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Entrevista a Pilar Llácer: “ Hay que estar aprendiendo y renovándose constantemente porque los cambios del mercado laboral son imprevisibles ”

Por Educaweb

Pilar Llácer Centeno, (Palencia 1973) es filósofa, Máster en Informática y Derecho por la Universidad Complutense de Madrid y especialista en Ética de los negocios. Su tesis doctoral cum laude trata sobre La situación de la ética en las empresas del IBEX 35: un análisis de la misión, visión, valores corporativos y códigos éticos.  Tiene más de 20 años de experiencia en educación, empleo y recursos humanos. Ha sido durante 9 años miembro del comité de dirección y directora corporativa de innovación, formación y gestión del conocimiento en Catenon Executive Search. También es autora del libro Te van a despedir y lo sabes, mediante el cual prepara y orienta a quienes han perdido su trabajo o creen que lo van a perder. En la actualidad colabora en el asesoramiento estratégico de diferentes compañías en temas relacionados con los recursos humanos y transformación digital, y es directora de prácticas curriculares y profesora doctora investigadora en EAE Business School.

¿Cuáles cree que son los retos y oportunidades que deja el COVID-19 en el mercado de trabajo?

La pandemia del COVID-19 ha acelerado los procesos de transformación digital, impulsando, no solo un nuevo modelo de trabajo por objetivos y menos centrado en la presencia, sino las competencias digitales como un ingrediente básico de cualquier profesión.

¿Qué perfiles profesionales y sectores económicos cree que quedan más y menos reforzados con la pandemia?

Todos los sectores y profesiones que no se hayan adaptado al cambio tecnológico. En España tenemos centrado nuestro PIB y parte del empleo en sectores como el Turismo y parte de nuestro tejido empresarial son pymes con menos de 9 empleados y que no estaban preparadas para el comercio electrónico.

Diversos estudios señalan que las mujeres y los jóvenes son los más perjudicados por la crisis laboral generada por la pandemia ¿Por qué?

La tasa de desempleo juvenil ya superaba en enero de 2020 el 32% y la pandemia ha impactado de lleno en las prácticas profesionales. Por otro lado, el número de mujeres dedicadas al ámbito del turismo, hostelería y cuidado del hogar era mayor y el impacto por los ERTES ha sido superior. El teletrabajo debería impulsar la disminución de desempleo de estos colectivos.

¿Qué aconsejaría a las mujeres y a los jóvenes en particular para potenciar su empleabilidad en estas nuevas circunstancias? ¿Cómo y dónde deben buscar oportunidades?

Si el perfil profesional no es atractivo para el mercado de trabajo actual, es difícil conseguir un empleo, Por ello, es fundamental formarse en competencias digitales relacionadas con el comercio electrónico o el marketing digital. Del mismo modo, las redes sociales nos ofrecen una oportunidad para mostrar lo que sabemos hacer

«Mas allá de la formación, es fundamental tener una ‘empleabilidad sostenible’, conocimientos y competencias que nos permitan poder cambiar de trabajo o sector más fácilmente».

¿Qué competencias transversales recomienda adquirir o reforzar para que sigan siendo valoradas y buscadas en este mercado de trabajo impactado por el COVID-19?

Desde hace más de 20 años, el impacto de la tecnología junto con la globalización de la economía ha provocado una evolución exponencial de los mercados de trabajo. Empresas con menos de 30 años de vida (Google, Apple, Amazón, Netflix) han generado nuevos puestos de trabajo en los que las competencias digitales son críticas. La capacidad de aprendizaje constante se ha convertido en la competencia más demandada en los últimos 5 años. Pero la crisis del COVID-19 ha impactado de lleno en nuestras competencias y vamos a necesitar intensificarlas. No solo necesitamos adaptación al cambio, sino una adaptación al cambio constante, con visión y permanente, y en constante estado de alarma.

¿Sigue la formación a lo largo de la vida siendo un elemento clave para conseguir un mayor número de oportunidades laborales?

Mas allá de la formación, es fundamental tener una «empleabilidad sostenible», conocimientos y competencias que nos permitan poder cambiar de trabajo o sector más fácilmente. Y para ello se necesita no solo formación sino un cambio de mentalidad. Hay que estar aprendiendo y renovando nuestras competencias constantemente porque los cambios del mercado laboral son imprevisibles, pero lo que es cierto es que lo digital ha venido para quedarse.

¿Cómo pueden las empresas facilitar el acceso al mercado laboral a las personas más afectadas por la crisis laboral que deja el COVID-19?

Es responsabilidad de todos los stakeholders, personas, empresas, sociedad e instituciones. Si mi trabajo se ha quedado obsoleto, no se puede obligar a las empresas a mantenerlo. Por ello es importante que todos los profesionales seamos conscientes de que, para poder ofrecer valor al mercado con nuestro trabajo, este tiene que ser demandado y diferencial.

Fuente: https://www.educaweb.com/noticia/2020/07/29/pilar-llacer-hay-estar-aprendiendo-renovandose-constantemente-19281/

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Catalunya: «O invertimos en Salud Pública y servicios sociales o no tendremos vida»

«O invertimos en Salud Pública y servicios sociales o no tendremos vida»

La salud pública siempre ha sido la gran olvidada de las políticas públicas, a pesar que su tarea fundamental es la de prevención de enfermedades y de actuación en ámbitos que pueden determinar la salud de las personas, como por ejemplo las condiciones laborales o medioambientales. Sin embargo, con la llegada del coronavirus se ha mostrado la importancia de un ámbito que sigue contando con unas estructuras muy precarias. Para analizar la importancia de esta área transversal en el control de los actuales rebrotes y cómo la pandemia ha afectado las capas más empobrecidas, EL TEMPS entrevista Joan Benach, director del Grup de Recerca en Desigualtats en Salut de la Universitat Pompeu Fabra y catedrático del departamento de Ciències Polítiques i Socials del mismo centro universitario.

-Qué papel tendrían que jugar la sanidad y la salud pública ante la pandemia? Explique en qué se diferencian y que las caracteriza.

-En la gestión actual y futura de la pandemia, la sanidad pública y la salud pública son dos ámbitos esenciales, pero diferentes. La sanidad pública trata de diagnosticar y curar las enfermedades que sufre la gente, un terreno que sufre desde hace tiempo un proceso crónico de mercantilización e infrafinanciación en el conjunto del Estado español, así como es víctima de la medicalización y del hospitalocentrismo. ¿Por qué? Pues porque es un modelo donde gran parte del gasto va a los hospitales, y a comprar tecnologías y medicamentos, mientras que la atención primaria y los servicios sociales, que tienen que ser los puntos capitales del sistema sociosanitario, permanecen precarizados y con pocos recursos. La salud pública, en cambio, trata de prevenir la enfermedad, a la vez que proteger, promover y recuperar la salud de la población, con acciones de salud laboral, ambiental o comunitaria, con vigilancia epidemiológica o actuando frente a los determinantes sociales de la salud por ejemplo. Pero para hacer esta tarea gigantesca, la salud pública dispone de unos recursos exiguos (menos del 2% del presupuesto, y buena parte de él va al gasto en vacunas), y una formación y un número de especialistas muy limitado.

-En esta etapa de desconfinamiento, que estaría caracterizada por el ensayo-error, los servicios de vigilancia epidemiológica adquirían un papel todavía más fundamental. Con todo, parece no haber el personal suficiente. La jefa de epidemiología del Hospital del Valle de Hebrón, Magda Campins, apuntaba: «Necesitamos 2.000 rastreadores y solo hay 150». Cómo valora la respuesta del Gobierno catalán ante los últimos brotes?

-Es una respuesta reactiva y deficiente. Es reactiva porque, más allá de quejas políticas a menudo poco consistentes y de la retórica de usar eslóganes como «frenamos el virus» o «este virus lo paramos unido», no se planifica, sino que se improvisa permanentemente y las cosas se hacen tarde y con poca transparencia. Son ejemplos el hecho que hace poco que se ha nombrado un director de la unidad de seguimiento de la Covid-19 o la tardanza de cuatro meses en crear un comité de expertos que haga propuestas para cambiar el sistema de salud y las residencias. Se actúa sin la capacidad de prever ni de prepararse ante rebrotes, algo que era previsible que pudiera pasar. Y es también deficiente porque, cuando sí que se revisan las posibles estrategias a desarrollar, como propuso a finales de abril un informe del epidemiólogo Oriol Mitjà, no ha habido la voluntad y el liderazgo adecuados para actuar de forma rápida y efectiva posando todos los medios necesarios en las mejores políticas. ¿Por qué no se ha actuado? Seguramente porque después del confinamiento radical que permitió bajar mucho el número de contagios, muchos políticos pensaron que todo estaba ya «controlado», sin entender que el problema no había acabado, que la salud pública precisa de un gran reforzamiento y de reformas estructurales muy profundas. El hecho de tener tan pocos rastreadores para detectar, seguir y aislar posibles contagios (hay un par de centenares a lo sumo que haría falta al menos multiplicar por 10), o el hecho de disponer de unos sistemas de información epidemiológica y de vigilancia de las medidas de prevención tan limitados como los existentes, por ejemplo, en el ámbito laboral, son dos síntomas de que no se toma seriamente el papel clave de la salud pública.

– ¿Por qué no se otorga a la salud pública el papel clave que tendría que desarrollar?

– Creo que una razón de fondo tiene que ver con la visión mercantil y biomédica de la salud, donde la salud pública tiene un carácter residual. El papel de la salud pública, es decir, vigilar epidemias, reducir desigualdades, prevenir accidentes laborales o hacer cribas de cáncer, entre otras muchas cosas, es crucial, pero a menudo invisible. No en balde, aquello que no se ve, ni da ganancias económicas o políticos inmediatos no se valora ni parece prioritario. Cuando aparecen nuevos brotes, normalmente se crean más camas o bien hospitales de campaña, las cuales son acciones curativas necesarias. En cambio, no se ha hecho la imprescindible planificación preventiva. La visión mercantilista y de inmediatez de la salud es pues engañosa y peligrosa. ¿Por qué? Imaginamos por un momento que se nos dijera que la limpieza de los bosques o que tener un parque de bomberos no es algo rentable o que no hay que reforzarlos porque ahora mismo no hay ningún incendio. Pensaríamos que estamos locos al exponernos en un riesgo muy serio que podemos evitar. Pues bien, la pandemia es como uno macroincendio, y a pesar de que se pudo casi apagar mediante un confinamiento radical y masivo durante muchas semanas, en muchos lugares quedan brasas encendidas que hay que identificar y apagar. El confinamiento radical solo se convierte en una solución cuando la pandemia ya está demasiado descontrolada o bien cuando la salud pública es tan débil como la que tenemos y ya no podemos hacer nada más. Ante la existencia de una salud pública donde no se quiere invertir y parece que no haya que reforzar, la pregunta que nos podemos hacer es clara: ¿dónde está la salud pública?

– A raíz de los recientes rebrotes, la atención política y mediática se ha centrado en la actitud de los jóvenes y en las acciones centradas a la responsabilidad individual. Está de acuerdo con esta mirada?

– Hacer hincapié al hacer recomendaciones a la ciudadanía básicamente de tipo personal como se está haciendo sería parecido a decir que ante la epidemia del tabaco es la gente la que tiene que tener la responsabilidad de no fumar, cuando tienen que ser los gobiernos quienes suban los precios del tabaco, aprueben leyes restrictivas, controlen la perniciosa publicidad de la industria tabaquera, y hagan campañas intensivas de educación sanitaria y promoción de la salud, especialmente entre la gente joven. Para mejorar la salud colectiva y reducir las desigualdades generadas por la pandemia, no podamos simplemente decir que cada individuo es el responsable del problema, y que cada cual se tiene que quedar en casa, tener pocos contactos, usar la mascarilla, mantener la distancia social y lavarse a menudo las manos. Es imprescindible invertir en servicios sociosanitarios públicos, universales y de calidad, y es fundamental generar políticas efectivas y persistentes de salud pública. Los grandes medios de información habitualmente reproducen la visión hegemónica de acuerdo con el tiempo y énfasis que se pone sobre determinados temas. Por ejemplo, hablan mucho de emociones, como por ejemplo de enfermos, familiares y profesionales, y de acciones individuales, así como de investigación biomédica. Pero hablan demasiado poco de la debilidad y el papel crucial que tiene que tener la sanidad pública y la salud pública. También tratan demasiado poco las causas profundas de todo lo que rodea a la pandemia, ya sea su origen a causa de la crisis ecosocial que vivimos, o de la infrafinanciación y mercantilización de la sanidad pública y la vergonzosa precarización de sus profesionales, o de la mercantilización de las residencias y de la inacción para hacer políticas sobre curas y dependencia, o sobre los determinantes sociales y laborales de la salud, o de las desigualdades de salud existentes según la edad, el género, la migración y la clase social.

– En Lleida, sindicatos como por ejemplo la CGT y plataformas civiles han denunciado las malas condiciones laborales de los temporeros, incluso al inicio de la primera oleada del coronavirus. En el País Valencià, se produjo un rebrote en una empresa agroalimentaria que, según los representantes de CC OO, no había cumplido con las medidas de protección necesarias. ¿Se han ignorado estas cuestiones por parte de las autoridades correspondientes?

– Sí, pero es más que ignorancia. Se está empleando un modelo de acción erróneo. Se aplica un modelo de salud mercantilizado, como por ejemplo con la ineficiente externalización de tareas de rastreo encargada a Ferroser, una filial de la empresa Ferrovial, y se nos dice que la salud de la población está determinada por la investigación básica, los grandes especialistas médicos, las tecnologías muy caras y los factores de riesgo individuales. Y esto no es cierto. Tenemos mucha investigación científica de salud pública que nos muestra el papel crucial de los determinantes políticos y sociales de la salud. Un ejemplo es que trabajar con condiciones laborales y vitales precarizadas determina muy negativamente salud. Tal como ha pasado en otros países, la aparición de brotes entre trabajadores era previsible. Las decenas de miles de temporeros migrados trabajan en condiciones laborales precarizadas, con condiciones vitales de hacinamiento y una movilidad elevada, y, por lo tanto, se encuentran en un contexto que favorece mucho el riesgo de contagios. Su precarización laboral es conocida, pero ha quedado oculta. Solo cuando los medios se han hecho eco se ha visibilizado su existencia, pero, en todo caso, tampoco se habla de las causas de la situación. La inacción política ha provocado que no se realicen tests de forma masiva, así como se ha actuado pasivamente a la hora de hacer una identificación exhaustiva de posibles contagios. También en la introducción de cambios estructurales que tienen que ver con su pobreza, precariedad, hacinamiento y exclusión social.

– Estamos hablando, por lo tanto, de una mayor afección del virus en personas migradas, trabajadores y, como hemos visto durante la primera oleada de la pandemia, en profesiones altamente feminizadas. A pesar de que el virus no entiende de clases sociales, sí que observamos que las capas empobrecidas y que sufren con más intensidad la precariedad vital están más expuestas.

– La precarización de trabajos donde predominan mujeres, migrados, obreros y jóvenes como ocurre a la sanidad, el trabajo de cuidado, el comercio, o la industria alimentaria, es muy elevado. El año pasado, por ejemplo, en el Estado español el porcentaje de contratos indefinidos nuevos en muchos de estos sectores fue casi residual. La paradoja es que ahora estos trabajos son denominados «esenciales» cuando siempre han sido tratados como trabajos «poco cualificados» para justificar sueldos muy bajos y unas condiciones de trabajo pésimas. ¿Qué efectos tiene esto? La precariedad es una epidemia social tóxica que aumenta el riesgo de enfermar y morir prematuramente, tanto a los que trabajan en situaciones precarias como a sus familias. La pandemia de la Covid-19 precariza todavía mas una población ya muy precarizada.

– A raíz de esta pandemia, y como resultado también de la actual crisis ecológica, se ha evidenciado que la humanidad estará sometida en el futuro a próximas pandemias. Para dar respuesta a la actual epidemia como a las futuras, ¿como nos tendríamos que preparar?

– Es urgente fortalecer de una manera masiva y efectiva unos servicios sociosanitarios públicos y de salud pública que se encuentran en una situación demasiado débil, con unos profesionales al límite de sus fuerzas, y un modelo que no es el adecuado. No basta con aplaudir a los profesionales, dar premios, o hablar retóricamente de la importancia de la sanidad pública, ni tampoco decir de forma enfática y vacía que hay que crear una Agencia de Salud Pública. Hay que actuar ya: reforzar sustancialmente la atención primaria, los servicios sociales, y desprecarizar la salud pública con el desarrollo de la Agencia de Salud Pública de Cataluña y el Centro Estatal de Salud Pública previsto a la Ley General de Salud Pública española. Hay que invertir y reformar en profundidad el sistema para que pueda planificar y prever los muchos problemas y necesidades de salud que se sumarán al impacto de la gravísima crisis económica que ya tenemos encima. Por otro lado, tenemos también la certeza que vendrán nuevas pandemias, no solo porque siempre las ha habido, sino porque todo indica que las causas de la pandemia se encuentran en el capitalismo globalizado: una excesiva urbanización, una masiva agroindustria, el crecimiento masivo del turismo y de los viajes en avión, la alteración global de ecosistemas y la destrucción de la biodiversidad asociada a la crisis ecosocial y climática que vivimos. Así pues, todo apunta a pensar que esta no será la última pandemia, sino que otras, y quizás más virulentas, tienen que venir. Tenemos que entenderlo y tendríamos que prepararnos concienzudamente.

– Ahora bien, ¿es optimista? A pesar de que durante las primeras semanas se apuntaba a un cambio de paradigma en las actuales lógicas económicas, parece que pasados unos meses hemos devuelto a las mismas dinámicas. En general, parece que no estamos aprendiendo de la sacudida de la Covid-19.

– Desgraciadamente, me parece que no estamos aprendiendo demasiado. La pandemia ha mostrado nuestra fragilidad como individuos y como sociedad. Hemos visto que sin el trabajo esencial de mucha gente trabajadora, siempre despreciado, no podemos vivir, y que la sanidad pública y el trabajo de cuidados es fundamental, pero las inercias económicas, políticas y culturales del mundo en que vivimos hacen que cambiar no sea nada sencillo. Hay que cambiar y hay que cambiar radicalmente. O bien hacemos frente radicalmente a la crisis ecosocial y climática que vivimos, o cambiamos nuestras vidas cotidianas con menos consumo, una vida más solidaria, la producción de bienes de consumo esenciales y próximos, y la creación de una economía homeostática, que gaste mucha menos energía y adapte el metabolismo ecosocial a los límites biofísicos de la Tierra, o no tendremos futuro. O cambiamos para transformar el mundo o nos situaremos al lado del abismo. O invertimos en salud pública, en sanidad pública, y en servicios sociales o no tendremos salud ni vida. En tiempos de «condición póstuma», ha escrito la filósofa Marina Garcés, hay que cuidarse, tenemos que cuidarnos, a cada uno de nosotros y al entorno que nos rodea.

Fuente de la Información: https://vientosur.info/o-invertimos-en-salud-publica-y-servicios-sociales-o-no-tendremos-vida/

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OVE entrevista a Rigoberto Martínez Escarcega: “La pedagogía crítica es la conciencia política de los grupos oprimidos”

Entrevista realizada por Luis Miguel Alvarado Dorry en exclusiva para Otras Voces en Educación.

Conocimos a Rigoberto Martínez Escarcega en un diplomado virtual ofertado por el Centro Sindical de Investigación e Innovación Educativa del estado de Michoacán, México (CSIIE-Michoacán), en este observamos y conocimos el trabajo que ha venido haciendo sobre la epistemología y pedagogía rupturista con base en las pedagogías críticas. Esta construcción se centra en el día a día de les docentes, estudiantes y familias, es decir, con narrativas desde la praxis educativa y su sistematización de las cotidianidades de la escuela.

Es doctor en educación por la Universidad de Tijuana. Fundador y director general del Centro Latinoamericano de Pensamiento Crítico (CELAPEC). Libros publicados: Educación, poder y resistencia: una mirada crítica a la vida escolar, México, Editorial Doble Hélice, 2005; La epistemología rupturista: reflexiones sobre un psicoanálisis del objeto, México, Editorial Plaza y Valdés, 2011; Marx y el incisivo problema de la enajenación, México, Editorial Doble Hélice, 2013; Pedagogía Tradicional y Pedagogía Crítica, México, Editorial Doble Hélice, 2014; Dominación y resistencia, obra publicada en seis volúmenes, México, CELAPEC, 2015; Batman y la lucha de clases, México, CELAPEC, 2016.

Rigoberto es una persona con un fuerte compromiso con la educación y con las sociedades con el hito de formar pensamiento crítico y transformar sus condiciones de vida, construyendo otros mundos posibles, donde quepan todes. Asimismo, nos insta a entrarle a la disputa por la hegemonía ideológica de la escuela, ya que esta no es neutra, sino que corresponde a los intereses de la clase dominante, por lo tanto, es inherente la formación de pensamiento crítico en docentes, estudiantes y familias.

 

Rigoberto, cuéntenos un poco su historia de vida, ¿Cómo llegó a la educación crítica y contestataria y, a la lucha gremial y social?

Mi madre y mi padre fueron maestros de una escuela normal rural. Eran comunistas y militaban en una organización clandestina. Así que nací en medio de la agitación política anticapitalista y en un ambiente intelectual escéptico y desprejuiciado. Como maestros disidentes, mis padres formaron parte del Movimiento Revolucionario Magisterial y participaron en la fundación de la Coordinadora Nacional de los Trabajadores de la Educación. Nuestra familia sufrió en carne propia la represión del sistema. En múltiples ocasiones mi madre y mi padre fueron removidos de su centro de trabajo y reubicados en diferentes partes del país, por oponerse a la dirigencia oficialista del SNTE. Era natural que yo reivindicara esta tradición de lucha familiar.

Por mi parte, estudié para profesor de educación primaria en una escuela normal, al mismo tiempo que cursé una licenciatura en filosofía en una universidad pública. En mi formación se funden una militancia política contra todas las formas y las modalidades de opresión social, y una fuerte disposición a la reflexión teórica. Realicé estudios de posgrado en el extranjero, donde tuve la oportunidad de entrar en contacto con Peter McLaren y Henry Giroux, fundadores de la Pedagogía Crítica. En el ámbito político me adscribí a la lucha zapatista que, con el correr de los años, desembocó en el levantamiento armado por parte de las comunidades indígenas en el Estado de Chiapas, el primero de enero de 1994. Bajo un nuevo contexto político, abandoné la lucha clandestina, y en la actualidad dedico todos mis esfuerzos, al lado de un grupo entusiasta de compañeras y compañeros, a impulsar el pensamiento crítico, radical, desde las antípodas de América Latina.

 

¿Cuáles considera que son los elementos más significativos de la crisis educativa en Chihuahua, en México y en toda América Latina?

Para poder responder, primero es necesario deshacer alguno de los supuestos sociológicos funcionalistas que le subyacen a la pregunta. La noción de “crisis educativa” no forma parte de la problemática teórica del pensamiento crítico. La teoría marxista parte del supuesto de que el Estado es un aparato de dominación de clase, que tiene como propósito central legitimar los intereses de las clases dominantes. Según Louis Althusser, el Estado se compone de aparatos represivos de Estado (ejército, policías, jueces, leyes, cárceles) y aparatos ideológicos de Estado (familia, escuela, iglesia, medios de comunicación, sindicatos). Los aparatos represivos funcionan principalmente a base del ejercicio explícito de la violencia, mientras que los aparatos ideológicos emplean la ideología de forma preponderante. Por lo tanto, la escuela y la educación institucionalizada tienen la tarea de inculcar y legitimar una visión del mundo que naturaliza y reproduce la explotación social. La vigencia del actual orden social, basado en la propiedad privada, la explotación de clases y el lucro feroz, es un indicador contundente de que la escuela y la educación no se encuentran en crisis. La escuela cumple de forma eficiente su función social: naturaliza la lógica de mercado en la que se basa el capitalismo, y reproduce las terribles desigualdades sociales.

 

Rigoberto, ¿La relación entre los gobiernos y los gremios en el estado de Chihuahua y en el país es fluida? ¿Por qué?

La relación entre el gobierno y los gremios sindicales, en México, ha sido a través de la historia una relación predominante corporativa. Los sindicatos se convirtieron en dispositivos de control, por parte del Estado, para mediatizar a las clases trabajadoras. El Estado que surgió como producto de la revolución mexicana, especialmente el cardenismo, impulsó una relación corporativa con los sindicatos de los trabajadores. Se institucionalizó al ejército, a los campesinos, a los obreros y a los burócratas, con la creación de la Confederación Nacional Campesina (CNC), la Confederación de Trabajadores de México (CTM), la Federación de Sindicatos de Trabajadores al Servicio del Estado (FSTSE), entre otras. El gobierno sometió a la clase trabajadora a la lógica capitalista y, al mismo tiempo, fortaleció la acumulación de capital a nivel nacional. Una política de darle con la mano izquierda a la clase trabajadora y servirle la mesa, con la mano derecha, a los capitalistas. Se repartieron tierras a los campesinos y se favorecieron monopolios comerciales para los capitalistas. Los sindicatos se convirtieron en un mecanismo de control. El reparto agrario y la autorización de huelgas fue competencia exclusiva de las corporaciones gremiales promovidas por el Estado.  Los pocos sindicatos independientes que lograron sobrevivir a la política corporativa del gobierno postrevolucionario (los ferrocarrileros, los electricistas, los telefonistas y un sector importante del magisterio) padecieron toda la fuerza represiva del Estado. Posteriormente, el Estado pasó de una política proteccionista, populista y corporativa a impulsar un modelo económico neoliberal. El neoliberalismo ingresó en México a partir del sexenio de Miguel de la Madrid, prácticamente sin sufrir ningún tipo de tropiezos a pesar de los cambios sexenales. El modelo económico neoliberal ha sido impulsado con fuerza tanto por el PRI como por el PAN y el ahora gobernante partido de MORENA. El sindicalismo corporativo ha sufrido un gran golpe por parte del propio Estado. La tendencia es su aniquilación. El SNTE ha visto diluir su capacidad real de negociación frente al Estado neoliberal. Y la CNTE, no ha podido superar la lucha intestina entre las diferentes expresiones políticas e ideológicas que la componen, para conformarse como un bloque unificado de lucha a nivel nacional. El Estado neoliberal avanza con una fuerza arrolladora sobre los sindicatos, y la disidencia magisterial se debate a muerte en sus disputas internas. Es urgente repensar y configurar nuevos imaginarios alrededor de un sindicalismo radical que se deshaga de cualquier tipo de lógica corporativa y totalitaria.

 

Como pedagogo crítico ¿considera que la formación inicial y continua de les docente corresponde a las necesidades del país y los desafíos pedagógicos del siglo XXI? ¿Por qué? ¿Cuáles serían sus propuestas?

El Estado capitalista nunca promoverá un modelo educativo que atente contra los intereses de la clase dominante. Por lo tanto, todo modelo educativo oficial, independientemente de los subterfugios y los eufemismos ideológicos con lo que se presente, tiene como propósito central formar a los agentes de producción (desarrollo de habilidades técnicas e inculcación de valores) que la sociedad de mercado necesita. La formación docente responde a las demandas de la sociedad de mercado. La pedagogía crítica nunca será promovida de forma oficial. La pedagogía crítica es contestataria. La pedagogía crítica es la conciencia política de los grupos oprimidos. La pedagogía crítica incita a los agentes educativos para que reconfiguren el espacio escolar como un escenario de confrontación política donde se desenmascare el contenido ideológico de la cultura dominante y se promuevan prácticas educativas que hagan posible la emergencia de imaginarios sociales sobre un mundo menos injusto y desalentador.

 

Rigoberto, ¿Qué ha significado el confinamiento por el Coronavirus COVID-19 en lo educativo? ¿Considera que las medidas educativas tomadas en el contexto de la pandemia afectan al derecho a la educación? ¿Por qué?

Me parece que la pandemia que actualmente estamos padeciendo a nivel global a causa del COVID-19, pone en evidencia dos elementos sociales: por un lado, la fragilidad de la barbarie capitalista y, por otro lado, la fortaleza de los proyectos autónomos promovidos por los pueblos originarios. El COVID-19 demostró que la especie humana, dentro del capitalismo, es completamente indefensa frente a una amenaza externa. Las terribles desigualdades sociales hacen imposible cualquier tipo de confinamiento. El capitalismo promueve el individualismo, la reclusión, el control social y la vigilancia gubernamental ante una amenaza biológica. En el fondo, la única alternativa que tienen las sociedades capitalistas frente a una amenaza biológica es: ¡sálvese quien pueda! En contra parte, los pueblos originarios, que han promovido un tipo de organización comunitaria, frente a una amenaza biológica, hacen un llamado a la solidaridad y a la colectividad. El capitalismo promueve el aislamiento, las comunidades indígenas la solidaridad. En el capitalismo sólo se pueden someter al confinamiento los grupos sociales que tienen un capital acumulado o un ingreso económico seguro para sobrevivir. En las comunidades indígenas todos los miembros de la colectividad se reagrupan para trabajar la tierra, para repartir de forma equitativa el producto del trabajo, para llevar a cabo actividades culturales y educativas frente a una amenaza biológica. En el capitalismo no existe ninguna alternativa viable de sobrevivencia frente a un peligro epidemiológico.

 

Desde la pedagogía rupturista ¿cuál es la radiografía de las sociedades en el confinamiento obligatorio y la ponderación de las virtualidades en la vida cotidiana?

En la actualidad la especie humana se enfrenta a un gran dilema social: ¿capitalismo o sobrevivencia? El capitalismo ha colocado a la humanidad frente al problema de la extinción de la vida en el planeta y la autodestrucción. El afán de lucro y ganancia feroz ha promovido la extracción y sobreexplotación de los combustibles fósiles (petróleo, gas natural, carbón, entre otros) que han generado una polución del ambiente y un sobrecalentamiento del planeta. La deforestación irracional de los bosques, la contaminación del aire, de los mares y del agua potable son la consecuencia de un capitalismo depredador que sólo respeta al dios dinero. La humanidad se encuentra no sólo frente a un dilema ideológico, sino ante la sobrevivencia de la especie. El COVID-19 ha puesto a la barbarie capitalista frente a un espejo. La bestia se mira el rostro.

 

Estimado Rigoberto, por último, desde las pedagogías críticas y, a partir de sus experiencias docentes y sociales ¿cuáles serían algunas de las propuestas que considere importantes para iniciar un proceso de transformación radical del sistema educativo?

Me parece que el gran reto de la educación y de los educadores críticos en el siglo XXI es formar una nueva conciencia planetaria, capaz de superar los nacionalismos y todas las formas y las modalidades de exclusión social, que permitan superar la barbarie capitalista y luchar por la vida.

Muchas gracias

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Entrevista a Maja Göpel: Una perspectiva ecosistémica frente a la crisis

Por: Claudia Detsch

En esta entrevista, la economista Maja Göpel plantea la necesidad de desarrollar un enfoque progresista ante la crisis climática y ambiental. Centrada en la realidad de Alemania, asume que la perspectiva de salida a esta problemática debe ser ecosistémica.

Su libro Unsere Welt neu denken [Repensar nuestro mundo, Ullstein, 2020] sobre la futura interacción entre economía, ecología y sociedad está, desde hace varios meses, en las listas de los más vendidos. ¿Eso también se debe a la crisis del coronavirus?

Creo que fue simplemente el resultado de la iniciativa Scientists for Future: esa necesidad de explicar de manera diferente y más fácil cómo se relacionan las cosas. Esa era también mi intención para el libro. También se trataba, para mí, de desintoxicar el discurso. Es por eso que he incluido especialmente los términos «Estado» y «mercado», «prohibiciones» y «desistimiento». Suelen usarse en el debate sobre la sostenibilidad para torpedear una discusión abierta. Pero lo que hay que preguntar primero es qué objetivos se deben alcanzar, para luego ver qué instrumentos resultan útiles. Así que miremos el contexto y no demonicemos un instrumento per se. Por cierto, creo que el éxito del libro también tiene que ver con el coronavirus. La gente necesita informarse porque siente que las cosas están cambiando rápidamente.

¿De dónde debemos partir en el camino hacia un nuevo modelo económico y social?

En las sociedades occidentales solemos tener un punto de vista que describimos como individualismo metodológico: observamos elementos individuales y de ello derivamos cómo funcionará un sistema general. Sin embargo, en muchas áreas, hemos notado que esto no funciona. Este es uno de los puntos críticos de la forma clásica de economía: no se indaga de dónde provienen realmente la orientación y la calidad de los elementos ni cómo estas cambian con el tiempo. Si hemos desarrollado todas las estructuras de la sociedad de tal manera que se habla del comportamiento de un homo oeconomicus, entonces no debería sorprendernos que lo que sale a la luz sea cada vez más el comportamiento del homo oeconomicus.

El segundo punto crítico se llama incorrección de la agregación: el desarrollo social no se puede predecir simplemente haciendo una sumatoria de comportamientos individuales. En su lugar, debo tener una visión sistémica que se centre principalmente en los circuitos de retroalimentación y los desarrollos no lineales, es decir, en las relaciones entre los elementos. El punto de la reflexividad también es importante en los sistemas humanos: cómo nuestras narrativas guían nuestra visión del mundo y nuestras acciones, y cómo las usamos para crear futuro y realidad. Tomar conciencia de esto una y otra vez es el impulso esclarecedor de una sociedad liberal y en aprendizaje. Entonces, si las condiciones marco han cambiado radicalmente, sería aconsejable volver a observar empíricamente qué modificaciones opera ese cambio en mis ideas y modelos de buen desarrollo.

Hemos visto durante la crisis del coronavirus que de pronto era posible dejar de lado viejas certezas de un día para otro. ¿Por qué la crisis climática aún no ha tenido una urgencia comparable?

No se puede comparar la crisis del coronavirus con el cambio climático porque la crisis del coronavirus afecta a la propia población en el corto plazo. Hay circuitos de retroalimentación muy claros que combinan una acción –el confinamiento– con una causalidad –el menor número de decesos– relativamente bien, y especialmente en el corto plazo. De todos modos, ahora hemos aprendido que tiene sentido intervenir en muchos de los sistemas antes de que las consecuencias se hagan sentir; de lo contrario, estas se escapan de control. Por lo tanto, no se puede suponer que en el momento en que todos nos quedemos en casa la infección se detendrá inmediatamente, o que en el momento en que detengamos el uso de combustibles fósiles que emiten dióxido de carbono podremos detener el cambio climático de inmediato. Hemos entendido este pensamiento anticipatorio y preventivo.

Sin embargo, con el cambio climático, queda el desafío de que las consecuencias siguen llegando desfasadas en tiempo y espacio. Tenemos que implementar el cambio estructural ahora. Esto genera costos de transacción. Es incómodo. Pero los efectos de la inacción solo podrían retrasarse. Especialmente aquellos que se benefician del statu quo dicen: ¿por qué tenemos que hacerlo ahora? Eso cuesta empleos y ganancias de corto plazo, incluso si el balance es positivo para ambos a largo plazo. Por lo tanto, necesitamos buenas políticas y acuerdos que opongan al cortoplacismo estructural una agenda de transformación vinculante.

Al comienzo de la crisis del coronavirus se habló de un cambio de era, incluso del fin del capitalismo. Esa euforia parece haber vuelto a aplacarse. ¿Entonces todo puede volver a ser como siempre?

Sí, esa posibilidad es real. En investigación, siempre hablamos de dependencias del camino, estructuras que nos empujan a todos en una dirección, incluso si hemos decidido individualmente que no nos gustan. Se necesita tiempo para salir de estos caminos. No sorprende que estén funcionando nuevamente las mismas estructuras. La pregunta es si continuaremos así hasta que la próxima crisis rompa otra vez nuestras rutinas. O si, habiendo aprendido, lograremos anticiparnos. Hoy vivimos en un sistema económico degenerativo, en una sociedad de riesgo mundial, pero nos gustaría vivir en una sociedad con seguridad de suministros, estable y confiable. ¿Cómo llegamos allí?

En el contexto de sus demandas, ¿cómo califica los programas de rescate actuales para empresas y empleados?

El programa actual dice: hay que liberar de cadenas a la economía. Pero sigue sin estar claro en qué dirección hacerlo. Se promueven algunas tecnologías, pero indiscriminadamente y sin apuntar a una economía circular, como es el núcleo del Green Deal [Pacto Verde]. En este momento se está otorgando mucho dinero, pero los más beneficiados son los actores que ya dominan en el camino actual. Si no cambiamos también el marco político, entonces es probable que sigamos manteniendo muchas de las estructuras que realmente queríamos transformar: reemplazar todos los automóviles a combustible por automóviles eléctricos e impulsar el uso de hidrógeno no configura un cambio rotundo en la movilidad.

Por lo tanto, me falta la estrategia rectora, tanto a escala sectorial como regional. Esto solo pudo haber sido el comienzo. Ahora tenemos la oportunidad de dar a las inversiones una dirección clara y sostenible, crear nuevos mercados según conceptos de utilización y no de propiedad, y estimular en las empresas procesos de reestructuración orientados a la economía circular. Para ello también debe haber objetivos vinculados al dinero. Es mucho más fácil lograrlo con el paciente capital estatal que con capital privado. Es por eso que un enfoque como el Green Deal es extremadamente importante para mí. Durante el otoño [boreal] discutiremos posiblemente el próximo programa. Entonces necesitamos una orientación clara.

¿Cómo es esto en la práctica?

Tome el sector automotriz como ejemplo. Este sector sabe que la electromovilidad producirá desplazamiento y reducción de puestos de trabajo. Alzar la voz como se hace ahora, solo porque el Partido Socialdemócrata de Alemania (SPD) ya no quiere seguir promoviendo el motor de combustión, obedece puramente a motivaciones políticas. No se contempla honestamente qué le deparará el futuro a esta industria. La pregunta es cómo planificar los procesos de transición.

Pero en la sociedad también crece la protesta contra medidas ecológicas de largo alcance, como en el caso de Francia y los «chalecos amarillos». Por último, pero no menos importante, los populistas de derecha han descubierto el tema y se postulan como abogados de los ciudadanos de a pie, quienes deben pagar. ¿Cómo puede ganarse el favor de los escépticos para reestructurar la economía?

En primer lugar, me gustaría señalar que muchos estudios muestran que, por ejemplo, los sistemas de energías renovables o la agricultura regenerativa crearán más empleos que las soluciones actuales. Con la digitalización, que se declara como incuestionablemente necesaria, es diferente, pero en este caso nadie grita. Por lo tanto, se trata de intereses y procesos de transición, de garantizar un enfoque solidario. Solidaridad significa una mejor participación de los afectados en las decisiones y la implementación de estrategias de transformación, pero también igualdad de oportunidades para aquellos que no gritan tan fuerte o están menos organizados políticamente. Creo que son llamativas las fuertes quejas por la pérdida inminente de puestos de trabajo en la industria. Por otro lado, a todos los que trabajan como autónomos creativos o pequeños se les dice: ¡Ey, el acceso a subsidios por desempleo como ALG I y Hartz 4 se ha simplificado! ¿Por qué resulta inaceptable que un empleado de la industria automotriz acceda al ALG I? Se trata más bien de dejar de lado la estigmatización del subsidio por desempleo, que también se muestra en la discusión en torno de un ingreso básico.

Sin embargo, ambos trabajadores, el empleado de la industria automotriz y el creativo, corren el riesgo de perder el trabajo. A la gente pudiente le va mejor. Incluso después de esta crisis, se puede ver una imagen ya familiar: aquellos que ya estaban bien se beneficiarán aún más, por ejemplo, a través de ganancias bursátiles. Y los pobres lo serán cada vez más, tanto en Alemania como a escala mundial.

En la crisis del coronavirus siempre hacemos la analogía con la Segunda Guerra Mundial. Después de la Segunda Guerra Mundial, sin embargo, se hizo un análisis sistemático de cómo estaba repartido el esfuerzo. Creo que es dañino que ya se vuelva a especular sobre cómo reducir el endeudamiento. No tenemos ahora cómo hacer pronósticos en el ámbito macroeconómico: no sabemos cómo se comportarán las exportaciones y las cadenas de suministro, qué sucederá geopolíticamente este año, si habrá una segunda ola en otoño o si el público mostrará el mismo nivel de consumo, incluso si hay una baja transitoria de los precios.

Este es un momento extremadamente interesante para la economía porque los supuestos básicos de los modelos no funcionan. Lo que está sucediendo actualmente en las bolsas de valores no refleja la economía real. Se forman burbujas especulativas y el poder de mercado de algunos grupos empresariales sigue creciendo. Esto ya no tiene mucho que ver con la economía de mercado o con el comportamiento socialmente responsable de las empresas. Una distribución futura del esfuerzo debe indicar claramente estos efectos y corregirlos en consecuencia. No hay escasez de dinero, ni de buenas ideas, ni de tecnologías. Necesitamos voluntad política y responsabilidad de aquellos que pueden ceder.

¿Cómo ve la división de tareas entre el Estado y la sociedad? ¿Quién es la gran fuerza impulsora, el Estado o los movimientos de la sociedad civil como Fridays for Future?

Hasta ahora, se ha observado claramente que la política está reaccionando y no actuando. Es realmente desconcertante cuando nos fijamos en el discurso de algunos partidos políticos que no quieren dejarles el tema del clima a los Verdes solo porque hay protestas públicas. Desde una perspectiva científica, me produce consternación. No puede ser que se vea la importancia del problema del clima solo cuando la gente grita. Simplemente tengo que decir, sobre la base del conocimiento científico y según mi leal saber y entender, que tenemos un problema. Y si no queremos verlo como cuestión ambiental, sino como una cuestión de equidad de recursos, de estabilidad económica o de sana gestión de riesgos o de balances, ¡genial! Luego, cada partido debe presentar su propio marco para que haya una opción viable de abordaje del tema. Es esto lo que para mí significa asumir la responsabilidad política.

¿Cómo deberían reaccionar los sindicatos sobre una materia tan sensible?

Los sindicatos tienen que preguntarse qué procesos se necesitan ahora para que las personas afectadas por el cambio estructural hacia la sostenibilidad puedan desempeñar algunos de los trabajos del futuro. Por cierto, esto también se aplica a los efectos de la digitalización, que, sorprendentemente, casi no recibe críticas. Durante la crisis del coronavirus se ha hecho de pronto visible una flexibilidad completamente diferente. Antes siempre se decía: no podemos producir otra cosa, mucho menos a corto plazo: y, súbitamente, se hizo. Durante la crisis del coronavirus se le sacó la careta a todo este «No funciona» y se mostró el «No quiero» que escondía, es decir, hubo un desenmascaramiento de la comodidad y la preservación de privilegios adquiridos.

Pero estos cambios necesitan tiempo y los sindicatos tienen aquí una visión cortoplacista de la prevención de daños. ¿No es esa su misión?

Se trata de pensar: ¿cuál es la función del trabajo en nuestras sociedades? Los sindicatos no deberían tratar de preservar obstinadamente todos los empleos que existen hoy en día, sino defender los derechos de los trabajadores frente a la política. Luego tengo que ocuparme de los procesos de recapacitación, de los programas de calificación, de la cooperación creativa a escala regional entre Estado, ciencia, empresas y sociedad civil para que puedan surgir nuevos clusters e identidades. Pero, por supuesto, esto no debe suceder desconectándose de la sociedad. No sirve de nada si a los nuevos asentamientos industriales o a las oficinas centrales de Amazon llegan del exterior empleos bien pagos y la población local lo nota especialmente por el aumento de los alquileres.

En política y negocios, es importante superar la estrechez corporativa y reorganizar la participación; actuar y planificar nuevamente junto con los ciudadanos en lugar de hacerlo tomándolos solo como destinatarios. Usted mencionó antes el caso de Francia. Fue muy alentador que Emmanuel Macron dijera después de las protestas: haremos una convención ciudadana sobre política climática. Los participantes fueron seleccionados entre el público en general y se aprobaron 150 medidas y recomendaciones, que son mucho más radicales que lo que se discutió en el gobierno. Al mismo tiempo, los participantes informaron que habían aprendido mucho sobre diferentes perspectivas y ahora entendían cuánto necesita cambiar la sociedad y cuánto le importa a cada uno determinado cambio. Eso la gente lo toma en serio.

Tenemos una comprensión limitada de la innovación en esta república. El dinero y la tecnología dominan el paquete de estímulo económico. Pero estos son medios para un fin. Incluso se supone que la digitalización la que salvará al sistema de salud y no una nueva cooperación social que comience por la pregunta de por qué los empleados están allí siempre al límite de sus fuerzas y preocupados por la calidad. Así es como los afectados sienten que se los toma en serio, y no cuando los economistas calculan que la compensación o inversión total es suficiente.

¿Cómo ve el papel de la digitalización? ¿Cómo es posible asegurar que impulse la reestructuración social-ecológica y que no se convierta en su ataúd?

Resulta interesante que la Unión Europea proporcione actualmente orientación sobre este asunto. Los tres temas claves fueron fijados con los tres vicepresidentes y vicepresidentas: Green Deal, cuestiones digitales y cuestiones sociales. Al mismo tiempo, se puso el foco en la cooperación. Ahora están pasando muchas cosas especialmente en las áreas del Green Deal y la agenda digital. Es una característica distintiva y puede convertirse en una ventaja para Europa si la digitalización respalda los procesos de creación de valor ecológico y social. Los grandes grupos empresariales estadounidenses de tecnologías de la información operan en parte un sistema muy parasitario que se está expandiendo rápidamente, evitando la responsabilidad por las consecuencias, no pagando impuestos y teniendo un poder monopólico mediante efectos de red. Para sus propietarios, se han convertido en máquinas de enriquecimiento a las que no se les puede permitir seguir funcionando así. Lo que está ocurriendo allí ya no es una disrupción en el sentido de romper incrustadas dependencias del camino, sino una destrucción absoluta de estructuras sociales negociadas durante mucho tiempo y una estructura competitiva que apunta al mercado. A menudo no se trata ya de productos individuales, sino de infraestructuras que surgen allí. Ahí se debe, entonces, regular con coraje.

Además de cuestionarnos los modelos de negocio, también debemos preguntarnos qué problemas deberían ayudarnos a resolver las innovaciones digitales. ¿Plataformas de compras aún mejores y más mundos online? ¿O pueden la inteligencia artificial, la tecnología de sensores y el big data permitirnos comprender realmente bien los ecosistemas y el reciclado de materiales y su gestión transparente? Para esto se necesita dar un nombre a la misión: es nuestra versión europea de la digitalización. Debe tomar en serio los derechos civiles y servir a una economía social de mercado y, por lo tanto, cumplir con los objetivos de una mayor calidad de vida y respeto de las fronteras planetarias.

Actualmente, los populistas de derecha están en el poder en muchas partes del mundo. ¿Cómo puede Europa ejercer un contrapeso?

Reflexionando sobre los objetivos establecidos en los tratados de la Unión Europea. El punto de partida fue: nunca más guerra. Y alta calidad de vida y seguridad de la población. Para mí, esto implica una revolución educativa integral y honestidad. Siempre se nos dice que somos utopistas porque queremos una sociedad sostenible. Siempre pienso: ¿quién es el utopista aquí? ¿Cómo es posible suponer que se puede seguir así? El escenario de que todo continúe igual no es una opción deseable en ningún estudio que trate de manera diferenciada cuestiones ambientales o de justicia. Por el contrario, los Objetivos de Desarrollo Sostenible aprobados por casi todos los países del mundo relacionan objetivos sociales y ecológicos entre sí y plantean la cuestión de cómo podemos hacerlos compatibles mediante innovaciones integrales: culturales, sociales, políticas, económicas y tecnológicas. Esta es una agenda muy concreta tanto para los conservadores como para los progresistas, por lo que nadie tiene que temer quedarse atrás. Solo tenemos que tomarla en serio y ponernos a trabajar.

Traducción: Carlos Díaz Rocca

Fuente e imagen: IPG

 

 

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España: La asombrosa desaparición de 7 millones de niños españoles por el coronavirus

La asombrosa desaparición de 7 millones de niños españoles por el coronavirus

El filósofo y profesor universitario analiza las claves del confinamiento infantil por el coronavirus. ¿ Los ha ignorado el Estado más que a los perros salvo para hacer deberes y comer pizzas?

¿Sabían que hay 7 millones de menores de 15 años en España? ¿Y que ahora mismo están todos encerrados en sus casas sin poder salir y con un montón de deberes? No, no es que el Estado les haya castigado a todos por mal comportamiento. O sí. Son la población invisible del confinamiento por coronavirus.

César Rendueles -ensayista, filósofo y profesor de sociología en la UCM- lleva días reflexionando en Twitter sobre el difícil equilibrio entre crianza, cuidados, tareas escolares, alimentación y niños encerrados. Rendueles, autor de libros como ‘Sociofobia’, analiza las claves infantiles del coronavirus en esta entrevista.

PREGUNTA. Critica que los estamentos oficiales no han tenido en cuenta las necesidades de los niños en esta crisis. ¿Deberían poder salir?

RESPUESTA. Me gustaría comenzar aclarando que en ningún caso deberíamos incumplir las instrucciones que han dado las autoridades sanitarias. Nadie que no cumpla las excepciones establecidas por la ley debería salir de casa. Dicho esto, sí creo que podemos plantear preguntas sobre algunas decisiones, sobre todo cuando afectan al bienestar de colectivos vulnerables. En concreto creo que es llamativo el enfoque tan adultocéntrico que está teniendo esta crisis. En ningún momento se ha tenido en cuenta las necesidades de la infancia, una población que normalmente es objeto de una especial protección.

La primera ministra noruega dedicó una rueda de prensa de media hora exclusivamente a los niños. En la comparecencia de Pedro Sánchez de la semana pasada mencionó varias veces a las mascotas y sus necesidades y ninguna a los niños. Desde el primer momento se autorizó a los dueños de perros a sacar a pasear a sus animales. Lo cual me parece muy bien, por supuesto. Pero lo cierto es que los dueños de los perros también contagian y estamos hablando de muchísima gente. En España hay 13 millones de mascotas registradas, más que niños menores de 15 años. Simplemente se confía en que esas personas actuarán con responsabilidad y no abusarán de ese privilegio.

En el caso de las madres y padres de niños no se ha tenido esa confianza. No se ha permitido, por ejemplo, que los niños salgan a pasear diariamente unos minutos con todas las medidas de seguridad que sean necesarias: de uno en uno, acompañados de cerca por un adulto, en cierta franja horaria, respetando la distancia de seguridad, sin usar parques ni zonas comunes… Tal vez ni siquiera se ha tomado en consideración esa posibilidad.

P. ¿Por qué?

R. Estamos acostumbrados a esperar que los niños sean invisibles, que no molesten, no hagan ruido y no alteren el mundo “normal”, que entendemos que es el de los adultos. La crisis del coronavirus es una especie de paraíso adultocéntrico. Los niños han desaparecido completamente de la vista pública, por fin son asunto exclusivamente privado de sus padres.

Y luego está esa especie de rencor social: como a los niños les afecta menos gravemente el coronavirus, no sólo están invisibilizados, sino que se les ve como minibombas biológicas. Parece como si todo el mundo hubiera hecho un curso de epidemiología a distancia para explicarte que tus hijos son “supercontagiadores asintomáticos”. Cuando, en realidad, cualquier persona puede ser un contagiador asintomático durante el periodo de incubación de la enfermedad, también la gente que va a trabajar en metro por la mañana.

Insisto en que hay que respetar las decisiones de los médicos. Pero en otros países como Francia, Bélgica, Suiza o Austria han optado por otras regulaciones más atentas a la infancia. Tal vez esos países pequen de imprudentes pero echo de menos al menos una explicación. Hay que tener en cuenta que el confinamiento tiene un fortísimo sesgo de clase. No es para nada lo mismo vivir el encierro en una casa amplia, luminosa, con terraza o incluso jardín que en diminutos pisos interiores sin luz natural.

P. Respecto a las tareas escolares durante el confinamiento. ¿Hay un problema de ‘deberitis’ en las casas?

R. El cierre de todos los centros educativos nos ha pillado con el paso cambiado a todos los profesores. Es una situación complicadísima y sin precedentes en la que mucha gente está haciendo grandes esfuerzos por encontrar soluciones razonables. Las situaciones educativas son muy distintas entre sí. No tiene nada que ver tratar con estudiantes de 16 o 17 años, que son mucho más autónomos que con niños pequeños, de 7 u 8. No tienen nada que ver tampoco las asignaturas en las que las prácticas tienen mucho peso con otras más teóricas. En cualquier caso, todos los docentes, pero especialmente los de primaria y secundaria, tenemos que ser conscientes de la tensión que supone esta situación para las familias, tanto para los niños como para los adultos.

Hay colegios y profesores que, como decía, están haciendo una labor increíble en ese sentido, a menudo con pocos medios materiales, a base de sacrificio personal. En otros casos… no tanto. Algunos colegios piden a los padres que teletrabajen mientras supervisan que sus hijos realizan tareas complejas que requieren un alto grado de conectividad con los típicos problemas técnicos sobrevenidos y todo ello completamente encerrados en sus casas. Conozco personalmente varios casos de madres solas con situaciones laborales y sociales complicadísimas que me han dicho que lo que peor están llevando de esta crisis no es la incertidumbre económica o el miedo a la enfermedad sino el estrés de ser incapaces de ayudar a sus hijos con la avalancha de tareas que les llegan desde el colegio.

P. ¿El bilingüismo ayuda?

El programa bilingüe de la Comunidad de Madrid lo agrava todo mucho. Si muchas familias tienen dificultades para ayudar a sus hijos normalmente, cuando las tareas se multiplican y además están en inglés la cosa se vuelve surrealista. Hay madres y padres que sencillamente no entienden qué es lo que tienen que hacer sus hijos en Science.

P. Dice que el confinamiento ha agravado la desigualdad educativa. ¿Cómo?

R. Un hecho bien conocido en sociología de la educación es que los deberes aumentan la desigualdad. Los deberes benefician a los estudiantes con la capacidad para estudiar autónomamente y deja completamente descolgados a los que más ayuda necesitan. El papel de las familias es crucial, en ese sentido. Aquellos estudiantes cuyos padres tienen conocimientos y tiempo para ayudarles tienen una ventaja enorme. El confinamiento ha hecho que la educación consista sólo en deberes. Así que creo que no es muy aventurado suponer que en este periodo las desigualdades se agravarán. Habrá niños que avanzarán más que si hubieran ido a clase. Y otros se habrán quedado mucho más descolgados de lo que ya estaban.

P. ¿Por qué no le gusta el plan Telepizza de Ayuso para los niños con beca de comedor? ¿No es eso mejor que nada?

R. Rebuscar en un basurero también es mejor que nada, creo que esa no es la cuestión. El hecho es que existía una alternativa facilísima: dar el dinero que se va a entregar a Telepizza y Rodilla a las familias que necesitan esa ayuda para que compren la comida que les parezca.

Es realmente la solución más rápida y fácil y la que se ha elegido en otras comunidades autónomas. También es la que les gusta a los liberales cuando les beneficia a ellos. El único motivo para no optar por esa vía es el puro clasismo. Ayuso y los suyos creen que los pobres gastan mal el dinero y que es mejor financiar a papá Telepizza para que los alimente.

P. ¿Se ha necesitado una pandemia para entender la importancia de la sanidad pública?

R. Con la sanidad y otros servicios públicos, como las residencias para mayores, ha pasado lo mismo que con la educación. El confinamiento hace que veamos concentrado en un periodo de tiempo muy rápido procesos que normalmente podemos ignorar porque se dan a cámara lenta. El 31 de enero de 2019 una plataforma en defensa de la sanidad pública madrileña presentó un escrito en el que denunciaba la pérdida de más de tres mil camas en los últimos seis años. Explicaban, por ejemplo, que los operadores del 061, que atienden llamadas de urgencias sanitaria, esos que ahora están desbordados, tienen un convenio de telemarketing.

Hasta hace quince días esa degradación de la sanidad pública o la educación nos preocupaban pero las tolerábamos porque eran dinámicas que nos afectaban esporádicamente. De repente esas camas que han desaparecido, las corruptelas en la privatización de servicios sanitarios, la precarización del personal sanitario… Todo eso se ha vuelto cuestión de vida o muerte. En realidad, ya lo era. Miles de personas llevan años padeciendo en su cuerpo las consecuencias de ese desastre. Simplemente ahora nos afectan a todos a la vez.

Fuente de la Información: https://www.elconfidencial.com/espana/2020-03-22/coronavirus-millones-ninos-espanoles_2509379/

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Milagros Sáinz: «Es indispensable que las personas que ofrecen orientación académica y profesional estén formadas en perspectiva de género ”

Doctora en Psicología Social e investigadora principal del grupo I+D+i Género y TIC (GenTIC) de la Universitat Oberta de Catalunya

Por Educaweb

Milagros Sáinz es doctora en Psicología Social por la Universidad Nacional de Educación a Distancia y actualmente es la investigadora principal del grupo de I+D+i Género y TIC (GenTIC) del Internet Interdisciplinary Institute (IN3) de la Universitat Oberta de Catalunya.

La actividad de I+D+i de la investigadora Sáinz se centra en el estudio de los aspectos motivacionales y psicosociales que explican la segregación vocacional de los chicos y las chicas fundamentalmente en la Educación Secundaria. Los ámbitos principales de su investigación son los estereotipos de género, la influencia del proceso de socialización en la elección de los estudios (teorías del aprendizaje social, del rol social y de elección de logro, etc.) y la brecha digital de género. También está especializada en el uso de metodologías cuantitativas y cualitativas de investigación social.

Ha sido la investigadora principal de varios proyectos de investigación vinculados a la una investigación longitudinal de más de 7 años con fondos del Plan Estatal del Ministerio de Ciencia y actualmente dirige otro proyecto del Plan Estatal sobre cómo intervenir para fomentar las vocaciones científicas y tecnológicas en las chicas.
Para más información sobre estos proyectos y su trayectoria profesional se puede visitar este enlace.

¿Qué es la educación STEM y en qué se diferencia de los estudios STEAM?

La palabra STEM se corresponde con la abreviatura del inglés Science, Technology, Engineering, and Mathematics. Es lo que tradicionalmente se conoce en nuestro contexto como los ámbitos de ciencia y tecnología. Sin embargo, STEAM equivale a la inclusión de la palabra Arts en inglés (es decir, las Humanidades, las Artes y todo lo que tiene que ver con las Ciencias Sociales).

Los datos y evidencias científicas muestran que existe una clara brecha de género en el tipo de asignaturas, itinerarios, y carreras que eligen las mujeres y los hombres.  Las mujeres tienden a elegir estudios y carreras vinculadas a las humanidades, las artes y ciencias sociales en mayor medida. Sin embargo y dentro del ámbito STEM o de ciencia y tecnología, ellas se concentran en los estudios ligados a las ciencias de la vida y la química, mientras que los hombres se enfocan en mayor medida en los estudios vinculados a las ingenierías, la informática, y la física.

De igual modo, en Bachillerato, por ejemplo, más chicas que chicos que matriculan en el Bachillerato científico que en el tecnológico. Por eso, es muy importante que cuando se manejan datos sobre el Bachillerato, estos estén segregados por sexo para ciencia y tecnología, porque cuando se toman en conjunto toda esta información y hablamos de Bachillerato científico-tecnológico los datos no hacen justicia y no reflejan la alta participación de las chicas en el Bachillerato científico y por ende en la ciencia.

¿Por qué se habla más de STEM que de STEAM, incluso en informes de organismos internacionales como la UNESCO?

Como he comentado previamente, la palabra STEM equivale a una convención que intenta poner de manifiesto la brecha de género en los ámbitos de ciencia y tecnología. Principalmente, esto ocurre porque se trata de ámbitos más ligados con el desarrollo de tecnologías y herramientas digitales, así como con profesiones y profesionales relacionados a cotas de poder y de liderazgo. Se trata de profesiones y profesionales con una mayor valoración social porque se vinculan con mejores condiciones profesionales y con ámbitos prestigiosos académicamente hablando. Es decir, con lo que es difícil de alcanzar y de estudiar.

Esto significa que desde la investigación y para entender mejor la brecha de género en la elección de estudios y profesiones hay que también incorporar al estudio qué pasa con las chicas y los chicos que eligen ámbitos que no son STEM y de este modo entender mejor la ecuación. Es por ello importante tener en cuenta que de las anteriores afirmaciones no se tiene que interpretar que todos los chicos tienden a elegir en exclusiva ámbitos STEM porque también hay muchos chicos en ámbitos no STEM (sobre todo vinculados a las ciencias sociales).

Algunos expertos consideran que se necesitan más chicas que estudien carreras STEM y que añadir las artes a esta «ecuación» haría más atractivos estos estudios para ellas. ¿Qué opina al respecto?

Yo creo que es muy importante tener en cuenta que hoy en día y en el futuro, gracias a los avances de la inteligencia artificial y las técnicas de machine learning, se precisa la colaboración de equipos interdisciplinares que combinen tecnología y otros saberes vinculados a las humanidades, las artes, y las ciencias sociales (donde además hay muchas mujeres) para que las tecnologías den respuesta a los diversos retos sociales presentes y futuros.

La gran cantidad de datos (Big Data) generados por y a través de tecnología constituye un ejemplo del tipo de colaboración que se requerirá en un futuro entre ámbitos propiamente tecnológicos y ámbitos que no lo son. En este sentido, se precisa y se precisará que personas profesionales de ámbitos de las ciencias sociales, las humanidades y las artes aporten conocimientos de sus ámbitos no tecnológicos para la creación de algoritmos o herramientas digitales que permitan entre todos analizar e interpretar esa cantidad ingente de datos. De igual modo, que haya más chicas en estos procesos se torna imprescindible para garantizar que se cumplan además unos requisitos éticos en los procesos de diseño y creación de tecnología.

«Es fundamental que se incorpore la perspectiva de género en la formación inicial y continuada del futuro profesorado de Primaria y Secundaria».

¿Qué retos tienen que afrontar los profesionales de la orientación académica y profesional para que más chicas consideren los estudios STEM como una opción de futuro profesional?

Es indispensable que las personas que ofrecen orientación académica y profesional (personal de orientación, profesorado que ejercen como tutores, y profesorado en general) estén formadas en perspectiva de género para entender la importancia que este aspecto tiene en el fomento de la igualdad de oportunidades entre hombres y mujeres.

De igual modo, es fundamental que se conozca el importante papel que los sesgos de género ejercen sobre la elección de estudios y profesión, y de que se oriente a los y las jóvenes para que sus intereses y sus motivaciones académicas y profesionales estén libres de la influencia de estos aspectos. Pero también es crucial formar a las familias para que reflexionen sobre el papel que tienen en todo este proceso de toma de decisiones y puedan amortiguar la influencia que ejercen sobre sus hijas e hijos a la hora de decidir su futuro académico y que dichas decisiones estén libres de condicionantes de género.

¿Cómo pueden formarse los profesionales de la orientación para estar al día sobre los estudios STEM y sus salidas profesionales futuras, para así poder orientar a las chicas?

Es fundamental que se incorpore la perspectiva de género en la formación inicial y continuada del futuro profesorado de Primaria y Secundaria. Es decir, es necesario incorporarla en los grados de Educación y en el máster de formación del profesorado de Secundaria. Pero también incluiría la perspectiva de género en la formación a lo largo de la vida del profesorado de Primaria y Secundaria.

Se da por hecho que vivimos en una sociedad basada en igualdad de género y ello hace que muchas personas no se interesen por aportar su granito de arena para cambiar las desigualdades que afectan negativamente tanto a las chicas como a los chicos. También diría que es básico que se incluya la perspectiva de género en la formación inicial y continuada de las personas que desarrollan tecnologías para garantizar que estas cumplen con unos requisitos éticos y no fomentan desigualdades de ningún tipo.

Mencione dos buenas prácticas o programas de orientación nacionales o internacionales que usted crea que contribuyen a que más chicas se sientan atraídas por los estudios STEM ¿Por qué los considera así?

Dado que se trata de un tema muy complejo, los programas de intervención deben adoptar una perspectiva multidimensional. Hay varios programas de intervención como por ejemplo STEM Talent Girl en España o Techbridge en Estados Unidos que adoptan un enfoque multi-estratégico para tratar de fomentar las vocaciones científicas y tecnológicas en las chicas. Es decir, se basan en romper estereotipos de género en torno a que las mujeres carecen de competencias científicas y tecnológicas.

Ambas iniciativas muestran a las chicas ejemplos de mujeres científicas y tecnólogas (en diferentes niveles de su formación y desarrollo profesional) para que estas vean que es posible tener a mujeres de referencia que son personas normales y corrientes, con unas competencias adecuadas para desempeñarse profesionalmente en estos ámbitos sin ningún tipo de prejuicio. Estas mujeres referentes con experiencia en ámbitos STEM se encargan de «mentorizar» a las chicas y las acompañan a realizar diferentes actividades. Se aprovechan de entornos educativos formales y no tan formales para realizar sus actividades.

Si alguien quiere profundizar sobre estos aspectos, puede consultar las siguientes publicaciones:

Fuente: https://www.educaweb.com/noticia/2020/05/11/entrevista-milagros-sainz-investigadora-grupo-genero-tic-19166/

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