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En España: La educación pública plantea una huelga general educativa para el 9 de marzo

Europa/España/POR EXPANSIÓN.COM/EFE

La Plataforma Estatal por la Escuela Pública ha propuesto la convocatoria de huelga general unitaria de toda la educación el 9 de marzo.

La plataforma, integrada por los sindicatos CCCO, STES, UGT y CGT; los alumnos de Sindicato de Estudiantes, Frente de Estudiantes, Estudiantes en Movimiento y Faest; los padres de Ceapa y el Movimiento de Renovación Pedagógica, piden la derogación de la Lomce, la reversión de los recortes, el incremento presupuestario y un sistema de becas que garantice la igualdad de oportunidades.

«El pacto educativo que dice querer alcanzar el Gobierno no es posible porque dicho mensaje se demuestra falso de nuevo», aseguran organizaciones sindicales, de padres y alumnos en un comunicado.

La forma de proceder del Gobierno «no puede quedar sin respuesta», afirman al referirse a la decisión del Consejo de Ministros de recurrir al Tribunal Constitucional para intentar impedir que el Congreso tramite una iniciativa legislativa encaminada a paralizar la Lomce.

La plataforma interpreta que el Gobierno considera al Poder Legislativo como «supeditado» al Ejecutivo.

Además, la Subcomisión parlamentaria que negociará el pacto educativo aún no ha arrancado y «ya no trabajará para configurar una nueva ley, sino un documento sobre la estrategia Europa 2020», según dice la plataforma.

Por todo ello, «la lucha debe seguir realizándose en todos los niveles»,desde Educación Infantil hasta Universidad, y por todos los integrantes de la comunidad educativa: alumnado, padres y madres, profesorado y otro personal de los centros educativos.

También se demanda la eliminación de las «contrarreformas» universitarias y de las prácticas no remuneradas en FP, recuperación de las plantillas, dignificación de las condiciones laborales, freno de la privatización del sistema educativo y bajada de ratios.

Así, la plataforma propone parar toda la educación la fecha citada e insta a las a todas las organizaciones autonómicas y locales a configurar un listado de reivindicaciones concretas.

Fuente: http://www.expansion.com/economia/politica/2017/01/19/588093ec46163f3f618b4638.html

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Los docentes como autores de saber pedagógico

Por: Fernando Hernández

Cuando el grupo de docentes pone en juego su quehacer en el aula, también se pone en disposición de generar saber pedagógico sobre su propia práctica.

En la escuela de la que les he comenzado a hablar al final de mi escrito del mes pasado, la aventura de pensar sobre los sentidos del aprender comenzó poniendo en común, por comunidades de pequeños, medianos y mayores, cómo piensan que los niños y las niñas aprenden. Fue una tarea que las maestras -son mayoría- tomaron con la seriedad de un juego. Pasaron de los espacios de conversación a ir anotando y dejando sobre las paredes de la sala que nos acogía, las palabras clave que evocaban los modos de aprender que observan y promueven en las aulas. Luego, entrelazando cuerpos y palabras, los integrantes de cada comunidad compartieron con el resto del grupo lo que era algo más que una síntesis y se transformaba en una declaración de principios. Reflexionamos sobre lo que las palabras y los gestos evocan sobre el papel del aprender en su escuela.

Había un hilo conductor que sobresalía: un sentido humanista del aprender, en el que destaca el papel que dan al desarrollo personal de cada niño, de cada niña. Además, el valor que otorgan a la conciencia de aprender, la importancia de la implicación en lo que se aprende, el papel de las emociones y el generar complicidades. Sobre estas y otras aproximaciones al aprender tejimos otros hilos de sentido: la necesidad de tiempo para pensar y compartir sobre los modos de aprender que se proyectan en la escuela, la importancia de aprender a partir de establecer relaciones (también entre el dentro y el fuera del centro), el papel de los retos y desafíos… De regreso a Barcelona, pensé que el grupo se había puesto en juego y con ello se había dispuesto a generar saber pedagógico sobre su propia práctica. Además, al dejar que les acompañara alguien que no trata de valorar lo que hacen sino de pensar a partir de lo que narran, cada cual podría llevar aquello a lo que se vinculara a la vida del aula y de la escuela.

La noción de saber pedagógico la llevo conmigo desde que hace ya unos cuantos años, en una escuela, me regalaron la pregunta ¿estamos enseñando a nuestros alumnos a globalizar? Responderla nos llevó cinco años. En ese tiempo compartimos dudas, exploramos las ideas que guiaban el quehacer diario, plasmamos -desde la práctica y la reflexión sobre y desde ella- aquello que se trataba que los alumnos aprendieran. Al mismo tiempo pusimos en cuestión las normativas que homogeneizan lo que sucede en el aula y la organización de la escuela. Nos abrimos hacia un curriculum experimental que emergía y se vinculaba a la vida, donde aprender era ponerse en disposición para cambiar de lugar y de mirada. De todo ello salió una manera de concebir la relación pedagógica a la que dimos el nombre de ‘proyectos de trabajo’.

Con algunas compañeras de esa escuela y con otras que a lo largo de los años se han ido vinculando a los encuentros que tenemos cada mes, hemos ido ampliando el sentido de lo que puede significar generar saber pedagógico. Este saber emerge cuando nos autorizamos, no solo a narrarnos en los relatos del acontecer del aula, en la formación, en el pensar sobre lo que leemos, sino cuando ponemos nombres y establecemos relaciones con lo que de todo ello nos resuena. Durante estos años hemos aprendido a compartir, a escucharnos de manera atenta, a ponernos en juego en situaciones en las que tienen lugar experiencias de aprender y de ser. Con ello, además de pensar en compañía, conseguimos un antídoto ante lo que Massimo Recalcati, en su libro La hora de clase. La erótica de la enseñanza, señala como “el vacío entre cuyos límites se ve obligado -el maestro- a medir su propia palabra”. De esta manera contrarrestamos también los ecos de quienes ofrecen soluciones salvadoras a las necesidades y problemas de la educación.

Este es el viaje al que invité a las maestras de la escuela del principio de esta historia. En cada encuentro, algunas de ellas han ido desgranando escenas de la vida del aula. Son escenas que tienen algo que les sorprende, que les confirma en su modo de mediar en el aprender o que les plantea dudas y tensiones. Sobre lo que va apareciendo pensamos juntos. De algunos de esos retazos de vida y del saber pedagógico que se teje en torno a ellos les contaré en este espacio que me brinda El diario de la educación.

Fuente: http://eldiariodelaeducacion.com/blog/2017/01/18/los-docentes-como-autores-de-saber-pedagogico/
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España: La educación y la sanidad superan a la corrupción en Andalucia

Europa/España/Provincia de Anadalucia/21 de Enero del 2017/Fuente: Andalucia Información

El desempleo continúa siendo el primer problema de la comunidad para el 83,3 por ciento de los andaluces, seguido de la educación y la enseñanza (32,7 por ciento) y la sanidad (31,7 por ciento), que desplazan la corrupción al cuarto lugar (28,7 por ciento) entre las principales preocupaciones ciudadanas.

Así lo refleja el Estudio General de Opinión Pública de Andalucía (Egopa) de invierno 2017, realizado por el Centro de Análisis y Documentación Política y Electoral de Andalucía (Cadpea), dependiente de la Universidad de Granada (UGR), y publicado este miércoles en su página web. El trabajo de campo se realizó del 3 de noviembre al 12 de diciembre sobre una muestra de 3.200 entrevistas.

Estas preocupaciones genéricas se reflejan también en el ámbito personal, de tal forma que el paro es señalado en primer lugar por el 52,3 por ciento de los andaluces, seguido por la sanidad (23,8 por ciento), los problemas de índole económica (23,6 por ciento) y la educación (22 por ciento).

EL 74% VE «MALA» LA SITUACIÓN ECONÓMICA

En cuanto a la situación económica en Andalucía, para el 73,9 por ciento es mala o muy mala, frente a un 8,6 por ciento que la ve buena, mientras que la situación económica de España es mala o muy mala para el 70,7 por ciento y buena o muy buena para el 10,5 por ciento.

Para el 26 por ciento, la situación económica de Andalucía mejorará en los próximos seis meses, mientras que para el 59,3 por ciento seguirá igual y para el 12,4 por ciento empeorará. Asimismo, el 30,4 por ciento cree que la situación económica española, tras los resultados de las pasadas elecciones generales de junio, mejorará, mientras que para un 50 por ciento seguirá igual y para el 17,2 por ciento empoarará.

En contraposición al pesimismo sobre la situación andaluza y española, el 62,4 por ciento de los encuestados declara que le han ido bien o muy bien las cosas personalmente en el último año, frente al 18,2 por ciento que valora su situación personal de forma negativa.

Respecto a la situación económica personal o familiar, el 58,5 por ciento de los andaluces la califica positivamente, mientras que el 23,5 por ciento la considera mala o muy mala. El 69,7 por ciento de los encuestados cree que su economía personal o familiar continuará igual en los próximos meses.

El 75,4 por ciento de los andaluces cree que la política económica del Gobierno andaluz ayudará poco o nada a mejorar la situación de la economía de la comunidad, mientras que un 19,9 por ciento sí cree que ayudará mucho o bastante.

Disponible en la url: http://andaluciainformacion.es/sociedad/648299/la-educacion-y-la-sanidad-superan-a-la-corrupcion/

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Innovación educativa: qué, por qué y cómo


Por: Aina Tarabini

La innovación debería implicar cambios estructurales en el qué y el cómo de la educación, de manera que debería orientarse hacia la justicia para llegar a todas las personas.

En los últimos meses se han publicado numerosos artículos tanto en Cataluña como en el conjunto del estado sobre innovación educativa. La efervescencia mediática de este tema responde a la creciente presencia de movimientos sociales y educativos que en nombre de la innovación articulan una crítica global al funcionamiento actual del sistema educativo. Parece que la innovación se ha convertido en la palanca mágica para articular el cambio escolar. Pero ¿qué significa exactamente la innovación educativa y cuál es el cambio escolar que ansía? Es más, ¿con qué finalidad y cómo se articulan las demandas contemporáneas de innovación educativa? El objetivo de este artículo es dar respuesta a estas tres preguntas, el qué, el por qué y el cómo de la innovación, alertando sobre algunos de los peligros de una concepción simplificada de la innovación sobre la cual se acabe reforzando la desigualdad social. Empecemos pues.

¿Qué es o qué debería ser la innovación educativa? Hace ya casi quince años, Inés Aguerrondo, identificó cuatro grandes formas de entender los cambios en educación dependiendo de si se trataban de cambios estructurales o coyunturales y de si afectaban a todo el sistema o solo a algunos centros dentro del mismo.

Fuente: Aguerrondo (2002)
Fuente: Aguerrondo (2002)

Según su propuesta, pues, la innovación educativa responde a un cambio estructural que actúa a nivel micro. Así pues, innovar implica modificar aspectos esenciales del sistema educativo y no sólo elementos anecdóticos, que actúen en sus márgenes. Tal como señalaba recientemente Joan Subirats, la innovación debe generar cambios en cuestiones sustantivas relacionadas con el bienestar ciudadano y sus condiciones de vida y, a su vez, debe alterar las relaciones de poder pre-existentes en un campo social dado. Trasladando esta idea al contexto escolar, la innovación, para poder llamarse de este modo, debe mejorar el bienestar educativo de todos los docentes, alumnos y familias, mejorando de forma sustancial las condiciones de escolarización de los centros educativos. La innovación, pues, va más allá de cambios pedagógicos u organizativos específicos e implica poner sobre la mesa algunos de los principales problemas que acechan a nuestro sistema educativo, tales como la falta de equidad, la escasez crónica de la financiación educativa o la segregación escolar entre y dentro de centros educativos. La innovación implica también incorporar ‘nuevos’ problemas en la agenda de política educativa o nuevas comprensiones sobre dichos problemas, cambiando las reglas del juego del quehacer educativo.

¿Para qué se debe o se debería innovar? Si la innovación, como decíamos, debe ser de tipo estructural y debe alterar los cimientos del sistema educativo, su objetivo debe ser el de garantizar la justicia escolar, evitando la reproducción de las dinámicas de exclusión educativa que caracterizan el sistema educativo. Y la justicia escolar, tal como afirman Lynch y Baker (2005), implica abordar simultáneamente cuatro grandes ámbitos: la falta de redistribución, o la desigualdad económica entre alumnos, familias y centros educativos; la falta de reconocimiento, o la existencia de contextos de aprendizaje poco relevantes y culturalmente inclusivos; la falta de representación, o la distribución de poder desigual entre agentes educativos; y falta de relaciones afectivas, entendida como la escasez de atención, acompañamiento, escucha y personalización de los procesos de aprendizaje. Es más, si bien la innovación escolar se genera desde una escala micro, no se puede perder de vista que las cuatro Rs no se pueden garantizar actuando exclusivamente sobre algunos centros educativos. Al contrario, la justicia escolar es, tal como señala Gewirtz (1998), eminentemente relacional y, por tanto, implica tener en cuenta el conjunto de centros que configuran un sistema educativo. Innovación y transformación, pues, son inevitablemente las dos caras de la misma moneda para avanzar hacia un nuevo paradigma educativo que ponga la justicia en su centro de acción.

Finalmente, ¿cómo se innova o debería innovarse? La única forma para garantizar que la innovación sirva para la justicia social es garantizar las condiciones para que todos los centros educativos puedan desarrollar prácticas de innovación educativa. La innovación, de hecho, no es independiente de las condiciones de escolarización de diferentes centros educativos, tanto por lo que respecta al perfil del alumnado, como por lo que se refiere a las características y perfil del profesorado. A menudo no innova quien quiere si no quien puede. Es más, si las prácticas de innovación no tienen en cuenta esta cuestión, el riesgo más inmediato que corremos es que en nombre de la innovación se reproduzcan las dinámicas de segregación que caracterizan el sistema y que se refuerce la competición escolar. Efectivamente, un sistema marcado por la falta de financiación, la elevada presencia de segregación y los recortes dramáticos en educación generan el contexto idóneo para desarrollar estrategias individuales de ‘salvación’, haciendo de la innovación la vía para acceder a los recursos cada vez más escasos que ofrece la Administración (formación de profesorado, renovación pedagógica, redes de solidaridad, etc.) y a su vez atraer a las familias con mayor ‘deseabilidad’ social y escolar. Así pues, la innovación puede acabar fraguando un sistema a doble o triple velocidad que en nombre de la ‘voluntad’ y la ‘capacidad’ de algunos centros y docentes refuerce a unos a costa de otros; unos centros avanzan, innovan, mientras otros se quedan rezagados en el vagón de cola. Un sistema profundamente segmentado que se aleja claramente del ideal de justicia escolar.

En definitiva, a la hora de analizar prácticas y discursos educativos basados en la innovación no podemos perder de vista la diversidad de connotaciones que caracterizan su uso y aplicación. Preguntarnos por el qué, el porqué y el cómo de la innovación educativa es, pues, una tarea imprescindible no sólo para evitar los usos simplistas del concepto, sino también y sobre todo para impedir los efectos altamente perniciosos de la aplicación del mismo. La innovación implica cambios estructurales y sustanciales en el qué y en el cómo de la educación y, como tal, debe orientarse a la justicia escolar y social, generando las condiciones para que todos los agentes educativos, sin excepción, se puedan beneficiar del cambio educativo. Si no es así, simplemente, no es innovación.

Fuente: http://eldiariodelaeducacion.com/blog/2017/01/10/innovacion-educativa-que-por-que-y-como/

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Unesco apoyará recuperación de patrimonio y educación en Alepo

Europa/Francia/21 Enero 2017/Fuente: Prensa Latina

La Unesco manifestó  su compromiso de apoyar las labores de recuperación de la ciudad siria de Alepo, recién liberada del control de grupos terroristas, una ayuda dirigida al ámbito del patrimonio y de la educación.
En un comunicado divulgado en París, sede de esa organización de las Naciones Unidas, la entidad explicó que una misión de emergencia viajó a Alepo esta semana y constató los enormes daños en su Ciudad Vieja, declarada Patrimonio de la Humanidad e incluida en la lista de Patrimonio en Peligro.

La Unesco mencionó en particular los daños considerables en la Gran Mezquita de los Omeyas, en la Ciudadela, en mezquitas, iglesias, museos y otros edificios históricos emblemáticos de la urbe.

En medio de tal situación, la organización destacó la extraordinaria capacidad de recuperación del pueblo y los esfuerzos de los profesionales sirios del patrimonio para llevar a cabo acciones de protección durante el conflicto y tomar medidas urgentes.

En este sentido, la misión de la Unesco se reunió con representantes del Consejo Municipal de Alepo, de la Dirección General de Antigüedades y Museos, y con miembros de otras entidades con el objetivo de identificar medidas y soluciones adaptadas.

Respecto a la educación, también fueron constatados los terribles daños a las escuelas, algunas destruidas por completo y otras con necesidad de una rehabilitación integral.

No obstante, indicó el texto, ‘en todas las escuelas visitadas en el curso de la misión, el equipo de la Unesco fue testigo de la voluntad de todos de recobrar la normalidad lo antes posible, con alumnos deseosos de aprender y profesores comprometidos con su profesión pese a las extremas dificultades’.

Sobre el tema, la directora general de la Unesco, Irina Bokova, afirmó que ‘la destrucción de una de las más grandes y antiguas ciudades del mundo es una tragedia para todos los sirios y para toda la humanidad’.

Por esa razón, agregó, se necesita ‘la acción inmediata y el sentido más elevado de la responsabilidad y de la coordinación de todos los actores implicados’.

El comunicado subrayó que ‘la población de Alepo y el pueblo sirio son conscientes de la importancia de la educación y la cultura para construir resiliencia y paz’, un tarea en la cual la Unesco ‘los acompañará para acelerar la reapertura de los centros educativos y la protección del patrimonio’.

Fuente: http://prensa-latina.cu/index.php?o=rn&id=58191&SEO=unesco-apoyara-recuperacion-de-patrimonio-y-educacion-en-alepo
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«La educación es la economía del futuro en España» entrevista al profesor Jaime Martínez Montero

Europa/España/21 Enero 2017/Fuente: La Opinión Zamora

«En Castilla y León hay mayor tradición de escuela que en Andalucía y cambiar eso no se logra con una acción de gobierno, sino con un cambio de la sociedad»

Su método está revolucionando la manera de impartir las matemáticas, primero en Andalucía, en la actualidad en más de media España. «Pasa a ser una asignatura «maría»», reconoce Jaime Martínez Montero, el profesor que ha ideado el método ABN (algoritmos basados en números) que presenta una nueva forma de que los alumnos se enfrenten a las tradicionales cuentas. Esta semana llegaba al Campus Viriato para, de la mano del Centro de Formación de Profesores e Innovación Educativas (CFIE), explicar su método a más de un centenar de docentes interesados en «revolucionar» la manera de enseñar los números.

-¿Cómo surge la idea de elaborar una nueva forma de enseñar matemáticas en las escuelas?

-Me he preocupado toda mi vida por el tema de la didáctica de las matemáticas y en mis años de maestro intenté hacer innovaciones, porque veía que los chicos aprendían con mucha dificultad y además terminaban odiando las matemáticas. Tenían una actitud negativa hacia ellas, cuando en principio no tenía que ser así. El primer artículo sobre este tema lo publico en 1977 y el primer libro sale al mercado en 1984. Pero el cascarón de todo esto se rompe un poco más adelante, cuando me doy cuenta de que lo que impide el progreso del alumno es el cálculo tradicional. Y si un plato es indigesto, por más guarnición que lleve, lo seguirá siendo, así que lo que hay que hacer es cambiar de comida. En 2000 se publica el libro donde está el germen del método, centrado en la numeración y primeras operaciones. Ahí duerme el sueño de los justos, porque aunque doy cursos y lo predico, la gente no lo pone en marcha. Finalmente, una profesora de un colegio de Cádiz con la que había trabajado decidió implantarlo con sus alumnos y nos llevamos la enorme sorpresa de que a los chicos les gustaba mucho las matemáticas, avanzaban más deprisa. Al curso siguiente, otros tres colegios de Cádiz se unieron.

-¿Cuáles fueron las primeras satisfacciones?

-Nosotros queríamos que los chicos entendieran y mejoraran en la resolución de problemas, pero no pensamos que iban a adquirir un cálculo mental tan asombroso, haciendo operaciones mentalmente. El lanzamiento total vino a través de un reportaje de un periodista y ahí comenzó verdaderamente la difusión y el interés por el método. En el curso 2010-2011 había más de una veintena de colegios que lo practicaban y fue cuando creamos el blog y la página web, con nuevos materiales.

-¿Era necesario romper con el aprendizaje tradicional de las matemáticas?

-Totalmente, esa fue mi iluminación, el descubrir que donde está el problema real era en la forma de aprender las matemáticas. Fue de lo que fui consciente, a través de una investigación que estaba haciendo era con chicos de 1º y 2º de la ESO. Con ellos veía qué sabían del cálculo tradicional pero no sabían absolutamente nada si los sacamos del procedimiento que estaban acostumbrados de hacer, se encontraban perdidos. Así que decidimos romper con el modelo y en vez de trabajar con cifras hacerlo con números y en vez de calcular de derecha a izquierda, que fuera de izquierda a derecha.

-¿Se interesaron los alumnos desde el primer momento?

-Por supuesto, porque cuando entiendes algo te gustan más las cosas. Una persona repite y se vuelve experta en aquello que le gusta, pero solo le gusta lo que le sale bien, porque lo que no le sale no le gusta a nadie. Al salir mejor le gusta más y se convierte en un círculo virtuoso.

-¿Su método ayuda a que las matemáticas deje de ser la asignatura más temida del currículo?

-Se convierte en una «maría» y sacan mejores notas que en educación física, música o plástica. Es muy curioso, porque tras las pruebas de contraste que se hacen en Andalucía en los resultados es un cambio espectacular. El colegio en el que empezamos subió en más de 180 puntos y pasó de ser un centro hundido, porque era muy humilde, a ser el mejor colegio de la bahía, por encima de otros de renombre. Eso era lo esperanzador.

-¿Este método facilita también el aprendizaje a alumnos con necesidades especiales?

-Sobre todo a ellos, porque el principio el método lo que persigue es descubrir cómo vencer las necesidades que puedan tener esos alumnos. Al tratarse de un método abierto, es decir, al poder hacer los cálculos y ejercicios de formas diferentes, cada uno de acuerdo con sus posibilidades, hace que se adapte a las características de cada sujeto. La misma división se puede hacer de diez formas diferentes y el chico más lento emplea más pasos, pero existe esa flexibilidad y hace que se pueda adaptar para que nadie quede descolgado. Por otra parte, sustituimos lo que es abstracto por cosas muy concretas y los chicos matematizan aquello que conocen bien. A partir de esa realidad es cuando comienzan a hacer abstracciones y no al revés, que es como se hace en el cálculo tradicional. Además, tenemos un proyecto muy progresivo y pautado, por lo que no les resulta difícil a los alumnos seguirlo y siempre están progresando.

-¿Es más complicado que los alumnos aprendan el método o que los profesores sepan cómo impartirlo?

-El obstáculo con el que nos encontramos es que los propios profesores valoran muy poco lo que ellos pueden hacer en matemáticas. Tienen el trauma de que como les fue muy mal en matemáticas, ellos mismos se minusvaloran. Así que cuando consiguen estos logros con los alumnos, se sorprenden de lo que son capaces de hacer. Yo les animo y descubren los enormes progresos que hacen en seguida. Hay profesores que se vuelven auténticos entusiastas del método, porque ellos mismos se han dado cuenta de que han dado otra dimensión a lo que ellos saben y de que lo que les parecía tan terrible lo dominan, controlan y es apasionante, con una nueva visión y camino.

-¿Alcanzan entonces tantos logros como los propios estudiantes?

-La comunión que se genera con los alumnos es muy grande, porque se conectan experiencias de aspectos comunes a los dos y muchas veces son los niños quienes sorprenden a los profesores con alternativas. Es una forma de retroalimentación. Además, como están los chicos tan interesados, se acaban los problemas de disciplina y demás. Otra cosa buena que ha tenido es que hemos recuperado alumnos repetidores. Prácticamente no suspende nadie y sacan muy buenas notas, porque como hay que ponerlas en función del currículo oficial y este se nos queda muy corto, sacan sobresaliente fácilmente.

-¿Es la del docente una profesión que tiene que estar en permanente formación?

-Debería ser así, como pasa con el resto de profesiones, aunque sean fontaneros o electricistas. Todos deben adaptarse a los nuevos tiempos y la profesión del docente, al ser quizá más noble y con más trascendencia social, tiene mayor necesidad de ello. Además, en nuestro campo, con la neurociencia se está descubriendo realmente cuáles son los mecanismos del aprendizaje y si los profesores son los encargados del aprendizaje, tendrán que conocerlo y actualizarse. Es como si en medicina, con los nuevos fármacos y tratamientos, un médico no leyera ni se actualizara.

-¿Tiene la sociedad una buena visión del profesorado español?

-He sido inspector 37 años y antes otros ocho como maestro. Aunque hace casi tres años que me jubilé, he tenido mucha relación con padres y creo que, en general, tienen muy buena valoración y confianza en los centros escolares. El problema es que la imagen que se pueda tener sea distorsionada porque lo que es noticia es el padre que chilla y protesta, mientras que el que tiene buena relación no lo es. En algunos sitios tienen más tradición escolar y eso se nota, como ocurre por ejemplo entre Andalucía y Castilla y León. Aquí se aprecia más la escuela, entre otras cosas porque hay más tradición de escolarización. En los años 40, mientras en Andalucía el 60% de la población era analfabeta, esa cifra en Castilla y León era el 5%. Convertir esa masa es un handicap que se tiene de Madrid para abajo y eso no se arregla de un año para año ni con una acción de gobierno, sino que son cambios de la sociedad.

-¿Qué opinión le merecen entonces los continuos cambios de las leyes educativas?

-Eso es un desastre, ahora mismo en la actual nadie sabe qué está en vigor o no. Es la primera cosa que se tienen que poner a arreglar los políticos. En otros países existe un marco general consensuado, que no se toca, y un ámbito en el que pueden variar más o menos según el partido político que esté en el poder. En España no da tiempo a desarrollar el diseño, porque a medio camino del ciclo educativo del alumno, se cambia. Aun así, los chicos aprenden, así que son unos auténticos supervivientes. Deberían tomárselo más en serio, porque la educación es la economía del futuro en España, donde no tenemos ni petróleo ni minas de oro, sino que nuestro primer recurso es el capital humano. Y el recurso fundamental del futuro son nuestros niños. Igual que se toman en serio las normas que rigen la economía e inversiones, deberían tomarse en serio la educación.

-¿Es una quimera en España un pacto educativo entre políticos, profesores y familias?

-Confío plenamente en que se alcance, aunque en España nunca hemos tenido un pacto educativo y se puede comprobar desde la historia del siglo XX. En la República, la derecha y la izquierda se separa educativamente, así que nada de acuerdos y más aún cuando prohiben la educación religiosa. Con Franco tampoco hubo pacto y cuando llegó la democracia, la primera ley que quiso sacar la UCD, la del estatuto de centros escolares, el PSOE se declaró en contra y dijo que cuando llegara al poder la derogaría, como así hizo. Con la mayoría absoluta en la segunda legislatura de Aznar, se impuso la LOCE, que no se llegó a poner en marcha y Zapatero trajo la LOE. Ahora llega la Lomce, que sin una mayoría no se mantendrá. Creo que no debemos ser tan distintos de los alemanes, franceses, daneses o ingleses. Se dice que a veces la gente se vuelve razonable cuando le han fallado todos los recursos, así que confío que este pueda ser un buen momento para ese pacto tan necesario.

-¿Qué puntos básicos debería tener?

-Primero, darse tiempo, porque si no, solo se va a legislar sobre opiniones y criterios. Reformar el sistema educativo para que dure treinta años requiere hacer un análisis muy detallado para saber lo qué tenemos, saber en qué se falla. Pero no por lo que opine la gente, sino haciendo una verdadera auditoría en los centros escolares, que sería el segundo aspecto. España se pondría a la cabeza de Europa con el Informe PISA si Andalucía, Murcia y Canarias sacaran las mismas notas de Castilla y León, pero todavía nadie se ha metido a analizar el por qué de estas diferencias tan grandes.

¿Cuáles son los principales escollos para que no tengamos ese ansiado pacto educativo?

-El problema de la reforma educativa está primero en la influencia del poder, en quién manda en ese momento y qué participación tiene las instituciones privadas como colegios religiosos. Esa es una fuente de peleas enorme. Preocupan sobre todo los temas corporativos de los funcionarios de cara a la reforma, pero el que funcione bien el sistema, que los centros sean agencias de aprendizaje, que los chicos aprendan y si no lo hacen que se investigue por qué, en eso no se preocupan. Ninguna reforma se ha ocupado de verificar si lo que manda la ley se cumple o no se cumple en las aulas. Para eso hace falta hacer ese gran diagnóstico del que hablaba antes.

-¿Hay preocupaciones más banales que ocupan un lugar que debería ostentar la atención a los alumnos y familias?

-En educación a veces se rompen los pactos por auténticas tonterías. Por ejemplo, la enseñanza laica, impedir que la religión sea parte del currículo. Discutir eso es una tontería, porque el horario de religión es mínimo con respecto a otras asignaturas. Y además constato que los colegios donde sigue la religión no provocan un aumento de vocaciones religiosas o que la gente frecuente más los sacramentos o que se llenen las iglesias. De hecho, se da la paradoja de que tenemos más profesores de religión respecto a los alumnos que sacerdotes respecto a los fieles. Son una especie en extinción. En Alemania tienen clase confesional y es una democracia. Y en los países nórdicos y en Holanda y Bélgica. Lo contrario pasa con la educación cívica, una hora de esa asignatura en quinto de primaria no hace daño, no tiene repercusión real en la enseñanza, así que dejemos de pelearnos por ello y centrémonos en lo que realmente importa.

-¿Y qué opina sobre la enseñanza concertada?

-Los señores de Podemos dicen que hay que acabar con ella pero no cómo hacerlo. No se puede quitar sin más, porque en algunos lugares copa el 50% de los centros, así que a ver dónde metemos a los alumnos y a los profesores. Lo único que se conseguiría sería crear un cabreo enorme a los padres que están contentos con esos colegios y los chicos que están ahí a gusto en esos centros. En todo caso, que se ponga un marco legislativo para que no abusen esos centros concentrados, pero nada más. Discutamos mejor qué pasa en los centros concertados que sacan mejores resultados que los públicos, aun con las mismas características. Eso es lo que hay que solucionar, porque la potencialidad de los alumnos es muy grande. Vamos a ocuparnos en serio lo que pasa en los centros y evaluarlos, no para suspender a los profesores, sino para poner remedio y que los centros que funcionan mal cambien, porque al fin y al cabo para esto es para lo que se monta la educación, que cuesta mucho dinero al país. Si se hace un esfuerzo tan grande, hay que pedirle rendimiento.

-¿Hay esperanza en que se conseguirá al final?

-Está claro que todo eso requiere medios y que los partidos estén dispuestos a estar años desarrollándolo. Es una inversión en tiempo, pero que luego nos va a lucir mucho, si tienen una visión de futuro. Los políticos verdaderos son aquellos que se preocupan por las próximas generaciones y el futuro, no por los resultados inmediatos.

Fuente: http://www.laopiniondezamora.es/zamora/2017/01/15/educacion-economia-futuro-espana/977823.html

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La trampa de la educación como clave para el desarrollo

Por: Carlos Aldana

Afirmar que la educación es la clave central o fundamental para el desarrollo es negar la necesidad de justicia e igualdad económica, de pago de impuestos, de sostenibilidad de las políticas sociales de bienestar o desarrollo social.

Los pedagogos hemos colocado esta trampa en el discurso y el lenguaje más cotidiano sobre educación, aunque provenga del mundo sociológico y economista: La educación es la clave para el desarrollo.

Su énfasis siempre ha sido en relación a la educación escolar, y sí, por supuesto, es un factor importante para el desarrollo de cualquier sociedad. Pero que sea “el” factor o “la” clave central para que un país alcance el desarrollo, ya es realmente muy discutible.

Cuando los grandes poderes económicos y políticos de nuestros países insisten en que “la educación es la clave para el desarrollo” lo hacen con la intención de ocultar que estos elementos tienen que comprenderse de manera dialéctica. No se atreven a cambiar el orden de los factores y decir que “el desarrollo es la clave de la educación”.

Cuando las condiciones económicas, sociales, políticas y culturales reflejan el acceso igualitario y sostenido de toda la población a todos los derechos humanos (principalmente los llamados de “segunda generación”), el acceso, la permanencia y el egreso satisfactorio del sistema educativo aparece como una de sus consecuencias. Para tener un sistema educativo de calidad, necesitamos previamente de unas condiciones generalizadas de vida, también, de calidad. El círculo virtuoso que precisa de unas condiciones concretas básicas.

En países, como los latinoamericanos, la riqueza se encuentra desigualmente distribuida de manera muy plena y evidente. El desarrollo no ha tenido lugar porque se ha privilegiado el crecimiento económico que concentra la riqueza y amplía la pobreza.

Afirmar que la educación es la clave central o fundamental para el desarrollo es negar la necesidad de justicia e igualdad económica, de pago de impuestos, de sostenibilidad de las políticas sociales de bienestar o desarrollo social. Es ocultar que la pobreza exagerada en nuestros pueblos se deriva de una riqueza también exagerada y concentrada en pocos. Es evitar la revolución. La trampa funciona porque se oye bien, porque casi nadie se atreve a negar el postulado en mención. Y porque también falta por discutir de qué desarrollo se habla.

Que no existan suficientes escuelas públicas de calidad, con docentes calificados y suficientes, que sus recursos e inmuebles sean tan precarios, son muestras del subdesarrollo económico y social que no podrá transformarse con más graduados que se sumen al ejército de desempleados ya existente.

Tómese en cuenta, además, que países con altos niveles de escolarización nos vienen sirviendo de ejemplo de cómo las condiciones económicas y políticas son cruciales y centrales más allá del romanticismo de pensar en la educación como salvadora o palanca de los cambios de la vida cotidiana. Lancemos una mirada a países con historia de alto nivel educativo formal, y veremos que sus pueblos sufren de empobrecimiento, de exclusión y sobre todo, de violencia en todas sus formas. En el otro polo, en el área centroamericana, principalmente en el llamado “Triángulo Norte” (Guatemala, El Salvador y Honduras), la realidad educativa es muy precaria y demuestra el subdesarrollo histórico y estructural, del que se aprovechan unas élites que cuentan con sistemas e instituciones educativas muy diferentes. Que, además, patrocinan las investigaciones y discurso público que insiste en que la educación va a salvar al país.  Claro, piensan en la educación privada y en la educación acrítica que no lanzan miradas políticas sobre la realidad.

No puede negarse que la educación no crea los cambios sociales, pero también que estos no pueden llegar sin la educación. Eso sí, solo en la medida que esta es interdependiente con los procesos económicos, sociales y culturales que aseguren una vida digna de cada persona.

Y solo en la medida que educarnos represente la capacidad de comprender y transformar los fenómenos y circunstancias que niegan el acceso igualitario a lo que hoy es exclusivo de unos pocos.

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