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¿Estamos presenciando la muerte de la filosofía?

Por: Alejandro Martínez Gallardo. Pijamasurf. 19/05/2017

AL QUERERSE PARECER A LA CIENCIA, LA FILOSOFÍA HA PERDIDO SU ALMA Y SE HA VUELTO IMPOTENTE E INSIGNIFICANTE EN UN MUNDO DOMINADO POR LA VISIÓN MATERIALISTA.

Robert Frodeman y Adam Briggle, en un texto publicado en el New York Times (y traducido en Letras Libres), trazan un breve recuento de cómo la filosofía occidental ha perdido su camino, ha perdido en gran medida su identidad y su fuerza. El punto de inflexión en lo que podemos llamar un desvío del espíritu de la filosofía (poniendo como punto de partida el helenismo) es:

la ubicación de la filosofía dentro de una institución moderna (la investigación universitaria) a finales del siglo XIX. Esta institucionalización convirtió a la filosofía en una disciplina que sólo podía cursarse seriamente en un ambiente académico. Este hecho representa uno de los fracasos persistentes de la filosofía contemporánea.

Los autores atinadamente entienden que la academia, como una estructura que finalmente sirve al statu quo, fagocita al filósofo genuino:

En contra de las inclinaciones de Sócrates, los filósofos se volvieron expertos, como los demás especialistas disciplinarios. Esto ocurría aun cuando enseñaban a sus estudiantes las virtudes de la sabiduría socrática que resalta el papel del filósofo como un no experto, un cuestionador, un tábano.

Sócrates, por supuesto, era el filósofo itinerante, el filósofo que se ensuciaba las manos en el pantano existencial y que cuestionaba a la autoridad –hasta el punto de morir por sus principios. Algo que en la sociedad dominada por la filosofía del materialismo científico (que en realidad es una una no filosofía) sería considerado ridículo, una muestra de un pensamiento mágico primitivo o de naïveté, pero que para Sócrates era la culminación natural e incluso la consagración de su filosofía, que es siempre fundamentalmente un entrenamiento para la muerte. Una muerte que es la consecuencia de la vida y, por lo tanto, la garante de la moral.

La filosofía, al buscar la legitimidad y la prosperidad que da la academia, y siendo que la ciencia era el conocimiento que cosechaba prestigio y que generaba entusiasmo a finales del siglo XIX, se le arrimó a la ciencia, por así decirlo. Parte del método de la ciencia es el análisis y la fragmentación del saber, la creación de expertos que manejan lenguajes hiperespecializados que difícilmente pueden dialogar entre sí y los cuales difícilmente pueden ser entendidos por la persona promedio. “Si la filosofía iba a tener un lugar seguro dentro de la academia, necesitaba tener su propio dominio discreto, su propio lenguaje arcano, sus propios estándares de éxito y sus propias preocupaciones especializadas”, escriben los autores. Esto es lo que ha pasado con la filosofía, se han producido expertos de universidades que poco tienen que decirle a las personas que se preguntan sobre “quiénes somos y cómo debemos vivir”. La filosofía buscando plaza en las universidades y en los institutos dejó de ser relevante, dejo de tener un sentido existencial y dejó, también, de producir sabios, que podían abarcar la complejidad de la existencia en toda su diversidad. Al no poder abarcar la existencia en su totalidad, de manera integral, su saber dejó de ser una guía para vivir. Más aún, la filosofía (y con filosofía hablamos de un fenómeno occidental) dejó de poder competir con la ciencia porque dejó de producir logros –mientras que la ciencia produce tecnología que transforma el mundo material, la filosofía, al perder su sentido de ser un modo de vida, una práctica integral, dejo de transformar el mundo espiritual del hombre, dejó de producir logros: hombres sabios, hombres buenos, hombres iluminados.

El panorama actual deja al filósofo en una marcada desventaja, incluso en un estado de frustración. La filosofía ha “caído presa de la ‘envidia por la física’”, la física que produce conocimiento exacto. “A nosotros también se nos mide con la misma vara: el examen de nuestra producción, arbitrada entre pares”, dicen los autores. “Nosotros también desarrollamos subespecializaciones más allá de la comprensión de la persona común. En todas estas formas somos intensamente ‘científicos’”. Salve que la filosofía no produce conocimientos exactos, matemáticos, ciencia dura. O al menos no conocimientos que puedan medirse de la misma forma. Y no tendría por qué hacerlo, y ciertamente no exclusivamente (pues recordemos que los científicos eran hasta hace unos 2 o 3 siglos “filósofos naturales”). El tema aquí es que la modernidad ha creído –y es sólo una creencia– que el conocimiento objetivo es superior, que tal cosa como la objetividad existe y que el mundo está allá fuera, esperando inmóvil e inalterado por nuestra propia agenda interrogativa a que descubramos sus secretos con nuestros aparatos. Bajo esta visión, es imposible que la filosofía pueda competir con la ciencia y por lo tanto queda relegada. El dominio de la filosofía es la subjetividad, y en ello yace justamente su riqueza, puesto que nuestra experiencia, todo lo que realmente nos importa, es subjetivo. Como señala el físico de Stanford, Andréi Linde:

Debemos recordar que nuestro conocimiento del mundo empieza con la percepción, no con la materia. Estoy seguro de que mi dolor existe, porque mi ‘verde’ existe, y mi ‘dulce’ existe. No necesito prueba de su existencia, porque estos eventos son parte de mí; todo lo demás es una teoría.

El filósofo moderno vive en la torre de marfil de las instituciones académicas, filosofando en una computadora, haciendo una labor intelectual que poco afecta al mundo, que poco cambia a las personas –incluyendo al mismo filósofo que, al buscar profesionalizar su saber y hacerlo más científico, prefiere mantener un cierto rigor, una cierta distancia, una cierta ironía desapegada y tratar su materia como si estuviera estudiando un espécimen inerte en un laboratorio. Esto significa que lo que estudia nunca es él mismo, y por lo tanto no tiene como principio esencial transformarse a sí mismo o incluso mejorar su propio instrumento perceptivo para poder alcanzar una cognición más elevada. Todo es muy estéril, como en un laboratorio. Se trata fundamentalmente, como ha dicho un filósofo, de tirar el castillo de arena de otro filósofo, de crear la gimnasia verbal más deslumbrante. “La actividad filosófica recayó en una competencia por probar qué tan astuto se puede ser para crear o destruir argumentos”, dicen Frodeman y Briggle.

Al vivir en la comodidad de la academia, el filósofo (si es que se le puede llamar así) pierde vitalidad. Deja de ponerse a prueba y de ejercer la gran máxima de la antigüedad helénica, como estaba escrito en el oráculo de Delfos: “Conócete a ti mismo”. Se convierte en un funcionario más de la intelligentsia. Todo esto se ve reforzado, como ha denunciado el exprofesor Terry Eagleton, por el modelo clientelar neoliberal de las grandes universidades, que son sobre todo negocios. Y la filosofía y las humanidades en general no son buen negocio (ni para los alumnos, ni para las universidades que viven de donaciones y de fondos gubernamentales para realizar investigación).

El filósofo moderno vive en y come de la academia. El término academia proviene de la escuela que fundó Platón en Atenas, pero poco tiene que ver con la idea de Platón de lo que era el quehacer del filósofo, del que ama la sabiduría. Platón entendió la filosofía fundamentalmente como una preparación para la muerte (Fedro, 67cd) y como un hacerse como un dios (Teeteto 176b). Pocas cosas pueden estar más lejos de la discusión académica que esto actualmente. Si un profesor de filosofía hoy en día anunciara que la filosofía está para divinizarse o para aprender a separar el alma del cuerpo y alcanzar un estado superior con la muerte sería probablemente tenido por loco y seguramente perdería su cátedra. Y, sin embargo, para esto está la filosofía esencialmente. O, al menos para ser buenos (lo cual nos hace morir mejor y nos hace como los dioses). Lo dicen Frodeman y Briggle: “Al convertirnos en especialistas, hemos perdido de vista el todo. Hoy, el objetivo de la filosofía es ser listo, no bueno. Este ha sido el meollo de nuestra perdición”. El filósofo moderno se ha convertido en el sofista que criticaba Sócrates, en aquel que sólo se hace pasar por sabio, en aquel que usa el intelecto para agenciarse beneficios mundanos, no para la trascendencia.

Cuando decimos que la filosofía está al borde de la muerte nos referimos a la filosofía en el sentido original del término, en el sentido que le dio Pitágoras (quien acuñó el término) y la tradición platónica. La labor que se realiza en las universidades es intelectualmente muy valiosa, incluso exquisita en su imbricación racional, en su devaneo del Logos, en su especialización y en su hermenéutica, pero no es filosofía. No tiene verdadero amor al conocimiento. El amor transforma a una persona, modifica radicalmente su forma de ser y relacionarse con el mundo (se dice que el amor hace que uno se convierte en el amado). La verdadera sabiduría también (el que conoce se convierte en lo que conoce; el que ama es amor; la gnosis disuelve la diferencia entre el sujeto y el objeto). Uno llega a amar la sabiduría, se hace un filósofo, justamente porque la filosofía tiene el poder de cambiarnos la vida, de cambiar sustancialmente nuestra experiencia en el mundo. Alcanzar un cierto estado de conocimiento significa alcanzar un cierto estado de ser, según Gurdjieff. A uno pueden gustarle los juegos intelectuales, los entramados de la razón, los problemas lógicos y la perfección del discurso pero esto no produce amor, se necesita algo más hondo, que estremezca el ser en su médula (algo que toque lo que los antiguos filósofos griegos llamaban el alma pero que hoy en día parece haber sido ostracizada del saber políticamente correcto). Amor y sabiduría son los senderos esenciales, en muchos sentidos sinónimos, que permiten que el ser humano alcance la felicidad duradera, la paz, la libertad, la iluminación. Y no menos que esto; decir que sólo nos permiten paliar neurosis, hacer la existencia más llevadera, hacernos más productivos o algo así es participar en una cortedad de visión, en un reduccionismo propio del materialismo científico. (Cabe notar que en el budismo tántrico la sabiduría y la compasión son consideradas los dos aspectos básicos y complementarios que llevan a la iluminación, los cuales son simbolizados como la cópula de lo masculino y lo femenino. Un simbolismo similar ocurre con la rosa y la cruz de los místicos rosacruces). El filósofo genuino, el que sirve y honra a la Sophia Perennis, no aspira menos que a la totalidad, que a lo absoluto, que a vencer por siempre la muerte y el sufrimiento, que a encontrar lo verdadero intemporal. Este objetivo tan noble parte de una fe basada en la tradición y en los crecientes atisbos que se van generando en su camino de conocimiento. En nuestra época, en la que la fe es considerada un signo de ignorancia y en la que se considera que sólo existe lo que se puede medir (y por lo tanto, la misma existencia de la conciencia se pone en duda), la labor del filósofo enfrenta una profunda crisis existencial, está herida de muerte en tanto que aquello que le da su más alta vida se considera inexistente o imposible.

Podemos ver que la filosofía se encuentra desprestigiada en el hecho de que los maestros orientales budistas o hinduistas y demás que vienen a Occidente conciben el concepto de filosofía como el aspecto meramente intelectual del conocimiento. Desdeñan que se diga que sus disciplinas espirituales son filosofías. Dicen peyorativamente “eso es sólo filosofía”, conocimiento intelectual sin sustancia, habladuría que no se pone en práctica y por lo tanto no tiene valor (lo que Sócrates habría llamado sofistería). Por supuesto no conocen o conocen muy poco la tradición filosófica de los pitagóricos, de los neoplatónicos, de los estoicos, de escuelas místicas como los alquimistas, de los padres de la Iglesia (para quienes la filosofía de Platón y Aristóteles fue fundamental), los místicos cristianos o incluso de algunos filósofos continentales como Nietzsche y Schopenhauer, para quienes la filosofía no podía existir divorciada de una forma de vivir y encarar el mundo. En las tradiciones de la India se hablaba de los panditas y los siddhas o mahasiddhas. Los panditas son grandes eruditos que conocen con maestría los textos; los siddhas son personas cuya característica esencial son los logros de la práctica, son los grandes yoguis que han alcanzado la unión divina que da la sabiduría. Por supuesto, la tradición habla de personas que eran ambos, grandes maestros como Abhinavagupta, Tsongkhapa o Longchenpa, que tenían amplios conocimientos de los textos y de la doctrina pero que a su vez habían alcanzado todo los logros de la práctica, habían comprobado que lo que la doctrina y la tradición sostenían era verdad y con su experiencia revitalizaban la tradición. Los siddhas eran siempre más respetados que los panditas. En Occidente no parece que tengamos actualmente siddhas, tenemos sólo panditas. En algún momento los tuvimos: Pitágoras, Plotino, Paracelso, San Juan de la Cruz, Böhme, Swedenborg y muchos otros. Seguramente es por esto que mientras Occidente coloniza Oriente con su tecnología y economía, de manera más discreta Oriente coloniza Occidente con su “filosofía”. Esto es algo que puede verse, por ejemplo, entre numerosos físicos que han volteado a Oriente para encontrar el sentido que la ciencia no les proveía (Bohm, Schrödinger, Bohr, Heisenberg y otros más).

En Oriente, quizás porque se está más cómodo en la ambigüedad y se sospecha de las definiciones, no existe o no existía una categoría estrictamente correspondiente a la filosofía (tampoco a la ciencia y a la religión). En Oriente se habla sobre todo de una práctica, de un sendero. Los sabios antes que escribir libros son maestros que enseñan con su ejemplo. Las personas que se interesan por el conocimiento (y por lo tanto por la transformación, no la mera información) hacen sadhana, una práctica espiritual diaria. Se les conocía por su sadhana o por su maestro no por ser de una corriente filosófica o de tal religión. Curiosamente esto no está lejos del sentido original de la filosofía que, según Pierre Hadot, es esencialmente un ejercicio espiritual. Esto no es casualidad: el surgimiento de la filosofía en Grecia no fue un fenómeno espontáneo, grandes filósofos como Pitágoras aprendieron los misterios de Egipto y recibieron enseñanzas orientales, conformaron un complejo crisol de influencias y de innovaciones. De aquí el título de su libro Ejercicios espirituales y filosofía antigua, donde dice:

De hecho, estos ejercicios –tal como podemos advertir en el texto de G. Friedmann– corresponden a un cambio de visión del mundo y a una metamorfosis de la personalidad. La palabra “espiritual” permite comprender con mayor facilidad que unos ejercicios como estos son producto no sólo del pensamiento, sino de una totalidad psíquica del individuo que, en especial, revela el auténtico alcance de tales prácticas: gracias a ellas el individuo accede al círculo del espíritu objetivo, lo que significa que vuelve a situarse en la perspectiva del todo (“Eternizarnos al tiempo que nos dejamos atrás”).

[…] La práctica de la filosofía no consistía en producir la teoría de la lógica, eso es la teoría de hablar bien y pensar bien, tampoco en producir la teoría de la física, eso es del cosmos, ni en producir  la teoría de actuar bien –sino que se ocupaba de hablar bien, de pensar bien, de actuar bien y de estar verdaderamente consciente del lugar que uno ocupa en el cosmos.

Terminamos, me parece con justicia poética, con palabras de Manly P. Hall, el filósofo y esoterista canadiense que desdeñó y fue desdeñado por la academia, pero quien con su vida y obra encarnó el espíritu verdadero de la filosofía, una tradición de sabiduría que se mantiene viva gracias a raros esfuerzos, pero que cada vez está más marginada:

En esta era en la que la palabra “filosofía” tiene poco significado si no está acompañada de algún otro término calificativo, el cuerpo de la filosofía ha sido segmentado en innumerables ismos, más o menos antagónicos, los cuales se han esforzado tanto por refutar las falacias de uno o del otro que las cuestiones más sublimes del orden divino y el destino humano han sufrido un deplorable descuido.

Antes de la sabiduría debe llegar la capacidad de la sabiduría. El entendimiento es sólo posible para un organismo que se ha entrenado para entender; y uno no se entrena solamente deseando, suspirando, escuchando. Como un atleta debe entrenarse para tener un alto rendimiento corporal, así también el estudiante de filosofía debe poner sus pensamientos, emociones y acciones bajo una disciplina especializada si es que quiere lograr fuerza filosófica.

Fuente: http://www.pijamasurf.com/2017/05/estamos_presenciando_la_muerte_de_la_filosofia/

Fotografía: Pijamasurf

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África: Academics can’t change the world when they’re distrusted and discredited

África/Mayo del 2017/Noticias/https://theconversation.com/

 

There have been persistent calls for academics and scientists to venture forth from academia’s ivory towers to engage with a wider audience on the critical issues facing society. It’s a reasonable argument. Academics stepping out of their traditional roles to disseminate scientific knowledge can offer great value to public policy debates.

By occupying public forums and social media platforms as public intellectuals and thought leaders, academics can contribute significantly to making the world a better place.

But not all academics want to be public intellectuals and those who do, don’t always have the necessary skills. That can be dealt with through training, encouragement or incentives. But the real challenge for academics in the public sphere is that we’re living in a post-truth world. This describes a world where objective facts – scientific evidence – doesn’t influence public opinion. Instead, appeals to emotion and personal beliefs set the agenda.

Populist movements are on the rise. Their supporters distrust the establishment, elites, authority and official sources – including highly qualified academics. The post-truth world is a post-expert world.

If, as research suggests, people trust their Twitter and Facebook friends more than institutions such as the mainstream media, then experts may have no option but to immerse themselves in popular culture. They will have to engage on social media platforms, building new alliances and finding ways to build trust.

Post-truth politics

Post-truth politics and the mistrust of experts are not new. Some post-colonial African leaders have been described as post-truth strategists, “manipulating the truth, distorting facts and fashioning alternative realities to cover-up their failures, to enrich themselves and stay in power”.

And politicians the world over have always been adept at manipulating popular opinion and discrediting scientific evidence that contradicts their ideological agendas or thwarts their political aspirations.

During his time in office former South African president Thabo Mbeki’s administration snubbed scientific evidence about the treatment of HIV/Aids. This had devastating consequences.

The country’s current president, Jacob Zuma, has also dabbled in post-truth. Zuma has referred to urban black intellectuals as “clever blacks” on many occasions. When questioned in 2014 about corruption and the use of state expenditure for his private residence he said that only “very clever and bright people” were concerned with the issue.

He has effectively driven a schism between rural black voters, where most of his support base lies, and the so–called “clever” urban black elite, many of whom are now calling for his resignation.

So how can academics adapt to a world in which populism trumps truth, perhaps more than ever before?

Social media drives post-truth

Some have argued that experts need to be schooled in the art of persuasive rhetoric. This will allow them to counteract junk science and anti-intellectualism. But there’s really no amount of training in persuasive communication that can prepare academics and scientists for engaging with dissenters on sites like Facebook or Twitter.

And it’s very evident that the internet, especially social media, is the main driver of the post–truth era.

There’s an overwhelming amount of contradictory information on the internet. Many people find it easier to retreat into their social media echo chambers that bolster their pre-existing beliefs and value systems than to engage with new ideas.

Professor Mary Beard, the Cambridge University classicist, is a case in point. She took part in a BBC1 panel programme in 2013 and cited a report that claimed immigration had brought some benefits to the UK. Her statements, based on evidence-based research, unleashed a torrent of sexual taunts and horrific verbal abuse. This illustrates how evidence can clash with individuals’ beliefs and create a severe “backfire effect” that is further amplified in the post-truth digital space.

Dr Stella Nyanzi in Uganda illustrates the severe backlash that academics face when they take on powerful forces. Nyanzi has run afoul of Uganda’s President and First Lady with a series of radical and explicit posts on Facebook. These led to her arrest on charges of cyber harassment under Uganda’s Computer Misuse Act 2011. After four weeks in prison she was finally released on bail. Amnesty International has called for all charges against her to be dropped.

The internet is a democratic space in that it can be accessed by almost anyone. The problem is that for every qualified academic and expert you find online, sharing information based on peer-reviewed, highly scrutinised research, there’s a snake oil salesman, pseudo-scientist, hate-mongerer and conspiracist who wants to spread false, misleading, anti-science information to the masses. And, as Nyanzi’s case illustrates, powerful politicians might prefer those who don’t bring evidence to the table.

How, then, do academics and scientists fight distrust and denigration whilst bringing cutting edge, evidence based research to public policy debates?

Adapt or die?

Rapid advancements in digital technology and communications dictate that the “genie is out of the bottle”. So withdrawing when your research and evidence is attacked online may not really be an option. Just like Nyanzi, Beard chose to escalate her intellectual interaction on Twitter – as many academics are doing. She pushed back at her detractors and has been described as a “troll slayer”.

It’s evident that even academics who’ve been wary of public engagement may not have the luxury of remaining invisible any more. They will have to rethink their traditional roles, functions and develop new ways of being. This may come more naturally as younger researchers – millennials – move into the academy. This generation tends to be more at ease with the cut and thrust of social media than the current crop of “baby boomers”.

Fuente :

https://theconversation.com/academics-cant-change-the-world-when-theyre-distrusted-and-discredited-77420

Fuente imagen:

https://lh3.googleusercontent.com/p5W5MzmTman3umBvoFsVGR1RGSfnMu9QN7OsHy9BWq_P5PLCzTkua1gf1YbMJbNnZd56HNY=s85

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Los científicos redoblan la presión sobre Trump

Por: Leonard Klein y Elizabeth Schulte. Viento Sur. 19/05/2017

Biólogos moleculares, botánicos, investigadores, doctores, informáticos, maestros de escuela pública y científicos de toda clase, junto con cientos de miles de personas más, se manifestaron el pasado 22 de abril para expresar su oposición a un presidente que piensa que el cambio climático es un engaño y está afilando sus tijeras presupuestarias para recortar la financiación pública en materia de protección medioambiental y sanidad. El 22 de abril es el Día de la Tierra, que se celebró por primera vez en 1970, cuando se manifestaron millones de personas, y que dio el pistoletazo de salida a un nuevo movimiento de defensa del medio ambiente.

Con más de 600 manifestaciones en siete continentes, y con cientos de organizaciones profesionales de científicos, grupos ecologistas, sindicatos obreros y entidades sin ánimo de lucro que apoyaron la Marcha por la Ciencia del 22 de abril, los organizadores esperan que esto forme parte de su propia nueva resistencia. Como rezaba una pancarta, “Los océanos ascienden, nosotros también”. Los científicos, una profesión que no destaca por organizar protestas, salieron masivamente a la calle para participar en esta jornada de lucha nacional en apoyo a la ciencia y en respuesta al presupuesto de Trump que cercena la dotación de la Agencia de Protección Medioambiental (EPA) y los Institutos Nacionales de Salud. Beka Economopoulos, del Museo de Historia Natural, declaró a Democracy Now!:

Esto es insólito. Los científicos y las instituciones científicas no suelen luchar por nada. Durante décadas ha habido fuertes debates sobre si la ciencia es política o no. Y es realmente esperanzador ver cómo nace un nuevo movimiento de científicos comprometidos en la esfera pública, que luchan en nombre de la ciencia y de las comunidades que se verán más duramente afectadas por estos ataques a la ciencia.

Nada menos que 100 000 personas participaron en la manifestación de Washington, D.C., algunas disfrazadas de Albert Einstein o del nervioso asistente de laboratorio Beaker, de los Muppets, mientras que otras llevaban batas blancas y gafas protectoras. Muchas portaban carteles que decían “No hay planeta B”, “Esta primavera no será silenciosa”, “Ciencia NO silencio”, “Estoy con ella [la Madre Tierra]”, cuando se juntaron para acudir a la manifestación tan temprano como las 8 de la mañana. En los discursos intervinieron representantes de diversas disciplinas científicas y sectores de la población, inclusive indígenas, inmigrantes, con una gran diversidad racial, étnica y de género. Mustafi Ali, que dimitió del Programa de Justicia Medioambiental de la EPA –un programa fundado por él– en marzo, destacó la importancia de unir las luchas:

Hoy nos alzamos por Standing Rock, para proteger y apoyar culturas que honran a la Madre Tierra y las vidas de nuestra gente. Hoy nos alzamos por Flint. Hoy nos alzamos por Baltimore. Hoy nos alzamos por el este de Chicago, donde los efectos devastadores del plomo tendrán secuelas de salud y económicas de larga duración.

Estuvo allí Mona Hanna-Attisha, la pediatra que descubrió que el agua de Flint estaba envenenando a los niños de la ciudad con plomo, acompañada de Mari Copeny, la “pequeña Miss Flint”, quien ayudó a contar la historia de Flint. Hanna-Attisha dijo:

Hace alrededor de un año, mi investigación demostró que nuestra agua contaminada en Flint estaba inundando de plomo los cuerpos de nuestros niños. Entonces asumí un riesgo. Salí de mi clínica para hablar públicamente en defensa de mis niños. Me atacaron. Pero cuando luchas por los niños, contraatacas. Y alcé la voz y no me bajé del burro, y la ciencia dijo la verdad al poder.

La ciencia no es un dato alternativo. Es hora de que todos y todas contraataquemos a quienes reniegan de la ciencia y la degradan. Copeny, la niña de nueve años de edad, añadió: “Cuando nuestro gobierno no cree en la ciencia, los niños sufren.” Hanna-Attisha declaró: “Es hora de que todas nosotras salgamos de nuestras clínicas, nuestras aulas y nuestros laboratorios. Hemos de hacernos oír en los salones del gobierno.” Aunque el manifiesto de la Marcha por la Ciencia califica a los organizadores y patrocinadores de “apartidistas”, Trump fue decididamente la diana de muchas expresiones airadas desde la tribuna y de las críticas mordaces de muchos carteles. Los manifestantes portaban carteles hechos en casa con frases como “¡Es el medio ambiente, estúpido!”, “Que EE UU vuelva a pensar” y “Alto al calentamiento global, salvemos Mar-a-Lago”. Esta última hacía referencia al hecho de que el club de golf de Palm Beach, Florida, visitado a menudo por Trump, quedará inundado si el nivel del mar asciende de 60 a 180 centímetros de aquí a 2100, como indica el modelo realizado por la Administración Nacional Oceánica y Atmosférica.

Las discusiones entre los participantes sobre si la manifestación era realmente “apartidista” o “apolítica” quedaron reflejadas en los comentarios de varios oradores. Uno de los primeros, Jonathan Foley, director ejecutivo de la Academia de Ciencias de California, dijo que “hay quien dirá que estamos politizando la ciencia, pero no: la defendemos”. Más tarde, sin embargo, Derek Muller, uno de los maestros de ceremonias, declaró que “hay quien dice que no hay que politizar la ciencia. Pero dejadme que os diga algo: la ciencia es intrínsecamente política”. Esta afirmación dejó boquiabierta a buena parte del público, quitando algunas exclamaciones de asentimiento. Pero Muller continuó: “Porque cuando la ciencia descubre toxinas en el agua de boca, hay que hacer política para remediarlo.” Cuando Muller citó unos cuantos ejemplos más que requerían una solución política, la muchedumbre se convenció y comenzó a asentir con más fuerza.

También hay que reconocer que la amenaza para el medio ambiente comenzó mucho antes de Trump. El gobierno de Obama no solo incumplió su promesa de un “New Deal verde”, sino que intensificó la extracción de combustibles fósiles y la construcción de gasoductos y oleoductos. Muchos oradores llamaron a una mayor participación ciudadana en la política y en los movimientos. El investigador de salud pública Kellan Baker retó al público y a sus colegas científicos:

El poeta Dante escribió que los lugares más calientes del infierno están reservados para quienes permanecen neutrales en tiempos de crisis moral. No podemos pretender estar por encima de la refriega. La ciencia es objetiva, pero no neutral. Como científicos, como seres humanos, nuestro mandato es claro: todos y cada uno de nosotros hemos de defender lo que sabemos que es cierto. Y estar unidos cuando trabajamos para crear un futuro en que todos podamos prosperar.

Washington ha sido escenario de un gran número de manifestaciones desde el mes de noviembre, y cada vez más personas encuentran vías de oponerse a Trump y construir las redes que necesitaremos para generar una resistencia sólida y sostenida. Buena parte de las manifestantes llevaban sus gorras rosas de la Marcha de Mujeres, pero para otros la Marcha por la Ciencia fue su primera experiencia en el activismo. Dada la amplitud de los ataques de Trump y la enérgica respuesta de muchas de estas nuevas activistas, tanto en torno a la ciencia como en los aeropuertos, la línea de frente está realmente por todas partes. Las Marchas de los Pueblos por el Clima del 29 de abril y las acciones del Primero de Mayo son las próximas ocasiones para mostrar nuestra solidaridad en las calles y unirnos a otras personas que tratan de construir la resistencia a los ataques de Trump.

El espíritu de la Marcha por la Ciencia de Washington se replicó en ciudades de todo el país el 22 de abril, en grandes y pequeñas manifestaciones.

En Chicago, más de 40 000 personas participaron en la Marcha por la Ciencia, muchas más que las que nadie había previsto, con oleadas de gente saliendo del metro y enfilando hacia Columbus Drive. Para muchas personas fue probablemente la primera o segunda manifestación en que participaban. Los carteles iban de lo gracioso –“Sin ciencia no hay cerveza”– a lo rebelde –“Más ecuaciones, menos invasiones”–. Muchos manifestantes también portaban carteles de apoyo a la investigación científica controvertida, como “Las células madre me han salvado la vida”. Algunos establecían conexiones directas con la política de inmigración de Trump, mostrando nombres y fotografías de científicos inmigrantes como Einstein y Nikola Tesla. Un joven manifestante llevaba un cartel que decía “Todos mis científicos favoritos son socialistas”.

Después de los discursos, la gente estuvo manifestándose durante una hora por la calle en una atmósfera de celebración de la ciencia y de protesta contra las políticas destructivas del gobierno de Trump. La marcha llegó al “campus museo” de la ciudad, al sureste del centro, donde los activistas, entidades sin ánimo de lucro, departamentos científicos académicos y organizaciones que promueven la implicación del público en la ciencia organizaron mesas redondas para discutir ideas y realizar demostraciones.

En Nueva York, miles de personas salieron a la calle para manifestarse por la ciencia; el cortejo se extendió a lo largo de diez manzanas en la avenida Central Park West. Estudiantes de medicina codo a codo con médicos, científicos y otros que trabajan en el campo de la ciencia, acompañados de familias enteras, inclusive muchas personas que jamás habían estado antes en una manifestación. “Queremos transmitir el mensaje de que los estadounidenses nos preocupamos por la ciencia, nos preocupamos por este mundo y que realmente necesitamos la ciencia para que nos ayude a prosperar”, declaró el científico Dawn Cohen a CBS New York. Algunos manifestantes gritaban: “Dinero para la ciencia y la educación, no para bombas ni deportaciones”, “Oye, Trump, te conocemos, tú no pasas una revisión colegiada” y “Oye, Trump, ¿has oído? No puedes silenciar a todo el mundo”.

Más de 20 000 personas se manifestaron en Seattle por el centro de la ciudad, desde Capitol Hill hasta Seattle Center, en defensa de la ciencia. Gente de todas las edades, incluidas muchas familias con niños, acudieron al acto. Aparte del tema central de defensa de la ciencia, muchos manifestantes querían protestar contra todas las políticas de Trump con miles de carteles caseros que decían cosas como “Resistamos a Trump: empleos verdes”, “¿Tienes viruela? Yo tampoco”, “Nací con el corazón partido. La ciencia me salvó” y “Dump Trump” [“Echemos a Trump”].

En San Diego, unas 15 000 personas se manifestaron desde el Civic Center hasta la City Hall. Entre los oradores figuró el climatólogo Ralph Keeling, quien calificó el aumento de la temperatura planetaria de cuestión de seguridad nacional. Algunos manifestantes destacaron el ataque del gobierno Trump a todos nosotros, gritando “No a la prohibición, no al odio, los inmigrantes engrandecen la ciencia”. Las loas a la ciencia, la educación y el medio ambiente tienen una relevancia tanto local como global. El distrito escolar unificado de San Diego acaba de anunciar una nueva tanda de despidos, entre ellos los de docenas de bibliotecarios y asistentes de salud mental. Al mismo tiempo, las instalaciones vetustas y las deficiencias del abastecimiento de agua han hecho que en numerosas escuelas de todo el condado se detectara la presencia de contaminación por plomo en los análisis del año pasado.

En Austin, Texas, numerosos habitantes de la capital del Estado y de los alrededores se concentraron junto al Capitolio para expresar su apoyo a la ciencia; la policía calculó que eran unos 10 000 manifestantes. El día comenzó con sendas charlas impartidas en varios lugares a las 9 de la mañana, seguidas de una concentración a las 11. El apoyo a la ciencia por parte de la muchedumbre se puso de manifiesto en algunos de los carteles más creativos: “No hay planeta B”, “Vine por el π” y “Toda vida es materia”/1. A mediodía, la muchedumbre recorrió el largo trecho hasta la Universidad de Huston-Tillotson para unirse a la celebración anual del Día de la Tierra.

En Rochester, Nueva York, más de 1 500 personas se manifestaron por la ciencia, no solo en oposición a Trump, sino también para celebrar el Día de la Tierra y su querencia por la ciencia y la diversidad. En los carteles se leía, entre otras cosas, “Volved a enfriar la Tierra”/2 y “La ciencia no son datos alternativos”. Un estudiante de bioquímica del Instituto de Tecnología de Rochester dijo que “todo el mundo debería tener acceso a la ciencia”. Una participante vio la conexión entre las amenazas de Trump a la ciencia y sus ataques más amplios a la inmigración: “Si cierras la puerta a culturas foráneas, das la espalda a la ciencia. Necesitamos el cuadro completo.”

Una profesora de ciencia de enseñanza media expresó su preocupación por sus estudiantes y por la educación científica en general. Según comentó, la negación por parte de Trump de la ciencia del cambio climático “dificulta a los estudiantes el acceso al conocimiento de base científica”. La manifestación concluyó con una marcha a la Science Expo de Rochester, que los organizadores previeron como colofón para destacar la investigación científica. Oradores de universidades locales y de centros de investigación científica hablaron de su labor, y unos expositores dirigidos a la población más joven mostraba datos curiosos de la ciencia y ofrecía demostraciones interactivas.

En Olympia, Washington, unas 5 000 personas se manifestaron por la ciencia a las puertas del Capitolio y después desfilaron hasta el Heritage Park, acompañados de una banda informal de músicos de la llamada “Olympia Arkestry”, que para la ocasión levaban batas blancas. Sharon Versteeg dijo que participó en varias manifestaciones contra la guerra de Vietnam en la década de 1960 y que de nuevo se sentía motivada para protestar desde las elecciones de noviembre. “Todo lo que está ocurriendo en estos días está acabando con aquello por lo que hemos trabajado durante años”, dijo Versteeg, “y me gustaría ahora armarme de valor para que en estos próximos cuatro años no perdamos demasiadas cosas.” Jhana Chinamasta habló de esperanza en el futuro. “Confío mucho en que otros ciudadanos que están desamparados y desesperados puedan dejar de sentirse así”, dijo. “No tenemos nada que perder. Podríamos ser positivos y salir a la calle y hacer algo, porque esto se propaga, es contagioso. La esperanza crea esperanza.”

 En Columbus, Ohio, unas 4 000 personas se reunieron ante la sede del parlamento para manifestarse el 22 de abril. Secciones enteras de departamentos de la Universidad Pública de Ohio y de facultades y academias próximas se habían organizado para acudir. La gran asistencia al acto –una de las más numerosas en Columbus desde las protestas contra la legislación antisindical del gobernador John Kasich en 2011– da continuidad a una tendencia iniciada con la elección de Trump, por la que cada vez más personas que todavía no son activistas se movilizan para unirse a la resistencia a los planes del gobierno. Los asistentes a la marcha representaban una amplia gama de ideas políticas, y entre los oradores hubo algunos que dijeron que querían evitar la política, aunque entre los manifestantes hubo cánticos que decían “El cambio climático es una guerra. De los ricos contra los pobres” y “¡O-H-I-O! ¡Scott Pruitt tiene que largarse!”

Alrededor de 1 000 personas participaron en la Marcha por la Ciencia en la Universidad de California-Berkeley, concentradas en la plaza de Sproul Hall. Por el altavoz sonó el discurso de Mario Savio de 1964, “Cuerpo y alma para parar la máquina”. Después, los manifestantes cruzaron el campus hasta el Civic Center Park, que apenas una semana antes había sido ocupado por nacionalistas blancos con una pancarta que decía “A favor de EE UU, orgullosos, fuertes y sin miedo en Berkeley”. Los oradores relacionaron esta lucha con otras, incluida la batalla de los estudiantes graduados para sindicarse. Entre las consignas más coreadas cabe citar “Financiar la ciencia, no la guerra”. En los carteles se leía “El pensamiento crítico es crucial”, “Financiar la ciencia, no murallas” y “Apoyo a la ciencia y a los refugiados”.

En Amherst, Massachusetts, alrededor de 1 000 personas se manifestaron por la mañana hasta el Town Commons, donde se había organizado una feria sobre el tema del Día de la Tierra. La feria atrajo a unas 4 000 personas a lo largo del día e incluyó un seminario sobre “La crisis ecológica capitalista y cómo combatirla”.

Este artículo se ha elaborado con las contribuciones de Timothy Adams, Brian Bean, Cindy Beringer, JC Boyle, Brian Huseby, Steve Leigh, Kate Nadel, Luke Pickrell, Zakary Skinner, Laura Snedeker y Natalia Tylim.

Fuente: http://vientosur.info/spip.php?article12551

Fotografía: viento sur

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Skill Education In the face of challenges

Asia/India/Mayo del 2017/Noticias/

http://www.thehindu.com/education/

One essential skill you will need the most in constantly changing times is problem solving

Sachin Kale, engineer/MBA/lawyer from Chattisgarh quit his corporate job to revive his grandfather’s 25-acre farmland. At Medhpar, his village, he worked hard and created a model farm that made profit all year round. He wanted other farmers too to make farming profitable. He launched Innovative Agrilife Solutions which persuaded buyers to extend credit/tools/methods for farming, and asked farmers in turn to produce crops suggested by the buyer for an agreed-to minimum selling price. The buyer lifts entire crops at this price; even if the market price is lower, the farmer gets a share of the profit when prices go high — a win-win for both buyers and farmers. Sachin’s company has so far, helped 137 farmers make profits.

Start early

Bengaluru-based Elan talks of how Whitefield Rising volunteers fixed an abandoned park discovered by Nellurahalli residents, and restored the Kundalahalli Lake by building a sewage-treatment plant through a joint citizen-government-corporate plan.

We are called to solve problems every day, as we complete college courses, upgrade industry skills and apply for jobs. We have seen the tragic consequences of our inability to cope — youngsters decide to take their life over problems that look eminently solvable. After Arjun Bharadwaj, an engineering student, jumped off a Taj Land’s End hotel room, Humans of Bombay shared the story of comedian Anmol Sanchar, who said, “I hit rock bottom (with depression) and got out of it. Hold on a bit longer … there will be one day when you will be happy again…”

“Problem-solving skills play an important role for a well-rounded education, as there is a gap between what is learnt in school and what is performed as jobs,” says Nishchal Shukla, Associate VP-Assessments, Educational Initiatives. He points out how, the World Economic Forum’s latest annual Human Capital Index estimates that children will face job types that don’t exist today. In this context, problem-solving skills become important — to understand the problem, plan how to solve it, integrate different concepts relevant to solve the problem, arrive at an answer, and execute the plan. “The problems may or may not be related to students, but a good problem-solving task is one that involves an unfamiliar situation,” adds Shukla.

Employers look for people who recognise what needs to be done, come up with creative and effective solutions and take action. Shouldn’t the knack of analysing a problem, mapping out possibilities and arriving at workable solutions be nurtured in schools and colleges as a valuable life-skill?

Whether maths or engineering, problem-solving is necessary to apply what is learned in school to situations outside. We need human skills to find solutions to social and humanitarian problems. By presenting students with problems and asking them to solve them, teachers can ensure that students are prepared for these challenges. Educationists suggest brainstorming, problem-solving games where the teacher can invite students to drop a written problem in a box, and the class finds solutions to them. In turn, this will help students to solve moral dilemmas. Break the problem down to different stages, re-phrase questions you are dealing with. For example, if your problem is finding funds, instead of saying, “I can’t start this project, I don’t have the money”, ask, “How can I start the project without money?” Wait for the brain to fire-off solutions.

“Don’t look for a great idea, look for a good problem,” said Greg Satell, author, Mapping Innovation, citing solutions such as Birdseye’s fish-freezing, Schwab’s flat commissions and Jobs’ iPad which catapulted their respective firms’ fortunes.

As Ken Watanbe says, “My aim is to help people make problem-solving into a habit, one that empowers them to solve not only their own problems, but the challenges of their schools, businesses, communities — and maybe even the world.”

Fuente:

http://www.thehindu.com/education/in-the-face-of-challenges/article18399950.ece

Fuente Imagen:

https://lh3.googleusercontent.com/xglyWbpIIl4ylsJBrEYwnYAIZAEmwnmTviypq8B6ccKPbPYt-1ClMqmr_ACYeo0Q-yk_Vg=s85

 

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EEUU: Los partidarios de las escuelas charter ganaron su primera mayoría de la Junta Escolar en L.A.

América del Norte/EEUU/hoylosangeles.com

El Distrito Escolar Unificado de Los Ángeles (LAUSD) sufrió un dramático cambio político en la noche del martes, con la elección más cara para la Junta Escolar en la historia del país.

La elección fue una guerra representada entre los ricos defensores de escuelas charter y los sindicatos de empleados públicos. Los partidarios de las charter aseguraron su primera mayoría en la Junta de Educación de Los Ángeles, un movimiento que podría acelerar la ya rápida expansión de esas escuelas en toda la ciudad.

El día de la elección puso fin a una campaña de más de $14 millones de dólares, impulsada por el gasto externo. Las últimas cifras demuestran que los partidarios de las charter gastaron más que sus oponentes sindicales. Pero el gasto de los gremios, principalmente bajo la bandera de United Teachers Los Angeles (UTLA), también alcanzó los millones de dólares.

El actual presidente de la Junta Escolar, Steve Zimmer, aceptó su fracaso y se dirigió a una multitud de partidarios diciendo que su derrota contra el candidato Nick Melvoin era “devastadora»; además, juró nunca volver a presentarse por la presidencia. En una muestra de cuán profundamente polarizadas han sido estas elecciones y de lo difícil que será forjar un consenso en las semanas y meses venideros, Zimmer afirmó que no llamaría a Melvoin.

«Puedo haber perdido una elección … pero mi alma está intacta», aseguró. De los partidarios de su oponente, agregó sombríamente: «Ellos saben lo que hicieron».

La candidata Kelly Gonez, de 28 años quien recibe apoyo de las charter, y se opuso a Imelda Padilla, de 29 años y con el respaldo de los gremios, participó en la carrera para ocupar un puesto vacante en el Distrito 6. El distrito abarca el este del Valle. Ambas candidatas buscaban reemplazar a Mónica Ratliff, quien no se postuló para su reelección. Poco después de la medianoche, Gonez declaró la victoria.

En el Distrito 4, donde Zimmer se enfrentó al desafío de Melvoin, los defensores de las charter gastaron millones de dólares para derrocar al titular. El distrito se extiende desde el lado oeste de la ciudad hasta el oeste del Valle de San Fernando.

El nivel récord de dinero en efectivo contribuyó a las intensas campañas, en las que ambas partes trataron de sembrar la división entre los padres cuyos hijos asisten a las escuelas públicas, los maestros y los defensores.

Para los residentes que no son devotos seguidores de las políticas del distrito escolar, discernir con precisión quiénes eran los candidatos fue difícil. Grupos externos financiados por defensores de las charter pintaron a Zimmer como un enemigo de estas instituciones. Los publicistas anti-Zimmer lo caracterizaron como un militante feliz con las armas de fuego, un protector de los pedófilos y el cerebro de la debacle de la campaña iPads para todos del distrito escolar.

Por su parte, los grupos financiados por los sindicatos de empleados públicos trataron de vincular a Melvoin, de 31 años, con la secretaria de Educación Betsy DeVos y el presidente Trump, ambos extremadamente impopulares en Los Ángeles.

Ninguna de estas representaciones eran exactas. Zimmer votó muchas veces para aprobar nuevas escuelas charter y Melvoin es un demócrata que ha sido crítico de las políticas educativas de la administración Trump.

A veces, incluso los candidatos parecían frustrados por el gasto y su incapacidad para controlar los mensajes de los grupos externos. En medio de las acusaciones y reconvenciones, a veces quedaron reducidos a caricaturas de sí mismos.

Los niveles históricamente altos de gastos de campaña se deben en parte al hecho de que Los Ángeles es el sistema escolar más grande del país con una Junta de Educación elegida por voto popular. El gasto político parece aumentar con cada elección; tanto el sindicato de maestros como los partidarios de las charter también están bien arraigados en L.A. y tienen bolsillos fuertes. Ambos lados jugaron duro para ganar, conscientes de las apuestas reales y simbólicas.

«UTLA es probablemente uno de los tres sindicatos de maestros más visibles y prominentes en el país», expuso Frederick M. Hess, director de estudios de política educativa del American Enterprise Institute, un grupo de reflexión conservador. «Y han elegido hacer de esto una pelea visible. Obviamente, hay una concentración fuerte de partidarios prominentes  y progresistas de las escuelas charter en el área más grande de L.A., ellos ven esto como una diferencia en su propio territorio».

El LAUSD tiene más escuelas charter  y más estudiantes en ellas que cualquier otro sistema escolar, pero estos todavía representan sólo alrededor del 16% de la matrícula general. Una línea divisoria clara en la campaña fue la medida en que el LAUSD estaría dispuesto a autorizar escuelas charter adicionales, que reciben la mayor parte de su financiamiento del estado pero son administradas de forma privada.

En este tema, los votantes del Distrito 4 tuvieron una clara elección. Zimmer dijo que preferiría limitar la expansión de las charter, cuanto fuese posible, a aquellas que aportan verdadera innovación. Además, afirmó que el distrito debía concentrarse en asegurar que las charter existentes y las escuelas administradas por el distrito ofrezcan programas de alta calidad.

En cambio, Melvoin aseguró que no limitaría el crecimiento de las charter, sino que el tema dependería de la elección de los padres, mientras que también haría todo lo posible para que las escuelas públicas tradicionales fueran una opción viable.

Los partidarios de las charter consideran que hay mucho espacio para crecer y sostienen que las minorías de bajos ingresos en las escuelas con bajos puntajes deberían tener más opciones.

Esta y otras diferencias relevantes entre Zimmer y Melvoin con frecuencia fueron oscurecidas por la exagerada retórica de la campaña.

Los sindicatos gastaron más de $2.5 millones en nombre de Zimmer. El apoyo provino de grupos laborales en todo el condado, y los sindicatos de maestros fueron quienes más gastaron. UTLA fue el sostén de esta campaña, ayudado por la Asociación Nacional de Educación, la Federación Americana de Maestros, la Asociación de Maestros de California y la Federación de Maestros de California.

La campaña de Melvoin fue impulsada por más de $5.69 millones, provenientes de los defensores de las charter.

El gasto en el Distrito 6 fue más parejo. El gasto externo en favor de Imelda Padilla superó los $2.34 millones de dólares. Para Gonez, con el respaldo de las charter, fue de más de $3.3 millones.

El Director Ejecutivo de Netflix, Reed Hastings, un antiguo patrocinador de escuelas charter, fue particularmente activo y donó alrededor de $5 millones desde septiembre pasado a la Asociación de Defensores de Escuelas Charter de California, que coordinaron gran parte del gasto pro-charter. Hastings es demócrata y representa a la porción de ese partido que respalda estas escuelas.

Otros grandes donantes del lado pro-charter fueron nombres familiares en los círculos republicanos, así como causas conservadoras y antisindicales. Estos respaldos tienen una amplia coincidencia ideológica con la administración de Trump y con DeVos.

Por esa razón, los anuncios con ataques emitidos por los sindicatos intentaron vincular a Melvoin con Trump y DeVos, y afirmaban que era su títere, aunque los aliados del candidato gastaron mucho dinero para recordar a los votantes sus credenciales demócratas. También intentaron hacer que el público creyera que Zimmer, un demócrata liberal, con simpatía sindical, era realmente un confederado de Trump.

El enfrentamiento de Zimmer vs. Melvoin encarnó diferencias reales, en parte porque un contrincante, hablando de la necesidad de cambio, se enfrentó a un titular centrado en el progreso y la necesidad de estabilidad.

Gonez y Padilla, por otra parte, eran ambas recién llegadas y luchaban por una banca que quedó disponible cuando la actual funcionaria, Monica Ratliff, decidió no postularse para la reelección. Ambas tuvieron mensajes similares y expresaron su apoyo a todo tipo de escuelas y sindicatos de empleados.

La victoria de los defensores de las charter podría poner en duda la seguridad laboral de la superintendente de las escuelas de L.A., Michelle King, quien asumió el cargo hace 14 meses. Las nuevas Juntas frecuentemente buscan elegir un nuevo liderazgo porque su trabajo máximo es seleccionar y evaluar al superintendente.

Uno de los objetivos clave de King es aumentar la matrícula para enfrentar la crisis presupuestaria que se avecina, lo cual significa competir contra las escuelas charter para inscribir estudiantes. Para ello, planea lanzar un sistema de inscripción en línea, que ayudaría a los padres a descubrir, encontrar y solicitar programas variados dentro el LAUSD. En la actualidad no hay planes para incluir a las charter en ese sistema «unificado».

Tampoco está claro que las charter quieran ser parte de ello, pero sí desean obtener un acceso más rápido y más completo a los campus de propiedad del distrito. Sumado a ello, les gustaría una mayor proporción de bonos para construcción de escuelas, que están bajo el control del LAUSD.

Con cualquiera que se alineen, los ganadores de los escaños de la Junta se enfrentarán a un océano de desafíos, incluyendo el crecimiento aparentemente inevitable de las charter y la tensión que eso ejerce en el presupuesto del distrito y en su capacidad de atender a los estudiantes en sus propias escuelas.

Fuente: http://www.hoylosangeles.com/latimesespanol/hoyla-lat-los-partidarios-de-las-escuelas-charter-ganaron-su-primera-mayoria-de-la-junta-escolar-en-l-a-20170517-story.html

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La lección sobre el bullying de un profesor con un billete de 50 euros

Carlos Llaca, maestro de cuarto de Primaria de Gijón, sorprende a sus alumnos con una genial reflexión para alejarlos de la violencia y el acoso escolar

Europa/España/DiarioVasco

En su clase tienen una regla de oro que todos deben respetar. Sin excepciones posibles. Está escrita en su pizarra y hacen referencia a ella con frecuencia: «Trata a los demás como te gustaría que te tratasen a ti», reza la frase. En la clase de Carlos Llaca, profesor de cuarto de Primaria del colegio Montedeva de Gijón, se trabaja a conciencia las emociones, el diálogo y la educación en valores. Ahora el docente ha saltado a la palestra informativa y triunfa en las redes sociales por la peculiar forma en la que trata de concienciar a sus alumnos sobre la violencia y el acoso escolar, una de las grandes asignaturas pendientes de las aulas y centros educativos españoles. ¿Su última ocurrencia? Hacerles reflexionar sobre el bullying usando un billete de 50 euros. «La idea original no es mía, la vi y decidí usarla en clase», cuenta Llaca. «Me gusta buscar continuamente fórmulas, ejercicios, juegos o iniciativas que fomenten el diálogo y el respeto entre ellos», matiza. «A día de hoy creo que nos falta diálogo y habilidades sociales para resolver conflictos y eso es precisamente lo que intento trabajar en clase para que en el futuro mis alumnos apuesten por la convivencia».

El ejercicio lo puso en práctica la semana pasada coincidiendo con la celebración del Día del Acoso Escolar. Quería hacerles ver que todos y cada uno de ellos -sus alumnos tienen 9 y 10 años- valen mucho y que nunca debían permitir que nadie dijera lo contrario. Y para que grabaran a fuego la lección usó el billete en un ejercicio tan fácil como efectivo para los estudiantes. «Les mostré el billete y les pregunté si lo querían», cuenta. Obviamente todos respondieron al unísono que sí, como era de esperar. Acto seguido y para el asombro de los niños, el docente arrugó los 50 euros, los tiró al suelo, los pisó y les advirtió entonces que el billete era inútil, que no valía nada y que daba pena verlo. «Estaban asombrados, desconcertados», reconoce. Entonces volvió a preguntarles si seguían queriéndolo. La respuesta, de nuevo, fue afirmativa: «Entonces les expliqué que ese billete era cada uno de ellos. Y que cuando les insultan, menosprecian o les tratan mal, nunca pierden lo que de verdad valen, al igual que el billete sigue valiendo 50 euros», explica el profesor tal y como él mismo indicó en su perfil de Instagram donde compartió la genial lección con foto incluida del billete.

Mensajes positivos y diálogo

Aunque en esta ocasión se sorprendieron, lo cierto es que los alumnos de Llaca están acostumbrados a que su profesor tire de originalidad para resolver conflictos y fomentar el respeto en clase. Siempre usan los últimos minutos de recreo para solventar disputas entre compañeros y ahora utilizan un tarro donde introducen a lo largo de la semana mensajes positivos para mejorar las relaciones entre los alumnos. A final de semana los sacan, los leen y cada uno puede llevarse el suyo. El docente mantiene que tan importante es «enseñarles las materias de clase como a ser mejores personas; inculcándoles esa necesidad de diálogo y de transmitirles valores», insiste. «Busco potenciar el diálogo y la compresión entre ellos. No se trata de forzar amistades pero sí de que exista cordialidad y respeto entre todos».

El número de casos de acoso escolar registrados en Euskadi en el curso 2015-16 se ha duplicado respecto al periodo anterior, hasta las 121 situaciones confirmadas, un 25% del total de las analizadas, de las cuales el 23% se ha registrado en Internet y en las redes sociales. Y no es necesariamente una lacra exclusiva de la enseñanza secundaria. También ocurre en los cursos de Primaria donde niños de apenas 7 años se convierten en víctimas. Por ello, a juicio del docente, cuanto antes se trabaje en la prevención, a edades cada vez más tempranas, más efectiva será la batalla contra el bullying. Ante este preocupante panorama en las redes sociales se aplauden todas las iniciativas de centros o de docentes que colaboren para atajar la violencia y el acoso en las aulas. La última que está arrasando es la de este profesor asturiano que lleva el diálogo y el respeto por bandera.

Fuente: http://www.diariovasco.com/sociedad/educacion/201705/16/leccion-sobre-bullying-profesor-20170516173629.html

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Estudio establece normas para el uso de datos educativos

Observatorio ITESM

A medida que se almacenan cantidades enormes de datos educativos y se puede rastrear la información del estudiante desde preescolar hasta la universidad, la preocupación sobre el uso indebido de la información está creciendo.

Según un nuevo informe de la National Academy of Education, si información delicada, como problemas de conducta o resultados de exámenes, no se maneja adecuadamente, los estudiantes podrían enfrentar tener oportunidades de desarrollo limitadas en el futuro.

Para responder a estas cuestiones, los investigadores deben trabajar para informar a padres de familia y estudiantes de la importancia que tienen sus datos para la investigación de alta calidad, que a su vez proporciona evidencia para integrar políticas que aseguren que los estudiantes reciban una buena educación.

El estudio proporciona un marco útil para informar sobre un proyecto de investigación a las partes afectadas:

  • Recolección: ¿Qué datos se recolectarán, por quién y sobre quién?
  • Uso: ¿Cómo se utilizarán los datos? ¿Cuál es el propósito de la investigación?
  • Protección: ¿Cuáles son las protecciones de seguridad para los datos y cómo se restringirá el acceso?
  • Distribución: ¿Cómo y con quién se compartirán los resultados? ¿Se compartirán los datos para otros fines?

Además, los investigadores deben saber:

  • Cómo usar y proteger los datos
  • Leyes y políticas actuales que rigen la privacidad
  • Preocupaciones sobre la privacidad de los estudiantes, padres y afectados
  • Cómo abordar los problemas de privacidad
  • Cómo comunicar los beneficios de la investigación
  • Lo que no saben, para que puedan pedir ayuda

Utilizando estas herramientas, los expertos pueden obtener datos de calidad con el objetivo de mejorar la enseñanza y el aprendizaje, al tiempo que se garantiza que se aborden los problemas de privacidad.

Fuente: https://observatorio.itesm.mx/edu-news/innovacion-educativa/normas-datos-educacion

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