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Nepal: Mujeres con dos opciones: desempleo o explotación

Redacción: El País

Con un paro de casi el 20% entre los jóvenes, unos 1.600 habitantes de Nepal emigran a diario hacia países del Golfo o Malasia en busca de trabajo. Sus remesas suman más del 30% del PIB pero en condiciones laborales esclavistas

“He pasado mi vida cosiendo ropa que vendía en el mercado. Emigré para a trabajar como limpiadora y costear la educación de mis hijas. Pero nunca me pagaron lo acordado”, lamenta Sangita Gwimire Shrestha, de 38 años. Regresó a Nepal a mitad de 2018 sin poder saldar la deuda con la que emigró a Dubai. Antes, un agente nepalí le engatusó con el mito de la ruta del oro a los países del Golfo y un sueldo de 360 euros mensuales, casi el cuádruple del salario mínimo en Nepal. La realidad fue otra. “Ganaba poco más de 700 dirhams [160 euros]. Me quejé y me aislaron en una habitación durante días”, detalla Sangita; que usó su informática básica para reservar un vuelo y escapar. “Otras no tienen esa suerte y siguen allí”. De vuelta a casa, el panorama no es halagüeño. Su marido está en paro y ella baraja enviar a sus hijas al extranjero en busca de empleo. Otra generación que huye de la inestabilidad enraizada en Nepal desde hace décadas.

Tras un comienzo de siglo de vaivenes políticos —guerra civil, asesinato de la familia real y cambio de régimen— la República de Nepal celebró las primeras elecciones de su corta democracia en 2017. Espoleada por los donantes internacionales, aprobó su Constitución en 2015 para tener un marco legal sobre el que reconstruir el país tras el terremoto que sacudió su territorio ese año dejando 9.000 muertos y 22.000 heridos. Pero su reparación física y económica se frena por la falta de materias primas y mano de obra cualificada.

Enrocado entre los dos titanes asiáticos, la diminuta nación del Himalaya importa casi todos sus bienes de India y China. Sin industria propia, el turismo mantiene la economía nacional mientras su mercado de trabajo se hunde. Con una tasa de desempleo de casi el 20% entre los jóvenes, alrededor de 1.600 nepalíes emigran diariamente. En la pasada década, el Departamento de Empleo Exterior expidió más de 3,5 millones de permisos de trabajo en un país de 40 millones de habitantes. Trabajadoras del sector doméstico y de la construcción dominan una oleada de migración laboral con destino a los países del Golfo y Malasia, principalmente.

Nepal es el cuarto del mundo con la mayor contribución de las remesas a su economía.

“La vida de las trabajadoras en el extranjero ha mejorado algo. Particularmente en Catar, tras la concesión del Mundial de Fútbol de 2022”, explica Nisha Baniya, abogada y secretaria de migraciones en la Federación General de Sindicatos Nepalíes. Durante años, grupos de derechos humanos han denunciado el trato a los dos millones de migrantes en Catar (el 95% de su mano de obra); de los que 100.000 son nepalíes. La presión internacional ha hecho que el Gobierno catarí tome medidas. A finales de 2017, prometió abolir el sistema kafala; acuerdo común en países de Oriente Medio por el que se requisa el pasaporte de los empleados, a los que se les priva de libertad. En 2018, se abrió la primera oficina de la Organización Mundial del Trabajo en Doha para mejorar las condiciones laborales. “Las autoridades intentan solucionar estos aspectos, pero los agentes de Nepal y Catar no colaboran. Las estafas proliferan”, advierte Baniya en referencia al número de agencias de contratación surgidas en Nepal, al calor del efecto llamada.

La sangría de trabajadores emigrados es tal que el dinero que envían a sus familias en Nepal se ha convertido en piedra angular de la economía nacional. Según el último informe de la Organización Internacional para las Migraciones (OIM), las remesas de esos trabajadores alcanzaron los 5.400 millones de euros en el año fiscal 2016-2017. Esto supone el 31,3% del PIB nacional y convierte al pequeño país asiático en el cuarto del mundo con la mayor contribución de estos envíos. Su nueva riqueza es visible en muchas aldeas; transformadas en municipios con escuelas privadas, clínicas y tiendas.

Al olor del negocio, las agencias multiplican su presencia en el destino de este flujo monetario: áreas rurales empobrecidas y semillero de desempleados desesperados. “Tenemos una deuda de 70.000 rupias [550 euros] y un préstamo que pagar por nuestra casa. La antigua desapareció con el terremoto”, cuenta Bimbval Pariyar, de 31 y natural de Gorkha, donde se registró el epicentro del temblor de 2015. “Llegué a un acuerdo con un agente local, que me llevó a Dubai cuando el Gobierno lo había prohibido. No me pagaron lo acordado y regresé gracias a los contactos de mi marido”. El estudio de la OIM también indica que los trabajadores migrantes registraron 7.500 casos de fraudes durante los procesos de contratación en los últimos tres años.

La legislación actual ignora a las trabajadoras migrantes, aunque ellas aportan el 11% del total de las remesas que sostienen el PIB de Nepal.

“El dinero que pagué a la agencia no sirvió de nada y el tratamiento que pude costearme en el hospital de Dubai fue muy precario. Volví a Nepal para no perder mi brazo”, explica S. L. D, mostrando los vendajes que cubren parte de su cuerpo. Una explosión a causa de un escape de gas estuvo a punto de acabar con la vida de esta trabajadora de la limpieza —que prefiere permanecer en el anonimato— durante su estancia en Emiratos Árabes Unidos. Aunque los 400 euros que pagó a la agencia de contratación incluían el permiso de trabajo y un seguro, la compañía que la empleaba se negó a renovar su contrato tan pronto como estalló su problema. “Me pagaban menos de la mitad de lo acordado. Así que extendí mi visado y trabajé sin contrato durante los dos últimos años para poder liquidar la deuda con la agencia”, explica. Atrapada en un callejón sin salida, S. L. D. teme volver a su aldea al sureste de Nepal; donde le esperan sus acreedores y los rumores sobre la falta de castidad que persiguen a toda mujer asiática que ha trabajado en un país del Golfo.

Sin control ni regularización, la prohibición genera redes de tráfico

En 2017, más de 2.000 denuncias por irregularidades llevaron a Nepal a cancelar los permisos de trabajo a Malasia; donde hay 400.000 nepalíes documentados. Ya en 2015, se redujo de 445 a 74 euros la cuantía máxima para la tramitación de empleos. Pero el Gobierno de Malasia exigía la participación de agencias privadas; que pedían sumas desorbitadas a sus clientes aunque declaraban solo la parte legalmente impuesta. Según el Centro de Periodismo de Investigación de Nepal, los trabajadores migrantes pagaron hasta 34 millones de euros extra por sus contrataciones en Malasia en los últimos cinco años.

“La prohibición no es remedio”, insiste Bijaya Shrestha desde Amkas; refugio de trabajadoras que regresan a Nepal: “El Gobierno tiene buenas intenciones, pero genera más ilegalidades”. Shrestha hace referencia al reciente veto impuesto por Nepal a empleadas del sector doméstico en los países del Golfo. Antes ya se restringió la edad mínima para obtener permisos de trabajo, sin evitar el éxodo de 20.000 mujeres en 2017. “Desde que hay límites a los permisos [de empleo], viajo por periodos de tres meses con visados de turista con agencias no registradas”, explica Sabina Sahi, de 27 años y quien ha trabajado como bailarina en Dubai, Sudáfrica y Catar. “Nos dan 100.000 rupias [787 euros] por adelantado. Pero tenemos que devolver el dinero como sea, incluso durmiendo con los clientes. Por suerte, yo nunca he tenido que hacerlo”, confiesa Sabina, que espera a que su bebé de año y medio crezca para volver a emigrar en busca de trabajo como bailarina.

S. L. D. muestra sus vendajes. Una explosión por un escape de gas estuvo a punto de acabar con su vida durante su estancia en Dubai.
S. L. D. muestra sus vendajes. Una explosión por un escape de gas estuvo a punto de acabar con su vida durante su estancia en Dubai. ÁNGEL L.MARTÍNEZ CANTERA

La ONU ha denunciado la medida del Gobierno de Nepal por ser origen del “tráfico de personas” a India; país con el que comparte frontera abierta y usado por agentes como puente a empleos fraudulentos. “Pagué 30.000 rupias a un funcionario para que me llevase a Kuwait, aunque estaba prohibido”, relata M. G, que regresó a Nepal hace poco menos de un año; embarazada del agente que fue su violador. “Solo trabajé tres meses como limpiadora en una casa en Kuwait. Cuando mis empleadores notaron mi estado, me enviaron de vuelta”, resume, obviando los seis meses de secuestro en India. Cuando aterrizó en el aeropuerto de Katmandú, uno de los trabajadores sociales de Amkas la rescató del círculo vicioso que espera a las mujeres de zonas rurales en la capital nepalí, como empleadas en alguno de los prostíbulos de la zona centro de la ciudad.

“Casi todas las mujeres que rescatamos proceden de las zonas montañosas de Nepal. Regresan mentalmente destrozadas y no conocen la realidad de Katmandú, por lo que acaban siendo presas de las redes de tráfico también aquí”, explica Bijaya Shrestha, cuyo refugio acogió a unas 225 mujeres en solo 10 meses. Algunas embarazadas como M. G.; cuyo bebé fue dado en adopción y quien teme volver a su pueblo en la frontera con China, donde solo le esperan los usureros y el rechazo de su comunidad. En vez de prohibiciones, Shrestha exige a Nepal que ratifique la Convención sobre Trabajo Doméstico y que revise la Ley de Empleo en el Extranjero. La legislación actual ignora a las trabajadoras migrantes, aunque ellas aportan el 11% del total de las remesas que sostienen el PIB de Nepal; dependiente del empleo irregular y explotador en el extranjero.

Fuente: https://elpais.com/elpais/2019/02/05/planeta_futuro/1549384355_464907.html

 

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Pekín se prepara para una ‘Guerra Fría de la alta tecnología’

Redacción: Mundo

En su reciente intento de mantener el liderazgo en el sector de la alta tecnología, EEUU lanzó un plan para dar prioridad al desarrollo de la inteligencia artificial (IA). Este paso, según los observadores chinos, podría representar el «lanzamiento formal de una nueva Guerra Fría de la alta tecnología», señala el diario chino Global Times.

Según Li Ruohan, autor del artículo, la orden ejecutiva, firmada por el presidente de EEUU, Donald Trump, busca contener el avance de la tecnología china de 5G y la IA.

George Soros, multimillonario estadounidense
© AFP 2018 / FABRICE COFFRINI

El documento destaca la importancia «primordial» del liderazgo de EEUU en materia de inteligencia artificial para la seguridad nacional del país.La orden viene dos años después de que el Consejo de Estado de China emitiera un plan que incluye el desarrollo de la IA como estrategia nacional y establece el objetivo de que China se convierta en un importante centro de innovación en el ámbito de la inteligencia artificial y lidere el mundo de tecnología y aplicaciones de IA para el año 2030.

Li Yi, investigador principal del Centro de investigación de internet de la Academia de Ciencias Sociales de Shanghái, comentó a Global Times que la orden ejecutiva de Trump lanza una nueva ofensiva estadounidense en el sector de la alta tecnología que, sin duda, conllevará una mayor contención de su mayor competidor, China.

Las empresas chinas de IA se enfrentarán a una mayor presión y a un entorno menos favorable para sus negocios en EEUU, pero esos cambios solo los harán más fuertes y resistentes, aseguró Li.

Asimismo, los analistas opinan que el decreto comprenderá mayores riesgos políticos para los inversores estadounidenses y los empresarios que hacen negocios con los socios chinos.

¿Competición o colaboración?

China y EEUU están por delante de la competencia mundial en IA, aunque otros países, como Japón y Rusia, también están expresando ambiciones para el sector, señala el medio, en referencia al informe del 31 de enero de la Organización Mundial de la Propiedad Intelectual (OMPI) de Naciones Unidas.

De acuerdo con el autor, el gigante asiático tiene varias ventajas, como una gran población y una amplia clase media, que proporcionan un mercado enorme para las aplicaciones de IA. Mientras tanto, EEUU posee ventajas en equipos y tecnología.

«Incluso si EEUU intenta bloquear el desarrollo de China, no tendrá éxito, puesto que el enorme mercado interno de China por sí solo es suficiente para impulsar una industria madura de la IA», explicó Jin Canrong, decano asociado de la Escuela de estudios internacionales de la Universidad Renmin de Pekín, citado por el diario.

Por su parte, Chris Dong, analista de International Data Corp, que supervisa tanto el sector tecnológico chino como el estadounidense, opina que «la tecnología no debe servir a una agenda política ni ser víctima de juegos entre potencias mundiales».

«El enfoque más sabio de EEUU sería centrarse en la colaboración tecnológica con China», dijo.

Mientras tanto, todavía es poco clara la influencia que puede tener la orden ejecutiva de Trump porque carece de una hoja de ruta detallada.

Gran parte de la investigación más importante del mundo en el ámbito de la IA tiene lugar en las empresas privadas de EEUU, como Google, y la orden ejecutiva de Trump no establece un plan para cambiarlo, informó el 11 de febrero NBC News.

A su vez, en China, ya se han introducido libros de la IA en el plan de estudios de al menos 40 escuelas secundarias chinas, y más de 70 universidades abrieron carreras relacionadas con la IA a finales de 2017.

También se han creado institutos de enseñanza superior e instituciones de investigación en las universidades como Tsinghua y la Universidad de Ciencia y Tecnología de China.

Fuente: https://mundo.sputniknews.com/tecnologia/201902141085474401-china-eeuu-preparan-guerra-tecnologia-inteligencia-artificial/
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Colombia: Estudio sobre el manejo de estadísticas de consumo

Redacción: Julio Andrés Arévalo/Publimetro

Hace dos semanas, un noticiero regional de la ciudad de Bogotá presentó como titular que el 80% de los estudiantes consumen marihuana o cocaína… ¿De dónde sacaron esa cifra arbitraria y malintencionada? Análisis de Julio Andrés Arévalo

Hace dos semanas, un noticiero regional de la ciudad de Bogotá presentó como titular que el 80% de los estudiantes consumen marihuana o cocaína.

Después de hurgar exhaustivamente en la red, no aparece ningún estudio que presente como conclusión esas cifras. Lo que sí se encuentra es una noticia de un periódico de la ciudad de Cartagena, de mediados del año 2018, en la que el sindicato de rectores es referido como productor colectivo de esa afirmación.

Aunque pretende el revestimiento de seriedad investigativa que se asocia al uso de estadísticas, la noticia presenta algunos problemas al intentar entenderla seriamente:

El primero es que la valoración estadística debe, en todos los casos, sustentarse formalmente. La pretensión de quien usa datos numéricos, es que a partir de su análisis se puedan sacar conclusiones de alguna validez. Esto quiere decir que el investigador habrá realizado el estudio del que extrae sus datos; de no hacerlo, referencia una o más fuentes, cuya credibilidad de fuerza a sus conclusiones. Eso no parece ocurrir en este caso.

El segundo, especialmente en el canal que reproduce la noticia, es el tratamiento poco riguroso de la información. Si la afirmación en la que se basan, tanto el periódico como el noticiero, se aplicara a la ciudad de Cartagena,resultaría que la población total, para el año 2016 era de 971,592 habitantes, de los cuales, según la Secretaría de Educación del Distrito de Cartagena, 226.825 fueron contados como estudiantes en 2017; así, 181.460 jóvenes estudiantes serían los consumidores habituales de éstas dos drogas, según el periódico y los rectores.

Cuando el noticiero regional extrapola esa noticia a la ciudad de Bogotá, da pie al equívoco de asumir que se trata de una realidad estadística paralela. En la capital del país, la población escolar, entre 10 y 17 años, fue de 1’235.337, para 2017. 8 de cada 10, totalizaría 988.337 jóvenes. Superando en más de 10.000 el total de la población de Cartagena. Esta cifra, además, estaría muy cercana al dato que suministra la revista Semana, en la edición 22 de 2017, de 1’072.728 consumidores de marihuana, en toda Colombia, para 2015. de ser cierta la aseveración exportada, estarían concentrados en Bogotá y, prácticamente todos, serían estudiantes de secundaria.

La tercera extrapolación posible es tomar la parte, como muestra del todo, es decir que el porcentaje se pueda aplicar a toda Colombia. Según el Ministerio de Educación Nacional, para 2016, en secundaria y media (de 6 a 11), había 10’203.000 estudiantes. 7’000.000 en colegios oficiales, 711.000 en colegios en convenio y 1’889.000 en colegios particulares. De cumplirse la afirmación como sentencia, 8’162.400 jóvenes consumirían habitualmente drogas, cuando para 2015, entre marihuana y cocaína, el número de consumidores en el país, de todas las edades, sumaba 1’326.800. Aunque es una cifra alta, en un universo de 49’292.000, se trata apenas de la 6,15 parte de los jóvenes acusados en la aplicación más amplia de la tendenciosa cifra.

De ahí surge otro cuestionamiento general sobre este tipo de noticias: toda noticia tiene intenciones comunicativas, unas inmediatas, generadas por el impacto que produce en la persona; otras a mediano y largo plazo. Los Consejos Editoriales de noticieros y periódicos tienen una línea a la que se ajustan, no sólo los contenidos, sino la forma en que se redacta, presenta y produce cada noticia. Los énfasis que se logran en cada partícula de información, se derivan de la visión de país que se quiere transmitir al público y, desde ahí, las condiciones en las que se va construyendo la opinión de las personas.

En este caso, se trata de continuar con la estigmatización de los jóvenes, especialmente los que estudian en los colegios públicos; primero de Cartagena, con la carga discriminatoria sobre la pobreza y el racismo histórico que la ha acompañado; luego en Bogotá, donde la lucha por la sobrevivencia es también la lucha por superar diferentes y muy complejos niveles de exclusión.

Noticias como estas, además, siguen satanizando el consumo de drogas, especialmente al recargarlo en jóvenes de colegios oficiales, que finalmente terminan responsabilizados de todo mal de la sociedad. Cuando la escuela es responsable de la drogadicción, se logra que las consecuencias de la desigualdad, sean tomadas como sus causas, asociando adicionalmente, drogradicción y pobreza; para que luego, se infiera, gracias al manejo de estadísticas, el vínculo entre drogadicción y juventud.

Una vez se ha alarmado al público, una vez se alcanza el lugar de verdad generalizada, resulta fácil argumentar soluciones desde la represión y la criminalización. Todo esto, a partir de información sin fundamento alguno, pero con intenciones muy claras y una eficacia varias veces probada.

Fuente: https://www.publimetro.co/co/columnas/2019/02/12/sobre-el-manejo-de-estadisticas.html

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ESI: Educación Sexual vía Internet

Redacción: Pagina 12

Aborto, diversidad, fobias, enfermedades y tabúes: la serie éxito de Netflix condensa problemáticas de riesgo para jóvenes.

La industria del entretenimiento mueve montañas y, lejos de tener algún afán pedagógico, persigue su negocio. Pero a veces una cosa puede mezclarse con la otra y es lo que pasa en Sex Education, la serie británica que Netflix sacó a la luz a principios de 2019. En la época en que reinan las series, en ese universo basto colmado de historias de época, narcos simpáticos o personas normales volviéndose criminales por casualidad y deseperación, puede surgir un héroe a la altura: Otis Milburn (Asa Butterfield).

Adolescente, virgen, con una madre terapeuta sexual (Gillian Anderson, ex agente Scully en los X Files) y un padre ausente, traumado sexualmente en su infancia, el pobre Otis no puede ni masturbarse, pero descubre que es un genio de la sexualidad. De la sexualidad ajena. Y emprende un consultorio sexual para ayudar a sus compañeres –incluso quienes lo detestan y toman por tonto– a mejorar sus caóticas experiencias sexuales. ¿Y cómo llegan allí? Como pueden, consumiendo ese porno que impone modelos alejados de la realidad, probando, errando. Como en la vida real: aunque infinidad de voces conservadoras se levanten para protestar contra la educación sexual en las escuelas –la discusión local con la ESI es solo un dato más de un contexto global–, les jóvenes exigen un cambio.

Sex Education se ha vuelto un éxito en poco más de un mes, es lo más visto en la plataforma y ya ha logrado que anuncien una segunda temporada. Diarios y revistas del mundo entero hablan de la serie e invocan problemas locales en relación a la educación sexual. Otis, muñido de un poco de empatía, un amigo gay y Maeve (Emma Mackey encarna una contrafigura rebelde, sexualmente decidida, feminista, culta y pobre) acaba por encarnar la educación sexual que la familia y la escuela no proveen. Que, incluso, pueden obturar. Otis, entonces, acaba siendo en la serie lo mismo que la serie puede hacer en la vida real: ante la falta de discusión o conocimiento, una porción de entretenimiento acaba cumpliendo un rol educativo. ¿Pero se le puede exigir que esté a la altura de tamaña responsabilidad?

No hace falta ser muy puntillosos para mezclar Sex Education, una de esas series-livianas-pero-no-tanto que agradan a cualquier público, con la actualidad nuestra de cada día: mientras se estrenaba, una nena de 12 años acudía en pedido de un aborto en Jujuy con un embarazo en curso producto de una violación. Una niña (y una familia) que no habían sabido reconocer la posibilidad cierta del embarazo aún a sabiendas de la violación que lo provocó. ¿Qué hubiera pasado si esa chica hubiera tenido ESI vigente y funcionando? Ni hablar de si se cumplían los protocolos para aplicar el aborto no punible, claro. Pero el asunto es la educación, que es incluso un paso previo que debería ser garantizado por el Estado y celebrado por los supuestos adoradores de la vida intrauterina.

La educación sexual global es un problema, y el patriarcado no perdona. Esta serie engloba varias aristas: mecha el discurso de época sin buscar ser un manual ni tener afán pedagógico, y siembra la denuncia sin buscarlo. Les pibes necesitan conocimiento. Que no es no. Cómo manejar contenido sexual que se viraliza, con el sexting a la orden del día. La homofobia como discurso perimido y oxidado, pero con palizas a las sexualidades diversas incluidas. La sombra de la virginidad. La masturbación como tabú. Los estigmas. La sororidad. El feminismo. Y el aborto. Todos los tópicos todos en una ensalada de ocho capítulos que se vuelan en un fin de semana.

No es casual: Laurie Nunn, la autora de la serie, escribió hace tres años un corto (Pregnant Pause) sobre la maternidad deseada o no deseada. Aunque en ese caso se trata de una pareja establecida de adultos que dudan acerca de continuar o no con un embarazo no esperado, la sola mención a la posibilidad del aborto y de la duda sobre el deseo de la maternidad hablan de un cambio de discurso y de época. Ese empoderamiento y esa presencia están durante toda la serie en Sex Education.

Y no es menor la mención. Según datos del Banco Mundial, las Naciones Unidas, Unicef y demás, en Argentina hay alrededor de 100 mil embarazos adolescentes al año. De esos, al menos un 70 por ciento son no deseados. En ese territorio es en donde aún hoy, pleno 2019, se discute si Educación Sexual Integral sí o Educación Sexual Integral no. Bienvenida entonces la serie que alerte a los dinosaurios sobre su inevitable extinción.

Fuente: https://www.pagina12.com.ar/175029-esi-educacion-sexual-via-internet

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“Los dichos del ministro infringen la ley del SIDA”: Las críticas a Santelices por atribuir el aumento del VIH a la población migrante

Redacción: El Desconcierto

Para el abogado experto en materias legales sobre VIH/SIDA, Esteban Arévalo, estas declaraciones «son inaceptables por un ministro que actúa como representante del Estado chileno, infringiendo la norma expresa de la ley y también normas de nivel constitucional, como la igualdad ante la ley».

Durante hoy jueves, el Instituto de Salud Pública (ISP) confirmó 6.430 casos nuevos de personas contagiadas con VIH entre el 1 de enero y el 30 de noviembre de 2018, una cifra récord en la historia del país.

La mitad de los pacientes, equivalente a más de 3 mil personas, fueron diagnosticados en la Región Metropolitana, seguido por Valparaíso (521), Biobío (396) y Antofagasta (298). Los casos detectados ya están confirmados a través del Test de Elisa, no sólo por el test rápido.

Desde el Ministerio de Salud precisaron que el 95% de los casos ratificados en nuestro país se encuentran con tratamiento y que el 90% está con cargas virales negativas, es decir, con el virus indetectable.

Al respecto, el ministro de Salud, Emilio Santelices, atribuyó el aumento de los casos de VIH a pacientes extranjeros, argumentando un cambio en el perfil epidemiológico, a pesar de que según las cifras entregadas por la cartera de salud, las personas migrantes solo equivalen a un tercio de la población detectada y en tratamiento durante el año pasado.

En este escenario, diversos actores sociales comentaron que los dichos del ministro Santelices son discriminatorios. Esto, tomando en cuenta la ley 19.779, más conocida como “Ley del SIDA” señala en su artículo 1º que: “la prevención, diagnóstico y control de la infección provocada por el virus de inmunodeficiencia humana (VIH) como la asistencia y el libre e igualitario ejercicio de sus derechos por parte de las personas portadoras y enfermas, sin discriminaciones de ninguna índole, constituyen un objetivo sanitario, cultural, social y de interés nacional y corresponde al Estado la elaboración de las políticas que propendan hacia dichos objetivos, procurando impedir y controlar la extensión de esta pandemia, así como disminuir su impacto psicológico, económico y social en la población”.

Para el abogado experto en materias legales sobre VIH/SIDA, Esteban Arévalo, estas declaraciones “son inaceptables por un ministro que actúa como representante del Estado chileno, infringiendo la norma expresa de la ley y también normas de nivel constitucional, como la igualdad ante la ley. Infringe tratados internacionales que han sido ratificados por Chile y que forman parte de nuestro ordenamiento jurídico en cuanto a la no discriminación y a la protección de los derechos de las personas migrantes”.

Respecto al factor discriminatorio de los dichos del ministro, agrega que “está fomentando la estigmatización de un grupo que de por sí ya es vulnerable. Si a eso le sumamos la condición de vulnerabilidad de vivir con VIH,  el ministro ha infringido la norma que obliga a que el Estado no discrimine en las políticas de VIH/SIDA”

Para el activista Víctor Hugo Robles, los dichos del ministro también son errados: “Lo que no dice ahí es que aquella población migrante está diagnosticada y tratada, o sea, ellos no son el problema. El problema sigue estando en los que no son diagnosticados, en los que no son tratados y a esa población en donde el Ministerio de Salud no ha podido llegar. Tratar de atribuirle la crisis del VIH a la población migrante es un error inaceptable en cualquier parte del mundo”.

Según cifras del Ministerio de Salud, entre 2010 y 2017 hubo 32.677 notificados entre el sistema privado y público, en el cual se encontraron a 21.284 personas contagiadas, de las cuales, sólo 1.866 fueron extranjeros (equivalente a un 8,76% del total de los casos). También, según otras cifras del ministerio es que en el año 2015, había un total de 24.039 personas en control del programa VIH/SIDA en el sistema público de salud. De estas, 606 eran extranjeros: representaban solo un 2,5% del total.

En 2016, existió una leve alza, en donde el total de personas correspondió a 26.213, y las extranjeras a un 4,1%. A su vez, en regiones como la III, IV, VI, VII, VIII, IX y XII no existía ninguna persona extranjera contagiada hasta la fecha.

Fuente: http://www.eldesconcierto.cl/2019/02/14/los-dichos-del-ministro-infringen-la-ley-del-sida-las-criticas-a-santelices-por-atribuir-el-aumento-del-vih-a-la-poblacion-migrante/

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Denuncian a más de mil 300 escuelas en Costa Rica

Redacción: La Gente

La Contraloría de Derechos Estudiantiles del Ministerio de Educación Pública (MEP) informó este martes que en 2018 atendió mil 321 denuncias por temas académicos, violencia, negligencia y discriminación en centros educativos de Costa Rica.

Y esa elevada cantidad, precisó la directora de la Contraloría de Derechos Estudiantiles del MEP, Rocío Solís, pese a que el curso lectivo 2018 tuvo casi tres meses menos que todos los anteriores, debido a la huelga general contra el plan fiscal.

Las cifras de esa entidad reflejan que en las denuncias de tipo académico, las relacionadas con la evaluación ascendieron a 110 y las de conducta fueron 80, mientras las de violencia sumaron 85, las de negligencia 42 y las de discriminación 15.

Por otra parte, según una consulta realizada por el Departamento de Convivencia de la Dirección de Vida Estudiantil del MEP en 2018, en un 53 por ciento de los centros educativos de Costa Rica se reconoció la presencia de situaciones de bullying (acoso) y en un 71 por ciento los estudiantes identificaron la presencia de esa conducta negativa.

Ante todas las situaciones que se pueden presentar en los centros escolares, Solís pidió a los padres de familia no esperar hasta las últimas instancias para alzar la voz, sino que deben hacerlo apenas surja la duda.

‘No se tarden, hablen con la institución y si nos les hacen caso acudan a la Contraloría de Derechos Estudiantiles. En cuestiones de niñez y adolescencia no hay que esperar hasta las últimas consecuencias’, subrayó Solís.

Fuente: http://www.radiolaprimerisima.com/noticias/resumen/258424/denuncin-a-mas-de-mil-300–escuelas-en-costa-rica/

 

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Christina Dalcher: ‘VOZ’, el nuevo Gilead que pone un bozal de 100 palabras a las mujeres

Redacción: El Diario

La escritora y lingüista Christina Dalcher publica una distopía ambientada en una nación fundamentalista que controla las mujeres a través de un brazalete que cuenta sus palabras.

Aunque lo comparan con El cuento de la criada, la autora insiste en que su libro trata sobre el valor de un lenguaje que damos por sentado y qué pasaría si nos lo quitaran

Margaret Atwood escribió El cuento de la criada con una banda sonora de estallidos provocados por las fuerzas aéreas de la Alemania Oriental. Cada vez que visitaba los países del otro lado del Telón de Acero, tenía la sensación de convertirse en objeto de espionaje y le invadía la necesidad de mantener la boca cerrada. Era 1984. La autora canadiense se inspiró en el tablero político del Berlín que la acogió para crear Gilead y, en aquel momento, parecía imposible encontrar un escenario más apropiado.

Sin embargo, llegó 2016 y con él la elección del actual presidente de Estados Unidos. La república teocrática y feudal que trataba a las mujeres como vasijas sin derechos recuperó su vigencia treinta años después y un productor televisivo la convirtió en la serie de éxito que es actualmente.

Ha llegado un momento en el que no está muy claro qué inspira a quién. ¿Es Donald Trump el acicate de la adaptación de El cuento de la criada? A veces parece que son los propios políticos quienes toman ideas de estas ficciones aterradoras para lanzar según qué discursos. En el caso deVOZ (Roca Editorial), de Christina Dalcher, es una mezcla de ambas.

Portada de VOX

En medio del auge del populismo sexista de Trump, pero antes del despertar del Me Too y el renacer de la novela de Atwood, la escritora y lingüista empezó a crear una nación en la que a las mujeres solo se les permitiese pronunciar 100 palabras al día.

«Me gustó esta hipótesis porque es una opresión muy verosímil, solo tenemos que retrotraernos a los años 50 para encontrar esa cultura doméstica y del silencio en el seno del hogar», cuenta Dalcher a eldiario.es.

Aún así, entre una distopía feminista y un thriller sobre el lenguaje, a la escritora le gustaría quedarse con la segunda etiqueta. «Soy mujer y tengo una opinión sobre la igualdad. Pero lo primero de todo y lo que soy en esencia, es lingüista. Así que es un poco lo opuesto: hay feminismo en mi libro sobre lingüística», asegura. El amor de la autora por el lenguaje y la aterradora posibilidad de perderlo, es el verdadero motor del libro.

Lo cataliza a través de la figura de Jane, madre de cuatro hijos que se ve obligada a renunciar a su carrera como investigadora sobre la afasia o la pérdida del lenguaje. Dalcher se sitúa en el mismo extremo que Atwood para presentar un Estados Unidos controlado por una cúpula fundamentalista que confina a las mujeres en las casas y las controla a través de un brazalete que cuenta sus palabras. El bolígrafo y el papel son elementos prohibidos, y la lengua de signos es punible. No tienen más opción de comunicarse que dosificando ese centenar de vocablos.

«El número 100 es completamente arbitrario. Pero es que, como media, las personas hablamos 16.000 palabras al día (en inglés)», explica la autora. «Es como dar un vaso de agua a un hombre que acaba de cruzar el desierto. No sacia tu sed. 100 es casi más diabólico que no poder hablar en absoluto».

Además de la protagonista, hay dos hijos que plantean algunas cuestiones espinosas. La primera es Sonya, la pequeña de la familia, que con seis años crece privada de un derecho fundamental: la libre expresión. Dalcher se inspiró en el caso real de Genie, una niña salvaje que en 1973, a los 14 años, fue rescatada de una infancia de abusos y encierro en la que no pudo adquirir ninguna aptitud comunicativa.

«En mi mente, el verdadero horror viene de pensar en la próxima generación. ¿Qué pasará con estas niñas que no están aprendiendo el idioma a tiempo?». Un límite de 100 palabras para alguien que ya puede hablar «no le quita la facultad de idioma, ni le quita la capacidad de pensar, de racionalizar ni de procesar información», expresa. En cambio, «cuando las mujeres mayores mueran y queden las jóvenes, ¿que será de ellas aparte de convertirse en mascotas del poder?».

La escritora y lingüista Christina Dalcher
La escritora y lingüista Christina Dalcher

La otra figura controvertida toma forma en el hijo mayor, Steven, interceptado por los poderosos para convertirse en un esbirro de los fundamentalistas. Los defiende con vehemencia e incluso fantasea con la dictadura machista a la que piensa someter a su prometida con apenas 17 años. Dalcher, para este caso, se fijó en las juventudes que se siguen afiliando a formaciones con ideas extremistas y neonazis, aún más en la llamada «era de la desinformación».

Da igual cuántos libros alerten al respecto, porque «tú y yo leemos distopías como 1984Farenheit 451 o Brave New World. Pero, ¿crees que os chavales que ondean las banderas con esvásticas también las leen? En absoluto. Son movimientos difíciles de parar, a veces ni siquiera los vemos venir, por eso uno de los mensajes de Voz es que tenemos que seguir prestando atención y no bajar la guardia», dice como reflexión.

En relación al lenguaje como herramienta del feminismo para implantar un cambio en la sociedad, Christina Dalcher se muestra escéptica. «Mi especialidad no es la sociolinguistica, pero sin duda hay muchos estudios que analizan la relación entre el lenguaje, el poder y las relaciones de género entre hombres y mujeres. Sin embargo, creo que también hay muchos tipos de feministas», comienza. «En los últimos años las mujeres han expresado en alto lo que opinan, y eso es buenísimo, pero también es inevitable que otra persona, en otro lugar, te rebata. En eso consiste el lenguaje».

Por último, aunque se declara seguidora de Atwood y de su manuscrito original (no así de la serie), duda que Voz sea visto como una reinterpretación moderna de El cuento de la criada«Me encantaría que el lector se lleve algo de lo valioso que es el lenguaje y cómo lo damos por sentado. No hablo solo de la libertad de expresión o el derecho a salir y manifestarse. Me gustaría que los lectores reflexionen sobre cuánto dependemos de nuestra facultad del habla y qué nos pasaría si nos la quitaran».

Fuente: https://www.eldiario.es/cultura/libros/VOX-nuevo-Gilead-palabras-mujeres_0_865463688.html

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