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En NIcaragua: Incorporar las tecnologías para mejorar la Educación Especial

América Central/Nicaragua/el19digital.com

Promover las tecnologías educativas en la Educación Especial es el objetivo del Foro Internacional «Transformación de la Educación Especial Incluyente. Incorporando tecnologías, innovación y cultura de emprender», inaugurado este miércoles por el Ministerio de Educación.

Este evento, en el que participan docentes, directores, asesores pedagógicos, madres y padres de familia, también se realiza a fin de continuar fortaleciendo las capacidades de la comunidad educativa, para mejorar la calidad y accesibilidad de la educación.

El Asesor del Presidente en Temas Educativos, Salvador Vanegas, expresó que este foro está enfocado en dos temas primordiales: el uso de las tecnologías para fortalecer la calidad educativa y de aprendizaje, y también cómo mejorar la educación especial para los niños y niñas.

Valoró que estas son alternativas para mejorar la educación al usar tecnologías que permitan avanzan en los contenidos y así facilitar el aprendizaje.

El foro es impartido por expertos internacionales que presentan experiencias, aplicaciones e investigaciones innovadoras para el uso de la tecnología.

«La tecnología es importante en la educación especial porque ayuda a crear puentes, y lo que hace es quitar barreras y ayudar a las personas con distintas discapacidades», afirmó el especialista de España, César García.

En diferentes escuelas de Educación Especial ya se están dotando de equipos y software requeridos para avanzar en este objetivo.

«En nuestra escuela especial Héroes y Mártires de Ayapal, en Estelí, se aplicó la nueva estrategia de software educativo en estudiantes con discapacidad intelectual, autismo, y múltiple, garantizando grandes aprendizajes en Lengua y Literatura, Matemática, Ciencias Naturales y el fortalecimiento en valores», explicó.

Esta estrategia consiste en que los estudiantes utilizan mini laptops, usando programas adaptables a su discapacidad.

Fuente: https://www.el19digital.com/articulos/ver/titulo:61941-incorporar-las-tecnologias-para-mejorar-la-educacion-especial-

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CLADE lanza sistema de monitoreo del financiamiento del derecho humano a la educación en América Latina y el Caribe

PRENSACLADE

La plataforma virtual compila datos del financiamiento educativo público en 20 países de la región referentes al período 1998 a 2015. La información disponible está organizada en tres dimensiones de análisis (esfuerzo financiero público, disponibilidad de recursos por persona en edad escolar y equidad en el acceso escolar)

Para que la ciudadanía pueda exigirle a los Estados una inversión en educación pública continua y suficiente, es importante tener a mano datos y análisis de cómo se da el financiamiento de la educación a lo largo del tiempo. Pensando en esa necesidad, la Campaña Latinoamericana por el Derecho a la Educación (CLADE) pone a la disposición el Sistema de Monitoreo del Financiamiento del Derecho Humano a la Educación en América Latina y el Caribe.

Esta plataforma, que cuenta con el apoyo de Oxfam Novib, Oxfam IBIS y la Alianza Mundial por la Educación (GPE, por su acrónimo en inglés), presenta datos comparativos y análisis sobre el financiamiento educativo público en 20 países de la región. La información recopilada puede ser consultada de manera individual para cada país, o de modo comparado a nivel regional. Asimismo, se organiza en tres dimensiones de análisis: esfuerzo financiero público, disponibilidad de recursos por persona en edad escolar y equidad en el acceso escolar.

La primera dimensión (esfuerzo financiero público) se refiere a la cantidad global de recursos que cada país asigna al sistema educativo público, como parte del presupuesto total del gobierno y de la riqueza nacional (Producto Interno Bruto – PIB). La segunda dimensión (disponibilidad de recursos) se centra en observar los recursos públicos disponibles para cada persona en edad escolar. Es una medida per cápita del presupuesto educativo disponible, teniendo en cuenta no solamente a quienes se encuentran en la escuela, sino también a aquellas personas que aún no han sido incorporadas al sistema educativo, considerándose la pre-primaria, primaria y secundaria.

La tercera dimensión, a su vez, aborda la perspectiva de la equidad en el acceso escolar, en particular observando la diferencia entre las tasas de asistencia escolar del quintil de ingresos más altos y del quintil de ingresos más bajos de la población de cada país. Esta dimensión trata de aproximarse a las desigualdades históricas que han operado en nuestros sistemas públicos de educación, debido, entre otras razones, a una inadecuada disponibilidad de recursos que garanticen el acceso a la educación en condiciones de igualdad para todas las personas.

Explorar la distancia entre los valores de un determinado país y los valores de referencia internacional, en indicadores concretos sobre el financiamiento de la educación, puede ser una herramienta útil de reivindicación y presión política ante los gobiernos nacionales. “Con esta iniciativa queremos contribuir a realizar una incidencia política desde la sociedad civil en base a evidencias y datos concretos, y así abrir caminos para lograr una financiación adecuada para la educación pública, gratuita, laica y de calidad en nuestra región”, explica Camilla Croso, coordinadora general de la CLADE.

Los datos utilizados provienen de organismos internacionales – Banco Mundial, Comisión Económica para la América Latina y el Caribe (CEPAL), Instituto de Estadística de la UNESCO (UIS) y Banco Interamericano de Desarrollo (BID) – y son los más recientes disponibles en esas bases de datos. Sin embargo, es de lamentar que algunos países de la región no reporten sus datos de los últimos años en algunas de las dimensiones analizadas o, incluso, no permitan que la población tenga acceso a la mayoría o la totalidad de la información necesaria para realizar un seguimiento del financiamiento del derecho humano a la educación.

Analizando los datos que se presentan en el Sistema, se puede resaltar que entre los 20 países de América Latina y el Caribe, solo Bolivia (desde el 2002), Brasil (únicamente en el año 2013, luego de un incremento constante de inversiones en el período 2004-2013), Costa Rica (desde 2009), Cuba (en todos los años con datos disponibles, o sea, de 1998 a 2010) y Venezuela (2009) han logrado que su gasto educativo alcance el 6% de su PIB, que es el valor de referencia acordado para este indicador en la Agenda de Educación 2030 y confirmado por los Estados de América Latina y el Caribe en la Carta de Lima (2014). Con relación al compromiso firmado por los Estados de la región, en estos mismos documentos, de dedicar como mínimo el 20% de su presupuesto público total a la educación, de acuerdo a los datos disponibles, apenas seis países (Bolivia, Costa Rica, Guatemala, México, Nicaragua y Venezuela) superaron este monto en algunos de los trienios del período analizado. Costa Rica es el único país que lo superó en todo el período observado.

Respecto a la dimensión de la disponibilidad de recursos públicos por persona en edad escolar, es importante mencionar que ocho países de América Latina y el Caribe han incrementado de forma importante sus recursos en el período considerado en el estudio, presentando los valores más altos: Argentina, Brasil, Chile, Costa Rica, Cuba, México, Uruguay y Venezuela. Sin embargo, todos están muy por debajo del valor de referencia establecido para esta dimensión, que es de US$7.221,6 por persona en edad escolar al año. Ese valor representa el promedio de inversiones por persona en edad escolar de la mitad de países de menores ingresos de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) en el año 2010.

El país mejor situado en esta dimensión es Costa Rica, que destinó US$3.860,11 por persona en edad escolar al año, en el trienio 2013-2015, suma que apenas supera la mitad de la referencia establecida para la dimensión. Los demás países de América Central están en una banda de muy bajas inversiones por persona en edad escolar, llegando al extremo caso de Nicaragua, donde fueran destinados US$371 por persona en edad escolar al año (alrededor del 5% del valor de referencia) entre 2010 y 2012.

Finalmente, en la dimensión de equidad en el acceso escolar, sobresale la situación de Bolivia, República Dominicana y Perú, donde casi no hay diferencia entre las tasas de asistencia escolar de los dos quintiles analizados. A su vez, los países con una desigualdad más marcada son El Salvador, Honduras, México y Uruguay.

Además de los datos y análisis disponibles en el Sistema de Monitoreo, la CLADE preparó un documento que invita a reflexionar sobre elementos de la coyuntura de la región que preocupan y apuntan hacia retrocesos respecto a la movilización de recursos en los países, para la garantía de la educación pública. Ese escenario se presenta pese a que en el 2015 los Estados hayan adoptado las Agendas de Desarrollo Sostenible y de Educación 2030, con las cuales se comprometieron a incrementar los recursos dedicados a la educación, con miras a cumplir las metas educativas acordadas.

El lanzamiento del Sistema de Monitoreo ocurre en el marco de la primera Semana Latinoamericana por el Derecho a la Educación, que tiene como lema “¡Financien lo justo! Por una educación pública y gratuita para todos y todas”. Esa movilización se inicia en el marco de la 72ª Asamblea General de las Naciones Unidas y del aniversario de adopción de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) y de la Agenda de Educación 2030, y tendrá actividades de movilización e incidencia por más recursos para la educación pública, gratuita y de calidad para todas y todos hasta julio de 2018, cuando se realizará en Nueva York el Foro Político de Alto Nivel de la ONU, la plataforma internacional para el seguimiento y revisión del cumplimiento de los ODS.

Para acceder al Sistema de Monitoreo, visite: http://monitoreo.campanaderechoeducacion.org/

Fuente: Campaña Latinoamericana por el Derecho a la Educación –CLADE

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Crisis del aprendizaje: Nueve gráficos del Informe sobre el desarrollo mundial 2018

Mirador.org.Bo

El aprendizaje está en crisis. La calidad y cantidad en términos educativos varían considerablemente dentro de los países y de un país a otro. Cientos de millones de niños crecen sin contar siquiera con las habilidades más básicas en todo el mundo.

En el Informe sobre el desarrollo mundial se recurre a disciplinas tan variadas como la economía y la neurociencia para analizar esta cuestión y se sugieren mejoras que los países pueden implementar. Usted puede consultar los mensajes principales, el panorama general o descargar el informe completo aquí [PDF en inglés]. A modo de anticipo, extraje algunos gráficos e ideas que me parecieron muy interesantes mientras lo leía.

Con cada año adicional de escolarización, los ingresos aumentan entre un 8 % y un 10 %

En el informe se presentan varios argumentos a favor del valor de la educación. ¿Cuál es, para mí, el más claro? El que dice que la educación es una herramienta poderosa para aumentar los ingresos. Con cada año adicional de escolarización, los ingresos de una persona aumentan entre un 8 % y un 10 %, especialmente en el caso de las mujeres. Esto no se debe únicamente a que más personas capacitadas y mejor conectadas reciben más educación: en “experimentos naturales” realizados en una variedad de países —como Estados Unidos, Filipinas, Honduras, Indonesia y Reino Unido— se prueba que la escolarización realmente contribuye al aumento de los ingresos. Un mayor nivel de educación también se asocia a una vida más larga y más sana, y genera beneficios a largo plazo para las personas y para la sociedad en su conjunto.

Solo 1 de cada 3 niños termina la escuela secundaria en los países de ingreso bajo y mediano.

A pesar de estos beneficios potenciales, los jóvenes siguen diferentes caminos en su educación. En los países de ingreso bajo y mediano, de cada 100 estudiantes que ingresan a la educación primaria, 90 completan la educación primaria, 61 completan el ciclo inferior de la secundaria y solo 35 completan el ciclo superior de la secundaria. Esto significa que alrededor de un tercio de los jóvenes abandona la escuela entre el ciclo inferior y el ciclo superior de la secundaria, y muchos de ellos no están preparados para continuar con su educación y la capacitación.

En los países más pobres, menos del 25 % de los niños que van a la escuela primaria tiene buen desempeño en matemática y en lectura.

Lo que importa en materia de educación no es solo la cantidad sino la calidad. Si bien resulta difícil medir el aprendizaje de una manera que permita la comparación entre los distintos países, en el informe se toman como base estudios que tienen precisamente ese objetivo. La Base de Datos Mundial sobre Calidad de la Educación, actualizada recientemente, sugiere que en los países de ingreso bajo y mediano más del 60 % de los niños de la escuela primaria no lograr adquirir una competencia mínima en matemática y lectura. Por el contrario, en los países de ingreso alto, casi todos los niños alcanzan este nivel en la primaria.

Desde el nivel preescolar, las diferencias en los logros entre niños ricos y pobres se acrecientan con la edad.

No solo hay disparidades entre los distintos países, sino también dentro de ellos. La que me resulta más impactante es mayormente una consecuencia de la pobreza. Casi 1 de cada 3 niños menores de 5 años en los países de ingreso bajo y mediano presenta retraso del crecimiento, por lo general debido a la malnutrición crónica. Este tipo de privación —relacionada con la falta de nutrición adecuada o de un entorno sano— produce efectos a largo plazo en el desarrollo cerebral. Por lo tanto, incluso cuando las escuelas son, los niños que sufren privaciones (normalmente, los más pobres) aprenden menos. Por otra parte, a medida que los niños crecen resulta más difícil romper este patrón, debido a que el cerebro se vuelve menos maleable y les cuesta más aprender nuevas habilidades.

Las escuelas y los docentes a menudo les fallan a los estudiantes.

Los estudiantes no son los únicos que fallan: las escuelas también les fallan a los estudiantes. En siete países africanos, 1 de cada 5 docentes, en promedio, se había ausentado de la escuela el día en que los equipos de encuestadores realizaron una visita sin anunciar, y 2 de cada 5 no estaban en el aula aunque se encontraban presentes en la escuela. En las comunidades aisladas, estos problemas son incluso más graves. En este tipo de análisis no se pretende culpar a los docentes, sino más bien llamar la atención sobre cuestiones sistemáticas, como la dotación de recursos, la gestión y la gobernanza, que suelen menoscabar la calidad del aprendizaje.

No hay suficientes mediciones del aprendizaje.

Para abordar la crisis del aprendizaje, la primera recomendación del informe es contar con más y mejores sistemas que permitan medir el aprendizaje. Si bien los medios de comunicación y los debates sobre educación a menudo se centran en la cuestión del “exceso de pruebas” y los exámenes nacionales de alto perfil, una mirada a los datos disponibles sugiere que muchos países incluso carecen de información sobre el aprendizaje básico. En un estudio de 121 países se concluyó que un tercio de esos países carecía de los datos sobre los niveles de competencia lectora y en matemática de los niños que terminan la escuela primaria, y que una proporción incluso mayor no disponía de datos correspondientes al final del ciclo inferior de la secundaria.

Los países están dispuestos a invertir en educación, pero las inversiones deben ser más inteligentes.

Si bien los países están dispuestos a invertir en educación, en el informe se sostiene que los Gobiernos no solo deben gastar más, sino que también deben gastar mejor, garantizando de ese modo que los recursos se asignen de manera más eficiente y equitativa. La mayor parte del financiamiento proviene de fuentes internas y, por lo general, absorbe la proporción más importante del presupuesto público: alrededor del 15 % en los países de ingreso bajo y mediano. Si bien esto muestra que los Gobiernos reconocen la importancia de la educación, en el informe se sostiene que para mejorar el aprendizaje no basta con aumentar el gasto solamente.

Dos siglos de crecimiento en la escolarización primaria y secundaria.

Dos siglos de crecimiento en la escolarización secundaria

A pesar de todos los desafíos señalados en el informe, vale la pena retroceder un poco para reconocer los avances que se han logrado en el campo de la educación a nivel mundial durante los últimos 200 años. Hoy en día, la mayoría de los niños tiene acceso a la educación básica y cada generación nueva pasa más tiempo en la escuela que la anterior. La cantidad de años de escolaridad que un adulto promedio completa en un país de ingreso bajo o mediano aumentó a más del triple desde 1950 hasta 2010 al pasar de 2 a 7,2 años. Esta tasa no conoce precedentes. Estados Unidos demoró 40 años (de 1870 a 1910) para llevar la tasa de matriculación de las niñas del 57 % al 88 %, mientras que Marruecos logró un incremento similar en solo 10 años.

Estos fueron algunos de los gráficos e ideas que resultaron muy interesantes del Informe sobre el desarrollo mundial 2018, dedicado a la educación. Hay mucho más para consultar en el documento, que usted podrá descargar aquí.

Fuente: http://mirador.org.bo/?p=26985

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En Sevilla-España: Aspirantes a directores de centros educativos deberán superar curso de formación

Europa/España/Sevilla, (EFE).-

El Consejo de Gobierno ha aprobado hoy el decreto que regula el procedimiento para la selección, nombramiento y evaluación del personal de dirección de los centros docentes no universitarios, que entre otras novedades exige un certificado de haber superado un curso de formación sobre la función directiva.

Así, entre los requisitos de los aspirantes para acceder a la dirección, el nuevo texto añade el de estar en posesión de la certificación acreditativa de haber superado un curso de formación o de actualización sobre el desarrollo de la función directiva.

La norma, que deroga la vigente de 2007 para adaptarse a la Ley Orgánica para la Mejora de la Calidad Educativa (Lomce) y a los nuevos retos del sistema educativo andaluz, incluye también como novedad la relativa a la composición de la Comisión de Selección, que estará formada por nueve miembros, de los que cinco corresponden a la Administración educativa y cuatro al centro docente.

Sobre esta cuestión, el portavoz del Gobierno, Juan Carlos Blanco, preguntado en rueda de prensa por las críticas en el sector educativo sobre la composición de la Comisión de Selección, ha señalado que dicha decisión está amparada por las leyes educativas de la comunidad autónoma y del Estado, que «hay que cumplir».

Tras asegurar que las «vías de comunicación» de la Consejería de Educación con los sindicatos «están siempre están abiertas», ha subrayado que «el margen de discrecionalidad es muy pequeño» y ha insistido en que se ha seguido el «dictado de la ley, como no puede ser de otra forma».

«La comunidad educativa tiene mucho peso en la decisión de la elección y eso es una buena noticia», ha resaltado, pues el decreto «devuelve» a los centros docentes la capacidad de decisión sobre la selección de la dirección, que la Lomce había «limitado».

El decreto establece que la selección de la dirección de un centro público se llevará a cabo por un concurso de méritos entre docentes funcionarios que impartan alguna de las enseñanzas del centro y de conformidad con los principios de igualdad, publicidad, mérito y capacidad.

Una vez admitidas las candidaturas, se aplicará un baremo para valorar tanto los méritos académicos como profesionales de los aspirantes.

El nombramiento será por un periodo de cuatro años renovables por otro, previa evaluación positiva del trabajo desarrollado.

La nueva norma se dirige, entre otros objetivos, a favorecer la profesionalización y actualización de la dirección escolar y a incrementar la eficacia de los procesos educativos, según el portavoz.

El decreto mantiene los demás requerimientos para poder desarrollar la función directiva, como tener una antigüedad de al menos cinco años como funcionario de carrera en la función pública docente, haber impartido docencia directa como funcionario durante al menos cinco años en alguna de las enseñanzas de las que ofrece el centro al que se opta y presentar un proyecto de dirección.

Dicho proyecto debe recoger, entre otros aspectos, el conocimiento del centro y su entorno; la gestión de la organización, de los recursos y de los equipos humanos; medidas encaminadas a potenciar la participación de las familias, o líneas específicas de actuación para la mejora de la calidad y la equidad de la educación.

Este proyecto, que supone el 50 % del total de la valoración de la candidatura, deberá ser presentado ante la Comisión de Selección, el Claustro de Profesorado y el Consejo Escolar.

El profesorado que reúna estos requisitos podrá presentar en cada convocatoria una o varias candidaturas para acceder a dirigir uno de los centros docentes públicos por los que opte.

Al finalizar el mandato, el personal directivo será evaluado por una comisión que se constituirá en cada delegación territorial de Educación.

Respecto al reconocimiento del ejercicio de la función directiva, el nuevo decreto mantiene que el cargo será retribuido de forma diferenciada en consideración a la responsabilidad y dedicación exigidas. EFE

bfv/vg

Fuente: http://www.lavanguardia.com/politica/20170926/431577048064/aspirantes-a-directores-centros-educativos-deberan-superar-curso-de-formacion.html

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Estados Unidos: Education Secretary DeVos faces largely silent protest at Harvard speech

Estados Unidos/Septiembre de 2017/Autor: Scott Malone/Fuente: Reuters

Resumen:  El secretario de Educación de los Estados Unidos, Betsy DeVos, fue confrontada por manifestantes en gran medida silenciosos que tenían carteles que se oponían a la promoción de la administración de Trump por escuelas con fines de lucro y cambios en cómo los colegios manejan acusaciones de asalto sexual en un discurso en la Universidad de Harvard el jueves. DeVos ignoró a los manifestantes, pero tomó preguntas de los miembros de la audiencia sobre temas, incluyendo una iniciativa de la Casa Blanca para revertir la orientación de la era Obama sobre cómo los colegios deberían manejar las acusaciones de acoso sexual en el campus. «Una agresión sexual es demasiada,  dijo DeVos. «Así que tenemos que estar seguros de que la política es justa para todos los estudiantes».

U.S. Education Secretary Betsy DeVos was confronted by largely silent protesters holding signs opposing the Trump administration’s promotion of for-profit schools and changes to how colleges handle sex assault allegations at a speech at Harvard University on Thursday.

DeVos ignored the protesters, but took questions from audience members on issues, including a White House move to reverse Obama-era guidance on how colleges should handle allegations of sexual assault on campus.

“One sexual assault is one too many, but by the same token, one that is denied due process is one too many,” DeVos said. “So we need to be sure that policy is fair to all students.”

More than a dozen protesters stood in the crowd holding signs reading “protect survivors,” and “our students are not 4 sale.” Many others stood or sat with raised fists.

As the event wrapped up and DeVos headed for the exit, the crowd broke into loud chants, including: “This is what white supremacy looks like!”

The administration last week reversed guidelines established under former President Barack Obama on how colleges should handle sexual assault allegations, saying the prior policies led to too many students being falsely charged and disciplined.

The prior rules outlined a strict set of steps for schools to follow or risk losing funding under Title IX, the federal law that bars sex discrimination in education. Opponents of those rules said that they allowed schools to use lower standards of evidence of those followed in criminal proceedings.

While the cheers and jeers of protesters gathered outside the venue could faintly heard as DeVos spoke, the event avoided the scenes of students shouting down conservative speakers seen at universities around the United States over the past year. That trend that has drawn the scrutiny of the Justice Department.

Several activists also expressed concern that the administration’s support of shifting funding from public schools to charter, private and for-profit schools would hurt low-income and minority communities.

“If you are trying to help a community, first you need to listen to what they need,” said Latoya Gayle, a mother of three. “If she listened more, I think she would hear that what people need is not what she thinks they need.”

DeVos, a billionaire who has drawn fire for her advocacy of for-profit schools, is married to the heir and former chief executive of Amway. She was confirmed in February when Vice President Mike Pence cast a tie-breaking vote in the Senate.

Fuente: http://www.reuters.com/article/us-usa-education-devos/education-secretary-devos-faces-largely-silent-protest-at-harvard-speech-idUSKCN1C33DZ

 

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Francia: One kind of education does not fit all

Francia/Septiembre de 2017/Fuente: The Economist

Resumen:  La característica más destacada del aula de Sandy Sablon en la escuela primaria Oran-Constantine, en las afueras del puerto norte de Calais, es la colección de viejas pelotas de tenis que ha acuñado en las piernas de todas las sillas. El maestro pasó un fin de semana cortando y ajustando las bolas verde lima para reducir el ruido. Esto se convirtió en un problema cuando ella introdujo nuevos métodos de enseñanza. Fuera salieron escritorios en filas. En cambio, agrupó a niños de un nivel similar de logros alrededor de mesas compartidas, lo que significó que los alumnos se levantaron y se mudaron mucho más. Todas las tensiones de la Francia postindustrial se aglomeran en Fort Nieulay, el barrio de Calais que rodea la escuela. Las casas adosadas de ladrillo rojo, construidas para las familias de trabajadores portuarios y trabajadores industriales en los años cincuenta, se proyectan contra bloques de torres llenos de lluvia.  Los columpios de los niños están rotos. Sophie Paque, la cabeza enérgica de la primaria, dice que un asombroso 89% de sus alumnos viven por debajo de la línea de pobreza. «Les damos una estructura que no tienen en casa». El desempleo juvenil en Calais es más del 45%, el doble del promedio nacional. En Fort Nieulay toca el 67%.

THE MOST STARTLING feature of Sandy Sablon’s classroom at the Oran-Constantine primary school, on the outskirts of the northern port of Calais, is the collection of old tennis balls that she has wedged on to the legs of all the little chairs. The teacher spent a weekend gashing and fitting the lime-green balls in order to cut down noise. This became a problem when she introduced new teaching methods. Out went desks in rows. Instead, she grouped children of a similar level of achievement around shared tables, which meant pupils got up and moved about much more.

All the strains of post-industrial France crowd into Fort Nieulay, the Calais neighbourhood surrounding the school. Red-brick terraced houses, built for the families of dockers and industrial workers in the 1950s, jut up against rain-streaked tower blocks. On the estate, the Friterie-Snack Bar is open for chips, but other shop fronts are boarded up. The children’s swings are broken. Sophie Paque, the primary’s energetic head, says a staggering 89% of her pupils live below the poverty line. “We give them a structure they don’t have at home.” Youth unemployment in Calais is over 45%, twice the national average. In Fort Nieulay it touches 67%.

This autumn Oran-Constantine, like 2,500 other priority classes nationwide, is benefiting from Mr Macron’s promise to halve class sizes to 12 pupils for five- and six-year-olds. The new policy caused a certain amount of chaos elsewhere, but Oran-Constantine was ready. It had already been part of a pilot scheme launched in 2011, with smaller class sizes for rigorous new reading sessions and more personalised learning. This was put in place under an education official, Jean-Michel Blanquer, who is now Mr Macron’s education minister. Faster learners use voice-recognition software on tablet computers, freeing up their teacher to help weaker classmates. “French teachers tend to advance like steamrollers: straight ahead at the same speed,” says Christophe Gomes, from Agir pour l’Ecole, the partly privately financed association that ran the government-backed pilot scheme; here “pupils set the pace.” Some teachers feared that technology was threatening their jobs, but found instead that it allowed them to do their jobs better. One year into the experiment, the number of pupils with reading difficulties at the 11 schools in Calais that took part had halved.

The challenge is to persuade public opinion, students, parents and teachers that variety, autonomy and experimentation are not a threat to equality

Such techniques may not seem controversial elsewhere, but in France they challenge central educational tenets. For many years, education has been subject to what might be called “the tyranny of normal”. Ever since Jules Ferry introduced compulsory, free, secular primary education in the 1880s, uniform schooling countrywide has been part of the French way of doing things. The 19th-century instituteur, or schoolteacher, was a missionary figure, a guarantor of republican equality and norms. Teachers were trained in écoles normales. To this day, the mighty education ministry sets standardised curriculums and timetables. All 11-year-olds spend exactly four-and-a-half hours on maths a week. Experimentation is frequently regarded as suspect. “Classes are not laboratories,” noted a report by the conservative education inspectorate a few years ago, “and pupils are not guinea pigs.”

Yet “in reality our standardising system is unequal,” says Mr Blanquer. By the age of 15, 40% of French pupils from poorer backgrounds are “in difficulty”, a figure six percentage points above the OECD average. French schools, with their demanding academic content and testing, do well by the brightest children, but often fail those at the bottom. France is an “outlier”, says Eric Charbonnier, an OECD education specialist, because in contrast to most countries, inequality in education has actually increased over the past decade. Trouble starts in the first year of primary school, when children move abruptly from finger-painting in maternelle (nursery) to sitting in rows learning to read and write. Weaker pupils quickly get left behind and find it hard to catch up.

Mr Macron and Mr Blanquer have put reform of primary education at the centre of their policy to combat school failure and improve life chances. Halving class sizes is just the start. Mr Blanquer, a former director of Essec, a highly regarded business school, has thought about what works abroad and how such lessons might be applied in France. He is keen on autonomy and experimentation, which puts the teaching profession on edge. French education has long been run along almost military lines. An army of 880,000 teachers is deployed to schools across the country. Head teachers have no say in staffing. In the course of their careers, teachers acquire points that enable them to request reassignment. Newly qualified ones without such points are sent to the toughest schools, and turnover in such places is depressingly high.

During the election campaign Mr Macron promised to give schools more autonomy over teaching methods, timetabling and recruitment, and to stop newly qualified teachers from being sent to the toughest schools. Yet greater freedom for schools to experiment will require a big change in thinking. Only just over 20% of French teachers adjust their methods to individual ability, compared with over 65% of those in Norway.

At the other end of the education ladder, a hint of just how creative independent French education can be is found inside a boxy building on the inner edge of northern Paris. This is 42, a coding school. It is named after the number that is the “answer to the ultimate question of life, the universe and everything”, according to Douglas Adams’s science-fiction classic, “The Hitchhiker’s Guide to the Galaxy”. The entrance hall at 42 is all distressed concrete and exposed piping. There is a skateboard rack and a painting of a man urinating against a graffiti-sprayed wall.

Metaphysics and meritocracy

42 is everything that traditional French higher education is not. It is entirely privately financed by Mr Niel, the entrepreneur, but free to pupils. It holds no classes, has no fixed terms or timetables and does not issue formal diplomas. All learning is done through tasks on screen, at students’ own pace; “graduates” are often snapped up by employers before they finish. There are no lectures, and the building is open round the clock. The school is hyper-selective and has a dropout rate of 5%. When it opened in 2013, Le Monde, a newspaper, described it as “strange”. “We’re not about the transmission of knowledge,” says Nicolas Sadirac, the director. “We are co-inventing computer science.” He likes to call 42 an art school.

On a weekday morning Guillaume Aly politely takes off his headphones to answer questions as he arrives at 42. He was in the army for eight years before he applied, and went to school in Seine-Saint-Denis, a nearby banlieue, or outer suburb, where joblessness is well above the national average. “I’m 30 years old, and you don’t have much hope of training at my age,” he says. But 42 shows a deliberate disregard for social background or exam results. It tests applicants anonymously online, then selects from a shortlist after a month-long immersion. Each year 50,000-60,000 people apply and just 900 are admitted. Léonard Aymard, originally from Annecy, was a tour guide when he applied. Loic Shety, from Dijon, won a place even though he lacked the school-leaving baccalauréat certificate. “It’s not for everyone,” says Mathilde Allard from Montpellier, “but we work together so we don’t get lost.”

Across the river Seine, on the capital’s chic left bank, the University of Paris-Descartes is a world away from 42. It is based in a late-18th-century building. Home to one of the most prestigious medical schools in France, it is highly sought after by the capital’s brightest, and is a world-class centre of research in medical and life sciences. Yet a glimpse at Descartes also shows how French higher education can tie the hands of innovators, including the university’s president, Frédéric Dardel, a molecular biologist.

Like universities the world over, Descartes receives far more applications than it has places available. Yet unlike university heads in other countries, Mr Dardel is not permitted to select undergraduate students. Ever since Napoleon set up the baccalauréat, which is awarded by the education ministry, this exam has served not so much as a school-leaving diploma but as an entrance ticket to university, where tuition fees are negligible. Students can apply for any course they like, regardless of their ability. A centralised system allocates Mr Dardel’s students to his institution. This routinely overfills certain courses and causes overflowing lecture halls. When a university cannot take any more, those at schools nearby are supposed to be given priority, but such is the demand that places are increasingly being allocated through random selection by computer, known as tirage au sort, which this year affected 169 degree subjects across France. Ability is immaterial. “It’s an absurd distribution system which leads to failure,” says Mr Dardel. He calculates that the average dropout rate at Descartes over the past six years has been 45%.

Not all universities can be like 42. Mr Dardel admires the coding school but argues that there is still a place for theoretical maths in computer science. In year three, the computing degree at Descartes still puts a heavy emphasis on mathematical theory. Without the right to select those who attend, too many students fail, breeding disillusion and waste. In 2014, 81 of the 268 students allocated to the maths and computing course at Descartes did not have the bac “S”, the maths-heavy version of the school-leaving exam. After the first year as undergraduates, only two of those 81 passed their exams.

“We have a tendency in France to think you need a single solution for everyone,” says Mr Sadirac at 42. The lessons of his school, as well as of Descartes and Oran-Constantine, point a way for France to overcome the tyranny of normal in order to make more of what it does well and minimise what it does not. There is plenty of thinking about how to break free from standardisation and make teaching more individualised without losing excellence. France’s own world-class grandes écoles, its business and engineering colleges, which do well in international rankings, are highly selective, but they serve only about 8% of the student population. The challenge is to persuade public opinion, students, parents and teachers that variety, autonomy and experimentation are not a threat to equality but a means of restoring it to an education system that has lost sight of it. If Mr Macron can do this, he will have gone a long way towards improving the lot of people in places like the Calais housing estates whom the system currently fails.

Fuente: https://www.economist.com/news/special-report/21729614-time-more-variety-experimentation-and-creativity-one-kind-education-does-not-fit

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África: Curriculums must include local content

África/Septiembre de 2017/Autores: Khomotso Ntuli , Gert van der Westhuizen /Fuente: Mail and Guardian

Resumen: Los años 2015 y 2016 han recibido varias convocatorias en las universidades para la descolonización del conocimiento. Estos, impulsados por los movimientos #RhodesMustFall y #FeesMustFall, han destacado a los trabajadores de outsourcing, la pobreza estudiantil y el conocimiento enseñado. La última incluyó opiniones sobre los planes de estudio de la educación superior como inadecuados, irrelevantes, no inclusivos e intrínsecamente ajenos, sin tener en cuenta el conocimiento local y las tradiciones de conocimiento de otras partes de la sociedad.Los estudiantes parecen recurrir a pensadores críticos en África y el Sur Global, incluyendo los escritos del educador brasileño Paulo Freire, sobre cómo se enseña o aprende a los pobres y la clase trabajadora, y los problemas con la relación unidireccional entre aquellos considerados informados y quienes recibir el conocimiento.

The years 2015 and 2016 have seen several calls at universities for the decolonisation of knowledge. These, prompted by the #RhodesMustFall and #FeesMustFall movements, have highlighted outsourcing workers, student poverty and the knowledge taught. The last included views about higher education curricula being inadequate, irrelevant, not inclusive and inherently alien, not taking into account local knowledge and the knowledge traditions of other parts of society.

Students seem to draw on critical thinkers in Africa and the Global South, including the writings of the Brazilian educationalist Paulo Freire, on how poor and working class people are taught or learn, and the problems with the unidirectional relationship between those considered knowledgeable and those who receive the knowledge.

This is a problem faced not only by university students but also by pupils. The consequence has been what the American historian and sociologist WEB du Bois called a “double consciousness”, one being the “imposed” experience and the other being the lived experience of the “subjects”, with unjust consequences.

The challenge of decolonisation in schools and universities is about the knowledge prescribed in the curriculum. This knowledge, despite the intentions of people’s education and emancipatory learning from way before 1994, remains a continuation of Western knowledge systems.

This has been highlighted by South Africans such as Catherine Odora Hoppers, Crain Soudien, Aslam Fataar and other local education activists, who have detailed how this is still contributing to subjugation, alienation, othering and “epistemicide”.

African knowledge systems are still nowhere visible in the official knowledge of the school curriculum and the policies informed by what teacher educators and researchers maintain as the science of teaching.

In comparison to other countries, South Africa has high percentages of children attending school (though not yet 100% as it should be), and is still doing well in terms of Unesco’s 2030 goals of “education for all”. But the dilemma is that education curricula still exclude African knowledge systems, which means we cannot really talk about inclusion in the full sense of the word.

The calls for the decolonisation of knowledge require all concerned to consider what knowledge is about, and whose knowledge is important and valued. What is also missing in this debate is how knowledge could go beyond what gets you a job and encompass the many aspects of a person and their social context. Such knowledge is not only readily available but also valuable for pupils to understand their place in the communities in which they live.

Part of the problem with school curriculums knowledge and textbooks is that they follows “scientific knowledge” in a manner that seems to divorce school knowledge from the community. This is not only limited to community level but is also reflected by calls for decolonised education in some societies, especially in post-colonial countries. It is a call for the contextualisation of knowledge — a reciprocal engagement between the teacher, the pupil and the community they find themselves or live in.

The idea that “scientific knowledge” is the only legitimate form of knowledge leads Hoppers, the professor of development education at Unisa, to ask questions about the perception of an “epistemological vacuum”, where there is a view that if knowledge is not acquired through a scientifically accredited process then it is less valuable, if valued at all.

In a chapter from a book she wrote with Howard Richards, titled Rethinking Thinking, they note that “tertiary institutions in Africa are challenged to make their position known on the integration of local communities, the critical evaluation of indigenous knowledge, the reciprocal valorisation of knowledge systems and cognitive justice, as Africa seeks to find its voice, heal itself and reassess its true contributions to the global cultural and knowledge heritage”.

She adds that “it is precisely the holders of indigenous knowledge, the ‘informal’ community of expertise located in rural areas of Africa, Asia and other parts of the world, whom the official application of science and development has destroyed”.

The call for decolonisation is a call for restoring the congruence between home and school, and for the educational value of schooling to be advanced. Communities do not see themselves in the school curriculum. Textbooks encourage memorising alien knowledge content — this we see in all school subjects. In the subjects of history, life sciences and life orientation, knowledge is taught and memorised in decontextualised ways. For example, grade eights have to learn about curriculum topics such as “career choice”, “decision-making” and “self-knowledge” in ways that do not include community conceptions of work, careers, jobs and making a living, and drawing on elders for decision-making. Such topics are essentialised in factual and procedural ways, fragmented and decontextualised.

Part of decolonisation is to rediscover community knowledge and learning systems. This involves coming closer to elders and community knowledge holders. What are their understandings of work life, of doing work, not as job, but as community living? Elders have broader conceptions, and they use community learning systems and conversations for learning authentic to community life to enable children, outside of school, to learn about careers, decision-making and self-knowledge.

People’s lived experiences are an important element of their outlook on life and, by extension, their views on useful knowledge, learning and education in general.

Researchers and students from the University of Johannesburg have explored this understanding in a collaborative study in Westbury, Johannesburg. The purpose was to document history knowledge and how community knowledge holders share what they know with children outside school, and to make what is taught in school relevant.

The project was kick-started in the latter part of 2016 with key questions about what authentic knowledge is perceived as and what form of knowledge is valued.

At a recent gathering, four elders/knowledge holders shared their history knowledge with children at the Westbury Youth Centre, which included their views on what it means to grow up in the area. Among their observations were statements such as “we will never know how to behave today and how to make tomorrow if we do not know what happened yesterday”.

This is a view that needs to be seen in the context of someone who comes from and appreciates the dynamics of the community.

Their identification with the area could also be seen in the reverence with which the community identifies with the name Florrie Daniels. She not only worked tirelessly to archive the history of Westbury but also ran projects to uplift the area.

Community knowledge seems to be underestimated, not considered and regarded as not relevant to what children need to learn in school. This leaves them half-educated, and growing up with the idea that it is only knowledge from school that is valuable. Added to this is that the education process does not seem to extend beyond the school walls.

It is also important to note that the history curriculum often treats South African communities as homogeneous. In reality, communities are complex and, without an acknowledgement of knowledge diversity, very little contextual education takes place.

The Westbury project aimed at documenting the “what” and “how” of community knowledge. In this process we focused on history knowledge — the history of community development. The very specific history of Westbury, which is similar to that of Sophiatown and the western townships, is very different to the traditional school history curriculum, which focuses on a selection of general historical events and distant timelines. One finds in the curriculum much about the areas but not the stories of people. The history curriculum in this context captures fact, historical facts.

There must be a fundamental overhaul of the knowledge that is taught in schools to ensure a greater congruence between the curriculum and community knowledge. This is not only to be seen as an aesthetic inclusion but also as a functional aspect of developing citizens with a recognition of their agency as a part of the community and their society. This is the crux of the need for a decolonised education that starts with early schooling and continues to tertiary level in order to have citizens who will understand the context of their communities and society.

Fuente: https://mg.co.za/article/2017-09-29-00-curriculums-must-include-local-content

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