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ONU: Pese a los obstáculos de la desigualdad de género, las mujeres y niñas brillan en la ciencia

Pese a los obstáculos de la desigualdad de género, las mujeres y niñas brillan en la ciencia

Aún cuando han aumentado las investigadoras científicas, las mujeres todavía son una minoría en disciplinas como las matemáticas, la informática, la ingeniería y la inteligencia artificial. Publican el mismo número de estudios científicos que los hombres, pero su representación en las publicaciones de prestigio es inferior. Durante la pandemia de COVID-19 se enfrentan al cierre de sus laboratorios mientras crecen sus responsabilidades de cuidar a otras personas. Las mujeres representan a la mayoría del personal sanitario y son uno de los grupos más afectados por la emergencia.

 

Como cada 11 de febrero, con motivo del Día Internacional de la Mujer y la Niña en la Ciencia, la UNESCO y la Fundación L’Oréal premiaron este jueves a cinco investigadoras. En esta ocasión, las ganadoras trabajan en los campos de la astrofísica, las matemáticas, la química y la informática.

Con motivo de la efeméride, la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO) publicó un estudio mundial sobre la igualdad de género en la investigación científica. Titulado “Para ser inteligente, la revolución digital deberá ser inclusiva”, el documento muestra que, aunque el número de mujeres en la investigación científica representan tan solo un tercio de los investigadores del mundo, continúan siendo minoría en las matemáticas, la informática, la ingeniería y la inteligencia artificial.

 Las mujeres escriben anualmente tantos artículos científicos como los hombres, pero sus posibilidades de aparecer en revistas de prestigio son menores. Aunque representan el 33% del total de investigadores, sólo ocupan una media del 12% de los puestos en las academias científicas nacionales de todo el mundo.

La proporción de mujeres entre los licenciados en ingeniería es inferior a la media mundial en muchos países miembros de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE). Es el caso, por ejemplo, de Australia (23,2%), Canadá (19,7%), Chile (17,7%), Estados Unidos (20,4%), Francia (26,1%), Japón (14,0%), la República de Corea (20,1%) o Suiza (16,1%).

Pero no existe un patrón regional

Además, no existe un patrón regional definido. Algunas de las proporciones más elevadas de mujeres graduadas en ingeniería se encuentran en los Estados árabes, por ejemplo, en Argelia (48,5%), Marruecos (42,2%), Omán (43,2%), Siria (43,9%) y Túnez (44,2%), y en América Latina, donde las mujeres representan el 41,7% de los graduados en ingeniería en Cuba, el 47,5% en Perú y el 45,9% en Uruguay. También se observan grandes disparidades entre los países de una misma región.

El capítulo también destaca el hecho de que las mujeres no se benefician plenamente de las oportunidades de empleo abiertas a los expertos altamente formados y cualificados en campos de vanguardia como la inteligencia artificial, donde solo uno de cada cinco profesionales (22%) es una mujer, según un estudio de 2018 del Foro Económico Mundial sobre la Brecha Global de Género.

Asimismo, las mujeres fundadoras de empresas emergentes siguen teniendo dificultades para acceder a financiación y, en las grandes empresas tecnológicas, siguen estando infrarrepresentadas tanto en los puestos de dirección como en los técnicos.

También son más propensas que los hombres a abandonar el campo de la tecnología, y a menudo citan las malas perspectivas de carrera como motivo clave para su decisión. Sin embargo, la actitud de las empresas hacia las mujeres está evolucionando, ya que los estudios relacionan la confianza de los inversores y los mayores márgenes de beneficio con la existencia de una plantilla diversa.

Una científica analizando una muestra sospechosa de contener una toxina bacteriana.

Centros para el Control y la prevención de las Enfermedades (CDC)
Una científica analizando una muestra sospechosa de contener una toxina bacteriana.

La inteligencia artificial no es tan inteligente si le falta la mujer

Las mujeres deben formar parte de la economía digital para evitar que la Industria 4.0 perpetúe los prejuicios tradicionales de género. A medida que aumenta el impacto de la inteligencia artificial en las prioridades de la sociedad, la escasa representación de la contribución de las mujeres a la investigación y el desarrollo supone que probablemente se pasen por alto sus necesidades y perspectivas en el diseño de productos que repercuten en nuestra vida cotidiana, como las aplicaciones para teléfonos inteligentes.

El llamado techo de cristal -la limitación del ascenso laboral de las mujeres en las organizaciones y empresas- también sigue siendo un obstáculo para las carreras de las mujeres en el mundo académico, a pesar de algunos avances. A nivel mundial, las mujeres han alcanzado la paridad numérica (45-55%) en los niveles de estudio de grado y máster y están en puertas de conseguirla en los niveles de doctorado (44%), según el Instituto de Estadística de la UNESCO.

La brecha de género se amplía a medida que las mujeres avanzan en su carrera académica, con una menor participación en cada peldaño sucesivo del escalafón, desde la estudiante de doctorado hasta la profesora asistente, pasando por la directora de investigación o la profesora titular.

Los sesgos están en todos los ambitos, sean becas o congresos

En general, las investigadoras suelen tener carreras más cortas y peor pagadas. Su trabajo está poco representado en las revistas de alto nivel y a menudo no se las tiene en cuenta para los ascensos. Las mujeres suelen recibir becas de investigación más modestas que sus colegas masculinos y, aunque representan el 33,3% de todos los investigadores, sólo el 12% de los miembros de las academias científicas nacionales son mujeres.

El sesgo de género también se constata en los procesos de revisión por pares y en los congresos científicos, en los que se invita a hombres a hablar en paneles científicos dos veces más que a mujeres. (Los datos sobre la proporción mundial de mujeres investigadoras se basan en la información recopilada en 107 países en el periodo 2015-2018 por el Instituto de Estadística de la UNESCO).

Esta persistente desigualdad es contraria al artículo 24 de la Recomendación de la UNESCO sobre la Ciencia y los Investigadores Científicos (2017), que afirma que los Estados deben velar por que los investigadores científicos disfruten de condiciones equitativas de trabajo, contratación y promoción, evaluación, formación y remuneración sin discriminación.

La base de datos Request a Woman Scientist [Solicite una mujer científica] es una de las respuestas a la discriminación de género en la ciencia. Forma parte de la organización 500 Women Scientists. Conecta una red multidisciplinar de mujeres científicas profesionalmente avaladas con cualquier persona que necesite identificar, consultar, invitar o colaborar con una mujer especializada.

Niñas en Uzbekistán durante una clase de tecnología.

No poner obstáculos a sus carreras

«No basta con saber captar a las mujeres para una disciplina científica o tecnológica. También hay que saber retenerlas, garantizando que sus carreras no estén plagadas de obstáculos y que sus logros sean reconocidos y apoyados por la comunidad científica internacional», dijo la subdirectora general de Ciencias Naturales de la UNESCO, Shamila Nair-Bedouelle.

Por su parte, la directora de la Fundación L’Oréal, Alexandra Palt, destacó la necesidad de romper con las limitaciones en el campo de la investigación científica y la importancia de lograr más visibilidad.

“En la actualidad, menos del 4% de los Premios Nobel científicos se han concedido a mujeres y el techo de cristal sigue persistiendo en la investigación. Mientras se mantenga el desequilibrio de género en la ciencia, nunca podremos afrontar los retos de una sociedad inclusiva ni abordar los problemas científicos a los que se enfrenta el mundo.»

Ante esta panorama, la directora general de la Organización , Audrey Azoulay denuncia que “todavía hoy, en el siglo XXI, las mujeres y las niñas son marginadas en la esfera científica debido a su sexo” y añade que “las mujeres deben saber que tienen un lugar en la ciencia, la tecnología, la ingeniería y las matemáticas y que tienen derecho a participar en el progreso científico”.

Los premios para desafiar estereotipos

Los premios de prestigio son otra forma de mostrar la excelencia y desafiar los estereotipos negativos sobre las mujeres en la ciencia. Un ejemplo es el programa L’Oréal-UNESCO La Mujer y la Ciencia, que a lo largo de los últimos 23 años ha dado a conocer a investigadoras destacadas mediante la atribución anual de premios y becas de investigación con el fin de cambiar actitudes y proporcionar modelos femeninos positivos.

En 2019, el programa amplió sus propios premios y becas internacionales para incluir las matemáticas y las ciencias de la computación, en reconocimiento de la falta de visibilidad de las mujeres en campos que están en el centro de la Cuarta Revolución Industrial. El 11 de febrero se anunciarán cinco nuevas galardonadas, una de cada continente.

Asimismo, los Premios de la Fundación OWSD-Elsevier para las mujeres científicas que inician su carrera, cuyas cinco galardonadas de 2021 recibirán sus premios en una ceremonia en línea el 9 de febrero. Desde 2013, la UNESCO y la Fundación Elsevier conceden anualmente premios a mujeres de países en desarrollo que han superado obstáculos considerables para alcanzar la excelencia en la investigación.

La profesora Alicia Dickensein, ganadora por América Latina y el Caribe

El Premio Internacional L’Oréal-UNESCO para las Mujeres en la Ciencia en América Latina y el Caribe lo recibió la profesora Alicia Dickensein, de la Universidad de Buenos Aires, por su trabajo en el campo de las matemáticas. La ganadora del prestigioso galardón recibirá una compensación de 100.000 euros (unos 120.000 dólares).

El reconocimiento de la profesora Dickensein se debe a sus contribuciones “a la vanguardia de la innovación matemática al aprovechar la geometría algebraica en el campo de la biología molecular”.

La UNESCO afirmó que las investigaciones de la docente “permiten a los científicos comprender las estructuras y el comportamiento de las células y las moléculas, incluso a escala microscópica. Actuando en la frontera entre las matemáticas puras y las aplicadas, ha forjado importantes vínculos con la física y la química, y ha permitido a los biólogos obtener una profunda comprensión estructural de las reacciones bioquímicas y las redes enzimáticas”.

Una joven afgana muestra durante una exhibición en Kabul cómo funciona un robot que ella construyó.

Guterres: A mayor diversidad, mayor innovación

En su mensaje para la jornada, el Secretario General de la ONU destacó, por su parte, que la igualdad de género en la ciencia y la tecnología “es esencial para construir un futuro mejor”.

António Guterres recordó que el 70% del personal sanitario se compone de mujeres, uno de los grupos que más ha sufrido los efectos de la pandemia del coronavirus y que, al mismo tiempo, ha capitaneado las actividades para combatirla.

El titular de la ONU ahondó en el problema y también se refirió a las dificultades a las que se enfrentan las investigadoras con la crisis provocada por la COVID-19.

“Muchas científicas no solo tienen que hacer frente al cierre de sus laboratorios, sino también al aumento de sus responsabilidades de cuidar a los demás, lo que les resta tiempo para una labor de investigación que resulta vital. Estos retos han agravado una situación ya de por sí difícil para las mujeres que trabajan en el ámbito científico”, enfatizó.

Guterres sostuvo que los estereotipos han alejado a las mujeres y niñas del ámbito científico y aseveró que ha llegado el momento de “reconocer que, cuanto mayor sea la diversidad, mayor será la innovación”, ya que su falta de representación en los campos de la ciencia, la tecnología, la ingeniería y las matemáticas provoca que los hombres continúen diseñando un mundo “a su medida”.

Para lograr esta mayor innovación, el Secretario General calificó de necesidad imperiosa el acceso de las niñas a una educación que les sirva para “labrarse un futuro” en áreas como la ingeniería, la programación informática, la tecnología en la nube, la robótica y las ciencias de la salud.

“Esto es indispensable para nuestra tarea de alcanzar los Objetivos de Desarrollo Sostenible. Una mayor participación de las mujeres en las ciencias y la tecnología puede cerrar la brecha salarial de género y aumentar los ingresos de las mujeres en 299.000 millones de dólares en los próximos diez años”, resaltó.

Fuente de la Información: https://news.un.org/es/story/2021/02/1487952

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Italia: Educación. El presidente del Celam expresa su preocupación por la situación de millones de menores en América Latina y destaca la importancia del Pacto Educativo Global lanzado por el Papa Francisco

Educación. El presidente del Celam expresa su preocupación por la situación de millones de menores en América Latina y destaca la importancia del Pacto Educativo Global lanzado por el Papa Francisco

En el Día Internacional de la Educación, el presidente del Consejo Episcopal Latinoamericano (Celam), monseñor Miguel Cabrejos lanzó un mensaje en el que llama a reconocernos “humildemente discípulos del mayor educador, Jesús, el Maestro”, informa ADN Celam, subrayando que en sus palabras, el recientemente reelegido presidente de la Conferencia Episcopal Peruana, insiste en que “para la Iglesia latinoamericana y caribeña, la educación es inseparable de su tarea evangelizadora, que tiene su centro en la promoción de la dignidad de la persona humana”.

Analizando los números, monseñor Cabrejos muestra su preocupación ante diferentes situaciones que padecen millones de niños, niñas y adolescentes de América Latina y el Caribe, entre ellas la pobreza, la interrupción del proceso educativo como consecuencia de la pandemia, la brecha digital y el hecho de que 20 millones de jóvenes, ni trabajan, ni estudian. Ante esa realidad, el presidente del Celam, en nombre de la Iglesia del continente, “demanda mayor inversión en educación, mejorar las condiciones materiales, aprovechar el salto en digitalización, generar condiciones de escolarización diversa e inclusiva, además de establecer procesos de transición de la educación a empleos de mayor calidad”.

Para la Iglesia, la educación ha sido “una herramienta para servir a los pueblos en la construcción de nuestra cultura e identidad latinoamericana y caribeña”, una idea presente en los documentos del Concilio Vaticano II y de las Conferencia Generales del Episcopado Latinoamericano y Caribeño, que en Medellín definen la educación como “un lugar privilegiado de formación y promoción integral”, siendo abordada también la cuestión en Puebla, Santo Domingo y Aparecida, recuerda el presidente del Celam en su mensaje.

El prelado ve esto como una de las razones del Pacto Educativo Global, “que plantea reavivar la pasión por una educación más abierta y dialogar sobre el modo que se está construyendo el futuro del planeta”, dejando de lado las fragmentaciones y apostando “por una humanidad más fraterna, por una solidaridad universal y una sociedad más acogedora”. Finalmente, monseñor Cabrejos llama “asumir la responsabilidad compartida respecto de la educación, por parte de la sociedad, los medios de comunicación, la familia, los educadores y los educandos”. Junto con eso insiste en la necesidad de “diálogo con las nuevas generaciones” y “un nuevo modelo cultural capaz de dar cuenta de nuestra vocación a la fraternidad”.

Fuente de la Información: https://www.farodiroma.it/educacion-el-presidente-del-celam-expresa-su-preocupacion-por-la-situacion-de-millones-de-menores-en-america-latina-y-destaca-la-importancia-del-pacto-educativo-global-lanzado-por-el-papa-francisco/

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UNESCO: No hay excusas. Hay que mantener las escuelas abiertas. Los niños no pueden esperar

No hay excusas. Hay que mantener las escuelas abiertas. Los niños no pueden esperar.

Sharlene, de 14 años, estudia en la mesa de costura en la casa de una sola habitación que comparte su familia en Mathare, un asentamiento informal en Nairobi, Kenia, donde las escuelas cerraron en marzo de 2020.

NUEVA YORK, 27 de enero de 2022 – “A medida que la variante ómicron de la COVID-19 sigue propagándose por todo el mundo, instamos a los gobiernos a que hagan todo lo posible para evitar que esta situación siga perturbando la educación de los niños.

“Para evitar una catástrofe educativa y conseguir que los niños vuelvan a aprender, UNICEF recomienda tomar las medidas siguientes:

“Mantener las escuelas abiertas. Se estima que el cierre total o parcial de las escuelas está afectando actualmente a 616 millones de niños. Sabemos que las medidas de mitigación permiten mantener las escuelas abiertas. También sabemos que las inversiones en materia de conectividad digital pueden ayudarnos a garantizar que ningún niño se quede atrás. Necesitamos tomar medidas audaces para que todos los niños puedan volver a la escuela. Esto incluye poner en marcha un apoyo integral centrado especialmente en los niños marginados de cada comunidad, que incluya clases de recuperación, apoyo a la salud mental y a la nutrición, protección y otros servicios clave.

“Vacunar inmediatamente a los maestros y al personal escolar. Los maestros y el personal escolar deben obtener un apoyo total y se les debe considerar una prioridad a la hora de recibir las vacunas contra la COVID-19, una vez que el personal sanitario de primera línea y las poblaciones de alto riesgo estén vacunados.

“UNICEF apoya la vacunación de los niños una vez que las vacunas estén disponibles para ellos y una vez que los grupos prioritarios estén totalmente protegidos. Sin embargo, no hay que hacer de la vacunación un prerrequisito para la escolarización presencial. Convertir la vacunación contra la COVID-19 en una condición para el acceso a la enseñanza presencial agrava el riesgo de negar a los niños el acceso a la educación y de aumentar las desigualdades. En consonancia con las recomendaciones de la OMS, UNICEF aconseja mantener las escuelas abiertas y garantizar que las estrategias de control de la COVID-19 que han puesto en marcha los países faciliten la participación de los niños en la educación y en otros aspectos de la vida social, incluso aunque los niños y adolescentes no estén vacunados.

“En condiciones de crisis siempre hay decisiones difíciles que obligan a hacer concesiones también difíciles, y nosotros somos conscientes de los desafíos sin precedentes que la pandemia de COVID-19 plantea a los sistemas escolares de todo el mundo. Pero es mucho lo que está en juego. Debemos hacer colectivamente todo lo que podamos para mantener a los niños en la escuela.”

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Fuente de la Información: https://www.unicef.org/es/comunicados-prensa/no-excusas-mantener-escuelas-abiertas-ninos-no-pueden-esperar
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Mundo: Pese a ómicron, la mayoría de países ha mantenido las escuelas abiertas

Mundo/28-01-2022/Autor(a) y Fuente: www.elespectador.com

La Unesco celebra que las escuelas están actualmente abiertas en la mayoría de los países del mundo (135). Solo una docena de naciones han decidido el cierre de sus escuelas ante el avance de la nueva variante.

La Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura, conocida como Unesco, señaló este lunes 24 de enero que la mayoría de países del mundo han logrado mantener las escuelas abiertas, pese al avance de ómicron. En el Día Internacional de la Educación la organización señala que solo una docena de países han optado por cerrar las escuelas y pasar a una enseñanza totalmente a distancia en lugar de presencial desde el estallido de la variante ómicron.

“La educación sigue viéndose profundamente perturbada por la pandemia, pero todos los países son ahora muy conscientes de los dramáticos costes que supone mantener las escuelas cerradas, tal y como dijo la UNESCO durante los dos últimos años. La expansión de la vacunación y las lecciones de los dos últimos años se han traducido en un nuevo modelo basado en protocolos de salud y seguridad escolar”, dijo Audrey Azoulay, Directora General de la UNESCO.

El cambio de la estrategia de los gobiernos respecto a olas anteriores es evidente. Mientras ahora sola una docena de países ha optado por el cierre, durante este mismo período del año pasado se cerraron las escuelas y el aprendizaje fue totalmente a distancia en 40 países, resalta la organización.

“El apoyo socioemocional, la asistencia a los profesores y los recursos financieros son esenciales para aplicar eficazmente estos protocolos. La UNESCO pide una vez más que se redoblen los esfuerzos para vacunar a los profesores, ya que éstos no fueron asignados a ningún grupo prioritario en aproximadamente 1 de cada 3 países”, dice la Unesco.

“Si las escuelas están en vías de reapertura, también hay que actuar para devolver a la escuela a todos los niños que se han alejado de ella y recuperar las pérdidas de aprendizaje. Si no se toman medidas correctivas, prestando atención a los alumnos más vulnerables, la pandemia de la COVID-19 tendrá consecuencias dramáticas a largo plazo”, destacó Azoulay.

Un estudio publicado por la organización y la Asociación Internacional para la Evaluación del Rendimiento Escolar realizado en 11 países reveló las dificultades del regreso a clase y el impacto del cierre de escuelas.

Según dicho estudio, más del 50% de los profesores declararon que los alumnos no habían progresado a los niveles esperados, mientras que la mayoría de los profesores coincidieron en que era difícil proporcionar el apoyo necesario a los alumnos vulnerables. Más del 50% de los estudiantes dijeron sentir ansiedad por los cambios en sus escuelas.

Fuente e Imagen: https://www.elespectador.com/educacion/pese-a-omicron-la-mayoria-de-paises-ha-mantenido-las-escuelas-abiertas/

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Los desechos en la ecología-mundo capitalista. Una breve historia de la basura plástica

Los desechos en la ecología-mundo capitalista. Una breve historia de la basura plástica

Así es el circuito global de desechos legitimado por una retórica medioambientalista: unos países exportan su basura y otros países se encargan de procesarla y reciclarla. Pero ¿cuáles serían las consecuencias de que los países receptores de basura se negasen a ser el vertedero del mundo?

El gobierno chino promulgó en 2018 una política de protección ambiental denominada “Espada Nacional” o también “Espada Verde” que consiste en la prohibición de importar diversos tipos de plásticos reciclables del resto del mundo. Si la potencia asiática, para entonces, no se hubiera convertido en el importador de más del 50% del plástico desechado que ha sido generado por el norte global, esta medida posiblemente hubiera pasado sin advertencia. Pero no es así, y ahora los gobiernos y corporaciones globales ven cómo los discursos de economía circular con que en las últimas décadas alentaron a sus ciudadanos a consumir infatigablemente y separar residuos, están colapsando.

Millones de toneladas de plástico descartado ya no fluyen hacia China. Y, en este capítulo del tóxico romance entre el capitalismo y sus desechos plásticos, por una parte, se incrementan las alarmas en los círculos de poder que buscan desesperadamente un lugar dónde redirigir el flujo de desechos, no importa que ese dónde se transforme en nuevas zonas de sacrificio[1]. Por otra parte, como también ocurre en otros momentos de la historia del exceso de desperdicio capitalista, la basura se convierte en el espejo que refleja las inconsistencias, cada vez más evidentes, de los repertorios de sustentabilidad ambiental y economía circular que han vendido los promotores del capitalismo verde.

¿Cómo China decidió dejar de ser el principal vertedero del plástico de la ecología-mundo capitalista y qué impactos tiene esto? ¿Cómo está respondiendo el norte global ante este desafío y qué ocurre en la periferia de la ecología-mundo capitalista? Son las preguntas que se responden a continuación.

El “tóxico idilio plástico” de la ecología-mundo capitalista

En sentido estricto, el plástico no es una materialidad sino una cualidad. Etimológicamente proviene del griego plassein (“moldear”, “dar forma”). Hasta antes del auge de la industria petroquímica en el siglo XX la cualidad de lo plástico tenía diferentes usos (las artes, por ejemplo). Sin embargo, el descubrimiento en las primeras décadas del siglo XX de la versatilidad de los polímeros (resinas sintéticas derivadas del petróleo que, sometidas a altas temperaturas, mostraban una gran capacidad de plasticidad para producir infinidad de mercancías) fue lo que produjo que, a mediados del siglo XX, el plástico se transformara de adjetivo en sustantivo.

Como ningún otro material, el plástico le ha dado a la ecología-mundo capitalista un toque distintivo. La ecología-mundo capitalista es una forma de producir-organizar el espacio, el poder, la naturaleza, la riqueza, mediante flujos de energía y capital que conectan ecosistemas y sistemas de trabajo humano y natural[2]. En esta ecología-mundo, el plástico posibilita la aceleración de procesos de extracción, producción, distribución, consumo y descarte de infinidad de mercancías a lo largo y ancho del planeta, en un envoltorio ideológico de fluidez y ductilidad de la vida moderna, pero, con profundas consecuencias ambientales, también de alcance global.

Las compañías petroquímicas generalizaron las mercancías de plástico tras el boom económico que siguió a la Segunda Guerra Mundial, y lo hicieron con una retórica de modernidad, higiene, ecología e incluso feminismo. Ya no habría que cazar elefantes para obtener marfil, los bosques maderables serían protegidos, la salud de las personas estaría aún más a salvo y el tiempo dedicado a las tareas domésticas, mayoritariamente realizado las mujeres, se reduciría[3]. Durante las últimas décadas, la tasa de producción de plástico ha crecido exponencialmente a nivel global. La producción acumulada de plásticos es superior a los 8 mil millones de toneladas desde 1950 (cuando empezó su masificación), y la mitad ha sido generada solo en la última década. Se han producido más de 300 millones de toneladas anuales de plásticos en los últimos años, con la expectativa que a 2050 la tasa se eleve a 600 millones de toneladas diarias.

Actualmente, más del 99% del plástico es fabricado con combustibles fósiles. Durante todo el ciclo de vida del plástico se generan gases de efecto invernadero: al extraer petróleo y refinarlo, al producir polímeros, al enterrarlo en rellenos sanitarios o incinerarlo, y también al reciclarlo. Sin embargo, la tasa de reciclaje de plástico varía ampliamente entre países y no alcanza el 10% a nivel mundial. Así que la mayor parte del plástico producido termina en vertederos, plantas de incineración, dispersa sin ningún tipo de gestión, en los mares –donde se han formado gigantescas islas de basura plástica– o en otros cuerpos de agua continentales. También partículas nanoplásticas se encuentran en los organismos vivientes, incluidos los humanos.

Los grandes monopolios de la cadena global de plástico tratan de invisibilizar su responsabilidad socioambiental transfiriéndola a los consumidores con el sofisma de que todo depende de los hábitos responsables de consumo. Se trata de una argucia, pues está establecido que en el norte global capitalista los principales productores de plástico son los gigantes petroquímicos. Para 2019, según la asociación australiana Plastic Waste Markers Index, el primer puesto lo ocupaba ExxonMobil con 5,9 millones de toneladas de desechos plásticos, seguida de la compañía química estadounidense Dow con 5,5 millones de toneladas, y de la empresa de gas y petróleo china Sinopec con 5,3 millones de toneladas. Además, otros mega oligopolio corresponde al de los principales distribuidores de plástico. Por último, debemos añadir que, acorde a Break Free From Plastic, una red global ambientalista, los responsables de generar más desechos plásticos contaminantes son Coca-Cola, PepsiCo y Nestlé.

En la década de 1990 se conformó el actual flujo de residuos plásticos de la ecología-mundo capitalista. En esa década florecieron economías capitalistas emergentes que requerían, además de capitales, un alto consumo de materias primas que no tenían a disposición. Una fuente potencial de estos recursos fueron los desechos del norte global. Grandes cantidades de papel, cartón, plástico, chatarra fueron desviados hacia estas economías como ayuda para el desarrollo. No se trató solo de una imposición externa, ya que las clases dominantes y los gobiernos de estas economías jugaron un activo papel en esta vía.

El principal receptor de estos flujos de basura plástica global fue China. A finales de la década de 1990, con una economía capitalista en auge, China se convirtió en el principal destino del mercado mundial de desechos reciclables. Comenzó a importar una amplia gama de chatarra, desde plástico hasta acero, para satisfacer la demanda de insumos en su sector manufacturero y así surtir el mercado interno y convertirse luego en el principal exportador de mercaderías del planeta. Los altos precios de petróleo encarecieron el plástico virgen, así que el reciclaje de desechos resultó mejor negocio para la expansión económica del gigante asiático. A comienzos del nuevo milenio, cada año China importaba 4 millones de toneladas de residuos plásticos, 12 millones de toneladas de papel usado y 11 millones de toneladas de chatarra metálica. Para 2016, China importaba cerca del 30% de desechos plásticos y chatarra metálica de todo el mundo, principalmente del norte global, y esto incluía el 55% de la chatarra de cobre del mundo, el 24% de aluminio, el 55% de papel desechado y el 51% de plástico desechado mundial. Ese año, según Will Flower, Estados Unidos enviaba cada día con destino a China 1.500 contenedores en buques cargados con residuos de todo tipo. Estos buques habían llegado a Estados Unidos con mercaderías baratas y retornaban a China con residuos para seguir produciendo más mercancías[4]. Claro está, no solo Estados Unidos participó de este flujo global de materialidades descartadas, también Europa, Japón y Australia encontraron en China un insaciable devorador de sus basuras.

De esta manera se constituyó un circuito global de gran parte de desperdicios, una ecología-mundo capitalista que parecía resolver los problemas del exceso de producción y consumo. En el norte global los ciudadanos podían consumir sin pausa y su conciencia ambiental quedaba en paz, incentivada por las autoridades ambientales y la publicidad sobre la importancia de separar y organizar los residuos domésticos. Las grandes corporaciones de la industria petroquímica adoptaron el lenguaje de la economía circular global, una estrategia orientada a asegurar su legitimidad pública al tiempo que ampliaban sus mercados y, por supuesto, aparecieron empresas globales de comercio de desechos que se lucraron al máximo[5].

Pero, si todo era tan exitoso… ¿Por qué China puso fin a este modelo de flujo de desechos? ¿Qué está pasando en la ecología-mundo capitalista?

En la primera década del siglo XXI, China se vio inundada de desechos globales. Lo que en un principio fue visto como un impulso al desarrollo económico se transformó en su contrario. Muchos de estos desechos no solo eran de mala calidad, sino que estaban contaminados. Además, los contenedores llevaban también basuras peligrosas y no reciclables. Los fabricantes chinos debían realizar grandes inversiones en la reclasificación de materiales y en la eliminación de las materialidades peligrosas, lo que implicó crear zonas de sacrificio ambiental en varias regiones chinas.

Por esta razón, en 2013 el gobierno chino diseñó la «Operación Green Fence», la cual buscó establecer controles sobre la calidad de los materiales de desecho importados y reprimir el comercio ilegal y el contrabando de desechos globales. Estas medidas pusieron en evidencia que las grandes potencias capitalistas estaban obviando el Convenio de Basilea que establece sobre el control de los movimientos transfronterizos de los desechos peligrosos[6]. Los exportadores de basura global hacia China argumentaron que el Convenio de Basilea no esclarece qué se considera residuos peligrosos y, por eso, los principales exportadores de residuos se negaron a firmarlo. Las potencias capitalistas del norte global no juegan limpio cuando de basura se trata. Utilizaron la exportación de plástico a China para deshacerse de otras basuras, incluso residuos tóxicos y peligrosos.

También hubo cambios significativos en la sociedad China que explican el cambio de prioridades ambientales en relación con la importación de desechos. En las últimas décadas apareció una clase media y un movimiento sindical hartos de la contaminación causada por los desechos importados, lo que trajo olas de protesta e inconformidad pese a la censura y las políticas de cooptación gubernamentales. En 2015 y en 2016 la opinión pública china fue estremecida con los documentales Under the Dome y Plastic China, respectivamente, que señalaron los duros efectos del reciclaje informal y la contaminación del aire, el agua y el suelo del país asiático[7]. A la presión ciudadana se le debe agregar el incremento del gasto público por razones de descontaminación ambiental, así que estas condiciones empujaron a la República Popular China a endurecer la política de importación de desechos. En 2017 el gobierno proclamó la agenda denominada “Espada Nacional” para hacer frente a la basura del norte global, que detalla las regulaciones para la calidad de la basura importada y prohíbe la importación de 24 tipos de desechos, incluido el plástico no industrial.

En marzo de 2018 China dejó de importar plástico, papel y otros tipos de chatarra de baja calidad. Así que, miles de toneladas de plástico desechado empezaron a acumularse en puertos e instalaciones de reciclaje de todo el mundo, principalmente del norte global que, considerando a China como su principal vertedero, no desarrolló tecnologías de reciclaje en su propio patio.

China es hoy una superpotencia económica en la ecología-mundo capitalista y su gobierno busca dejar de ser consumidora de tecnología, basura e ideas de sus rivales capitalistas. Ahora se proyecta como el epicentro de nuevos patrones globales. Y, en lo que respecta a la gestión de desechos, su política es reemplazar el sector de reciclaje informal por “parques eco-industriales” de alta tecnología más limpios. El propósito es, como sugiere Kate O’Neill, liderar un nuevo enfoque en la disputa por definir los criterios de la economía circular en el marco del capitalismo.

China pretende transitar a una nueva lógica, sea o no un error querer compatibilizar el exceso de producción y consumo, por un lado, con la gestión de desechos, por el otro. Pero mientras eso ocurre, sus competidores en el norte global no están dispuestos a hacer cambios sustantivos en la dinámica establecida, por lo que, previendo el cierre del gran vertedero chino, se están creando nuevas zonas de sacrifico a las que reorientar los flujos de desechos en la ecología-mundo capitalista. El norte global está reorganizando la geografía mundial de flujos de basura plástica, mediante métodos legales e ilegales, que acorten las cadenas mundiales y abaraten costos de transporte. De hecho, un informe de Interpol establece que en los dos últimos años, a partir de la entrada en vigor de la política Espada Nacional de China, se ha incrementado el comercio ilegal de residuos[8].

Según Interpol, dos son los espacios que constituyen la periferia tóxica de las potencias europeas: en primer lugar, los países de Europa del Este (especialmente la República Checa, Polonia y Rumania), y, en segundo lugar, la denominada región MENA (Medio Oriente y los países del Magreb). En el tránsito de estos flujos, cuyo destino final son los vertederos ilegales, los desechos peligrosos se camuflan o son legalizados sin mayor control ambiental. El impacto es nefasto, tanto en lo social como en lo ambiental. Por citar un ejemplo: desde 2018, en Polonia, se han producido incendios en vertederos ilegales en los que se depositan basuras domésticas y de grandes supermercados, que salen del Reino Unido etiquetadas como plástico de la “lista verde” de la Unión Europea. En Zgierz, en el centro de Polonia, los propietarios del vertedero quisieron borrar las pruebas del delito que supone la importación ilegal prendiendo fuego a los casi tres mil metros cúbicos de basuras, con severos impactos para la salud humana y el resto de la naturaleza en este territorio.

Las pujantes economías asiáticas (Japón, Corea del Sur, Taiwán… entre otras) y Australia encuentran un mercado legal e ilegal de residuos plásticos en Malasia, Tailandia y Vietnam, países en que se reproduce el viejo discurso que glorifica la basura importada como materia prima para el desarrollo, pese a que, según señala Interpol, son países que carecen de la infraestructura adecuada para el reciclaje de plásticos.

En el caso de Estados Unidos y Canadá, si bien no renuncian a exportar desechos a los países asiáticos, están diversificando sus zonas de envío. Estados Unidos incluso está llevando su basura plástica a ecosistemas inhabitados por humanos. Un reportaje periodístico de 2016 sobre la inundación global de plástico estadounidense informa que en ese país se han constituido empresas que compran todo tipo de plástico, contaminado o no, y lo exportan a 78 destinos, también a ecosistemas vírgenes (es el caso de la Reserva Marina de las Islas Heard y McDonald (HIMI) en el océano Índico australiano, hasta 2016 protegido celosamente). Según el mencionado reportaje, estas “islas deshabitadas” han recibido 57 toneladas métricas de desechos plásticos no clasificados procedentes de Estados Unidos[9]. Sin embargo, la nota periodística oculta que esta decisión pone en riesgo estos ecosistemas frágiles. Las autoridades ambientales buscaron restringir y controlar la presencia de especies exóticas causantes de la devastación de poblaciones reproductoras de aves marinas, la modificación de las comunidades de plantas e invertebrados, la reducción general de la biodiversidad y las extinciones locales[10]. Ahora, las consecuencias de la presencia de esta nueva materialidad desechada ofrecen un sombrío panorama.

Por razones de cercanía geográfica, pero también por factores geopolíticos, el destino de la basura plástica de Estados Unidos y Canadá tiende a ser América Latina y el Caribe. Según Interpol, en 2020 se notó un notable crecimiento del sector de reciclaje en la región, impulsado por inversionistas de China y Estados Unidos que esperan sacar provecho del exceso de plástico norteamericano. Así, los agentes privados se benefician de las institucionalidades débiles, con escasa capacidad para realizar controles ambientales a las importaciones provenientes de Norteamérica. Para ese año México, El Salvador y Ecuador se habían convertido en los principales importadores de desechos plásticos, con 32.650 toneladas, 4.054 toneladas y 3.665 toneladas respectivamente[11]. Recordemos que Estados Unidos no es firmante del Convenio de Basilea, y está utilizando los tratados de libre comercio y las fisuras del Convenio para firmar acuerdos bilaterales con otros países de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) con los cuales, según la Agencia de Protección Ambiental de Estados Unidos, “intercambió” el 55% de sus basuras plásticas. Actualmente, en América Latina, forman parte de la OCDE los siguientes países: Chile, Colombia, México y Costa Rica, cuyos gobiernos pueden estar tentados a convertirse en receptores de la basura norteamericana en nombre de las medidas de recuperación económica postpandemia.

La reconfiguración del flujo de plástico desechado en la ecología-mundo capitalista amenaza seriamente la vida humana y no humana en la periferia global. La inundación de estos desechos crea nuevas zonas de sacrifico, afecta a la salud humana, así como al bienestar de otras especies. Y, de manera particular, impacta negativamente sobre la economía popular de millares de recolectores de materiales descartados que recorren las calles de las ciudades del sur global y que ahora se enfrentan a la competencia de la basura importada. Es en estas condiciones que debe exigirse la La reconfiguración del flujo de plástico desechado en la ecología-mundo capitalista amenaza seriamente la vida humana y no humana en la periferia global y de sus organizaciones, algo fundamental en el sur global. Además, en el escenario de profundos desafíos en que nos encontramos, la ciudadanía debe presionar para que las políticas gubernamentales garanticen la soberanía ambiental y social de sus respectivos países.

 

[1] El concepto de ‘zonas de sacrifico’ hace referencia a espacios sometidos recurrentemente a daño socioambiental debido a la saturación de efectos contaminantes. Usualmente estas zonas están habitadas por poblaciones racializadas o de bajos ingresos, así que padecen procesos de injusticia ambiental. También, en una perspectiva antropocéntrica, pueden ser regiones sin habitantes humanos, pero con vida no humana considerada ‘no valiosa’ o ‘de menor impacto ambiental’ por parte de quienes toman las decisiones de contaminar.

[2] Jason W. Moore. (2020). El capitalismo en la trama de la vida. Ecología y Acumulación de Capital. Madrid: Traficantes de Sueños.

[3] Susan Freinkel. (2012). Plástico: Un idilio tóxico. Tusquets Editores.

[4] Will Flower. “What Operation Green Fence Has Meant for Recycling.” Waste360. 11/02/2016.

[5] Kate O´Neill. (2019). Waste. Polity Press.

[6] Su nombre completo es Convenio de Basilea sobre el Control de los Movimientos Transfronterizos de Desechos Peligrosos y su Eliminación. Se adoptó el 22 de marzo de 1989, y entró en vigor el 5 de mayo de 1992, con la intención de poner fin a graves situaciones, relacionadas con el tráfico de residuos peligrosos, presentadas a finales de 1980. Pese a que está suscrito por 187 países, Estados Unidos se ha negado a suscribirlo y otros países han logrado modificar apartados claves del convenio para continuar exportando materiales de desecho peligrosos para toda la vida en el planeta.

[7] Michael Standaert. “It Looks to Go Green, China Keeps a Tight Lid on Dissent”. Yale Environment 360. 2/11/2017.

[8] “Strategic Analysis Report – Emerging criminal trends in the global plastic waste market since January 2018”. Véase: www.interpol.int/es/Noticias-y-acontecimientos/Noticias/2020/Un-informe-de-INTERPOL-alerta-del-drastico-aumento-de-los-delitos-relacionados-con-los-residuos-plasticos

[9] Xavier A. Cronin. “America’s plastic scrap draft”. Recycling Today. 30/09/2016.

[10] Ver el informe del Departamento de Agricultura, Agua y Ambiente australiano en: http://heardisland.antarctica.gov.au/protection-and-management/history-of-protection/pressures

[11] Alianza Global para Alternativas a la Incineración (GAIA). La basura plástica llegó a América Latina: tendencias y retos en la región. Resumen ejecutivo, julio 2021.

 

Fuente de la Información: https://www.elviejotopo.com/articulo/los-desechos-en-la-ecologia-mundo-capitalista/

 

 

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UNESCO: Día Internacional de la Lengua Materna

En el Marco del Día Internacional de la Lengua Materna a celebrarse el próximo 21 de febrero, la UNESCO  informó que, «El uso de la tecnología para el aprendizaje multilingüe: desafíos y oportunidades», será el tema central, que debatirá el papel potencial de la tecnología para avanzar en la educación multilingüe y apoyar el desarrollo de una enseñanza y un aprendizaje de calidad para todos.

La idea de celebrar el Día Internacional de la Lengua Materna fue una iniciativa de Bangladesh. Fue aprobado en la Conferencia General de la UNESCO de 1999 y se ha observado en todo el mundo desde el año 2000.

La UNESCO cree en la importancia de la diversidad cultural y lingüística para las sociedades sostenibles. En el marco de su mandato en pro de la paz, trabaja para preservar las diferencias de culturas e idiomas que fomentan la tolerancia y el respeto de los demás.

La diversidad lingüística (link is external)se encuentra cada vez más amenazada con un mayor número de lenguas que desaparecen. Cada dos semanas, como promedio, una lengua desaparece, llevándose con su desaparición todo un patrimonio cultural e intelectual.

No obstante, gracias a la comprensión de la importancia que tienen las lenguas maternas, se han alcanzado logros en materia de educación plurilingüe basada en éstas, en particular desde los primeros estudios y el compromiso cada vez mayor de que evolucionen en la esfera pública.

Las sociedades multilingües y multiculturales existen a través de sus lenguas, que transmiten y preservan los conocimientos y las culturas tradicionales de manera sostenible.

Fuente de la información e imagen: https://es.unesco.org

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Mundo: Los desechos en la ecología-mundo capitalista. Una breve historia de la basura plástica

Los desechos en la ecología-mundo capitalista. Una breve historia de la basura plástica

El gobierno chino promulgó en 2018 una política de protección ambiental denominada “Espada Nacional” o también “Espada Verde” que consiste en la prohibición de importar diversos tipos de plásticos reciclables del resto del mundo. Si la potencia asiática, para entonces, no se hubiera convertido en el importador de más del 50% del plástico desechado que ha sido generado por el norte global, esta medida posiblemente hubiera pasado sin advertencia. Pero no es así, y ahora los gobiernos y corporaciones globales ven cómo los discursos de economía circular con que en las últimas décadas alentaron a sus ciudadanos a consumir infatigablemente y separar residuos, están colapsando.

Millones de toneladas de plástico descartado ya no fluyen hacia China. Y, en este capítulo del tóxico romance entre el capitalismo y sus desechos plásticos, por una parte, se incrementan las alarmas en los círculos de poder que buscan desesperadamente un lugar dónde redirigir el flujo de desechos, no importa que ese dónde se transforme en nuevas zonas de sacrificio[1]. Por otra parte, como también ocurre en otros momentos de la historia del exceso de desperdicio capitalista, la basura se convierte en el espejo que refleja las inconsistencias, cada vez más evidentes, de los repertorios de sustentabilidad ambiental y economía circular que han vendido los promotores del capitalismo verde.

¿Cómo China decidió dejar de ser el principal vertedero del plástico de la ecología-mundo capitalista y qué impactos tiene esto? ¿Cómo está respondiendo el norte global ante este desafío y qué ocurre en la periferia de la ecología-mundo capitalista? Son las preguntas que se responden a continuación.

El “tóxico idilio plástico” de la ecología-mundo capitalista

En sentido estricto, el plástico no es una materialidad sino una cualidad. Etimológicamente proviene del griego plassein (“moldear”, “dar forma”). Hasta antes del auge de la industria petroquímica en el siglo XX la cualidad de lo plástico tenía diferentes usos (las artes, por ejemplo). Sin embargo, el descubrimiento en las primeras décadas del siglo XX de la versatilidad de los polímeros (resinas sintéticas derivadas del petróleo que, sometidas a altas temperaturas, mostraban una gran capacidad de plasticidad para producir infinidad de mercancías) fue lo que produjo que, a mediados del siglo XX, el plástico se transformara de adjetivo en sustantivo

Como ningún otro material, el plástico le ha dado a la ecología-mundo capitalista un toque distintivo. La ecología-mundo capitalista es una forma de producir-organizar el espacio, el poder, la naturaleza, la riqueza, mediante flujos de energía y capital que conectan ecosistemas y sistemas de trabajo humano y natural[2]. En esta ecología-mundo, el plástico posibilita la aceleración de procesos de extracción, producción, distribución, consumo y descarte de infinidad de mercancías a lo largo y ancho del planeta, en un envoltorio ideológico de fluidez y ductilidad de la vida moderna, pero, con profundas consecuencias ambientales, también de alcance global.

Las compañías petroquímicas generalizaron las mercancías de plástico tras el boom económico que siguió a la Segunda Guerra Mundial, y lo hicieron con una retórica de modernidad, higiene, ecología e incluso feminismo. Ya no habría que cazar elefantes para obtener marfil, los bosques maderables serían protegidos, la salud de las personas estaría aún más a salvo y el tiempo dedicado a las tareas domésticas, mayoritariamente realizado las mujeres, se reduciría[3].  Durante las últimas décadas, la tasa de producción de plástico ha crecido exponencialmente a nivel global. La producción acumulada de plásticos es superior a los 8 mil millones de toneladas desde 1950 (cuando empezó su masificación), y la mitad ha sido generada solo en la última década. Se han producido más de 300 millones de toneladas anuales de plásticos en los últimos años, con la expectativa que a 2050 la tasa se eleve a 600 millones de toneladas diarias.

Actualmente, más del 99% del plástico es fabricado con combustibles fósiles. Durante todo el ciclo de vida del plástico se generan gases de efecto invernadero: al extraer petróleo y refinarlo, al producir polímeros, al enterrarlo en rellenos sanitarios o incinerarlo, y también al reciclarlo. Sin embargo, la tasa de reciclaje de plástico varía ampliamente entre países y no alcanza el 10% a nivel mundial. Así que la mayor parte del plástico producido termina en vertederos, plantas de incineración, dispersa sin ningún tipo de gestión, en los mares –donde se han formado gigantescas islas de basura plástica– o en otros cuerpos de agua continentales. También partículas nanoplásticas se encuentran en los organismos vivientes, incluidos los humanos.

Los grandes monopolios de la cadena global de plástico tratan de invisibilizar su responsabilidad socioambiental transfiriéndola a los consumidores con el sofisma de que todo depende de los hábitos responsables de consumo. Se trata de una argucia, pues está establecido que en el norte global capitalista los principales productores de plástico son los gigantes petroquímicos. Para 2019, según la asociación australiana Plastic Waste Markers Index, el primer puesto lo ocupaba ExxonMobil con 5,9 millones de toneladas de desechos plásticos, seguida de la compañía química estadounidense Dow con 5,5 millones de toneladas, y de la empresa de gas y petróleo china Sinopec con 5,3 millones de toneladas. Además, otros mega oligopolio corresponde al de los principales distribuidores de plástico. Por último, debemos añadir que, acorde a Break Free From Plastic, una red global ambientalista, los responsables de generar más desechos plásticos contaminantes son Coca-Cola, PepsiCo y Nestlé.

En la década de 1990 se conformó el actual flujo de residuos plásticos de la ecología-mundo capitalista. En esa década florecieron economías capitalistas emergentes que requerían, además de capitales, un alto consumo de materias primas que no tenían a disposición. Una fuente potencial de estos recursos fueron los desechos del norte global. Grandes cantidades de papel, cartón, plástico, chatarra fueron desviados hacia estas economías como ayuda para el desarrollo. No se trató solo de una imposición externa, ya que las clases dominantes y los gobiernos de estas economías jugaron un activo papel en esta vía.

El principal receptor de estos flujos de basura plástica global fue China. A finales de la década de 1990, con una economía capitalista en auge, China se convirtió en el principal destino del mercado mundial de desechos reciclables. Comenzó a importar una amplia gama de chatarra, desde plástico hasta acero, para satisfacer la demanda de insumos en su sector manufacturero y así surtir el mercado interno y convertirse luego en el principal exportador de mercaderías del planeta. Los altos precios de petróleo encarecieron el plástico virgen, así que el reciclaje de desechos resultó mejor negocio para la expansión económica del gigante asiático. A comienzos del nuevo milenio, cada año China importaba 4 millones de toneladas de residuos plásticos, 12 millones de toneladas de papel usado y 11 millones de toneladas de chatarra metálica. Para 2016, China importaba cerca del 30% de desechos plásticos y chatarra metálica de todo el mundo, principalmente del norte global, y esto incluía el 55% de la chatarra de cobre del mundo, el 24% de aluminio, el 55% de papel desechado y el 51% de plástico desechado mundial. Ese año, según Will Flower, Estados Unidos enviaba cada día con destino a China 1.500 contenedores en buques cargados con residuos de todo tipo. Estos buques habían llegado a Estados Unidos con mercaderías baratas y retornaban a China con residuos para seguir produciendo más mercancías[4]. Claro está, no solo Estados Unidos participó de este flujo global de materialidades descartadas, también Europa, Japón y Australia encontraron en China un insaciable devorador de sus basuras.

De esta manera se constituyó un circuito global de gran parte de desperdicios, una ecología-mundo capitalista que parecía resolver los problemas del exceso de producción y consumo. En el norte global los ciudadanos podían consumir sin pausa y su conciencia ambiental quedaba en paz, incentivada por las autoridades ambientales y la publicidad sobre la importancia de separar y organizar los residuos domésticos. Las grandes corporaciones de la industria petroquímica adoptaron el lenguaje de la economía circular global, una estrategia orientada a asegurar su legitimidad pública al tiempo que ampliaban sus mercados y, por supuesto, aparecieron empresas globales de comercio de desechos que se lucraron al máximo[5].

Pero, si todo era tan exitoso… ¿Por qué China puso fin a este modelo de flujo de desechos? ¿Qué está pasando en la ecología-mundo capitalista?

En la primera década del siglo XXI, China se vio inundada de desechos globales. Lo que en un principio fue visto como un impulso al desarrollo económico se transformó en su contrario. Muchos de estos desechos no solo eran de mala calidad, sino que estaban contaminados. Además, los contenedores llevaban también basuras peligrosas y no reciclables. Los fabricantes chinos debían realizar grandes inversiones en la reclasificación de materiales y en la eliminación de las materialidades peligrosas, lo que implicó crear zonas de sacrificio ambiental en varias regiones chinas.

Por esta razón, en 2013 el gobierno chino diseñó la «Operación Green Fence», la cual buscó establecer controles sobre la calidad de los materiales de desecho importados y reprimir el comercio ilegal y el contrabando de desechos globales. Estas medidas pusieron en evidencia que las grandes potencias capitalistas estaban obviando el Convenio de Basilea que establece sobre el control de los movimientos transfronterizos de los desechos peligrosos[6]. Los exportadores de basura global hacia China argumentaron que el Convenio de Basilea no esclarece qué se considera residuos peligrosos y, por eso, los principales exportadores de residuos se negaron a firmarlo. Las potencias capitalistas del norte global no juegan limpio cuando de basura se trata. Utilizaron la exportación de plástico a China para deshacerse de otras basuras, incluso residuos tóxicos y peligrosos.

También hubo cambios significativos en la sociedad China que explican el cambio de prioridades ambientales en relación con la importación de desechos. En las últimas décadas apareció una clase media y un movimiento sindical hartos de la contaminación causada por los desechos importados, lo que trajo olas de protesta e inconformidad pese a la censura y las políticas de cooptación gubernamentales. En 2015 y en 2016 la opinión pública china fue estremecida con los documentales Under the Dome y Plastic China, respectivamente, que señalaron los duros efectos del reciclaje informal y la contaminación del aire, el agua y el suelo del país asiático[7]. A la presión ciudadana se le debe agregar el incremento del gasto público por razones de descontaminación ambiental, así que estas condiciones empujaron a la República Popular China a endurecer la política de importación de desechos. En 2017 el gobierno proclamó la agenda denominada “Espada Nacional” para hacer frente a la basura del norte global, que detalla las regulaciones para la calidad de la basura importada y prohíbe la importación de 24 tipos de desechos, incluido el plástico no industrial.

En marzo de 2018 China dejó de importar plástico, papel y otros tipos de chatarra de baja calidad. Así que, miles de toneladas de plástico desechado empezaron a acumularse en puertos e instalaciones de reciclaje de todo el mundo, principalmente del norte global que, considerando a China como su principal vertedero, no desarrolló tecnologías de reciclaje en su propio patio.

China es hoy una superpotencia económica en la ecología-mundo capitalista y su gobierno busca dejar de ser consumidora de tecnología, basura e ideas de sus rivales capitalistas. Ahora se proyecta como el epicentro de nuevos patrones globales. Y, en lo que respecta a la gestión de desechos, su política es reemplazar el sector de reciclaje informal por “parques eco-industriales” de alta tecnología más limpios. El propósito es, como sugiere Kate O’Neill, liderar un nuevo enfoque en la disputa por definir los criterios de la economía circular en el marco del capitalismo.

China pretende transitar a una nueva lógica, sea o no un error querer compatibilizar el exceso de producción y consumo, por un lado, con la gestión de desechos, por el otro. Pero mientras eso ocurre, sus competidores en el norte global no están dispuestos a hacer cambios sustantivos en la dinámica establecida, por lo que, previendo el cierre del gran vertedero chino, se están creando nuevas zonas de sacrifico a las que reorientar los flujos de desechos en la ecología-mundo capitalista. El norte global está reorganizando la geografía mundial de flujos de basura plástica, mediante métodos legales e ilegales, que acorten las cadenas mundiales y abaraten costos de transporte. De hecho, un informe de Interpol establece que en los dos últimos años, a partir de la entrada en vigor de la política Espada Nacional de China, se ha incrementado el comercio ilegal de residuos[8].

Según Interpol, dos son los espacios que constituyen la periferia tóxica de las potencias europeas: en primer lugar, los países de Europa del Este (especialmente la República Checa, Polonia y Rumania), y, en segundo lugar, la denominada región MENA (Medio Oriente y los países del Magreb). En el tránsito de estos flujos, cuyo destino final son los vertederos ilegales, los desechos peligrosos se camuflan o son legalizados sin mayor control ambiental. El impacto es nefasto, tanto en lo social como en lo ambiental. Por citar un ejemplo: desde 2018, en Polonia, se han producido incendios en vertederos ilegales en los que se depositan basuras domésticas y de grandes supermercados, que salen del Reino Unido etiquetadas como plástico de la “lista verde” de la Unión Europea. En Zgierz, en el centro de Polonia, los propietarios del vertedero quisieron borrar las pruebas del delito que supone la importación ilegal prendiendo fuego a los casi tres mil metros cúbicos de basuras, con severos impactos para la salud humana y el resto de la naturaleza en este territorio.

Las pujantes economías asiáticas (Japón, Corea del Sur, Taiwán… entre otras) y Australia encuentran un mercado legal e ilegal de residuos plásticos en Malasia, Tailandia y Vietnam, países en que se reproduce el viejo discurso que glorifica la basura importada como materia prima para el desarrollo, pese a que, según señala Interpol, son países que carecen de la infraestructura adecuada para el reciclaje de plásticos.

En el caso de Estados Unidos y Canadá, si bien no renuncian a exportar desechos a los países asiáticos, están diversificando sus zonas de envío. Estados Unidos incluso está llevando su basura plástica a ecosistemas inhabitados por humanos. Un reportaje periodístico de 2016 sobre la inundación global de plástico estadounidense informa que en ese país se han constituido empresas que compran todo tipo de plástico, contaminado o no, y lo exportan a 78 destinos, también a ecosistemas vírgenes (es el caso de la Reserva Marina de las Islas Heard y McDonald (HIMI) en el océano Índico australiano, hasta 2016 protegido celosamente). Según el mencionado reportaje, estas “islas deshabitadas” han recibido 57 toneladas métricas de desechos plásticos no clasificados procedentes de Estados Unidos[9]. Sin embargo, la nota periodística oculta que esta decisión pone en riesgo estos ecosistemas frágiles. Las autoridades ambientales buscaron restringir y controlar la presencia de especies exóticas causantes de la devastación de poblaciones reproductoras de aves marinas, la modificación de las comunidades de plantas e invertebrados, la reducción general de la biodiversidad y las extinciones locales[10]. Ahora, las consecuencias de la presencia de esta nueva materialidad desechada ofrecen un sombrío panorama.

Por razones de cercanía geográfica, pero también por factores geopolíticos, el destino de la basura plástica de Estados Unidos y Canadá tiende a ser América Latina y el Caribe. Según Interpol, en 2020 se notó un notable crecimiento del sector de reciclaje en la región, impulsado por inversionistas de China y Estados Unidos que esperan sacar provecho del exceso de plástico norteamericano. Así, los agentes privados se benefician de las institucionalidades débiles, con escasa capacidad para realizar controles ambientales a las importaciones provenientes de Norteamérica. Para ese año México, El Salvador y Ecuador se habían convertido en los principales importadores de desechos plásticos, con 32.650 toneladas, 4.054 toneladas y 3.665 toneladas respectivamente[11]. Recordemos que Estados Unidos no es firmante del Convenio de Basilea, y está utilizando los tratados de libre comercio y las fisuras del Convenio para firmar acuerdos bilaterales con otros países de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) con los cuales, según la Agencia de Protección Ambiental de Estados Unidos, “intercambió” el 55% de sus basuras plásticas. Actualmente, en América Latina, forman parte de la OCDE los siguientes países: Chile, Colombia, México y Costa Rica, cuyos gobiernos pueden estar tentados a convertirse en receptores de la basura norteamericana en nombre de las medidas de recuperación económica  postpandemia.

La reconfiguración del flujo de plástico desechado en la ecología-mundo capitalista amenaza seriamente la vida humana y no humana en la periferia global. La inundación de estos desechos crea nuevas zonas de sacrifico, afecta a la salud humana, así como al bienestar de otras especies. Y, de manera particular, impacta negativamente sobre la economía popular de millares de recolectores de materiales descartados que recorren las calles de las ciudades del sur global y que ahora se enfrentan a la competencia de la basura importada. Es en estas condiciones que debe exigirse la defensa del trabajo de los recicladores populares y de sus organizaciones, algo fundamental en el sur global. Además, en el escenario de profundos desafíos en que nos encontramos, la ciudadanía debe presionar para que las políticas gubernamentales garanticen la soberanía ambiental y social de sus respectivos países.

Notas
[1] El concepto de ‘zonas de sacrifico’ hace referencia a espacios sometidos recurrentemente a daño socioambiental debido a la saturación de efectos contaminantes. Usualmente estas zonas están habitadas por poblaciones racializadas o de bajos ingresos, así que padecen procesos de injusticia ambiental. También, en una perspectiva antropocéntrica, pueden ser regiones sin habitantes humanos, pero con vida no humana considerada ‘no valiosa’ o ‘de menor impacto ambiental’ por parte de quienes toman las decisiones de contaminar.
[2] Jason W. Moore. (2020). El capitalismo en la trama de la vida. Ecología y Acumulación de Capital. Madrid: Traficantes de Sueños.
[3] Susan Freinkel. (2012). Plástico: Un idilio tóxico. Tusquets Editores.
[4] Will Flower. “What Operation Green Fence Has Meant for Recycling.” Waste360. 11/02/2016.
[5] Kate O´Neill. (2019). Waste. Polity Press.
[6] Su nombre completo es Convenio de Basilea sobre el Control de los Movimientos Transfronterizos de Desechos Peligrosos y su Eliminación. Se adoptó el 22 de marzo de 1989, y entró en vigor el 5 de mayo de 1992, con la intención de poner fin a graves situaciones, relacionadas con el tráfico de residuos peligrosos, presentadas a finales de 1980. Pese a que está suscrito por 187 países, Estados Unidos se ha negado a suscribirlo y otros países han logrado modificar apartados claves del convenio para continuar exportando materiales de desecho peligrosos para toda la vida en el planeta.
7] Michael Standaert. “It Looks to Go Green, China Keeps a Tight Lid on Dissent”. Yale Environment 360. 2/11/2017.
[8] “Strategic Analysis Report – Emerging criminal trends in the global plastic waste market since January 2018”. Véase: www.interpol.int/es/Noticias-y-acontecimientos/Noticias/2020/Un-informe-de-INTERPOL-alerta-del-drastico-aumento-de-los-delitos-relacionados-con-los-residuos-plasticos
[9] Xavier A. Cronin. “America’s plastic scrap draft”. Recycling Today. 30/09/2016.
[10] Ver el informe del Departamento de Agricultura, Agua y Ambiente australiano en: http://heardisland.antarctica.gov.au/protection-and-management/history-of-protection/pressures
[11] Alianza Global para Alternativas a la Incineración (GAIA). La basura plástica llegó a América Latina: tendencias y retos en la región. Resumen ejecutivo, julio 2021.

Fuente de la Información: https://www.elviejotopo.com/topoexpress/una-breve-historia-de-la-basura-plastica/

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