es una cuestión psicológica. Cuando yo tenía tres años mi mamá me entrenó como un monito de circo y me hizo aprender un discurso para un candidato ultraconservador y mi mamá fue conservadora. Entonces, maravilloso, pero su ideología era conservadora. Entonces, fui y di este discurso, no tengo la menor idea, pero me dijo un amigo mío de la época, mayor a mí con unos diez años, que el candidato se acercó y me abrazó. Me aterra.

Su primera actuación de teatro…
Sí, terrible. Y entonces, imagínate yo que no uso terno nunca, enternado, peinado con gomina y todo.

Se sentía incómodo en la formalidad…
Y entonces a partir de ahí creo que nace una especie de rechazo a la cuestión política. Yo me he mantenido con mi corazón a la izquierda siempre, definitivamente. Pero ni estilo militante, ni he sido una opinión que valga la pena tener presente en la cuestión política ni nada de eso.

Jean Paul Sartre decía en El existencialismo es un humanismo que “no elegir también es elegir”. E instaba a los escritores, en general en sus conferencias, a que tomaran partido con la historia. Usted cree en un arte parnasianista, el arte por el arte.
No, yo no creo en el arte por el arte; creo en un arte comprometido con la realidad, comprometido con el ser humano. A mí me interesa más que nada el compromiso con el ser humano. Toda mi producción es un compromiso con el ser humano. Pero yo hice panfleto político cuando yo era un autor joven, un autor teatral joven, hice panfleto político e incluso mi primer premio obtenido aquí en Guayaquil cuando tenía 22 años fue con una obra de corte político. Y después, mi obra más representada, que es Donde comienza el mañana, que es una obra política también. Sino que lentamente fui dejando de lado, digamos, y centrándome más en la cuestión humanística y humana.

Se alejó de la idea del partidismo…
Bueno, nunca estuve afiliado a nada, salvo al IESS, al seguro social, nunca estuve afiliado a nada… La verdad tuve muchos contactos con gente de la izquierda a la cual quiero.

¿Qué lecturas de izquierda lo marcaron?
En la Facultad de Filosofía y Letras en donde yo hice mis estudios, fuimos a un curso muy brillante con un profesor de filosofía que venía de la Universidad de Concepción, y él nos dio Hegel y nos dio Marx, dos cursos extraordinarios y muy bien puestos y entendimos perfectamente de lo que estábamos hablando.

Dialéctica del amo y el esclavo en Hegel, el concepto de plusvalía de Marx, ¿qué es lo que más le conmovió?
Me mueve mucho, digamos, esto de que hay siempre un conflicto de clases, esa idea de que siempre hay un conflicto de clases y que está determinado por lo económico.

El materialismo histórico, la historia está condicionada materialmente… y hay una lucha presente allí…
Sí, yo creo que se da eso.

En esa lucha, ¿cuál es su posición en la historia?
Por los que menos tienen siempre. Por los que son más débiles, por los que son más explotados siempre. Sin llegar al panfleto, pero yo te digo la verdad que ese es mi punto de vista.

¿Qué tal le parecieron los gobiernos del expresidente Rafael Correa?
Yo tuve una cierta simpatía por el gobierno de Correa, me parece que él estaba lleno de buenas intenciones. Hizo obras importantísimas. Creo que la Universidad de las Artes (UARTES), la Universidad Nacional de Educación (UNAE), la Universidad Yachay de la Ciencia, en realidad fueron hermosos sueños que luego, digamos, parece que todo ha contribuido a quererlo destruir, pero no es justo no, no está bien echar lodo contra la obra buena de un gobierno, haya sido como haya sido este gobierno. Él era muy apasionado, a veces se enfrentaba con la gente y creo que seguía enfrentándose (risas), pero evidentemente era un tipo limpio por más que tratan de involucrarlo, por más que tratan de manchar, era un tipo limpio.

¿Usted cree que existe, en efecto, una persecución judicial?
No, o sea, tanto así no, pero de hecho existe una serie de tendencias en distintos partidos sobre todo a tratar de manchar la imagen del antiguo mandatario, a tratar de liquidar su carrera política.

¿Será el hecho de envidiarle que ellos, individualmente, no lograron lo que sí logró Correa?
En ciertos casos es eso. Pero en ciertos casos va más allá, es ideología de grupo, defensa de intereses.

¿Defensa de la banca?
No, defensa de intereses en general. A veces son los banqueros los que están a la cabeza, lastimosamente confiados en que la gente tiene mala memoria. Pero a veces también son simplemente las personalidades de esa vieja y recalcitrante derecha ecuatoriana que aprovechan la menor ocasión para levantar la voz y hacerse notar.

¿Qué le parece Eduardo Galeano?
Yo he tenido siempre una gran admiración por él, es decir, escribir con un sentido profundamente político como lo hizo él y escribir con tanta calidad es muy raro.

¿Qué obras son las que más le gustan?
Para mí, Las venas abiertas de América Latina. Aunque yo no cito tal o cual obra, sus textos en general a mí me parecieron conmovedores, bellamente escritos, poéticos, intensos y mira él mantuvo siempre su posición, eso es bien importante.

Es raro estar tan comprometido y coherente.
Así es.

¿Qué piensa de los movimientos feministas de los últimos tiempos en el Ecuador?
Yo soy una persona muy respetuosa de la figura de la mujer, incluso algunos, algunas autoras sobre todo, han afirmado que mi literatura es la literatura que más alto deja la figura de la mujer en el Ecuador. Normalmente, partiendo de mi viejo poema La nueva canción de Orfeo y Eurídice, la imagen de la mujer está en primer lugar, luego con María Joaquina, y con los cuentos de las criaturas de la noche, con relatos mil, siempre, la mujer está siempre en primer plano. Yo respeto muchísimo a la mujer luchadora, a la mujer que trabaja por la causa de su familia, de sus hijos, y que tiene una ideología. Yo te decía que mi madre fue una mujer absolutamente ejemplar, ella tenía su ideología de derecha y era absolutamente respetable.

¿Eso le generó algunas fricciones con ella?
No, nunca; nunca, nunca. Supimos mantener las cosas muy delicadas, muy sutilmente. Nunca nos enfrentamos con mamá por causa de esto, por nada mismo. Nuestra relación fue perfecta. Yo sabía exactamente lo que ella pensaba. Yo creo que ella intuía lo que yo pensaba.

Por otra parte, finalmente, en la sociedad existen personas que no están muy dadas a leer, ¿cómo se cambia ese comportamiento cultural?
Lo que pasa es que el primer taller de lectura tendría que ser la familia. Pero a veces la familia no está en capacidad de iniciar al niño en la lectura. Entonces queda la escuela. Y a veces, la escuela tampoco es muy eficiente. Pero la mente cada vez se supera más y más eso, cada vez los maestros leen más. Es admirable, por ejemplo, aquí entre los maestros guayaquileños cómo leen, es una cosa impresionante, realmente impresionante.

¿Usted cree que el campo de batalla está en la escuela?
Sí, en la escuela.

Fuente de la Información: https://www.telesurtv.net/opinion/Jorge-Davila-Vasquez-Por-mas-que-tratan-de-manchar-Correa-era-un-tipo-limpio-20200702-0042.html

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Ana López Navajas: «La exclusión de las aportaciones de las mujeres a la historia supone una pérdida cultural y una falta de rigor»

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Entrevista al escritor Miguel Ángel Sánchez Velasco, con motivo del 90 aniversario del nacimiento del Ejército Zapatista

Por: Mario Casasús 

“Gabriel Zapata no tiene méritos para dirigir el Museo Casa Zapata”

En entrevista telefónica Miguel Ángel Sánchez Velasco (1959), poeta y narrador, denuncia al nuevo director del Museo Casa Zapata.

“A Gabriel Zapata le queda muy grande el nombramiento, desconoce cómo administrar un museo, si es por un pago de cuentas ahí está la clave, porque no tiene méritos, una persona no puede hacerse cargo de un museo con la importancia de la Casa de Zapata si no tiene los conocimientos, si va a llegar a recibir órdenes para seguir actuando de la misma manera que los otros directores, si una persona no está preparada no debería ser, no debería estar una persona con esas características”. El policía Gabriel Zapata es nieto de Nicolás Zapata, Sánchez Velasco escribió una novela sobre el asesinato de Chico Franco, y precisamente Nicolás Zapata fue el autor intelectual del crimen.

Ingeniero industrial por el Politécnico Nacional (IPN), Sánchez Velasco incursionó en la poesía y narrativa, un concurso de novela corta lo llevó a Anenecuilco para investigar la revolución de Emiliano Zapata, en 2005 conoció a su sobrina Esperanza Franco, la entrevistó y escribió una magnífica novela histórica: “Yo sabía que señalar a Nicolás Zapata era una gran responsabilidad, no me podía aventar a escribir sobre el asesinato de Chico Franco con un testimonio, el de Esperanza Franco. Eso me motivó a buscar más información sobre Nicolás Zapata, después de investigar tuve la certeza de que lo dicho por Esperanza era verdad. No podía comprender que un hijo de Emiliano Zapata, el primogénito, llegó a convertirse en un cacique, un personaje contrario al padre, fue difícil para mí entender el papel de Nicolás Zapata”. La novela Resguardo y codicia de la razón (2012) tendrá una continuación ante el descubrimiento de nuevos documentos sobre el Coronel Chico Franco Salazar.

MC.- Miguel Ángel, ¿cuándo conoció a Esperanza Franco?, ¿cómo llegó a la historia de Chico Franco?

MAS.- En la Ciudad de México leí la convocatoria para publicar una novela corta, casualmente tenía en mis manos el libro de John Womack, se me ocurrió la idea de escribir para ese concurso una novela sobre Emiliano Zapara que tocaba exclusivamente los antecedentes de Anenecuilco, ya no tanto al personaje revolucionario. La convocatoria tenía la limitante de 60 cuartillas, encontré mucho material, me involucré con la historia y cumplí con el requisito de las 60 cuartillas, pero me quedé con las ganas de seguir investigando y comencé a viajar con frecuencia a Anenecuilco, iba con una amiga.

MC.- ¿En qué año comenzaron los viajes a Anenecuilco?

MAS.- 2005. Comenzamos a ir para buscar información y conocer en primera instancia la casa que habitó Zapata, el consabido Museo de Anenecuilco, a veces lo encontramos cerrado, pero regresamos y conversamos con el cuidador, le preguntamos si conocía a los familiares de Zapata, nos dio las referencias para llegar al Camino Real donde vivía una sobrina. Fuimos varias veces pero no nos abrían, al parecer María Félix Aragón Franco pasaba mucho tiempo en Cuernavaca. Haciendo la analogía con el libro de Sotelo Inclán, al profesor le costó mucho trabajo romper la barrera para acercarse a Chico Franco. Nosotros tuvimos la suerte de ver a Esperanza Franco, de lejos nos preguntó: “¿qué quieren?”, le dijimos que veníamos de la Ciudad de México: “en el Museo Casa Zapata nos dieron su dirección, queremos conversar con usted porque estamos haciendo un trabajo”, Esperanza nos respondió que no tenía tiempo: “estoy muy ocupada, si quieren regresar más adelante, pero no les aseguro nada”. Así fue, la visitamos frecuentemente hasta que nos tomó confianza y nos abrió las puertas de su casa, Esperanza fue una persona sumamente atenta, nos brindó un hospedaje abiertamente desinteresado, comenzamos a conversar, al principio no grabábamos nada por respeto a ella, después le pregunté si no tenía inconveniente si grabábamos las entrevistas, nos dijo: “no, ustedes pueden grabar lo que quieran”.

MC.- La entrevista con Esperanza Franco fue una gran exclusiva, ¿por qué decidió escribir una novela y no una serie de reportajes?

MAS.- Desde un principio sabía que debía continuar con la novela corta que escribí, yo no tenía los conocimientos para hacer un reportaje, como yo no tengo los elementos académicos para publicar un trabajo periodístico, me fui por la idea de escribir una novela histórica, esa fue la razón.

MC.- ¿Cuánto tiempo tardó en escribir y editar Resguardo y codicia de la razón?

MAS.- En primera instancia no escribía de manera permanente, no era mi única actividad, tenía que trabajar. Tardé 6 años en terminar la novela, después llegó la parte complicada de buscar al editor, ahí surgió otro problema por eso decidí publicarla en una edición de autor, fue toda una Odisea, yo desconocía el mundo de la edición, no tenía contactos en el mundo de los libros.

MC.- El antagonista de su novela es el primogénito de Emiliano Zapata, ¿le sorprendió descubrir que Nicolás Zapata estuvo implicado en el asesinato de Chico Franco?

MAS.- Cuando escribía la novela dudaba de la veracidad de los datos de Esperanza Franco, yo sabía que señalar a Nicolás Zapata era una gran responsabilidad, no me podía aventar a escribir sobre el asesinato de Chico Franco con un testimonio, el de Esperanza Franco. Eso me motivó a buscar más información sobre Nicolás Zapata, después de investigar tuve la certeza de que lo dicho por Esperanza era verdad. No podía comprender que un hijo, el primogénito de Emiliano Zapata, llegó a convertirse en un cacique, un personaje contrario al padre, fue difícil para mí entender el papel de Nicolás Zapata.

MC.- ¿Conversó con algún descendiente de Nicolás Zapata?, ¿por qué no publicó la lista de las fuentes testimoniales de la novela?

MAS.- En Villa de Ayala conversé con un cronista, no recuerdo su nombre. En Anenecuilco conversé con un descendiente de Zapata, incluso lo agarré de buenas porque me enseñó fotos y documentos, que no me permitió reproducir. Por falta de experiencia no se me ocurrió llevar una bitácora con las entrevistas formales, porque todo surgió de manera espontánea, a veces encontraba personajes en las poblaciones que me daban sus testimonios. Parte de la inexperiencia de no ser periodista, si hubiera tenido los conocimientos para hacer un reportaje me hubiera sometido a una forma académica para respaldar este proyecto, para mí fue difícil ordenar toda la información, no tuve la precaución de guardar los nombres de las personas que conocí o de entrevistarlas formalmente, me faltó metodología.

MC.- Usted aceptó que Esperanza Franco eligiera qué debía incorporar en la novela, ¿no perdió libertad creativa?

MAS.- Definitivamente contó mucho lo que Esperanza me dijo, hay diferencias en la familia –y tú lo sabes- ella mencionó la problemática familiar, yo pienso que para evitar la confrontación con su familia Esperanza no se atrevió a decir muchas cosas, por ejemplo: ella disparó en defensa propia el día que asesinaron a su padre y hermanos, pero en la entrevista no lo admitió, me dijo que se mantuvo ajena a los disparos. En mi novela dejé entrever que Chico Franco y sus hijos pensaron en agarrar las armas de su casa, pero en la novela no respondieron la agresión de la policía y del Ejército. Efectivamente, el hecho de que Esperanza me dijera que no podía incluir ciertos datos en la novela sí me limitó, pero lo entendí por las razones que ella me explicó sobre las diferencias con su familia, por supuesto ese conflicto me quitó libertad para expresar la realidad.

MC.- Estoy preparando un documental sobre Chico Franco, ¿todavía conserva las grabaciones de sus entrevistas con Esperanza Franco?

MAS.- La verdad no he vuelto a escuchar las grabaciones desde que terminé mi libro, hice las entrevistas con una pequeña grabadora, buscaré las cintas, no sé si estén en buen estado las grabaciones para reproducirlas en MP3. Si encuentro las grabaciones cuente con las entrevistas para el documental.

MC.- ¿Conoce el expediente judicial con la demanda que presentó Esperanza Franco el 3 de enero de 1948 para esclarecer el asesinato de su padre?

MAS.- No, Esperanza no comentó nada sobre una demanda, desconozco ese asunto.

MC.- ¿Consultó la Hemeroteca Nacional para leer cómo registró la prensa el asesinato de Chico Franco?

MAS.- No me metí tanto a investigar esa parte, en Morelos no hay absolutamente nada. No tuve tiempo de acercarme a otras instituciones, era complicado como no soy investigador profesional cuando pedí algún permiso para revisar el Archivo General de la Nación no me lo dieron. No obtuve información de cómo se manejó en la prensa el asesinato de Chico Franco.

MC.- ¿Esperanza Franco conocía a detalle el contenido del archivo que le prestó al profesor Jesús Sotelo Inclán en 1948?

MAS.- Sabía a grandes rasgos la importancia histórica de los Títulos Primordiales, pero desconocía qué contenía todo el archivo, ella nunca me dijo si sabía exactamente qué documentos le entregó a Jesús Sotelo Inclán, tenía una idea en general.

MC.- ¿Usted intentó conocer los documentos de la caja fuerte del Museo Casa Zapata?

MAS.- Esperanza me dijo que había documentos en el Museo, pero ella decía que también había copias, porque cuando su mamá le entregó algunos documentos a Nicolás Zapata, él repartió las copias entre sus amigos. Esperanza no sabía cuáles documentos llegaron al Museo porque el tema se convirtió en un secreto. Yo pregunté en el Museo, pero siempre me dieron evasivas: “no está el encargado”.

MC.- ¿Por qué incorporó al personaje de Rubén Jaramillo en una novela sobre Chico Franco?

MAS.- Llamó mi atención el dato que a los 14 años Jaramillo estaba involucrado en el Ejército zapatista, leí el libro de Félix Serdán –uno de los hombres más cercanos a Jaramillo- y comencé a pensar en la posibilidad de un encuentro entre Chico Franco y Rubén Jaramillo, utilicé la lógica más que la historia, en algún momento los dos personajes pudieron haberse encontrado, comencé a ver las coincidencias, Jaramillo le dio continuidad a la lucha de Zapata.

MC.- ¿Entonces Chico Franco no fue el sucesor de Zapata?

MAS.- Digamos que Chico luchó desde un ámbito local, yo considero que Jaramillo y Franco persiguieron el mismo fin, pero el proyecto de Jaramillo es más amplio, él se acercó más al poder, su perspectiva era más general, lideraba un movimiento obrero y campesino. En cambio Chico siempre estuvo solo, a salto de mata, guardó la historia del pueblo junto con los derechos que van involucrados: la tenencia de la tierra. Desde mi punto de vista, el proyecto de Jaramillo era de avanzada y tiene a mucha gente detrás de él. Además la información sobre Chico Franco se perdió, está escondida, a Chico no le gustaba ser protagonista, evitaba las fotografías y firmar documentos, creo que eso hizo la diferencia notable entre uno y otro, Chico era más discreto que Jaramillo, sus circunstancias eran diferentes.

MC.- El Ejército mexicano y la policía de Morelos asesinaron a Rubén Jaramillo y su familia, ¿cómo se podría demostrar la participación del Ejército en el operativo contra Chico Franco?

MAS.- Cobra relevancia el mismo patrón, la misma forma de actuar contra ellos, la diferencia fue que a Chico lo emboscaron de madrugada, y con Jaramillo justificaron el operativo con una orden ficticia de presentación. Al fin y al cabo fue la misma manera de atacarlos, una traición. Esperanza me dio el dato de que había policía judicial y parte del Ejército, ella tuvo contacto con los personajes que los atacaron por eso se atrevió a asegurar que participó el Ejército, yo no he encontrado –no he buscado- algún documento que pueda avalar que el Ejército estuvo involucrado, pero si consideramos que el diputado Nicolás Zapata tenía fuero en aquellos años es muy probable que sí estuviera involucrado el Ejército, pero yo no lo podría afirmar tácitamente.

MC.- Hablando de Nicolás Zapata, su nieto dirige el Museo Casa Zapata, ¿qué opina sobre el nombramiento de Gabriel Zapata?

MAS.- Hay tantos Zapatas que me cuesta trabajo identificar quiénes son personas confiables y quiénes lucran con el apellido, sé que hay diferencias entre la familia Zapata, incluso en sus posturas sobre la termoeléctrica de Huexca, algunos apoyaron el proyecto. A Gabriel Zapata le queda muy grande el nombramiento, desconoce cómo administrar un museo, si es por un pago de cuentas ahí está la clave, porque no tiene méritos, una persona no puede hacerse cargo de un museo con la importancia de la Casa de Zapata si no tiene los conocimientos, si va a llegar a recibir órdenes para seguir actuando de la misma manera que los otros directores, si una persona no está preparada no debería ser, no debería estar una persona con esas características.

MC.- Finalmente, a una década de la publicación de su novela y ante los nuevos antecedentes sobre Chico Franco, ¿reescribiría algún capítulo?, ¿revisitará el tema?

MAS.-Con todo lo que me he informado a través de tu libro y los nuevos textos sobre Chico Franco estoy en deuda para ampliar este tema. Yo me había planteado darle continuidad a la problemática de Anenecuilco y Villa de Ayala por el conflicto de la termoeléctrica, el proyecto de Chico Franco se enlaza con lo que está ocurriendo en Huexca. Siendo honesto, conocía muy poco de la biografía de Chico Franco, pero ahora tu libro me abrió un panorama, yo creo que mi siguiente proyecto será difundir todas las vertientes de Chico Franco, darle una continuidad a la novela, ahora que me entero que hay más información sobre Chico Franco, por supuesto tengo la intención de seguir escribiendo sobre él y los antecedentes de Anenecuilco.

Fuente:  https://rebelion.org/gabriel-zapata-no-tiene-meritos-para-dirigir-el-museo-casa-zapata/

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Entrevista a la escritora Elvira Sastre: Mientras siga habiendo una mujer que viva con miedo no habremos conseguido nada.

Por: Marisa Kohan
Fuentes: Público [Foto: Elvira Sastre, escritora. — Gloria Nieto]

Elvira Sastre llena teatros y auditorios a ambos lados del Atlántico con algo de consumo tan poco masivo en nuestros días como es la poesía. Tiene ya ocho libros publicados bajo diversas editoriales y una legión de fans y seguidores en redes sociales que supera el medio millón de personas. Cualquiera que mire estos datos pensará que se trata de una escritora con una extendida carrera. Pero Sastre (Segovia, 1992) publicó Cuarenta y tres maneras de soltarse el pelo, su primer libro de poesía, hace apenas ocho años. Ahora está trabajando en un nuevo proyecto editorial y ampliando su shop, una tienda de productos online con camisetas, bolsos y complementos ilustrados con versos de su poesía.

En esta entrevista, realizada a pocos días de la celebración del 8M, Sastre se muestra convencida de que a pesar de los avances hay que seguir reivindicando los derechos de las mujeres. «El objetivo es una igualdad real, y hasta que no se consiga habrá que presionar y hacer más», afirma la poeta. Y añade con rotundidad: «Mientras siga habiendo una sola mujer que ha sido asesinada o es maltratada o siga habiendo un despido improcedente o salarios que no son iguales o algún tipo de desigualdades, nos seguirá quedando muchísimo camino».

Usted se ha convertido en un ídolo de masas capaz de llenar  teatros y salas con algo tan poco masivo  a priori como la poesía. Muchas jóvenes se miran en usted como un referente. ¿A qué cree que se debe esto?

No sabría decirte. Yo como lectora de poesía, cuando doy con un libro de alguien que escribe cosas que yo no sé expresar, siento mucho agradecimiento. Y puedo entender que la gente cuando lee mis libros o lee poemas que le resuelven cosas o hace que se sientan acompañados y entendidos, sientan agradecimiento. E incluso la pasión de algunos que quieren darte un abrazo porque le has dado luz en este rincón de su vida. Me pasa cuando leo y cuando escribo. Creo que esto viene por ahí.

También creo que la salud emocional está un poco abandonada, no se cuida, no se trata a no ser que uno lo busque. La poesía ahí da un poco la respuesta y por eso creo que ha llegado a tanta gente. En este momento de tanta inmediatez y tanta superficialidad, de repente te cruzas entre selfie selfie con un poema que le llega dentro y funciona. Estos años me he dado cuenta que hay mucha gente que acude a la poesía porque le gusta y mucha que no sabía que le gustaba y la ha descubierto así, sin buscar. Y creo que por eso funciona. La poesía al final es emoción y emoción tenemos todos. Es algo común a todas las personas.

¿Considera que su poesía es feminista?

Creo que el feminismo no es una intención. Es algo que forma parte de nosotras. Como yo me considero una persona feminista, no me supone un esfuerzo escribir un poema feminista. Creo que todo lo que hago está impregnado de feminismo porque yo soy así. También es verdad que hay poemas con temática feminista que he hecho a propósito por una necesidad de soltar cosas y de expresarme, y que siempre los leo con ese empeño y con ese discurso, y que además me paro y lo digo. Y el hecho de viajar y conocer tantas culturas distintas me ha hecho aprender mucho de esto. Cada vez que viajo a Argentina vuelvo con el escudo morado porque es alucinante lo que aprendo allí e intento luego transmitirlo aquí. Cuando doy recitales y leo un poema, intento contar lo que está pasando ahí afuera y cómo es la lucha de las mujeres fuera de nuestro país. Irremediablemente el feminismo está en todo lo que hago y hay algunos poemas en que está de una manera más explícita.

La literatura, al igual que otras artes, ha utilizado tradicionalmente las historias de amor para cosificar a las mujeres ¿Qué vías ha encontrado para hacer de la poesía un vehículo del feminismo?.

Yo hablo siempre en mi poesía de mujeres, por lo que de una manera irremediable, cuando le escribo un poema de amor a una mujer, la estoy viendo como una igual, y no hay un artificio que tal vez habría si yo fuera un hombre y le estuviera haciendo un poema de amor a una chica. Creo que por esa parte me he salvado casi sin pretenderlo. Yo escribo siempre sobre mujeres y esto me hace estar muy cercana a la mujer que no soy yo, la que tengo enfrente, la que es mi compañera y me hace ver cosas de ella que en mí no veo y al verlas en ella las veo en mí.

Yo escribí una novela que se llama Días sin ti que va sobre un personaje que es la abuela y el nieto y esa abuela está basada en mi propia abuela. Tengo referentes personales en mi familia, de mujeres muy luchadoras que lo han dado todo, que han sobrevivido a todos los obstáculos que les ha puesto la vida, con mucho esfuerzo y como es la historia de mi vida y lo he visto desde siempre, no me cuesta. También hay muchos referentes que ni siquiera hay que buscarlos a poco que te informes. Al final, este tema lo ideal o la utopia es que en esta sociedad no tengamos que buscar esos ejemplos, sino que los estemos recibiendo constantemente. Esa es la forma de educar: rodearte de todo eso. Creo que para generaciones futuras lo estamos consiguiendo.

Las niñas y las mujeres en general tienen muy pocos referentes femeninos. ¿Considera importante recuperar esos referentes, especialmente en la literatura?

Sí. Yo creo que es básico. Al final los programas educativos se lo suelen saltan un poco, aunque quiero creer que cada vez menos y que está habiendo algún cambio. Yo me he encontrado con muchas maestras que hacen esa labor. He ido a institutos a dar recitales y a charlar con alumnos y muchas veces veo el trabajo de esas profesoras que contactan conmigo, que emplean parte de su tiempo libre en preparar una actividad para acercar a sus alumnos y alumnas a nuevas voces, y sobre todo a voces de mujeres. Incluso son a veces los mismos estudiante las que lo piden.

Y es cierto que faltan referentes, pero creo que es una generación que está mucho menos cansada que mía y que las generaciones anteriores a la mía, que llevamos ya muchos años de lucha. Están más frescos, tienen más herramientas, tienen un desparpajo muy distinto y es algo que me tranquiliza. Porque pienso que nosotras lo haremos mejor o peor e intentaremos dejarles el mundo lo mejor mundo posible, pero ellas van a enderezar lo que no esté bien y en eso vamos a estar salvadas.

En las últimas décadas se ha avanzado mucho en los derechos de las mujeres social y legislativamente. ¿Qué nos queda por conquistar? ¿Dónde hay agujeros negros?

Mientras siga habiendo una sola mujer que ha sido asesinada o es maltratada o siga habiendo un despido improcedente o salarios que no son iguales o algún tipo de desigualdades, nos seguirá quedando muchísimo camino. El objetivo es no conformarnos, sino conseguir la igualdad al 100%. Si no es al 100%, a mí no me vale. Porque con qué cara te plantas al mundo diciendo que hemos llegado al 80% y nos conformamos. No. El objetivo es una igualdad real y hasta que no se consiga habrá que presionar y hacer más. Es cierto que se han hecho muchas cosas, pero mientras siga habiendo una mujer que viva con miedo no habremos conseguido nada.

¿Es importante reivindicar en las calles el 8M?

Yo creo que sí. En la calle es donde está la lucha al final. Yo este 8M no voy a salir a ningún sitio porque soy persona de riesgo y llevo sin salir mucho tiempo. Llevo saliendo lo justo todo el año. Pero creo que tenemos herramientas para que esta lucha se pueda hacer desde distintos focos. Considero que hay una realidad que no podemos cambiar y es que ante este feminismo haya un sector, más pequeño de lo que parece, al que le molesta y tampoco hay que darles herramientas para que puedan atacar. Es cierto que hay otras manifestaciones sobre las que no se ha dicho nada, que se han hecho miles de cosas, pero soy de la opinión de que es mejor hacer las cosas bien. Podemos luchar desde casa, desde las plataformas de redes que mueven muchísimo y alzar la voz desde todos los sitios que podamos. A mi la manifestación del 8M me da una fuerza que me dura hasta el año siguiente y eso nos va a faltar este año, como nos han faltado un montón de cosas. Pero creo que hay que hacer las cosas con cabeza y se pueden hacer otros planes.

Recientemente hemos visto que en el Teatro comienza a asomar un tímido #Metoo. ¿Se necesita un #Metoo en el mudo de la literatura, en el mundo editorial?

Yo no conozco ningún caso de esa gravedad. Si creo que hay muchísima desigualdad. Yo lo veo. Cuando me invitan a festivales o voy a viajes o a congresos, son todo hombres por encima de 50 o 60 años, con trajes y corbatas y apenas hay mujeres.  Yo me he visto en situaciones muy incómodas, de llegar a un hotel y ver cómo te miran todos pensando ‘¿esta chiquita quién es?’ Son momentos ante los que me crezco de alguna manera. Recuerdo que me invitaron hace unos años al congreso internacional de la Lengua en Córdoba (Argentina) y estaba lleno de académicos. Me pusieron en una mesa con otros ponentes. Ese día iba a leer un poema que había escrito a Argentina, pero de repente vi que esa muy curioso porque todos los invitados eran hombres y todos los asistentes prácticamente eran mujeres. Entonces decidí usar la plataforma y los medios para leer el poema que escribí para el día de las mujeres, que es el más feminista que tengo. Y decidí leerlo porque a lo mejor son cosas que ellos no quieren escuchar de manera voluntaria, pero como estaban aquí tienen que escucharme. Ese fue un momento brutal porque el público hizo una ovación de varios minutos. Fue un momento muy mágico. Y al día siguiente te miraban de otra manera.

Eso lo he tenido que luchar, porque es un mundo muy de hombres. Das con hombres buenos, por supuesto. Yo me rodeo de hombres buenos, porque a los malos no los quiero cerca. Son hombres que te ayudan y te impulsan y te hacen camino. Es verdad que falta aire. Yo tengo las dos experiencias: tengo edictores que son hombre y editoras que el equipo son casi todas mujeres y me siento muy a gusto en las dos partes. Pero creo que en cuanto a visibilidad, a nivel representativo de autores y autoras aún nos falta. Hay algo que a mí me enfada mucho es esto de que te inviten para llenar al cartel y que haya alguna mujer. También me da rabia, y me ha pasado, que te llamen para hacer un prólogo porque el epílogo ya me lo ha hecho un hombre. Y no. Si quieres que te haga algo es por lo que yo escribo. Al final un libro no tiene género. No quiero rellenar una lista ni este falso feminismo. Si quieres algo que sea por mi trabajo y no por el género que yo tenga o que decida tener.

Muchas de sus seguidoras afirman haberse tatuado palabras o poemas suyos y usted ha afirmado tener algunas palabras tatuadas en su cuerpo ¿Qué palabras han marcado su vida?

Aquí tengo [muestra el brazo derecho) una que pone ‘palabras’, que está escrito con la letra de mi padre. También tengo este dibujo que es de mi perrito que falleció, de Tango, y algunas cositas. Todas con mucho significado. Es verdad que hay mucha gente que se tatúa cosas mías, que incluso me lo piden escrito a mano porque que se lo quieren tatuar así. Yo siempre digo que mi letra es muy fea, pero a la gente les gusta, les hace ilusión. Y es verdad que me piden todo tipo de cosas. Peticiones de matrimonio también…. Un montón de cosas que a veces me dan un poco de cosa, pero ya que estoy ahí vamos al lío y que esto salga bien.

¿Y hay alguna palabra que sea particularmente especial?

Hay una que es como firmaba cuando empecé a escribir en un blog de Internet, que es ‘saudade’. La descubrí en el instituto en el libro de lengua y me gustó mucho lo que significaba, porque era una mezcla entre añoranza, nostalgia, melancolía, que acompaña mucho mi obra. Viene del gallego y el portugués que tienen palabras que significan cosas muy bonitas y es una palabra que me ha acompañado siempre.

Hay muchas vivencias de las mujeres que siguen siendo tabú para la literatura en nuestra sociedad. ¿Se puede hacer arte con aspectos claves de nuestra vida como el aborto, la menstruación o la menopausia?

Si. Sin duda. De hecho mi vertiente de traductora me ha permitido estar en contacto con obras de otros países, otras lenguas, que es un efecto como cuando viajo. Ves como se tratan ciertos temas en otros países. Tuve un encuentro maravilloso con Rupi Kaur a la que traduzco desde su primer libro (lleva tres) y recuerdo ese primer libro en el que narraba los abusos que había sufrido en su niñez por parte de un familiar, como había salido de ello. No lo escondía y ese libro me marcó muchísimo, porque cuando traduces un libro es un paso más allá de leerlo. Te metes por completo. Luego pude conocer en persona a Rupi Kaur y es un ser de luz. En sus libros habla de estos otros temas que no son de amor o desamor. Y como sus relaciones son con hombres trata mucho el tema del hombre en las relaciones con las mujeres y sobre experiencias muy nocivas que ella ha tenido y de hombres buenos que ha conocido y lo que ha aprondido de ellos.

Creo que hay autoras, incluso en nuestro país también. Luna Miguel, por ejemplo, tiene obras maravillosas que hablan de mil cosas interesantes para las mujeres o cuando Paula Bonet hizo ese libro sobre el aborto, que son temas que llevados a la literatura, sobre todo en momentos como este, son imprescindibles. Hay que leerlos para conocer de primera mano algo tan emocional y tan íntimo como un poema, que además hable de un tema tan emocional e íntimo como estos, es una fuerza y un golpe tremendo.

¿Veremos a los hombres leyendo este tipo de literatura?

Ojalá. Yo conozco hombres que los leen. Tengo amigos que los leen, que son sensibles y que tienen muchas ganas de aprender y de reaprender. Que son lectores habituales y escriben poesía y se dan cuenta de que también leyendo estos poemas y estos libros pueden reaprender cosas que la sociedad les ha enseñado de una manera errónea y por ahí conectan. Yo en mi círculo lo he visto. Ya he dicho que yo me rodeo de hombres buenos y tal vez estoy muy alejada de los hombres malos que no quieren saber nada de esto. Confía en que poco a poco lo terminen haciendo y que si deciden no hacerlo sea la sociedad la que los eche a un lado y no les quede más remedio que aprender o desaparecer.

Fuente: https://www.publico.es/entrevistas/elvira-sastre-siga-habiendo-mujer-viva-miedo-no-habremos-conseguido.html

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Entrevista a Boaventura de Sousa: «Tengo miedo porque el pueblo no sale a protestar a la calle»

Fuentes: Público/ Guillermo Martínez

Boaventura de Sousa Santos (Coímbra, 1940) lleva casi un año confinado en su pueblo. Aproximadamente, el mismo tiempo desde que estalló la pandemia en Portugal. Desde allí ha escrito un completo ensayo sobre su visión de lo que ha supuesto hasta ahora y lo de que debería suponer en el futuro el estallido de la crisis sanitaria.

El futuro comienza ahora. De la pandemia a la utopía (Akal, 2021) es el título de la obra en la que este reconocido sociólogo defiende un cambio de era a nivel mundial en el que la naturaleza se encuentra en el centro de todo. Público aprovecha la ocasión para hablar con él sobre por qué tiene miedo a la par que esperanza, pero también en torno al teletrabajo; la respuesta de las organizaciones populares ante la inoperancia de los Estados; la relación entre colonialismo, capitalismo y patriarcado; las noticias falsas; y cómo vivir con incertidumbre científica.

Comenta que «los privilegiados que pudieron seguir trabajando a través del teletrabajo se cerraron en casa, paradójicamente, para sentirse menos encerrados. Y trabajaron aún más intensamente». La casa, el hogar, una vez más como privilegio que no está al alcance de cualquiera.

Sí, pero un privilegio matizado. Por un lado, los que pudieron teletrabajar no perdieron su empleo y en algunos casos han visto cómo la relación con sus familias mejoraba. Sabemos que, por ejemplo, en el norte global los padres jóvenes apenas pasaban más de 20 minutos al día con sus hijos, así que ahora han tenido la oportunidad de estar más tiempo con ellos. Al mismo tiempo, sabemos que en todos los países se incrementó, sin excepción, la violencia machista y el feminicidio, por lo que estar en tu casa puede ser bueno pero también sinónimo de convivir más tiempo con el agresor, en este caso tu compañero.

¿Qué impacto tendrá el teletrabajo a partir de ahora?

Digamos que el capitalismo, la nueva ola que emerge a través de la cuarta revolución industrial de la mano de la inteligencia artificial, ha visto en esta pandemia un experimento global en el que poder cambiar las relaciones laborales. Vamos a un estadio en el que no habrá fábricas, pero tampoco protestas de sindicatos, por ejemplo, ni huelgas, mucho más difíciles de construir si no se trabaja codo con codo ni se conoce a los compañeros. Hay un peligro en este capitalismo electrónico porque, de alguna manera, significa un regreso al periodo inicial del capitalismo donde los artesanos trabajaban en sus casas, lo único que ahora lo haremos sometidos al empresario.

Me inquieta ver cómo los sindicatos y los partidos políticos de izquierdas no están interesados en enfrentar este problema que vendrá tras la pandemia. Hay una estrategia global, y no solo en el terreno laboral, sino también en la educación, donde se eliminarán las asociaciones estudiantiles de los campus universitarios y será mucho más difícil articular las demandas. A mi juicio, el capitalismo no ha pasado por ninguna crisis, sino que se ha fortalecido con la pandemia como ya lo hizo con la crisis financiera de 2008.

Al fin y al cabo, la idea del teletrabajo es importante porque creará nuevas oportunidades, pero los grupos sociales más progresistas y populares tendrán que verlo como tal y no dejar que los intereses del capital mundial, que también ven nuevas oportunidades, prevalezcan.

Escribe entre el miedo y la esperanza, como si el primero fuera impuesto y la segunda lo único que nos queda. ¿De qué tiene miedo? ¿Por qué tiene esperanza?

Tengo miedo porque el pueblo no sale a protestar a la calle. Algunos países, sobre todo gobernados por la derecha, han aprovechado la pandemia para legislar cuestiones que empeoran la situación de las clases populares, como Brasil, Colombia, Reino Unido, Estados Unidos y Hungría. Al contrario, en India salieron a la calle pequeños campesinos y agricultores que vieron recortados sus derechos. Mi miedo es que los Estados, cada vez más sometidos a la lógica capitalista, no reciban desde abajo una presión popular pacífica para mejorar las condiciones sociales que se verán mermadas tras la pandemia. Y también me produce miedo que, si bien no veo lo anterior, sí observo cómo la extrema derecha crece en todo el mundo porque ellos no tienen miedo de protestar.

La esperanza viene del estudio que he hecho de la respuesta que han dado algunas comunidades a los efectos de la crisis sanitaria. Mostraron que existía una alternativa posible en la que se podía defender la vida y la economía. Al contrario, los gobiernos de derechas no han protegido ni la una ni la otra, como ocurrió en los países que he comentado antes. Mi esperanza es matizada. Pienso que deberíamos enfrentarnos a un nuevo modelo civilizatorio, empezar una transición a otra sociedad basada en un consumo y producción anticapitalista, antirracista y antipatriarcal.

Defiende que la aparición del coronavirus supone un cambio de era. A partir de ahora pertenecemos a la naturaleza y no viceversa, aunque todo indica que las clases privilegiadas seguirán enrocadas en su posición de máximo beneficio a costa de la destrucción de la naturaleza. ¿Qué escenario enfrentaremos en esta nueva era?

La barrera que va a separar a la izquierda de la derecha a partir de ahora va a ser en qué posición se ubiquen. Para la derecha la naturaleza nos pertenece, y para la izquierda nosotros pertenecemos a la naturaleza, así que si hay izquierdas que van a asumir la primera postura estarán ocupando el papel de la derecha. Cualquier lucha contra la injusticia y la discriminación tiene que incluir a la madre Tierra, la naturaleza, como uno de los seres no humanos más discriminados, silenciados y humillados.

«Cualquier lucha contra la injusticia y la discriminación tiene que incluir a la madre Tierra»

Las políticas medioambientales que está promoviendo la Unión Europea y que deben cumplir las empresas no dejan de ser una forma continuista del capitalismo. Las empresas se van a otros lugares, como África y América Latina, donde sin conciencia ecológica destruyen todo lo que tienen a su paso, tanto a nivel medioambiental como los pueblos indígenas que aun resisten. Europa no solo puede cuidar de los europeos, sino que debe hacerlo de todo el mundo; y todo el mundo se debe cuidar a sí mismo. El hecho de que no se hayan eliminado las patentes de las vacunas contra el coronavirus es una señal muy preocupante, de lo peor que nos puede pasar. Los grandes retos serán a nivel global, y unos no pueden estar por encima de otros porque si no caeremos todos.

El análisis que plantea pivota en torno a tres ejes que nos han llevado hasta aquí y que intenta deconstruir en el ensayo: capitalismo, colonialismo y patriarcado. En cambio, la mayoría de las personas ni siquiera se reconocen como oprimidas u opresoras cuando lo son. ¿Qué hay que cambiar para tomar conciencia de ello?

Lo fundamental es tener una alternativa. Las injusticias no abren posibilidades de resistencia por ellas mismas. Hay resistencia cuando hay alternativa, por eso defiendo que la pandemia más grave la llevamos sufriendo desde hace 40 años, cuando nos hicieron creer que no hay alternativa posible al neoliberalismo. Esto ha bloqueado la política y por eso tenemos políticos mediocresen la gran mayoría de los países. Se creó la idea de que no hay otras posibilidades y eso hace a la gente entrar en cierto fatalismo, claramente relacionado con el crecimiento del conservadurismo religioso. Como la izquierda ha aceptado que no hay otra solución que el neoliberalismo, la alternativa ahora es la extrema derecha, que dicen que son antisistema.

Cuando vino la pandemia, la gente no pidió ayuda a los mercados, sino al Estado, por lo que hay que fortalecer la parte democrática del mismo y empezar un debate abierto y claramente anticapitalista, en el que se propongan políticas de transición. Las organizaciones sociales, las universidades, los partidos políticos de izquierdas tienen que ver en esto que ha ocurrido una posibilidad de cambio y darse cuenta que vivir en una crisis permanente es una trampa, porque el único fenómeno que nunca está en crisis es ella misma.

En la primera parte de su libro trata la devastación provocada por la pandemia, y en uno de los capítulos indaga en cómo el capitalismo hizo de la pandemia lo que ha hecho a la vida humana y la naturaleza: convertirla en un negocio, en sus propios términos. ¿Quiénes son los vencedores y los vencidos?

Los vencedores han sido los capitalistas, quienes tenían las tecnologías. Es el capital tecnológico el que ganó, empresas como Google, Amazon y Apple, pero también lo será el financiero si logra que no haya cambios importantes en torno a la condonación de deuda de algunos países. Respecto a los vencidos, las clases más bajas que ya venían sobreviviendo como podían.

También reflexiona sobre la respuesta que los diferentes Estados han dado a la crisis sanitaria. A pesar de que sin salud no hay economía posible, el cortoplacismo ha hecho que la recuperación sea aún más lenta y, en muchos casos, dolorosa. En este sentido, ¿qué se ha hecho bien y qué mal?

En Europa prevaleció la idea de defender la vida, excepto en Suecia, lo que tuvo un resultado catastrófico. Los países que salen peor en términos de economía y protección de la vida fueron aquellos que minimizaron los efectos de la crisis desde el principio, muchas veces negacionistas y gobernados por la derecha, como Reino Unido, Estados Unidos y Brasil.

Ante la inoperancia de los Estados, en multitud de regiones se han creado decenas de redes de solidaridad y apoyo mutuo entre la ciudadanía. ¿Podría ser este el germen de la utopía?

Yo defiendo la idea de la utopía a partir de la autodeterminación de los pueblos y las comunidades, de lo que ellos mismos piensan que es mejor para ellos. No defiendo una solución tipo Rojava o Zapatista por todo el mundo, porque las condiciones son distintas en cada país, pero en muchos lugares se han protegido de la pandemia con sus propias reglas, como los pueblos indígenas de América Latina. Todo esto, pienso, son experimentos de alternativas anticapitalistas, antirracistas y antipatriarcales. Quizá puedan ser el inicio de la utopía, pero sin lugar a duda no habrá utopía si las mujeres no son consideradas como un sujeto político decisivo. La utopía vendrá con la autodeterminación y los cuidados, lo que incluye a la naturaleza.

En la segunda parte del ensayo entra de lleno en la idea de que el siglo XXI puede ser el comienzo de una nueva era. Se decanta, según describe, por el que apunta a un nuevo modelo civilizatorio basado en la primacía de la vida digna y en una relación con la naturaleza radicalmente distinta a la que mantuvimos en la era moderna y nos llevó al borde de la catástrofe ecológica y a un mundo distópico viral. ¿Acaso tenemos otra opción para sobrevivir?

No. De hecho, ahora sí que no hay alternativa. O defendemos la naturaleza o será un suicidio. La vida humana constituye el 0,01% de la vida total del planeta, y a pesar de ser tan poco nos arrogamos el derecho de destruirla por completo. Nada, la alternativa es el suicidio.

Argumenta que «en tiempos de pandemia, las noticias falsas se traducen directamente en muertes y, por tanto, constituyen acciones delictivas que los países no están preparados para castigar ejemplarmente, así como tampoco están preparados para frenar eficazmente la difusión de noticias falsas». Quienes difunden estas informaciones falsas ¿pueden estar matando a gente?

«La difusión de noticias falsas puede constituir crímenes de lesa humanidad»

Sí, sí pueden. La difusión de noticias falsas, de aquí en adelante, puede constituir crímenes de lesa humanidad. Lo muestro en el libro: una publicación en una web decía que tomando grandes cantidades de alcohol puro o de alta gradación matabas al virus, así que el resultado fue la muerte de 800 personas y casi 30.000 hospitalizaciones por este motivo en 80 países diferentes, además de que mucha gente se quedó ciega por esto.

‘Vivir con incertidumbres científicas’ es el título de un subcapítulo en su monografía. Si la ciencia es la mejor forma que tenemos de entender la realidad, ¿cómo es posible vivir en el desconocimiento?

Tenemos que vivir la incertidumbre con gran humildad. Además, es necesario un cambio epistemológico en el conocimiento. Yo lo llamo epistemologías del sur, pues hay que democratizarlo y darnos cuenta de que no solo existe el tipo de conocimiento científico al que estamos acostumbrados. Por ejemplo, los saberes indígenas no pueden ser despreciados por la ciencia. Al igual que debemos luchar contra las noticias falsas, también tenemos que aprender a valorar esto otro y huir de las certezas absolutas.

Si existen los dioses, quizá ellos tengan alguna certeza, pero nosotros no, somos humanos y tenemos que vivir con la incertidumbre.

El propósito del libro es ayudar a «quienes durante la pandemia asumieron la defensa de la vida digna e imaginaron políticas y modos de vida que en el futuro puedan defendernos mejor de las pandemias». Una vez superado el coronavirus, ¿a qué otras pandemias nos tendremos que enfrentar?

La peor pandemia vendrá si no superamos esta crisis y seguimos con la idea de que no existe alternativa al capitalismo neoliberal. Habrá otras pandemias muy difíciles también, como la de no tener acceso a la sanidad pública y la reconversión de esta en un negocio en lugar de un bien social; la pandemia del hambre; la pandemia de la brutalidad policial; la pandemia de la violencia machista; la pandemia de la falta de vivienda; y, sobre todo, la pandemia que tendremos que afrontar si no mantenemos el agua como un bien público y de acceso universal. Las estimaciones marcan que para 2050 la mitad de la población no va a tener agua potable al mismo tiempo que el agua ya cotiza en el mercado de futuros. El capitalismo hará lo que sea para adelantarse a cualquier situación de la que se pueda beneficiar.

Fuente: https://www.publico.es/entrevistas/entrevista-boaventura-sousa-boaventura-sousa-miedo-pueblo-no-sale-protestar-calle.html

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Néstor Romero: «Los niños resuelven antes y mejor los conflictos que los adultos»

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  • Néstor Romero dio vida a Carlos en la película Uno para todos, de la que hablamos hace unos meses. Un niño con una enfermedad grave que se ve aislado en su clase, al haber sido un mal compañero. Hablamos con Romero sobre temas como el acoso escolar, el trabajo en equipo y la resolución de conflictos en las aulas. También de su trabajo en la película.
  • ‘Uno para todos’: un maestro interino entre el compromiso y el abismo

Néstor Romero tiene 14 años y estudia 3º de la ESO en el Instituto Ángel Sanz Briz en el barrio de Casetas, Zaragoza. Disfruta con la clase de biología y la de valores éticos. En su tiempo libre le gusta estar con sus amigos, jugar a videojuegos, escuchar música e ir en bicicleta por la montaña.

También le gusta hacer deporte. De hecho, de los 6 a los 11 años compitió en gimnasia con la Federación aragonesa, incluso llegó a ganar el campeonato de España en su categoría. Pero los duros ejercicios y los entrenamientos casi cada día de la semana durante tres horas le llevaron a retirarse. Ahora su pasión se centra en la interpretación.

Su primer papel ha sido el de Carlos en Uno para todos, una película que nos habla de bullying, de la importancia de la empatía y del respeto entre compañeros. Pero también, de como un buen maestro deja huella en sus alumnos, y de cómo a veces también, son los alumnos los que marcan a un profesor.

La mayoría de niños y niñas que protagonizan la clase de 6º de la película Uno para todos, nunca habíais hecho nada de teatro o cine antes. ¿Cómo te decidiste a participar en el casting?

En mi caso, no había participado en clases de teatro o de cine antes de la película. Me enteré del casting gracias a mi tía, que lo vio publicado en el colegio. Envié un correo con los requisitos que pedían, y en seguida me llamaron para realizar el casting. Tras varias pruebas, al final me escogieron para realizar el papel de Carlos.

Te escogieron para representar a un niño con un cáncer de linfoma que en su pasado maltrataba a sus compañeros. Tuviste que raparte el pelo, incluso las cejas… un cambio físico importante. Pero ¿cómo te preparaste para interpretar este papel? Y ¿cómo te ayudaron?

Al principio me costó meterme en el papel, puesto que es una situación difícil. Gracias a la ayuda de mi couch en el rodaje Yasmina y de mis compañeros lo logré. El hecho de raparse el pelo y las cejas me ayudó a meterme más en el papel, aunque fue un momento duro, me acostumbré.

A lo largo de la película se ve cómo la relación entre el grupo de la clase tiene una bonita evolución. Los alumnos aprenden a respetarse, a resolver conflictos y entienden que juntos suman mucho más. ¿Cómo fue la convivencia durante el rodaje? ¿Este sentimiento de equipo lo vivisteis también fuera de escena?

La convivencia con mis compañeros fue excelente, poco a poco fuimos formando una piña. Tanto dentro como fuera de escena teníamos una gran complicidad. Esta relación seguimos manteniéndola hoy en día, algo que me alegra.

¿Piensas que en el cole, en casa y en la calle se nos habla y educa lo suficiente sobre el bullying o el maltrato en general para prevenirlo? ¿Has vivido algún caso cerca? ¿Esta película podría ayudar a trabajar el tema en el aula o es más para adultos?

Considero que la educación sobre el bullying no es suficiente. Hay muchísimas personas que sufren bullying y esto debería erradicarse. Nunca me ha tocado, por suerte, vivir un caso de bullying cerca, pero sé que está a la orden del día. Tanto en los colegios como en las casas se debería educar a los niños para que esto no pase. Esta película podría ayudar tanto a adultos como a niños, una película que trata sobre el perdón pero sobre todo enseña el daño que podemos causar al hacer bullying.

En general nos cuesta ser empáticos, ponernos en el lugar de los demás. ¿Dirías que eres un poco más empático después de interpretar a Carlos?

Siempre he sido una persona empática, pero gracias a la película me he dado cuenta que quizás había momentos en los que no lo era suficiente.

En la peli vemos cómo a los alumnos les cuesta abrirse y pedir ayuda pero también le cuesta a su maestro Aleix (David Verdaguer). ¿Por qué crees que nos es tan difícil pedir ayuda a los que tenemos más cerca, incluso a nuestros amigos y/o familia?

A veces no pides ayuda por el simple hecho de no preocupar a los que te rodean. Intentas resolver tus conflictos solo, pero es verdad que a veces necesitas ayuda de los demás sin darte cuenta. Pedir ayuda a las personas que te quieren es la mejor opción aunque creas que no.

Y ya si hablamos de resolución de conflictos que es todo un mundo en política, convivencia social o deporte. ¿Quién dirías que resuelven mejor los conflictos los niños o los adultos? ¿Por qué?

En mi opinión diría que lo resuelven antes y mejor los niños que los adultos. Porque los adultos llevan todo al rencor. Los niños tienen esa ignorancia y rápidamente se olvidan de los problemas.

Al final Uno para todos nos habla de emociones y sentimientos, de la importancia de comunicarnos unos con otros y de respetarnos. ¿Tú qué tal llevas esta parte de expresar tus emociones? En una escena lloras, pero por lo que has comentado en alguna otra entrevista esto de llorar no va mucho contigo.

Suelo expresar las emociones con la mirada. Es verdad que algunos sentimientos me cuesta expresarlos más que otros, como por ejemplo llorar. Solo lloro en situación extremas pero gracias al trabajo que realicé pude hacer las escenas.

Uno de los valores que también enseña la peli es el trabajo en equipo. Justo esta es la clave que hace que el grupo clase vuelva a sentirse unido. ¿En tu día a día y en el instituto te gusta hacer trabajos en grupo o prefieres ir más por libre?

En el caso del instituto, me gusta más hacer los trabajos de manera individual, ya que hacerlos por grupos cuesta más a la hora de organizarse. Pero fuera del instituto siempre te sientes más acompañado haciendo las cosas en grupo.

En la película vemos cómo a menudo un profesor/a nos marca. Más allá de aprender conceptos clave de un currículum, el maestro – profesor acaba siendo un guía, un modelo, una influencia. ¿Tienes algún buen recuerdo de algún profesor que hayas tenido? Y ahora ¿quiénes son tus ídolos, influencia o ejemplos a seguir?

Tengo recuerdos de algunos profesores, que aparte de ser buenos maestros también eran buenas personas que se involucraron mucho en su trabajo. Tengo muchos ídolos, hoy en día tengo de ejemplo algunos actores como David Verdaguer, algún día me gustaría llegar a su nivel.

Pero también hay alumnos y situaciones de las que un profesor aprende mucho. ¿Cuéntame alguna situación vivida con algún maestro o profesor que creas que le haya hecho aprender más a él que a ti?

Sinceramente nunca he vivido una situación en la que el profesor haya aprendido de mi, o eso creo. Pero un gran ejemplo es esta película.

Me consta que después de la experiencia de participar en este rodaje quieres seguir interpretando. ¿Qué estás haciendo ahora al respecto? ¿Tienes nuevos proyectos cerca? Si te dejarán escoger, ¿que profesión prefieres la de maestro o la de actor?

Cuando se acabe la pandemia me gustaría seguir realizando clases de cine. Sigo realizando castings con mi representante y buscando nuevos proyectos. En cuanto a la profesión que elegiría sería la de actor, puesto que es mi sueño a nivel laboral.

Fuente e Imagen: https://eldiariodelaeducacion.com/2021/03/01/nestor-romero-los-ninos-resuelven-antes-y-mejor-los-conflictos-que-los-adultos/

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