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Educar para la paz: educar para la comprensión internacional y el desarme

Por:

Por: Luis Mariano Torrego Egido- Enrique Díez

El 30 de enero es el Día Escolar de la No-violencia y la Paz (DENyP). Los centros educativos suelen realizar actividades relacionadas con la educación para la paz en torno a este día. Pero todos los centros saben que educar para la paz va más allá de un día simbólico y que es una tarea constante y diaria que atraviesa de forma insoslayable la vida y dinámica de los centros educativos, el ADN del currículum escolar en todas las materias y una visión profundamente humanista, de justicia y solidaridad, entre la especie humana y con el planeta, en la que se educa en la escuela.

Contrasta esta labor de los centros escolares, que se les encomienda de forma reiterada, con las soflamas belicistas que inundan estos días los medios de comunicación, las tertulias radiofónicas y televisivas o los mensajes “patrióticos” en las redes sociales. Recuperan aquel viejo sofisma romano, Si vis pacem, para bellum: “Si quieres la paz, prepara la guerra”, que solo sirve para justificar la industria bélica y el incremento del gasto militar (recordemos que el gasto militar mundial aumentó en 2020 un 2,6%, pese a la pandemia, hasta alcanzar casi los 2 billones de dólares, mientras 1.500 millones de personas viven con menos de 2 dólares diarios).

Estos días previos a la celebración del DENyP las radios y las televisiones hablan de Ucrania y la inquietud ante una guerra recorre a la opinión pública que contempla este escenario con elevadas dosis de temor y de desconcierto, así como de desconocimiento de las circunstancias y de los problemas de la población de aquel país. Es una muestra evidente de que la educación para la paz sigue siendo una propuesta no realizada, de la que se habla, pero se práctica poco.

La primera víctima de una guerra es la verdad

¿Qué sabemos de Ucrania, de su población, de su historia y su situación actual? Un breve repaso nos lo ofrece el profesor de secundaria, Julián Jiménez, en su artículo titulado “Intentando explicar de una forma didáctica la crisis en Ucrania… sin morir en el intento”, del que extraemos algunos aspectos claves.

El actual gobierno de Kiev, como analiza Julián Jiménez, surgió de lo que en occidente se denominó como “revolución naranja” del Maidán (que, más bien, fue un golpe de estado en 2014, apoyado por Estados Unidos). Es un gobierno ultranacionalista y cuenta con grupos de ultraderecha dentro de la Policía y el Ejército. Recordemos que en las protestas del Maidán usaron paramilitares que disparaban a los manifestantes, para lograr así las imágenes buscadas en la prensa occidental y conseguir su apoyo.

Ucrania no es un país homogéneo. Está dividido etnolingüísticamente entre un oeste pro-Unión Europea y pro-OTAN, y un este mayoritariamente ruso. La población rusa, que era el 25% de la población en 2014, ha sido reducida mediante limpieza étnica impulsada por el actual gobierno de Kiev, que desembocó en la brutal masacre en Odessa, donde se quemó a miembros del Partido Comunista vivos. Ocho años después, no hay un solo detenido por esta barbarie.

Los protocolos de Minsk, acordados en 2014 y 2015, con la mediación de Rusia, Francia y Alemania, reconocieron la especificidad etnolingüística de la región de la cuenca del Donbás, en su mayoría de habla rusa, y crearon un sistema de autogobierno para la región de acuerdo con la legislación ucraniana, de los distritos de Donetsk y Lugansk. Estos protocolos nunca fueron cumplidos por el gobierno de Kiev, que es presentado en occidente como un gobierno democrático, a pesar de la ilegalización de partidos de la oposición o de las matanzas contra civiles en Donetsk y Lugansk, como explica el profesor Jiménez.

Si estas circunstancias son poco sabidas, sobre las dificultades de la vida cotidiana de la gente en Ucrania conocemos aún menos: no sabemos cómo se enfrentan a la pobreza energética ante la dureza del crudo invierno (dependen en un 72% del gas natural de Rusia), al cambio climático en el corazón del mayor desastre nuclear, a la devaluación de su moneda, a la inflación y una desaceleración económica que lleva a normalizar el hecho de simultanear dos trabajos para poder vivir, …

La educación para la comprensión internacional

Es preciso analizar qué nos hemos dejado por el camino para tener una opinión pública tan fácilmente adoctrinable. Sin duda, en ello intervienen los medios de comunicación, pero también la educación que se proporciona en nuestro sistema educativo. Por ello resulta de interés volver la mirada y detenernos en el origen de la educación para la paz.

La educación para la paz se fundamenta con el movimiento de la Escuela Nueva. A su condición de movimiento transmisor y generador de la tradición humanista renovadora se une un factor sociopolítico fundamental: el estallido y las terribles consecuencias de la I Guerra Mundial.

Se trata de una propuesta recorrida por el mejor utopismo pedagógico, aquel que sirve de motor de los sueños educativos que alimentan la transformación de la realidad. Es emocionante ver la capacidad que se atribuye a la contribución del profesorado —Pere Rosselló sostenía que «la salvación política del mundo está en manos de los educadores»— y el transcendental papel de la infancia desde la perspectiva de una educación nueva: «El niño, entonces, nos promete la redención de la humanidad», como afirmara María Montessori.

Surgen en ese momento los proyectos alternativos para avanzar en la construcción de la paz desde la educación: la referencia en las escuelas a las grandes realizaciones colectivas en favor de la paz, a las personalidades pacifistas y a las ideas fundamentales acerca de la paz y la violencia; el estudio crítico y objetivo de las noticias internacionales a través de los medios de comunicación; la correspondencia interescolar e intercambios con centros de otras naciones: el «internacionalismo infantil» o «internacionalismo escolar», en palabras de Luis Álvarez Santullano, el secretario de las Misiones Pedagógicas.

Hay un empeño decidido en conocer a otros pueblos y a relacionarse con ellos para empatizar y construir relaciones fraternales. Quienes se conocen y se tratan como hermanos no pueden apoyar la guerra ni enfrentarse en ella.

La educación en los derechos humanos y la educación para el desarme

El rechazo a otra guerra y a sus consecuencias, la Segunda Guerra Mundial, vuelve a poner en el foco a la educación para la paz, pues es entonces, en noviembre de 1945, cuando se crea la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (la UNESCO) con el objetivo de contribuir a la paz y a la seguridad en el mundo mediante la educación, la ciencia, la cultura y las comunicaciones. En su preámbulo, la Constitución de la UNESCO proclama: «Puesto que las guerras nacen en la mente de los hombres y las mujeres, es en la mente de los hombres y de las mujeres donde deben erigirse los baluartes de la paz».

El 10 de diciembre de 1948, la Asamblea de las Naciones Unidas proclama la Declaración Universal de los Derechos Humanos. Se impulsan desde ahí nuevos componentes de la educación para la paz como la educación para los derechos humanos y, posteriormente, la educación para el desarme y para la desobediencia.

Xesus Rodríguez Jares, gran impulsor de la educación para la paz, señalaba cómo hay que alimentar la comprensión internacional en los centros escolares, con presupuestos didácticos como el de enseñar cómo han vivido y viven los otros pueblos, reconocer la aportación de cada nación al patrimonio común de la humanidad —evitando el folklorismo pedagógico—, contrarrestar la idea del enemigo, enseñar cómo un mundo dividido puede llegar a ser más solidario, inculcar el convencimiento de que las naciones han de cooperar con las organizaciones internacionales y, sobre todo, vivir en los centros escolares los principios de la democracia, la libertad y la igualdad.

No hay guerras justas

Como decía el dibujante Forges “no hay guerras justas y guerras injustas: solo hay malditas guerras”. Es lo mismo que nos recordaba Julio Anguita, a raíz de la muerte de su hijo periodista en una de estas guerras: «Malditas sean las guerras y los canallas que las hacen», frase que se “viralizó” a través de pintadas y graffitis en paredes de pueblos y ciudades de toda España.

Hoy necesitamos recuperar con fuerza el viejo anhelo de la educación para la paz. El hecho de que la población asista pasiva y acríticamente al escenario que se presenta muestra un fracaso educativo. Desde nuestras escuelas no hemos sabido convertir a los seres humanos en protagonistas de la historia, tal y como planteara Freire. Y eso amenaza el corazón mismo de cualquier sociedad que se pretenda democrática.

La educación para la paz debe estar en la raíz de cualquier proceso de educación cívica y democrática, que desarrolle la autonomía de niños y niñas. Ha de ser una educación vivencial, que permita al alumnado ponerse en la piel de quien sufre la injusticia y la violencia, reflexionar sobre ello y analizar sus causas y sus consecuencias. Tiene que cambiar los horizontes de felicidad de nuestro alumnado e impulsarles a la transformación de las sociedades injustas. Todo un programa de construcción de una educación integral, crítica y emancipadora que hay que poner en marcha ya. Manos a la obra.

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MeToo en las universidades españolas

Por; Núria Marrón, Núria Navarro, Gemma Tramullas |

Más de 25 profesoras e investigadoras de las universidades públicas españolas rompen por primera vez su silencio para denunciar el acoso y la violencia machista que han sufrido en una institución que presume de buscar la excelencia pero aún conserva parte del ADN «feudal»

«Si sigues miedosa, prometo darte un buen azote». «El sexo es una forma excelsa de comunicación». «Mi vida es un orgasmo, ¡chica!». «Besos mojados». «Besitos ahí». Cada uno de estos mensajes, y un buen puñado más, fueron enviados con absoluta impunidad por un reputado catedrático de la Universitat de Barcelona a 12 alumnas y dos alumnos. Todos ellos constan en unas diligencias que la fiscalía archivó en 2013 porque la denuncia por acoso sexual, tras abrasarse convenientemente en los despachos de la universidad, ya había prescrito cuando llegó a sus manos. El caso, por tanto, no tuvo recorrido judicial, pero sí ha contribuido a descorrer la tapa de una fosa séptica oscura y largamente silenciada: el acoso sexual y machista que sufren profesoras e investigadoras universitarias y que provoca tanto sufrimiento como asfixia y expulsión de talento.

Una de las denunciantes fue la socióloga Ana Vidu, cuyo caso aún es extraordinario en la medida en que rompió el muro universitario. Sin embargo, el desenlace es demasiado conocido por demasiadas mujeres. Vidu pasó a ser «la conflictiva», la apestada, la loca, adjetivos que aún hoy repercuten en su vida profesional. «Es peor cuando denuncias que cuando sufres el acoso», dice hoy, desde la Universidad de Berkeley. De hecho, con su carrera reventada en Barcelona, probó en la Universidad de Deusto, donde la decana de Derecho, tras una larga entrevista, admitió que estaba «impresionada» por la «cantidad de calumnias sobre ella que le habían llegado». ¿Y el catedrático? Pues fue apartado de la docencia, pero no de la institución.

El 90% de las docentes e investigadoras no denuncian los casos de acoso

Vidu hoy forma parte de este primer gran MeToo de la universidad española. Como ella, las más de 25 académicas que aparecen en este reportaje ponen rostros e historias a lo que vienen diciendo las pocas investigaciones realizadas sobre este asunto: que la misma vida académica que habla de excelencia y pensamiento crítico también está asentada en una trama de violencias machistas que se alimentan en la jerarquía de la institución, en su gran competitividad y en la llamada violencia aisladora o de segundo orden: la que sufren las personas que apoyan a las afectadas.

No es tanto que la universidad esté cuajada de acosadores, como que tradicionalmente su ecosistema ha brindado impunidad a los que hay. ‘Omertá’, la ley del silencio, sigue siendo una de las palabras más escuchadas en este gran mosaico del acoso universitario.

Prácticamente todas las universidades cuentan con denuncias internas. Que sus nombres no aparezcan en este reportaje no significa que hayan erradicado este tipo de violencias. La confusión, sin embargo, se abre paso al intentar cartografiar el fenómeno.

Primero, porque la línea entre acoso laboral ‘a secas’ y de género a veces es fina –aunque hay datos clarificadores: de diciembre de 2019 a a marzo 2021, 31 mujeres por 11 hombres interpusieron quejas ante la Oficina de Acoso de la Universidad de Granada-. Y luego está el hecho de que la ausencia de una normativa única en cuanto a criterios de recopilación de los datos impide discernir en muchos centros cuántas denuncias o quejas proceden del profesorado, del alumnado o del personal de administración y servicios (PAS). Por supuesto, el grueso pertenece al colectivo de estudiantes, el más numeroso. Pero es en el sector del personal docente e investigador donde las personas se juegan más y el miedo a represalias es más inmovilizador.

«El 90% de las docentes e investigadoras no denuncian los casos de acoso», mantiene Patricia Melgar, miembro del Community of Research on Excellence for All (CREA), espacio de investigación que ha trabajado este asunto. Su subdirectora, la catedrática Rosa Valls, ya apuntó en un estudio pionero de 2008 que hasta un 65% de universitarios habían padecido o conocían alguna situación de violencia de género en los ámbitos de alumnado, docencia / investigación o el PAS.

CREACIÓN DE LAS UNIDADES DE IGUALDAD

En su día, este informe logró que a) la ley considerase las universidades como espacios de violencia de género y b) contribuyó a la creación de lasunidades de igualdad. «Las universidades nunca habían tenido ganas de abrir este tema, pero se les obligó desde más arriba», afirma. A partir de ahí, los datos del estudio no se han actualizado, a pesar de que lo han solicitado hasta tres veces a la Agencia Estatal de Investigación.

Los abusos van desde tocamientos a mayordomeo, negación de recursos, ‘apaños’ en los tribunales, difamación, luz de gas y agresiones físicas

Mientras las cifras siguen en el limbo, los relatos de las académicas entrevistadas, algunas de ellas con procesos judiciales abiertos contra la propia universidad, componen en cambio una silenciada sintonía común. Unas, como Ana Viduhan sufrido acoso sexual (las investigaciones apuntan a que alrededor de 1% de catedráticos son acosadores que reiteran). Y otras, como la doctora en Historia Carme Ruestes, afirman haber vivido, en su caso en la UAB, como «siervas en régimen de vasallaje»: «El catedrático no me quiso apoyar en el concurso de profesora titular, pero me propuso que me quedara investigando para él; durante muchos años trabajé mucho y bajo presión».

En este recuento de trapos sucios -en el que los atropellos van desde tocamientos hasta negación de recursos e información, mayordomeo, maniobras de expulsión, ‘apaños’ en los tribunales, campañas de difamación, robo de material, luz de gas y hasta amenazas y agresiones físicas-, también hay profesoras que denuncian hostigamientos vinculados al origen («determinadas conductas no se habrían producido si yo no fuera mujer y latinoamericana –explica una profesora de la Universidad de Granada-, la combinación de ser mujer e inmigrante es explosiva, soy la intrusa en esta institución feudal») y a la orientación sexual.

Una profesora de la UB que denunció a su catedrático por acoso y luz de gas afirma que -tras haber aceptado una mediación- no solo no se ha reparado el daño infligido sino que se ha reforzado una «especie de permiso colectivo» para menospreciarla que, según ella, no es ajeno a su orientación sexual. «A pesar de que la sociedad se crea muy avanzada, cuando no tienes una orientación sexual heteronormativa se te margina, te conviertes en la nota discordante», afirma.

Uno de los principales factores paralizantes a la hora de denunciar e incluso de apoyar a víctimas es precisamente esa alianza que sellan el miedo y la jerarquía. «Sobre todo no pongas mi nombre», «esto no lo escribas por favor», «tengo mucho miedo de las represalias», «asegúrate que no se me identifique», son comentarios que jalonan las conversaciones con algunas afectadas (la mayoría de las que aparecen en este reportaje ya no trabajan en los centros donde sufrieron el acoso).

No hay un perfil claro del acosador, más allá de que poseen «poder, protección y conexiones», y que se mueven «por redes de favores y contrafavores»

En cuanto a los acosadores, no hay un perfil claro, más allá de que poseen «poder, protección y conexiones en, por ejemplo, tribunales de plazas», afirma la socióloga Ana Vidu. «Se mueven muy bien por las tinieblas, por las redes de favores y contrafavores», añade la bióloga Eva Bussalleu. Embarazada y con depresión tras haber sufrido negación de recursos e información -extremos reconocidos por la propia Universitat de Girona-, perdió ante el compañero al que internamente acusó de hostigamiento la plaza que debía estabilizar en un concurso, y que deberá repetirse porque la justicia sentenció que el tribunal no era paritario.

Las referencias medievales que salpican este reportaje no son metafóricas. Las universidades fueron una creación del siglo XII. Eran instituciones estrictamente masculinas, donde el nivel de misoginia era incluso superior al del clero. En el siglo XXI, la dependencia de la protección de un catedrático para avanzar en la carrera equivale al vasallaje respecto al señor feudal de la Edad Media.

Desde la puesta en marcha de los protocolos en las universidades, el acoso se ha atenuado

UNIVERSIDAD: ADN FEUDAL

Este ADN feudal determina las relaciones entre las personas y favorece la desigualdad de género, raza y clase, hasta el punto de que Rosa Valls afirma que «en general, es más humana una empresa que la misma universidad». Según un informe de las Academias Nacionales de EEUU de Ciencias, Ingeniería y Medicina (NAS) publicado en 2018, más del 50% de profesoras han sufrido acoso por razón de género. El libro ‘Acoso. #MeToo en la ciencia española’, de Ángela Bernardo, recoge datos y estudios a nivel estatal e internacional que chocan con la imagen idealizada de la academia. Según recoge Bernardo, la revista ‘Personnel Psychology’ afirmaba en 2003 que, en EEUU, el Ejército y la academia, por su naturaleza extremadamente jerárquica, son los sectores donde habría más acoso machista.

A pesar de que en los últimos años se han introducido mecanismos meritocráticos, los profesores titulares y sobre todo los catedráticos aún son clave en cuanto ocurre en sus feudos, desde la composición de los tribunales que dirimen las plazas hasta la asignación de recursos, la adjudicación de las asignaturas y los horarios, o las publicaciones que se realizan. Según un informe de 2019 de la Xarxa Vives (que agrupa 22 universidades de territorios de habla catalana), de cada 10 catedráticos solo dos son mujeres. Hasta hace poco, este abismo se atribuía más a circunstancias como la maternidad que a la naturaleza misógina de la institución académica.

«Es un marco muy jerarquizado y competitivo y parece que tengas que hacer un mar de favores para mantener tu plaza. ¿Quién va a denunciar a su director de tesis? Estamos en una fábrica de conocimiento y no deberíamos rendir pleitesía a un catedrático, pero se hace y mucho. Es derecho feudal», afirma la directora de la Unitat d’Igualtat de la Universitat Pompeu Fabra, Rosa Cerarols.

«Es un marco muy jerarquizado y parece que tengas que hacer muchos favores para mantener tu plaza ¿Quién va a denunciar a su director de tesis?», dicen en la Unitat d’Igualtat de la UPF

Precisamente las unidades de Igualdad, puestas en marcha en los últimos años, tienen un balance ambivalente. Por un lado, afirma la catedrática Rosa Valls, han supuesto «un impacto político superimportante» y un cortafuegos con el que empezar a trabajar. De hecho, se considera que desde la puesta en marcha de los protocolos, el acoso se ha atenuado. Sobre todo el sexual: antes de 2004, lo habían sufrido el 22% de asociadas, interinas, becarias, por el 4% actual. Aun así, advierte la catedrática, comisiones y unidades de Igualdad también corren el riesgo de convertirse en «floreros».

¿Sus principales hándicaps? Están dirigidas por el equipo rectoral, por lo que si la institución opta por autoprotegerse se vuelven contra las afectadas; los procesos de mediación que impulsan revictimizan a las denunciantes; los protocolos a menudo son disuasorios, y algunas malas experiencias ahuyentan a víctimas que sopesan dar el paso. «Cuando fui a la unidad, me dijeron que era muy valiente y que en adelante ya no estaría sola, pero me arrepiento totalmente de haber puesto la denuncia y confiado en sus palabras», asegura una profesora de la UB que, tras denunciar a su catedrático en 2019 por acoso y calumnias sostenidas a lo largo de 10 años (dentro y fuera de la universidad) no solo pasó por una traumática e inútil mediación, sino que el proceso acentuó su aislamiento en un área en la que es la única mujer.

«Mis compañeros me giraban la cara, me marginaban, no se me tenía en cuenta para nada -prosigue-. Yo creo que muchos tienen privilegios que temen perder. La universidad es una institución medieval y no quieren dejar de ser caballeros de la mesa redonda. Cualquier persona que creen que los desafía se convierte en alguien a quien se le puede ridiculizar, cuestionar su valía y matar en vida, y es lo que a mí me están haciendo desde el primer día. En el mejor de los casos, han mirado hacia otro lado y me han dejado sola, como a una paria».

El cerco que relata esta profesora no es ninguna excepción. De hecho, en el modus operandi del acoso universitario es significativo el cordón sanitario alrededor de la víctima, en el que el claustro ‘compra’ la versión del acosador, por supervivencia, desidia o interés.Explica Vidu que profesores que habían elogiado su talento empezaron a cuestionarla en público. A J.R., la dirección de la escuela universitaria en la que trabajaba no quiso oír su vivencia y al final abrió una investigación interna a puerta cerrada llevada a cabo por una empresa externa que hacía informes en el marco de la prevención de riesgos laborales. En ninguno de los casos hubo voluntad de esclarecimiento ni acompañamiento alguno.

«Recibí amenazas de muerte e intentaron echarme de la universidad», explica Ramón Flecha, catedrático de la UB que apoyó a una alumna acosada

«Uno de los primeros casos que saltó a la prensa fue el de M.A.F., profesora interina de la facultad de Económicas de la UB, que tras los informes de Fiscalía y magistratura, perdió el juicio contra el catedrático M.A., a quien denunció en 2004 por presiones para que accediera a favores sexuales, porque los miembros de su departamento testificaron a favor del catedrático», explica Ramón Flecha, el primer catedrático español que se puso del lado de las víctimas, ‘honor’ que lo convirtió en «traidor» y le reportó una sustancial bajada de ingresos.

En 1995, Flecha presentó la primera denuncia en la UB, proponiendo al equipo rector que actuara contra las continuas situaciones de acoso sexual y adoptara procedimientos como el de Harvard, «donde si un profesor sabe de un acoso y no lo denuncia, es expulsado». Las represalias fueron «bestiales», describe. «Recibí amenazas de muerte a las tres de la mañana, intentaron echarme de la universidad, como a otras colegas que investigaron el asunto, y cuando vieron que no podían con nosotros, fueron a por nuestros hijos en las escuelas», explica. ¿Quién? «Hubo una implicación total de la estructura universitaria», no duda el investigador, ejemplo de víctima deviolencia de segundo orden-solo el 0,4% de los docentes apoyan a las víctimas y de este 0,4%, el 80% ha sufrido violencia de género aisladora-, clave sin la que no se podría entender el acoso en el entorno universitario y que, de forma pionera, fue incluida en el ordenamiento jurídico catalán en diciembre de 2020.

«Las víctimas solo se pueden transformar en ‘supervivientes’ si encuentran apoyo, y este apoyo solo se da, salvo heroicas excepciones, con legislaciones y actuaciones institucionales decididas. Sin ellas, se impone la ley del silencio, aliada de los acosadores», explica. En este sentido, Valls afirma que un concepto clave es el llamado ‘bystander intervention’ o intervención de los testigos. «En el momento en que la sociedad interviene, cuando ves algo en el metro y consideras que debes interceder, es cuando los programas funcionan porque ya no se produce la violencia aisladora».

Las víctimas solo se pueden transformar en ‘supervivientes’ si encuentran apoyo. De lo contrario gana la ley del silencio

Mientras, las secuelas psicológicas del acoso son feroces. Algunas de las mujeres entrevistadas presentan cuadros de estrés postraumático que les afecta en su día a día y que les obliga a pagarse de su bolsillo psicólogos especializados en conflictos en entornos laborales para intentar mitigar los efectos del acoso. Sus relatos hablan de problemas de concentración, temblores, insomnio, mareos, ataques de ansiedad, depresión y hasta intentos de suicidio. «Caí en una depresión muy fuerte y una vez incluso intenté tirarme por una ventana –explica una investigadora–. Ahora me parece una barbaridad, pero estaba muy ofuscada y solo quería acabar con aquel sufrimiento que se me comía».

De hecho, muchas veces, el conflicto estalla tras sufrir hostigamiento durante mucho tiempo. Al principio, muchas afectadas no entienden qué está pasando. Y luego no ven salida aparente a la telaraña . «Yo tardé 10 años en denunciar. Aguantas hasta que ya no puedes más. Nadie toma una decisión así cuando hace siete meses que te hacen la vida imposible», afirma una docente. «Yo solo di el paso de denunciar cuando vi que ya no podía perder nada más», explica Eva Bussalleu, que ha sido contratada otra vez y se presentará a un nuevo concurso después de que la justicia anulara el anterior.

La gran prueba de cargo que componen todas estas mujeres está ahí. ¿Qué hacer con ella? Los procesos judiciales solo sirven para los casos más graves, son costosos y requieren de unas pruebas que las víctimas no siempre han podido recopilar. Así que el cambio, coinciden las afectadas y los estudios, debe ser sobre todo institucional y cultural. En este sentido, desde la Unitat d’Igualtat de la UB proclaman «tolerancia cero». «Iremos a por todas –afirman- y si hay casos del pasado que se deben reabrir, lo haremos». Las afectadas, por su parte, recelan del cambio real, exigen una intervención política si las universidades no atajan el problema y reclaman justicia restaurativa para restablecer su honor.

Algunas sufren estrés postraumático y deben pagar de su bolsillo la atención psicológica

«El acoso aún es sistémico y la falta de respuesta también, yo solo espero que se tomen medidas eficaces y que toda esta injusticia y sufrimiento sirvan de algo, que las nuevas generaciones no tengan que pasar por lo mismo –afirma Eva Bussalleu–. Defenderme me ha costado demasiado tiempo, salud y dinero, cuando debería haber dedicado toda la energía a la investigación y la docencia».

Visibilizar la magnitud del problema, medirlo y entenderlo es un primer paso, legislar es imprescindible y se necesitan más campañas de información y sensibilización. Pero también capital para minimizar el acoso por razón de género en la Academia es que la sociedad deje de tolerarlo. El MeToo y las redes de apoyo mutuo son claves en la construcción de una cultura de respaldo a las víctimas.

Incluso ha nacido un nuevo género literario, derivado de la necesidad de dar a conocer situaciones de acoso sin exponerse a denuncias. La sección ‘Omertá’ de ‘Diario Feminista’ lleva más de 90 capítulos publicados: «Siempre nos la jugamos -explica una de la autoras, Mar Joanpere-. Hemos recibido demandas por el derecho al honor por denunciar el acoso, aunque nunca aparecen los nombres, excepto aquellos que la justicia ha identificado como tales». Escribir para que se entienda todo pero sin identificar a los protagonistas ha dado como resultado textos muy similares que emergen como patrones del acoso.

«El acoso es sistémico y la falta de respuesta, también», lamenta la investigadora Eva Bussalleu, con un juicio pendiente

Mar Joanpere fue víctima de acoso sexual cuando estudiaba el máster en la UB y forma parte de la Red Solidaria de Víctimas de Violencia de Género en la Universidad. Hoy es profesora de Sociología en la Universitat Rovira i Virgili de Tarragona: «Muchas personas acosadas como alumnos han dejado la UB. Fuimos víctimas, supervivientes y ahora activistas. Pero tenemos que seguir en la academia porque solo la cambiaremos desde dentro».

Fuente: https://www.epe.es/es/igualdad/20220123/metoo-igualdad-universidad-13139161

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Decenas de protestas en Francia llevan los salarios a la campaña electoral

Varios de los grandes sindicatos franceses organizaron hoy decenas de manifestaciones en ciudades de todo el país para reclamar subidas salariales, un tema que pretenden que sea central en las elecciones presidenciales y legislativas que se celebran esta primavera.

La Confederación General del Trabajo (CGT), segunda central de Francia y principal convocante de esta jornada de protestas junto a FO, FSU, Solidarios y varias asociaciones juveniles, la justificó por la «explosión de desigualdades».

«Muchos asalariados se dan cuenta de que sus empresas tienen beneficios y han recibido ayudas públicas cuando para ellos cada vez es más difícil salir adelante», señaló en un comunicado Nathalie Verdeil, responsable confederal de la CGT.

El sindicato indicó que se habían previsto más de 170 marchas por toda Francia, la más importante de las cuales se desarrolló en París, entre la Plaza de la República y la de la Nación, en la que estuvieron algunos de los candidatos de izquierdas a las presidenciales.

Se dejaron ver junto a los sindicalistas el líder de la Francia Insumisa, Jean-Luc Mélenchon, el ecologista Yannick Jadot o el comunista Fabien Roussel, que en declaraciones al canal BFMTV dijo que los trabajadores están «hartos» de que una parte de los salarios se acaben pagando en forma de subsidios sociales con dinero público.

«Lo que queremos es que los paguen las empresas», subrayó Roussel, que también reclamó «salarios contantes y sonantes que permitan llenar la nevera».

Con la deriva inflacionista que se vive en los últimos meses a causa de la escalada de precios de la energía (la inflación interanual se situó en el 2,8 % en diciembre), el poder adquisitivo se ha convertido en uno de los temas centrales del debate político en el país.

Una cuestión que tiene visos de ser central en la campaña de las presidenciales de abril, lo que podría plantear problemas para el actual jefe del Estado, Emmanuel Macron, que aunque no ha formalizado todavía su candidatura nadie duda de que buscará su reelección.

Todos los otros candidatos incluyen en sus programas la subida salarial con diferentes dispositivos que van desde la rebaja de las cotizaciones sociales a la imposición de negociaciones sobre las remuneraciones en las empresas o a nivel sectorial, pasando por un incremento del salario mínimo (SMIC) decidido por el Gobierno.

En la actualidad, el SMIC es de 1.603,12 euros brutos al mes (1.269 euros netos) y la CGT reclama un ascenso hasta los 2.000 euros, con el argumento de que apenas ha aumentado en los últimos diez años.

A las manifestaciones de hoy se sumaron profesores que, por tercer jueves consecutivo, hicieron huelga para denunciar la gestión por parte del Gobierno de la covid en los centros escolares, en particular por la falta de medios humanos y materiales y los continuos cambios de protocolo sanitario.

Según la Federación Sindical Unitaria (FSU), un 20 % de los enseñantes secundaron este paro, mientras que el Ministerio de Educación los cifró en el 8,5 %.

Fuente: https://www.swissinfo.ch/spa/francia-salarios_decenas-de-protestas-en-francia-llevan-los-salarios-a-la-campa%C3%B1a-electoral/47299080

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España: 24 medidas para cambiar la profesión docente

La sensación general entre los sindicatos es que el Ministerio, con algunas de las medidas que ha puesto sobre la mesa, pretende prestigiar la profesión docente por la vía de hacer más complicado, por un lado, acceder a los estudios conducentes a la profesión, así como por el acceso, o el aumento del prácticum, tanto en el Grado de Magisterio como en el Master de secundaria. Pero se trata de una forma de prestigiar que, por el otro lado, deja aparcadas cuestiones importantes también para dar peso a la profesión, es decir, salarios, horarios, ratios, etc.

Representantes de CCOO, UGT y STEs destacan el carácter informativo de la reunión mantenida con el Ministerio. Quieren ser más o menos prudentes dado que solo han tenido acceso al documento media hora antes de que comenzara la reunión, algo que ha ocurrido a las 12.00 del mediodía.

Pero como elemento común a los tres, algo que señala Maribel Loranca, representante de FeSP-UGT, y es que «el documento está descompensado». Francisco García, desde la Federación de Enseñanza de CCOO, lo ve parecido. Se ha dado mucho peso a cuestiones importantes, como la formación inicial, pero otras se han quedado fuera. Y estas son, precisamente, las que atañen a condiciones salariales y laborales del profesorado. Nada o casi nada se habla sobre ratios, horarios lectivos, modalidad de la formación permanente o jubilación.

En este punto, José Ramón Merino, desde STEs, aunque insiste en el mensaje de prudencia, comenta que cada texto legal o normativo de los últimos 15 años ha ido incluyendo menos mejoras en las condiciones laborales docentes. Y recuerda cómo la LOE regulaba la jubilación anticipada y gratificada a los 60 o la reducción de la jornada lectiva para las personas mayores de 55 años. «En la Lomloe solo encontramos el punto relativo a los técnicos de FP, que no afecta a mucha gente y, además, después de un año todavía no se ha hecho nada», comenta.

En cualquier caso, en este enlace está el documento íntegro con la propuesta inicial sobre la que tendrán que negociar largo y tendido, tanto sindicatos como comunidades autónomas, en los próximos meses. De momento no se sabe cuándo será la próxima reunión.

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France: Appel fédéral – 27 janvier : augmenter les salaires et pensions c’est urgent !

Europe/France/28-01-2022/Auteur(s) et Source: www.ferc-cgt.org

L’inflation des produits de première nécessité, de l’alimentaire, de l’énergie, du carburant… aujourd’hui personne ne peut nier que les prix flambent et rendent les fins du mois toujours plus difficiles pour la plupart des travailleurs et travailleuses dans les champs de Éducation, de la recherche, de la formation professionnelle, de la culture, dans les associations. D’autant que ces dernier·es ne peuvent pas en dire autant de leurs salaires et pensions. Gel du point d’indice pour les agent·es de la Fonction publique, NAO en berne dans le privé, accord au rabais dans le sport, avenant dans l’animation qui ne compense pas l’inflation… Le pouvoir d’achat devient la priorité numéro 1 des jeunes, des salarié·es des secteurs du privé et du public, des privé·es d’emploi, des retraité·es.

Malgré cet état de fait, le gouvernement et le patronat restent sourds aux difficultés et aux revendications de la majorité des travailleur·ses et ne proposent que quelques mesurettes : primes Macron défiscalisées, l’indemnité inflation de 100 €, revalorisations salariales très insuffisantes… Et axent tout sur les propositions qui en définitive sont inégalitaires et temporaires, notamment l’ensemble de la rémunération au mérite.

Les propositions qui fleurissent comme la baisse des prix de certains produits (la fameuse « baguette à 29 cts d’euros), ou l’augmentation des salaires par la baisse de cotisations sociales sont des leurres ! Pour les premières, peut-on se satisfaire de sous-payer certaines productions dévalorisant ainsi le travail de certain·es et obérant des augmentations de salaires dans certains secteurs (comme l’énergie). Pour les secondes, faut-il rappeler que les cotisations sociales sont une partie intégrante du salaire (ce qu’on appelle le salaire socialisé) et permettent le financement de la Sécurité sociale (santé, retraite, assurance chômage, famille) de manière solidaire au nom du « chacun·e cotise selon ses moyens et reçoit selon ses besoins ». Les baisses et les exonérations, même si elles peuvent paraitre attrayantes dans l’immédiateté, sont en fait du vol de salaire !

Pour la FERC, la seule manière d’augmenter le pouvoir d’achat, c’est augmenter immédiatement et largement les salaires et pensions !

Elle revendique :

  • l’augmentation générale des salaires et dans l’immédiat une revalorisation uniforme de 400 euros (80 points d’indice pour la fonction publique pour tous les agent·es titulaires et non titulaires)
  • le SMIC à 2000 € bruts
  • le dégel du point d’indice
  • dans le privé, des négociations salariales de branches et d’entreprises portant sur les salaires réels, des augmentations régulières et la reconstruction des grilles de salaires garantis prenant en compte la qualification (avec un salaire de base) et l’expérience professionnelle
  • l’abandon de la rémunération « au mérite » source d’inégalités et favorisant le clientélisme et l’arbitraire de l’encadrement
  • une indexation du point d’indice garantissant le pouvoir d’achat
  • l’égalité salariale et professionnelle entre les femmes et les hommes
  • la réduction du temps de travail à 32 heures par semaine sans perte de salaire, ce qui équivaut à la création de 4,5 millions d’emplois
  • une revalorisation des pensions à hauteur de 2 000 euros
  • une augmentation des minima sociaux et de nouveaux droits pour les précaires et privés d’emploi

Pour toutes ces raisons, la FERC appelle l’ensemble des travailleurs et travailleuses à faire grève le 27 janvier et à participer aux manifestations qui auront lieu partout en France.

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Diálogo con Daniel Jorge (FERC-CGT) sobre situación docente en Francia

Fuente OVE 26 01 2022

Francia ha sido sacudida por movilizaciones unitarias, precedidas de otras sectoriales, como el sector de la enseñanza, que se convocan en un contexto social y económico, donde la congelación salarial y aumento del costo de la vida afecta gravemente a los y las trabajadoras(es) y en especial a los sectores más vulnerables de la sociedad. como las mujeres, la gente joven, las personas demandantes de empleo o las jubiladas.

 

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Descubre la pedagogía Freinet con estos libros

Por: Nahiara Burgos

 

La necesidad de experimentar en entornos naturales, la importancia de la colaboración, la relación entre el trabajo y el juego o la autonomía y el sentido crítico de los alumnos son los pilares fundamentales de esta pedagogía.

Celestín Freinet fue un maestro y pedagogo francés nacido en 1896. Planteó una serie de técnicas relacionadas con el aprendizaje experiencial que ponían el foco en desarrollar las capacidades y autonomía de los niños y en la utilidad real de los conocimientos adquiridos. Su idea era que los alumnos experimentasen con su entorno y manipulasen la realidad, expresándose en función de ese contacto. Además, esa formación ‘conectada con la vida’ debía ser útil en el día a día.

Esta propuesta pedagógica se caracterizó por ser muy activa y, en consecuencia, por poner en conexión el aula con el entorno. Para ello, Feinet llevaba a cabo su labor en espacios naturales, a través de actividades diversas que motivaran a los alumnos y estimularan su curiosidad, capacidad de investigación y de trabajo en equipo.

Freinet estaba influido por el pensamiento marxista y por corrientes obreras, por lo que apostó por una pedagogía que defendiese una ‘escuela popular’ que prepararía a los niños de hoy para ser ciudadanos del futuro; una escuela capaz de formar personas críticas y emprendedoras.

A continuación, seleccionamos los libros que mejor explican este método de aprendizaje y su filosofía.

Pedagogía Freinet: Por dónde empezar

Este manual tiene como objetivo ayudar a los profesionales, noveles y veteranos, a transformar su práctica en una pedagogía más activa. Así, aporta todas las claves y principios para empezar a trabajar con la pedagogía Freinet en los centros educativos: cómo organizar el material que se va a utilizar, cómo deben ser las primeras semanas de clase o cuáles son las actividades fundamentales.

Pedagogía Freinet: Por dónde empezar
  • Autoras: Ginette Fournès y Sylvia Dorance
  • Editorial: Escuela Viva

Por una escuela del pueblo 

Una guía práctica que ofrece la organización material y técnica necesaria para llevar a cabo esta pedagogía. En sus páginas se sintetizan las técnicas y los instrumentos clave y se explica hasta el más mínimo detalle la idea de ‘escuela popular’ que proponía Freinet.

Por una escuela del pueblo
  • Autor: Célestin Freinet
  • Editorial: Laboratorio Educativo

La escuela Freinet en Granada

Reúne el testimonio de 47 profesionales de la educación que han impartido esta pedagogía en las escuelas y colegios de Granada. Se trata de un mosaico de experiencias personales, organizadas por las localidades de la provincia andaluza, que cambiaron la manera de entender la organización de la clase y del trabajo que tanto los docentes como los estudiantes hacen a diario.

La escuela Freinet en Granada
  • Autor: Vv. Aa.
  • Editorial: Editorial Universidad de Granada

El universo pedagógico de Célestin Freinet

José González-Monteagudo analiza el contexto histórico y social en el que se desarrolló esta pedagogía y muestra el modo en que ha influido en diferentes corrientes actuales, en Europa y particularmente en España y Latinoamérica. Además, aborda los temas fundamentales de las investigaciones de Célestin Freinet: la crítica a la escuela tradicional, el cometido de la naturaleza en la educación, la importancia de la colaboración, la relación entre el trabajo y el juego, el tanteo experimental y el rol del educador, entre otros.

El universo pedagógico de Célestin Freinet pedagogía Freinet
  • Autor: José González-Monteagudo
  • Editorial: Escuela Viva

Las invariantes pedagógicas de Célestine Freinet cincuenta años después

Esta investigación analiza la trayectoria de Freinet y realiza una relectura actual de sus ‘invariantes pedagógicas’; una serie de ideas que vieron la luz en 1964 y que Freinet consideraba constantes y comunes en cualquier contexto educativo. Él insistía en la importancia de que los profesores partiesen de un ‘marco teórico e ideológico compartido’, asentado sobre esas afirmaciones inmutables como, por ejemplo, que ‘ser mayor no significa necesariamente estar por encima de los demás’ o que ‘todo individuo quiere tener éxito’.

Las invariantes pedagógicas de Célestine Freinet cincuenta años después
  • Autor: Imbernon
  • Editorial: Editorial Graó

Fuente de la información e imagen:  educaciontrespuntocero.com

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