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Finlandia: Día Mundial de la Libertad de Prensa: ¿por qué se celebra?

Finlandia/03 de mayo de 2016/Fuente: equilibrio informativo

Desde 1994 se celebra El Día Mundial de la Libertad de Prensa, decretado mediante la resolución 48/432 de la asamblea general de la ONU. 

Fue establecido en recordación de la Declaración de Windhoek, documento que contiene principios sobre la defensa de la libertad de prensa, redactado en 1991 durante una reunión de periodistas africanos impulsada por la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO).

Ban Ki-moon envió ese mensaje, citado en el portal del organismo internacional, a propósito del Día Mundial de la Libertad de Prensa que se celebra cada 3 de mayo desde 1993.

Dicha celebración, tan necesaria siempre, asume en estos días una connotación verdaderamente trascendental porque estamos enfrentándonos en todas partes a muchas formas nuevas de atacar esa libertad aludida, que sin duda es clave para asegurar no sólo el buen desarrollo en todos los órdenes de la sociedad sino también, y de manera decisiva, el sano desenvolvimiento del régimen de libertades que le da vida y sostén a una verdadera democracia. La tarea de informar y de generar opinión es, sin duda, un factor de primer orden para que cualquier sociedad pueda funcionar de manera eficiente y segura. Como siempre, las principales amenazas contra la libertad de expresión y de prensa emanan del ejercicio autoritario del poder, que en los tiempos más recientes viene asumiendo en el entorno latinoamericano formas populistas que tienen ahora mismo a muchos gobiernos dizque de izquierda al borde del colapso por distintas vías y de resultas de su propia inoperancia. Es entonces cuando resurgen los más enconados ataques contra los medios de comunicación independientes, que son los que no se prestan a ningún juego interesado, venga de donde viniere.
– See more at: http://www.laprensagrafica.com/2016/05/03/al-celebrarse-el-dia-mundial-de-la-libertad-de-prensa-hay-que-poner-especial-enfasis-en-el-imperativo-de-preservar-esta-libertad-esencial#sthash.szU3kgCH.dpuf

En ese sentido, la entidad periodística recomendó algunos textos que los interesados podrán compartir en las redes sociales pues se desea que el hashtag #wpfd2016 se convierta en un trending topic, informó la SIP.

Este año la ceremonia se desarrollará en Helsinki, Finlandia, del 2 al 4 de Mayo y tendrá como tema principal de desarrollo será: «El acceso a la información y las libertades fundamentales ¡Es tu derecho!«. Un talón de Aquiles en nuestro país, donde falta transparencia y rendición de cuentas, y hasta se aprueban leyes de secretividad con el argumento de la seguridad nacional para no revelar el manejo de recursos, como ocurre con la tasa de seguridad, en una evidente restricción al acceso a la información pública. Promovido por los países miembros de laUnesco, la idea es «fomentar la libertad de prensa en el mundo al reconocer que una prensa libre, pluralista e independiente es un componente esencial de toda sociedad democrática».

Para conmemorar la fecha, este martes el Sindicato de Trabajadores de la Prensa y el Colegio de Periodistas del país, marcharán en Caracas, para exigir las garantías que permitan el cumplimiento de este derecho fundamental.

Fuente: http://equilibrioinformativo.com/2016/05/d-a-mundial-de-la-libertad-de-prensa-por-qu-se-celebra/

Imagen: http://www.cronicaviva.com.pe/wp-content/uploads/2016/05/corresponsalwar.jpg

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Europa: Las consecuencias laborales del TTIP y del CETA

Europa/02 de mayo de 2016/Fuente: Las consecuencias laborales del TTIP y del CETA

El 17 de julio de 2013 el Consejo de la Unión Europea aprobó las Directrices de negociación relativas a la Asociación Transatlántica sobre Comercio e Inversión, entre la Unión Europea y los Estados Unidos de América, más conocido como TTIP. El contenido del acuerdo en vías de negociación se enmarca en tres grandes pilares: el acceso al mercado, las cuestiones reglamentarias y el establecimiento de normas comunes de obligado cumplimiento, incluyendo un mecanismo de solución de controversias inversor-Estado (ICS). Este amplio contenido ha justificado que el TTIP, al igual que al CETA (EU-Canadá Comprehensive Economic and Trade Agreement) cuyo contenido ya está cerrado y cuya firma está provisionalmente prevista para el mes de octubre de este año, sea bautizado como un “Tratado de Nueva Generación “ dado que estos tratados sobrepasan la finalidad típica de los acuerdos de comercio e inversión para enfocarse en un objetivo mayor, como es la incidencia en los procesos de formación de las normas a ambos lados del Atlántico a través de los mecanismos de Cooperación Reguladora.

Uno de los principales argumentos que desde el inicio de las negociaciones ha esgrimido la Comisión Europea para defender la firma del TTIP son los beneficios que, según diversos informes, reportaría el mismo para la economía y el empleo. El informe financiado por la Comisión y elaborado por el Centre for Economic Policy Research (CEPR) afirma: que la liberalización del comercio y el impulso de la inversión extranjera van a suponer un crecimiento de la economía de la Unión Europea de aproximadamente 120 billones de euros (un 0.5% de su PIB), que los salarios para los trabajadores, cualificados y no cualificados, tenderían a aumentar un 5% y que el número de puestos de trabajo dependiente del comercio podría aumentarse en la UE en “varios millones”. Por su parte, el estudio financiado por la Cámara de Comercio, la CEOE y el Instituto de Estudios Económicos para el caso español llega a afirmar que “el efecto acumulado durante los cinco primeros años tras la toma del acuerdo supondría un incremento total del PIB de 36 743,3 millones de euros y una creación de 334 836 nuevos empleos, como fruto exclusivo del acuerdo”.

De entre las abundantes críticas realizadas destacan las que indican que en estos estudios ni se mencionan las posibles consecuencias negativas de la desviación de comercio o la deslocalización de empresas sobre el empleo, ni se tiene en cuenta el impacto en el empleo desde la vertiente cualitativa. Además, otras investigaciones han obtenido resultados opuestos; en este sentido destaca el estudio elaborado por Capaldoque pronostica una caída de las rentas del trabajo (respecto de la que Francia sería la más afectada); una pérdida neta de empleo de aproximadamente 600 000 puestos de trabajo en la UE, con una mayor afectación a los países del norte de Europa, seguidos de Alemania y de Francia y una transferencia de renta desde el trabajo al capital. Por otro lado, en octubre de 2015, la Comisión presentó una nueva estrategia de comercio e inversión para la Unión denominada “Comercio para todos. Hacia una política de comercio e inversión”, donde el TTIP ocupa un lugar privilegiado. Respecto de los efectos sobre el empleo, en el propio documento la reconoce que los cambios en los flujos comerciales pueden “acarrear consecuencias negativas para algunas regiones y algunos trabajadores si la nueva competencia resulta ser demasiado intensa para algunas empresas”. En este sentido y avanzando una posible pérdida de puestos de trabajo, la Comisión afirma que “la UE y los Estados miembros tienen la responsabilidad de garantizar que las políticas activas del mercado de trabajo permitan a quienes pierden su empleo encontrar otro rápidamente”.

Pese a estas afirmaciones, los distintos informes, un análisis pormenorizado de los textos disponibles hasta el momento del TTIP y, fundamentalmente, del contenido ya publicado del CETA permiten determinar cinco puntos de fricción entre el contenido de estos acuerdos y los derechos laborales: la maximización de la liberalización de servicios y los estándares laborales aplicables a la fuerza de trabajo desplazada en las prestaciones de servicios transnacionales; las posibles consecuencias de los mecanismos de cooperación regulatoria sobre los estándares normativos laborales y los convenios colectivos; el impacto de los sistemas de resolución de controversias inversor-Estado sobre los derechos laborales y en concreto sobre su regulación heterónoma y autónoma (convenios colectivos); la eficacia y la conveniencia de las cláusulas sociales en los TLC y la repercusión del acuerdo sobre las PYMES y la creación/destrucción de empleo.

Artículo completo en:

http://www.1mayo.ccoo.es/nova/files/1018/Revista76.pdf

Fuente: https://www.vientosur.info/spip.php…

Imagen: http://images.eldiario.es/catalunyaplural/Ponencia-militantes-jornadas-TTIP-Barcelona_EDIIMA20160422_1125_4.jpg

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¿Qué niños vamos a dejarle al mundo?

Escrito por: MANUEL BRAVO V

¿Qué mundo vamos a dejarles a nuestros niños?

¿Qué niños vamos a dejarle al mundo?

Mairieu

Recién llegué de Perú donde tuve oportunidad de mirar diversos tipos de filosofías educativas en acción. Algunas grotescas en el trato al niño, tanto que tuve que salir furioso del aula; otras tan vanguardistas2 que me invadió la envidia: ¡yo quiero eso para los niños de México! El viaje me dejó varias lecciones, pero una de ellas, no me suelta; aquí va.

En la escuela se aprenden muchas cosas que rebasan los contenidos curriculares, son aprendizajes relacionales, culturales, simbólicos. Las escuelas son mensajeras de ideas, valores institucionales y sociales, códigos, algunos conscientes y otros más inconscientes. Los expertos lo denominan el “curriculum oculto”.

¿Y qué les estamos diciendo a los niños en muchas escuelas en el mundo en pleno siglo XXI? Que las preguntas valiosas ya están hechas por otros, y que las suyas son irrelevantes; matamos su innata curiosidad. Que los problemas suelen tener una solución correcta, y no varias; rompemos con su pensamiento creativo. Que el arte de pensar es solamente para los adultos; aniquilamos el pensamiento crítico. Que todos aprendemos igual, y por tanto, quienes no lo hacen al mismo ritmo son más o menos listos que otros. Que las niñas no son buenas en matemáticas y que los niños no son buenos para la comunicación; marcamos preferencias y reforzamos estereotipos3. Que si vienes de una condición humilde no puedes soñar, aspirar, progresar; reforzamos la idea de origen como destino. Que los adultos pueden callar e interrumpir al niño, pues su voz importa poco.

Les decimos que sólo uno enseña, mientras los otros deben aprenderle, matando así el aprendizaje social o colaborativo. Que memorizar y repetir es un hábito necesario, mientras que pensar y expresarse no resulta conveniente; el adulto debe hablar y el niño escuchar. Que el error está prohibido, perdiendo la posibilidad de mirarlo como el inicio del aprendizaje. Que lo importante es ganar, quitando el valor de colaborar o de disfrutar la experiencia misma; generamos culturas individualistas. Que las oportunidades son de unos y que otros nunca las tendrán, por lo que hay que resignarse, renunciar al cambio. Que la ciencia es de los adultos, a lo mucho de los jóvenes de secundaria, nunca de los niños; ignoramos el estado natural del niño como científico, explorador del mundo a su alrededor. Les decimos que aprendemos saberes por materias separadas, contrario a nuestros proyectos de vida y de la estructura misma del cerebro que nos indica que todo está interconectado. Que deben vivir con prisa, pues hay que apresurar la infancia para ser adultitos. Que español y matemáticas son mucho más importante que la cultura, el arte, el autocuidado, el ejercicio, las emociones, el carácter. Que aprender sus intereses (de los niños) son irrelevantes o aburridos. Que la diversión siempre es fuera del aula; matando el gusto por aprender en el aula.

Les hemos dicho que van a la escuela para ser alguien en la vida, cuando ya son alguien en la vida. Que la autoridad siempre tiene la razón y claro, la autoridad les corresponde a los adultos. Ah, y que jugar es irrelevante, pues el juego es de los niños. Lo triste es que detrás de todos estos mensajes hay una visión pesimista sobre las potencialidades del niño.

Lo que aquí sostengo no es novedoso; no seré ni el primero ni el último en denunciarlo. El problema es que en pleno siglo XXI nos seguimos equivocando tanto con ellos. ¿Qué estamos haciendo? Los adultos hemos creado una adultocracia escolar torpe, acotada en conocimientos sobre ellos e indiferente a sus necesidades e intereses. En nuestros roles de padres y educadores a veces somos inconscientes, soberbios, ingenuos y crueles con los niños.

Los niños tienen una capacidad inquisitiva admirable, pero la vamos agotando conforme avanzan en la escuela. Desde Aristóteles ya se hablaba de esta sed de conocimiento connatural de los seres humanos; el asombro (thauma). Quizá como bien apunta Loris Malaguzzi, creador de la filosofía educativa Reggio Emilia: “mientras avanzamos en la escuela perdemos poesía por la vida” y en parte, la vamos perdiendo porque extinguimos sus intereses, su placer por aprender, sus inquietudes, limitamos sus lenguajes.

¿Y qué podemos hacer? Mucho. Aún hay mucho por hacer. A veces, el mejor consejo es no estorbar. Mirarlos es un buen comienzo, pues ellos – al igual que los adultos – buscan la mirada: ¡mira mamá, ya puedo! Entrarle junto con ellos en una actitud científica, como John Dewey nos invitaba, dispuesta a poner las ideas a prueba. Oírlos y mirarlos con el mismo asombro que ellos miran, incluso devolverles la mirada con el mismo gusto y ternura con que ellos nos miran. Cada que realizo grupos focales con niños de preescolar y primaria, siempre hay al menos uno que pide a gritos la atención y el afecto.

Torpemente queremos enseñar cuando ellos ya están aprendiendo, pues los niños sí que tienen innumerables estrategias para aprender. Desde bebés nacemos con un pensamiento hipotético agudo, como lo han planteado las investigaciones de Alison Gopnik de la Universidad de Berkeley4; degustamos, arrojamos y recogemos juguetes y comida para probar qué sucede, hasta que viene alguien a interrumpir el asombro con un regaño. Y con el tiempo crecemos y el habla nos permite compartir estas hipótesis, intereses, gustos y preguntas. Lo que sucede es que hay poco tiempo para que un adulto las escuche, pues hay prisa5 para que aprenda lo que nosotros queremos adoctrinar… ¡perdón, educar! Con demasiada frecuencia, los padres y maestros no los oímos con interés; lo que podemos hacer es eso, escuchar con genuino interés, con infinita atención. Algunas filosofías educativas como los Jardines Experimentales de Israel de Guideon Lewin o los nidos de Reggio Emilia, son ejemplos muy valiosos para reconocer la potencia de una pedagogía de la escucha. Toda la corriente del aprendizaje basado en el juego (Play Based Learning6), así como los modelos basados en proyectos (Project Based Learning), que hoy resuenan como novedosas7 son un buen ejemplo del respeto al niño.

Algunas de estas experiencias educativas ya están en México, sin embargo suelen encontrarse en escuelas con niños en condiciones aventajadas, y uno siempre pregunta: ¿qué hay del resto de los niños? Por lo pronto, como sociedad, lo más importante será cambiar de paradigma hacia una visión optimista del niño y de sus innumerables lenguajes para propiciarles, acercarles y proponerles situaciones de aprendizaje8.

Esta semana celebramos el día del niño, y le pregunto a quien esto lea (profesor, madre, padre, tías, abuelos) con sus actitudes y mensajes ¿qué le está diciendo a los niños que le rodean?

2 Ver por ejemplo, colegio Aleph http://www.colegioaleph.edu.pe/ o Red Solare Perúhttps://www.facebook.com/RedSolarePeru/

3 Una interesante reflexión sobre ello puede encontrarlo en el libro: “Ajedrez y ciencia, pasiones mezcladas (2013)”. Se plantea que ambos sexos nacen con el mismo potencial intelectual, pero son las circunstancias socioculturales las que marcan diferencias desde la niñez, las cuales se agudizan en la etapa adulta, en síntesis, se habla de una discriminación sexual.

4 Ver:http://www.alisongopnik.com/Papers_Alison/EmpiricalPapers_CausalLearning.htm

8 Ver: http://www.piccolavita.com/los-100-lenguajes-del-nio/

—-El autor sugiere la siguientes lecturas:
Ball, Philip (2012) Curiosidad. Por qué todo nos interesa. Turner.
Civarolo, Mercedes ( 2013) Al rescate de la actividad infantil. Eduvim.
Hoyuelos, Alfredo (2009). La ética en el pensamiento y obra pedagógica de Loris Malaguzzi. Octaedro.
Miller, Andrew. (2015). Freedom to fail. How do I foster risk taking and innovation in my classroom? Alexandria.
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España: La escuela no necesita una asignatura de educación emocional o de felicidad, sino cultura y conocimiento

España/02 de mayo de 2016/ Alberto Royo/Fuente: abc

Guitarrista clásico. Musicólogo. Profesor de Instituto. Así se define en su perfil de Twitter Alberto Royo, autor del libro «Contra la nueva educación», donde hace una ácida crítica a las nuevas corrientes que inundan el sector de la enseñanza. Página tras página, el autor repasa de forma mordaz los principales dogmas pedagógicos posmodernos, y elabora una defensa apasionada, pero no pasional, de una instrucción pública dotada de una efectiva función de palanca para la mejora personal de las personas, y alejada de supercherías y propuestas excéntricas mejor o peor intencionadas».

—Reforma educativa, tras reforma educativa, los resultados parecen ser siempre los mismos. Igual tasa de abandono, igual de malos resultados en PISA. ¿Es que dan igual las leyes educativas?

—No se puede esperar un vuelco en los resultados con leyes que son conceptualmente similares. La LOE es la LOGSE y la LOMCE es las anteriores pero con diferente vestimenta. En el fondo, ninguna de ellas sitúa el conocimiento en un lugar preferente. Por otra parte, si bien no todo ha de estar condicionado por PISA, los informes sí nos indican que las cosas no se están haciendo bien.

—Usted asegura que entre los más graves errores cometidos quizá esté el de rebajar el nivel de exigencia: el igualitarismo hacia la mediocridad, el desprecio del conocimiento, la desconsideración hacia el esfuerzo y la aversión al mérito. ¿Esto sería con lo primero que hay que acabar? ¿Cómo?

—Recuperando el valor del conocimiento, asumiendo que no es posible aprender sin esfuerzo, reivindicando la meritocracia (que los mejores lleguen más lejos, no solo los que tengan mayor capacidad, sino los más perseverantes y, claro, los más honrados, los que más lo merezcan en definitiva, procedan de una situación mejor o peor), siendo ambiciosos y no conformándonos con un nivel medio para todos sino apostando por la excelencia (lo que no va en detrimento, faltaría más, del apoyo a los alumnos con mayores dificultades). Y, por último, aclarándonos sobre qué queremos que sea la escuela: un lugar en el que se aprenden conocimientos y valores o un centro de entretenimiento y sociabilización, que «guarde niños» y evite problemas porque no están en la calle.

—¿Es prudente que un país que se encuentra a la cola de la OCDE en educación, y tiene tal tasa de abandono, centre casi todos sus esfuerzos en imponer la lengua de Shakespeare?

—Cuento en el libro cómo el actor argentino Ricardo Darín explicaba en una entrevista por qué no ha querido trabajar en Hollywood: porque pensar en otro idioma es muy difícil y porque estaría renunciando a una herramienta muy valiosa. Este mismo razonamiento sirve para la enseñanza. Un profesor ha de dominar la herramienta más importante que tiene: la palabra. Y hacer que sus alumnos la dominen. Va a ser su mejor medio laboral y profesional. Sin que eso suponga despreciar el conocimiento de otros idiomas. La enseñanza del inglés (o del francés, alemán o chino…) debe suponer un plus, no una sustitución. No puede ser que la finalidad de una enseñanza secundaria sea hacer que nuestros alumnos chapurreen un idioma extranjero y ya.

—Hay una corriente de pedagogos que insiste en acabar con la enseñanza tradicional. Pero usted apunta en su libro que, al final, el único sistema cuyos resultados están demostrados es el del aprendizaje a través de la lección tradicional, la clase magistral, los exámenes, los programas por objetivos… ¿Cierto?

—No es que sea el único sistema válido. Lo que pienso es que un buen docente puede serlo utilizando una metodología tradicional o innovadora. Lo que defiendo es que se deje de presionar al profesor insistiendo en la necesidad de la innovación sin tener en cuenta si esta va a mejorar o no el aprendizaje de nuestros alumnos. Hoy tenemos congresos de innovación, cursos de innovación, premios de innovación… el profesor que no innova es tachado de inmovilista, mientras se premian metodologías extravagantes. Déjennos a los profesores que hagamos uso de nuestra libertad de cátedra y enseñemos como mejor consideremos, según nuestra forma de concebir la educación. De lo que se trata no es de enseñar a lo antiguo o a lo moderno sino de enseñar bien.

En cuanto a la clase magistral, es ridículo estar en contra de ella porque no es más que una clase excelente. La palabra magistral se ha llenado de connotaciones negativas absolutamente injustas. En todos los ámbitos (artísticos, laborales, deportivos, empresariales…) se busca a un «maestro» que pueda explicar cómo mejorar en conocimientos, técnicas o proyectos. ¿Por qué no en educación? Cuando he impartido clases magistrales como intérprete (o cuando las he recibido) a nadie se la ha ocurrido pensar que iban a ser soporíferas o perjudiciales. Al contrario, en el mundo de la música una clase magistral es una oportunidad de aprender, un disfrute, un lujo.

Una clase, en el contexto que sea (un curso de interpretación musical, un instituto, una universidad) no puede ser magistral si es aburrida, monótona, plana… denostar la clase magistral es un ejercicio de anti intelectualismo. Estoy seguro de que solo desprecia la clase magistral, entendida, insisto, como una clase extraordinaria, quien no es capaz siquiera de dar una buena clase. Para aspirar a impartir una clase magistral (y digo aspirar porque no es sencillo) hay que estar muy preparado.

—Su libro Contra la Nueva Educación insiste en que lo nuevo vende, lo viejo no, y que lo peor de estas corrientes es que sobrevaloran lo emocional, la empatía, lo original e infravaloran el esfuerzo, la constancia o el rigor.

—Sería urgente cambiar esto restableciendo algunas certezas, algunas convicciones. ¿Cómo? Recurriendo a la razón y a la experiencia. Entendiendo que nada hay más reaccionario que un sistema público de enseñanza que iguale a todos en la vulgaridad. La cultura y el conocimiento se devalúan si se regalan, si no se pide a cambio interés y voluntad. Pero demostramos desconfiar de su valor cuando lo edulcoramos y lo aligeramos para facilitar su adquisición. Además es profundamente injusto socialmente hablando. Los alumnos que viven en un ambiente familiar donde hay cultura, conocimientos, absorben estos de manera habitual: leen en casa, escuchan música, visitan un museo, aprenden un vocabulario culto, leen la prensa, comentan y escuchan comentarios de distintos temas… Mientras que los alumnos que se mueven en ámbitos social y económicamente difíciles solo pueden llegar a «aprender», a conocer estos saberes en la escuela. Si no se los dan allí, carecerán de ellos siempre y partirán con una desventaja notable.

 

—Una de esas corrientes aboga por la introducción de la educación emocional en todas las escuelas. ¿Esto sucede a costa de tiempo para las Matemáticas?

—Es posible porque nuestros dirigentes, con intención o no de idiotizar a la sociedad, no confían en el valor del conocimiento, así que, si el conocimiento no es importante y la escuela no es el lugar en el que transmitirlo ni el profesor quien lo atesora, toca buscar otras metas: una de ellas es la educación emocional, como si fuera posible separar la emoción de cualquier actividad que uno haga. Soy músico, ¿le parece que es posible enseñar mi asignatura sin emoción? Hay más emoción en el aria de las Variaciones Goldberg que en treinta congresos de educación emocional. No necesitamos una asignatura de educación emocional. Necesitamos educación, conocimiento y cultura. Y esto en sí mismo ya es emocionante. Apasionante.

—También hay quien aboga por enseñar en la escuela a ser felices a los hijos.

—Cuando me dicen que los chicos tienen que ser felices en la escuela, me pongo enseguida en guardia. Yo también quiero que mis alumnos sean felices, claro. Mis alumnos, mi familia, usted, el mundo… pero la escuela no es ni debe ser un centro de psicología positiva, autoayuda y terapias alternativas y la felicidad no puede ser el fin de la escuela. Es absurdo. Cuando preparé mi oposición no estudié nada sobre felicidad y sí mucho sobre música. Porque ese es mi cometido: enseñar música. A mí la música me apasiona y sin duda contribuye a mi felicidad, como estoy convencido de que es importante para la formación de mis alumnos y que puede proporcionarles cualidades valiosas que les podrán procurar disfrute en el futuro: el desarrollo de la sensibilidad artística, el cultivo del paladar musical y del gusto estético… o, al menos, una cierta cultura que, pese a que para algunos parece que estorba o que no es «útil», nunca está de más. Pero esto es algo que se alcanza con el tiempo y no de forma inmediata y en cuyo proceso no siempre lo pasa uno en grande. Supeditar todo aprendizaje a la comodidad, al bienestar y al placer es una irresponsabilidad que puede convertir a nuestros alumnos en ignorantes narcisistas.

—Usted advierte en su obra que hay cierta ofuscación con la innovación, la tecnología y lo digital.

—Parece que es una buena forma de ganar dinero y fomentar el consumo. Voy a ponerle un ejemplo, ahora que se empieza a criticar también la escritura a mano y todo debe hacerse con el ordenador: cuando uno toma apuntes en el ordenador, la propia rapidez de la pulsación hace que anote cuanto escucha sin apenas darle importancia. Sin embargo, tomar apuntes a mano, dada la menor rapidez con que la mano puede escribir, te obliga a pensar y seleccionar lo más importante. Ya estás haciendo un trabajo importante de cada al estudio que no puedes hacer con un portátil. La tecnología es una herramienta que, como todas, debe utilizarse cuando mejore el desempeño de una actividad, pero no por imposición.

—También hay cierta ofuscación con la innovación, la tecnología y lo digital. ¿Por qué?

—Porque es una buena forma de ganar dinero y fomentar el consumo. Voy a ponerle un ejemplo, ahora que se empieza a criticar también la escritura a mano y todo debe hacerse con el ordenador: cuando uno toma apuntes en el ordenador, la propia rapidez de la pulsación hace que anote cuanto escucha sin apenas darle importancia. Sin embargo, tomar apuntes a mano, dada la menor rapidez con que la mano puede escribir, te obliga a pensar y seleccionar lo más importante. Ya estás haciendo un trabajo importante de cada al estudio que no puedes hacer con un portátil. La tecnología es una herramienta que, como todas, debe utilizarse cuando mejore el desempeño de una actividad, pero no por imposición.

—Dice usted que sir Ken Robinson, apoyado en la teoría de las inteligencias múltiples, proclama que «todos los niños tienen talento». ¿Cuál es su opinión al respecto?

—Que entiendo que es mucho más tranquilizador decir que todos somos igual de inteligentes y que el talento está repartido a partes iguales. El problema es que es mentira. Desgraciadamente el conocimiento, la inteligencia y la capacidad no son democráticos, aunque sí meritocráticos porque alguien que no tenga una gran capacidad, una inteligencia o un gran talento puede llegar a desarrollar alguna actividad razonablemente bien si tiene interés y persevera. Luego, cada uno puede confiarse al esfuerzo o a las múltiples inteligencias. La elección es libre.

—También hay modas en lo que respecta a cómo debe enseñar. Se habla de pedagogos innovadores de la innovación, de profesores artistas, de docentes que dan importancia al alumno porque este a veces sabe más que él y tiene todo el conocimiento a su disposición, del profesor motivador…

—El conocimiento no es hoy más accesible que antes. Tenemos internet como ya teníamos las bibliotecas. Un alumno formado encontrará en internet muchas posibilidades de aprender. Un alumno ignorante solo tendrá más oportunidades para perderse, quizá más que antes porque resulta facilísimo tener millones de informaciones al alcance de una tecla. El alumno siempre va a necesitar aprender a comprender lo que lee, a seleccionar lo que encuentra, a relacionarlo con otras cosas, a confrontarlo con algunas más, a resumirlo o expresarlo, a que sea punto de partida de su propio razonamiento o deducción.

—Por último, señala usted que vivimos en una sociedad sin exigencia intelectual, en la que quien se esmera no siempre encuentra recompensa y quien busca atajos muchas veces llega el primero. ¿Cómo lograr que nuestra aspiración sea conseguir una meritocracia ética, una sociedad que posibilite que, quien se conduce de forma honrada y tenaz llegue más lejos que quien no se comporta así?

—Es difícil. Los modelos sociales no ayudan. Sin embargo, creo que debemos hacer lo posible por inculcar en nuestros hijos (y nuestros alumnos) estos valores: la honradez, el esfuerzo, el amor por el conocimiento, el gusto por el trabajo bien hecho. Tenemos la obligación moral de convencerles de que nada es más satisfactorio que lo uno mismo consigue por sus propios medios.

Fuente: http://www.abc.es/familia/educacion/abci-escuela-no-necesita-asignatura-educacion-emocional-o-felicidad-sino-cultura-y-conocimiento-201604291804_noticia.html

Imagen: http://www.abc.es/media/familia/2016/04/27/alberto-royo–620×349.jpg

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España: El desafío educativo de la televisión

España/Jose  Manuel Pérez/  2016/ Fuente: El Nacional

El sentido de la televisión ni es unívoco ni tiene que convertirse en un mensaje imperativo. El telespectador puede recuperarlo siempre para sus propios intereses: es un logro de libertad que tiene que inscribirse en la capacidad de reinterpretación y de recreación de las propuestas que nos llegan desde las pantallas.

(Pérez Tornero)

José Manuel Pérez Tornero es catedrático de la Universidad Autónoma de Barcelona y de la Unesco. Director del Estudio de Doctorado del  Departamento de Periodismo y Ciencias de la Comunicación (UAB). Sus temas de interés son: la educación y la comunicación, los géneros informativos, culturales y educativos, la enseñanza mediática y el discurso periodístico. En su producción académica sobresalen: El desafío educativo de la televisión (Paidós, 1994), Perspectivas 2014: Tecnología y pedagogía en las aulas.(Planeta, 2015), Escribir para la Red (UOC, 2014).

Su método de enseñanza de la televisión contempla tres dimensiones: tecnológica, lingüística y discursiva. La televisión es un dispositivotécnico de captación, transmisión y de registro audiovisual. Construye imágenes de la realidad, de los estímulos del mundo exterior. Difunde mensajes vía satélite, globalizándose con Internet. Acopia y almacena imágenes y sonidos a favor de la memoria histórica audiovisual. La televisión es un lenguaje sincrético. Combina lenguajes en función de criterios argumentales y semánticos, tales como: imágenes, diálogos, sonidos, música y edición. La televisión también es un discurso, constituido por tópicos de sentido, incorporado en un contexto sociocultural. El discurso audiovisual “es percibido por sus receptores como una entidad con peso específico ante la que desarrollan hábitos y costumbres adecuados y conformes, e, incluso, se admiten ciertas normas de procedimiento. Es así como la televisión adquiere su auténtica dimensión social”.

La lectura crítica, la mirada inteligente

La lectura crítica de la televisión se sumerge en los contenidos implícitos de los mensajes para evaluar valores y contravalores y sentidos aparentemente unívocos. Este tipo de lectura busca detectar la pretendida transparencia de los mensajes, con el fin de refutarlos, cuestionarlos y problematizarlos en el marco de la cotidianidad. La televisión nos suministra, por sí misma, un mundo posible, pero nosotros no lo aceptamos obedientemente, sino que entramos en ese mundo y nos enseñoreamos de sus supuestos para, justamente, aportar nuestra subjetividad y nuestra creatividad.”

La lectura inteligente de la televisión, toma en cuenta estos aspectos:

–Descubrir la finalidad pragmática del mensaje televisivo. Se reconoce el objetivo del mensaje, qué propone, qué tipo de intencionalidad manifiesta o no hay en él. “Ante un programa de televisión, debería ser posible intentar poner de manifiesto, su finalidad: ¿provocar una idea, una adhesión a alguien, potenciar consumir, mostrar la vida privada de alguien, seguir el curso de la actualidad.” La lectura será más advertida, atenta y constructiva si somos capaces de identificar la propuesta ideológica del emisor, los mitos de los programas televisivos y la influencia de los mensajes sobre la esfera pública y privada. Es imprescindible crear un ambiente de confianza en el aula de clases. De esta manera el educando podrá expresar libremente sus ideas.

Reconocer los niveles temáticos y narrativos de los géneros televisivos. Este aspecto consiste en hacer consciente la estructura narrativa del relato, los temas, el punto de vista de los personajes en la trama. “Un programa de televisión puede permitir bucear en documentación e informaciones sobre el tema o las propuestas del mismo. El medio se convierte, entonces, no en la fuente única de información, sino en la oportunidad para usar otras fuentes distintas”.

Identificar el nivel formal de la historia. Se examina la forma de expresión del mensaje, los movimientos de cámara, las escalas de plano, la edición, la iluminación, la iconografía. Estos elementos enriquecen el sentido general de la historia. “Cualquier programa de televisión introduce una estética y un estilo. Puede, por tanto, estimular la reflexión y el trabajo creativo y formal: sobre colores, armonías, ritmos, equilibrios o contrastes, rupturas y continuidades”.

– Describir las relaciones contextuales y cotextuales. Los programas televisivos adquieren múltiples significados cuando se relaciona con un contexto histórico y sociocultural. En cambio, el “co-texto” remite a otros textos televisivos y fílmicos. Algunos anuncios publicitarios refieren a una secuencia de una película muy conocida para atraer el interés del consumidor.

Elaborar proposiciones alternativas y comparar historias. Consiste en imaginar otras historias y otros  finales. “La realidad y el valor de un programa sólo pueden captarse comparándolo con otros, encontrando semejanzas y diferencias en definitiva, captando el sistema en el que puede inscribirse, hallando el paradigma del que proceden”.

–Desmitificar la tecnología. Una formación pedagógica sobre la tecnología de la televisión considera el origen de dicha tecnología, su historia y su impacto en la humanidad. Considera, además, el funcionamiento de los aparatos, los televisores, el uso responsable del control remoto, los reproductores de videos y otras tecnologías domésticas. “Una tecnología no es nunca una determinación a priori que deba ser considerada como un supuesto. Tras su desarrollo y configuración ha habido infinidad de decisiones políticas, culturales o económicas que la han ido construyendo paulatinamente. Por eso, cuando se instala en una sociedad, encuentra fácil acomodo y evidentes correspondencias con otras circunstancias de su entorno”.

Es imprescindible motivar la lectura inteligente de la televisión en la escuela. Un uso consciente y creativo de este medio es aprender aspectos básicos sobre su dimensión lingüística, tecnológica y discursiva. “Saber usar la televisión requiere, en primer lugar, un acto consciente, no automático ni reflejo, un acto de voluntad intencional dirigido por un propósito, demanda conocer el funcionamiento del medio y las posibilidades pragmáticas que ofrece. Y todo ello de una manera práctica y global.” Si no se incentiva este tipo de competencia audiovisual estaremos ante un uso instrumental y rutinario del medio. El desafío educativo de la televisión, radica en fortalecer la democracia en el ámbito global. Muy amenazada por barbaries, fundamentalismos y corrupción desbordada.

Pensar con Pérez Tornero

Convivir con la televisión

“Un profesor que interroga a sus alumno a propósito de un programa; un grupo de amigos que debate sobre un contenido televisivo, todas éstas son situaciones comunicativas en que las palabras y el lenguaje sirven para producir un extrañamiento, para distanciarse del lenguaje propio de la televisión”.

La alfabetización mediática es responsabilidad de todos

“La alfabetización mediática exigida por las nuevas circunstancias sólo puede ser fruto de la convergencia de esfuerzos realizada por las instituciones familiares y educativas, los gobiernos y las autoridades que tienen relación con los medios, las asociaciones cívicas, la industria y los profesionales, así como los medios de comunicación y en general, todas las instituciones cívicas que dependan de la participación y de la actividad ciudadana”.

Competencia televisiva

“La necesidad educativa  de potenciar esta competencia televisiva está clara: a nadie que pretendiera enseñar cualquier materia se le ocurriría utilizar un libro sin antes asegurarse de que se conoce su uso. No es posible ni educar con la televisión ni educar para utilizarla críticamente si antes no se dispone de una cierta competencia en el medio”.

Fuente: http://www.el-nacional.com/papel_literario/desafio-educativo-television_0_838716332.html

Imagen: http://www.el-nacional.com/papel_literario/Gustavo-Hernandez-Diaz-Archivo-Nacional_NACIMA20160115_0064_6.jpg

 

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*Demasiado feministas para la academia

La universidad ha sido, y lo es cada vez más, una estructura de exclusión y privatización, según la autora

Lucía Egaña

Periódico Diagonal

Como otras 20.000 personas más, hace menos de dos meses defendí mi tesis doctoral. En un breve plazo de tiempo, el reino de España ha producido más doctores que nunca en la historia de su academia, hoy en vías de reforma con el Plan Bolonia. Ante las “nuevas” lógicas mercantiles de la universidad, los “viejos” programas de doctorado han sido sometidos a una inminente clausura, arrastrando con ello la desaparición forzada de su alumnado. A esto se le ha llamado “extinción”.

Y en esta categoría “extinta”, como si de animales raros o pequeños dinosaurios enquistados en la academia se tratara, nos encontramos hoy unas 20.000 personas que hemos tenido que salir del paso para abrir terreno a la velocidad. Así ha sido que la universidad española ha tenido que deshacerse de este excedente de doctoras que representaban un modo de producción académica basada en la lentitud y la baja productividad, según criterios mercantiles.

En este contexto de desaparición forzada, había que hacer aquello que nunca tuvimos tiempo para hacer, desplazado por incontables motivos, las emergencias cotidianas y el pluriempleo: la tesis. Algunas de aquellas personas que teníamos pendiente la redacción del manuscrito nos caracterizábamos por no haber tenido becas de doctorado, por trabajar en muchas cosas y ninguna a la vez, en general personas con más de 35 años, muchas migrantes, viviendo en pisos compartidos. Personas que –ante currículos heterogéneos, por decirlo de forma elegante– quedábamos descalificadas de la mayoría de las becas doctorales o postdoctorales, y con ello, fuera de los canales oficiales de la trayectoria académica.

Por otro lado, al doctorarnos, también quedábamos fuera del mercado laboral tradicional, una suerte de “pringadas sobrecualificadas” con estudios superiores, pero demasiado heterogéneas. Como escribió la poeta tortillera valeria flores: “Dema­siado intelectual para el activismo, demasiado activista para la academia, demasiado feminista para la poesía, demasiado radical para la pedagogía, demasiado política para ser maestra, demasiado disidente para la política de la identidad, demasiado tortillera para ser maestra, demasiado maestra para la jerarquía del saber, demasiado tímida para la oratoria política, demasiado provinciana para la capital, demasiado prosexo para un feminismo que aún teme hablar de sexo, demasiado teórica para ser trabajadora”.

La universidad ha sido, y lo es cada vez más, una estructura de exclusión y privatización. Plantea formas para trazar trayectorias profes­ionales que requieren mucho tiempo o dinero, y una dedicación poco compatible con las vivencias de precariedad que definitivamente impiden dedicarse a una sola cosa a la vez. Muchas de las personas que han acabado la tesis ahora son profesoras asociadas, ese espacio académico en el que la promesa de futuro es lo que mantiene con vida un trabajo infravalorado a la vez que altamente rentabilizado por la institución.

Máquina de las miserias

La universidad, entonces, es una máquina que se alimenta de las miserias de las asociadas. Como indica Elena Fraj, profesora asociada en el Departamento de Diseño e Imagen de la Facultad de Bellas Artes de la Universidad de Barcelona, en la universidad se conjugan un sistema neo­liberal (competitividad y medición de la producción del conocimiento desde criterios exclusivamente de mercado) con uno feudal (relaciones de poder entre miembros del campo académico). En esta encrucijada, el 80% del profesorado precario son mujeres, mientras que el 80% que tiene contrato son hombres. ¿Y cuántas son migrantes, cuántas negras, cuántas feministas, cuántas lesbianas, cuántas trans? Las activistas que hemos podido llegar al punto de acabar una tesis, con toda la presión que esto significa, muy difícilmente podremos optar a espacios de poder, o como mínimo, a espacios laborales estables. Pero ¿alguna vez deseamos formar parte de los espacios de poder?

Estas preguntas emergen de los espacios en blanco que crea la intersección entre precariedad, exclusión y activismo feminista y sexo-disidente. Mi historia para llegar a ser doctora es parte de una experiencia común –y de una condición– invisibilizada entre procesos protocolares institucionales, plazos ministeriales y un nuevo modelo de capitalización y privatización que reduce la financiación pública y aumenta el coste de las tasas por crédito al alumnado.

Me apunté al programa de doctorado en 2006, hace diez años, para alargar mi visado de estudiante. Sumo privilegio aquel de poder acceder a la universidad como espacio de “legalización” de una misma en un contexto migratorio que busca extinguir tus posibilidades de permanencia. No todas han podido hacerlo. Por otro lado, mi sobrecualificación se conjuga con un vivir con menos de lo que se considera un sueldo mínimo en este país. Un conflicto de clase entroncado en las incongruencias propias de la precariedad ilustrada de la que formo parte.

Quiero reivindicar la experiencia de las activistas feministas y sexo-disidentes que, con mucho esfuerzo, han terminado el proceso del doctorado desde un lugar extraño, porque la academia es incómoda para muchas, pero especialmente para las que nos sentimos “fuera”, aunque se nos premie con pequeños reconocimientos y logros, como permitirte acabar una tesis doctoral en condiciones de autoexplotación.

¿Qué significa ser feminista, transfeminista, disidente sexual y además pobre, migrante en el contexto del reino de España? Son condiciones que te obligan a olvidar el “cuarto propio”, buscándolo en bibliotecas públicas, o, como diría Gloria Anzaldúa, haciéndote escribir en el autobús, en la fila del paro, en el trabajo durante la comida, entre el dormir y el estar despierta.

Muchos discursos y vivencias están presentes, aunque invisibles, en los procesos de redacción de una tesis buscando agujerear los protocolos académicos. Conozco a muchas compañeras que han querido torcer el lenguaje, contaminar el canon, retribuir al feminismo la constante discriminación académica y, sobre todo, a la invisibilización de la experiencia activista dentro de esta esfera.

Las bolleras, las transfeministas, las disidentes sexuales que no logran separar la vida del activismo ni de una investigación regulada por los procesos institucionales y vetustos de una academia en descomposición, no buscan, en primera instancia, ser parte de esta estructura. Se trata, más bien, de ir dejando las marcas de algunos procesos marginales, sacarlos de su lugar invisible, del pie de página, de ser ese bicho incómodo al que no pueden matar. Y así aspirar, de forma utópica y colectiva, a una tenue politización de los pactos con la institución, a contaminar sus registros acostumbrados a la propia recursividad. Hacer que esa casa pierda los papeles y facilitar un cambio de roles para que cada vez sea más evidente que la universidad es ese lugar incómodo e inadecuado que habitualmente significamos nosotras.

Fuente del artículo: https://www.diagonalperiodico.net/saberes/30006-demasiado-feministas-para-la-academia.html

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España: Educación modifica también el examen de reválida en secundaria

España/Madrid/02 de Abril de 2016/El País

El examen de reválida que deberán hacer de forma obligatoria todos los alumnos de 4º de la ESO a partir de 2017 también va a cambiar. El Ministerio de Educación, que ya rectificó hace unos días los requisitos del nuevo examen de Selectividad, ha rebajado ahora las condiciones de otra de las polémicas pruebas a las que, en este caso, se enfrentarán los alumnos de 15 y 16 años y que tendrán que aprobar para obtener el título. El examen que ultima el equipo en funciones del ministro Íñigo Méndez de Vigo no será tipo test, no se hará en la misma fecha en toda España ni incluirá 350 preguntas.

EL PAÍS ha accedido al borrador de decreto que regula las reválidas de secundaria y bachillerato incluidas en la Ley Orgánica para la Mejora de la Calidad Educativa (LOMCE). A diferencia del plan que diseñó el exministro José Ignacio Wert, el decreto que ultima el ministro en funciones, Méndez de Vigo, no prevé que el examen se haga el mismo día en toda España tampoco en secundaria.

La semana pasada, Méndez de Vigo presentó con los rectores las características principales de las pruebas de bachillerato (que sustituyen el curso que viene a la Selectividad) con cambios y cesiones respecto a los planes de su predecesor.

El borrador del real decreto que incluye ambas pruebas cambia también algunas de las características de la reválida de secundaria. Incluirá preguntas abiertas, semiabiertas y de opciones múltiples y cuestionarios para determinar el contexto socioeconómico de los alumnos. Los estudiantes deberán superar el examen para obtener el título de graduado, aunque este aspecto no se aplicará el primer año. Contarán un 30% para su nota final y un 70% las notas que haya obtenido en el ciclo.

El examen evaluará las siguientes competencias, según detalla el borrador: comunicación lingüística, competencia matemática y competencias básicas en ciencia y tecnología, competencia digital, aprender a aprender, competencias sociales y cívicas, sentido de iniciativa y espíritu emprendedor, y conciencia y expresiones culturales.

Fuente: http://politica.elpais.com/politica/2016/05/02/actualidad/1462188615_073298.html

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