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España: Primer año de la ley de educación en las aulas, del lío con las evaluaciones a la burocracia interminable

Por: Daniel Sánchez Caballero

La tardanza de muchas comunidades autónomas en aprobar los currículos y la sensación de provisionalidad han dado lugar a un primer curso de aplicación descafeinada de la norma

Probablemente lo peor, opinan los profesores consultados, es la sensación de hastío. De haber hecho un gran esfuerzo para adaptarse a una nueva ley con riesgo de tener los días contados y todo el trabajo habrá sido casi en vano; tocará empezar de cero.

Los estudiantes tendrán que memorizar menos y «saber hacer» más en el nuevo modelo educativo que prepara el Gobierno

“Hay una sensación evidente de cansancio y rendición en gran parte del profesorado, o al menos es lo que veo desde mi particular punto de vista; y, en esta profesión, la pérdida de la ilusión es algo que arrastra con ella un puñado de otras cosas necesarias para que un país goce de una educación (y, por tanto, de un futuro) de calidad”. El “particular punto de vista” de Elías Gómez, profesor en Melilla, no es tan particular. “En los claustros lo que se escuchaba al final de curso era: ‘A ver cuánto dura esto’. Falta entusiasmo”, coincide Ana Aguirregoitia, de un centro gijonés.

Quizá por eso, el primer año con la Lomloe en las aulas, en la enseñanza de cada día, puede haber resultado algo descafeinado. “Lomloe light”, dice César González, director de un instituto asturiano. “No se está aplicando nada de la ley”, sube la crítica Clara, profesora y formadora en Andalucía.

La tardanza (o desinterés) de muchas comunidades autónomas en sacar los currículos, que arrastró a las editoriales, junto a la escasa formación que ofrecieron la mayoría de las administraciones al profesorado para adaptarse a una manera de enseñar que aunque no novedosa como tal sí lo era para muchos, provocó que la cuestión quedara en parte en manos del profesorado. Un cuerpo docente dividido, que ha rechazado en buena medida la Lomloe por cuestiones diversas, pero especialmente por una supuesta bajada del nivel educativo.

La enorme carga burocrática que no cesa, las novedades con la evaluación por competencias, algunas discrepancias (habituales) a la hora de decidir si un alumno pasa de curso o no al haberse eliminado el máximo de asignaturas suspensas para promocionar o el aumento de trabajo que supone haber tenido dos leyes diferentes a la vez (las normas educativas se implantan primero en los cursos impares y al año siguiente en los pares) son algunas de las cuestiones que han marcado este primer año de la Lomloe.

En el aspecto positivo, el profesorado valora la implantación de las competencias –aunque muchos son críticos con que se dejen un poco de lado los contenidos– o la “accesibilidad y flexibilidad”, explica Mercedes, profesora de Lengua, que implican las situaciones de aprendizaje, uno de los nuevos elementos de la ley para cambiar el proceso de enseñanza-aprendizaje. Esta docente también ve positivamente que “ha reactivado entre los profesores la necesidad de discutir qué hacemos cuando evaluamos o lo oportuno de nuestro trabajo”, y Calle Alonso, profesora en Valladolid, valora la autonomía para los centros que sobre el papel proponía la ley (aunque en su caso concreto el gobierno de Castilla y León la cercenó): “El profesorado podríamos haber pensado qué queríamos hacer y nos habría llevado a procesos colectivos que hubieran servido para conocer cómo funciona la ley”.

Formación y neolengua

El curso empezó en un pequeño caos. Aunque no es la primera ley que las menciona, la Lomloe implanta definitivamente las competencias como eje del sistema y unos criterios repletos de nuevos términos o de términos antiguos que cambiaban algo su significado sumieron al cuerpo docente en una cierta desesperación para elaborar las programaciones que un nuevo currículum exige.

Saberes, criterios, competencias específicas, competencias clave, descriptores operativos, situaciones de aprendizaje, perfil de salida, cómo interactúan unos con otros… Cada ley se vuelve un poco más compleja técnicamente (“neolengua”, dicen algunos profesores) y esta Lomloe aterrizó en las clases un poco aprisa, sin que nadie explicara al profesorado las claves y cómo afrontarlas. “Al principio fue muy caótico”, admite Rosa Rocha, directora del IES Guadarrama, de Madrid. “No sabíamos por dónde tirar, las instrucciones de la consejería no eran muy claras… Los jefes de departamento y los profesores han hecho un esfuerzo muy grande para adaptarse, pero lo hemos hecho nosotros. Desde la consejería no hemos recibido ninguna formación”.

Como siempre en Educación, la situación va por comunidades. Madrid continuó su boicot más o menos abierto. Canarias es citada a menudo como referente en cuanto a la puesta de materiales a disposición de los docentes. Pero ni siquiera es todo ideológico o partidista. Andalucía, aunque llegó tarde a los currículos, se cita como buen ejemplo con la formación. “Los dos primeros trimestres se hicieron a la antigua usanza”, cuenta la experiencia que vivió en su centro Calle Alonso, profesora de inglés en Valladolid.

¿Cómo evaluamos?

Uno de los principales problemas que se ha encontrado el profesorado, refieren los docentes consultados, ha sido con la evaluación por competencias. Por un lado estaba la parte técnica: se trataba, grosso modo, de evaluar no lo que el alumnado sabía (contenidos) sino lo que sabía hacer con eso. Había que hacerlo a partir de decenas de pequeños ítems, centenares según el alumnado de cada profesor. Y se ha convertido en una pesadilla para muchos.

“Creo que lo que no hemos entendido es que antes había competencias asociadas a las materias (por ejemplo, la competencia lingüística era la propia de la lengua). Pero como con la nueva ley no hay competencias propias, todos deberíamos haber trabajado todas, esto significaba que para tener evidencia del desarrollo competencial de cada niño había que haber realizado diferentes actividades de evaluación, pero eso no se ha hecho en la mayoría de los casos”, opina Calle Alonso.

El trabajo se ha multiplicado. “En un curso de Historia puedes tener 40 criterios de evaluación por cada alumno, con sus índices”, explica Aguirregoitia. En una clase hay 25-30 alumnos y cada docente puede tener 5-6 grupos. Salen ciento y pico estudiantes con 40 criterios cada uno. En un mundo ideal, explica la profesora Elena, “una plataforma para hacer un seguimiento del proceso de enseñanza y aprendizaje te da la posibilidad de incoporar las situaciones de aprendizaje con las competnecias asociadas, te da la nota de cada alumno en cada criterio y de ahí la nota general del curso”. No ha sido así, pero los excels interminables estaban ahí, esperando ser rellenados.

¿Qué ha acabado pasando, al menos varias comunidades autónomas? “La gente lo que ha hecho ha sido adaptar la evaluación a lo que querías. Si querías poner un siete a un alumno, le ponías un siete en cada competencia. Ha sido un despropósito. No porque el alumno no estuviera bien evaluado, iba a tener la misma nota, sino porque no se ha evaluado por competencias”, cuenta Alonso. Elena, en Andalucía, refiere exactamente la misma situación: “El personal se ha ido directamente a la nota final en vez de evaluar las competencias”. Alonso cree que la intención de la ley era buena, “pero la han complicado demasiado”.

Burocracia y suspensos

Lo entiendan o no, todo este trabajo implica una elevada carga burocrática para el profesorado. No es una situación nueva, pero la Lomloe está lejos de resolverla. “Esta es una queja que los docentes mantenemos desde la primera ley de educación del periodo democrático, la LOGSE de 1990”, explica Elías Gómez. “En esta modificación normativa no hay un aumento especialmente significativo de la burocracia, pero desde hace 30 años esta carga ha ido aumentando gota a gota. Existe la sensación de que hay que realizar, para cada aspecto de nuestro trabajo, dos o tres informes por cada alumno o alumna, y asimismo la sensación de que gran parte de esos informes no se van a leer, a comprender o a atender. El tiempo que se dedica a ello resta al docente el tiempo que este suele estimar como de más calidad del que dedica a su alumnado: elaboración de materiales, encomienda y corrección de trabajos, explicaciones, aclaraciones, tutorías personalizadas, y más. No estoy diciendo que el trabajo burocrático sea innecesario ni inútil, pero si se aumenta el trabajo por un lado y no se reduce por otro, irremediablemente una de las dos vertientes se va a ver afectada”, reflexiona.

Otro de los elementos que más polarizó al profesorado de la nueva ley fue la eliminación del número máximo de asignaturas con las que los alumnos pueden pasar de curso y obtener el título de Secundaria y Bachillerato. Hasta ahora con tres suspendías, con dos pasabas (si esas dos no eran Matemáticas y Lengua). Ya no hay límite, la decisión la toma la junta de evaluación (las profesoras y profesores de cada alumno) en función de que el crea que cada estudiante haya obtenido o no las competencias necesarias para hacerlo. Algunos docentes (¿muchos?) creen que esto es prácticamente una aberración.

“La titulación es complicada de gestionar”, apunta la directora Rocha. “Los claustros están polarizados porque hay gente que está a favor de las medidas, pero otra que se está devaluando el sistema. El clima es difícil y aunque no hemos tenido problemas de tensiones graves sí que hay un cierto malestar. Sigue habiendo cierta cultura de la repetición y nos estamos quedando atrás en ciertas cosas como abandono o repetición”, advierte. Elías Gómez no parece acabar de encontrarle la lógica al planteamiento: “La observación que se haría cualquiera es: si [el estudiante] hubiese adquirido las competencias, no habría suspendido las materias, ¿no es así?”.

¿Y las familias?

Por último, algunas profesoras que tanto cambio, tanta neolengua, tanto concepto nuevo y complejo está teniendo un efecto evidente sobre las familias, que están perdidas. “Cambia la terminología, la evaluación, y nosotros nos adaptamos, pero las familias no se enteran de nada de lo que está pasando. Solo saben si pasan de curso o no o si van a poder ir a la universidad”, cuenta Aguirregoitia. Calle Alonso, en Valladolid, tiene la sensación de que “los padres no entienden de qué les hablamos”.

Rocha cierra con un deseo que han expresado todos, cada uno con sus palabras. “Hemos trabajado mucho. Solo espero que después de tanto trabajo no nos modifiquen la ley el año que viene. Al menos no la parte pedagógica, que nos vamos a volver locos. Es mucho tiempo y trabajo. Y a nadie le gusta que su trabajo caiga en saco roto”.

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Cómo frenar las mentiras

En la campaña del 23J ha quedado clara la tremenda importancia que tiene la prensa libre, que depende de sus lectores y no le debe nada a nadie más. La inmensa mayoría de los grandes medios son propiedad de bancos, de fondos y grandes grupos de comunicación. La gran mayoría de ellos han blanqueado a los ultras y están bajo el control de la agenda que marca la derecha.

Por eso te pedimos tu apoyo. Necesitamos crecer. Contratar a más periodistas. Reforzar nuestras ediciones locales frente a las mentiras de los gobiernos locales y autonómicos de la extrema derecha. Fichar a más reporteros de investigación. Nos hace falta llegar a más gente, construir un periódico más grande, capaz de contrarrestar la brutal ola de propaganda conservadora a la que nos vamos a enfrentar. Y que dejará pequeña la que hemos vivido en esta sucia campaña electoral.

https://www.eldiario.es/sociedad/primer-ano-ley-educacion-aulas-lio-evaluaciones-burocracia-interminable_1_10393992.html

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Prohíben el uso de celulares y pantallas en las escuelas de Suecia, ¡ya era hora!

“Las pantallas afectan a todo lo que nos hace humanos: al lenguaje, a la capacidad de pensar, de razonar, de memorizar…”.
Michel Desmurget, director de investigación en el Instituto Nacional de Salud y la Investigación Médica en Francia

En diversos lugares del mundo estudios e investigaciones independientes vienen alertando sobre los efectos negativos que tiene la digitalización educativa. Esos estudios indican que el uso obsesivo de las pantallas se ha convertido en un problema de salud pública, dado que genera desordenes cognitivos, mentales, físicos, anímicos, psicológicos…. Alertan que la exposición permanente a las pantallas ha dado origen a los cretinos digitales, que se caracterizan por la pérdida de nexos sociales, el individualismo extremo, el culto al consumo, la incapacidad para comunicarse con los demás, en suma, la desconexión con el mundo real a cambio de una panacea tecnológica que se presenta como la tabla de salvación de todos los asuntos de la vida cotidiana.

Para colonizar digitalmente a los niños primero se ha colonizado a los padres, una gran mayoría de los cuales aceptan sin ninguna perspectiva crítica la propaganda mediática de los emporios informáticos que dice que el acceso a las pantallas, especialmente del celular, es benéfico para los niños y les abriría extraordinarias ventanas al mundo y al conocimiento. Que si los niños tienen su propia pantalla y la usan a cualquier hora del día se volverán sabios de manera automática y sin ningún esfuerzo. Esa campaña ha llegado al extremo de asegurar que es mejor leer en pantalla que en papel y de allí se ha desprendido la no utilización de los libros desde los primeros niveles educativos, el cierre de bibliotecas públicas y escolares, la reducción de la lectura, y el desprecio al saber acumulado y transmitido a través del patrimonio documental escrito.

Un discurso seudopedagógico que se ha impuesto, en aras de la novedad, sostiene que es mejor para los niños tener contacto con artefactos microelectrónicos que con seres humanos y eso supone que, en términos de aprendizaje y conocimiento, sobran las bibliotecas, los libros y los profesores. Como resultado hay una pérdida de la capacidad de lectura a nivel mundial, más acentuada en unos países que en otros, siendo la introducción de pantallas en las escuelas la variable fundamental que explica ese retroceso cognitivo: entre más pantallas más disminuye la capacidad lectora, el nivel de comprensión, la actitud crítica, el razonamiento propio e independiente, y se generaliza la incapacidad de concentrarse en alguna actividad especifica.

Los principios elementales de la precaución y la prudencia no operan cuando se habla de la digitalización educativa, porque esos supuestos se oponen a los intereses corporativos de los productores de cachivaches tecnológicos, cuyo interés estriba en venderlos rápido para aumentar su rentabilidad, sin importarles las consecuencias destructivas que eso tiene sobre los seres humanos y el medio ambiente.

De la noche a la mañana se nos anuncia que el aprendizaje puede ser mágico, que no necesita de ningún esfuerzo y que con prender el botón de un computador y tener una pantalla podemos acceder a todo el conocimiento del mundo. Semejante estupidez se dice con toda la impunidad del caso, apoyándose en el culto tecnológico, cuando el aprendizaje mágico y acelerado no existe, no es posible. Contra esa mentira hay que resaltar que el aprendizaje es lento, exige concentración y esfuerzo y sus resultados se ven al cabo de cierto tiempo.

En este mundo digitalizado quienes más oportunidades de aprendizaje tienen son aquellos que más han restringido el acceso a las pantallas y demoran la introducción de tecnologías fuertemente adictivas, empezando por el celular. La prueba está en que los gurúes de Silicon Valley, que tanto promueven sus negocios tecnológicos para obtener extraordinarias ganancias, son los primeros en oponerse a que en sus casas sus hijos tengan smartphone e imparten una educación a través de los libros. En California, por ejemplo, las élites, ligadas a los negocios microelectrónicos, matriculan a sus hijos en aquellos colegios en los cuales está restringido el acceso a esas tecnologías y predomina la utilización de lápiz y papel, no existen conexiones Wi Fi y el espacio educativo está libre de pantallas.

Esto demuestra que la educación es un asunto humano y no tecnológico, como si esta fuera una variable que pudiera entenderse al margen de la sociedad. Y en el mismo sentido, la novedad es una cuestión mercantil y no puede considerarse como un concepto educativo.

Esas novedades digitales en la educación han cobrado más fuerza a raíz de la pandemia de la Covid-19, un momento de pánico mundial que ha sido bien aprovechado por los negociantes del mundo informático. Sus efectos negativos se han visto en poco tiempo, debido, entre otras cosas, a que los Ministerios de Educación Nacional facilitan y propician esos negocios en aras de la novedad tecnológica y por cazarse con las pretendidas innovaciones de la tecnología inteligente y de la “sociedad del conocimiento”.

Ante esos efectos negativos empiezan a darse las primeras respuestas, como ya sucede en algunos países asiáticos (China y Taiwán) y en europeos (Francia, Italia, algunas regiones de Alemania y ahora Suecia), que apuntan a la restricción de las pantallas en el mundo escolar.

El caso de Suecia es llamativo porque fue uno de los primeros en plegarse hace algunos años en forma incondicional a la digitalización de la educación desde los primeros niveles. Pues ahora, analizando los resultados negativos, ha decidido detener esa digitalización y ha proclamado el regreso a la enseñanza a través de cuadernos y libros. Al respecto, la Ministra de Educación de Suecia ha anunciado que por la disminución de la capacidad lectora de sus estudiantes el país corre el peligro de contar con una “generación de alfabetos funcionales”, ante lo cual es necesario que “las escuelas suecas vuelvan a lo básico”, con un enfoque en se deben fomentar las habilidades básicas de “leer, escribir y contar”. Para posibilitar el retorno a los libros se destina un importante presupuesto estatal para dotar a las bibliotecas escolares con suficiente material impreso, de tal manera que esas escuelas estén libres de dispositivos microelectrónicos y se estimule el uso de los textos escolares. La ministra Lotta Edholm en forma rotunda cuestionó la “actitud acrítica que considera la digitalización como algo positivo, cualquiera sea su contenido”, y en aras del solucionismo tecnológico envió a los libros de texto “a las estanterías”, cuando estos tienen “beneficios que ninguna Tablet puede reemplazar”.

Esta decisión no ha sido aislada, porque en Italia un informe especializado del Senado concluye que el uso de artefactos digitales, especialmente el smartphone, está creando una generación de “jóvenes esclavos, drogados y descerebrados”, porque el uso de los cachivaches microelectrónicos «no es nada diferente de la cocaína, con las mismas e idénticas implicaciones químicas, neurológicas, biológicas y psicológicas”.

De lo anterior se desprenden dos preguntas básicas y actuales para nuestro país: ¿cuándo se va a reflexionar crítica y seriamente sobre los efectos destructivos que la pandemia digital genera entre los niños y jóvenes colombianos? y ¿cuándo se van a implementar medidas que le intenten poner freno a la epidemia de cretinos digitales que afecta a gran parte del territorio urbano de Colombia?

Fuente: https://rebelion.org/prohiben-el-uso-de-celulares-y-pantallas-en-las-escuelas-de-suecia-ya-era-hora/

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España: Un dardo dirigido contra la pedagogía

Un dardo dirigido contra la pedagogía

Carlos Javier Blanco Martín

Llevo muchos años denunciando el carácter pseudocientífico de la Pedagogía. Son tantas y tan dispares las “ciencias de la educación” que ninguna de ellas, ni tampoco una suma integral de todas ellas parece alzarse, de manera legítima e inapelable, como la disciplina capaz de prescribir cómo tenemos que enseñar: ni el qué ni el cómo, ni el cuándo ni el dónde enseñar.

Si uno elige una de esas “ciencias de la educación” como saber principal o rector de los demás (psicología, sociología, neurociencia, didáctica…), tendrá que rendirse de manera honesta y objetiva ante un hecho: no hay “una sola” teoría psicológica sobre la educación, no hay una sola teoría social o un solo consejo didáctico sobre qué enseñar. Tampoco hay consenso científico sobre cómo es mejor hacerlo, qué herramientas es preferible emplear, etc. El panorama, como ocurre con todos los demás saberes sociales y humanísticos, es complejo. Múltiples “paradigmas”, variados y contradictorios enfoques y modelos. El docente tiene demasiado dónde elegir…Y esto de elegir un modelo o una teoría de forma arbitraria no es, desde el punto de vista gnoseológico, demasiado alentador.

Sin embargo, con cada nueva fase de reajuste del capitalismo occidental, y muy tangiblemente, con cada nuevo ciclo político en España, se tensiona más la cuerda y se somete a la Escuela (y por extensión, a la Secundaria y a la Universidad) a nuevos desmantelamientos. El hecho puro y simple de que la educación española se está degradando (menos conocimientos y más “competencias” o “saberes básicos”, menos esfuerzo intelectual y más “gamificación” y “cultura de la reclamación de notas”) sólo se puede iluminar a la luz de una causa explicativa: neoliberalismo. El neoliberalismo desmantela la Escuela. Un ejemplo: el DUA (“Diseño Universal de Aprendizaje”).

Los poderes mundialistas han dado con una formulita mágica. Se han acabado los centros de Educación Especial. Se han cargado a los especialistas en niños con dificultades especiales. Se elimina la pedagogía terapéutica. Se acabó el dinero para crear aulas específicas, dotadas de personal y material especializado, espacios tendentes a dar respuesta a necesidades educativas especiales. Es cuestión de tiempo. Bajo una capa de barniz ultraprogresista, esto es, tras declararle supuestamente la guerra a la discriminación, la real y la inventada, se sacan de la manga una nueva jerga, y lo de inventarse jergas es la única especialidad en la que los pedagogos son expertos: el “Diseño Universal de Aprendizaje” [D.U.A]

Y ¿qué es eso del DUA?, se preguntarán. Pues hablando en román paladino, el D.U.A. es la justificación verbal y pseudocientífica para eliminar una atención educativa específica a quien realmente precisa de una atención educativa específica.

La jugada neoliberal sólo puede pasar inadvertida a un espectador intoxicado él mismo por las jergas del ultraprogresismo: todos somos distintos, nos dicen, cada uno de los miembros de nuestra especie posee su “perfil de salida” (concepto que recuerda a las necias ideas sobre la “trazabilidad” de los productos comerciales) y, partiendo de esos supuestos pseudocientíficos, el profesor en el aula debe lograr cosas distintas de chicos distintos. Nada de “pedir a todos lo mismo”. Esto de elevarse por encima de lo que tus genes o tu clase social han predeterminado, es un empeño anticuado.

El neoliberalismo inherente al D.U.A. consiste en generalizar un engaño: que no traumaticen los docentes a quienes “parten de su propio perfil” (léase, parten de situaciones socioeconómicas y cognitivas muy malas). No elevemos a nadie. La Educación ya no será más un ascensor social (al menos para algunos). Busquemos en los chicos, sobre todo, felicidad, adaptación al sistema (un sistema que es, cada vez más, un cibersistema), da igual su descarada ignorancia. Mientras tanto, cerremos los colegios de Educación Especial y evitemos “sacar” a alumnos de su grupo de referencia (que suele ser un mero grupo de edad) para no discriminarlo.

¿Quién “se come el marrón”? El docente, eso es evidente. El docente “diseñará” una clase y un programa diferente para cada hijo de su padre y/o de su madre o de su progenitor o progenitora. Esta es la nueva Pedagogía, la que se impone en España con fuerza de ley (la LOMLOE, 2020).

¿Fundamentos de esta normativa estatal de obligado cumplimiento? Los propios de la Pedagogía: cero. ¿Adornos para adobar, endulzar y meter de tapadillo esta nueva jugarreta neoliberal? Muy sencillo: el gran adorno de nuestros días es el prefijo “neo”. En los años 70 y 80 ponían el prefijo “psico” a todas las cosas. Fue el auge de las ciencias “psi”. Hoy, como todas las modas americanas, el prefijo ornamental y otorgador inmediato de prestigio y relumbrón es el de “neuro”. Es la moda de lo “neuro”. Se habla de “neuroética”, de “neuroeconomía”, etc.

El DUA dice basarse en “tres redes neuronales” (¡sólo tres!¡como si en nuestro cerebro no existieran millones de ellas!) a saber: reconocimiento, emoción y estrategia. Que sean tres y no cuatro o diez, o cien, es absolutamente arbitrario. Pretenden a un tiempo, legisladores y pedagogos, hacer pasar por ciencia lo que no es sino una propuesta salida de las neuronas de dos profesores de Harvard, un par de pedagogos y psicólogos (por cierto muy ligados a “lo digital”).

Teniendo en cuenta que en el ámbito universitario de la Psicología y de las “ciencias de la educación”, los modelos (que no teorías definitivamente asentadas) se cuentan por cientos o por miles, no deja de ser significativo que la LOMLOE, la ley de corta y pega traducida de manera automáticamente -en todos los sentidos de la palabra “automático”- a partir de la UNESCO y de los organismos “supranacionales” , imponga un solo modelo, muy concreto y muy discutible, el de estos dos personajes de Harvard, para que los docentes, de manera ovejuna y acrítica, lo pongan en práctica.

Hay autores, como Alberto Royo o Santiago Moreno Castillo, que llevan un tiempo señalando estos desaguisados y estas arbitrariedades de los pedagogos. Son estropicios que, a mi entender, que llevarían a risa si la cultura en general y la cultura en Epistemología, en particular, fuera superior entre el público y muy concretamente entre los docentes.

Alberto Royo acaba de publicar un breve dardo (“Contra el pedagogismo”, Letras Inquietas, 2023) que se clava en la diana del problema: el problema que no es otro que el deterioro que el neoliberalismo está causando en la educación española. Esperamos nuevos dardos y misiles contra este fraude que es la pedagogía.

Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.

Fuente de la Información: https://rebelion.org/un-dardo-dirigido-contra-la-pedagogia

 

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España: Se publica la investigación sobre la segregación escolar en Valencia que provocó una larga campaña contra sus protagonistas

Seguramente, cuando el Consejo Escolar Municipal de Valencia se planteó la necesidad de conocer los efectos de la zona única de escolarización en la ciudad para decidir qué hacer al respecto, nadie se planteó qué podría llegar a pasar una vez que, por mor de que la Conselleria no tenía evidencia de ningún tipo, se contrató a la Universidad de Valencia y al equipo de José Manuel Rodríguez, para que realizara una investigación sobre el tema.

Varios años después de una persecución política y mediática que terminó, como tantas cuestiones en este país, en los tribunales también, el producto de la investigación ha visto la luz estos días en forma de libro. Un volumen de más de 500 páginas en las que se intentan dar las claves del impacto de la zona única educativa en la ciudad, principalmente, en cómo la segregación escolar se ve potenciada, principalmente, por la existencia de la red de centros privados concertados.

José Manuel Rodríguez, codirector de la investigación junto a Laura Martínez Junquero y Borja de Madaria ha sido el responsable de la presentación del libro en un acto organizado en el Centro de Cultura Contemporánea Octubre de la ciudad de Valencia.

“El distrito único es un elemento como política que contribuye a la segregación”

Según ha explicado, los primeros capítulos se dedican a explicar las diferentes dimensiones que influyen e impactan en la educación como son la libertad de elección de centro y su impacto en la segregación; las relaciones entre familia y escuela y los procesos de cierre social; la idea de meritocracia y cómo hace que las clases privilegiadas vean sus privilegios como producto directo de sus méritos.

En lso siguientes capítulos se pueden encontrar aportaciones de importantes sociólogos de la educación como Javier Murillo (UAM), Julio Carabaña (UCM), Sheila González (UAB) o Xavier Bonal (UAM), cuyos textos intentan contextualizar la segregación. Como explicaba Rodríguez, “el elemento que más contribuye a la segregación es la doble red”, pública-concertada, puesto que esta última tiene un papel “determinante” en la segregación del estudiantado en función de diferentes variables como los ingresos o el origen nacional.

Cynthia Martínez: “Apostar por la escuela pública mejorará los niveles de segregación escolar en poco tiempo”

En los siguientes capítulos, ya se entra en materia de la propia investigación. En los primeros compases, la investigación cualitativa en la que se contó con la comunidad educativa formada por el Consejo Escolar Municipal de la ciudad, así como el testimonio de familias valencianas. Según explicó Rodríguez, su testimonio les ayudaron a comprender qué había ocurrido en Valencia y, después, los resultados cuantitativos de la investigación les sirvieron para explicar los testimonios de las y los informantes.

Sobre la investigación cuantitativa, Rodríguez destacó la dificultad de acceso a determinados datos. “Los datos que nos dio la Conselleria fueron muy deficientes, aseguró el investigador, y todavía esperamos que contesten una solicitud desde 2019. No perdemos la esperanza de que lleguen”. bromeó.

Esta parte del libro contiene ocho capítulos en los que se analizan diferentes datos relativos a la educación. Desde la inversión de recursos, a su distribución entre las dos redes. También sobre escolarización y zonificación, oferta educativa en las etapas obligatorias entre pública y concertada, etc.

Rodríguez destacó algunas ideas de dichos capítulos. Ideas como la desigual inversión entre redes; cómo se ha soslayado al Consejo Escolar Municipal como órgano de participación de la ciudad que, en los últimos 32 años solo ha presentado un informe anual, salido de la investigación del grupo de la Universidad de Valencia de Rodríguez. El informe determina, además, que la zona única de escolarización no está justificada por ninguna prueba de que mejore nada, aunque sí genera mayor segregación escolar que impactan en las oportunidades del alumnado de origen extranjero especialmente. “La escuela valenciana, aseguró el investigador, no incluye las diferencias”, por lo que es necesario, dijo, implementar otro tipo de políticas educativas.

Mapa escolar de Valencia, segregación y caza de brujas

Rodríguez habló de los capítulos más cualitativos en los que se desarrollan temas como la representación social de la educación desde el punto de vista de las familias o el Consejo Escolar Municipal. Unas representaciones en las que aparecen conflictos que enfrentan la libertad de elección con la equidad; la titularidad  de los centros concertados; la zonificación de proximidad o el distrito único de escolarización.

Esta parte del volumen se cierra con 18 etnografías escolares que permiten, asegura el investigador, entender la naturalización de las diferentes culturas escolares.

La tercer y última parte del libro, según explicó Rodríguez, está dedicada a la persecución que el grupo investigador y su equipo sufrieron durante años por estar elaborando esta investigación. Decidieron que la mejor manera de combatir la persecución que sufrieron pro producir conocimiento científico era, precisamente, generar más conocimiento sobre las estrategias que se utilizaron contra ellos.

Desde el punto de vista de este investigador, quienes estuvieron en esta campaña fueron la patronal de la escuela concertada, el PP valenciano y el periódico Las Provincias, en una estrategia que “articulaba formas clásicas del franquismo con la persecución política y nuevas formas salidas del bolsonarismo, basadas en el lawfare”.

En cualquier caso, sale a la luz un libro producto de un importante trabajo de investigación. Importante e incómodo, no solo para quienes llevaron a cabo esta estrategia de desprestigio y criminalización, sino incluso para quienes habían solicitado la propia investigación. Como recordó Rodríguez en la presentación, no hubo en su momento, cuando se presentaron resultados de la investigación, representación de la administración educativa, ni del Consejo Escolar Municipal, en manos del PSOE, ni de la Conselleria, gobernada en su momento entre Compromís y el PSOE.

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Azahara Palomeque: La Inteligencia Artificial vapulea el futuro del trabajo. Europa

Varios estudios pronostican la desaparición de millones de puestos de trabajo como consecuencia de los diferentes usos y desarrollos de la Inteligencia Artificial. La clase media y los trabajos feminizados serían los más afectados.

Se puede afirmar sin titubeos que una de las mayores preocupaciones en los centros de poder occidentales es el futuro del trabajo. Desde quienes apuntan a las sustanciales mudanzas en el mercado laboral como consecuencia de la crisis climática, hasta los fenómenos azuzados por la COVID-19 –como la llamada ‘Gran Dimisión’– pasando por el impacto que tendrá la Inteligencia Artificial (IA), los debates no paran de sucederse. Específicamente, los efectos de la IA en el empleo ocuparon buena parte de la reunión que mantuvieron los congresistas estadounidenses en el Capitolio con Sam Altman, creador de OpenAI (la empresa que inventó ChatGPT), quien no supo detallar las disrupciones que traerá su criatura. Aunque los distintos actores políticos y económicos difieren en cuanto a los números, existe unanimidad a la hora de afirmar que habrá cambios drásticos, una gran conmoción que, dependiendo de cómo se gestione, puede acabar con millones de personas en la calle.

Millones de afectados

Los peores augurios vienen de la mano de Goldman Sachs. Según un informe reciente de la multinacional bancaria, 2/3 de los trabajos actuales en EE.UU. y en Europa podrían estar sujetos a algún tipo de automatización provocada por la IA generativa, y sería esta tecnología la causante de la pérdida de 1/4 del empleo en dichas regiones. Extrapolados los datos a nivel global, se estima que desaparecerían 300 millones de puestos de trabajo. Aunque algunos expertos apuntan a la creación de nuevas profesiones y un posible incremento de la productividad en algunos sectores, estos avances son más difíciles de predecir y dependerían tanto del desarrollo de la tecnología como del marco regulativo en que esto ocurra. En este sentido, es significativo que la nueva Ley europea sobre Inteligencia Artificial haya dejado fuera de la clasificación como “alto riesgo” el uso de estos sistemas generativos en el mercado laboral y en entornos educativos, lo cual añade más incertidumbre a un tejido social atravesado por la inflación y la guerra en Ucrania.

Mucho más detallado es el último estudio realizado por el Foro Económico Mundial (FEM), conocido como “Foro de Davos” y radicado en Suiza. FEM pronostica que un 23% del mercado mundial experimentará una sacudida debido a varios factores, entre los que destaca la IA, pero también una tendencia a la desglobalización –o relocalización, el término utilizado en la investigación medioambiental– y la transición hacia una economía verde. Así, proporciona números más halagüeños: 83 millones de puestos de trabajo serían eliminados, pero, a cambio, se crearían 69 millones a nivel global. En cualquier caso, los riesgos seguirían siendo notables, principalmente impulsados por la ralentización del crecimiento económico, una subida del coste de los insumos y la reducción del poder adquisitivo de la ciudadanía. Es relevante que en los ámbitos académicos ecologistas se estén discutiendo circunstancias similares, relacionadas con el agotamiento de los recursos naturales y las adversidades climáticas, cuestiones que no suelen tenerse en cuenta en los círculos financieros. El último libro de Gonzáles Reyes y Almazán realiza un análisis pormenorizado por sectores en un contexto de colapso ecosocial, y prevé la disminución de empleos (en el turismo, la pesca, la ganadería, etc.) bien por su carácter insostenible o el daño medioambiental que causan.

Trabajos de clase media y feminizados

La dominación del tejido productivo por parte de la IA presenta algunas novedades: a diferencia de otras épocas en que las máquinas han sustituido el trabajo manual, ahora estaríamos hablando de “tareas que requieren razonamiento, comunicación y coordinación”, asegura el informe del FEM, o, como afirma The Guardian“trabajos de clase media”. Una lectura comparativa de los documentos citados, junto a la investigación de Business Insider, nos devuelve los siguientes empleos amenazados: aquellos que requieren análisis o procesamiento de datos en el ámbito tecnológico (incluyendo programadores e informáticos); análisis de mercado o financiero (asesores fiscales, gestores, profesionales del marketing); asistentes de varios tipos; diseñadores gráficos, periodistas y creadores de contenido en general; y hasta abogados y profesores, aunque en torno a la docencia hay discrepancias, pues para el éxito de los procesos pedagógicos son importantes la interacción humana y la empatía. Además, un estudio citado por Bloomberg subraya el sesgo de género en los peligros laborales que entraña la IA, la cual podría reemplazar a miles de mujeres en puestos tradicionalmente feminizados, como el de secretaria, traductora, o personal de recursos humanos. A grandes rasgos, el análisis del mercado laboral español efectuado por FEM coincide con los sectores identificados como en decadencia internacionalmente, aunque el mayor varapalo estaría desencadenado por la caída del crecimiento global.

Ante este panorama nada alentador, cabe preguntarse, con pensadoras como Yayo Herrero, qué sentido tiene el trabajo como vía de acceso a distintos derechos sociales (sanidad, pensión) y de qué manera orientar la política hacia la obligación de “proteger personas”, no sectores económicos; o por qué las cifras de empleo siguen dominando la opinión pública en lugar de hacerlo la utilidad social del mismo, de acuerdo con David Graeber. Este último autor ya abogaba por la implementación de una Renta Básica Universal (RBU) con el objetivo de blindar cierto bienestar al ciudadano y ahorrarle el desgarro moral que conlleva dedicarse a un “trabajo de mierda”. Puede parecer mentira, pero no hace tanto que los empresarios de Silicon Valley, incluido el mismísimo Altman, abrazaban también esta medida, conscientes de la inestabilidad social que provocarían sus hazañas algorítmicas. Buscar herramientas de protección colectiva, comunitaria, y no sólo predecir la catástrofe empieza a tornarse perentorio en un mundo plagado de incertidumbres.

Fuente: https://www.lamarea.com/2023/07/12/la-inteligencia-artificial-vapulea-el-futuro-del-trabajo/

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Yo no te creo: un recorrido histórico del descrédito de las víctimas de violencia sexual en la infancia

Por: Jara Molina

 

Todo el mundo parece sentir algo más que repugnancia ante la palabra pederastia pero, cuando sucede, nuestra falta de acción denota que lo percibimos como una realidad aislada: jamás en mi familia, imposible en mi barrio, improbable en mi pueblo, quizás en otro lugar, allí donde los monstruos son reales. Sin embargo, según el Consejo de Europa, 1 de cada 5 niños es víctima de abuso sexual infantil en Europa. Save the Children estima datos similares para España y añade que la mitad de estas violencias ocurren dentro de la propia familia, mayoritariamente perpetradas por el padre.

A pesar de la extensión de estos abusos, solo el 15% de los casos se denuncian. Y de esos, según refleja el informe Violencia institucional contra las madres y la infancia, el 86% se archiva sin llegara juicio, siendo el descrédito la causa fundamental de la perpetuación de las violencias sexuales contra la infancia a lo largo de la historia, por lo que finalmente los condenados por violencia sexual infantil son muy pocos de los agresores. Una causa fundamental de esta desestimación de denuncias dentro de la familia, según ha puesto sobre la mesa el mismo informe, es la aplicación continuada del Síndrome de Alienación Parental, un falso síndrome que desacredita a las víctimas que se atreven a romper el silencio.

Y es que de acuerdo con la experta en trauma Judith Herman en su libro Trauma & recovery (1992), el descrédito por sí solo es la causa fundamental de la perpetuación de las violencias sexuales contra la infancia a lo largo de la historia y lo que desconecta a la víctima de la sociedad junto con la posibilidad de sanar el trauma. De modo que, si tomamos perspectiva,  no es difícil comprobar que estas víctimas, que en su mayoría han sido siempre mujeres, han sido desatendidas por la sociedad cuando no directamente acalladas de diversas formas; y los graves síntomas del abuso, que afectan a toda una vida, invalidados desde los albores de nuestra civilización.

De histéricas a poseídas

La palabra histeria proviene del griego antiguo ὑστέρα, cuyo significado es útero. Muchas de las denominadas histéricas debían de haber sido víctimas en su infancia pues padecían de una serie de síntomas que coinciden con los de los actuales trastornos derivados fundamentalmente del abuso infantil: TID (Trastorno de Identidad Disociativo) y TLP (Trastorno Límite de la Personalidad). Tanto las histéricas del pasado como las personas con estas condiciones de la actualidad sufren desde importantes problemas para la regulación emocional hasta flashbacks, convulsiones e intentos de suicidio.

En aquel entonces, donde la curiosidad dio inicio a la primera filosofía y la primera ciencia con teorías incipientes sobre el devenir, los átomos y clasificaciones biológicas, al parecer nadie quiso saber de dónde provenían tales síntomas tan llamativos. Se conformaron con señalar poco más que las histéricas sufrían de cosas de mujeres, que el útero se desplazaba y afectaba a la psique. Y es significativo que en la actualidad digamos “no seas histérica” para decir “no exageres”, como si la histeria consistiera en eso, en exagerar.

Aunque en cierto modo el diagnóstico no fuera del todo desacertado, porque sí había un ser pérfido abusando de muchas estas víctimas (probablemente su padre), el tratamiento del exorcismo supondría no solo una revictimización en este tipo de casos, sino también un nuevo modo de ocultar el abuso invalidando cualquier mensaje de la víctima. Sus síntomas eran achacados a un suceso esotérico en vez de a la perversión paterna, su mensaje de denuncia, acusado y condenado por provenir directamente del diablo: no se me ocurre un descrédito más hostil.

Experimentos al florecer de la ciencia

Entrado el positivismo, ya en el siglo XIX, cabría esperar un estudio más científico y acertado de lo que ocurría a las personas con la sintomatología que hemos descrito anteriormente. Y en algún modo, así fue. Sin embargo, las denominadas histéricas fueron sometidas en la famosa clínica de Jean-Martin Charcot a un sin fin de experimentos abusivos carentes de ninguna ética en favor de la disciplina científica. En la Salpêtrière, el neurólogo de moda creó un auténtico espectáculo público en el que como un mago al amparo de la ciencia producía ataques convulsivos, contorsiones y otras reacciones derivadas de trauma en sus pacientes histéricas.

Contrariamente a su mentor Charcot, los condiscípulos Freud y Janet se interesaron por las causas de la histeria, aunque tal vez, de acuerdo con la mentalidad racionalista del momento, más por demostrar la superioridad de la ciencia sobre la fe que por ofrecer una solución a aquellas mujeres víctimas de abuso. Entrevistando a las afectadas, llegaron a la conclusión de que el abuso en la infancia era una constante entre aquellas mujeres enloquecidas.

La frecuencia del abuso sexual fue expuesta por a finales del siglo XIX por Tardieu, quien también reveló que era una violencia bastante frecuente donde el agresor era un familiar y que la agresión a menudo no dejaba señales físicas

La frecuencia del abuso sexual realmente ya había sido expuesta por el médico Auguste Ambroise Tardieu a finales del siglo. Tardieu revelaba en sus estudios que era una violencia bastante frecuente donde el agresor era fundamentalmente el padre o un hermano mayor de la víctima, que la agresión a menudo no dejaba señales físicas y que la “educación superior” no inhibía a los hombres de cometer ese abuso. La preocupación por el abuso a la infancia empezaba a tenerse en cuenta por primera vez en la historia.

Y para cuando Freud quiso exponer su primera teoría, según relata Moussaieff Masson —el custodio y estudioso de los archivos privados del creador del psicoanálisis— en su Asalto a la verdad (1992), ya estaban publicados los argumentos defensores del agresor. En estos se partía de la premisa de que un padre respetable nunca cometería ese tipo de abusos por lo que se trataba necesariamente de falsas acusaciones para llamar la atención, de fantasías infantiles o ideaciones de mujeres mentirosas. “La enormidad de la acusación destruye su probabilidad” diría Gamier en su estudio sobre una joven histérica que había acusado de incesto a su “honorable” padre y que ingresaría en el manicomio tras insistir en sus inverosímiles declaraciones.

Nadie estaba dispuesto a asumir que aquellas muchachas, algunas hijas de reputados hombres poderosos, podían haber vivido lo que ellas contaban. Hacerlo implicaría un escándalo que afectaría hasta los círculos de poder más elevados y terminaría con la idea de un hermoso jardín europeo, civilizado y elegante. De modo que la verdad de las histéricas, aquella amenaza al statu quo que desenterraría los trapos sucios de toda una clase social pronto fue acallada y encerrada en el manicomio con sus portadoras. Ante la presión a la que se sometió su teoría, el propio Freud prefirió dar un paso atrás y buscar otra explicación a su descubrimiento, una que la sociedad, o por lo menos los hombres respetables que la dominaban, sí estuvieran dispuestos a aceptar.

Tras la retractación de Freud, fantasiosas sexuales

Si el abuso sexual como causa era inaceptable, solo cabía borrarlo, acudir al propio descrédito que aplica siempre tanto el abusador como el que no quiere creer en el abuso. Las historias solo podían ser inciertas, posibles imaginaciones, fantasías, tribulaciones que pasaban por sus mentes, quizá a causa del miedo o del deseo. Y así Freud desarrolló su nueva teoría, equivocándose, porque los síntomas de la histeria actualmente se explican por trauma en la infancia; una retractación que solo se comprende si entra en juego la falta de aceptación social de lo inicialmente propuesto.

En los juicios de los 80, problemas de memoria. Pero el argumentario de que el recuerdo de las víctimas de abuso es incierto no terminó con Freud. A pesar de que los síntomas de las mujeres con histeria, se han demostrado ya causados por trauma gracias a estudios con veteranos de guerra traumatizados (tuvieron que sufrirlo los hombres para que por fin se resolviera el misterio), el cuestionamiento de las víctimas continúa por la vía judicial.

Cuando se publica en EE UU la ley de protección a la infancia, se inicia una explosión de denuncias a progenitores por parte de personas adultas que habían vivido abusos en su niñez y con ellas llega el falso Síndrome de las Falsas Memorias

Así, cuando en la década de los 70 se publica en EE UU la ley de protección a la infancia, se inicia una explosión de denuncias a progenitores por parte de personas adultas que habían vivido abusos en su niñez. De nuevo se abría la puerta del horror, la sociedad empezaba a despertar pero no llegó a abrir los ojos.

El descrédito llegó de la mano del falso Síndrome de Falsas Memorias apoyado en los estudios de Elisabeth Loftus, las declaraciones como testigo de la propia Loftus y la fundación asociada (False Memory Syndrome Foundation) creada por progenitores denunciados. El supuesto Síndrome de Falsas Memorias alude a la falibilidad de la memoria, su posible alteración y, por tanto, a su escasa validez como prueba en un juicio por abuso infantil ocurrido hace décadas. El problema, tal y como coinciden las investigadoras en psicología Anne P. DePrince, Carolyn B. Allard, Hannah Oh y Jennifer J. Freyd en su artículo What’s in a Name for Memory Errors? es que si invalidas el recuerdo de las víctimas y su estado psicológico consecuente con motivo de ese supuesto síndrome, ¿qué otra prueba se puede conseguir tantos años después de que el abuso existió? Por naturaleza el abuso se produce sin testigos, muchas veces no causa señales físicas y, años después, difícilmente puede quedar algún rastro de él.

Si bien es cierto que la memoria es en cierto modo maleable y manipulable, no se ha demostrado que se pueda implantar la memoria de un recuerdo traumático, y el Síndrome de Falsas Memorias no ha contado con respaldo científico suficiente, de modo que nunca se ha incluido en ningún DSM (el manual diagnóstico por excelencia). En cambio, el síndrome descrito se ha usado en cientos de juicios a veces cuando incluso existía una corroboración externa del recuerdo de la víctima. Parece un recurso estratégicamente diseñado para defender al acusado y desacreditar de nuevo a víctimas permanentemente silenciadas. De hecho, Elisabeth Loftus también ha tratado de desarmar las acusaciones colectivas de abuso a Harvey Weinstein que originaron el MeeToo empleando el concepto de “falsas memorias”, así como de otros agresores sexuales. No es que los niños sean manipulables, es que todas las víctimas de abuso son desacreditadas desde las estructuras de poder.

Acusadas, criminalizadas, encarceladas

Uno de cada cinco lo sufren, pero cuando una madre se atreve a ir al juzgado y denunciar, el 86% de las denuncias se sobresee. No importan los informes pediátricos o psicológicos, no importa que el menor lo cuente, si se puede intuir una motivación espúrea de la madre como que quiera la custodia exclusiva y muestre animadversión hacia el padre, la aplicación del denominado Síndrome de Alienación Parental (SAP) es un hecho. Y evidentemente cualquiera que sospeche del abuso a un hijo va a querer la custodia exclusiva y rechazará al abusador.

Este nuevo falso síndrome, según plantean, por ejemplo, los autores de “La lógica del Síndrome de Alienación Parental de Gardner” en la Revista de la Asociación Española de Neuropsiquiatría, parece perfectamente diseñado para defender a acusados de pedofilia intrafamiliar y tampoco ha sido reconocido por los organismos competentes en la materia. Se fundamenta en una serie de síntomas nada raros si se da realmente el abuso infantil. Esto es así hasta el punto de que para no confundirlo con el abuso infantil verdadero, su creador Richard Gardner tuvo que añadir posteriormente, como elemento de diagnóstico, la coletilla “y no debe ser víctima real de abuso”.

Es decir, todo lo que podría ser prueba del abuso, como la aversión del niño al progenitor acusado, la propia narración del abuso o sus problemas emocionales o psicológicos, si no se demuestra fehacientemente y por su propio lado el abuso en sí, se convierte en supuesta prueba de que la madre lo está alienando. Incluso pruebas pediátricas que revelan indicios de abuso terminan convirtiéndose en argumento de que la madre está “obsesionada” y sobreexpone a la niña a “reiteradas exploraciones médicas” probando así la supuesta manipulación materna.

Y es que probar el abuso en sí no es nada fácil porque rara vez deja señales físicas. De modo que para el que no quiere creer, la explicación es simple: todos mienten, las madres, los hijos y si hace falta los psicólogos y los pediatras que se atrevan a evaluarlos. No por nada la ONU acaba de advertir recientemente en un informe de que el SAP se está empleando mundialmente para enmascarar y encubrir violencias contra las mujeres y los niños o ha llamado la atención a nuestro país hasta en 5 ocasiones por ello.

Todo lo que podría ser prueba del abuso se puede convertir en supuesta prueba de que la madre lo está alienando e incluso las pruebas pediátricas terminan convirtiéndose en argumento de que la madre está “obsesionada”

El asunto del falso SAP llega tan lejos que en muchos casos la madre termina perdiendo la custodia en favor del acusado e incluso juzgada y encarcelada por resistirse a las visitas programadas o asumir la custodia establecida, porque ese arrancamiento forzoso del niño a su madre es la terapia planteada para el SAP por su creador. Así, los niños todavía sufren una situación más vulnerable que sus madres: revictimizados, ignorados y entregados a su abusador por la propia justicia.

Parece que los jueces actuales sentencian partiendo de la misma premisa y con los mismos falsos argumentos de aquellos respetables hombres de mediana edad del siglo XIX, esos que cuentan con el privilegio de ser inmunes a la violencia sexual y de decidir a quiénes debemos creer bajo la sombra del sistema patriarcal. Y les resulta muy fácil porque se trata de creencias bien arraigadas en el acervo cultural tras siglos y siglos de historia de descrédito.

Ante el descrédito

La CEDAW ha recibido recientemente cinco informes que denuncian la violencia institucional que ejerce la justicia contra las madres en nuestro país. España tendrá que dar la cara en la ONU, pero la amplificación mediática y social de la situación dista mucho de ser la adecuada a la gravedad.

Muchos pensarían que organizarse colectivamente podría suponer una respuesta, y no cabe duda de que lo es, pero no por ello el descrédito y el riesgo de denunciar parece desaparecer sino que genera una reacción mayor. Como ejemplo, a la asociación de madres que estaban viviendo este problema en años pasados, Infancia Libre, se la ha criminalizado desde la propia policía con un informe falseado realizado a partir de declaraciones de los padres acusados sin ningún tipo de verificación; informe que los jueces han convertido en herramienta para sentencias de madres que ni siquiera pertenecían a la asociación y que el circo mediático supo poner en primera plana.

Sin embargo, parece que no estuvieran en ningún lugar, parece que a pesar de la evidencia, las mujeres siguen siendo unas exageradas, que ahora las palabras del diablo son las palabras de la supuesta madre alienante que susurra al oído de su hijo, que el recuerdo traumático sigue siendo inverosímil, sujeto a la sugestión terapéutica o materna, pura fantasía freudiana. Y sobre todo, parece que no lo podemos asumir, que no, que nada amenace el statu quo, que nada me haga dejar de creer en un mundo sin fealdad.

El discurso imperante es claro e incluso las propias víctimas lo integran a la perfección: no, no puede ser, será otra cosa, estarás exagerando, te lo habrás imaginado, porque no, no lo puedo creer. Imposible creer cuando no se está preparado. Y es que el abuso es demasiado horrible, tanto que no puede existir, mejor relegado, mejor en secreto, mejor cambiar de tema, que esto me pone mal cuerpo. Nos incomoda, preferimos no escuchar, seguir creyendo que el mundo es un lugar bello, confiar en que los monstruos tienen un solo ojo, color verde y qué se yo; cualquier cosa menos que viven entre nosotros con nuestra propia apariencia.

Quizá sea algo natural, que más allá del interés del abusador en desacreditar a la víctima, todos tengamos interés en desacreditarla porque creerla es un ejercicio demasiado valiente. Creerla significa renunciar a sentirse segura porque es reconocer que sí, que aquí, en tu entorno, también puede estar ocurriendo. Creerla significa sentirse aún más vulnerable porque ni la sociedad ni la justicia parecen ser equilibradas después de lo visto. Creerla significa asumir que el poder goza de privilegios indignos en cualquier tipo de ámbito. Pero debemos creer a la víctima porque es el único modo de que todo eso que no queremos asumir pueda algún día desvanecerse y porque solo con una sociedad humana, las víctimas pueden volver a creer en la humanidad y sanar la herida.

Somos una sociedad inmadura que vive en estado de negación. Igual que la madre negligente que decide no entrar a ver qué ocurre una vez se cierra aquella puerta, somos cómplices del abuso. Pero debemos creer a la víctima porque uno de cada cinco niños están esperando que la sociedad por fin se haga cargo.

Fuente de la información: El Salto

Foto: Niñas y niños juegan en una zona de columpios de Pechón, Cantabría. (David F. Sabadell)

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Represión política en Francia, disolución de “Les Soulèvements de la Terre”

Por: Colombia Informa

 

Desde hace varios años, el gobierno francés aplica políticas neoliberales. Esto provocó fuertes movilizaciones, en las que destacan los chalecos amarillos en 2018-2019, el movimiento contra la reforma de la pensión en 2019-2020 y luego en 2023 a un nivel más local y en temáticas ambientales, varias movilizaciones en contra de mega-proyectos que el gobierno nacional denomina como “desarrollo”.

En el mismo periodo hubo un aumento drástico de la represión política, bien sea en la calle, durante las marchas o a nivel judicial en contra de militantes de organizaciones o asociaciones. La policía de Francia es la más letal de toda Europa, en 2021 sus intervenciones dejaron un muerto semanal.

El asesinato del joven Nahel Merzouk el 27 de junio incendió Francia cuando un video difundido en redes dejó ver que el único delito del muchacho fue no obedecer una orden en un sencillo control de identidad.

Miles de personas resultaron heridas por el accionar de la policía, y numerosos procesos judiciales fueron abiertos en contra del movimiento social. Otra forma de represión que ha surgido de índole administrativa consiste en la disolución o amenaza de disolución de asociaciones o movimientos declarándolas ilegales.

Protestas en Francia el pasado 22 de junio

Prohibición de la protesta y los movimientos sociales

Tras el anuncio del Gobierno de Emmanuel Macron de disolver la organización Levantamientos de la Tierra, esta denunció: “Tras arrojarnos granadas mutiladoras a la cara, afirman que ya no tenemos derecho a existir juntos ni a organizarnos. Ahora pretende disolver una revuelta por todos los medios, incluso deteniendo a activistas en sus casas, como ocurrió el pasado 20 de junio”.

Este fenómeno antidemocrático inició con la disolución de asociaciones musulmanas después de los atentados de 2015 y 2016, con el pretexto de supuestos vínculos de estas asociaciones con grupos terroristas. Esta razón oficial era claramente infundada, pero tenía el objetivo de señalar a la gente musulmana como enemiga de la sociedad. Luego siguió el proceso contra otros sectores.

Recientemente, la Ligue des Droits de l’homme (Liga por los Derechos Humanos) fue amenazada a pesar de ser una asociación muy reconocida en el país. Es en este contexto que el 21 de junio de este año, el Ministro del Interior, Bruno Le Roux, anunció la disolución del movimiento de los “Levantamientos de la Tierra” (Soulèvements de la Terre, SdT).

¿Por qué protesta Levantamientos de la Tierra?

Los Levantamientos de la Tierra son un movimiento de ecología política y protesta en Francia. Fundado en enero de 2021, el movimiento se opone al acaparamiento de tierras y lucha contra determinados proyectos de desarrollo, tales como los “Mega-Pozos”, los de la multinacional Monsanto y varios proyectos de autopistas, así como la línea de tren de alta velocidad Lyon-Turín.

El movimiento expresó sus reivindicaciones mediante manifestaciones y realizó varias acciones de desobediencia civil y sabotaje de infraestructuras industriales que considera contaminantes.

Agrupa a un centenar de asociaciones y colectivos (sindicatos campesinos de izquierda, asociaciones ambientalistas, grupos anarquistas, movimientos alternativos y algunos partidos pequeños), y a más de 110.000 personas y personalidades públicas que afirman pertenecer al movimiento. Sus acciones públicas logran reunir a muchas personas, llegando a ser espectaculares y con una importante presencia en los medios de comunicación.

El 25 de marzo 2023, los SdT convocaron una gran movilización en contra de los proyectos de “mega-pozos”. Estas consisten en unos reservorios superficiales gigantescos de agua, comparables a unas lagunas artificiales, con el único objetivo de surtir agua para el sector agropecuario en temporadas cada vez más frecuentes y largas de sequía.

Estas reservas de aguas son extraídas de fuentes subterráneas, lo cual seca los pozos de los pequeños productores. El acceso es restringido, ya que son priorizados los grandes monocultivos. La creación de estos pozos, lejos de mitigar los efectos del cambio climático responsable de las sequías, empeoraría muy probablemente la situación, según varios estudios.

La represión francesa

La movilización del 25 de mayo congregó a unas 30.000 personas que realizaron charlas y una marcha hacia el sitio de obras. El Estado movilizó 3.000 policías antimotines con un despliegue más visible que de costumbre. Cuando parte de la marcha intentó acercarse al pozo, el cual estaba vacío y en obra, estalló una confrontación que llenó las redes sociales de imágenes de guerra.

Más de 200 personas resultaron heridas, de las cuales varias quedaron en un grave estado, incluyendo pérdida de manos, ojos, o con la cara definitivamente destruida. Dos personas terminaron en coma.

La policía impidió el paso de las ambulancias que llegaban a atender a las personas heridas y disparó en toda la marcha con balas de gomas y varios tipos de granadas. Mientras que las imágenes de la represión provocaron un escándalo en el país, la respuesta del gobierno francés fue acusar al movimiento como una organización ecoterrorista.

La carta gubernamental del “Eco-terrorismo”

Desde hace varios meses que el Gobierno utiliza el término de “eco-terrorismo” para referirse a los SdT, calificando de terrorismo acciones colectivas sin daños humanos. Esto abre la posibilidad de actuar en el marco legislativo del antiterrorismo, que permite actuar más rápido y con más contundencia en contra de las personas que serían parte del movimiento.

El 20 de junio, 15 personas fueron detenidas durante casi 96 horas por la Subdirección Antiterrorista tras su participación en una protesta en contra de la multinacional cementera Holcim.

Las detenciones se llevaron a cabo con diversos pretextos, algunas en relación con la investigación sobre el desmantelamiento de la fábrica de cemento de la empresa Lafarge en Bouc-Bel-Air, que fue difundida por SdT, y otras en relación con un proceso iniciado a raíz de la manifestación de Sainte-Soline del 25 de marzo, en contra de los mega-pozos.

Estas detenciones ocurrieron en vísperas de la disolución del movimiento SdT y permitieron mantener bajo custodia policial durante 4 días a algunas de las personas citadas en el procedimiento de disolución.

La extrema derecha contra las organizaciones ambientales

Es bastante notable que los movimientos ambientalistas generan en este momento mucha resistencia desde todos los rincones del planeta, y los SdT ofrecen una propuesta para unir a las diferentes fuerzas de oposición en este tema.

La Federación Nacional de Sindicatos Agrícolas (FNSEA) es el principal sindicato agrícola francés (es de ultraderecha) y considera al Movimiento SdT como una amenaza importante para sus actividades.

Para esto, usó su considerable capacidad de presión sobre el Gobierno Nacional para que disolviera la asociación, amenazando con “no poder controlar a sus tropas” en caso de que el gobierno no prohíba la existencia de los SdT.

Lo resumieron en la siguiente declaración: “si no quieren una guerra civil, el gobierno tiene que anunciar su disolución”.

Siguiendo el mismo impulso, la FNSEA presionó al gobierno para que criminalice a la Confederación Campesina, un sindicato campesino de izquierda que forma parte de la Vía Campesina.

Las organizaciones sociales vislumbran que la intención del Gobierno de Macron es derribar a la oposición política del movimiento ambiental.

El compromiso de Levantamientos de la Tierra

En su pronunciamiento, el movimiento “Levantamientos de la Tierra” explicó que son un intento de construir una red de luchas locales al mismo tiempo que fomentan un movimiento de resistencia y redistribución de la tierra a mayor escala. Afirman que buscan “establecer una verdadera correlación de fuerzas con miras a arrebatar la tierra de la devastación industrial y comercial”.

El Movimiento SdT dijo: “Somos jóvenes rebeldes que hemos crecido con el desastre ecológico como telón de fondo y la precariedad laboral como único horizonte. Hemos luchado contra la reforma laboral, la violencia policial, el racismo, el sexismo y el apocalipsis climático”.

Agregan además: “Somos campesinas y campesinos. Ya casi no quedan agricultores en Francia. Nos esforzamos por establecer una relación de cuidado cotidiano de la tierra y los seres vivos para alimentar a nuestros semejantes”.

Protestas en Francia

Levantamientos de la Tierra: “Lo que crece en todas partes no puede disolverse”.

Esta frase no es solo una consigna. Esta organización social es una red que cuenta con 110.000 integrantes declarados, 180 comités locales y otras tantas personas implicadas en la vida pública, los colectivos y los sindicatos.

Este movimiento supuestamente prohibido es colectivamente imparable y, aunque está en la mira de las autoridades, tiene arraigo en las regiones, está presente en los lugares de trabajo y en las escuelas, en los graneros y en las trastiendas, incluso están en el corazón mismo de los departamentos gubernamentales.

A pesar de las amenazas del Gobierno francés, esta poderosa organización social propuso una red de resistencia durante los próximos días y semanas: “Vamos a trabajar juntos para hacer que los «Levantamientos de la Tierra» aparezcan de 1.000 maneras diferentes en el espacio público”.

En los próximos días este movimiento realizará acciones en bares, centros sociales, en reuniones abiertas, usando antenas internacionales, inscripciones en las paredes, banderines y fiestas, entre otras actividades.

La conflictividad social sigue en estado máximo en Francia y todo parece indicar que va a continuar en las próximas semanas.

Así lo confirman hechos como que la disolución anunciada por el Gobierno el 21 de junio solamente sirvió para llenar las calles de militantes de esa organización social, el asesinato de Nahel a manos de la policía el 27 de junio produjo motines. Mientras tanto, la lucha contra el decreto que alarga la vida laboral y aplaza las pensiones de la clase trabajadora no ha terminado.

Fuente de la información e imagen:  Colombia Informa

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