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OVE entrevista a Rigoberto Martínez Escarcega: “La pedagogía crítica es la conciencia política de los grupos oprimidos”

Entrevista realizada por Luis Miguel Alvarado Dorry en exclusiva para Otras Voces en Educación.

Conocimos a Rigoberto Martínez Escarcega en un diplomado virtual ofertado por el Centro Sindical de Investigación e Innovación Educativa del estado de Michoacán, México (CSIIE-Michoacán), en este observamos y conocimos el trabajo que ha venido haciendo sobre la epistemología y pedagogía rupturista con base en las pedagogías críticas. Esta construcción se centra en el día a día de les docentes, estudiantes y familias, es decir, con narrativas desde la praxis educativa y su sistematización de las cotidianidades de la escuela.

Es doctor en educación por la Universidad de Tijuana. Fundador y director general del Centro Latinoamericano de Pensamiento Crítico (CELAPEC). Libros publicados: Educación, poder y resistencia: una mirada crítica a la vida escolar, México, Editorial Doble Hélice, 2005; La epistemología rupturista: reflexiones sobre un psicoanálisis del objeto, México, Editorial Plaza y Valdés, 2011; Marx y el incisivo problema de la enajenación, México, Editorial Doble Hélice, 2013; Pedagogía Tradicional y Pedagogía Crítica, México, Editorial Doble Hélice, 2014; Dominación y resistencia, obra publicada en seis volúmenes, México, CELAPEC, 2015; Batman y la lucha de clases, México, CELAPEC, 2016.

Rigoberto es una persona con un fuerte compromiso con la educación y con las sociedades con el hito de formar pensamiento crítico y transformar sus condiciones de vida, construyendo otros mundos posibles, donde quepan todes. Asimismo, nos insta a entrarle a la disputa por la hegemonía ideológica de la escuela, ya que esta no es neutra, sino que corresponde a los intereses de la clase dominante, por lo tanto, es inherente la formación de pensamiento crítico en docentes, estudiantes y familias.

 

Rigoberto, cuéntenos un poco su historia de vida, ¿Cómo llegó a la educación crítica y contestataria y, a la lucha gremial y social?

Mi madre y mi padre fueron maestros de una escuela normal rural. Eran comunistas y militaban en una organización clandestina. Así que nací en medio de la agitación política anticapitalista y en un ambiente intelectual escéptico y desprejuiciado. Como maestros disidentes, mis padres formaron parte del Movimiento Revolucionario Magisterial y participaron en la fundación de la Coordinadora Nacional de los Trabajadores de la Educación. Nuestra familia sufrió en carne propia la represión del sistema. En múltiples ocasiones mi madre y mi padre fueron removidos de su centro de trabajo y reubicados en diferentes partes del país, por oponerse a la dirigencia oficialista del SNTE. Era natural que yo reivindicara esta tradición de lucha familiar.

Por mi parte, estudié para profesor de educación primaria en una escuela normal, al mismo tiempo que cursé una licenciatura en filosofía en una universidad pública. En mi formación se funden una militancia política contra todas las formas y las modalidades de opresión social, y una fuerte disposición a la reflexión teórica. Realicé estudios de posgrado en el extranjero, donde tuve la oportunidad de entrar en contacto con Peter McLaren y Henry Giroux, fundadores de la Pedagogía Crítica. En el ámbito político me adscribí a la lucha zapatista que, con el correr de los años, desembocó en el levantamiento armado por parte de las comunidades indígenas en el Estado de Chiapas, el primero de enero de 1994. Bajo un nuevo contexto político, abandoné la lucha clandestina, y en la actualidad dedico todos mis esfuerzos, al lado de un grupo entusiasta de compañeras y compañeros, a impulsar el pensamiento crítico, radical, desde las antípodas de América Latina.

 

¿Cuáles considera que son los elementos más significativos de la crisis educativa en Chihuahua, en México y en toda América Latina?

Para poder responder, primero es necesario deshacer alguno de los supuestos sociológicos funcionalistas que le subyacen a la pregunta. La noción de “crisis educativa” no forma parte de la problemática teórica del pensamiento crítico. La teoría marxista parte del supuesto de que el Estado es un aparato de dominación de clase, que tiene como propósito central legitimar los intereses de las clases dominantes. Según Louis Althusser, el Estado se compone de aparatos represivos de Estado (ejército, policías, jueces, leyes, cárceles) y aparatos ideológicos de Estado (familia, escuela, iglesia, medios de comunicación, sindicatos). Los aparatos represivos funcionan principalmente a base del ejercicio explícito de la violencia, mientras que los aparatos ideológicos emplean la ideología de forma preponderante. Por lo tanto, la escuela y la educación institucionalizada tienen la tarea de inculcar y legitimar una visión del mundo que naturaliza y reproduce la explotación social. La vigencia del actual orden social, basado en la propiedad privada, la explotación de clases y el lucro feroz, es un indicador contundente de que la escuela y la educación no se encuentran en crisis. La escuela cumple de forma eficiente su función social: naturaliza la lógica de mercado en la que se basa el capitalismo, y reproduce las terribles desigualdades sociales.

 

Rigoberto, ¿La relación entre los gobiernos y los gremios en el estado de Chihuahua y en el país es fluida? ¿Por qué?

La relación entre el gobierno y los gremios sindicales, en México, ha sido a través de la historia una relación predominante corporativa. Los sindicatos se convirtieron en dispositivos de control, por parte del Estado, para mediatizar a las clases trabajadoras. El Estado que surgió como producto de la revolución mexicana, especialmente el cardenismo, impulsó una relación corporativa con los sindicatos de los trabajadores. Se institucionalizó al ejército, a los campesinos, a los obreros y a los burócratas, con la creación de la Confederación Nacional Campesina (CNC), la Confederación de Trabajadores de México (CTM), la Federación de Sindicatos de Trabajadores al Servicio del Estado (FSTSE), entre otras. El gobierno sometió a la clase trabajadora a la lógica capitalista y, al mismo tiempo, fortaleció la acumulación de capital a nivel nacional. Una política de darle con la mano izquierda a la clase trabajadora y servirle la mesa, con la mano derecha, a los capitalistas. Se repartieron tierras a los campesinos y se favorecieron monopolios comerciales para los capitalistas. Los sindicatos se convirtieron en un mecanismo de control. El reparto agrario y la autorización de huelgas fue competencia exclusiva de las corporaciones gremiales promovidas por el Estado.  Los pocos sindicatos independientes que lograron sobrevivir a la política corporativa del gobierno postrevolucionario (los ferrocarrileros, los electricistas, los telefonistas y un sector importante del magisterio) padecieron toda la fuerza represiva del Estado. Posteriormente, el Estado pasó de una política proteccionista, populista y corporativa a impulsar un modelo económico neoliberal. El neoliberalismo ingresó en México a partir del sexenio de Miguel de la Madrid, prácticamente sin sufrir ningún tipo de tropiezos a pesar de los cambios sexenales. El modelo económico neoliberal ha sido impulsado con fuerza tanto por el PRI como por el PAN y el ahora gobernante partido de MORENA. El sindicalismo corporativo ha sufrido un gran golpe por parte del propio Estado. La tendencia es su aniquilación. El SNTE ha visto diluir su capacidad real de negociación frente al Estado neoliberal. Y la CNTE, no ha podido superar la lucha intestina entre las diferentes expresiones políticas e ideológicas que la componen, para conformarse como un bloque unificado de lucha a nivel nacional. El Estado neoliberal avanza con una fuerza arrolladora sobre los sindicatos, y la disidencia magisterial se debate a muerte en sus disputas internas. Es urgente repensar y configurar nuevos imaginarios alrededor de un sindicalismo radical que se deshaga de cualquier tipo de lógica corporativa y totalitaria.

 

Como pedagogo crítico ¿considera que la formación inicial y continua de les docente corresponde a las necesidades del país y los desafíos pedagógicos del siglo XXI? ¿Por qué? ¿Cuáles serían sus propuestas?

El Estado capitalista nunca promoverá un modelo educativo que atente contra los intereses de la clase dominante. Por lo tanto, todo modelo educativo oficial, independientemente de los subterfugios y los eufemismos ideológicos con lo que se presente, tiene como propósito central formar a los agentes de producción (desarrollo de habilidades técnicas e inculcación de valores) que la sociedad de mercado necesita. La formación docente responde a las demandas de la sociedad de mercado. La pedagogía crítica nunca será promovida de forma oficial. La pedagogía crítica es contestataria. La pedagogía crítica es la conciencia política de los grupos oprimidos. La pedagogía crítica incita a los agentes educativos para que reconfiguren el espacio escolar como un escenario de confrontación política donde se desenmascare el contenido ideológico de la cultura dominante y se promuevan prácticas educativas que hagan posible la emergencia de imaginarios sociales sobre un mundo menos injusto y desalentador.

 

Rigoberto, ¿Qué ha significado el confinamiento por el Coronavirus COVID-19 en lo educativo? ¿Considera que las medidas educativas tomadas en el contexto de la pandemia afectan al derecho a la educación? ¿Por qué?

Me parece que la pandemia que actualmente estamos padeciendo a nivel global a causa del COVID-19, pone en evidencia dos elementos sociales: por un lado, la fragilidad de la barbarie capitalista y, por otro lado, la fortaleza de los proyectos autónomos promovidos por los pueblos originarios. El COVID-19 demostró que la especie humana, dentro del capitalismo, es completamente indefensa frente a una amenaza externa. Las terribles desigualdades sociales hacen imposible cualquier tipo de confinamiento. El capitalismo promueve el individualismo, la reclusión, el control social y la vigilancia gubernamental ante una amenaza biológica. En el fondo, la única alternativa que tienen las sociedades capitalistas frente a una amenaza biológica es: ¡sálvese quien pueda! En contra parte, los pueblos originarios, que han promovido un tipo de organización comunitaria, frente a una amenaza biológica, hacen un llamado a la solidaridad y a la colectividad. El capitalismo promueve el aislamiento, las comunidades indígenas la solidaridad. En el capitalismo sólo se pueden someter al confinamiento los grupos sociales que tienen un capital acumulado o un ingreso económico seguro para sobrevivir. En las comunidades indígenas todos los miembros de la colectividad se reagrupan para trabajar la tierra, para repartir de forma equitativa el producto del trabajo, para llevar a cabo actividades culturales y educativas frente a una amenaza biológica. En el capitalismo no existe ninguna alternativa viable de sobrevivencia frente a un peligro epidemiológico.

 

Desde la pedagogía rupturista ¿cuál es la radiografía de las sociedades en el confinamiento obligatorio y la ponderación de las virtualidades en la vida cotidiana?

En la actualidad la especie humana se enfrenta a un gran dilema social: ¿capitalismo o sobrevivencia? El capitalismo ha colocado a la humanidad frente al problema de la extinción de la vida en el planeta y la autodestrucción. El afán de lucro y ganancia feroz ha promovido la extracción y sobreexplotación de los combustibles fósiles (petróleo, gas natural, carbón, entre otros) que han generado una polución del ambiente y un sobrecalentamiento del planeta. La deforestación irracional de los bosques, la contaminación del aire, de los mares y del agua potable son la consecuencia de un capitalismo depredador que sólo respeta al dios dinero. La humanidad se encuentra no sólo frente a un dilema ideológico, sino ante la sobrevivencia de la especie. El COVID-19 ha puesto a la barbarie capitalista frente a un espejo. La bestia se mira el rostro.

 

Estimado Rigoberto, por último, desde las pedagogías críticas y, a partir de sus experiencias docentes y sociales ¿cuáles serían algunas de las propuestas que considere importantes para iniciar un proceso de transformación radical del sistema educativo?

Me parece que el gran reto de la educación y de los educadores críticos en el siglo XXI es formar una nueva conciencia planetaria, capaz de superar los nacionalismos y todas las formas y las modalidades de exclusión social, que permitan superar la barbarie capitalista y luchar por la vida.

Muchas gracias

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Entrevista a Maja Göpel: Una perspectiva ecosistémica frente a la crisis

Por: Claudia Detsch

En esta entrevista, la economista Maja Göpel plantea la necesidad de desarrollar un enfoque progresista ante la crisis climática y ambiental. Centrada en la realidad de Alemania, asume que la perspectiva de salida a esta problemática debe ser ecosistémica.

Su libro Unsere Welt neu denken [Repensar nuestro mundo, Ullstein, 2020] sobre la futura interacción entre economía, ecología y sociedad está, desde hace varios meses, en las listas de los más vendidos. ¿Eso también se debe a la crisis del coronavirus?

Creo que fue simplemente el resultado de la iniciativa Scientists for Future: esa necesidad de explicar de manera diferente y más fácil cómo se relacionan las cosas. Esa era también mi intención para el libro. También se trataba, para mí, de desintoxicar el discurso. Es por eso que he incluido especialmente los términos «Estado» y «mercado», «prohibiciones» y «desistimiento». Suelen usarse en el debate sobre la sostenibilidad para torpedear una discusión abierta. Pero lo que hay que preguntar primero es qué objetivos se deben alcanzar, para luego ver qué instrumentos resultan útiles. Así que miremos el contexto y no demonicemos un instrumento per se. Por cierto, creo que el éxito del libro también tiene que ver con el coronavirus. La gente necesita informarse porque siente que las cosas están cambiando rápidamente.

¿De dónde debemos partir en el camino hacia un nuevo modelo económico y social?

En las sociedades occidentales solemos tener un punto de vista que describimos como individualismo metodológico: observamos elementos individuales y de ello derivamos cómo funcionará un sistema general. Sin embargo, en muchas áreas, hemos notado que esto no funciona. Este es uno de los puntos críticos de la forma clásica de economía: no se indaga de dónde provienen realmente la orientación y la calidad de los elementos ni cómo estas cambian con el tiempo. Si hemos desarrollado todas las estructuras de la sociedad de tal manera que se habla del comportamiento de un homo oeconomicus, entonces no debería sorprendernos que lo que sale a la luz sea cada vez más el comportamiento del homo oeconomicus.

El segundo punto crítico se llama incorrección de la agregación: el desarrollo social no se puede predecir simplemente haciendo una sumatoria de comportamientos individuales. En su lugar, debo tener una visión sistémica que se centre principalmente en los circuitos de retroalimentación y los desarrollos no lineales, es decir, en las relaciones entre los elementos. El punto de la reflexividad también es importante en los sistemas humanos: cómo nuestras narrativas guían nuestra visión del mundo y nuestras acciones, y cómo las usamos para crear futuro y realidad. Tomar conciencia de esto una y otra vez es el impulso esclarecedor de una sociedad liberal y en aprendizaje. Entonces, si las condiciones marco han cambiado radicalmente, sería aconsejable volver a observar empíricamente qué modificaciones opera ese cambio en mis ideas y modelos de buen desarrollo.

Hemos visto durante la crisis del coronavirus que de pronto era posible dejar de lado viejas certezas de un día para otro. ¿Por qué la crisis climática aún no ha tenido una urgencia comparable?

No se puede comparar la crisis del coronavirus con el cambio climático porque la crisis del coronavirus afecta a la propia población en el corto plazo. Hay circuitos de retroalimentación muy claros que combinan una acción –el confinamiento– con una causalidad –el menor número de decesos– relativamente bien, y especialmente en el corto plazo. De todos modos, ahora hemos aprendido que tiene sentido intervenir en muchos de los sistemas antes de que las consecuencias se hagan sentir; de lo contrario, estas se escapan de control. Por lo tanto, no se puede suponer que en el momento en que todos nos quedemos en casa la infección se detendrá inmediatamente, o que en el momento en que detengamos el uso de combustibles fósiles que emiten dióxido de carbono podremos detener el cambio climático de inmediato. Hemos entendido este pensamiento anticipatorio y preventivo.

Sin embargo, con el cambio climático, queda el desafío de que las consecuencias siguen llegando desfasadas en tiempo y espacio. Tenemos que implementar el cambio estructural ahora. Esto genera costos de transacción. Es incómodo. Pero los efectos de la inacción solo podrían retrasarse. Especialmente aquellos que se benefician del statu quo dicen: ¿por qué tenemos que hacerlo ahora? Eso cuesta empleos y ganancias de corto plazo, incluso si el balance es positivo para ambos a largo plazo. Por lo tanto, necesitamos buenas políticas y acuerdos que opongan al cortoplacismo estructural una agenda de transformación vinculante.

Al comienzo de la crisis del coronavirus se habló de un cambio de era, incluso del fin del capitalismo. Esa euforia parece haber vuelto a aplacarse. ¿Entonces todo puede volver a ser como siempre?

Sí, esa posibilidad es real. En investigación, siempre hablamos de dependencias del camino, estructuras que nos empujan a todos en una dirección, incluso si hemos decidido individualmente que no nos gustan. Se necesita tiempo para salir de estos caminos. No sorprende que estén funcionando nuevamente las mismas estructuras. La pregunta es si continuaremos así hasta que la próxima crisis rompa otra vez nuestras rutinas. O si, habiendo aprendido, lograremos anticiparnos. Hoy vivimos en un sistema económico degenerativo, en una sociedad de riesgo mundial, pero nos gustaría vivir en una sociedad con seguridad de suministros, estable y confiable. ¿Cómo llegamos allí?

En el contexto de sus demandas, ¿cómo califica los programas de rescate actuales para empresas y empleados?

El programa actual dice: hay que liberar de cadenas a la economía. Pero sigue sin estar claro en qué dirección hacerlo. Se promueven algunas tecnologías, pero indiscriminadamente y sin apuntar a una economía circular, como es el núcleo del Green Deal [Pacto Verde]. En este momento se está otorgando mucho dinero, pero los más beneficiados son los actores que ya dominan en el camino actual. Si no cambiamos también el marco político, entonces es probable que sigamos manteniendo muchas de las estructuras que realmente queríamos transformar: reemplazar todos los automóviles a combustible por automóviles eléctricos e impulsar el uso de hidrógeno no configura un cambio rotundo en la movilidad.

Por lo tanto, me falta la estrategia rectora, tanto a escala sectorial como regional. Esto solo pudo haber sido el comienzo. Ahora tenemos la oportunidad de dar a las inversiones una dirección clara y sostenible, crear nuevos mercados según conceptos de utilización y no de propiedad, y estimular en las empresas procesos de reestructuración orientados a la economía circular. Para ello también debe haber objetivos vinculados al dinero. Es mucho más fácil lograrlo con el paciente capital estatal que con capital privado. Es por eso que un enfoque como el Green Deal es extremadamente importante para mí. Durante el otoño [boreal] discutiremos posiblemente el próximo programa. Entonces necesitamos una orientación clara.

¿Cómo es esto en la práctica?

Tome el sector automotriz como ejemplo. Este sector sabe que la electromovilidad producirá desplazamiento y reducción de puestos de trabajo. Alzar la voz como se hace ahora, solo porque el Partido Socialdemócrata de Alemania (SPD) ya no quiere seguir promoviendo el motor de combustión, obedece puramente a motivaciones políticas. No se contempla honestamente qué le deparará el futuro a esta industria. La pregunta es cómo planificar los procesos de transición.

Pero en la sociedad también crece la protesta contra medidas ecológicas de largo alcance, como en el caso de Francia y los «chalecos amarillos». Por último, pero no menos importante, los populistas de derecha han descubierto el tema y se postulan como abogados de los ciudadanos de a pie, quienes deben pagar. ¿Cómo puede ganarse el favor de los escépticos para reestructurar la economía?

En primer lugar, me gustaría señalar que muchos estudios muestran que, por ejemplo, los sistemas de energías renovables o la agricultura regenerativa crearán más empleos que las soluciones actuales. Con la digitalización, que se declara como incuestionablemente necesaria, es diferente, pero en este caso nadie grita. Por lo tanto, se trata de intereses y procesos de transición, de garantizar un enfoque solidario. Solidaridad significa una mejor participación de los afectados en las decisiones y la implementación de estrategias de transformación, pero también igualdad de oportunidades para aquellos que no gritan tan fuerte o están menos organizados políticamente. Creo que son llamativas las fuertes quejas por la pérdida inminente de puestos de trabajo en la industria. Por otro lado, a todos los que trabajan como autónomos creativos o pequeños se les dice: ¡Ey, el acceso a subsidios por desempleo como ALG I y Hartz 4 se ha simplificado! ¿Por qué resulta inaceptable que un empleado de la industria automotriz acceda al ALG I? Se trata más bien de dejar de lado la estigmatización del subsidio por desempleo, que también se muestra en la discusión en torno de un ingreso básico.

Sin embargo, ambos trabajadores, el empleado de la industria automotriz y el creativo, corren el riesgo de perder el trabajo. A la gente pudiente le va mejor. Incluso después de esta crisis, se puede ver una imagen ya familiar: aquellos que ya estaban bien se beneficiarán aún más, por ejemplo, a través de ganancias bursátiles. Y los pobres lo serán cada vez más, tanto en Alemania como a escala mundial.

En la crisis del coronavirus siempre hacemos la analogía con la Segunda Guerra Mundial. Después de la Segunda Guerra Mundial, sin embargo, se hizo un análisis sistemático de cómo estaba repartido el esfuerzo. Creo que es dañino que ya se vuelva a especular sobre cómo reducir el endeudamiento. No tenemos ahora cómo hacer pronósticos en el ámbito macroeconómico: no sabemos cómo se comportarán las exportaciones y las cadenas de suministro, qué sucederá geopolíticamente este año, si habrá una segunda ola en otoño o si el público mostrará el mismo nivel de consumo, incluso si hay una baja transitoria de los precios.

Este es un momento extremadamente interesante para la economía porque los supuestos básicos de los modelos no funcionan. Lo que está sucediendo actualmente en las bolsas de valores no refleja la economía real. Se forman burbujas especulativas y el poder de mercado de algunos grupos empresariales sigue creciendo. Esto ya no tiene mucho que ver con la economía de mercado o con el comportamiento socialmente responsable de las empresas. Una distribución futura del esfuerzo debe indicar claramente estos efectos y corregirlos en consecuencia. No hay escasez de dinero, ni de buenas ideas, ni de tecnologías. Necesitamos voluntad política y responsabilidad de aquellos que pueden ceder.

¿Cómo ve la división de tareas entre el Estado y la sociedad? ¿Quién es la gran fuerza impulsora, el Estado o los movimientos de la sociedad civil como Fridays for Future?

Hasta ahora, se ha observado claramente que la política está reaccionando y no actuando. Es realmente desconcertante cuando nos fijamos en el discurso de algunos partidos políticos que no quieren dejarles el tema del clima a los Verdes solo porque hay protestas públicas. Desde una perspectiva científica, me produce consternación. No puede ser que se vea la importancia del problema del clima solo cuando la gente grita. Simplemente tengo que decir, sobre la base del conocimiento científico y según mi leal saber y entender, que tenemos un problema. Y si no queremos verlo como cuestión ambiental, sino como una cuestión de equidad de recursos, de estabilidad económica o de sana gestión de riesgos o de balances, ¡genial! Luego, cada partido debe presentar su propio marco para que haya una opción viable de abordaje del tema. Es esto lo que para mí significa asumir la responsabilidad política.

¿Cómo deberían reaccionar los sindicatos sobre una materia tan sensible?

Los sindicatos tienen que preguntarse qué procesos se necesitan ahora para que las personas afectadas por el cambio estructural hacia la sostenibilidad puedan desempeñar algunos de los trabajos del futuro. Por cierto, esto también se aplica a los efectos de la digitalización, que, sorprendentemente, casi no recibe críticas. Durante la crisis del coronavirus se ha hecho de pronto visible una flexibilidad completamente diferente. Antes siempre se decía: no podemos producir otra cosa, mucho menos a corto plazo: y, súbitamente, se hizo. Durante la crisis del coronavirus se le sacó la careta a todo este «No funciona» y se mostró el «No quiero» que escondía, es decir, hubo un desenmascaramiento de la comodidad y la preservación de privilegios adquiridos.

Pero estos cambios necesitan tiempo y los sindicatos tienen aquí una visión cortoplacista de la prevención de daños. ¿No es esa su misión?

Se trata de pensar: ¿cuál es la función del trabajo en nuestras sociedades? Los sindicatos no deberían tratar de preservar obstinadamente todos los empleos que existen hoy en día, sino defender los derechos de los trabajadores frente a la política. Luego tengo que ocuparme de los procesos de recapacitación, de los programas de calificación, de la cooperación creativa a escala regional entre Estado, ciencia, empresas y sociedad civil para que puedan surgir nuevos clusters e identidades. Pero, por supuesto, esto no debe suceder desconectándose de la sociedad. No sirve de nada si a los nuevos asentamientos industriales o a las oficinas centrales de Amazon llegan del exterior empleos bien pagos y la población local lo nota especialmente por el aumento de los alquileres.

En política y negocios, es importante superar la estrechez corporativa y reorganizar la participación; actuar y planificar nuevamente junto con los ciudadanos en lugar de hacerlo tomándolos solo como destinatarios. Usted mencionó antes el caso de Francia. Fue muy alentador que Emmanuel Macron dijera después de las protestas: haremos una convención ciudadana sobre política climática. Los participantes fueron seleccionados entre el público en general y se aprobaron 150 medidas y recomendaciones, que son mucho más radicales que lo que se discutió en el gobierno. Al mismo tiempo, los participantes informaron que habían aprendido mucho sobre diferentes perspectivas y ahora entendían cuánto necesita cambiar la sociedad y cuánto le importa a cada uno determinado cambio. Eso la gente lo toma en serio.

Tenemos una comprensión limitada de la innovación en esta república. El dinero y la tecnología dominan el paquete de estímulo económico. Pero estos son medios para un fin. Incluso se supone que la digitalización la que salvará al sistema de salud y no una nueva cooperación social que comience por la pregunta de por qué los empleados están allí siempre al límite de sus fuerzas y preocupados por la calidad. Así es como los afectados sienten que se los toma en serio, y no cuando los economistas calculan que la compensación o inversión total es suficiente.

¿Cómo ve el papel de la digitalización? ¿Cómo es posible asegurar que impulse la reestructuración social-ecológica y que no se convierta en su ataúd?

Resulta interesante que la Unión Europea proporcione actualmente orientación sobre este asunto. Los tres temas claves fueron fijados con los tres vicepresidentes y vicepresidentas: Green Deal, cuestiones digitales y cuestiones sociales. Al mismo tiempo, se puso el foco en la cooperación. Ahora están pasando muchas cosas especialmente en las áreas del Green Deal y la agenda digital. Es una característica distintiva y puede convertirse en una ventaja para Europa si la digitalización respalda los procesos de creación de valor ecológico y social. Los grandes grupos empresariales estadounidenses de tecnologías de la información operan en parte un sistema muy parasitario que se está expandiendo rápidamente, evitando la responsabilidad por las consecuencias, no pagando impuestos y teniendo un poder monopólico mediante efectos de red. Para sus propietarios, se han convertido en máquinas de enriquecimiento a las que no se les puede permitir seguir funcionando así. Lo que está ocurriendo allí ya no es una disrupción en el sentido de romper incrustadas dependencias del camino, sino una destrucción absoluta de estructuras sociales negociadas durante mucho tiempo y una estructura competitiva que apunta al mercado. A menudo no se trata ya de productos individuales, sino de infraestructuras que surgen allí. Ahí se debe, entonces, regular con coraje.

Además de cuestionarnos los modelos de negocio, también debemos preguntarnos qué problemas deberían ayudarnos a resolver las innovaciones digitales. ¿Plataformas de compras aún mejores y más mundos online? ¿O pueden la inteligencia artificial, la tecnología de sensores y el big data permitirnos comprender realmente bien los ecosistemas y el reciclado de materiales y su gestión transparente? Para esto se necesita dar un nombre a la misión: es nuestra versión europea de la digitalización. Debe tomar en serio los derechos civiles y servir a una economía social de mercado y, por lo tanto, cumplir con los objetivos de una mayor calidad de vida y respeto de las fronteras planetarias.

Actualmente, los populistas de derecha están en el poder en muchas partes del mundo. ¿Cómo puede Europa ejercer un contrapeso?

Reflexionando sobre los objetivos establecidos en los tratados de la Unión Europea. El punto de partida fue: nunca más guerra. Y alta calidad de vida y seguridad de la población. Para mí, esto implica una revolución educativa integral y honestidad. Siempre se nos dice que somos utopistas porque queremos una sociedad sostenible. Siempre pienso: ¿quién es el utopista aquí? ¿Cómo es posible suponer que se puede seguir así? El escenario de que todo continúe igual no es una opción deseable en ningún estudio que trate de manera diferenciada cuestiones ambientales o de justicia. Por el contrario, los Objetivos de Desarrollo Sostenible aprobados por casi todos los países del mundo relacionan objetivos sociales y ecológicos entre sí y plantean la cuestión de cómo podemos hacerlos compatibles mediante innovaciones integrales: culturales, sociales, políticas, económicas y tecnológicas. Esta es una agenda muy concreta tanto para los conservadores como para los progresistas, por lo que nadie tiene que temer quedarse atrás. Solo tenemos que tomarla en serio y ponernos a trabajar.

Traducción: Carlos Díaz Rocca

Fuente e imagen: IPG

 

 

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España: La asombrosa desaparición de 7 millones de niños españoles por el coronavirus

La asombrosa desaparición de 7 millones de niños españoles por el coronavirus

El filósofo y profesor universitario analiza las claves del confinamiento infantil por el coronavirus. ¿ Los ha ignorado el Estado más que a los perros salvo para hacer deberes y comer pizzas?

¿Sabían que hay 7 millones de menores de 15 años en España? ¿Y que ahora mismo están todos encerrados en sus casas sin poder salir y con un montón de deberes? No, no es que el Estado les haya castigado a todos por mal comportamiento. O sí. Son la población invisible del confinamiento por coronavirus.

César Rendueles -ensayista, filósofo y profesor de sociología en la UCM- lleva días reflexionando en Twitter sobre el difícil equilibrio entre crianza, cuidados, tareas escolares, alimentación y niños encerrados. Rendueles, autor de libros como ‘Sociofobia’, analiza las claves infantiles del coronavirus en esta entrevista.

PREGUNTA. Critica que los estamentos oficiales no han tenido en cuenta las necesidades de los niños en esta crisis. ¿Deberían poder salir?

RESPUESTA. Me gustaría comenzar aclarando que en ningún caso deberíamos incumplir las instrucciones que han dado las autoridades sanitarias. Nadie que no cumpla las excepciones establecidas por la ley debería salir de casa. Dicho esto, sí creo que podemos plantear preguntas sobre algunas decisiones, sobre todo cuando afectan al bienestar de colectivos vulnerables. En concreto creo que es llamativo el enfoque tan adultocéntrico que está teniendo esta crisis. En ningún momento se ha tenido en cuenta las necesidades de la infancia, una población que normalmente es objeto de una especial protección.

La primera ministra noruega dedicó una rueda de prensa de media hora exclusivamente a los niños. En la comparecencia de Pedro Sánchez de la semana pasada mencionó varias veces a las mascotas y sus necesidades y ninguna a los niños. Desde el primer momento se autorizó a los dueños de perros a sacar a pasear a sus animales. Lo cual me parece muy bien, por supuesto. Pero lo cierto es que los dueños de los perros también contagian y estamos hablando de muchísima gente. En España hay 13 millones de mascotas registradas, más que niños menores de 15 años. Simplemente se confía en que esas personas actuarán con responsabilidad y no abusarán de ese privilegio.

En el caso de las madres y padres de niños no se ha tenido esa confianza. No se ha permitido, por ejemplo, que los niños salgan a pasear diariamente unos minutos con todas las medidas de seguridad que sean necesarias: de uno en uno, acompañados de cerca por un adulto, en cierta franja horaria, respetando la distancia de seguridad, sin usar parques ni zonas comunes… Tal vez ni siquiera se ha tomado en consideración esa posibilidad.

P. ¿Por qué?

R. Estamos acostumbrados a esperar que los niños sean invisibles, que no molesten, no hagan ruido y no alteren el mundo “normal”, que entendemos que es el de los adultos. La crisis del coronavirus es una especie de paraíso adultocéntrico. Los niños han desaparecido completamente de la vista pública, por fin son asunto exclusivamente privado de sus padres.

Y luego está esa especie de rencor social: como a los niños les afecta menos gravemente el coronavirus, no sólo están invisibilizados, sino que se les ve como minibombas biológicas. Parece como si todo el mundo hubiera hecho un curso de epidemiología a distancia para explicarte que tus hijos son “supercontagiadores asintomáticos”. Cuando, en realidad, cualquier persona puede ser un contagiador asintomático durante el periodo de incubación de la enfermedad, también la gente que va a trabajar en metro por la mañana.

Insisto en que hay que respetar las decisiones de los médicos. Pero en otros países como Francia, Bélgica, Suiza o Austria han optado por otras regulaciones más atentas a la infancia. Tal vez esos países pequen de imprudentes pero echo de menos al menos una explicación. Hay que tener en cuenta que el confinamiento tiene un fortísimo sesgo de clase. No es para nada lo mismo vivir el encierro en una casa amplia, luminosa, con terraza o incluso jardín que en diminutos pisos interiores sin luz natural.

P. Respecto a las tareas escolares durante el confinamiento. ¿Hay un problema de ‘deberitis’ en las casas?

R. El cierre de todos los centros educativos nos ha pillado con el paso cambiado a todos los profesores. Es una situación complicadísima y sin precedentes en la que mucha gente está haciendo grandes esfuerzos por encontrar soluciones razonables. Las situaciones educativas son muy distintas entre sí. No tiene nada que ver tratar con estudiantes de 16 o 17 años, que son mucho más autónomos que con niños pequeños, de 7 u 8. No tienen nada que ver tampoco las asignaturas en las que las prácticas tienen mucho peso con otras más teóricas. En cualquier caso, todos los docentes, pero especialmente los de primaria y secundaria, tenemos que ser conscientes de la tensión que supone esta situación para las familias, tanto para los niños como para los adultos.

Hay colegios y profesores que, como decía, están haciendo una labor increíble en ese sentido, a menudo con pocos medios materiales, a base de sacrificio personal. En otros casos… no tanto. Algunos colegios piden a los padres que teletrabajen mientras supervisan que sus hijos realizan tareas complejas que requieren un alto grado de conectividad con los típicos problemas técnicos sobrevenidos y todo ello completamente encerrados en sus casas. Conozco personalmente varios casos de madres solas con situaciones laborales y sociales complicadísimas que me han dicho que lo que peor están llevando de esta crisis no es la incertidumbre económica o el miedo a la enfermedad sino el estrés de ser incapaces de ayudar a sus hijos con la avalancha de tareas que les llegan desde el colegio.

P. ¿El bilingüismo ayuda?

El programa bilingüe de la Comunidad de Madrid lo agrava todo mucho. Si muchas familias tienen dificultades para ayudar a sus hijos normalmente, cuando las tareas se multiplican y además están en inglés la cosa se vuelve surrealista. Hay madres y padres que sencillamente no entienden qué es lo que tienen que hacer sus hijos en Science.

P. Dice que el confinamiento ha agravado la desigualdad educativa. ¿Cómo?

R. Un hecho bien conocido en sociología de la educación es que los deberes aumentan la desigualdad. Los deberes benefician a los estudiantes con la capacidad para estudiar autónomamente y deja completamente descolgados a los que más ayuda necesitan. El papel de las familias es crucial, en ese sentido. Aquellos estudiantes cuyos padres tienen conocimientos y tiempo para ayudarles tienen una ventaja enorme. El confinamiento ha hecho que la educación consista sólo en deberes. Así que creo que no es muy aventurado suponer que en este periodo las desigualdades se agravarán. Habrá niños que avanzarán más que si hubieran ido a clase. Y otros se habrán quedado mucho más descolgados de lo que ya estaban.

P. ¿Por qué no le gusta el plan Telepizza de Ayuso para los niños con beca de comedor? ¿No es eso mejor que nada?

R. Rebuscar en un basurero también es mejor que nada, creo que esa no es la cuestión. El hecho es que existía una alternativa facilísima: dar el dinero que se va a entregar a Telepizza y Rodilla a las familias que necesitan esa ayuda para que compren la comida que les parezca.

Es realmente la solución más rápida y fácil y la que se ha elegido en otras comunidades autónomas. También es la que les gusta a los liberales cuando les beneficia a ellos. El único motivo para no optar por esa vía es el puro clasismo. Ayuso y los suyos creen que los pobres gastan mal el dinero y que es mejor financiar a papá Telepizza para que los alimente.

P. ¿Se ha necesitado una pandemia para entender la importancia de la sanidad pública?

R. Con la sanidad y otros servicios públicos, como las residencias para mayores, ha pasado lo mismo que con la educación. El confinamiento hace que veamos concentrado en un periodo de tiempo muy rápido procesos que normalmente podemos ignorar porque se dan a cámara lenta. El 31 de enero de 2019 una plataforma en defensa de la sanidad pública madrileña presentó un escrito en el que denunciaba la pérdida de más de tres mil camas en los últimos seis años. Explicaban, por ejemplo, que los operadores del 061, que atienden llamadas de urgencias sanitaria, esos que ahora están desbordados, tienen un convenio de telemarketing.

Hasta hace quince días esa degradación de la sanidad pública o la educación nos preocupaban pero las tolerábamos porque eran dinámicas que nos afectaban esporádicamente. De repente esas camas que han desaparecido, las corruptelas en la privatización de servicios sanitarios, la precarización del personal sanitario… Todo eso se ha vuelto cuestión de vida o muerte. En realidad, ya lo era. Miles de personas llevan años padeciendo en su cuerpo las consecuencias de ese desastre. Simplemente ahora nos afectan a todos a la vez.

Fuente de la Información: https://www.elconfidencial.com/espana/2020-03-22/coronavirus-millones-ninos-espanoles_2509379/

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Milagros Sáinz: «Es indispensable que las personas que ofrecen orientación académica y profesional estén formadas en perspectiva de género ”

Doctora en Psicología Social e investigadora principal del grupo I+D+i Género y TIC (GenTIC) de la Universitat Oberta de Catalunya

Por Educaweb

Milagros Sáinz es doctora en Psicología Social por la Universidad Nacional de Educación a Distancia y actualmente es la investigadora principal del grupo de I+D+i Género y TIC (GenTIC) del Internet Interdisciplinary Institute (IN3) de la Universitat Oberta de Catalunya.

La actividad de I+D+i de la investigadora Sáinz se centra en el estudio de los aspectos motivacionales y psicosociales que explican la segregación vocacional de los chicos y las chicas fundamentalmente en la Educación Secundaria. Los ámbitos principales de su investigación son los estereotipos de género, la influencia del proceso de socialización en la elección de los estudios (teorías del aprendizaje social, del rol social y de elección de logro, etc.) y la brecha digital de género. También está especializada en el uso de metodologías cuantitativas y cualitativas de investigación social.

Ha sido la investigadora principal de varios proyectos de investigación vinculados a la una investigación longitudinal de más de 7 años con fondos del Plan Estatal del Ministerio de Ciencia y actualmente dirige otro proyecto del Plan Estatal sobre cómo intervenir para fomentar las vocaciones científicas y tecnológicas en las chicas.
Para más información sobre estos proyectos y su trayectoria profesional se puede visitar este enlace.

¿Qué es la educación STEM y en qué se diferencia de los estudios STEAM?

La palabra STEM se corresponde con la abreviatura del inglés Science, Technology, Engineering, and Mathematics. Es lo que tradicionalmente se conoce en nuestro contexto como los ámbitos de ciencia y tecnología. Sin embargo, STEAM equivale a la inclusión de la palabra Arts en inglés (es decir, las Humanidades, las Artes y todo lo que tiene que ver con las Ciencias Sociales).

Los datos y evidencias científicas muestran que existe una clara brecha de género en el tipo de asignaturas, itinerarios, y carreras que eligen las mujeres y los hombres.  Las mujeres tienden a elegir estudios y carreras vinculadas a las humanidades, las artes y ciencias sociales en mayor medida. Sin embargo y dentro del ámbito STEM o de ciencia y tecnología, ellas se concentran en los estudios ligados a las ciencias de la vida y la química, mientras que los hombres se enfocan en mayor medida en los estudios vinculados a las ingenierías, la informática, y la física.

De igual modo, en Bachillerato, por ejemplo, más chicas que chicos que matriculan en el Bachillerato científico que en el tecnológico. Por eso, es muy importante que cuando se manejan datos sobre el Bachillerato, estos estén segregados por sexo para ciencia y tecnología, porque cuando se toman en conjunto toda esta información y hablamos de Bachillerato científico-tecnológico los datos no hacen justicia y no reflejan la alta participación de las chicas en el Bachillerato científico y por ende en la ciencia.

¿Por qué se habla más de STEM que de STEAM, incluso en informes de organismos internacionales como la UNESCO?

Como he comentado previamente, la palabra STEM equivale a una convención que intenta poner de manifiesto la brecha de género en los ámbitos de ciencia y tecnología. Principalmente, esto ocurre porque se trata de ámbitos más ligados con el desarrollo de tecnologías y herramientas digitales, así como con profesiones y profesionales relacionados a cotas de poder y de liderazgo. Se trata de profesiones y profesionales con una mayor valoración social porque se vinculan con mejores condiciones profesionales y con ámbitos prestigiosos académicamente hablando. Es decir, con lo que es difícil de alcanzar y de estudiar.

Esto significa que desde la investigación y para entender mejor la brecha de género en la elección de estudios y profesiones hay que también incorporar al estudio qué pasa con las chicas y los chicos que eligen ámbitos que no son STEM y de este modo entender mejor la ecuación. Es por ello importante tener en cuenta que de las anteriores afirmaciones no se tiene que interpretar que todos los chicos tienden a elegir en exclusiva ámbitos STEM porque también hay muchos chicos en ámbitos no STEM (sobre todo vinculados a las ciencias sociales).

Algunos expertos consideran que se necesitan más chicas que estudien carreras STEM y que añadir las artes a esta «ecuación» haría más atractivos estos estudios para ellas. ¿Qué opina al respecto?

Yo creo que es muy importante tener en cuenta que hoy en día y en el futuro, gracias a los avances de la inteligencia artificial y las técnicas de machine learning, se precisa la colaboración de equipos interdisciplinares que combinen tecnología y otros saberes vinculados a las humanidades, las artes, y las ciencias sociales (donde además hay muchas mujeres) para que las tecnologías den respuesta a los diversos retos sociales presentes y futuros.

La gran cantidad de datos (Big Data) generados por y a través de tecnología constituye un ejemplo del tipo de colaboración que se requerirá en un futuro entre ámbitos propiamente tecnológicos y ámbitos que no lo son. En este sentido, se precisa y se precisará que personas profesionales de ámbitos de las ciencias sociales, las humanidades y las artes aporten conocimientos de sus ámbitos no tecnológicos para la creación de algoritmos o herramientas digitales que permitan entre todos analizar e interpretar esa cantidad ingente de datos. De igual modo, que haya más chicas en estos procesos se torna imprescindible para garantizar que se cumplan además unos requisitos éticos en los procesos de diseño y creación de tecnología.

«Es fundamental que se incorpore la perspectiva de género en la formación inicial y continuada del futuro profesorado de Primaria y Secundaria».

¿Qué retos tienen que afrontar los profesionales de la orientación académica y profesional para que más chicas consideren los estudios STEM como una opción de futuro profesional?

Es indispensable que las personas que ofrecen orientación académica y profesional (personal de orientación, profesorado que ejercen como tutores, y profesorado en general) estén formadas en perspectiva de género para entender la importancia que este aspecto tiene en el fomento de la igualdad de oportunidades entre hombres y mujeres.

De igual modo, es fundamental que se conozca el importante papel que los sesgos de género ejercen sobre la elección de estudios y profesión, y de que se oriente a los y las jóvenes para que sus intereses y sus motivaciones académicas y profesionales estén libres de la influencia de estos aspectos. Pero también es crucial formar a las familias para que reflexionen sobre el papel que tienen en todo este proceso de toma de decisiones y puedan amortiguar la influencia que ejercen sobre sus hijas e hijos a la hora de decidir su futuro académico y que dichas decisiones estén libres de condicionantes de género.

¿Cómo pueden formarse los profesionales de la orientación para estar al día sobre los estudios STEM y sus salidas profesionales futuras, para así poder orientar a las chicas?

Es fundamental que se incorpore la perspectiva de género en la formación inicial y continuada del futuro profesorado de Primaria y Secundaria. Es decir, es necesario incorporarla en los grados de Educación y en el máster de formación del profesorado de Secundaria. Pero también incluiría la perspectiva de género en la formación a lo largo de la vida del profesorado de Primaria y Secundaria.

Se da por hecho que vivimos en una sociedad basada en igualdad de género y ello hace que muchas personas no se interesen por aportar su granito de arena para cambiar las desigualdades que afectan negativamente tanto a las chicas como a los chicos. También diría que es básico que se incluya la perspectiva de género en la formación inicial y continuada de las personas que desarrollan tecnologías para garantizar que estas cumplen con unos requisitos éticos y no fomentan desigualdades de ningún tipo.

Mencione dos buenas prácticas o programas de orientación nacionales o internacionales que usted crea que contribuyen a que más chicas se sientan atraídas por los estudios STEM ¿Por qué los considera así?

Dado que se trata de un tema muy complejo, los programas de intervención deben adoptar una perspectiva multidimensional. Hay varios programas de intervención como por ejemplo STEM Talent Girl en España o Techbridge en Estados Unidos que adoptan un enfoque multi-estratégico para tratar de fomentar las vocaciones científicas y tecnológicas en las chicas. Es decir, se basan en romper estereotipos de género en torno a que las mujeres carecen de competencias científicas y tecnológicas.

Ambas iniciativas muestran a las chicas ejemplos de mujeres científicas y tecnólogas (en diferentes niveles de su formación y desarrollo profesional) para que estas vean que es posible tener a mujeres de referencia que son personas normales y corrientes, con unas competencias adecuadas para desempeñarse profesionalmente en estos ámbitos sin ningún tipo de prejuicio. Estas mujeres referentes con experiencia en ámbitos STEM se encargan de «mentorizar» a las chicas y las acompañan a realizar diferentes actividades. Se aprovechan de entornos educativos formales y no tan formales para realizar sus actividades.

Si alguien quiere profundizar sobre estos aspectos, puede consultar las siguientes publicaciones:

Fuente: https://www.educaweb.com/noticia/2020/05/11/entrevista-milagros-sainz-investigadora-grupo-genero-tic-19166/

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Sergio Torrejón: “ Se deberían fortalecer las partidas para la formación y la orientación laboral de las personas ”

Por Educaweb

Sergio Torrejón Pérez (Toledo, 1988) es Doctor en Sociología por la Universidad Complutense de Madrid, especializado en algunas de las temáticas del área entre la sociología y la economía: el cambio estructural del empleo y sus implicaciones desde el punto de vista de la desigualdad, las implicaciones del cambio tecnológico en el mercado laboral y el futuro del empleo, etc.

Ha realizado estancias de investigación en Eurofound (Dublín) y el Instituto Universitario Europeo de Florencia, participado en proyectos de investigación nacionales e internacionales (European Jobs Monitor). Recientemente ha publicado The COVID confinement measures and EU labour markets, elaborado con otros compañeros y compañeras del Joint Research Centre de la Comisión Europea, donde trabaja en la actualidad como analista e investigador.

¿Qué retos y oportunidades laborales ha generado el COVID-19?

La crisis económica causada por la pandemia resalta la necesidad de proteger a los colectivos más vulnerables. Especialmente en países como España, uno de los más afectados tanto en términos de salud como económicos. Ya sabíamos que los trabajadores con peores condiciones de empleo, mayor inestabilidad y menos recursos merecen una atención focalizada para promover su mejor integración en el mercado laboral, algo que terminaría repercutiendo positivamente tanto a ellos (en términos de bienestar) como al conjunto de la sociedad al promover mejoras en su productividad y un impulso de la actividad económica y el consumo. Sin embargo, el shock actual, que ha afectado de nuevo más a ellos (jóvenes, mujeres, trabajadores temporales y a tiempo parcial, así como a los trabajadores con menos formación y salarios bajos) ha tensado de nuevo la cuerda, exponiendo de forma clara la vulnerabilidad a la que están sometidos. Por eso no es extraño que una medida como el Ingreso Mínimo Vital, aprobado recientemente en el Parlamento español (y que formaba parte de las recomendaciones de Comisión Europea desde hace años), haya sido acogida con un amplio consenso.

No olvidemos que el estado de bienestar español, comparado a otros, tiene poca capacidad para reducir la desigualdad y la pobreza. Esto se debe a su marcado carácter contributivo: la protección social está muy vinculada a las contribuciones hechas a lo largo de nuestra trayectoria laboral (las ayudas se canalizan fundamentalmente a través los seguros de desempleo y las pensiones), de modo que terminan recibiendo más recursos quienes han tenido trayectorias estables y sólidas. Es decir, quienes cuentan con una situación económica solvente, y no quienes más lo necesitan. En cambio, otras prestaciones, como las familiares por hijo a cargo, tienen un peso comparativo bajo. Esta anomalía (por eso España es uno de los pocos países desarrollados donde la mayor parte de las transferencias sociales van a parar a las manos de quienes más ingresos tienen) empezaría a atenuarse con una medida como esta, que vincula la prestación directamente a la situación económica de cada uno. Es momento, por tanto, de cambiar el foco y desarrollar políticas dirigidas que traten de ofrecer recursos y oportunidades a quienes carecen de ellos.

Otro reto tiene que ver con el teletrabajo. La crisis ha actuado como un «experimento» que ha generado cambios extraordinarios, relevando entre otras cosas que una parte importante de la actividad económica puede desarrollarse de forma remota. Esto ha sido muy positivo porque ha servido como colchón para que parte de la economía no se paralizase ni durante el periodo de confinamiento más estricto. Sin embargo, no podemos esperar que todos los que pueden teletrabajar ahora continúen haciéndolo en el futuro. Esto se debe a varias razones, entre ellas: 1) la cultura organizacional. El presentismo está muy instaurado en países como España, donde contamos todavía con las resistencias de muchos empleadores y gestores que consideran que el teletrabajo dificulta su capacidad de control sobre el proceso productivo. 2) La no disponibilidad, por parte del trabajador, de un espacio adecuado para conciliar y trabajar. El teletrabajo en ocasiones supone una complicación en términos ergonómicos, de conciliación de la vida laboral y familiar, etc., y esto debe de tenerse en cuenta.

Sin embargo, las condiciones extraordinarias actuales han permitido que muchos empresarios y gestores hayan comprobado que algunos trabajadores pueden continuar con sus labores de forma remota sin comprometer su productividad, además de aportar numerosos beneficios tanto a la organización (ahorrando costes) como a los empleados (que pueden ganar tiempo y organizarse de forma más flexible). Por esta razón, aunque el fenómeno no alcance en el corto plazo las cotas vistas durante los meses de confinamiento y luego restricciones, va a continuar siendo más frecuente y común en el medio y el largo plazo. De hecho, ya era una práctica que venía expandiéndose de forma lenta en Europa desde hace más de 10 años. La crisis actual, en ese sentido, va a actuar como aceleradora de un cambio que ya era irrevocable.

Aunque potencialmente positivo, no hay que olvidar que este cambio beneficia solo a algunos trabajadores. La posibilidad de teletrabajar se restringe al sector público u ocupaciones profesionales y técnicas, y se ha documentado ampliamente que su prevalencia aumenta a medida que el salario es también mayor. Es decir, quienes disfrutamos de estas condiciones somos unos privilegiados. Por norma, quienes podemos beneficiarnos de la expansión de esta forma de trabajo (sea de forma regular o más probablemente ocasional, combinando jornadas presenciales con días de teletrabajo) somos quienes contábamos de por sí con unas condiciones laborales más favorables. Mientras tanto, quienes se ocupan en empleos que precisan de la manipulación/ transformación de objetos o contacto físico con otros no verán grandes cambios en su día a día una vez superada la crisis.

Entre estos últimos se encuentran los trabajadores de las actividades y los servicios esenciales: los necesarios para que la economía no se paralice y podamos satisfacer nuestras necesidades básicas: médicos y sanitarios, dependientes, agricultores y productores de alimentos y bebidas, transportistas, etc. Las condiciones extremas a la que hemos estado expuestos por la pandemia han revelado algo importante: son quienes vertebran la economía y procuran nuestra salud y subsistencia. Y a pesar de ello, cuentan a menudo con salarios bajos y condiciones de empleo precarias. Una enseñanza que contraviene la idea tan extendida de que los salarios elevados son premios que recompensan el valor producido para el conjunto de la sociedad. Es buen momento, por tanto, para reivindicar nuevamente su papel dentro de ella. Aunque la mejora de sus condiciones es compleja y requiere de la acción en múltiples frentes, espero que la crisis sirva como revulsivo para introducir este elemento en la agenda.

«La crisis económica causada por la pandemia resalta la necesidad de proteger a los colectivos más vulnerables».

¿Cuáles son los cambios principales que se están produciendo o se producirán en el mercado laboral debido a la crisis del coronavirus (mencione al menos 3)?

El aumento del desempleo y la inactividad. La crisis ha tenido un impacto en el empleo diez veces mayor que aquel que tuvo durante la crisis financiera global. Y dado que su impacto está siendo asimétrico (está afectando más a los más vulnerables y con menos ingresos), el mercado laboral y la sociedad se están polarizando. Esto hace que la distancia entre quienes cuentan con contratos estables y buenas condiciones laborales y el resto se ensanche, lo que podría generar más tensiones sociales y políticas. Es por eso por lo que las políticas dirigidas a estos colectivos son tan apremiantes.

Este impacto asimétrico va a afectar especialmente a los jóvenes. La crisis ha perjudicado más a los sectores donde están sobrerrepresentados (turismo, hostelería, ocio y cultura, etc.), por lo que sus niveles de actividad e ingresos se van a ver afectados negativamente al corto y al medio plazo. Esta situación, además, preocupa porque hay evidencia que demuestra que entrar al mercado laboral durante una crisis tiene efectos negativos sobre la empleabilidad y los ingresos también al largo plazo. Teniendo en cuenta todo esto, conviene preocuparse por la situación tanto de los más jóvenes como de los millennials, quienes por contar con algunos años más accedieron al mercado laboral tras el estallido de la crisis financiera de 2008, para acto seguido y en pocos años sufrir de nuevo las consecuencias de otra crisis de mayor magnitud. Así, muchos de ellos, de forma inevitable al no haber conocido nada distinto a la inestabilidad y la incertidumbre, no solo tienen que seguir haciendo frente a dificultades económicas varios años después, sino que van a ver como siguen quedando comprometidos sus proyectos vitales (el acceso a una vivienda, la formación de familias, etc.). Esto, en un país con una natalidad de por si baja, es preocupante por los graves problemas demográficos y económicos que conlleva. Es por eso por lo que priorizar la atención pública a los jóvenes es tan importante. De lo contrario, esta crisis va a hacer que se consoliden algunos de los problemas estructurales con los que llevamos tiempo conviviendo, como la segmentación del mercado de trabajo (con los jóvenes siendo especialmente precarios y estando más desprotegidos) y todos los problemas asociados a la misma: la dificultad de encarar proyectos a largo plazo, etc.

Finalmente, dado que la crisis ha afectado más a algunos sectores, esto podría terminar produciendo desequilibrios territoriales. Los países y regiones donde los sectores afectados tienen más peso van a resultar más dañados, ampliando las diferencias económicas existentes entre unos y otros. En el plano internacional, países como España están siendo más golpeados que sus vecinos del norte, ya que el peso del turismo y otros sectores vinculados al mismo es mayor aquí. En el plano nacional ocurre algo similar, habiendo diferencias entre las regiones más turísticas y aquellas cuyo modelo productivo está más orientado a la industria o los servicios basados en el conocimiento.

«Tanto las habilidades digitales como las no-cognitivas son clave para tener éxito en el mercado de trabajo del presente y el futuro».

¿Qué perfiles profesionales y sectores económicos quedan más y menos reforzados con la pandemia? ¿Puede justificar su respuesta?

Los sectores con más capacidad para sortear el impacto de la crisis son los servicios intensivos en conocimiento y relacionados con el tratamiento y la manipulación de datos e información: los servicios financieros, la programación, las telecomunicaciones, la investigación, la educación y otras actividades profesionales y técnicas. Además de contar con mejores condiciones de empleo, estos sectores han mostrado una mayor resistencia durante la crisis. Entre otras cosas, por haber continuado con su actividad de forma remota en todo momento. Por eso es probable que salgan reforzados e incluso aumente su deseabilidad social en este momento, al demostrar ser capaces de ofrecer empleos más resilientes ante unas circunstancias extremadamente complejas y sin precedentes cercanos.

La mayor estabilidad de estos sectores ya quedó en evidencia antes: tras la crisis de 2008, cuando aguantaron mejor que la construcción y otros sectores (donde la temporalidad es muy alta) la caída de la demanda habida entonces. Se trata, por tanto, de actividades con mejores condiciones de empleo, más estabilidad, y que se configuran como una buena apuesta de futuro al menos por dos razones: hacen que la economía sea más competitiva y garantizan un crecimiento económico más estable (no tan sensible a los vaivenes del ciclo económico).

Otros sectores han sido golpeados de forma clara: algunas industrias o los servicios no cualificados y que requieren de contacto con los clientes, como el comercio, la restauración, los servicios personales y de limpieza, etc. La crisis no va a hacer que desaparezcan, pero seguirán afectados al corto y medio plazo. Esto se debe a que todavía no han podido volver a la actividad normal, sino que contarán hasta que se encuentre una vacuna o tratamiento con algunas restricciones: límites de aforo, uso obligado de medidas de protección, etc. En el mejor de los casos esto tendrá un efecto negativo temporal en términos de actividad y empleo, y en el peor supondrá el cierre de negocios que no pueden hacer frente a pérdidas durante un periodo sostenido. De ahí la importancia que tienen medidas como los ERTE, que minimizan el impacto de la crisis y permiten que muchas empresas sigan activas a pesar de la caída en la facturación. Sin embargo, aunque más vulnerables, la crisis está dejando claro que se trata de actividades de las que no podemos prescindir. De hecho, a medida que aumenta el número de trabajadores en los servicios cualificados suele aumentar la demanda de servicios no cualificados. Esto se debe a que hay más gente con recursos dispuesta a dedicar parte de ellos para la mejora de su bienestar personal (servicios personales), ocio y tiempo libre (hostelería, viajes, cultura), etc. Es por esto, de hecho (además de por la caída del peso relativo de la industria) por lo que la polarización del empleo (cuando los empleos que más crecen son los de mayor y menor calidad, en comparación con los de calidad intermedia) suelen ser más frecuentes en las capitales y grandes áreas urbanas, como indica el último informe European Jobs Monitor de la Comisión Europea.

Pero una sociedad en la que todos trabajemos frente a una pantalla es inviable e indeseable, ya que no seríamos capaces de comerciar o satisfacer las necesidades humanas más elementales. Por tanto, diversificación económica y convivencia seguirán siendo la norma en el futuro. Dadas las circunstancias, cualquier estrategia de futuro debe pasar necesariamente por reforzar los eslabones más débiles de la economía y el mercado de trabajo. La extensión de mejoras laborales a los sectores que siguen ofreciendo peores condiciones de empleo y que además y debido a ello están más expuestos a los vaivenes del ciclo económico es, en este sentido, necesaria para dotar al país de una mayor fortaleza, logrando minimizar los riesgos a los que nos exponemos con cada crisis y extender el bienestar social a capas más amplias de la población.

¿Qué competencias transversales necesitan adquirir o reforzar las personas para conseguir oportunidades laborales en un mercado de trabajo post COVID-19?

Las habilidades digitales (el manejo de información y datos, la creación de contenido digital, el uso de dispositivos digitales, etc.) seguirán adquiriendo importancia a medida que la digitalización abarque más ámbitos y sectores. Estas habilidades llevan muchos años siendo importantes, y la crisis ha demostrado que los empleos que requieren su uso intensivo son más resistentes y estables.

El otro componente clave son las habilidades sociales o no-cognitivas: la capacidad de hablar en público, de trabajar en equipo, de planear, etc. Los empleos que más han crecido recientemente, así como aquellos donde más ha aumentado los salarios, requieren un alto nivel de habilidades no-cognitivas. En un mercado tan competitivo como el laboral, cuando la educación formal (donde se transmiten las habilidades cognitivas) se ha universalizado y extendido, las habilidades de este tipo son las que marcan la diferencia. Tienen un carácter transversal y se asocian a una mayor flexibilidad, así como a la capacidad de saber adaptarse a los cambios y la predisposición para seguir formándose. Son, por tanto, habilidades clave para la economía del presente y el futuro, en la que la formación continua y la necesidad de adaptarse a circunstancias cambiantes son elementos clave. La sucesión de crisis como esta, en un contexto de rápido cambio tecnológico, aumenta la necesidad de formarse y reciclarse, sea porque tenemos que adaptarnos a cambios en la forma como se produce (cuando se utilizan nuevas tecnologías en el trabajo) o porque tenemos que cambiar de sector y debemos aprender a realizar otras tareas (cuando hay crisis de demanda asociadas a crisis económicas). Con todo, tan solo el 11% de los adultos en Europa ha participado recientemente en cursos de formación continua, una cifra que se espera siga aumentando gracias a la proliferación de recursos como los cursos online.

En síntesis, tanto las habilidades digitales como las no-cognitivas son clave para tener éxito en el mercado de trabajo del presente y el futuro. Los empleos que van a crecer más y que están asociados a salarios altos requieren al menos un nivel moderado de habilidades digitales combinado con habilidades no cognitivas fuertes. Aunque los resultados a los que aludo se obtuvieron antes de la crisis, esta no ha hecho más que consolidar y acelerar algunos de los cambios que venían produciéndose previamente, por lo que debemos seguir teniendo muy presentes estas lecciones.

«Para mejorar la empleabilidad de los jóvenes las empresas deberían ofrecer facilidades para que todos puedan obtener experiencia laboral».

¿Qué medidas deberían implementar los gobiernos para facilitar el acceso al mercado laboral a las personas más afectadas por la crisis económica que deja el COVID-19?

Se deberían fortalecer las políticas activas de empleo y, de forma más específica, las partidas para la formación y la orientación laboral. Algo que está entre las recomendaciones que hace la Comisión de forma recurrente, y que caracteriza a los modelos de éxito del norte de Europa. Aquí, sin embargo, dedicamos pocos recursos a estas partidas y muchos a incentivar la contratación a través de bonificaciones, una estrategia cuya eficacia han cuestionado numerosas evaluaciones.

El resultado es que la inversión en políticas del mercado de trabajo, en uno de los países con más desempleo de Europa, no resulta lo eficiente que podría ser. La aspiración, por tanto, debería ser converger con los países vecinos en cuanto al gasto dedicado a políticas basadas en la formación y la orientación laboral, obteniendo de esa manera una atención más personalizada y que resulte de mayor utilidad para los desempleados. Algunos colectivos solo pueden acceder a asesoramiento, cursos e información clave a través de estos servicios, por lo que necesitamos reforzar esta pata de las políticas de empleo para que la inversión sea de mayor utilidad para las personas más vulnerables.

De forma indirecta y al medio-largo plazo, las medidas de apoyo a los ingresos de los pobres pueden promover su mejor empleabilidad. Esto se debe a que los individuos, cuando experimentan situaciones de carencia material, tienen una mayor dificultad para planificar de forma estratégica y pensar en términos de coste-beneficio al medio y largo plazo. Cuando te debes de ocupar de lo urgente para subsistir, a menudo lo importante queda al margen. Esto, que explicaron Mullainathan y Shafir brillantemente en un libro, es lo que explicaría que los pobres tiendan a tomar lo que tendemos a calificar como decisiones inadecuadas para salir de la pobreza. Lo relevante es que los autores invierten la lógica causal habitual y explican que, en muchas ocasiones, uno no es pobre porque tome «malas decisiones», sino que a menudo termina tomándolas porque es pobre y está fuertemente condicionado en su día a día. Por eso, con ayudas económicas a estos colectivos procuramos un alivio económico que permite que dispongan de más claridad, medios y recursos para pensar más allá de lo urgente, llevando a cabo acciones y tomando decisiones estratégicas que les permitan salir de la «trampa de la pobreza». Equilibrar a través de ayudas sirve, en este sentido, para dar medios y oportunidades a quienes no las tienen. Sin recursos básicos es imposible salir de esa trampa. Por tanto, las políticas de apoyo a los ingresos de los pobres resultarían positivas tanto para su beneficio personal como para beneficio del conjunto de la sociedad, ya que terminan fomentando un reparto más eficiente del capital humano. Para visualizar esta última idea solo tienen que pensar en la cantidad de gente que no puede desarrollar todo su potencial (aficiones, intereses y vocaciones) por haber nacido en una familia que carece de recursos y oportunidades.

¿Y qué deberían hacer las empresas para que las personas más vulnerables y afectadas por la crisis laboral que deja la pandemia puedan acceder al mercado de trabajo?

Para mejorar la empleabilidad de los jóvenes las empresas deberían ofrecer facilidades para que todos puedan obtener experiencia laboral. Las prácticas no remuneradas o escasamente remuneradas, a menudo planteadas como «procesos formativos» para evitar formalizar relaciones laborales, son un elemento de desigualdad importante, ya que solo pueden acceder a ellas quienes cuentan con una situación económica favorable: quienes pueden permitirse estar un tiempo sin/ con escasos ingresos personales mientras desarrollan esta clase de experiencias. Esto es relevante porque estas prácticas a menudo actúan como trampolín para acceder a empleos de calidad, aunque sea en otras empresas. Por tanto, el fomento de prácticas adecuadamente remuneradas y otros contratos (como los indefinidos con periodo de prueba) ayudaría a introducir más equilibrio en el acceso al mercado de trabajo.

Por otro lado, la formación en la empresa es útil para que los trabajadores puedan promocionar dentro de ella, así como para mejorar su empleabilidad al tener la oportunidad de ampliar conocimientos y formarse en las habilidades más demandadas hoy en día. A pesar de la importancia de la formación continua, poco más de 1 de cada 10 adultos en Europa han participado en esta clase de experiencias recientemente. Las empresas, en consecuencia, deberían aplicarse para que esta práctica se extienda y consolide, funcionando como recurso capaz de mejorar la empleabilidad de los trabajadores y de facilitar las transiciones en el mercado de trabajo. De este modo el impacto social y económico de la crisis sería menor, ya que habría una cantidad mayor de trabajadores a quienes los resultaría relativamente fácil cambiar de empresa o sector al haber recibido formación actualizada.

Tanto la inversión en formación como los esfuerzos extra por mantener a los trabajadores en plantilla constituyen, en este contexto y para las empresas, buenas formas de recompensar a los trabajadores y a la sociedad en su conjunto, de una forma que va a terminar produciéndoles retornos también a ellas, por los esfuerzos hechos a través mecanismos de ayuda tan cuantiosos como los ERTE.

Finalmente, muchos trabajadores de los sectores más afectados por la crisis se ocupan con contratos temporales, a tiempo parcial o tiempo muy reducido (los contratos de un año o menos se han incrementado más de un 10% desde 2008). Por esto, muchos no cuentan con seguridad en el empleo ni tienen acceso fácil a la protección social. Las empresas, en consecuencia, deberían hacer esfuerzos por normalizar la situación de muchos de ellos, restringiendo el uso de estos contratos para los casos y supuestos específicos para los que se contemplan, y no de forma fraudulenta y/o como estrategia para reducir costes laborales y poder hacer ajustes a bajo coste (o a través de la no renovación). De este modo, los trabajadores contarían con más y mejores recursos para hacer frente a crisis como esta. Por la misma razón convendría penalizar y evitar la realización de horas extra sin remunerar y otras formas de economía sumergida, que impiden que muchos trabajadores puedan consolidar sus derechos y, en consecuencia, que reciban una atención adecuada en épocas de dificultad.

*  La entrevista hace referencia a varios informes recientes del Joint Research Centre (JRC), institución que proporciona soporte y evidencia científica para apoyar la toma de decisiones políticas a nivel europeo. Los resultados científicos de esos informes no representan la posición política oficial de la Comisión Europea. La entrevista refleja las opiniones del entrevistado y no aquellas de la institución donde trabaja.

Fuente: https://www.educaweb.com/noticia/2020/07/29/sergio-torrejon-hay-fortalecer-formacion-orientacion-laboral-19282/
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Entrevista a Pressia Arifin-Cabo: “Los indicadores en educación y pobreza en México van a ser peores tras la pandemia”

Entrevista/06 Agosto 2020/Autora: Belén Hernández/elpais.com

Pressia Arifin-Cabo, representante adjunta de Unicef México, habla de los desafíos que afronta la infancia en el país latinoamericano, uno de los más castigados por la covid-19

Uno de los sismos más importantes que ha vivido México hasta ahora no ha sido provocado por un temblor de tierra. El coronavirus ha azotado al país latinoamericano y con 439.046 positivos y 47.746 muertos, hasta la fecha, lo ha convertido en el tercer país con más número de fallecidos por la covid-19 en todo el mundo. México, que vio cómo los primeros casos entraron por la capital por los barrios más acomodados, ahora se enfrenta a la cruda realidad de cómo el virus se está ensañando con las clases trabajadoras y las familias con menos recursos.

Sobre las consecuencias que sufrirá la infancia en México por la pandemia hablamos con Pressia Arifin-Cabo, representante adjunta de Unicef México, quien cuenta con más de 15 años de experiencia en gestión de programas de desarrollo y respuesta humanitaria en situaciones de conflicto y desastres. Fue la Especialista Regional de Emergencias para Unicef en Asia del Sur, donde trabajó en la respuesta tras el terremoto de Nepal en 2015 y en la crisis migratoria en Afganistán, en 2016. Esto nos respondía, al teléfono, el pasado 30 de julio.

Pregunta. México ha confirmado hoy —30 de julio— que ha sobrepasado los 45.000 muertos por la covid-19 y más de 400.000 positivos. ¿Cómo está viviendo la población esta situación?

Respuesta. Claramente se vive un problema de acceso a la salud pública y muchas personas que ni siquiera pueden acceder a la atención médica. Desde Unicef estamos muy preocupados por el impacto socioeconómico de la covid-19 en los niños, que parecen ser invisibles. Nadie habla del impacto mental, emocional que tendrán después de un año sin ir a la escuela. México tenía ya malos indicadores en educación y pobreza infantil y ahora con la covid-19 van a ser peores. En la encuesta a nivel nacional que realizamos el año pasado supimos que los hogares con ingresos reducidos en México son el 73,5%, mientras que los que no tienen hijos son el 57,9%. Además, el 48% de las familias del país están empleados en el sector informal, así que es fácil imaginar en qué situación se encuentran durante la cuarentena que no pueden salir ni trabajar. Solo tres de 10 hogares con niños reciben algún tipo de ayuda gubernamental,

P. Una amplía mayoría de la población mexicana vive de la economía formal y más de la mitad de los niños del país viven en situación de pobreza. A su vez, la ONU propone una renta básica temporal para 520 millones de latinoamericanos para frenar la pandemia, ¿qué supondría esto para las familias y sus hijos?

R. Es una buena medida y recomendación, pero va a depender de cada país y de su situación económica para poder implementarla. Lo que implicaría esta renta básica es que cada familia, independientemente de lo que ganen, van a poder comprar comida, medicinas y van a poder pagar su alquiler. Nos hemos dado cuenta a través de los sondeos que hacemos regularmente de que las familias se están adaptando a la pandemia a costa de dejar de pagar algunas obligaciones como la luz, el agua. También hacen frente a la situación suprimiendo las comidas diarias esenciales, o reduciendo las porciones. Al final están comprando comida más barata, y si se adaptan a las circunstancias de la covid-19 con estos métodos, podemos asegurar que van a empeorar las cifras de desnutrición infantil, particularmente las de sobrepeso y de obesidad, que ya sufren uno de cada tres niños en edad escolar en México. Esto es muy grave, porque según las estadísticas del número de niños que están afectados por el virus, los más vulnerables son aquellos afectados por esta dolencia.

P. De hecho, en junio se supo que en México la tasa de mortalidad infantil triplica a la de EE UU por la covid-19, y una de las causas era la obesidad…

R. Sí, esto es un problema muy grave en México y en Unicef estamos trabajando con el Gobierno para asegurar que hay medidas de prevención. Hemos conseguido que haya un etiquetado de los alimentos mucho más claro, y se está empezando a implementar, pero somos conscientes de que aún queda mucho trabajo por hacer.

P. En el informe anual de Unicef 2019 señalan que más del 63% de los niños han sufrido violencia en el hogar, ¿sospechan que esta cifra ha aumentado en la cuarentena?

R. Sí, claramente ha aumentado, aunque no tenemos aún cifras exactas, sabemos que las llamadas por violencia doméstica han crecido. El sondeo que hemos realizado durante la pandemia nos dice que los niños están sufriendo mucho estrés y el éste es uno de los indicadores que señalan que están viviendo violencia en sus hogares.

P. El 80% de los niños en sexto de primaria no han alcanzado los objetivos que se esperaban de ellos. Con el cierre de las escuelas esta situación se ha visto agravada ¿Hay ya medidas para parar esta brecha educativa?

R. Además de esta cifra anterior al covid-19, hemos averiguado que el 78,6% de los hogares con niños de edad escolar tuvieron dificultades para seguir la educación a distancia por falta de computadora o de Internet. Desde Unicef estamos trabajando junto a la Secretaría de Educación México para ver cómo se puede recuperar el aprendizaje que han perdido algunos niños. Estamos viendo cuáles son las alternativas para seguir estudiando, aunque resulta complicado. Sabemos que en el Estado de Chiapas ocho de cada 10 niños no tienen acceso a Internet. Estamos viendo como podemos ofrecer las llamadas low tech solution (soluciones de baja tecnología, en inglés) y así no solo dar cobertura educativa a quién tiene acceso a ella, sino especialmente a los que no.

P. En otros países se han puesto en marcha programas educativos a través de la radio o la televisión para hacer llegar este aprendizaje donde Internet no alcanza…

R. Sí, aunque estamos estudiando cómo de efectivo sería para la población en México. En un sondeo que realizamos a adolescentes nos arrojó datos de que la mayoría no escucha la radio, y la mayoría prefiere tener sus lecciones o su forma de comunicación con sus profesores sea por Whatsapp o Youtube o redes sociales, por lo que la radio es un medio muy marginal. Por otro lado, también tenemos que pensar si los docentes tienen acceso a estas herramientas. Hay personas en México que no pueden pagar el saldo de sus teléfonos para poder seguir comunicándose con sus alumnos y es un gran desafío.

P. ¿A qué otros retos se enfrenta la población mexicana ante la pandemia?

R. Antes de la pandemia, la inestabilidad económica también tenía consecuencias colaterales en la educación y en la violencia hacia la infancia. Ahora también nos preocupa mucho la inseguridad alimentaria, que ya existía y está muy presente en algunos hogares, pero con la covid-19, y según nuestro sondeo, uno de cada cuatro hogares con niños está afectado por falta de alimento. Unicef está trabajando en los cuatro Estados de México más vulnerables, entre ellos Tabasco, con el Sistema Nacional para el Desarrollo Integral de la Familia (SNDIF) para distribuir cestas de comida, y que así las familias tengan acceso a una buena dieta. Desgraciadamente, y al mismo tiempo, ha habido un terremoto en Guajaca que ha afectado a 15.000 familias, y allí también estamos apoyando la crisis con esta medida.

Otro de los desafíos es el educativo. Para antes de la vuelta al colegio estamos capacitando y construyendo infraestructuras suficientes para que los niños puedan lavarse las manos en la escuela, algo clave en esta pandemia. En México, desafortunadamente, hay muchas que no las tienen. También estamos repartiendo insumos escolares para las familias que no tienen recursos.

P. Otro de los departamentos en los que Unicef da respuesta en el país es en el de niños migrantes que llegan a México, ¿cuál es la situación actual?

R. De momento el flujo es menor, al menos, de manera oficial. La preocupación es que se hace con los que llegan y tienen covid-19. Con o sin enfermedad, hay que determinar el interés superior del niño porque uno que tiene el virus y llega a México, no debería ser devuelto solo por eso y en esas circunstancias. Lo que estamos haciendo es sensibilizando, junto al Instituto Nacional de Inmigración, además de preparar los albergues con insumos de higiene, y monitorear constantemente su situación. Sus circunstancias son muy excepcionales y deberían tener acceso a una protección especial.

P. Una de las consecuencias de que se prolongue el cierre de las escuelas es que aumente el trabajo infantil, ¿este asunto es vital en México?

R. El trabajo infantil es una de las vías con las que las familias intentan sobrevivir en este tipo de situaciones. No podemos hablar aún de si ha aumentado o no la cifra oficial del trabajo infantil, pero sabemos que prolongar el tiempo en que un niño pasa fuera de la escuela lo hace más vulnerable para que trabaje de manera prematura para apoyar a la familia.

P. Unicef ha renovado el programa de 2020-2025 para dar cobertura humanitaria en México. Suponemos que la covid-19 ha cambiado las prioridades en este programa…

R. Fue una larga discusión de nuestro equipo porque no sabemos cuándo acabará la pandemia. Pero no es cuestión de cambiar prioridades, por qué los indicadores de antes en México no eran diferentes, solo van a empeorar. Vamos a tener los mismos problemas en nutrición, en educación, en inmigración, en violencia… En definitiva, nuestro planteamiento ahora es más cómo duplicar los esfuerzos y cómo jalar el retraso que van a sufrir muchos indicadores por esta pandemia.

P. ¿Ha crecido la solidaridad en México tras la pandemia?

R. No tenemos esa sensación. Es una de las peores situaciones que he visto, porque la pandemia ha afectado a todo el mundo y es difícil que la ayuda humanitaria se focalice en otros países. Si lo comparamos con el sismo que sufrimos en 2017, casi no hay ayuda ni apoyo del exterior, entre otras cosas, porque todo el mundo está sufriendo la misma crisis, así que tenemos que trabajar con lo poco que hay. Nuestra oficina está apoyada financieramente por el sector privado y las empresas están viviendo un momento muy delicado también. El impacto socioeconómico que viene tras la pandemia va a ser gigantesco.

Fuente e imagen tomadas de: https://elpais.com/elpais/2020/07/30/planeta_futuro/1596129163_367135.html

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