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España: ¿Están los niños preparados para leer y escribir antes de los 6 años?

Por: Carlota Fominaya

Dos de cada tres maestros, en contra de adelantar contenidos al periodo no obligatorio de Educación Infantil.

Los maestros de segundo ciclo de infantil —un periodo educativo que comprende desde los tres años hasta los seis— alertan de la «pre-primarización» de esta etapa, a la que acceden muchos niños en estos días. «Se está convirtiendo en una preparatoria para la escuela primaria, hecho muy negativo que afecta al desarrollo cognitivo y socio-emocional del niño», denuncian uno de cada tres profesores en el estudio de opinión realizado por la Asociación Mundial de Educadores Infantiles AMEI-WAECE.

Durante este periodo educativo, «que no es obligatorio en nuestro país», recuerdan desde esta institución, «a muchos niños de cinco años se les exige saber leer, escribir al dictado, y hacer sumas y restas, una situación bien distinta a la de los países nórdicos en los que nos miramos, donde a esa edad están todavía jugando y aprendiendo a relacionarse con los demás y no es hasta mucho más tarde cuando empiezan a tomar contacto con las letras y los números», explican.

Adelantar etapas

En España, sin embargo, prosiguen los docentes del informe, «las exigencias curriculares, así como las sociales y familiares, hace que los maestros se vean obligados a dar prioridad a unas áreas frente a otras». De hecho, según el estudio, el 83 por ciento afirman dedicar más tiempo a la lectorescritura, la lógico-matemática y el aprendizaje de un segundo idioma, cuando en realidad afirman querer (y no poder) centrarse en los aspectos emocionales y en la educación de valores.

Tendencia escolar

Las exigencias educativas, añaden desde AMEI-WAECE, «hacen que la etapa de infantil sea un adelantamiento de contenidos para llegar a primaria con unas competencias que no tienen en cuenta el ritmo ni el momento evolutivo especial de estas edades». Así lo corrobora la psicopedagoga Yolanda Cortés, colaboradora del portal Hablemos de Neurociencia, para quien existe una idea bastante extendida socialmente, de que la mejor estrategia educativa es iniciar cuanto antes determinados aprendizajes. «La tendencia escolar está orientada básicamente a prepararlos para la etapa siguiente. Pero para escribir en un papel, los niños han de ser capaces de coordinar y controlar los movimientos de sus dedos, y la corteza motora del cerebro, que controla la coordinación de las manos y los dedos, generalmente, no está desarrollada del todo, al menos hasta los cinco años de edad. De hecho, este desarrollo prosigue a lo largo de la enseñanza Primaria».

Empezar más tarde

Habrá niños, prosigue Cortés, «que no puedan seguir este ritmo acelerado, para los que tales planteamientos de “cuanto antes mejor” constituyan un flaco favor: en vez de salir fortalecidos y seguros de sí mismos, acaban la etapa con una incipiente sensación de impotencia y, probablemente, catalogados como problemáticos». Estos niños, prosigue Cortés, «necesitan más de ese empujón, pues quizá no estén listos para la comprensión lectora cuando empiezan a ir a la escuela. Tal vez su cerebro se desarrolle más lentamente. Si a estos niños se les da otra oportunidad para aprender a leer a una edad más tardía, pongamos que a los 7 años, la cosa puede funcionar».

En otros países, señala esta psicopedagoga, «como Dinamarca, o Finlandia, los niños no comienzan a ir a la escuela hasta los 7 años, lo cual facilita que los niños que aún no están preparados, lo estén y aprendan a leer sin presiones, sin tener que seguir al tran tran el ritmo de otros, con bloqueos emocionales. No hay tanta prisa. Les estamos obligando a crecer más rápido de lo que se merecen. Hay cosas que simplemente han de cocerse a fuego lento para que el resultado sea el esperado, y se convierta en un proceso hecho de forma natural y con calma». Para Pilu Hernández Dopico, esto se traduce en un «llamamiento a administraciones y familias: más lecciones de vida en esta etapa, más sentimientos, más juegos cooperativos, más arena, y más saltar en los charcos y ensuciarse. En definitiva, más niños y menos catedráticos en educación infantil, que ya tendrán tiempo de llegar donde quieran».

Respetar los ritmos del menor

Por fortuna, señala la colaboradora de Hablemos de Neurociencia, «ya hay pedagogías alternativas donde el proceso de enseñanza y aprendizaje en los niños respeta el ritmo de cada uno de ellos, tanto con el alumno que ha nacido en enero, como con el que lo ha hecho en diciembre, porque de lo que se trata es de enseñar la lecto escritura de una manera lo más cercana y natural posible». Lo más importante, concluye esta experta, «es respetar siempre la individualidad de cada menor. Si reciben respeto del adulto, ganan confianza en sí mismos, y eso es más importante que cualquier otro proceso de aprendizaje. Esto no quiere decir que no podamos llevar las letras a infantil, al contrario. Las letras y los números tienen que estar presentes en las aulas, lo que tenemos que hacer es cuidar el modo».

Fuente e imagen: https://www.abc.es/familia/educacion/abci-estan-ninos-preparados-para-leer-y-escribir-antes-6-anos-201909180157_noticia.html

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¿Eres pobre porque eres de letras o eres de letras porque eres pobre?

¿Eres pobre porque eres de letras o eres de letras porque eres pobre?

“El que vale, vale, y el que no, a letras”. El prejuicioso adagio ha acompañado a millones de españoles que durante las nieblas existenciales de la adolescencia optaron por las humanidades o las ciencias sociales en el instituto. Como el que esto firma, al que sus profesores intentaron disuadir de hacerlo porque les parecía que era un desperdicio que no explotase su supuesto talento matemático. La letra pequeña del contrato, un futuro más fácil y exitoso si cursaba una carrera de ciencias.

Este tópico abstracto toma forma concreta en la edad adulta, donde los trabajos mejor remunerados suelen pertenecer al ámbito de las ciencias, como muestra el estudio ‘Inserción laboral de los egresados universitarios‘, que en su última edición sitúa en los primeros puestos medicina, varias ingenierías (aeronáutica, organización industrial, tecnologías industriales y de computadores) o desarrollo de ‘software’.

Las 10 carreras mejor pagadas

Medicina
34.290
Náutica y transporte marítimo
33.977
Ingeniería aeronáutica
30.454
Ingeniería de organización industrial
30.052
Desarrollo de software y de aplicaciones
29.794
Ingeniería en tecnologías industriales
29.458
Ingeniería de computadores
29.295
Ingeniería de telecomunicación
28.737
Ingeniería en electrónica
28.471
Ingeniería naval y oceánica
Lo que el cliché sugiere es que el criterio para la elección de los estudiantes es la mera habilidad. Una discriminación por inteligencia. Pero hay muchos más factores en juego a la hora de seleccionar un futuro educativo que condicionará el laboral. Nos encontramos ante el dilema educativo del huevo o la gallina: no solo los estudiantes de letras o humanidades suelen ganar menos en sus empleos, sino que las clases bajas suelen decantarse por carreras de letras. Lo que, como señalaba el informe ‘Vía universitaria‘, aumenta el riesgo de segregación por origen socioeconómico.
“La diferenciación horizontal por especialidad es un factor muy relevante que se traduce en una empleabilidad y trayectoria salarial muy distinta según sea la especialidad del título”, recuerda Xavier Martínez-Celorrio, profesor de Sociología de la Educación en la Universidad de Barcelona. “Por regla general, en todos los países, los titulados en humanidades y artes tienen peores salarios y trayectorias respecto a los titulados en ingenierías o empresariales. No es nada nuevo”.
Los hijos de los padres sin estudios tienen 15 veces menos probabilidades de titularse en ingenierías que los hijos con padres universitarios
La pregunta del millón, por lo tanto, es ¿por qué las clases bajas, cuando estudian, se decantan por profesiones peor remuneradas, en lugar de aquellas que en principio les permitirían ascender socialmente? Y al mismo tiempo, ¿por qué los hijos de las familias más privilegiadas, y que en teoría podrían permitirse más riesgos económicos y vocacionales, siguen decantándose por titulaciones de ciencias, empresariales e ingeniería?

Lo material: una cuestión de riesgo

Para responder la pregunta, resulta útil ampliar la imagen y recordar que, como afirmaba la OCDE, en España hay muy poca movilidad intergeneracional ascendente entre los hijos de padres con bajo nivel educativo. El dato que proporciona Martínez-Celorrio es contundente. “Los hijos de los padres sin estudios tienen 15 veces menos probabilidades de titularse en ingenierías que los hijos con padres universitarios”. Él mismo mostró en un estudio llamado ‘Crisi, trayectòries sociales i educació‘ cómo las clases obreras y populares están infrarrepresentadas en la educación terciaria, excepto en humanidades y ciencias de la educación.

En otras palabras, las decisiones educativas de las familias con menos recursos están determinadas por la cautela, como explica Delia Langa, profesora de Sociología de la Universidad de Jaén, que ha estudiado cómo se originan las elecciones universitarias. Eso explica no solo que las clases bajas acudan en menor número a la universidad, sino que a la hora de seleccionar una carrera u otra tienen más en cuenta los costes y beneficios. “Por eso en aquellas carreras más largas o difíciles, al ser más costosas, están menos presentes que las clases más altas”, recuerda la profesora.
Es lo que ocurre con las ingenierías, las carreras en las que más tiempo se invierte, lo que genera una criba entre aquellos alumnos que, ante la posibilidad de tener que invertir un año más, prefieren decantarse por otros estudios. “Ante la dificultad de las carreras, en las que se puede suspender y perder la beca o pagar una matrícula más cara, el alumnado de orígenes populares tiende a elegir carreras con menos suspensos”, se muestra de acuerdo el sociólogo José Saturnino Martínez, de la Universidad de La Laguna. Martínez-Celorrio recuerda que, además, algunas especialidades como las ingenierías suelen alargarse artificialmente “por interés corporativo de profesionales colegiadas que prefieren una escasez de titulados para que no bajen sus tarifas de mercado”. Algo denunciado por el credencialismo de Randall Collins.
El aumento de las tasas y la caída de las becas han provocado que las familias pobres calculen más los riesgos antes de apuntarse a una carrera
La dificultad de las ciencias sí es, por lo tanto, un factor discriminador, pero no tanto por una cuestión de incapacidad como de riesgo. Como recuerda Langa, los estudiantes muy buenos suelen decantarse por carreras más difíciles, ya provengan de la clase baja o de la alta. Pero si el estudiante no es tan bueno, y si proviene de una familia con menos recursos, probablemente se lo piense dos veces antes de matricularse en una ingeniería. En las clases más altas, “las aspiraciones y expectativas no dependen tanto de la trayectoria académica previa”.
Una dinámica material agudizada desde la crisis, cuando el precio de las tasas de matriculación aumentó y las becas se redujeron, como argumenta Langa. Una situación que ha afinado el cálculo de coste-beneficio de las familias menos privilegiadas. “Esto presiona más a los que necesitan becas, a las clases populares, que ya se exigían más para venir a la universidad”. La socióloga no tiene duda que esta clase de medidas no tienen otro objetivo que reajustar el cierre social universitario cerrando las puertas a las clases populares.
Como recuerda Sergio Andrés Cabello, de la Universidad de La Rioja, los recursos materiales decisivos pueden ser tan sencillos como el acceso a clases particulares o extraescolares. “Por ejemplo, una persona con menos recursos tal vez no pueda acceder a un apoyo de Matemáticas a través de clases particulares o no puede ir a unas clases extraescolares de Robótica”, explica.

Lo vocacional: ¿y si ellos quieren?

No hay que perder de vista que frente a la motivación instrumental se encuentra la expresiva, es decir, la elección de carrera por vocación, que, por lo general, es la que se cuenta en voz alta. Si bien esto es algo común en todas las carreras, recuerda Cabello, lo es aún más en las de letras y humanidades, lo que puede llevar a pensar que más que conformismo con los estudios a los que uno ha llegado tras descartar las de ciencias, existe un auténtico deseo entre las clases bajas de elegir letras.

Es posible rastrear el origen de dicho deseo en la reputación social que la cultura tuvo en la sociedad española como reacción al elitismo universitario, especialmente durante el tardofranquismo y la primera democracia. “Las clases populares, en el pasado y vinculado a la movilidad social, podían elegir carreras de letras y humanidades por una cuestión de estatus”, recuerda Cabello. “La cultura, vinculada a la universidad, era un bien a alcanzar y podía llevarse a cabo mediante una carrera de letras que también se vinculaba al acceso a determinados puestos de trabajo, como los cuerpos docentes”

Una vez que la universidad se democratizó y ofreció la posibilidad de estudiar a más capas sociales, la situación cambió y las carreras de letras perdieron su empuje entre los sectores más pobres e la sociedad. Las razones, “la transformación del mercado de trabajo, la menor salida de estas carreras o la tecnocratización del mundo”, valora el profesor de la Universidad de La Rioja. También, “el lamentable desprestigio de las carreras de letras”. Lo que ha provocado que las carreras relacionadas con la educación como Magisterio o Educación Infantil figuren entre las que tienen una nota de corte más baja.

Algunos se decantan por Trabajo Social “por vocación de ayudar”, pero otros adoptan una visión más pragmática y optan por una FP

¿Es posible que las clases bajas se acerquen a las carreras de letras por conciencia social, como se ha planteado en alguna ocasión? El propio Cabello concede que en una de sus investigaciones más recientes se ha encontrado con estudiantes de entornos vulnerables o desfavorecidos que han estudiado Educación o Trabajo Social “por una vocación de ayudar a personas en esa situación”. Aunque también se aplica en el sentido inverso. Otros han decidido decantarse por Formaciones Profesionales de Grado Medio o Superior “con una visión más pragmática”.

“Conocemos casos a través de trabajos de investigación con docentes de Secundaria y Bachillerato, de chicos y chicas que quieren hacer una carrera de Bellas Artes, por ejemplo, y sus padres no quieren que las hagan porque no les ven salida”, prosigue. “No es algo infrecuente e imagina cómo se tiene que sentir ese chico o chica que quiere hacer una cosa y le ‘mandan’ a otra”.

El círculo del capital social

Se pone de manifiesto que ni la universidad española es tan equitativa como pretende ni la meritocracia es tal. Esta suele obviar, por ejemplo, la influencia del capital cultural que varía según la clase social a la hora de tomar una decisión. Como explica Saturnino Martínez, la alta nota de corte que se exige en carreras como Medicina provoca que “el alumnado de orígenes populares, debido a su falta de capital cultural en el hogar, obtenga notas más bajas”.

¿Son libres nuestras elecciones? (Reuters)

El capital cultural funciona en ambos sentidos. No solo impide que los estudiantes más pobres obtengan la nota necesaria para entrar en las carreras más solicitadas –este año, Medicina se llevó la palma en casi todas las universidades–, sino que favorece el efecto contagio entre las clases más adineradas, que terminan conformando reyes de apoyo.

“La concentración de los alumnos de clase media en los estudios de ingeniería, ciencias y empresariales provoca un efecto compañero (‘peer effect’) que acumula capital social añadido”, recuerda Martínez-Celorrio. Es un factor que inclina la balanza de las mejores familias a estudiar lo mismo que sus vecinos, porque eso les permite aprovechar “contactos y redes personales, reforzando sus ventajas de partida”. ¿Recuerdan el tópico novelístico del hijo de aristócrata díscolo que se niega a estudiar lo que sus padres le recomiendan para dedicarse a las artes ante el horror paterno?

“El que vale, vale, y el que no, a letras”. El prejuicioso adagio ha acompañado a millones de españoles que durante las nieblas existenciales de la adolescencia optaron por las humanidades o las ciencias sociales en el instituto. Como el que esto firma, al que sus profesores intentaron disuadir de hacerlo porque les parecía que era un desperdicio que no explotase su supuesto talento matemático. La letra pequeña del contrato, un futuro más fácil y exitoso si cursaba una carrera de ciencias.

Este tópico abstracto toma forma concreta en la edad adulta, donde los trabajos mejor remunerados suelen pertenecer al ámbito de las ciencias, como muestra el estudio ‘Inserción laboral de los egresados universitarios‘, que en su última edición sitúa en los primeros puestos medicina, varias ingenierías (aeronáutica, organización industrial, tecnologías industriales y de computadores) o desarrollo de ‘software’.

Lo que el cliché sugiere es que el criterio para la elección de los estudiantes es la mera habilidad. Una discriminación por inteligencia. Pero hay muchos más factores en juego a la hora de seleccionar un futuro educativo que condicionará el laboral. Nos encontramos ante el dilema educativo del huevo o la gallina: no solo los estudiantes de letras o humanidades suelen ganar menos en sus empleos, sino que las clases bajas suelen decantarse por carreras de letras. Lo que, como señalaba el informe ‘Vía universitaria‘, aumenta el riesgo de segregación por origen socioeconómico.

“La diferenciación horizontal por especialidad es un factor muy relevante que se traduce en una empleabilidad y trayectoria salarial muy distinta según sea la especialidad del título”, recuerda Xavier Martínez-Celorrio, profesor de Sociología de la Educación en la Universidad de Barcelona. “Por regla general, en todos los países, los titulados en humanidades y artes tienen peores salarios y trayectorias respecto a los titulados en ingenierías o empresariales. No es nada nuevo”.

Los hijos de los padres sin estudios tienen 15 veces menos probabilidades de titularse en ingenierías que los hijos con padres universitarios

La pregunta del millón, por lo tanto, es ¿por qué las clases bajas, cuando estudian, se decantan por profesiones peor remuneradas, en lugar de aquellas que en principio les permitirían ascender socialmente? Y al mismo tiempo, ¿por qué los hijos de las familias más privilegiadas, y que en teoría podrían permitirse más riesgos económicos y vocacionales, siguen decantándose por titulaciones de ciencias, empresariales e ingeniería?

Lo material: una cuestión de riesgo

Para responder la pregunta, resulta útil ampliar la imagen y recordar que, como afirmaba la OCDE, en España hay muy poca movilidad intergeneracional ascendente entre los hijos de padres con bajo nivel educativo. El dato que proporciona Martínez-Celorrio es contundente. “Los hijos de los padres sin estudios tienen 15 veces menos probabilidades de titularse en ingenierías que los hijos con padres universitarios”. Él mismo mostró en un estudio llamado ‘Crisi, trayectòries sociales i educació‘ cómo las clases obreras y populares están infrarrepresentadas en la educación terciaria, excepto en humanidades y ciencias de la educación.

En otras palabras, las decisiones educativas de las familias con menos recursos están determinadas por la cautela, como explica Delia Langa, profesora de Sociología de la Universidad de Jaén, que ha estudiado cómo se originan las elecciones universitarias. Eso explica no solo que las clases bajas acudan en menor número a la universidad, sino que a la hora de seleccionar una carrera u otra tienen más en cuenta los costes y beneficios. “Por eso en aquellas carreras más largas o difíciles, al ser más costosas, están menos presentes que las clases más altas”, recuerda la profesora.

Es lo que ocurre con las ingenierías, las carreras en las que más tiempo se invierte, lo que genera una criba entre aquellos alumnos que, ante la posibilidad de tener que invertir un año más, prefieren decantarse por otros estudios. “Ante la dificultad de las carreras, en las que se puede suspender y perder la beca o pagar una matrícula más cara, el alumnado de orígenes populares tiende a elegir carreras con menos suspensos”, se muestra de acuerdo el sociólogo José Saturnino Martínez, de la Universidad de La Laguna. Martínez-Celorrio recuerda que, además, algunas especialidades como las ingenierías suelen alargarse artificialmente “por interés corporativo de profesionales colegiadas que prefieren una escasez de titulados para que no bajen sus tarifas de mercado”. Algo denunciado por el credencialismo de Randall Collins.

El aumento de las tasas y la caída de las becas han provocado que las familias pobres calculen más los riesgos antes de apuntarse a una carrera

La dificultad de las ciencias sí es, por lo tanto, un factor discriminador, pero no tanto por una cuestión de incapacidad como de riesgo. Como recuerda Langa, los estudiantes muy buenos suelen decantarse por carreras más difíciles, ya provengan de la clase baja o de la alta. Pero si el estudiante no es tan bueno, y si proviene de una familia con menos recursos, probablemente se lo piense dos veces antes de matricularse en una ingeniería. En las clases más altas, “las aspiraciones y expectativas no dependen tanto de la trayectoria académica previa”.

Una dinámica material agudizada desde la crisis, cuando el precio de las tasas de matriculación aumentó y las becas se redujeron, como argumenta Langa. Una situación que ha afinado el cálculo de coste-beneficio de las familias menos privilegiadas. “Esto presiona más a los que necesitan becas, a las clases populares, que ya se exigían más para venir a la universidad”. La socióloga no tiene duda que esta clase de medidas no tienen otro objetivo que reajustar el cierre social universitario cerrando las puertas a las clases populares.

Como recuerda Sergio Andrés Cabello, de la Universidad de La Rioja, los recursos materiales decisivos pueden ser tan sencillos como el acceso a clases particulares o extraescolares. “Por ejemplo, una persona con menos recursos tal vez no pueda acceder a un apoyo de Matemáticas a través de clases particulares o no puede ir a unas clases extraescolares de Robótica”, explica.

Lo vocacional: ¿y si ellos quieren?

No hay que perder de vista que frente a la motivación instrumental se encuentra la expresiva, es decir, la elección de carrera por vocación, que, por lo general, es la que se cuenta en voz alta. Si bien esto es algo común en todas las carreras, recuerda Cabello, lo es aún más en las de letras y humanidades, lo que puede llevar a pensar que más que conformismo con los estudios a los que uno ha llegado tras descartar las de ciencias, existe un auténtico deseo entre las clases bajas de elegir letras.

Una vez que la universidad se democratizó y ofreció la posibilidad de estudiar a más capas sociales, la situación cambió y las carreras de letras perdieron su empuje entre los sectores más pobres e la sociedad. Las razones, “la transformación del mercado de trabajo, la menor salida de estas carreras o la tecnocratización del mundo”, valora el profesor de la Universidad de La Rioja. También, “el lamentable desprestigio de las carreras de letras”. Lo que ha provocado que las carreras relacionadas con la educación como Magisterio o Educación Infantil figuren entre las que tienen una nota de corte más baja.

Algunos se decantan por Trabajo Social “por vocación de ayudar”, pero otros adoptan una visión más pragmática y optan por una FP

¿Es posible que las clases bajas se acerquen a las carreras de letras por conciencia social, como se ha planteado en alguna ocasión? El propio Cabello concede que en una de sus investigaciones más recientes se ha encontrado con estudiantes de entornos vulnerables o desfavorecidos que han estudiado Educación o Trabajo Social “por una vocación de ayudar a personas en esa situación”. Aunque también se aplica en el sentido inverso. Otros han decidido decantarse por Formaciones Profesionales de Grado Medio o Superior “con una visión más pragmática”.

“Conocemos casos a través de trabajos de investigación con docentes de Secundaria y Bachillerato, de chicos y chicas que quieren hacer una carrera de Bellas Artes, por ejemplo, y sus padres no quieren que las hagan porque no les ven salida”, prosigue. “No es algo infrecuente e imagina cómo se tiene que sentir ese chico o chica que quiere hacer una cosa y le ‘mandan’ a otra”.

El círculo del capital social

Se pone de manifiesto que ni la universidad española es tan equitativa como pretende ni la meritocracia es tal. Esta suele obviar, por ejemplo, la influencia del capital cultural que varía según la clase social a la hora de tomar una decisión. Como explica Saturnino Martínez, la alta nota de corte que se exige en carreras como Medicina provoca que “el alumnado de orígenes populares, debido a su falta de capital cultural en el hogar, obtenga notas más bajas”.

¿Son libres nuestras elecciones? (Reuters)
¿Son libres nuestras elecciones? (Reuters)

El capital cultural funciona en ambos sentidos. No solo impide que los estudiantes más pobres obtengan la nota necesaria para entrar en las carreras más solicitadas –este año, Medicina se llevó la palma en casi todas las universidades–, sino que favorece el efecto contagio entre las clases más adineradas, que terminan conformando reyes de apoyo.

“La concentración de los alumnos de clase media en los estudios de ingeniería, ciencias y empresariales provoca un efecto compañero (‘peer effect’) que acumula capital social añadido”, recuerda Martínez-Celorrio. Es un factor que inclina la balanza de las mejores familias a estudiar lo mismo que sus vecinos, porque eso les permite aprovechar “contactos y redes personales, reforzando sus ventajas de partida”. ¿Recuerdan el tópico novelístico del hijo de aristócrata díscolo que se niega a estudiar lo que sus padres le recomiendan para dedicarse a las artes ante el horror paterno?

Así que, quizá, más que el huevo y la gallina, nos encontramos ante la pescadilla que se muerde la cola. Un círculo vicioso en el que, más allá de la vocación, las familias más pobres prefieren apostar por tener una carrera, sea cual sea, por el prestigio y contrastado poder protector ante el desempleo de los estudios superiores, pero también porque en determinados ámbitos, como en empresariales, ya tienen mucho terreno perdido de antemano

Aunque hayan cursado la misma carrera, las clases medias y altas tienen ventajas añadidas por sus contactos y redes personales

Es el efecto Mateo, es decir, el rico se hace más rico y el pobre, más pobre. Trasladado al ámbito educativo, “a igualdad de titulación superior y de especialidad, los hijos de las clases medias profesionales tienen ventajas añadidas y logran mejores empleos y salarios”. Porque no solo disponen por su posición de contactos o redes personales inaccesibles para otras clases sociales, sino también “competencias sociales y ‘soft skills’ clave para saberse desenvolver y obtener un mayor rendimiento del título”.

Es imposible hablar de reproducción social sin hablar del sociólogo Pierre Bourdieu. “Hay muchas personas de un estrato social alto que no conciben que sus hijos no vayan a la universidad, y que no hagan determinadas carreras, que son generalmente las de ciencias y las más técnicas, por ser consideradas con más salidas profesionales”, explica Sergio Cabello. “En definitiva, hay unas expectativas familiares que son claras, unas expectativas en relación a los estudios que tienen que desarrollar sus hijos”. Expectativas que, como agua fina, calan en las decisiones aparentemente libres de los niños.

Un laberinto sin salida

España es uno de los países con más deberes pendientes en lo que se refiere a equidad educativa, y eso se refleja tanto en el origen social de los universitarios como en sus elecciones estudiantiles, también en cuestión de género. En nuestro país, sigue habiendo muchas titulaciones masculinizadas como las ingenierías o arquitectura, mientras que las mujeres suelen decantarse por las Ciencias de la Salud o la Educación Infantil. Esta última muestra a la perfección la diferencia social oculta entre carreras. Si un 60% de los alumnos de Medicina tiene padres universitarios, en Educación el porcentaje es tan solo del 20%.

Esto ha provocado que organismos como la OCDE se hayan referido a la “trampa intergeneracional de España” en la que los hijos suelen reproducir los comportamientos de los padres, lo que, como la institución contaba en ‘Panorama de la Educación’, es la raíz de los “altos niveles de desigualdad de ingresos dentro de país”. No se trata tan solo que los hijos de obreros y clases populares no vayan a la universidad, sino que cuando lo hacen, varios factores les expulsan de las titulaciones que les garantizarían un sueldo mayor o una posición social más alta.

¿Y qué se está haciendo? Pues no mucho, como recuerda Martínez-Celorrio. En la universidad española no se han desarrollado políticas compensatorias que apoyen a las primeras generaciones de familias modestas e inmigrantes. “Ninguna universidad española tiene planes de apoyo para acompañar y tutorizar la carrera de universitarios de primera generación”, concluye Celorrio. “Algo que sí se hace en otros países que invierten mucho más en educación y en equidad social y de género”.

La diferencia al acceso universitario entre clases sociales es una de las razones que explican la desigualdad de ingresos en España

Tampoco en los institutos, porque las políticas de orientación educativa y profesional suelen ser débiles y llevadas a cabo por “profesores muy poco conocedores del mercado de trabajo, incapaces de superar el género de las profesiones (masculinas/femeninas) y el sesgo social de optar por ciencias o letras”, como explica el profesor de la Universidad de Barcelona. Dicho de otra forma, aún son víctimas del “el que vale, vale, y el que no…”.

Fuente de la Información: https://www.elconfidencial.com/economia/2019-12-20/empleo-pobre-letras-letras-pobre_2381108/

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La lucha contra el cambio climático tiene rostro de mujer

Europa/España/

Exposición fotográfica «Mujeres rurales en América: sembrando hoy la agricultura del futuro» en la 25 Conferencia de las Partes del Convenio Marco de Naciones Unidas sobre Cambio Climático (COP) en Madrid bajo el lema «Tiempo de actuar». EFE

Las mujeres rurales en Perú han empezado a implementar tecnologías sostenibles para contrarrestar la contaminación ambiental que causa el sector de la energía, que en este momento es el segundo mayor emisor de gases de efecto invernadero en el país sudamericano.

Del otro lado del mundo, en la isla de Kadavu, en Fiji, decenas de mujeres han instalado paneles solares en 376 hogares, de doce aldeas, con la finalidad de mitigar la pobreza energética en la zona y que eso, a su vez, permita eliminar brechas educativas y de salud.

 

Al igual que ellas, miles de mujeres en Colombia, Costa Rica, Marruecos, Bangladesh o Australia se han erigido «agentes de cambio» y trabajan cada día por mejorar sus comunidades y disminuir los efectos de la crisis climática que las hace más vulnerables que el resto de la población.

«Las mujeres invierten más tiempo en incrementar el bienestar de sus familias y de sus congregaciones», señala en una entrevista con Efeminista la experta en género y medio ambiente del Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) en Latinoamérica, Andrea Quesada.

Además, la experta añade que «quizás en muchos lugares ellas no lo llamen cambio climático, pero saben lo que es, lo están viviendo en carne propia. Están experimentando períodos de sequías y lluvias que ya no son predecibles y están haciendo todo lo posible por adaptarse rápidamente, para sobrevivir».

En Barbados, Granada y Jamaica, por ejemplo, las mujeres han aprendido a usar métodos agrícolas más sostenibles como forma más estable y fiable de ganar dinero. Entre ellos, la rotación de cultivos, la correcta recolección de agua lluvia o el uso de materiales naturales para conservar la humedad y aumentar la fertilidad del suelo.

Para el PNUD, promover la igualdad de género y el empoderamiento de las mujeres es «absolutamente esencial» para cumplir con las metas ambientales y de conversación.

En este sentido, puesto que la participación diferenciada de las mujeres en la sociedad les permite detectar soluciones innovadoras para contribuir a la mejora de la calidad de vida y a un desarrollo sostenible, la ONU está convencida de que es primordial que ellas también sean parte de la toma de decisiones.

«Los cambios también se ven en los patrones de consumo. En Suecia, por ejemplo, hay datos que demuestran que las mujeres están más dispuestas a consumir productos verdes si tienen los recursos suficientes para adquirirlos», añade Quesada.

«Esta es una oportunidad para transformar, no solo las actividades que realizamos para reducir los impactos negativos en el medio ambiente, sino también las relaciones de poder que son desiguales en nuestros países», enfatiza la experta.

Sin embargo, pese a los múltiples proyectos que organizaciones como Naciones Unidas están llevando a cabo alrededor del mundo para que más mujeres se involucren en el desarrollo de una sociedad más sostenible, Quesada cree que «la acción no está siendo lo suficientemente rápida».

«El reto más grande que tenemos es la implementación. En algunos casos por motivos políticos, lo cual es más difícil de cambiar, y otras veces por falta de capacidades y recursos», afirma.

Es por esta razón, adelanta, que en la Conferencia sobre Cambio Climático equipos del PNUD se presentarán hoy varias iniciativas exitosas que ya se están llevando a cabo en países latinoamericanos con el objetivo de que se tomen como ejemplo en otros lugares.

«Gracias a un trabajo muy grande de países como México, Costa Rica y Perú se está tratando de impulsar que el plan de acción de género sea mucho más ambicioso y que vaya más enfocado a esa implementación, a cómo se puede poner en práctica una acción climática de mitigación y de adaptación género responsiva y género transformadora».

Fuente: https://www.eldiario.es/sociedad/lucha-cambio-climatico-rostro-mujer_0_972552850.html

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España:Movilización vecinal para impedir la apertura de un local de apuestas a 25 metros del colegio público Parque Aluche

Europa/España/15-12-2019/Autor(a) y Fuente: www.tercerainformacion.es

– Colectivos vecinales consiguieron paralizar su apertura en septiembre, pero esta mañana varios operarios han instalado en su interior máquinas de apuestas y juego

– Tras confirmar con ellos que el negocio abrirá sus puertas la semana que viene, la vecindad ha realizado una protesta de urgencia a sus puertas

– La Asociación Vecinal de Aluche pide que se aplique el Decreto de la Comunidad de Madrid que establece una distancia mínima de cien metros entre los locales de apuestas y los centros de educación primaria y secundaria.

Alerta vecinal en el barrio de Aluche (distrito de Latina) ante la apertura inminente de un local de apuestas que se encuentra a 25 metros del Colegio Público Parque Aluche. Esta mañana, vecinos del barrio se han topado con la desagradable sorpresa de que varios operarios descargaban de camiones máquinas de juego y apuestas destinadas a un inmueble situado en el número 61 posterior de la calle Quero, en el corazón del barrio. Se trata del mismo negocio que, después de varias denuncias públicas y actos de protesta que tuvieron lugar en septiembre, la vecindad pensó que había renunciado a abrir sus puertas.

Pero nada más lejos de la realidad. Según la información aportada por los citados operarios, el local, promovido por Sportium, tiene previsto inaugurar su actividad la semana que viene, en plenas fiestas navideñas. Ante este hecho, de manera espontánea, el vecindario ha realizado una concentración con el fin de impedirlo, un acto que cuenta con la simpatía de colectivos del barrio como la Asociación Vecinal de Aluche (AVA).

“Nuestro barrio está plagado de locales de apuestas y todos estos locales nos parecen horribles, pero además, el que quieren abrir se encuentra ante el Parque Aluche, que es el eje vertebrador del barrio, nuestro lugar de encuentro, lo que supone atentar contra un ocio saludable y la propia convivencia del barrio”, se queja indignada Ana Isabel del Rincón, presidenta de la AVA. “Por eso -continúa- , vamos a hacer todo lo posible para impedir su actividad, con presión en la calle y con todos los recursos legales que tenemos a nuestro alcance. Y si llega a abrir, informaremos a sus usuarios de los recursos contra la ludopatía y las adicciones que tenemos en el barrio y en el distrito”.

Los vecinos y vecinas piden que se aplique el Decreto 42/2019 del Consejo de Gobierno de la Comunidad de Madrid, que impide que los locales de apuestas y juego se sitúen a menos de cien metros de centros educativos que impartan enseñanzas regladas y obligatorias, de primaria y secundaria. Quero, 61 se encuentra a escasos 25 metros de la valla del colegio Público Parque Aluche, pero también a 50 metros escasos de un área infantil de la zona verde y a menos de 400 metros de dos centros de secundaria, los institutos Parque Aluche y Blas de Otero.

Los vecinos indican que el pasado 12 de noviembre la Comunidad de Madrid anunció la aprobación de una moratoria de apertura de nuevos locales de apuestas en la región que, como mínimo, estará vigente un año o hasta que se apruebe un nuevo decreto autonómico que regule el fenómeno del juego y las apuestas.

Según datos de la Federación Regional de Asociaciones Vecinales de Madrid (FRAVM), que en octubre presentó un completo informe sobre los locales de apuestas de la capital (puedes verlo en https://stopcasasdeapuestas.com), el barrio de Aluche ocupa la quinta posición en cuanto a número de negocios de la ciudad, y su distrito, Latina, con 27 locales, la sexta posición.

Fuente e Imagen: https://www.tercerainformacion.es/articulo/actualidad/2019/12/14/movilizacion-vecinal-para-impedir-la-apertura-de-un-local-de-apuestas-a-25-metros-del-colegio-publico-parque-aluche

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España: A los profesores les preocupa el ciberacoso con móviles en los centros educativos

Europa/España/15-12-2019/Autor(a) y Fuente: www.agenciasinc.es

Por: SINC

Un estudio destaca que los docentes españoles consideran que el cyberbullying es el mayor riesgo asociado al uso de los smartphones por parte de los adolescentes. A pesar de ello, casi el 90 % de los profesores cree que los móviles pueden ser una herramienta educativa de utilidad si se emplea apropiadamente en las aulas.

El 95% de los profesores encuestados señaló que el acoso a través del móvil o internet era su principal preocupación en relación al uso de los dispositivos en los centros educativos. / UPM

El ciberacoso se define como una conducta agresiva e intencional que se repite de forma frecuente en el tiempo mediante el uso por parte de un individuo (o grupo), de dispositivos electrónicos sobre una víctima que no puede defenderse por sí misma fácilmente. Y esta práctica es, para el 95% de los docentes, la principal preocupación en relación con el uso del móvil en las aulas por parte de los adolescentes. Así lo señala un estudio en el que ha participado la Universidad Politécnica de Madrid (UPM).

Existen diversos estudios que constatan que el ciberacoso ha crecido en los últimos años y que, a diferencia de lo que sucedía en la era previa a internet  en la que el hostigamiento cesaba fuera del centro escolar o en el entorno familiar de la víctima, en la era móvil el acoso también crece en continuidad ya que es ubicuo en el espacio y en el tiempo.

El 92% de los centros dispone de restricciones en la utilización de móviles

Conscientes de esa situación, el 95% de los profesores encuestados por los investigadores, señaló que el acoso a través del móvil o internet era su principal preocupación en relación al uso de los dispositivos en las aulas y por parte de los adolescentes.

“Esta percepción del ciberacoso como el principal riesgo asociado al uso del móvil en los centros educativos es algo que llama poderosamente la atención, ya que difiere de las conclusiones que se obtenían en estudios previos desarrollados en otros países”, explica Bernardo Tabuenca del Departamento de Sistemas Informáticos de la Escuela Técnica Superior de Sistemas Informáticos de la UPM y uno de los autores.

“Por primera vez, los riesgos asociados a las distracciones de los adolescentes, la sobreexposición a internet o el dejar de lado actividades más tradicionales como la lectura y la expresión artística, quedan relegados a un segundo plano frente al riesgo de que el smartphone se pueda emplear para hostigar a sus compañeros, lo que pone de manifiesto la magnitud de este problema y la concienciación existente por parte del profesorado”, explica el investigador.

A la pregunta de a qué edad se considera que sería adecuado que los adolescentes empezasen a hacer uso del móvil los profesores también lo tienen claro: los menores no deberían tener un smartphone antes de los 14 años. “Se trata de una apreciación que contrasta con la realidad ya que según los datos del Instituto Nacional de Estadística, el 51% de los niños españoles de 11 años dispone de un móvil con conexión a internet”, asegura el investigador.

Aunque la mayoría de los docentes coinciden en que limitar el uso del móvil en los centros educativos es básico para luchar contra el ciberacoso, las opiniones sobre quién debe establecer las medidas difieren. “El 92% de los centros consultados dispone de restricciones en cuanto al uso de móviles, pero no existe consenso sobre qué organismo debería regular su uso. Así, la mayoría de los docentes participantes en este estudio (50,75%) consideran que debe  ser cada centro quien regule su utilización, aunque un 26,12% tiene una visión más generalista y considera que estas actuaciones debe regularlas el Ministerio de Educación”, explica Tabuenca.

Buena herramienta educativa

El estudio, en el que participan también investigadores de las Universidad de Alcalá y la Universidad Internacional de La Rioja analiza también a través de las encuestas realizadas a un total de 132 docentes de toda España la predisposición de los profesores a utilizar el móvil como herramienta educativa.

“Nos parece muy significativo que en torno al 90% de los docentes considera que el uso de un smartphone puede tener ventajas para el aprendizaje por parte de los menores”, comenta Tabuenca.

Por aplicaciones, los juegos son la herramienta considerada más eficaz para promover la adquisición de conocimientos: “La gamification consiste en la introducción de recompensas y penalizaciones mediante juegos que pretenden divertir a los alumnos a la vez que les motiva a realizar acciones orientadas a la consecución del aprendizaje”, añade el investigador.

Las redes sociales son un elemento de comunicación frecuente entre estudiantes y por ello, los investigadores analizaron también cuáles serán las favoritas de los docentes de cara a comunicarse con los alumnos.

La mayoría de los profesores están predispuestos a utilizar dispositivos propios o corporativos como herramienta para tutorizar a los alumnos

“En la actualidad, las sesiones lectivas tradicionales se acompañan ocasionalmente de contenidos multimedia. Por esta razón YouTube  con el 79% de docentes a favor de su uso, y Pinterest.  Tuenti, Instagram, Facebook y WhatsApp fueron las peor valoradas ya que los profesores pasan muchas horas cara a cara con el alumnado y quizás no sea necesario suplantar esta comunicación con otra menos directa y que pueda llevar a ambigüedades”, comenta.

Finalmente en cuanto al uso del móvil durante la actividad docente, la mayoría de los profesores están predispuestos a utilizar dispositivos propios o corporativos como herramienta para tutorizar a los alumnos. No obstante, con independencia del dispositivo móvil que se utilice, la opción más popularmente aceptada es que el móvil se utilice exclusivamente en horario laboral y periodo lectivo.

“La importancia de este trabajo radica en que identifica algunas claves sobre el uso que se hace del smartphonecon fines educativos en la era móvil, cuál es la predisposición docente a utilizar móviles propios y redes sociales como herramienta de tutorización, qué amenazas y ventajas se identifican de su uso, qué regulación existe actualmente con respecto al uso del móvil en los centros educativos y qué edad se considera apropiada”, concluye el investigador.

Referencia bibliográfica:

Bernardo Tabuenca, Juan-José Sánchez-Peña y María-José Cuetos-Revuelta.“El smartphone desde la perspectiva docente: ¿una herramienta de tutorización o un catalizador de ciberacoso?”. Revista de Educación a Distancia (RED). Núm. 59, Artíc. 01, 30-04-2019 DOI: http://dx.doi.org/10.6018/red/59/01

Fuente e Imagen: https://www.agenciasinc.es/Noticias/A-los-profesores-les-preocupa-el-ciberacoso-con-moviles-en-los-centros-educativos

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España: La Marea Verde acuerda un calendario de movilizaciones en la educación pública

Redacción: Canal Sur

La plataforma Marea Verde acuerda un calendario de movilizaciones.

Desde ahora hasta junio, el curso escolar se presentará reivindicativo en la escuela pública.

La Plataforma Marea Verde ha aprobado en Cádiz un calendario de movilizaciones en favor de la educación pública que se prolongará hasta junio y que comenzará con una gran manifestación el próximo día 15 de diciembre en Sevilla.

Es la principal conclusión que se extrae de este encuentro estatal en el que han participado más de 100 representantes de la escuela pública de toda España. Pedirán también al nuevo gobierno la derogación de la LOMCE.

De ahí que las Mareas Verdes de toda España, reunidas en Cádiz, estén preparando acciones con las que alertar de las amenazas al sistema educativo público.

Porque, dicen, hay mucho por lo que luchar, empezando por la derogación de la LOMCE.

También exponen medidas urgentes, como reducir las horas lectivas y las bajar la ratio en aulas masificadas, y acabar con lo que llaman la DOBLE RED.

La estabilidad de las plantillas docentes, más recursos materiales y humanos, son otras de sus reivindicaciones, que llevarán a campañas específicas a lo largo de todo el curso.

Fuente: http://www.canalsur.es/noticias/andalucia/cadiz/la-marea-verde-acuerda-un-calendario-de-movilizaciones-en-la-educacion-publica/1514546.html

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España: Policía en clase: un control de menudeo de hachís a niños de 12 años

Europa/España/Elpais.com

“Tranquilos, levantaos y poneos junto a la pared”. Son las palabras que una alumna de 12 años escuchó, sorprendida, del policía local que acababa de interrumpir la clase. La niña cursa primero de la ESO (Educación Secundaria Obligatoria) en el instituto Dunas de las Chapas, en Marbella. Junto al agente había un perro, que olisqueó las mochilas del alumnado. La escena se repitió en otras 15 aulas de segundo, tercero y cuarto de la ESO. En total, cerca de 400 alumnos vivieron el pasado 20 de noviembre lo que fuentes del instituto denominan un “control de menudeo”. Como resultado de lo que también podría denominarse redada “se pilló droga a cuatro o cinco chavales”. Han sido expulsados 20 días. La Policía Local de Marbella quita hierro al asunto. Asegura que se trató de una exhibición de la unidad canina previamente concertada y realizada “en un par de clases”, en una de las cuales un perro halló una sustancia estupefaciente en una mochila, “pero nada más”.

“Mi hija no tenía ni idea de lo que era el hachís, ahora sí”, cuenta enfadada una de las madres, que recuerda su sorpresa cuando escuchó lo que le contó la pequeña al salir de clase. Como ella, muchas madres y padres preguntaron a la dirección del centro qué había ocurrido. Al día siguiente, el 21, recibieron una comunicación vía WhatsApp: “La policía fue al centro con patrulla canina, como ya lo hizo el año pasado. Vienen un día sin avisar”.

En el instituto confirman que solo tenían conocimiento previo de la llegada de los agentes el director y la jefa de estudios. “La puerta se abrió en mitad de la clase. Entró la jefa de estudios y, detrás, un policía con un perro”, relata un docente. “El agente pidió que nadie tocara sus teléfonos, que los chavales pusieran las manos encima de la mesa y que estuvieran tranquilos”, continúa el tutor. Subraya que nadie les indicó en ningún momento que estuvieran ante una exhibición de la unidad canina.

“Los alumnos que llevaban droga han sido expulsados 20 días, ya que no ha quedado claro si era para vender”, decía el mensaje enviado por la dirección a los padres, que incidía en que “ahora es ya un tema de la policía con los alumnos y sus padres”. Fuentes del centro afirman que las cámaras de seguridad que hay en pasillos, aparcamientos y patios —en las aulas no hay— han grabado en ocasiones el trapicheo de droga. Si un alumno es sorprendido con un porro es expulsado 29 días.

“En clase tenemos un reflejo de la sociedad”, exponen desde el instituto, situado en una zona de urbanizaciones de clase media alta. “Antes era el tabaco, pero ahora los problemas son otros. Son retos nuevos y hay que adaptarse”, explican las mismas fuentes. Estas fuentes creen que son los más pequeños, los estudiantes de primero de ESO, los más vulnerables. Por eso hicieron especial hincapié durante la visita policial en las cinco líneas existentes de ese nivel: “Ahí están los peores casos”.

La Policía Local enmarca el despliegue en una exhibición con la unidad canina en el instituto que estaba avisada con antelación. Explican que los agentes fueron “a una o dos aulas” y que ahí fue cuando el perro detectó la sustancia estupefaciente en la mochila de uno de los menores. “Fue casualidad”, subrayan, al tiempo que relatan que los controles de menudeo en los exteriores de los centros educativos son habituales y se realizan de manera aleatoria, “pero dentro, no”. También la Policía Nacional envía a una patrulla si recibe una llamada que alerta de un punto de venta de droga junto a centros escolares, pero tampoco actúa en el interior salvo casos puntuales.

La delegación de Educación de la Junta de Andalucía en Málaga insiste también en la versión de una demostración “autorizada por el consejo escolar del centro” y llevada a cabo “por parte de agentes del Cuerpo Nacional de Policía”, aunque fuentes de esta fuerza de seguridad aseguran que ellos no han sido. “Por ser un día lluvioso, la exhibición tuvo lugar dentro de las clases, y los perros, en el transcurso de la misma, detectaron la presencia de pequeñas cantidades de droga en alguna mochila”, insisten desde la Administración andaluza.

Fuente: https://elpais.com/sociedad/2019/12/10/actualidad/1576000494_650734.html

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